El pueblo cristiano y evangélico debe conocer con claridad cual es el orden
correcto de aquellos eventos que envuelven nuestro futuro próximo como Iglesia del Señor, en pleno siglo XXI estamos enfrentando diferentes retos doctrinales y de interpretación que ejercen presión sobre la Iglesia verdadera tratando de confundir el pensamiento cristocéntrico y sus postulados en cuanto a la segunda venida de Jesús a la tierra. Ahora bien, si hablamos de declaración de principios doctrinales, en cuanto a los eventos del por venir, es importante definir en que creemos y cuales son nuestras convicciones. El libro de Daniel, en el capitulo 9 nos muestra con claridad como se desarrollaran estos eventos futurísticos y que relación directa tienen con el pueblo de Israel en particular y de manera indirecta con la Iglesia. De este punto en adelante tenemos que destacar que para interpretar correctamente esta profecía bíblica utilizaremos como regla un principio doctrinal que esta basado en las diferentes dispensaciones que han transcurrido a través del desarrollo de la historia bíblica y se conoce como el método dispensaciónalista ya que pretende ubicar cada periodo de tiempo transcurrido en su debido orden, esto nos da la oportunidad de realizar un análisis correcto para fijar nuestros postulados bíblicos en cuanto al orden de los eventos. El Libro de Daniel nos muestra la manera correcta de apreciar como se desarrollará este escenario profético, Daniel quien es de descendencia judía se encontraba orando a finales del cautiverio babilónico preocupado por el futuro de su pueblo y se le apareció el ángel Gabriel a quien Dios le asigno la tarea de revelarle el futuro del pueblo Judío, en el capitulo 9v.24 comienza diciendo que “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad…” para el pueblo Judío una semana de días puede representar 7 años como nos muestra Lv.5.8 “Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años.” En esta ocasión estamos hablando de 70 semanas o sea 490 años que son alternados en tres periodos particulares, el primero tiene que ver con la reconstrucción del la ciudad de Jerusalem, el segundo con la primera venida del Mesías príncipe y el tercero el trato de Dios con el pueblo de Israel como nación. Muchas escuelas de interpretación bíblica económicamente poderosas e influyentes han abandonado sus postulados fundamentales, y han adoptado una corriente de interpretación que niega el arrebatamiento de la iglesia y la identidad del pueblo de Israel como nación, no solo esto sino que han desatado una serie de campañas masivas a través de los diferentes medios de comunicación para derrocar el pensamiento dispensaciónalista y pretribulacionista pero la palabra del Señor no se equivoca en cuanto al orden correcto de estos eventos estableciendo como punto de partida el decreto del rey Artajerjes para la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén en el año 446 A.C. y así sucesivamente narra como se desenvuelven cada uno de estos eventos en el panorama profético no dejando lugar a la duda en cuanto a la veracidad de estas enseñanzas doctrinales. La armonía que existe entre el libro de Daniel y Apocalipsis nos confirma que estos eventos futurísticos tienen un orden lógico y un diseño inteligente que pone en relieve esta posición doctrinal.