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CAPITALISMO Y TEOLOGÍA
NEOCONSERVADORA
Con el derrumbe del bloque del Este y el ocaso del «socialismo real»; el capitalismo
queda dueño y señor de la situación, sin una alternativa global que pueda hacerle -
sombra. Pero, en medio de la crisis actual de la cultura y los. valores, tampoco el
capitalismo parece sentirse tan seguro de' sí y acude a la religión en busca de
seguridades. Siguiendo las huellas del padre de la sociología moderna, Max Weber,
quien en su obra clásica «La ética protestante» señaló las raíces calvinistas del
capitalismo, pero sin su rigor y penetración, un grupo de teóricos norteamericanos está
actualmente empeñado en un proyecto de alcance económico político-teológico que han
dado en llamar del «capitalismo democrático». Insisten en la vena judeocristiana del
capitalismo y trabajan en la fundamentación bíblica y cristiana de sus «virtudes». Era
necesario que alguien sometiese ese proyecto a una crítica rigurosa. Pocos tan
preparados para ello como el autor del presente artículo, quien el año pasado publicó
el libro «Capitalismo y religión. La religión política neoconservadora» todo él sobre el
tema.
En ese proyecto la religión posee una importancia capital. Con ella, más concretamente
con la tradición judeo-cristiana, se quiere legitimar el capitalismo democrático y
compensar las contradicciones del sistema. El eco internacional que ha alcanzado ha
sido orquestado por su enfrentamiento con la teología de la liberación. Aquí vamos a
centrarnos en el análisis de la legitimación religiosa que pretenden hacer del capitalismo
a través de la referencia al sistema económico y sus logros.
La tesis central de M. Novak, compartida con algo menos de intensidad retórica por sus
colegas teológicos neoconservadores, proclama que el capitalismo democrático es el
sistema más apto para la liberación.
JOSE MARIA MARDONES
Los teólogos neoconservadores invocan las palabras del Manifiesto comunista (1848):
"Durante su dominación de apenas cien años, la burguesía ha creado, más fuerzas
productivas que todas las generaciones anteriores juntas": Naturalmente nada dicen de
la crítica de Marx y Engels y de que, para ellos, la revolución de los medios de
producción había significado la eliminación no sólo de unas relaciones sociales
anticuadas y opresoras, sino incluso de elementos positivos de la tradición y la vida
humana, y el establecimiento de otras relaciones sociales igualmente injustas. Haciendo
caso omiso de todo esto, P Berger insistirá en que el capitalismo industrial avanzado ha
generado y continúa generando el más alto nivel de vida material de la historia de la
humanidad para grandes masas de gente. Y Novak reclamará como logros exclusivos
del capitalismo todos los éxitos que desde 1800 se han efectuado en el mundo
occidental en la lucha contra la pobreza y, al contraluz de la denuncia de Juan Pablo R
sobre la existencia aún de 800 millones de hambrientos, no dudará en apelar a la
existencia de 4.000 millones de no hambrientos como una realización capitalista. Así,
no, puede caber la menor duda sobre la capacidad liberadora, del capitalismo. Pero ¿qué
es el capitalismo para los neoconservadores?
Para Novak, el capitalismo está estrechamente imbricado con otros elementos políticos
y culturales, formando un todo: el capitalismo democrático. Se trata de un sistema
social con "tres sistemas dinámicos y convergentes que funcionan como uno: un sistema
político democrático; un sistema económico basado en el mercado y los incentivos; y un
sistema moral cultural pluralista y, en el más amplio sentido de la palabra, liberal". El
paradigma son los Estados Unidos. La Europa democrática también está incluida, pero
con reservas. Su proclividad hacia el socialismo democrático esconde un enemigo
camuflado que se orienta sutilmente hacia el colectivismo.
3. Una política cultural que propicie los valores y motivaciones favorables para el
desarrollo capitalista (ética puritana, racionalidad instrumental, teología de la creación).
JOSE MARIA MARDONES
Sólo una sociedad que garantice estos puntos puede asegurar: eficiencia económica para
luchar contra la pobreza y promover la justicia, descentralización que haga la
democracia necesaria y evite la concentración dé poder; fundamentación ético-
religiosa; para dar sentido a las necesarias renuncias y fomentar la capacidad de
compartir, que haga posible una sociedad justa y solidaria.
Gracias a esas virtudes; se crean las condiciones que posibilitan el pluralismo social y
con él el ejercicio de la libertad y la solidaridad. Además la lógica del capitalismo
democrático, lejos de favorecer los intereses de grupo, tiende más bien a lo contrario.
Tras tanto éxito liberador ¿a qué se deben las reservas, las reticencias, cuando no el
rechazo, que suscita el capitalismo?
Cierto que el sentimiento anticapitalista está ampliamente extendido, sobre todo entre
los intelectuales, incluso entre los obispos. "El capitalismo es un fallo humano" -
sentenció un obispo tan poco sospechoso de progresismo como el colombiano López
Trujillo. La explicación de ese estado de opinión hay que buscarla en el atractivo que la
utopía socialista provoca con su capacidad mítica, procedente de la tradición gnóstico-
apocalíptica, a laque son proclives los intelectuales. En cambio, el capitalismo no posee
capacidad mítico-política, genera una forma de vida poco romántica e insulsa - "la
existencia burguesa"- y, por tanto no satisface el anhelo espiritual de algo más elevado y
estimulante que el mero mejoramiento de las condiciones de vida. Por esto, el
capitalismo, en la medida en que genera más y más prosperidad; produce y subsidia más
y más a sus propios críticos.
Los neoconservadores afirman que existe una afinidad, una familiaridad, entre el
sistema económico capitalista de libre mercado, el sistema democrático y la religión
JOSE MARIA MARDONES
Frente a las tesis secularizadoras, que reducen las funciones de la religión a la esfera
privada, los neoconservadores reivindican su función social. Esto no significa legitimar
la presencia directa de la religión en las actividades político-religiosas. Pero sí que
incluye: 1) la presencia institucional de la religión, que no se limita a la privacidad de la
conciencia moral y que se realiza a través no sólo de los templos, sino también de la
enseñanza, la prensa y las publicaciones, los mass media las asociaciones de
intelectuales; 2) el influjo que ejerce la religión mediante la configuración del ethos
social. No se trata de dirigir el sistema, sirio de influir en él, "inspirando a millones de
personas y compitiendo con ideas y símbolos ajenos en un mercado pluralista".
¿Qué puede hacer la religión en una sociedad pluralista y democrática? Novak aborda
esa desasosegante pregunta para teólogos y sociólogos de las sociedades secularizadas
de Occidente.
1. El carácter social del capitalismo es afín al carácter social del Reino de Dios. El
capitalismo no es individualista. Su objetivo no es la riqueza de los individuos o de una
nación determinada, sino de todas las naciones sin excepción. La ética de la
organización es constitutiva del capitalismo y su resultado es el individuo comunitario.
El surgimiento de los sindicatos, la seguridad social y otros logros sociales hay que
atribuirlos a esa ética capitalista y no al socialismo.
Novak utiliza dos métodos para esbozar la teología del capitalismo democrático: 1) la
traducción en categorías económico-capitalistas de los dogmas centrales del
cristianismo; 2) las principales ideas bíblicas que parecen inspirar el nuevo sistema del
capitalismo americano. El grosero concordismo de que adolece el primer método obliga
a Novak, en sus últimas publicaciones, a emplear sobre todo el segundo método.
Novak desarrolla este tema en el último capítulo de su obra El espíritu del capitalismo
democrático. Contiene los siguientes puntos:
2. El hombre imagen del Dios creado r La concepción del hombre como imagen de
Dios de Gn 1 enseñó a los primeros americanos que la: vocación de cristianos y judíos
no se concilia con una actitud pasiva y resignada ante la historia. Entraña, por el
contrario, la decisión de cambiar la historia, de ser creadores, pioneros, y de perseverar
en la invención de un nuevo orden. Una nueva moralidad impregnará el sistema
económico que encarne ese espíritu de creatividad, inventiva y marcha hacia adelante.
Estamos ante el auténtico "espíritu del capitalismo", una concepción del mundo que,
como dijera Lincoln, "termina mejorando las condiciones de todos".
Aportaciones
Sobre todo si se mira desde Europa, en el haber de los neoconservadores hay que poner
la revisión de la tan cacareada inutilidad de la religión en la sociedad moderna
secularizada. La simplificación de la secularización y la privatización de la religión dejó
sin alcance socio-cultural el problema del desencantamiento del mundo y la autonomía
de las diversas esferas de valor (Weber). En esta situación, como pone de manifiesto
hoy la polémica entre postmodernos y teóricos críticos (Lyotard y Habermas) se hace
acuciante la pregunta por "la unidad socio-cultural" en la sociedad actual o "el modo de
franquear los juegos de lenguaje heterogéneos (la ciencia, la ética, la política)".
Tampoco está de más recordar la llamada de atención que hacen sobre las repercusiones
ideológicas y socio-políticas de las distintas teologías. Preocupados por la política
exterior norteamericana y con la atención puesta en la teología latinoamericana de la
liberación y la teología política centroeuropea, los neoconservadores distan mucho de la
escasa atención que la izquierda presta a la capacidad movilizadora de la religión. Claro
que esa preocupación llega a convertirse en problema de Estado, de un Estado que se
declara instancia de la ortodoxia religiosa.
La lectura de los grandes logros del capitalismo produce sorpresa e incredulidad. Nunca
se habían reunido juntos tantos éxitos del capitalismo. El que exista una cierta
interrelación entre la moderna tecnología y el capitalismo no significa que una pueda
hacer interpretaciones: históricas a destajo, como las que Novak hace y con las que se
recibe la impresión de que nos hallamos ante efectos producidos exclusivamente por el
sistema capitalista. Atribuir al capitalismo logros sociales como la reducción de la
jornada, la mejora en las condiciones de trabajo, el incremento salarial y una
distribución más igualitaria, desconociendo la importancia de las luchas sociales, del
movimiento obrero y de los sindicatos, para conseguirlos, es cerrar los ojos a la
evidencia. En realidad nos hallamos ante una guerra ideológica. En el ardor del combate
los neoconservadores no están dispuestos ni siquiera a conceder que, aunque "el
socialismo sea una idea muerta" (I. Kristos), sirvió para humanizar el capitalismo.
Siguiendo el consejo de P. Berger, hay que practicar "el arte de la desconfianza", que
sitúa a los actores y sus ideas en su propio contexto y averigua cuáles son sus intereses
creados.
Ambigüedades
producción, cómo distribuirla menos desigualmente y cómo hacer todo esto compatible
con el progreso de instituciones libres. Cierto que existe aquí un déficit de la teología de
la liberación. Pero también es cierto que en áreas como Centroaméric a la solución del
capitalismo democrático ha tenido consecuencias fatales.
Dejando de lado la visión cristiana del capitalismo democrático, que no tiene por dónde
agarrarse, vamos a someter a examen las famosas tres ideas bíblicas que se esconden
según Novak tras el capitalismo democrático. Lo menos que cabe decir es que, tanto la
idea de pecado, como la de imagen de Dios y de la índole comunitaria del hombre, son
aplicables al socialismo democrático. Realismo, control de los poderes, respeto a la
libertad, valoración del trabajo creador y búsqueda de la solidaridad en la justicia
convienen más al ideario socialista que al capitalista. No se ve cómo se puede hacer una
aplicación exclusivista de estas ideas a un sistema específico, si no es a través de las
mediaciones de interpretaciones sesgadas.
Hay momentos en los que tales mediaciones quedan patentes. Así, por ej., Novak
transforma la competitividad en la virtud teologal de la caridad y luego, a través de
"mediaciones realistas", en el único camino de respeto , al otro y de fraternidad. Resulta
una interpretación más que discutible el que el mecanismo de mercado: pueda llegar a
transformar el "egoísmo ilustrado" en espíritu comunitario. Aquí la desconfianza en el
hombre como pecador se transmuta en confianza acrítica liberal en la estructura. El.
canto a "la ética capitalista de la cooperación", los orígenes premodernos del
individualismo occidental, asociado posteriormente con el capitalismo (Berger), tienen
su punta de verdad. Pero deducir la idea de comunidad de la p ráctica económica del
mercado es simplemente una caricatura grotesca.
:utilizarse. Así, por ej., cuando insiste, en la concepción de los pobres como
detentadores de la verdad. Es la misma estrategia que ha usado con la carta pastoral de
los obispos norteamericanos sobre asuntos económicos, a los que también ha tachado de
marxistas.
Es justamente para llenar ese vacío que los neoconservadores apelan al uso terapéutico-
social de la religión. No es aventurado afirmar que, a corto o medio plazo, el recurso a
ese tipo de terapia resultará imprescindible, sobre todo en versiones más suaves, como
la de P. Berger, que no deja de hacer guiños a las "estructuras religiosas intermedias".
Cuando la presunta opción neoconservadora por los pobres se mira desde la periferia del
sistema -el Tercer mundo- una sospecha toma cada vez más cuerpo: el centro de interés
no son tanto las mayorías pobres como el sistema mismo. Los neoconservadores
absolutizan su versión del capitalismo democrático. La intangibilidad de la lógica
económico-política del sistema hace sospechar que los límites del neoconservadurismo
son los del sistema (Habermas). No ven más allá. Su tratamiento de "los otros" está
referido exclusivamente a sus reacciones frente al sistema. No se los considera en sí
mismos. "Los otros" (pueblos, culturas, mayorías pobres) son desconocidos como tales,
JOSE MARIA MARDONES
No son los sujetos humanos, sino la estructura la que despierta la compasión. Novak
llega a sentir lástima por la business corporación (la corporación del negocio) y a
identificarla con el Siervo de Yahvé. Sólo basta recordar que para la teología de la
liberación, como para la Biblia, es en los pobres donde se da el clamor de Dios. Para los
neoconservadores, el Reino de Dios está más en una estructura que en los hombres: el
Reino está subordinada a los imperativos del sistema.
Al final nos asalta una pregunta: ¿qué tiene que ver este cristianismo neoconservador
con el de Jesús de Nazaret? Nada, salvo algunas referencias culturales. Se ha perdido la
capacidad de ver dónde se revela el misterio del Dios de Jesús. El Dios neoconservador
es un dios de ricos, privilegiados y capaces. Pero -contra Novak- ofrece pocas
afinidades con el Dios bíblico. Más bien es su tergiversación: la pretensión de suplantar
al verdadero Dios. Una estrategia que continuará. Los neoconservadores disponen para
ello del triunfo mundial del sistema. Pero carecen de la legitimidad del Evangelio.