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InformeFSS Nº 60 ENERO 2020

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El aumento del precio de los


protectores solares dificulta la
prevención del cáncer de piel
La forma más eficaz de prevenir el cáncer de piel es restringir
la exposición a los rayos ultravioletas (UV) que forman parte
de la luz solar. Eso se logra evitando estar bajo el sol, vistiendo
ropa que impida el paso de los rayos UV y utilizando protector
solar en las zonas de la piel que quedan expuestas.

Según el relevamiento realizado en los portales de las principales


farmacias, perfumerías y cadenas de supermercados del país
en la semana del 15 al 21 de diciembre de 2019, el precio de
cien mililitros de protector solar con factor de protección solar
(FPS) 30 oscila entre 297 y 1100 pesos, representando un
aumento de más del cien por ciento con respecto a diciembre
del año pasado.

Para cumplir con las recomendaciones internacionales, sería


necesario un gasto semanal de entre 630 y 2310 pesos por
persona adulta y de entre 400 y 1386 por niñx por semana. Al
estar considerados como cosméticos y no como medicamentos,
los protectores solares están excluidos del Programa Médico

1
Obligatorio (PMO) y, por lo tanto, las obras sociales y empresas
de medicina prepaga no los cubren total ni parcialmente.

El cáncer de piel en la Argentina

Según las últimas estadísticas de la Sociedad Argentina de


Dermatología, se diagnostican por año más de 1.400 nuevos
casos en todo el país. Según la Agencia Internacional para la
Investigación del Cáncer (IARC por sus siglas en inglés), la
Argentina es un país de incidencia media-alta para el cáncer de
piel. Se diagnostican veinte casos nuevos por año cada cien mil
habitantes, ocupando el séptimo puesto en América Latina1. El
primer lugar en el subcontinente corresponde a Brasil, que tiene
noventa y siete casos nuevos por año por cien mil habitantes.

El melanoma, la forma de cáncer de piel más agresiva y con peor


pronóstico, provoca cada año la muerte de más de quinientas
personas en el país. Por eso debe ser prioritario implementar
todas las medidas posibles para prevenirlo.

La clave es evitar la exposición a rayos UV

La exposición a la radiación UV es la causa más importante del


cáncer de piel y, además, es la única que se puede controlar.
Existen otros factores propios de cada persona que pueden
aumentar el riesgo de padecer cáncer de piel, como la edad
avanzada, los antecedentes familiares o la piel muy blanca que
sólo se enrojece y nunca se broncea,

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Se distinguen tres tipos de rayos UV: A. B y C. Los UVC no
suelen atravesar la capa de ozono que forma parte de la
atmósfera terrestre, mientras que los otros dos alcanzan
la piel de quienes vivimos sobre la superficie del planeta
y la pueden dañar. Los UVA son más abundantes y menos
dañinos y sucede lo inverso con los UVB. Por tal motivo,
es indispensable protegerse de ambos. La intensidad de la
radiación UV depende de los siguientes factores:
• La altura del sol: la radiación UV es más intensa cuando el
sol está más alto en el cielo. Es mayor durante el verano y
alrededor del mediodía.
• La latitud: la radiación UV aumenta a medida que nos
acercamos al Ecuador.
• La nubosidad: el cielo parcialmente nublado no afecta
la radiación UV y las nubes blancas pueden aumentar su
intensidad pero el cielo cubierto de nubes oscuras y la
lluvia pueden disminuirla hasta la mitad.
• La altitud: a mayor altitud, mayor intensidad de la radiación
UV.

La reflexión por el suelo: la nieve puede reflejar el 80 por


ciento de la radiación UV, casi duplicando la exposición
mientras que la arena seca de la playa y la espuma del agua de
mar también reflejan y, por lo tanto, aumentan la intensidad
de la radiación UV.

El índice UV es la forma adoptada internacionalmente para


expresar mediante un número la intensidad de la radiación

3
UV. Cuanto mayor es el valor del índice UV, más alta es la
probabilidad de que se produzcan rápidamente lesiones en la
piel y los ojos.

Aunque es habitual que desde los medios masivos de


comunicación se relacione con el verano y las vacaciones,
es importante protegerse del sol durante todo el año.
Algunas ocupaciones, como el trabajo en obras viales y de la
construcción, la educación física o la perforación de pozos
petroleros, tienen una exposición al sol mayor que el promedio
de la población y, por lo tanto, requieren medidas especiales
para protegerse de la radiación UV.

Las formas de disminuir la exposición a la radiación UV son las


siguientes:
• Evitar el sol entre las 10 y las 16 horas.
• Permanecer a la sombra. Los techos y toldos son más
eficaces que los árboles.
• Cubrirse con ropas, sombreros y anteojos de sol.
• Proteger especialmente a los niños del sol. Los bebés
menores de 1 año deben evitar completamente la
exposición. Los niños mayores de un año, deben recibir
mucha atención ya que realizan numerosas actividades al
aire libre y tienen la piel más sensible que los adultos.
• Usar en forma habitual cremas protectoras solares que
bloqueen radiación UVA y UVB, de calidad reconocida y
cuyo factor de protección solar (FPS) sea mayor a 30.

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Los protectores solares y la cuestión del FPS

De entre todas las medidas para prevenir el cáncer de piel, el uso


de protectores solares es la única que involucra directamente
al mercado farmacéutico. Están disponibles en diferentes
presentaciones (gel, crema, spray, etc.), tamaños de envase y
marcas. A la vez se los clasifica según la capacidad de evitar
el paso de los rayos UV con un valor de factor de protección
solar (FPS).

El FPS es el sistema que desarrolló la Administración de


Alimentos y Drogas de los EEUU (FDA por sus siglas en inglés)2
y que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos
y Tecnología Médica (ANMAT) argentina adoptó3 para definir el
nivel de protección que brinda un producto contra la radiación
UV. Se calcula dividiendo la cantidad de energía UV necesaria
para producir el enrojecimiento de la piel (dosis mínima de
eritema, DME) con protector sobre el mismo parámetro sin
protector:
FPS= DME con protector
DME sin protector

El valor del FPS no es directamente proporcional a su


capacidad para filtrar rayos UV. Es decir que un protector con
FPS 60 no provee el doble de protección que otro con FPS
30. De hecho, la diferencia entre FPS 30 y FPS 50 es muy
pequeña: mientras que un producto con FPS 30 filtra el 97
% de los rayos UV, un con FPS 50 filtra el 99 %. La diferencia
entre FPS 50 y 60 es tan pequeña que en Europa y Australia
5
se prohibió promocionar protectores con FPS mayores a 50
por considerarlo publicidad engañosa.

La pequeña diferencia entre protectores FPS 30 y FPS 50 no


se ve reflejada en los precios: suele haber entre un 7 y un 10 %
de diferencia en productos de la misma marca, el mismo tipo
de presentación y el mismo envase.

% Filtro UV frente a FPS


100

75
% Filtro UV

50 % Filtro UV

25

0
0 2 4 8 15 20 30 50 60

FPS

La necesidad de un Estado presente

A pesar de la importancia de utilizar protector solar, es


considerado un cosmético y fue excluido del listado terapéutico
del Plan Médico Obligatorio (PMO) establecido por el Ministerio
de Salud de la Nación y actualizado por la Superintendencia
de Servicios de Salud y por diferentes leyes sobre problemas
específicos de salud, que define las prestaciones básicas
esenciales de cumplimiento obligatorio para obras sociales y

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prepagas. En marzo de 2019 ingresó a la Cámara de Diputados
de la Nación un proyecto de ley que propone la cobertura en
un porcentaje a definir del precio de los protectores con FPS
igual o mayor a 30. El riesgo que entraña ese tipo de normas es
que se termine subsidiando la estrategia comercial de imponer
un precio mayor a mayor FPS aun cuando la diferencia en la
protección contra la radiación UV sea despreciable.

Por otra parte, la regulación respecto de lo que se informa en


las publicidades masivas -televisión, medios gráficos y redes
sociales- también emerge como un terreno propicio para el
desarrollo de un debate necesario. Un enfoque menos centrado
en la exposición como el reflejo de un momento de ocio en el
verano o las vacaciones, o el vinculado al resultado estético de
utilizar una marca u otra, podría permitir abordar esta cuestión
desde la perspectiva del cuidado de la salud, visibilizando las
actividades que tienen exposición cotidiana a los rayos UV y a
las que se le debe prestar especial atención.

Al revisar los marcos regulatorios de otros países, se observa


que en Australia, por ejemplo, los protectores solares se
clasifican principalmente como protectores terapéuticos y
cosméticos. Los últimos son productos que contienen en su
composición química ingredientes con propiedades para la
protección solar, pero cuyo objetivo principal no es el resguardo
de los rayos UV. Por ello, están regulados como cosméticos
por el Sistema Nacional de Notificación y Evaluación de
Químicos Industriales (NICNAS). Mientras que los protectores

7
considerados efectivamente terapéuticos lo están por la
Administración de Bienes Terapéuticos (TGA por sus siglas
en inglés). En términos generales, la regulación sobre este
tema está ampliamente desarrollada, centralmente a partir del
nivel alto de atención que existe sobre esta cuestión, a partir
de su posición geográfica y sus condiciones meteorológicas
particulares. Canadá también posee un marco regulatorio que
discrimina este tipo de productos con estos mismos criterios.
Los que tienen fines terapéuticos están complementados en
un marco que los clasifican de diferentes maneras según el
ingrediente principal y los incluye dentro de la lista de productos
de Salud Natural o de Medicamentos.

Más allá de las nuevas normas que puedan generarse sobre


este tema, el Estado argentino cuenta con instrumentos para
mejorar la situación actual. Tanto la las leyes de abastecimiento
y de defensa del consumidor hasta la producción pública en
laboratorios municipales, provinciales o nacionales podrían
utilizarse para asegurar el acceso de toda la población a los
protectores solares y prevenir la instalación masiva mediante
técnicas de mercadeo de conceptos erróneos que aumentan
las ganancias de los laboratorios y enflaquecen los bolsillos
de la gente.

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Notas al pie
1 Forman D, Bray F, Brewster DH, Gombe Mbalawa C, Kohler B, Piñeros M, Steliarova-Foucher
E, Swaminathan R and Ferlay J, editors (2014). Cancer Incidence in Five Continents, Vol. X. IARC
Scientific Publication No. 164. Lyon: International Agency for Research on Cancer.

2 Code of Federal Regulations, Title 21. Volume 5. Part 352.

3 ANMAT, Disposición 6830/01 modificada por la Disposición 619/03 publicada en el Boletín


Oficial el 20 de febrero de 2003.

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