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eterno, amor jurado, amor por siempre recordado

Capitulo 1: El gran día


-Alice, estoy muy nerviosa, no me pongas más de lo que ya estoy.-lo dije muy preoc
upada.
-Tranquila Bella, todo va a estar muy bien, lo he visto.- Mi cuñada trataba de tra
nquilizarme, pero no lo lograba, cada instante estaba aun más nerviosa.-
-Bella o te calmas o traigo a Jasper.- me lo dijo, en tono de amenaza.-
-Esta bien, me voy a relajar.-
-Ahora, manos a la obra.
Mi nueva hermana, empezó a arreglarme me maquilló, vistió y peinó
El vestido era así:  HYPERLINK "http://farm4.static.flickr.com/3073/2281187971_0988
4fdebe_o.jpg" http://farm4.static.flickr.com/3073/2281187971_09884fdebe_o.jpg
El peinado era así :  HYPERLINK "http://www.laprensagrafica.net/especiales/2006/ell
a/octubre/peinados-1.jpg" http://www.laprensagrafica.net/especiales/2006/ella/octu
bre/peinados-1.jpg
El maquillaje era así:  HYPERLINK "http://estaticos02.telva.com/albumes/2008/02/06/
tendencias_ojos/1202312473_extras_albumes_0.jpg" http://estaticos02.telva.com/albu
mes/2008/02/06/tendencias_ojos/1202312473_extras_albumes_0.jpg
Cuando Alice terminó conmigo, mi madre, que estaba más nerviosa que yo, llamó a la pue
rta.
-Hay hija, estas tan hermosa, Alice eres magnifica, esta todo perfecto.- dijo mu
y feliz mi madre.-
-Gracias Renée.- le agradeció a mi madre.- Pero ahora Bella, cálmate.-dirigiendo todo
el poder de su mirada en mí.-
-Si claro- respondí, no muy segura.-
-Bueno en dos minutos tenes que salir.- me dijo, muy emocionada.
En eso, salí del baño, y me encontré con mi padre. Que por lo que veo, estaba más nervio
so que yo, y pensar que la que tenía que hacer el trabajo era yo. Que desconsidera
ción pensé.
-Estoy muy feliz por ti mi niña.- me dijo, con voz dulce.- te quiero mucho Bella.-
-Yo también papá.- le respondí en un tono cariñoso.
Y al terminar la frase escuchó sonar la marcha nupcial, y mi corazón empezó a tomar un
ritmo frenético.
Tranquila Bells, no te voy a dejar caer.- y me miró, fijo a los ojos.-
-Gracias papá.-le conteste.-
En el momento en el que bajaba las escaleras, decidí, no preocuparme por lo que va
a suceder, sino por lo que va a venir, después de esto. El cumplimiento de la pro
mesa de mí amado.
Al pasar, por el pasillo, hasta llegar al altar, me ví rodeada de mis amigos, fami
lia y mi futura familia, mi familia eterna.
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Capitulo 2: La boda.
En el instante en el que mi mano, rozó la de Edward, mi mundo entero se dio vuelta
. ¿Cómo se podía amar tanto a una persona? Es el ser más perfecto de la Tierra, y esta a
cá. A punto de jurarme amor eterno a mí.
El estaba vestido así:  HYPERLINK "http://www.casanovios.cl/fotos/7271c.jpg" http://w
ww.casanovios.cl/fotos/7271c.jpg
- Estamos aquí reunidos, para consagrar en sagrado matrimonio, a El seños Edward Cul
len y a la señorita Isabella Swan....-
Cuando el cura termino de leer los votos matrimoniales, llegó el momento más importa
nte de la ceremonia. El acepto
Cuando el lo dijo con su voz aterciopelada, creí que me iba a desvanecer, y que ib
a a terminar mirando el techo de la estancia de los Cullens. Pero no, sobreviví. Y
aguanté, para decir Acepto .
Después de la ceremonia larguísima, venía la parte de la fiesta. Y Alice se había encarg
ado de que todo sea perfecto.
En el jardín de la casa blanca, mi suegra y cuñada habían decorado arcos de flores bla
ncas y una carpa blanca, muy delicada, cubierta de satén blanco. En medio de donde
se encontraba la carpa y la comida, había una gran pista de baile, y unos grandes
equipos de música a ambos lados. Era todo perfecto, Alice se había lucido con todo.
-Me permite sacarla a bailar, señora Cullen.- me dijo mi marido, que raro que suen
a marido , pero eso era.-
-Si claro.-dije, muy pegada de mi misma.-
Nos pusimos a bailar, más que nada, el bailaba y yo lo acompañaba con un son lento.
Bailamos, los novios, con toda la familia. Cuando me di cuenta ya eran las doce
de la noche.
Edward, me tomó por la cintura, y empezamos a bailar nuevamente. La música era suave
, y nosotros nos mecíamos a la par. Yo no me daba cuenta de a quien tenía a mi alred
edor, yo creía que me encontraba sola con el.
-Discúlpame,-dijo Alice tomándome del brazo.- pero tiene que cambiarse.- lo dijo mi
rando fijamente a mi marido.-
-Esta bien Alice, llévatela.- dijo Edward, como si no tuviera más remedio, y en verd
ad así era, con ella no se podía discutir.
Mi nueva hermana me tomó del brazo, y caminamos hasta el dormitorio de ella y Jasp
er.
-Cámbiate.-me ordenó ella.-
Terminé de vestirme, mi cuñada me dio este vestido para ponerme:  HYPERLINK "http://i
magenes.solostocks.com/z11815899/vestido-negro-en-tafeta-linea-globo.jpg" http://i
magenes.solostocks.com/z11815899/vestido-negro-en-tafeta-linea-globo.jpg
Al salir de la habitación, con mi nuevo atuendo, Alice me dijo- perfecta-, y bajam
os casi volando las escaleras.
Edward me esperaba en el porche con toda mi familia y amigos. Los salude a todos
, y me dirigí a la puerta de su auto, el me la abrió y subí. Baje la ventanilla de mi
lado derecho y los salude, despidiéndome con un ¡Los quiero mucho!-
-¿Todo bien?- me pregunto Edward cuando ya estábamos a quince minutos del aeropuerto
.-
-Obviamente, soy la mujer más feliz del mundo.- y le regalé una enorme sonrisa.-
-Yo también.- me contesto, devolviéndomela.-
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Capitulo 3: Dulce, dulce, Luna de Miel.
En el instante que llegamos al aeropuerto, me pregunte donde nos dirigiríamos.
-¿Dónde vamos?- Le pregunté, después de abordar.
-Es una sorpresa.- me contesto, con su perfecta sonrisa torcida.
Al finalizar, nuestra corta conversación me quede profundamente dormida.
Al despertar, Edward me estaba acariciando la mejilla.
-Buenos días, mi amor.- me dio, con una sonrisa tierna dibujada en el rostro.-
-¿Buenos días?- pregunté muy confundida- ¿ya es de día?
-Sí, dormiste todo el viaje.- me contestó, con s voz aterciopelada.
-Ah, tenía mucho sueño.- contesté, bostezando.
-Si, con el gran día de ayer, ah ya estamos a punto de llegar, falta media hora.
-Me vas a decir a ¿Dónde vamos?- pregunté un poco exasperada.
-Ya lo vas a averiguar, espera un poquito más.- me contesto, riéndose entre dientes
, por mi expresión.
Al transcurrir media hora, como dijo Edward, descendimos del avión. Y yo sin saber
todavía a donde estábamos.
-¿Me vas a decir?- pregunté.
-Te voy a llevar a un lugar, a ver si adivinas.- Me contesto, con una sonrisa gr
abada en su semblante, se la estaba pasando genial, pensé en mi fuero interno.-
Tomamos un taxi, mi marido le dijo algo, en un idioma que yo desconocí, y el auto
arranco. Después de mas o menos una hora, mi esposo me tapo los ojos, y bajamos de
l coche.
-No entiendo, por qué haces todo esto.- pregunté un poco molesta, ya, por todo el m
isterio.
-Tranquila mi amor, ya vas a ver.- me contesto, con su voz de soprano.
Nos detuvimos, y Edward me quitó las manos de los ojos y ví algo esplendido.
 HYPERLINK "http://www.grecomar.gr/accomodation/mykonos/fotos/mykonos.jpg" http://
www.grecomar.gr/accomodation/mykonos/fotos/mykonos.jpg
Era un lugar mágico, romántico y perfecto.
-¿Te gusta?- me preguntó Edward, después de que no dije nada durante tres minutos.-
-Me encanta, es precioso, fantástico, es lo más hermoso que eh visto en mi vida.- di
je, con una emoción, saliendo por mis cuerdas vocales.
-Me alegró que te guste, ah, y bienvenida a Atenas.- me dijo el final, con una voz
de agente turístico. Me reí por lo bajo.-
-Es hermoso, me encanto de verdad.- le dije con sinceridad en la voz.
-Es estupendo que te guste.- dicho esto me tomó de la mano, y me llevó a recorrer el
lugar. Edward sabía más que un profesor de historia y un guía turístico juntos.
Al finalizar el paseo, nos dirigimos a una casa hermosa, más que una casa era una
mansión. Era así:  HYPERLINK "http://img97.imageshack.us/img97/5685/astor262xx.jpg"
http://img97.imageshack.us/img97/5685/astor262xx.jpg
Era una casa soñada, y muy con el estilo de los Cullens.
Cuando llegamos, Edward dejo nuestras maletas en una recamara así:  HYPERLINK "htt
p://www.hotel-heritage.com/photos/hotel_deluxe28_rect_mres.jpg" http://www.hotel-h
eritage.com/photos/hotel_deluxe28_rect_mres.jpg
-Bueno, te dejo un tiempo como humana.
-Gracias.- le conteste.-
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Capitulo 4: Mi bella Atenas.
Cuando mi esposo se retiro de la habitación me fui a cambiar, y me puse esto:
 HYPERLINK "http://1.bp.blogspot.com/_tyatwp7_BQI/R0ybXGA-D5I/AAAAAAAAAfc/bJk2jo
gIzl0/s320/vestido+marilyn+rasado.jpg" http://1.bp.blogspot.com/_tyatwp7_BQI/R0ybX
GA-D5I/AAAAAAAAAfc/bJk2jogIzl0/s320/vestido+marilyn+rasado.jpg
Termine de vestirme, y baje las escaleras; hay me esperaba Edward, ten perfecto
como siempre.
-Estas hermosa.- me dijo, muy seductoramente.-
-Tu también.- le respondí, con una sonrisa.
Nos subimos a un Mercedes Gallardo negro, él, todo un caballero, me abrió la puerta
del copiloto y nos dirigimos al centro.
Cuando llegamos, fuimos aun restaurante. Era lujoso y muy hermoso.
Nos llevo un mozo, hasta una mesa apartada, que daba a las ruinas de Atenas, con
la luna iluminándola.
-Esto es sublime, es lo más perfecto que me pasó.- le dije, mirando por la ventana.-
-Si tenés razón,- dijo mirándome a mí- es muy hermoso.
-Jaja.- me reí dándome cuenta a que se refería.-
-¿Esta pasándolo bien la señora Cullen?- me preguntó muy tiernamente.
-Si claro que sí.
Al finalizar la cena, nos dirigimos hacia la casa.
-Voy a dejar que te asees tranquila.- me dijo, muy dulcemente.-
-Gracias.-respondí.-
Edward iba a estar en la piscina, así que decidí ver, que era lo que me había preparad
o Alice en mi maleta. Al abrirla, me percate de que ella había puesto camisones co
n encaje. Esto me lo iba a pagar.
Pensé que ya que iba a estar en la pileta, me puse una bikini:  HYPERLINK "http://f
arm4.static.flickr.com/3115/3365674897_ca4db0f6b8.jpg" http://farm4.static.flickr.
com/3115/3365674897_ca4db0f6b8.jpg
Al bajar las escaleras, me dirigí hacia el jardín, donde se encontraba la piscina. H
ay estaba el ser más perfecto, esperándome.
-Estas divina,-me dijo pícaro- ¿Venís?-me preguntó.
-Gracias, tu también.- le respondí.-
Y empecé a descender por las escaleritas de la pileta. Edward me tomó por la cintura
y comenzó a besarme lentamente, con ternura y pasión.
Cuando estuvimos a la misma altura, me corrió el pelo de la cara, y volvió a besarme
, pero esta vez con más rudeza.
Nuestros labios estaban unidos, parecían inseparables; pero cuando necesite aire,
sus labios se retiraron de mi boca y se dirigieron a mi cuello. Me empezó a quitar
la parte superior de mi bikini y me quede sin nada en el torso.
Me acariciaba, son su tacto helado, que al estar en esa situación me pareció que cam
bió de temperatura y era calido.
Yo lo tomé a él por la cintura y empecé a descender su maya, y quedó completamente desnu
do, lo besé con lujuria y pasión y el me devolvió el beso de igual manera.
Luego, me sacó la parte inferior de mi maya, y yo quedé completamente desnuda. Me ac
orraló contra una de las esquinas de la piscina y empezó a adentrarse en mí suavemente
, pero mediante pasó el tiempo aceleró las penetraciones.
Yo gemía en el oído de el y cuando llegamos al clímax total, caí desfallecida sobre Edwa
rd.
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capitulo 5: Canal de Corinto.
A la mañana siguiente, me desperté en la habitación en brazos de mi amado, estaba comp
letamente desnuda, cubierta con una sabana de algodón blanca.
-Buenos días, princesa.- me dijo con su voz monocorde.-
-Buenos días mi amor.- le contesté con la boca un poco seca.-
-¿Estas bien mi vida?- me preguntó, muy dulcemente.-
-Si, claro que lo estoy.- le respondí.-
-¿Tenés hambre?- me preguntó de sopetón.-
-Sí.- le conteste, no me había percatado de que tenía tanto hambre.-
-Te traigo el desayuno a la cama, o ¿venís a desayunar a la mesa del comedor?- me pr
eguntó.
-Mejor, tomo el desayuno a bajo.- le respondí, dándole un tierno beso en los labios-
Edward descendió por las escaleras y yo me levante de nuestro lecho, y me fui a ca
mbiar. Me puse esto:  HYPERLINK "http://images.quebarato.com.br/photos/big/5/B/36
755B_1.jpg" http://images.quebarato.com.br/photos/big/5/B/36755B_1.jpg
Baje las escaleras, y hay estaba mi joven marido, preparándome el desayuno.
Al momento que me vio llegar me sonrió y coloco una bandeja con un apetitoso desay
uno y una rosa blanca a un costado.
-Gracias.- le dije, al ver lo que había preparado.-
-De nada, que lo disfrutes.- me respondió.-
Al finalizar la comida, me levante de mi asiento y lo bese. El me tomó por la cint
ura y me respondió el beso con mucha ternura.
-entre beso y beso- ¿Qué queres hacer hoy?- me preguntó.
-Lo que tu quieras mi amor.- le respondí besando su mano.-
-Bueno, vamos a el Canal de Corinto, es un lugar hermoso.- me dijo besando mi f
rente.-
-Bueno, la verdad no se que es eso, pero si me lo dices tu, me va a encantar.- b
esando tiernamente sus labios.-
-Anda a cambiarte, y nos vamos.- me dijo quitándome un mechón de cabello de mi cara.
-
-Esta bien, hay voy.- y me retire de la habitación.-
Al llegar a la recamara, me fui directo al placard y me puse esto:  HYPERLINK "ht
tp://imagenes.solostocks.com/z2_3038661/vestidos-fiesta-cortos.jpg" http://imagene
s.solostocks.com/z2_3038661/vestidos-fiesta-cortos.jpg
Baje, y me encontré con mi esposo, parado al final de las escaleras.
-Estas perfecta.- me dijo con una sonrisa dibujada en su semblante-
-Gracias, tu también.- le respondí.-
-¿Nos vamos?- me preguntó-
-Si, vamos.- le contesté.-
Salimos por la puerta, y nos dirigimos al auto. Manejo en silencio, solo me mira
ba, o me besaba y me acariciaba.
Al llegar , ví un barco, uno muy lindo y lujoso. Era así:  HYPERLINK "http://www.en-y
ucatan.com.mx/fotos/tours/yate-lujo/renta-de-yate-de-lujo.jpg" http://www.en-yucat
an.com.mx/fotos/tours/yate-lujo/renta-de-yate-de-lujo.jpg
-Es hermoso.- le comente.-
-Que bueno que te guste.- me contestó.-
Aparco, a un lado del muelle, y me abrió la puerta. Cuando baje del auto, contempl
e el yate con más detenimiento. Y era verdad, era muy elegante y lujoso.
Edward subió al barco, y luego me ayudo a subir a mí.
-Vamos a pasear.- me dijo con una sonrisa torcida, esas que a mi me matan.-
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capitulo 6: La tragedia
Edward encendió el navío. Era un lugar estrecho, pero perfecto, el día era soleado, y
el sol hacia que mi marido parezca un diamante en bruto.
Transcurrió media hora, y seguíamos cruzando el Canal, era muy bello.
-Estas muy callada, ¿Te encuentras bien?- me preguntó Edward, desde la parte de cont
roles del barco.
-Sí. Es que estaba observando todo esto, es magnífico, me encanta.- le dije, finaliz
ando con un suspiro.-
-A mi me encantas tu.- me respondió él.-
-A mi también.-le contesté.-
Me paré de mi asiento, y me dirigí a una esquina del yate. Y empecé a ver todo lo mara
villoso que me rodeaba. Y en ese momento, un bote, del lado opuesto al nuestro,
cruzó a toda velocidad, y mi esposo tuvo que hacer una maniobra para que no choque
mos. En ese instante, que duro una milésima de segundo, caí.
El agua era cálida, pero el miedo que me abrumo, fue muy poderoso. Tenía tanto miedo
de ahogarme, y recordé que yo no sabía nadar.
Con toda la desesperación del momento, no me di cuenta de que la corriente me arra
straba, y me llevaba en dirección al Mar Mediterráneo.
Estaba cada instante más nerviosa y asustada, y no paraba de tragar agua. Lo último
que llegué a sentir fue alfo frío que me tomaba por los brazos. Y en ese período de ti
empo, perdí la conciencia.
-Bella, mi amor, por favor te lo pido.-me suplicaba mi amado.- Mi amor, por favo
r, quédate conmigo.- Me imploraba, Si, claro que me quedo contigo , tenía ganas de deci
rle, pero no hallaba mi voz, y me costaba mucho respirar, estaba perdida en mi c
uerpo. Trataba de localizar mis pulmones, pero no lo conseguía. Lo único que podía sen
tir era una opresión en el pecho, y en esa fracción de segundo, pude apreciar el air
e nuevamente.
Empecé a toser si cesar, y pude sentir el milagroso aire traspasándome por los pulmo
nes.
-Mi amor, ¿Estas bien?-me preguntó con una angustia tangible en la voz.-
Pero no podía articular palabra, y me caí en una oscuridad total. Deje de escuchar t
odo, el motor del navío y la voz majestuosa de mi amado.
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capitulo 7: El milagro de nuestro amor
Al despertar, me hallaba en una sala, con cables que iban de mi pecho y muñecas ha
sta unas maquinas que estaban al costado de la cama en la que me encontraba.
Residía en una habitación blanca, con una ventana del lado este de esta. En ese mome
nto escuche a dos hombres discutir en un idioma que no entendía.
Cuando finalizó la discusión, un hombre de bata blanca, el médico, cruzó por la puerta y
me sonrió; y detrás de el, se hallaba mi milagro personal, sonriendo de oreja a ore
ja, como si fuera la persona más feliz del mundo.
El doctor me preguntó algo, pero claro, no le entendí absolutamente nada.
Edward le dijo algo, en un idioma desconocido, y el médico se retiro por donde ing
resó.
-¿Estas bien?- me preguntó, pero creo que el ya sabía la respuesta.-
-Si, me encuentro bien, pero... ¿Qué pasó? Pregunté
-Te caíste del barco, y yo te saque del agua, pero no respirabas, y te traje hasta
el hospital.-me dijo, con una nota de angustia en la voz.-
-Te tengo que decir algo.- me dijo Edward, después de estar en silencio durante más
de cinco minutos.-
-Si mi amor, dime.-Le dije, para infundirle valor.-
-Tu...- dijo eso y no habló más.-
-Yo... ¿Qué?- le pregunté, ya algo nerviosa.-
-Tu, estas embarazada.-me dijo, y luego me sonrió, con una sonrisa perfecta.-
-¿Qué?- Logre preguntar.- pero ¿Cómo?- dije, desconcertada.-
-¿Quieres que te explique cómo?- y me besó tiernamente en los labios.-
-No Edward,- dije molesta- no me refiero a eso, digo, ¿Cómo puedo estar embarazada?-
Pregunté muy mariada.-
-Lo dijo el doctor,-contesto Edward.- te hicieron una ecografía y otros estudios.
Y todo dio positivo.- lo decía con una felicidad que embriagaba.-
-No lo puedo creer.- dije más para mí que para él.-
-¿No estas contenta?- Preguntó, con un son de tristeza en la voz, ahora.-
-Claro que lo estoy, ¡esto es increíble!- dije, ahora con emoción.-
Edward me abrazó, con un poco más de fuerza. Y yo me quejé, el me dijo lo siento y como
respuesta le sonreí.
El doctor me dio el alta, solo dijo que tenía que guardar reposo, para que al bebe
no le pase nada, y yo asentí cuando lo dijo.
Al entrar por la puerta de la casa, me dirigí hacia nuestra habitación y me puse mi
camisón. Que era Así:  HYPERLINK "http://www.elle.es/var/ellees/storage/images/moda/c
ompras-elle/regalos-eroticos/camison/133876-1-esl-ES/camison_mode_large_qualite_
es.jpg" http://www.elle.es/var/ellees/storage/images/moda/compras-elle/regalos-ero
ticos/camison/133876-1-esl-ES/camison_mode_large_qualite_es.jpg
Edward me dijo que cualquier cosa que necesitara le dijera, y yo le conteste que
si. Nos recostamos en nuestro lecho, abrazada de mi esposo.
A la mañana siguiente, Edward se había levantado antes que yo, y me trajo el desayun
o a la cama.
-Buenos Días, princesas.- me dijo, sonriéndome.-
-¿ Princesas ?- pregunté desentendida.-
-Si por ti, y ella.- dijo, señalando mi vientre.-
-¿Ella?, y como sabes que es ella, tal vez es él.- dije dándole un tierno beso el los
labios, al que el respondió.
-Bueno, si, tienes razón, pero ahora come esto, porque tienes que comer por dos.-
me dijo, guiñándome un ojo.-
-Claro, claro.- le respondí.-
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capitulo 8: Noche Mágica.
Al terminar mi desayuno, me fui a cambiar, porque ya tenía que salir de esa habita
ción, porque sino me iba a volver loca o claustrofóbica lo que ocurra primero.
Así que me vestí así:  HYPERLINK "http://askbeauty.files.wordpress.com/2007/03/11732764
38_f.jpg" http://askbeauty.files.wordpress.com/2007/03/1173276438_f.jpg
Cuando salí de la recamara, me dirigí al living, donde estaba mi marido, tocando el
piano, era mi nana. Que dulce, pensé.
-Hola mi amor, estas hermosa- me dijo, percatándose de mi presencia, y dejando de
tocar.-
-Gracias, tu también.-le conteste.-Vamos a hacer algo hoy, ¿No?- pregunté.-
-Claro, salimos ahora.- me contesto.- Pero tu ¿Te encuentras bien?.- Me preguntó.-
-Sí, muy bien, de hecho.-le dije, sonriéndole, y acercándome a él, me senté en su regazo.
Lo besé muy dulcemente en los labios, y el respondió el beso.-
-Primero vamos al médico, Carlisle me dijo que te tienes que hacer un chequeo diar
io.-me dijo.-
-Esta bien,- le respondí.- Vamos.
Al llegar al hospital me hicieron una serie de estudios, que según Edward, se los
había recomendado su padre, y yo, obedientemente los hice todos.
Al finalizar esos dichosos estudios, salimos del consultorio y nos dijeron que t
odo estaba excelente y nos podíamos ir. Ahora que lo pensaba estuvimos más de cuatro
horas en el centro médico.
Después de haber finalizado los exámenes, nos fuimos a la residencia Cullen Griega,
y al llegar, me dirigí al tualet y tomé un baño de burbujas.
Al entrar a la bañera, tocan la puerta.
-¿Se puede?- Preguntó Edward desde la puerta.-
-Si, pasa.- dije, con una sonrisa traviesa dibujada en mi rostro.-
-Ni se te ocurra Bella, no voy a hacer nada que pueda dañar a nuestra hija.- me di
jo, con un tono de voz seria.-
-Esta bien, mi amor.- le conteste, sin ninguna chanceé de ganar una discusión.- Pero
, te podes quedar acá conmigo, ¿No?-le pregunté.
-No, eso no.- me contestó, dándome un beso en los labios.-
Edward me dijo que ya era tarde, y que nos teníamos que ir. Entonces el salió y lueg
o yo lo seguí.
Me vestí así:  HYPERLINK "http://img.webdelamoda.com/wp-content/uploads/2008/12/baila
rina.jpg" http://img.webdelamoda.com/wp-content/uploads/2008/12/bailarina.jpg
Nos dirigimos a la salida, y nos subimos al mercedes negro
Cuando llegamos me di cuenta de que había un barco esperándonos, con un hombre, supu
se que era el capitán del navío.
-Voy a estar contigo, por las dudas... no quiero que te caigas.- y me sonrió y me
beso el dorso de la mano.-
-No por favor.- y lo besé en el cuello.-
Subimos al barco, y nos dirigimos a quien sabe donde. Era una noche perfecta.
La luna estaba en cuarto menguante, y con la luz que daba ese pedacito, se refle
jaba en el agua y en el rostro de mi amado.
Después de una hora de viaje, de charlas, caricias y besos, el capitán de la nave no
s informó, más bien a Edward que era el que entendía, que llegamos.
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capitulo 9: Isla Poros
Al descender del barco, este se alejó, me percaté de que no había nadie en la isla, da
do que era la hora, me imagine.
-Es hermosa la isla ¿No?- me preguntó, tomándome por la cintura.-
-Es bellísima- Era así (pero de noche):  HYPERLINK "http://upload.wikimedia.org/wikip
edia/commons/2/25/Panoramica_de_Poros.JPG" http://upload.wikimedia.org/wikipedia/c
ommons/2/25/Panoramica_de_Poros.JPG
-Si, y es solo para nosotros.-me dijo, besándome el cuello.-
-¿Compraste una Isla?- le pregunté algo estupefacta.-
-mmm... no, la alquile por esta noche y mañana a la mañana.- me dijo besándome los lab
ios y tomándome por la cintura.-
Edward empezó a acariciarme la mejilla y me susurró al oído dos hermosas palabras: Te a
mo . Cuando me dijo esto, casi muero. Era las palabras más lindas que nadie ha podid
o concebir jamás, y en la boca de él, era como el coro de los mismísimos ángeles.
Comenzó a besarme con desesperación y pasión, su boca se desprendió de la mía, pero solo p
ara dirigirse a mi cuello. Se dirigió al cierre de mi vestido, y lo empezó a descend
er. Al segundo siguiente me lo quitó. Yo empecé a sacarle la camisa, y lo deje con l
a parte superior desnudo, era tan perfecto, y a la luz de la luna brillaba tenue
mente.
Luego, me quito es bracier y quede desnuda en la parte de arriba. Después le quité l
os pantalones y el me desprendió de mi última prenda.
Cuando quedamos completamente desnudos en la arena, empezó a rozarme todas las par
tes de mi cuerpo con sus labios.
-Tengo miedo.-me dijo.-
-¿Por qué?- pregunte, sin entender a que se refería.-
-¿Y si le pasa algo?-me pregunto, muy angustiado.-
-Miles de parejas hacen el amor cuando la mujer esta embarazada.- y lo besé con to
da la pasión posible.-
-Pero el hombre no es como yo.- me dijo, muy afligido.-
-Edward, no le va a pasar nada,-le dije- te lo prometo.
Empezó a besarme de nuevo, cada beso, era como una descarga eléctrica en mi corazón. S
u lengua se posó en mi cavidad bucal, y luego se transporto hacia todo mi cuerpo.
Emprendió un recorrido con sus manos por todo mi cuerpo, y luego me penetro, con m
ucha violencia y ardor. Su cuerpo quemaba por debajo de su piel, al igual que la
mía. Yo gemía en su oído y enterraba mis uñas en su espalda. Las penetraciones se hicie
ron cada vez más acompasadas hasta que llegamos a un clímax de lujuria insospechable
.
Me desperté, en una cama ancha, blanca como la nieve y cubierta con una sabana de
igual color. Y luego, por la puerta, ingresó el amor de mi vida.
-Ya te despertaste, creí que te tenía que arrojar al mar para ello.- dijo, riéndose en
tre dientes.-
-¿Tan dormida estaba?- Pregunté-
-Y, sí. Te podría decir que sonó mi celular al lado de tu oreja, y no te inmutaste.- m
e contesto, con su sonrisa torcida.-
-Wuaauh.- exclamé, y reí por lo bajo.-
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capitulo 10: Llamada Trágica.
-Sabes que te amo ¿No?- me preguntó, acercándose a la cama, y posando sus labios sobre
los míos.-
-Si lo sabía y yo a ti.- le conteste, abrazándolo.-
En eso suena su celular, mira quien es y respondió.
-Hola Alice, ¿Qué sucede?- Edward se quedo en silencio durante tres minutos, asintie
ndo para sí mismo.
-Esta bien, que Carlisle se ocupe, y que haga lo que más pueda. Yo se lo diré y vamo
s para allá, llegaremos mañana u hoy a la noche.-se quedo callado, escuchando lo que
decía su hermana- Si, quédate tranquila, pero cuídenlo; Adiós Alice.
-¿Qué pasó?- pregunté, al ver que su rostro se había transfigurado.-
-Tu padre, mi amor.- me dijo, con voz afligida.
-¿Qué le pasó?- dije ahora muy asustada.- ¿Esta bien?
-Tuvo un accidente automovilístico, el esta internado.-dijo con angustia.- Carlisl
e le dijo a Al que no era tan grave, pero esta muy delicado.
-Quiero irme a verlo.- le dije con la voz ahogada.-
-Si,- dijo- ya llamé al aeropuerto y el vuelo sale a las once de la mañana.- pero pa
ra eso faltaba una hora y media nada más.-
-Me voy a cambiar, quiero irme rápido.- dije, parándome de la cama, yendo a buscar m
i ropa a la maleta que habíamos traído los dos.-
-Tranquila mi amor, va a salir todo bien.- me dijo, dándome un tierno beso en los
labios.-
-Perdóname Edward, esta era nuestra luna de miel y yo...- me interrumpió.-
-Tú nada, esto es un accidente, y tenemos que ir a ver a Charlie.- me dijo con su
voz dulce y monocorde.-
-Gracias.-y lo besé.-
Luego me fui a vestir y me puse esto:  HYPERLINK "http://img.trendencias.com/200
8/07/miley-cyrus-retro.jpg" http://img.trendencias.com/2008/07/miley-cyrus-retro.j
pg
Al salir de la residencia, se encontraba el barco de la noche pasada, en el muel
le. Nos dirigimos al navío y cuando llegamos a tierra firme, nos subimos al auto,
en menos de media hora llegamos al aeropuerto, ya faltaba media hora para que el
avión despegara, y yo tenía los nervios a flor de piel.
-Tranquila mi amor,-me dijo Edward, cuando estábamos en nuestros asientos de prime
ra clase.- todo va estar bien.
Me quede completamente dormida a la tercera hora de viaje, cuando me desperté ya h
abía a anochecido, y Edward me contemplaba y acariciaba mi mejilla.
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capitulo 11: Hogar Mágico.
Al llegar a Forks, tomamos un taxi, y nos dirigimos hacia el hospital. Cuando l
legamos, estaba Carlisle saliendo de una habitación.
-Hola Carlisle-dije muy nerviosa, en estos momentos me gustaría tener a Jasper con
migo-
-Hola Bella, hola hijo.- nos saludo el, muy amablemente.-
-¿Cómo esta Carlisle?- pregunté muy angustiada.-
-Esta estable Bella, va a salir de esta. Quédate tranquila. Charlie es un hombre f
uerte.-me contesto el interpelado.-
-Ves mi amor, te dije que todo iba a estar bien.- dicho esto me sonrió, y me romó po
r la cintura, yo lo mire y le devolví la sonrisa.-
-¿Puedo pasar a verlo?- le pregunte a mi suegro.-
-Claro, él esta despierto Bella, y estuvo preguntando por ti.-
-Gracias.-le conteste, y me safé del brazo de mi cónyuge y entre a la habitación donde
se encontraba mi padre.
Al entrar, lo ví tan débil, con cables conectados en todo su cuerpo. En ese instante
, tuve ganas de llorar, ver a mi padre así era espantoso. Sentí que lo podría haber pe
rdido se sentía tan horrible.
-(abriendo los ojos). Bella, cariño. Estas acá.- me dijo mi papá, muy feliz.-
-Claro papá, cuando me enteré me tomé el primero vuelo que había.-dije acercándome a su tál
mo.-
-¿Edward esta contigo?- preguntó mi padre tratándose de erguir.-
-Si papá, Edward esta aquí en el hospital, vinimos los dos juntos.- tocándole el hombr
o para que se volviera a acostar.-
-Estoy bien Bells, serénate un poco hija.-me dijo mi padre, y yo traté de hacerle ca
so.-
-El doctor me dijo que vas a estar bien.- le dije, después de haber estado en sile
ncio por dos minutos.-
-Si, Carlisle es un buen médico, el mejor. Y si eso me dijo.- contesto mi padre, a
labando el trabajo de mi suegro.-
En ese momento, llegó la enfermera, una mujer de estatura baja y piel morena, tenía
los ojos de color chocolate oscuro y un pelo negro rizado.
-Disculpen,- dijo, con voz tranquila y dulce.- vengo a cambiar al paciente de cu
arto y a desconectar algunos equipos-mirando a las máquinas.-
-Claro, pase.- le dijo mi progenitor.-
La enfermera desconecto algunos cables de mi padre, y el único que quedo fue el su
ero, luego, lo pusieron en una silla de ruedas y lo trasladaron a él piso de abajo
; donde había pacientes no tan graves de salud, como los del alojamiento de arriba
.
Cuando ya instalaron a mi padre ya estaba en su nueva habitación empezamos a conve
rsar, raro en nosotros, pero lo hicimos.
Luego de de media hora llego la ayudante del doctor, y me dijo que el horario de
visitas a los pacientes había terminado, entonces yo me despedí de mi progenitor y
le prometí que mañana volvería, lo bese en la frente y me retire de la alcoba.
Cuando salí, me encontré con mi marido esperándome y nos fuimos en un taxi hasta la ca
sa. Al llegar me encontré en brazos de Alice diciéndome que lo sentía y que no me enoj
e por lo que yo ya sabía. Al principio no entendí de qué hablaba, pero luego me di cue
nta de que hablaba de la ropa que me había puesto en mi valija.
Esme y Alice nos mostraron nuestra nueva casa, para Edward, el bebe y yo.
Era una Casa de cuentos de hadas, mágica. Estaba situada en el medio de un bosquec
ito pequeño, y allí se encontraba una morada de piedra en tonos grises y negro. El i
nterior era igual que el exterior. Tenía muebles de roble lustrados y el living al
principio; del lado izquierdo había una ventana que daba al bosque. Atrás del comed
or, mejor dicho, a la derecha, se encontraba la cocina, era muy moderna, teniend
o en cuenta, como era la casa en sí.
A continuación nos conducimos a un pasillo del que salían tres recamaras, una estaba
todo en blanco, solo había una cuna de color rosa y blanco. Edward les dijo todo,
y también les dijo que era mujer, pensé en mi fuero interno. Luego nos fuimos a otr
a pieza que estaba toda pintada de blanco y había un placard y nada más. Y después, ll
egamos a una habitación que era la replica exacta de la que había en Atenas, era idént
ica.
La cama, las cortinas, el piso... todo; salvo por el armario que era el triple d
e amplio que el de nuestra luna de miel.
-Esto es increíble.- dije estupefacta.-
-Esto lo hizo Alice y Esme, son las decoradoras, y bueno con ayuda de Emmett y J
asper para construir.- dijo, con una sonrisa grabada en su semblante.-
-Es magnifico lo que hicieron.
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capitulo 12: Yo no se el futuro
Edward me tomó por la cintura, y comenzó a darme pequeños besos en el cuello, me recos
tó en la cama y empezó a besarme muy tiernamente, pero al cuarto o quinto beso, me q
uede completamente dormida.
Al día siguiente, me desperté y me encontraba totalmente desnuda. En ese momento, ap
arece mi esposo con el desayuno, me da un beso tierno y me dice buenos días .
-(terminando de desayunar), hoy tienes que ir al obstetra, ya saqué turno, así que n
o me vas a discutir.-y me besó la punta de la nariz.-
-Esta bien.- le conteste.-
Me vestí así:  HYPERLINK "http://www.yodibujo.es/espacio_personal/images_membres/ashl
ey-tisdale-blondie-1158-3-de-giselle_tdr.jpg" http://www.yodibujo.es/espacio_perso
nal/images_membres/ashley-tisdale-blondie-1158-3-de-giselle_tdr.jpg
Al llegar al hospital el doctor O Conell saludo a Edward y a mí, nos felicitó y me dij
o que me acueste en la camilla y que me quité el pantalón, la parte de arriba, el me
cubrió con una toalla y conecto una maquina que estaba al lado mío.
-Este gel esta frió, pero es necesario.- me dijo el interpelado, si el supiera lo
que es frió pensé en mi fuero interno.
Nos retiramos del consultorio, después de que el doctor nos dijera que estaba todo
bien.
Al llegar a la casa me puse manos a la obra, y le dije a Edward que quería estudia
r.
-Pero. ¿Qué es lo que quieres estudiar?-me pregunto mi amado.-
-Leyes.-le respondí.- sabes de eso ¿No?- le pregunté.-
-Claro, tengo una licenciatura en leyes.- me contesto él, y me sonrió.-
-Me pregunto yo, ¿va a haber algo que tú no sepas?- le pregunté, irónica.-
-Yo no se el futuro.- me contestó y me besó.
Luego nos pusimos en la mesa del comedor con muchos libros que había traído de la ca
sa blanca y nos pusimos a leer la base de ese estudio.
Cuando se hicieron las doce de la noche, yo estaba durmiéndome sobre la mesa.
-Será mejor que sigamos mañana.- me dijo al ver que ya utilizaba el living de dormit
orio.-
-Si mejor-le conteste yo adormilada.-
Al encontrarme en nuestra recamara, me fui a poner mi camisón, (que era así:)  HYPERL
INK "http://images.quebarato.com.br/photos/big/C/C/15C0CC_1.jpg" http://images.que
barato.com.br/photos/big/C/C/15C0CC_1.jpg
Y me quedé completamente dormida.
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capitulo 13: El gran viaje.
Cuatro años después
-Atenea, por favor, quédate quieta.- le dije a mi hija, que no paraba de moverse,
al vestirla.- Mi amor, ya se va a terminar, ¿Sí?
-¿Están listas?- me preguntó mi esposo, en la puerta del dormitorio de mi hija.
-Sí mi amor, ya estamos.- le contesté, un poco, bastante, nerviosa.-
-Va a ir todo bien.- me dijo, tranquilizándome.-
-Estoy alterada, no se cómo voy a hacer o... decir, cuando vea a mi madre.- dije,
agachando la cabeza.-
-Te lo juro,- dijo levantándome el mentón.- va a estar todo bien, tu madre ya sabe d
e la existencia de nuestra hija. Además, dijo que era hermosa, cuando Alice le man
dó las fotos.- dijo, tranquilizándome mi amado.-
Al terminar de cambiar de ropas a Atenea, nos subimos al automóvil y nos dirigimo
s hacia el aeropuerto. Al momento que estacionamos, ingresamos y fuimos a la emb
arcación. Atenea se quedó, completamente dormida a las dos horas de viaje.
Luego de desembarcar y llevar nuestro equipaje a un auto muy lujoso, era un Cors
a Z2
Así:  HYPERLINK "http://www2.diariomotor.com/imagenes/bmw-z2-artist-illustration.jp
g" http://www2.diariomotor.com/imagenes/bmw-z2-artist-illustration.jpg
Luego de conducir por media hora, llegamos a un hotel muy ostentoso, así:  HYPERLIN
K "http://www.bookings.net/images/hotel/org/243/243499.jpg" http://www.bookings.ne
t/images/hotel/org/243/243499.jpg
Al desempacar las maletas, puse a bañar a Atenea, la cambie y le puse el pijama. D
espués, la coloque en la cama, que teníamos en la habitación de al lado, y me dirigí a n
uestra recamara. Edward me esperaba en nuestro lecho, y mi amado, empezó a tararea
rme mi nana y a continuación me quedé completamente dormida.
A la mañana siguiente me desperté con el llamado de mi hija, y me dirigí inmediatament
e a su pequeña habitación.
Cuando le dí el desayuno, que era eso lo que me pidió, la fui a vestir porque hoy íbam
os a cenar con toda mí familia. Hasta mi padre se encontraría allí, con mis abuelos, m
is tíos, mis primos, absolutamente todos. Y yo no podía más con mi nerviosismo.
Luego de emperifollar a mi hija, la vestí así:  HYPERLINK "http://img.chicade15.com/w
p-content/uploads/2009/01/6cinturonnegro2.jpg" http://img.chicade15.com/wp-content
/uploads/2009/01/6cinturonnegro2.jpg
Luego de Vestir a mi hija, me fui a cambiar yo.
Me vestí así:  HYPERLINK "http://img.webdelanovia.com/wp-content/uploads/2009/02/vest
ido_de_fiesta_2009_8.jpg" http://img.webdelanovia.com/wp-content/uploads/2009/02/v
estido_de_fiesta_2009_8.jpg
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capitulo 14: Mi Familia
Al terminar de arreglarnos nos dirigimos al coche y en menos de una hora ya nos
encontrábamos en la puerta de la casa de mi madre.
Al descender del auto, Edward me abrió la puerta, con mi hija en brazos.
Cuando tocamos el timbre, atendió mi madre, y al vernos me abrazó por la cintura. Lu
ego saludó a Edward y a mi pequeña hija. Estaba tan feliz de vernos, que fue muy her
moso verla así.
Entramos a la residencia, y allí se encontraba toda mi familia, mis tíos: Gabriela,
Gustavo, Ivana, Esteban, Rodolfo y Thiara. Todos ellos me abrazaron y luego fui
a saludar a mis primos: Santiago, Carolina, Belén, Abran, Felipe, Macarena, Paloma
y Sara. Después de que saludé a estos, fui a hacer acto de presencia con mis otros
familiares.
Todos estaban embelezados con la belleza de Atenea. La mayoría de mis miedos, e in
seguridades estaban extintos a la hora de la cena. Los hijos de mis primos tenían
la misma edad o un poco más que mi descendiente.
Mi padre estaba muy contento de verme allí, y yo de poder verlo feliz al igual que
el resto de mi familia.
Terminó la velada, y saludé a todos mis parientes. Atenea estaba cansada y se estaba
adormeciendo en mis brazos.
Subimos al vehículo y nos fuimos directo al hotel. Acostamos en su recamara a nues
tra hija y nos conducimos hacia nuestro lecho.
Estar con Edward, era lo más mágico que podría sentir, me tomo de la mano y empezó a bes
arme en los labios muy tiernamente y se fueron transformando en una necesidad.
Me tomó por la cintura y me colocó delicadamente en la cama y me besaba con lujuria
y desesperación en el cuello. Me quitó el vestido con suavidad y besó cada parte de mi
anatomía.
Escuché, como su respiración se agitaba en mi oído y como yo comencé a gemir y a clavar
mis uñas en su espalda. Cada penetración era minuto a minuto, segundo a segundo, más p
rofunda.
Caí, rendida en el hombro de Edward, y segundos después quedé completamente dormida.
Atenea, estaba golpeando la puerta de nuestro dormitorio y su padre fue a ver qu
e era lo que quería. Cuando se cerró la puerta, fui directo al placard a buscar que
ponerme, y me decidí por esto:  HYPERLINK "http://1.bp.blogspot.com/_IwjUwqdJqRA/Ry
VT9QlgWGI/AAAAAAAAADI/6-ZGlDf5U9U/s320/vanessa-hudgens-hollywood-home.jpg" http://
1.bp.blogspot.com/_IwjUwqdJqRA/RyVT9QlgWGI/AAAAAAAAADI/6-ZGlDf5U9U/s320/vanessa-
hudgens-hollywood-home.jpg
Salí de mi dormitorio cambiada, y me fui a donde se encontraban las razones de mi
vida.
-¿Nos vamos?- Preguntó mi esposo, cuando ingresé a la cuarto.
-Si, esta bien.- dije.- Déjame vestir a Atenea y vamos.-
Edward se retiró de la habitación, y yo me dirigí hacia mi hija para cambiarla de ropa
.
Le puse lo siguiente:  HYPERLINK "http://3.bp.blogspot.com/_RPz_E-A2viU/SN7BTMfup
DI/AAAAAAAAAN0/veBz_09EmKQ/S700/vestidos+ni%C3%B1as+004.jpg" http://3.bp.blogspot.
com/_RPz_E-A2viU/SN7BTMfupDI/AAAAAAAAAN0/veBz_09EmKQ/S700/vestidos+ni%C3%B1as+00
4.jpg
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capitulo 15: Llegada a Forks
En el aeropuerto, recogimos nuestras maletas y nos fuimos hacia nuestra casa.
-Hola mi vida,- le dijo Alice y Rose al mismo tiempo a Atenea cuando llegamos, y
en menos de una milésima de segundo estaban a nuestro lado.- ¿Cómo la pasaste mi amor
?-Preguntó Rosalie, sacando de mis brazos a Ademia.-
-Muy lindo, conocí a toda mi otra familia.- dijo mi niña, muy contenta.-
Cuando llegamos a nuestra casa, dejamos las maletas en la habitación y nos quedamo
s jugando con Atenea hasta las ocho de la noche, más o menos.
Nos fuimos a dormir temprano, ya que mañana tendría que rendir el último examen de la
facultad y ya había estudiado mucho, era muy importante que saliera bien.
Al despertar, me cambie así:  HYPERLINK "http://files.nireblog.com/blogs1/joejonass
lovee/files/10367763-12456760.jpg" http://files.nireblog.com/blogs1/joejonasslovee
/files/10367763-12456760.jpg
Edward se quedó con nuestra hija, y yo me fui con el auto a la universidad.
Estaba muy nerviosa, y la verdad era obvio que sí, pero trate de relajarme, abrí la
puerta del aula donde se encontraba el docente y me entregó una serie de fotocopia
s de doce hojas.
Salí del salón, con el corazón latiéndome a mil por hora, y trate de tranquilizarme y ll
egar, estable, hasta la cafetería del lugar. Pedí un café con leche, me senté en la mesa
que se encontraba junto a la ventana y me dedique a deber, mirando hacía el exter
ior.
El profesor, llegó alrededor de una hora después, cuando yo ya me había tomado tres ca
fés, con los resultados del examen. El me comunico que había aprobado, yo estaba muy
feliz, exaltada debería decir.
Con todo el bienestar de saber que había aprobado, me dirigí directo a mi casa, dond
e me esperaban mi hija y mi cónyuge.
-¿Aprobaste?- me preguntó Edward, cuando traspase la puerta de mi morada.-
-¡Sí!- le dije, con una gran sonrisa en mi rostro.- ¡Aprobé!- el me abrazó fuerte y me besó
luego mi descendiente me abrazó y yo la tomé en mis brazos.-
Terminé de bañar a Atenea, y la recosté en su cama y luego fui a mi habitación. Hay se e
ncontraba, Edward, mi milagro personal, tan perfecto como siempre.
Me tomó la mano derecha y besó el dorso de mi mano, después, comenzó a quitarme la ropa
muy delicadamente y yo igual.
Nuestros labios estaban unidos, parecían inseparables; pero cuando necesite aire,
sus labios se retiraron de mi boca y se dirigieron a mi cuello. Me empezó a quitar
la parte superior de mi bikini y me quede sin nada en el torso.
Me acariciaba, son su tacto helado, que al estar en esa situación me pareció que cam
bió de temperatura y era calido.
Yo empecé a sacarle la camisa, y lo deje con la parte superior desnudo, era tan pe
rfecto, y a la luz de la luna brillaba tenuemente.
Luego, me quito el bracier y quede desnuda en la parte de arriba. Después le quité l
os pantalones y el me desprendió de mi última prenda.
Comenzó a penetrarme con movimientos suaves pero decididos y fueron subiendo el r
itmo. Gemía en su oreja y enterraba mis uñas en su espalda, y él, me tomaba fuertement
e por la cintura.
Me desperté, envuelta en las sabanas de algodón blancas, y abrazada al hombre de mis
sueños.
-Te amo.- me dijo, sabiendo que yo ya estaba despierta.-
-Y yo más.- le respondí, dándome vuelta y besando sus labios dulcemente.-
Me levante y fui a cambiarme:  HYPERLINK "http://www.diariodecuyo.com.ar/imagenes
/2008/02/OH/21212742ch.jpg" http://www.diariodecuyo.com.ar/imagenes/2008/02/OH/212
12742ch.jpg
Luego fui al cuarto de Atenea, pero ella se encontraba profundamente dormida.
Entré a la cocina, y me preparé un desayuno sencillo, y hay, caminando lentamente po
r el pasillo adormilada, se acercaba mi hija hasta donde nos encontrábamos. Le pre
paré el desayuno a mi hija y le dije a mi marido que iba a hacer unas compras a Se
attle y fui hasta el garage de los Cullens a buscar el auto para irme a la ciuda
d.
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capitulo 16: Dolor
Estaba a 6km de Seattle, pensando en que yo ya era una abogada; estaba muy feliz
, era La Licenciada Isabella Mery Swan Cullen, sonaba bien.
Al llegar a la ciudad, me fui a comprar los víveres para el mes. Pasando por los p
asillos del mercado, eligiendo la mercadería ví a alguien que me resultó familiar. Pasó
tan rápido por hay que no me dejo evaluarlo con la mirada. No le di importancia, y
fui a pagar los productos a la caja. Cuando termine, empecé a guardarlos en el au
to, pero me di cuenta de que me faltaba comprar el remedio par la tos de Ademia,
y la farmacia se encontraba a menos de dos cuadras, y sería difícil estacionar, así q
ue decidí ir caminando.
Ya estaba oscuro, algo muy común en Olimpyc, tenía mucho miedo; caminaba, rápidamente
por las calles angostas de Seattle, cuando veo una sombra detrás de mí. Comencé a cami
nar mucho más veloz que antes. Me tropecé con el borde de la vereda, y entonces veo
que la persona que estaba detrás de mí estaba encima mió.
En eso siento un dolor agudo en mi garganta, como si clavaran dos filosas navaja
s en mi yugular. Empecé a perder conciencia del momento y lugar en el que me encon
traba.
En menos de un minuto, empecé a quemarme por dentro, con un dolor abrasador quemándo
me lentamente el cuerpo. Cada segundo, cada milésima, me moría de dolor. Sentía una ag
onía que partía desde mi cabeza hasta la punta de los dedos de los pies. Pedía que alg
uien me matara; no se puede explicar el padecimiento que concebía en ese instante,
quería que este sufrimiento cesara, no podía más con esta congoja.
El dolor empezó a cesar lentamente, que casi parecía imperceptible. Pero segundo a s
egundo empezó a, sentía en lo más profundo de mi ser que comenzaba a desaparecer.
Alrededor de haber pasado más o menos unos diez o quince minutos comencé a sentir qu
e la quemazón descendía lentamente. A partir de ese instante empecé a sentir todos y c
ada uno de los sonidos que estaban a mi alrededor, los sonidos y también los olore
s. Era un olor que jamás había olido. Era olor a... ¿Viejo? Era como olor ha guardado,
no lo comprendía bien. Pero lo que sí comprendía era que la angustia y desesperación qu
e sentía desapareció completamente.
Me erguí y abrí los ojos lánguidamente, y me encontré con un hombre. Era un hombre de te
z blanca, pálido y blanco como la nieve. Tenía los labios curvados en una sonrisa am
istosa. Usaba una capa larga y negra como la brea, parecía una persona amable y po
r la forma distanciada en la que se encontraba de mí, educada. Tenía unos ojos grand
es y negros como el carbón y una cabellera de igual color. Creía que lo conocía de algún
lado, pero no recordaba de donde.
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Capítulo 17: Nueva vida
El hombre, al que no le conocía el nombre, me dijo:
-Hola mi amor; ¿Cómo te encuentras?- me dijo sonriendo... esperen un minuto, ¿Cómo me di
jo?, mi amor ... el quien es; pensaba mientras él me observaba con peculiar atención.
-¿Quién es usted?- pregunte, algo brusca.-
-Soy Aro, tu esposo. Seguramente no te acuerdas por lo sucedido.- dijo, tomándome
la mano y rozando su pulgar con la parte superior de mi mano.-
-No me acuerdo.- dije confusa.- ¿Qué me pasó?- inquirí examinado mi cuerpo, a ver si est
aba carbonizada o algo por el estilo.-
-Eres algo así como...- y dudo.-
-¿Cómo?- presione.-
-Como un... vampiro.- dijo, soltando una sonrisa muy bella en su rostro.-
-¿Vampiro?- pregunte, demasiado desconcertada, además no entendía como era que no me r
esultaba nada loco o extraño lo que él me decía.-
-Luego te explico.- y en ese instante escucho unos pasos que se dirigian a donde
nos encontrábamos nosotros.-
-¿Cómo te encuentras, mi querida?- me pregunto un hombre, de cabellera blanca, un po
co más bajo que mi ¿Esposo?-
-Bien.- conteste, preguntándome quien seria ese individuo.-
-No te debes acordar de nada cariño, yo soy Cayo, el hermano de Aro. Sería una espec
ie de cuñado.- y me sonrió, mostrando su deslumbrante dentadura.-
-Mmmm.- dude.- no.
-Bueno, ya te irás acordando de todo.- me dijo el interpelado.-
Aro, me tomó la muñeca izquierda y no dijo nada, yo, obedientemente, lo seguí. Se paró f
rente a una puerta doble hoja y la abrió.
En el interior, se encontraba una habitación perfecta de lujo. Era hermosa, con un
toque o mejor dicho bastante, estilo medieval. Era muy bella y elegante, en la
zona oeste había un dressuar. En la cara este, había otra puerta, una corrediza, don
de supuse, se hallaba la vestimenta. Y en el centro de la habitación, una cama de
dos plazas y media, con un techo de seda blanco unidos por un dosel de la cama d
e hierro negro con unas flores de metal de igual color y unos brillos platinados
en medio. La ropa del lecho, eran blancas, de seda y las puntas de satén del mism
o color y unas almohadas, rellenas de plumas de aves. El suelo, era de piedra, u
na piedra de matices grises y las paredes de tonalidades blancas.
-¿Te agrada nuestra recamara?- preguntó mi acompañante.-
-Si, claro, ¿A quién no?- pregunté, sonriéndole.- Me encanta, gracias.-
-No mi amor, tú no me tienes que agradecer absolutamente nada.- y me tomó, nuevament
e de la mano; yo tenía mucho miedo de que me hiciera algo que yo no pudiera tolerar.
-
-Quédate tranquila.- me dijo acariciándome el brazo izquierdo.- No te voy a presiona
r.-
Aro, se retiró, dándome un espacio propio, para absorber todo esto nuevo, de mi nuev
a vida.
Ingresé a donde yo supuse bien, se encontraba el armario, era uno bastante amplio,
tenía mucha ropa y camisones de mujer. Entonces decidí cambiarme así:  HYPERLINK "http
://img.trendencias.com/2008/08/hilary-duff-stay-cool-03.jpg" http://img.trendencia
s.com/2008/08/hilary-duff-stay-cool-03.jpg
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capítulo 18: Lectora Compulsiva
Me terminé de cambiar, y me dirigí a la puerta, ahí se encontraba Aro, esperándome a la
salida de nuestro dormitorio.
-Estas hermosa.- me dijo, apenas me vio.-
-Gracias.- dije y levante la vista, porque la había desviado a la decoración que nos
rodeaba.-
-Bueno, creo que quiero saber más de que va todo esto.- le dije, mirándome a mi mism
a.-
-Claro, ven por aquí por favor.- me dijo, extendiendo su mano, por una enorme entr
ada de matices grises.-
Caminamos, por un cuarto muy extenso en latitud y longitud. Hasta llegar a una p
uerta de color bronce, con las esquinas gravadas con una inicial, A .
En el interior, había un escritorio de roble, rodeado por una espaciosa biblioteca
, llena de libros de diferentes tamaños, el escritorio tenía dos sillas, una más grand
e que quedaba en frente de la puerta, tapizada con terciopelo rojo, y la otra, q
ue quedaba de espaladas a la puerta, era igual pero más pequeña.
-Toma asiento.- me dijo, luego de que entramos a la habitación.-
-Gracias.- le dije y me senté.- ¿Quiero saber qué me pasó?- le dije, demasiado directa.-
-Eres... como decirlo... un... vampiro.- lo dijo, mirándome fijamente a los ojos.-
-¿Un qué?- le dije, sin comprender lo que él me estaba diciendo.-
-Si, un vampiro.- dijo, muy seguro.- a que ahora tienes la garganta que se te es
ta quemando viva.- comentó, levantando la ceja derecha.-
Yo instintivamente lleve mi mano derecha a mi garganta, él tenía razón; se estaba pren
diendo fuego parecía, esto me pasaba desde hace ya unas pocas horas.
-Es por nuestra... dieta.- explicó, en tono irónico.-
-¿Dienta?- pregunté, sin entender absolutamente nada de lo que decía.-
-Si, nosotros nos alimentamos de sangre humana.-
No respondí, me quede estupefacta, no sabía que decir. Aro, estuvo explicándome todas
las reglas y lo que me iba a suceder ahora, además me contó sobre nuestra vida de ca
sados. Me relató de cómo no conocimos, cuando nos casamos, etcétera.
Eran ya las siete de la tarde, y me dijo que tal vez quería ir a nuestro dormitori
o, yo le dije que sí y me fui. Me enteré de que no dormía, así que me pregunté que iba a h
acer ahora.
Entonces me cambié así:  HYPERLINK "http://img.trendencias.com/2008/03/rihanna-2008-k
ids-choice-awards-01.jpg" http://img.trendencias.com/2008/03/rihanna-2008-kids-cho
ice-awards-01.jpg y salí al escritorio de mi... esposo y busqué un libro para leer,
lo único que podía hacer. Leí El perfume de Patrick Süskind. Era muy interesante y lo te
mine en menos de una hora, así que seguí leyendo, después de haber pasado toda la noch
e, terminé leyendo un libro de medicina DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO EN MEDICINA INTER
NA y como me intereso seguí leyendo más y termine en COMPENDIO DE ANATOMIA TESTUT .
Eran las once de la mañana, y Aro estaba en la puerta de su escritorio sonriéndome.
-Veo que te interesa la lectura.- me dijo con una retozo en su semblante.- y veo
que te gusta la medicina.- dijo acercándose y tomando el libro que yo había dejado
sobre la mesa.-
-Si, claro, me encanta.- le dije sonriéndole.- Quería hablar de algo contigo.- le di
je, seria.-
-A ver, de que se trata.- habló, tomándome la mano derecha.-
-Es sobre mí... dieta.- le dije, un poco nerviosa.-
-¿Qué pasa con eso?- dijo, él también serio.-
-No me gusta matar a las personas.- se lo dije tan rápido que en un segundo dude q
ue lo allá oído.-
-Esta bien.- expresó, de la mejor manera.- hay otros métodos.-
-¿Otros métodos?- inquirí.-
-Si, por ejemplo, sangre de animales.- dijo, riendo por lo bajo, como riendo de
un chiste privado.-
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Capítulo 19: La nueva Rapunzzel pero sin príncipe.
Luego de hablar con Aro, para decirme como conseguir el alimento, el me dijo qu
e iba a hablar con una de las mejores carnicería de Italia para que yo consiguiera
saciarme.
Al día siguiente, cuando tragieron mi sustento, yo me sacie, claro que la sangre h
umana es mucho más deliciosa que esta, que estaba caliente por el microondas. Al p
asar la tarde, decidí salir del castillo.
-(Yendo a la salida). ¿Qué haces acá?- me preguntó, un hombre de espalda encorvada, nari
z respingada y su tono de piel olivácea.-
-Voy a dar un paseo, y vuelvo.- le contesté, tratando de esquivarlo, pero no lo lo
gre.-
-No puedes salir.- me dijo tajante.-
-Y se puede saber por qué.- exigí saber.-
-Ordenes del maestro.- me dijo y volvió a su posición, como si nunca se hubiera apar
tado de la puerta.-
Sinceramente no entendía nada, pero estaba muy enfurecida. ¿Cómo era eso de que yo, no
podía salir? Ordenes de Aro?¿Qué le pasa? Esas preguntas daban vueltas y vueltas por
mi cabeza, hasta llegar a un cuarto, donde yo nunca había entrado, pero sabía que al
lí se encontraban siempre que se los buscaba a Marco, Cayo y... Aro, al que yo que
ría ver.
Fue muy maleducado de mi parte entrar sin tocar, pero con lo enervada que me enc
ontraba, me importo en lo más mínimo.
-¿Qué sucede?- me preguntó mi marido, al verme muy molesta.-
-Quiero hablar contigo.- dije, cortante.- A solas.- remarque el solas, echando u
n vistazo a sus hermanos.-
-Claro.- me dijo este, sonriendo.-
Sus hermanos salieron, y entonces comencé a hablar.
-Se puede saber ¿Por qué no puedo salir del castillo?- le dije, muy enojada, para co
ntener mi furia-
-Por los peligros mi cielo, te puede suceder cualquier cosa, en las calles de Vo
lterra.- me dijo, en tono tranquilizador.-
-Es no es verdad,- dije contradiciéndolo.- sabes que soy mucho más fuerte que muchos
de los de tu guardia, además, se cuidarme sola.- le dije, calmándome un poco, al fi
nalizar la oración.-
-Entiende, que eres lo único que yo tengo, no me permitiré perderte, nuevamente.- me
dijo con un poco de sufrimiento en la voz, y cuando me di cuenta a lo que se re
fería, desistí de inmediato, al ver que yo le ocasionaba dolor.-
Después de hablar con el, me dirigí al escritorio, y comencé a leer para despejarme un
poco. Seguí leyendo libros de medicina, me encantaba. Y cada vez sabía más, y más. Eran
temas fascinantes la materia humana.
Ya iba por el libro de nivel sexto, era el último libro y además estaba estudiando u
n manual de autopsias.
Entrando a mi habitación, o debería decir nuestra, me encontré con mi cónyuge.
-Ten interesa mucho la medicina.- me dijo, riéndose por lo bajo, como riendo de al
gún recuerdo.-
-Si es interesante, y ya terminé de leer todos los libros de la biblioteca.- le di
je acercándome al placard.-
-Si quieres puedo hacer que te traigan más, así continuas haciendo algo que de veras
te gusta.- habló, rozándome la mejilla con su pulgar.-
-Gracias.- le dije y sonreí.-
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Capítulo 20: Doctora a bordo.
Ya había pasado más de un año y convencí a mi marido para traer a un profesor de medicin
a. Estaba en quinto año en menos de un año, el profesor no paraba de felicitarme per
o también se que le sorprendía de verdad mi avance, y claro cuando posees un sin fin
de tiempo y la capacidad de no necesitar dormir, es muy sencillo.
Con mi marido nos habíamos acercado cada vez más, claro, para nosotros era como el r
encuentro, o más bien, para mí que era la que no lo recordaba.
A las siete de la tarde, el profesor se retiró, como todos los días y yo me quede so
la. Luego de unos cinco minutos escucho unos pasos que se acercaban donde yo me
encontraba.
-¿Cómo te fue?- me preguntó, un chico de tez blanca, un poco más alto que yo, de ojos ne
gros y una cabellera castaña-
-Bien, ya estoy por terminar la carrera.- le conteste a Alec, muy amablemente.-
-Que bueno.-me dijo este a su vez.- ¿vamos a pasear?- me sonsacó.-
-Sabes que no puedo salir.- le respondí, un poco cansada de que sea así.-
-Ya lo se, pero pasear por aquí no creo que le moleste a Aro.- me respondió con una
sonrisa en su semblante.- Además, hay muchos lugares del recinto que tu no conoces
.- dicho esto me tomo de la mano. Esto no me molesto, así que fuimos y me enseño las
esculturas, pinturas, grabados, muebles y de más del castillo. Cuando me di cuent
a, ya eran las once de la noche.
-Me tengo que ir.- le dije a él.-
-Claro, hasta mañana.- dicho esto, me besó en la mejilla y se retiró con paso grácil y v
anidoso del lugar.-
Me fui a mí recamara, donde me esperaba mi marido, entonces me acerque y le pregun
te:
-¿Te encuentras bien?- dándole un dulce y tierno beso en los labios.-
-Si mi amor, solo pensaba... en ti.- me dijo y me tomo por la cintura. Me besó con
amor y pasión.
Me recontó en la cama y me besaba el cuello con desesperación. Después se dirigió a el c
ierre de mi vestido me lo quitó en un abrir y cerrar de ojos y luego yo me subí arri
ba de el, y le quité la camisa en menos de un segundo, estábamos completamente desnu
dos y comenzó a penetrarme con amor y desesperación.
Cada roce de su piel con la mía era un frenesí de lujuria. Prontamente me recosté en s
u pecho.
Nos quedamos callados durante toda la noche escuchando nuestras respiraciones ha
sta que el sol se asomo por el este, y daba un tenue brillo en la parte de arrib
a de nuestra habitación, la única entrada de aire de la recamara.
-En una hora llega tu profesor, va a ser mejor que te alimentes, antes de que ll
egue.- me dijo, acariciándome el cabello.-
-Claro, hay voy.- dicho esto, me pare, lo bese en los labios y me dirigí a mi rope
ro a buscar que ponerme, decidí por esto:  HYPERLINK "http://4.bp.blogspot.com/_5sv
nTqS28r8/SdZwBzLMCzI/AAAAAAAABVg/7HDJlxWJuJY/s400/jonas-series-wrong-song-stills
-07.jpg" http://4.bp.blogspot.com/_5svnTqS28r8/SdZwBzLMCzI/AAAAAAAABVg/7HDJlxWJuJY
/s400/jonas-series-wrong-song-stills-07.jpg
Luego fui a tomar mis dos vasos de sangre de vaca, calentada en el microondas. M
e fui a la sala de recibimientos, donde esperaba a mi profesor, para después ir al
escritorio donde estudiábamos.
Al terminar la clase, me dijo que en dos días me iba a traer los exámenes para sacar
el título y que no este nerviosa porque estaba muy preparada para rendirlo y ser
una muy buena doctora.
Pensando en lo que había dicho, yo después de dos días iba a ser una médica, convivir co
n sangre, y cómo iba a hacer para ejercer si no me dejaba salir de acá.
La sangre sabía que no era un problema, porque siempre que todos se alimentaban yo
estaba al lado de la puerta del comedor y nunca me inquiete por el hedor del fluj
o rojo. Creo que va a ser más difícil que me dejen salir de aquí.
-Aro, ¿Podemos hablar?- le dije entrando a la recamara del terror como la llamaba yo
en donde se reunía la guardia.- a solas.-
-Claro mi amor, ven.- me dijo, tomándome de la mano. Llegamos a nuestra recamara,
yo me senté en nuestro lecho y hablé.
-Me voy a recibir en dos días.- le dije muy rápido, seguro por los nervios.-
-Eso es fantástico.- me respondió el, interrumpiéndome y sonriendo de oreja a oreja.-
-Si, lo que te quería decir, es que voy a tener que ir a trabajar en algún hospital
de la ciudad.- le conteste, bajando la mirada.-
-Es un inconveniente.- me dijo el, sereno.-
-Si, lo se. Pero me preparé tanto para salvar vidas Aro, es mi destino, lo se. Sol
o por favor.- le dije, rogándole.-
-Esta bien.- me dijo este.- pero con una condición.- me dijo, ahora serio.-
-La que quieras.- le dije, tomándolo por el cuello.-
-Qué para ir y venir del hospital, un guardia te va a llevar y traer, uno de mis h
ombres más leales.- me dijo circunspecto.-
-Hay por Dios Aro, eso no.- le dije, muy molesta por la condición.-
-Es eso, o no.- me dijo serio. Me lo pensé y prefería su condición.-
-Bueno.- dicho esto, me tomó entre sus brazos y me besó la coronilla.-
-Felicidades.- me expresó, con voz llena de alegría.-
-Gracias.- de igual manera.-
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Capítulo 21: Brillas como un diamante
Hoy era jueves, era el día en el que rendía. Me encontraba muy nerviosa, aunque sabía
que no sería problema el examen, pero igual lo estaba.
Me levante y me vestí así:  HYPERLINK "http://4.bp.blogspot.com/_OAf03o0IJKM/SL8Uq8MH
QTI/AAAAAAAAAs0/gzGXUyj-g9U/s320/5.jpg" http://4.bp.blogspot.com/_OAf03o0IJKM/SL8U
q8MHQTI/AAAAAAAAAs0/gzGXUyj-g9U/s320/5.jpg
Entonces llegó el profesor, nos dirigimos como siempre al escritorio y me entregó un
a serie de fotocopias. Cuando finalicé el examen el profesor me dijo que en dos días
me iba a tener los resultados.
-¿Cómo te fue amor?- me dijo Aro, cuando ingresé a la sala, donde se encontraba habitu
almente.
-Bien- le respondí, sonriéndole.
Dos días después, el profesor trajo las respuestas y obvio aprobé. Se que soy muy creída
pero es que estaba muy preparada para ello.
-Felicidades- dijo Aro, apenas me vio.
-Gracias mi amor- le conteste, dándole un beso en los labios
-Te tengo una sorpresa- dijo este, respondiéndome el beso.
-¿Qué es?- le dije abrazándolo
-Es una sorpresa mi vida, ya te vas a enterar.-contestó el, misterioso.
Fui a comer , y luego me dirigí a nuestra recamara, me cambie así:  HYPERLINK "http://1.
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" http://1.bp.blogspot.com/_PcMWzDnn1y8/SdAB7ZVhqfI/AAAAAAAAATQ/FDL2I0cY1vo/s320/1
52470.jpg
Mi esposo ingresó a la habitación y me llamó.
-¿Qué es?- pregunté, cuando dejo una cajita cuadrada negra de terciopelo. La abrí y había
un anillo así:  HYPERLINK "http://www.dejoyas.com/img_es/anillo-diamante.jpg" http://
www.dejoyas.com/img_es/anillo-diamante.jpg
-Es hermoso- le dije a mi marido, quedando estupefacta.
-Me alegro mucho que te guste- me dijo abrazándome y besándome el pelo.
Nos recostamos en la cama y mi cónyuge me dijo:
-Te tengo otro regalo- habló, sonriendo.-Toma.- y saco un sobre y me lo entrego.
-Haber...- dije abriéndolo.- ¿Un pasaje para... dónde?-le pregunté, viendo que no había re
mitente del lugar-
-Es para que tú elijas el destino que quieras-
-¿De verdad?, me encanta... quiero ir- pensé- a... Canadá- le dije a mi amado.-
-Muy lindo, me encanta. Después decide a que lugar vamos a sí le digo a la empresa.
-A Alberta- le respondí muy decidida-
Luego me quede pensando en la hermosura en la que nos íbamos a fundir mañana.
Cuando el sol se asomo por la pequeña ventana, me levante y me cambie así:  HYPERLINK
"http://img.trendencias.com/2008/11/lenola_lewis_american_music_awardsj.jpg" http
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Después hice las maletas, mías y de mi pareja y salimos del castillo hacia un taxi q
ue nos esperaba. Llegamos en menos de una hora al aeródromo y embargamos.
-¿Estas bien?- preguntó Aro, ya sentados en nuestros asientos de primera clase.
-Claro, estoy muy bien- le conteste y lo besé-
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Capitulo 22: Bienvenidos a Alberta
Se veía un hermoso manto blanco debajo de nosotros. Era bellísimo.
-En diez minutos se descenderá por la plataforma trece, en Alberta, Canadá.- dijo la
azafata, sacándome de mi ensueño.
-¿Tienes todo?- preguntó mi marido, tomando nuestro pequeño bolso de mano.
-Si mi amor, lo tengo.-le respondí a este-
Bajamos por una escalera empinada y nos dirigimos a la calle a pedir un taxi. Ar
o le dijo la dirección al chofer y en menos de media hora estábamos en frente de un
lujoso hotel. Ingresamos y se encontraba una hermosa recepción; mi esposo le dijo
nuestros nombres y el hombre amablemente le dio una tarjeta de color dorada. Un
muchacho de uniforme rojo con detalles en dorado, nos llevo las maletas hasta nu
estra habitación que quedaba en el último piso. Nos abrió la puerta de una atractiva s
uite, muy bella y espaciosa. Mi cónyuge le dio una propina al chico de menos de di
eciocho años y este a su vez se retiró.
-Esto es hermoso- le dije a Aro a penas nos quedamos solos.
-Me deleita que te guste, mi vida.- dicho esto empezó a besarme el cuello, sus bes
os eran dulces y pausados. Con tanto cariño pasaban sus manos por mi cuerpo, me co
menzó a quitarme el vestido lentamente; y yo a su vez le quitaba el saco y luego l
a corbata y la camisa, todo en un movimiento rápido y ágil.
Nos recostamos en una amplia cama matrimonial y me penetró como nunca antes. Era e
l amor y la lujuria mezclados en un solo acto. Yo enterraba mis uñas en su espalda
y el me decía cuanto me amaba en mi oído.
Estuve recostada en su pecho por más de una hora recostada sobre su pecho, escucha
ndo nuestras respiraciones.
-Te amo- dijo el, besando mi coronilla.
-Yo también.- le respondí.
-Nunca te alejes de mí, te juro que me moriría si te vas.- me dijo en tono melancólico
.
-Nunca me voy a ir, te amo- le conteste algo extrañada por el dejo de su voz.
-¿Vamos a salir?- pregunto Aro.
-Si, me cambio y salimos- le dije, dándole un dulce y corto beso en los labios.
Me vestí así:  HYPERLINK "http://amolamoda.files.wordpress.com/2007/04/vestido_rojo-a
lta2r.jpg" http://amolamoda.files.wordpress.com/2007/04/vestido_rojo-alta2r.jpg
Cuando salí del baño, me esperaba mi marido, todo arreglado para salir.
-¿Vamos?- me dijo apenas me vio- estas hermosa, perfecta.- me alabo él.
-Gracias, tú también.- le respondí besando sus labios-
Fuimos al centro de la ciudad, y vimos los hermosos paisajes del lugar. Era algo
magnifico ese sitio. Estábamos caminando por una calle angosta, hasta que suena e
l celular de mi esposo y el atiende.
-¿Pero como pasó esto?- decía el furioso- ¿No lo controlaron cuando les dije que lo hici
eran?- habló cada instante más molesto- No, yo me ocupo Félix, ustedes no sirven para
nada- y colgó.
-¿Qué sucedió?- pregunté al ver la cara con la que se encontraba.
-Hay problemas en Australia y voy a tener que ir para allá a solucionarlo- dijo ap
enado.
-Aro...- interrumpiéndome.
-Ya se lo que te dije, y lo lamento mucho, pero es mi obligación- dicho esto, me t
omó de la mano y nos dirigimos al hotel. Recogió su maleta y lo acompañé al aeropuerto.
-Voy a mandar a Demetri para que venga a quedarse contigo.- dijo serio.
-Soy una mujer adulta, no necesito un niñero- le contradije.
-No es un niñero, es para que te cuide, en dos días el va a estar por aquí, pórtate bien
hasta que el llegue- me rogó.
-Esta bien- contesté y lo bese.
Cuando Aro se fue, yo regresé al hotel y veo que hay muchas personas en un círculo..
. pero ¿Qué pasó?
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Capítulo 23: Disculpe señorita
Habia un hombre con una herida de bala, el hedor de la sangre era tan fuerte que
la garganta se me quemaba por dentro, el dolor persistente era tal, que en un m
omento quería alejarme de allí. Una mujer, regordeta de cabellos dorados, tez olivácea
y ojos verdes, gritaba desesperada un médico, por favor, ayuda, un médico
Yo pase por en medio de la gente, y me puse enfrente, y le pedí a la mujer de pelo
rubio que me traiga una botella de alcohol y un costurero. Mire al hombre, todo
cubierto por sangre, y le rompí la camisa. Trate de que el olor a la sangre no se
impregnara en mí, pero no lo logre. En menos de un minuto la mujer trajo consigo
lo que le pedí. Empecé a lavar la herida con el alcohol y con la tijera y la aguja s
acar la vale, que estaba incrustada en la tercera costilla izquierda. Logre saca
r la bala, pero la hemorragia era muy grande. Trate de pararlo y lo logre, luego
cosí la abertura y con cuatro hombres llevamos al herido al hotel. Después llego la
ambulancia y se llevaron al hombre, a hospitalizarlo.
-Disculpe señorita- dijo un hombre de cabellos dorados, tez nívea y ojos del color d
e su cabellera., al darme vuelta el hombre quedo paralizado.
-Si, dígame.- le conteste, al darme cuenta de que llevaba una bata, era un médico. E
l hombre nunca mas contesto, permaneció en silencio por mas de dos minutos.
-Le quería preguntar, si usted fue la que salvo a ese pobre hombre del terrible ac
cidente.- me cuestiono.
-Si, yo saque la bala de su cuerpo.- el hombre me sonrió, mostrando sus deslumbran
tes dientes a la luz tenue del sol. El me miraba como si... no se, sentiría nostal
gia o algo parecido al verme.
-¿Usted es doctora?- pregunto, sonriéndome.
-Si, hace poco me recibí.- le conteste, muy orgullosa de ello, ya que lo hice en m
enos de un año.
-Que joven, diría que tienes unos veinte años.- dijo calculando
-Si, esa es mi edad le conteste, con una sonrisa en mi rostro.
-¿De donde eres?- indagó, curioso.
-De Italia.- le respondí.- ¿Usted?
-Yo soy e Estados Unidos.- me respondió. Te quería hacer una pregunta.- dijo, nervios
o.
- ¿Usted trabaja aquí?- preguntó al fin.
-No, yo estoy de vacaciones.-respondí, desviando la mirada a su mano izquierda, en
la que llevaba una alianza de oro.
-¿Le gustaría venir conmigo a Estados Unidos?- soltó, la pregunta muy rápida, y las sila
bas se mezclaron, pero claro yo las logre identificar.
-Mmm- dudé.
-No me responda ahora, yo me voy esta tarda allí. Le comento que iríamos a trabajar
a un hospital con grandes doctores de los que podría aprender mucho.- habló con pala
bras muy convincentes.
-Déjemelo pensar y consultar.- contesté, pensando en mi marido.
-Claro.- dicho esto, el hombre de cabellos dorados, desapareció de mi vista.
Caminé hasta llegar al bosque, hace ya cuatro días no me había alimentado, pero el olo
r de la sangre fresca humana no ayudaba a mi sed. Me sacie con un oso polar. Est
aba satisfecha y con esto me dirigí al hotel. Pensé en el hombre que conocí hoy al que
ahora que me doy cuenta no le dije mi nombre ni el suyo.
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Capítulo 24: Decisión
Entre en la habitación del hospedaje, y decidí cambiarme así:  HYPERLINK "http://lh6.gg
pht.com/_cfP_JZ478I4/STiRYfEUFZI/AAAAAAAAAdc/ARCronUTQss/Moda%20Stradivarius%202
009%20a_thumb%5B3%5D.jpg" http://lh6.ggpht.com/_cfP_JZ478I4/STiRYfEUFZI/AAAAAAAAAd
c/ARCronUTQss/Moda%20Stradivarius%202009%20a_thumb%5B3%5D.jpg
Luego bajé al vestíbulo y me encontré con el amable doctor.
-Buenas, señorita.- saludo amablemente
-Hola, doctor.- respondí el saludo, levantando las comisuras de los labios hacia a
rriba.
-Disculpe, hoy no me presente- se disculpó, acomodando el sombrero que llevaba pue
sto-, mi nombre es Carlisle Cullen- se presentó sonriendo.
-Un placer, perdón pero yo tampoco me presente, mi nombre es Isabella Vulturi- al
decir eso, la sonrisa de Carlisle se le trasfiguro y no supe el por qué.
-¿Vulturi has dicho?- me preguntó, exaltado.
-Si, es el apellido de mi esposo- respondí confusa.
-Ah, me sorprendió, una mujer casada tan joven.- dijo, apenado.
-No, esta bien, no se moleste.- le respondí
-¿Tomo una decisión?- preguntó el seños Cullen.
-Si, voy a ir con usted a Estado Unidos.- conteste segura, aunque en realidad no
lo estaba, ya que mi marido no me atendía el teléfono porque estaba ocupado y bueno,
si yo no le puedo consultar, el decreto lo tomo yo.
-Preferiría que me tutees y me llames por mi nombre.- me pidió el buen hombre.
-Claro, Carlisle, tu igual- solicité a mi vez.
-Claro Isabella.
Dicho esto, fui hacia mi recamara y comencé a empacar mis cosas. Llamé a Aro para ve
r donde se encontraba y comunicarle que ya no estaría en Canadá que me iría a un puebl
o llamado Forks, donde había grandes especialistas de los que aprendería. Pero claro
, mi cónyuge siempre esta ocupado para contestarle a su mujer. Y bueno, si el no r
esponde ese ya no es mi problema.
Baje por el ascensor y en el hall me encontré con Carlisle. El me saludó y subimos a
un taxi que nos llevaría al aeropuerto. Yo le demandé que quería pagar mi vuelo, pero
el dijo que no, que eso corría por su cuenta. Discutí, pero era en vano, o iba a ha
cer cambiar su punto de vista.
Carlisle tenía algo que me hacia recordar a... mi, tiene los ojos del mismo color
dorado y la piel blanca como la cal. Yo no le di mucha importancia porque en ese
instante se escucha la voz de la azafata diciendo que en cinco minutos descende
ríamos al aeródromo de Seattle.
El doctor, me dijo que en Forks no había una Terminal de aviones por lo que teníamos
que ir en taxi hasta allí. Subimos y le pedí a mi acompañante que pagar el taxi, y ot
ra vez, caballerosamente el se negó.
Al llegar a Forks, el señor Cullen me dijo que tenía que hacer unas dirigencias y qu
e en menos de una hora volvería al hospital donde yo me encontraba. El me presentó a
Juliet, una joven enfermera de cabellos oscuros y tez clara, de ojos chocolate
y sonrisa encantadora. Ella me dejó entrar a la oficina del doctor, y como me enco
ntraba sola, decidí llamar a Aro, algo que realmente no me agradaba pero debía hacer
lo.
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Capítulo 25: Aro, no estoy en Canadá
En ese momento me di cuenta de que del otro lado del tubo me atendieron.
-Hola... ¿Quien habla?- preguntó mi marido, algo duro y frío, esa voz podía asustar a cu
alquier persona.
-Soy yo mi amor... Bella.- contesté, algo asustada, para lo que luego de esto iba
a venir.
-Hola mi amor, ¿Cómo la estas pasando?- inquirió mi esposo.
-Bien, solo que te quería contar que...- y a mitad de la oración me corte.
-¿Qué paso?- indagó ahora preocupado.
-Nada mi amor, es solo que... los planes han cambiado un poco.- por qué no le podía
decir Aro, no estoy en Canadá y listo.
-¿Cómo que cambiaron Isabella?- dijo, preocupado y algo molesto por el misterio, Aro
es una de esas personas, que ellas solas pueden tener secretos pero que no teng
an secretos con ellos.
-Un doctor, me vio hacer una extracción de bala a un hombre, y me ofreció venir a un
hospital de un pueblo de Estados Unidos,- le conté muy rápido, seguramente por los
nervios.- acá voy a trabajar y estudiar a la vez, hay muchos enfermos y las instal
aciones y el equipamiento es precario.- le dije, con la esperanza de que un poco
de pena ablande su corazón, pero ahora lo recuerdo, su corazón es más frío y duro que u
na piedra.
-¿Cómo que te fuiste a Estados Unidos?- bramó con una furia insospechable, más de la que
yo había temido.- ¡estas absolutamente loca!- comentó enervado- Cómo te pudistes ir con
un desconocido a otro país, lejos de tu hogar, sin decirme nada- habló con decepción
y enojo-
-Aro, escúchame, yo estoy bien. Aquí me tratan bien, y voy a hacer lo que quiero. Sa
bes que no voy a ir a Italia, por qué se que me vas a dejar encerrada en el castil
lo sin salir y que yo te lo voy a permitir- lo ataje antes de que discuta ese pu
nto de vista mío.-
-Mi amor, vuelve a tu país. Te necesito aquí conmigo.- dijo, con voz melancólica y per
dida.-
-Mi vida, sabes que esto es lo que quiero, y que muy pronto voy a estar allá, cont
igo siempre.- musité con dulzura y suavidad en la voz.
-Si dejo que te quedes allá, prométeme que me vas a llamar todos los días y que vas a
volver.- jadeó con tristeza
-Claro que voy a volver, en poco tiempo, es hasta que la situación aquí cambie.- le
comenté
-Te amo, más que nada en el mundo- se declaró, con la suavidad y ternura máxima con la
que jamás se expresó.
-Yo también te amo, más que nada en el mundo.- le respondí, con mi corazón expuesto en t
odo sentido
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Capítulo 26: Yo soy Alice Cullen
Después de la llamada a mi esposo. Escucho unos pasos en dirección a donde yo me enc
ontraba.
-Hola Be... Isabella, ¿Cómo has estado?- preguntó cordialmente Carlisle.
-Muy bien, acabo de informar a mi familia de que me encuentro bien- conteste son
riendo.
-¿Te puedo preguntar algo?- comentó mi acompañante nervioso.
-Si, claro- le respondí normalmente.
-Te quería preguntar, si es mucha molestia que vengas a mi hogar.- habló apenado.- E
s que mi hija esta enferma y quería la opinión de un colega.- dijo con un son de tri
steza en la voz- Todos los demás me han dicho que no.- comentó apenado.
-Claro Carlisle.- le refuté con las comisuras de los labios elevadas.
Luego de esa pequeña charla, nos subimos a un mercedes negro, muy espacioso y bell
o. Estábamos en la autopista, hasta que llegamos a un sendero hecho por la ida y v
enida de autos y personas. Nos adentramos al bosque, y todo el camino estaba en
silencio. Empecé a ver, una casa muy amplia y una mujer, que al vernos entró corrien
do a la casa. Yo supuse para ir a ver a su hija, la pequeña, ya que poseía el mismo
anillo que el piloto.
Salimos del auto, y nos dirigimos a la casa blanca de dos plantas. El hombre de
cabellos dorados me abrió la puerta y yo ingresé a la estancia.
En ese momento vi a siete personas paradas frente mío y una niña de aproximadamente
seis años, con los ojos cristalinos.
De las siete personas, seis eran muy parecidas unas a otras y al doctor. Pero a
la vez, también sentí que se parecían a mí. Tenían mi mismo tono de piel nívea y los ojos d
un dorado penetrante. En ese momento me di cuenta de quienes eran ellos o mejor
dicho, que eran ellos. Con toda la velocidad que fui capaz de alcanzar, me diri
gí a la salida, pero en ese momento, el muchacho rubio me detuvo.
Estaba muy nerviosa, ya que sabía que todos en aquel lugar eran como yo, y eran mu
chos. Yo me encontraba sola, indefensa, sin nadie que me amparara.
-Tranquila- me dijo, el chico de cabellos dorados- no te haremos daño.- prosiguió es
te.
-¿Qué es lo que quieren?- pregunté, infundiéndome valor a mi misma, total si querían poder
, dinero o terrenos mi marido se los daría.
-Cálmate- me volvió a reiterar el muchacho- nosotros no queremos nada, solo hablar c
ontigo.- me contestó, con una dulce voz radiante.
-¿De qué quieren hablar?- inquirí confundida, y luego me acordé de Carlisle, de por qué me
trajo aquí.- ¿Qué hago acá Carlisle?- dije molesta, al recordar que él me trajo a este si
tio.
-De tu pasado Bella- contestó a mi anterior pregunta, una mujer, de unos veinte ta
ntos años, de cabello corto y en puntas color castaño.
-¿Bella?- pregunté desorientada, solo mi familia me dice así, mi esposo y mis cuñados na
die, además de los más allegados en la guardia.
-Si, ese es tu nombre, hermanita- contestó esta tiernamente.
-Aguarda un minuto- dije, tratando de rebobinar las palabras que acaba de emplea
r.- dijiste ¿Hermana?- pregunté desorientada.
-Así es.- afirmó ella.
-Pero yo...- me interrumpió.
-Yo soy Alice Cullen- dijo tocándose el pecho con la mano.- ella es Rosalie Hale-
señaló a una mujer rubia, de aspecto increíblemente hermoso,- el es Emmett Cullen- ens
eñó a un hombre de cuerpo formidable, cabello castaño y ojos dorados- el es Jasper Hal
e- punteó a el muchacho que me trató de calmar con anterioridad- é es Jacob- contó, enseña
ndo a un muchacho de piel cobriza, cabello negro azabache y sus ojos de los mism
os matices- ella es Esme Cullen- señaló a una mujer, de cabello color miel y con car
a forma de corazón.- y él es Edward- acotó, estirando su mano hacia un hombre de pelo
de tonos cobres, piel marfileña y ojos dorados- y ella es Atenea- dijo numerando p
or última vez a una niña, de pelo color ámbar y sus ojos de igual color, su piel nívea y
unos ojos tristes pero a la vez felices, algo muy difícil de explicar.
Escritora:  HYPERLINK "http://Edward_ineedyou" http://Edward_ineedyou
Capítulo 27: -Bella saluda a la cámara
-Bella, se que esto debe ser complicado para ti- habló, entendiéndome- pero nosotros
somos tu familia- dijo con una sonrisa en su semblante.
-Espera un momento- racioné ante tales palabras- ustedes no son mi familia.- dije
aterrorizada, al ver que ellos creían eso- mi familia esta en Italia, y mi marido
debe estar preocupado.- recordé a Aro, y se me helo la sangre.
-Has dicho ¿Marido?- preguntó hablando por vez primera, el muchacho de cabellos de c
olor cobre.
-Si, mi esposo no sabe que estoy aquí, en realidad yo no debería estar acá.- hable un
tanto asustada- ya veo Carlisle lo que has dicho- dije comprendiendo todo- tu hi
ja, la que esta enferma es Alice- completé, dándome cuenta a que se refería.
-No Bella- me contradijo el doctor- ella no esta enferma ni ninguno de nosotros-
admitió el médico apenado ante tal engaño- era una excusa para que vinieras a ver a tú
familia- contestó.
-Yo... No entiendo- hablé confusa-
-Se que es difícil cariño- entendió Esme, según me la presentó Alice.
-Es que, ustedes me confunden con su hermana... O lo que sea- expliqué- mi familia
no sabe en que parte de Estados Unidos estoy, y están muy preocupados- comenté yend
o para la salida.
-Entendemos, ellos debieron ser los que te cuidaron- entendió nuevamente la mujer-
pero nosotros somos tú familia.- me quiso hacer entender la señora.- Según lo que dij
o Carlisle, no recordás nada de tu pasado.
-No, pero... Yo se lo que son ustedes- les reconocí a la familia.
-Si, somos iguales que tú corazón- contestó la dulce madre.
-No me importa, me quiero ir- dije nerviosa.
-Edward puedes acercarte- pidió la mujer. El muchacho se acerco.-Solo pido que te
presentes, cariño. No importa lo que te diga.- dicho esto, el chico se paró frente a
mí y habló.
-Mi nombre es... Edward Cullen- en su voz, se mezclaban sentimientos, tristeza y
alegría, algo muy extraño.- Yo soy...- y por más de un minuto se quedó callado.- Y soy
tú... Esposo- prosiguió él. En ese momento sentí un nudo en la garganta. No entendía lo qu
e él me decía.- Ella es Atenea- contó después de haber pasado... no se cuanto tiempo.- E
lla es tú... hija- dicho esto, mi mundo se nubló, las piernas no me respondían. No ent
endía nada ¿Hija? ¿Esposo? Eso es imposible. Mi marido es Aro, y yo hijos no tengo.
-Mira- me tomó de la mano Alice. Ella coloco un cd en un reproductor de D.V.D
[i][u]Video:[/i][/u]
[i]Yo en el video, estaba caminando por el pasillo hasta el altar. Rodeada de pe
rsonas muy emocionadas y a Edward en el altar. Poseía un vestido así:  HYPERLINK "htt
p://farm4.static.flickr.com/3073/2281187971_09884fdebe_o.jpg" http://farm4.static.
flickr.com/3073/2281187971_09884fdebe_o.jpg
Llegué al altar, y Edward tomó mi mano y el cura comenzó a leer los votos
- Estamos aquí reunidos, para consagrar en sagrado matrimonio, a El seños Edward Cul
len y a la señorita Isabella Swan....-
Luego de la ceremonia salimos a un parque, decorado con arcos de flores blancas
y una carpa blanca, muy delicada, cubierta de satén blanco. En medio de donde se
encontraba la carpa y la comida, había una gran pista de baile, y unos grandes equ
ipos de música a ambos lados.
-Bella saluda a la cámara- decía Emmett, sonriendo-
-Hola- dije cortante-
-Vamos nueva Señora Cullen, sea más amable- lo decía en tono de burla.
-Emmett, déjala tranquila- lo retó Alice.- Ahora Bella viene conmigo, tienes que cam
biarte- le habló ahora a Edward. Mientras él y yo bailábamos, el no quería soltarme y pa
rece que yo a él tampoco; pero ella lo miró fijamente a los ojos y el cedió. Ella me c
olocó este atuendo:  HYPERLINK "http://imagenes.solostocks.com/z11815899/vestido-ne
gro-en-tafeta-linea-globo.jpg" http://imagenes.solostocks.com/z11815899/vestido-ne
gro-en-tafeta-linea-globo.jpg
Edward me esperaba en el porche con toda mi familia y amigos. Los salude a todos
, y me dirigí a la puerta de su auto, el me la abrió y subí. Baje la ventanilla de mi
lado derecho y los salude, despidiéndome con un ¡Los quiero mucho!-
[u]Fin del video[/u][/i]
Yo en ese momento no sabía que hacer. Esa era yo, un poco diferente, humana. Pero él
estaba igual que ahora. No entendía nada. La cabeza me daba vueltas y vueltas. Es
verdad que estoy casada con él... pero la hija, digo la niña, si es mía no puede ser
de el, ya que cuando nos casamos era un vampiro. No lo podía creer.
Capítulo 28: Él sabe todo
-Bella, entiende, somos tú familia- decía Emmett
-Pero... ¿Quién es el padre de ella?- pregunté mirando a la niña.- Porque en el video. Tú-
dije señalando a Edward- no puedes ser el padre, ya que eres un vampiro.- concluí.
-Atenea es mi hija, al igual que tuya- contraatacó el.- Es complicado, pero tú queda
ste embarazada de ella, cuando eras humana.- objetó él.
-Eso es... Imposible- musité, más para mí que para él. La niña de cabellos castaños, corrí,
ltándose del muchacho de tez nívea, y me abrazó. Todos los presentes, se pusieron... N
erviosos. Yo no sabía que hacer, pero lo único que sabía era que es una niña, y no iba a
lastimar sus sentimientos.
En mi cabeza pasaban las imágenes del video y mis recuerdos con Aro. Atenea me sol
tó y me sonrió luego.
-Debo llamar a mi esposo, tengo que hablar con él.- comenté, dirigiéndome fuera.
-Él sabe todo- dijo Edward, cuando yo tenía una mano en el picaporte.
-¿Cómo?- exclamé sobresaltada.
-Él sabe que eres mi esposa, y que tenemos una hija.- me contestó el hombre.
-Eso no puede ser- le contradije.
-Él te conoce desde que eras humana. Aro te conoce, y al ver en mis pensamientos y
en los de Alice, te conoce demasiado.- me reiteró el, tomando en brazos a Atenea.
- te mintió todo este tiempo; y no se si el, o alguno de sus seguidores te convirt
ieron.
Yo salí de la estancia y marqué el número de Aro, y como era lo habitual no me contest
o. Le deje un mensaje que decía:
-Aro, tenemos que hablar.- comenté fría- ya se toda la verdad- confesé- así que llámame.-
y colgué.
Estaba muy nerviosa, me acababa de enterar de que tengo otra familia, que estoy
casada con otro hombre y tengo una hija. También de que mi supuesto marido me mint
ió todo este tiempo. Y si él me conoce, la guardia entera también, todos ellos me mint
ieron. Los odio.
Me fui hacia lo más profundo del bosque, y comencé a pensar. Debía quedarme aquí. Para q
ue iba a volver, si sabía que Aro me había mentido. Acá tengo a otra familia. La real.
Medité en Atenea, en que quien sabe cuantos años la deje sin madre. Todo lo que me s
acaron. Hasta que escucho un ruido. Me sobresalte, ya que no era un ruido animal
y menos humano.
-No te asustes- me pidió, una voz femenina, desde detrás de un árbol.
-Rosalie, ¿Qué haces acá?- pregunté algo molesta, ya que yo necesitaba paz.
-No te enojes, es que debo decirte algo.- me explicó ella.
-Dime- le contesté.
-No te vallas- me pidió.- Yo se que nunca fuimos las mejores amigas, se que eso se
lo dejo a Alice- sonrió- Pero Atenea y Edward sufrieron mucho por tu partida.- co
mentó, con un son de tristeza en la voz- y también que tú no te fuiste, y te pido disc
ulpas por las veces que te maldecía, al ver llorar a mi sobrina y ver a mi hermano
derrumbarse- al decir esto, mi corazón se estrujo, al pensar en el dolor que les
infundí.
-Esta bien- le dije, sonriéndole
Al terminar la charla con Rosalie, nos dirigimos a la residencia Cullen. Cuando
entramos, Atenea me abrazó y yo hice lo mismo.
-Tengo sueño mamá- me confesó, al escuchar esto, me emocioné ante la palabra mamá que ell
abía empleado.
-Bueno, porque no te llevo a la cama, y te leo un cuento- le ofrecí tomándola en bra
zos.
-Si- dijo excitada- vamos- me tomó de la mano, y se dirigió a la puerta, yo quedé deso
rientada por lo que hacia.
-¿A dónde vamos?- le pregunté frenándola.
-A casa- contentó ella.- Acá viven los abuelos y los tíos- contó ella- Nosotros vivimos
en una residencia cerca de aquí.- ella me jaló de la mano, y con su padre me guiaron
hacia mi hogar .

Capítulo 29: Tenemos que hablar


Anduvimos por un camino, entre el bosque. Hasta llegar a una casa de piedra. Muy
bonita y hogareña.
-Bienvenida- dijo el padre de mi hija, abriendo la puerta de la pequeña residencia
.
-gracias- contesté, arrastrándome por la morada Atenea, hasta su cuarto.
Entré y era así:  HYPERLINK "http://www.guiasenior.com/contenidos/images/BarbieRoom.j
pg" http://www.guiasenior.com/contenidos/images/BarbieRoom.jpg
Un cuarto bellísimo, muy de niñas.
-¿Te gusta?- preguntó mi... Hija.
-Si, me encanta cariño- le respondí, acariciando su cabeza.-Es hora de dormir- dije
mirando la hora, en un reloj que había al lado de su cama.
-Pero no quiero, quiero quedarme toda la noche contigo- me anunció la niña, con los
ojos esperanzados. A mi me partía el corazón verla así, entonces le dije.
-Te vas a dormir... Y yo me quedo contigo- le ofrecí a Atenea.
-Sí.- respondió ella muy feliz.
Le puse su pijama, así:  HYPERLINK "http://www.pijamasnenesynenas.com.ar/camisones/
nenasg.jpg" http://www.pijamasnenesynenas.com.ar/camisones/nenasg.jpg
Luego de acostarla en su cama, me recosté con ella. A los pocos minutos, de tarare
arle una melodía se quedó placidamente dormida.
Yo la contemplaba tan dulce y calma. ¿Cómo puede pasar esto?, mi hija... Aro, ¿Me mint
ió?... O me estan mintiendo ellos. Pero tienen pruebas, videos, fotos mías. Es algo
muy raro.
Meditando me di cuenta de que era ya de mañana, y que Atenea se empezó a desperezar
hasta abrir los ojos, completamente.
-Buenos días- la saludé, dándole un beso en la mejilla y en la coronilla.
-¡Hola, mamá!- contestó ella, abrazándome fuertemente.
Me levante de la cama, y fui hacia el ropero de mi hija, y le puse esto:  HYPERL
INK "http://www.fashionbrands.com.ar/IMG/cheeky.jpg" http://www.fashionbrands.com.
ar/IMG/cheeky.jpg
Y luego ella salió de la habitación. Me di cuenta de que estaba mi valija, raro porq
ue ayer no vi ni escuché a nadie que la haya traído. Mi vestí así:  HYPERLINK "http://www
.elle.es/var/ellees/storage/images/star-style/el-estilo-de/actrices-made-in-spai
n/clara-lago/497028-1-esl-ES/clara_lago_mode_large_qualite_es.jpg" http://www.elle
.es/var/ellees/storage/images/star-style/el-estilo-de/actrices-made-in-spain/cla
ra-lago/497028-1-esl-ES/clara_lago_mode_large_qualite_es.jpg
Fui a la cocina. Donde se encontraba mi hija y Edward.
-Buenos días- saludó él, sin animosidad, pero yo descubrí un tono en su voz, algo de fam
iliaridad. Sentí que algo escondía, detrás de esa máscara de despreocupación.
Después de que mi hija desayuno, salimos a la casa de el doctor. Y escuche gritos
desde dentro de la casa. El padre de Atenea la tomó en brazos y me la dio a mí. Este
me escolto hacia detrás de un árbol.
-Si en cinco minutos no vuelvo- me dijo, en tono protector- sales corriendo lo más
rápido que puedas con ella- ordeno el hombre. Este se paró y se dirigió a la casa.
Yo no entendía que era lo que pasaba, pero me iba a quedar ahí tal y como el me lo h
abía dicho, tomando en brazos a mi hija fuertemente, apoyándola contra mi pecho.
Desde que Edward había entrado pasaron tres minutos veinte y ocho segundos. Y desd
e dentro de la morada se escuchaba gritos y discusiones. Hasta que la voz y el o
lor se me hicieron familiares.
Edward salió, con un rostro que espantaba, estaba muy molesto y sus facciones camb
iaron completamente con las de hoy en la mañana.
-Quieren verte- informó el muchacho de cabellos color cobre.
-Sí toma- contesté, dándole a Atenea en brazos. Yo me dirigí a paso tambaleante por el c
amino. Sabiendo a lo que me deparara el fin del recorrido. Y hay la puerta, abie
rta de par en par, se encontraban esas personas que me hicieron tanto mal.
-¿Qué hacen aquí?- les pregunté desafiante a Aro, Marco, Cayo, Demetri, Feliz, Jane y Al
ec.
-Vinimos a buscarte jovencita- respondió Cayo, con voz de superioridad.
-¿A buscarme a mí?- inquirí confusa.
-Claro mi amor.- contestó Aro, y en eso escucho un rugido, proveniente de mi espal
da. Era Edward, con Atenea de la mano.
-Tenemos que hablar- informé a uno de los presentes- A solas- recalqué, mirando fija
mente a Aro.

Capítulo 30: ¿Te amaba?


Salimos de la residencia, y nos dirigimos caminando en silencio por el bosque. H
asta llegar a un claro.
-Te escucho- dijo cínicamente el vampiro, sentándose en una roca que estaba a diez m
etros míos.
-¿Me escuchas?- pregunté incrédula.- La que te tiene que escuchar soy yo.- conteste mi
propia pregunta molesta.-
-¿Qué quieres que te diga?- inquirió en un tono de voz más alto, y parándose de la piedra.
-La verdad- respondí algo asustada.-Quiero que me digas, cómo es eso de que estoy ca
sada, y no es contigo. Quiero que me digas, cómo es eso de que tengo una hija.- le
dije, todo lo que me estaba guardando. Yo estaba destruida. Porque yo lo ame...
¿O lo amo?-
-Si, el es tu esposo, ella es tu hija, y ellos son tu familia.- Contestó, gritando
a los cuatro vientos.- Yo te convertí en lo que eres ahora. La que eres es por mí.-
dijo orgulloso.
-Soy un monstruo por tu culpa- jadeé sin aliento.
-No, igualmente te ibas a convertir en uno de los nuestros por las reglas.- me r
espondió muy pegado del código vampírico.- Gracias a tu queridísimo marido-me escupió las
palabras a la cara.
-No lo puedo creer- musite, en un hilo de voz.
-Pero yo...- comenzó y luego se detuvo.
-Pero yo qué.- le insistí.
-Pero yo te amo, más que nada en el mundo.- me refutó sincero.- Te di todo lo que ti
enes, te di una familia, te di amor, te di...- y lo interrumpí.
-No, tu no me amas- le contradije, con un dolor agudo en el pecho- no me diste n
ada, solo cosas materiales- le refuté, apoyándome contra un árbol.-Eso a lo que tú llama
s familia, no lo es. Eso es gente que permanece junta por conveniencia, un clan
no una familia- le respondí, con el corazón en las manos. Y recordando las imágenes re
cientes de la familia Cullen.
>>Ellos son una familia, y son la mía.- le respondí seca.- Y amor, eso no fue lo que
me distes.- finalicé mi monólogo, cayéndome a pedazos, ya que en la persona que más con
fiaba me había traicionado.-
>>Quiero que te vallas de acá.- le ordene, firmemente.-Y que nunca más vuelvas Aro V
ulturi- le advertí, con voz y fría.
-Esta bien Bella- me contestó- No me vas a volver a ver.- dijo, con un aire melancól
ico. Dicho esto, se alejo, perdí a lo lejos su anatomía. Luego de que no lo vi ni lo
olí volví hacia la casa de los Cullen.
Caminaba a paso lento por el sendero, estaba quebrada por dentro. Aro era mi ami
go, mi esposo, mi... Todo. Yo confié en el, para qué, para esto.
Subí las escaleras del porche de la residencia, y antes de tocar la puerta, estaba
Alice, tomándome en sus pequeños brazos. Yo acepte el abrazo, ya que lo necesitaba,
y solloce en su hombro, sin lágrimas.
Después vino mi hija, y me abrazó. Yo la tomé en mis brazos y la dirigí hacia nuestra mo
rada. Entré, siguiéndome por detrás Edward. Yo la lleve a su habitación a Atenea y le di
je que no saliera de hay, que yo tenía que hablar con su padre. Ella lo entendió y s
e fue a jugar.
Edward estaba con su mirada ausente, observando el bosque, verde jade que nos ro
deaba.
-¿Podemos hablar?- le pregunté, dubitativa a unos siete pasos de él. Este asintió.- ¿Te am
aba?- inquirí, recostándome en la pared más cercana.
-Claro, pero siempre te ame más yo, que tu a mi.- respondió con una sonrisa en su se
mblante.
Capítulo 31: Recuperar
La coversación con Edward transcurrió normal , claro que si a normal uno se refiere, co
n hablar con tu esposo, de cómo se conocieron y todo lo que vivieron, sin que uno
se acuerde, como si fuere un tercero. Pero después de eso, fue normal.
Juegue con Atenea todo el resto de la tarde. Era una niña muy dulce y de un corazón
hermoso y bondadoso.
Sinceramente no se que hacer, vivo en una casa donde mi esposo y mi hija , que eso es
lo que son, no los recuerdo.
Estaba limpiando los cuartos, ya había terminado el de Atenea, la cocina y el livi
ng, y fui hacia la de Edward. Cuando entre, empecé a lustrar los muebles, y encont
ré una puerta de madera, al abrirla, hallé mucha ropa de mujer, vestidos, zapatos, b
lusas y alhajas; yo obviamente pensé que este era el cuarto que compartíamos, y que
esa ropa era mía. Cerré el placard, y fui a una mesada, donde había una pulsera y un a
nillo. La pulsera era de plata, con un corazón de diamante y al otro lado un lobit
o tallado en madera. Y el anillo era de oro, con diamantes oblicuos y una red de
brillantes. En eso siento a alguien detrás de mí, y era Edward.
-Disculpa- dije, guardando las joyas.
-No- respondió el.- Es tuyo, puedes llevártelo.- me ofreció con una sonrisa a tu sembl
ante.
-¿Mío?- pregunté dubitativa.
-Sí, la pulsera te la regalo Jacob con el animal tallado, y el corazón yo. Y el anil
lo es el de compromiso.- explicó con nostalgia. En eso miro mi mano, y todavía tenía e
n anillo que Aro me había dado de nuestro, supuesto, casamiento.
Yo me lo saqué y me puse el de la boda real. A este acto, Edward sonreía con una fel
icidad que no le había visto hasta ahora.
Salí de la habitación con las alhajas puestas.
Corrí por el bosque, hasta llegar a la ciudad de Seattle. Estaba muy confundida.
Así que decidí ir a un lugar donde esa persona me respondería.
Es una persona que me conoce desde hace mucho, y el me contaría la otra parte de l
a historia que ni Jacob, ni Alice ni Edward me habían contado.
En la comisaría tienen los datos de todos los habitantes de Forks, acá si voy a cons
eguir los datos de esta persona.
Me dirigí hacia su morada, cuando conseguí su dirección. La casa era muy precaria, con
un coche muy llamativo en la puerta.
Estaba tan cansada, y no físicamente, si no de la vida que tengo.
Pensé en recuperar a mi familia. No importa la memoria. Si no que yo tengo que rec
uperar a mi cónyuge. Voy a ser su esposa nuevamente, y a ser la madre de su hija d
e nuevo.

Capítulo 32:
Llegué a la casa de mi padre, este me recibió. Estaba muy desconcertado con mi aspec
to, ya que el convertida en vampiro no me había visto.
Yo le expliqué todo. Fue un poco duro, porque cuando le conté absolutamente todo, ca
si se muere de un infarto.
Me contó él, de cuando yo era niña y me mostró fotos y videos de esa época. Y luego me con
tó cuando conocí a Edward. Me relató, también. Que estaba diferente cuando estaba con el
.
Después de tanta plática me fui hacia mi casa. Me encontré con Edward, y el me dijo an
tes de que yo le explicase donde estuve, Alice. Pensé de inmediato, le contó donde e
stuve.
Fui a la casa de los Cullen, a hablar con Alice.
-Te rengo que contar algo.- le informé a mi cuñada, tomándola de la mano, y llevándola a
su recamara.
-¿Qué sucede?- preguntó ella alarmada.
-Necesito tu ayuda- le comenté.
-¿Para qué?- inquirió ella, levantando sus cejas.
-Para volver a ser la que era- le expliqué.
-Bella, ese es un proceso que...- la interrumpí.
-No, a mi no me importa- le corté yo- Quiero volver a ser, o ser de nuevo, la espo
sa de tu hermano y la madre de su hija.- relaté. Ella abrió los ojos como platos al
contarle mi plan. Ella me jaló del brazo, y comenzó a peinarme, maquillarme y vestir
me
Me dejó así:  HYPERLINK "http://www.vestidodefiesta.net/wp-content/uploads/2009/01/ve
stidos_de_15_anos_negros_3.jpg" http://www.vestidodefiesta.net/wp-content/uploads/
2009/01/vestidos_de_15_anos_negros_3.jpg
Capítulo 31: Soy Jack, tu mejor amigo Bells.
-¿Yo sabia, lo que tú... Eras?- pegunté algo tímida.
-Si- respondió con nostalgia.- Lo supiste después de un tiempo de habernos conocido-
me sonrió nuevamente.
-A mi no me importo- concluí.
-Si, solo te importaba lo mucho que me amabas- acotó dándose la espalda y dirigiéndose
a la salida- Voy a cazar, hace una semana que no lo hago.- me dijo abriendo la
puerta.-¿Podrías cuidar a Atenea?-
-Claro, es mi hija ¿No?- le conteste
-Si- dicho esto salió.
Yo me quede pensando, el me ama. Y lo lastimo cada minuto de la vida. Pobre. Lue
go fui a buscar a Atenea. Caminé de la mano de mi hija, por el sendero hasta llega
r a la residencia Cullen. Toqué la puerta, y me abrió la puerta, el muchacho morocho
, Jacob.
Yo ingresé y toda la familia estaba haciendo actividades recreativas.
-¿Puedo hablar con ustedes?- pregunté, en un tono de voz bajo, pero audible para ell
os.
-Si, ¿Qué pasa cariño?- inquirió Esme.
-Quiero que me cuenten todo- le contesté a la amable mujer.
-¿Cómo todo?- preguntó Esme, algo nerviosa
-¿Quién era? ¿Cómo los conocí?, todo-
-Te llamas Isabella Mery Swan- comenzó Alice, saliendo de las escaleras.- Cando te
conocimos tenías diecisiete años.- yo me senté en el sillón, al lado de Emmett. Alice m
e contó de mi familia, de que ellos aún vivían, me dijo de mis amigos en la escuela, d
e cómo era mi aspecto cuando era humana, muy detalladamente. Y luego me contó todo a
cerca de cuando conocí a su hermano. Me comentó de que yo estuve en peligro mortal p
or estar con el, yo siendo humana. Pero a mi no me importaba porque yo lo amaba.
A todas estas declaraciones me pregunté donde estaría mi hija.
-¿Dónde esta Atenea?- musité, viendo que no se encontraba en la habitación. Me fui ponie
ndo cada vez más nerviosa. Hasta que una ventisca de paz y calma me invadió.
-Tranquila- me calmó Jasper.- ella esta con Jacob.
Yo me tranquilicé hasta que él trajo a mi hija devuelta.
-¿Puedo hablar contigo?- le dije a Jacob.
-Claro- dijo esto, salimos por la puerta, y caminamos en silencio hasta que el r
ompió el silencio.
-¿Qué sucede Bells?- preguntó, animadamente.
-Eso- dije, y este me miro extrañado.- Quiero decir, me llamas Bells , y no se por qué.
- musite confusa- ¿Quién eras mió tú?, porque nadie me explicó que eras mió.-le conté.
-Yo soy tu mejor amigo Bells- y me sonrió- Te conozco hasta más que tu chupa... Edw
ard.- me quedé pensando en lo que había dicho.
-¿Qué ibas a decir Jacob?- jadeé, pensando que el mismo se corto la palabra.
-Nada- contestó nervioso.
-Si, ibas a decir algo- le recordé.- Chupa ... Y te cortaste.-
-Chupasangre Bella, eso es lo que son y es lo que no te quería que te conviertas.-
confesó- Pero ahora ni te acuerdas de mí.- comentó con melancolía.
-No me acuerdo de nadie Jacob- le conmemoré.
-Si, pero yo fui el que estuvo contigo cuando ellos te dieron la espalda. Y si y
a se, ellos lo hicieron para que no seas como ellos, pero lo hicieron- me contó co
n tristeza.- Ya se, que no te acuerdas de quien soy, pero soy Jack, tu mejor ami
go Bells.
Caminamos en silencio por el bosque, el me contaba de las cosas que hicimos cuan
do éramos amigos, o mejor dicho las cosas de antaño. Me contó las tardes que pasábamos e
n su garage arreglando motos, las cosas de licántropos, y me dijo que los vampiros
y los lobos, eran enemigos naturales. Pero yo a Jack lo quiero, eso es lo que s
iento.
El bosque estaba tranquilo y calmo, con su tierra dura y los árboles jade. Los pájar
os cantaban al unísono una hermosa melodía y las ardillas cambiaban de árbol en árbol co
n pequeños saltos.
Capítulo 32: Me amaba.
De tanto correr. Llegué a Seattle.
Pensé que la única persona que me podía ayudar, era esa persona que me conoce más que na
die. Me conoce desde que nací.
Corría por el bosque, hasta llegar a Forks, era el único sitio donde encontraría infor
mación de esa persona.
Localizarla fue un poco difícil, ya que tuve que seducir al guardia de datos. Enco
ntré la casa, de un blanco pálido, y venida a bajo. Con un vehículo estacionado, fren
te a el garaje.
Toqué la puerta y el hombre me abrió.
Charlie Swan. Mi padre. Él me tenía que contarme todo a cerca de mi vida. Antes y de
spués de conocer a Edward Cullen.
Hablamos de cuando era niña, y me mostró muchas fotos y videos. Me relató de mis épocas
en la escuela, me enseñó boletines y pruebas.
Contó anécdotas de mi madre, y mi padrastro. Ellos viven en Jacksonville, según lo que
él dijo.
Y después hablamos de mi período como novia y esposa de Edward, el me contó que estaba
muy enamorada. Y que el era muy feliz conmigo.
Me amaba.
Me dijo que cuando Atenea nació, yo era la persona más feliz del mundo. Al igual qu
e todos en la familia. También me comentó que yo era abogada y que me recibí hace meno
s de un año.
Me despedí de el, ya que había decidido algo.
Tenía que recuperar a mi marido, al verdadero, cueste lo que cueste. Llegué a la cas
a grande, y fui directamente a hablar con Alice. Subimos a su recamara, y pone e
n marcha mi plan.
-¿Qué pasa tan exaltada Bella?- preguntó, con una sonrisa pícara.
-Lo sabes, ¿No?- le pregunté, con una sonrisa.
-¡Sí!- me gritó en el tímpano.
-¿Me vas a ayudar?- inquirí, tomándola de la mano.
-Claro, manos a la obra- dicho esto, me agarró de la muñeca, y me llevó a su placard r
epleto de ropa.
Me puse,  HYPERLINK "http://www.vestidodefiesta.net/wp-content/uploads/2009/01/ve
stidos_de_15_anos_negros_3.jpg" http://www.vestidodefiesta.net/wp-content/uploads/
2009/01/vestidos_de_15_anos_negros_3.jpg
Alice fue a decirle a Edward que teníamos que salir. Ella me parece que le dio ide
as y le dijo donde teníamos que salir. Fue a vestir a Edward y luego yo salí al porc
he de la casa, y me encuentro a mi marido, vestido así:  HYPERLINK "http://www.boda
rossa.com/imagenes/2009/02/javier5.jpg" http://www.bodarossa.com/imagenes/2009/02/
javier5.jpg
Mi cuñada tenía agarrada de la mano derecha a mi hija, quien supuse, se iba a quedar
con ellos hoy.
El me abrió la puerta del copiloto, y yo me senté a su lado. Anduvimos el camino en
silencio, hasta que el lo rompió.
-¿Qué te hizo cambiar?- preguntó de sopetón. Dude, pero luego le respondí.
-Lo que me hizo cambiar fue...- y me callé.
-¿Si?- me animó el.
-Volver a ser una familia- expliqué, este ante mi respuesta sonrió de oreja a oreja,
mirando por el espejo retrovisor.
-Estas hermosa- me halago.
-Gracias, tu también.- le respondí.
-Todo va a volver a ser lo que era- me informó el, acariciando mi mano izquierda.
-Si, eso espero- contesté, no muy convencida.
Llegamos a un lugar hermoso. Llegamos a...
Capítulo 33: Como la primera vez
Llegamos a una fiesta.
Las glorietas adornadas de rosas sojas, con una banda de música en el lado este. M
esas en el lado opuesto, y bailarines rodeando la pista de baile, más a lo lejos,
sentía el canal de un río.
Edward me tomó de la mano, y saludó a muchos de los presentes. Estos le decían doctor,
y me saludaba a mi, diciendo que yo era medica al igual que el. Cada vez que me
nombraba, en su voz refutaba un son de orgullo, y eso me hacía muy feliz.
Nos sentamos al lado de un matrimonio de la edad de mi padre, y ellos nos sonreían
amablemente.
Cuando Edward dijo que éramos doctores, y además padres, los dos no nos creyeron. Y
luego cayeron en la cuenta que era real.
Mi esposo me sacó a bailar, en medio de todos los bailarines, nosotros éramos unos p
rofesionales, ya que nuestro andar era más grácil que los que nos rodeaban. Volvimos
a tomar asiento, y tuvimos que comer algo, si no nuestros acompañantes sospecharían
.
Después del primer plato, que sinceramente estaba asqueroso, Edward me hizo camina
r a su lado, nos sentamos en la orilla del río.
Y hay con la luz de la luna, iluminando las aguas negras, y en ese momento, los
duros labios de mi esposo, se moldaron como si fueran piezas de un rompecabezas,
porque encajaban perfectamente. Su lengua, abrió paso a mi cavidad bucal, y ambas
se disputaban una guerra que ninguno quería ceder.
Abrí los ojos, y ahí estaba el, con sus ojos centellantes de emoción que se reflejaban
en el agua.
-Te amo- me dijo, y dicho esto me volvió a besar. Esta vez fue diferente. Me tomó de
la cintura y me hizo parar. Caminamos con los ojos cerrados, porque era obvio q
ue ninguno de los dos se iba a caer y al darme cuenta donde me llevaba me detuve
en seco.
-¿Qué hacemos acá?- le pregunté intrigada.
-Vamos a dar una vuelta- y en ese momento, me volvió a agarrar de la cintura nueva
mente, y me dirigió al barco. Este empezó a arrancar.
La boca de Edward, en ningún momento se separó de mi anatomía. Sus movimientos eran rápi
dos y ágiles. Era un sueño.
Bajamos por una escalera, del yate. Y había una habitación, con una barra, un baño a l
a izquierda, y en el lado derecho una cama matrimonial.
Este me recostó cuidadosamente en el lecho. Y comenzó a besar mi cuello, con locura
y pasión. Era lo más dulce que jamás había sentido. Su boca y la mía, estaban atraídas por
ampos magnéticos invisibles.
Me quitó el vestido lentamente, primero la parte superior, y a su vez yo hacía lo mi
smo que el. Saque de mi camino, primero el saco y luego la corbata que el tenía.
El vestido que poseía anteriormente, ahora pasaba a ser parte del suelo al igual q
ue sus prendas. El amor que se reflejaba era inmenso.
Eso era lo que sentía. Amor
Es algo extraño que yo sienta esto, ya que yo no lo conozco, o más bien, si. Pero no
lo recuerdo. Y el de mi sabe todo, y mi cuerpo el ya lo obtuvo al igual que yo
el suyo, con la mera ventaja, que para mi con el era mi primera vez.
La erección era palpable bajo su pantalón. El se los quitó y comenzó a penetrarme, con l
ujuria y amor. El deseo que embriagaba esa habitación era único. Su piel y la mía era
tan fría o más, que la misma nieve. Pero en ese momento, nuestros cuerpos emanaban c
alor, tal como dos seres humanos comunes.
Su lengua, recorría todo mi cuerpo, y desde mi clavícula hasta mi vientre, hacía un ca
mino con sus besos.
Vimos por la ventana, y el alba comenzaba a asomarse, así que decidimos volver a l
a casa, ya que la fiesta, abría terminado.
Capítulo 34: No me gusta Mimi
Al volver a la casa, mi hija estaba dormida en el regazo de mi cuñado, Jasper. Est
e acariciaba su mejilla lentamente al son de su respiración.
Todos sonrieron al vernos, me parece que Alice ha visto todo lo que ha sucedido,
y se le fue la lengua.
Edward miró a su hermana favorita con el ceño fruncido. No sabía el por qué. Tomé en mis b
razos a Atenea, y la lleve a nuestra casa. La recosté en su lecho y allí estaba mi m
arido, mirándome con una sonrisa desfallesedora.
Me tomó de la mano y fuimos a desayunar o más bien yo, ya que el es el que caza.
Después de que mi hija se despertara, ella quería ir a la casa grande, nosotros fuim
os y todos estaban allí, haciendo diferentes actividades.
Alice nos saludó, y le pidió disculpas, no se de que, pero Edward la perdono. Jacob,
le trajo a Atenea un regalo, que esta abrió. Era un perro, un pomerania:  HYPERLIN
K "http://www.fashiondogs.es/arxius/galeria/medi_Phoebe1.jpg" http://www.fashiondo
gs.es/arxius/galeria/medi_Phoebe1.jpg
Atenea estaba muy contenta con su mascota, y Edward y yo le dimos a Jacob una so
nrisa de agradecimiento. La niña estaba sentada en el suelo, con Mimi, su mascota.
-Hola Mimi- decía esta.
[i]Que nombre más ridículo, como se le ocurre ponerme así.[/i]
Esa voz no me era familiar. Para nada.
-¿Quién dijo eso?- inquirí mirando a los presentes.
-¿De qué hablas?- preguntó Emmett observándome extrañado
-Fue una voz femenina, pero no era ni Alice, ni Rosalie ni Esme- expliqué.
Hay. Se quejó la voz que escuche hace un rato.
-¿Quién dijo eso?- dije, ahora buscándola con la mirada.
-Bella- llamó Edward- nadie dijo nada, amor.- explicó este.
-No, claro que si, la voz dijo Que nombre más ridículo, como se le ocurre ponerme as "
y luego se quejó.- comenté.
Edward y Jasper fueron los únicos que se me quedaron viendo pensativos, y el resto
me observaba como si estuviera desvariando.
-Es raro- comentó Edward.-No, no creo que sea eso- contestó a los pensamientos de...
¿Quién?
-¿Qué pasa?- preguntó Rosalie, hablando por vez primera.
-No, ella esta bien- aseguró mi esposo, ignorando a su hermana rubia.
-¿Pueden explicar?- exigió Emmett.
-Es increíble- musitó mi cónyuge.- Muy buena tu teoría Jaz- lo felicitó a su hermano.
-¿Qué pasa?- bufé.
-Jasper cree que lo que escuchaste fue...- y dudo.
-¿Qué cree?- susurre.
-Creo que escuchaste lo que el perro dijo- me contestó mi cuñado.
-¿Qué?- dijo, ante la respuesta del hombre de cabellos rubios.
-Si- afirmó- cuando voz preguntaste de quien era la voz, Atenea le dijo el nombre
del perro, y cuando a ella se le callo de las manos, tu has dicho que alguien se
quejó- explico el atentamente a cada detalle.
-¿Me estas queriendo decir que hable con un perro?- musite atónita.
-No, eso no- me contradijo- que lo has escuchado.- comentó.
-¿Mimi no te gusta tu nombre?- preguntó mi hija a su perro.
[i]Claro que no, es espantoso. Dile tú, que me gustaría que me llame, no se. Clara[/
i]
-Ella nos escucha a todos- les informé- dijo que le gusta más Claro, Atenea.- le inf
ormé a mi hija.
-Bueno, entonces Clara.- comentó esta.
-Pero que raro- dijo Jacob- puedes hablar con lo animales- musito feliz- Que don
más útil- finalizó.
-Si- contestó Edward, no tan feliz como el.
-Salimos de la casa, con Atenea, Edward y Clara a nuestra casa. Yo estaba muy ca
nsada, y no porque en verdad lo tendría que estar, si no porque todo esto es extraño
.

Capítulo 35: El secuestro


[u][i]Relata Aro.[/u][/i]
-Así que ahora es poderosa la maldita- dije muy molesto.
-Si maestro, nuestro infiltrado me lo informó hace media hora- contestó Renata, tan
fiel a mí, como de costumbre.
-¿Y qué más dijo?- preguntó mi hermano, Marco.
-Dijo, que esos poderes tal vez, se vallan incrementando.- explicó la mujer.
-¿De qué manera?- inquirió Cayo.
-Pueden ir evolucionando,- comentó- ya son los animales, tal vez las plantas o no
se.- musito nerviosa.- Ni nuestro infiltrado lo sabe.- declaró la vampiro.
-Entonces, si la muchacha va a seguir progresando- susurro Cayo- hay que hacer a
lgo.- comentó este.
-¿De qué hablas Cayo?- inquirió Marco.
-Sería bueno tenerla de nuestro lado.- expuso Cayo.
-Pero ella ya sabe toda la verdad- le contesté a mi hermano.
-Si lo se- me respondió este- Pero yo nunca dije que tenía que ser por su propia vol
untad- comentó.- Ella es tu mujer, así que tiene, no, debe estar acá- concluyó el hombre
de cabellos blancos.
-Demetri- lo llamé.
-Si, señor- respondió este.
-Quiero que traigas a mi mujer, sin que nadie se de cuenta- expliqué.- La quiero m
añana aquí- ordené.
-Si, señor- contestó, y se marchó.
[u][i]Relata Bella.[/u][/i]
Decidí que tal vez, solo tal vez. Sería bueno aprender a cazar. Así que decidí pedirle a
Alice. Ella, con tal de hacer algo juntas, dijo que sí.
Estábamos en el bosque solas, ya que si Edward se enteraba, no nos dejaría solas. Y
esa era la parte que a Alice no le gustaba. A pesar de ser tan pequeña, cazó a un al
ce macho, y me dijo que observara, yo ya sabía las tácticas de cómo. Pero sería difícil.
El olfato me guió hasta una familia de alces, y cacé al macho alfa. Este me pidió que
no lo hiciera y me quedé en shock. Yo me detuve y le conté a mi cuñada. Pero en ese mo
mento. Dos hombres, de unas proporciones enormes, tomaron a Alice y luego a mí.
Luego de eso, vi todo negro.
No sabía donde y como me encontraba, vi por la ventana del ¿Avión? O no, que hago yo e
n un avión. A, mi lado derecho estaba Demetri, con su sonrisa escalofriante, y a l
a izquierda Felix, con esa mueca burlona.
-¿Dónde estoy?- pregunté, viendo que a mi alrededor no había nadie solo ellos dos, y cua
tro o cinco asientos vacíos. Era una avioneta, para que sea todo más discreto.
-Ya te abras dado cuenta- respondió Demetri- Vamos de camino a tú hogar- prosiguió rem
arcando el tú.
-Mi hogar es aquí- grité enfurecida.
-Baja el tonito Isabella- me regañó Felix- que Aro lo único que pidió fue que te lleváramo
s viva, nunca dijo que en buenas condiciones- me amenazó.
-¿Y Alice?- inquirí, nerviosa al acordarme de la imagen de mi cuñada, tomada por Felix
.-
-Esta bien, tranquila- contestó Demetri- Yo si fuera tú, me preocuparía más por mi que p
or los demás.- me aconsejó este.
Después de unas horas de vuelo interminables, y el dolor de mi partida nuevamente.
Pensando en mí marido, mi hija, y mí... Familia.
Ellos estarían preocupados y la culpa se la echarían a mi hermana del alma, por segu
irme en esta locura.
Llegamos al castillo, tan tétrico y oscuro como lo recordaba, y en la sala donde l
os tres hermanos malignos se sientan en sus tronos de cartón, tan falso, como el m
undo de fantasías que crean.
-Bienvenida mi amor- saludó, la voz dulce y monocorde de Aro.
-¡Sínico!- grité, y mi voz resonó en toda la habitación.
-¡Cállate!- ordenó Feliz, golpeándome en la mejilla.
-No le pegues Felix- ordenó Aro- de eso me voy a encargar yo, fiel súbdito.
-Súbdito- me burlé- tú Aro, no eres un rey, eres un maldito, que se esconde en el disf
raz de rey.- le escupí las palabras en la cara- Pero créeme, no lo eres.- Felix me q
uiso pegar, pero recordó la orden de su amo, y bajo la mano.
-Ven- dijo Aro, tomándome del brazo, violentamente. Me llevó a un lugar del recinto
que yo no conocía. Era la prisión del castillo, estaba muy pobre. Ya que a los bandi
dos y los que no cumplían las leyes vampíricas, se los mandaba al mismísimo infierno.
Me dejo allí, con el frío y la humedad. Pero antes me dijo.
-Averigua cómo murió mi otra esposa- y se fue. Esas palabras me daban vueltas y vuel
tas por la cabeza.
Faltan pocos Capítulos para que terminé la Nove...
Bezhiitos Chicas/os :)

Capítulo 36: Traición


La oscuridad y el silencio reinaban en esa maldita mazmorra. Era espantoso estar
privada de mi libertad.
¿Qué me quiso decir Aro? ¿Cómo estará Alice? ¿Me estarán buscando? ¿Cómo estará mi hija? ¿Y
Todas esas preguntas rodaban por mi cabeza, y es ese momento escuché un ruido. La
puerta de entrada se abrió con un horrible quejido de puerta vieja.
Y veo ahí a mi amigo. Ese que estaba conmigo, y que a pesar de que me ha mentido,
me apoyo incondicionalmente cuando tenía- y aunque aún la tengo- una laguna en la ca
beza.
-Shhh- me pidió cuando entró.
-¿Alec que haces aquí?- inquirí, mirándolo fijamente a los ojos.
-Vine a sacarte- me explicó.-Maldito- murmuro.
-¿Qué pasa?- pregunté tomándome de los barrotes de la prisión.
-Aro, se llevo las llaves.- contestó.- Igual Edward esta viniendo- me contó.
-¡No!- exclamé atónita.
-¿Qué?- inquirió sorprendido ante mi reacción.
-Alec, tienes que hacer que no venga.- le pedí.- El no va a venir solo, va a venir
con todos los demás.- comenté- Tienes que hacer que no venga.- le rogué.
-Bella, cariño- dijo levantándome el mentón- Yo no puedo hacer eso- musitó bajando la mi
rada- Esto era lo que quería él. Acabar con los Cullen, y el infiltrado no lo logró ve
r- susurró en el silencio remoto de la habitación.
-¿Infiltrado?- jadeé.-¿De que estas hablando Alec?- pregunté sin aire en mis pulmones.
-Rosalie Hale- acusó, mirando hacia la salida.- Ella quería que desaparecieras de su
familia.- dijo, con una mirada triste.- Tu eres un señuelo, ella no pensó que no so
lo te quería a ti.- explicó.
>>El te quiere, claro, eres su obsesión. Pero también es el poder.- informó con una mu
eca- Van a venir los hombres, cuando el los acabe, Alice, Esme y Rosalie son muy
fáciles de aniquilar- expuso con su mirada llena de resentimiento.
>>Y tu hija sería algo más fácil aún.- concluyó.
-No, por favor- pedí entre jadeos.
-Lo siento, pero no hay nada que hacer- me respondió ante mis pedidos.
Alec se fue, y yo me quedé desolada. Mi mundo se estaba derrumbando, mi vida se es
taba derrumbando. Los seres que más amo, iban a morir, y todo sería por mi culpa. Ro
salie, maldita. Cómo pudo hacer esto.
El alba se asomaba por la pequeñísima ventana arriba a la derecha, donde se veía el ci
elo diurno.
Estuve horas contemplando la majestuosidad del amanecer, y mi fin y el de mi fam
ilia comenzaba. Mi corazón, aunque ya estaba muerto, había desaparecido. Todo mi ser
estaba consternado con lo que en horas o quien sabe si minutos ocurriría.
En la parte derecha del castillo, escuche gritos y mucho alboroto. Mi familia, l
uchando contra algo que no iban a encontrar. Solo la muerte.
Estaba tan desértica, en mi patética vida sin sentido que me dejé caer, esperando ver
el final de los seres que más amo.
En la puerta de entrada, se escuchó un ruido feroz, y lo vi.
El ser más perfecto del mundo frente a mis ojos. Como pudo quitó la jaula que me apr
esaba y antes de salir de las terribles penumbras del castillo, Marco nos apresó e
nte el y Demetri.
Y allí vi como su cuerpo frágil se derrumbaba, mi hermana. Ella tan dulce y pequeña caía
en las garras de la maldita pequeña endemoniada de Jane.
Salí corriendo, sin importarme nada, y me encontré con Jasper. Sus ojos salían de sus
cuencas. De la desesperación de perder a su amor.
Todos los presentes, hasta los enemigos, miraron a la muchacha con facciones de
duendecillo.
Capítulo 37: Amor eterno, Amor Jurado, Amor Por Siempre Recordado
Ella nos miró, a su amado a mí, y sentí que mi alma volvía a mi cuerpo. Jasper se levantó,
yo le hice una mueca de que me quedaría con ella. El se dirigió a la pequeña monstruo
que había dañado a su mujer.
Lo protegí con mi escudo, a todos lo que o quería. A mi familia. Jane no tenía posibil
idades con un guerrero como Jasper.
Aro, Cayo, Marco, Demetri, Jane, Felix. Cayeron. Mi amigo Alec o participó. El se
escondió en alguna parte subterránea del castillo; todos me miraron con un deje de
rencor cuando les pedí que lo dejaran con vida.
Pero nosotros perdimos. Aunque ella se merezca lo peor, la traición que cometió era
imperdonable, pero ella tuvo su castigo.
Rosalie estaba muerta, la mujer de Emmett.
El estaba desolado, no quería hablar ni estar con nadie, se sentía devastado. La fam
ilia estaba de luto. Mi hija, al enterarse que su tía había fallecido se le rompió el
corazón en mil pedazos.
Jacob no quería reconocer que a pesar del odio por lo que la difunta había hecho, el
la echaría de menos. Y el padecimiento de la familia Cullen era notorio. Todos es
taban vestidos de negro, cada día.
La felicidad que a mi me embargaba era un insulto a la memoria de Rosalie, pero
saber que mi hija estaba viva y feliz- en lo que podía- era una recompensa absolut
a.
Cinco meses habían pasado de la muerte de mi, no tan querida cuñada, Emmett estaba m
ucho mejor, pero la sombra que empañaba sus ojos no se le borraría nunca; ya no hacía
más chistes ni bromeaba como lo hacía antes. Esme estaba siempre feliz, anteriorment
e a la despedida de su primera hija, nunca más volvió a tararear ni a sonreír como lo
hacía antaño. Alice seguía siendo la misma, con un dejo de tristeza, ya que había perdid
o a su hermana del alma. Jasper, como era de esperarse, nunca demostraba sus sen
timientos, salvo a Alice con quien los compartía y con Edward, que no lo podía evita
r. Carlisle, el seguía yendo al hospital, pero esa sonrisa tan característica de el
había desaparecido por completo. Y Edward, el no volvió a tocar el piano desde la mu
erte de su primera hermana. La tristeza empañaba las paredes de la casa Cullen. To
dos tratábamos de hacer algo, ocupar nuestras mentes, pero no había que hacer. Ella,
la traidora, ya no estaba. Y aunque lo que hizo se merecería todo el rencor de mi
alma, la quería. Aunque el amor no era mutuo.
-Te queda hermoso- le dije a mi hija, cuando bajo las escaleras de la mano de su
ya única tía.
-Gracias- me contestó ella, con una sonrisa. En eso tocaron el timbre y Emmett fue
a abrir.
-¿Qué haces aquí?- bramó molesto.
-Vine a ver a Bella- contestó, una voz conocida. Yo me acerqué a la puerta y allí esta
ba, ese amigo que en mis momentos de mentiras, estuvo conmigo.
-Alec- exclamé y me lancé en sus brazos. Este respondió a mi abrazo. Todos los present
es se encontraban en estado de shock, no podían creer que un miembro de la guardia
Vulturi estuviera aquí.
-Te extrañé- admití con una sonrisa cálida.- ¿Qué has estado haciendo?- pregunté sentándome
l sillón del living.
-Los rumanos están implementando nuevamente las leyes vampíricas.- explicó- ya que ust
edes no quisieron- comentó.
-No eso ni hay que hablarlo- contesté. Todos en la sala estaban nerviosos, Edward
y Jacob tenían entre ellos a mi hija, Jasper encerrando a Alice en sus brazos y Ca
rlisle hacía lo mismo con Esme. En tanto Emmett, que ya no tenía a su doncella que p
roteger, me miraba a mi, y luego a el. Sentí que era a mí a quien estaba protegiendo
.
-Solo pasé por aquí para saber si tú y...- se detuvo.
-¿Y?- le animé.
-Y tu familia estaban bien- finalizó.
-Oh, gracias Alec.- agradecí- Estamos todos muy bien
-Yo estaré por aquí un par de días más.- informó- hay problemas en Port Ángeles- comentó.-
ue cuando quieras venme a visitar.- dicho esto me extendió una tarjeta con una dir
ección y un teléfono, encaminándose a la puerta- Y si a ellos- musitó, dirigiéndose a mi e
sposo y los demás- se les hace más cómodo, ven con alguno.- concluyó y se fue. Pero ante
s beso mi mejilla.
-Estas zafada- anunció Jacob al ver que el vampiro se había ido.
-Es mí amigo, al igual que tú.- le excusé.
-Si, pero el te mintió y es uno de los chicos malos- refutó.
-Jack déjalo ya- pedí, antes de que desatara una pelea-
Ya era la hora de almorzar, así que lleve a mi hija, de la mano de mi cónyuge, a nue
stra morada.
Aunque la vida de Rosalie había llegado a su fin, que es algo que empañaba la vida d
e todos nosotros.
El amor incondicional que sentía hacia mi esposo, ese amor eterno que nos juramos,
que nunca se va a olvidar. Es un amor por siempre recordado.

FIN*

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