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¿Cómo influye el tipo de familia (nuclear, monoparental o reconstruida) en la manera en la que los
jóvenes construyen sus relaciones socio-afectivas y su comunicación?
Por lo anterior, y dado que no hay gran diversidad de investigaciones al respecto, cabe
cuestionarse qué influencia tiene la configuración familiar en las relaciones socio-afectivas del
adolescente, así como la influencia de esto en su manera de comunicarse con sus pares. Así, por
medio de la generación de comprensiones al respecto, resulta posible otorgar un importante aporte
a la psicología, en la medida en que a partir de la identificación de características de cada tipo de
familia, que pueden resultar positivas o negativas en relación a los nuevos procesos de socialización,
se avanza hacia una vida familiar más armoniosa y hacia relaciones extra familiares más sanas. De
esta forma, el proyecto de investigación adquiere relevancia también para el ámbito de la
educación, así como para las familias en un tema que acoge a una gran cantidad de la población.
Para finalizar, dado que las relaciones socio-afectivas son un tema bastante amplio, es
relevante tener en cuenta que éstas serán observadas desde las habilidades sociales, la construcción
de la identidad y el autoconcepto, todos, elementos que representan componentes importantes a
partir de los cuales se construyen éstas. A partir de todo lo planteado anteriormente, se pretende
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responder a la siguiente cuestión: ¿Qué influencia tiene el tipo de familia (nuclear, monoparental o
reconstruida) en el desarrollo de las relaciones socio-afectivas de adolescentes entre 15 y 18 años de
estratos 5 y 6?
FUNDAMENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Para comenzar resulta de suma importancia mencionar ciertas temáticas que tienen un gran
impacto en las relaciones socio-afectivas en la adolescencia. Así pues, cabe hacer alusión al texto
titulado Los mundos sociales de la adolescencia, en la medida en que se pretende abordar los
cambios en la naturaleza de los contextos en los cuales se desarrollan las habilidades sociales y las
relaciones interpersonales de los adolescentes. Asimismo, pretende abarcar las experiencias de los
adolescentes con sus padres y sus iguales, y cómo la relación con los primeros afecta sus relaciones
con los segundos, lo que resulta de gran utilidad para el entendimiento y desarrollo del trabajo de
investigación. Así pues, se menciona que se ha de tener en cuenta que el adolescente, comienza a
observar un mundo más amplio, donde los iguales empiezan a tomar un lugar más importante que el
que tenían cuando eran niños. Por esto, el tiempo que pasa la persona con la familia disminuye
notablemente, aumentando el que pasa con los amigos. En esta etapa surge también la
preocupación profesional, por lo que el individuo le da más o menos importancia a escenarios
sociales, lo que influye en sus conductas y tiene una implicación emocional para el adolescente
(Moreno & Del Barrio 2000).
Por consiguiente, es de vital importancia mencionar algunos de los cambios que resultan de
gran relevancia en el desarrollo social con la llegada de la adolescencia. “(…) los cambios físicos y
psicológicos que experimenta el adolescente repercutirán sobre las relaciones que establece en (…)
la familia, el grupo de iguales, o la escuela.” (Oliva, 1999, p. 493.) De esta forma, el adolescente
adquiere nuevas capacidades y habilidades que le permiten ampliar sus relaciones sociales y le
generan conflictos temporales en sus relaciones con los padres, en la medida en que hay una
separación emocional de éstos y aumentan las interacciones con sus pares. Cabe añadir, que aunque
la interacción positiva con los padres decrece en la adolescencia temprana, ésta tiende a
normalizarse en la adolescencia tardía. Por lo que resulta importante, que los padres se sensibilicen
ante las nuevas necesidades que sus hijos presentan e intenten adaptar sus formas de ejercer
disciplina sobre ellos, primando así la comunicación y el afecto, para evitar conflictos y
comportamientos negativos y potencializar un adecuado desarrollo, que apunte a una
individualidad, identidad, autoestima y adaptación positiva. (Oliva, 1999)
Así mismo, Rabazo (1999), plantea una serie de rasgos relevantes que caracterizan las
habilidades sociales. Estos son, en primer lugar la estructura de las definiciones, en la que se hace
énfasis en la expresión de opiniones, sentimientos, deseos, entre otros. En segundo lugar se
encuentra el análisis molar, que se refiere a las habilidades de comunicación y el molecular que
indica la comprensión de determinadas conductas, por ejemplo, habilidades verbales y no verbales,
como los gestos o posturas. (Rabazo, 1999).
Sin embargo, también existen indicadores que señalan las habilidades sociales efectivas.
Éstas, según Rabazo (1999) son: la obtención de reforzamiento social, el carácter cultural, es decir
que las habilidades sociales estén acordes a normas sociales; especificidad situacional, lo que implica
que el individuo tenga presente las variables que intervienen en cada situación; la naturaleza
interactiva y heterogénea, el feedback de los interlocutores, y por último, que las habilidades
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sociales estén orientadas a objetivos. Pese a estos indicadores, la autora también señala que las
interacciones sociales se dan de maneras diferentes y es por esta razón que, cada interacción
requiere de habilidades diferentes. Por ejemplo, Rabazo (1999) señala que las habilidades
necesarias que debe tener un joven para hacer amigos son reforzar a los otros, unirse al juego de
otros, brindar ayuda, cooperar y compartir. A diferencia de lo anterior, para tener buenas relaciones
con los adultos, los niños y jóvenes deben presentar cortesía con el adulto, reforzarlo y tener la
habilidad de resolución de problemas con éste. De igual manera, existen habilidades sociales que no
corresponden únicamente a acciones o conductas motoras. (Rabazo, 1999).
Por otro lado, en cuanto al aprendizaje de las habilidades sociales Rabazo (1999) afirma que
al igual que el auto concepto, son dinámicas y por ende se pueden adquirir o transformar a lo largo
del ciclo vital. Así pues, desde la teoría del aprendizaje social, las habilidades sociales son conductas
aprendidas, que poseen mecanismos de adquisición que permiten explicar su aprendizaje, tales
como es el reforzamiento directo; el aprendizaje por observación o modelado, la retroalimentación
personal, y las expectativas cognitivas. Por ende, la persona aprende habilidades sociales por medio
de las consecuencias que tiene su comportamiento en el entorno, de la observación de la conducta
de los demás, de su propia retroalimentación y de los valores y expectativas que ha aprendido en su
hogar (Rabazo, 1999).
Ahora bien, dado que las habilidades sociales representan un componente de las relaciones
socio-afectivas cabe hacer mención de éstas. Por consiguiente, sobre el mundo familiar de los
adolescentes, Moreno & cols (2000) indican que comúnmente se piensa que en las relaciones de
familia los adolescentes constituyen un factor de conflictos. Sin embargo, no hay investigaciones que
confirmen esto y por el contrario, ese estereotipo genera mucha angustia y ansiedad en padres
cuyos hijos están entrando en dicha etapa del desarrollo. Asimismo, se considera que las relaciones
con pares se dan en un plano horizontal, son equilibradas e igualitarias y en muchas ocasiones
resultan de ayuda para superar traumas derivados de la vida familiar. Estos grupos además, ayudan
a la descentración del adolescente puesto que hay confrontación de ideas con los iguales. (Moreno
& cols, 2000)
familiar, por lo que las familias se ven, en muchos casos, obligados a realizar un reajuste en su
funcionamiento. (Moreno & cols, 2000)
Por otra parte, con respecto a la construcción de la identidad, hay que tener en cuenta que
ésta hace parte de un largo proceso que empieza en el nacimiento y continúa durante toda la vida;
pero es durante la adolescencia que la identidad sufre el mayor número de cambios, de manera que
el adolescente debe reorganizarla adhiriéndole aspectos ideológicos, ocupacionales e
interpersonales. Lo anterior hace del autoconcepto una construcción multidimensional definida
como “(…) un constructo psicológico directamente relacionado con la construcción de identidad y
con el desarrollo global del sujeto, debido a los componentes cognitivos, afectivos y
comportamentales que lo definen” (Mestre y cols p. 244, 2001).
Ahora bien, puede suceder que algunos adolescentes no logren formar un concepto de sí
mismos que se adapte a sus características y al medio en el que viven, de manera que se da una
crisis de identidad. Ésta puede tener como consecuencia un sentimiento de aislamiento, una pérdida
de la perspectiva temporal, incapacidad para aprender y la adopción de una identidad negativa.
Teniendo en cuenta la existencia o ausencia de crisis y compromiso, se elaboraron cuatro categoría
de identidad en la adolescencia esta son: disfunción de la identidad, identidad hipotecada,
moratoria y logro de identidad. Ahora bien, las variaciones en el desarrollo de la identidad de los
adolescentes dependen del género, el estatus socioeconómico, etnia, contexto educativo y familiar
(Moreno & cols, 2000).
Por otro lado, resulta de suma importancia hacer un acercamiento al desarrollo del
autoconcepto en la adolescencia el cual se define como aquellas “percepciones que tenemos y las
evaluaciones que realizamos sobre nosotros mismo” (Moreno y Del Barrio, 2000, p.92). Conforme
avanza la adolescencia, se empiezan a producir un conjunto de cambios en relación al autoconcepto,
que tienen que ver con el aumento de la reflexión consciente sobre sí mismo, mayor concentración
en los aspectos interiores, descripción de sí mismo de acuerdo con diferentes ambientes y facetas,
adopción de diferentes papeles según el contexto, y posibilidad de proyectar el yo hacia el futuro
(Moreno & Del Barrio 2000). Con respeto al tema, los autores Mestre, Samper, Pérez (2001),
observaron cómo el autoconcepto se ve influenciado por el tipo de relaciones familiares que
experimenta el adolescente, evidenciando que las variables personales, la edad y el sexo influyen en
la formación del éste; no obstante, parece adquirir mayor importancia la cohesión y organización
familiar en el desarrollo de sentimientos positivos en lo que respecta al yo en los adolescentes
(Mestre, Samper & Pérez, 2001).
Por su parte, Bandura (1986) y otros, han enfatizado que al igual que en las habilidades
sociales, el aprendizaje social e interpersonal es determinante en la formación del autoconcepto. En
consecuencia, los jóvenes se conciben a sí mismos en correspondencia con la retroalimentación que
reciben por parte de adultos y compañeros con quienes llevan a cabo una serie de relaciones socio-
afectivas, otorgándole gran importancia a la relación con los padres. Por lo anterior, se
caracterizaron diversas formas de relación entre padres e hijos que influyen en la autoestima y, por
consiguiente, en el concepto que el adolescente tiene de sí mismo, siendo de mayor importancia la
aceptación del hijo por parte de los padres, las expectativas que tienen éstos frente a sus hijos y el
nivel de autonomía que le conceden los padres a sus hijos (Mestre & cols 2001).
De otro lado, en cuanto a las diferencias de género según Mestre y cols 2001, las mujeres
tienen un mejor concepto de sí mismas en cuanto a sus esquemas morales, mientras que tuvieron
un concepto más negativo en lo que respecta a su apariencia física, relacionada con los cambios
generados por la pubertad, basándose en un modelo de belleza impuesto por la publicidad, sus
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compañeros o iguales y sus padres en que se idealiza la delgadez de la infancia. Cabe resaltar que es
importante el hecho de que entre más positivo sea el autoconcepto que tenga el adolescente de sí
mismo, será menos susceptible a la presión grupal en cuanto a las cogniciones, comportamientos y
críticas que se realicen en referencia al sujeto en cuestión (Mestre & cols 2001).
Por otra parte, resulta importante enfatizar la importancia del núcleo familiar en la
construcción de las habilidades sociales, que tendrán una influencia en las relaciones socio-afectivas
de los adolescentes. Por esta razón, se pretende profundizar en la incidencia que tiene la familia
nuclear, reconstruida y monoparental en dichas habilidades de los jóvenes y por ende, en las
relaciones que éstos construyen.
Así pues, en primera instancia, es importante hacer un acercamiento a la familia
reconstruida, en las que las personas divorciadas, con el fin de reorganizar su vida, tienen la
posibilidad de involucrarse en una nueva relación que termine en un segundo matrimonio y que por
ende, conlleve a la formación de una familia reconstruida. Ésta se define como “familias compuestas
por una pareja heterosexual con, por lo menos, una hija o un hijo biológico de uno de los cónyuges
en una relación anterior, que viven en la misma casa.” (Cintrón, Walters-Pacheco, & Serrano-García,
2008, p.93 ). En la vida diaria, es posible encontrar una gran cantidad de familias compuestas por
parejas casadas por segunda vez y con hijos de sus relaciones pasadas. En este sentido, “queda
señalado que existe una vida después del divorcio para la cual es necesario que tanto los y las
adolescentes como la pareja hagan cambios que les ayuden a adaptarse a esta familia
reconstituida.” (Cintrón, Walters-Pacheco, & Serrano-García, 2008, 93).
Ahora bien, este tipo de familias tienen ciertas características que distinguen su
composición: expectativas de roles están menos definidas, los miembros de la segunda familia
pueden estar en diferentes momentos de su ciclo de vida, la combinación de personas de diferentes
familias de origen producen fortalezas y debilidades que son únicas, la presencia de hijos e hijas
crea problemas particulares, entre otras. Por otro lado, a lo largo de su evolución, las familias
reconstruidas pasan por tres fases. La fase inicial, en donde los integrantes tienen la ilusión de
reconstruir una familia ideal en donde no haya diferencias, sin embargo dentro de esta misma fase,
se concientizan de los problemas existentes dando lugar a sentimientos negativos alrededor de la
dinámica familiar. En la fase intermedia, es donde empiezan a llegar a acuerdos por medio de la
negociación. Conjuntamente, se establecen reglas para los integrantes, con el fin de que se
fortalezcan las distintas relaciones familiares. Por último, en la fase final, se llega a un consenso en
donde los integrantes de la familia se sienten unidos y se fortalecen las relaciones. Según Cintrón,
Walters-Pacheco, & Serrano-García (2008) es posible afirmar que las etapas por las que transcurren
las familias reconstituidas son fundamentales para la adaptación a los cambios familiares (…), es
decir, (…) para que ocurra una transformación individual que facilitará la integración y adaptación
del grupo familiar. (Cintrón, Walters-Pacheco, & Serrano-García, 2008, p.94).
Así, el proceso de adaptación para los integrantes de una familia reconstruida es difícil, pues
se relacionan con los celos, la confusión, el resentimiento, la angustia y la inmadurez. Sin embargo,
se ha visto que si las familias se basan en una comunicación efectiva, en la paciencia y el respeto,
podrían a llegar a adaptarse más rápidamente. Ahora bien, este proceso de adaptación y
acoplamiento a la nueva familia toma entre cuatro y seis años, tiempo en que los integrantes
pueden ir fortaleciendo algunas áreas internas de ésta que ayude a que haya una mayor integración
de sus miembros. En este sentido, para que una familia reconstruida pueda ser exitosa, se requiere
de una relación de pareja solida que permita fortalecer las dinámicas familiares. (Cintrón, & cols,
2008)
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compañero sexual está ausente, haciendo que se pierda la seguridad que la relación de pareja puede
proporcionar, así como también sus múltiples responsabilidades las aíslan de sus amistades, en gran
parte por el compromiso del cuidado de los hijos sin apoyo de una pareja. (Giraldes, 2002)
Así mismo, otro aspecto de vital importancia para el desarrollo de la investigación, radica en
los estilos educativos de los padres, ya que éstos pueden influir de manera determinante en las
formas de relacionarse afectivamente en los adolescentes. Por un lado, la adquisición de unos
niveles de autonomía resulta significativa para el desarrollo social del adolescente y da pie para su
proceso de individuación, donde el contexto familiar es concluyente. La relación entre las formas
educativas de los padres y las características de sus hijos son de gran relevancia, puesto que si los
padres son democráticos, los hijos rendirán académicamente, confiarán en ellos mismos, tendrán
buena salud mental y pocos problemas conductuales.
Por su parte, si los padres son permisivos, los hijos confiarán en ellos mismos, no
presentarán malestar psicológico, pero sí problemas conductuales y de abuso de sustancias y los
padres autoritarios, se relacionan más con el tipo de hijos obedientes, trabajadores, en ocasiones
hostiles y rebeldes y desconfiados, lo que puede desencadenar depresiones. Cabe añadir, que hay
adolescentes que viven en familias no tradicionales, ya sean monoparentales, intactas o
reconstituidas y sin importar la modalidad de familia, lo más relevante es la armonía, el grado de
conflictividad y la calidad de relaciones que se vive adentro. (Oliva, 1999)
Por último, cabe mencionar que ciertas actitudes parentales favorecen al éxito en las
relaciones interpersonales: la estabilidad emocional y la armonía en las relaciones de los padres, una
interacción de los padres con sus hijos, reglas disciplinares en casa, el fomento de los padres a sus
hijos e hijas a que formen parte de las conversaciones dentro de la familia, entre otros. Entonces, el
éxito de las habilidades sociales, constituye un conjunto de factores influyentes que juegan un papel
relevante en el proceso de formación de un niño y más aun en la adolescencia. (Rabazo, 1999).
Por consiguiente, se postuló que las relaciones de afecto y calor entre padres e hijos, así
como las expectativas de ejecución y el respeto por la individualidad, se vieron relacionadas con la
formación de una autoestima caracterizada por sentimiento y pensamientos positivos. De igual
forma, se ha demostrado que las relaciones donde hay un alto nivel de intercambio entre padres e
hijos, así como aquellas donde se potencia la autonomía del menor y la vinculación con los diversos
integrantes de la familia, fomentan un autoconcepto de autonomía e independencia. Ahora bien, es
relevante el hecho de que el adolescente constantemente se evalúa a sí mismo, siendo bastante
susceptible a las opiniones del grupo de iguales, razón por la cual la posibilidad de crear relaciones
familiares que incentiven la individuación y autonomía, resulta de mayor importancia (Mestre &
cols, 2001).
Por otro lado, resulta importante mencionar las relaciones entre padres e hijos, donde es
posible encontrar posiciones verticales, que apuntan a la autoridad ejercida por los padres y la
obediencia de los hijos, así como también se ven relaciones de tipo horizontal, que tienen que ver
con libertad e igualdad. (Mestre & cols, 2001)
Finalmente se puede concluir que los contextos educativos, el entorno familiar y las formas
de educación deben ajustarse a las necesidades de los jóvenes, pues son determinantes en la
construcción de la autonomía e identidad del adolescente, así como el logro de un buen proceso
académico. Así mismo, es importante que para tener un buen desarrollo social, los adolescentes
deben mantener un dialogo abierto y democrático con sus padres, con el fin de que compartan
sentimientos y sientan un apoyo emocional, entendiendo los riesgos que dejarse influenciar
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negativamente por los pares y medios de comunicación puede traer, así como los beneficios que
este tipo de relaciones puede generar para llevar a cabo un proceso adecuado de adaptación y
desarrollo, en cuanto a las habilidades y capacidades de tipo social.
RESULTADOS
¿Considera que su familia influye en la formación de su auto concepto? ¿Por qué? ¿cómo se
concibe usted?
Sí, porque muchos de los pensamientos que ellos tienen influyen en mi desarrollo y en mis
pensamientos también. Yo por lo menos me considero una persona sensible, amigable, graciosa, con
pensamientos fuertes y frenteros. Eeehhh….Mi desempeño escolar no es muy bueno ya que le
dedico más tiempo a mis actividades extracurriculares que al colegio, mi disciplina escolar no es muy
buena y mi nivel de concentración es casi nulo. Y en cuanto a mi atractivo físico no me considero
bonita porque tengo el prototipo de belleza que predomina en la sociedad
¿Se siente parte fundamental de algún grupo (ya sea deportivo, cultural o de amigos) y por
qué?
Deportivo porque comparto bastantes momentos ensayando en el grupo de barras del colegio. Si yo
no voy a ensayar o falto a una presentación se daña todo porque yo tengo que cargar niñas y hacer
unas cosas de gimnasia que nos suben puntos con el jurado. Por eso siempre tengo que ir. Y pues
también me siento parte de mi grupo de amigas porque ellas siempre me llaman y esas cosas, para
salir y eso. Digamos si no voy un día clase ellas me meten en el grupo y esas cosas. Y creo que en
esto resalto porque soy una persona que dice lo que piensa sin importar que la gente esté de
acuerdo o no.
¿Se siente parte fundamental de algún grupo (ya sea deportivo, cultural o de amigos) y por
qué?
Sí, del coro del colegio y de mis amigos del conjunto, pues con las del colegio paso deli y todo, pero
como ya te dije, son muy diferentes. En el coro, pues soy muy importante, jeje modestia aparte, y
con mis amigos del conjunto la pasamos deli, siempre salimos juntos y sé que me quieren mucho
porque me lo han dicho.
Si. Porque yo paso mucho tiempo con mis familiares y ellos muchas veces dicen lo que piensan de
mí, y esas cosas que dicen yo las voy aceptando y quizás me esfuerzo más para ser de esa manera.
Además, comienzo a pensar que soy así si mis familiares piensan eso de mí.
¿Se siente parte fundamental de algún grupo (ya sea deportivo, cultural o de amigos) y por
qué?
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Si. Siento que soy muy importante para la unidad de un equipo de futbol al cual pertenezco hace 3
años. Doy un gran aporte humano e intento mostrar a mis compañeros una buena manera en la que
todos nos respetemos y podamos convivir juntos de la mejor forma. Algo que siento que me
diferencia de los demás es el nivel de exigencia que tengo conmigo mismo. Yo no acepto nada que
no sea bueno de parte mía en algunas cosas. A veces es exagerado, y es algo que no he podido
corregir.
Siento que son relaciones un poco más en la superficie y no tan profundas como mis relaciones con
mis familiares. Sin embargo, tengo varios amigos a los cuales soy muy unido y que me producen
sentimientos más profundos que otros. Con estos amigos comparto una relación como si fuéramos
familia y nos tenemos más confianza y siempre nos apoyamos los unos a los otros.
De las que aparecen en la pregunta siento que tengo varias. La más fuerte es la tolerancia. Eso me
permite no juzgar a la gente a simple vista y me permite escucharlos sin prejuicios y llegar a conocer
a la gente más profundamente. Trato de no dudar de la buena fe de la gente y pienso que las
órdenes de los líderes deben tener un objetivo que me va a beneficiar, a pesar que la tarea que se
me encomendó sea complicada y tal vez requiera mucho sacrificio.
Muy buena. Los admiro muchísimo y me encanta estar en su presencia. A pesar de eso, hay días en
los que quiero estar más con mis amigos y ellos lo entienden. Sigo sus órdenes sin problema, y ellos,
igualmente, me dan muchísimas libertades y tienen plena confianza en mis decisiones. Siento que
me dan muchas libertades y que me tienen mucha confianza. Saben que soy una persona
equilibraba y que voy a tratar de no excederme en ninguna situación. Ellos han sido el ejemplo a
seguir y piensan que sus hijos seguimos su ejemplo y por eso confían en nosotros y nos dan mucha
libertad.
Sí, desde pequeño me han inculcado el golf como un estilo de vida, y me han hecho ser exigente
conmigo mismo. Con este deporte que practica toda mi familia he aprendido ser muy disciplinado y
educado pero sobre todo constante.
¿Se siente parte fundamental de algún grupo (ya sea deportivo, cultural o de amigos) y por
qué?
Sí, de la banda y del equipo de golf de mi club porque llevo siendo parte de este equipo desde muy
chiquito y creo todos nos aportamos para mejorar cada día como lo venimos haciendo desde el
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primer día en que empezamos. Tal vez lo que me diferencia de todos los demás es mi disciplina y
sentido del humor.
Estable y mutua
Aunque a pesar de que mi papá me deja hacer todo, la relación es más difícil porque mi papá es
diferente a los demás y lleva una vida muy distinta a la convencional. Con mi papa aunque me da
todo y lo aprecio mucho es difícil porque siento que él se quiso separar de mi mama y después de
separarse con ella siento que ha llevado una vida muy liberal que a mi mama le afecta mucho. Con
mi mama la relación es muy buena porque es comprensiva.
Sí, creo que soy una persona sociable y que agrada a los demás tal vez por mi sentido del humor.
También se escuchar a los demás pues siento que eso refleja el respeto.
Ellos han propiciado poco a poco el ambiente en el que me desenvuelvo acompañando mi proceso y
permitiéndome un adecuando conocimiento y gestión de mí misma. Otro de los motivos, es que mi
familia forma parte importante de lo que soy y lo que quiero por lo que la unidad que nos identifica
ha sido en gran medida un elemento definitorio a la hora de forjar mi auto-percepción.
¿Se siente parte fundamental de algún grupo (ya sea deportivo, cultural o de amigos) y por
qué?
Sí, porque he sabido construir relaciones con las personas que rodean mi entorno y esto me ha
llevado a formar parte de vínculos fuertes entre varias personar y de constituir grupos. Además soy
una persona activa y que trata de aportar, según las condiciones, a cada grupo al que pertenezco.
CONCLUSIONES
Para comenzar, cabe mencionar que para la presente investigación se tomaron las
categorías de análisis como componentes que influyen ampliamente en las formas en las que se
desarrollan las relaciones socio-afectivas durante la adolescencia. Dichas categorías se abstrajeron
luego de realizar la entrevista semi-estructurada y de la charla con los participantes. Por lo anterior,
se seleccionaron las categorías de autoconcepto, identidad, habilidades sociales y estilos educativos,
con el fin de preguntar a los participantes cómo concebían cada una de estas categorías en su
experiencia personal. Así mismo, los participantes pertenecían a diferentes tipos de familia
(monoparental, reconstruida o nuclear) y a ambos sexos, para así lograr luces acerca de la influencia
que tiene el tipo de familia y el género sobre las relaciones socio-afectivas en la adolescencia.
En primera instancia, se tratará la familia monoparental y la caracterización de las relaciones
socio-afectivas de los dos participantes que pertenecen a dicha modalidad familiar. Así, luego de
haber hecho la entrevista, se evidenció que la adolescente de 18 años de edad, tiene similitudes con
el adolescente de 16 años, en cuanto a que, con respecto a las habilidades sociales, ambos se
sienten parte de un grupo cultural y de un grupo de pares, con los cuales comparten gran parte de
su tiempo. Lo anterior, implica que ambos, como se demuestra en las respuestas de los
participantes, tienen habilidades sociales que les permiten formar parte de un grupo: empatía,
compañerismo, sentido de pertenencia, sentido de horizontalidad en las relaciones y sentimientos
de cariño hacia sus pares. Esto se da ya que, en esta etapa, las amistades “(…) ganan en importancia,
intensidad y estabilidad, y el grupo de iguales se convierte en el contexto de socialización más
influyente” (Oliva, 1999, p. 503).
Sin embargo, la participante adolescente mostró ser más conflictiva en sus relaciones
personales, afirmando así, ser una persona poco tolerante frente a ciertas opiniones por lo que
afirmaba tener comportamientos irreverentes y “groseros”. Por su parte, la participante
perteneciente a la familia nuclear, es un poco más reservada, al afirmar que se siente parte de
ciertos grupos, pero sin identificar uno específico. Sin embargo, vale la pena rescatar que atribuye su
pertenencia a los grupos a sus habilidades sociales y en general a factor internos de su personalidad.
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Así mismo, es importante mencionar que dado que la identidad se encuentra en proceso de
formación y sufre un mayor número de cambios en esta etapa de la vida, se puede observar que los
participantes presentan ambigüedades con respecto a su identidad, ya que ninguno ha llegado al
logro de su identidad, en la medida en que ni siquiera se observa una crisis, aunque cabe aclarar que
los tres tienen luces sobre sus gustos y aptitudes, como el hecho comprometerse al golf y el canto,
por ejemplo. Sin embargo, esto se puede atribuir a su etapa de transición (adolescencia) y a su
tendencia a hacer atribuciones externas y aquí contraponía lo que opinaban los demás sobre ella y
asumía que podía ser un poco de todo. Por lo anterior se puede observar que el autoconcepto
abarca diversos aspectos de la persona haciendo de este una construcción multidimensional
definida como “(…) un constructo psicológico directamente relacionado con la construcción de
identidad y con el desarrollo global del sujeto, debido a los componentes cognitivos, afectivos y
comportamentales que lo definen” (Mestre y cols p. 244, 2001).
Por otro lado, los dos sujetos pertenecientes a familias monoparentales, coinciden en que
sus padres son permisivos, en la medida en que ambos enfatizan la libertad que les dan a la hora de
salir, debido a la gran confianza que depositan en ellos. Aunque se puede observar que ambas
madres son pendientes y específicamente la madre de la mujer vive preocupada porque algo malo le
puede ocurrir. No obstante, se puede evidenciar que ambos participantes no tienen una figura
paternal típica, incluso el hombre es consciente de que la separación de sus padres se debe al
comportamiento del padre, quien luego de esto lleva una vida muy liberal, hecho con el que el hijo
no se siente muy afín, en cambio en la mujer, se puede observar una ausencia de la figura paternal.
Así mismo, tal como lo señala Oliva (1999) se puede ver una relación entre el estilo
permisivo de los padres y cierto desarrollo de la autonomía, ya que ambos parecen tener sus propias
opiniones ante el mundo, se comprometen con actividades personales, tienen sus propias ideologías
y tienen la posibilidad de actuar autónomamente, viendo también que a pesar de vivir solo con un
padre de familia, el contexto familiar es concluyente. Finalmente, es posible ver en cuanto a las
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Por su parte, por medio de las respuestas dadas en la entrevista por la participante de la
familia nuclear, se puede evidenciar que en dicha familia hay dos aspectos que se evidencian en los
otros dos tipos de familias tratadas en el presente texto: autoritario y democrático. El papel
autoritario se muestra en el padre, pues la participante afirma tener ciertos conflictos con él, al
encontrar que invierte bastante tiempo con el grupo de pares. Sin embargo, se ve un rol más
democrático en la madre, gracias a la descripción dada en la participante.
Por otro lado, en cuanto a los dos participantes pertenecientes a ambos sexos y a familias
reconstruidas, se pudo observar que presentan grandes divergencias en cuanto a su concepción
acerca de sus propias habilidades sociales. Por un lado, la mujer considera que se le facilita entablar
relaciones sociales con sus pares, haciendo énfasis en la importancia del compañerismo y la lealtad,
mientras que para el joven, las relaciones con la mayoría de sus pares son de carácter superficial a
diferencia de las que tiene con sus familiares que considera más profunda; cabe aclarar que este
dice tener varios amigos, pero sólo confía en unos pocos.
Lo anterior se sustenta con la definición planteada por Monjas acerca de las habilidades
sociales: "conductas o destrezas sociales específicas requeridas para ejecutar competentemente una
tarea de índole interpersonal.(…) Son un conjunto de comportamientos interpersonales complejos
(verbales y no verbales) que se ponen en juego en la interacción con otras personas" (Monjas, 1999).
De esta forma, se evidencia que la manera de afrontar el mundo de ambos es diferente debido a la
edad en la que se encuentran, ya que la niña se encuentra en la adolescencia media y el joven en la
tardía, mostrando cómo la primera le da mayor énfasis a los conflictos que tiene con sus padres y a
su inhabilidad para hacer valer sus derechos, mientras que el joven resalta la importancia de las
relaciones con sus familiares, reflejando un mayor despliegue de sus habilidades sociales, en cuanto
a sus padres se refiere. Sin embargo, ocurre lo contrario en cuanto a las relaciones horizontales.
Según los resultados arrojados por las entrevistas, se pudo evidenciar grandes diferencias
entre las prioridades y concepciones acerca de la familia, debido a que el hombre, a pesar de que es
un joven que se encuentra en la adolescencia tardía, tiene responsabilidades especificas, como el
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hecho de ser padre, lo que lo ha llevado a tener un dialogo abierto con éstos, entendiendo sus
posiciones y tratando de llegar a un acuerdo que los beneficie a ambos. La mujer por su parte a
veces presenta conflictos con sus padres, siente que no puede opinar en el momento de tomar
decisiones importantes, pero considera que hay un equilibrio entre las barreras impuestas por sus
padres y los permisos que éstos le dan. No obstante, ambos participantes tienen unos padres
democráticos, pues no muestran un rechazo ante los patrones de crianza que sus padres les dan.
Así, se hace evidente que pese a que ambos resaltan que hay un equilibrio entre el control
que ejercen los padres y las libertades que les proporcionan, en la mujer, la relación con sus padres
es más vertical, es decir, que se puede encontrar una autoridad ejercida por los padres y la
obediencia de los hijos, mientras que en el hombre, las relaciones son más de tipo horizontal que
están más ligadas a la igualdad y la libertad (Mestre y cols, 2001). Mientras tanto, en la mujer de
familia nuclear se ven dos tipos de comunicación en el núcleo familiar: una más vertical con su
padre,pero más horizontal con su madre, por la manera como llevan a cabo y manejan su relación.
Así, se observa que éstos le dan más importancia a las relaciones con los pares que a las
relaciones familiares, implicando que los primeros tienen gran influencia en la formación de su
identidad y autoconcepto. De igual forma, los participantes son hábiles en general para llevar a cabo
relaciones horizontales, debido a la etapa del desarrollo en la que se encuentran. Ahora bien, se
identificó que las mujeres presentaban más aspectos negativos en cuanto a la descripción del
autoconcepto y de la autoimagen, y en general en muchas de las respuestas otorgadas en la
entrevista. Los hombres por su parte, se mostraron más positivos en su descripción personal,
además de evidenciarse con mayor manejo de emociones durante la realización de la entrevista.
Por último, es pertinente mencionar que existen otros factores que posiblemente influyeron
en las respuestas dadas por los participantes, así como la manera en la que éstos manejan y
desarrollan sus relaciones socio-afectivas. Ejemplo de lo anterior se evidenció en la aplicación de las
entrevistas, ya que muchos de los participantes en varias ocasiones no se sentían cómodos hablando
de un determinado tema, por lo que no profundizaban en el desarrollo de éste, obteniendo en
algunas ocasiones respuestas difíciles de analizar. Por su parte, también cabe mencionar que existen
aspectos personales de cada participante, que influyen en sus relaciones socio-afectivas, como por
ejemplo, en el participante hombre perteneciente a una familia reconstruida; el hecho de ser a su
temprana edad padre, probablemente lo lleva a valorar más la familia y reconocer que ésta es un
mayor apoyo que el grupo de pares.
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REFERENCIAS
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