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ACLARACIONES SOBRE EL CONCEPTO DE

TIEMPO ENTRÓPICO

Nadie es tan suspicaz


con una teoría como quien la
ha sustentado hasta hace poco.
Ken Wilber

En el pasado pensaba, basado en los trabajos de Ilya Prigogine y del Dr. Eduardo
Lasprilla, que la duración, como ente existente, que tenía un sistema físico, químico o
biológico, era un tipo de tiempo con existencia por presencia legítimamente diferente
del tiempo absoluto o de Brahmand. A este tipo de tiempo Prigogine lo llamó tiempo
entrópico o tiempo interno de un sistema (Prigogine, 1996) y lo representó
matemáticamente con la letra T (Briggs y Peat, 1985) para diferenciarlo del tiempo
cronológico, de antaño conocido en la física (y simbolizado matemáticamente con t ).
El tiempo T , de la termodinámica de la complejidad, se caracteriza por su
irreversibilidad, en tanto que el tiempo t , de la física cuántica y la física clásica
(newtoniana y einsteniana), lleva la impronta de la reversibilidad. En sus palabras: “El
tiempo entrópico [ T ]… no es el tiempo de nuestros relojes [ t ]” (Prigogine, 1996, p.
176).

Por otra parte, yo mismo, afirmaba que el tiempo entrópico era un subholón del
tiempo absoluto. “El tiempo entrópico es el tiempo particular de existencia en el
tiempo absoluto de los sistemas que pueblan el universo” (Lasprilla, L. 2007, p. 4).
También expliqué que este tiempo era una función de la disipación obligada de
energía de todo sistema “de instante en instante” (Lasprilla, L. 2009, p. 3)1. Pero todos
estos planteamientos, estrictamente hablando, están basados en un error: considerar
que la duración de un sistema, como ente existente y funcional, es un tipo de tiempo.
Expliquemos esto.

1
Aunque lo que debí haber dicho era que ‘dependía o -era función- de la cantidad de entropía interna
producida y no emitida al medio por un sistema’, ya que es un tiempo entrópico y no un tiempo energético.
Leyder Lasprilla

El tiempo, como categoría filosófica, lo definí (basado en el brillante trabajo que R.


Guénon hizo sobre él2) como un “continuo durativo para diferenciarlo del espacio, que
defino como continuo extensivo” (Lasprilla, L. 2009). La naturaleza del tiempo (y en
esto R. Guénon es contundente) es la continuidad y no la discontinuidad, como queda
constatado por el hecho de que podemos dividir el tiempo ilimitadamente sin llegar
nunca a un fragmento mínimo del que se desprendan los demás, al estilo del cuanto de
acción de Planck ( h )3, porque los continuos nunca pueden agotarse analíticamente
(Guénon, 1946). Por lo tanto, para que algo sea llamado tiempo, debe cumplir tanto
con la cualidad de la continuidad como con la cualidad de la duración4.

La entropía, por su parte, es la magnitud física que permite medir el grado de


desorden atómico/molecular de un sistema. Fue definida así por Ludwig Edward
Boltzmann pero descubierta por Rudolf Julius Emmanuel Clausius en 1865. Tiene
como opuesto a la neguentropía (negative entropy), que Erwin Rudolf Josef Alexander
Schrödinger definió como la magnitud física que permite medir el grado de orden
atómico/molecular de un sistema. La calidad de la energía viene dada por estas dos
magnitudes: baja calidad de energía indica alta entropía y alta calidad de energía
indica alta neguentropía. Así, la exergía5 es directamente proporcional a la
neguentropía e inversamente proporcional a la entropía.

Tanto la entropía como la neguentropía pueden ser absorbidas o emitidas (disipadas)


por un sistema mediante el flujo másico. Sin embargo, los medios energéticos a través
de los cuales se las puede emitir/absorber no son los mismos: para la primera es el
calor y para la segunda, el trabajo6. Y, como la absorción /emisión de energía/materia
se hace de forma discontinua -porque en ella hay solución de continuidad [como
claramente han demostrado y comprobado experimentalmente los físicos cuánticos]-
luego, la neguentropía y la entropía igualmente se transmiten de un sistema a otro de
forma discontinua.
2
Ver su libro Principios del Cálculo Infinitesimal.
3
No está de más recordar al lector que el llamado tiempo cuantitativo o cronológico (con el que trabajan los
físicos, t ) es un concepto contradictorio. La razón de ello está en que lo cuantitativo es discontinuo y el
tiempo, continuo. ¡Imagínense!, el tiempo cuantitativo es un continuo discontinuo. No es casual que H.
Bergson dijese que el tiempo de la relatividad era una idealización (Prigogine, 1997).
4
Aunque analógicamente usted puede usar ese significante con significados como: época, estación del año,
condición meteorológica, plazo de vida etc. Pero si usted los entiende literalmente, olvidándose de su tinte
analógico, los convierte en acepciones consensuales.
5
Es la cantidad de energía que posee un sistema para realizar trabajo útil. Muchas veces se la equipara con
energía libre de Gibbs [ ( F = E − TS ) , donde E es la energía total del sistema, T la temperatura (en
Kelvin) y S la entropía].
6
Es decir, S trabajo = 0
2
Leyder Lasprilla

Ahora bien, hace varios años Ilya Prigogine estableció que la entropía [ dS ] “se
desdobla en dos términos: El primero, d e S , es la transmisión de la entropía a través
de la frontera del sistema; y el segundo, d i S , es la entropía producida en el interior
del mismo” (1997, pp. 222-224). Desde aquí es fácil ver que: dS = d e S + d i S . Por ello,
la razón por la cual un sistema se degrada radica en el hecho de que d i S supera
(significativamente) a d e S , es decir, que la entropía producida interiormente por el
propio sistema no se exonera al medio (como d e S ), a la vez que se deja de absorber la
neguentropía del mismo. Así pues, la existencia activa de un sistema viene dada por la
primacía de d e S sobre d i S . Prigogine llamó tiempo entrópico a ese flujo unidireccional
e irreversible del incremento de d i S sobre d e S que lleva a un sistema al equilibrio
térmico, barométrico y químico7. Pero, ¿cómo algo que depende (es función) de una
absorción/emisión por excelencia discontinua puede llevar el calificativo de tiempo, si –
como dije antes- este es continuo?8

Como vemos, el llamado tiempo entrópico solo cumple con la condición de la


durabilidad, ya que su “transcurrir” depende de la producción de d i S y su emisión
como d e S , que, como sabemos, es discontinua. Por ello planteo que tiempo, en tanto
que continuo durativo, solo uno: el tiempo que los Maestros de la Espiritualidad
llaman tiempo absoluto9.

Pero, es menester aclarar que no estoy negando los aportes de Prigogine sobre la
degradación de los sistemas disipativos y la producción de entropía interna. Lo único
que estoy diciendo es que la duración de un sistema físico, químico o biológico, como
ente existente y activo, no debe llevar el calificativo de tiempo, ya que no es un continuo
durativo. Aunque por su semejanza con el tiempo (en lo relativo a su identidad con la
duración) acepto que analógicamente se lo llame tiempo entrópico, pero solo
analógicamente, para que así no se cometa el error que yo en el pasado cometí: pensar
que hay dos tipos de tiempos realmente existentes, el entrópico y el absoluto.

7
O dicho con otras palabras, que reduce su exergía a cero.
8
El incremento de d i S es discontinuo no continuo pero, al igual que la materia, a simple vista parece
continuo.
9
Que por cierto lleva el calificativo de absoluto para poderlo diferenciar de la cantidad de significados
consensuales que la gente le da a ese significante.
3
Leyder Lasprilla

BIBLIOGRAFÍA

1- Zukav, G. (1991) La Danza de los Maestros del Wu Li. Barcelona: Olaza and
Janes.

2- Wilber, K. (1998) El Ojo del Espíritu. Una visión integral de un mundo que está
enloqueciendo. Madrid: Kairós.

3- Sánchez Ron, J. M. (1983) Origen y Desarrollo de la Relatividad. Madrid: Libro


de Bolsillo

4- Sánchez Ron, J. M. (2001) Historia de la Física Cuántica: Período fundacional


(1860-1926) Tomo 1.Madrid: Crítica.

5- Prigogine, I. (1994) Tan Sólo Una Ilusión. Barcelona: Tusquets

6- Prigogine, I. (1996) El Fin de las Certidumbres. Santiago de Chile: Andrés Bello.

7- Prigogine, I. y Stengers, E. (1992). Entre el Tiempo y la Eternidad. Argentina:


Alianza.

8- Lasprilla, L. (2009): Tiempo y Espacio: los indefinibles de la filosofía. Artículo.

9- Peat, D. (1985) Sincronicidad: Puente entre mente y materia. Madrdid: Kairós.

10-Lasprilla, E. (2009): Semántica Disensual: Filosofía, lenguaje y realidad.


Barranquilla.

11-Guénon, R. (1946): Los principios del Cálculo Infinitesimal. Libros Tauro

12-Briggs, J. y Peat, D. (1989) A través del Maravilloso Mundo del Espejo.

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