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Edición especial Homenaje

Foto de portada y contraportada: Camilo Rozo

El hombre que supo escuchar


ALFREDO MOLA NO BR AVO, 1944-2019

-Pág. 04- -Pág. 05- -Pág. 06- -Pág. 07-


Explicar el conflicto El campesinado Molano en la Allá en la
para terminarlo fue su bandera Comisión de la Verdad perraperdía
Por Rodrigo Pardo Por Marcela Rosero Por Marta Ruiz Por Mario Jursich
02 Alfredo Molano Bravo 1944-2019 Homenaje 03

De Trochas y fusiles

Foto: Archivo particular


luego Pájaro Verde y el Veinticinco, lado de Tuluá. Cuando se calmaron nos
el Sesenta y Nueve, el Treinta y Dos. contaron que había habido una masa-

Limpios Más dudas


Cada cual tenía su placa, como los ca- cre en el puente de San Rafael, sobre
rros, y en ella escritos su especialidad el río Tuluá, en la bodega de los Arias;
y el número de finados que cargaba
en los dedos.
De Betania salió Pedro huyendo
que los muertos eran más de veinte y que
seguían matando al que llegara, por-
que lo que habían instalado los seño-
que certezas

y comunes
también, con una procesión larguísi- res conservadores era un matadero de
ma. Los caminos entre La Primavera liberales. Los Arias eran unos comer-
y Roldanillo, entre El Dovio y Rolda- ciantes liberales muy poderosos que te-
nillo, entre El Naranjal y La Primave- nían unas bodegas al lado del puente y LA GENTE SUELE pensar que ser hijo
ra, se llenaron de perseguidos. Gente que compraban todas las cosechas de ese de Alfredo Molano obliga a ser un ex-
con sus cuatro chinos y sus dos galli- sector: café, plátano, yuca, maíz, frijol, perto en su obra, que lo lógico es que
nas; otros escoteros, porque no habían panela. Ellos eran los grandes compra- uno sepa la historia detrás de cada pá-
tenido tiempo de sacar ni a la mujer. A dores y vendían al fiado todo lo que los rrafo y la razón de cada punto y coma.
Roldanillo llegó todo ese mundo de fa- campesinos necesitaban. Eran tan fuer- En alguna ocasión, atafagado por las
Por Alfredo Molano Bravo milias empujadas por el miedo. Lo que
a la gente le dolía era que las autoridades
tes que competían con los comercian-
tes de Ceilán. El punto era llegadero
preguntas de los curiosos, me prome-
tí que mientras él viviera dedicaría mi
tenían las manos untadas con esa sangre de personal de toda esa región. Los tiempo y energía a mirarlo, a acom-
En Betania corrían muchas espe- que se comenzaba a regar. domingos se reunían ahí los quinien- pañarlo, a gozármelo. Apenas he leí-
Este es un fragmento del segundo cies: que los godos, que la policía, que En Roldanillo los esperaba la gran tos, los mil campesinos. do cinco o seis de sus veintisiete libros.
capítulo del libro Trochas y fusiles (1994) los muertos de tal parte, que los de tal sorpresa. Miles de familias durmien- Los pájaros —y ya a esas alturas se con- Entre otras porque veía su impaciencia
de Alfredo Molano. Agradecemos a
la editorial Penguin Random House la otra, que por aquí, que por allí. En fin, el do en la plaza, en los corredores, en el taba entre ellos a la policía, a los guardias de cuando algún insaciable lector hurgaba
posibilidad de publicarlo en esta revista. mismo disco con la misma sangre. Pedro, atrio de la iglesia. Cocinando en cual- rentas, a los soldados del batallón, a los de- sobre pasajes de sus escritos, o cuando
seguro, decidió quedarse en Betania. Tal quier fogón, guareciéndose con cual- tectives, al personal de la alcaldía, al al- lanzaban interpretaciones descabelladas.
vez porque vio que todo andaba igual o quier hule. Todos pidiendo al gobierno calde y a todos los conservadores, buenos En más de una ocasión, ante el impulso
Los Marín por eso que siempre le pasa a uno: que una solución, una intervención en con- de leerlo para preguntarle sobre cómo
La violencia no le dio tregua ni a él [Ma- piensa que porque uno está trabajando tra de los bandidos. La gente necesitaba había sido tal o cual pasaje, construí el
nuel Marulanda] ni a ninguno de nosotros. honradamente —como le han enseña- volver a sus fincas porque muchos habían mantra/calmante de que lo que me co-
Se echó a oír de muertos en la zona. do—, a uno no le pueden hacer nada, ni dejado sus hijos y su mujer, sus maridos, y “De las esquinas del rrespondía en ese momento era disfru-
Que en la vereda tal amanecieron unos nadie lo puede atropellar, ni nadie lo pue- las cosechas y los animales, y finalmente tar su vida, preguntarle de historia, de
apuñalados, que mataron a fulano en de asesinar. Nosotros recibimos esa edu- la tierra. Todo abandonado a la buena de pueblo, del atrio y de geografía, por un árbol o algún olor,
tal sitio, a mengano en tal otro, que in- cación sana, en el trabajo, y pues uno no Dios, o de los conservadores, que a veces días corriendo rojo y desde Ceilán vi- bala. De las esquinas del pueblo, del atrio porque para leerlo tendría el resto de
cendiaron no sé qué casa. Hasta que los desconfiaba de nadie y menos de las auto- parecía lo mismo de tanto poder que te- la torre, del techo de la mos los chulos revolotear una semana y de la torre, del techo de la alcaldía, de mi vida. Y como el destino es cham-
muertos llegaron a El Dovio. Un do-
mingo como a eso de las once de la ma-
ridades, del señor alcalde, del señor agen-
te. No, eso era imposible.
nían. Todo mundo quería volver. El alcal-
de de Roldanillo citó a una reunión y
alcaldía, de todos lados entera. Los perros, todos, cogieron ca-
mino para el puente de San Rafael. Por
todos lados salía plomo, y siguió salien-
do toda la noche. Los vecinos corrían de
bón, como él mismo diría, hoy siento
el impulso doloroso de querer pregun-
ñana, cuando la plaza de mercado hervía, Al poco tiempo el anuncio se hizo dijo que el que quisiera volver podía volver salía plomo, y siguió eso los godos se pudieron meter a Cei- un lado para el otro, la guardia cívica hizo tarle cómo fue que escribió la historia
se oyeron vivas al partido liberal y en se- verdad. Llegó Lamparilla con Pájaro siempre y cuando firmara un certificado lán. No había quién les ladrara. ochenta disparos, contados, porque era el de Marulanda, si fue solo a partir de sus
guida, como si se hubieran puesto de Azul a Betania, acompañado de varios en el que renunciaba —como Lampari- saliendo toda la noche” Las noticias que la comisión tra- parque que había. La gente salió corrien- relatos, de los de varias personas, o en
acuerdo, vivas al partido conservador. tipos mal encarados y bien armados. Ve- lla— a su cuna liberal y se comprometía jo nos pusieron a temblar y a llorar por do para afuera, a esconderse en el monte. qué época le contó su historia. Pregun-
Vivas a Gaitán y vivas a Laureano, vivas a nían borrachos, con las bandoleras llenas a votar por el partido conservador. Era adelantado. El terror subía en masa por Salían mujeres, unas con zapatos, otras sin tas, tantas preguntas que quisiera ha-
López y vivas a Mariano, un contrapunteo de parque, montados en buenas bestias. una verdadera cédula, un salvoconduc- esos caminos. Redoblamos la organiza- zapatos, unas con niños y otras con ma- cerle y que tendré que responderme en
peligroso, más peligroso aún por el ca- Echaban tiros y vivas al partido con- to: quien no lo tuviera era liberal, y a los y malos— habían llegado hacia las tres ción y las comisiones de vigilancia. En rido. Mejor dicho, hasta los tullidos co- adelante intuyendo sus pasos.
lor que estaba haciendo aquel día. Sin servador y a Laureano. Serían veinte o liberales se les quebraba sin preguntarles de la madrugada. Se puestearon en el vez de cincuenta, nos contamos qui- rrían. A las dos de la mañana el pueblo era
saber cómo, comenzaron a volear pane- treinta. La gente comenzó a preguntarse quiénes eran. El papelito resultaba requi- puente, en las bodegas y en los caminos nientos. Todos decididos a pelear. Las una sola llama, desde la plaza hasta el ce-
la los que tenían panela, botellas los que por la policía y llamaron al gobernador sito para volver por la familia y sin tenerlo que ahí se encontraban. A las cinco, cuan- noches pasaban en vela y en el día no menterio. A las cinco llegaron seis camio-
vendían cerveza, yuca y plátano los que para ponerle de presente lo que pasaba. en el bolsillo no se podía trabajar la tie- do comenzaron a llegar los campesinos, había ni ruidos. Todos esperando, mi- nes y cargaron con todo lo que servía.
negociaban con bastimento. Una bata- El gobernador mandó arrestar a Lam- rra. Era todo: título de propiedad, re- los fueron reuniendo frente a la bode- rando por entre las rendijas de la pla- Marulanda salió también para el
lla campal. Al final de la fiesta queda- parilla y a Pájaro Azul, pero dos horas comendación, seguro de vida. Muchos, ga. A las siete ya había más de veinte. Los za o del potrero a ver por dónde llegaba monte y se estuvo por allá guarecido un
ron cuatro muertos y doce heridos, todos a después el alcalde de El Dovio los hizo pero muchos, tuvieron que firmar, o me- asesinaron a bala y machete. Comenza- la pajaramenta. Pasaba el tiempo y esos tiempo. Decía que si a él lo cogían los go-
cuchillo. Al día siguiente comenzaron los soltar y los tipos siguieron la juerga. A la jor, poner su huella. ron por los señores Arias. Primero los ma- malparidos no se hacían presentes. dos, calculadamente lo salían matando.
rumores de que Lamparilla y Pájaro Azul salida se trastiaron a los seis policías que Marulanda comentó después que des- taban y luego les cortaban la lengua, o Una mañana apareció una avione- Pero nunca a nadie le quiso decir qué era
iban a tomarse el pueblo. Pedro [Maru- había en la cárcel y con ellos se toma- de ese día dejó de creer en la policía y en las güevas, un dedo o una oreja. Los ase- ta botando hojas volantes. El gobierno lo que había hecho esa noche. Él en eso
landa] se fue saliendo porque su idea era ron El Dovio. las autoridades. Lamparilla dejó de ser sinos hicieron un cerro con marcas per- anunciaba que iba a arreglar el problema, era muy delicado.
hacer moneda y porque además habían Después llegaron a Betania y luego un bandido para convertirse en un fun- sonales para poder cobrar, porque todos que había ordenado una investigación so- Pasó un buen tiempo en que nadie
matado a su tío José. a El Dovio trescientos jinetes arma- cionario público. Así comenzaba uno a esos trabajos eran pagos. bre lo ocurrido en el puente de San Ra- volvió a saber de Pedro [Marulanda].
Salió con muchos liberales que tam- dos que asesinaron más de cien perso- enterarse de que algo grave estaba pasan- De Ceilán se mandó una comisión fael, que las fuerzas armadas y la policía Sabíamos que no lo habían matado
bién huían de la policía y de los pájaros. nas. Nunca se sabía cuántos liberales do, algo que nunca había pasado antes. La a investigar. Ahí iba Marulanda. No mantenían el control del orden público y porque el tío Manuel se veía contento
El Águila, municipio del Valle, se convir- caían. Quemaron y saquearon todo cosa era oficial, no eran especies que co- pudieron llegar porque hacia arriba que se confiaba en nuestra comprensión y y confiado. Después supimos que él lo
tió en el terror porque de allí salían los el comercio. Policía no había en nin- rrieran. El rompecabezas comenzó a ar- subían los godos «mermando la dife- apoyo. La gente, desconfiada al principio, alimentaba y le llevaba orientación. Ya Páginas internas de una de las últimas libretas
que Alfredo Molano Bravo usó para trabajar.
pájaros más acérrimos, más sectarios y guno de los dos pueblos porque esta- marse, y la gente también. rencia», como ellos mismos decían. En terminó por creerle al gobierno. Tenía en esas Marulanda había hecho prome-
más asesinos. Se sabía que los pájaros eran ban de a caballo obedeciendo órdenes realidad, en esos sectores no necesitan miedo. Era muy débil y siempre había res- sa de levantarse en armas porque, según Foto: Diana Rey Melo

conservadores, pero no sabíamos que eran de Lamparilla. A los pocos días caye- * preguntar quién era liberal; podían dis- petado la autoridad. Salió de las trinche- el tío, la dirección liberal preparaba, con

U
pagados por el gobierno, aunque todo el ron también sobre La Tulia y El Na- n domingo, como a las nueve de parar a lo que se moviera. En el puente, ras, se acomodó de nuevo en sus casas, ayuda de varios generales, un golpe de
mundo lo sospechaba. De El Dovio sa- ranjal. Los muertos se iban sumando y la mañana, después de una noche hacia las once, hicieron otra matazón bajó la guardia y se acostó a dormir sobre la Estado para no dejar posesionar a Lau-
lió para Betania, trabajando todavía con los nombres de los bandidos también. en que llovió hasta el mundo de en- de todo el personal que llegaba a reme- palabra del gobierno. Muchos bajaron al reano Gómez. Él confió en ese cuen-
la idea de montar un negocio. Allí lle- Lamparilla, que había sido liberal y se frente, se presentaron unos campesi- sar. Eran tandas como en los mataderos puente de San Rafael: los perros seguían to. El golpe, tal como estaba planeado, Por Alfredo Molano Jimeno
gó mucha gente, porque todos tenían la volvió el peor enemigo nuestro, fue nos sin resuello. Temblaban de arriba de los pueblos grandes, que no matan al peleando con los gallinazos. sí lo dieron, pero al final del gobierno Alfredo es historiador y periodista
misma ilusión y, claro está, llegaban a la el primero que se oyó mentar; des- abajo, venían engarzados y no podían mismo tiempo para que la carne salga Cuando todo había vuelto a calmarse, y no al comienzo. Nos hubieran aho- político del diario El Espectador.

misma parte. pués fueron Pájaro Azul y el Vampiro, hablar sino por señas. Señalaban para el siempre fresca. El río Tuluá duró varios una tarde se desató semejante aguacero de rrado mucha sangre.
04 Alfredo Molano Bravo 1944-2019
Foto: Archivo particular

l aporte de Alfredo Molano campos de la sociología y la historia,


Bravo a Colombia fue muy va- que le apuntó, sin embargo, siempre
lioso: le ayudó a conocerse a sí a los mismos objetivos: a que la socie-
misma. El país violento de la segunda dad colombiana pudiera conocer me-
parte del siglo xx, el del comienzo del jor su propia realidad y a transmitir un
xxi, la mentalidad de los colombianos
y las características del país rural –tan
desconocido en su contraparte urbana–
han desfilado por las aulas universita-
“A Molano lo
rias y por las principales bibliotecas de fascinó siempre la
la mano de sus escritos. En la obra de
Molano, que es extensa, pueden reco- historia del ‘otro’
nocerse tres autores –el historiador, el
sociólogo y el periodista–, que se com- país: el campo,
plementan y forman parte de una visión
integral que reúne todos los campos en
los campesinos e,
los que innovó y ejerció un reconoci- inevitablemente,
do liderazgo. Ese Molano completo fue
quien, en distintas épocas y diversos gé- la violencia”
neros, hizo una contribución funda-
mental a la construcción de una visión
profunda de la realidad nacional. mensaje sobre la necesidad –y la posibi-
Molano, entonces, fue un inno- lidad– de terminar el conflicto armado
vador. Fue un historiador que dejó el y reemplazarlo por la política.
lenguaje adornado y formal que casi En ejercicio de su profesión, siem-
siempre había caracterizado a sus ante- pre estuvo cerca de los procesos de diálo-
cesores. Sus relatos sobre La Violencia go y negociación entre grupos armados
son de fácil lectura. Algunos parecen y diversos Gobiernos. Molano fue un en-
de ficción, pero en realidad son una ex- tusiasta partidario de buscar la paz me-
plicación detallada de los móviles que diante el diálogo, y su aporte a un mejor
condujeron a los enfrentamientos entre entendimiento de estos fenómenos se dio
liberales y conservadores. Y todos com- por medio de una característica propia y
parten una característica que acompañó determinante de su trabajo: su familiari-
al autor a lo largo de su vida: una sen- dad con el país rural y, a la vez, su co-
sibilidad especial por lo rural. Sus per- nocimiento académico sobre la realidad
manentes recorridos por el campo lo nacional. También fue un valiente estu-
convirtieron en una especie de vocero diante del paramilitarismo y sus tenebro-
de las realidades del territorio que no sos avances en los Llanos Orientales.
habían sido objeto de gran interés en las Como innovador, académico y pe-
capitales. A Molano lo fascinó siempre riodista, Molano conoció a fondo el país
la historia del “otro” país: el campo, los rural de una forma que no hace la ma-
campesinos e, inevitablemente, la vio- yoría de sus colegas. Y perteneció a esa
lencia. Las grandes historias de las que escuela de académicos que no conside-
se ocupó no fueron los relatos citadinos ra su trabajo una simple forma de re-
Sus permanentes recorridos por el campo lo convirtieron en una especie de vocerode las realidades que atrajeron siempre a sus colegas de construir el pasado o narrar lo sucedido.
del territorio. la academia, ni el destino de los líde- Molano vio en lo que hacía un motor
res más poderosos. Se sentía más a gus- para conducir a la sociedad hacia ob-
to con las historias de la gente común. jetivos deseables; en especial, hacia la
Historiador, sociólogo y periodista El segundo Molano fue el sociólogo. búsqueda de la paz y el fin de la lucha
El autor riguroso y profundo, que cono- armada. Este fue, en últimas, el fin que

Explicar el conflicto
ció a fondo la realidad nacional y la difun- persiguió hasta su muerte.
dió en sus clases y textos. El profesor que En su última etapa, Molano entró a
pasó por las principales aulas de Colombia formar parte de la Comisión de la Ver-
y de otros países –sobre todo de Francia– dad, creada a raíz de los acuerdos de

para terminarlo
en busca de mejores conocimientos en sus paz firmados entre el Gobierno de Juan
disciplinas académicas. Como académico Manuel Santos y las Farc, y allí estaba
no renunció a imitar estilos de otros cole- a cargo de zonas por las que había ca-
gas; tampoco a encontrar un camino pro- minado exhaustivamente en sus tareas
pio para analizar los hechos y construir sus de investigación y reportería. El pasado
relatos. Por su labor en ese campo, en 2014 31 de octubre murió de un paro cardia-
recibió un doctorado honoris causa en la co y dejó cerca de treinta obras, en su
Las grandes historias de Alfredo Molano no Universidad Nacional de Colombia. gran mayoría sobre la guerra y la paz en
fueron los relatos citadinos que atrajeron a sus Y hubo un tercer Molano: el pe- el país, además de columnas y el trabajo
colegas de la academia, ni el destino de los riodista. En 2016 recibió el Premio que había iniciado en la Comisión. Mo-
líderes más poderosos. Lo único que le interesó Simón Bolívar a la vida y obra, el re- lano conoció a fondo las realidades del
conocimiento más importante al oficio país rural, de los grupos armados y de
fueron las vidas de la gente del común. en Colombia. Su trabajo fue amplio y las situaciones de conflicto, porque con-
profundo. En especial, se destacó como sideraba que era indispensable para lo-
cronista y como columnista por sus tex- grar su objetivo final: explicar el fondo
Por Rodrigo Pardo tos dominicales publicados en El Es- del conflicto para estimular su termina-
Director editorial de la revista Semana
pectador. El Molano columnista fue un ción. A eso le dedicó su vida: a explicar
complemento al que se movió por los que la guerra no tiene sentido.

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Homenaje 05

Foto: Cortesía
Territorios y comunidades

El campesinado
fue su bandera
Hay personas que ven en las regiones de Colombia
una imagen idílica, porque desconocen los conflictos
que las recorren. Alfredo Molano contó esos
conflictos. Una líder social habla de su relación
con el escritor en su último año de vida.

Testimonio de Marcela Rosero


Integrante del Proceso Campesino y Popular del municipio de La Vega, que forma parte
del Proceso de Unidad Popular del Suroccidente Colombiano y del movimiento Marcha
Patriótica. Entrevista y edición de Jeanneth Valdivieso, de La Liga Contra el Silencio.

comienzos de diciembre de 2018, el Esmita a mirar cómo lo habían desvia-


Alfredo Molano visitó por última do por el montaje minero.
vez La Vega, en el sur del Cauca. El macizo es una región famosa por la
Hizo detener el carro para que le tomaran riqueza hídrica y la diversidad biológica y
una foto. Estaba contentísimo. Ahí estaba la cultural, de las que muchos han escuchado
Alfredo Molano junto a los líderes campesinos Óscar Salazar y Marcela Rosero
piedra, que por un lado decía: “Usted está hablar, pero que pocos realmente conocen.
en la Zona de Reserva Campesina del Ma- Se ve el macizo como algo idílico, pero se
cizo colombiano”. Por el otro, decía: “Que desconocen los conflictos que ahí se viven. montañas; vio cómo las nubes se levantaban hace muchos años. Alfredo encontraba mu-
fluya el agua, que florezca la vida. No a la Alfredo contó esos conflictos. y cómo fue amaneciendo. Iba fascinado. cha riqueza en el lenguaje de Óscar, y lo
minería”. Le tomé una foto, y con su celu- Siempre estaba muy pendiente de lo Su afán era que se hiciese un trabajo arti- entrevistó. Ahí sí grabó. Fueron dos días se-
lar pidió que nos tomaran otra a los tres: a que pasaba acá. Cuando estábamos confor- culado desde la Comisión de la Verdad, sobre guidos de conversaciones. Fue allá en una
él, a Óscar (Salazar, líder campesino de La mando el comité para la consulta popular todo con la Mesa Campesina Cauca, que es casa en el campo de la familia de Óscar, en
Vega) y a mí. Después una más a los dos. de iniciativa ciudadana contra la minería, la que ha abanderado el reconocimiento del lo alto de la montaña. Queríamos un lugar
A veces, con personas como él… la él había escuchado que habían matado a campesinado. En la última minga del suroc- donde estar tranquilos y también sentir, ha-
gente lee mucho sobre ellos y los ven como una lideresa. Me llamó antes de la seis de cidente, que era indígena y campesina, logra- blar desde un lugar así.
personajes encumbrados. Como nunca ha- la mañana. Me preguntó qué había pasado. mos la inclusión en el Plan de Desarrollo del El pasado agosto me dijo que quería
bía leído sobre él, ni sus libros, cuando lo Le dije que a una señora la habían matado artículo 253, que es para la construcción de continuar la entrevista con Óscar y que
conocí el tipo de relación que entablamos y que después de matarla le arrancaron el la política pública para el campesinado, para quería llevar a la nieta para que conocie-
fue más bien de amistad. Fue un cómpli- rostro. Estaba horrorizado. Me dijo: “¿Qué el reconocimiento de la igualdad material y ra el macizo. Fuimos postergando y poster-
ce con quien compartíamos historias de lo más pasó?”. Le respondí:“Nos amenazaron. el campesinado como sujeto de protección gando la fecha. El relato con Óscar quedó
que se vivía en el Cauca, de las luchas del Nos declararon objetivo militar”. Ahí me especial constitucional. Él me decía que ha- pendiente. Luego me dijo que hiciéramos
campesinado por resistir al despojo y de la dijo: “Escuche bien lo que le voy a decir: bía muchos avances que sacar desde la parte unos encuentros regionales sobre el cam-
exclusión histórica que lo mantiene en una levántese, báñese la cara bien, tome tinto y jurídica y decía que necesitaba que escribié- pesinado para la Comisión de la Verdad y
situación de violencia. póngase a escribir ya. ¿Me escuchó?”. Me ramos. Sentía que no se estaba construyen- que fuera en el suroccidente, en La Vega.
Nos conocimos en 2011. Estábamos dio dos horas para escribir lo que había pa- do una verdad sobre lo que había padecido Estábamos en esas y el 17 de agosto nos hi-
en La Vega en unas asambleas comunitarias sado y usó eso para un artículo que publi- el campesinado en Colombia, y sobre todo cieron un atentado. Se lo hicieron a Óscar,
para expulsar a unos mineros que habían có en El Espectador, que se llama “Para ver en esta zona del suroccidente. y yo venía con él. Al otro día Alfredo se en-
llegado de Antioquia, el Urabá, Caucasia y florecer la tierra”. Aparentemente era un tipo serio, pero teró, me llamó y me preguntó cómo esta-
Puerto Berrío. Después salimos de La Vega Siempre me estaba preguntando cómo se reía mucho con nosotros. Óscar todo ba. Le dije que bien. Como que había cosas
a Popayán. Al otro día me llamó Óscar para estaba la situación acá, y yo le contaba. Le el tiempo le echaba cuentos o le contaba que no le podía decir, pero él las entendía.
pedirme que nos regresáramos a La Vega, contaba cómo estaba la minga, sobre la todo con anécdotas y dichos. Eso le gusta- Me dijo que lo del encuentro seguía firme.
que venía un periodista con una amiga. Era cantidad de asesinatos de líderes, sobre el ba mucho. Uno a veces pensaba que esta- Yo le dije que sería un buen espaldarazo.
él. En el camino a La Vega, que son como asedio que había otra vez de las grandes ba cansado, agotado, a ratos como ausente, Esa mañana que me enteré de que ha-
cinco horas porque en ese tiempo la carre- empresas mineras y de los que se hacían pero tenía un ojo… Uno le decía tres pa- bía muerto, le dije a Óscar que yo sentía
tera era toda destapada, fuimos contándo- pasar por pequeños mineros. Le contaba labras, y él ya tenía una pregunta. Lo leía a que con él se nos iban las esperanzas so-
le la historia de la violencia en el Cauca. las acciones de control territorial que se uno con agudeza. bre muchas cosas que habíamos pensado
Esa vez hizo un reportaje sobre el ma- hacía para sacarlos. La última vez que fui a Bogotá me dijo para lo del campesinado. A veces la gen-
cizo colombiano y la problemática minera La última vez que fuimos a La Vega nos que quería contar la historia de la violen- te dice que hay personas que no son tan
en La Vega y un municipio que queda al tocó dar la vuelta por donde en 1991 ocu- cia del suroccidente por medio de la vida indispensables y que lo importante es se-
lado que se llama La Sierra. Él no graba- rrió la masacre de Los Uvos [perpetrada de Óscar. Decía: “Es un tipo excepcional, guir haciendo el trabajo, pero yo siento,
ba. Anotaba mucho en una de esas libreti- por militares; murieron diecisiete personas, cuenta las cosas de una manera…”. Estaba con franqueza, que en la Comisión de la
cas pequeñitas con las que siempre andaba. incluidos líderes del Movimiento Comunal haciendo un relato para la Comisión de la Verdad, por ejemplo, no hay una persona
Les preguntó muchas cosas ahí a varios e Indígena]. Él referenciaba lo de la masa- Verdad, y quería hacerlo a través de la vida con el interés que él tenía por el campesi-
compañeros y compañeras sobre cómo cre, pero no conocía y paramos ahí. Él sabía de Óscar como un campesino, maestro, lu- nado y, sobre todo, que contara las cosas así
habían entrado a La Vega la Anglogold muchas cosas del Cauca; era como com- chador de los derechos del campesinado como él las contaba.
Ashanti y la empresa Carboandes. Des- partir cosas. Ese viaje él se lo disfrutó mu- y los sectores populares del suroccidente, Creo que se fue muy temprano. No era
pués fui con él hasta un río que se llama cho. Todo el tiempo fuimos cruzando las porque Óscar ha sido un dirigente desde el momento para irse.
06 Alfredo Molano Bravo 1944-2019 Homenaje 07

El hombre que sabía escuchar Un periodista contra el silencio Allá en la perraperdía El cronista de la intuición
Por Marta Ruiz Por Ginna Morelo Por Mario Jursich Por Patricia Nieto Nieto
Fue directora de Verdad Abierta y editora de paz y conflicto armado de la revista Editora de La Liga Contra el Silencio, un proyecto de periodismo Editor y columnista de ARCADIA. Fue director de la revista Periodista, profesora titular de la Universidad de Antioquia y directora
Semana. Hoy es una de los once comisionados de la Comisión de la Verdad. investigativo y colaborativo de la Fundación para la Libertad de Prensa El Malpensante, y ha sido docente y traductor. de la Editorial Universidad de Antioquia y del proyecto Hacemos Memoria.

EL VACÍO QUE deja Alfredo Mo- científica ni sociológica para recopi- ALFREDO MOLANO SABÍA escu- la Flip, el 23 % de la población vive en A ESTAS ALTURAS es inútil, ade- encontró técnicas para dotar a la prosa LA OBRA DE ALFREDO Molano Con esa inmersión, cientos de perso-
lano en la Comisión de la Verdad es lar datos que den cuenta de una nueva char. Lo hacía para conocer por medio zonas sin medios. más de bochornoso, postular que escrita de un tono oral, pero también es imprescindible para el periodismo najes no vistos por los académicos ni
inconmensurable. Allá había encon- teoría de la violencia. Él estaba bus- del hombre sencillo aquello que el po- El Sinú. A la pregunta sobre Alfredo Molano es un escritor que un gusto por el vocabulario de las cla- colombiano. Su contundencia trans- por los periodistas emergieron ante
trado la síntesis perfecta entre el ser cando algo más insondable: una ver- deroso callaba. Podía sentarse a oír los cuándo Molano decidió conjugarse “nadie sabe dónde poner”. Puede ses populares que nunca lo abando- formó el objeto, las metodologías y un país confinado informativamente
humano sereno y evolucionado espi- dad humana, la historia que se escribe relatos de los campesinos y dotar a esas con el territorio, desentrañar las vo- que para algunos lectores la crítica nó y fue uno de sus más connotados las estructuras narrativas del oficio. a las ciudades.
ritualmente, y el intelectual orgánico, con el alma, sin eufemismos. Para él voces de poder y brillo en territorios ces silenciadas de la inconformidad, consista en meter las obras en casillas rasgos de estilo. Varios de sus libros Cuando cese la borrasca de palabras Tras su encuentro con Sofía Espi-
consciente de su papel en la historia. la historia era de algún modo la his- del país dominados por la censura. Los el editor Jorge Cardona dice que fue predeterminadas y les cause ansiedad tienen glosarios al final, tal como se propias de esta época convulsa, po- nosa, Molano viajó a Cundinamarca y
Como persona, además, reunía con- toria del pueblo, con todo lo que esa testimonios que recogió en sus andan- cuando, recién graduado de la uni- no poder definir si libros como Los acostumbraba en las primeras déca- dremos volver la mirada a la obra de al Valle del Cauca y luego a los Lla-
diciones excepcionales para cumplir palabra encarna. zas por Colombia fueron el retrato de versidad, Héctor Abad Gómez lo años del tropel, Selva adentro o Siguien- das del siglo xx, que recogen las ol- quien cambió el periodismo con la nos Orientales y a la Amazonia. Por
la tarea encomendada a los comisio- A lo largo de los meses en que tra- las regiones que, solo años después, en llevó al Alto Sinú y lo puso a escu- do el corte son “historia”, o “socio- vidadas voces de una Colombia en la fuerza de la intuición. los ríos Ariari y Guayabero consiguió
nados: escuchar, comprender, ex- bajamos juntos, Molano insistió en sus Cartografías de la información, la Fun- char las memorias de los campesinos logía”, o “literatura”. Sin embargo, que todavía pueden oírse ecos de la Su descubrimiento puede ubicarse cientos de páginas de testimonios de
plicar, dialogar, reconocer, ayudar a dos pilares sencillos para la construc- dación para la Libertad de Prensa (Flip) de Córdoba y Sucre, departamentos es mucho más fructífero asumir que conquista española. En sus crónicas en 1977, cuando viajó, como investiga- hombres y mujeres impactados por
transformar a un país, cuyas heridas ción de un relato de nación: tiempo y caracterizó como “zonas del silencio”. atravesados por todos los conflictos y Molano, como todo autor de fuste, la gente no se reúne, sino que “hace dor de asuntos sociales, a documentar la violencia, capaces de contar cómo
supuran dolor y rabia. espacio. Ahondar en el pasado y com- Guaviare. Los viajes de Molano envueltos hasta hoy en el miedo a in- creó la propia casilla donde quería ser cuadrilla”; en vez de tomar trago, “se el éxodo de decenas de familias cam- ocurrió aquello que cambió sus pai-
Siempre admiré su capacidad de penetrarse con el territorio. Su ofici- fueron una fotografía de ese departa- formar. Cardona dice que allá “en- ubicado. De allí que convenga leer- fondea a beber”; navega en “falcas”, pesinas amontonadas en un estadio. sajes y cómo, después del horror, rein-
asombro. Llevaba casi dos años re- na estaba llena de mapas en los que mento, a cuyos colonizadores dedicó tendió que ese era su destino”. Reyes lo a la luz de sus propios objetivos, no en lanchas, y cuando ignoran dón- Tras horas de trabajo de campo se ha- ventaron la vida. Convencido de que
corriendo las trochas de la Colombia solía trazar la ruta de sus viajes, que el libro Selva adentro. Los campesi- recuerda que, muchos años después, no con arreglo a un sistema exterior de queda un sitio, exclaman “¡allá en cía más intensa su frustración por no el relato vívido ofrece los recursos para
olvidada: el Caguán, el Yarí, Guavia- eran los mismos recorridos de la gue- nos cuentan cómo llegaron a una tie- precisamente del Sinú salieron las pri- de principios. la perraperdía!”. encontrar una forma expresiva para dar contar y reflexionar sobre los procesos
re y Meta. Aunque eran las mismas rra, a lo largo de las cuencas de los rra abandonada por el Estado desde meras amenazas de los paramilitares En su caso, lo anterior implica to- En los agradecimientos de Tro- cuenta de aquel acontecimiento. “El vivos y sus paisajes. Molano optó por la
travesías en que había encontrado las ríos. Buscaba a los sobrevivientes, a la cruenta bonanza del caucho. Según en su contra. “A Alfredo no le tembló marnos en serio, y sopesar con cuida- chas y fusiles, hay una frase que no milagro se produjo: encontré la voz, el oralidad como fuente de información
historias que narró a lo largo de su los testigos mudos, a los que parecen Cartografías de la información, en ese la voz para denunciar lo que estaba do, que es un autor de registro híbrido. solo resume a la perfección el modo tono, el color, el lenguaje, en una an- y de vitalidad poética para su literatu-
vida, las trasegaba entonces en bús- no tener historia y que son, finalmen- departamento hoy el 42 % de la po- mal y por ello lo obligaron a vivir un Por coquetería, y por sentir que había en que Molano combinó la doble ciana llena de fuerza –contó Molano a ra de la vida real, que no es otra cosa
queda de una verdad nueva que pre- te, los hacedores de la historia. blación vive sin medios de comuni- exilio intermitente por muchos años”. seguido una trayectoria muy perso- influencia de Thompson y Rulfo, estudiantes de periodismo de la Uni- que periodismo con alta calidad estéti-
sentía aún silenciada. Viajaba con la También nos dejó un documen- cación, y el único lugar que los tiene, El Pacífico. “Molano nunca dejó de nal, Molano evitaba hablar de quienes sino también el papel que a sus ojos versidad de Antioquia–. Esa mujer me ca. Su obra es un gran fresco que retra-
curiosidad de quien lo hace por pri- to extenso en que proponía una pe- San José, los acoge tímidamente. El andar (...) y sus reportajes condensados lo habían influido y de su trastien- debían cumplir los intelectuales: habló con una intensidad, con una cer- ta la vida rural y sus dramas.
mera vez, escuchando de manera lim- riodización del conflicto armado, que pasado 31 de octubre se cumplieron en De río en río responden a ese que- da intelectual. Eso, sin embargo, no “Escuchar es una manera olvidada teza de su razón y con un dolor que A Orlando Fals Borda, uno de los
pia, sin prejuicios, casi sin preguntas; hunde sus raíces en las primeras déca- treinta años de la Reserva Nacional rer explicarlo todo desde la geografía”, impide ver los muchos nexos que lo de mirar”. Si el Estado –pensaba él– todavía tengo presentes. Todas las de- pioneros de la sociología en Colom-
dejando que el relato del campesino, das del siglo xx y llega hasta la actual Natural Nukak y del Parque Nacional cuenta Cardona. Es un paisaje de dolo- unen con la historia anglosajona de es ciego, sordo y mudo, no nos que- nuncias se condensaron en su mirada. bia, le inquietó en algún tiempo que
del colono, del exguerrillero, del ex- esperanza de paz que aún mantene- Serranía de Chiribiquete. Por invita- res desde las riberas del Pacífico, armado los años sesenta, en particular con da más remedio que abandonar la Regresé a escribir como si ella me dic- la obra de Molano no encajara en nin-
paramilitar o del líder social fluyera mos viva. Siempre se preocupó de ción de Parques Nacionales, científi- a partir de las voces de hombres y mu- E. P. Thompson, el autor de La forma- comodidad de los Andes, internar- tara. Salió de un solo tirón”. guna de las ciencias sociales. Pronto
libremente y lo impregnara. que la Comisión pudiera entender las cos, conservacionistas y campesinos se jeres afros, atropellados por conflictos de ción de la clase obrera en Inglaterra. nos en esa Colombia a la que no lle- Su encuentro con Sofía Espinosa, dejó esa preocupación académica por
Aprendimos de él que la escucha rupturas y continuidades de la violen- reunieron allá para conmemorar la fe- los que poco se habla. Como me dijo Thompson fue el introductor de ga nada, excepto la guerra, y oír con la mujer del albergue, detonó un pe- carecer de sentido práctico y se ocupó
es el primer acto de dignificación del cia; de que no se olvidaran los bom- cha. Esa mañana, la primera actividad una vez el músico y líder comunitario la llamada “historia desde abajo”, atención lo que tengan para decir- riodismo con sello personal acotado de analizar cómo Molano resolvió sus
otro. Escuchar, esa escasa virtud que bardeos que se dieron en los albores fue hacer un minuto de silencio por tumaqueño Gustavo Colorado, “aquí se una óptica de estudio que en princi- nos sus habitantes. en su objeto, método y narrativa. Al dilemas narrativos. Fals Borda llamó
Molano había cultivado cada día. De del Frente Nacional. Quería entender Molano, el hombre que los escuchó y sobrevive, no se habla”. Molano habló. pio se enfocó en la clase trabajadora, A menudo se ha insinuado que recibir el Premio Simón Bolívar a la “imputación” a la técnica de Molano
todos en la Comisión de la Verdad, dónde, cuándo, cómo y por qué co- les dio un lugar en su obra. Molano describió la desigualdad desde pero que pronto amplió sus intereses las transcripciones hechas por Mo- vida y obra en 2016, precisó ese ob- que funciona así: de un conjunto de
Molano era el más silencioso. Oía de menzó todo. Como Ulises en su via- Huila. Fue el lugar donde Molano la frontera con Ecuador hasta la de Pa- a los grupos considerados margina- lano de esos testimonios son “pro- jeto: “Escribí buscando los adentros entrevistas se selecciona información
manera atenta, con la mirada fija en el je a Ítaca, Molano se había amarrado encontró su voz. El sociólogo Alejandro namá. Molano reveló una región con dos, como las mujeres, los estudian- blemáticas” y que en ellas cuesta de la gente en sus afueras, en sus pa- confiable que permita reconstruir un
otro, con ojos centelleantes, tranquilo, al mástil de la verdad. Reyes cuenta: “Trabajábamos en el Ci- una libertad de expresión constreñida. tes o los soldados rasos. Tengo la distinguir lo que es suyo y lo que decimientos, su valor, sus ilusiones. hecho; el relato resultante de varios
así los argumentos le parecieran absur- En una de las últimas reuniones que nep y fuimos a investigar el éxodo ma- El Llano. Es el protagonista de Del impresión de que Molano encontró es de los entrevistados. El repro- Borraba más que escribía, hurgaba, testimonios se adscribe a un persona-
dos o geniales. Luego soltaba un par de tuvimos dijo: “Como estoy en tiem- sivo de El Pato. Recuerdo que la cancha Llano llano, un libro hondo y rudo so- en los libros del historiador inglés, che pasa por alto que él era, de ma- rebuscaba el acorde de las sensaciones je que el investigador elige para con-
frases tipo haiku; aforismos que podían pos de fantasmas que acechan, tengo de Neiva estaba atestada de desplazados bre la Orinoquia y la Amazonia, que más que un método, un espíritu que nera extremadamente consciente, que vivía la gente con las que yo mis- vertirlo en vocero del coro.
darle un vuelco a la conversación. tres con respecto al informe que debe y Alfredo se sentó a entrevistar a Sofía son la mitad del país. Molano recorrió le permitió entender tanto su rebe- un autor que “seguía el corte” de mo llevaba cargadas en un morral. Un Es lógico que de esa reportería
Molano sabía dónde reposa la ver- presentar la Comisión: que el presen- Espinosa, una señora mayor. Grabamos el Llano toda su vida y le dedicó lar- lión frente a la academia francesa en José Eustasio Rivera y sus esfuerzos río crecido, una noche oscura, un ja- inventada surgiera una nueva forma
dad. Desde el primer día dijo que cada te se coma la mirada histórica; que la por quince horas y luego, al regresar a gos periodos de estudio en sus últimos que se había formado como que su por poner en entredicho las dife- deo debajo del aguacero que golpea narrativa en Colombia: una crónica
uno de nosotros debía ir al país a es- voz oficial se trague el relato; y que lo Bogotá, él, en una alucinada tremenda, años, como comisionado de la Comi- objeto de estudio debían ser los co- rencias entre mito e historia, en- un techo de zinc, el terror de oír ar- extraña, exótica, de malos modales,
cuchar a las víctimas. Escucharlas con cuantitativo se devore lo cualitativo”. escribió por ocho días. Así publicamos sión de la Verdad. Ese Llano, caren- lonizadores, los desterrados, los per- tre literatura y etnografía, y –cómo mas en las sombras eran caminos por advenediza, no canónica que pone en
la piel y el corazón. Escucharlas para ir Alfredo temía que los cantos de Los bombardeos en El Pato. El libro narra te de medios locales que cuenten sus seguidos políticos –esto es: la gente no– entre documento y ficción. Al donde entraba la vida que se jugaba jaque los estilos y los géneros del len-
descifrando en el testimonio, en las vi- sirena de la corrección política, de la el asalto militar a esa región del Huila realidades, aparece hoy en rojo en las pobre expulsada por la violencia y respecto se pueden tener objecio- en las selvas y por donde llegaba su guaje periodístico y, al mismo tiem-
das de ellas, esa verdad que se nos es- vanidad intelectual o de la contem- en 1979 y fue el primero escrito en ese Cartografías de información de la Flip. A obligada a buscarse la vida en los nes; lo complejo es negar que esa soplo a mis letras. Creo que solo ahí, po, un relato mestizo que encaja en
capa de las manos; la verdad profunda porización con el poder desviaran a la estilo de coherencia testimonial que se lomo de mula y en tenis, Molano es- extramuros del país–. tradición –tal como lo demues- en el acecho, en el peligro, en el mie- el corazón de los protagonistas que
que reside en el dolor y la culpa, en el Comisión en este único viaje hacia un convirtió en su impronta. No contaba tuvo donde pocos se han atrevido a ir: A ese primer y decisivo influjo tran, además de La vorágine, La pa- do aparecía el reclamo de justicia que lo enuncian y que interesa a miles de
miedo y la venganza, en la derrota y la relato que haga justicia y repare el do- la historia de lo que pasó, sino su ver- en lugares donde el miedo imperante mezcló las lecciones aprendidas en los rábola de Pablo de Alonso Salazar y yo buscaba para contarlo”. lectores por la tremenda sinceridad de
capacidad de levantarse una y otra vez. lor vivido en Colombia. sión a través de los testimonios”. Hasta aplasta las historias que hay por contar. libros del boom latinoamericano, so- La nación sentida de Herbert “Tico” Distante de los métodos positivis- lo contado; ese relato que, como dijo
No, para Molano el trabajo de la Esos fantasmas también forman hoy Huila lucha por contarse en me- Su obra es el coro de quienes rompie- bre todo en los de Juan Rulfo. En El Braun– ya está sólidamente estable- tas, Molano llegó a esas honduras del el mismo Molano, es la condensación
Comisión no era una investigación parte de su invaluable legado. dios locales y comunitarios, pero, según ron el silencio. llano en llamas y Pedro Páramo Molano cida en nuestra narrativa. sufrimiento con la escucha compasiva. de todas las denuncias en una voz.

Los años del tropel. Aguas arriba. Trochas y fusiles Del Llano llano Desterrados. Crónicas Ahí les dejo A lomo de mula De río en río
Crónicas de la violencia Entre la coca y el oro 1994 1995 del desarraigo esos fierros 2016 2017
1985 1990 Un retrato detallado Seis historias 2001 2009 Este libro Molano lleva al
Transgrediendo los Tierras recónditas de la vida interna sobre colonización Este libro aborda Seis testimonios reconstruye lector a un viaje
hábitos del relato y sin presencia del de la guerrilla y abandono en la tragedia del de mujeres que el origen de la por la geografía,
nacional, Molano Estado cobran vida de las Farc desde la Orinoquía desplazamiento en cuentan cómo guerrilla de las Farc el tiempo y las
captura el periodo en este libro a través los relatos de sus colombiana. Colombia, de aquellas la guerra y a través de largas comunidades
entre 1946 y 1966 de testimonios combatientes. personas “exiliadas la violencia conversaciones de la región
por medio de siete recogidos en viajes. en su propio país”. les desgarraron con sus fundadores. del Pacífico
personajes. la vida. colombiano.
Alfredo Molano Bravo 1944-2019 Homenaje

“No podemos seguir viviendo en


la zozobra, en la parálisis, en la
oscuridad del miedo”

Esta revista especial fue enviada a periodistas y a líderes políticos, sociales y económicos en todo el país. Su producción fue posible gracias a una alianza entre ARCADIA y estas organizaciones:

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