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Un hombre no entiende lo que se le dice en las calles hasta que no los ha leído (en alusión a los Primeros

Analíticos y los Analíticos Posteriores de Aristóteles)


Charles Sanders Pierce

Es por un lado notorio que Lacan usa muchas referencias extra analíticas: lingüísticas,
filosóficas, lógico-matemáticas, por nombrar solo algunas. Pero es igualmente notorio
el hecho de que esas referencias tal cual están, ya ahí en sus campos respectivos, no
pueden ser utilizadas para el discurso analítico sino que estas requieren de un
procesamiento, de una manipulación, que no pocas veces produce una distorsión.
Esto provoca las protestas de los especialistas universitarios en esas disciplinas, por
el uso que hace de las mismas. Protestas de los lingüistas, y es un índice de lo que
quiero plantear: que Lacan mismo las acepte como válidas. Protestas de los filósofos,
basta recordar la forma en que calificaron algunos de ellos la presentación de
“Subversión del Sujeto”: una suerte de pesadilla, y hasta de elucubración producto de
cierto diabolismo. Protestas de los matemáticos (por si fueran pocas las ya conocidas,
este año apareció la que faltaba: un libro de autores argentinos con el título Gödel
para todos (1) en el que podemos leer las críticas a Lacan, por el “uso” que hace del
famoso teorema, siguiendo la línea de lo que se conoció como affaire Sokal, ¿Lacan
para el cachetazo? Uno de los autores, Guillermo Martínez escribió el libro en el que
se basa película Crímenes de Oxford. Por último, aunque no menos intensas, se unen
a estas las que se escuchan en el campo psi porque Lacan es muy complicado. En
este sentido la afirmación que rescata J. C. Milner sobre la posición de Lacan con
respecto a la ciencia, es esclarecedora: ya no se trata como en Freud, de cómo se
inscribe el psicoanálisis en la ciencia sino: ¿que es una ciencia que incluya al
psicoanálisis? (2)

En el seminario del acto analítico, luego de introducir sus bases como hecho
significante ligado a un decir, y separarlo de la acción, vemos aparecer temas lógicos
que van ganando espacio, hasta tomar completamente las clases sobre el final del
seminario, incluso se generan reuniones cerradas fuera del mismo para tratar estos
temas. Aparecen De Morgan, Pierce, Frege (hablando de distorsiones, a la forma de
escritura del concepto, Begriffschrift en Frege, Lacan le agrega el objeto a en el hueco
reservado al argumento en la función, es realmente para protestar) pero sobre todo
Aristóteles. ¿Porqué los desarrollos sobre el acto terminan con esta preeminencia de
la lógica, que no es un “en todo hay lógica”? lo que indicaría solo una alusión
metafórica, sino que por el contrario se despliega parte del arsenal de la lógica.

Lacan con Descartes: “O no pienso o no soy”. El grupo de Klein


En relación con el grupo de Klein, usado para mostrar las operaciones que con las
que intenta dar cuenta del acto, tendríamos que ir al seminario anterior donde la
alienación forzada del seminario 11, cuya alternativa siempre concluye en una falta
esencial (La bolsa o la vida, la vida o la libertad, etc.) es retomada en el seminario la
lógica del fantasma pero ya no como “ser o sentido”, sino que luego de una operación
sobre el cogito cartesiano este es formulado como o yo no pienso o yo no soy. La
misma se obtiene aplicando una de las llamadas “leyes de De Morgan”. Se puede
precisar y seguir esta operación (el primer paso es tomar una formulación del cogito
de la traducción al latín del propio Descartes, queda algo así como pienso y existo, al
cual como disyunción se aplica la fórmula de De Morgan no p y q es igual a no p y no
q), o sino como dice Lacan en la reseña del seminario, tomarlo como “un juego de
manos que podemos considerar logrado”. Esta es la forma en que el cogito, según
Lacan, es utilizable para el psicoanálisis ya que permite separar el inconciente,
formulado como “yo no pienso” del es freudiano, formulado como “yo no soy”,
Tenemos ya tres de los términos que usará para armar el grupo de Klein con las tres
operaciones alienación, verdad y transferencia (el tema del desecho-producto de cada
una debe seguirse en el recorrido del cuadrángulo, y no siempre resulta clara su
correlación con las operaciones. Menciono a, menos phi, y S tachado). El ou ou de la
alienación original (arriba a la derecha); la elección menos peor “yo no pienso” del
inconciente, (arriba a la izquierda) y el “yo no soy” del es freudiano, (abajo a la
derecha). Lo importante es que de la conjunción de estas negaciones en ambas
quedará negado el yo, no hay quien diga yo a nivel del inconsciente y ni quien diga yo
a nivel de la pulsión. Para seguir las operaciones habría que dibujar el grupo con los
vectores orientados, lo que excede el propósito de un breve comentario.

El acto y el todo

Por un lado tenemos una oposición masiva entre el acto y la universal, “El acto
consiente en zafarse de la universal”(3), pero en la misma línea del acto e
íntimamente ligados a este, lo mismo para la interpretación, y para la existencia del
analista ya que no puede haber un predicado universal que de cuenta de dicha
existencia.
Ya en la clase 6 aparece la pregunta sobre si hay “el” analista, y la afirmación de que
ese planteo es semejante a lo que es en lógica la cuestión de la existencia. Parte de
la fórmula indeterminada “hay psicoanalista” al modo en que unos años mas
adelantará como “hay de lo uno”, pero hay que ver de que modo hay “un”
psicoanalista. La universal no puede establecer ningún tipo de existencia, estaría
cercana a una escencia, ligada al concepto, al uno unificante del concepto, ”puro
símbolo cuya denotación espera ser efectuada” (4). La particular, llamada existencial
que hace lo que afirma, “existe”, pero como se podrá ver siguiendo el desarrollo de
esta problemática, el existe solo tampoco soluciona el problema ¿para que tanta
lógica si fuera solo eso?, veremos como cree Lacan poder dar cuenta de lo poco de lo
que puede pretender a la existencia. Es muy ilustrativo el ejemplo de Lacan respecto
a este problema de la universal “todo francés merece morir por su ella” referido a la
patria, hasta ahí ningún problema, estamos a nivel del concepto, pero “algún francés
debe morir por ella” ahí las cosas se complican.
Que identifique la cuestión con el problema de la existencia en lógica, de alguna
manera orienta los desarrollos posteriores en relación al universal y a la operación
que empieza a realizar sobre la misma. En palabras de J. C. Milner “el no-todo no
puede escribirse mas que distorsionando las fórmulas de la lógica”.

Lacan con Aristóteles


¿Es Lacan aristotélico? ¿Lo introduce para criticarlo? Él mismo oscila entre decir que
Aristóteles fracasó en su empresa, a que él es aristotélico, ¿hay un Aristóteles de
Lacan? Esta operatoria no puede resultar una novedad en este ámbito, la relación con
Freud, seguramente más importante que la relación con Aristóteles, se presenta bajo
esta forma y requiere de un trabajo mayor, que de hecho se ha establecido como eje
fundamental de lo que se desarrolla en el Centro Descartes con el título “El debate
Freud Lacan”.
Por un lado toda la lógica que va a usar o, tomando sus palabras, que trata de
construir tiene su base aristotélica, en el sentido que conviene al psicoanálisis. Lo que
para otros campos, fundamentalmente universitarios, es crítica toma su valor para el
psicoanálisis: es una lógica basada en la gramática. Que el horizonte de Lacan sea
una lógica totalmente formalizada, es algo en lo que no acuerdo, por ejemplo no cree
que con los últimos desarrollos lógicos basados en los cuantificadores pueda
plantearse el tema del sujeto y se lamenta del giro que tomó la lógica de reducir el
sujeto a la variable de una función pasando por la dialéctica del cuantificador. Por el
contrario para Lacan es Pierce quien tuvo un punto de vista privilegiado en la historia
de la lógica ubicándose en el punto de pasaje de la lógica formal a la lógica moderna.
Este será un punto de partida acorde al psicoanálisis sobre el que habrá de trabajar.
Un pasaje del seminario ilustra bien esto, “Entonces -referido a lo que él plantea de la
lógica -; ¿no es más que Aristóteles? Sí, ¿por qué no? Simplemente hay que tratar de
hacer más.”
No será poco problema ese “mas” y en él está toda la complejidad que vemos
desplegarse y, que retomada unos años mas adelante, encontrará un tipo de
conclusión con la escritura de la no relación en las conocidas fórmulas; y donde los
aquí “lances con su instrumento” referido a los cuantificadores, encontraran allá otra
forma de uso. Con solo haber visto las escrituras de las fórmulas podemos recordar
que a diferencia de lo que se hace en lógica clásica donde lo que se niega es una
proposición (función cuantificada), Lacan niega sus componentes por separado, la
negación cae sobre el cuantificador, o sobre la función, pero también sobre ambas
como es el caso de la universal negativa. Quizá esta no sea una ocasión para la
protesta puesto que otros lógicos lo habían hecho antes. En los seminarios 14 y 15
aparecen muchas alusiones a que la aplicación de la negación y de la doble negación,
no vuelve al punto de partida sino que produce algo nuevo, produciendo formas
silogísticas del tipo no hombre que no sea prudente, que es la forma en que enuncia
la universal afirmativa (no me equivoqué al escribirlo) menos tranquilizador que el todo
hombre es prudente aristotélico.
En este punto vuelvo a Pierce, y a su, según Lacan, lugar privilegiado en la historia de
la lógica. Pierce, cercano a los cuantificadores aún por venir, propuso el cuadrante del
que Lacan sacará fruto, aunque el análisis es breve, analiza el cuadrante propuesto
para escribir las 4 formas proposicionales y concluye que ambas universales son
verdaderas y no se contradicen, lo que veremos mas adelante en el análisis de la
particular. En relación con esto hay un importante artículo de Pierce La silogística
Aristotélica (5) en el que analiza la lógica aristotélica (de donde tomé el epígrafe
inicial), vemos ahí algo que Lacan retomará, los cuantificadores no se refieren a una
cantidad, Pierce propone otra nominación para ellos, Lacan usando el mismo
argumento preferirá llamarlos cuantores.
En relación a la problemática que irá desarrollando, tenemos una afirmación que
indica el problema lógico en el que Lacan se encontraba. Hablando de la
interpretación, cuya condición es también la de escapar del todo de la universal: “lo
que engendra la interpretación analítica es algo que no puede ser evocado de lo
universal mas que bajo la forma, que les ruego remarcar hasta que punto es contraria
a todo lo que hasta ahora se calificó como tal, esa especie de particular que se llama
llave maestra”. Como se ve, una universal, distinta a todo lo que se ha llamada así
hasta ahora, pero que es una especie del particular. Hermosa ensalada a la que
veremos alcanzar una formulación más clara en la página 28 de la versión de El
Atolondradicho que aparece en la revista Escansión Nº 1 (6)“Precisamente, allí
conjugo, el todos de la universal, modificado mas de de lo que uno imagina, en el
paratodo del cuantor, con el existe un que lo cuántico le aparea, siendo patente su
diferencia con la proposición que Aristóteles dice ser particular. Los conjugo porque el
existe un al hacer de límite al paratodo, es lo que lo afirma o lo confirma […]”. Y en
relación a la existencia solo una líneas antes en el mismo texto: “… del complemento
que ofrezco mas arriba a toda posición del universal en cuanto tal, el que sea preciso
que un punto del discurso, una existencia como se dice, tache de falsa a la función
fálica, para que establecerla sea “posible”, que es lo poco de lo que puede pretender a
la existencia.”

Lacan con Brunschwig


La relación de Lacan con Aristóteles con la temática que desarrollamos (Aristóteles ha
sido tomado en forma constante por Lacan para otros temas) podemos decir que tiene
como tercera, a la manera del Hegel de Kojève, una tesis de Jacques Brunschwig
sobre Aristóteles. Dos analistas lacanianos que han escrito seriamente sobre el tema,
cada uno con una filiación distinta, no pueden dejar de mencionar el peso de las tesis
de Brunschwig en la producción de Lacan de esos años. Jean Claude Milner en su
texto Las inclinaciones criminales de la Europa Democrática (7) en el que hace uso de
las fórmulas de la sexuación, o mejor dicho de las teorías del todo en Lacan; el todo
limitado y el todo ilimitado diferenciados de infinito (Ej. la superficie de una bola de
billar tiene finitos puntos pero no tiene límite), para analizar el problema-cuestión judía
y las soluciones-respuestas, fatales, que Europa dio a la misma. No son las fórmulas
en sí mismas pues no se trata de la función fálica sino una función que él llama
“socialidad”, y tampoco es para establecer las inscripciones hombre o mujer en
relación al goce que obtienen en su relación con el lenguaje. Pero usa en todo su
análisis el todo limitado y el todo ilimitado presentes en las fórmulas de Lacan. Milner
señala el artículo de Brunschwig como una de las principales fuentes
de L´etorudit (véase en el texto citado anteriormente el capitulo Aclaraciones en la
páginas 132 y 133) y cuando busca el hoy conocido no todo, presente en Aristóteles,
lo hace en los textos indicados por Brunschwig. Este artículo aparece en los Cahiers
pour l´analiseNº 10 con el título “La proposition particuliere chez Aristote”
Por su parte Guy Le Gaufey en su texto ya citado El no todo de Lacan dedica unas
páginas a explicitar dicha tesis. La particular puede ser concebida como un caso de la
universal, y en ese caso volveríamos al problema de la universal y su imposibilidad
para fundar una existencia. Para esto hay que diferenciar dos particulares en
Aristóteles, una en sentido máximo y otra en sentido mínimo, una coincide con el uso
común de la lengua y es la que le sirve a Lacan y no a Aristóteles, algunos pasajeros
sobrevivieron al accidente, o sea que hay algunos que no, no todos sobrevivieron,
contradice al todo, al menos uno no sobrevivió. La otra establecida en la lógica
clásica, aunque no coincide con el uso común de la lengua, el algunos como un caso
particular del todos y no lo contradice, es solo un caso del todos que lo cumple sin
pronunciarse sobre si hay otros que no. La tesis de Brunschwig, es que a Aristóteles
le causaba problemas el uso de la particular en su sentido máximo, ese algunos que
contraría al todos, fundamental para Lacan, y que poco a poco la fue eliminando de su
sistema hasta hacerla desaparecer, quedando solo reducida a su sentido mínimo que
es la que aparece en los manuales de lógica (en otro contexto se podría especificar
cuales son esos problemas planteados como obstáculos al formalismo que pretendía).
Lacan puede rescatar y usar para el psicoanálisis este “no todo”, que aunque ya
formulado aquí, solo será escrito unos años mas adelante.
En este sentido en la clase 9 tenemos un pasaje que ilustra que ya acá esta presente
no solo la problemática de la no-relación: “él (el sujeto) realiza que no tiene el órgano
de lo que yo llamaría—porque hay que elegir bien el término—el goce único, unario,
unificante, se trata propiamente de lo que hace uno el goce en la conjunción de
sujetos de sexo opuesto, es decir sobre lo que insistí el año pasado marcando que no
hay realización subjetiva posible del sujeto como elemento, como partenaire sexuado
en lo que él imagina como unificación en el acto sexual[...].”; sino también el problema
de cómo escribir esa no relación. Haciendo un brevísimo análisis del cuadrante de
Pierce dice “la afirmativa universal y la negativa universal no se contradicen”,lo que se
puede saber leyendo “convenientemente” a Aristóteles, ambas son verdaderas, “lo
que curiosamente Aristóteles desconoce”. Agrego por último que en la clase 12 habla
de que la relación de subalternación entre la universal y la particular debe ser
cuestionada. En el texto de Le Gaufey están explicitados los dos cuadrados lógicos, el
clásico de la particular mínima y el de la particular máxima sobre el que se apoyan las
fórmulas (universales afirmativa y negativa que no se contradicen y particulares que
no son subalternas de la universales), si es cierto que Lacan se apoya en las tesis de
Brunschwig entonces el cuadrado lógico clásico cambia todas sus relaciones.
No es el propósito analizarlas acá en detalle, se puede seguir el planteo en los libros
mencionados, sino mostrar que estos problemas ocupaban a Lacan ya en este
seminario (en líneas generales suele ubicarse estos problemas en los seminarios 18 y
19) y esclarecer algo su lectura poniéndolos de manifiesto. Señalo que la no relación,
aún no escrita, está formulada en inconmensurabilidad del objeto a, que es lo que
encontramos en la reseña, donde todos los extensos desarrollos del seminario
quedan reducidos a “algunos lances”con el uso de los cuantificadores, que
paradójicamente son usados porque “tienen el mérito de no ser satisfactorios” (para
capturar la universal). No es lo mismo lo que dice que lo que escribe. (aunque poco
tiene que ver con este desarrollo, no quería dejar fuera, ¿fascinación del todo?, el
consejo que habría dado Dumézil a Foucault en la línea de la tradición universitaria
francesa, a la que Lacan podemos decir que contraría: “no escribir algo que no haya
sido pronunciado y no pronunciar nada que no esté destinado a ser escrito” (8).)
Por último, si recordamos el seminario del año 62-63 en el que Lacan introduce el
objeto a, veremos que ahí lo desprende de lo imaginario pero también de la captura
simbólica del concepto, vía aconceptual,(9) dice Jacques A Miller, quien en el texto La
angustia lacaniana(10), titula el primer capítulo "La angustia o el concepto " señalando
además el movimiento del seminario entre un comienzo con un gran despliegue
significante por el lado etimológico, para dar lugar a lo que no se presta a la dialéctica.
El objeto a está montado sobre el objeto parcial, (en la clase 8 del acto, que es en
realidad un debate entre sus alumnos, Guattarí recuerda acertadamente esa
procedencia del a) pero ese objeto parcial atribuido a Freud curiosamente nunca se
integrará para formar parte de una unidad. El dato que da Guy Le Gaufey merece ser
tenido en cuenta y verificado para estos temas lógicos, Freud nunca habló de objeto
parcial, si no de pulsión parcial, el objeto siempre fue cualquiera, Abraham preanunció
algo de eso, y es con M. Klein que toma carta de ciudadanía. Esto es “Uno de los mas
grandes descubrimientos produjo la teoría analítica”con que lo califica Lacan,
refiriéndose a la función del objeto parcial, suena raro como se suele decir, pues
recordemos que en M. Klein se une al objeto total y Lacan desde hace años aniquiló
cualquier posibilidad de realización genital, de síntesis en un objeto total, es por lo
tanto un objeto parcial que no pertenece ni pertenecerá nunca a ninguna totalidad, ni
a ninguna unidad cercana al concepto, esta parcialidad así planteada sería de Lacan,
a pesar de que se apoye políticamente en Freud.
Si creemos que el no todo está, ya ahí en Aristóteles, como el objeto parcial en Freud,
como la teoría del significante en Saussure, creo que no vamos a encontrar lo que
buscamos. Si para entender los desarrollos lógicos de Lacan, empezamos por el
cuadrado en el que se ordenan las 4 proposiciones aristotélicas, aunque no es
Aristóteles quien lo presenta de este modo, y que podemos bajar de Google(11) no
entendemos que pasa porque ahí, en buena lógica, la afirmativa y la negativa
universal son contradictorias; la particular es subalterna de la universal. Si es cierto
que Lacan se apoya en la tesis de Brunschwig y toma la particular en su sentido
máximo, entonces el cuadrado lógico que sirve de apoyo a las conocidas fórmulas,
cambia todas sus relaciones. Cabe señalar que este apoyo solo resuelve parte de la
complejidad de la escritura de las mismas y además queda la pregunta ¿la tesis
mencionada había sido leída por Lacan a la altura del seminario sobre el acto?, o
luego encuentra en ella una solución para algunos de los problema que acá le
ocupaban.

Gustavo Gonzalez

ALGUNAS REFERENCIAS DE LACAN A ARISTÓTELES

Comentario del Seminario de Enrique Acuña “Las escrituras del goce femenino –Psicoanálisis y
Literatura” – Clase del 17/06/17

Por Sebastián Ferrante

Continuando con la lectura detallada de los Seminarios XIX (… O peor) y XX (Aún), en la clase
anterior Acuña había introducido la referencia a Aristóteles para señalar que, en su búsqueda de la
verdad, distingue dos modos de acceso: por un lado la ciencia o episteme, con procedimientos de
demostración; y por otro la retórica, ligada a técnicas de persuasión y convicción. De este modo,
explicaba el uso que daba Lacan, para arribar a sus desarrollos sobre la sexualidad femenina en
Freud hasta su propia lógica en la escritura de las “fórmulas de la sexuación”.

Lacan lee en Aristóteles tanto la lógica formal, donde se ponen en juego las categorías: universal,
particular, positivo, negativo; como la lógica modal donde la combinación de las anteriores tiene
por resultado las categorías de lo posible, lo imposible, lo necesario, lo contingente. Para el texto
de Aristóteles, Ezequiel Rueda fue invitado a comentar algunos pasajes del Tratado de lógica. La
primera parte de su intervención consistió en ubicar el Tratado… en la obra de Aristóteles. Así,
siguiendo a un comentador académico aisló tres periodos, de acuerdo a lugares de las clases:
Academia, Atenas, Liceo (el Tratado… corresponde a este periodo). También retomó la distinción
entre ciencia y retórica, ubicando al filósofo entre los positivistas, ya que su pretensión científica
se sostiene en la correspondencia con los hechos fácticos. Sin embargo, advierte que la distinción
entre ciencia y retórica queda desdibujada en la medida en que la transmisión de los
conocimientos científicos requiere de cierta dosis de persuasión y convicción. Acuña vincula la
retórica con la potencia del lenguaje como aparato de goce que determina y capta la realidad. Es
por el lenguaje que se puede acceder a un saber aunque parcial del goce que suspira. El
significante aspira en su ideal de transmisión a una solidez análoga a una ley científica.

En la segunda parte, tomó como indicación un párrafo de Lacan del Seminario XIX: “(…) apenas les
diré que consigan los Primeros Analíticos, más exactamente llamados Analíticos anteriores. Aun a
aquellos –por supuesto, los más numerosos- que nunca tendrán el coraje de leerlos aunque sean
fascinantes, les recomiendo de todos modos leer dentro de lo que se llama el libro I, en el capítulo
46, lo que Aristóteles produce sobre lo tocante a la negación, a saber, sobre la diferencia que hay
entre decir que lo contrario de el hombre es blanco es el hombre no es blanco o, como mucha
gente lo creía ya en su época –eso empero no lo detuvo-, lo contrario es el hombre es no blanco.”

Sobre las cuatro formas que surgen de combinar las categorías lógicas, se puede reparar en el
“particular negativo” –no es todo hombre blanco- ya que es sobre esa negación que Lacan va a
construir el no-todo que designa la sexualidad femenina sostenida por el falo simbólico como
presencia de una ausencia, es decir una “excepción” a lo Universal del Todo. Al mismo tiempo,
destaca que la negación tiene que estar precedida por una afirmación primera, algo que se verifica
en el hecho de que Aristóteles comienza la lógica del silogismo por el universal “todo”, para luego
arribar a lo existencial negativo.

El paso siguiente es la lógica modal, donde la modalización hace jugar lo que está en potencia y lo
que pasa en acto teniendo en cuenta el tiempo. Acuña se detiene en lo “contingente” –definido
por Aristóteles como la reunión de lo “no imposible” y lo “no necesario”- para afirmar que el
“encuentro” con un objeto amoroso es ya “no necesario”, y como segundo tiempo se puede
decidir sobre lo posible o lo imposible. En los decires amorosos de la experiencia analítica (que
aspira hacer un Uno supletorio sobre el No-Hay relación sexual) se llega a un hueso donde se capta
algo de ese imposible de decir, una definición de lo real.-

Bibliografia:

-Aristóteles: Tratado de Lógica -Organon II, Analíticos Primeros y Segundos. Ed. Gredos, Madrid,
1990.

-Jacques Lacan: Seminario XIX …O peor, capitulo I. Ed.Paidos, 2012.

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