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Alternativas para la evocación mágica. La silla vacía.

Esta alternativa para el contacto espiritual está tomado de la psicoterapia Gestalt donde se conoce
como la técnica de “la silla vacía”; se considera una forma alternativa para ejercitar la asociación
libre de ideas como se entiende en escuelas mas tradicionales como la freudiana o la jungiana.
La técnica en sí lleva tiempo utilizándose en contextos que van mas allá del tratamiento
psicológico; como ejemplo de ésto podemos citar el libro clásico de autoayuda de Napoleón Hill
“Piense y hágase rico” publicado en 1930, donde el autor da instrucciones para formar en la
imaginación un “Consejo de asesores invisibles”, mas delante William Hewitt la retoma en su libro
“Más allá de la hipnosis”. Estos antecedentes son mencionados para establecer un puente, rara vez
citado, entre la hipnosis clínica de la década de 1960 y 70 y estilos de trabajo empleados en el
ocultismo moderno. Por ejemplo la técnica de evocación de Benjamín Rowe tal y como lo describe
en su libro de scrying; el estilo de trabajo de Serge Kahili del que da cuenta en el libro Shaman
Urbano y el Huna de Max Freedom Long.

La técnica básica es simple; simplemente hay que hacer de cuenta de que el operador está hablando
con alguien (o algo) y escuchar la voz interior. Para algunos de los autores citados como Hill;
Hewitt y Rowe es necesario proceder con una inducción hipnótica antes del trabajo propiamente
dicho pero en la práctica algunas personas prefieren prescindir de la misma. La técnica funciona
bien en un entorno tranquilo sentado en una silla cómoda y colocando una silla vacía frente a
nosotros (o un espejo negro, o un triángulo de evocación, etc.); básicamente la clave del éxito es la
persistencia. Al principio es obvio que el arreglo se va a sentir como artificial y forzado y que lo
único que estamos haciendo es hablar con nosotros mismos, pero si se practica esta técnica de
forma rutinaria y durante el tiempo suficiente, los resultados van a cambiar en formas muy reales
porque en algún momento, y casi sin darnos cuenta, las respuestas se empezarán a sentir como si
procedieran de otra fuente y poco a poco se convertirán en un recurso para acceder a información
nueva sobre los asuntos que nos interesan. Una vez que esto suceda no será necesaria ninguna otra
instrucción, la persona sabrá que hacer intuitivamente.

Al principio, por lo general hay una idea predefinida de la “entidad” con la que uno está intentando
comunicarse. En “Piense y hágase rico” se proponía llamar al espíritu de John D. Rockefeller, o
para el cliente Gestalt, tal vez sea la presencia de la madre dominante, mientras Benjamín Rowe
propondría el contacto con los Ángeles Enochianos; en realidad no hay necesidad de ser tan
específicos en éste punto, basta con tener una idea general del tipo de inteligencia al que se quiere
acceder; y luego proceder como se ha dicho. Sentarse cómodamente en un lugar tranquilo y
relajarse durante unos minutos para permitir que exista un espacio para la comunicación y luego
plantear una pregunta. Cualquier cosa que emerja de la mente es la respuesta correcta; una vez
establecido el contacto el diálogo puede continuar hasta agotar las dudas. Es necesario tomar nota
de la información obtenida pero escribiendo las respuestas tal y como han llegado sin ninguna
interpretación por nuestra parte. La interpretación se puede dejar para después.
Con la técnica de la silla vacía se toma tiempo antes de que la comunicación sea efectivamente un
canal de dos vías, pero no tanto como se puede pensar en un principio.

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