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Tema: LA INTIMIDAD CON DIOS RENOVADA A LA LUZ DEL


NUEVO PACTO.

Hay conceptos que son primarios y fundamentales para poder entender lo


que viene. Si podemos reformarlos va a cambiar mucho nuestra calidad de
vida y la dinámica como iglesia y como cuerpo. UNO DE ESOS CONCEPTOS
ES NUESTRA INTIMIDAD CON DIOS.

Seguramente los que tienen varios años en el evangelio han sido influidos
por un concepto de lo que es la intimidad con Dios, de lo que significa y de
cómo debe ser. Sin decir si está bien ni mal, estamos reviendo este tema
con respeto, porque no hay otra manera de reformar si no es sacando a luz
pensamientos y conceptos a través del entendimiento.

Por ejemplo, si nuestro concepto de intimidad fue bastante


veterotestamentario, como muchas veces nos dijeron, que tenía que ver con
estar la mayor cantidad de horas orando en la habitación, eso nos va a llevar
a un determinado nivel de lo que es el conocimiento de Dios.

Si nuestro concepto de intimidad tiene que ver con la cantidad de horas que
pasamos solos con Dios orando, va a suceder que el día o la mañana que no
oramos de esa manera, que no apartamos ese tiempo, nos vamos a sentir
las personas más culpables del mundo. Y vamos a decir: “No, hoy estoy débil
en mi intimidad con Dios” o “Hoy no puedo dirigir la alabanza, porque esta
semana no oré lo suficiente”.

Entonces había toda una culpabilidad y en vez de ser un deleite la intimidad


con Dios, era una tortura, porque si no era de esa manera, parecía que no
teníamos intimidad. Si ese día no podíamos orar de la manera tradicional,
no habíamos tenido intimidad. Entonces ya no se podía hacer nada, algo
totalmente legalista y extremo que generaba culpa.

Este concepto, veterotestamentario, sirvió para un momento y edificó


mucho, porque cuando uno recién conoce a Dios se va aferrando y lo va
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haciendo de la manera que puede. Pero a medida que vamos creciendo y


madurando tenemos que estar abiertos para que nuestro entendimiento sea
ampliado.

Y el concepto de intimidad necesita ser reformado porque SÍ o SÍ,


necesitamos un criterio más ampliado para poder crecer. Si no podemos
crecer en esto, nada de lo que hagamos va a tener mucho sentido.

Necesitamos que esto sea fortalecido en nosotros. Quizá hay personas que
están viviendo con esta visión antigua, que se sienten culpables, o que su
intimidad o vínculo con Dios no es tan fuerte, no es tan firme.

Entonces vamos a tratar de romper el velo para que podamos avanzar con
todo, podamos crecer en nuestro vínculo con Dios, podamos dejar que Cristo
sea formado plenamente en nosotros y podamos vivir un año pleno de
reforma en todas las cosas.

Pero si esto no sucede, siempre va a haber trabas en nuestra vida. Si el


concepto de intimidad no es reformado, no es ampliado, expandido, y Cristo
no es revelado, nada de lo otro va a valer la pena.

Esto es básico y fundamental. La intimidad no es un concepto que se pude


enseñar teóricamente. No podemos decir: “Hay cuatro pasos para una
intimidad efectiva en la vida de un creyente”; sería una hipocresía. Puede
haber pautas, pero esto es algo personal, es algo experimental. Lo único que
podemos hacer hoy es tirar conceptos que ayuden a que esto crezca, se
fortalezca y a que nuestra vida pueda ser vivida en Cristo, no de manera
culposa, sino libre, de manera sabia.

UNO DE LOS CONCEPTOS PRIORITARIOS QUE DEBEMOS REVER ES


NUESTRA INTIMIDAD CON DIOS

Entonces, ¿cómo debe ser nuestra intimidad con Dios hoy, desde este Nuevo
Pacto maravilloso que estamos viviendo, de gracia, de favor, de un Cristo
resucitado, de un Cristo que habita y que ya está en nosotros?
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El desafío de hoy es que nos sea revelada la intimidad con el Padre desde el
Nuevo Pacto, y esa es la reforma que vamos a ver.

Las palabras intimidad o relación con Dios no se mencionan en la Biblia de


manera explícita, al menos no como nosotros hacemos alusión a ellas,
aunque hay algunas traducciones que pueden nombrar estas palabras.

En el Antiguo Pacto, la Biblia insta a buscar a Dios: “Te buscaré”, “Mi alma
te busca”. En el Nuevo Pacto ya no se habla de buscar a Dios; la Biblia insta
a buscar su reino y su justicia. Son dos cuestiones diferentes.

La intimidad con Dios es un concepto mucho más amplio que lo que


entendemos. Veamos cómo entendía Jesús este concepto. JUAN 15:1-9
(NVI) - "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en
mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé
más fruto todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he
comunicado. Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como
ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer
en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. Yo
soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él,
dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. El que
no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se
recogen, se arrojan al fuego y se queman. Si permanecen en mí y mis
palabras permanecen en ustedes, lo que quieran pedir se les concederá. Mi
Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que
son mis discípulos. Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he
amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.”

Todo el capítulo 15 habla de permanecer en su amor; en Cristo. Habla de


PERMANENCIA. Ese es el punto, o sea que ya estamos limpiados por la
palabra.

Hay una versión de la Biblia que tiene las palabras justas, exactas del
original. Donde Jesús dice: “Yo soy la vid”, en realidad lo que dice es: “Yo soy
el auténtico vino y ustedes son las ramas. Yo los elegí para que vayan y
produzcan vino y este vino permanezca”. Esas son las palabras originales de
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Jesús, que de esa misma esencia que Él tiene, produzcamos vino, y este vino
permanezca.

DOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES PARA GRABAR EN NUESTRO ESPÍRITU


A LA HORA DE ENTENDER NUESTRA INTIMIDAD CON DIOS:

1- EN EL NUEVO PACTO NO NECESITAMOS ACERCARNOS A DIOS, SINO


PERMANECER EN ÉL.

COLOSENSES 2:2-3 (NVI) - Quiero que lo sepan para que cobren ánimo,
permanezcan unidos por amor, y tengan toda la riqueza que proviene de la
convicción y del entendimiento. Así conocerán el misterio de Dios, es decir,
a Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del
conocimiento.

Según este pasaje, la manera de conocer a Cristo, de intimar con Él, es a


través de la unidad por amor y a través de la convicción y del entendimiento.
No está hablando de orar las 24 horas del día, que lo incluye, pero no es
solamente eso.

SI HOY ENTENDEMOS QUE LA PLENITUD DE CRISTO HABITA EN NOSOTROS,


NUESTRA ÚNICA FUNCIÓN EN EL NUEVO PACTO ES PERMANECER. ESTE ES
EL MAYOR DESAFÍO QUE TENEMOS.

NECESITAMOS PERMANECER EN DIOS.

2- EN EL NUEVO PACTO, BUSCAR A DIOS SIGNIFICA ENCONTRAR A CRISTO.

COLOSENSES 2:8-10 (NVI) - Cuídense de que nadie los cautive con la vana y
engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas, la que va de acuerdo con
los principios de este mundo y no conforme a Cristo. Toda la plenitud de la
divinidad habita en forma corporal en Cristo.

Toda la divinidad del Padre está en nosotros. ¿Qué más podemos pedir?
Pedir más sería una soberbia incalculable, es como decir: “Señor, lo que tú
eres como Dios, como Padre, no alcanza, necesito más”.
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SI TODA LA PLENITUD DE CRISTO YA HABITA EN NOSOTROS, NUESTROS


TIEMPOS DE INTIMIDAD CON DIOS NO PUEDEN SER PARA OTRA COSA QUE
PARA QUE CRISTO SEA REVELADO A NUESTRAS VIDAS.

COLOSENSES 2:16-19 (NVI) - Así que nadie los juzgue a ustedes por lo que
comen o beben, o con respecto a días de fiesta religiosa, de luna nueva o de
reposo. Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad
se halla en Cristo. No dejen que les prive de esta realidad ninguno de esos
que se ufanan en fingir humildad y adoración de ángeles. Los tales hacen
alarde de lo que no han visto; y, envanecidos por su razonamiento humano,
no se mantienen firmemente unidos a la Cabeza. Por la acción de ésta, todo
el cuerpo, sostenido y ajustado mediante las articulaciones y ligamentos, va
creciendo como Dios quiere.

Que nadie nos prive de la realidad que es Cristo. Esto no tiene que ver con lo
que hacemos o dejamos de hacer, sino que tiene que ver con la convicción
y el entendimiento de que la plenitud de Cristo habita en nosotros. Lo
sabemos, pero no es revelado a nuestra vida, porque si así fuese, tendríamos
los conceptos mucho más renovados y nuestra vida sería diferente.

LA INTIMIDAD EN EL ANTIGUO Y EN EL NUEVO PACTO:

-En el Antiguo Pacto se buscaba a Dios. Hoy en el Nuevo Pacto, no buscamos;


permanecemos en Cristo. Por eso cuando la Palabra dice: “Cuidad la
salvación con temor y temblor”, significa que permanezcamos en Cristo.

-En el Antiguo Pacto había relación con Dios; en el Nuevo, tenemos


intimidad.

-En el Antiguo Pacto existían actos externos. Por eso había que ir, entrar,
buscar; porque Dios estaba afuera. En el Nuevo Pacto es la convicción
interna de que Cristo habita en nosotros.

-En el Antiguo Pacto, la realidad era lo que veían los ojos, los ritos. En el
nuevo pacto, la realidad es Cristo, esa es la única realidad.
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Si no existe esa convicción, por más que oremos y ayunemos, no hay


intimidad. Si no existe la unidad por amor y la convicción de que la plenitud
de Cristo habita en nosotros, no hay intimidad; porque la única intimidad en
el Nuevo Pacto tiene que ver con la realidad de Cristo habitando en nuestra
vida, tiene que ver con que Cristo sea forjado y formado en nosotros.

De esta manera, nuestra vida va a ser toda una vida de intimidad, porque
nuestra vida será una con el Padre. Ya no habrá hueco en el que podamos
decir que nos vamos de su presencia. Esto es algo que tiene que sernos
revelado; no puede entenderse sólo mentalmente. Necesitamos esta
convicción.

Se ha hablado de la permanencia relacionada al matrimonio, relacionada al


hombre y a la mujer; pero esto también se aplica a nuestro vínculo con Dios.
Por eso la Biblia siempre relaciona lo matrimonial con lo que es Cristo con
la iglesia.

Jesús puso más énfasis en la permanencia que en otra cosa, y es porque


evidentemente al ser humano le cuesta permanecer.

A todos nos cuesta permanecer. Cada vez que empezamos algo no lo


terminamos. Muchas personas arrancan en las universidades, pero no
terminan; porque por muchas razones, es muy fácil empezar, pero es difícil
permanecer.

HOY LA INTIMIDAD CON DIOS ESTÁ BASADA EN LA CONVICCIÓN


PERMANENTE DE QUE LA PLENITUD DE CRISTO HABITA EN NOSOTROS.

En la vida cotidiana usamos el término, el concepto de permanecer; pero


ahora vamos a ver a lo que Cristo se estaba refiriendo realmente:

PERMANECER TIENE QUE VER CON MANTENERSE SIN MUTACIÓN EN UN


MISMO LUGAR, ESTADO O CALIDAD.
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El sentido más amplio de permanecer no tiene que ver sólo con estar
físicamente en un lugar por mucho tiempo, sino con mantener el estado, la
esencia y la calidad.

Por ejemplo, podemos decir que un edificio de cien años permaneció porque
su estructura se mantuvo en pie; pero si entramos podemos ver que está
deteriorado, lleno de humedad. El edificio permaneció en un estado inerte.
Pero si entendemos el verdadero concepto de permanencia, el edificio
permanece si se mantiene con todas sus cualidades,
con todas sus propiedades. Algo permanece cuando mantiene su esencia,
sus cualidades. Permanencia tiene que ver con algo que no se corrompe.

Por lo tanto, necesita cuidado, el ámbito correcto y adecuado para que


pueda crecer en nosotros; para que pueda ser formado y perfeccionado en
nosotros. ESA ES LA VERDADERA INTIMIDAD REVELADA DEL NUEVO PACTO.

PERMANENCIA TIENE QUE VER CON ALGO QUE NO SE CORROMPE. PARA


QUE ALGO PERMANEZCA Y PARA QUE SU CALIDAD PERDURE, NECESITA
ESTAR LIGADO A ALGO CON VIDA.

Como seres vivientes, tenemos que crear el ámbito de tal manera que Cristo
crezca, sea formado, y que, en cada día, de gloria en gloria, nos vayamos
transformando y asemejando
a Cristo.

Esa es la verdadera intimidad que construimos en este Nuevo Pacto. ¿Con


qué la construimos? ¿Solamente con oración en nuestra intimidad? Esto
está bien, siempre tiene que ser así. Por eso Jesús dijo: “Tú cuando ores
enciérrate en tu cuarto y ora a Dios en secreto, y Él te recompensará en
público”. Pero recordemos que estaba dando una enseñanza a los fariseos,
que eran hipócritas; que oraban en las plazas para hacerse ver y que creían
que con eso se iban a ganar el favor del Padre.

Este es un principio que nunca debe ser desarraigado de nuestras vidas: orar
en secreto, orar en intimidad. Pero sólo esto no es la intimidad, porque si es
así siempre va a haber culpabilidad. Habrá días en que: “Hoy estoy
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espiritual” y días en que: “Hoy no estoy espiritual”; “Hoy estoy con todas las
pilas” y “Hoy no estoy con todas las pilas porque no oré”. El secreto está en
lo que dijo Cristo: “PERMANEZCAN EN MÍ”. Entonces la intimidad en este
Nuevo Pacto la construimos no sólo con oración, sino con ámbitos. Para
construir esta intimidad necesitamos oír la Palabra y la comunión unos con
otros.

Por eso la Biblia dice en 1ª de Juan: “El que dice que conoce a Dios, pero no
ama a su hermano está en oscuridad, miente, no lo conoce”. Necesitamos
ese amor, y ahí estamos construyendo intimidad. Puede ser que una
persona ore las 24 horas del día; pero si no hay amor, no está conociendo a
Dios. El que dice que conoce a Dios, pero no ama a su hermano está en
tinieblas; el principio queda anulado.

No es solo con una cosa: es con la Palabra (Logo), con la comunión de unos
con otros; en el amor, en la adoración genuina, en los tiempos de estudio;
con la oración. Es todo un conjunto. La intimidad tiene que ver con crear un
espacio para que Cristo crezca y sea formado plenamente en nosotros, y ese
espacio se genera con una combinación; no es con una sola cosa.

Nuestro desafío para este año debe ser PERMANECER, y para permanecer
en Él, necesitamos entender que Cristo en nosotros es algo vivo; que
necesita cuidado, que necesita atención, que necesita crecer.

Que podamos entender hoy la importancia de poder reformar nuestros


conceptos, y uno de ellos tiene que ver con la intimidad. Que, en este año
2020, lo primero que sea reformado sea eso. Y no es algo mental; tiene que
verse reflejado en todas las áreas de nuestra vida.

Que se revele a nuestro entendimiento lo que significa crecer en intimidad


con Dios. Sin esto, todo lo que hagamos puede convertirse en algo mecánico,
en algo sin vida; y puede desvirtuar el verdadero propósito de Dios para
nosotros.

Hoy debemos comprometernos a crecer en intimidad con Dios, pero


entendiendo este concepto desde el Nuevo Pacto; desde una realidad
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diferente. Dejemos que Cristo sea revelado a nosotros, y ya no vivamos


pensando: “Tengo que tener mi tiempo con Dios”, como si fuese una carga
porque si no lo hacemos no somos espirituales.

Que podamos romper este concepto y crecer en madurez.

Que podamos crecer en nuestro entendimiento para que Cristo sea formado
más en nuestra vida, y eso podamos reflejarlo en todas las cosas.

Esa palabra va a ser revelada como nunca antes a nuestro espíritu. Así lo
creemos y declaramos que vamos a crecer en intimidad con el Padre; que
vamos a empezar a generar los ámbitos correctos para que Cristo sea
formado y para que Cristo sea glorificado en nuestra vida; para que Cristo
sea expresado de la manera más genuina y más pura a través de nosotros
en estos ámbitos, pero también afuera, en nuestros
trabajos, que es algo que nos cuesta tanto.

Hoy abrimos nuestro espíritu, nuestros corazones para que esta palabra dé
fruto. Que podamos ser personas que permanezcan en el Padre. Queremos
estar unidos a la vid; queremos reproducir vino, que es Cristo mismo, el vino
verdadero.

Apóstol. José Gregorio González Aparicio.


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