Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
evaluación y la
intervención
social
PID_00249382
Los textos e imágenes publicados en esta obra están sujetos –excepto que se indique lo contrario– a una licencia de
Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada (BY-NC-ND) v.3.0 España de Creative Commons. Podéis copiarlos, distribuirlos
y transmitirlos públicamente siempre que citéis el autor y la fuente (FUOC. Fundación para la Universitat Oberta de Catalunya),
no hagáis de ellos un uso comercial y ni obra derivada. La licencia completa se puede consultar en http://creativecommons.org/
licenses/by-nc-nd/3.0/es/legalcode.es
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 El campo de la evaluación y la intervención social
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 7
Bibliografía................................................................................................. 37
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 5 El campo de la evaluación y la intervención social
Introducción
Para pensar desde esta propuesta, en este módulo utilizaremos diversas cla-
ves que nos proporciona el filósofo e historiador del pensamiento Michel Fou-
cault, así como el trabajo de otros autores que han utilizado las perspectivas
foucaultianas en la investigación social. Para ello, en la segunda parte del mó-
dulo –«Genealogía de la intervención social»–, la genealogía como forma de
investigación histórica no lineal nos permitirá conocer cuáles fueron las con-
diciones para que, en un momento y un contexto histórico concretos, una
forma singular de intervención social emergiera como dominante, sin que es-
to signifique que no existieran otras maneras de intervenir en los problemas
sociales.
La gubernamentalidad, como forma de pensar el ejercicio del poder más allá La gubernamentalidad
del Estado y que explora cómo el gobierno consiste en el conocimiento y la
A lo largo de los módulos que
modulación de la conducta de individuos y colectividades, nos permitirá ana- conforman este material en-
lizar el papel que las relaciones de poder han desempeñado en el surgimien- contraréis que se utiliza el tér-
mino «gubernamentalidad», y
to y evolución de la intervención social, con su capacidad de penetración en en ocasiones de forma alterna-
tiva se habla de «gobernabili-
la sociedad y su construcción como disciplina experta, como un dispositivo dad». Debéis tener en cuenta
que ambas nociones se utilizan
privilegiado de gobierno de las poblaciones. Desde esa perspectiva, nos aden- para hacer referencia al mismo
traremos en la historia crítica o genealogía de la intervención social desde su concepto.
surgimiento a mediados del siglo XIX, y se hablará de las críticas que históri-
camente han ido surgiendo en su seno.
Por último, en la cuarta parte del módulo analizaremos las perspectivas críticas
y replanteamientos de la intervención social que surgen a partir de las décadas
de 1960-1970. Yendo más allá del planteamiento dicotómico que se pregun-
ta si la intervención social es una herramienta para la transformación social
o es un dispositivo de control y gobierno, exploraremos los procedimientos
mediante los cuales la intervención social en tanto disciplina experta actúa
para producir control social, pero también los márgenes de posibilidades que
hay en su seno para transformar nuestra realidad en pos de la igualdad y la
emancipación. Esta última concepción sería la que se plantea como horizonte
y como reto desde la visión que se propone en el conjunto de estos materiales.
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 7 El campo de la evaluación y la intervención social
Objetivos
4. Explorar las críticas a la intervención social hegemónica, así como las po-
sibilidades que, desde la intervención social, se han dado y se dan para la
transformación social.
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 9 El campo de la evaluación y la intervención social
1) Una familia formada por una madre y sus tres hijos acude a los servicios sociales
de su barrio a demandar una ayuda económica porque ha perdido el empleo como
empleada doméstica hace unos meses y no tiene ingresos. El padre, con problemas de
alcoholismo y que en alguna ocasión ejerció la violencia contra ella, no pasa pensión
por alimentos para la manutención de los niños, por lo que no ha podido pagar el
alquiler (con la consecuente amenaza de desahucio) y el mayor de los niños presenta,
según la orientadora del colegio, conductas disruptivas. El pequeño, por su parte, es
muy tímido y sufre las burlas de sus compañeros al ir siempre con la misma ropa a
clase. Tras tres entrevistas en las que se escucha el desahogo de la madre y se recoge
documentación, la trabajadora social gestiona una ayuda económica de emergencia
y la renta mínima, da de alta el servicio de un educador social para trabajar con la
madre los límites a las conductas de su hijo mayor, deriva a la madre a un programa
de búsqueda de empleo e incluye a los niños en el programa de ocio para menores
en riesgo de una asociación del barrio.
3) La asociación de vecinos de uno de los barrios de renta más baja de la ciudad, for-
mado por distintas promociones de vivienda social entre las décadas de 1970 y 1990
y por vecinos procedentes en su mayor parte de infraviviendas, se reúne con los res-
ponsables políticos del distrito. Los problemas de suciedad, la creciente inseguridad
ciudadana y los problemas de convivencia entre grupos de distintos orígenes étni-
cos (gitanos, payos, inmigrantes magrebíes, latinoamericanos) forman, según dicha
asociación, una olla a presión que en cualquier momento va a estallar. Los responsa-
bles políticos y técnicos del distrito anuncian la puesta en marcha de un proyecto de
desarrollo comunitario llevado a cabo por una entidad del tercer sector e invitan a la
asociación de vecinos a sumarse al grupo motor de dicho proyecto.
Las tres situaciones del cuadro que acabamos de leer son corrientes en ciuda-
des y pueblos de nuestro entorno. Se trata de tres situaciones que son catalo-
gadas como problemáticas y que ponen en marcha distintas formas de inter-
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 10 El campo de la evaluación y la intervención social
3) Una actividad que pretende� incidir� en� la� interacción� de� las� personas.
Implica el ajuste entre autonomía personal e integración comunitaria, o lo
que es lo mismo, busca generar el ambiente que permita a las personas evitar
el aislamiento y vincularse con su entorno, pero sin que ese vínculo suponga
su subordinación y la pérdida de libertad. A diferencia de otras formas de pro-
tección o acción social que tratan de incidir en aspectos macrosociales (por
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 11 El campo de la evaluación y la intervención social
Como efecto de esta diversidad a la hora de definir el objeto, algunas formas Lecturas
de entender la intervención social centran sus objetivos en la adaptación�del complementarias
individuo�al�medio, con el fin de reducir el daño que sufre por su desajuste. Una introducción a las for-
Otras se orientan a las necesidades objetivadas (y los recursos para satisfacer- mas de definir el objeto de
la intervención social se en-
las) y aplicadas por las políticas sociales. Algunos enfoques ponen el acento cuentra en:
en la emancipación de los oprimidos a través de la toma de conciencia y la T. Zamanillo; T. Gaitán
(1991). Para comprender el tra-
autoorganización de cara al conflicto que libran con las estructuras de poder. bajo social. Estella: El Verbo
Por su parte, otras formas de intervención social enfatizan los problemas�so- Divino.
T. Zamanillo (1999). «Apun-
ciales, fruto del funcionamiento del sistema social. Por último, algunas pers- tes sobre el objeto en trabajo
pectivas trabajan sobre el malestar�psicosocial, producido por estructuras so- social». Cuadernos de Trabajo
Social (núm. 12, págs. 13-32).
ciales alienantes, y vivenciado subjetivamente por los individuos.
(1)
Aunque por su amplitud y diversidad resulta muy complejo categorizar la mul- Cada uno de estos tipos de in-
tervención, se corresponden con
tiplicidad de situaciones de intervención social, nos podemos orientar a través
los ejemplos indicados al inicio del
de un pequeño y tradicional mapa que las divide, según la unidad�de�inter- módulo.
vención1, en:
2)�Grupales: los problemas y malestares son compartidos por individuos de Lectura complementaria
distintas familias, por lo que se generan situaciones grupales con el fin de me-
Para una introducción a la
jorar la eficiencia de un servicio (grupo informativo sobre el PIRMI o renta intervención social de carác-
mínima de inserción), de tratar un problema psicosocial de modo terapéuti- ter grupal ver:
T. Rosell (1998). «Trabajo so-
co (grupo de autoestima con víctimas de acoso escolar), de generar un proce- cial de grupo: grupos socio-
so de aprendizaje aprovechando la influencia del grupo para capacitar a sus terapéuticos y socioeducati-
vos». Cuadernos de Trabajo So-
miembros (grupos mixtos de personas con diversidad funcional prolongada cial (núm. 11, págs. 103-122).
en el tiempo y personas recién llegadas a la situación), de generar relaciones
de ayuda mutua (grupo de exalcohólicos) o de potenciar el empoderamiento
a través de la autoconciencia interna enfocada a la acción hacia el exterior
(grupo feminista de cuidadoras).
A su vez, generalmente las poblaciones para las que se piensan las interven-
ciones o que son objeto de las mismas son construidas por un discurso social
(ajeno y/o propio) que tiende a producir identidades y categorías portadoras
del problema social en cuestión: víctimas de violencia de género, parados de
larga duración, menores en/de riesgo, vecinos de un barrio difícil, etc.
Para ello, el objetivo del siguiente apartado es trazar una explicación sobre la
evolución histórica y los orígenes de la intervención social en tanto campo
disciplinar. Este recorrido histórico propone una perspectiva crítica que cues-
tiona la idea de que nos encontramos frente a un campo de conocimiento
aproblemático, estable y compacto. Por el contrario, el interés es reflexionar
sobre el papel que han jugado las relaciones de poder en el surgimiento de la
intervención social como disciplina experta.
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 14 El campo de la evaluación y la intervención social
crítica del pensamiento de 1950 hasta su muerte en 1984. Su conceptualiza- Para leer una descripción del
ción de las relaciones�entre�poder,�saber�y�gobierno ha sido muy productiva trabajo de Foucault escrita
por él mismo (aunque bajo
para los análisis que desde diversos ámbitos se han hecho de la intervención pseudónimo), ver «Foucault»,
en:
social como campo de saber y acción que emergió a mediados del siglo XIX,
M. Foucault (1999). Ética, Es-
y que desde entonces ha jugado un papel importante en la organización de tética y Hermenéutica, Obras
la vida social. esenciales, Volumen III (págs.
363-368). Barcelona: Paidós.
Algunos de sus trabajos ge-
Michel Foucault fue construyendo esta propuesta de investigación en sus suce- nealógicos pueden consultar-
se en:
sivos estudios sobre la genealogía de la locura, la medicina clínica y la prisión. M. Foucault (2002). Vigilar y
Para ello analizó cómo individuos y grupos sociales se convirtieron en suje- castigar. Nacimiento de la pri-
sión. Madrid: Siglo XXI.
tos situados en el extremo de una división normativa en cuanto al compor-
M. Foucault (2003a). El na-
tamiento –categorizados en tanto «normales» y «anormales»– y al tiempo en cimiento de la clínica. Una ar-
queología de la mirada médica.
tanto objetos de conocimiento –como «locos», «pacientes», «delincuentes»– a Buenos Aires: Siglo XXI.
través de la práctica de la psiquiatría, de la medicina y de las ciencias sociales M. Foucault (2006). Historia
de la locura en la época clásica.
y jurídicas. Por ejemplo, Foucault estudia la historia de las acciones tomadas Vols. 1-2-3-4, Madrid: Fondo
con respecto a la locura, y en particular analiza el surgimiento de una forma de Cultura Económica.
Al respecto, Foucault señala cómo antes de 1656 (año de la fundación del Hospital
General de París) la locura había estado relativamente presente en la vida cotidiana;
se la asociaba de forma más o menos laxa a otras «experiencias límite» que eran re-
chazadas por atentar contra los límites de la razón o la moral religiosa. En ese sentido,
la figura de la «nave de los locos» sirve a Foucault para ejemplificar cómo durante el
Renacimiento existe una medida general de expulsión mediante la cual los munici-
pios se deshacen de sus «locos vagabundos». Esta práctica, que consistía en expulsar a
los locos en barcos que recorrían los ríos de Europa, situaba a la locura en un espacio
de constante movimiento en los márgenes de las ciudades. La época del Gran Encie-
rro marca un primer viraje: cuando desaparece la lepra en Europa, los leprosarios son
reconvertidos en centros de reclusión e internamiento en los que se encierra indis-
criminadamente a todo aquel que no pueda justificar un modo de ganarse la vida.
En aquel momento, el Hospital General no es aún una institución médica, sino un
espacio jurídico-policial: las acciones tomadas con respecto a la locura consisten en el
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 15 El campo de la evaluación y la intervención social
Las formas de intervenir en la cuestión social desde su «invención» han ido Lectura complementaria
variando de manera acompasada a las formulaciones que de ella se han hecho.
Un análisis de la invención
En torno a dichas formulaciones, se ha definido y delimitado qué�situaciones de lo social como campo de
se�constituyen�como�problemas�sociales y cómo�estos�habrían�de�abordar- intervención, vinculada a
la transformación en el go-
se. El sociólogo del trabajo y la psiquiatría Robert Castel señala que, en las bierno del ámbito del traba-
jo, se encuentra en:
sociedades preindustriales, los miembros que no cumplían con la obligatorie-
R. Castel (1997). La metamor-
dad de trabajar para sobrevivir y no contaban con lazos de protección cercana fosis de la cuestión social. Una
(familia, redes comunitarias) no encontraban su lugar en una sociedad que los crónica del salariado. Buenos
Aires: Editorial Paidós.
sentía como un problema de orden público y una amenaza a la seguridad de
los bienes y las personas. Es relevante resaltar cómo este problema era definido
en términos de orden�público y producía simultáneamente a) su propia defi-
nición de sujeto problemático que se encarnaba en la figura del vagabundo y
b) que recibía un doble trato, delimitando así cómo debía abordarse esta cues-
tión: caridad�y�represión, que se concretaba en el internamiento de obreros
manuales y obreros agrícolas sin recursos, muchos de ellos extranjeros, en los
llamados «depósitos de mendicidad».
Diversos autores han situado el nacimiento de «la cuestión social» justamen- Lectura complementaria
te en este paso de las sociedades preindustriales a las sociedades industriales.
Para profundizar en el reco-
De acuerdo con esta perspectiva, la dimensión social como campo de actua- rrido genealógico del surgi-
ción surgió como una vía para canalizar y modular una conflictividad y des- miento de la cuestión social
como campo de administra-
contento creciente respecto a la desigualdad producida por el desarrollo del ción, gobierno e interven-
ción, ver:
capitalismo industrial. Afín a los trabajos de Michel Foucault, el historiador y
J. Donzelot (2007). La inven-
sociólogo Jacques Donzelot señala que en el siglo XIX, en Francia, la forma po- ción de lo social. Ensayo sobre
lítica republicana se encontró con un problema al instaurar el sufragio o voto la declinación de las pasiones
políticas. Buenos Aires: Nueva
universal: grupos de población, pese a tener soberanía y posibilidad de deci- Visión.
sión política, vivían en la pobreza (a la que empezaban a reconocerse causas
sociales). La cuestión en este contexto empezó a plantearse en estos términos:
¿cómo hacer para dar derechos sociales a los que ya tenían derechos políticos
sin al mismo tiempo hacer crecer desmesuradamente la carga de estos sujetos
sobre el Estado?
Como respuesta a esta cuestión, desde mediados del siglo XIX y principios del Solidaridad orgánica
siglo XX, los trabajadores asalariados empezaron a estar protegidos por estatu-
Esta nueva forma de pacto so-
tos�sociales (de seguro de desempleo, de cobertura sanitaria, de pensión, etc.) y cial es lo que el sociólogo Émi-
se planteó la necesidad de sostener al que había quedado fuera, pues al hacerlo le Durkheim (1987) definió a
partir de la noción de solidari-
se entendía que se sostenía a la sociedad. Lo que observamos es que la cuestión dad orgánica: a partir de este
momento se asumirá que exis-
social ahora se planteará en otros términos: ¿cómo hacer para que un sujeto te un lazo que une a los indivi-
duos y la sociedad en una re-
subordinado y dependiente pueda convertirse en un sujeto social pleno? Así, lación de deuda social. El pa-
desde las ciencias sociales se producen estudios sobre grupos de población con pel del Estado que quiere ser
social, que cuida de ese lazo,
más tasa de desempleo e intermitencia laboral (por ejemplo, los jóvenes, sobre es el de promover que cada
individuo y grupo, incluidos
todo los que no tienen formación superior), y es de la mano de estas nuevas los más desfavorecidos, pue-
técnicas estadísticas que se constituye un nuevo modo de definir el problema da encontrar un lugar en la so-
ciedad. Para ello usa la técnica
social (desempleo�juvenil), marcando el objetivo de las intervenciones para del derecho social, que pres-
cribe aseguramiento para ca-
abordarlo: la integración�social de estos jóvenes a partir del trabajo. da estatuto laboral, y utiliza la
táctica de poner a negociar a
patronos y trabajadores como
Cabe tener en cuenta en qué sentido este recorrido nos sitúa frente a una pre- forma de articular lo económi-
co y lo social.
misa de partida importante. A partir de este nuevo régimen de responsabili-
dad, las causas del conflicto y del riesgo social, «fueron considerados 'hechos
sociales' impersonales, resultantes de un sistema productivo y una organiza-
ción industrial [...] de la que toda la sociedad era beneficiaria» (Velasco Arias,
2013, pág. 271). De acuerdo con Donzelot, la instauración de estos estatutos
o seguros sociales marcó el surgimiento de la invención�de�«lo�social»�como
una�medida�reparatoria�de�la�justicia,�en�sustitución�del�reclamo�de�una
justicia�y�equidad�estructural. La cuestión social, dice Donzelot, se constitu-
yó como «una invención necesaria para volver gobernable a una sociedad que
había optado por el régimen democrático» (Donzelot, 2007).
Hasta aquí hemos querido resaltar que la «dimensión de lo social» como ám-
bito de intervención y regulación se construyó en un contexto determinado
para dar respuesta a los desafíos al orden social que se plantearon durante la
primera industrialización. La intervención social no es sino uno de los mo-
dos de afrontar los problemas sociales: otras formas de hacerlo se basaron, por
ejemplo, en la producción de sistemas materiales de protección social ligados
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 18 El campo de la evaluación y la intervención social
Aquí cabe tener en cuenta que la intervención social, como un hecho social
que es, no tiene una figura fundadora, ni una fecha, ni un rito de nacimiento,
sino que es el resultado de múltiples factores (incluso contradictorios entre
sí) que confluyen para generar las condiciones de posibilidad de su emergen-
cia y desarrollo. En los siguientes apartados realizaremos un sucinto recorri-
do por esas condiciones sociales, por algunos hitos destacables y por algunos
conceptos y figuras relevantes en la historia de la intervención social. El pro-
cedimiento que hemos seguido para construir dicho recorrido se aproxima a
la genealogía, la propuesta que hemos introducido de Michel Foucault para
entender la historia social: además de incluir los factores que favorecieron la
emergencia y el desarrollo de la intervención social y sus formas dominantes,
también daremos cuenta de aquellos que dificultaron esa emergencia y que,
de conectarse, podrían haber construido otro tipo de acción sobre la cuestión
social. Evitaremos, en definitiva, trazar una historia lineal del desarrollo de
la intervención social, entendiendo que en su surgimiento influyen también
azares, conexiones inesperadas, hechos difusos, avances y retrocesos.
La beneficencia como modo de proporcionar ayuda por parte de la Iglesia a los Lectura complementaria
pobres desposeídos por el proceso de concentración de la riqueza que acontece
Sobre la transformación en
en Europa entre los siglos XVI y XVIII comenzó a verse en los albores del siglo las estrategias de interven-
XIX como un problema: los pobres se acomodaban a la ayuda y suponían un ción sobre la pobreza, que
pasan del modelo de la cari-
creciente gasto, además de un ejemplo de falta de virtud moral (vicio). Legis- dad hacia el surgimiento de
las disciplinas expertas del
laciones como la Ley de pobres inglesa de 1834 que reprimían la pobreza –
campo social, ver:
y nuevas técnicas en el tratamiento de pobres y enfermos a través de la valo- J. Donzelot (1998). La policía
ración (distinción entre «pobres merecedores» y «no merecedores»), la inter- de las familias. Valencia: Pre-
Textos.
vención sobre la educación de los hijos, la condicionalidad de las ayudas y el
registro de los perceptores– intentaron controlar la situación.
El objetivo consistía en impedir que esos pobres se encontrasen cómodos en la Lectura complementaria
pobreza como vía de introducción de la ética del trabajo y la mejora moral. Este
F. Álvarez Uría (1995). «En
enfoque que culpabilizaba a los pobres de su situación fue el que adoptaron torno a la crisis de los mode-
las organizaciones de caridad, como las COS (social organization of charity). los de intervención social».
En: F. Álvarez-Uría; L. Alonso;
Sus protagonistas, las «visitadoras», eran fundamentalmente mujeres de las B. Fernández. Desigualdad y
pobreza hoy (págs. 5-39). Ma-
clases acomodadas que, con los recursos de las organizaciones filantrópicas,
drid: Talasa.
persiguieron educar en los hábitos considerados normales a las familias pobres.
Pero no solo eso, aspiraban a crear una filantropía caritativa con base científica
y racional trasladando el modelo de intervención médico-liberal a la sociedad.
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 19 El campo de la evaluación y la intervención social
En este abordaje, nos encontramos ante una forma de ejercer el poder que se
acerca a lo que Foucault ha designado como disciplina. La disciplina es una
forma de gobierno que ejerce coerción sobre los individuos, que prescribe y
prohíbe conductas y castiga las desviaciones a través de un trabajo de ordena-
miento del cuerpo de los sujetos. Se trata de un ejercicio disciplinario del po-
der que se implanta en las instituciones (la cárcel, la escuela, el hospital) y que
atraviesa sus paredes para insertarse en la gestión de las ciudades (a través del
urbanismo y el higienismo) y en el funcionamiento cotidiano de las familias
(la crianza, los hábitos, las relaciones sexuales, etc.). Esta disciplina procede
mediante la individualización del cuerpo social –construyendo al individuo
y su responsabilidad separados de su comunidad– y la sujeción de los indivi-
duos de acuerdo a un proyecto civilizatorio, el del capitalismo industrial y su
disciplina fabril (horarios, movimientos, posturas, etc.).
Frente a estas formas de intervención, en paralelo y a partir de las primeras Lectura complementaria
críticas al capitalismo y a los efectos de la Revolución Industrial, surgen pro-
C. Laval; P. Dardot (2015).
yectos políticos encaminados a transformar la sociedad, como el socialismo Común. Ensayo sobre la revolu-
utópico de Robert Owen, que proponía reformar el medio de producción in- ción del siglo XXI. Madrid: Ge-
disa.
dustrial para crear «pueblos cooperadores». O las ideas cercanas al anarquis-
mo de Pierre-Joseph Proudhon, que apostó por el apoyo mutuo (sindicatos,
cooperativas y mutuas) para instituir modos de autoorganización obrera que
rompieran con la individualización y la competencia en la que les sumía el
capitalismo.
como Herbert Spencer postulaban que había que dejar caer a los «débiles» en
favor de los más fuertes, que propugnaban el individualismo frente al comu-
nitarismo y que enfatizaban la competitividad como vía para la creación de
virtud y riqueza. Frente a este darwinismo social, los reformistas propugnaban
que la pobreza no tiene causas individuales (vicio), sino sociales.
Nace así, tal y como hemos visto en el apartado previo a partir de los análisis Lecturas
de Donzelot (2007), la llamada cuestión social, como un campo independien- complementarias
te de la economía y la política que da lugar tanto al nacimiento de los dispo- F. Álvarez Uría (1995).
sitivos del Estado interventor, como a la seguridad social en Europa (que surge C. Feixa (2016). Antropología
criminal. Delincuentes y mar-
en la Alemania de Bismarck como remedio al avance del movimiento obrero). ginados. Barcelona: Editorial
Y nace también en Gran Bretaña, pero sobre todo en Estados Unidos, un cam- UOC.
Nos encontramos ante una forma de ejercer el poder que es diferente a la disci- Lectura complementaria
plina: la biopolítica, que va más allá del modelamiento individual de los cuer-
Sobre la noción de biopolíti-
pos a través de determinadas instituciones para penetrar en todos los rincones ca, ver:
del cuerpo social y modular�las�conductas�de�los�sujetos, y que funciona no M. Foucault (2003b). Hay que
defender la sociedad. Curso del
por prescripción-castigo, sino a través de la libertad (autorregulación) de los Collège de France, 1975-1976.
sujetos dentro de un marco regulado, optimizando los elementos positivos de Madrid: Akal.
Esa biopolítica no puede desligarse del contexto histórico del liberalismo, co-
mo marco de pensamiento que acompaña las revoluciones políticas de finales
del siglo XVII (la francesa y la norteamericana); ni tampoco del surgimiento
de las ciencias�sociales y su especial preocupación por el desorden social que
habían provocado dichas revoluciones. Pero además de la preocupación por
los efectos no deseados de estas revoluciones políticas, la incidencia de la Re-
volución Industrial en las formas de vida de los pueblos en muy poco tiempo
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 21 El campo de la evaluación y la intervención social
Aunque el poder disciplinario, aquel que se centra en el cuerpo de los indivi- Lecturas
duos, no deja de ejercer fuerza durante los siglos XIX y XX, las técnicas de poder complementarias
que se centran en la población y en el ambiente en el que se desenvuelve van Sobre el movimiento de los
tomando preeminencia. Con la entrada del siglo XX se abre un periodo en el Settlements en el contexto
anglosajón, ver:
que se combina la asistencia a los pobres con la progresiva intervención del F. Alvárez Uría; P. Parra
Estado a través de reformas en el campo de la salud pública, el trabajo, la edu- (2014). «The Bitter Cry: ma-
teriales para una genealogía
cación o la previsión social. En el campo de la asistencia social, se combinan de la identidad profesional
aquellas acciones centradas en el «caso» individual (adaptar al individuo a la de las pioneras del Trabajo
Social en Inglaterra y los Es-
sociedad mediante la intervención sobre su personalidad) con aquellas otras, tados Unidos». Cuadernos de
Trabajo Social (vol. 1, núm.
como el movimiento de los Settlements que buscaron en Gran Bretaña y Es- 21, págs. 93-102).
tados Unidos la creación de centros sociales y culturales en los que se produ- Sobre intervenciones basadas
en el «caso individual» y la
jera contacto social entre vecinos de barrios empobrecidos y personas mejor
intervención sobre la perso-
posicionadas (estudiantes universitarios), con el fin de promover la educación nalidad, ver:
y el desarrollo cultural de los pobres, la sensibilización del resto de la sociedad M. E. Richmond (1996). El
caso social individual. Madrid:
sobre sus condiciones de vida y la demanda de reformas sociales, sanitarias y Talasa.
laborales que atenuasen sus condiciones penosas. En estos establecimientos
se enseñaba inglés a los inmigrantes, claves del comportamiento cívico del
nuevo entorno, se realizaban actos culturales, se permitía la reunión de orga-
nizaciones obreras, se formaban guarderías, se hacían grupos de ocio y tiempo
libre y se crearon los primeros grupos de autoayuda.
da a través de la elevación del salario directo (trabajo) e indirecto (sanidad, Para profundizar en esta dis-
educación), trastocaron el objeto de la intervención para pasar a centrarse en cusión podéis encontrar una
perspectiva crítica sobre el
los sujetos pobres y marginales, por un lado, y en las comunidades «no desa- modelo funcionalista que
busca reducir el riesgo del
rrolladas», por otro, con la idea optimista de que la integración social de estas
control social en:
poblaciones se acabaría produciendo. Se trataba de un modelo�funcionalista M. Chamseddine (2013).
que buscaba reducir el riesgo de desorden social. Ese es el origen, por ejemplo, «Aproximación histórica a
una de las profesiones so-
de la Educación Social tras la Segunda Guerra Mundial en Francia y Alemania, ciales: la educación social».
Revista de Educación Social
centrada en la intervención con jóvenes marginados y delincuentes de las ba- (núm. 17).
rriadas periféricas (Chamseddine, 2013). No obstante, los límites integradores Una reflexión sobre los efec-
tos de estigmatización que
del propio sistema welfarista o del Estado del bienestar acabarían por generar
comporta la definición de
significados estigmatizantes sobre estas poblaciones que «no aprovechaban la poblaciones definidas en tan-
to problemáticas y objeto de
oportunidad» que se les brindaba (Sales, 2014). Este hecho acabó siendo to- intervención se encuentra
mado por las críticas neoliberales de las décadas de 1970 y 1980, que inter- en:
A. Sales (2014). El delito de ser
pelaban al contribuyente señalando el enorme gasto que suponía mantener pobre. Una gestión neoliberal
a gente «acomodada» en estas ayudas (Bauman, 2003). Un discurso que sería de la marginalidad. Barcelona:
Icaria.
un punto de apoyo para la reorientación de la asistencia hacia una visión que
pone más énfasis en el control de la pobreza que en la generación de igualdad.
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 23 El campo de la evaluación y la intervención social
Justo en el momento en que en los países más enriquecidos se estaban cues- Igualdad de
tionando los dispositivos del Estado del bienestar, como los servicios sociales, oportunidades
Esta forma de definir los problemas sociales y determinar cómo estos deberían Lectura complementaria
abordarse, anclada en el paradigma welfarista, ha vivido importantes transfor-
Un análisis de las formas de
maciones en las últimas décadas en el marco de una reformulación neolibe- gobierno que vinculan la ges-
ral. Como veremos con más detalle en el módulo 4, a finales de la década de tión de lo social con el sur-
gimiento de las democracias
1960 y la década de 1970 crece el desempleo y la precarización del trabajo en liberales contemporáneas se
encuentra en:
el que se basaban las protecciones del Estado social o del bienestar. Además,
N. Rose (1997). «El gobierno
surgen las críticas desde diferentes frentes a este tipo de organización social, en las democracias liberales
y se denuncia que no ha sido capaz de reducir las desigualdades, que ha des- ‘avanzadas’: del liberalismo
al neoliberalismo». Archipié-
plegado su capacidad para asfixiar las singularidades y controlar, corregir y lago (núm. 29, págs. 25-40).
normalizar conductas y formas de vida (adaptándolas al molde de la familia
nuclear pequeñoburguesa) y que ha contribuido a individualizar�los�proble-
mas�sociales.
Hasta aquí, hemos transitado por esta genealogía de la intervención social que
nos ha llevado a sumergirnos en el proceso de construcción y gobierno de los
«problemas sociales», así como en el desarrollo histórico de la intervención
social que hace frente a dichos «problemas». Antes de dar continuidad a es-
te repaso, quisiéramos hacer una parada. La proponemos porque necesitamos
algunos puntos de apoyo, fundamentales para entender ese complejo proceso
que nos permitirá pensar, no sin problemas y tensiones, el engarce de la inter-
vención social con los dispositivos de gobierno del ámbito social en nuestros
días. Para ello, utilizaremos nuevamente algunos conceptos clave que toma-
mos de Michel Foucault.
3.1. Gubernamentalidad
A la razón de gobierno basada en la definición de los campos de acción posi- Lectura complementaria
bles, Foucault la llamó gubernamentalidad. Este autor se dedicó a trazar una
En 1970, Michel Foucault
historia de sus transformaciones de gran utilidad para el estudio del gobierno ocupa la cátedra de Histo-
del campo social. Porque cada gubernamentalidad contiene su linaje específi- ria de los Sistemas de Pensa-
miento en el prestigioso Co-
co de conexiones entre saber/poder, su relación específica entre Estado, mer- llège de France. En su sesión
inaugural, dicta una lección
cado, sociedad e individuo, y sus técnicas específicas de gestión del ámbito
donde plantea una intere-
social. La intervención social, como disciplina capaz de intervenir en la de- santísima reflexión sobre las
complejas relaciones entre el
finición y gestión de un campo concreto, el campo social, para modular las saber y el origen del poder.
conductas de los sujetos funciona, no sin tensiones, como una técnica funda- Esa sesión se publicó más tar-
de bajo el siguiente título:
mental de la gubernamentalidad. M. Foucault (1970). El orden
del discurso. Barcelona: Tus-
quets.
Y es que, como decíamos al principio de este módulo, uno de los mecanismos
que conectan a la intervención social con el poder y las formas de gobierno
es su configuración como un campo de conocimiento experto para codificar
e intervenir sobre un problema social. Dicho en el lenguaje que nos propone
Michel Foucault, el proceso�de�construcción�de�una�disciplina�experta hace
que esta funcione como un saber capaz de producir determinadas verdades
que definen el mundo que nos rodea, excluyendo otras posibles lecturas. A la
par, se legitima como el único conocimiento válido a la hora de determinar
cuándo hay un problema dentro de su campo de intervención y cuáles son
las técnicas que hay que aplicar para resolverlo (de nuevo, excluyendo otros
posibles saberes y formas de hacer). Y eso, a la hora de pensar en la forma
y efectos de la intervención social sobre los territorios de vida en los que se
inscribe, tiene sus efectos. Veámoslo por partes.
«No está en ningún mapa. Los lugares verdaderos nunca lo están», es-
cribía Herman Melville en Moby Dick. Y sin embargo, afirmamos sin
ninguna duda que África está debajo de Europa, descentrada, con ese
cuerno tan característico. El mapa toma el lugar de lo real. Y nos lo
muestra como una clara verdad.
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 27 El campo de la evaluación y la intervención social
Una� verdad es aquello que se nos revela como seguro, evidente, incuestio- Lectura complementaria
nable. Mediante sencillas operaciones descartamos lo falso por oposición de
Para saber más os recomen-
lo verdadero y obtenemos el criterio mediante el cual aprehender el mundo damos leer una interesante
que nos rodea: la guía a partir de la cual nos explicamos lo que conocemos y conversación entre Michel
Foucault y el historiador Jo-
construimos nuestras certezas. Tal es la seguridad que produce la verdad, que sep Fontana que aparece re-
cogida en el capítulo «Verdad
cuesta poco asociarla con lo real. Sin embargo, no hay nada más problemáti-
y poder», publicado dentro
co que dicha unión: lo verdadero no es más que una representación de lo real, de la obra:
del mismo modo que un mapa representa un territorio, lo ordena, pero no es M. Foucault (1992). Microfí-
sica del poder. Madrid: La Pi-
el territorio. Como tal representación, toma el lugar de la realidad, pero no queta.
como mero espejo de la misma, sino como el resultado (siempre en continua
tensión) de un conjunto de intereses y relaciones de poder que producen y
mantienen lo que debe ser definido como verdadero. Dice Foucault que todo
momento histórico, toda organización social, tiene su régimen�de�verdad: es
decir, un conjunto de procedimientos encargados de la producción, sanción,
puesta en circulación de los enunciados que se hacen funcionar como verda-
deros. Y dichos procedimientos se encuentran siempre subordinados a los sis-
temas de poder.
Así pues, las verdades de las que nos servimos para leer el mundo tienen una Lectura complementaria
historia, se�producen�históricamente vinculadas a lógicas de gobierno. Y co-
Uno de los argumentos cen-
mo veíamos en el apartado anterior, la definición de la cuestión social y de los trales de Foucault en su obra
modos de intervención sobre ella es una de estas verdades (de hecho, una de Las palabras y las cosas es que
todos los períodos de la his-
las verdades más importantes): el campo de lo social se ha ido construyendo toria han poseído ciertas con-
diciones subyacentes de ver-
de forma singular y acompasada a las formas de gobierno, decíamos. Y así, por
dad que constituyeron lo que
ejemplo, en el siglo XIX, los regímenes de verdad de un poder disciplinario nos era aceptable. En esta obra,
se propone hacer una histo-
dirían que un hombre que vaga solo por las calles, sin trabajo y con dificulta- ria de la veridicción, la cual
des de relación es un loco que debe ser encerrado –en un psiquiátrico o una concibe como la conexión de
un régimen de verdad con la
prisión– para normalizar y disciplinar su comportamiento. Hoy en día, en las práctica gubernamental.
sociedades de seguridad neoliberales, nuestro mapa les dice a las doctoras y M. Foucault (1997). Las pa-
labras y las cosas. Una arqueo-
psicólogas del centro de salud que este hombre no está loco ni necesita un psi- logía de las ciencias humanas.
quiátrico, sino que está enfermo: le recetarán antidepresivos y mucha fuerza de Madrid: Siglo XXI.
voluntad. Si las profesionales son críticas, como las del ejemplo número 2 de
la caja de situaciones con la que iniciábamos este módulo, pensarán también
en las causas sociales de esa enfermedad llamada depresión, y le propondrán
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 28 El campo de la evaluación y la intervención social
Por tanto, para pensar la intervención social, y hacerlo de un modo crítico que
no asuma sin más como «lo real-objetivo» todos aquellos discursos, imágenes
y prácticas que producen los regímenes de poder, es necesario cuestionarse las
certezas, apuntar a los pilares más profundos que definen la práctica de la in-
tervención social y traspasar la frontera que delimita el campo de lo pensable
y lo impensable. Producir, en suma, las condiciones�de�posibilidad�que�tras-
toquen�las�verdades existentes, para que aparezcan otras con mayor potencia
de transformación. No es esta tarea sencilla.
De todos estos saberes técnicos hay uno, el económico, que con más fuerza Lectura complementaria
irrumpe como principio de inteligibilidad en nuestras sociedades. La discipli-
Para saber más, recomenda-
na económica se impone como vara de medir el valor de cualquier actuación y mos leer la siguiente obra:
como explicación última e incontestable de cualquier política. Pero el econo- Barbara Erenreich; Deirdre
English (2011). Por tu propio
mista no es el único experto que acompaña nuestras vidas: coachers, expertos bien. 150 años de consejos ex-
en salud, terapeutas de todo tipo, psicólogos, publicistas, educadores, influen- pertos a mujeres. Madrid: Ca-
pitán Swing.
cers, politólogos, y desde luego expertos en intervención social se arrogan la
En este trabajo, publicado
capacidad de diagnóstico y decisión sobre nuestras propias vidas. La trabaja- originalmente en 1989, se
propone estudiar el modo en
dora social sabrá mejor que nadie el tipo de ayuda que la madre de nuestro que la sexualidad y la natura-
primer ejemplo necesita. No dudará en codificar a sus hijos como «menores leza de la mujer ha sido tra-
tada, pero sobre todo mono-
en riesgo». Sus conductas serán «normalizadas» gracias al saber hacer de los polizada, por científicos o ex-
pertos –varones– que, «por
educadores sociales, mientras que la madre orientará su «empleabilidad» en
el bien de las mujeres», las
función de los consejos de los orientadores. Consejos mucho más profundos han expulsado de campos de
saber tradicionalmente ocu-
e íntimos reconducirán la vida de los hombres desempleados o prejubilados pados por ellas a cambio de
dentro del grupo terapéutico. En paralelo, los técnicos del distrito diseñarán centenares de más que cues-
tionables «consejos exper-
un proyecto de desarrollo comunitario en el barrio, atendiendo a las necesida- tos».
des que sus metodologías y criterios de objetivación han señalado. Todo ello
dentro de las verdades que funcionan como brújula en nuestros tiempos. Todo
ello legitimado por las disciplinas que las sustentan.
El principal y más problemático efecto de poder que podemos señalar es la Igualdad de todas las
escisión que introduce entre los sujetos�de�conocimiento y los objetos�de�in- inteligencias
tervención. Esta fractura esconde un proceso de jerarquización�en�el�saber, Frente a la idea de una jerar-
que determina quién puede producir saber/enunciación cualificada y quién quización de inteligencias,
el filósofo Jacques Rancière
no. Se genera así una dualidad permanente entre, por un lado, los expertos apuesta por afirmar y defender
la igualdad de todas las inte-
(quienes detentan el saber y tienen la obligación de recoger los hechos y ex- ligencias; un principio que se
encuentra detrás de muchas
periencias fragmentarias y sistematizarlas para diseñar una intervención) y, de las prácticas de interven-
por otro lado, los objetos de dicha intervención (los que no saben más que de ción social más transformado-
ras:
manera fragmentaria sobre su experiencia y tienen la necesidad de delegar las J. Rancière (2003). El maestro
respuestas en aquellos que saben). El resultado, pues, es una jerarquización de ignorante. Cinco lecciones so-
bre la emancipación intelectual.
inteligencias que poco tiene de interesante si lo que se busca es construir una Barcelona: Laertes.
intervención sobre la base de la reciprocidad y la igualdad, con la potencia que
solo puede tener un proceso cuando este ha sido compartido. Los expertos, los
«técnicos», acaban por ser considerados los únicos en condiciones de definir
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 30 El campo de la evaluación y la intervención social
La irrupción de los «expertos» ha servido en muchas ocasiones para desalo- Lectura complementaria
jar otros saberes (los saberes comunitarios, experienciales, biográficos, subal-
B. Latour (2004). «Scienti-
ternos que crecen al compás de la vida y de los códigos de un determinado fic Objects and Legal Objec-
territorio) de sus ámbitos tradicionales, minusvalorándolos y arrinconando su tivity». En: A. Pottage; M.
Mundy. Law, Anthropology,
legitimidad. Bruno Latour (2004) define al «experto» como una figura híbrida and the Constitution of the
Social: Making Persons and
entre el juez y el científico, pero que adicionalmente no está sometida a las
Things. Cambridge: Cambrid-
obligaciones de ninguna de estas figuras. Del segundo –la figura del científico– ge University Press.
toma la capacidad de cuestionamiento de la realidad. Pero lejos de hacer de
este cuestionamiento continuo un modo de trabajo, la figura del experto toma
ciertas cualidades del juez (la distancia, supuesta imparcialidad y la capacidad
de juicio) para zanjar la discusión y reflexión en un momento determinado,
no en virtud del poder de una ley, sino de lo establecido por su propia condi-
ción de experto.
Esta jerarquización sitúa de un lado a los usuarios (la propia palabra usuario
lo deja claro: no participa, solo usa, clara asimetría), que «informan», comuni-
can la «experiencia». Y del otro lado a los expertos, que ordenan esa informa-
ción, aportan el análisis para enmarcar lo experiencial, dinamizan y regulan
la intervención, definen los ritmos, los objetivos y los formatos. Esto acaba
generando, entre los definidos como «objetos» de intervención, sentimientos
de invasión�e�inferiorización, cuando no de instrumentalización, cortocir-
cuitando las posibilidades de empoderamiento e igualdad de muchas de las
intervenciones.
La primera reacción hay que situarla allí donde el paradigma se impuso y des- Lectura complementaria
de donde irradió su ideología a escala global, en Estados Unidos. Se trata de las
S. Alinsky (2013). Tratado pa-
prácticas críticas de trabajo comunitario que postularon de modo pragmático ra radicales. Manual para revo-
y experimental un nuevo enfoque basado en la defensa de los grupos oprimi- lucionarios pragmáticos. Ma-
drid: Traficantes de Sueños.
dos y en la acción social frente a los poderes establecidos. El modo activista de
entender la organización comunitaria por parte de Saul Alinsky (2013) planteó
la necesidad de contrapoderes�pragmáticos (lejos del idealismo que inunda-
ba buena parte de las críticas al capitalismo en Europa y Latinoamérica). Ante
la represión que sufrían las comunidades pobres o negras cuando intentaban
autoorganizarse o cuando reivindicaban derechos, las tácticas que postulaba
Alinsky eran siempre imaginativas, tratando de jugar con el ingenio (la inno-
vación hace imprevisibles a quienes la usan), con la comunicación (si las re-
laciones son comunicativas, los significados son el campo de juego) y con el
humor (antes que el insulto). La producción de esas tácticas debía partir siem-
pre del marco experiencial de las comunidades. En este tipo de intervención
comunitaria orientada a la movilización se partía de un elemento común (un
territorio, por ejemplo) y se establecían demandas concretas: era en el propio
proceso de organización de cara a esas metas que se produciría el empodera-
miento (se lograsen o no dichas demandas).
El segundo de los replanteamientos críticos se llevó a cabo desde una óptica Lectura complementaria
marxista en Latinoamérica, entre las décadas de 1960 y 1970. El empuje de los
Un recorrido por las perspec-
movimientos populares en cada nación del continente, junto con la eclosión tivas críticas a la interven-
de las teorías de la dependencia y el surgimiento de la teología de la liberación, ción social surgidas desde el
contexto latinoamericano se
dieron lugar a la emergencia de una serie de prácticas de intervención socio- encuentra en:
educativa encaminadas a la «toma�de�conciencia» de las condiciones de opre- N. Alayón (org.) (2005). Tra-
bajo Social latinoamericano. A
sión. La pedagogía concientizadora de Paulo Freire, el teatro social de Augusto 40 años de la Reconceptualiza-
Boal, el Movimiento de Reconceptualización en Trabajo Social, la Psicología ción. Buenos Aires: Espacio.
sentido de pertenencia en los colectivos, así como el análisis causal del pro- M. H. Bacque; C. Biewener
pio sufrimiento social, se entendían como la antesala del empoderamiento (2016). El empoderamiento.
Una acción progresiva que ha
(Montero, 2004). Centrado en la combinación de un poder personal a través revolucionado la política y la
sociedad. Barcelona: Gedisa.
de la toma de conciencia («poder de»), un poder colectivo mediante la orga-
M. Montero (2004). Introduc-
nización con otros afectados («poder con») y un poder político para remover ción a la psicología comunita-
estructuras sociales («poder sobre»), este tipo de intervención crítica basada ria. Desarrollo, conceptos y pro-
cesos. Buenos Aires: Paidós.
en el concepto de empoderamiento se extendió tanto en el trabajo social y
la psicología comunitaria como en las prácticas y discursos de los movimien-
tos sociales tanto en el mundo rural e indígena como en las periferias urba-
nas (Bacque y Biewener, 2016). Aunque la reacción por parte de las dictaduras
militares fue de una represión brutal contra estas formas de intervención, sus
influencias se dejan notar aún hoy: no solo en Latinoamérica, sino también
en Estados Unidos y en Europa, donde los planteamientos críticos centrados
en la clase social también fueron trasladados a otros ejes de poder, como el
género, la etnia o la raza.
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 33 El campo de la evaluación y la intervención social
Han sido muchas las feministas que han puesto en el punto de mira las labores Lecturas
capilares de control social a través de la intervención con las mujeres como complementarias
detentadoras de las claves de la reproducción�social, y la necesidad de una Para saber más sobre las apor-
intervención liberadora a través, por ejemplo, de grupos de autoconciencia taciones del movimiento fe-
minista en la generación de
feminista. Del mismo modo, la intervención social antirracista, de potencia- perspectivas críticas en torno
a la intervención social, ver:
ción y defensa de colectivos oprimidos (negros en Estados Unidos, indígenas
E. Grassi (1989). La mujer y la
en Latinoamérica) parte de la teoría de la indefensión aprendida para construir profesión del asistente social.
procesos de empoderamiento colectivo. El control de la vida cotidiana.
Buenos Aires: Humanitas.
Un interesante análisis sobre
En esta línea de intervención, en la década de 1970 los cristianos de base ani- las aportaciones de formas de
empoderamiento a través de
maron un trabajo comunitario de alianza con los pobres en la reivindicación los grupos de autoconciencia
feminista se encuentra en:
de derechos desde las periferias de las grandes ciudades españolas. Curas, in-
L. Dominelli; E. MacLeod
telectuales y estudiantes de izquierdas decidieron irse a vivir a los barrios con (1999). Trabajo social feminis-
el fin de conocer su realidad y de acompañar a esos grupos sociales de cara a la ta. Madrid: Cátedra.
Por último, las aportaciones
reivindicación de sus derechos. Como consecuencia de su acción, sumado al de los movimientos antirra-
crecimiento de la autoorganización obrera, surge el movimiento vecinal y su cistas y los procesos de em-
poderamiento colectivo vin-
búsqueda del «derecho a la ciudad». La animación sociocultural en las zonas culados a los movimientos
negros e indígenas en el con-
deprimidas puso en marcha las herramientas alfabetizadoras y pedagógicas de
tinente americano se encuen-
Paulo Freire con la idea de que esa dinamización conseguiría la toma de con- tra en:
ciencia de clase y enriquecería culturalmente el entorno. M. Payne (1995). Teorías con-
temporáneas del trabajo social.
Una introducción crítica. Bue-
nos Aires: Paidós.
4.3. Desinstitucionalización
Mayo de 1968, la componen los movimientos antiinstitucionales en Estados Para saber más sobre el abor-
Unidos, pero fundamentalmente en Europa. El análisis de las interacciones en daje crítico de los psiquiátri-
cos en tanto instituciones to-
las instituciones totales (la cárcel, el hospital psiquiátrico y otras instituciones de tales, ver:
internamiento) efectuado por Erving Goffman (1972), la genealogía llevada a E. Goffman (1972). Interna-
dos. Ensayos sobre la situación
cabo por Michel Foucault (2002) acerca del surgimiento de las prisiones, la dis- social de los enfermos mentales.
ciplina y la construcción de la anormalidad, el movimiento italiano de la an- Buenos Aires: Amorrortu.
Y sobre el movimiento anti-
tipsiquiatría encabezado por Franco Basaglia (2005), o el análisis institucional psiquiatría en:
de René Lourau (1970) y Félix Guattari (1976) supusieron el viraje de la aten- F. Basaglia (2005). L’útopia de-
lla realtà. Turín: Einaudi.
ción hacia las�relaciones�de�poder�que�se�dan�en�la�intervención en salud
Sobre el análisis institucio-
mental y en otros ámbitos de la intervención social. Partiendo de que el poder nal, ver:
experto construye al enfermo, al preso, al usuario, etc., el objeto fundamental R. Lourau (1970). El análisis
institucional. Buenos Aires:
de las intervenciones basadas en esta crítica consiste en la democratización Amorrortu.
de�las�relaciones�institucionales a través del reordenamiento�de�los�roles. F. Guattari (1976). Psicoanáli-
sis y transversalidad. Buenos
Aires: Siglo XXI.
Tras dejar su huella en la intervención social, estas tres críticas fueron perdien-
do su capacidad para dar cuenta de la realidad y se resituaron en un marco con
menor potencia de transformación social y política (vía tecnificación). En la
década de 1980 se generó un nuevo contexto socioeconómico marcado por la
globalización, el debilitamiento del movimiento obrero, la precarización del
trabajo, la aceleración de los procesos de individualización, la modernización
y «liberalización» cultural como superación de las tradiciones y la vieja moral
y el avance de las lógicas de mercado sobre cada vez más aspectos de la vida,
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 34 El campo de la evaluación y la intervención social
En las últimas décadas hemos podido observar cómo aquello que la reacción
antiinstitucionalista dinamitó, el saber experto, ha ido dando forma a la in-
tervención social como disciplina, tomando un papel fundamental en la for-
ma dominante actual, ligada a la lógica neoliberal. En este viraje neoliberal
de la gestión social aparece una nueva relación entre gobierno, saber exper-
to y sujetos de gobierno. En él, los individuos son llamados a convertirse en
«expertos�de�sí�mismos», debiendo establecer «una relación de autocuidado,
que se basa en la preparación y la información, con sus cuerpos, mentes, for-
mas de conducta» (Rose, 1997, pág. 38), a través de técnicas de autoinspec-
ción, autoproblematización y automonitoreo (algunas de ellas provenientes
del campo de la psicoterapia, el discurso de la autoayuda y el management).
En este marco, herramientas críticas como aquellas planteadas desde la toma
de conciencia, la autoconciencia o el empoderamiento han pasado a ocupar
nuevas y problemáticas funciones en las formas�neoliberales�actuales�de�la
intervención�social (introduciendo nuevas formas de gobierno y exclusión).
En ese sentido cabe tener en cuenta que el neoliberalismo requiere de una
producción de subjetividad que no funciona por represión o disciplina, sino
que opera como una forma de gobierno que produce sujetos libres y respon-
sables de sí mismos. En este viraje, han aparecido formas de intervención que
promueven la implicación y activación de cada individuo. Tal es el caso de las
«políticas de activación» en el ámbito de la inserción laboral, y de los discursos
que promueven la inversión en uno mismo, el esfuerzo y el mérito personal
o la activación individual en la mejora del propio capital humano; con ello
se impone una responsabilidad personal en los sujetos en la consecución o
fracaso de sus condiciones de bienestar, a la vez que se desmantelan las insti-
tuciones públicas en cuyo interior el gobierno del welfare había circunscrito y
gestionado los problemas sociales (sobre todos estos aspectos volveremos con
detalle en el módulo 4).
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 35 El campo de la evaluación y la intervención social
Bibliografía
Alayón, N. (coord.) (2005). Trabajo Social latinoamericano. A 40 años de la Reconceptualización.
Buenos Aires: Espacio.
Alinsky, S. (2013). Tratado para radicales. Manual para revolucionarios pragmáticos. Madrid:
Traficantes de Sueños.
Álvarez Uría, F. (1995). «En torno a la crisis de los modelos de intervención social». En: F.
Álvarez-Uría; L. Alonso; B. Fernández. Desigualdad y pobreza hoy (págs. 5-39). Madrid: Talasa.
Álvarez Uría, F.; Parra, P. (2014). «The Bitter Cry: materiales para una genealogía de la
identidad profesional de las pioneras del Trabajo Social en Inglaterra y los Estados Unidos».
Cuadernos de Trabajo Social (vol. 1, núm. 27, págs. 93-102).
Bacque, M. H.; Biewener, C. (2016). El empoderamiento. Una acción progresiva que ha revo-
lucionado la política y la sociedad. Barcelona: Gedisa.
Banda, T. (2009). «El nacimiento de una nueva profesión: el Trabajo Social». En: T. Fernán-
dez García (coord.).Fundamentos del Trabajo Social (págs. 15-108). Madrid: Alianza.
Barbero, J. M.; Cortés, F. (2013). Trabajo Comunitario, organización y desarrollo social. Bar-
celona: Alianza.
Castel, R. (1997). La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado. Buenos Aires:
Paidós.
Castel, R. (2004). La inseguridad social: ¿Qué es estar protegido? Buenos Aires: Manantial.
Colectivo IOE (1990). «Ideologías de la intervención social en la España de los 90». Docu-
mentación Social (núm. 81, págs. 53-64).
Donzelot, J. (2007). La invención de lo social. Ensayos sobre la declinación de las pasiones polí-
ticas. Buenos Aires: Nueva Visión.
Erenreich, B.; English, D. (2011). Por tu propio bien. 150 años de consejos expertos a mujeres.
Madrid: Capitan Swing.
Foucault, M. (1997). Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, Madrid:
Siglo XXI.
Foucault, M. (1999). Ética, Estética y Hermenéutica. Obras esenciales. Volumen III. Barcelona:
Paidós.
Foucault, M. (2002). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Buenos Aires: Siglo XXI.
Foucault, M. (2003b). Hay que defender la Sociedad. Curso del Collège de France, 1975-1976.
Madrid: Akal.
Foucault, M. (2006). Historia de la locura en la época clásica. Vols. 1-2-3-4. Madrid: Fondo
de Cultura Económica.
Foucault, M. (2008). Seguridad, territorio, población. Curso del Collège de France, 1976-1977.
Madrid: Akal.
Garland, D. (2012). La cultura del control. Crimen y orden social en la sociedad contemporánea.
Barcelona: Gedisa.
Goffman, E. (1972). Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales.
Buenos Aires: Amorrortu.
Latour, B. (2004). «Scientific Objects and Legal Objectivity». En: A. Pottage; M. Mundy.
Law, Anthropology, and the Constitution of the Social: Making Persons and Things (págs. 73-114).
Cambridge: Cambridge University Press.
Laval, C.; Dardot, P. (2015). Común. Ensayo sobre la revolución en el siglo XXI. Barcelona:
Gedisa.
Payne, M. (1995). Teorías contemporáneas del trabajo social. Una introducción crítica. Buenos
Aires: Paidós.
Sales, A. (2014). El delito de ser pobre. Una gestión neoliberal de la marginalidad. Barcelona:
Icaria.
Velasco, G. (2013). «¿Son los derechos temporales concesiones temporales? Ensayo de ge-
nealogía». Bajo palabra. Revista de filosofía (vol. 8, núm. 2, págs. 259-273).
Zamanillo, T.; Gaitán, T. (1991). Para comprender el Trabajo Social. Estella: El Verbo Divino.
CC-BY-NC-ND • PID_00249382 39 El campo de la evaluación y la intervención social