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RAFAEL 0725 oos20000 © 00 . Si las corrientes de pensamiento reformista o revolucionario tuvieron en América Latina distintas suertes; si se fueron superponiendo hasta destigurarse, es indudable que desde finales de siglo pasado su encuentro con el poder siempre terminé en un pacto, por el cual el poder renunciaba a cambiar las “ideas” y Jos pensadores renunciaban a cambiar la realidad. Devaqueilos pensadores;subversivos, casos Flores Magon en México, Manuel Gonzdlez Prada en Peri, Barret-en Paraguay, es éste ultimo el que Mo Hd ofrecito mmngune posrpiicad de integracién en esa mancha difusa del pensamiento “progresista” del continente, El “olvido” de Barret esta ligado al olvido en el que ha sido sumergido Paraguay. ISBN 1-971241-0-9 L i | ENSAYOS CONFERENCIAS ESCRITOS PRESENTACION Y SELECCION CARLOS DIVIANI INFERNO Lisgnduvd | de esta edicion INFERNO ediciones Diseno de tapa: Carlos Diviani | Box 120 Impreso en Venezuela 1989 § - 161 26 Bromma 1989 Sverige - Suecia - Sweden. A la memoria de la “‘negrita”” Adriana Estéver. Fusilada a orillas del rio Carcarafié en Julio de 1975, Ella me ensefié a entender a Barrett. ‘Sali det agua, he vivido en la sangre y ahora me espera el viento para llevarme al sol ... ‘Sali del Mar ... y acabaré en el fuego A Leon Felipe i | | | | | Rafael Barrett: La sombra que ilumina Presentar a Rafael Barret no es tarea facil, ya que impone al mismo tiempo una reflexién sobre el olvido al que ka sido conde- nado. Ese “ninguneo del escritor espafiol que describié y asu- mid como suyo el dolor y Jas rebeldias de un pueblo condenado, tiene como objetivo no tanto la persona de Barret sino la historia. Se trata de la historia del infortunio de un pueblo. Esa es Ja cla- ve con Ja que hay que leer a Barrett. Sumido, enchastrado en esa “realidad que delira”, como é! mismo denomina al Paraguay que t i 10 de tocé vivir. ¢Pero quién era Barrett? Nacié en Espafia en 1876 y se trasladé a América Latina en 1903, siendo su primer destino Ia capital ar- gentine, Buenos Aires. Su estadia alli serta corta y turbulenta. Al poco tiempo, a raiz de un articulo en el que criticaba la visin li- beral de la ciudad puerto, fue despedico del diario donde traba- jaba. El periédico pertenecia a la colectividad espaiiola y su di- rector, un espafiol “respetable", no tenia el menor interés en que su publicacién se viera envuelta en “la cusstién social”. Barret habia llegado a Ia Reina de! Plata en tiempos turbulen- los, Los dcratas estaban muy actives. El aiio anterior el gobierno argentino habia promulgado la Ley de Residencia con Ja cual pretendia parar el descontento social. La finalidad de Ia ley era expulsar a Jos discolos, perturbadores y descontentos. Rafael Barrett llegé entonces al Rio de Ja Plata en un momento en que el movimiento obrero, influenciado fundamentalmente pot los anarquistas, se encontraba en plena efervescencia, Se editaban una gran cantidad de periédicos obreros y Barrett segu- ramente leyé y colaboré con algunos de ellos. Sabemos que pu- blicé algunos articulos en la revista “Ideas" de Buenos Aires. El clima social de Ja época esté clescripto por Abad de Santi- Ilén en su libro La FORA, ideologia y trayectoria, de Ja si- guiente manera: “Atravesaba el movimiento obrero de la Argentina en el perio- do que siguié a la fundacién de la Federacién Obrera, una época de combatividad y se multiplicaban los conilictos con el capitalis- mo, los organismos prolelazios de resistencia y los hechos de la ‘guerra social. Oradores brillantes atravesaban sin cesar el pais en todas direcciones, los periédicos obreros se difundian cada vez, mas, los grupos de propaganda formaban como una red que iba invadiendo e influyendo todo."(1902-1903) En el mismo afio, el importante periédico anarquista la “Pro- testa Humana” pasé a Hamarse “La Protesta”, y en 1904 se con- virtié en cotidiano dado que “el momento ast lo exigia”. a Precisamente es Barrett quien mejor pinta el escenario y las causas de la “guerra social", como por ejemplo, en su articulo Buenos Aires. Barrett deja Buenos Aires en 1904 y se traslada a Asuncién del Paraguay como corresponsal del diario “El Tiempo”. En 1905 es- talla una revuelta dirigida por el radical paraguayo Manuel Gondia. Barrett convive en el campamento de los revoluciona- ios y envia articulos al diario. Aparentemente, Barrett se vid involucrado en dicha revuelta. Gondza, al igual que Batlle en Uruguay e Irigoyen en la Argenti- na, era un reformista. Y como sus “correligionarios" del Rio de la Plata, era un seguidor del krausismo. Es importante recordar que esta corriente dié Ja espalda al Modernismo. El propio Gondra habia censurado el narcisismo exético de Prosa Profana de Ru- bén Dario, y Je criticaba su alejamiento de la realidad social lati- noamericana. Si bien, como dijimos més arriba, Barrett tuvo al- guna participacién en los sucesos que llevaron al poder a Cecilio Béez, pronto tomé distancia de este reformismo. Dejé entonces su cargo en a Oficina General de Estadlistica. En el mismo afio, es decir 1905, se emplea en la compantia inglesa de ferrocarriles. Entra en contacto con Ja colonia espafiola en Paraguay y con Jos intelectuales de dicho pals. Para esa época vivien en Asun- cién personajes como Viriato Diaz-Perez, que habia compartido redacciones de revistas literarias con los Machado, Valle Inclén, Unamuno y Azorin. Entre los amigos madrilefics de Barrett se en- contraba precisamente Valle-Inclin. Como secretario del Centzo Espaiiol, Barrett participé en Jas tertulias literarias que se hacian en dicho centro. Pero para él, el mundo no estaba como para ter- tulias literarias, y a diferencia de los seguidores del modernismo no compartia Ja opinién de Darlo de que “fodo estd bien en el mundo”. (Rubén Dario: Canto de Vida y Esperanza, 1905). La realidad social del Paraguay Jo impelia a tomar una posicién, y ‘toma en consecueneia a geste rebelde que lo habla aejado de Suenos Aires. Ne eee Eee EEE HUE EE 12 Seré entonces cuando se planteo aquel interrogante que lo desgarra a lo largo de su corta existencia: “Seré peor ser a me- dias lo que se suefa, ono ser nada? ¢Tendremos algun dia el va- Jor de ir hasta el final y de maldecir estos dedos pdilidos y la educacién que nos dieron, y cuanto hay de civilizado y cobarde en nuestras almas? ¢Tendremos el valor de ir a la miseria con los brazos abiertos, y de gritar, como Job, no desde nuestros libros a tanto el tomo, sino desde el estiercol humano fecundador del mundo? Quizé sea tarde: quizd no veamos nunca en ios ojos de Jos que defendemos el relémpago de la divina y fraternal con- fianza. ¥ sin embargo, humillados y a clegas, nos es preciso se- guir luchando y hacemos Ia ilusién de que nuestra vida no es completamente initil”. El dolor paraguayo. Si las corrientes de pensamiento reformista 0 revolucionario tuvieron en América Latina distintas suertes; si se fueron super- poniendo hasta desfigurarse, es indudable que desde finales de siglo pasado su encuentro con el poder siempre terminé en un pacto, por el cual el poder renunciaba a cambiar las “ideas” y los Pensadores renunciaban a cambiar Ja realidad. De aquellos pensadores subversivos, casos Flores Magén en 13 México, Manuel Gonzdlez Prada en Peri, Barrett en Paraguay, 5 ste ultimo el que no ha ofrecido ninguna posibilidad de inte- gracién en esa mancha difusa del pensamiento “progresista del continente. EI “olvido” de Barrett esté ligado al olvido en el que ha sido sumergido Paraguay. (Quizds porque son muchas las cosas que se mezclan en esa his- loria, quizés porque no estén solamente comprometidos los po- deres ni los malos universales, sino tambien aquellos que coque- tearon con el positivismo y con el progresismo a lo Sarmiento. Porque para Barrett, Brasil y Argentina hablan cumplido la ta- rea en Paraguay que ex Ja India o en China habia ejecutado In- glaterra. Cuando en “E] Dolor Paraguayo” (recopilacién de arti- culos publicados en forma de libro en 1911 en Uruguay), Barrett describe el horror de los yerbatales, lo hace con tal maestria que queda absolutamente claro que la barbarie de la civilizacién esté intrinsicamente ligada al capitalismo. Barrett no ve més reforma que, como diria en su articulo Buenos Aires, “mudar la sangre de los odres podridos”. En un comienzo de siglo gobemnade por un loco furor y des- Jumbramiento por el progreso, por las maravillas de la técnica, Barrett busca afanosamente en la otra cara del progreso, la mise ria y Ja explotacién, la clave de Ia historia del hombre. Por eso su figura intelectual se destaca de Ja onda en que transmitia el pen- samiento latinoamericano de su época: el darwinismo social y un ositivismo absolutamente rasista, que como en el caso de Carlos Octavio Bunge (1875-1918), llega a bendecir el alcohol y Ia vi- muela por haber exterminado a los indios, 0 el mismo José Inge- nieros (1877-1925), vertiente de izquierda, orgulloso de la raza blanca argentina. Barrett se destaca precisamente porque si bien no reniega de las ciencias, los coloca en el papel que juegan his- toricamente, una diferencia que Jo ubica en una posicién de sub- versivo permanente en relacién a otros pensadores como Bialet- Massé, que describe y prescribe desde sus conocimientos mate- ee miticos y sociales las realidades de la clase obrera argentina en su informe de 1904. La preocupacién de dicho trabajo era indu- dablemente mejorar para salvar, salvar la ‘ciudad liberal” del asedio del anarquismo, de la disolucién. Barrett, en cambio, pre- tende hundir “la ciudad liberal" para lo cual en la serie de articu- Jos que conforma “EI Dolor Paraguayo" comienta por describir Ja situacién social de una sociedad quemada y desmembrada por vicisitudes histéricas, que Barrett explica desde Ja codicia huma- En la época que le toco vivir a Barrett, la historia de Paraguay se encontraba -como bien lo dice David Viftas en su obra “Anar- quistas en América Latina” en una inflexién histérica que "si se abre en el momento posterior a Ja guerra de Ja Triple Alianza (1865-70), se va cerrando con los prolegémenos de la otra guerra padecida por este pats: la del Chaco (1932-35)". La realidad social desgarradora de un Paraguay mutilado y sa- queado por las rapifias a Ia que fue sometido por sus vecinos, es fécilmente comprendida con un sélo dato: la casi totalidad de su poblacién masculina mayor de 18 afios desaparecié con la que- ra. Barrett se hace cargo precisamente de esa realidad, con Jo cual produce una ruptura en Ia linea de /a intelectualidad Hama- da novecentista. Con sus articulos en los periédicos libertarios “EI Despertar” y “La Tribuna”, asi como posteriormente en “Germinal”, comienza a descubrir el velo de una situacién social que habia sido sisteméticamente “olvidada" por los intelectuales Paraguayos. Precisamente en un articulo amado La cuestién social en el Paraguay Barrett polemiza con una de las figuras mds nolorias de esa intelectualidad, Rodolfo Ritter, caliicado por el propio Barrett en modo irénico como “lo mejor que puede ofrecer el Paraguay de hoy”. Dice Barrett en dicho articulo: “Es inevitable la cuesti6n social donde rige el principio de la propie- dad privada”, y agrega, como para dar fuerza a su argumento en contra de Ia idea de Ritter de que la cuestién social era un inven- to traido de Europa por agitadores socialistas: “He denunciado al 15 piblico, en 1908, que 18.000 paraguayos son esclavizados, sa- queadbs, torturados y asesinados en los yerbatales del Paraguay, de la Argentina y del Brosil”. ¥ para hacerse cargo de ese drama Barrett recurre a su pluma, se convierte en el articulista combatiente, en el periodista valien- te que, como dijera Rodé, se aparta de la crénica de boulevar y pelea hasta sus tiltimos dias por ese pais que como é! mismo dice “amaré siempre, porque alli me he hecho mejor”. Pero en él la pluma no es un atributo gratuito, ni de gloria: “Pluma mia”, epostrofé, “clavate hasta el mango! Pero los miserables que eje- cuto no tienen sangre en las venas, sino pus, y el cirujano se llena de inmundicia”. Carcel. Hospital. Embarque. Elitinerario que recorre Barrett desde su partida de Europa no es original sino que se presenta como un lugar comin de Ja ola in- migratoria que va dibujando las caracieristicas del Rio de la Pla- ta, El circuito puerto - conventillo - cdrcel - hospital - conventillo 16 o prostibulo - cementerio, es el humus del que se nutren descle la sociologia de “Las multitudes argentinas”, de José Marfa Ramos Mejias; apoyada en el ademan positivista de estizpe lombrosiana, hasta el grotesco, como género teatral, cristalizado en Vaca- rezza. ¥ desde ya la otra arista: la bomba, el panfleto anarquista. Es en esa mezcla traumdtica donde la realidad se desprende de sus articulaciones y se presenta violenta y descoordinada: por una parte, el subsuelo, descripto como torre de babel, y por otra, Jos cédigos de Ja gente bien, la sociedad, Ia patria. A partir de estos mundos contrapuestos se debe leer a Barrett, como nucleo primordial de Ia literatura de la inmigracién. Desde Buenos Aires y Montevideo hasta el Paraguay, sin dudla mds americano, Ba- rrett va desnudando con sus articulos y su militancia un principio de siglo tormentoso. Lo significante en su historia es que en su misma persona se encarna el destino de tantos emigrantes. Desde su enfermedad, tuberculosis contraida en la cdrcel paraguaya, hasta su anarquismo, tambien contraido en este lugar del mundo. Barrett se integra a la lucha que evan a cabo los militantes a- narquistas. Desde su tribuna de orador magistral, pone todos sus conocimientos, que son muchos; alguien lo calificeé como una “biblioteca ambulante", al servicio de Ja “idea” Escribe y dicta conferencias para los sindiicatos obreros de Asuncién. Sus temas son multiples, desde Ja Auelga a Ja problemética sexual. A raiz de estas actividades, en las que hay que inclutr la fundacién jun- to con Bertoto del periédico dcrata “Germinal”, fue arrestado. Salié de Ja cércel gracias a Ja intervencién del cénsul briténico. Hay que aclarar que a pesar de haber nacido en Espaiia, Barrett era stibdito briténico porque su padre poseia dicha nacionali- dad, Salié de Ja prisién y fue deportado en 1909 a Brasil. De alli iré a Montevideo, donde se internaré en un hospital para tuber- culosos. a7 Montevideo. “‘Aldea de los trépicos’’. En Ja capital uruguaya Barrett no deja de escribir. Sus amigos montevideanos le consiguen un trabajo en el diario "La Razén”. Firma sus articulos con las iniciales R.B. También escribe para la revista portefia “Caras y Caretas” y pronto se hace de un publico numeroso. Entre sus lectores se encuentra Rods, quién le escri- be: “Ha enaltecido usted la crénica, sia quitarle amenidad ni sencillez. La ha digniticado usted por el pensamiento, por la sen- sibilidad y por el estilo. Hay cronistas de fama europea que escri- biendo fuera del boulevar no tendrian nada interesante que decir a nadie, y que, atin escribiendo desde el. 'boulevar, son incapaces de comunicar a una pagina més que el interés de la novedad que cuentan y comentan. Usted escribe desde una aldea de los trépi- cos, y para el pubblico de Monievideo, y devolviendo en impre- sién personal los ecos tardios de lo que pasa en el mundo Produ- ce cosas capaces de interesar en fodas partes y siempre, porque Henen una soberbia fuerza de personalidad... Una de las impre- siones en que yo podria concretar los ecos de simpatia que de la Jectura de sus crénicas despierta a cada. | paso en mi espiritu, es la de que, en nuestro tiempo, atin aquellos que no somos socialistas ni anarquistes, ni nada de eso, en la esfera de la accién ni en la doctrina, Hevamos dentro del alma un fondo, mds 0 menos cons- ciente, de protesta, de descontento, de inadaptacién contra tanta injusticia bratal, contra tanta hipécrita mentira, contra tanta vul- garidad entronizada y odiosa, como tiene entretejidas en su ur- dimbre este orden social transmitido al siglo que comienza por el siglo del advenimiento burgués y de la democracia utilitaria”. ‘Su estadia en Montevideo sera corta. En febrero de 1909 debe partir hacia el norte argentino en busca de un mejor clima para Ja salud, ya gravemente deteriorada. Cruza por un instante la frontera paraguaya/argentina, para ver por iltima vez a su fami- lia: su mujer Francisca Lépez Matz y a su hijo Alejandro de dos afios. Recibe en San Bernardino su primer libro, editado en Mon- tevidleo, que Ie manda su amigo Bertoni. “Moralidades Actua- Jes” es el titulo con el que sale la primera recopilacién de algu- nos de sus articulos. En el mismo momento que recibe el libro toma la decision de partir para Francia, para tratar de curar su enfermedad. Desde que tuvo conocimiento que padecia de tuberculosis, Barrett se dedicé a leer y estudiar sobre esta enfermedad. Tambien toms contacto con los mejores especialistas del mundo, entre ellos el médico francés Quinton. Parte para tratarse con éste en octubre. Se embarca en Corrientes y llega a Montevideo, donde estard so- Jo unas horas antes de iomar el barco que lo leva a Europa. Ya en alta mar, Je escribe a su mujer una carta donde se puede apreciar el carifio que habia despertado en Montevideo. Cuenta Barrett: “Estoy impregnado atin de cémo se han portado conmi- go. Avisé al gran Peyrot y a“La Razén” nada més, pues me sen- tla un poco fatigado. LLegé enseguida Peyrot; excuso contarte nuestras efusiones. En el comedor esiabo Belén Sérraga, més vie- Ja pero siempre animosa, que lucha siempre con su “Liberal” contra vientos y mareas. Me detuvo, me dijo que me encontraba mejor y que soy el pensamiento constante de Medina y otros compaiieras, que he conquistado y encantado a Montevideo, que mi libro es sublime... Qué se yo! Fui a mi cuarto con Peyrot y a ‘poco llamaron Carril, de “La Razén”, y el administrador y pro- pietario Fabint. No me haban tomado el pasaje para Europa por- que se habian propuesto convencerme de que debia quedarme en Montevideo este verano -/Tienen sed de tenerme!- y empren- der el viaje en primavera. Habian preparado todo Jo necesario, una hermosa villa en el campo, con asistencia médica, alimenta- cién, elcétera. Pero sabes mi energia; no modifiqué mi resolu- ( 19 cién, Entonces los dos con el director Ferreira, se pusieron en campaiia y me consiquieron pasaje para por la noche misma, en Re Victotio, hermoso y rapidisimo vapor italiano. No habia dado noticias de donde me hospedaba, para evitarme visitas, pero fue inutil, Ja cosa cundié y hubo que habilitar dos piezas del hotel para recibir a la gente que acudia toda Ia tarde. Via Fragoni, a Falco a Bertoni -que me ha pedido originales para otto libro- a Herrerita, a reporiero de toda laya, directores de revistas, fo! gratos (me retrataron dos veces), un escultor que me quiere ha- cer un busto -los melenudos del polo Bamba- y los que més me agradaron, obreros, tipégrafos, jornaleros que me Hamaban ‘maestro’ y me estrujaban las manos callosas. He hecho bien en itme de Montevideo enseguida; te aseguro que hubiesen acaba- do conmigo. Estoy abrumado con este prestigio que se mete por Ja puerta cuando menos lo esperaba: no sé si Jo merezco ni si Podré conservarlo. Pero trabajaré, mi amor, trabajaré a tu lado y al de mi hijo divino, trabajaré, trabajaré”. Llega a Francia en septiembre de 1910. Arach6n. Final. Muere Barrett a Jos 34 afios en una localidad cantébrica, Ara- chén, donde habia ido en busca de mejores aires para su trata- miento. El 17 de diciembre de 1910 a las 16 horas se apagaba una 20 vida que alumbraria, desde la sombra donde fue sumergido, a to- da la literatura paraguaya. Dice Roa Bastos: “EI més simple cotejo de sus escritos con la produccién de los componentes del grupo de Boedo en Buenos Aires, por ejemplo, y atin de los que no formaron parte de é!, muestran una sugeren- te coincidencia en Ja concepcién de un realismo critico que ve- nia a sustitutr el de 1a ya vieja e inoperante tradicién de un realis- mo ingenuo y de superficie. Con un lenguoje y una escritura de poderosa radiacién personal negaba también por anticipado los excesos de un realismo populista y de Jas gruesas simplificacio- nes del que después se denominaric, no menos erréneomente, realismo socialista, Barrett mostré como era posible producir textos de valores intrinsecos y aut6nomos que no se proponfan la simple transcripcién de la realidad visible sino la mostraci6n y la revelacién de Ja realidad invisible en la virtualidad de sus mul- tiples significaciones”. Sin duda Barrett actita desde la sombra, como Roa Bastos lo di- ce en la presentacién de “El Dolor Paraguayo" (edit. Ayacucho, (1978): “La sombra del drbol barretiano es invisible, pero bajo e- Ila surgié una nueva rama de la literatura paraguaya. Barrett nos ensefié a escribir a los escritores paraguayos de hoy". Y Rafael Barrett vuelve para actuar desde la literatura. El maestro es recogido por su alumno, caso Roa Bastos. En "Hijo de Hombre”, en el capitulo titulado Exodo (que narra Ja huida de una pareja de jomaleros y su hijo del infierno del obraje yerbate- 10) la figura del autor de “Lo que son los Yerbales” se personifi- ca al retornar miticamente como conductor de una carreta con la cual salvard a los personajes, Hevdndolos fuera del poder de los capangas de la compaiifa. Roa Bastos no oculta su asombro al constatar que Ja critica literaria no haya sabido descubrir en este carretero Ja figura de Barrett. Sin embargo, lo que es mds Hama- tivo es que no sélo la critica literaria se haya ‘comido" a Barrett ‘sino que ha cometido errores garrafales en cuanto a la interpreta- cién de este capitulo, y mds precisamente del rol del carretero. 2 Milagro Ezquerra, especialista en Roa Bastos y en literatura lati- noamericana, en la presentacién que hace de “Yo el Supremo” (Ed. Cétedra) -presentacién, por lo demds, bastante avanzada: 98 paginas- comete el error de decir que “el carretero” es la apa- ticién del Supremo, es decir el doctor José Gaspar Rodriguez de Francia. Interesante confusién ya que confirma Jo que decfamos al principio: Barret esté ligado a la suerte de a historia del pue- blo paraguayo, su “ninguneo” es el “ninguneo" de una historia sin cortapisa, de una historia real de una comunidad desmembra- da y salvajemente explotada. La suerte de Barret esté ligada, co- mo 6! quiso, a la suerte de un pueblo. Carlos Diviani. eet CCC CC HARES CCCP El terror argentino El terror argentino BUENOS AIRES EL AMANECER, Ia tristeza infinita de los primeros expec- tros verdosos, enormes, sin forma, que se pegan a las altas y sombrias fachadas de la avenida de Mayo; la vuelta al dolor, Ia claridad lenta en la llovizna fria y pegajosa que descicnde de la inmensidad gris; el cansancio incurable, sa- liendo crispado y livido del suefio, del pedazo de muerte con gue nos aliviamos un minuto; el himedo asfalto, intermi- rable, reluciente, el espejo donde todo resbala y hye, los murot mojados y Tustrosos, Ja gran calle pétrea, sudando su indiferencia helada; 1a soledad donde todavia duermen 1pozos de tinicbla, donde ya empieza 2 gusanear el hombre... Chiquillos extenuados, descalzos, medio desnudos, con el hambre y Ta ciencia de la vida retratados en sus rostros graves, corren sin alicntos, cargados de Prensas, correm, debiles bestias espoleadas, ‘a distribuir por la ciudad del egolsino la palabra hipécrita de la democracia y del pro- grcso, alimentada con anuncios de rematadores. Pasan obe- ros envejecidos y callosos, la herramienta a la expalda. Son ‘machos fuertes y siniestros, duros a la intemperic y al lé- ‘igo, Hay en sus ojos un odio tenaz y sarcistico que no se marcha jamés. La mafiana se empina poco a poco, descubre cosas sérdidas y sucias amodorradas en Jos umbra- Jes, contra el quicio de las puertas, Los mendigos ex Pantan 2 las ratas y hozan en los montones de inmundi- ‘ias. Una poblacién harapienta surge del abismo, y vaga y roe al pie de los palacios unidos Jos unos a los otros en la Iarga perspectiva, gigantescos, mudos, cerrados de arriba abajo, inatacables, inaceesibles, Alf estin guardados los restos del festin de ancche: la pechuga trufada que deshace su pulpa exquisita en.el plato de China, el champaiia que abandona su baio polar para hervir relémpagos de oro en el tallado eristal de Bohemia. Alli descansan en nidos de tibios terciopelos las esmeraldas ¥_ los diamantes; all reposa la ociosidad y suefia la luju- tia, acaticiadas por el hilo de Holanda y las sedas de Orien- te y los encajes de Inglaterra; alli se ocultan las delicias y los tesoros todos del mundo. Alli, a un palmo de distancia, palpita la felicidad. Fuera de alii, el horror y la rabia, el desierto y In sed, el miedo y la angustia y el suicidio ané- mascar, manchada con Ja saliva de algiin perro. Las manos la tomaron cuidadosamonte. Fl desdichado se alej6... Crei observar, adivinar. .. que st apetito no esperaba. .. jTambién América! Sents la infamia de Ia especie en mis entrafias. Sentf la ira implacable subir a mis sienes, morder mis brazos. Sonti que la nica manera de ser bue- no es ser feroz, que cl incendio y la matanza son la_ver- dad, que hay que mudar la sangre de los odres podridos. Comprendi, en aquel instante, Ia grandeza del gosto anar- quista, y admiré cl jibilo magnifico con que la dinamita atruena y raja el vil hormiguero humano, PSICOLOGIA DE CLASE Ex. nio y. los ferrocarriles hacen cl drenaje de la dis- petsa riqueza, condensindola transitoria 0 permanente~ hiyente en Buenos Aizes, que es cl mercado, el puerto, la a; que es In capital, por ser el capital, anexando el gran volante de la administracién a Ia feria de las vani- dades y de los negocios; Buenos Aires, que por ser caja fuerte es tribunal y cuartel; Buenos Aires, alambique cén- trico, teatro instructivo de la hucha de clases en Ia América latina; Buenos Aires, donde los miles que usufructian cl Iujo y los cientos de miles obligados a fabricar el lujo y a usufructuar la indigencia, sc mezclan unos con otros cn la democracia de las calles —la nica democracia de estas latitudes—, se aprietan y se frotan, cargindose de una elec- tricidad de venganza... Pero no simplifiquemos tanto; el comercio, las oficinas, el ejército y Ia iglesia, tienen su pro- Ietariado, dependientes, empleadillos, estudiantes-reportcros, acélitos de suburbio, rectutas del fusil y del remo, todo un proletariado que, sea por la esperanza del ascenso, merced al engranaje del escalafon o a la “manito” criolla, sea por natural abatimiento de espiritu, es un proletariado conser- vador, incluible como aliado, acaso fiel, en la clase posce- dora, Seria injusta una acusacién radical de parasitisno. Por més que la actividad de los poseedores, considerada en su complicado conjunto, se encamine a defender y multi- icar la posesi6n privada, manteniendo en una depresién ;productiva a los innumérables no-poscedores, esto no se cjecuta ciertamente fuera de fos moldes del trabajo mo- derno. Los soberbios servicies urbanos, las instalacioncs de cificacién, de trinsito y de ensefianza, introductoras de 1a cultura europea y norteamericana, encierran un valor social positivo y absoluto. Son el disereto lastre de la fastucsidad bonacrense, que s6lo a los ojes de los turistas y en boca de ot empresarion paca por exponente del ienestar co- lective, No hay bienestar colectivo. May bienestar de una clase, cuyo dogma forzoso es la propiedad. ;Cémo ha de resistit Ja mente del propietario a la virtud operatoria de la renta? Ayer poseiais uno, y hoy, sin més molestia que la de cra \ zaros de brazos, posetis diez., Es el milagro burgués de los panes y de los peces. “Donde esté vuestro tesoro, alli estar ‘uestro corazén”, E] propictario sabe que su alma de oro cs inmortal, Sabe que después de muerto y enterrado con- tinuara manejando sus biencs, Los hienes son el bien. La propiedad es Digs. BI Banco 15 cL templo, La sageada rréigo, que manda al_pabre se- ‘Serius ccomdiniea 5 fuir siendo pobre. y al fico. seguir siendo rico. Jamis, en ringina pate, aplied seta “alguna. con semiejante inteane— sigencia un texto de icologia. Los jueces de Buenos Aires han castigado con ewatro afios de cércel a un infeliz que ha- hia sustraido un dedal, y com seis a otro que se habia apro- piado un pantalén.” Por rebar dos flacas gallinas, se ha dic- ado reeientemenie en La Plata una condena a dos afios de prisién mayor. ‘Se reserva la piedad para los homicidas roménticos y la envidia para tos ladrones legales. El ratero hhambriento cs un can rabioso. No busquéis en la Argen- tina presidentes Magnaud, que savicen, al calor de la verdacera justicia, Ia barbaric anacrénica’de las leyes. La pobreza es una circunstancia agravante y una presuncion et dalito, Soa ars re ostumbres estin de terrible acuerdo con la ley. La, soligién de la propiedad se arraiga tanto més en los posee- dlores exianto menos religiosos son. El poseedor argentino es ateo; ln mujer e5 supersticiosa. Para el uno el vaticano- sensual a la moda es un espeeticulo agradable, que entre- fiene las mafianas como el teatro entretiene las noches Al Jado Para la mujer es ade de la Virgen de Lujé vis un flirt con los fetiche y de San Expedita, el viejo Cristo ‘enamorado de los pobres resulta un poco anarquista. Hubo ‘oue arreglarlo para cl uso platense, habiliténdole con un pequeiio capital. No se concibe un’ Cristo que no sea, ya que ne estanciero, siquiera propietario y conscrvador. Las casas catdlieas de este Jess elegante no se asemejan al establo de Belén nia los conventillos del Sur. Estin copio- samente subyencionadas. Hojead el Diario de Sesiones, y hallaréis a-cada rato listas por el estilo de Ia siguiente: ‘La Santa Familia (Banfield), 1500 pesos de aumento en el pre« supuesto de ta Naciéo, "Iglesia del Rosario de ta Frontera, 25.000 pesos ‘Trmplo de Belgrano (Santiago del Estero), 10.000 pesos. sia de Jujuy, 10.000 peso. an Francisco (Jujuy), 10.000 pesos “Obispo auaitfar, 3.600 "peso, “Iuleaia de Santa Rosa, 5.000” pesos. “Ialesia del Rosario, 5.000 pesos “EI Carmen (Santa Fe), 5.000 pesos. “Hermanas Adoratriccs (Santa Fe), 3.000 pesos. “Hermanas Capuchinas (Rosario), 5.000 pesos “Herinanas del Huerto (Santa Pe), 5.000 pesos “EL Huerto (Esperanza), 500 pesos “Iglesia de Rioja, 40.000 pesos. “Sagrado Corazba de Jesis (Rioja), 200 pesos mensuales. “El Buen Pastor (Catamarca), 7.000 pest. “Hijar del Corexén. de Maria 8.000 peso “Buen Pastor (Cérdoba), 8.000 pes at tie de costerie Los conventos son industrins dignas de proteccién, En ellos te cose, se plancha, se guisa, se ordefia, sc crian aves de corral y hortalizas y frutas y legumbres, haciendo al salario laico una santa competencia. Estin bajo la advo- cacién de patronos que son patrones, y tienen su corres- pondiente proletariado, con martires de carne y hueso, De seguro recordsis aquella nifia tisica que faenaba en. uno de los numerosos “Sacré Coeur”. Las hermanas ponian su cuerpecin moribundo en cuatro patas, y le hacian lavar pitos. No olvidemos que la beneficencia, hasta cuando es ‘menos cruel, hace bajar los salarios. Si le regalais 2, el tra- hajador a quien se pagaba 5, se conformaré con 3. "Triste ley econémica, repetidamente comprobada! ¢Triste? Quiza profética. Quizé nos advierte que no son licitas las ventajas que no se deben al propio esfuerzo y a la propia voluntad, Tiizguese, pues, el alcance de la corriente beneficiencia por- tefia, pretexto de bailes y quermeses, cuyo vano jtibilo em papa de insulto la limoma. Jlzguese de una caridad que, alimentindose de loterias, se prostituye al jucgo, divinidad ‘menor cuya pagoda —el fockcy Club— es el segundo de todo caballero distinguido, Salvo las erogaciones esti tamente eficaces en su caricter técnico, y que se refieren al servicio de hospitales, no cabe duda que por abarata- imiento de ta mano de obra 0 por el mecanismo del azar, Jas sumas de la beneficencia estrepitosa regresan en silen- cio a las arcas de donde salen, lo cual aconteceria de igual modo aunque no interviniera un clero que, entre otras cosas, se dediea a colocar especificos y a bendecir los perros de los sportsmen millonaries. aSeré menester anotar que no pinto In excepeién, sino los rasgos vulgares? ;Sublime excepcién! Bl salvavidas de Viale nos consuela d= Ja tragedia ignominiosa en que la oficialidad di. un baigae néufrago sacrificé a los humildes imarineros. 1. excepoidn es Ja que nos hace vivir. La hue zmanidad, en que lo hunano es siempre la excepeién, se vucl- ve mis éxigente, mis iracunda consigo misma al’ volverse ris perfecta; de este ideal de perpetua angustia esti hecha Ja majestad de nuestro destino, La estructura. argentina hhabria sido maravillosa hace doscicntos afios; hoy somos bastante crecidos para detir que es egoisia, mala, fern, abominable, Por ser mejores nos asiste el derecho de ambi- cionar, de exigir, de imponer mas belleza y mis luz, Las taras hereditarias del poseedor argentino agravan la virulencia de su culto a Ja propiedad. Bl latino —ateo, sux porsticioso © fandtico— es mucho més inteligente que el anglosajén —de religiones bajas, compactas y s6lidas—. El latino es multiple, irregular, burlén, escéptico y entusiasta, indolente y convulsivo, ingenioso, embustero. El anglosajén ¢s torpe, homogéneo, unilateral, obstinado, recto, leal.. El Jatino inventa leyes bienhechoras, pero el anglosajén, el que las adopté sin entenderlas, las adapta y las cumple, El latino jimagina la libertad, pero es el anglosajén el que la disfruta El latino —y el espafol, sobre todo— es irrespectuoso con las personas, agresivo, inquisidor. Fl anglosajén se abstiene de molestar a sus conciudadanos. Incalculable trascenden- cia de tan sencilla actitud: abstenerse —es decir, ahorrar y utilizar las energias que los latinos evaporan en aborrecerse, al reeguine, arafiarse ¢ increparse entre si—. El latino as0- Galas ideas, pero el anglosajon asoca los hombres, Elan glosajén procura obedecer con idéntica solicitud todas las Iyes, porque es honrado. El latino obedece unas si y otras no, porque es tramposo. Asi como en Espafia los tinicos reglamenios que se Cumplen son los relativos a las corridas de toros, en Ja Argentina las tinicas leyes gue se cummplen —iy con qué felina precisién'— son las relativas al con- finamiento econémico de los deshercdados. Las libertades politicas, ilusién, desahogo del obrero timido, no sc han conocido nunca ‘en Sudamérica, De México al Cabo de Hornos reina una tirania de mercaderes. Entresaco de mis apuntes de actualidad de 1909: “Ha habido clecciones en Cérdaba, Segiin el telégrafo, miillares de ciudadanos se han vuelta sus casas, impos bilitados de votar. Ha habido elveciones en Resario. Segiin ‘1 telégrafo, sélo votaron ios clementos reclutados por cf oficialismo Con libretas que se distribuian al monién. Llubo elecciones ent San Luis. Seqiin el tlégrafo, los votantes fue- ron citados por el jefe politico, quc Ics iba pidiendo el voto. En Buenos Aires la Unién National sostiene Ja candidatura de Sienz Peiia, y la Union Civica sostiene Ja de Udaondo; Jas dos Uniones se inercpan mutuamente, La Giviea dict que su adversario esté a las érdencs del Ejccutivo. La Na- ional invoca el caso de Palermo, een que cl padrén oti- ginal fué hallado-por la policia en el Comité de la Unién Civica, cuyos miembros estaban manipulando a solas las tachas>, Civica, Nacional... ja cualquier cosa llaman las patronas chocolate! Manipular tachas... gqué cocina cs Ga? EI diario mas sosegado de la Repablica concluye: «Esto de la compra de votos, y de los registros falsos, y de lag canchas de taba adyacentes al comicio, es clisico hasta el fondo de las cntretelasy. Figueroa Aleorta indulta a un condenado por fraude electoral, y hace bien. El fraude no es un delito, es tna costumbre. jAdemés, el pobre. Llanes tenia tantas desgracias encima! Era borracho, pendenciera y ladrén. Se ha fallado el proceso contra. los ladrilleros: lun sefior Ferreyra, ansioso de representar a su pais, se en tendié con la Sociedad Fabricantes de ladrillos de la capi. tal. Ferreyra se comprometia a obteaer la modificaciin de ciertas ordenanzas, y los ladrilleros firmaron el acuerdo guiente: «Para las elecciones de 1910, cada socio firmante deberd proporcionar al sefior Ferreyra dicz votantes, o en stt defecto abonarle la suma de doscicntos pesos para suplir dichos votoss. El defensor de Ferreyra estuvo oportano «Sc trata de un pacto perfectamente legitimo, dijo; este sistema es conocido y practicado por todos lox hombres polt- ticos y todos los partidos que aspiran a gobernars”. Las grandes compafiias tienen a sueldo a Jos caudillos democraticos, El Poder Legislativo y ol Bjecutivo son sim- ples dependencias de los Bancos, de los ferrocarrles, de las empresas y de las negocios particulares. La ley social ha sustituido los jucces, menos plisticos, por los pesquisa: La abstencién electoral de los. probes es. casi_absoluta, A pesar de la tarifa det voto (de 15a 20 pesos) y de arrearse a las urnas al personal de las reparticiones y los difuntes, no votaron en 1908 sino 25.283 electores y no se inscribieron sino 68.643, para la poblacién masculina de una ciudad de 1.200.000 habitantes. En la provincia se sesina sin mayor tropiezo a los periodistas de la oposicién. y. Los doctores pululan. Los més solemnes plumean sobre © acertijos juridicos o histéricos, y van a La Haya a proponer / worias de alto derecho internacional, sin preocuparse dé la / inhabitabilidad politica de su pais.. Los literatos oscilan de una glacial erudicién a_un preciosisuio importado. La pren- sm, cuye Tiérito se avallia por lo.que pesa cl papel de cada auinexo, s un largo {indice informative y comercial, despo- jndo de" toda, significacién elevada, de toda valentia, de toda’ graciosa’sutileza. Es una_prensa. castrada y gorda como aquellos a quienes sirve; una prensa que se viste del talento extranjero, y que trata las hondas cuestiones nacio- niles con la hipocresia 0 el mutismo de las_conciencias compradas. , Ante la Tey social del 28 de junio, que da el Supremo puntapié a la Constitucién argentina y’a las liber- tades conguistadas en cuatro sigles, entre ellas la de pensa~ miento y la de imprenta, qué ha hecho la famosa prensa bonaerense? Oponer el impudor de la meretriz o la incrcia del cadiver. Qué importa? Por el momento, las cifras de la exportacin y de los depésitos bancarios no bajan. Es lo principal, ¢No se opina asi en los Estados Unidos? ;No hha cacarvado Roosevelt en el Cairo, en Roma, en Berlin, cn Paris y en Londres que el primer deber del patriota cs hhacerse rico? Norte América produjo algo mis que este in- fatigable Peto Grullo, Emerson y Whitman fueron norte- swericanes, La fose aguda del capitalise yanqui a passe tio ya. Hlay un Willa James que dice: ";No seve In bees el verdadero heroin? ¢No nos representamos To aque ers el antigu ideal de Ta pobreaas la emancipacién de Seda ligadura waters a perlecta integridad del alma, el diesdén vil de Tas cosas dela torr, el derecho de enteegar Jn vida em casiquict instante, sn ineutrt en: ningun fe prnsabiidad; en na palabra la actitud oti. alia Siempce dspacsta al combate’ de la vida? Sucede com frccucncia. que el deco de ganar dinero el miedo de pers dderlo son lou mayores estisulantes Ia Yobondia’ a tates rupcién radical, En miles de circumtancias un horabre encadenado por sus riqucras e+ forzosamente un esclave, rcatras que un hombre para quien la pobreza no. Gene nada de espanteso se couverteen un hombre libre” Ci, do, desde ‘una ektedra univeritaria, se. dejarin oft cates acentes en Buenos Airs? Los Morgan, los Carnegie y los Rockefeller, vencdos por el nuevo aribientehunsang, se de sus millon y lee resttuyen. Cuando 2 imitar en Buenos Aires sin stresgane ale es calificacién piblica? a Argentina no es sum mis que tn Pais decapitido que digiere 1A, el despresio del pobre, el asco del obreso, la detisia de atormentar al débil! Por ls wenas del poseedor argen: ting corre In sangre torguemadesea de los aventureros ue sepaltaban a los “nfiles” americanos en lay mina 0 lor quemaban vives. Se adora Ia erus cruifando al préjime, Se adora la propiedad expropiandy los twétanon fel proc Jimo, Hee aqui noticias fetcas de la made Espasa: “F de junie.—Un obrero se presentS a consultar a uno de tos Iédicos del Patronato contra la tuberculoss, etaslecido te Barcelona. EI doctor que fe auscult,noté sobre el braze derecho un tatuaje representands una alegoria evel naria, Los miembros del Patronato y las dam del comics s indignaron y reolveron hacer deaparecer est tatuafe Se ensayé imtlmente categuiza al obrerm, hngo le nega: yon cirtos alimentos, con fo que se debiit® meas todasia Finalmente se resolu hacerle una operacion sin tenet eh cuenta su estado de debilidad que hea imposible les del loroformo. Cuando los médicos fe hubivion rancade Ja pie, le environ en'un estado deplorable al doctor Que, ral8S, que denuncis el hecho en una reciente conference y ahora cs abjeto de las persecuciones del Patronato® (Le Max tin y otros periédicos franceses) . “Tal madre, tales hijos”. En la Argentina, donde no hay ‘quien 1eapasione teologal te hasta ese punto, el poscedor o Is autoridad grande o ica hace de ottodoxo, y el pobre hace de hereje. Un of Cia le atraviesa la ingle con la espada aun conseript, “por Give no marcaba bien el paso Extracto del informe sobre iro conscripto, Gismant: “Est probado que Gismani pa- deve de una, broniuitis ssmitiea eroniea.” Bl sargento Pediora oy6 decir durante cl desatso, al sokdado Ginnan, que aunque le dieran de patos no trotaria mas por no podet ya hacerlo, y entonces mand6 formar inmediatamente y 0 {end divetsos movimientos al trot... El soldado Gistani, despues de dar algonos pasos al tote, terminaba dicha ins truceién al paso, contestando al sengento Pedra, que cada tee le gritaba que trotara: no pedo trotar, tot sargen- {ols” El consejo supremo de guerra sentencié al conscripto Gismani a tres afios de presidio, por insubordinacién. Del Santo Ofc polcathablaré en seguida, Los inmigrantes son “gringos”, “gallogos”, acreedores a motes viles y la mola sempiterna; foleutras un eapricho de la easualidad no los taque de pobres, estos desgraciades que. proporcionan blo- ques de of0 a cambio, de un pedazo de pan, no son sino jos de la gran puta", En 1890, los “muchachos” de tos cantones s¢ solazaban en fusilar metecos distraidos, Mata- ton atl a muchos tabajadores que cruzaban las calles, alba- ison on anda ts. Laban ton cio era cién “cagar gringos". La dorada juventud que se alineaba por las tardes en ainbac voredag “le la calle Florida para atentar al pudor de las sefioras indefensas, acudia por las nadie alas casas de prottucia, para destrozar ef ob livia y szotar alas mujeres, Uno de estos “indie”, y dig inios pursto que se denominaron a si propios “la indiada inalé'de un tro de revilver a uf hilo hitrabotas, porque tole haca bila bastante los botines. ¢Tmpunidad? [Claro vs! _Impunidad —y aplausos sinccros, de afiadidura— hubo para lor “indios” tstadioss que en ‘Mayo, durante #4 gro- tesen eruzada contra In clase obreta, atrpellaron t ineen. Togores pobres, Estragos son ce fa eodicia diol. que nes Hace dudar de la eohesin misma. de los pescvdores frente a un peligro serio, y del minimum de solie Alri que ae requicre en el e230 de un conflieto exterior No obstante sus Dreadnoughts lucratives, la Argentina no «3 teinible, Los jévenes ricos de Nueva York iban volunta- ios a Cuba, Al solo amuncio de Ia guerra con Chile, los © Muenios Aires si: escaparon a Montevideo. Lo que presta un sabor dramitico a Ja escena colectiva fs. en los propictariosdirigentes, su ignorancia de las for- midables seatidades que les rodcan. Ignorancia. sentimen- tal en primer término: su género de vida les incapacita para representarse las congojas y las rebeldias del. prole Fado, 2Cémo, los que dinicamente se apuran por cl precio de los automéviles 0 de los rubies, comprenderin el sufti« miento del hombre que no puede hacer remendar sus zapa- tos @ de la hembra que no puede ofrecer una taza mas de leche a su hijo? Unos cuantos nites icos remitieron a Le Nacién ropas viejas para los nifios pobres, con cesta post: data: “Las que no erca conveniente dar, efor director tse. las para limpiar las méquinas”. Los pobres son miquinas. Los ricos presencian la insurreccién de las indquinas lienos del estupor con que Balam oyé hablar a la burra. Para ellos la miseria es un euadro donde. suxgen extrafias figuras sin espesor= Hora vendré en que aprecien todo st siniestro volumen. Examinad en segundo término la ignorancia, me not excusable, de los hechos histéricos y_contemporsinces. EI poscedor argentino ha demostrada que ignora las dec nas de millones de obreros organizados para la lucha cco- aémica en cl mundo, provistos de una doctrina cientifica y filoséfica, un heroico misticismo y un irresistible plan de campaiia, Ignora que decenas de millones de obrerus estin tunidos en Ia conviccién de que cs indispensable socializar la tictra y los instrumentos de trabajo y suprimir Io que esta del principio de autoridad, rematando el proceso ‘emancipador comenzado hace veinte siglos. Tgnora que os doscientos mil obreros de Buenos Aires son una ola del océano internacional. Tgnora lo enorme, como el insecto ignora la montafia, En el Parlamento se ha consageado oficialmente esta ignorancia monstruosa. Se ha votado una Jey social sin que un diputado ni un senador haya aducido un argumento de indole social, un dato, una cifra sobre la distribucién de 1a propiedad, sobre los salarios 0 sobre la renta, “Desde que el anarquismo es un principio segin cl eual no se conoce ni ley, ni Dios, ni patria —mugid. un docto senador— resulta que podriamos compararlo con una reproduccién de los antiguos vindalos que destruian por estruir”. Nerén y sus amigos crcian también que los pri rmeros cristianos adoraban a un Dios con cabeza de burro. Los “intelectuales” han confundido el terrnrismn con el anarquismo, revelando que ignoran la existencia del apos- tol Tolstoi, del eritico Anatole France, del socidtogo Kro- potkin, de los genios y santos anarquistus que son la honra de la civilizacion. Han sevelado que ignoran hasta los recursos del proletariado de Buenos Aires, ellos, que saben dinero que cuestan las ridiculas manifestaciones pro Saenz Pefia 0 pro Udaondo, ellos, que han visto mitines de sesenta rnil trabajadores bajo la inminencia de las balas. Se figue ran que la policia To remediard, como si sc tratase de una hhanda de cuatreros. ¢Qué es esto? —preguntaba Luis XVI desde la ventana de su palacio—, gun motin?” Igual incons- cGencia del poscedor argentino ante la mis profunda de las revoluciones. /Est4_persuadide de que. Ja humanidad ha alcanzado su meta; de que el orden aciual es inmejorable, “de que no hay nada que afiadir a la historia, de que no queda espacio en que avanzar. Esta persuadido de que él cs la patria, la sociedad y el planeta, inméviles en su bea- tid de cosas intangibles... E pur si muove! En el fon- do del valle florido los falscs poderosos comen y se divier- ten, Allé arriba, en las asperas gargantas batidas por la nieve y fecundadas por el cielo, se forma poco a poco el fatal alud de la justicia EL TERRORISMO Uw sociatiswo a la alemana o a Ta inglesa no era viable en Buenos Aires. La ausencia de sufragio y de industrias fabriles, Jas xazas predominantes en la inmigracién, la des- rudez del proletariado, el cinismo de los poseedores y la jncptitud incomparable de los gobiemos burgueses acarrea- ron la “accién directa”, desde la huclga a la dinamita, Los poseedores afirman que el terrorismo cs importado. {Pero por qué no estallan bombas ni en Inglaterra, ni en Suiza, repletas de terroristas? No. Las bombas estallan donde hacen falta y hay motivo para ello: Rusia, Espafia, Argentina. El eredo revolucionario de los pobres no viaja ya.en los bobillos de los profetas. El anarquismo es hoy una 3 38 atmésfera moral que penetra los dltimos escondrijos del glo- bo, y querer detenerlo en Ia dirsena es querer detener el viento. Bloquead Buenos Aires, y le convestivtis en bomba mixima. EI terrorismo es obra vuestra, y sea dicho en ho- nor de la Argentina: su anarquismo es argentino, y tinico fermento de verdadera evolucién hacia el bien. j Locos! 1Dejad a vuestro proletariado, a la sustancia sana y sufrida y Valerosa de vuestro pais, en contacto con los gérmenes {que os trae el mar de otras regiones mis altas y mas puras! iSed agradecidos con ese inmenso no-yo al cual debéis ‘Yuestro ser, con ese extranjero que os ha creado, que os ha enriquecido con su inteligencia y con su carne, que os lo ha dado todo, menos la tierra, y que aun podré salvaros ‘con sus lecciones de sensatez y de sacrificio! ‘Vosotros inaugurasteis el Terror con la Iey de residencia, Vosottos lo instalasteis con la matanza del 1* de mayo de 1909. Los erimenes de los terroristas son un tenue reflejo de vuestros crimenes. Las gotas de sangre y de ligrimas que os salpican a la explosién de una bomba, ¢qué son junto a los rfos de lagrimas y de sangre que derraméis vosotrot implacablemente, friamente, afio tras afio, desde que em- ppufidis el sable, el cheque y el hisopo? Por el ascsinato de Palcén, obra de un nifio que en vuestras garras est, y por reclamar los trabajadores durante el centenario la deroga- cidn de la ley de residencia, habéis encarcelado, deportado, confinado, torturado millares de inocentes, y seguts hacién- dolo, seguis hundiendo familias y familias en la miscria y en la desesperacién. ;Deuda tremenda! Hay otros tribu- nales que los vuestros. Dellepiane cacré como cayé Falcén. Figueroa Alcorta caer como tantos jefes de Estado han cai- do, victimas de la dindmica social. Bl que a hierro mata a hierro muere, Caerin Maura y Alfonso, expulsados por Ja época. Caerén, como han caido centenares de funcio- jRusial Vuestra policia, discipula de aquélla, ha reasu- mido los tres poderes y Ia entera soberania de la Nacién; prohibe pensar y hablar, secuestra no s6lo los libros libe- tales, sino los de titulo sospechoso, aunque sean reacciona- ris; ella, el 6rgano de la traicién y de Ia brutalidad, tiene, como Ia rusa, su ejército de espias y de agentes provocado- res; ella, reclutada en la hez de la Repiblica, arresta, pega, ‘manda a presidio, retira de noche los cadiveres rautilados 39 de sue press, feta un bugue —el Montuich ltante—, ara tirar al agua, con grillos en los pies, a los redentores ue la estorban... Si, Pero, ztiene Dellepiane los medio del zar? ¢Valdra vucstra Ushinaia lo que su Siberia, y vues- tro rebenque lo que su knut? z¥ qué ha conseguido Rusia? Engendrar los Bakunin, los Tolstoi y los Gorki, jJuminar a Eucopa con las llamas de su hoguera, precipitar el triunfo de la inevitable justicia. i (Os cubris initilmente de oprobio, Nadie puede impedir 1 advenimicnto del futuro, ‘A raiz de la bomba del ‘Golén (petardo de pélvora lan- zado por la polieia) habéis corrido al Congreso, enfermos del pinico mis ruin —el del vientre— y habéis votado la Jey social” del 28 de junio. Me repugnaria consignar los aullides de csas sesiones memorables. Prefiero copiar el testo de la ley para asombro y escéndalo del piadoso lector ®, jOh argentinos! Ante este monumento de sandez 0 de demencia, en el que no hay ni gramitica, los juristas os om ashy iné que la paz no depende de las leyes. ake, ios de barbs Voy as di terial + Ovitinos kx transcripcién,entancesoportuna, de la Ley Socal = indo exttnoy ba sido intemsamente difundido” dex Frnt linen vigencias Ha aide, por otra parte, derogada hace tmp, auc guns Je aus arielen fueron incorporsdos. al Cake Renal Los patriotas os dixin: “Habéis ensuciado la gloriosa fecha del centenario. La opinién se amotinard contra vos. otros en todos los pueblos libres, romperin yuestros escudos nacionales, apedrenrin a vuestros cénsules, escupirin vuestra bandera. Habéis hecho aleo mis que ascsinar a un Ferrer, hhabéis asesinado el honor argentino”. Y yo os dité que la paz no depende de la estimacién ajena. ‘Yo no soy jurista, ni econemista, ni patriota; yo, que no Soy nuis que un hombre que conoce el dolor, os repetiré las palabras de nuestro hermano Emerson: “El que hace una buena accién se ennoblece inmediatamente; el que hace tuna accién baja se disminuye en el acto. Fl que se despoja de la impurera reviste por eso mismo la pureza. El que comete una hipocresia, un engaiio, por eso mismo se enga- fa: pierde 1 contacto de su verdadero ser, Nunca el robo enriquece; nunca la caridad empobrece. La sangre derra- mada cae sobre cl matador. Y cl que ama y sirve al pro- ime, por mucho que sc oculte, no eseapara por ninguna estratagema a su recompensa”. ;Para qué buscar sanciones aparenciales y Icjanas? La sancién es interior y fulminante En cl minuto mismo en que os resignasteis a votar y cumplir Ja ley social, el alma argentina, dentro de su ciscara de oro, se entristecid, se empequefiecid y se arrugé como un fruto seco. Pero la vida cs elistica, La realidad es buena. Vos- ‘otros sois 0 seréis buenos, puesto que existis. Dominad los instintos del miedo y de la codicia. Levantad los corazones y las frentes, y vuestras manos manchadas se purificardn. San Bernardino (Paraguay), julio de 1910 i ' | | | Lo que son los yerbales Lo que son los yerbales j LA ESCLAVITUD Y EL ESTADO en los yerbales. Es preciso que cuando se quicra citar tun ejemplo modero de todo lo que puede concebir y cjecutar la codicia humana, no se hable solamente del Congo, sino del Paraguay. El Paraguay se despucbla; se le castra y se Te extermina cen las 7 u 8.000 Ioguas entregadas a la Compafifa Industrial Paraguaya, a la Matte Larangeira y a los arrendatatios y propietarics de los latifundos del Alto Parand, La explota- rién de Ia yerba-mate descansa en Ia esclavitud, el tormento y el asesinato, ‘Los datos que voy a presentar en esta serie de artfeulos, destinados a ser reproducidos en los paises civilizados de ‘América y de Europa, sc deben a testigos presenciales, y hhan sido confrontados entre si y confirmados los unos por Ios otros. No he elegido To més horrendo, sino lo mis fre- ‘cuente; no la excepeién, sino la regia. Ya los que duden fo desmnientan les dir “Venid conmigo a los yerbales, y con vuestros ojos veréis Ja verdad”. No espero justicia del Estado, El Estado se apresurd a res- tablecer Ia esclavitud en el Paraguay después de Ia guerra. Es que entonces tenia yerbales, He aqui lo esencial del de- ereto det 1° de enero de 1871 E pRectso que sepa el mundo de una vez lo que pasa “BL presidente de la Repiiblica, teniendo conocimiento de ‘que los Beneficiadores de yerbas y otros ramos de la indus- tia nacional, suften constantemente perjuicios que les ocasionan los operarios, abandonando los establacimientos con cuentas atrasadas DECRETA: “Anticulo 1° — “Art, 2° — En todos los casos en que el peén_precisase separatse de sts trahajos trmporalmente deberd obtener asentimiento por medio de una constancia firmada por el patron o capataces del establecimiento. “Art, 3°— El peén que abandone su trabajo sin este re- quisito, ser conducido preso al establecimiento, si ast lo pi diere el patron, cargandoscle en cuenta los gastos de remi- a7 Pea ee eee 8 sién y demés que por tal estado origine, Rivanoza Juan B. Git El mecanismo de la esclavitud es cl siguiente: No se le conchaba jamés al peén sin anticiparle una cierta suma que cl infeliz gasta en el acto o deja a su familia. Se firma ante el juez un contrato en el cual consta el monto del anticipe, estipulandose que el patrén seri reembolsado cn trabajo. Una vez arrcado a la selva, el peén queda prisionero los doce o quince afios que, como maximum, resstirs a lat la- bores y a las penalidades que le aguardan, Es un esclavo ‘que se vendi6 a sf mismo. Nada Ie salvard. Se ha calculado de tal modo el anticipo, con relaciéa a los salarios y a los precios de los viveres y de las ropas en ef yerbal, que el peén, aunque teviente, ser siempre deudor de los. patronos. Si trata de huir se Je caza. Si no se logra tracrle vivo, se le mata ‘Asi se hacia en tiempos de Rivarola. Asi se hace hoy. Es sabido que el Esiado perdié sus yerbales. El territario paraguayo se repartié entre los amigos del gobierno y des- puss la Industrial se fué quedando con casi todo. El Estado Hegé al extremo de regalar ciento cincuenta leguas a un petsonaje influyente, Fué aquélla una época interesante de venta y arriendo de tierras y de compra de agrimensores y de jueces. Pero no nos importan por el momento las cos- tumbres politicas de esta nacién, sino lo referente a la es- clavitud en Tos yerbales, En la reglamentacién del 20 de agosto de 1885 se dice: “Art. 11.—Todo contrato entre el explotador de yerba y sus peones, para que tenga fuerza, deberd ser hecho ante Ia autoridad local respectiva, ctcétera”. Ni una palabra especificando qué contratos son legales ¥ cules no, Bl jue sigue poniendo su visto bueno a les clavitu En 1901, al cabo de treinta ais, se deroga especialne «l decreto de Rivarola. Pero el nuevo decréto es una nucva autorizacién, més disimulada, puesto que ya el Estado no tenia yetbales, de Ia esclavitud en el Paraguay. Se prohibe al peén abandonar el trabajo, so pena de daiios y perjuicios 2 los patronos. Ahora bien, el peén debe siempre al patro- no; no le es posible pagar y legalmente se le apresa, El Estado tuvo y tiene sus inspeetores, Jos cuales por to comin se enriquecieron pronto, Los inspectores vain a tos, yerbales para: 49) Reconocer toda la jurisdiceién de su secci6n; 2°) Fise calizar Ia elaboracién de yerba; 3") Cuidar que los indus- triales no destrayan las plantas de yerba; 4") Exigir que cada arrendatatio le presente Ia patente del rancho arren- dado, ete.” ‘Ninguna orden de verificar si en los yerbales se ejerce Ia sclavitud, y #1 se atormenta o fusila al obtero. Este anvlisis legislative es un poco inocente, pues aunque Ja esclavitud no se apayara en Ia ley, se practicarfa de todas maneras. En la selva esti el esclavo tan desamparado coro nel fondo del mar. Don R. G., en 1877, decia que la Cons- titucidn se detenia en el rio Jejuy. Suponiendo que un pes sacar de st cercbro enferme un resto de independencia, y de sti cuerpo dolorido la encrgia necesaria para atravesar fnmenios desiertos en hnsea de un juez, encontrarfa un juez comprado por Ix Industral, Ia Matte 0 los latifundistas del ‘Alto Paran. Las autoridades locales se compran mensual- inente mediante un sobresueldo, segiin me ratifiea el sefior contador de In Tndusteial Paraguay, El jucz y cl jefe comen, pues, en. ese plato. Suclen ser Sinmltineamente autoridades nacionales y habilitados yerha- teres, Asi el sefior B. A., pariente del actual presidente de la Repiilica, es jefe politico de San Estanislae y habilitado de Ia Industrial, El setior M., pariente también del presi- dente, es juce ra cl feudo de los seiiores Casado y empleado dle ellos. Tos seviores Gasado explotan los quebrachales por niedio de Ia eselavitad. Todavia se recuerda el asesinato de cinco peoncs qucbracheros que intentaron fugarse en tuna barca, Nada hay, pues, que esperar de un Estado que restablece In esclavitud, con ella luera y vende Ja justicia al menudco. Ojali me equivoque, Y entremos ahora en el detalle de los hechos. | EL ARREO De 15 2.20 mil esclavos de todo sexo y edad se extinguen actualmente en los yerbales del Paraguay, de la Argentina y del Brasil, Las tres repiblicas estin bajo idéntica ignomi- nia, Son madres nogreras de sus hijos, Pero cl esclavo se convierte pronto en un cadaver o en un espectro. Hay que renovar constantemente la pulpa fresca en el lugar, para que no falte el jugo. El Paraguay fué siem- pre gran proveedor de Ia came que suda oro, Es que aqui los pobres son ya exclavos a medias, Carne cstremecida por Jos tltimos latigazos del jefe politico y las iltimas patadas el euartel, came oscura y triste zqué hay en 8? ¢La som- bra de la tirania y de la guerra? ¢La fatalidad de ta raza? Nios enfermos, que el vicio, hembra 0 alcohol, consucla ua, instante en la noche siniestra en que habéis’ naufragado, equién sc apiadard de vosotros? j Dios mio! ; Tan desdicha- dos que ni siquiera se espantan de su propia agonia! No: esa came es sagrada; es la que més ha sufeido sobre la tierra. La salvaremos también, Mientras tanto, esti sobre el mostrador, oftecida al zar- pazo del agente yerbatero, En cl Paraguay no es necesario aguardar, como en la India, a que el hambre o la peste aba- rate la acémila humana, BY racoleur de la Industrial exami nna la prosa, Ta mide y la cata, calculando el vigor de sus miisculos y l tiempo que resistirs, La engafia —coxa facil—, Ja seduce. Pinta el infierno con colores de E! Dorado. Ajusta cl anticipo, pagadero a veces en mercaderia acaparada por la empresa, estaflndose ad al peén antes de contratarle, Bor fin el trato se letra, BI enterador ha conguistado a at lente Y todo con las formalidades de un ingreso en presi. EI juez asesora Ja esclavitud, Véanse los formaularios impre- sos de la Industrial y de la Matte Larangeira, En Posadas y Villa Enearnacién, importantes mercados de blancos, hay Instaladas oficinas antropométricas al servicio de los’ em- ppresatios, como si la selva no fuera suficiente para aniquilar toda esperanza de fuga, Pero, durante algunas horas todavia, la vietimna es rica y libre! Mafiana cl trabajo forzado, la infinita fatiga, Ia, fiebre, el tormento, la desesperacién que no acaba sino con Ja muerte, Hoy la fortuna, los placeres, la libertad. ; Hoy vivir, vivir por primera y iltima vez! ¥ el nifio enfermo so- bre el cual va a cerrarse Ja verde inmensidad del bosque, donde seri para siempre la. ms hostigeda de las bestias, re- parte su tesoro entre las chinas que pasan, compra por doce- nas frascos de perfume que tira sin vaciar, adquiere una tienda entera para dispersarla_a Tos cuatro vientos, grita, tie, baila —jay, frenest funerario!—, se abraza con rameras tan infelices como él, se embriaga en un supremo afin de olvido, se enloquece. Alcohol asqueroso a 10 pesos el litro, hembra roida por Ia sifilis, he aqui la postrera sonrisa del munda a las condenados a los yerbates, jEsa sontisa, como Ia explotiis, bandidos! El anticipo, pagado con diez, doce, quince afios de horror, después de Jos cuales os sobrevivientes no son mis que mendigos de- crépites, ;qué invencién admirable! El anticipo ¢s la gloria de los alcahuetes de In avaricia millonaria, Ast se arrean Jos mirtires de los gomales bolivianos y brasileiios, de Tos ingenios del Peré. Asi se arrean las muchackas del centro de Europa prostituidas en Buenos Aires. El anticipo, la deu- a, es la cadena que arrastea de Iupanar en lupanar, come Ia arrastra el pedn de un habilitado a otro. ; El anticipo! Un mozo de Cracupé es contratado por In Matte a razén de 150 pesos mensuales. Le brindan cl anticipo; lo rechaza Llevan al desgraciado a 80 leguas de Concepcién, alli le di con que del salario hay que deducir la comida @ no ser que ‘1 anticipo se acepte. El mozo verifica que su labor no al- canza a saldar su miserable bodrio y por milagro consigue fescapar y rgresar a su pueblo. ;BI anticipo! La Industrial alegaré que sus peones la deben sobre el Parand un millén de pesos. Deducid Io que la empresa ha robado a su gente desde que Ia encerns, y obtendréis el precio bruto de los es- claves. Un bucn esclavo cursta hoy aproximadamente lo que ‘de trescientos a quinientos pesos. El anticipo se cobré y se disipé. ;Lesciate ogni speransa! Ahora, el arreo. Fl rlo: a puntapiés y rebencazos los encajan a bordo, Es el ganado de Ja Industrial. Centenares de seres hhumanos en cincuenta metros. ; Bazofia inmunda, escorbuto, diarrea negra y a trabajar por el camino! Fscuilidos adoles- centes descargan el buque suben en cuatro patas las barran- cas con 80 kilos a cuestas. Hay que irse acostumbrando. monte: la topa, ol sebafio de peones con sus mujeres stis pequofies, si se permite Ia familia. A pie, y el yer Ear aRineuent, a cen leguas. Los eapataces van a caballo, 81 revolver al cinto, Se les llama troperos 0 repuntadores. Los hrabilitados que se traspasan el negocio escriben: “con tan- tas cabezas". Es el ganado de la Industrial Y cl ganado escasea, Es forzoso perscguir a los jévenes pa~ raguayos en Villa Concepeién y Villarrica. Los departamen- tos de yerbales, Igatimi, San Estanislao, se han convertido cen cementerios. Treinta afios de explotacién han extermni- nado la viriidad paraguaya entre el Tebicuary sud y el Parana, Tucurt-puct ha sido despoblado ocho veees por la Industrial. Casi todos los peones que han trabajada en el alto Parand de 1890 a 1900 han muerto. De 300 hombres sacados de Villarrica en 1900 para los yerbales de Tormen- ta, en el Brasil, no volvieron més que 20. Ahora se rajla por as Misiones Argentinas, Corrientes y Entre Rios. En el Paraguay quedan los menores de edad, y se los le- van también, Un setenta por ciento de los arreados al Alto Parand son menores. De 1903 a Ia fecha (1908) han sido, unos dos mil, de Villa Encarnacion y de Posadas; 1700 eran paraguayos. Restan unos 700, de los cuales apenas unes 50 sanos. Naturalmente, ningumo, pues, se opone a seme- jantes infamias. Esta es la feroz verdad: tenemos que defen- der a nuestros nifios de las garras usureras que estin de cuartizando al pais. EL YUGO EN LA SELVA No stempne, se arrea la peonada mediante contrato pre- vio, A veces los racoleurs preparan noticias de reclutamiento © de revolucién, y ofrecen al céndido campesino un refuzio en los yerbales, Tales ocasiones de adquirir gratis la ha- cienda humana s¢ facilitan si cl empresario, entendiéndose con las altas autoridades del pais, dispone de Is fuerza blica, no sélo para asegurar fraudes y contrabandos, sino para organizar raceias que arreen a los que quieren venir, y_caccrias que cobren a los que quieren marcharse, Re- ‘ientemente la Matte Larangeira hizo un pacto de esta natu- raleza con Bentos Xavier, al cual adelant6 fondos para’ que derrocara en Mato Grosso a un gobernador poco com- placiente, ‘Sea por un sistema, sea por el otro, cl peén cayé en la selva, ‘Tiene mil probabilidades contra una de no salir. Antes, habia Ia suspensién de labores desde fin de agosto hasta di- ciembte. Se Hicenciaba al personal afiadiendo cl eslabin de tn nuevo anticipo a la antigua cadena. Pero Ia Matte su- primié csa semi-libertad de dos o tres meses, Era un gasto initl; jcon cl anticipo primitivo hasta y sobra! La Indus- trial imita a la Matte; cl afio pasado no suspendié la zafra, Se puede afirmar al pic de la letra que el obrero no volver de la selva hasta que haya sudado toda su sangre y Io des- pidan por usado, convertido no en un viejo sino en Ta som- bra do un viejo, #168 que no lo fesilaron por detertor, 0 no le encontraron muerto una mafiana y arrojaron al Ho st j La selva! Extraen de ella enormes fortunas tos nogreros enlevitaclos que se pascan por las ealles de Asuncién, de eos Aites 0 Rio, y no llega a ella una rifaga espiritual, nin cca de Ja cultura, un consuelo de tn sociedad mo per- lida, Fane $000 Toguas del Alto Parané mo hay mas {que ua jez comprado por Ia Industrial y un maestro de escuela, el de Tucurtpucs, ; Jurad sin miedo que al maestro no ke subvencionan! Ra. esas 5000 feguas no hay uus_boticasio ni un médico. Si los médicos mancjaran el Titiga o ef fil, jles habria! Dos tipos de extrema dege- neracidn: cl esclavo, pobre bestia asustada, y el habilie tado, bestia Feroz, proxencta de la avaricia urbana; he aqui’ todo lo que la humanidad ha dejado en la selva, {Qué importal, esos dos tipos son suficientes a constituir nuestra civilizacin legal: suministran el oro. jla selva! La milenaria capa de humus, bafiada on la transpiracién acre de la tierra; el monstrao inextricable, inmévil, hecho de millones de plantas atadas en un solo nudo infinito; la himeda soledad donde acecha Ia muer- te y donde el horror gotea como en las grutas... ;La sclval La rama serpiente y la eléstica zarpa y cl devorar Slencioso de Tos insects invisibles,. Vosotes, los qu «8 apagiis en un calabozo, no envidiéis al prisionero de Ia ftiva, A voutros ot 2 posible todavia, acostaros en un incén para esperar el fin, A él, no, porque su lecho cs de espinas ponzniiosas; mandibulas innumerables y mi- risculas, engendradas por una fermentacién infatigable, le disccarn vivo sino marcha. A vosotros os separa de la Wbertad un muro solamente. A él le separa la inmensa distancia, los muros de un laberinto que no se acaba nun- ca, Medio desnudo, desamparado, el obrero del yerbal es lun perpetuo vayabundo de su propia circel, ;Tiene que caminat sin roposo, y el camino ¢s una lucha! tiene que avanzar a sablazos, y la senda que abre con el machete torna a cerzasse detris de él como una cstela en Ia mar! ‘Asi trabaja hozando cn cl bosque sus palerias de topo, tendidas de picada a picada, agujcros en fondo de saco por donde busca y trac la yerba. Desgaja, carga y acarrea €l ramaje al fogén, Se arrastra penosamente bajo el peso que le abruma, A eso sc reduce la estipida facna del yer- bal, a Ia de una acémilx que hocicara ante su. sendero & Betorno, EI paraje Hama mina, y el pe, minero, La Simara de Apelacién paraguaya ha opinado que «1 yer~ bal es una mina. Esta designaciin tebe es mis elocarts te que todo, Si: hay minas al aire y a la luz del sol. El hombre desaparece, sepultado bajo la codicia del hombre EL mincro desgaja y acarrea de dia. De noche — por- que se pena de dia y de noche en el yerbal!— alcanza cl fogén, overea el ramaje, es decir, lo tuesta en la llama, abrasindose las manos: deshoja la rama destrozindose los dedos; pia la hoja cn el raido, sujetando con tiras de cuero a mole, que Mevard a cuestas hasta el romanaje donde seri pesada.. @Sabtis cudnta hoja_exigen al mincro diariamente ta Matic Larangeira y la Industrial Paraguaya? Ocho arro- bas como minimum! Ocho arrobas a hombres, traidas de tuna legua, de legua y media por la picada! Cuando el minero suclta el raido, nadie se acerca al desgraciado, que por Jo comiin se desploma al suelo. Los capataces le respetan en ese instante. Una desesperacién sin nombre se apodera de él, y seria capaz de asesinar. La Listima es que jamis lo haga, que jamis ejecute a sus verdugos, Ahora, el barbacied, cl homo radimentario en que se ccucee a hoja. Alli en To alto, sobre la boca fulgurante, el uri encaramado, respirando fuego, vigila la quemazin. iGuintas veces ha caido desmayado y lo han reanimado & puntapiés! El trabajo mis cruel es quizi el acarreo de lefia al barbacud, 70 u_80 kilos de toncos gruesos, bajo Jos cuales, en el’ calvario de una larga caminata a trae vés de la'selva, la espalda desnuda sangra, ;Si; la carne eruje desnuda nef yerbal, porque all som muy caras ls Sumad cl ejército de los mensualeros, atacadores de mbo- roviné, troperes de carrcta, picadores, boyeros, expediciona- os desprovisios de Jo mis preciso, obligados a, eruzar dsieios y potitavion interminabes; chateros a quienes se pga por viaje de un mes y que regresan, entorpecidos Por las sequss, dkspugs de ts o cuatro mes de combate guas arriba, con cl pecho tumefacto por el botador; su tnadlo todo, y obtendeéis la turba maldita de los yerbales, Jadeante catorce, diccséis horas diavias, para la cual no hay domingo ai ott festa que el Viernes Santo, recuer- do del mattitio de Jesis, padce de los que suften. Y usa gente gqué cue? De qué manera se le trata? Qué salario 36 Je abona y qué ganancia produce a los huabilitados ya la empresa? Contestar a esto ce revelar una serie de crfmenes Tagimosie DEGENERACION Escupuisan bajo la selva: descubriréis un fardo que camina, Mirad bajo el farde: descubriréis una criatuea fagobiada en que se van borrando los rasgos de su espe~ Cie. Aquello no es ya un hombre; es todavia un pedn yer~ batero. Hay quizis en @l rebelién y higrimas. Se ha visto a minero Horar con el raido a cuestas, Otros, impotentes para el suiidio, suefian con la evasidn, Pensad que muchos e ellos apenas son adolescentes. ‘Su salatio es ilusorio. Los criminales pueden ganar dine- ro en algunor presidios. Bllos, no. Tienen que comprar & Ja empresa lo que comen y los trapos que se visten. En tip article, daré a conocer os precios, Son tan exon tantes que el peén, aunque se mate trabajando, no ti probabilidad de saldar su deuda. Cada afto la ‘esclavitud y la miseria se afirman mis irremediablemente ea una aldiciéa sola. El 90% de los peones del Alto Parané son explotados sin otra remuneracién que la comida, Su suerte es idéntica a ka de los esclavos de hace dos silos TY qué comida! Por lo comin se reduce al yopard, me cla de maiz, porotes, charque (carne vieja) y sebo. Yopard por la maiana y por la noche, toda la semana, todo el Ines, todo el afio, Alimento tan ruin y tan exclusive bas- aria por si a dakar profundamente el organismo més robusto, Pero ademis se trata, sobre todo en el Alto Pa- rani, donde los horrores que cuento llegan a lo inaudito, de alimentos medio podridos, El charque, claborado en cl sur paraguayo, contiene tierra y gusanos. El maiz y los porotos son de la peor calidad’ y-transportados a lergas distancias se acaban de corromper. Esta cs la mercadetia reservada especialmente a la gleba de los yerbales, y pa: sada de contrabando de una replica a otra por los hono- ables bandoleros de la alta banca, Asi se come en la mina; ninguna labradora civilizada conscntiré en cebar con seme. Jante bazofia a sus puerces. La habitacién del obrero del yerbal es un toldito para muchos, eubierto de rama de pindé. Vivir alli ¢s vivir a la intemperie; se ducrme en el suclo, sobre plantas muertas, ‘Gume hacen les animales, La luvia lo empapa todo. El vaho mostitero de Ja selva penetra hasta los huesos AL hambre y a Ja fatiga se afiade Ja enfermedad, Esta horda de alcohélicos y de sfiitcos tiembla continuamente de fiebre, Es cl chucho de los tnépicos. La tercera parte se vuelven tsicos bajo Ia carga de mul que les echan encima, _ iAy|, ay las delicias menudas? El yarard, vibora rapicl sima y mortal; las escolopendras y los alacranes que cacn del techo; el cui, pique imperceptible que abrasa la epi- derinis; el yatehi pytd, garrapata colorada que produce Nagas incurables; la ura de los yerbales, mosca grande y velluda, cuyos huevos, abandonados sobre las ropas, se dsarrollan en el sudor y erian bajo la piel vermes enor- mes que devoran el musculo; la legién terrible de Tos mos. quitos, desde el fatihi, cabayii al mbarigii y al mbigié mi croseépico que se levanta en nubes de los charcos y provoca acesos de cura nos nfelices rivados hasta del love bilsamo del suet. mprenderéis que el mosquitero demasiado caro para el taclavo de los yetbales es negreto Tinancista de la capital el que’ fo usa Ul peda yerbatero zcon qué intentar’ consolar sus dolo- es? gLa mujer?... En las zonas del norte la. Industrial no la permite. En jas del sur, si, Por un lado le conviene tener nuevas bocas a quienes ‘vender el hediondo engrudo del yopard. Por cl otto lado le fastidia que el trabajacor se distraiga, En unos sitios es negocio traer hembras; cn otros, tio, Las gallinas se prohiben siempre. Pretexto: causan rastomos en las mudanzas de los barbacuds. Motivo real: evitar a toxks conta que el siervo goce de propiedad alguna. EL 90.¢é de las mujeres de la mina som prostitutas pro- fesioniles; a peear del hambev, de la fatiga, de la enfer- edad y de la prostitucién aniswa, estas infelices paren, com paren las bestias en sus cubiles. Nifios desmudes, Hiacos, arragados antes de haber aprendido a tenerse en pie, extenuados por la disenterfa, hormigucan en el lodo, urvas del infivino & que vivos’ atin fueron condenados. Un 102 aleanea la virilidad, La degencras paniosa abate a los peomes, a sus mujeres y a sus pequ fios, FY verbal extermina una generacién en quince afios, A los 40 de edad el hombre se ha coment eo wa ero despojo de Ja avaricia ajena. Ha dejado en él la lona deta came, Caduco, enbruteido hasta el extimo de 90 recordar quignes fueron sus padres, es lo que se. llama tun pedn viejo, Su rostro fué una livida miscara, luego tomé el color de la tierra, por ditimo el de ta ceniza, Es un muerto que anda, Es un ex empleado de la Indy tial, ‘Su hijo no necesita ir a los yerbales para adquirir los stigmas dc la degeneracién, La descendencia 2¢ extingue prontamente, Se ha hecho algo més con el obrero que rorberle Ia médula: se Je ha castrado. Pero cl edn viejo cs una rareza, Se sucle morir en Ia mina sin hacerse viejo, Un dia el capataz encuentra aco tada a su vietima habitual. Se empeia en alzarla a palos y no lo consigue, Sc Ie a!andona, Los compaficros vant a la faena y el moribundo se queda solo. Esta en la selva Es el empleado de la Industrial, devuclto iabélicamente por la esclavitud a la vida salvaje, ;Grita, miserable! Nadie te oir, Para ti no hay socorro. Expirards sin una mano que apriete la tuya, sin un testigo. | Solo, solo, solo! Los eos tienen asistencia médica, y antes de subir al patibulo te les ofrece un vaso de vino y un cura, Ti no eres jay! un criminal} no eres més que un obrero. Expiraris en la sole~ dad de Ia selva como una alimafia herida. Desde Ja guerra, 30 6 40 mil paraguayos han sido bene- ficiados y aniquilados ast en los yerbales de las tres na~ tiones, En cuanto a los que actualmente sufren el yugo, muchos de ellos menores, segdn expliqué, un dato seré sufic ciente a pintar su estado, Son muy inferiores a los indios en inteligencia, energia, sentimientos de dignidad y en 87 cualquier aspecto que s¢ les considere. He aqui lo que las empresas yerbatcras han hecho de la raza blanca. Entremes ahora en lo monstruoso: el tormento y el ase- sinato, TORMENTO Y ASESINATO “Agut No hay mis Dios que yo", dice al nuevo pen luna vez por todas el capataz. Y si no bastara el rebenque para demnestraslo, lo dementiasia el sevélver del mayor domo. En el yerbill no se habla, se pega Cuando en plena capital [a poliea tortura a los pre- sos por “amor al arte", zereéis posible que no_se torture al esclavo en la selva, donde no hay otto testigo que la naturaleza idjota, y donde las autoridades nacionales ofi- cian de verduge, puestas como cstin al servicio dela codicia mis vil y mis desonfrenada? | jCamina, trajina, sada y sangra, carne maldita! ¢Qué importa que caigas extenuada y mueras cotno la vieja res a orilla del pantano? Eres barata y se te encuentra en todas partes. Ay de ti si te rebelas, ste yergues en un espasmo de protestal ; Ay del amo que se olvida un mo- mento de ser un asno! Entonces, al hambee, a la fatiga, a la fiebre, al mortal des- aliento se afiadird el azote, la tortura con st complicado y Sinestro material, Conocfais la inquisicién politica y la inguisicién religiosa, Conoced ahora la mas infame, la in- quisicién del oro. GA qué mencionar los grillos y el cepo? Son clisicos en 1 Paraguay, y no sé por qué no constituyen el emblera de la justicia, en vez de In inepta matrona de la espada de carton y de’la balanza falsa, En Yaguaticica se admira cl célebre cepo de la empresa M. $, Un cepo menos cos- toso es el de lazo, También se usa mucho estar a los eones, es decir atarles de los cuatro miembros muy abier- tos, O’bien se fes cuelga de los pies a un arbol, El esta: queamiento es interesante: consiste en amarrar a ia vietima de los tobillos y de las muficcas a cuatro estacas, con eo. treas de cuero crudo, al sol, El cuero se encoge y corta &1 miscu et cuerpo se descoyunta, Se ha legato’ sate ‘quear a los peones sobre tacuris (nidos de termite blanca) a Tos que se ha prendido fuego, iPlama mia, no ticmbles, clavate hasta el mango! Pero los miscrables que cjecuto no tienen sangre en las venas, sino pus, y el cirgjano sc lena de inmundicia, Raro cs que intente un pedn escaparse. Esto exige una enengfa que estin muy lejos de tener Jos degenerados del Yerba. St el caso ocurre, los habilitados arman comisiones Fa [as compafiias (soldades de Ia nacién) y cazan al fugi- tivo, Unos habilitados avisan a otras, La consigna ¢s “wacrlo vivo © mucrto”. Ah! jLa alegre caceria humana en la selva! j Los ehas- wes levados a érdenes a los puestos vecinos! sMAnoche 1 me fugaron dos. Si zalen por estos rumbos, métanten bala” (textual), El aflo pasado, en las Misiones finas, ascsinaron siete obreros, uno de los cuales era un nito, En Punta Por, cuando 1a comisarfa da por fugado a un trabajador, “fogado”” significa “degollado”. Hace dos meses, el patron D. C., habilitado de la Matte Larangeira, el cual habia comprado la querida de un ped, ‘por 600 pesos, tuvo el disgusto de saber Ia hufda de la hembra con su antiguo amante y un hermano de éte D.C. los petsiguié con gente armada de winchester, y uno de os peones murié en seguida; el otro fué rematado a cuchillo, Se suele hacer fuego sin vor de alto, Las emprt- sas sacrifican no tolamente a Jos peones, sino a Tox demis Giudadanos que no as hacen el ust, La Industrial Pars faya, famosa en Tacurticpuct por sus atrocidades, expul- SS recintomente a ls farnias del pueblo para apexerane Ge las expendidurias de cafia, y habiéndose opucsto el sefior E.R. lo hizo matar a la puerta de la habitaciéa por la policta : “Todas estos crimenes quedan impunes, Ningiin juce. sc ocupa de ellos, y si se ocupara seria igual. {sti com- prado! Espanta pensar en los asesinatos que la selva oculta, Las das estan sembradas de crus, Ia milad de las cuales Seiala el sitio donde ha sucumbido un menor de edad. Muchas de esas cruces andnimas recuerdan una caceria terminada por un fusilamiento. 'Y a pesar de las anil probabilidades contra una que el descrtor (tal es la designacién consagrada por el uso) tiene de perecer, el suciio del mirtir de los yerbales es evadirse, ganar la frontera 0 los campos, Ia regiéa libre que cen- tellea a cincuenta, a cien, a ciento cincuenta leguas de dis- tancia... Leguas de monte cerrado, de esteros, leguas que hay que cruzar desnudo, débil y trémul, como una rata que los perros rastean. El escavo no duermes aga 50s pobres huesos sobre el ramaje soride que Ir cave’ de I sieve Mt othe te invita. 1 pover foumidable del oro que 1 mismo fia assancado a lu rea le dtiens. La cuprest ha recobrado a deevtoes que despucs de uate * mis facto que todo. Para que ita la Pate? Mejor &s defalleer poco a poo, perder gota a gota la savia da do Aldi gute wl i as Tae, fee al empresa Tas echo arrobas reglamentarias” fAy! para Pretender huie de Tos yerbals es prec ser un hévoe 6 no Sta en et sano jl, De este modo ia opulentacanalla que triunfa en nuestros salons extemaina bajo el yugo por milares asparagus: Jos o fs fusian tomo a chiacate del descrto, 8 banca la Iibertad. Las generaiones de esclaves duran poco, pero ko negreros se conserva bien. Esa los de arom 4 “quienes cus, Som ellos ls verdadros astinos, y no lor babies dos ni los capataes, Los responsables won os jeles de Ta banda, por on ls menos gn corre 1b ut Y he aqui To que me falta: detallar el botin de la ex slaviud, ¥ Mostar entze quién y eémo se teparte EL BOTIN Sea NuESTRO cjemplo tipico Jn Industrial Paraguaya, mpe2d con 400.000. pesos £Quién no sabe las combinaciones de la Industrial para apoderarse de Tas tirras, los yerbales convertidos en cat. Bylo campos converts on yerbals, 10k monte y los rios desaparcciendo det mapa y surgiendo a cien Ieguas de donde tenian que esta, lon rumatcsy las ventas, Ne de terrenos sino de agrimensores y de jucces? A mi vista esta un plano del departamento de Villa Concepeién, docu- mento eurioso en que se marca el escamoteo de doce leguas de yerbales por medio de rectificaciones de men- sura en propiedades anteriores, a fin de reclamar la com. pensacién de un nuevo yerbal de doce leguas que se tra 6 taba do pescar sin desembolswr un centavo. ¥ Ia. estafa se hizo, y mil como ella. Pero lo terible es que et Estado, que no supo defender el tertitorio, ni sabe: lioy siquiai que Ia Empresa contrabandea a la Argentina millones y nillones de arrobas, no supa ni sabe proteger ia. carne inocente de los ciudadanos. Y la Industeial Teva. anual mente la cantidad de victimas que necesita para evar a cabo una de ias més abycetas explotaciones del mund> moderno. He aqui el cuadro de los salarios medios que paga actuale ‘mente Ia Industrial en moneda paraguaya. Las cifras son aproximadamente las mismas en las demis empresas. Los yerbateros forman hoy un trust invencible y fijan los pre- ioe que quicren. No hay competencia que alivic la suerte del esclavo. Mineros; por arroba « seeceeseees 0660 Barbecud yn IED ogo ‘Atscadores 9 maguinita por mie 20000000002 48/00 Capataces | im th ia 120.00, ‘Troperoe tae 70:00 Pleadones tie 55.00 Boyeros aiate se 60.00 Ghateres, por visje (1 2 3 mii} 90.00, Menssitee varon ass. 30:00 Estos infeliees tienen que comprar casi siempre en la em- presa el inmundo alimento que comen, y siempre fos andra- jos de que se visten. ;Y a qué precios! Piltrafas con huesos cucstan 1o que la carne sin huurso en La Asunciéa, Una libra de sebo cuesta peso y medio. Una libra de harina de cuarta clase, dos pesos. El maiz ha llegado 1 dos pesos Ja libra, La ropa es un escandalo. El metro de bayeta de lo peor, quince pesos; vale dos. Un pantalén de brin de lo peor, veinte pesos; vale cuatro. Una camnisa de lo peor, quince pesos; vale tres. Un sombrero de lo peor, sesenta pesos; vale doce. Un poncho (ideal del paraguay), doscienios pesos; vale sesenta. Una caja de fésforos, un peso, ‘Tomemos el mejor de los casos: el de un minero guapo, que acarrea tescientas arrobas por mes. Ganar ciento ochenta pesos. Quitad lo que gasta en nutrirse malamente yen cubrie su desnudez, ¢y qué le queda?, treinta o cua- -0s a fo smo, con Io que tardari aos y mis afi: 1 saldar el anticipo de un mil a dos mil pesos con que s 62 tka encadenado, La suerte de los demés peones es incompa- rablemente neor. Muchos se reducen a alimentarse de ama, Porotes v sal con esperanza de salvarse algin dia, Vane «spesanza! Notad que los salatios no han erecido mucho de quince sins esta parte, en tanto que el oro aleanza a 1500; Naw twralmente! La Tndustrial embolsa en oro sis gananclas cubre sus gastos en papel. Les conviene a ella'y las de, inis cimpresas exportadoras que el oro suba. Se han puesto fe acuerdo con los usureros, y el oro sube, y subina haste donde le plazca a csa partida de bandidos que nadie tiene 1 valor de meter en la céreel, Un cileulo senciflo, st se recuerda 1 ndmero de bolkae «que un atador despacha diariamente y las que transporta tuna distancia media de 30 leguas una carreta o una chata, gon el valor comin del envase, de un precio miximo de 2.50 pesos para Ia atroba de yerba lista a ser exportade ¥ todavia este precio de costo es nominal. La empresa Dpoea los salatios en mercaderia, robando un 300 por clento, {Mercaderia de contrabando én el Alto Parani.) No son Gites Remocios Jos de menos importancia a lot ojos de la Tndlustrial, que lanzé de sus casas a los vecinos de Tucurce ued para vendor eafa ella sola. Ahora la destila, la vende a 10 pesos ef litro, y Ta revende al peonaje por medio de rumeras que cobran tres pesos la pulgada de alcohol, El even sora a crédito una camisa, la empeiia y se la bebe, v quimble de unos minutos de olvido, ja Indstrial ocupa todos los mostradores! lay mis, Ta Industrial usa de dos arrobas diferentes, twa de 1 kilos y modio para el pedn y otra de 10 kilos para ella. Si el minero trae al barbacud 8 arrobss y 19 It bras, no se le pagan las libras, y jay de él si no trae las B arrobast Conoctis al patrén negrero, al patrén tortunador, al pa- {ron asesino, Este es ol patron ratero. Aqui es donde revela el fondo de st ahna, Adumitimes, pars, como precio de costo de ta arroba 2 pesos. La empresa vende a 30, Entre la cifra 2 y la cifra 30, introducid 1a cua ferox de los habilitados sucesivos, y jamartillad la miiquina! De 2 tino tabiliado compra or 2 y vende pen 4 el si Pera qvet | por cent de sl Todo ot dicho Yo acuso de expoliadares, atormentadores de esclaves, mis este desgraciade pais, a El dolor paraguayo El dolor paraguayo MUJERES QUE PASAN Anesins son majeres tdavia,.. La costumbre de cami- : ae desea, eon el eaatire de Rebeca a la cabeza, las ha thay am andar fiero y Mesible que ondula sus cuerpos jéve- . vs. raise primsveralrs dance tiemblan Jos divinos fratos < He los pelos, Casi tam iateligentes como manos, os. pies : egos y Tiihiles dle esos aifios palpan hy tivera caliente. ponienda en ridiculo nuestros abscenos pies civlizados, eu Eedos exangies, difuntos, eallosos, etorcidos, engomados lox tunos a los oltes, dedos dc momia, ostentan la fealdad gro- tesea de Jo impotente. ;Tristes pemufias charoladas! Las Iujeres del pueblo no tienen contradicciones en su carne rien us almas sencillas y robustas. Pasan con Ja suavidad tenue de un suspiro. Sus grandes ojos negros es miran de par en par, cdndida y atentamente. Van setias, quiz’ graves. Vienen del insondable pasado y estin impregnadas de verdad. Graciosas y pasivas, son el Sexo terrible en que nacemos y nos agotams, sagrado como Ta terra; son cl amor a quien se inclinan nuestros labios sedientos y nuestras almas hastiadas. RINCON DE SELVA Ex craento innumerable y retorcido sale de ticrra en ‘el desorden de una detesperaciéin paralizada, Los troncos, | semejantes a gracsas raices desnudas, multiplican sus miem- i a bros impacientes de asir, de enlazar, de estrangular; la vida | fs aqui un laberinto inmévil y terrible; las Tianas infinitas bajan del vasto follaje a envolver y apretar y ahorcar los { fustes gigantescos. Un vaho fiimebre sube del suelo cmpa- pado en savias acres, humedades detenidas y podredumbres devoradoras. Bajo Ia béveda del ramaje sombrio se abren concavidades glaciales de cueva donde el vago horror del crepisculo adivina emboscada a la muerte, y tan sélo alguna flor del aire, suspendida en el vacio, como un insecto mara villoso, sonrie al azar con la inocencia de sus cilices son- rosados. LO QUE HE VISTO En un fio de campafia paraguaya, he visto muchas conas tristes He visto la tierra, con su fertilidad incoercible y salvaje, sofocar al hombre, que arroja una semilla y obtiene cien plantas diferentes, y no sabe eusl es la suya. He visto los Viejos caminos que abrié Ia tiranfa, devorados por la veges tacié, desleldos por lat inundaciones, brrades por el aes dono, Cada paraguayo, libre dentro de una hoja de papel constitucional, es hoy un miscrable prisionero de um palma de tierra. No’ tiene por dénde sacar las cosechas, que. tal Nes wn esfuerzo desesperado, arrancaria al suelo, y se vontenta con unos cuantos lifis de mandioca, roider de poe. Mas allé, bajo el naranjal escuilide que dejaron los jesuitas, se alza el ranchito de lodo y de cafia, agujero donde se agoniza en la sombra. Entrad: mo encontratéis lun vaso, ni una silla, Os sentaréis en un pedazo de ‘max dera,beberis agua fangosa ca una calabaal comers mals cocido en una olla sucia, dormiréis sobre comeas atadas a cuatro palos. Y¥ pensad que se trata de la burguesia rural He visto que no se trabaja, que no se puede trabajar, Porque los cuerpos estin enfermos, porque las almas estén tmuertas. He visto que los peones “robustos” no pasan dos semanas sin algin dia de diarrea o de fiebre. Pobre carne, rida hasta en el sexo, pobre care morena y marchita desanmada de toda higiene, sin mis ayuda exterior que ef Yencno del curandero, ef rebenguc del jefe politico, el sable qquc Tes arrea al cuartel gubemista 0 Fevolucionatio, ; Po- is nay con ol Schucho Get pico, para las cuales en i Ean fe Sempre ef eucillo de 1s vivo, © palidece og tite las mujeres, las cternas viudas, las que aun fguardan en sus entraiias inaternales un remo de energia, Saiminar con sus nifcs a curstas. He visto los humildes pies ss madres, pics ageictados y negros, y tan heroicos, bus- {a cl susteato a Jo largo de las sendas del cansancio y de la angustia, y he visto que esos santos pies eran lo nico ciue en el Paraguay existia realmente. 'Y he visto a. tos nis, los nifos que mucren por mullures bajo el clima moe tao ‘del mundo, tos nies esgucletos, de vente. mone ‘oso, los nifios arrugados, que no rien ni lloran, las lan, ar del silencio Y mmc han mirado los hombres y Tas muje es, y as meres y los ni, 38 ojo mano, donde bine! hee de una caper 23, me han dicho que debemos devolveles Ie ese Bote tec el pal nis devichado del tern Ne a iguemos, no acusemos; si no hay en nuestros her seldaridad, sino acieetan a respotar a sus Compacen ot 7 ele etl een et tell EIEIEIEH mame EPIL TEE . fa qucrer a ais hijos, si para evadirse de su otcuro dolor Taman a as puertas dela lujuria, del alcohol o del juego, nno nos indignemos. No debemos juzgar su mal, debemos curarlo, ;Y cudnta fraternal paciencia, cusnta dulzura tie- fhe que haber en nucsteas manos consoladoras, para curar, por todo el teritorio, as races enferinas de Ta razal 'Y he visto en la capital la cosa mis triste. No he halla- do mnédicos del alma y del cuerpo de Ia nacién; he visto politicos y negociantes. He visto manipuladores de cmisio- hes y de empréstits, boticarios que sc preparan a vender al morioundo las itimas inyecciones de morfina LA TORTURA Pancoe que la policia paraguaya aplica el tormento. En esto imita 4 los mis civilizados paises, y respeta una vene- rable tradieiSn, Desde tiempo inmemorial los fucrtes enjau Tim a los débiles, y les rompen las arficulaciones; 0 les asan a fuego lento, 0 ks desuellan vivos. El atte de hacer suftir fs complicado y solemne. Octavio Mirbeau ha consagrado tuno de sus mejores libros al estudio de la tortura china; hos ha dejado, en doscientas piginas, una clegante sintesis de ly humanidad El escuadron de seguridad asunceno es un escuadrén de hombres fuertes. Creo que se lama de seguridad, porque clos son os Gnicos que cstin sequres. Mr. Jacks es en Cambio el tipo del hombre dil, No dene dinero ni ema, i bebe, esti perdido; nadie se puede ya emborrachar con Soxege ‘com bo sea en los sao, St Mr Jacks se patea fin hacer nada, esti perdido; hoy no se permite la ociosidad mis que a los ricos y a los altos funcionarios. Tos fuertes enjaularon, pues, al débil, y le atormentaron, ‘Dificil es indignarse contra ellos. Repiten el gesto pi mitivo, el gesto eterno, comin a débiles y fuertes, de coccar } morder y estrangular y aplastar al prOjimo, Con la civie Tuacién, sin embargo, el gesto se hace menos impulsivo, y a crueldad més cicntifica, La question, o pregunta, segin denominaban los franceses al tormento judicial, requerfa, un innterial delicado y numeroso. Desde las eufitas de madera dura destinadas hundirse entre ufia y came, y los borce- ‘cuics cinchadot que trituraban lentamente los huesos del pie, y los torniquetes y garrotes, hasta cl gran juego de quema- dueas con plome derretide y aceite hirviendo, y las tenazas Rn ¢funicanas con tornillos, y los atatides verticales forrados de largas pitas de acero, la justicia cxigia un verdadero labo. ratorio del dolor. E! cepo colombiano, el sable, el mboresi son aparatos sencillos, de poco precio. Montjuich estaba wesjor surtide. “Habia alli una maquinita especial para emascular a los sospechosas de ananquismo, La tortura ha desaparecido del cédigo. Cosa diferente Salt lesaparezea de las eastumbres. Se ha notado, no ebstante, que cicrtos especticulos sangeientos que roportabs ¢l piiblico hace dos © tres siglas no se soportan’ ahora Bxiste por ejemplo, una innogable tendencia a suprisny 4s Pena de muerte. "Un psicélogo contempordneo atriuye {l fenémeno a que Ia sensibilidad de las gentes, quizh por lecadencia racial, se ha vuclto demasiado floja, suceptible, irritable; todo la desconcierta, la hicre, le resulta exeesiver Algunos se mantienen erguidos y austeros; asi el tabio Bal. én: “EL que infringe Ia ley moral, dice, merece fulrie™ El sistema inquisitorial entero se encierra ena frase. Pero los Balmes, los Trepotf, los Weyler, no abundan fanto como antes. Se extiende por el mundo una relative Y aparente benignidad. Seria candidez explicarla por ue gumento de virtud, por una aurora de altruizmo, Nos In mis metédica, secreta, mezquina y co ~ He ahi todo. Si hablaran, si se quejaran, durante sélo un dia, sobre la redondez del globo, los reclutas aboles teades, los obreros tratados a puntapiés, los sirvientes insul, {ados y hambrientos, los vagabundos apedreados, los sel tantes despodidos carcajadas, las prostitutas a. quienes cscupe el transeiinte, los niiios martirizados.y los ‘preos arotados a lo Mr. Jacks, tal vez una ola de saprada ie despertase entre nosotros a un Cristo nuevo. La desespern. cidn esté desmenuzada y escondida, mas no por eso den uve su espantoso total. En lugar de les autor de fe, cvle, brados en las plazas de las ciudades, a la juz del so, tories ~amos sin asesinarlos por completo, en la oscuridad vil de un calabozo, a infelices amordazados.”;Hemos ganado mucho? e¥ cual es nuestro instrumento? El sable tambign lo use 2s guardia civil espaftola. En Rusia se emplea el litigo. Guando se atrevieron a resistr a la autocratia los campo: sinos de Corstantinogrov, Poltava y Katkov, se les mataba a latigazos. EI principe Obolensky tuvo una idea fli mand6 empapar previamente Jos létigos en sal y vinagee cAdoptaremos la idea? ae {Bl sabe iL hojs hdl, euwodia dl pundone a Jitar, cambiads en herramienta de verdago! ¢Qué deduci? Qué hemos proeersada, desde a ella ra om ie proclamafa In de “no la sages sin raaén, ni la envaines Ehonor” yen que iso Metin ecibia “De lengua al agraviado cabaltero, @Hla de sero ta espada no ta. pluma? , spada al cinto 0 no, e8 © es que In violencia, con espada al 4 ? Me inclino a lo dltimo. Si la guerra nos Sun neetarny que todavia amor tain, Ta era en al es odious, y sobre todo i gue : Novos estrafemos de Ia faciidad con que el sable © tiempo de paz, se consierte en litigo de Obolensly. Com tint fa tte ora saerienta aque est condenade EL ESTADO ¥ LA SOMBRA svavo, llamado Benitez, que volvia a su pal ee eee ee Un minuto de libertad, El Estado. previo to set a Beido yo mbusi ona ezel ePor que? Porque Bites se de esta Relea Agentinn donde I haba icado Ia ley de residencia. Benitez era un agit ; Pool Siew aul ele aba jue eupleo Hews, zque menos conespondia a main ofianente dix cipula que juzgarlas culpables, aun antes de ser expres? YS alt joto deerar al sutor sin proeso nt defense, seri daemon justo agulencerarle en una maze for tiempo indefinido? Acaban de enviarle confinado a Maa Neg, coms fuera neces alee de fon jes dela capital. V mo 5 necesario: tenemos jueces pero enennos justci, ee ‘SJOh, Buen Bonieet Tal ver erlite en la Contin. Yo no seré tan cindido, No sacaré argumentos le, muest dels cata fundamental Sela mcha petulancia exit use camplan Ia ley no Paraguay, cuando jams campo e ugar lgano de a Gea, Notre ae, reo que ciertos romSnticos exclaman: que la serge a or na pele 9 giienza, no; tompera, si cAcaso hace falta. a los gobiemos ” tuna ley esuando quirrea despedie @ suprimir a los cada: danos que estorban? zAcaso, para torturar a los presos, hha hecho falta en Espavia, en Rusia y en Turgufa una try de tortura? No; no gesticulemos contra la vil realidad en que es Preciso vivir y a Ja cual, jay! es preciso amar. Eeradiey mosla. No veames crimenes en el mundo, sina hechos, Acer, quemos el ojo all mieroscopio, y no empaiiemos el cristal con Ligrimas inGtits. curioso el caso Benitez, Benitez aterra al Estado, tea es un agitador peligroso. Peligroso no es para la humanidad, sino para el Estado, es decir, para el diners ck Tos que lo tienen, Benitez es eniemigo del oro. Opina que etd mal distribuido, procura dilundie pensamienten que le Parecen felices, y se alegra de encontrar quien se asocie son Gly le ayude, ‘Benitez es anarquista, y el Estado, que ts el oro, persigue y aplasta a Benitez, {Que esto pase en la Argentina, donde hay oro, ¢ explica, funaue el tervor del Estado Hegue al ridiculo de proclemar loves ad hoc que relegan la flamante repablica & la suele Edad Media. “Al fin un Benitez no esta solo ca Bucnee Aires; esté ligado a una secta poderosa, creada por el terior ficial, ese terror torpe que se figura vencer con la erucldad, Y que alza al cielo crispadas manos avarientas en quienes pict el rayo. Los mis feroces atentacios se verificaran on Ia ribera del Plata, Si ¢s ridiculo el exceso de terror en la Argentina, zqué seri en Asuncién? A quién amenaza aqui el buen Bente? Aqui no hay oro, Hace reir el espanto del Estado al apa gecer Benitez, jGuénta angustia, cudnto rigor, cudnto ceo! Y todo gpara proteger a quién? Violar la Constitucién no tine nada de particular, pero Violarla dando especticulo tan cémico no et cosa de trelon los dias, Benitez, ante el Estado argentino, era un hombre. En el Paraguay es una sombra. Inofensiva sombra errante, quieis fnamorada de la tierra donde se forms, y a la cual rgre: saba con esperanzas de paz. Y la sombra llené de miedo él Estado. {Pobre Benitez! Expulsado de la repiiblica por. {cfia, hubiera hallado hotpitalidad en cualquier pueblo. Pero se Ie ocurrié desembarcar en su patria y esto fo ha perdido. | Ensayos Nuestro autor empieza advirtiéndonos que la cuestién social ex insoluble, ;Debemos, pues. considerarla como Ia cuadratura del circulo o el perpetuam mobile, un pro- Dlema planceado por la imbecilidad humana, en el cual, ya que no guarismos y figuras, se han gastado vanamente infinitas tcorias utépicas, frases subversivas y_conspira- ciones rabiosas? Ritter evitado que sacisemos tal conxecuencia, si nos hubiera dicho, no que la cuestién social es insoluble, sino que se esti resolviendo desde los comienzos de Ja civilizacién. Pero no parece partidario de esa continuidad historiea; su primer cuidado es rom- perla. “Toda Ia historia de Roma, declara, refleja Juchas dle clases, pero jamés han abandonado el terreno de las raciones.y reivindicaciones individuales... No ea- mos ninguna tendencia contraria a la propiedad individual... ni la menor contra el principio de la pro- piedad individual... etc., etc.” Los profetas hebraicos “no aspiraban a la supresién de la propiedad individual, sino a sus excesos.... Nos parece pueril buscar en Tos Evangelios, como se ha hecho tan a menudo, sea la con- denacién, sea la justificacién del principio de propic- dad... En toda la doctrina de Cristo y de los apéstoles no encontramos el menor rastro de una tendencia hostil a a propiedad”. Las comunidades cristianas fueron ex: ‘uaflas a nuestro comunismo; “en ningiin momento ese comunismo abandonaba la suposicién de Ia propiedad individual”. La vida monistica de la edad media “no tiene casi ninguna relacién con las condiciones de la vida moderna, ni siquiera con los principios de los reforma- dores sociales actuales...” Luego nuestra época esti. ais- Tada de las anteriores; nuestros conflictos, nuestras an- fgustias, nuestras esperanzas no tienen pasado; Babeuf y ‘Owen han crecido por generacidn espontinea; Mars y Kropotkin han caido de la luna ePor qué, entonces, nos conmueve la vor de Isaias: “el {que construya una casa ta habitari; el que plante un at- ol comer su fruto”? Este beduino no habla con ta pre- cisién de Engels, pero le entendemos muy bien. Enten- demos a Epicuro cuando se entretiene en probar a los griegos que un esclavo es un hombre, {Tanta distancia hay del “dado todo” de Jestis al “todo es de todas” de os modernos agitadores? San Pablo dijo: “el que no tra- a1

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