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RAFAEL HELIODORO VALLE Y JACOBO V.

CARCAMO: COMPATRIOTAS, EXILIADOS Y


HERMANOS.
Bernas G. Hernández
El año de 1959 es un año aciago para las letras y la intelectualidad hondureña. Dos de sus mejores
plumas, de sus mejores intelectuales fallecen, produciendo un vacío enorme en la historia patria.
Coinciden en el año de su deceso, permanecen en la misma ciudad y país, donde liban el amargo
sabor del exilio de la patria amada, comparten cercanía en sus tumbas, uno al lado el otro, en el
cementerio Panteón Jardín de México D.F., y ambos vivieron inmersos en la indiferencia, la falta de
reconocimiento y el menosprecio de un gobierno tirano y dictatorial, como el de Tiburcio Carias
Andino y sus sucesores.
Con este escrito RENACIMIENTO aspira rendir un breve homenaje conmemorativo a Valle
y Cárcamo, que este 2019 cumplen 60 años de fallecimiento. Pocos son los días que separan los
sepelios de estos grandes literatos hondureños; Valle un 29 de julio y Cárcamo, el 2 de agosto, del
mismo año 1959. Asumimos el deber de dar a conocer a las nuevas generaciones de hondureños, la
vida y obra de ambos hondureños valiosos, que murieron lejos de la patria. Además de este artículo,
publicaremos dos folletos, donde compilaremos una pequeña parte de la extensa obra de Heliodoro
Valle y de Jacobo Cárcamo.

Rafael Heliodoro Valle:


Nació en Comayagüela, un 3 de julio de 1891. Apenas de 15 años ya se destacaba como
escritor, y aun muy joven, de 16 años, se traslada a México con el fin de continuar sus estudios, y allí,
en la Escuela Normal de Maestros, se gradúa de normalista a los 20 años; luego estudia Filosofía y
Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México, habiendo recibido el título de doctor en
ciencias históricas.

Cuando regresó a Honduras después de haber concluido sus estudios de profesor normalista,
agotó los acervos públicos, las colecciones particulares y los archivos religiosos. Después, cuando
fue nombrado cónsul en Belice, rastreó las colecciones documentales, viajó a Guatemala cuantas
veces sus actividades oficiales se lo permitieron, aquí estuvo en los repositorios más importantes,
recabando datos, levantando fichas y analizando publicaciones, folletos y manuscritos.
Mantuvo constante comunicación con los académicos e intelectuales más reconocidos de
toda la América hispana y aun de las principales universidades estadounidenses, siempre a la
búsqueda de ediciones raras, tirajes reducidos, reediciones y por supuesto los últimos títulos
publicados; a su vez, ponía a disposición de los estudiosos sus propios materiales.
Fue nombrado secretario de la Misión Especial para el conflicto de límites entre Guatemala
y Honduras, viajó por primera vez a Washington en 1919. Sin olvidar sus tareas oficiales, dedicaba
el tiempo restante a asistir a la Biblioteca del Congreso y al State Department, en donde permanecía
largas horas recolectando información y datos de primera mano para elaborar sus obras
bibliográficas.
Trabajó y se destacó en los diarios mexicanos El Universal y Excélsior. En 1940 obtuvo el
Premio "Marie Moors Cabot" de Periodismo, otorgado por la Universidad de Columbia de Nueva
York. Centenares de sus artículos fueron publicados en varios países, entre ellos Cuba y Argentina.
En 1912 fundó el Ateneo de Honduras y en 1959 el Ateneo Americano de Washington.
Su extensa obra está integrada por cincuenta y siete libros publicados sobre las más diversas
materias. Polígrafo de dimensión continental, Rafael Heliodoro Valle emprendió su carrera de
investigación literaria e histórica en México; pero sin relegar nunca a Honduras. Aún más: tuvo una
conciencia centroamericana, muy enterado y dolido de su realidad, como pocos intelectuales de su
tiempo.
Entre sus obras principales, destacan:
EN POESÍA. Como la luz del día (1914); El perfume de mi tierra natal (1917); Ánforas
sedientas (1920); Unísono amor (1940); Las sandalias de fuego (1952).
EN CUENTO. El rosal del ermitaño (1911); Anecdotario de mi abuelo (1915); Tierras de pan
llevar (1939).
ENSAYOS. Cristóbal de Olid/ conquistador de México y de Honduras (1948, 1950); Dionisio
de Herrera 1783-1850 (1950); El periodismo en Honduras (1959); Viajero feliz (1959); Historia de
las ideas en Centroamérica (1960).
ANTOLOGÍAS. Índice de la poesía centroamericana (1941); Semblanza de Honduras
(1947).
Hacemos constar que esta lista es brevísima y no refleja la vasta producción literaria de Rafael
Heliodoro Valle.
“El quehacer bibliográfico de Rafael Heliodoro Valle fue cotidiano. (Hondureño de
nacimiento, 1891-1958, vivió
más de 50 años en México desempeñando una extraordinaria labor humanista). Su producción
histórica y literaria fue producto de su excepcional labor bibliográfica. La edición de sus obras en
esta disciplina fue una constante durante toda su vida a partir de su llegada a México” nos informa
María de los Ángeles Chapa Bezanilla, su principal biógrafa, quien ha dedicado más de veinte años
a estudiar la vida y obra de Heliodoro Valle.
En palabras de Marcos Carias Reyes, “Es Heliodoro Valle el más polifacético, el más
difundido y fecundo de los escritores hondureños”.
Falleció en México D.F, un 29 de julio de 1959, a la edad de 68 años. Un acontecimiento
que acelero su fallecimiento fue el mal trato de palabra y obra que sufrió a causa de un mal entendido,
cuando el gobierno de Honduras lo nombró su embajador en Washington, y habiendo Valle emitido
una opinión sobre el diferendo fronterizo con Nicaragua, fue destituido abruptamente, sin explicación
alguna y con lujo de violencia, siendo durante mucho tiempo, vilipendiado en la prensa de Honduras.

Jacobo V. Cárcamo:
Nace el 28 de noviembre de 1916 en El Arenal Yoro, Honduras. Murió un sábado 2 de
agosto de 1959, todavía joven, a la edad de 43 años. Los restos de Cárcamo descansan en el Panteón
Jardín de la ciudad de México D.F. junto al de otro gran hondureño, el polígrafo Rafael Heliodoro
Valle.
Cárcamo realizo sus primeros años escolares en el municipio de Arenal y más tarde en la
Escuela Modesto Chacón de Olanchito, Yoro. Tiempo después se trasladó a la capital de la República,
iniciando sus estudios secundarios de bachillerato en el histórico Instituto Central de Varones. En ese
colegio concluyó su formación media en el año de 1937, trabajando al mismo tiempo como reportero
de Diario El Cronista, cuyas páginas se reflejaba el pensamiento independiente y progresista de los
más connotados intelectuales que en ese tiempo, tenía Honduras. En 1935, cuando aún cursaba
estudios de educación secundaria, publicó su primer libro de poesías, “FLORES DEL ALMA”,
prologado por la ilustre y valiente maestra Visitación Padilla. En el año de 1938, publico su segundo
libro de poemas, con el nombre de “Brazas Azules”, prologado por Marco Carías Reyes, e ilustrado
con dibujos del doctor Lisandro Gálvez, quien posteriormente sería un magnifico rector de la
Universidad nacional Autónoma de Honduras.
Es en 1942, el ya consagrado poeta partió hacia México a realizar estudios universitarios
mediante la obtención de una beca, lograda por influencias de su fraternal amigo Marcos Carías
Reyes, quien desempeñaba funciones como Secretario Privado del dictador Tiburcio Carías Andino.
Ya en la ciudad de México D.F., Cárcamo choca con otras realidades e ideas. Conoce el
ardiente proceso revolucionario que vivió la gran nación azteca, que logró inmortalizar a sus
principales gestores, reconoció la valentía de sus héroes. El poeta hondureño sintió que su organismo
temblaba de indignación al ver de lejos el destino diferente que vivía su patria, mancillada por el
déspota que la gobernaba.
Esa toma de conciencia lo hizo renunciar a la beca, iniciando su identificación activa con
una legión de hondureños que habían constituido en México un frente común de oposición al gobierno
tiránico, entre los que destacaban el polígrafo Rafael Heliodoro Valle, el escritor Alfonso Guillén
Zelaya , el también escritor Oscar Castañeda Batres, el ingeniero Félix Canales Salazar, el doctor José
Ángel Zúñiga Huete, lo mismo que el abogado José Ángel Ulloa, entre muchos otros. Convierte su
poesía en un arma de denuncia y protesta activa.
Sin embargo, a raíz de la dureza que implica el exilio, Cárcamo inició una triste peregrinación
en una ciudad que no le garantizaba ninguna posibilidad en la satisfacción de sus urgencias
económicas cotidianas, y fue entonces cuando, en la zozobra cayó en la ingesta alcohólica
ininterrumpida que progresivamente fue constituyendo el cuadro clínico que aceleró su muerte.
JACOBO V. CARCAMO sintió por un momento el auxilio de sus más cercanos amigos,
quienes procuraron ayudarle para hacer menos flagelante su vida en una nación extraña. Así fue que
en un proceso transitorio de recuperación, periódicos, revistas, suplementos culturales y hojas
literarias de un país donde se sobreponen los valores humanísticos dieron receptividad a su creación
fuertemente inclinada a la exaltación de los valores que construyeron la realidad del México
contemporáneo.
Es el momento en que el poeta publica en México “Laurel de Anáhuac”, en el año de 1955.
Por ese mismo tiempo recibió desde Honduras la grata noticia que el Consejo Superior Universitario
lo había seleccionado como Premio Nacional de Literatura RAMON ROSA, consistente en el
otorgamiento de Diploma y la cantidad de $ 1,000.00 (mil dólares).
Ante la imposibilidad de hacerse presente en los actos de premiación el diploma y el valor
económico le fue entregado en México al poeta a través del señor Porfirio Hernández, quien
desempeñaba funciones como Embajador de Honduras en México.
En la carta que el doctor Ernesto Argueta, rector universitario le remitió con fecha 14 de
noviembre de 1955 anunciándole el envío de su galardón le sugirió el retorno a la patria, señalándole
que el sol y el aire de su tierra eran distintos al de otras latitudes y que contribuirían en mucho a
modificar el estado de su salud alterada.
Quiso volver a su tierra y esa voluntad la expresó a su madre mucho antes de morir, pero la
tuberculosis, la sordera y la afonía producida por el consumo copioso de bebidas fueron minando su
débil organismo que escasamente atendía requerimientos alimentarios, hasta que terminó recluido en
un sanatorio en Chapingo, de donde salió a morir un sábado 2 de agosto de 1959, a la edad de 43
años. Murió como él mismo lo pronosticara en uno de sus poemas: “Lejos del verde cuenco
de la Patria, afuera de su nítida naranja, y el himno horizontal de sus corrientes”.

Bibliografía consultada
Emilia Romero de Valle. Rafael Heliodoro Valle y sus primeros años como escritor México, 1957;

Oscar Acosta: Rafael Heliodoro Valle/ vida y obra. Tegucigalpa) 1964.

María de los Ángeles Chapa Bezanilla, La obra bibliográfica de Rafael Heliodoro Valle
Marcos Carías Reyes: Rafael Heliodoro Valle
Livio Ramírez Lozano: Jacobo Cárcamo, Corpus Poético La Tribuna. Honduras
Ávila, Juan, Datos para una biografía de Jacobo V. Cárcamo, La tribuna cultural, [periódico], 19 julio 2009.
Ecu red: Biografías

Publicado en RENACIMIENTO Nº 253 Agosto 2019.

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