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INTRODUCCIÓN:
La valoración, diagnóstico y tratamiento de un paciente con crisis epilépticas exige del
médico un conocimiento básico del tipo de crisis, síndrome epiléptico y diagnóstico
diferencial con eventos paroxísticos de tipo no epiléptico.
Si bien, todos los pacientes con epilepsia experimentan crisis, no todos los pacientes con
crisis tienen epilepsia. Existen múltiples condiciones médicas que pueden manifestarse
clínicamente con crisis epilépticas (ver tabla1). Aunado a lo anterior, es importante definir,
si el paciente presenta una crisis única (autolimitada), un estado epiléptico, o un evento
paroxístico de tipo no epiléptico (1, 2).
EPIDEMIOLOGIA:
A nivel mundial la incidencia de epilepsia se estima en 50 casos x 100.000 habitantes por
año y en Sur América es aún mayor, oscilando entre 114 – 190 x 100.000 x año. Esta
diferencia probablemente se relaciona con la mayor incidencia de infecciones como
neurocisticercosis (3, 4).
DEFINICIONES:
Crisis epiléptica: Evento clínico súbito, transitorio y anormal, que puede incluir alteraciones
en la conciencia, manifestaciones motoras, sensoriales, autonómicas y psíquicas (cognitivas),
experimentadas por el paciente u observado por un testigo (9).
Aura: Fenómeno subjetivo ictal de corta duración (segundos) experimentado por el paciente
al inicio de una crisis. Se dividen en somato sensoriales, visuales, auditivas, olfatorias,
gustativas, autonómicas, abdominales y psíquicas (10).
Convulsión: episodios de contracciones musculares, anormales, excesivas, usualmente
bilaterales que pueden ser sostenidas o interrumpidas (11).
Crisis no provocada: Crisis que ocurren en ausencia de factores precipitantes. Sugiere la
posibilidad de un desorden neurológico de base (epilepsia) que puede predisponer a crisis
recurrentes (12)
Crisis provocada (Crisis sintomática aguda): Crisis asociada con una condición sistémica
o cerebral en ausencia de crisis previas (1). Las causas más comunes son fiebre, deprivación
de sueño, sustancias estimulantes, suspensión de medicamentos sedativos, abstinencia
alcohólica, hipoglicemia, alteraciones hidroelectrolíticas, hipoxia, eclampsia, ACV, trauma
craneoencefálico o neuroinfección (13).
MANEJO CLINICO:
Se debe hacer una anamnesis lo más completa posible de los antecedentes personales,
perinatales y familiares. Igualmente, se preguntará si es la primera crisis o si existe un
diagnóstico previo de epilepsia, la edad de la primera crisis, el tipo de epilepsia (si lo conoce),
el nombre y dosis de los medicamentos antiepilépticos que recibe. Adicionalmente, se debe
indagar sobre la adherencia al tratamiento, si lo toma de manera regular o fue suspendido,
asociación con otros medicamentos tomados simultáneamente que pueden interferir con el
nivel sérico y síntomas o signos de enfermedad o estado intercurrente predisponente. Luego
se realiza un examen físico y neurológico completo, en búsqueda de compromiso sistémico
o del sistema nervioso (2, 8).
De acuerdo con las recomendaciones de la Academia Americana de Neurología y la sociedad
Americana de epilepsia, todos los adultos con una primera crisis no provocada deben tener
electroencefalograma, tomografía de cráneo o resonancia cerebral (15). En la tabla 3, se
contemplan las indicaciones absolutas para realizar neuroimágenes en urgencias. En el caso
de crisis provocadas la tomografía de cráneo o resonancia cerebral están indicadas si se
sospecha una etiología sintomática aguda (2, 3, 8).
Tabla 3. Indicaciones para practicar imágenes cerebrales en pacientes con crisis epilépticas
en el servicio de urgencias.
Es importante tranquilizar al paciente y los familiares, además de informar sobre las acciones
y cuidados elementales que se deben realizar durante la crisis o en el estado posictal:
Dentro de la consejería se debe brindar información a los familiares sobre retirar los objetos
peligrosos, evitar los traumas por los movimientos bruscos durante las crisis, no intentar
introducir baja lenguas o cuerpos extraños en la boca debido al riesgo de trauma dental o
laceración de la mucosa oral, observar bien el desarrollo de la crisis, colocar al paciente en
decúbito lateral, no administrar alimentos o líquidos por el riesgo de bronco-aspiración (3,
8).