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Disciplina Positiva: Las 5 claves para educar a

tus hijos con éxito


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Un niño que crece sin normas y no conoce las reglas, no es un niño feliz. Una
crianza extremadamente permisiva suele generar inseguridad en los
pequeños, además de potenciar actitudes más egocéntricas y exigentes. Al contrario,
las reglas y normas permiten que los niños se sientan más seguros y puedan darle un
orden a su mundo, sabiendo exactamente qué se espera de ellos. Por supuesto, hay
que encontrar un equilibrio entre los límites y la libertad, la respuesta podría hallarse
en la Disciplina Positiva, un método diseñado para enseñar a los niños a convertirse
en personas responsables, respetuosas y autónomas.
Los principios básicos para disciplinar de manera
positiva
1. No hay niños malos sino malos comportamientos
Se trata de una premisa básica de la Disciplina Positiva que anima a los padres
a centrarse en las malas conductas, en vez de poner etiquetas a los niños que
puedan arrastrar durante toda su vida. Por ejemplo, si tu hijo golpea a otro en vez de
decirle “eres un niño malo”, algo que reforzará una autoimagen negativa, debes
decirle: “has hecho algo mal, no debes pegar a los otros niños”.
2. Cero reproches, más reflexión
Cuando el niño hace algo mal, la primera reacción de los padres suele ser gritarle y
reprenderle, reprochándole su mal comportamiento. Sin embargo, los reproches
solo generan frustración, por lo que en su lugar deberías promover la
reflexión. Asume que lo hecho, hecho está, así que lo más importante es buscar el
motivo e intentar reparar el daño, evitando que esa conducta se repita en el futuro.
Pregúntale por qué lo ha hecho, pídele que reflexionar sobre las consecuencias de
sus actos y que se disculpe por el daño causado.
3. Menos negatividad, más positividad
Muchos padres se quedan atascados en los reproches y los comportamientos
negativos, pero de esta manera el niño no podrá crecer. En su lugar, debes mostrarle
cómo hacer las cosas correctamente. Piensa que cada vez que le dices a tu hijo: “no
puedes golpear a los demás” simplemente estás imponiendo una norma, pero no le
das otra alternativa de resolución de conflictos. Por supuesto, es importante que el
niño conozca las normas y los límites, pero también es fundamental que sepa
cómo puede comportarse.
Por eso, es fundamental que refuerces sus comportamientos positivos, como cuando
cede su juguete preferido o en vez de pegarle a un niño cuando se enfada,
simplemente se aleja del lugar para calmarse. Siempre que sea posible, dale
diferentes alternativas de comportamiento, de manera que el niño pueda elegir
aquella con la que se sienta más cómodo. La posibilidad de elegir también le
permite sentir que tiene el control de la situación, por lo que será menos
probable que sucumba a la impulsividad.
4. Se puede disciplinar con amabilidad y respeto
Se puede disciplinar desde el amor y el respeto. No puedes exigirle a un niño que
trate a los demás con amabilidad y respeto si tú misma no lo haces y pierdes los
nervios cuando se comporta mal. Por tanto, a la hora de disciplinar asegúrate de
mantener la calma e intenta ponerte en su lugar. A veces un poco de empatía no
viene nada mal pues en muchas ocasiones no nos damos cuenta de que le exigimos
demasiado a los niños pretendiendo que se comporten como adultos. Eso no
significa excusar los malos comportamientos, sino tan solo corregirlos desde el
amor y la comprensión, no desde la ira y la frustración.
5. Menos límites pero más consistentes
A medida que los niños crecen, querrán desafiar los límites que han impuesto los
padres. En esos momentos, si encuentran una brecha, la provecharán. Si tu hijo se da
cuenta de que uno de los padres es más permisivo que el otro o de que cuando
llegáis muy cansados del trabajo le permitís cosas que en otros momentos no puede
hacer, lo aprovechará y aprenderá a manipular. Por eso, en la Disciplina Positiva es
muy importante que existan pocas normas y límites, pero que se apliquen de manera
sistemática y consistente. Eso no significa ser rígidos, pero el niño debe ser
consciente de cuáles son las excepciones. Por ejemplo, puedes dejar que el viernes
y el sábado vaya a la cama una hora más tarde, pero debe saber que el resto de la
semana debe acostarse antes para que al día siguiente pueda ir descansado al
colegio.

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