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Reg.: A y S t 206 p 230-239.

En la ciudad de Santa Fe, a los veinte días del mes de abril del año dos mil cinco, se reunieron en acuerdo los
señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, doctores María Angélica Gastaldi, Mario
Luis Netri y Eduardo Guillermo Spuler, con la presidencia del señor Ministro decano doctor Rodolfo Luis
Vigo, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados "AGUIRRE, Noelie y otros contra GOBIERNO DE
LA PROVINCIA DE SANTA FE -Acción de Amparo- sobre RECURSO DE
INCONSTITUCIONALIDAD" (Expte. C.S.J. n° 377, año 2003). Se resolvió someter a decisión las
siguientes cuestiones: PRIMERA ¿es admisible el recurso interpuesto? SEGUNDA: en su caso, ¿es
procedente? TERCERA: en consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar? Asimismo, se emitieron los
votos en el orden en que realizaron el estudio de la causa, o sea: doctores Netri, Gastaldi, Spuler y Vigo.

A la primera cuestión -¿es admisible el recurso interpuesto?- el señor Ministro doctor Netri dijo:

Mediante resolución registrada en A. y S., T. 190, pág. 273 esta Corte admitió la queja por denegación del
recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la demandada contra la resolución 73, del 30 de agosto de
2002, dictada por la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Laboral de la ciudad de Rosario,
confirmatoria del auto de primera instancia que, a su turno, había despachado una medida cautelar de no
innovar a solicitud de los actores.

El nuevo examen de admisibilidad que corresponde efectuar con los principales a la vista (art. 11, ley 7055),
me conduce a ratificar dicha conclusión.

Voto, pues, por la afirmativa.

A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Gastaldi, Spuler y el señor Ministro decano doctor Vigo
expresaron idéntico fundamento al vertido por el señor Ministro doctor Netri y votaron en igual sentido.

A la segunda cuestión -¿es procedente el recurso interpuesto?- el señor Ministro doctor Netri dijo:

La materia litigiosa puede resumirse así:

1. Ante el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Laboral N° 3 de la ciudad de Rosario, un grupo de


jubilados y pensionados de la actividad bancaria que perciben sus haberes de la Caja de Jubilaciones y
Pensiones de la Provincia de Santa Fe y de la Caja Municipal de Previsión Social de Rosario, promovió
recurso de amparo contra la Provincia de Santa Fe cuestionando su incorporación al Instituto Autárquico
Provincial de Obra Social (I.A.P.O.S.).

Argumentaron, básicamente, que la ley 11854, que dispuso "la incorporación al régimen de la ley 8288
(Instituto Autárquico Provincial de Obra Social, I.A.P.O.S.), de todos los jubilados y pensionados de la Caja
de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia de Santa Fe y sus grupos familiares primarios que hubieren
prestado servicios en el Banco Provincial de Santa Fe o Banco de Santa Fe S.A.P.E.M., en el Banco
Municipal de la ciudad de Rosario y en el ex Banco Municipal de la ciudad de Santa Fe y que a la fecha se
encontraban comprendidos en otro régimen similar, por efecto de la ley 10553", resulta lesiva de derechos de
rango constitucional.

En tren de fundar su postulación sostuvieron que en su condición de ex trabajadores bancarios o


derechohabientes de éstos, han sido aportantes a la obra social de su actividad, hoy Obra Social Bancaria
Argentina (O.S.B.A. Solidaridad), que es una obra social sindical constituida por la Asociación Bancaria y
regida por las leyes nacionales 23660 y 23661.

Dijeron que la referida ley provincial les ocasiona diversos perjuicios que pueden resumirse así: a) son
transferidos de una obra social que les pertenece como trabajadores bancarios a un ente burocrático estatal;
b) les impone un traspaso forzoso que lesiona su voluntad y su libertad de elegir permanecer en la obra social
donde han efectuado sus aportes y "recibido atención durante toda su vida"; c) les priva del derecho de
pertenecer a una obra social integrante del Sistema Nacional Integrado de Salud; d) les priva de continuar su
asistencia y tratamiento médico con los profesionales con los que se venían asistiendo; e) el nuevo sistema es
más oneroso; f) el I.A.P.O.S. tiene una cobertura geográfica limitada; g) algunos de los actores ya cuentan
con la cobertura del I.A.P.O.S.
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Aducen que la ley 11854 es inconstitucional por vulnerar el ejercicio de facultades delegadas por las
Provincias al Congreso de la Nación (art. 75, inc. 12, C.N.) como las de dictar las normas relativas al trabajo
y seguridad social. En esa línea, alegan que las leyes 23660 y 23661 y el decreto 9/93 -libre elección de obra
social- constituye derecho federal sobre el cual las provincias no pueden legislar y menos aún sustraer a
determinados beneficiarios del régimen de seguridad social creado por la ley nacional.

Asimismo, la reputan violatoria del derecho a la salud y a la protección y bienestar de la familia (art. 14 bis
C.N. y arts. 19 y 21 CPSF) y del derecho a la libertad de elección de los consumidores del servicio de salud
(art. 42 C.N.).

El remedio incoado es procedente, a juicio de los demandantes, en función de que se dirige contra un acto
manifiestamente arbitrario y lesivo de las normas constitucionales apuntadas; comporta una amenaza, cuando
no una lesión inminente que requiere tutela judicial efectiva en tanto habrán de perder su derecho a la
asistencia médica brindada por O.S.B.A., y en muchos casos no podrán continuar con sus tratamientos
médicos o someterse a cirugías y prácticas ya programadas y en los restantes se frustrará su derecho a ser
asistido por los médicos o entidades que lo vienen haciendo; no existen otras vías más idóneas para resolver
la cuestión en tanto las vías ordinarias no permiten reparar la amenaza de daño referida.

Pidieron, en definitiva, se haga lugar al amparo declarándose la inconstitucionalidad del artículo 1 de la ley
11854.

2. Asimismo, los amparistas solicitaron una medida cautelar de no innvovar, disponiéndose que, hasta tanto
se dicte sentencia, los actores permanezcan como aportantes y beneficiarios de O.S.B.A. a cuyo fin deberían
librarse oficios al I.A.P.O.S. y a la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia de Santa Fe y al Instituto
Municipal de Previsión Social según corresponda, haciéndoles saber que deberían abstenerse de continuar
realizando descuentos con destino al I.A.P.O.S. y mantener el descuento y depósito con destino a O.S.B.A.
(fs. 49/57).

3. El Juez de baja instancia despachó, de conformidad y previa constitución de contracautela, la medida


cautelar solicitada por los demandantes (fs. 58/59).

4. Ese decisorio fue recurrido por la accionada mediante revocatoria y apelación subsidiaria (fs. 64/68).

Adujo, en lo esencial, la ausencia de verosimilitud del derecho invocado por los actores en tanto la
posibilidad de impugnar actos estatales por vía de amparo exige arbitrariedad o ilegalidad manifiesta,
extremo que se agudiza para el despacho de una cautelar, donde se requiere un "plus" a los requisitos
generales.

No se valoró siquiera que lo actuado responde al derecho positivo vigente, lo que no resulta enervado por la
tacha de inconstitucionalidad.

No existe peligro en la demora en tanto las causales invocadas carecen de entidad a nivel cautelar puesto que
la mayoría de las denunciadas contemplan hipótesis abstractas (no se demostró la necesidad del servicio
fuera de la provincia, ni onerosidad, ni superposición de prestaciones, ni privación de continuar la asistencia
médica). Recuerda, en este sentido, que los actores no se quedan sin obra social.

Finalmente, destacó que la Provincia carece de legitimación pasiva en tanto los actos (descuentos) no fueron
materializados por ella sino por el I.A.P.O.S., la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia de Santa Fe
y el Instituto Municipal de Previsión Social, reparticiones que debieron haber sido las demandadas.

5. El Magistrado de baja instancia rechazó la revocatoria y concedió la apelación en los términos del artículo
10 de la ley 10456 (f. 68).

6. Luego, la Provincia respondió la demanda (fs. 91/102).

Argumentó, en lo sustancial, que el amparo era inadmisible en razón de que "los derechos supuestamente
vulnerados pueden válidamente ser resguardados a través del proceso contencioso administrativo, el que en
la economía de la ley 11330 establece un abanico de posibilidades cautelares que hubieran resultado
absolutamente suficientes para dar respuesta adecuada...".
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Destacó el carácter excepcional del amparo; negó perjuicio alguno y consecuentemente su irreparabilidad
diciendo que no existe ningún daño puntual que se haya -aunque sea someramente- demostrado para
justificar el remedio intentado; invocó la necesidad de mayor amplitud de debate; cuestionó la manifiesta
ilegalidad o arbitrariedad; señaló que no se lesionaba ningún derecho constitucional desde que la salud de los
pasivos y su grupo familiar está garantizada a través del I.A.P.O.S.; controvirtió los motivos fundantes del
planteo de inconsitucionalidad efectuado por los actores y por último reiteró que carecía de legitimación
pasiva.

7. Los demandantes respondieron la defensa de falta de legitimación pasiva, bregando por su rechazo en
tanto la Provincia, argumentaron, era la autora del acto manifiestamente arbitrario e ilegal (ley 11854).

8. Arribados los autos a la Alzada, ésta confirmó, mediante resolución del 30.8.2002, la medida cautelar
dispuesta en baja instancia (fs. 124/125).

Los fundamentos de ese decisorio radican, básicamente, en que el juicio de verdad en materia cautelar no
exige certeza sobre la existencia del derecho pretendido y si bien en este ámbito debe admitirse una postura
restrictiva cuando se cuestiona la vigencia de una ley, en el caso la verosimilitud del derecho aparecía
configurada ya que la ley impugnada afecta "prima facie" los derechos a la salud y de libertad de elección
consagrados constitucionalmente.

El peligro en la demora fue debidamente señalado en el escrito inicial en tanto "los actores perderían el
derecho de seguirse atendiendo por los profesionales de la salud que los asistían, siendo un sistema más
oneroso y con cobertura geográfica limitada, por lo que los perjuicios aducidos se tornan evidentes".

Dijo, por último, que no se afectaba el interés público porque un número determinado de personas no escojan
la obra social de la demandada.

9. Contra tal pronunciamiento, la accionada interpone recurso de inconstitucionalidad.

En su presentación denuncia gravedad institucional puesto que se suspenden los efectos de la ley 11854
dictada por la Legislatura provincial en el marco de su competencia, afectando el alto interés institucional de
respeto al ordenamiento jurídico e invoca una resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
dictada en causa análoga a la presente que denegó una cautelar como la de autos.

Afirma que la Provincia de Santa Fe carece de legitimación pasiva en este proceso reiterando los argumentos
ya expuestos en las instancias anteriores y sostiene que si bien el amparo es viable contra actos, hechos y
omisiones en cuyo trámite puede declararse inconstitucional una ley, ello no significa abrir la vía excepcional
para cuestionar una norma directamente y discutir su validez con el Estado Provincial en cuanto autor de la
misma.

En tales condiciones, enfatiza, el amparo está mal direccionado y ese vicio genético -de clara naturaleza
constitucional- afecta su validez de tal forma que justifica el recurso de inconstitucionalidad aún en el marco
de una medida cautelar.

En otro orden, señala que un planteo de inconstitucionalidad no puede sustentar una cautelar en el ámbito de
un recurso de amparo, desde que este remedio exige la existencia de arbitrariedad o ilegalidad manifiesta,
resultas de lo cual "una simple alegación de inconstitucionalidad" no puede dar pie para el dictado de una
prohibición de innovar. Cualquier presunción (fumus) del grado que sea, debe favorecer a la ley y no a su
objeción.

Finalmente le imputa a los Sentenciantes caer en falta de fundamentación en la decisión cautelar por
sustentarla en su sola voluntad.

Consigna, en este sentido, que se acumularon situaciones subjetivas diversas (jubilados y pensionados de la
Caja de Jubilaciones de la Provincia y del Instituto Municipal de Previsión Social de Rosario) sin que existan
constancias acreditativas de las mismas.

Critica la argumentación de la Sala vinculada a la verosimilitud del derecho desde que la tuvo por
demostrada con la sola mención genérica de derechos constitucionales, lo que no puede justificar una
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pretensión cautelar.

Califica de "mínimo e irrelevante" el argumento relativo al peligro en la demora que la Alzada fundó en la
pérdida del derecho a seguir atendiéndose con los profesionales médicos que lo venían haciendo, ya que
ninguno de los amparistas invocó ni probó hallarse bajo tratamiento médico al momento del planteo de la
acción.

Igual vicio le endilga respecto de las afirmaciones relativas a "sistema más oneroso" y "con cobertura
geográfica limitada", porque tales aspectos no resultan probados en la causa.

En otra perspectiva, dice que la elección libre de obra social no es una prerrogativa que constituya una regla
o principio, antes bien es una hipótesis no prevista, pues la solución normativa es la afiliación compulsiva
vinculada al tipo o naturaleza de la relación de dependencia.

Siendo ello así, asevera, la impugnación de inconstitucionalidad sustentada en el cercenamiento de una


prerrogativa inexistente, no tiene asidero jurídico.

Por último, realiza consideraciones en torno a la atribución provincial de instrumentar un sistema de


seguridad social integral (arts. 19 y 21 de la Const. Pcial.) y a las características del mismo, al tiempo que
asegura que no existe violación del decreto nacional 9/93; concluyendo que todos estos elementos desechan
la posibilidad de que la ley 11854 sea manifiestamente ilegítima o inconstitucional.

10. Tal como surge del relato precedente la Provincia de Santa Fe, al responder el amparo, señaló que "los
derechos supuestamente vulnerados pueden válidamente ser resguardados a través del proceso contencioso
administrativo, el que en la economía de la ley 11330 establece un abanico de posibilidades cautelares que
hubieran resultado absolutamente suficientes para dar respuesta adecuada...".

10.1. Tal afirmación impone liminarmente determinar si la materia comprometida en la causa es de


naturaleza contencioso administrativa, a lo que no obsta la circunstancia de que los autos hubieran arribado a
esta Corte en virtud de la impugnación de una medida cautelar.

Ello así, habida cuenta de las especiales aristas que revisten a esta materia, impregnada -tal como se señala
en la exposición de motivos de la ley 11330- de interés público.

En este sentido esta Corte, en numerosos precedentes, ha señalado que la distribución de competencia
contencioso administrativa entre los distintos órganos jurisdiccionales es "tema de alta política constitucional
y legislativa" ("Gastonjáuregui", A. y S., T. 145, pág. 132). Es más, se ha sostenido que el sometimiento de la
Administración Pública a un juez incompetente en razón de la materia puede implicar la violación al
principio fundamental de la división de poderes ("Grandinetti", A. y S., T. 132, pág. 477).

Y desde antaño este Órgano ha sostenido la absoluta inoperancia de los pactos sobre prórroga de esa
competencia, cualesquiera sean las razones que se aduzcan para concertarlos o admitirlos en sede
jurisdiccional (A. y S., T. 35, pág. 208 y T. 55, pág. 285); agregando que tampoco puede ser consentida la
que puedan asumir otros jueces.

Al respecto, ha entendido que el control de esa competencia constituye una potestad cuyo ejercicio, que
puede ser aun de oficio, no se paraliza con el consentimiento que las partes hayan podido dar respecto de la
competencia de otros jueces. Así, al considerar planteos basados en el artículo 2, in fine, de la ley 10160, el
Tribunal expresó que esa norma "no puede incluir competencia 'ratione materiae' que deriva de la
Constitución provincial (artículo 93), y ha sido asignada a esta Corte Suprema de Justicia ('D.P.C.
Computación S.A.', A. y S., T. 119, pág. 247)" (en igual sentido "Laurini", A. y S., T. 144, pág. 141;
"Balquinta", A. y S., T. 144, pág. 146; "Veinticcinque", A. y S., T. 144, pág. 203).

Ha considerado también que "si es al menos posible que la pretensión ejercida ante un juez ordinario sea
contencioso administrativa en los términos de esa norma constitucional, para la efectiva aplicación del
artículo 2 (ley 11330) debe prescindirse del modo y forma procesal en que se haya hecho valer esa pretensión
(recurso de amparo, demanda laboral, acciones meramente declarativas, etc.). Así lo expresó en autos
"Gastonjáuregui" (citado) en el que, por aplicación de similares criterios, desechó los argumentos que se
oponían a la intervención del Tribunal con anterioridad a que se resolviera la causa, explicando -para así
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decidir- que la tutela de la competencia constitucional de la Corte en materia contencioso administrativa,


como así también la efectiva custodia de los intereses en juego en este tipo de cuestiones, exige que su
intervención sea "inmediata", tal como lo establece expresamente el artículo 2 de la ley 11330, lo que se
vería obstaculizado si debieran substanciarse las respectivas causas ordinarias.

Agregó que ello era así, sin perjuicio de la necesidad de evitar la sustanciación innecesaria de una causa
"según lo informan principios de celeridad y economía procesal en pos de una eficaz administración de
justicia" ("Bacchetta", A. y S., T. 132, pág. 67).

A la luz de estos criterios, entonces, corresponde discernir si la materia comprometida en la causa es


contencioso administrativa.

La respuesta a tal interrogante es afirmativa desde que, de los términos de la demanda se desprende que los
accionantes impugnan una disposición de derecho público local dictada en el marco de relaciones de esa
índole atinentes a la seguridad social de un sector de pasivos vinculados a la Administración Pública a través
de las respectivas Cajas de Previsión.

En definitiva, la pretensión de los accionantes se dirige a cuestionar el destino de los descuentos que sobre
sus haberes de pasividad efectúan las citadas Cajas para aplicar al régimen de la seguridad social instituido
en la Provincia de Santa Fe, y desde esta óptica, invocan un agravio a derechos subjetivos de naturaleza
administrativa, aspecto que caracteriza la materia comprometida en el "sub lite".

10.2. No obstante, esta primera conclusión no implica necesariamente que las cuestiones debatidas no
puedan canalizarse a través del amparo conforme lo ha sostenido este Cuerpo in re "Bacchetta" y
"Grandinetti" (ya citados).

En esos precedentes, este Órgano ha dicho:

("...") A diferencia del criterio sostenido en reiterados precedentes por este Tribunal con anterioridad a la
reforma constitucional de 1994 -por todos "Vaninetti" (A. y S., T. 106, pág. 141)- no es ya, única y
excluyentemente, la pauta de que exista competencia contencioso administrativa lo que condiciona la
procedencia del amparo, sino que deberá verificarse, en concreto, si se encuentran presentes todos y cada uno
de los recaudos exigidos por la norma constitucional en estudio (art. 43, C.N.). Comprobados que fueran los
presupuestos para su viabilidad sin perder de vista en este análisis, por cierto, su carácter excepcional nada
impide, en principio, que los derechos supuestamente vulnerados sean objeto de tutela a través del amparo.

Sin embargo, una aclaración se impone para conferir al criterio precedente su justo alcance. De la
circunstancia de que ya la pauta de la existencia de materia contencioso administrativa no deba conducir a
una mecánica negativa respecto de la procedencia del amparo, no se sigue en modo alguno que ella no pueda
proporcionar al magistrado y al justiciable un valioso elemento orientativo.

A la hora de enfrentar la crucial determinación respecto de si una cuestión resulta o no materia de amparo, la
previa identificación de si la materia es contencioso administrativa le indica al juzgador cuál ha de ser la
perspectiva y la dirección desde la que proseguirá el análisis de la concurrencia de los demás requisitos del
amparo.

Y esa perspectiva consiste en que si la materia que se pretende debatir mediante la mencionada vía es
contencioso administrativa su dilucidación corresponde por naturaleza a la justicia administrativa.

Por lo tanto, en esos casos, es desde la perspectiva de que se está detrayendo competencia a los Tribunales
que constitucional y legalmente cuentan con atribuciones para controlar a otro poder del Estado, que los
magistrados -y los justiciables- deben analizar si concurren los requisitos del amparo.

En consecuencia, en el ordenamiento jurídico santafesino el amparo no solamente constituye un remedio


excepcional por su propia naturaleza, sino también, por el particular diseño institucional que constitucional y
legalmente se ha establecido para la revisión de la legitimidad de los actos administrativos ("...").

Y bien: examinando las constancias de autos a la luz de lo expresado en tales precedentes, se observa que,
tratándose de un litigio que versa sobre materia administrativa, la competencia de los Tribunales especiales
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se supone, lo cual pone en cabeza del Juzgador el deber de extremar el control de la concurrencia de los
requisitos que tornan admisible el amparo.

En tales condiciones, se advierte que las razones invocadas en la demanda son insuficientes a los fines de
demostrar por qué excepcional razón la medida impugnada producía un daño concreto y grave que "sólo
puede eventualmente ser reparado acudiendo a la acción urgente y expeditiva del amparo" (C.S.J.N.,
"Ballesteros", Fallos 317:1128); ni, por ende, por qué motivo -en las circunstancias del caso- el acceso a la
jurisdicción en lo contencioso administrativo podía acarrearle un perjuicio irreparable.

Obsérvese que los perjuicios invocados por los amparistas se centran en que son transferidos forzosamente
de una obra social que les pertenece como trabajadores bancarios a un ente burocrático estatal; son privados
del derecho de pertenecer a una obra social integrante del Sistema Nacional Integrado de Salud como de
continuar su asistencia y tratamiento médico con los profesionales con los que se venían asistiendo;
afirmando además que el nuevo sistema es más oneroso, tiene una cobertura geográfica limitada y que
algunos de los actores ya cuentan con la cobertura del I.A.P.O.S.

Sin embargo, no han aportado elemento alguno ni denunciado ninguna situación concreta, que demuestre
efectivamente que la pertenencia a la obra social provincial les ocasione un perjuicio o comporte una lesión
inminente a sus derechos sea acreditando que el I.A.P.O.S. carece de cobertura fuera del ámbito provincial o
que alguno de los reclamantes así lo haya requerido, o indicando puntualmente qué profesionales que los
atendían bajo la anterior cobertura lo dejarían de hacer o probando qué tratamientos o prestaciones quedarían
fuera de asistencia.

Las alegaciones vinculadas al carácter más oneroso de la nueva obra social son, como sostiene la Provincia,
insuficientes para justificar el amparo en atención a la escasa incidencia de los aportes que deben efectuar
conforme al nuevo régimen.

Por otra parte, los amparistas sostienen que "sin la menor hesitación podemos afirmar que la amenaza de
daño que resulta de las disposiciones legales que dan lugar a la presente acción de amparo constituyen una
circunstancia cuya reparación no es susceptible de operarse por ninguna otra vía ordinaria. Al analizar la
viabilidad de la acción de amparo es frecuente efectuar un juicio de valor comparando esta vía excepcional
con la eficacia o idoneidad de otras vías ordinarias alternativas, lo que suele dar lugar a controvertidas
conclusiones. No es este el caso, donde claramente podemos afirmar que no existe ninguna otra vía ordinaria
que permita a los sujetos lesionados por la apuntada arbitrariedad alzarse contra la norma inconstitucional"
(f. 55).

Desde luego que esas genéricas afirmaciones lejos están de acreditar que el proceso contencioso
administrativo no resultaba idóneo para canalizar la pretensión, sobre todo si se atiende al amplio espectro
que en materia de tutela cautelar posibilita el artículo 14 de la ley 11330.

Las demostraciones en cuestión eran necesarias, salvo que se piense -sin duda con error- que siempre y en
todos los casos las decisiones que afectan un determinado "status" administrativo producen un perjuicio de
aquella naturaleza y habilita la vía del amparo; en verdad, así sostenerlo implicaría excluir apriorísticamente
de la justicia contencioso administrativa, el control de conductas como la cuestionada en autos, sin norma
expresa que lo disponga, y con la sola invocación de que se afectan derechos constitucionales.

Es que, vale destacarlo, el más Alto Tribunal de la Nación ha preservado el carácter excepcional del remedio
intentado aun con posterioridad a la reforma constitucional de 1994 ("Ballesteros", cit; "Louzán", Fallos
317:1658; "García Santillán", del 15.7.1997), cuya indiscriminada utilización no haría más que distorsionar
la regular prestación del servicio judiciario ("Bacchetta" y "Grandinetti", cit.).

10.3. A ello no empece que la satisfacción de la pretensión de los amparistas suponga inexorablemente la
declaración de inconstitucionalidad de una ley -que la Administración está, salvo casos excepcionales,
obligada a aplicar-, puesto que como ha sostenido esta Corte, tal extremo no desplaza la concurrencia de
materia contencioso administrativa, ni la competencia de los tribunales a los que la Constitución y la ley les
han confiado el conocimiento de dicha materia (cfr., "Andreoli", A. y S., T. 163. pág. 71; "Haquín", A. y S.,
T. 162, pág. 361, entre otros).

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A todo evento y sin que implique abrir juicio sobre la legitimación pasiva -aspecto objetado por la
demandada-, cabe señalar que la inexistencia misma de acto administrativo formal no es obstáculo para la
iniciación de una instancia que puede habilitarse por denegación presunta. En efecto, determinadas conductas
y comportamientos administrativos -como en el caso puede entenderse la efectiva materialización del
descuento con destino al I.A.P.O.S. según lo admiten al demandar-, como tales, no suponen el dictado de un
acto administrativo formal.

Por último, no se me escapa que, ante la Corte Federal, la Obra Social Bancaria Argentina ha entablado una
demanda mediante la que persigue -también- la declaración de inconstitucionalidad de la ley 11854, que el
Alto Tribunal admitió su competencia originaria para conocer en dicha pretensión y, además, que denegó una
cautelar similar a la aquí despachada (C.S.J.N., O 192 XXXVII, "Obra Social Bancaria Argentina c. Santa Fe
Provincia de s. Acción de Inconstitucionalidad", resolución del 26.3.2002).

Sin embargo, tratándose el "sub lite" de una causa contencioso administrativa en la que predominan aspectos
reglados por el derecho público local y versando sobre un tema que la Provincia, en principio, no está vedada
de regular (ver art. 6, ley 23661), la competencia federal, sobre cuyo carácter excepcional sería ocioso
abundar, no resulta convocada en el presente.

Antes bien, considero que resultan de aplicación los conceptos también provenientes del Máximo Tribunal
nacional atinentes a que "el respeto del sistema federal y de las autonomías provinciales exige que se reserve
a los jueces locales el conocimiento y decisión de las causas que, en lo sustancial, versen sobre aspectos
propios de su derecho público, sin perjuicio de que las cuestiones federales que también pueden comprender
esos pleitos sean susceptibles de adecuada tutela por la vía del artículo 14 de la ley 48" (Fallos: 310:295 y
2841; ver tb. sent. del 16.5.1995 in re R. 13, XXVIII-originario "Roca, Magdalena c/Buenos Aires Provincia
de s/Inconstitucionalidad").

Por las razones expuestas, corresponde declarar que el presente caso es de la competencia de la Cámara de lo
Contencioso Administrativo y, en consecuencia, anular la resolución impugnada por no reunir las
condiciones mínimas necesarias para satisfacer el derecho a la jurisdicción que acuerda la Constitución de la
Provincia (art. 1, inciso 3, de la ley 7055).

Tal circunstancia, normalmente y por imperio del artículo 12 de la ley 7055, determinaría la remisión de la
causa a otro Tribunal para que la misma sea nuevamente juzgada.

Sin embargo -y conforme lo expuesto in re "Grandinetti" (ant. cit), criterio reiterado en "Bongiovanni", (A. y
S., T. 135, pág. 343)-, resulta innegable que ese envío implicaría un inútil dispendio jurisdiccional (pues
necesariamente aquél habría de pronunciarse conforme a lo aquí resuelto y, en definitiva, la contienda se
ventilaría ante la Cámara de lo Contencioso Administrativo), dilatándose innecesariamente la controversia,
con la consiguiente lesión al derecho de defensa en juicio, amparado constitucionalmente.

Por ello, atento al tiempo transcurrido desde la promoción de la acción ("Mori", A. y S., T. 131, pág. 105,
entre otros), e interpretando las normas aplicables con el prudente criterio de "evitar que los particulares
queden fuera de la protección jurisdiccional, en situación de indefensión" (doctrina de Fallos, 302:1611;
310:854 y 1036), debe otorgarse a la parte actora la posibilidad de ocurrir ante la citada Cámara a través de la
pertinente demanda contencioso administrativa, confiriéndosele un plazo de treinta días desde la notificación
del presente decisorio para que adecue sus pretensiones a los términos y exigencias de la ley 11330 (cfr.
"Grandinetti", cit.), y debiendo darse noticia al Tribunal A quo a los fines que corresponda.

Costas por su orden en todas las instancias.

Así voto.

A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Gastaldi, Spuler y el señor Ministro decano doctor Vigo
expresaron idénticos fundamentos a los expuestos por el señor Ministro doctor Netri y votaron en igual
sentido.

A la tercera cuestión -¿qué resolución corresponde dictar?-, el señor Ministro doctor Netri dijo:

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Atento el resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores, corresponde declarar procedente el recurso
interpuesto y, en consecuencia, anular la sentencia impugnada, con costas por su orden en todas las
instancias. Otorgar a los actores el plazo de treinta días a fin de que, por ante la Cámara de lo Contencioso
Administrativo, adecuen sus pretensiones a los términos de la ley 11330.

A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Gastaldi, Spuler y el señor Ministro decano doctor Vigo
dijeron que la resolución que correspondía dictar era la propuesta por el señor Ministro doctor Netri y
votaron en igual sentido.

En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia
RESOLVIÓ: declarar procedente el recurso interpuesto y, en consecuencia, anular la sentencia impugnada,
con costas por su orden en todas las instancias. Otorgar a los actores el plazo de treinta días a fin de que, por
ante la Cámara de lo Contencioso Administrativo, adecuen sus pretensiones a los términos de la ley 11330.

Registrarlo y hacerlo saber.

Con lo que concluyó el acto, firmando el señor Ministro decano y los señores Ministros por ante mí, doy fe.

Fdo.: VIGO-GASTALDI-NETRI-SPULER-Fernández Riestra (Secretaria)

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