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UNIDAD I CÓMO EL CEREBRO DA LUGAR A LA MENTE

1.1 Breve historia. En los comienzos: el contenido de la


conciencia.
Se puede decir que el estudio científico de la actividad mental se inicia con el
establecimiento del primer laboratorio contemporáneo de Psicología en 1879,
en Leipzig (Alemania). El director de ese laboratorio fue Wilhelm Wundt (1832-
1920), que se centró en el estudio de la naturaleza de la consciencia (Figura 1-
1). La idea que guiaba a Wundt era que el contenido de la consciencia —
aquello de lo que se es consciente— puede abordarse de un modo similar a
cómo los químicos abordan el estudio de la estructura de las moléculas: (1)
caracterizando las sensaciones básicas (como sentir frío o calor o ver los
colores azul o rojo) y los sentimientos (como el miedo o el amor), y (2)
averiguando las reglas por las que dichos elementos se combinan (como el
modo en que las sensaciones simples se combinan para formar la percepción
de ve un objeto en su totalidad, con su forma, textura y color). Un estudiante
americano de Wundt, Edward Titchener (1867-1927), amplió este enfoque para
abarcar no sólo sensaciones y sentimientos sino toda actividad mental.

1.1.1 La psicología en el mundo.


Casi al mismo tiempo que el laboratorio de Wundt estaba en pleno
funcionamiento, se promovió otra orientación de la psicología científica,
principalmente en América, gracias a William James (1842-1910). Estos
psicólogos «funcionalistas», como se les llegó a conocer, no se centraron en la
naturaleza de la actividad mental sino más bien en la función que actividades
mentales específicas desempeñan en el entorno. La idea era que ciertas
conductas o modos de abordar un problema son más adecuados que otros
para llevar a cabo ciertas tareas, y que deberíamos cambiar nuestras ideas y
nuestra conducta a medida que vayamos descubriendo lo que cada vez se
«adapta mejor» a nuestro entorno. Por ejemplo, si uno descubre que aprende
más asistiendo a clase que leyendo un texto, debería asegurarse de asistir a
todas ellas. Más aún, debería fijarse en qué es lo que le atrae de las clases (¿la
oportunidad de hacer preguntas?, ¿los medios pedagógicos visuales?) e
intentar escoger cursos en los que las clases tengan dichas características. El
enfoque funcionalista aportó una sólida base para estudios posteriores. En
particular, al proponer teorías sobre la función de conductas y actividades
mentales se basó en gran parte en las ideas sobre la evolución propuestas por
Charles Darwin —y esta perspectiva evolucionista ha prosperado (véase, p. ej.,
Pinker, 1997, 2002)—. Pensar en las actividades mentales y la conducta desde
una perspectiva evolucionista ha llevado a los investigadores a estudiar la
conducta animal, lo que ha continuado siendo una fuente valiosa de
conocimiento de ciertas funciones mentales, especialmente en lo que respecta
a su relación con el cerebro (Hauser, 1996).

1.1.2 El conductismo: reacción frente a lo inobservable.


Con muy buen criterio, los primeros psicólogos intentaron usar como modelo
para su nueva ciencia los acontecimientos que estaban triunfando en su época,
los métodos de la Física, la Química y la Biología. Pero diferentes psicólogos
extrajeron diferentes conclusiones de los logros de otras ciencias y algunos
sostuvieron que la Psicología no debería tratar de comprender fenómenos
mentales encubiertos sino más bien debería centrarse estrictamente en lo que
se puede observar directamente: los estímulos, las respuestas y las
consecuencias de esas respuestas (Figura 1-2). Esta fue la doctrina central de
los conductistas, quienes evitaron hablar de actividad mental. Las teorías
conductistas explican cómo los estímulos llevan a las respuestas, y cómo las
consecuencias de las respuestas establecen asociaciones entre los estímulos y
las respuestas. Algunos conductistas, entre ellos Clark L. Hull (1884-1952),
estaban dispuestos a reconocer la existencia de sucesos internos que se
deducen directamente de la conducta, tal como la motivación, aún cuando
dichos sucesos no fueran observables en sí mismos. Sin embargo, muchos
conductistas posteriores, en particular B. F. Skinner (1904-1990) y sus
discípulos, llegaron incluso a rechazar absolutamente cualquier consideración
acerca de sucesos internos. De todos modos, en cualquier caso, el enfoque de
los conductistas tuvo importantes limitaciones. De hecho, sencillamente no
pudo explicar las conductas humanas más interesantes, en especial el lenguaje
(Chomsky, 1957, 1959). El conductismo también fracasó en proporcionar un
conoci miento de la naturaleza de la percepción, la memoria, la toma de
decisiones —de hecho, prácticamente de todos los temas de los que trata este
libro—. No obstante, los conductistas contribuyeron con multitud de técnicas
experimentales rigurosas que desde entonces han sido provechosamente
utilizadas para estudiar la cognición. Además, los conductistas hicieron muchos
descubrimientos, en particular acerca de la naturaleza del aprendizaje, que
ahora han de explicar todas las teorías psicológicas. Por otra parte, el enfoque
conductista lleva a complejos puntos de vista acerca de cómo los animales
utilizan la información para decidirse, lo que a su vez ha inspirado muchos
trabajos contemporáneos (véase, p. ej., Grafen, 2002; Herrnstein, 1990).

1.1.3 La revolución cognitiva


La revolución cognitiva floreció cuando los investigadores desarrollaron nuevos
métodos para examinar las predicciones de los modelos informáticos, que a
menudo explicaban la secuencia en la cual supuestamente tienen lugar
actividades mentales específicas. Estos métodos fueron una parte importante
de la revolución cognitiva porque permitieron que la actividad mental pudiera
estudiarse más objetivamente que con la introspección, y por consiguiente
permitió a muchos investigadores ir más allá del conductismo sin renunciar a la
aspiración de empirismo, el descubrimiento de nuevos datos mediante una
observación sistemática.

1.2. Comprender la mente: la estructura de las teorías de la


cognición.
La revolución cognitiva condujo a una idea detallada de la estructura de una
teoría de la actividad mental, pero decir que las actividades mentales son como
programas informáticos es un salto en el vacío. Pensemos en los equipos
informáticos, las máquinas que llevan a cabo programas informáticos, en
comparación con la «máquina» que produce la actividad mental —es decir, el
cerebro—. La verdad es que los ordenadores y los cerebros aparentan ser muy
diferentes y están compuestos por materiales distintos. Además, los programas
de ordenador son algo distinto de los aparatos que los procesan; el mismo
programa puede ejecutarse en muchos aparatos diferentes. Pero la actividad
mental que tiene lugar en la cabeza del lector en este momento es suya y tan
sólo suya. ¿Por qué habríamos de suponer que los programas informáticos
tienen algo que ver con la actividad mental que produce el cerebro? Está claro
que la semejanza se limita a ciertos aspectos de los programas informáticos.

1.2.1. Mente y cerebro


La distinción entre el software3 de un ordenador —sus programas— y el
hardware es un buen primer paso ya que nos permite centrarnos en cómo
funcionan los ordenadores y no simplemente en su naturaleza física. La idea de
que la actividad mental es como el software y el cerebro es como el hardware
no es del todo correcto. Si un programa de ordenador es útil, en ocasiones se
le convierte en un chip5 y entonces «llega a ser» un elemento del hardware.
Una vez transformado, lo que era un programa (esto es, una serie de
instrucciones al ordenador) está ahora fotograbado como circuitos en un chip;
el programa como tal ya no existe ¿ya no se pueden identificar partes del chip
con las diferentes instrucciones del programa del ordenador? Por ejemplo, en
un programa se podría escribir una instrucción para hacer que el ordenador
sumará 10 números, y luego otro para hacerle dividir la suma por 10 para
calcular el promedio. En un chip, tales instrucciones no existirían; en lugar de
ello los circuitos lograrían el mismo resultado

1.2.2. Representación mental


Una representación es un estado físico (como las señales en una página, los
campos magnéticos en un ordenador o las conexiones neuronales en un
cerebro) que transmite información, simbolizando un objeto, acontecimiento, o
una categoría o sus características. Las representaciones tienen dos facetas
bien definidas. Por una parte, la representación tiene una forma, el modo en el
cual transmite información —en otras palabras, su formato—. Por ejemplo, un
dibujo (es decir, una imagen) y una descripción verbal (del tipo encontrado en
un texto) son formatos diferentes. Los dibujos representan algo mediante una
semejanza gráfica entre las líneas del dibujo y las partes correspondientes del
objeto o la escena representados. Las descripciones (como estas palabras)
representan algo gracias a reglas que permiten que símbolos (letras y signos
de puntuación) se combinen de ciertos modos pero no de otros (en inglés
escrito, word es un orden aceptable de símbolos pero «odwr» no lo es;
Kosslyn, 1980, 1994). Por otra parte, está el contenido, el significado, que
comunica una representación determinada. El mismo contenido puede
comunicarse, por lo general, en más de un formato: las palabras habladas y el
código morse son formatos diferentes que pueden comunicar el mismo
contenido. (Su decisión de solicitar un trabajo particular a menudo puede
depender de información en la que usted obtuvo al menos en dos formatos,
palabras escritas y habladas

1.2.3. Procesamiento mental


Un proceso es una transformación de la información que se atiene a principios
bien definidos para producir un resultado específico cuando se da una entrada
de información determinada.

Algunos algoritmos implican un procesamiento tanto en serie como en paralelo.


Un algoritmo que lleva a cabo un proceso mental combina operaciones
específicas, usando y creando representaciones cuando se necesitan.
Haciendo una comparación, cuando se mezclan los huevos, la leche, el azúcar,
y la mantequilla con la harina, se crea algo nuevo: la masa. Esto es como crear
una representación nueva, lo cual es un requisito previo para realizar un
proceso determinado, como hacer una masa, y luego, acabado éste, hornear.

1.2.4 ¿Por qué el cerebro?


En sus inicios, la Psicología cognitiva se interesaba sólo por la función, sólo por
caracterizar la actividad mental (Neisser, 1967). Más recientemente, la
Psicología cognitiva ha llegado a basarse en datos sobre el cerebro. Esta
evolución ha tenido lugar por dos razones principales, que atañen a los
conceptos de lo que puede identificarse y de suficiencia. Lo identificable se
refiere a la capacidad para especificar la combinación correcta de
representaciones y procesos que se utilizan para llevar a cabo una tarea. El
problema es que, en principio, diferentes tipos de procesamiento de la
información pueden producir el mismo resultado. Así pues, se precisan tipos
adicionales de pruebas —tales como conocer una actividad cerebral
específica— para averiguar cómo tiene lugar en realidad el procesamiento
mental. El objetivo de cualquier teoría científica es descubrir la realidad del
asunto que trata, entender los principios y las causas que subyacen a los
fenómenos. Así como se puede describir correcta o incorrectamente la forma
en que un programa de ordenador concreto funciona, se pueden describir
correcta o incorrectamente las representaciones mentales, los procesos, y el
modo en que se emplean dura

1.3. El cerebro cognitivo


Se han escrito libros y libros sobre el cerebro, pero afortunadamente no
tenemos que preocuparnos aquí por la mayoría de esa avalancha de
información. Más bien, debemos atender sólo a aquellos aspectos que puedan
tener relación con las teorías de la actividad mental. En este apartado se ofrece
una breve panorámica general, que se irá completando en capítulos posteriores
según sea necesario. Aunque se señalan las funciones principales de las
diferentes estructuras cerebrales, hemos de hacer hincapié desde el principio
en que prácticamente ninguna de las funciones cognitivas es efectuada sólo
por una única área cerebral. Antes bien, como se expondrá en capítulos
posteriores, el trabajo conjunto de diferentes sistemas de áreas cerebrales
permite realizar tareas específicas. No obstante, cada área del cerebro
interviene en ciertas funciones y no en otras —y conocer estas funciones nos
ayudará a entender análisis posteriores—.

1.3.1. Las neuronas: los elementos que componen el cerebro.


Se han escrito libros y libros sobre el cerebro, pero afortunadamente no
tenemos que preocuparnos aquí por la mayoría de esa avalancha de
información. Más bien, debemos atender sólo a aquellos aspectos que puedan
tener relación con las teorías de la actividad mental. En este apartado se ofrece
una breve panorámica general, que se irá completando en capítulos posteriores
según sea necesario. Aunque se señalan las funciones principales de las
diferentes estructuras cerebrales, hemos de hacer hincapié desde el principio
en que prácticamente ninguna de las funciones cognitivas es efectuada sólo
por una única área cerebral. Antes bien, como se expondrá en capítulos
posteriores, el trabajo conjunto de diferentes sistemas de áreas cerebrales
permite realizar tareas específicas. No obstante, cada área del cerebro
interviene en ciertas funciones y no en otras —y conocer estas funciones nos
ayudará a entender análisis posteriores—.

el axón está recubierto de mielina, una capa aislante grasa que mejora la
transmisión. Una neurona típica tiene miles de dendritas, y el axón se ramifica
en su extremo final de modo que cada neurona puede afectar a su vez a miles
de otras. La conexión entre neuronas se llama sinapsis, y el espacio que existe
en la sinapsis se denomina hendidura sináptica. La mayoría de las neuronas
afectan a otras liberando neurotransmisores específicos por el extremo del
axón a través de pequeñas estructuras, llamadas botones terminales. Los
neurotransmisores cruzan la hendidura sináptica, desplazándose del axón de
una neurona a las dendritas de otra (o, en ocasiones, directamente a la
membrana de la célula, la cobertura externa del soma celular). Los efectos de
un neurotransmisor dependen de los receptores presentes en el extremo
receptor. El ejemplo más frecuente es la de una cerradura y su llave: el
principio químico corresponde a la llave y el receptor a la cerradura. Cuando la
«molécula mensajera» apropiada, el neurotransmisor, se une a un receptor,
éste puede excitar a la neurona (haciéndola más activa) o inhibirla (atenuando
su actividad). El mismo neurotransmisor puede tener diferentes efectos según
la naturaleza del receptor. Si el input excitador que llega a una neurona es
suficientemente mayor que el input inhibidor, la neurona producirá un potencial
de acción; esto es, «disparará». Las neuronas siguen la ley del «todo o nada»:
o disparan o no disparan.

1.3.2. Estructura del sistema nervioso.


Habitualmente se distinguen dos partes principales en el sistema nervioso: el
sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso periférico (SNP). El SNC
está compuesto por el encéfalo8 y la médula espinal. El SNP consta del
sistema nervioso esquelético y el sistema nervioso autonómo (SNA)9.
Empezaremos por el más básico y (en términos evolutivos) el más antiguo, el
SNP; y después volveremos al encéfalo propiamente dicho.
UNIDAD II ESTUDIO DE LA COGNICION
2.1. Pruebas convergentes de las disociaciones y las
asociaciones
El primero es establecer una disociación, es decir, establecer que una actividad
o variable afecta a la ejecución de una tarea (o un aspecto de ella) pero no a
otra. Una disociación, por lo tanto, es una prueba de la existencia de un
proceso específico. Por ejemplo, Alan Baddley (1986) argumentó que las
personas pueden usar al menos dos tipos distintos de estructuras de «memoria
de trabajo»: una que mantiene brevemente información visuoespacial y otra
que mantiene brevemente información articulatoria verbal. Si miramos un
número de teléfono y lo mantenemos en la mente mientras atravesamos la
habitación hasta el teléfono, estamos manteniendo esa información en la
memoria de trabajo [operativa] articulatoria verbal. Por el contrario, si se nos da
un croquis de cómo encontrar la oficina donde tendrá lugar una entrevista de
trabajo, podremos mantener el mapa en la memoria operativa visuoespacial
tras entrar en el edificio y caminar por las salas. La prueba principal de la
existencia de estos dos tipos de estructuras de memoria es una disociación
entre los dos tipos de memoria en los efectos de diferentes clases de
interferencia. Tener en cuenta retrocesos altera la capacidad de retener
información articulatoria verbal, pero no información visuoespacial. En
contraposición, tener que trazar una ruta a través de un laberinto tiene el efecto
opuesto. En este ejemplo, tenemos una doble disociación: en el presente caso,
una actividad o variable afecta a un proceso, pero no al otro; y una segunda
actividad o variable tiene las propiedades contrarias (véase, p.ej., Sternberg,
2003). Las dobles disociaciones son una prueba sólida de la existencia de dos
procesos distintos, y pueden obtenerse con prácticamente todos los métodos
que se emplean en Psicología cognitiva.

Además de las disociaciones, los psicólogos cognitivos tratan de probar las


asociaciones. Una asociación, en este sentido, ocurre cuando los efectos que
una actividad o variable sobre una tarea se acompañan de efectos sobre otra.
Estos efectos compartidos indican que están siendo afectados
representaciones comunes o procesos

2.1.2. Métodos comportamentales


Un método comportamental determina el comportamiento que puede
observarse directamente, como puede ser el tiempo de respuesta o la exactitud
de una respuesta. Los investigadores intentan extraer conclusiones sobre las
representaciones internas y el procesamiento a partir de dichas respuestas
directamente observables
2.1.3. Métodos neurales correlaciónales: la importancia de la
localización.

2.1.4. Plantear modelos. Modelos de redes neurales.


Los modelos de redes neurales, también llamados modelos conexionistas, se
crearon en parte como respuesta a los puntos débiles de los modelos del
proceso. Como su nombre indica, estos modelos tienen en cuenta las
características clave del funcionamiento cerebral (Plaut et al., 1996; Rumelhart
et al., 1986; Vogels et al., 2005). Los modelos de redes neurales se basan en
conjuntos de unidades interconectadas; se pretende que cada una de ellas
corresponda a una neurona o un pequeño grupo de neuronas. Las unidades no
son lo mismo que las neuronas, sino que más bien detallan los procesos de
entrada y salida de información que realizan una neurona o grupo de neuronas.

2.2. La percepción
Percepción es la acción y efecto de percibir. En este sentido, el
término percepción hace alusión a las impresiones que puede percibir un
individuo de un objeto a través de los sentidos (vista, olfato tacto, auditivo y
gusto). Por otro lado, percepción es el conocimiento o la comprensión de una
idea.

2.2.1. Que significa percibir.

2.2.2. Cómo funciona el caso de la percepción visual.


La visión, al igual que el oído, es un sentido a distancia (un telerreceptor), que evolucionó para
tener conocimiento de los objetos sin establecer contacto directo. Nos puede decir qué es lo
que hay ahí afuera y dónde se encuentra. Si pensamos en los seres humanos y otras criaturas
como organismos que tienen que interactuar con el entorno, vemos que nuestros sentidos
también aportan algo más: nos empujan a actuar. ¿Qué hay ahí afuera, dónde se encuentra y
qué podemos hacer respecto a ello? (¡Oh, mira, una hermosa manzana al alcance de la mano
—voy a cogerla!—). La percepción visual capta información sobre las particularidades y la
localización de los objetos, de modo que podamos darles sentido e interactuar con nuestro
medio ambiente.

2.2.3. Construir de abajo arriba características de los objetos.


La estatua de Condillac tenía toda la maquinaria necesaria para la cognición pero no tenía
input sensitivo, así pues su cerebro nunca utilizó su enorme capacidad para representar y
procesar el mundo físico. Las ingeniosas técnicas del cerebro para combinar las características
percibidas de modo que podamos entender la complejidad de lo que nos rodea decidiendo si
son objetos familiares o no familiares, yacían ociosas y sin utilidad. Si los ojos de la estatua se
abrieran el mundo, dejarían pasar un flujo de información a través de vías neurales y se
realizaría una considerable cantidad de sofisticado análisis para detectar aspectos importantes
del entorno. Y nosotros, que tenemos acceso al mundo a través de nuestros sentidos, tenemos
un cerebro muy ocupado. Veamos qué es lo que ocurre en la modalidad de la visión,
comenzando por el procesamiento de abajo a arriba.

2.2.4. Conseguir el reconocimiento visual.

2.2.5. Interpretación de arriba abajo: lo que sabemos rige lo que


vemos.
La percepción no es un flujo de información en una única dirección; estamos predispuestos a
entender la información nueva relacionándola con lo que ya sabemos. A medida que la
información de abajo a arriba entra por los órganos de los sentidos y pasa por la jerarquía de
análisis, se transmite información simultánea de arriba a abajo (conforme a nuestro
conocimiento, creencias, metas y expectativas) y afecta a los procesos anteriores. Es más
probable que el oso de Teseo se perciba como el arbusto que en realidad es cuando se está en
el centro de un cuidado jardín y no «imaginándose algún temor» que en un bosque oscuro,
donde es más probable que aparezca un oso. Utilizamos nuestro conocimiento para hacer que
la percepción sea más eficaz, exacta y relevante en la situación presente, completando las
partes perdidas del input sensitivo a partir de la información almacenada previamente en la
memoria. El contexto cuenta.

2.2.6. De modelos y Cerebro: Naturaleza interactiva de la


percepción
La vista desde la ventana de la habitación en el castillo de la cumbre de Condillac nos
proporciona una perspectiva más amplia de los procesos perceptivos. Recordemos la situación:
llegamos en la oscuridad, sin conocer nada de los alrededores. Ahora es por la mañana, alguien
nos trae un bollo y un café con leche y abre las cortinas. ¿Qué es lo primero que vemos en un
primer vistazo desde la ventana? La vista panorámica contiene demasiada información para
percibirla toda de una vez. Pese a ello, enseguida nuestros procesos perceptivos empiezan a
detectar las características y a unir las partes, y simultáneamente nuestro conocimiento del
entorno —en lo relativo a árboles, campos y montañas, hayamos visto o no esos en particular
con anterioridad— nos da un cierto contexto para dar forma a la información sensitiva
aferente. El procesamiento de abajo a arriba está determinado por la información que procede
del medio ambiente; el procesamiento de arriba a abajo lo está por el conocimiento, las
creencias, las metas y las expectativas internos. ¿Qué método utilizamos habitualmente? Ésta
no es una pregunta bien planteada. En cualquier momento dado, y para las diversas
interpretaciones de los diferentes estímulos —que en la vida real nos llegan constantemente y
en tropel—, nos basamos más en un proceso que en otro, pero ambos son esenciales para la
percepción. Muchos efectos de contexto del procesamiento de arriba a abajo derivan de la
interacción entre el procesamiento de abajo a arriba y el conocimiento de arriba a abajo.

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