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Latin American and Latino Art
A DIGITAL ARCHIVE AND PUBLICATIONS PROJECT AT THE MUSEUM OF FINE ARTS, HOUSTON
Cita Bibliográfica:
Arango, Daniel. “La estética contemporánea.” Mito: revista bimestral de cultura (Bogotá,
Colombia), vol. I, no. 5 (December 1955- January 1956): 334–347.
LA CULTURA EN 1955
TESTIMONIOS
La Cárcel Colombiana, Lugar de Castigo
LA ESTETICA CONTEMPORANEA
Por esos dias hace veinte años, José Ortega y Gasset escribí
su "Deshumanización del arte ". Ha corrido un buen trecho d
tiempo desde que el ensayista español intentó aclarar los fenó
menos estéticos que se produjeron durante los primeros lustro
de este siglo, como para dirigir otra vez la mirada sobre el pa-
norama que Ortega explicó y sobre los territorios complementa
rios que quedaron al margen de su exégesis. Vamos a ver si I
que tan triunfantemente anotó Ortega mantiene aún crédito e
nuestra conciencia, o si ha perdido esa capacidad de convicció
a la que está adscrita la durabilidad de las cosas. No es prema
tura ni tardía esta nueva prueba de la eficacia que Ortega ob-
tuvo para sus razonamientos: veinte años ya están holgados para
recibir la confrontación de una estética con su posible durabi-
lidad. A la altura de la segunda mitad del siglo XIX se supervisó
el ideario romántico y se advirtió la futileza de su generalización.
A la altura de estos años es posible advertir los errores de la
estética nueva, con una diferencia a nuestro favor: el romanti-
cismo fue vetado por lo que contenia de "demasiado humano", y
este veto entrañaba en cierto modo, una fidelidad por parte del
Juez; el veto que se pudiera establecer para el arte nuevo, parte
de una actitud contraria: la impresión intima de que se ha dis-
minuido lo humano. Desde esta altura es bien fácil establecer lo
lateral del arte nuevo, y por tanto los vicios de su generalización.
Esto es, en realidad, un sistema de causa y efecto. Lo lateral se
siente y propende a establecerse como norma para dar la apa-
riencia de un todo. De aquí que toda generalización sea casi sie
pre lo lateral llevado a un exceso.
Nuevos hechos se han producido en el arte contemporáneo des-
pués de escrito el ensayo de Ortega. Pero la zona que alli se ex-
plora es la que representa en mayor grado una situación de pu-
reza, un deslinde riguroso de lo estético, ideales a los que vuelan
los nuevos propósitos con cierto rebuscado movimiento de ángel
por sobre el haz de las cosas. Es necesario partir de allí para es-
tudiar lo complementario. A saber: el neorromanticismo, el su-
perrealismo, ciertas corrientes irracionalistas. Porque Ortega, que
enfila todo su esfuerzo dialéctico y sus propensiones peyorativas
contra el romanticismo, no parece entender (o al menos eso se
deduce de "Supra e Infrarrealismo ") que las señales que él divisa,
sin precisión, son un resurgimiento de lo romántico, es decir, que
asoma la cabeza al romanticismo, al final de su ensayo, cuando
él cree haberla cortado en ofrenda del nuevo dios. Pero esto no
interesa por ahora. Los fenómenos que Ortega aclaraba y los que
aparecen en seguida se reparten el trabajo creador de estos cua-
renta años. Deseamos averiguar cuál ha sido la radiación de este
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(2) "Al estudiar la cultura Europea y entender cómo, en los últimos veinte ufios
esa cultura no proporciona al hombre sino "un silencio teorético" I4lcllea recoge.
en un ensayo capital. el siguiente testintonio : "Una tarde de septiembre francés.
hace cinco años, senti yo, no sé por qué fortuita coincidencia, venir a flote en un
rostro eminente el gesto mismo de ese radical defecto. Era en cl comedor de uno
de esos restaurantes del Bois que parecen traer bajo embozo el tierno contrapunto
de Chantilly al adusto corazón de la urbe. Miraba yo levantarse, animarse, acu.
sarsesarse en el rostro de Paul Valery la cosa más insólita y dratntitica del mundo.
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(3) Quien haya leido "Los problemas de la estética" y "La estética fenomenológica"
le Moritz Geiger, encontrará otro esfuerzo lúcido para dar planteamiento filoó
ico a los estético,, dentro del ámbito que creó el arte moderno. No hay una sola
îlosofia de lo estético que desee recobrar las zonas perdidas. Bajo el método Peno
nenológico de Geiger, con su intuición de las esencias, se cobijan. en bloque, los
ostulados meas asfixiantes de este tiempo. La forma en que se adscribe a la teoria
ioética de Th. Meller no dista mucho de la concepción Valeryana. El plantea.
viento de Geiger es magistral, pero eso no lo libra. si es posible decirlo, de una
etórica lógica y de un "sentimiento" lateral, ya que no de un conocimiento.
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