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Pontificia Universidad Javeriana


Facultad de Comunicación social
Profesiones de comunicación
Noviembre 10 de 2010
Katherine Ramírez y Jehan Ali Cabrales

¿Cómo influye el tipo de familia (nuclear, monoparental o reconstruida) en la manera en la que los
jóvenes construyen sus relaciones socio-afectivas y su comunicación?

JUSTIFICACIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La adolescencia es una etapa de la vida que ha sido ampliamente relacionada con el


conflicto intrafamiliar. Por consiguiente, genera grandes niveles de angustia en los padres, pues
éstos muchas veces no saben cómo enfrentarse a los cambios en el comportamiento y en la actitud
hacia los miembros de la familia que experimenta el adolescente; además, para aumentar la tensión,
la sociedad tiende a observar a las personas en esta etapa, como altamente vulnerables a perder el
sentido de la vida. Así, resulta una situación donde los padres se encuentran supremamente
angustiados por el bienestar de sus hijos, y unos jóvenes absolutamente inaccesibles. (Perez &
Aguilar, 2009)
Ahora bien, las relaciones socio-afectivas sufren una serie de cambios en la adolescencia,
como consecuencia del proceso de individuación por el que atraviesa el joven, quien busca una
mayor independencia de los padres, mientras se acerca más a sus pares. Así mismo, es importante el
hecho de que tal proceso no es necesariamente de carácter negativo, pues la posibilidad de
autonomía y de generar nuevos vínculos y formas de socialización son experiencias bastante
gratificantes y fortalecedoras para el adolescente. Por ende, es de mayor importancia observar
cómo la configuración familiar puede influir en la manera en que se lleva a cabo tal proceso de
individuación, pues evidentemente las relaciones intrafamiliares pueden variar ampliamente de un
tipo de familia a otro, llevando al adolescente a generar diversos tipos de conflicto intrafamiliar y a
buscar diferentes experiencias socio-afectivas con sus pares. (Perez & cols, 2009)

Por lo anterior, y dado que no hay gran diversidad de investigaciones al respecto, cabe
cuestionarse qué influencia tiene la configuración familiar en las relaciones socio-afectivas del
adolescente, así como la influencia de esto en su manera de comunicarse con sus pares. Así, por
medio de la generación de comprensiones al respecto, resulta posible otorgar un importante aporte
a la psicología, en la medida en que a partir de la identificación de características de cada tipo de
familia, que pueden resultar positivas o negativas en relación a los nuevos procesos de socialización,
se avanza hacia una vida familiar más armoniosa y hacia relaciones extra familiares más sanas. De
esta forma, el proyecto de investigación adquiere relevancia también para el ámbito de la
educación, así como para las familias en un tema que acoge a una gran cantidad de la población.

Para finalizar, dado que las relaciones socio-afectivas son un tema bastante amplio, es
relevante tener en cuenta que éstas serán observadas desde las habilidades sociales, la construcción
de la identidad y el autoconcepto, todos, elementos que representan componentes importantes a
partir de los cuales se construyen éstas. A partir de todo lo planteado anteriormente, se pretende
1

responder a la siguiente cuestión: ¿Qué influencia tiene el tipo de familia (nuclear, monoparental o
reconstruida) en el desarrollo de las relaciones socio-afectivas de adolescentes entre 15 y 18 años de
estratos 5 y 6?

FUNDAMENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA

Para comenzar resulta de suma importancia mencionar ciertas temáticas que tienen un gran
impacto en las relaciones socio-afectivas en la adolescencia. Así pues, cabe hacer alusión al texto
titulado Los mundos sociales de la adolescencia, en la medida en que se pretende abordar los
cambios en la naturaleza de los contextos en los cuales se desarrollan las habilidades sociales y las
relaciones interpersonales de los adolescentes. Asimismo, pretende abarcar las experiencias de los
adolescentes con sus padres y sus iguales, y cómo la relación con los primeros afecta sus relaciones
con los segundos, lo que resulta de gran utilidad para el entendimiento y desarrollo del trabajo de
investigación. Así pues, se menciona que se ha de tener en cuenta que el adolescente, comienza a
observar un mundo más amplio, donde los iguales empiezan a tomar un lugar más importante que el
que tenían cuando eran niños. Por esto, el tiempo que pasa la persona con la familia disminuye
notablemente, aumentando el que pasa con los amigos. En esta etapa surge también la
preocupación profesional, por lo que el individuo le da más o menos importancia a escenarios
sociales, lo que influye en sus conductas y tiene una implicación emocional para el adolescente
(Moreno & Del Barrio 2000).
Por consiguiente, es de vital importancia mencionar algunos de los cambios que resultan de
gran relevancia en el desarrollo social con la llegada de la adolescencia. “(…) los cambios físicos y
psicológicos que experimenta el adolescente repercutirán sobre las relaciones que establece en (…)
la familia, el grupo de iguales, o la escuela.” (Oliva, 1999, p. 493.) De esta forma, el adolescente
adquiere nuevas capacidades y habilidades que le permiten ampliar sus relaciones sociales y le
generan conflictos temporales en sus relaciones con los padres, en la medida en que hay una
separación emocional de éstos y aumentan las interacciones con sus pares. Cabe añadir, que aunque
la interacción positiva con los padres decrece en la adolescencia temprana, ésta tiende a
normalizarse en la adolescencia tardía. Por lo que resulta importante, que los padres se sensibilicen
ante las nuevas necesidades que sus hijos presentan e intenten adaptar sus formas de ejercer
disciplina sobre ellos, primando así la comunicación y el afecto, para evitar conflictos y
comportamientos negativos y potencializar un adecuado desarrollo, que apunte a una
individualidad, identidad, autoestima y adaptación positiva. (Oliva, 1999)
Así mismo, Rabazo (1999), plantea una serie de rasgos relevantes que caracterizan las
habilidades sociales. Estos son, en primer lugar la estructura de las definiciones, en la que se hace
énfasis en la expresión de opiniones, sentimientos, deseos, entre otros. En segundo lugar se
encuentra el análisis molar, que se refiere a las habilidades de comunicación y el molecular que
indica la comprensión de determinadas conductas, por ejemplo, habilidades verbales y no verbales,
como los gestos o posturas. (Rabazo, 1999).

Sin embargo, también existen indicadores que señalan las habilidades sociales efectivas.
Éstas, según Rabazo (1999) son: la obtención de reforzamiento social, el carácter cultural, es decir
que las habilidades sociales estén acordes a normas sociales; especificidad situacional, lo que implica
que el individuo tenga presente las variables que intervienen en cada situación; la naturaleza
interactiva y heterogénea, el feedback de los interlocutores, y por último, que las habilidades
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sociales estén orientadas a objetivos. Pese a estos indicadores, la autora también señala que las
interacciones sociales se dan de maneras diferentes y es por esta razón que, cada interacción
requiere de habilidades diferentes. Por ejemplo, Rabazo (1999) señala que las habilidades
necesarias que debe tener un joven para hacer amigos son reforzar a los otros, unirse al juego de
otros, brindar ayuda, cooperar y compartir. A diferencia de lo anterior, para tener buenas relaciones
con los adultos, los niños y jóvenes deben presentar cortesía con el adulto, reforzarlo y tener la
habilidad de resolución de problemas con éste. De igual manera, existen habilidades sociales que no
corresponden únicamente a acciones o conductas motoras. (Rabazo, 1999).

Por otro lado, en cuanto al aprendizaje de las habilidades sociales Rabazo (1999) afirma que
al igual que el auto concepto, son dinámicas y por ende se pueden adquirir o transformar a lo largo
del ciclo vital. Así pues, desde la teoría del aprendizaje social, las habilidades sociales son conductas
aprendidas, que poseen mecanismos de adquisición que permiten explicar su aprendizaje, tales
como es el reforzamiento directo; el aprendizaje por observación o modelado, la retroalimentación
personal, y las expectativas cognitivas. Por ende, la persona aprende habilidades sociales por medio
de las consecuencias que tiene su comportamiento en el entorno, de la observación de la conducta
de los demás, de su propia retroalimentación y de los valores y expectativas que ha aprendido en su
hogar (Rabazo, 1999).

Ahora bien, dado que las habilidades sociales representan un componente de las relaciones
socio-afectivas cabe hacer mención de éstas. Por consiguiente, sobre el mundo familiar de los
adolescentes, Moreno & cols (2000) indican que comúnmente se piensa que en las relaciones de
familia los adolescentes constituyen un factor de conflictos. Sin embargo, no hay investigaciones que
confirmen esto y por el contrario, ese estereotipo genera mucha angustia y ansiedad en padres
cuyos hijos están entrando en dicha etapa del desarrollo. Asimismo, se considera que las relaciones
con pares se dan en un plano horizontal, son equilibradas e igualitarias y en muchas ocasiones
resultan de ayuda para superar traumas derivados de la vida familiar. Estos grupos además, ayudan
a la descentración del adolescente puesto que hay confrontación de ideas con los iguales. (Moreno
& cols, 2000)

Por consiguiente, en la adolescencia se le da un valor significativo a las amistades, “(…)


ganan en importancia, intensidad y estabilidad, y el grupo de iguales se convierte en el contexto de
socialización más influyente” (Oliva, 1999, p. 503.). Los amigos serán un apoyo en todo tipo de
situaciones, así como comparten pensamientos e inquietudes sobre diversos temas significativos en
esa etapa, representando fuentes de información sobre temas como drogas, sexo, relaciones
interpersonales y asuntos académicos, entre otros. Sin embargo, en la adolescencia tardía, se
desvanece la pandilla, dando paso a parejas relacionadas entre sí, donde se satisfacen las
necesidades sexuales, de afiliación, de apego y de dar y recibir apoyo. Ahora bien, estas relaciones
también pueden terminar en una vinculación con las tribus urbanas, las cuales son colectivos
informales, que se basan en compartir tiempo, una imagen estereotipada y a diferencia de las
pandillas, que no tienen porqué compartir tiempo juntos (Oliva, 1999).
Es pertinente aclarar que la amistad en la adolescencia tiene una serie de funciones, las
cuales Moreno y Del Barrio (2000) mencionan como: 1) ayudar a la práctica de las habilidades
sociales, 2) moldear y remodelar los valores y las identidades y 3) son un apoyo emocional. Así pues,
aunque no se puede considerar que la adolescencia sea una etapa inevitablemente conflictiva, sí se
evidencian cambios en las necesidades del adolescente que alteran muy a menudo el sistema
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familiar, por lo que las familias se ven, en muchos casos, obligados a realizar un reajuste en su
funcionamiento. (Moreno & cols, 2000)
Por otra parte, con respecto a la construcción de la identidad, hay que tener en cuenta que
ésta hace parte de un largo proceso que empieza en el nacimiento y continúa durante toda la vida;
pero es durante la adolescencia que la identidad sufre el mayor número de cambios, de manera que
el adolescente debe reorganizarla adhiriéndole aspectos ideológicos, ocupacionales e
interpersonales. Lo anterior hace del autoconcepto una construcción multidimensional definida
como “(…) un constructo psicológico directamente relacionado con la construcción de identidad y
con el desarrollo global del sujeto, debido a los componentes cognitivos, afectivos y
comportamentales que lo definen” (Mestre y cols p. 244, 2001).
Ahora bien, puede suceder que algunos adolescentes no logren formar un concepto de sí
mismos que se adapte a sus características y al medio en el que viven, de manera que se da una
crisis de identidad. Ésta puede tener como consecuencia un sentimiento de aislamiento, una pérdida
de la perspectiva temporal, incapacidad para aprender y la adopción de una identidad negativa.
Teniendo en cuenta la existencia o ausencia de crisis y compromiso, se elaboraron cuatro categoría
de identidad en la adolescencia esta son: disfunción de la identidad, identidad hipotecada,
moratoria y logro de identidad. Ahora bien, las variaciones en el desarrollo de la identidad de los
adolescentes dependen del género, el estatus socioeconómico, etnia, contexto educativo y familiar
(Moreno & cols, 2000).
Por otro lado, resulta de suma importancia hacer un acercamiento al desarrollo del
autoconcepto en la adolescencia el cual se define como aquellas “percepciones que tenemos y las
evaluaciones que realizamos sobre nosotros mismo” (Moreno y Del Barrio, 2000, p.92). Conforme
avanza la adolescencia, se empiezan a producir un conjunto de cambios en relación al autoconcepto,
que tienen que ver con el aumento de la reflexión consciente sobre sí mismo, mayor concentración
en los aspectos interiores, descripción de sí mismo de acuerdo con diferentes ambientes y facetas,
adopción de diferentes papeles según el contexto, y posibilidad de proyectar el yo hacia el futuro
(Moreno & Del Barrio 2000). Con respeto al tema, los autores Mestre, Samper, Pérez (2001),
observaron cómo el autoconcepto se ve influenciado por el tipo de relaciones familiares que
experimenta el adolescente, evidenciando que las variables personales, la edad y el sexo influyen en
la formación del éste; no obstante, parece adquirir mayor importancia la cohesión y organización
familiar en el desarrollo de sentimientos positivos en lo que respecta al yo en los adolescentes
(Mestre, Samper & Pérez, 2001).
Por su parte, Bandura (1986) y otros, han enfatizado que al igual que en las habilidades
sociales, el aprendizaje social e interpersonal es determinante en la formación del autoconcepto. En
consecuencia, los jóvenes se conciben a sí mismos en correspondencia con la retroalimentación que
reciben por parte de adultos y compañeros con quienes llevan a cabo una serie de relaciones socio-
afectivas, otorgándole gran importancia a la relación con los padres. Por lo anterior, se
caracterizaron diversas formas de relación entre padres e hijos que influyen en la autoestima y, por
consiguiente, en el concepto que el adolescente tiene de sí mismo, siendo de mayor importancia la
aceptación del hijo por parte de los padres, las expectativas que tienen éstos frente a sus hijos y el
nivel de autonomía que le conceden los padres a sus hijos (Mestre & cols 2001).
De otro lado, en cuanto a las diferencias de género según Mestre y cols 2001, las mujeres
tienen un mejor concepto de sí mismas en cuanto a sus esquemas morales, mientras que tuvieron
un concepto más negativo en lo que respecta a su apariencia física, relacionada con los cambios
generados por la pubertad, basándose en un modelo de belleza impuesto por la publicidad, sus
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compañeros o iguales y sus padres en que se idealiza la delgadez de la infancia. Cabe resaltar que es
importante el hecho de que entre más positivo sea el autoconcepto que tenga el adolescente de sí
mismo, será menos susceptible a la presión grupal en cuanto a las cogniciones, comportamientos y
críticas que se realicen en referencia al sujeto en cuestión (Mestre & cols 2001).
Por otra parte, resulta importante enfatizar la importancia del núcleo familiar en la
construcción de las habilidades sociales, que tendrán una influencia en las relaciones socio-afectivas
de los adolescentes. Por esta razón, se pretende profundizar en la incidencia que tiene la familia
nuclear, reconstruida y monoparental en dichas habilidades de los jóvenes y por ende, en las
relaciones que éstos construyen.
Así pues, en primera instancia, es importante hacer un acercamiento a la familia
reconstruida, en las que las personas divorciadas, con el fin de reorganizar su vida, tienen la
posibilidad de involucrarse en una nueva relación que termine en un segundo matrimonio y que por
ende, conlleve a la formación de una familia reconstruida. Ésta se define como “familias compuestas
por una pareja heterosexual con, por lo menos, una hija o un hijo biológico de uno de los cónyuges
en una relación anterior, que viven en la misma casa.” (Cintrón, Walters-Pacheco, & Serrano-García,
2008, p.93 ). En la vida diaria, es posible encontrar una gran cantidad de familias compuestas por
parejas casadas por segunda vez y con hijos de sus relaciones pasadas. En este sentido, “queda
señalado que existe una vida después del divorcio para la cual es necesario que tanto los y las
adolescentes como la pareja hagan cambios que les ayuden a adaptarse a esta familia
reconstituida.” (Cintrón, Walters-Pacheco, & Serrano-García, 2008, 93).
Ahora bien, este tipo de familias tienen ciertas características que distinguen su
composición: expectativas de roles están menos definidas, los miembros de la segunda familia
pueden estar en diferentes momentos de su ciclo de vida, la combinación de personas de diferentes
familias de origen producen fortalezas y debilidades que son únicas, la presencia de hijos e hijas
crea problemas particulares, entre otras. Por otro lado, a lo largo de su evolución, las familias
reconstruidas pasan por tres fases. La fase inicial, en donde los integrantes tienen la ilusión de
reconstruir una familia ideal en donde no haya diferencias, sin embargo dentro de esta misma fase,
se concientizan de los problemas existentes dando lugar a sentimientos negativos alrededor de la
dinámica familiar. En la fase intermedia, es donde empiezan a llegar a acuerdos por medio de la
negociación. Conjuntamente, se establecen reglas para los integrantes, con el fin de que se
fortalezcan las distintas relaciones familiares. Por último, en la fase final, se llega a un consenso en
donde los integrantes de la familia se sienten unidos y se fortalecen las relaciones. Según Cintrón,
Walters-Pacheco, & Serrano-García (2008) es posible afirmar que las etapas por las que transcurren
las familias reconstituidas son fundamentales para la adaptación a los cambios familiares (…), es
decir, (…) para que ocurra una transformación individual que facilitará la integración y adaptación
del grupo familiar. (Cintrón, Walters-Pacheco, & Serrano-García, 2008, p.94).
Así, el proceso de adaptación para los integrantes de una familia reconstruida es difícil, pues
se relacionan con los celos, la confusión, el resentimiento, la angustia y la inmadurez. Sin embargo,
se ha visto que si las familias se basan en una comunicación efectiva, en la paciencia y el respeto,
podrían a llegar a adaptarse más rápidamente. Ahora bien, este proceso de adaptación y
acoplamiento a la nueva familia toma entre cuatro y seis años, tiempo en que los integrantes
pueden ir fortaleciendo algunas áreas internas de ésta que ayude a que haya una mayor integración
de sus miembros. En este sentido, para que una familia reconstruida pueda ser exitosa, se requiere
de una relación de pareja solida que permita fortalecer las dinámicas familiares. (Cintrón, & cols,
2008)
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Por su parte, la formación de las familias reconstruidas había generado cambios


significativos en los adolescentes. En general, algunos de éstos establecieron que al formarse las
familias reconstruidas sus relaciones con los padres habían mejorado y sentían que esto generaba
beneficios para toda la familia. Se considera que aquellos adolescentes que vivían con sus
madrastras y sus padres, mencionaron haber tenido un aumento de confianza con éstos debido a la
presencia de una mujer en el hogar. En este sentido, “al llegar una mujer al hogar se comienzan a
crear y fortalecer redes de apoyo para las adolescentes; éstas se sienten más cómodas
comunicándose con la madrastra quien sirve de mediadora en la comunicación con su padre”.
(Cintrón, Walters-Pacheco, & Serrano-García, 2008, p. 98). Por otra parte, los y las adolescentes
mencionaron el hecho de que contar con otra persona adulta en la casa aumentaba el ingreso
familiar, aumentaba la posibilidad de lograr ciertos planes en el futuro y sentían mayor estabilidad.
En este sentido, “Sus redes de apoyo se centraban en la familia; tanto la biológica como la de los/ as
familiares del padrastro o la madrastra, que también consideraban familia.” (Cintrón, Walters-
Pacheco, & Serrano-García, 2008, p. 98).
A diferencia de lo anterior, hubo ciertos adolescentes que mencionaron haber tenido
sentimientos de incomodidad a la hora de adaptarse a los nuevos miembros de la familia, esto se
puede deber a la falta de confianza que hay entre los miembros de la familia, debido a que apenas
llevan 3 años viviendo juntos. No obstante, “varias personas reconocieron que estaban intentando
fomentar una mejor comunicación, acercarse más y compartir distintas actividades que les
permitieran integrarse como grupo”. (Cintrón, Walters-Pacheco, & Serrano-García, 2008, p. 98).
Finalmente, se recomienda crear grupos de apoyo que se centren en las emociones negativas y las
situaciones difíciles que se podrían dar a partir de la conformación de las familias reconstruidas.
En última instancia, es de suma importancia hacer referencia al tipo de familia
monoparental, por lo que se toma como referencia a Giraldes (2002) que la define como “*…+ toda
agrupación familiar de hijos dependientes económicamente de uno solo de sus progenitores con el
cual conviven, y que es a la vez el que ostenta, sea de hecho o de derecho, la custodia sobre los
mismos.” (p.29). Dicha modalidad de familia trae consigo una problemática social, en la medida en
que muchas veces es calificada de forma despectiva, pues es vista como familia incompleta, en la
que la mayoría de las veces es la mujer la que se encuentra a cargo, lo que trae diversas
complicaciones a la hora de responder por todas las necesidades que una familia implica.
Paralelamente, las familias monoparentales tienen diversas problemáticas que inciden en
ciertas instancias de la vida cotidiana, como lo es el empleo, la vivienda, la educación y que
repercuten de forma directa en aspectos psicosociales; situaciones que resultan aún más difíciles
para las madres solteras cabezas de familia, ya que como es de saber, el desarrollo profesional y por
ende económico resulta más difícil para la mujer en la actual sociedad. Por consiguiente, muchas de
estas mujeres se encuentran en una situación de dificultad no sólo económica sino en cuanto a sus
recursos personales, habilidades para llevar a cabo nuevas actividades de las que puedan depender
ellas mismas y no limitarse a lo que una vez la cultura les impuso de forma tan fuerte, que incluso
con las transformaciones en la cultura y por ende en la gente, no se les ha dado la suficiente
importancia y credibilidad, en la medida en que se limitan al cuidado del hogar y sus hijos, estando
siempre al servicio del hombre. (Giraldes, 2002)
De igual manera, de las familias monoparentales se desprenden otros tipos de
problemáticas psicosociales que afectan su estado psicológico y físico, éstas se centrarán
principalmente en las familias, cuyo progenitor es la madre. De esta forma, dichas problemáticas
radican en la escasez de entretenimiento y de relaciones sociales y sexuales, en la medida en que su
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compañero sexual está ausente, haciendo que se pierda la seguridad que la relación de pareja puede
proporcionar, así como también sus múltiples responsabilidades las aíslan de sus amistades, en gran
parte por el compromiso del cuidado de los hijos sin apoyo de una pareja. (Giraldes, 2002)
Así mismo, otro aspecto de vital importancia para el desarrollo de la investigación, radica en
los estilos educativos de los padres, ya que éstos pueden influir de manera determinante en las
formas de relacionarse afectivamente en los adolescentes. Por un lado, la adquisición de unos
niveles de autonomía resulta significativa para el desarrollo social del adolescente y da pie para su
proceso de individuación, donde el contexto familiar es concluyente. La relación entre las formas
educativas de los padres y las características de sus hijos son de gran relevancia, puesto que si los
padres son democráticos, los hijos rendirán académicamente, confiarán en ellos mismos, tendrán
buena salud mental y pocos problemas conductuales.
Por su parte, si los padres son permisivos, los hijos confiarán en ellos mismos, no
presentarán malestar psicológico, pero sí problemas conductuales y de abuso de sustancias y los
padres autoritarios, se relacionan más con el tipo de hijos obedientes, trabajadores, en ocasiones
hostiles y rebeldes y desconfiados, lo que puede desencadenar depresiones. Cabe añadir, que hay
adolescentes que viven en familias no tradicionales, ya sean monoparentales, intactas o
reconstituidas y sin importar la modalidad de familia, lo más relevante es la armonía, el grado de
conflictividad y la calidad de relaciones que se vive adentro. (Oliva, 1999)
Por último, cabe mencionar que ciertas actitudes parentales favorecen al éxito en las
relaciones interpersonales: la estabilidad emocional y la armonía en las relaciones de los padres, una
interacción de los padres con sus hijos, reglas disciplinares en casa, el fomento de los padres a sus
hijos e hijas a que formen parte de las conversaciones dentro de la familia, entre otros. Entonces, el
éxito de las habilidades sociales, constituye un conjunto de factores influyentes que juegan un papel
relevante en el proceso de formación de un niño y más aun en la adolescencia. (Rabazo, 1999).

Por consiguiente, se postuló que las relaciones de afecto y calor entre padres e hijos, así
como las expectativas de ejecución y el respeto por la individualidad, se vieron relacionadas con la
formación de una autoestima caracterizada por sentimiento y pensamientos positivos. De igual
forma, se ha demostrado que las relaciones donde hay un alto nivel de intercambio entre padres e
hijos, así como aquellas donde se potencia la autonomía del menor y la vinculación con los diversos
integrantes de la familia, fomentan un autoconcepto de autonomía e independencia. Ahora bien, es
relevante el hecho de que el adolescente constantemente se evalúa a sí mismo, siendo bastante
susceptible a las opiniones del grupo de iguales, razón por la cual la posibilidad de crear relaciones
familiares que incentiven la individuación y autonomía, resulta de mayor importancia (Mestre &
cols, 2001).
Por otro lado, resulta importante mencionar las relaciones entre padres e hijos, donde es
posible encontrar posiciones verticales, que apuntan a la autoridad ejercida por los padres y la
obediencia de los hijos, así como también se ven relaciones de tipo horizontal, que tienen que ver
con libertad e igualdad. (Mestre & cols, 2001)
Finalmente se puede concluir que los contextos educativos, el entorno familiar y las formas
de educación deben ajustarse a las necesidades de los jóvenes, pues son determinantes en la
construcción de la autonomía e identidad del adolescente, así como el logro de un buen proceso
académico. Así mismo, es importante que para tener un buen desarrollo social, los adolescentes
deben mantener un dialogo abierto y democrático con sus padres, con el fin de que compartan
sentimientos y sientan un apoyo emocional, entendiendo los riesgos que dejarse influenciar
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negativamente por los pares y medios de comunicación puede traer, así como los beneficios que
este tipo de relaciones puede generar para llevar a cabo un proceso adecuado de adaptación y
desarrollo, en cuanto a las habilidades y capacidades de tipo social.

RESULTADOS

Entrevista: Mujer, 15 años, familia reconstruida.

 ¿Considera que su familia influye en la formación de su auto concepto? ¿Por qué? ¿cómo se
concibe usted?
Sí, porque muchos de los pensamientos que ellos tienen influyen en mi desarrollo y en mis
pensamientos también. Yo por lo menos me considero una persona sensible, amigable, graciosa, con
pensamientos fuertes y frenteros. Eeehhh….Mi desempeño escolar no es muy bueno ya que le
dedico más tiempo a mis actividades extracurriculares que al colegio, mi disciplina escolar no es muy
buena y mi nivel de concentración es casi nulo. Y en cuanto a mi atractivo físico no me considero
bonita porque tengo el prototipo de belleza que predomina en la sociedad

 ¿Considera que tiene habilidades que le permiten integrarse fácilmente a un grupo de


personas que acaba de conocer, como amabilidad, capacidad de escucha, manejo de las
emociones, agradecer, escuchar y tolerar otras opiniones, entre otras?
Sí, soy una persona amable cariñosa y con sentido de la amistad.

 ¿Se siente parte fundamental de algún grupo (ya sea deportivo, cultural o de amigos) y por
qué?
Deportivo porque comparto bastantes momentos ensayando en el grupo de barras del colegio. Si yo
no voy a ensayar o falto a una presentación se daña todo porque yo tengo que cargar niñas y hacer
unas cosas de gimnasia que nos suben puntos con el jurado. Por eso siempre tengo que ir. Y pues
también me siento parte de mi grupo de amigas porque ellas siempre me llaman y esas cosas, para
salir y eso. Digamos si no voy un día clase ellas me meten en el grupo y esas cosas. Y creo que en
esto resalto porque soy una persona que dice lo que piensa sin importar que la gente esté de
acuerdo o no.

 ¿Cómo describiría sus relaciones con sus amigos o amigas?


Muy buenas ya que cada momento que pasamos juntas trato de hacerlos lo mejor posibles y
apoyarlos con todo lo que necesiten. Pero digamos, si no tengo idea con la persona con la cual me
estoy relacionando si tengo habilidades y estoy dispuesta a tolerar a escuchar y a comentar sobre
sus cosas, pero si vengo con algún chisme o trascendencia sobre esa persona me cuesta mucho. Y
como tengo pensamientos muy fuertes no me gusta que me manden.
E: y ¿con tus papás?
Mmm rara porque muchas veces ellos piensan que lo mejor para mí es lo que ellos dicen pero no me
oyen lo que yo pienso. Me oyen y tenemos una buena relación, pero siempre está el problema del
colegio y los permisos de salida, que siempre peleamos por eso pero de resto es buena. Pero sí
siento que ellos me protegen como me deben proteger y me tratan adecuadamente para la edad
que tengo.
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Entrevista: Mujer, 18 años, familia monoparental.

 ¿Considera que su familia influye en la formación de su autoconcepto? ¿Por qué?


Pues sí, pero es raro….porque por ejemplo, yo recibo mensajes muy diferentes de cada una de las
personas que hacen parte de mi familia, y aunque sí creo que soy un poco de todas….pues
obviamente no puedo ser todas a la vez, porque además son opuestas. Por ejemplo, no puedo ser
una loca rebelde como dice mi hermano y a la vez, una persona sensata, como piensa mi mamá.
Creo que soy un poco de ambas jajajajjajajajaja.

 ¿Se siente parte fundamental de algún grupo (ya sea deportivo, cultural o de amigos) y por
qué?
Sí, del coro del colegio y de mis amigos del conjunto, pues con las del colegio paso deli y todo, pero
como ya te dije, son muy diferentes. En el coro, pues soy muy importante, jeje modestia aparte, y
con mis amigos del conjunto la pasamos deli, siempre salimos juntos y sé que me quieren mucho
porque me lo han dicho.

 ¿Cómo describiría sus relaciones con sus amigos o amigas?


Mis relaciones con mis amigos son muy buenas porque nos queremos mucho y sabemos que vamos
a ser amigos para siempre, pero, peleamos mucho….y es por mi culpa….porque prefiero decir las
cosas que guardármelas. No sé, a la gente como que no le gusta mucho que uno le diga lo que
piensa…pero igual, siempre pasa la pelea y nos volvemos a querer.

 ¿Considera que tiene habilidades que le permiten integrarse fácilmente a un grupo de


personas que acaba de conocer, como amabilidad, capacidad de escucha, manejo de las
emociones, agradecer, escuchar y tolerar otras opiniones, entre otras?
Sí, claro…siempre que quiero me va bien con los nuevos grupos. Eh, de pronto el problema es que
muchas veces no me interesa jajajaj. Bueno, el problema que sí tengo es con tolerar las opiniones de
los demás…en verdad no soporto cuando dicen cosas como que la solución al conflicto de Colombia
es la guerra cosas así…ahí sí no me importa que el grupo sea nuevo o viejo, pero no me puedo
quedar callada, ni escuchar a nadie jajajja. Soy un poco grosera.
Pues, mmmm, obviamente es difícil, por ejemplo cuando en el colegio, toca hacer trabajos en grupo
con las ñoñas, porque reunirse con ellas es jarto, además como juran que son mejores que yo,
esperan darme órdenes y eso…uy, es muy mamón…pero yo no les hago caso de nada….pero si me
toca con mis amigas, todo bien…ellas ya me conocen y reunirse es hasta chévere, la parchamos
súper.

Entrevista: Hombre, 18 años, familia reconstruida


 ¿Considera que su familia influye en la formación de su autoconcepto? ¿Por qué?

Si. Porque yo paso mucho tiempo con mis familiares y ellos muchas veces dicen lo que piensan de
mí, y esas cosas que dicen yo las voy aceptando y quizás me esfuerzo más para ser de esa manera.
Además, comienzo a pensar que soy así si mis familiares piensan eso de mí.

 ¿Se siente parte fundamental de algún grupo (ya sea deportivo, cultural o de amigos) y por
qué?
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Si. Siento que soy muy importante para la unidad de un equipo de futbol al cual pertenezco hace 3
años. Doy un gran aporte humano e intento mostrar a mis compañeros una buena manera en la que
todos nos respetemos y podamos convivir juntos de la mejor forma. Algo que siento que me
diferencia de los demás es el nivel de exigencia que tengo conmigo mismo. Yo no acepto nada que
no sea bueno de parte mía en algunas cosas. A veces es exagerado, y es algo que no he podido
corregir.

 ¿Cómo describiría sus relaciones con sus amigos o amigas?

Siento que son relaciones un poco más en la superficie y no tan profundas como mis relaciones con
mis familiares. Sin embargo, tengo varios amigos a los cuales soy muy unido y que me producen
sentimientos más profundos que otros. Con estos amigos comparto una relación como si fuéramos
familia y nos tenemos más confianza y siempre nos apoyamos los unos a los otros.

 ¿Considera que tiene habilidades que le permiten integrarse fácilmente a un grupo de


personas que acaba de conocer, como amabilidad, capacidad de escucha, manejo de las
emociones, agradecer, escuchar y tolerar otras opiniones, entre otras?

De las que aparecen en la pregunta siento que tengo varias. La más fuerte es la tolerancia. Eso me
permite no juzgar a la gente a simple vista y me permite escucharlos sin prejuicios y llegar a conocer
a la gente más profundamente. Trato de no dudar de la buena fe de la gente y pienso que las
órdenes de los líderes deben tener un objetivo que me va a beneficiar, a pesar que la tarea que se
me encomendó sea complicada y tal vez requiera mucho sacrificio.

E: y ¿con tus padres?

Muy buena. Los admiro muchísimo y me encanta estar en su presencia. A pesar de eso, hay días en
los que quiero estar más con mis amigos y ellos lo entienden. Sigo sus órdenes sin problema, y ellos,
igualmente, me dan muchísimas libertades y tienen plena confianza en mis decisiones. Siento que
me dan muchas libertades y que me tienen mucha confianza. Saben que soy una persona
equilibraba y que voy a tratar de no excederme en ninguna situación. Ellos han sido el ejemplo a
seguir y piensan que sus hijos seguimos su ejemplo y por eso confían en nosotros y nos dan mucha
libertad.

Entrevista: Hombre, 16 años, familia monoparental


 ¿Considera que su familia influye en la formación de su autoconcepto? ¿Por qué?

Sí, desde pequeño me han inculcado el golf como un estilo de vida, y me han hecho ser exigente
conmigo mismo. Con este deporte que practica toda mi familia he aprendido ser muy disciplinado y
educado pero sobre todo constante.

 ¿Se siente parte fundamental de algún grupo (ya sea deportivo, cultural o de amigos) y por
qué?

Sí, de la banda y del equipo de golf de mi club porque llevo siendo parte de este equipo desde muy
chiquito y creo todos nos aportamos para mejorar cada día como lo venimos haciendo desde el
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primer día en que empezamos. Tal vez lo que me diferencia de todos los demás es mi disciplina y
sentido del humor.

 ¿Cómo describiría sus relaciones con sus amigos o amigas? buena?

Estable y mutua

E: y, ¿con sus padres?

Aunque a pesar de que mi papá me deja hacer todo, la relación es más difícil porque mi papá es
diferente a los demás y lleva una vida muy distinta a la convencional. Con mi papa aunque me da
todo y lo aprecio mucho es difícil porque siento que él se quiso separar de mi mama y después de
separarse con ella siento que ha llevado una vida muy liberal que a mi mama le afecta mucho. Con
mi mama la relación es muy buena porque es comprensiva.

 ¿Considera que tiene habilidades que le permiten integrarse fácilmente a un grupo de


personas que acaba de conocer, como amabilidad, capacidad de escucha, manejo de las
emociones, agradecer, escuchar y tolerar otras opiniones, entre otras?

Sí, creo que soy una persona sociable y que agrada a los demás tal vez por mi sentido del humor.
También se escuchar a los demás pues siento que eso refleja el respeto.

Entrevista mujer familia nuclear 17 años de edad


 ¿Considera que su familia influye en la formación de su auto concepto? ¿Por qué? ¿Cómo se
concibe usted?
Sí, porque gracias a mi familia he adquirido concepciones generales del buen desarrollo de mi
capacidad de autoconocimiento además me han brindado compañía y apoyo en la formación de
criterios personales permitiendo afianzar mi confianza hacia relaciones con el entorno y conmigo
misma.

Ellos han propiciado poco a poco el ambiente en el que me desenvuelvo acompañando mi proceso y
permitiéndome un adecuando conocimiento y gestión de mí misma. Otro de los motivos, es que mi
familia forma parte importante de lo que soy y lo que quiero por lo que la unidad que nos identifica
ha sido en gran medida un elemento definitorio a la hora de forjar mi auto-percepción.

 ¿Se siente parte fundamental de algún grupo (ya sea deportivo, cultural o de amigos) y por
qué?
Sí, porque he sabido construir relaciones con las personas que rodean mi entorno y esto me ha
llevado a formar parte de vínculos fuertes entre varias personar y de constituir grupos. Además soy
una persona activa y que trata de aportar, según las condiciones, a cada grupo al que pertenezco.

 ¿Cómo describiría sus relaciones con sus amigos o amigas?


Son relaciones fuertes y duraderas, basadas en la confianza, la incondicionalidad y la fidelidad. Están
construidos sobre bases de respeto y cariño mutuo.
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E: y ¿con sus padres?


Mi relación con mis padres es muy buena, aunque tengo varios conflictos con mi padre, ya que le
gustaría que pasara más tiempo con ellos y menos con mi grupo de amigos o novio. Mi mamá es un
poco más abierta a esto, por lo que con ella tengo una mejor relación, es un poco más tranquila con
el tema de los amigos y el tiempo que invierto en ellos.
¿Considera que tiene habilidades que le permiten integrarse fácilmente a un grupo de personas que
acaba de conocer, como amabilidad, capacidad de escucha, manejo de las emociones, agradecer,
escuchar y tolerar otras opiniones, entre otras? Sí, creo que tengo adecuadamente desarrollada
cada una de las características mencionadas, sin embargo soy un poco tímida al inicio de mis
relaciones interpersonales y procuro no atacar el espacio de otra persona. Pero considero que
precisamente características como la amabilidad, capacidad de escucha, manejo de las emociones y
buenas maneras al hablar y escuchar es lo que ha hecho que a la final puede construir vínculos con
otras personas y entrar a hacer parte de grupos establecidos.

CONCLUSIONES

Para comenzar, cabe mencionar que para la presente investigación se tomaron las
categorías de análisis como componentes que influyen ampliamente en las formas en las que se
desarrollan las relaciones socio-afectivas durante la adolescencia. Dichas categorías se abstrajeron
luego de realizar la entrevista semi-estructurada y de la charla con los participantes. Por lo anterior,
se seleccionaron las categorías de autoconcepto, identidad, habilidades sociales y estilos educativos,
con el fin de preguntar a los participantes cómo concebían cada una de estas categorías en su
experiencia personal. Así mismo, los participantes pertenecían a diferentes tipos de familia
(monoparental, reconstruida o nuclear) y a ambos sexos, para así lograr luces acerca de la influencia
que tiene el tipo de familia y el género sobre las relaciones socio-afectivas en la adolescencia.
En primera instancia, se tratará la familia monoparental y la caracterización de las relaciones
socio-afectivas de los dos participantes que pertenecen a dicha modalidad familiar. Así, luego de
haber hecho la entrevista, se evidenció que la adolescente de 18 años de edad, tiene similitudes con
el adolescente de 16 años, en cuanto a que, con respecto a las habilidades sociales, ambos se
sienten parte de un grupo cultural y de un grupo de pares, con los cuales comparten gran parte de
su tiempo. Lo anterior, implica que ambos, como se demuestra en las respuestas de los
participantes, tienen habilidades sociales que les permiten formar parte de un grupo: empatía,
compañerismo, sentido de pertenencia, sentido de horizontalidad en las relaciones y sentimientos
de cariño hacia sus pares. Esto se da ya que, en esta etapa, las amistades “(…) ganan en importancia,
intensidad y estabilidad, y el grupo de iguales se convierte en el contexto de socialización más
influyente” (Oliva, 1999, p. 503).

Sin embargo, la participante adolescente mostró ser más conflictiva en sus relaciones
personales, afirmando así, ser una persona poco tolerante frente a ciertas opiniones por lo que
afirmaba tener comportamientos irreverentes y “groseros”. Por su parte, la participante
perteneciente a la familia nuclear, es un poco más reservada, al afirmar que se siente parte de
ciertos grupos, pero sin identificar uno específico. Sin embargo, vale la pena rescatar que atribuye su
pertenencia a los grupos a sus habilidades sociales y en general a factor internos de su personalidad.
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Por su parte, se puede evidenciar que en cuanto al autoconcepto y la identidad, ambos


participantes difieren de manera bastante radical en sus respuestas. La participante, por su parte,
mostró hacer atribuciones externas, en la medida en que le atribuye su identidad a aspectos
externos, como sus escasos recursos económicos, que le permite ver más allá que sus amigas, el
reconocimiento público de su habilidad para cantar y la opinión de su madre hacia ella misma. Por
otra parte, el hombre mostró hacer atribuciones internas, pues afirmó que sus características
diferenciadoras son su disciplina y su buen sentido del humor, evidenciando así que considera que la
formación de su identidad se da gracias a sus características internas. Sin embargo ambos
participantes hicieron referencia a como sus padres los percibían, lo cual muestra que ambos
resaltan la importancia que le dan a sus familiares en cuanto a la formación de su autoconcepto.

En cuanto a la participante de la familia nuclear, ésta mostró, en las respuestas dadas


durante la entrevista, que tiene una formación de identidad y autoconcepto, construido a partir de
sus factores internos. Ejemplo de lo anterior se evidencia cuando menciona su capacidad de escucha
y el manejo de sus emociones. Así, pese a que señala características positivas, mostrando que tiene
una concepción positiva de ella misma, evidencia una dificultad a la hora de entablar nuevas
relaciones personales: su timidez. La identificación de ésta debilidad, demuestra su capacidad auto-
reflexiva, habilidad que posibilita el éxito en las relaciones socioafectivas.

Así mismo, es importante mencionar que dado que la identidad se encuentra en proceso de
formación y sufre un mayor número de cambios en esta etapa de la vida, se puede observar que los
participantes presentan ambigüedades con respecto a su identidad, ya que ninguno ha llegado al
logro de su identidad, en la medida en que ni siquiera se observa una crisis, aunque cabe aclarar que
los tres tienen luces sobre sus gustos y aptitudes, como el hecho comprometerse al golf y el canto,
por ejemplo. Sin embargo, esto se puede atribuir a su etapa de transición (adolescencia) y a su
tendencia a hacer atribuciones externas y aquí contraponía lo que opinaban los demás sobre ella y
asumía que podía ser un poco de todo. Por lo anterior se puede observar que el autoconcepto
abarca diversos aspectos de la persona haciendo de este una construcción multidimensional
definida como “(…) un constructo psicológico directamente relacionado con la construcción de
identidad y con el desarrollo global del sujeto, debido a los componentes cognitivos, afectivos y
comportamentales que lo definen” (Mestre y cols p. 244, 2001).

Por otro lado, los dos sujetos pertenecientes a familias monoparentales, coinciden en que
sus padres son permisivos, en la medida en que ambos enfatizan la libertad que les dan a la hora de
salir, debido a la gran confianza que depositan en ellos. Aunque se puede observar que ambas
madres son pendientes y específicamente la madre de la mujer vive preocupada porque algo malo le
puede ocurrir. No obstante, se puede evidenciar que ambos participantes no tienen una figura
paternal típica, incluso el hombre es consciente de que la separación de sus padres se debe al
comportamiento del padre, quien luego de esto lleva una vida muy liberal, hecho con el que el hijo
no se siente muy afín, en cambio en la mujer, se puede observar una ausencia de la figura paternal.

Así mismo, tal como lo señala Oliva (1999) se puede ver una relación entre el estilo
permisivo de los padres y cierto desarrollo de la autonomía, ya que ambos parecen tener sus propias
opiniones ante el mundo, se comprometen con actividades personales, tienen sus propias ideologías
y tienen la posibilidad de actuar autónomamente, viendo también que a pesar de vivir solo con un
padre de familia, el contexto familiar es concluyente. Finalmente, es posible ver en cuanto a las
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relaciones socio-afectivas, que el mundo de estos adolescentes se ha abierto a contextos culturales,


ampliando así sus interacciones, su posibilidad de desplegar sus aptitudes y un gran aumento de las
relaciones con sus pares. De igual forma, es evidente que, al ambos estar en la adolescencia tardía,
los padres no representan gran conflicto en la vida de sus hijos, pues la tensión entre éstos se
aliviana durante estos años. Por último cabe mencionar, que el desarrollo de la identidad y
autoconcepto de ambos participantes parece seguir el curso normal, pues se encuentra en proceso
de formación.

Por su parte, por medio de las respuestas dadas en la entrevista por la participante de la
familia nuclear, se puede evidenciar que en dicha familia hay dos aspectos que se evidencian en los
otros dos tipos de familias tratadas en el presente texto: autoritario y democrático. El papel
autoritario se muestra en el padre, pues la participante afirma tener ciertos conflictos con él, al
encontrar que invierte bastante tiempo con el grupo de pares. Sin embargo, se ve un rol más
democrático en la madre, gracias a la descripción dada en la participante.

Por otro lado, en cuanto a los dos participantes pertenecientes a ambos sexos y a familias
reconstruidas, se pudo observar que presentan grandes divergencias en cuanto a su concepción
acerca de sus propias habilidades sociales. Por un lado, la mujer considera que se le facilita entablar
relaciones sociales con sus pares, haciendo énfasis en la importancia del compañerismo y la lealtad,
mientras que para el joven, las relaciones con la mayoría de sus pares son de carácter superficial a
diferencia de las que tiene con sus familiares que considera más profunda; cabe aclarar que este
dice tener varios amigos, pero sólo confía en unos pocos.

Lo anterior se sustenta con la definición planteada por Monjas acerca de las habilidades
sociales: "conductas o destrezas sociales específicas requeridas para ejecutar competentemente una
tarea de índole interpersonal.(…) Son un conjunto de comportamientos interpersonales complejos
(verbales y no verbales) que se ponen en juego en la interacción con otras personas" (Monjas, 1999).
De esta forma, se evidencia que la manera de afrontar el mundo de ambos es diferente debido a la
edad en la que se encuentran, ya que la niña se encuentra en la adolescencia media y el joven en la
tardía, mostrando cómo la primera le da mayor énfasis a los conflictos que tiene con sus padres y a
su inhabilidad para hacer valer sus derechos, mientras que el joven resalta la importancia de las
relaciones con sus familiares, reflejando un mayor despliegue de sus habilidades sociales, en cuanto
a sus padres se refiere. Sin embargo, ocurre lo contrario en cuanto a las relaciones horizontales.

En relación a la identidad y autoconcepto de ambos participantes es posible ver que


coinciden en hacer atribuciones internas, como se espera en la adolescencia, a lo que ellos dicen que
los diferencia de los demás; la participante afirma que es la honestidad, mientras que el participante
dice que es la exigencia consigo mismo. Por otro lado, ninguno de los dos le da importancia a la
religión y ambos dicen tener habilidades para los deportes, además de sentirse indispensables para
los equipos en los que participan (futbol y porras) y las matemáticas. De igual forma, un factor
importante que se rescata en ambos participantes hace referencia a la formación de un
autoconcepto positivo, basado en factores internos como la disciplina, la honestidad, amabilidad,
entre otros.

Según los resultados arrojados por las entrevistas, se pudo evidenciar grandes diferencias
entre las prioridades y concepciones acerca de la familia, debido a que el hombre, a pesar de que es
un joven que se encuentra en la adolescencia tardía, tiene responsabilidades especificas, como el
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hecho de ser padre, lo que lo ha llevado a tener un dialogo abierto con éstos, entendiendo sus
posiciones y tratando de llegar a un acuerdo que los beneficie a ambos. La mujer por su parte a
veces presenta conflictos con sus padres, siente que no puede opinar en el momento de tomar
decisiones importantes, pero considera que hay un equilibrio entre las barreras impuestas por sus
padres y los permisos que éstos le dan. No obstante, ambos participantes tienen unos padres
democráticos, pues no muestran un rechazo ante los patrones de crianza que sus padres les dan.

Así, se hace evidente que pese a que ambos resaltan que hay un equilibrio entre el control
que ejercen los padres y las libertades que les proporcionan, en la mujer, la relación con sus padres
es más vertical, es decir, que se puede encontrar una autoridad ejercida por los padres y la
obediencia de los hijos, mientras que en el hombre, las relaciones son más de tipo horizontal que
están más ligadas a la igualdad y la libertad (Mestre y cols, 2001). Mientras tanto, en la mujer de
familia nuclear se ven dos tipos de comunicación en el núcleo familiar: una más vertical con su
padre,pero más horizontal con su madre, por la manera como llevan a cabo y manejan su relación.

A manera de conclusión, es posible afirmar que en relación a las diferencias y convergencias


entre los tipos de familia (monoparental, reconstruida y nuclear) en cuanto a las relaciones socio-
afectivas de los adolescentes, la diferencia más evidente entre estos tipos de familia se da en los
estilos educativos. Se observa que los padres de familias monoparental son más permisivos,
mientras que los de familias reconstruidas, tienden a ser más democráticos, en el sentido en que
encuentran un equilibrio entre el control que ejercen frente a sus hijos, teniendo en cuenta la etapa
de la vida en que se encuentran. Mientras que por su parte, la familia nuclear presenta dos personas
con diferentes maneras de construir y llevar a cabo la educación; como ya se ha mencionado, se ve
un padre más autoritario y una madre más democrática. No obstante, en los aspectos de
habilidades sociales, autoconcepto e identidad, constructos que influyen ampliamente en las
relaciones socio-afectivas, son bastante similares en todos los adolescentes.

Así, se observa que éstos le dan más importancia a las relaciones con los pares que a las
relaciones familiares, implicando que los primeros tienen gran influencia en la formación de su
identidad y autoconcepto. De igual forma, los participantes son hábiles en general para llevar a cabo
relaciones horizontales, debido a la etapa del desarrollo en la que se encuentran. Ahora bien, se
identificó que las mujeres presentaban más aspectos negativos en cuanto a la descripción del
autoconcepto y de la autoimagen, y en general en muchas de las respuestas otorgadas en la
entrevista. Los hombres por su parte, se mostraron más positivos en su descripción personal,
además de evidenciarse con mayor manejo de emociones durante la realización de la entrevista.

Por último, es pertinente mencionar que existen otros factores que posiblemente influyeron
en las respuestas dadas por los participantes, así como la manera en la que éstos manejan y
desarrollan sus relaciones socio-afectivas. Ejemplo de lo anterior se evidenció en la aplicación de las
entrevistas, ya que muchos de los participantes en varias ocasiones no se sentían cómodos hablando
de un determinado tema, por lo que no profundizaban en el desarrollo de éste, obteniendo en
algunas ocasiones respuestas difíciles de analizar. Por su parte, también cabe mencionar que existen
aspectos personales de cada participante, que influyen en sus relaciones socio-afectivas, como por
ejemplo, en el participante hombre perteneciente a una familia reconstruida; el hecho de ser a su
temprana edad padre, probablemente lo lleva a valorar más la familia y reconocer que ésta es un
mayor apoyo que el grupo de pares.
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REFERENCIAS

Cintrón, F., Walters-Pacheco, K., & Serrano-García, I. (2008). Cambios... ¿Cómo Influyen en los y
las Adolescentes de Familias Reconstruidas? Revista Interamericana de
Psicología/Interamerican Journal of Psychology, 91-100.

Giraldes, M. (2002) “La familia monoparental”. Obtenido en Agosto 29, 2010 de


http://www.zerbitzuan.net/documentos/zerbitzuan/La%20familia%20monoparental.pdf

M.J. (1999). Interacción familiar, competencia socio-escolar y comportamiento di-social en


adolescentes. Buenos Aires. Universidad de Extremadura.

Mestre, V., Samper, P., Pérez, E. (2001). Clima familiar y desarrollo del autoconcepto. Un estudio
longitudinal en población adolescente. En Revista Latinoamericana de psicología. 33 (003),
243-259 [versión electrónica].
Moreno, A; Del Barrio, C. (2000) La experiencia adolescente. El desarrollo del autoconcepto y los
cambios en la identidad. Argentina. Aique. Cap.4.

Moreno A; Del Barrio C.; (2000). La experiencia adolescente: a la búsqueda de un lugar en el mundo.
Argentina. Aique. Cap. 5

Oliva, A. (1999) Desarrollo social durante la adolescencia. En J. Palacios, A. Marchesi y Cesar Coll
(Eds.). Desarrollo psicológico y educación. 1. Psicología evolutiva, pp. 493-517. Madrid: Alianza.

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