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como señalaba Gombrich en la primera cita de este tema. Es decir, no todos los autores
que hablan de un ‘espíritu de la época’ están pensando en un espíritu absoluto
desplegado en cada una de las manifestaciones (política, arte, religión, modos de vida,
costumbres, etc.) de una época. No obstante, debemos evitar esa expresión si
únicamente nos queremos referir a ciertas ideas comunes o típicas de una época.
Según esta corriente historiográfica, el papel del historiador de la cultura consistía
en sumergirse en el ‘espíritu de cada época’ hasta identificarse con él y averiguar su
impronta en cada una de las expresiones culturales de esa época: instituciones políticas,
creencias religiosas, edificios, poesías, fiestas, etc.
Jacob Christoph Burckhardt (Basilea 1818-Basilea 1897), formado en historia en
las universidades de Berlín y Bonn entre 1839 y 1843, suele considerarse como el
iniciador de la corriente culturalista. Incluso se le ha señalado como predecesor de una
sociología del arte.1 Para apreciar la novedad de su aproximación con respecto a las
historias de los acontecimientos políticos y militares, e incluso con respecto a los
compendios de las biografías de poetas, artistas y filósofos, basta mencionar los títulos
de las seis partes de su obra más influyente, La cultura del Renacimiento en Italia
(1860). Esta enumeración constituye una síntesis de la visión del Renacimiento como la
época en la que nace: 1, “el Estado, como obra de arte”; 2, “el desarrollo del individuo”;
3, “el resurgir de la Antigüedad clásica”; 4, “el descubrimiento del mundo y del
hombre”; y donde se desarrollan nuevos aspectos referentes a 5, “la sociedad y las
fiestas;” y 6, “la religión y moral”. Llevamos pues siglo y medio escribiendo a favor o
en contra de ideas sobre el Renacimiento heredadas de Buckhardt.2
Sin embargo, la influyente obra de Burckhardt no es solo un recorrido por los
logros y los afanes de una época, algo que en sí ya es novedoso, especialmente porque
no sigue un orden cronológico sino temático, a la manera un tanto anárquica de “una
novela bizantina” (Bouza, 2004: 19). Es también la historia de una pérdida, pues
Burckhardt contempla estéticamente el pasado desde un presente, el suyo, que le resulta
odioso, dada la permanente amenaza de las oleadas revolucionarias de 1830 y 1848
cargadas de ideales democráticos, comunitarios y nacionalistas (Bouza, 2004: 67, 13-
15). La deuda respecto a Schopenhauer del pesimismo aristocrático del historiador suizo
1
“Desde el punto de vista de la Historiografía moderna, la actualidad de Burckhardt radica en la unión
del concepto de arte al concepto de Cultura, con lo que se convierte en predecesor de una Sociología del
Arte. Pues, en oposición a su contemporáneo Droysen, considera la obra de arte no sólo como documento
histórico, sino, además, como un fin (cultural)” (Bauer, 1983: 90).
2
Michelet, a quien debemos el hecho de la palabra francesa Renaissance se utilice para denominar el
Renacimiento en varias lenguas (inglés, alemán, polaco), da una cronología algo más tardía para esta
época, pues uno de sus objetivos era defender la importancia de la presencia de la dinastía francesa de los
Valois en Europa (1855).
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Introducción Historia de la cultura
ante el derrumbe del Antiguo Régimen no ha pasado desapercibida para los estudiosos,
como puede verse en el capítulo que le dedica Hayden White en su Metahistory (1973).
Una imagen radicalmente distinta a la del Renacimiento de Burckhardt es la que
presentaba en 1919 otro historiador culturalista, el holandés Johan Huizinga (1872-
1945) en su estudio del arte caballeresco borgoñón El Otoño de la Edad Media. Al
margen de las diferencias entre el arte plástico del norte (actuales Bélgica, Holanda y
Francia) y sur (actual Italia), lo que importa destacar aquí es el interés de Huizinga por
lo que él denominó “patrones de cultura”, estudiando “temas, “símbolos”,
“sentimientos” (el miedo ante la muerte) y “formas”. Sin embargo, su visión del declive
aristocrático fue relevante para la historia de la música del siglo XV, cuyo centro fueron
los Países Bajos y Borgoña. Por ello, Christopher Page (1993: 140-188) incluyó todo un
capítulo sobre el libro de Huizinga como una de las imágenes que descarta sobre la
música medieval francesa. En Homo ludens (1938) Huizinga desarrolló un ensayo muy
diferente sobre el juego, que es a la vez etnografía histórica, psicología y antropología.
En su introducción a la Historia de la Cultura, Peter Burke denomina “la gran
tradición” o la “historia cultural clásica” al periodo entre 1800 y1950 (Burke, 2006: 21),
incluyendo por tanto, además de Burckhardt y Huizinga, a Max Weber, Norbert Elías,
Aby Warburg, Ernst Robert Curtius, Ernst Gombrich y Erwin Panofsky. Entre los pocos
historiadores españoles que menciona Burke, ocupa un lugar destacado Américo Castro.
En la segunda mitad del siglo XX tendríamos tres corrientes herederas, con diferentes
matices, de esa “gran tradición”: los Cultural studies británicos, la Nueva Historia
Cultural norteamericana y la Escuela de Annales francesa. Esta última, en realidad la
más antigua de las tres, hasta fechas recientes ha evitado el término “cultura”,
decantándose por otros conceptos como civilisation, mentalités collectives e imaginaire
social (Burke, 2006: 16).
Conviene sin embargo, antes de adentrarnos en esas cronologías más recientes,
conocer el comienzo de la musicología culturalista.
3
Por desgracia, la traducción de Buenos Aires: Eudeba, 1963 lleva varias décadas agotada. También se
ha traducido su Introducción a la ópera. Madrid: Alianza, 1986.
4
Introducción Historia de la cultura
4
Sobre su aportación historiográfica véase Ramos López (2012).
5
Filosofía de las formas simbólicas (1923-29) Citado en Checa Cremades et alter (1982: 44).
6
Véase el portal de la institución http://warburg.sas.ac.uk (consulta 31 de julio de 2017)
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Introducción Historia de la cultura
alimentos constituyen La última cena o que un viejo con una llaves ‘significa’
(iconográficamente) San Pedro, etc.
3. Nivel iconológico: significación intrínseca o contenido.
Esta se aprehende investigando aquellos principios subyacentes que ponen de relieve la
mentalidad básica de una nación, de una época, de una clase social, de una creencia
religiosa o filosófica, matizada por una personalidad y condensada en una obra […] Al
concebir así las formas puras, los motivos, las imágenes, las historias y alegorías como
otras tantas manifestaciones de principios subyacentes, venimos a interpretar todos estos
elementos como lo que Ernst Cassirer llamó valores ‘simbólicos’ (Panofsky, 1985 [1955]:
49).
En definitiva:
El descubrimiento y la interpretación de estos valores ‘simbólicos’ (que con frecuencia
ignora el propio artista y que incluso puede ser que difieran de los que deliberadamente
intentaba este expresar) constituye el objeto de lo que podemos llamar ‘iconología’ en
contraposición a ‘iconografía’ (Panofsky, 1985 [1955]: 50).
II. Asunto secundario o Análisis iconográfico Conocimiento de las Historia de los tipos (estudio
convencional, que constituye fuentes literarias sobre la manera en que, en
el universo de las imágenes, (familiaridad con distintas condiciones
historias y alegorías temas y conceptos históricas, los temas o
específicos) conceptos específicos fueron
expresados mediantes objetos
y acontecimientos).
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Introducción Historia de la cultura
En una fecha tan temprana como 1943, Erwin Panofsky saludaría a un joven
musicólogo, Edward Lowinsky, como el iniciador de la iconología musical, es decir,
como la aplicación del análisis de Panofsky a las obras musicales. El artículo de
Lowinsky recibido de una manera tan entusiasta por Panofsky, otro alemán exiliado
como él en los Estados Unidos, fue ‘The Goddess Fortuna in Music, with a Special
Study of Josquin's Fortuna d'un gran tempo’.7 En ese texto Lowinsky relacionaba
características musicales (alteraciones extrañas que salen del sistema hexacordal vigente
en el momento de su composición), un tema iconográfico (la rueda de la fortuna) y
varios conceptos o ideas tomados de tratados de filosofía y obras literarias. En sus
ensayos Lowinsky combinó esa erudición formidable en historia del arte, de la literatura
y de la filosofía con una sensibilidad musical extraordinaria, por ejemplo en sus
artículos sobre el espacio tonal en el Renacimiento o la Bacanal de Tiziano.8
Edward Elias Lowinsky (1908-1985) se había doctorado en la Universidad de
Heidelberg con una tesis sobre Lasso en 1933. En esa universidad alemana había sido
alumno de August Grisebach en historia del arte, de Karl Jaspers en filosofía y de
Heinrich Besseler en musicología. Cuando se promulgaron las primeras leyes contra los
judíos al ascender Hitler al poder, emigró a Holanda (1933-1939) y en 1940, a los
Estados Unidos. También perteneció al Institute for Advanced Study de Princeton,
centro que aglutinó los mayores intelectuales europeos huidos del nazismo, de Albert
7
Musical Quaterly, xxix (1943), 45–77; reimpreso in Musical Quaterly, lxxv (1991), 81–107. El artículo
se volvió a publicar en el libro recopilatorio de sus principales textos, editados por su viuda, Bonnie J.
Blackburn (Lowinsky, 1989: 221–39).
8
“The concept of Physical and Musical Space in the Renaissance (A Preliminary Sketch)” Papers of the
American Musicological Society (1941), 57-84. “Music in Titian’s Bacchanal of the Andrians: Origin and
History of the Canon per tonos” (1976) en Titian: his World and his Legacy, ed. D. Rosand (New York,
Columbia University Press 1982), 191–281. Ambos se han incluido en el libro póstumo (Lowinsky 1989)
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Introducción Historia de la cultura
9
Volvería sobre este tema en ‘Secret Chromatic Art Re-Examined’, Perspectives in Musicology, ed. B.S.
Brook, E. O. D. Downes y S. Van Solkema (New York: Norton, 1972), 91–135; reimpreso en Lowinsky,
(1989: 754–78)
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Introducción Historia de la cultura
arte”. No obstante, para el estudio de piezas anteriores a 1800 puede ser útil el manual
de Brown y Lascelle (1972), así como la monografía también ya clásica de Emanuel
Winternitz (1967).
La iconografía musical es quizás una de las corrientes musicológicas que en
España se han desarrollado más, beneficiándose de la trayectoria recorrida por los
historiadores del arte. Hay ya en castellano varias síntesis originales sobre la
problemática y el estado de la cuestión de la iconografía musical, bibliografías
especializadas, tesis doctorales, e investigaciones que abarcan desde la pintura y la
escultura medievales, hasta temas más novedosos como la emblemática.10
Bibliografía citada
Álvarez, R. Iconografía musical y organología: un estado de la cuestión. Revista de Musicología
1997, XX,2
Ambros, A. W. Geschichte der Musik, vol. I (Leipzig, 1862, revisado por B. von Sokolowsky
3/1887/R); vol. II (Leipzig, 1864, rev. por H. Riemann 3/1891/R); vol. III (Leipzig, 1868,
rev. por O. Kade 2/1893/R) vol. IV (Leipzig 1878, ed. Nottebohm rev. por H.
Leichtentritt 3/1909/R) vol. V (Leipzig, ed. O. Kade, 1882)
Bauer, H. Historiografía del Arte Madrid: Taurus, 1983
Ballester, J. Fonts iconogràfiques: Pintura i música a la Corona d Aragó entre els regnats de
Pere el Cerimoniós i Ferran el Catòlic. Fuentes Musicales en la Península Ibérica (ca.
1250-1550), ed. de M. Gómez y M. Bernadó. Lleida: Universitat de Lleida, 2001.
Bordas, C. Una presentación y otra mirada más al Pórtico de la Gloria. Campos
Interdisciplinares de la Musicología. V Congreso de la Sociedad Española de
Musicología. Barcelona, 25-28 de octubre de 2000. Revista de Musicología, Ed. Begoña
Lolo. Madrid: Sociedad Española de Musicología, 2001
Bordas, C. Una mirada sobre el patrimonio instrumental español, ca. 1250-ca. 1550. Fuentes
Musicales en la Península Ibérica (ca. 1250-1550), ed. de Maricarmen Gómez y Màrius
Bernadó. Lleida: Universitat de Lleida, 2001.
Bordas, C. Coreografía y músca en las fiestas ecuestres del siglo XVIII: los juegos de parejas
Revista de musicología, 32, 2, 2009, 245-267
Bordas, C. Iconografía musical - proyecto RIdIM en España Boletín DM, ISSN 1888-4814, 11,
2007, 53-55
Bouza, F. “Prólogo” en Burckhardt, J. La cultura del Renacimiento en Italia. Madrid: Akal,
2004.
Brown, H. M. and Joan Lascelle Musical Iconography A Manual for Cataloguing Musical
Subjects in Western Art before 1800 Harvard University Press, 1972.
Burckhardt, J. La cultura del Renacimiento en Italia. Santiago de Chile: Edaf, 1982 [1860].
Burke, P. ¿Qué es la historia cultural? Barcelona: Paidós, 2006 [2004]
Checa Cremades, F., M García Felguera y J. M. Morán Turina, Guía para el estudio de la
historia del arte Madrid: Cátedra, 1982.
10
Sobre la problemática general de la disciplina véase Álvarez (1997), Bordas (2001) y Rodríguez Suso,
(2002: 145-166). A las bibliografías incluidas en estos trabajos hay hoy que añadir: Ballester (2001),
Bordas (2001, 2007, 2009), y Robledo (2003, 2004, 2007 y 2013).
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Introducción Historia de la cultura
Gombrich, E. H. Tras la historia de la cultura Barcelona: Ariel, 1977 [1969] (hay ediciones
posteriores)
Hospers, J. Significado y verdad en el Arte. Valencia: Torres, 1980.
Kerman, J. Musicology and Positivism: the postwar years. Contemplating Music. Cambridge:
Cambridge University Press, 1985 pp. 31-59
Lang, P. H. La música en la civilización occidental Buenos Aires: Eudeba, 1963
Lang, P. H. Introducción a la ópera. Madrid: Alianza, 1986.
Lowinsky, E. E. Secret Chromatic Art in the Netherlands Motet New York: Columbia
University Press, 1946
Lowinsky, E. E. Tonality and Atonality in Sixteenth-Century Music Berkeley: University of
California Press, 1961.
Lowinsky, Edward E. Music in the Culture of the Renaissance and other Essays, ed. Bonnie J.
Blackburn. Chicago: University of Chicago Press, 1989.
Navarro Cordón, J. M. y T. Calvo Martínez: Historia de la Filosofía. Madrid, Anaya 1980
Page, Chr. Discarding Images. Reflection on Music and Culture in Medieval France Oxford:
Oxford University Press, 1993.
Panofsky, E. Capítulo 1. Iconografía e iconologia: introducción al estudio del arte del
Renacimiento. El significado de las artes visuales. Madrid: Alianza Forma, 1985 [1955]
Ramos López, P. “Musicología española y exilio: continuidades y rupturas”. En Discursos y
prácticas musicales nacionalistas (1900-1970). Editado por Pilar Ramos López, 115-138.
Logroño: Universidad de La Rioja, 2012.
Robledo Estaire, L. “El clamor silencioso: la imagen de la música en la literatura emblemática
española.” Edad de Oro XXII (2003),
Robledo Estaire, L. “Gemido del Aire, nostalgia del centro. Música, silencio y cosmos en la
emblemática española de los siglos de oro.” Florilegio de estudios de emblemática. Actas
del VI Congreso Internacional de Emblemática, Sociedad de Cultura Valle Inclán, 2004.
Robledo Estaire, L. El cuerpo y la cruz como instrumentos musicales: iconografía y literatura a
la sombra de San Agustín Studia Aurea: Revista de Literatura Española y Teoría
Literaria del Renacimiento y Siglo de Oro, 1, 2007
Robledo Estaire, L. Las contiendas musicales de Apolo Imago: revista de emblemática y
cultura visual, 5, 2013, 71-77
Rodríguez Suso, M. C. Promptuario de Musicología. Barcelona: Clivis, 2002
Sachs, C. Historia universal de la danza Ediciones Centurión, 1944
Sachs, C. Historia de los instrumentos musicales Buenos Aires: Eudeba, 1947 [1940];
Sachs, C. Musicología comparada Buenos Aires: Eudeba, 1966 [1959].
Salazar, A. La música en la sociedad europea Madrid: Alianza Editoria, 1982-1985, 4 vols.
Salazar, A. Conceptos fundamentales de la historia de la música, Madrid: Alianza Editorial,
1988.
Vilar, G. ‘La filosofía de la cultura’ en Valeriano Bozal (ed.), Historia de las ideas estéticas y
de las teorías artísticas contemporáneas Madrid: Visor, 1996. vol I, pp. 377-388.
White, H. Metahistoria: la imaginación histórica en la Europa del siglo XIX, México, F.C.E.,
1992
Winternitz, E. Musical Instruments and their Symbolism in Western Art London: Faber and
Faber, 1967
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