Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
En los primeros mitos donde se puede observar el primer contacto con la filosofía es en la Ilíada y
la Odisea de Homero, donde forma el primer concepto de “personalidad” conocido. Este concepto
posee 3 niveles:
Homero decía que los dioses perturbaban el thimus de los guerreros, lo cual producía que se
volvieran locos (primera vez en hablarse de locura).
Tales de Mileto fue el primero filósofo en emplear el uso de la crítica como forma de progreso, cuyo
fin era el perfeccionamiento de las ideas, sabiendo que raramente las ideas son correctas, y
solamente a través del error y sus posteriores correcciones se consigue el verdadero progreso
hacia la verdad.
Los Naturalistas
Tales de Mileto
Tales propuso que en realidad hay solo un único elemento (el agua) que adopta numerosas
formas. Inicio también, aparte de la tradición critica, una línea de investigación física. Para ello, se
alejo de interpretaciones religiosas y espirituales del universo, y en su lugar se centro en
explicaciones naturalistas acerca de la constitución de las cosas y como es que funcionan.
Anaximandro
Para él el arje era el apeiron (lo indefinido). Descubre que los animales, a diferencia de los
hombres, se independizan de la madre más rápido. Es por esto que se realiza la primera
observación vinculada a la evolución, en la cual anaximandro decía que el hombre era muy poco
evolucionado a comparación de los animales. Por ello comenzó a investigar fósiles.
Jenofenes
Ensancho las tradiciones críticas y naturalistas al atacar a la religión griega, diciendo que los
dioses del Olimpo eran construcciones antropomórficas, con un comportamiento igual al de los
hombres. Esta crítica constituye el inicio del enfrentamiento entre el naturalismo científico y la
religión.
Pitágoras
Filósofo y matemático. El arje para él eran los números. Pitágoras fue el primero en dividir el
cuerpo del alma, siendo un dualista. Era orfista, por lo que consideraba al cuerpo una prisión del
alma, el cual debía ser purificado en vida para obtener la liberación del alma en su muerte.
Ser y Devenir
Los defensores del ser mantienen que más allá del flujo del mundo cambiante, hay verdades
eternas y valores que existen con independencia de la humanidad.
Los defensores del devenir aseguran que no hay verdades eternas, y que lo único que es
constante en el universo es el cambio, las cosas siempre están deviniendo de otra.
Las grandes portavoces del ser y del devenir fueron respectivamente Parmenides y Heráclito
Heráclito
Para él el arje era el fuego. Si bien el cambio es lo único constante, obedece a las leyes y no es
caprichoso. La regulación del cambio consiste en una armonía universal y dinámica que mantiene
las cosas en equilibrio.
Parmenides
Distingue entre una vía del parecer (apariencias) y una vía de la Verdad (realidad). Para él la
verdad era eterna e inmutable, por lo que concluye que el cambio es una ilusión basada en la
imperfección de los sentidos. Es considerado el fundador del racionalismo.
Alcmeon
Empedocles
Fundador del empirismo. Afirmó que los sentidos son los canales del entendimiento hacia el
cerebro. Desarrolló una teoría de la percepción que justifica la confianza intuitiva en nuestros
sentidos. Él propuso que los objetos emiten efluvios que serían copias específicas de tales objetos
para cada modalidad sensorial. Creía que los efluivos penetraban en la circulación sanguínea,
mezclándose con el corazón, la cual en el latir del mismo constituían los pensamientos. Sus 3
aportes a la psicología fueron la opinión, la observación y los sentimientos, que para empedocles
había de 2 tipos de elementos, los materiales y los espirituales, dividiendo los últimos en amor y
odio
El atomismo
El atomismo psicológico afirma que las ideas complejas pueden analizarse como agrupaciones de
ideas más simples, que han sido asociadas conjuntamente.
Defendieron el materialismo, el determinismo y el reduccionismo. Para ellos no hay tal cosa como
dios o el alma, solo átomos materiales en el espacio vacío.
Demócrito
Según él todo objeto emite tipos especiales de átomos, llamados eidola, que son copias de los
objetos. Demócrito no sabe si los eidolas son copias precisas de los objetos, de no serlo nuestro
conocimiento sobre los objetos serian erróneos.
Mantuvo una doctrina ética en la cual niega a dios y al alma, ofreciendo únicamente la persecución
del placer y la evitación del dolor. Esta teoría se denomina hedonismo.
Los Sofistas
Entendían un poco de cada rama de la sabiduría, Decían que el hombre era el centro del universo
(fueron los primeros humanistas). Decían que cada persona entendía la realidad según su propia
“personalidad”, hablaban de las diferencias individuales. Decían que antes de conocer la
humanidad, uno se debía conocer a sí mismo (autognosis). Fueron los primeros educadores
pagados.
Los sofistas reconocían que la ley era necesaria para la supervivencia de las comunidades
humanas y aceptaban un relativismo cultural, según el cual cualquier persona que viva en una
cultura tiene que vivir de acuerdo con las normas de dicha cultura, aunque no debería intentar
imponer tales normas a otras culturas.
Para los sofistas no hay una verdad permanente, duradera, ni una ley sancionada por la divinidad,
ni un código de valores eterno y transhumano.
Sócrates
No era un sofista, pero si eran contemporáneos. Decía que para llegar a la verdad se debía usar
un método
Creo la mayéutica, que le servía para sacar los falsos conceptos de los sofistas a las personas, y
ayudarlos a pensar. Decía que las personas Vivian en apariencias, lo que para él era una crisis,
pero una crisis que implicaba la superación de la misma y, por lo tanto, el crecimiento de la
persona. Al entrar en crisis, las personas buscan soluciones. Luego del crecimiento vuelven al
mundo de las apariencias.
La mayéutica consiste en hacer llegar a las personas a la verdad a través de una serie de
preguntas concretas. Sócrates la divide en ironía y en conceptualización (o mayéutica propiamente
dicha)
Sócrates usaba ironía en la mayéutica, hasta que la otra persona descubría que el saber que tenia
era falso o no estaba bien definido, de esta forma el intelecto se limpia de preconceptos y queda
libre para poder descubrir la verdad.
La mayéutica debía estar apoyada por 3 virtudes, el bien, la belleza y la verdad, siendo la verdad
conseguida a través del logos, de la razón.
Platón
Discípulo de Sócrates. Platón acepto de los sofistas el argumento de que todas las sensaciones
dependen del estado del observador, de Heráclito, el hecho de que todo está en continuo cambio,
lo que significo para él que no podamos tener un conocimiento eterno de cosas que
permanentemente se encuentren cambiando.
Para que el conocimiento sea eterno e inmutable los objetos deben ser iguales, a estos objetos los
denomino formas o ideas. Platón decía que los objetos percibidos por nosotros son copias
imperfectas de las ideas eternas, porque se hallan en permanente cambio y cada quien las percibe
de diferente modo, estos objetos los denomino sensibles. De aquí viene la teoría de los 2 mundos
(el de las ideas y el sensible).
Platón es dualista, considera que el cuerpo y el alma son 2 cosas diferentes, perteneciendo el alma
al mundo de las ideas, y el cuerpo al mundo sensible.
Platón considera que existen ideas innatas que vienen con nosotros de vidas pasadas y que es la
manera en la que tenemos conciencia de aquellas ideas, de aquel conocimiento perfecto con el
cual solo el alma se encuentra frente a frente una vez que abandona el cuerpo.
Divide 3 tipos diferentes de almas:
Alma Racional
(inmortal) Cabeza
Alma Impulsiva
Tórax
o Animosa
Alma Pasional o
Apetitiva Vientre
El alma racional tiene parentesco con las formas y el conocimiento al ser inmortal, mientras que las
otras dos almas mortales se hallan atadas al cuerpo y son solo capaces de dar opiniones. Es deber
del alma racional controlar los deseos de las otras dos.
Platón habla de motivación, y dice que poseemos una corriente de deseos pasionales que pueden
ser encauzados hacia cualquiera de las 3 partes del alma, hacia el placer físico, el honor, o la
virtud
Aristóteles
Discípulo de Platón, aunque presentan teorías completamente opuestas. Dio el paso al estadio del
pensamiento operacional concreto, caracterizado por la lógica de clases y ejemplificado por el
silogismo.
El mundo de Aristóteles se basaba en el sentido común, creía en la realidad del mundo sensible y
en la valía de la percepción sensorial y del goce que cabe extraer de ella. Lo que existía primeo
para él era el mundo sensible de las cosas, y a partir de nuestra experiencia acerca de los objetos
sensibles abstraemos la esencia de las clases de cosas o especies.
Creía que los universales existen en la naturaleza y nosotros los descubrimos, no los creamos,
considerando a los universales como esencias de especies reales y naturales de objetos
concretos.
Según Aristóteles, la adquisición del conocimiento es un proceso psicológico que se inicia con la
percepción de los particulares y finaliza con los universales. Recibimos información de los sentidos,
procesamos y almacenamos la información en un sentido interno llamado sentido común, el cual
recibe información de los 5 sentidos. El sentido común, ayudado por la memoria y la imaginación,
transfiere la información procesada a la inteligencia pasiva, la cual registra los objetos de la
percepción. El material ingresa a la memoria y puede ser evocado posteriormente y traído a la
conciencia. Pero para conocer los universales hace falta de la razón, la cual la empleamos a través
del uso de la inteligencia activa sobre la pasiva. A través de la inteligencia activa es cómo podemos
comprender al motor inmóvil.
Visión Inteligencia
Activa
Audición
Sentido Inteligencia
Tacto común Pasiva
Gusto
Olfato Imaginación y
memoria
Para Aristóteles los humanos nacen sin conocimientos (teoría de la tabla rasa), esto es opuesto a
la teoría de las ideas innatas de Platón.
Dice que para que desarrollemos una mejor inteligencia se debe estar motivado. Distingue la
motivación animal (apetito), dirigida a buscar el placer inmediato, de la razón humana (anhelo),
siendo esta ultima la única capaz de usar la razón, la cual permite diferenciar lo bueno de lo malo.
Según Aristóteles todo ser tiene alma, el cual es el asiento que sustenta la vida. Hace una escala
llamada naturae, en la que crea una gran jerarquía entre todas las cosas, desde la materia
completamente neutral hasta el motor inmóvil.
1. Las plantas: con alma nutritiva, responsable del crecimiento, maduración y reproducción
2. Los animales: con alma nutritiva y sensitiva
3. El hombre: con alma nutritiva, sensitiva y racional, lo que le permite pensarse a sí mismo y
usar la razón.
Aristóteles fue el último gran filosofo de la edad clásica, después del, el pensamiento tomo nuevas
direcciones. En lugar de investigar cuestiones de ciencia y epistemología, los filósofos se inclinaron
a buscar como llegar a la felicidad humana.
Epicuro
Dio importancia a la evitación del dolor, más que a la búsqueda del placer y aconsejo llevar una
vida calmada y alejada de los problemas del mundo
Cinismo
No solo se apartaron del mundo civilizado, sino que lo atacaron, burlándose de las convenciones
sociales. El más célebre fue Diógenes, quien preconizo el amor libre y la comunidad de familias.
Escepticismo
Fundado por Pirron de Elis, desconfiaban de la percepción sensorial. Sin embargo, no creían en un
mundo ideal (de las formas). Sostenían que cualquier conclusión general que pudiera alcanzarse
en base a la experiencia podría convertirse en errónea a la luz de una nueva experiencia.
Estoicismo
Fundado por Zenón de Citio. Un estoico es alguien que acepta la desgracia “filosóficamente”,
creían en un universo racional y bueno. Eran deterministas, sosteniendo que cualquier cosa que le
ocurra a una persona tiene que ocurrir así debido al orden causal del universo.
Neoplatonismo
Filosofía de la felicidad más influyente, cuyo portavoz principal fue Plotino. Convertían la filosofía
de Platón en casi una religión. Definían el universo como una jerarquía, donde dios (denominado el
Uno) se encontraba en la cima. Del Uno emanaba un dios cognoscible, denominado Inteligencia,
que gobierna el reino de las formas de Platón. De la Inteligencia emanan más criaturas divinas,
hasta llegar a los hombres.
Plotino quería apartar a sus seguidores de las tentaciones corruptas de la carne, encaminándolos
hacia el mundo espiritual de la verdad, el bien y la belleza, en el reino de las formas.
Religiones Mistéricas
A medida que el imperio romano empezó a caer, la gente necesito cada vez mas algo estable en
que creer. Numerosas religiones orientales empezaron a captar la atención de los romanos. Estas
religiones se centraban en torno a un misterio religioso y se denominaron mistéricas.
Cristianismo
En el siglo IV se limitaba a una fe sencilla, carente de soporte filosófico. San Agustín integro fe y
filosofía en una solida visión cristiana del mundo, que habría de dominar todas las facetas del
pensamiento medieval hasta el siglo XIII.
El racionalista desde parmenides en adelante, que niega que el verdadero conocimiento provenga
de la percepción sensorial de los objetos materiales, y se vuelve hacia adentro, hacia la razón y las
ideas innatas, en busca de la verdad.
El empirista, desde Empedocles, mira al exterior creyendo que cabe desarrollar la verdad sobre el
material de la experiencia sensorial
El racionalista temiendo las ilusiones de los sentidos, y el empirista, los engaños de la razón.
Frente a las invasiones de los bárbaros y a la tiranía de los señores feudales, el pueblo buscó
refugio en el floreciente cristianismo y en sus representantes: la Iglesia. El hombre medieval vivía
“de”, “para” y “con “Dios; dando la espalda al mundo observable, lleno de dolor y de confusión,
para concentrarse en la fe y en su alma. Por otro lado, el cristianismo se adueñó de todos los
aspectos de la cultura; todo era símbolo y manifestación de la presencia de Dios en la tierra. Los
dogmas sustituyeron la investigación científica porque “el que cree, no necesita saber”. Muchas de
las obras clásicas, salvadas de los bárbaros por los clérigos, fueron quemadas por ser
consideradas herejes a la mirada del cristianismo. Otras, como gran parte de las obras de
Aristóteles, fueron guardadas y traducidas, aunque prohibida su lectura al laico en la Edad Oscura.
Para ser culto, había que ser, casi sin excepción, clérigo y el lenguaje de la educación era el latín.
La Iglesia prohibió la traducción de la Biblia a las lenguas vernáculas y los oficios se celebraban en
latín. Así, el conocimiento medieval fue un conocimiento clerical. Los monasterios guardaban
celosamente las enseñanzas del pasado y la teología era la madre de todo el conocimiento y las
instituciones religiosas regían la vida intelectual de la población que, además, no hablaba el latín.
Escolástica
La alfabetización era un patrimonio que estaba reservado al ámbito eclesiástico y que fue llevada
por los clérigos a la población medieval que conservaba hábitos de vida tomados de los bárbaros.
Aparecen las escuelas episcopales, la Escolástica, caracterizadas por la lectura y discusión de
pasajes de la Biblia. La libertad de pensamiento era tal en tanto respetara los principios y los
límites del cristianismo, principalmente los dogmas. Lo que fuera en contra de esas verdades, era
considerado herejía. Estas escuelas se convirtieron, más tarde, en las primeras universidades.
Empezando por los aspectos religiosos, consideremos que el “pecado” era considerado como algo
personal y en esta época se empezó a dar importancia a la intención personal de juzgar las
situaciones de “pecado”. Podemos encontrar formalizada esta actitud en la Ética Voluntarista de
Pedro Abelardo que, a diferencia de otros filósofos, consideraba que el pecado era una cuestión
de intención y no de acción. Un acto no sería correcto o erróneo en sí mismo; lo que es correcto o
erróneo es la intención que se esconde detrás del acto. Las intenciones son algo totalmente
personales, individuales, por lo que la Ética de Abelardo pasó a formar parte del desarrollo del
individualismo
Desde la cultura popular, el individualismo florece y abre camino a través de las biografías y
autobiografías y de los retratos que reflejan al individuo; se incentiva la amistada íntima y la
literatura se preocupa fundamentalmente por los pensamientos y por los sentimientos individuales,
más que por las narrativas externas de acción.
Ibn-Sina
Elaboro una lista de siete facultades, tal lista presentaba una kerarquia desde la facultad mas
próxima a los sentidos y al cuerpo, hasta la facultad mas relacionada con el intelecto divino.
Comenzando por las partes de la mente mas relacionadas con el cuerpo analiza el alma
vegetativa. Responsable de la reproducción, el crecimiento y la nutrición.
A continuación viene el alma sensitiva. En su nivel inferior comprende los cinco sentidos
corporales. El segundo nivel del alma sensitiva incluye los sentidos internos. Primero esta el
sentido comun, que, recibe, unifica y hace conscientes las diversas cualidades de los objetos
externos percibidas por los sentidos. Dichas cualidades percibidas son retenidas en la mente por el
segundo sentido interno, la imaginación retentiva, para ser consideradas mas detenidamente o
recordadas con posteridad. El tercer y cuartoi sentido interno son la imaginación animal sintetica y
la imaginación humana sintetica, responsables de la utilización activa y creadora de las imágenes
mentales. El quinto sentido interno era la estimación, una especia de institno natural para hacer
juicios sobre las “intenciones” de los objetos externos. Esta facultad estima el valor o el peligro de
los objetos en el mundo animal.
Los sentidos internos superiores son la memoria y la rememoración. La memoria almacena las
intuiciones de la estimativa. La rememoración es la capacidad de evocar tales intuiciones pasado
un tiempo.
El ultimo aspecto del alma sensitiva del que se ocupa Ibn-Sina es la motivación. Lo que distingue a
los animales de las plantas es que se mueven a si mismos. Llama a esta facultad motiva apetito, el
cual presenta dos formas. Los animales sienten dolor o peligro, y huye,: esto puede llamarse
evitación. Los animales sienten o presienten el placer, y se mueven hacia el; esto es la
aproximación.
Distinguio dos facultades en el interior del alma humana: el intelecto practico y el intelecto
contemplativo. El mintelecto practico o inferior se interesa por los asuntos cotidianos. El intelecto
contemplativo se realiza en el conocimiento de los universales abstraídos de las experiencias
sensibles particulares. Lo hace distinguir ulteriormente entre intelecto activo e intelecto pasivo, y
posee la potencia para el conocimiento, que se actualiza por el intelecto activo o agente. Situado
fuera del alma. se trata de trata una especie de intelecto ubicado un escalon mas arriba, que
ilumina a la mente contemplativa y la encamina al conocimiento de las formas.
San Agustín
Defiende que la verdad no ha de buscarse en el mundo exterior por medio de los sentidos, sino
reflexionando, volviendo la mirada hacia el interior de uno mismo. El alma podía ser conocida por
medio de la introspección, a través de una búsqueda interior de la iluminación divina, de tal forma
que conocer el alma equivaldría a conocer a Dios. Una psicología introspectiva.
Por su parte, San Agustín habla de las 3 facultades del alma, otorgadas por dios, las cuales son:
Memoria, Entendimiento y Voluntad. Siendo el entendimiento la forma en que los humanos
conseguimos razonar. Esto puso en peligro a Agustín por lo cual afirma que aquellos 3 dones eran
la divina trinidad para salvarse de morir en la hoguera.
San Buenaventura
Asumió una concepción tajadamente dualista y platónica del cuerpo y del alma. Para San
Buenaventura, el alma y el cuerpo son dos sustancias completamente diferentes, y el alma inmortal
se limita a servirse del cuerpo durante su existencia terrenal. La esencia de la persona es el alma,
la cual es capaz de dos clases de conocimiento: en cuanto unida al cuerpo, puede
tener conocimiento del mundo externo. Aquí, San Buenaventura sigue el empirismo de Aristóteles,
negando las ideas innatas y sosteniendo que construimos conceptos universales mediante la
abstracción a partir de los objetos individuales experimentados. Sin embargo, afirma que la sola
abstracción es insuficiente y debe combinarse con la iluminación divina procedente de Dios para
que haya verdadero conocimiento.
En sus aportes a la psicología, están incluidos los cuatro niveles o clases de facultades mentales:
las facultades vegetativas, las facultades sensitivas, el intelecto y la voluntad. Habla de otros
aspectos del alma que evita llamar “facultades”, pero cuya inclusión convierte a su sistema similar
al de Ibn-Sina. La posición filosófica de San Buenaventura en cuanto al génesis del conocimiento
humano fue eclipsada por el aristotelismo de Santo Tomás de Aquino que se convirtió en la
doctrina oficial de la Iglesia Católica.
Consideraba a Aristóteles el filósofo por excelencia, el intelectual que fijó los límites de la razón
humana, mostrando todo lo que podía ser conocido sin recurrir a la mitología. Santo Tomás de
Aquino adoptó la teoría aristotélica y probó que no era incompatible con el cristianismo.
A fin de conciliar la Filosofía con la Teología, Tomás de Aquino las diferenció tajantemente,
circunscribiendo la razón humana al conocimiento del mundo natural. Acepta, pues, el empirismo
de Aristóteles y su consecuencia lógica: la razón sólo puede conocer el mundo, no a Dios. Dios
sólo es cognoscible indirectamente a partir de Su obra en el mundo. Afirma que Filosofía y Religión
son independientes y no obligatoriamente incompatibles. Sin embargo, en el final de la Edad
Media, algunos pensadores llevaron esta división entre razón y fe a su conclusión lógica,
destruyendo la metafísica teológica y dando a la luz la Ciencia.
Por su parte, se interesó por distinguir a las “personas” de los “animales”. Esto resalta con suma
claridad en su análisis de las facultades de la estimativa y del apetito o motivación.
Además, santo tomas habla de dos clases de motivación o apetito. El apetito sensible (animales)
no es libre, sino una inclinación natural de perseguir el placer, evitar el dolor y superar los
obstáculos que se oponen a la citada persecución. El ser humano, sin embargo, tiene un apetito
intelectual, o voluntad, que busca el bien general bajo la dirección de la razón. El animal sabe
únicamente del placer y del dolor, mientras que los humanos conocemos lo que es correcto o
erróneo.
Imaginación
Memoria
Sentidos internos
Sentido común
Estimativa
Alma sensitiva
Vista
Oído
Olfato
Gusto
Nutrición
Apetito intelectual
Desarrollo (humano)
Alma vegetativa Facultades locomotrices
Crecimiento o apetitivas
Apetito sensitivo
Procreación (animal)
De Teocentrismo a Antropocentrismo
Las razones por las cuales la mentalidad teocentrista (de la cual el hombre vive de, para y con
Dios) de la sociedad medieval cambia por una mentalidad antropocentrista (donde el hombre pasa
a ser el centro de la realidad) son las siguientes:
A estas alturas, la iglesia ya no puede ocultar más tiempo las obras de Aristóteles, lo que provoca
la postura y defensa de Santo Tomas frente a la teoría del conocimiento de Aristóteles “el ser
humano por la razón conoce el mundo y obtiene experiencia, no hace falta la razón para conocer a
dios, se lo conoce a través de los milagros, dogmas y creaciones de este”.
Si bien una vez terminada la edad media, el antropocentrismo predomina, la fe y la razón siguen
existiendo en la sociedad, solo que el hombre ya no vive de, para y por dios.
Siglo XVII: Revolución científica y mecanización de
la imagen del mundo
La revolución científica propuso que el hombre podía mejorar su suerte mediante la aplicación de
la razón y del experimento, más que la oración y la devoción. El resultado de la revolución
científica es incuestionable porque desplazó a la tierra del centro del universo e hizo de éste una
máquina gigantesca, completamente independiente de los sentimientos y de las necesidades
humanas. Derribó a la filosofía académica escolástica, sustituyéndola por una búsqueda pública de
regularidades matemáticas, precisas y contrastables, a través de la experimentación.
La revolución científica transcurrió durante un largo periodo y se alimentó de muchas fuentes; fue
una revolución que produjo un cambio profundo y permanente en la vida humana y en la forma de
entender al hombre. Se puede afirmar que comenzó en 1543 con la publicación del libro de Nicolás
Copérnico La Revolución de las Órbitas Celestes, libro en el que proponía ser el sol y no la tierra el
que ocupaba el centro del sistema solar.
Las leyes del movimiento de Isaac Newton, publicadas en 1687, supusieron el argumento definitivo
para demostrar que el universo era una máquina, pero una máquina celestial, creada por Dios,
como Maestro y Artesano, que había construido una máquina perfecta y la había puesto en
funcionamiento. Así, el cristianismo y la ciencia, la fe y la razón, parecían perfectamente
armonizadas en esta cosmovisión.
Durante la revolución científica se propuso una importante distinción epistemológica que, en cierta
manera, contribuyó a la creación de la psicología. Esta distinción está relacionada con la
correspondencia entre el mundo tal y como se nos aparece en nuestra experiencia y el mundo tal y
como es en sí mismo.
Le revolución científica parecía requerir que las concepciones en torno a la naturaleza humana y la
mente humana fueran reconsideradas. La antigua ciencia fue desacreditada y, de la misma forma,
se desacreditó a la filosofía anterior. Era el momento de desechar las viejas psicologías para
buscar nuevas orientaciones.
René Descartes
Descartes sostenía que solo hay una vía adecuada para buscar la verdad, a saber, el
descubrimiento por la razón de verdades intuitivamente obvias y la deducción a partir de ellas de
las demás verdades. Aunque Descartes hizo profesión de fe en dios y la iglesia, el florete de la
razón que había forjado sirvió a la causa de los librepensadores de todo el mundo. Al enaltecer la
razón, Descartes no condeno totalmente los sentidos. Se limito a recalcar que los hechos
resultaban de poco valor hasta no ser ordenados correctamente por la razón.
La filosofía cartesiana resulta racionalista en su innatismo. Descartes sustituyo las formas por ideas
claras y distintas, a las que de inmediato reconocemos como verdaderas; y además, estas ideas no
proceden de los sentidos, sino de ciertos indicios de verdad que existen de modo natural en
nuestras almas. Sostuvo que la idea de dios es innata. Por su parte, también habla de ideas
innatas, como ciertas formas innatas de pensar. Si A=B y B=C, entonces A=C.
Descartes planteo un dualismo de la mente y del cuerpo. Estas dos entidades actúan entre sí: la
mente adquiere información acerca del mundo material a través de los sentidos; los deseos del
cuerpo se sienten en la conciencia, mientras que la mente puede dirigir las acciones del cuerpo.
Los problemas para la psicología cartesiana, al igual que para todos los psicólogos posteriores,
comienzan cuando volvemos a encontrarnos con el alma humana que Descartes, como buen
cristiano, había tenido que excluir de la explicación mecanicista del hombre. Así, para Descartes, el
alma humana se distingue de las funciones del cuerpo animal porque posee el poder de pensar,
poder que se caracteriza, según él, por incluir tres importantes facetas: la experiencia, el
comportamiento y la posesión del lenguaje. Esto es lo novedoso en la obra de Descartes: estas
tres facetas permiten establecer la diferencia entre humanos y animales. A los animales, aún
conscientes de su entorno, les falta pensamiento consciente y reflexivo sobre sí mismos. Trazó,
así, una línea divisoria entre conciencia simple y autoconciencia. Los animales son máquinas que
siempre responden a los estímulos en forma refleja; los seres humanos pueden responder a
situaciones completamente nuevas, aplicando sobre ellas el pensamiento. Por otro lado,
el lenguaje, en la opinión de Descartes, era exclusivo de los humanos. Esta capacidad exclusiva de
los seres humanos para formular proposiciones era innata en la mente.
Descartes se nos antoja como una figura paradójica. Por su hincapié en la razón como
contrapuesta a la percepción, en las ideas innatas como contrapuestas a la experiencia, en la
verdad absoluta como contrapuesta al relativismo, resulta un racionalista. Por su concepción
mecanicista del mundo y del cuerpo humano, su psicología vendría a apuntar el empirismo y el
conductismo.
John Locke
Locke quería comprender como funciona realmente la mente humana: cuales son las fuentes de
sus ideas y las limitaciones del conocimiento humano. En la historia de la psicología, Locke
representa un punto importante de inflexión. A partir de él, el examen de la mente humana misma
se vuelve importante, reemplazando a la especulación metafísica sobre lo que no puede ser
conocido.
El espíritu no sabe de formas y esencias, sino solo de sus propias ideas, proceden de la
experiencia, en ella se funda todo nuestro conocimiento y de ella deriva. Nuestra observación,
ocupada, ya sea en los objetos externos y sensibles, o en las operaciones internas de nuestras
mentes, es lo que provee a nuestros entendimientos de todos los materiales del pensamiento.
Locke formula así el principio empirista de que el conocimiento deriva de la experiencia sola. No
fue un empirista radical, la experiencia es de dos clases: la sensación de los objetos externos y la
reflexión sobre las operaciones de nuestras mentes. Locke no afirma que las operaciones mentales
se adquieran merced a la experiencia. Las facultades del pensamiento, la memoria y la percepción
son todas ellas innatas. Ahora bien, Locke ataco las ideas innatas.
Locke afirma que el lenguaje es un rasgo humano, característico de la especie. En su obra sobre la
educación, Locke sostiene que buena parte de la personalidad y de las habilidades del niño son
innatas. Los motivos básicos del hombre (la búsqueda de la felicidad y la evitación de la desdicha)
son de modo similar, principios prácticos innatos.
Para Locke la mente no era un espacio vacío que debe ser amueblado, sino más bien un complejo
dispositivo de procesamiento de la información, preparado para convertir los materiales de la
experiencia en conocimiento humano organizado. El conocimiento se produce cuando
inspeccionamos nuestras ideas y vemos como concuerdan o discrepan. Como Descartes, Locke
creía que, de esta forma, todo el conocimiento humano, incluso la ética y la estética, podía ser
sistematizado geométricamente.
Las diferencias entre el empirista Locke y el racionalista Descartes eran sobre todo diferencias de
énfasis. Ambos deseaban superar la estéril filosofía escolástica analizando la mente humana.
Locke establece que el conocimiento humano solo versa sobre ideas. Por el concepto de idea se
dan dos interpretaciones posibles:
1. La primera concepción fue adoptada por Berkeley. Las ideas son objetos mentales, el
moblaje de la mente, y nuestro conocimiento queda limitado a ellas, Locke creía que las
ideas se corresponden con las cosas del mundo. Berkeley demostró que esto no puede ser
probado, de forma que no tenemos garantía de que nuestro conocimiento sea un
conocimiento real. El resultado es el escepticismo.
2. La segunda concepción la toma Reid. Sostiene que Locke entendía por idea una especia
de acto mental, y en concreto un acto de percepción, por el que la mente conecta con el
mundo externo.
En el siglo XIX hubo dos escuelas psicológicas, cada una de las cuales adopto una interpretación
de la idea de Locke. Titchener adopto la primera interpretación en su psicología del contenido, y
Brentano la segunda en su psicología del acto.
Lo que de verdad resulta importante en Locke es su actitud empírica con respecto a la mente.
Locke no practico una psicología científica, creía que la mente podía conocerse a sí misma
mediante la reflexión, pero despejo el camino para una ciencia de la mente.
Thomas Hobbes
La importancia de Hobbes viene determinada por haber sido el primero en comprender y expresar
la nueva visión científica de los seres humanos y de su lugar en el universo. Para Hobbes, el
hombre es un cuerpo y, como tal, se comporta a la manera como lo hacen el resto de los cuerpos-
máquinas. El pensamiento o la conciencia no es una sustancia separada del cuerpo: la "entidad"
corporal que somos, y su conocimiento de las cosas, proviene y se reduce a la sensación. En
polémica con la teoría aristotélica de la sensación, Hobbes postula que ésta ha de explicarse
también a partir de postulados mecanicistas, como producto de los movimientos de los cuerpos
(materia). El apetito (deseo) y la aversión (repugnancia) provocan determinados movimientos y
acciones en los cuerpos y denominados emociones. Los sueños y la imaginación son explicados,
así mismo, como reacciones a una gran variedad estímulos (corporales), tanto externos como
internos. El pensamiento filosófico de Hobbes se define por enmarcarse dentro del materialismo
mecanicista, corriente que dice que sólo existe un "cuerpo" y niega la existencia del alma. También
dice que el hombre está regido por las leyes del Universo y afirma que el hombre es como una
máquina, ya que según Hobbes, el hombre se mueve continuamente para alcanzar sus deseos;
este movimiento se clasifica en dos tipos: de acercamiento (el hombre siempre se acerca a las
cosas que desea) y de alejamiento (el hombre se aleja de las cosas que ponen en peligro su vida).
Así, dice que la sociedad está siempre en movimiento.
Afirmó también que lo espiritual era una idea absurda; tan solo existe la materia y cualquier acción
humana, al igual que las de los animales, está plenamente determinada por causas materiales en
vez de espirituales. Creía que todo el conocimiento estaba, en último término, sustentado por la
percepción sensorial.
Su doctrina psicológica más interesante es aquella que considera que el lenguaje y el pensamiento
están estrechamente relacionados y que, incluso, pone la posibilidad de que sean idénticos;
consideraba que los niños no están dotados de capacidades racionales hasta que desarrollan la
capacidad para hablar.
Blas Pascal
Pascal dudaba de la capacidad del ser humano para comprender a la naturaleza o para
entenderse a sí misma. Pero, la exclusiva autoconciencia del hombre le eleva más allá de la
naturaleza animal, pudiendo alcanzar la salvación a través de la fe en el Dios cristiano.
Pascal fue el primero filósofo que pensó que la mente humana podía concebirse como un
procesador de información y susceptible de imitación por parte de una máquina, concepto que se
convertiría en central para la psicología cognitiva contemporánea.
Baruch Spinosa
Argumentó que Dios es esencialmente naturaleza, el Creador que sustenta todas las cosas.
Extendió su análisis determinista de la naturaleza del hombre, afirmando que la mente no sería
algo separado del cuerpo, sino que estaría generada por procesos cerebrales. Mente y cuerpo son
una unidad, pero pueden ser estudiados desde perspectivas diferentes: como procesos cerebrales
de naturaleza fisiológica o como hechos mentales (pensamientos). No niega la existencia de la
mente, pero la considera como una faceta fundamentalmente material de la naturaleza. De esta
forma, para Spinoza, la actividad mental está tan determinada como la actividad corporal.
La ética de Spinoza, así como su visión de la humanidad, son de carácter estoico. El universo
físico está más allá de nuestro control, pero no lo están nuestras pasiones. Por tanto, la sabiduría
es una forma de autocontrol racional en vez de un vano esfuerzo por controlar a la naturaleza o a
Dios.
Gotgtfried Leibniz
Descartes había dicho que la mente y el cuerpo interactúan. Sin embargo, no estaba claro como el
espíritu podía actuar sobre la materia y viceversa, lo que desemboca en una concepción llamada
ocasionalismo, según la cual dios se encargaba de que al ocurrir un evento corporal, también
ocurriera un evento mental y viceversa. Leibniz propuso una respuesta que desde entonces ha
venido denominándose el paralelismo mente-cuerpo. Dios había creado el universo de tal forma
que se daba una armonía preestablecida entre las mónadas. La conciencia (mente) refleja
exactamente lo que ocurre en el cuerpo, pero solo debido a la armonía preestablecida por dios, y
no por una conexión causal.
Leibniz también reintrodujo las causas finales en la filosofía. Postulo que las mónadas muestran
una tendencia a perfeccionarse a sí mismas, cada vez que las mónadas no interactúan, el único
modo en que pueden cambiar es por medio del desarrollo interno. En consecuencia, las mónadas
son intencionales y evolucionan hacia un fin: su propia perfección. Este desarrollo es natural y
espontaneo; no es causado por nada exterior a la mónada. Una vez desechado el aparato
metafísico, la idea conservo su influencia, especialmente en la psicología del desarrollo.
Leibniz defendió las ideas innatas. Las disposiciones innatas del niño para ciertos tipos de
conocimiento han de ser activadas, bien sea por la experiencia, bien por la propia reflexión del niño
sobre la vida mental.
Leibniz también diferencio entre percepción y sensación. Una percepción es una idea tosca y
confusa, no consciente, que los animales, como los humanos, pueden poseer. Sin embargo, a una
persona le es posible depurar y aguzar sus percepciones hasta percatarse de ellas reflexivamente
en su conciencia. Entonces se convierten en sensaciones. Este proceso de refinamiento se llama
apercepción. También interviene en la unificación de las pequeñas percepciones para convertirlas
en percepciones.
La atención es el componente más importante de la apercepción para Leibniz, quien distinguió dos
tipos, la pasiva y la activa. La atención puede también ser voluntaria. La memoria también
interviene en la atención, porque, cuando estamos pendientes de algo, debemos fijarlo en la mente
mediante la memoria.
Siglo XVIII: Razón y reacción
Se conoce al siglo XVIII como la Edad de la Razón o el Siglo de las Luces. Sus principales líderes
fueron un conjunto de pensadores y escritores cultos, reformistas y revolucionarios a los que
podemos denominar adecuadamente con el término francés philosophes
Pretendían eliminar, a través de la ciencia newtoniana, la oscuridad que habían traído la religión, la
superstición y la tradición. Newton se convirtió en el resplandor que iluminó el Siglo de las Luces.
Los philosophesse propusieron hacer, en el ámbito de lo humano, lo que Newton había llevado a
cabo en el mundo de las matemáticas, de la física y del universo.
El Siglo de las Luces atravesó dos profundas crisis. La primera fue la crisis escéptica como
resultado directo de la línea de argumentación epistemológica iniciada por Descartes que, en la
medida en que fue siendo desarrollada, fue dejando en claro que el conocimiento era limitado y
que la razón no siempre conducía a las verdades absolutas. La segunda de las crisis fue de
carácter moral y se desencadenó antes los esfuerzos por situar la moralidad sobre una base
científica, de la misma forma que estaban los objetos físicos en el mundo natural.
Crisis escéptica
La revolución Científica había llevado a un aparente triunfo de la razón, pero terminó por hacer
dudar de las posibilidades del conocimiento humano. Tras la estela dejada por Newton, surgieron
filósofos de orientación psicológica que se dedicaron a analizar la mente y la naturaleza humana a
la luz de la razón newtoniana, para concluir que la opinión humana era susceptible de error y que
podía ser puesta en duda incluso la propia existencia del mundo físico. Estas fueron las
conclusiones a las cuales llegaron los filósofos británicos Berckley y Hume.
Frente al escepticismo de Hume, los filósofos escoceses, seguidores de Thomas Reid, reafirmaron
su creencia en el sentido común para abordar el conocimiento humano y en la fe religiosa para
acercarse a Dios, quien había creado al hombre. En Alemania, Immanuel Kant reaccionó ante el
escepticismo de Hume, adhiriéndose a la antigua afirmación según la cual la metafísica era el
verdadero fundamento de la ciencia, aunque tampoco llegara a contestar a la más profunda
cuestión de la existencia humana.
George Berkeley
Berkeley admiraba a Locke y creía que éste había elegido el camino correcto hacia el
conocimiento. No obstante, Berckley consideró que la teoría desarrollada por Locke, según la cual
el conocimiento consistía en una copia de los objetos del mundo real, había abierto la puerta que
conducía al escepticismo. Berckley dio un paso arriesgado al afirmar que las ideas no eran, en
ningún caso, copias; la realidad vendría determinada por las ideas y no por los objetos del mundo -
creía que la materia existe independientemente de nuestras percepciones.
Para Berckley, las cosas existen cuando pueden ser percibidas. Para él, las ideas son todo lo que
existe. La pregunta sobre la correspondencia entre las ideas y los objetos reales no aparece si
tales objetos no existen, no abandonando su creencia en un mundo físico. Intentó comprender los
fundamentos psicológicos que se encuentran más allá de la mente humana y que sostienen
nuestra creencia en el mundo físico, por el camino de la reflexión introspectiva, marcando la senda
a la posterior investigación científica.
Según Berckley, todo lo que vemos en el mundo es un conjunto de “manchas coloreadas” que se
proyectan sobre la retina y que debemos “aprender” a ver. Esta afirmación apoya en idealismo de
Berckley, para quien el mundo sensorial que experimentamos es tan sólo un conjunto de
sensaciones. Creemos en la permanencia de los objetos porque ciertos conjuntos de sensaciones
se asocian entre ellos en forma regular. De aquí la creencia que la materia sea tan sólo una
inferencia aprendida, ya que la materia como tal no se percibe directamente.
David Hume
La intención de Hume era fijar los límites del conocimiento humano, separar lo susceptible de
conocimiento de lo incognoscible. Hume dio comienzo a su investigación sobre la naturaleza
humana distribuyendo en clases los contenidos de nuestras mentes en forma parecida a como lo
había hecho Locke. Este había hablado de tales contenidos como de “ideas”, que Hume, sustituyo
por “percepciones”. Estas las divide entonces en dos tipos: las impresiones y las ideas
Las pasiones son de dos clases: pasiones violentas (amor u odio) y todas las demás emociones
que llamamos pasiones. Hume también incluía las pasiones tranquilas, como los sentimientos
estéticos y morales.
Hume distinguió entre percepciones simples y complejas. La mayoría de las impresiones son
complejas, dado que nuestros sentidos están expuestos a muchas sensaciones simples a la vez.
Las ideas simples son copias de impresiones simples, y las ideas complejas pueden no
corresponder exactamente a una impresión compleja. Las ideas complejas pueden siempre
descomponerse en ideas simples, que son copias de impresiones simples.
Hume concede prioridad a las impresiones sobre las ideas. Las impresiones nos ponen en
contacto directo con la realidad por medio de la percepción; mientras que las ideas pueden ser
falsas y no corresponder a nada. Todas las ideas con significado deben ser reductibles a algo
observable. Hume asigno prioridad a las percepciones simples sobre las complejas. Todas las
percepciones complejas están construidas a partir de nuestras experiencias de percepciones
simples, y pueden ser completamente desglosadas en sus componentes simples.
Doctrina sobre la asociación de ideas: lo que Hume supo destacar es el valor de la asociación de
cara a investigar cuestiones filosóficas y psicológicas fundamentales. Fue el instrumento teórico
clave de su nueva ciencia. Solo hay tres principios de conexión entre las ideas; a saber: la
semejanza, la contigüidad en el tiempo o el espacio y la causa/efecto. He aquí los únicos vínculos
que unen las partes del universo o nos conectan con cualquier persona u objeto exteriores a
nosotros mismos. Para Hume la asociación es un tipo de atracción, que vemos posee en el mundo
mental efectos tan extraordinarios como en el mundo natural. La experiencia humana compleja se
reduce en el fondo a ideas simples, unidas por el principio de asociación.
La ley de la causa y el efecto es la más importante, porque subyace en la mayor parte del
razonamiento cotidiano. Las causas se perciben directamente, percibimos la conjunción regular de
dos acontecimientos. Es imposible aducir ningún argumento racional que pruebe la causalidad.
Según Hume la creencia en las causas se aprende a través de la experiencia. La causalidad es un
sentimiento de la necesidad que liga a dos acontecimientos. Es un principio básico de asociación.
Siempre que la repetición de un acto u operación particulares produce una propensión a repetir el
mismo acto u operación, sin hallarnos impelidos por ningún razonamiento o proceso del
entendimiento, afirmamos que dicha propensión es en efecto de la costumbre. Todas las
inferencias extraídas de la experiencia son efecto de la costumbre (habito) y no del razonamiento.
La capacidad para formar conclusiones generales, o hábitos, se basa en la asociación, en nuestra
propensión a generalizar a partir de ejemplos limitados y en nuestra propensión a sentir las causas
como ligadas necesariamente a los efectos.
Hume distinguió cinco facultades: dos facultades racionales (la razón abstracta y la razón
experimental). La razón abstracta se ocupa propiamente de los dominios no empíricos y
tautológicos de las matemáticas puras y la lógica. La razón experimental trata de las realidades
empíricas. Para ello extrae se material de la primera de las tres facultades irracionales: la
percepción. La percepción es la facultad que se ocupa de toda suerte de impresiones e ideas. Las
dos facultades irracionales restantes son el gusto, cuya esfera son los juicios de valor morales y
estéticos, y la fe, cuyo ámbito es la teología, la confusión y el error se producen cuando las
facultades se aplican a problemas ajenos a su propia esfera.
Escuela Escocesa
Thomas Reid fue el fundador y filosofo más destacado del movimiento. Escribió “desprecio la
filosofía y renuncio a su dirección: dejad que mi alma viva con sentido común”. Consideró que la
filosofía había comenzado a transitar por malo camino a partir de los modelos de Descartes y
Locke, según los cuales la mente humana no conoce los objetos en sí mismos, sino que tan sólo
entre en contacto con sus copias o ideas, que se proyectan en la conciencia. Reid creía que este
había sido el primer paso para el escepticismo ya que, si la mente humana funcionara según el
modelo de Descartes y Locke, no existiría ninguna forma de asegurarse de que las ideas fueran
copias verdaderas de los objetos, ya que nunca podríamos observar a los objetos reales para
compararlos con sus representaciones. Al eliminar la teoría de las copias, reactiva la filosofía del
sentido común, volviendo al punto de vista de Aristóteles: la percepción capta al mundo real tal
cual es.
El perceptor
El acto de percepción
El objeto percibido
Nuestros actos perceptivos entran en contacto directo con los objetos y no sólo con las ideas
representativas de los mismos. Conocemos el mundo en forma directa e inmediata, en forma
consistente con lo que cada uno de nosotros creemos percibir. Este punto de vista es conocido
como realismo directo.
Al experimentar directamente los objetos tal y como son, no es necesario proponer una especie de
fuerza de gravedad de la mente o de las sensaciones que mantenga cohesionadas las impresiones
complejas y las ideas. Reid reconoció que las impresiones complejas se podían descomponer en
impresiones simples, pero negó que el resultado fuera poder reconocer o identificar el material
bruto de la experiencia: las sensaciones puras. Para él, el material bruto de la experiencia son los
objetos en sí mismos porque la experiencia se constituye con elementos simples. La experiencia
compleja no puede ser reducida a sensaciones atómicas sin que pierda algo esencial: su
significado.
Para Reid, estamos dotados por naturaleza de ciertas facultades innatas y de ciertos principios
mentales que nos permiten conocer con certeza el mundo que nos rodea y que, igualmente, nos
proporcionan acceso a las verdades esenciales. Así, nuestra constitución innata permite que el
conocimiento que tenemos del mundo sea real y cierto. Como clérigo afirmó que estas facultades
innatas eran dadas al hombre por Dios.
Immanuel Kant
Según él, el contenido o inmaterial del conocimiento nos llega desde fuera a través de los sentidos,
pero el orden o forma de la experiencia procede de las estructuras propias de nuestra mente. Del
mismo modo, en el campo de la filosofía moral, Kant distingue entre la materialidad de los hechos
morales y la forma o el porqué de nuestra actuación. Lo que cuenta moralmente no son los hechos
en sí, sino el motivo que nos lleva a actuar de una determinada manera, es decir, su adecuación a
los imperativos morales que nos impulsan a obrar por respeto al deber.
El objetivo de la crítica es determinar los límites dentro de los cuales la razón es capaz de instaurar
un orden de certezas indudables; más allá de éstos, la metafísica no puede engendrar sino
conocimientos ilusorios: las ideas de Dios, de la libertad, de la inmortalidad del alma.
Kant afirmó que los argumentos escépticos de Hume lo despertaron de sus sueños dogmáticos.
Hume deshizo el dogmatismo leibniziano con su análisis psicológico del conocimiento humano.
Consideró que las conclusiones de Hume podían minar la certeza del conocimiento, además de
amenazar los logros por la física de Newton. Kant perseguía las verdades transcendentes, sin
contentarse con las verdades meramente útiles. Como resultado, intentó rescatar la metafísica. No
pudo aceptar el análisis psicológico de conocimiento de Hume, ya que lo único que se puede
extraer de sus argumentos es que poseemos la tendencia a formar conclusiones generales que se
basan en asociaciones. Kan deseaba mostrar la validez del conocimiento humano, más allá de
cualquier hecho empírico relacionado con la formación de hábitos en el hombre.
Afirma Kant que de lo que tenemos conocimiento es, en términos kantianos, de los fenómenos. El
mundo, tal y como lo experimentamos, está constituido de tal forma que cada hecho tiene una
causa, o sea, toda nuestra experiencia tiene una causa y esta creencia en la causalidad no puede
estar determinada por los hábitos. Nuestra experiencia nunca podrá violar la causalidad ya que
estamos constituidos de tal forma que cada hecho que experimentamos tiene una causa.
Detrás de todos los fenómenos se encuentra lo que él denominó los noumenas o las cosas-en-sí.
En el mundo nouménico existen hechos sin causa. Kant propuso una sorprendente afirmación: son
los objetos los que se adaptan a nuestro entendimiento y no al revés. Estamos dotados de ciertas
cualidades perceptivas y de pensamiento que se imponen sobre la experiencia, generando los
objetos de que se ocupa la ciencia. Para un empirista, la mente es pasiva al registrar las
cualidades de los objetos; para Kant, la mente estructura la experiencia de forma activa y
organizada, además de reconocible.
Kant mostró escaso interés por la psicología; él creía que la psicología, definida como el estudio
introspectivo de la mente, no podría llegar a convertirse en ciencias, fundamentalmente por dos
razones: la primera porque pensaba que nunca podrían ser cuantificados los aspectos de la
conciencia como para que fuera posible elaborar ecuaciones newtonianas sobre la mente. En
segundo lugar, de acuerdo a la postura filosófica de Kant, cualquier ciencia cuenta con dos partes:
el aspecto empírico (que abarcaría la observación y la experimentación) y el aspecto racional o
metafísico (las bases fisiológicas justificativas de la pretensión de tal ciencia empírica por producir
el conocimiento). La psicología, como ciencia, estaría afuera del aspecto empírico porque el objeto
de la psicología racional sería la “sustancia pensante” o el alma, el “yo pienso” cartesiano, pero no
“experimentamos” el alma o lo que Kant denominaba el “yo trascendental”, de manera directa. No
tiene contenido, ya que es pensamiento puro y tan sólo tiene existencia nouménica y no
fenoménica.
Afirma que, si examinamos nuestra conciencia nos podemos percatar de que en la misma existe
una serie de percepciones muy claras, mientras que otras son oscuras. Tal y como lo expresa
Kant, “nuestra mente sería como un inmenso mapa en el que sólo existirían unos pocos lugares
iluminados “. Las ideas oscuras son las que no son claras y totalmente conscientes, las cuales
podrían afectar nuestra conducta en forma subliminal.
Crisis Moral
De la misma forma que en que la epistemología científica condujo a una crisis escéptica, la ética
científica condujo a una crisis moral. La crisis moral de la época está fundamentada en una
pregunta: si tan sólo somos máquinas programadas para buscar el placer y evitar el dolor ¿cuál
será el fundamento del valor moral y del significado de nuestras vidas? Los humanistas de la
Ilustración asumieron que el mundo había sido construido para los humanos por un creador
benéfico, que no tenía porqué ser necesariamente el Dios cristiano. La extensión de las
concepciones materialistas, deterministas y hedonistas a los seres humanos, aunque fuera
intelectualmente atractiva, era difícil de comprender desde un punto de vista emocional. El dilema,
en su totalidad, termina por referirse a la cuestión de los sentimientos: los sentimientos
de libertad y dignidad frente al deseo natural por buscar el placer y evitar el dolor.
Escuela Escocesa
La Escuela Escocesa proponía al mundo intelectual europeo otra visión del hombre. Aunque
existía en crimen y la guerra, según los filósofos de esta Escuela, los humanos nos relacionamos
entre nosotros de manera aceptable durante la mayor parte de nuestras vidas y, cuando no lo
hacemos, nos sentimos avergonzados y culpables. Podemos vivir en sociedad, con espíritu de
cooperación, sin la necesidad de un control represivo por parte de un gobierno. Los escoceses
argumentaran que la naturaleza humana, aunque no esencialmente moral, tiende naturalmente a la
moralidad. La naturaleza está dotada de leyes naturales, de la misma forma que los humanos
estamos dotados de facultades naturales que nos permiten conocer esas leyes y respetarlas
moralmente, porque el comportamiento humano está ordenado y gobernado por leyes morales que
nos permite percatarnos inmediatamente del bien y del mal en nuestro comportamiento.
La teoría escocesa del sentido moral natural es importante para la futura psicología científica por
tres razones básicas: en primer lugar porque rechaza abiertamente las afirmaciones extremas de
Hobbes y de los naturalistas franceses en general. Para los escoceses, los humanos tenderíamos
naturalmente a ser sociables y a comportarnos adecuadamente en sociedad, en vez de ser
viciosos, egoístas y agresivos. Espontáneamente, y sin necesidad de coacción, nos cuidamos unos
a los otros e intentamos hacer lo que es correcto para todos (el bien común). En segundo lugar, la
posición de la Escuela Escocesa es importante porque tuvo que ver con la fundación de la
psicología científica, la ciencia de la naturaleza humana, porque mostró que, más allá de los
elementos impuestos por las normas de un gobierno, existen otros principios que rigen el
comportamiento humano, principios que podemos aprender en sociedad y a utilizar en la
interacción social.
Naturalismo francés
En Francia, el proyecto de la Ilustración se llevó a cabo de forma más radical que en Gran Bretaña.
Podemos identificar dos fuentes principales para el naturalismo de los filósofos franceses: la
psicología empírica de J. Locke y la fisiología mecanicista de Descartes.
La extensión más directa y completa del animal-máquina al hombre, fue planteada por el filósofo
médico Julien Offray de La Mettrie (1709-1751), cuya obra más conocida es El Hombre
Máquina (1748). Es importante señalar los elogios dados por La Mettrie al materialismo de
Descartes por haber sido el primero a tener el coraje de demostrar que los humanos somos puras
máquinas y que el alma no es más que una palabra vacía.
La Mettrie defendía que tan sólo un facultativo puede tratar científicamente a la naturaleza
humana, ya que tan sólo los médicos conocen adecuadamente el mecanismo corporal. Explicó,
detalladamente, como diferentes estados corporales pueden afectar el funcionamiento de la mente,
como ocurre con la fiebre, con algunas enfermedades y la fatiga. En contra de la exclusividad
cartesiana del lenguaje en el ser humano, La Mettrie sugirió que los monos podrían transformarse
en “pequeños caballeros” si se les enseñara el lenguaje que utilizan los sordos para comunicarse.
Niega que el lenguaje sea innato, ya que pensaba que un simio podría adquirir una forma de
comunicación humana. Además, argumentaba que los animales comparten con los humanos
algunos sentimientos morales como, por ejemplo, la pena y el remordimiento, por lo que la
moralidad sería algo inherente al orden biológico natural. En cuanto al placer, La Mettrie lo
interpretaba como encontrar el bien en la naturaleza humana y afirmaba que el placer es la causa
natural de nuestra existencia porque la propia naturaleza nos impulsa a buscarlo
Etienne de Condillac rechazó las posturas filosóficas sobre el conocimiento humano de todos los
filósofos, excepto de Locke, aun considerando que la obra de Locke estaba “incompleta” porque
no había desarrollado suficientemente los conceptos empiristas sobre la mente humana. A lo que
Condillac se refería era reducir todo lo relativo al conocimiento humano a un elemento simple: la
sensación. A esto se dedicó Condillac: contemplar a la mente humana desde una perspectiva
puramente empirista, negando la existencia de la reflexión e intentando explicar todas las
facultades mentales a partir de la sensación simple. Reduce la atención a la fuerza por la que una
sensación más intensa domina en la mente a otras sensaciones más débiles. Redujo la razón al
deseo o a la necesidad; si cada sensación nos produce placer o dolor, nuestro pensamiento,
constituido a partir de las sensaciones por medio de la asociación, estará determinado por la
calidad afectiva de las mismas y estará gobernado por nuestras necesidades animales
momentáneas. Por lo tanto, en empirismo de Condillac recorta la autonomía de la razón que es
previa e independiente de la sensación
Claude Helvetius aceptó tanto el empirismo de Condillac como una versión materialista de La
Mettrie. Consecuente con estas ideas, Helvetius planteó un ambientalismo absoluto en el que los
hombres nunca habrían poseído una alma divina ni una estructura biológica compleja. El ser
humano solamente poseería sentidos, una mente pasiva capaz de recibir sensaciones y un cuerpo
capacitado para llevar a cabo ciertas acciones. La mente humana se iría configurando de forma
pasiva a través de la observación de los efectos producidos por las acciones del propio individuo,
así como de otras personas, y por la observación de la marcha del mundo. Para Helvetius, en el
momento del nacimiento, la mente del ser humano estaría vacía y sería impotente; todo aquello en
que se convierte una persona es fruto del entorno (ambiente) en que se desarrolla.
Sade propone la ley del mas fuerte = ley natural, el fuerte debe atormentar al debil, la moral es una
ilusion, el fuerte debe triunfar sobre el debil, regirnos por el placer.… sadismo tomado por freud.. la
naturaleza le da el carácter de debil o de fuerte a un ser, y según eso debe actuar,,, los animales
se deborna mutuamente como somos animales debemos actuar de la misma forma
Ilustración y Contrailustracion
Se puede afirmar que la Ilustración alemana se inicia con el filósofo Christian Thomasius (1655 –
1728) quien creía que la filosofía debería ser útil, rechazó la metafísica en favor del empirismo,
todas ideas ilustradas. Thomasius llevó a cabo la primera investigación empírica en el terreno de la
psicología. Utilizó escalas de medición según cuatro dimensiones para definir la personalidades
individuales. Basó sus estudios en los resultados obtenidos en entrevistas con los sujetos,
utilizando información relacionada con su desempeño profesional, su entorno familiar y sus hábitos
personales. Thomasius llegó incluso a recurrir a observadores múltiples para efectuar las
mediciones y corroborar así la fiabilidad de sus escalas.
Más importancia para la psicología fue la postura filosófica de Johann Nikolaus Tetens (1736-
1807), el primer alemán que propuso una psicología empírica sistemática. Tetens, como Hume,
escribió un ensayo sobre la naturaleza humana, aunque de enfoque diferente. Rechazó la
concepción empirista del sensacionismo de Condillac, según la cual la mente humana no es más
que un conjunto de sensaciones. Siguiendo una línea más racionalista, Tetens sostenía que la
mente humana es activa y autónoma, que unifica a las sensaciones como resultado de su propia
actividad y que no se limita a registrar, en forma pasiva, las regularidades de la sensación. La
mente humana, para Tetens, no descansa satisfecha con las generalizaciones empíricas, sino que
busca activamente ideales estéticos y científicos. Por tanto, la psicología no debería estudiar
únicamente el contenido de la mente (a lo que se circunscribiría un empirista), sino también las
actividades energéticas que unifican y procesan las sensaciones.
El imperialismo de la razón y de la ciencia, defendido por los filósofos ilustrados, favoreció una
reacción por parte de algunos pensadores que lo encontraban terriblemente inhumano. El gran
terremoto de Lisboa de 1748 cobró miles de vidas y mostró que el universo de Newton parecía ser
una máquina indiferente e insensible a la vida humana. Propusieron la autonomía de
la cultura para contrarrestar la de la razón y la ciencia, y defendieron los sentimientos humanos por
encima de la razón. Así nace la contrailustración.
Giambattista Vico trazo una distinción tajante entre las ciencias naturales y las humanas. La
historia era la ciencia social más importante porque estudia la construcción por la humanidad de su
identidad en diferentes épocas y lugares. Vico negó que hubiera una naturaleza humana esencial,
transcendental y universal. Cada sociedad y periodo histórico han de ser comprendidos en sus
propios términos. Para Vico, toda época historia se caracteriza por su propia perfil único, que
condiciona todas las actividades de sus coetanos.
Johann Gottfried Herder afirma que vivimos en un mundo que nosotros mismos creamos. Subraya
la absoluta singularidad de cada cultura viviente o histórica. Dice que debemos esforzarnos por
realizarnos a nosotros mismos y a nuestra propia cultura, sin seguir servilmente los estilos clásicos
y las actitudes de una época pasada. Cada persona debe intentar realizar sus potencialidades en
cuanto persona total en vez de ser una colección alienada de papeles. Tanto para el individuo
como para su cultura, Herder destaco la importancia de un desarrollo orgánico. Puesto que toda
cultura es única, Herder se opuso a cualquier intento de imponer los valores de una cultura a otra.
“Los primeros impulsos del corazón son siempre los acertados”, afirmaba Rousseau, sentimientos
que recuerdan a Herder y que son básicos en el Romanticismo.
El asociacionismo
Fue fundado por David Hartley. Elaboro una teoría asociacionista acabada de la mente y la
conducta humana, desde la simple sensación hasta la actividad sexual. Hartley creía en la
estrecha correspondencia entre la mente y el cerebro, y propuso leyes de asociación paralelas
para ambos. Dejo bien en claro que los acontecimientos mentales dependen causalmente de
sucesos neurales. Hartley construyo la mente a partir de simples unidades atómicas de sensación.
Nuestro contacto sensorial con una cualidad perceptible (impresión) hace que surja en la mente
una sensación. Si la mente copia la sensación, ello constituye una idea de sensación simple que
puede combinarse mediante la asociación para formar ideas intelectuales complejas. Hartley daba
por supuesto que la mente posee ciertas facultades capaces de transformar los elementos
mentales, aunque la asociación siga constituyendo la operación mental básica.
Hartley formulo una sola ley de asociación: la de la contigüidad. Las sensaciones, y las
consiguientes ideas, se producen, o bien en orden temporal regular, o bien todas juntas de una
vez, y quedan asociadas por la pura proximidad en el tiempo; es decir, por la contigüidad.
Dado que Hartley afirmo que el placer y el dolor acompañan a las sensaciones y afectaban al
pensamiento y a la acción, el asociacionismo comenzó a orientarse hacia el utilitarismo.
Thomos Brown prefería llamar a la asociación “sugerencia”, sobre la base, de que la asociación
implica un vínculo inobservable entre ideas. Según Brown una idea sencillamente sugiere otra,
pero no hay un lazo sustantivo entre ellas.
Brown propuso tres leyes de la sugerencia. Las tres leyes eran: la semejanza, el contraste y la
cercanía en tiempo y espacio. Brown dio un paso hacia un asociacionismo más fructífero y
empírico con su enumeración de las leyes secundarias de la sugerencia.
Siglo XIX: Hacia el umbral de la Psicología
El consenso de la Ilustración finalizó con la Revolución Francesa. Las implicaciones reales del
espíritu geométrico se hicieron patentes y los pensadores del siglo XIX se vieron ante la precisión
de enzarzarse en un cuerpo a cuerpo con el naturalismo. Esta tarea se hizo más emergente con la
teoría de la evolución de C. Darwin, que no sólo equiparó el hombre con el mono, sino que también
desterró cualquier tipo de intencionalidad o progreso de la historia.
A todo lo largo del período, el problema de la naturaleza humana fue planteado por numerosos
filósofos, fisiólogos, literatos y revolucionarios. La segunda mitad del siglo presenció la fundación
de la Psicología Científica y la formulación de sus tres variables (el estudio de la conciencia, del
inconsciente y de la adaptación) que consideramos “fundacionales”:
Rebelión romántica
Los románticos rechazaron la idea de que el ser humano fuera una máquina y, además, también
rechazaron la misma idea en relación al universo. Fueron vitalistas, para quienes la naturaleza no
era materia muerta (meros átomos en el vacío), sino algo orgánico y en desarrollo, que se
perfecciona a sí mismo en el tiempo. La Biología y no la Física debe suministrar el modelo de
reflexión sobre los fenómenos de la naturaleza, afirmaban los románticos. Tanto la naturaleza
como las sociedades se desarrollan lentamente a través del tiempo, sin ignorar la sabiduría de la
historia. Insistían que todo está permanentemente bajo el proceso del devenir y que nunca nada se
limita a ser. Hasta la verdad no es un conjunto estático de Formas, sino algo vivo, algo que siempre
se está perfeccionando. Semejante concepción romántica de la naturaleza era progresista y
optimista, pero pronto quedaría anulada por la teoría de la selección natural de C. Darwin. En
realidad, los románticos creían en un proceso evolutivo natural, pero no como Darwin lo
presentó.
El concepto de inconsciente
El concepto de voluntad
El lenguaje de los sueños
La libertad de elección
Esto llevó a los románticos a idolatrar a los héroes, los genios y los artistas, y a todos aquellos que
afirmaban sus voluntades y no se plegaban a los modelos y dictados del mundo. Este concepto
romántico y nueva forma de voluntarismo, desde un punto de vista psicológico, tiró por tierra en
concepto de la mente como una tabula rasa porque una mente tan voluntarista como la
contemplada por los románticos, difícilmente podía ser un mero receptáculo pasivo de estímulos
externos.
Nueva ilustración
1. El utilitarismo y el asociacionismo
La fusión del principio de utilidad con el asociacionismo comenzó con la obra de James Mill (1773–
1836), un político convertido en filósofo. Su asociacionismo, una teoría de la mente muy sencilla,
se convirtió en el objetivo más frecuente de los ataques de los filósofos posteriores, los que
defendían posiciones más holistas. Desde el punto de vista de James Mill, la mente es una pizarra
en blanco, pasiva, receptiva a las sensaciones simples, a partir de las cuales se conforman las
ideas o sensaciones complejas, gracias a la formación de vínculos asociativos entre las unidades
atómicas. Prescindió de las facultades mentales y, al combinarse con el hedonismo utilitarista, el
resultado dio lugar a una imagen de la mente humana completamente mecánica, en el cual una
idea sigue a otra idea de una forma automática, sin margen para un control voluntario. James Mill
afirmaba que el ejercicio de la voluntad era una ilusión; el razonamiento no era más que el
compuesto asociativo de ideas contenido en los silogismos; la atención no era otra cosa que la
preocupación de la mente con cualquiera de las ideas que son particularmente placenteras o
dolorosas. La mente no dirige la atención sino que la atención se dirige mecánicamente por el
principio de utilidad.
La versión del asociacionismo utilitarista defendido por J.Stuart Mill fue conocida con el nombre
de química mental. Mantuvo la postura filosófica que las ideas elementales pueden fundirse en una
idea total que no es reductible a sus elementos. Stuart Mill fue influenciado por el concepto
romántico de coalescencia, la idea de que la imaginación activa podría sintetizar a los elementos
atómicos en una creación que fuera más que la suma de las propias unidades componentes, como
cuando los colores primarios se mezclan para producir uno cualitativamente diferente.
2. El positivismo
a medida en que la ciencia de la naturaleza y la tecnología cosechaban éxito tras éxito, se extendió
por Europa un talante generalizado, denominado cientismo, que encarnaba la fe en la capacidad
de la ciencia para contestar a todas las preguntas, para resolver todos los problemas. Era natural,
pues, que la ciencia basada en una epistemología positivista, fuera elevada a la categoría de
“nueva religión”. Tal fue la empresa de Augusto Comte (1798-1857), con una expresión clara y
energética en su filosofía positivista. Fue él que dio el nombre de positivismo a esta postura
filosófica y es uno de los fundadores de la Psicología Social, concebida por él como la ciencia que
haría posible su nuevo mundo dirigido por la ciencia.
Claud Bernard afirma que solamente la rigurosa comprobación de las hipótesis objetivas
científicas, con métodos objetivos, puede producir el conocimiento. Toda cuestión no susceptible
de tal tratamiento carece de sentido porque no será ciencia.
Ernst Mach Consideró que la conciencia humana es un conjunto de sensaciones, más allá de las
cuales no podemos penetrar sin incurrir en explicaciones metafísicas. El objetivo de la ciencia es el
ordenamiento económico de las sensaciones. Organizar nuestra experiencia nos ayuda a
adaptarnos a nuestro ambiente.
Rebelión darwinista
Jean Baptiste Lamarck postulo dos aspectos importantes en la teoría de la evolución. La materia
orgánica es fundamentalmente diferente de la inorgánica y cada especie viviente posee un impulso
innato a perfeccionarse a sí misma. Cada organismo se esfuerza por adaptarse a su entorno y se
modifica a medida que lo hace, desarrollando diversos músculos y adquiriendo hábitos variados.
Tales características adquiridas podían transmitirse a la descendencia. La genética moderna ha
destruido la visión de Lamarck.
1. Mesmerismo
El término mesmerismo proviene del nombre del fundador del movimiento, Franz Anton Mesmer.
En su teoría, Mesmer atribuyó numerosas enfermedades a un fluido impalpable que impregnaba
todo el universo. Mesmer creía que este fluido era vital para la actividad nerviosa del cuerpo, y que
los médicos podían curar diversas enfermedades manipulando en fluido en el cuerpo del paciente.
Creía que los trastornos psíquicos provocados por el citado fluido, daban síntomas físicos (lo que
hoy llamamos enfermedades funcionales), emanadas de causas puramente psicológicas. Empezó
por utilizar imanes para extraer el fluido de las áreas afectadas, pero pronto llegó al
convencimiento de que el fluido se mostraba más susceptible al magnetismo animal que al
magnetismo mineral. Elaboró, entonces, una complicada y extravagante terapia que incluía, entre
otras cosas, golpear al paciente en sus partes enfermas con las manos o varitas, sumergir al
paciente en tinas de agua helada, etc. Llegó a construir una habitación de crisis, toda acolchada,
que usaba para tirar al paciente contra sus paredes, dejándolo en transe. Para atender a sus
pacientes en esta habitación, Mesmer utilizaba atuendos especiales, como capas negras con
capuchas, etc.
Los médicos no descreían en el magnetismo animal, pero consideraban que sus métodos de
curación no eran los apropiados en un contexto científico. El mesmerismo estaba demasiado cerca
del ocultismo para poder satisfacer el espíritu científico de la época newtoniana. Con el tiempo,
Mesmer se rindió a las críticas y vivió el resto de su vida apartado de la sociedad y separado del
movimiento que él mismo había creado.
En el núcleo del mesmerismo, existía una herramienta útil para el tratamiento de algunos trastornos
mentales. Mesmer curó a mucha gente de una gran variedad de síntomas físicos, desde ceguera
hasta dolores de origen desconocido. El aspecto esencial de estas curas fue el trance que inducía
a sus pacientes; durante el mismo, podía dominar las acciones de los pacientes y cambiar su
curso. El trance, obviamente, se debía al control psicológico que él ejercía sobre los pacientes.
Ahora era necesario extraer el trance mesmérico del contexto místico; cuando se lo logró, el
mesmerismo se convirtió en hipnotismo. Este logro se debe a la Real Academia Francesa de
Ciencias que, en 1825, investigó a este trance más objetivamente, como un probable estado
mental real (aunque inusual), que podría ser utilizado por los médicos en la cura de sus pacientes.
2. Frenología
Franz Joseph Gall, fue el primero que consideró seriamente la idea de que el cerebro era el asiento
del alma. Afirmó que el cerebro era el órgano especifico de la actividad mental, de la misma
manera que el estómago era el de la digestión y los pulmones los de la respiración. Por lo tanto, el
estudio de la naturaleza humana debiera comenzar por el de aquellas funciones que dan lugar al
pensamiento y la acción, antes que con investigaciones introspectivas y abstractas sobre la mente.
En la opinión de Gall, los estudios de la mente realizados hasta ese momento eran puramente
especulativos y carecían de referencias a la conducta objetiva o al cerebro que la controla.
Además, para Gall, las categorías de análisis que utilizaban los filósofos eran meras abstracciones;
ninguna de las facultades propuestas por los filósofos, tales como la memoria, la atención y la
imaginación, eran lo bastante específicas como para explicar la conducta humana real y las
diferencias individuales concretas.
Gall creía que el cerebro era el órgano de la mente, que era innato cada una de las facultades
propuestas y que cada una tenía su base en una región particular del cerebro. La teoría de Gall
también contenía implícitamente una forma de psicología comparativa, atendiendo a que los
cerebros de las especies son diferentes a lo largo de la Gran Cadena del Ser, como afirmaba
Darwin, y sus facultades correspondientes deberían diferir obligatoriamente entre sí. De hecho,
Gall y sus seguidores llevaron a cabo estudios comparativos para apoyar esta argumentación. De
este modo, el estudio de Gall se centró en comparar funciones conductuales específicas y regiones
concretas del cerebro, defendiendo la hipótesis que las facultades bien desarrolladas se
correspondían con partes del cerebro también bien desarrolladas.
El método de Gall consistía en mostrar empíricamente que las personas que poseían ciertos
rasgos destacados, deberían poseer cráneos con protuberancias sobre los centros
correspondientes en el cerebro, y que los rasgos débiles se relacionaban con centros cerebrales
con poco desarrollo. Basándose en este principio de observaciones, elaboró una larga lista de
facultades y localizó cada una de ellas en una región particular del cerebro. Gall planteó una
psicología funcional, preocupada por investigar cómo la mente humana y el cerebro hacen que un
animal o persona se adapten completamente a las exigencias cotidianas. También contempló las
diferencias individuales, rechazando el estudio de la mente en forma general y global, dando
prioridad al estudio individualizado.
Científicamente, Gall inspiró a los fisiólogos de la época, con tendencia más experimental, a
investigar la localización de las funciones comportamentales en zonas particulares del cerebro. Gall
estaba en lo cierto al afirmar que diferentes áreas del cerebro tienen funciones diferentes. Abrió
camino para el estudio del sistema nervioso y para la elaboración de mapas cerebrales,
localizando las funciones sensoriales y motoras
3. Espiritualismo
Frederic Myers (1843-1901) fue el líder de la investigación psíquica del siglo XIX y el fundador
del espiritualismo. Myers buscó pruebas científicas de la existencia de una alma inmortal. Myers
había elaborado una recopilación de datos en el campo de la psicología, desde el sueño y la
histeria, hasta los fenómenos considerados paranormales. Fue el primero escritor inglés que
difundió los estudios iniciales de Freud sobre la histeria. Para Myers, la histeria era un fenómeno
importante, puesto que demostraba el poder que tenía la actividad puramente mental sobre el
cuerpo en el mismo momento en el que las perturbaciones psíquicas producían síntomas físicos.
Myers se decidió por lo que Freud consideró como exactamente más instructivo en sus casos
iniciales: que los síntomas histéricos expresan deseos inconscientes que el paciente no quiere
admitir en la conciencia. Myers, al igual que Freud, formuló una teoría del inconsciente, al que
denominó yo subliminal. La concepción del yo subliminal que tenía Myers era de carácter
romántico, platónico, optimista y progresista. Es verdad que, como dijo Myers, el yo subliminal es
irracional, pero nos permite comunicarnos con un mundo espiritual que transciende al material.
Para Myers, la existencia de este yo subliminal demostraba la separación entre la materia y el
alma. Abría la posibilidad de algo más que la mera evolución material, en la cual los individuos
intervienen al mínimo; en la evolución cósmica, espiritual, cada alma se perfecciona a sí misma
eternamente, haciendo realidad los poderes mentales que nuestros cuerpos animales entorpecen.
F.W.Bissel (1784-1846), comenzó a realizar comparaciones entre los cálculos de tiempo anotados
por diferentes astrónomos y descubrió que todos ellos discrepaban en la velocidad de transito
informada. Interpretó que las diferencias entre anotaciones correspondían a que los tiempos de
reacción personales de los astrónomos eran diferentes entre sí. Los tiempos de reacción personal
correspondían al tiempo trascurrido entre el estímulo y la respuesta en cada individuo.
La línea de investigación sobre los tiempos de reacción tuvieron continuidad en los trabajos de
Franciscus Cornelis Donders (1818-1889) quien observó que podía utilizase el tiempo transcurrido
entre el estímulo y la respuesta para cuantificar objetivamente la velocidad de los procesos
mentales. La contribución particular de Donders fue la de utilizar el tiempo de reacción para inferir
la acción de los procesos mentales complejos. De esta forma, se podía medir, por ejemplo, la
respuesta de presión de una tecla que emitía una persona cuando se le presentaba un único
estímulo: una suave descarga eléctrica sobre su piel. Este sería un tiempo de reacción simple. Este
método creado por Donders se lo denominó cronometría mental, porque parecía ofrecer una forma
objetiva de medir los procesos mentales y fisiológicos. Este método, muy pronto fue usado
exhaustivamente por los primeros psicólogos mentalistas. Este método ayudó a asegurar la
naturaleza científica de la psicología experimental, como algo diferente de la psicología
filosófica cualitativa, precisamente por ser un método de carácter cuantitativo, apartando los
estudios sobre la mente de elucubraciones especulativas y la condujo al laboratorio experimental.
Hasta nuestros días, la teoría de los tiempos de reacción sigue siendo una técnica importante y útil.
Gustav Theodore Fechner (1801-1887) fue quien concibió e implementó la primera investigación
sistemática de la psicología experimental. Fechner observó que, si controlamos los estímulos a los
que se expone una persona, seremos capaces de manipular el contenido de su conciencia y este
control hace posible el experimento mental. Sorteando varios inconvenientes surgidos en sus
experimentos, Fechner propuso pedir al sujeto estudiado que cuente sus sensaciones. Por
ejemplo, dándole dos objetos de peso diferente, preguntar al sujeto cuál de ellos le parece que
pesa más. Si variamos sistemáticamente el valor de los pares de estímulos y las diferencias entre
ellos y se observamos y registramos cuándo puede el sujeto distinguir estos pares y cuándo no,
podemos cuantificar, indirectamente, la sensación. Por consiguiente, podemos relacionar
matemáticamente la magnitud del estímulo con la fuerza de la sensación resultante. Se podría
esperar que la sensación variara directamente con el estímulo, pero Fechner encontró que no
siempre sería así; las diferencias entre estímulos son más fáciles de detectar cuando los citados
estímulos son de una intensidad absoluta y moderada, que cuando ambos son de una intensidad
absoluta y elevada.
La fundación de la psicología
Aunque, tradicionalmente, los psicólogos veneran el recuerdo de un hombre, Wilhelm Wundt, en
cuanto fundador de la Psicología Científica, y de una fecha – 1879, como año fundacional de la
citada ciencia, esta creencia resulta engañosamente simple. La importancia a largo plazo de Wundt
para la Psicología fue de índole fundamentalmente institucional, ya que fue él quien creó una
ciencia reconocida socialmente e independiente, además de un nuevo rol profesional para sus
practicantes.
Desde un punto de vista conceptual, la Psicología Científica fue fundada tres veces, cada una de
ellas dio lugar a una forma diferenciada de pensar los problemas de la humanidad. Las tres teorías
fundacionales tuvieron lugar en las postrimerías del siglo XIX.
Entre los psicólogos académicos, la psicología fundacional más importante fue la Psicología de la
Adaptación. Su aparición es fruto del trabajo de muchos estudiosos, entre los cuales Charles
Darwin ocupa un lugar de privilegio. Para esta fundacional, el tema es el estudio biológico de la
utilidad evolutiva de la mente humana y de la conducta. Comenzó como un estudio introspectivo de
la actividad mental, pero pronto se convirtió en el estudio de la propia actividad, es decir, en el
estudio de la conducta.
Psicología de la conciencia
Wundt nunca bautizó a su escuela de psicología. Como fundador, lo que se limitó fue a incorporar
a la psicología en la ciencia, logrando un método experimental evaluador de los procesos
mentales; fueron sus discípulos alemanes, que continuaron en su tradición, que bautizaron a la
Psicología de la Conciencia con la designación de Ganzheit, término que significa “holística”.
W. Wundt proclamaba una alianza entre dos ciencias: la fisiología (que nos informa sobre aquellos
fenómenos de la vida que percibimos a través de nuestros sentidos externos) y la psicología
(disciplina en la cual la persona se observa a sí misma). Esta alianza desempeñó varias funciones
importantes para una ciencia como la psicología. Veamos algunas de las citadas funciones:
1. la primera de estas funciones tuvo que ver con la metodología. En el caso de la psicología,
se tomó de préstamo las técnicas de la fisiología, tales como las utilizadas para medir los
tiempos de reacción, y comenzaron a emplearse en los laboratorios de psicología. Wundt
denominó psicología experimental a su psicología fisiológica, en reconocimiento a la
importancia del aspecto metodológico de la alianza.
2. la segunda función se refiere al contenido de esta nueva ciencia. A un nivel fisiológico, la
alianza ayudó a la psicología a formar parte de una pujante visión naturalista del mundo
emergente gracias a la ciencia.
3. la tercera función está referida a evitar el reduccionismo; consistía no en tomar prestados
simplemente conceptos fisiológicos, sino en explicar los sucesos mentales y conductuales
en función de causas fisiológicas.
4. la última función de la alianza fue la de proporcionar un movimiento táctico en la política
académica del siglo XIX en Alemania.
Imaginemos ahora que cada columna de letras forma una palabra como, por ejemplo, casa, luna,
tela, etc. En estas condiciones, probablemente, Ud. sería capaz de recordar las cuatro palabras,
sumando un total de dieciséis letras. Las letras, como elementos aislados, llenan con rapidez la
conciencia, de forma que sólo pueden percibirse de cuatro a seis en un momento dado; pero, si
estos elementos se organizan, entonces se puede captar un número mucho más elevado. Desde el
punto de vista de Wundt, la apercepción sintetiza los elementos en un todo mayor, que se
comprende como una idea compleja individual y se capta como un nuevo elemento.
La conciencia parece ser como un gran campo poblado de elementos ideacionales. Un área del
mismo cae dentro del foco de atención, y las ideas contenidas en la misma se perciben
claramente. A los elementos que se encuentran situados fuera del área focal apenas se los siente
como presentes y no pueden ser identificados. El foco de la conciencia se sitúa allí donde opera la
apercepción, avivando los estímulos hasta que se ven perfectamente claros. Los ítems que caen
fuera del foco de la apercepción son únicamente aprehendidos y no se los ve con claridad. Así,
para Wundt, la mente era activa, dinámica, rechazando cualquier intento de materializarla. Las
ideas son procesos activos y no elementos pasivos que interactúan por mediación de leyes
mecánicas y la memoria no es la resurrección de una idea anterior (lo cual, para Wundt, era
imposible, ya que la conciencia está en permanente cambio), sino que consiste en la utilización de
reglas para reconstruir la experiencia anterior, porque cada experiencia vivencial es un
acontecimiento y no una cosa que aparece y desaparece de la conciencia.
Wundt no descuidó ni los sentimientos ni las emociones, puesto que son una parte obvia de la vida
consciente humana. Es el sentimiento lo que proporciona la respuesta del individuo; la apercepción
en un acto voluntario, por el que controlamos y conferimos unidad sintética a nuestra mente. Es
este sentimiento de actividad, control y unidad lo que define al yo.
Donde realizó su contribución más sustancial, fue en el estudio del lenguaje, en el que articuló una
teoría psicolingüística que le llevó a conclusiones que están siendo descubiertas en la actualidad.
Para Wundt, el lenguaje era una parte de la Völkerpsychologie porque, como el mito y las
costumbres, era producto de la vida colectiva. Wundt dividió el lenguaje en dos aspectos:
los fenómenos externos, que consisten en las expresiones producidas o percibidas en realidad, y
los fenómenos internos que son los procesos cognitivos que subyacen a la sucesión de palabras
emitidas. Esta distinción entre fenómenos internos y externos en el lenguaje es más fácil de
comprender porque es posible describir el lenguaje como un sistema organizado y asociado de
sonidos que pronunciamos o escuchamos; esto constituye la forma externa del lenguaje. No
obstante, esta forma externa es la expresión superficial de los procesos cognitivos más profundos
que organizan los pensamientos del hablante, preparándolos para la expresión, procesos que
permiten al oyente extraer el significado de lo que escucha. Estos procesos cognitivos constituyen
las formas mentales internas del habla. De acuerdo a Wundt, la producción de una oración
comienza con una idea unificada que se desea expresar, o sea, la configuración mental global de
la misma. La función analítica de la apercepción prepara la idea unificada para el habla, para lo
cual debe analizar en sus partes constituyentes y en una estructura dada, que retenga la relación
existente entre esas partes y la realidad. Este proceso se invierte en la comprensión del habla; en
este caso, se necesita de la función sintética de la apercepción para que el oyente pueda utilizar
las palabras y la estructura gramatical de la frase escuchada para reconstruir, en su propia mente,
la configuración mental global que el hablante está a intentar comunicarle.
El postulado central de la matriz dentro de la cual Wundt construyó su psicología, fue el estudio de
la mente, con preferencia al de la conducta, y en particular, el estudio de la experiencia consciente.
Así, la psicología Ganzheit fue mentalista.
El segundo postulado central fue el voluntarismo o la premisa que controlamos nuestras mentes,
en su estado normal. Semejante control mental se manifiesta con la máxima claridad en la práctica
de la apercepción y la atención. Analizamos y sintetizamos dirigiendo nuestra atención a donde
queremos, aunque de acuerdo con ciertos principios reguladores. La apercepción subyace en la
base de los procesos mentales superiores y de nuestro sentido del yo.
El estudio analítico que de la conciencia humana hacía W. Wundt descansaba sobre tres
supuestos básicos: