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Resumen
1. Literatura femenina
Leer los textos escritos por las mujeres, interpretando sus silencios, y aquello que
critican e interrogan de la tradicional cultura de América Latina como medio de
remplazar el discurso falocéntrico y apropiarse de una identidad que les es negada.
1
La différance es el «origen» no-pleno, no-simple, el origen estructurado y diferente (de diferir) de las
diferencias. El nombre de «origen», pues, ya no le conviene. (Derrida, 1998:s/p). Además, se puede
comprender en su raíz etimológica diferre (diferir), en una segunda definición como “El otro sentido de
diferires el más común y el más identificable: no ser idéntico, ser otro, discernible”(Derrida,1998:s/p)
silencio dentro de un sistema indiferente e intolerante del poder patriarcal pero que fue
posible a través de escritoras como
Gestos (1963) de Severo Sarduy, tres tristes tigres (1964) de Guillermo Cabrera
Infante, sólo cenizas hallarás ( 1945 ) de Pedro Vergés, la importancia de llamarse
Daniel Santos (1988) de Luis Rafael Sánchez, la última noche que paso contigo
(1991) de Mayra Montero y el trabajo actual, Arráncame la vida (1986) de Ángeles
Mastretta (1).
El anterior pasaje, afirma que la única forma de la mujer de ser libre y de poder
actuar conforme a sus sentires y deseos es la viudez. La muerte masculina es símbolo de
libertad en la cultura machista. Ni siquiera el divorcio o la separación hacen posible la
realización de la mujer, solo la condición de viudez. Además, el texto revela una práctica
cultural de los pueblos caribeños: el ofrecimiento de condolencias a la esposa del difunto.
Este acontecimiento es un dispositivo social que permite por un momento valorar, en
forma indirecta, la importancia de la mujer.
Otro aspecto de la literatura femenina, en el marco de la historia, es la constante
búsqueda de formación, resistencia y lucha contra la sociedad patriarcal. Este tipo de
combate surge en los bordes de la realidad, en una des-yoización consciente del sistema
totalitario y opresor. Por la misma razón, la mujer debe construir un imaginario y un
discurso femenino que ayude a liberarse. En la novela de Mastretta, el personaje de
Catalina comienza en una confrontación continua con su esposo (símbolo del poder
masculino). No acepta más la sumisión, incluso llega a retar la autoridad suprema.
Al principio la gente iba a la casa a solicitar audiencia y me pedía que la ayudara con
Andrés. Yo oía todo y Bárbara apuntaba. En las noches me llevaba una lista de
peticiones que le leía a mi general de corrido y aceptando instrucciones: ése que
vea a Godínez, ésa que venga a mi despacho, eso no se puede, a ése dale algo
de tu caja chica (1994:55)
Por otro lado, Mastretta parece liberar a través del personaje de Catalina, una
sensación pesimista y desesperanzadora, pero alcanza la plenitud de la libertad con la
muerte de Ascencio. Sin embargo, es libre del discurso de la masculinidad pero no
logra la felicidad del amor. Además, ella es producto del atraso cultural. Simboliza la
falta de derecho a la educación, el impedimento a la libre expresión, la genitalización
del amor, el silenciamiento de la autoridad inconsulta, la concepción doméstica de la
mujer.
El fragmento citado alude a tres ideas básicas: el cuarto mío, escenario donde
habita el personaje Catalina, su estilo de vida y su condición social después de casada; las
quejas consiste en los reclamos y los ayes de la población frente a la problemática que
viven y el arrabal es aquel mundo externo: los barrios populares, las provincias, las
instituciones, etc. donde acaecen los hechos de orden social. Si observamos las
secuenciación del relato es notable que la narradora comience a través de la memoria a
describir la problemática de México en tiempos de la postrevolución. En ese marco
señala algunos acontecimientos: un arqueo de la historia de vida de Ascencio, desde su
estado de pobreza hasta su alta posición; la muerte de los campesinos e indígenas por el
despojo de la tierra; los conflictos entre los dirigentes revolucionarios; la serie de
asesinatos ante opositores políticos para garantizar la estabilidad y el poder, el asalto de
las mujeres a centros de distribución de comestibles, etc. Estos hechos relacionan la
actitud de escucha de Catalina y el compromiso de la misma por los ciudadanos con los
versos de la canción.
El segundo momento, refiere el despertar amoroso en el alma de Catalina. Ella
soñó en aprender a sentir y por fin la vida le posibilitaba algunos instantes de fuga para
acariciar la pureza del amor, pero siempre contenían algunas limitaciones y traían consigo
sensaciones de dolor y tristeza, elementos esenciales de la narrativa del bolero. En la
siguiente estrofa de la canción aparece esta dualidad: felicidad-infelicidad; alegría-tristeza,
amor – desamor que mantiene el vaso comunicante de la estructura sintagmática del
relato
… —canté con todo lo que tenía de voz y me recargué en Carlos que por un
momento quitó una mano del pianoy me acarició la pierna.
—Ahora la que está echando a perder todo eres tú, Catalina —dijo
Andrés. Cállate, deja actuar a los grandes.
No le hice caso. Seguí: «pero ¿qué tú estás haciendo de mí?, que estoy
sintiendo lo que nunca sentí?» Mi voz parecía un silbato junto a la de Toña
pero yo la seguía. «Te lo juro, todo es nuevo para mí.»
Al cierre
Salvador, A. (1999). Novelas como boleros, boleros como novelas: una lectura de
Arráncame la vida. Madrid: Anales de literatura hispanoamericana. 1171-1190.
Davis, M. (1995). Boleros y erotismo: transgresión en la última noche que pase contigo.
Disponible en: http://lasa.international.pitt.edu/members/congress-papers/lasa1995/
files/DavisMartha.pdf.Consultado [19/08/2012].