Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Por qué es importante. Imagínese que usted sabe que está a punto de suceder una
catástrofe natural y que morirán muchas personas si no se ponen a salvo. Va a casa de un
vecino para avisarle, pero este lo interrumpe y le dice que está ocupado. ¿Se iría sin intentar
nada más? ¡Por supuesto que no! Pues bien, muchas personas nos rechazan porque ignoran
que el mensaje que llevamos es uno de salvación. Tal vez tengan una preocupación al
momento de nuestra visita (Mat. 24:37-39). O quizás estén prejuiciadas por rumores falsos
(Mat. 11:18, 19). A lo mejor piensan que somos una religión más de las que han dado malos
frutos (2 Ped. 2:1, 2). Si la persona no muestra interés al principio, no nos demos enseguida
por vencidos.
Cómo hacerlo:
• Antes de ir a predicar de casa en casa, deténgase unos momentos a pensar en las posibles
objeciones que pudiera encontrar y en cómo respondería.
• Si la persona presenta una objeción, trate amablemente de seguir conversando. Quizás
pueda hacerlo elogiándola por algo. Por ejemplo, si afirma que ya tiene su religión, podría
responderle: “Me alegra encontrar a alguien como usted, que se interesa por las cosas
espirituales”. En ocasiones, tomar en consideración los sentimientos o las circunstancias
de la persona también le permitirá proseguir la conversación. Si dice que está ocupada,
podría contestar: “Entiendo. Pero antes de irme, me gustaría dejarle esto”. O si dice que
no está interesada, podría preguntarle: “¿Es la Biblia lo que no le interesa, o es la religión
en general?”.
• Actúe con buen juicio. Recuerde que Jehová no obliga a nadie a escuchar (Deut. 30:19).
Cada cual cargará con su propia responsabilidad en sentido espiritual (Gál. 6:5). Si la
persona responde de forma tajante, lo mejor es marcharse. Al respetar sus sentimientos,
dejaremos la puerta abierta para que otro publicador le predique más adelante (1 Ped.
3:15).
Intente esto durante el mes:
• Luego de despedirse de una persona que haya planteado una objeción, analice con su
compañero si podría haber contestado de una mejor manera.
Por qué es importante. Jesús sabía lo valioso que es predicar con un compañero. Así
que cuando mandó a 70 de sus discípulos delante de él a predicar, los envió de dos en dos
(Luc. 10:1). Usted puede dar el apoyo necesario si el otro publicador se encuentra en una
situación difícil o no está seguro de qué responder a la persona a quien predica (Ecl. 4:9, 10).
También puede hablar de su experiencia o dar alguna sugerencia que ayude al otro a ser un
evangelizador más hábil (Prov. 27:17). Además, puede animar con su conversación positiva
entre puerta y puerta (Filip. 4:8).
Cómo hacerlo:
• No se distraiga mientras su compañero esté dando testimonio (Sant. 1:19). Si él lee un
versículo, siga la lectura en su propia Biblia. Así le será más fácil prestar ayuda cuando
haga falta.
• Use buen juicio al decidir si debe participar en la conversación y cuándo hacerlo
(Prov. 25:11). Si acompaña a un publicador a dirigir un estudio de la Biblia, sin duda le
alegrará que usted aporte alguna idea. Por otro lado, su compañero quizá prefiera que lo
deje hablar cuando le toque a él predicar en una casa. Claro, si él es un publicador nuevo
o no está seguro de cómo responder a una pregunta u objeción, agradecerá que lo ayude.
Sea que acompañe a un hermano en la predicación de casa en casa, al hacer revisitas o
dirigir estudios bíblicos, no es bueno interrumpir, dominar la conversación ni cambiar de
tema.
• Háblele de su propia experiencia. Si en alguna ocasión puede darle a su compañero de
predicación una sugerencia que lo ayude a ser más hábil en el ministerio, no se retraiga
(Prov. 3:27). En algún momento oportuno podría decirle: “¿Qué te pareció esa
conversación?”, “¿Me permites una sugerencia?” o “Cuando ocurre eso, yo trato de...”.
Tenga presente que el hermano estará agradecido de que le dé alguna sugerencia, pero
podría desanimarse si le señala cada pequeño error.
Intente esto durante el mes:
• Después de salir con un compañero al ministerio, menciónele qué dijo o hizo que a usted le
sirvió de ayuda.
Mejore sus habilidades en el ministerio: hable del Reino con valor y convicción
Por qué es importante. Jesús se interesaba personalmente por los demás. En una
ocasión fue a curar a un hombre sordo y, como tal vez notó que estaba nervioso, se lo llevó
aparte, lejos de las miradas curiosas de la gente (Mar. 7:31-35). Era considerado con sus
discípulos y no los abrumaba con demasiada información, porque conocía sus limitaciones
(Juan 16:12). Jesús sigue demostrando interés por los demás desde el cielo (2 Tim. 4:17). Los
cristianos nos esforzamos por ser como él (1 Ped. 2:21; 1 Juan 3:16, 18). Para obtener
buenos resultados en el ministerio, debemos ser considerados con las personas y tener en
cuenta sus circunstancias, intereses y preocupaciones. Estarán más dispuestas a
escucharnos si perciben que no estamos ahí simplemente para llevarles un mensaje o
dejarles publicaciones, sino porque nos interesamos por ellas.
Cómo hacerlo:
• Prepárese bien. No se ponga nervioso, sea amable y sonría.
• Sea observador. ¿Ve algo que le indica que la persona tiene hijos, que le gusta la jardinería,
que tiene mascotas? ¿Nota que pertenece a alguna religión? Tal vez pueda tener eso en
cuenta a la hora de iniciar la conversación.
• Pregúntele qué opina y escuche con atención, sin interrumpir. Mantenga contacto visual para
demostrarle que la está escuchando. Agradézcale sus comentarios y si hay algo por lo que
pueda encomiarla, hágalo. No discuta.
• Sea adaptable. Ajuste su presentación para hablar de algo que le interese a la persona.
No es tan difícil, pues nuestros tratados, folletos y revistas presentan una gran variedad de
temas. Si llega en un momento inoportuno, quizás cuando la persona está ocupada, sea
breve.
Intente esto durante el mes:
• Practique durante la adoración en familia, o en la predicación, cómo adaptar su presentación
para hablar de algo que le interese a la persona.
• El hermano que dirija las reuniones para el servicio del campo también puede analizar
maneras de interesarnos por la gente, o presentar alguna demostración.
Mejore sus habilidades en el ministerio: demuestre cómo estudiar la Biblia con el libro
Enseña
Por qué es importante. Muchas personas no saben a qué nos referimos cuando les
ofrecemos un curso bíblico gratuito. Tal vez piensen que tendrán que asistir a una clase o
estudiar por correspondencia. Por eso, en vez de simplemente ofrecerles un curso, ¿por
qué no les demostramos en qué consiste? Mostrémosles que estudiar la Biblia es algo
sencillo, pero muy provechoso. Solo nos tomará unos minutos y lo podemos hacer en la
misma puerta.
Cómo hacerlo:
• Después de presentarse, pregunte a la persona si le preocupa el futuro.
• Dígale que esto es algo que preocupa a mucha gente. Entonces, muéstrele el índice del libro
Enseña. Mencione que esta publicación contiene explicaciones sencillas que nos ayudan a
entender lo que la Biblia enseña sobre el futuro y sobre otros asuntos. Luego, pregúntele
qué capítulo le interesa más.
• Entréguele un ejemplar y diríjala al capítulo que haya escogido. Indíquele que en dicho
capítulo hallará las respuestas a las preguntas que aparecen antes del primer párrafo.
• Pregúntele a la persona si le gustaría leer el primer párrafo. Entonces haga la pregunta para
el párrafo y comenten juntos la respuesta. Lea y explique los textos citados que respalden
dicha idea. Muéstrele cómo subrayó usted la respuesta en su propio libro.
• Pase al siguiente párrafo. Pero esta vez pida a la persona que intente responder a la
pregunta con sus propias palabras.
• Felicite a la persona y haga planes para terminar el capítulo en otra ocasión.
• Si es un momento adecuado, dirija la atención de la persona al video ¿Cómo son nuestros
cursos bíblicos?, del sitio jw.org.
Intente esto durante el mes:
• Pida a Jehová en oración que bendiga sus esfuerzos por empezar un curso bíblico (Filip.
2:13).
• Al participar en el ministerio, intente por lo menos una vez demostrar cómo estudiamos la
Biblia con el libro Enseña o mostrar el video ¿Cómo son nuestros cursos bíblicos?
Por qué es importante. A muchas personas les gustan nuestras revistas pero no quieren
estudiar la Biblia con nosotros, tal vez porque están satisfechas con su religión o porque
no tienen tiempo para estudiar. Aun así, como leen las revistas con frecuencia, su aprecio por
la Palabra de Dios puede aumentar (1 Ped. 2:2). Quizás un artículo en concreto les toque el
corazón, o sus circunstancias cambien. Al visitarlas de manera breve y regular iremos
averiguando qué les interesa y qué les preocupa, y ellas irán teniendo más confianza con
nosotros. Con el tiempo, quizás podamos iniciar un curso de la Biblia.
Cómo hacerlo:
• Llévele a la persona La Atalaya y ¡Despertad! cada vez que haya números nuevos. En otras
ocasiones durante el mes podría visitarla para animarla a leer algún artículo de las revistas
que le entregó, o para dejarle la publicación que se esté ofreciendo ese mes. Tome buenas
notas. (Vea Nuestro Ministerio del Reino de enero de 2014, página 3.)
• Prepárese antes de cada visita. En vez de limitarse a darle las revistas, trate de conversar
con ella y de entablar una amistad. Así será más fácil cultivar su interés por la verdad.
• Aproveche las oportunidades de comenzar cursos bíblicos. Si alguna persona a la que le
deja las revistas le pregunta qué dice la Biblia sobre cierto tema, llévele una publicación de
estudio que conteste su pregunta y analícenla juntos. Antes de marcharse, haga otra
pregunta relacionada con ese mismo tema y quede en responderla la próxima vez. Si tiene
conversaciones bíblicas de manera regular y sistemática con la persona y usa la Biblia o
cualquier publicación de estudio, ya ha comenzado un curso bíblico. ¿Le ha dejado el
folleto Buenas noticias y le ha explicado cómo estudiar la Biblia en unos minutos? Otra
sugerencia es mostrarle los videos ¿Por qué estudiar la Biblia? y ¿Cómo son nuestros
cursos bíblicos? Aunque la persona no haya querido estudiar con usted anteriormente, sus
circunstancias pueden cambiar. ¿Por qué no prueba a ofrecérselo de nuevo?
Intente esto durante el mes:
• Haga una lista de personas a las que podría llevarles las revistas mensualmente. Ofrézcales
las últimas revistas y dígales que regresará para entregarles los siguientes números.
Por qué es importante. Jehová desea que personas de todas partes del mundo reciban
ayuda espiritual (Hech. 10:34, 35). Jesús dijo que las buenas nuevas se predicarían “en toda
la tierra habitada” y “a todas las naciones” (Mat. 24:14). Zacarías profetizó que personas de
“todos los lenguajes de las naciones” aceptarían el mensaje (Zac. 8:23). Y según una visión
del apóstol Juan, quienes sobrevivan a la gran tribulación serán personas de “todas las
naciones y tribus y pueblos y lenguas” (Rev. 7:9, 13, 14). En vista de todo lo anterior, si nos
encontramos en el territorio con alguien que habla otro idioma, deberíamos esforzarnos por
darle el mensaje de la Biblia.
Cómo hacerlo:
• Preparémonos. Al ir a predicar, llevemos el folleto Buenas nuevas para gente de todas las
naciones. Leamos las instrucciones que se hallan en el prólogo titulado “Cómo ayudar a
quienes hablan un idioma extranjero”. Descarguemos en nuestra tableta o teléfono un
video o una publicación de jw.org en los idiomas que hablan las personas que es posible
que encontremos en el territorio. Intentemos aprender algunas frases en estos idiomas con
la aplicación JW Language. Si en el territorio predican congregaciones de lenguas
extranjeras, no llevemos publicaciones en esos idiomas cuando vayamos de casa en casa.
Sin embargo, en la predicación pública en zonas donde se hablan varios idiomas, sí
podemos ofrecer publicaciones en otros idiomas.
• Cuando encontremos a alguien que habla otro idioma, hagamos todo lo posible por
presentarle “las cosas magníficas de Dios” en dicha lengua (Hech. 2:11). Podemos
indicarle que puede hallar más información en su idioma en el sitio jw.org. Si muestra
interés, debemos rellenar enseguida el formulario Persona que mostró interés (S-43) y
entregarlo al secretario de la congregación. Sigamos cultivando el interés de la persona
hasta que la visite un publicador que hable su idioma.
Intente esto durante el mes:
• En la próxima noche de adoración en familia ensaye cómo predicar a alguien que habla otro
idioma.
Por qué es importante. Tenemos que saber enseñar para ayudar a las personas a
hacerse discípulos (Mat. 28:19, 20). Todos podemos ser buenos maestros de la verdad si
utilizamos bien las herramientas que tenemos a nuestro alcance. Una publicación
especialmente pensada para ello es el folleto Buenas noticias de parte de Dios. De hecho,
podemos usarlo para empezar un curso bíblico la primera vez que hablemos con una persona
en la misma puerta de su casa.
Cómo hacerlo:
• Repase la presentación del recuadro. (Vea también Nuestro Ministerio del Reino de marzo
de 2013.)
• Asegúrese de llevar suficientes folletos cuando vaya a predicar. Tenga a mano su copia
personal.
• Analice solo uno o dos párrafos, y hágalo en diez minutos o menos.
Intente esto durante el mes:
• Ore para tener el deseo de empezar un curso bíblico. Pídale a Jehová su ayuda para
empezar un curso de la Biblia, y para ser un buen maestro de la verdad (Filip. 2:13).
• Practique lo que va decir en la adoración en familia o durante su estudio personal. Así, podrá
hablar con más seguridad y se le hará más fácil empezar un curso bíblico con una persona
en la puerta de su casa.
[Recuadro de la página 1]
Cuando vaya de casa en casa, puede decir:
“Le visito porque sabemos que a la gente le preocupa el futuro. ¿Cree usted que las cosas
van a mejorar? [Permita que la persona responda.] ¿Sabía que la Biblia contiene buenas
noticias que nos devuelven la esperanza? Mire aquí algunas de las cosas que enseña la
Biblia.” Entréguele el folleto y pídale que elija una de las preguntas que aparecen en la parte
de atrás. Entonces, vaya a la lección correspondiente y demuestre cómo se estudia el folleto.
Quede en volver para analizar la próxima pregunta de la lección.
Por qué es importante. Los nuevos discípulos de Jesús tienen que aprender a obedecer
“todas las cosas” que él mandó, entre ellas, enseñar la verdad (Mat. 28:19, 20). Muchos
estudiantes están inscritos en la Escuela del Ministerio Teocrático y puede que prediquen
informalmente a familiares y amigos. Poco a poco, su aprecio por lo que aprenden seguirá
creciendo. Y cuando comprendan que Jehová quiere que toda la gente escuche las buenas
nuevas, quizás digan que quieren salir a predicar, un paso más en su progreso espiritual
(Rom. 10:13, 14). Después de que sean aprobados para predicar con la congregación,
necesitarán una buena preparación, que los ayudará a sentirse más seguros (Luc. 6:40).
Cómo hacerlo:
• Ayude al nuevo publicador a conseguir las publicaciones que necesita para predicar y
enseñar la Biblia. Muéstrele cómo tiene organizado su propio bolso o maletín y explíquele
para qué sirven las publicaciones que lleva.
• Escojan juntos una presentación de Nuestro Ministerio del Reino y ensáyenla. Usen
situaciones tomadas de la página 82 del libro Benefíciese que sean comunes en su
territorio. Ayude al estudiante a expresarse con sus palabras. Recuérdele que es muy
importante arreglarse bien y con modestia (2 Cor. 6:3, 4).
• La preparación abarca más. Muéstrele una tarjeta de territorio y enséñele a llevar un registro
de casa en casa. Enséñele también a tomar notas cuando una persona muestre interés en
el mensaje. Anímelo a cultivar el interés (1 Cor. 3:6). Demuéstrele cómo usar la página
jw.org y el folleto Buenas nuevas para gente de todas las naciones.
• Sea paciente y felicítelo por su progreso (Prov. 25:11). Enséñele con el ejemplo. El nuevo
publicador no olvidará fácilmente su ayuda cariñosa y su entusiasmo por la predicación.
Intente esto durante el mes:
• Predique de casa en casa con el estudiante y llévelo a hacer revisitas o a estudiar con otra
persona. Si no tiene ningún estudiante en la actualidad, invite a un publicador con poca
experiencia a que lo acompañe.
Por qué es importante. Como la mayoría de las personas trabajan durante muchas horas
cada día, lo mejor es llevarles el mensaje del Reino a su lugar de empleo. Predicar en
territorios de negocios suele ser ameno y productivo, pues siempre encontramos a las
personas y, además, quienes trabajan allí reciben bien a los que ven como posibles clientes.
Para que la predicación en este tipo de territorios sea eficaz, los publicadores deben ser
prudentes y ejemplares en su forma de vestir y arreglarse (2 Cor. 6:3). El superintendente de
servicio tiene que supervisar con atención con cuánta frecuencia se predica en los territorios
de negocios y quién lo hace.
Cómo hacerlo:
• Prepare una presentación breve. Si habla demasiado tiempo con un trabajador, quizás esté
cerrando la puerta a futuras conversaciones con él.
• Visite los negocios durante las horas de menos trabajo, por ejemplo, al comienzo de la
jornada laboral.
• Trate de hablar primero con el encargado y sea amable. Podría decirle algo así: “Estamos
visitando brevemente a las personas en sus lugares de trabajo porque es más fácil
contactar con ellos así”. En unos pocos minutos, presente un tratado, las revistas u otra
publicación. Es mejor no mencionar el sistema de donaciones a menos que nos pregunten
cómo se financia nuestra obra, pues no queremos que nos confundan con vendedores.
• Si el encargado es amable, pídale permiso para hablar de manera breve con los demás
trabajadores. En algunos lugares de empleo, quizás sea buena idea preguntar si podemos
dejar algunas publicaciones en la sala de descanso.
• Sea prudente y flexible. Por ejemplo, si alguien está hablando con un cliente o está ocupado,
es mejor que esperemos a que esté libre antes de presentarnos.
Intente esto durante el mes:
• En la Noche de Adoración en Familia, ensaye una presentación que pudiera utilizar si
predica en territorio de negocios.
Por qué es importante. Para llegar a ser maduro en sentido espiritual, el estudiante
necesita llenar su mente y corazón con algo más que las enseñanzas básicas de la Biblia
(Heb. 5:12–6:1). Por supuesto, para estudiar hay que esforzarse, pues abarca ver la conexión
entre lo que ya sabemos y lo que acabamos de aprender, y ver cómo ponerlo en práctica
(Prov. 2:1-6). Para encontrar las respuestas a sus preguntas, los estudiantes de la Biblia
tienen que aprender a investigar por su cuenta. Su esfuerzo sincero por actuar según lo que
están aprendiendo los ayudará a superar los obstáculos en su carrera cristiana (Luc.
6:47, 48).
Cómo hacerlo:
• Destaque lo importante que es orarle a Jehová para que nos guíe en cada sesión de estudio
(Juan 14:26; 1 Cor. 2:10).
• Desde el principio, anime al estudiante a prepararse de antemano para su clase de la Biblia.
Puede enseñarle a marcar las palabras o ideas importantes y mostrarle en su libro cómo lo
hace usted.
• Pida al estudiante que conteste en sus propias palabras. No se limite a hacerle preguntas
para que las responda leyendo del libro.
• Anime al estudiante a leer la Biblia cada día. En jw.org encontrará un programa que le
ayudará a planificar su lectura. Hay que tener fuerza de voluntad para que leer la Biblia se
convierta en una costumbre, pero vale la pena el esfuerzo (Sal. 1:2, 3).
• Enseñe al estudiante a usar la BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower para encontrar
respuestas a sus preguntas sobre la Biblia. Le podemos enseñar a identificar los símbolos
de las publicaciones que más se utilizan en las reuniones.
Intente esto durante el mes:
• Cuando termine un subtítulo o un capítulo, pídale al estudiante que resuma en unas pocas
frases lo que ha aprendido. Si en la actualidad usted no está estudiando con nadie, pruebe
a resumir en algunas frases un pasaje de la Biblia o un párrafo de La Atalaya. Esto le
ayudará a comprender mejor lo que lee.
Por qué es importante. El libro Enseña es una de las herramientas que más usamos en
nuestro ministerio. Pero si queremos utilizarlo para dar clases de la Biblia, primero tenemos
que ofrecérselo a las personas. Por eso, es bueno que nos esforcemos por ser hábiles al
presentarlo cuando predicamos (Prov. 22:29). Hay muchas maneras de hacerlo, así que
podemos elegir la más apropiada para nuestro territorio.
Cómo hacerlo:
• Haga una pregunta para despertar el interés de la persona por un capítulo en concreto del
libro. Quizás pueda elegir una de las preguntas que aparecen al comienzo de cada
capítulo. Después de escuchar la respuesta de la persona, lea un texto bíblico y, en unos
pocos minutos, analicen juntos un párrafo del libro que hable sobre ese tema.
• Otra opción es usar las páginas de la introducción para captar la atención de la persona y
mostrarle en el libro lo que la Biblia dice sobre esos temas. Por ejemplo, después de
mencionar algún suceso trágico del que se haya hablado en las noticias, podría comentar
que muchas personas se han hecho preguntas como las que se muestran en la página 3.
O quizás pueda decir que está visitando a los vecinos para conversar sobre la esperanza
de un futuro mejor. Muéstrele los dibujos de las páginas 4 y 5, y pregúntele: “¿Cuál de
estas promesas le gustaría ver cumplida?”. También podría decir que está haciendo visitas
breves para hablar sobre algunas preguntas importantes que todos nos hacemos.
Muéstrele las que aparecen al final de la página 6 y pídale que le diga cuál le interesa más.
• Trate de usar el método directo para comenzar cursos bíblicos. Podría decir algo así:
“Estamos ofreciendo a los vecinos este manual para estudiar la Biblia. ¿Lo conoce?
[Permita que la persona responda.] Si tiene unos minutos, me gustaría mostrarle cómo lo
puede utilizar para estudiar su propia Biblia”.
Intente esto durante el mes:
• Incluya sesiones de práctica en la adoración en familia.
• Cuando predique con otros publicadores, dígales la introducción que tiene pensada
(Prov. 27:17). Si ve que no da resultados, cámbiela.
CÓMO HACERLO:
• Cuando prepare la presentación que vaya a usar de casa en casa, piense en qué pregunta
dejará pendiente para la próxima vez. Puede elegir una que se responda en la publicación
que vaya a ofrecer. También puede tomarla de una de las publicaciones que usamos para
dirigir cursos bíblicos y mostrarle esa publicación en la siguiente visita.
• Cuando termine de hablar con una persona que se interesó en el mensaje, dígale que le
gustaría seguir conversando en otra ocasión y hágale la pregunta que quiere dejar
pendiente. Pídale sus datos de contacto si es posible.
• Si queda en volver a una hora fija, cumpla con su palabra (Mt 5:37).
POR QUÉ ES IMPORTANTE: Aunque las ideas para presentar las publicaciones que
aparecen en la Guía de actividades son muy prácticas, son solo eso, ideas. Puede decirlas
con sus propias palabras. Quizás prefiera abordar el tema de manera diferente, o hasta
presentar otro que interese más a la gente de su territorio. En ese caso, primero lea la revista,
analice las presentaciones modelo y vea los videos de las demostraciones; entonces prepare
su propia presentación siguiendo estas sugerencias.
CÓMO HACERLO:
¿Usará alguna de las presentaciones modelo?
SÍ
• Prepare lo primero que dirá cuando salude a la
persona y le explique brevemente el motivo de su visita.
(Ejemplo: “He venido porque...”).
• Piense qué dirá para pasar de la pregunta al texto
bíblico, y del texto a la publicación. (Por ejemplo, para
pasar a leer un versículo, puede decir: “Mire la explicación que da la Biblia”).
NO
• Elija un tema de las revistas que le guste y que le interese a la gente de su territorio.
• Piense en una pregunta de opinión para que la persona participe en la conversación,
pero no haga que se sienta incómoda. (Ejemplo: utilice la pregunta que aparece en la
página 2 de las revistas).
• Escoja un versículo y léalo. (En el caso de ¡Despertad!, esto es opcional ya que la
revista está pensada para personas que saben poco de la Biblia o desconfían de la
religión).
• Prepare una o dos frases para explicarle a la persona en qué le puede ayudar leer el
artículo.
EN CUALQUIER CASO
• Prepare una pregunta para responderla en la siguiente visita.
• Tome notas que le ayuden a saber qué decir en la siguiente visita.
Mejore sus habilidades en el ministerio: usemos los videos para enseñar la verdad
CÓMO HACERLO:
• Prepárese bien. Tome en cuenta lo que el estudiante necesita. Pregúntele su opinión sobre
lo que están estudiando para saber lo que piensa y siente (Pr 20:5; be pág. 259).
• Utilice los recuadros para ayudar al estudiante a darse cuenta de lo bueno que es poner en
práctica los principios bíblicos.
• Ayude al estudiante a razonar sobre asuntos de conciencia, pero no decida por él (Gál 6:5).
• Observe con tacto si el estudiante necesita ayuda para aplicar algunos principios bíblicos.
Con amabilidad, anímelo a hacer cambios por el amor que siente hacia Jehová (Pr 27:11;
Jn 14:31).
PREGÚNTESE:
˙ ¿Presta la persona atención a lo que le digo?
˙ ¿Participa en la conversación?
˙ ¿Quiere leer la publicación?
˙ ¿Ofrece una contribución?
˙ ¿Muestra aprecio por lo que dice la Palabra de Dios?
El folleto Escuche a Dios y vivirá para siempre tiene las mismas ilustraciones que el folleto
Escuche a Dios, pero con más texto. Las personas que leen mejor pueden estudiar con
este otro folleto. También es el que suelen usar los publicadores aunque el estudiante
utilice el folleto Escuche a Dios. Algunas páginas incluyen un recuadro con información
adicional para analizarla con la persona según sea conveniente.
Puede ofrecer cualquiera de estos dos folletos siempre, aunque no sean la oferta del mes.
Al dar clases bíblicas, aproveche los dibujos para explicar lo que dice la Biblia. Haga
preguntas para que el estudiante participe y para asegurarse de que entiende lo que le
está diciendo. Lea y explique los pasajes bíblicos al final de cada página. Cuando terminen
el folleto, estudien el libro ¿Qué enseña realmente la Biblia? o el libro ¿Qué nos enseña la
Biblia? para ayudar a su estudiante a progresar hasta el bautismo.
No olvidemos a quienes viven en residencias de ancianos
1Muchas personas sufren los efectos de la vejez (Ecl. 12:1-7). Algunas viven en
residencias de ancianos, por lo que no siempre podemos hablar con ellas al predicar de casa
en casa. Esto ocurre incluso en países donde lo normal es que los padres se muden con sus
hijos u otros familiares al llegar a la vejez. Las personas mayores que viven en residencias, y
otros que necesitan cuidados especiales, quizás tengan limitaciones de movilidad o memoria,
pero aún pueden aprender acerca de Jehová y llegar a apreciarlo y amarlo. ¿Qué podemos
hacer para llevarles las buenas nuevas de “la feliz esperanza”? (Tito 2:13.)
2
Cómo empezar. Por lo general, se puede conseguir una lista de residencias u hogares de
ancianos buscando en Internet o en el directorio telefónico bajo categorías como “residencias
de ancianos”, “clínicas geriátricas” o “asilos”. El superintendente de servicio puede ser quien
asigne a publicadores capacitados para que visiten estos lugares. Con buena organización y
confiando en Jehová, no será muy difícil establecer un estudio bíblico en grupo (Prov. 21:5;
1 Juan 5:14, 15).
3
La manera de presentar el estudio dependerá del tipo de residencia. Si hay muchos
residentes y cuenta con un personal numeroso, lo mejor será preguntarle al recepcionista si
podemos hablar con el encargado de actividades. Pero si es un lugar pequeño (un hogar de
ancianos con pocos residentes y dos o tres cuidadores), lo mejor será concertar una cita para
hablar directamente con el dueño.
4En cualquier caso, diga que es un voluntario que se ofrece para animar a las personas
que les gusta leer y hablar de relatos bíblicos. Pregunte si hay residentes a los que le gustaría
participar en charlas bíblicas en grupo de unos treinta minutos a la semana. Puede utilizar una
amplia gama de publicaciones. A muchos les ha dado buenos resultados usar Mi libro de
historias bíblicas y El hombre más grande de todos los tiempos. Quizás convenga mostrarle
primero al director las publicaciones. Puede concretar con él la hora, el día y la sala donde se
reunirán, información que por lo general se colocará en el calendario de actividades de la
residencia. No se retraiga de identificarse como testigo de Jehová. Explique al director que
no viene para realizar ningún servicio religioso, sino para fomentar el estudio de la Biblia.
5
Cómo dirigir las sesiones de estudio. Todo dependerá de las circunstancias y del
ambiente de la residencia, así que hay que ser flexibles y considerados. Quien dirija el estudio
debería llevar varios ejemplares de la publicación que se va a analizar y traérselos consigo
una vez concluida la sesión. Tal vez tenga que llevar ejemplares en letra grande para quienes
los necesiten. Se podría pedir a los que quieran y puedan que lean los párrafos o relatos
bíblicos y luego hacer las preguntas como de costumbre. Sea simpático, positivo y amigable
durante el estudio. Con el permiso del director, también podría mostrar algún video de la
organización que fortalezca la fe en la Biblia o destaque lecciones de algún relato bíblico.
Puede empezar y terminar las sesiones con una oración breve. Algunos publicadores también
han usado cánticos.
6
¿Qué hacer si un residente no está de acuerdo con algo que usted ha leído o dicho
durante la sesión de estudio? Use buen juicio al responderle (Col. 4:6). Tal vez podría
mostrarle algún texto bíblico que conteste directamente su pregunta. Si no es un buen