Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Lectura
Escuela de Alta Dirección y Administración El papel del directivo en la dirección del cambio
En qué medida preparamos a las personas para el cambio?, ¿cómo son percibidos
y entendidos estos cambios?, ¿en qué grado y qué colectivos ven alterada su
"zona de comodidad"?, ¿qué resistencias aparecen? etc..
Hoy en día, la evidencia nos dice que las empresas cambian y, seguramente, de
forma irremediable. Cada vez más, las variables que configuran el entorno macro
(demografía, tecnología, economía...) influyen de forma muy directa a la empresa.
Ello exige a la alta dirección una gran capacidad de adaptación y/o de antici-
pación, en el mejor de los casos, si se quiere estar presente de forma exitosa en el
mercado. Un mercado que, por inestable, genera a su vez nuevas oportunidades
de negocio.
Existen cambios que deben realizarse en un plazo relativamente corto de tiempo,
otros exigen una visión estratégica a más largo plazo; unos afectan a pocas
personas, otros, en cambio, tienen mucha repercusión; en cualquier caso,
cualquier proyecto de cambio responde a la propia biografía de la organización y
como tal debe de contemplarse de forma única.
Me atrevería a decir, y creo que estarían de acuerdo muchas de las personas que
han tenido que promover algún cambio en su ámbito de influencia, que implantar
un cambio es relativamente rápido y fácil. Dicho así, parece una provocación, pero
veamos algunos ejemplos. Podemos introducirnos en las nuevas tecnologías, a
veces nos vemos obligados a la movilidad geográfica, otras veces cambian los
procedimientos de trabajo; ...y en el extremo, el cambio puede ser mucho más
sustancial pues lo que pretende es modificar el sistema de valores y la cultura de
la organización.
En todos estos casos el denominador común es algo que cambiar. Tenemos claro
qué es lo que queremos cambiar. Este qué es algo concreto, tangible, observable,
y dentro de su complejidad, puede tener los pasos muy claros y definidos. Lo re-
almente difícil aparece cuando, estando convencida la dirección de la necesidad
de implantar esas nuevas formas de proceder, se tiene que obtener el compromiso
Fuente: Emma de Llanos i Serra. El papel del directivo en la dirección del cambio. Capital Humano, 2003, Diciembre, nº 172, p. 78-80.
54216 3
El papel del directivo en la dirección del cambio Escuela de Alta Dirección y Administración
4 54216
Escuela de Alta Dirección y Administración El papel del directivo en la dirección del cambio
similar al suyo pero, seguramente, de corte mucho más emocional que racional.
Es labor del directivo gestionar y contener estos procesos, tarea ardua y difícil si
todavía no ha elaborado su propia situación.
Por lo tanto, a título individual, quien asuma la dirección del cambio debe de
identificar cuáles son las expectativas que se depositan sobre él y valorar si
realmente está dispuesto a jugar este rol. Para el directivo, un proyecto de cambio
constituye una gran oportunidad de aprendizaje personal, y así debe de
contemplarse. Cambiar es aprender; es tener la mente abierta a nuevas formas de
proceder, es querer hacer las cosas de forma diferente a la habitual, es agudizar
el sentido crítico, es disponer de una gran dosis de humildad personal.
En definitiva, el liderazgo del cambio exige:
• Realizar un análisis de la propia posición y disposición a ser el "motor del
cambio" y actuar en consecuencia.
• Tener una visión clara, redefinir los valores y crear significados compartidos
con el resto de la organización.
• Cuando se inicia el proceso, ser capaz de explicar el por qué del cambio y
por qué ahora.
• Concebir el cambio como una gran oportunidad de aprendizaje y de
desarrollo personal.
• Concebir el cambio como un gran momento de aprendizaje en equipo.
• Revisar los propios sistemas de pensamiento y estilos de dirección.
• Ser consciente de que el proceso de cambio no sigue un camino lógico y
lineal sino que conlleva continuos avances y retrocesos.
• Ser consciente de que en muchas ocasiones va a sentirse muy solo en el
camino.
• Adoptar una postura firme pero flexible.
• Desarrollar una gran capacidad de observación y de atención para con los
mensajes enviados por el personal: actitudes, opiniones, hábitos, etc..
• Atender los procesos emocionales y las resistencias tanto particulares como
colectivas que surgen ante la idea de cambio.
• Respetar los sentimientos de los demás, así como compartir poder y
responsabilidades.
• Reestablecer y reconsiderar el contrato psicológico con la plantilla.
• Mantener comunicación frecuente: ayudar, apoyar, escuchar...
• Generar pequeños éxitos a corto plazo pues la gente necesita creer en la
"bondad" y positividad del cambio.
• Dejarse ayudar por las políticas de Recursos Humanos, pues son las que
permitirán orientar los comportamientos de las personas al modelo requerido
por el proyecto de cambio.
54216 5
El papel del directivo en la dirección del cambio Escuela de Alta Dirección y Administración
6 54216
Escuela de Alta Dirección y Administración El papel del directivo en la dirección del cambio
54216 7