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COMPARACIÓN Y EXPLICACIÓN
Angelo Panebianco
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Ideográficos, teóricos y comparatistas


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Además de las cuestiones relativas a «cómo » y «por qué» compa-
una pregunta que vale la pena formular respecto de la compara-
} . ción es: ¿por qu é en la actualidad se compara tan poco? A diferencia
i
1 de las preguñtáSSól)ié'"cü'ffiü~y~por''qlié,-''d'é'ür-a:'éil"·iñefodológico, ésta
se refiere a una cuestión de hecho. No obstante, como en el caso de
.,. las otras dos, es imposible responder a esta cuestión sin tener en
,, cuenta las divisiones de fondo que atraviesan la comunidad interna-
j. cional de científicos sociales que se refieren a la naturaleza y metas de
las ciencias sociales. Como intentaré demostrar, partir de esta pre-
gunta sobre U1f__pr-9\:>Jem<i. de.hecho .puede .ayud_ar a :defiriirjp~jó.( lJi{,
cu"estíoúes "dels<?.1nq, y, .,~Q.q,i::~- W4_9, delp? r _gl!.é.
~[Por··qu(r se compara tan poco? Intentemos dar respuesta con re-
ferencia principal a la ciencia política. Si la comparación es en esta
disciplina el principal instrumento disponl151ede'coiitrólde'1ás hipó:-
tesís;--erneéhü" dé qu~ s( prac;tique tag ,p?c9,· (a tal 'punto .que; como
oO"s~fva ~
.Sarté>í-i 1;·e-n l os Est~dos
......, ·". --. • ., - · ,., '· ,.,, .. ' -: .·' _. -. , , .. ...., ._,
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Unidos y. otr0_
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s J~J;~r~~ -· campctrtitive
. ·, - ;;. . . ... ....... . - ,., .., ' ' '.• ., . . . '
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Agradezco a Alberto Marradi y Leonardo Morlino sus comentarios .


1
La comparación y el método comparado, en este volumen. Ver también Sartori
(1979).

81
83
82 Angelo Panebianco Comparación y explicación

J>.~litics es para muchos sinónimo de estudio de «países extranjeros») tantes o interesantes por sí~ no or ~~ntri~~ción q_Jle ;u
reg~i~reº algun!i"expiícáci<sn'.'",· ; ,,,_;, •. "" ''"'" "' ' ·'.< .;e'•· .. . .;, ... " .. '-"···· ·~ -·-- com~rens.i.6n_p.ue.ds: ai: ___a Ja ~laboraciQ.n_y a la re~e.onas
....•• •. ~-t~;~.o:; ~ :·.:::::-~:.>·.< • .'¡, .:: ..:.: ~~ ..... ,,,~~,C.:.:•;:·
~tí&,as. Ello también permi.t~ explicar la te'.1dencia de mu~hos ide~­
Interpretando incorrectamente a Kuhn, es decir, haciendo un uso gráficos a concentrar su atenc1011 sobre ~uestiones de actualidad poh-
fundamentalmente ideológico de la teoría kuhniana (la cual, según la tica, las que el ideógrafico puede es:udiar. esp,e:ando l~a.mar la , at:n-
explícita declaración de Kuhn, no tiene nada que decir sobre las cien- ción del público externo a la comumdad cienttfica (~ohticos, publico
cias sociales), estamos habituados a pensar las divisiones de la comu- interesado en la política, etc. )2 .--:> 6 .s l r/ J.,·e? / ~I (, e~, ~..a_! ,
nida~ politológica inten;acional como el resultido~-aeli" competición Naturalmente los más informados entre los ideograficos haran
entré paradigm'as~ · s¡.n· emoarºg'o, ésta es sólo una imagen consoladora. homenajes formales _(en gene~al,, en l~s p~r:afos introd~ctorios· ~e su
Las divisiones más importantes -aquellas que pesan más sobre la trabajo) a los «superiores» ob¡e~1vos cientific~s y, ademas, los mas ca-
práctica científica y la hacen tan heterogénea- no tienen nada que paces utilizarán los diferentes mstrumentos mtelectuales 9ue e~ ~~r­
ver con refinadas disputas teóricas y/o metodológicas . .::~\C:D-.~ue pus teórico de la disciplina (elaborado por otros) P.one a disposic10i:-.
..
ve~? -~~f ?~.~pl_~D.l~,!1~~,,,s;g~ -·~~.1.s~~ -~gpp!eta~~!!;t~..4if..Y!.~Btt.~ ,.4.Y~.~r:!­
t~~qer... ª}:.~siyi<;\<,J,d d.S!jµ,);,~8,tfa§:c:i.Pn .q~e,,_s,~ l!'e.y~j,,s;ª_Q,Q.,,P_¡i,i~d~.,,~eti-
Sin embargo, la esencia no cambia: de todo puede mteresarse el poli-
tólogo ideográfico_ i:ienos de lo que l?s 1:1ª.nuales llaman (p?mposa-
.q};1,~~~<l. «cienci~J??F~~-S~>.'.. Si_E!.~~t-~_r:;:-~~- ~~e~s-~?.1)" ~-- ~<l: PF?."4~~cic)~-~p_oli­ mente) «acumulabihdad del saber pohtologico». En efect?, si se con-
t9l 9g_~~~ ... ~Prne_µt~ . R9G-t:J.lJ.-Q.~,,1.ae.nt1fa:ar .tres. grupDs .Q.~ .-. c:.i~ii.Jifi(:;.os sidera globalmente, el trabajo de inves~ig~ción producido por los
p 2fü.ic;9,~ . CJY.t: .~.e .Jl#~J~rr.c;¡a,Q,/;pJ:r,e.sLpor.~intereses ..de investigación y, ideográficos de hecho no se acumula (s1 bien es la fuent_e. de tantas
preciosas informaciones sobre este o aquel proceso pohtico, sobre
) i , ; ):~ct~nitiv,~~i:ºr~~:ft~m&~-;~-rr-~ 1 1~~f}~qa. esta o aquella institución política). Con la excepci?~ del período con-
. 1) El primer grupo, ampliamente m__a.y...oritm:io en la comunidad siderado (la edad contemporánea), las fuentes ut~hzadas ~e~ general,
politológica internacional, y en cada una de las ,.,c;wuni,qades polito - más que el archivo se trata de datos de surv~y, senes estadist:cas, etc)
, . nac10na
1ogicas . 1es, esta, representa do por los:,z · e,~g-¡;,aj ! . "S/ tam b'ién
/,.d~/#.-(.p,· / ,r ( y la jerga especializada -propia de una diferente par~oq:ii~ a~ade­
'd 11 d , . '
han si o ama os ~2incQs», pero se trata e un term:mo él :.;(!.,..., ; /, './/
que con- mica-, los id~gráficos realizan, en realidad, un traba¡o idennco al
funde). En contraste con lo que afirman los manuales, que utilizan ~is.toriad.or:es. ~ 'é..rlv.l. ,..,; et e.. c~s -
frecuentemente los estudiantes, que presentan a la ciencia política
qua empresa acumulativa, los ideográficos no tienen ningún interés 2) El segundo grupo de científicos políti_co.s, mucho mas restrin-
,'/.'/ ; ':/,/,¿:--_,, 1 1b
P2,r la construcciónj.e un cuerpo teórico generalizante. Para estos es- gido que el primero, está compuesto por los4~~e En e c .u muy
tudiosos e1 trabajo del científico polit~dad eminente- exclusivo de los teóricos encontramos, por e¡emplo, los cultivadores
mente escnptiva-mter retativa de singulares fenómenos polít~ de teoría de la elección racional, de teoría de los juegos, de teoría del
e imita os en e espacio y en e tiempo. Su interés es compren er los _pod~ de ~ Se trafacl~ estuOi.OsoYirtteresados ex-
CaffibiüsCl.e sistema p Jlti.c.o....es.ta -o&mclense (o de cualquier otro sis- élusivamente en <~hacer progresar» la~ª· Resulta mte_resante n?tar
tema político) en la última dé[áda,1as1fansformaciones experimenta- el hecho de que si los ideo gráficos se encuentran a miles de millas
das por el PCI (o por cualquier partido o movimiento político con 2 Una subcategoría es proporcionada por los «est:idios aplicados » (las !olicy scien-
suficiente appeal como para provocar el interés de los investigado- . ces son incluidas aquí). No obstante, los est~d10s aphc~dos represent~n so'.o una fr~c­
res), los modos del proceso de democratización en este o en aquel ción del total de las investigaciones ideográficas, la mspirada en los pnncii;'ios de la ~n­
país del este europeo, lá política pública de los transportes en Francia, geniería política. Muchas investigaciones ideográficas no son, e~ este sent~~o, estudios
la política industrial en Italia, etcétera. . aplicados. En lo que atañe a los posibles efectos prácticos de_ la ii:-v~mgac10n ellos so~
influidos, al menos implíciramente, por el llamado «modelo ilumimsta», en vez de por
Lo importante es la intención (que condiciona modos y resulta- el ingenierístico. Sobre la ingeniería política: véa~e.Pasquino (~ 98~) . Para una c~mpara~
dos de la investigación) con la que se estudian los distintos fenóme- ción entre modelo ingenierístico y modelo ilumimsta en las ciencias sociales, vease Pa
nos políticos. ~s~id@ográficos los obj~J&s indagados son impar- nebianco (1989a).
84 Angelo Panébianco Comparación y explicación 8
de distancia, los teóricos se corresponden exactamente con la imagen : teorías geI:t_erales, pueden ubicarse, al menos por afinidad, jumo a las
que del científico político transmiten los manuales. E o los iñ;.~~~fa~_ci~~~sAe l();; c6rl.1.parati~tas (sí bien se admite que la cuestión
teóricos no someten generalmente ~rías al examen del mundo es opinable: en muchos casos es difícil trazar una línea clara de de-
§TIEíris~~ Lo. comú.r:~_q.ue..sJ~.limite u.s..ar ejem12los em.12íricos_g~ marcación entre estudios de caso theory oriented e investigaciones
SHYen como ilustración de la teoría. ideo gráficas).
A diferencia de lo que ocurre en el variado y vasto mundo de los
ideográficos, en el más restringido mundo de los teóricos hay acumu- Naturalmente, en una ciencia social donde no existe una división
latividad del saber (pensemos por ejemplo en el, hoy, amplio cuerpo del trabajo institucionalizada, o en cualquier caso rígida, se pueden
de la teoría de la elección racional 3, o en el caso de la teoría del po- traspasar los límites entre los grupos. Por ejemplo, en la producción
der) pero hay, por el contrario, poco control empírico. · científica de algunos de los más ilustres científicos políticos de la
Se debe notar que la relación numérica entre ideográficos y teóri- postguerra encontramos tanto trabajos ideográficos como trab ajos
cos en ciencia política es diferente de la que se da en la ciencia econó- teóricos o, por ultimo, investigaciones comparadas y estudios de caso
mica. En economía existe un mayor equilibrio entre los teóricos y los theory oriented. Pero si observamos la producción estándar de la
ideográficos (frecuentemente considerados por los primeros como ciencia política, la tripartición indicada debería ofrecer un cuadro
estudiosos de serie B). Ello ha creado en los cientistas políticos (como bastante realista de la situación.
en los sociólogos y antropólogos) una imagen tal vez distorsionada
de la ciencia económica y complejos de inferioridad que, por razones Lo importante es no saltar inmediatamente a las conclusiones y
que consideraré mas adelante, no tienen a mi juicio razón de ser. responder a la pregunta «¿por qué se compara tan poco?» con una
pseudo-respuesta del tipo: se compara poco porque los ideográficos
3) · e~!',y.. J4,l;.timo grupo de cientista~ polí_:icos e~tá .integrado y los teóricos representan, considerados en conjunto, la casi totalidad
por lo . IJ!!/!fl~~ Se trata de un grupo aun mas restringido gue el de los científicos políticos y, por razones diferentes (más bien, opues-
de los téÓ'ncoíf''R os com12aratistas se ubican a mitad de camino entre tas), ni los unos ni los otros poseen un verdadero interés !'!n el control
os iC!e~ráfíCOs ~eóricos2 en el sentido _q~j ga un...inteJis empírico de hipótesis generalizantes. Se trataría de una pseudoexpli-
su~L(J2_or }9s_pro.ces.05:polfti~os_.estudiados)_c_on~Ull.Ínter.é.S~J2Q . cación porque está extraída directamente del criterio (intereses empíri-
<teoría ( uizá sólo 12.Q.Lq_ue la comparación_r_~..1;urre a cuadros teóricos cos o teóricos) con el cual se hizo la tripartición. El verdadero problema
-=---rª7?2f."U¿Q!ks.::::....gsneiali~.&I tf..Ü Por esta razón ellos también son, consiste en explicar por qué las dos categorías de los ideográficos y
muy frecuentemente, el anillo de conjunción entre ideográficos y teó - de los teóricos, la primera en particular, estén tan densamente pobla-
ricos. En efecto, estos dos grupos no se comunican entre sí, siendo sus das que agotan casi la totalidad del campo (la comunidad politológica
intereses cognoscitivos diametralmente opuestos. En cambio los com- internacional), de tal modo que la última, la de los comparatistas, ter-
paratistas se interesan por comunicarse con ambos: están interesados mina por ser, bajo el perfil numérico, una especie de cenicienta, una
~anto en los «estudios de caso» con propósito ideográfico,_clQndc el categoría residual (si bien dotada de cierto prestigio académico).
caso estuaiado por el politólogo ideográfico (y 12or el historiador) es
c§ilslderaC!o entre 1as«Unr aaes » de ~ investi~ión COmJ2.arativ~,
como en los tra!Sa;os ae teoría pura, por lo que pueden ofrecer en tér- Saber nomológico y explicaciones locales
m mos aem.oaelos;-geñefa1izacio nes,:cü"adroste6r1COS,-etc:- - - -
El primer problema es explicar por qué, a pesar de todas las «re-
{ J J] JA7 L~~.~~~~~~~-ios ~e caso» the~ry oriente1, dirigidos ~l cor_itr~~ ~.e voluciones. científicas» que, según los manuales, han ocurrido desde

) / .
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0
~~.
1 comienzos de. los años cincuenta, la gran mayoría de los científicos

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3
Yéase Rusconi (1987/ para un uso persu asivo de estos model os en el análisis ex- políticos continúa estando constituida por estudiosos que parecen
r ld[ ¿CJ phcanvo de un caso h1stónco. burlarse de los «objetivos superiores» de la ciencia y se limitan a es-
. 1 ~

l. .
87
86 Angelo Panebianco Comparación y explicación

tudiar el sistema político estadounidense en la ultima década el Par- nos sociólogos del conocimiento- por .el cambio históri:o y por el
tido Comunista Italiano, la democratización en uno o en o'tro país modo en el que, continuamente, el estud10so se enfrenta a el.
del este europeo, la política pública de los transportes en Francia la
política industrial en Italia, etc., por qué consideran a todos estos ~b­ Debe aceptarse el hecho de que los intereses cognoscitivos ,<1:ue
jeto.s importantes por sí mismos y no por la contribución que su es- orientan al científico social son diferentes de los que posee el fisic.o
tudio pueda ofrecer a la «acumulabilidad» del saber politológico. teórico. Si hoy, por ejemplo, renacen los estudios teóricos y empín-
Es el problema central. Y no sólo en ciencia política, pues con la . cos sobre nacionalismo y nacionalidad, descuidados por m~cho
excepción de la economía siempre encontramos una mayoría de ideo- tiempo, en absoluto pueden explicarse por el dese~ ~e los estud1os~s
gráficos en las otras ciencias sociales, desde la sociología a la antropo- de contribuir a la acumulabilidad del saber nomologico sobre la p~h­
logía. ¿~or. qué .sucede esto? El enigma representado por la existencia tica (en el mismo modo, y con el mismo espíritu ~on el que un físico
de una mdiscutible mayoría de ideográficos puede ser resuelto sólo si trata sobre aspectos circunscritos, y hasta a.hora ~nexplorad.os, de la
evitamos consiaerar seriamente los manuales de ciencias sociales teoría de la relatividad y de la teoría cuántica), smo exclus1vamen:e
:_uando cuentan la fábula según lacua ~envo principal- de ta es por la circunstancia de que el nacionalismo vuelve a ser hoy un feno-
cienc~as consiste en contnl3mr al crecimiento de un corpus teor~ meno cultural y políticamente relevante en Europa. .
Sé bien que esta toma de distancia de la visión estándar de la cien~
nerahzante;.., { r (¿i ~er hó _0 kv ?'n u!~ t - cía política puede desagradar a ~os más ortodoxos, pero me defendere
Si damos este paso nos damos cuenta que los ideográficos tienen subiendo a las espaldas de los gigantes. L? que.he expuesto no es mas
razón sobre un punto fundamental (si bien se equivocan sobre otro que la visión de los objetivos de la ciencia ~oci~l qu~ Max Webe~ re-
aspecto fur:da~ental, .ª1 cual me referiré después). El objetivo 12rin.ci-
í sumía, mediante una adaptación de la teona nckertiana, con la idea
al de las ciencias sociales no es en efecto contribuir a la «acumulabi- \ de la «relación del valor». . .
i En esta visión el saber nomológico no constituye un fin en sí
. J~da~ .del saber científico-sociciJ» s'no. «com~~efLJtrip e
mismo: su enriquecimiento no es un obje~ivo pri~ario de las ciencias
significado en el..s}lal Walter Runciman usa la ex resión4- fenóme-
'hos gue son pycibiqc{s por el estt!dios~~.c t,u ,at .e. t ,.,r$1e-?á"rt-
0
!
l sociales. El saber nomológico es en cambio exclusivamente u.n medio
. -~~q-Ui..pm:__q.ué_eLsabe p_QlÍt.Qlógico (9 sociofogi~o, "o antro"p";-
t
1 para el estudio de los fenómenos que ~l científico s.ocial cons1d:ra, de
'
1ó gi c o) ;esulta s_ir:_IE_ re tan poco ~mulable. Este saber se vez en vez culturalmente relevantes. Este no consiste en «teonas ge-
transforma, en efe.cto,, ~ se re efine constantemente, no dependiendo nerales» (;ólo en la forma débil de cuadros teóricos) ni sirve pa~a
d.e los progresos cientificos alcanzados (como sucede en algunas cien- producir teodas generales. Con~tituye. un instr":mento para constrmr
Cla~ naturales), sino dependiendo de los variables, y continuamente
explicaciones locales, «ideográficas», md.ependientemente de las c:-
variados, puntos de vista (sobre lo que es y no es culturalmente rele- racterísticas del objeto estudiado, tanto si se trata de un macro-feno-
vante) :uya s:i~esión do~in~ la evolución de las ciencias sociales y meno histórico o de una microsituación social. ~.~lic.aÚÓP-!o~al,, ~
que esta condic10nada -si bien no determinada, como piensan algu- este contexto, significa explicaci6n relativa a fenomenos aehm1taO:os
éñ el tiemJ.2SLY en ele spacio. Naturalmente, el «t1emp ,, p e e ser
también una época entera (por ejemplo, la ép.oca moderna) y el «e~­
pacio» un área geopolítica y cultural (por e!emplo~ Eurofª' Occi-
\ - , • .Runciman (1 ?~3) se re.fiere a un s~gnificado primario, secundario y terciario del
termino comprens10n. El pnmero se refiere a la comprensión que es necesaria para re-
ferir correctamente cuando _ha sido observado; el segundo se refiere a la comprensión
dente, etc.). En cualquier caso, el punto de arnbo seran teonas locales ·
de lo que ha causa~o el fenomeno (es decir, la verdadera explicación); el tercero se re- (Boudon, 1984) o, con diferente terminología, teorías seculares (Roth,
fiere a la comprensión necesaria a la «descripción », la reconstrucción de la naturaleza 1973), válidas sólo para los casos examinados y no para otros.
de las instituciones o de las pr~cticas examinadas por el cual ellas son, o eran, percibi-
das po~ los actores ~omp.romendos ..Parn Runciman, no es la explicación (comprensión . Aprobar la intención que rige.ª .los ~studiosos ide~g_ráficos ~e ~a
en sentid? secundano), srno la descr~pctón (comprensión en sentido terciai-io) que plan-
tea especiales problemas metodológicos a las ciencias sociales.
política no significa absolver el mmimahsmo metodologico Y la msi-
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!i · 88 Angelo Panebianco C omparación y explicación

i1. pidez t~órica que en g~an parte les caracterizafSi los ide9_g!_Mi~os, mal que caracteriza a la economía teórica) algunos de los principales
c~rp.o .p_Ien~s-~I..:f9-~-~-~~ i;t~Y.?_~_a.:_n _ cuan4_o .~surp.en C()m() .o J:ij eI!YQ__p_ri~a::--­ defectos de la ciencia económica.
no de. _la ~i~:i:~i~_p?l~~i.c.:.a .la_ .explicaci?n de específicos fenómenos-h.T;~­ La visión que, en término medio, los científicos políticos p~s ~:n
tór~co~po_l~tic;os considerados importantes por sí rri~s~~~,· ~~ ~q~i:;.rü~-:­ de la economía parece bastante distorsionada resp ecto_ de la v1sion
can cuando sus explicaciones no están apoyadas por in,st~umentos que los economistas i:oseen de la fí~ica ?-Iahn y , 1:folhs, 1979;. ;za-
ad_e_c.tf;i,d:os] La verdadera _crítica que puede hacerse a los ideográficos_.. magni, 1982). Lo que impacta a los c1~nuhcos p ohti~os, y t~mb1.en .ª
no consiste en que se dediquen a fenómenos políticos específicos más los sociólogos y antropólogos, y explica sus compleios de mfenon-
que al «progreso de la teoría» (con independencia de lo que signifi- dad en relación a los economistas es el hecho de que sólo en econo-
que es~a expresión)._ El verdadero re12roche a formularles _s_qJJJ;, _con mía, entre todas las ciencias sociales, ellos perciben un núcleo autén-
~siada frecuencia 1 hacen._ma S.U~.PJ:O.pi.a...ta.rea; no advierten _el he- tico de «ciencia normal». O, si se prefiere, sólo en la economía ven
cho de ue si se aferran exc~si~~ la vía ideográfj_c:; a, entonces mantenidas las promesas positivistas y neo~osi:i;istas de la acumula-
112....J2Ueden alcanzars..e-Y.e..Ldaderas ex¡:ilic.aciones. Me' or dicho: n~ se bilidad del saber y, por ende, del progreso cient1frco. . .
Es verdad que en economía existe un núcleo de ciencia normal.
tis:._ne~ pr~-~~fic~.:_n.E_:s de l~ _plausibilidad_d~ la~expl~cac~Ón~dada
(no sie ? po .imwanficar del todo si la ex licación pro- Lo que no se considera es que ese núcleo no_ está compuesto por
p );!_esta resiste enunc1ad~ntrafác;,t~c q,s). - - «economía», sino por matemática . En gran medida,_ los desarrollos_ de
la economía (piénsese en el imponente corpus teónco que ha creci?o
~ _eje:n.e!~, q_uien escri_be prefiere explicar muchas anomalías de en torno al problema del equilibrio walrasiano) ~e deben a e~or;.01ms­
1
la democracia italiana relac10nándolas a las tradiciones católicas del tas-matemáticos muy poco interesados en aplicar sus sofisticados
·1 país. Pero es claro que para dar solidez científica a tal explicación se modelos al análisis de los fenómenos económicos. Gran parte de es-
debe recurrir al control comparativo. Puesto que no en todos los paí- tos modelos no se han aplicado jamás al estudio de la vi~a ec~nómica
ses de' tradición católica se manifiestan IOs fenómenos políticos regis- ·y tampoco se espera que suceda. Las razones de este divo_rc10 entre
trados en Italia, habría que intentar establecer qué otras condiciones «teoría» y análisis empírico son fundamentalmente ~as mismas q~e
deben estar presentes para que una tradición católica produzca efec- motivaron a Vilfredo Pareto, despues de haber ofrecido una contri-
tos políticos como l~s que interesa explicar (puede ser, por ejemplo, bución crucial a la economía marginalista, a abandonar la ciencia eco-
que entre tales condiciones esté la coincidencia entre la unificación nómica e incorporarse a la sociología. . .
tardía y el inicio del proceso de industrialización). Sólo la compara- No obstante la interpretación «realista» (predomrnante entre los
ción puede ayudar a identificarlas. economistas) de las teorías económicas (comenzando por la teoría del
equilibrio) p arece acertado, al _contrari~, _su carácter -como ~a?ría
dicho Weber- de «construcc10nes utopicas », su naturaleza t1p1co-
• Funciones y disfunciones de la teoría ideal (Aron, 1939; Von Hayek, 1941; Machlup, 197~; Bell, 1981). De
aquí deriva, en gran medida, la dificultad de anahz~r los proces~s
Vayamos al caso de los teóricos. En este contexto su posición es económicos 5 utilizando un modelo de acto r demasiado pobre (Si-
clara. De ellos provienen contribuciones importantes a la elaboración mon, 1957; Sen, 1982; Hirschman, 1985) o de ~xplicar el fenómeno
del saber nomológico. En la perspectiva delineada el saber nomoló-
gico no puede ser,_como es presentado muchas veces cuando es d; - ---- ·- -- s Más que el fr úto de un encuentro ap arentemente logrado e;itre economía y-cien- --
cia p olítica, el éxito actual de la .polit~cal econom~ podría ser mterp;·et~do como el
fado e.n. manos de los t~óricos, ~ fin s;:n s.í..mismG> . Su función es la de efecto de una reacción contra el d1vo rc10 entre teon as y modelos econo m1cos (siempre
s ~t.tlg: ado Q_<l;r.§!: e_;: lic-ª,r fenÓII].enos políticos específicos: un- 15 neo más sofisticados) y explicación emp írica. L a característica de la p olztz,cal economy es
de prueba que no puede ser eludido de ningún modo-:-Sin embargo, operar con modelos más rudimenta:ios que los. propios de la ec~nomia pero no ob:-
muy frecuentemente los teóricos no lo advierten. D e esta manera re- tante (o quizá debido a ello) más fácilmente utilizables en el estudio de los casos emp1-
producen (frecuentemente para peor, sin tener el valor del rigor for- ncos.

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/

90
Angelo Panebianco Comparación y explicación 91
fundamental que toda ciencia social debe od r . .-
(Hirschman, ~ ~71; Kaldor, 1972; Salvati, 1fs1).e~aer:Pn~~~:fa~~~t~ J
caso, de la economía puede adoptarse -pero sin inútiles imitacio-
perdurables dificultades relacionadas con la d ... , . nes- sólo la lógica de la explicación (el método individualístico-ana-
, 1v1s1on entre microeco lítico), la única posible barrera, que yo conozca, contra las recurren-
nom1a .Y macroec?;1º1:11ía (el problema, hasta ahora irresuelto - tes tentaciones holísticas -pienso sobre todo en el funcionalismo y
c~re~c1a de soh~c10? implica legítimas dudas sobre el alcanc~ Ye~u;:~ en algunas versiones de la teoría sistémica- de la ciencia política (así
neo e sus ex~hcac10nes, de los fundamentos microeconómicos dtlI como de la sociología y de la antropología) (Boudon, 1977; Leonardi,
macroeconom1a). a
1986; Gambetta, 1989).§ostener..._q~~ _el saber nomológic() no ~~)nsti­
. Si las cos~s están así, los politólogos-teóricos hacen muy m l tuye un #nen sí, sino un medio para a -análisis de fenómenos políti-
i:rentar se~~¡r de ~uevo las huellas de la ciencia económica T:n~: cos .....:.::.instrumento para abordar explicaciones locales 8:-:-, es el 4nico
P, .rque 1as I erenc1as entre fenómenos económicos f , .
l~trcos son tales6 que el nivel de ri or alcanzado y enomen?s p~- modo de no acentuar· el divorcio que trádicionalmente tantos lamen-
~~~1:sa1nalcan~ab/e en ciencia po11tica (donde n:~:¿~:~~~~~~~;~~
tan entre «investigación émpírica>; y «teoría»J .. . . . . .. . . .

todo o ~argma ismo; a 1a macroeconomía, etc.) 7 como, y sobre


' p ique reproducir la separación entre teoría y anál' . , .
Divisiones disciplinarias y comparación
que se hace en economía es de cualquier modo pernici~:~ ~:p::~~
Si las afirm;:u;:io ~ s hasta aquí hechas poseen ,.algu_pa. r.l~ibilidad,
" 6 La diferencia crucial consiste en el hecho d
.' mente resuelto el problema «hermene' t '
,
el que en econorma puede ser más fácil- enfunces el grupo de los comparatistas, si bien débil, desarroll~n fa
. .
mot1vac1ones de las acciones El
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u 1co» e problem d ¡ 1'd 'f·
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· mecamsmo e os precio · l b
·,
. ª e ª ent1 1cac1on de las ciencia po ít1ca, uñ rol es
ci ucial._A...ello; en realidaa a güieñeséorres-
ti icar con suficiente seguridad ¡ d l s P.erm1te a o servador iden- p~eh :t;µ:E. de va erizar tanto el trabajo de los politólogos i eo-
1os .consumidores,
. as razones e comporta t d ¡ .
etc: «La racionalidad .de la cond rmen, o . e os mvers.ores, de . gfáficQ..s (indisp~~l:l e 5ase empírica de-las -investigacio nes compará-
J mente determinable en una econo , . 1ucta econom1ca se hace rigurosa-
rma monetaria en a cual Ja t d
]os v al ores permite dar un signifi'cad . l f'
·, · .
ra ucc10n cuant1tat1va de
das) cruno el de lo.s- t.e..óúc.o.s (la reserva de saber nomológico que
, .
d el ffiln1mo gasto» (Aron 1939 165) E 1 o preciso a as ormulas d ¡ , · d' . proporciona al comparativísta los indispensables modelos y cuadr()s
. . ~ max1mo ren 1m1ento y
néutico es de más ardua s'oluci6n F ir~as otr~s c1enc1as sociales el problema herme- teóricos). Sin embargo, no nos podemos quedar en este punto. En
vador y al actor, identificar los ~oªt1'vaons do uln s1ster_na de p~rár_n~rros común al obser- .
',, · b . e as acc10nes signif -
comp 1e1a o ra de reconstrucción de Ja «]ó ica de la . . , ica empenarse en una 8
Véase la distinción de Boudon (1984) entre modelos (o teorías formales) que
cual se encuentra e] actor Esto de 'a . g b' situac10n» (Popper, 1957) en la construimos utilizando el saber nomológico disponible, y teorías empíricas, punto de
, realizada por el observad~r correl :~~~pre a ierlto :1 J?roblema de sd~ reconstrucción arribo de las explicaciones «locales». Dos son las funciones de los modelos: a) identifi-
rece al actor: p ' 0 no,ª ª logica de la s1\uac1on tal como apa- car las (hipotéticas) relaciones causales entre un cierto número de factores . El control
7 . En un ensayo de 1939 dedicado a una confront ., 1 . . , . empírico será uti] para establecer si, en el caso en examen, las relaciones hipotetizadas
·:.,. las c1enc1as socio-politológicas y l . acion entre a c1enc1a economic¡¡ y por el modelo corresponden a las verificadas (Marradi, 1980; Boudon, 1984 ). Cuando
Raymond Aron observa ue . , ?uyas conc.us10n.es .r.esultan válidas tambien hoy, el modelo es usado en clave típico-ideal Ja explicación del caso en examen nace de Ja
no difiere de Ja que posee1a e:~~:ffil]of1ca de }la rnves.tigac1ón socio!ógica o polirológica observación de la distancia entre modelo (entre las relaciones hipotetizadas por el mo-
d es ta 1es como para hacer Ímposible laa,elaboració
esta u tima tiene en cualqu .f. 'd
d , ier caso ~spec1 ic1 a- delo) y caso .empírico; b) permitir la para'metrización de otros factores, es decir, permi-
gonab]e a las teorías económicas· «El act , n . e una «teona de Ja polmca» paran- tir relegar bajo la cláusula ceteris paribus todos los factores no comprendidos en las re-
.
fiesta · o econom1co en nu t · d d
exteriormente, se traduce en cifras. No ha . es ras soc1e a es se mani- laciones hipotetizadas por el modelo, y que serán por lo tanto considerados exógenos
conocer Ja opinión de los individuos sobre d y n~ces1dad de una encuesta para respecto del modelo. Los cuadros teóricos (frameworks), eri cambio, son el equivalente
. veriias puede ofrecernos todas las i·nf · u.na etderrml nada mercancía, el valor de las .de lo que Marradi (1980, 88) llama -pero con referencia exclusiva a las investigaciones
P ensemos, en oposición a la determ1·nac1.o'ormac1ones e as .
. . d que tenemos necesidad (. .. ). qu e hacen uso de técnicas estadísticas- «macromodelos»: figuras en las cuales un ele-
. d . . n cuant1tat1va e Ja re rd d , .
rn etermrnac1ón característica de la re ·¡1·d d ]' . l
· ª a po lt!ca a cual ·
ª 1 a ' leconom1ca, ·
en la vado número de conceptos es relacionado recíprocamente y que tienen el cometido de
1as accwnes y de las intenciones se refl . d d d .f existe so o por medio de orientar al investigador en la selección de los conceptos relevantes para la investiga-
alcanza Ja inteligibilidad ue lo' ra el e¡a., e mo o ; erente en cada conciencia y no ción. Los cuadros teóricos son generadores de modelos. Una gran .parte de las teorías
1939,184-185). Sobre ]as ~·fe g. soc1011ogo med1;inte la reconstrucción» (Aron económicas, de las teorías sociales (por ejemplo, la pattern variables theory de Pa(sons)
. , • J renc1as entre a econom'
vease tamb1en Sartori (1979, 54 _55 ). 1ª Y 1as otras c1enc1as
. . . ,
sociales, y de las teorías politológicas (de E·aston, de Almond, de Deutsch, etc.) son, en realidad,
cuadros teóricos así entendidos.
l 1 1 ~·n···e· Jo.el <!- I _ \.oí Angelo Panebianco
"'-~ ~
11 92 ,
. ---- t-\:.-e.0 V V-V'- ' ) Comparación y explicación 93
----
.
~Po r a'--\ 1v l '~ of
e~ecto, los_comp rat1stas no_ cons tituyen en absoluto un grupo homo- rma en la historia, a este punto, suficientemente extensa, de todas
g_eneo: ex:icta:n~r:te en el mismo modo que los ideográficos y los teó- . r~ ciencias sociales{Los momentos de (relativo) consenso sobre lds
neos, estan d1v1d1dos entre sí. Es en este sentido que entran en juego
las preguntas sobre cómo y por qué comparar.
f~ndamentos son, en cualquier disciplina científico-social, excepcio-
es el fruto de especiales condiciones históricas](ver el caso del pre-
, Inmediatamente ~firmo q~e, según mi parecer, el cómo y el por 11, • l . 1 ,
dominio del funcionalismo parsomano en a soc~o ogia esta ?ui:~ -
d •
que _son m~cho ,mas mdep_end1entes ent_re sí de cuanto pueda parecer .. dense de los años .cincuenta o del comportamentismo .en la .ciencia
a pnmera vista[~?.. el sentido de que mientras que es más fácil alcan- '~
política de los años' sesenta). .,_
~a_r 1::1!1 ~??~~I1~º- g~nera1 ..~obre el cómo (y pienso que nosotros los 'íia-
h_anos, grac1~s a la lección de Sartori, somos, desde este punto de Hasta en economía, a pesar de las fases más o menos prolongadas
vista, aventa1ados) es_en C:~1??i~- di!i~ilísimo, Y. qtlÍ?-_á irpp9~ibl~..1~ . de neto p redominio de alguna corriente (en este orden: la e~onomía
canzdar uI1 ~-c. .u·. e.1:.Cͺ ·.g. ,e.nJ::-e~al S()bre e1 por qué, es decir, sobre los objeti~ . - smith-ricardiana, el marginalismo, la macroeconomía keynes1ana), las
vos . e 1a co_mp!l;racwn. · .. ,, --....:.,_,
divisiones han estado siempre presentes (Schumpeter, 1954) y, ad~­
. La :ª~?n es simple. fil~sobre ~ 11.i:e.S.UJ2.Q,..ll§...s..ólo na más, siempre ha ocurrido que en las fases de decadencia de la cb-
d_ispornbihdad a un uso comear_ti~o ~el método lógit;.q,_y: la lógica, 11Q . rriente predominante se acentúan las divisiones hasta llegar a la frag-
~o!:lstar:te JQ....g_ue _ensasen los dialect1cos, es neutra respecto de c;¿.i- mentación del campo disciplinario (Bell y Kristol, 1981).
bles difere;icias, mcluso muy pro un as, éle or en epistemológico .
Dos e~tud10sos pueaen pe rfectamente concoraar sobre el correcto
¿Por qué en las ciencias so~iales el desacuerdo _s,ob:e l~s. fu~da_­
tratamiento de los conceptos, sobre los criterios mediante los cuales meritos es siempre mucho más mtenso que en las ciencias flSlcas. S1,
construir clasificaciones, etcétera, y no obstante dividirse cuando se como recuerdan los historiadores y los filósofos de la ciencia (por
pasa de los problemas del cómo comparar a considerar los problemas ejemplo, Laudan, 1984) no debem_os s?brevalorar el gr~do de acuerdo
del por qué hacerlo. . ~ . , M, ·
E?, e f ecto, 1~ pregum~ sobre ,.,e! ·:por/fl"''- .1 ';~~>· , '/ alcanzado (y alcanzable) ·en las ciencias naturales, esta claro que las
~ éi.is. ~R ~r implica otr;i. divisiones endémicas y conti,¡;¡uas .son un efectiv.o -~<privilegi<:" »..~e las
cu_est10n, en re! hdad anter15!!..:...¿g;ué'J,'s;;t~f;N~'iz~ JJ.;gj~"1!Ji[ít°{' ciencias sociales. En estas ciencias, y sólo en éstas, hay d1v1s10nes
~dJiS? S~n: ~reo, diferentes respuestasa esta pregunta s'b - hasta respecto a «qué es una ciencia». Sin necesida? de inco:U?dar el
~re la_ base de ~as div1s1~nes ~ue car~cterizan no sólo la ciencia polí- M ethodenstreít de finales del siglo pasado, basta citar un teonco so-
tica, :mo tamb1en }a ~oc10log1a, la psicología, la antropología, la eco- cial contemporáneo : «Por razones vinculad~s a l~ naturaleza sus ?e
nomia (ver la polem1ca recordada más arriba sobre la desconexión objetos de estudio, el desacuerdo a cualq:i1er mvel del ~ont~nuum
entr~ modelos matemáticos y el curso efectivo de los fenómenos eco- científico es constitutivamente mucho más rntenso en las ciencias so-
nómicos) y hasta la historiografía, cuyos problemas no son tan dife- ciales. La proximidad entre los intereses de los análisis ~e las ci_encias
rentes de los de las ciencias sociales.
sociales y los fundamentos políticos y cultu~ales de la vid~ social ha-
'I '\ ~i tfili~~s, en p~r lu~ar~ 9ue las -~ivisiones_sobr;,_ e~ por qué cen casi insuperables las barreras metodológicas y sustanciales que se
L) com arar ~e ~"Oe1f:n.rd1vers~~a"d-de res~tas a la pregü'ñtaso- interponen al acuerdo científico» (Alexander, 1985, 34 ). . .
,.--..-e.-n'-g~n~1ste una ~~acio~ aceiz.table y, en sc;.g u oo l'ug: r;-
;¿ ue la ~enencia de las c1enc1as sociales_mues.tr.a..h..irriJ;losibilidad de
Por un lado, muchas divisiones son de tipo metateónco, tienen
que ver con las visiones precientíficas, para ~1sar una expresión de
Jk,gª-L,a un ~erdo gmeral sobre este 12roblema. crucial~T ­ Schump.eter (1954, trad.it. 1979, 50), . que const1tuy:en ~a base de .c,ual-
U:º?~ (1990) la:nei:ta desconsoladamente la ;xistencia de profundas quier investigación científico-social (y a la cual se relaciona tamb1en l_~
d1v1s10nes, y mas bien de una verdadera y propia incomunicabilidad fractura ideológicá. de la qúe hábla Almond) 9 • Por otro lado, ellas de-
:ntre escuelas, en la c_i~ncia política de los años setenta y ochenta (que
e~ r_econdu~e a la acc10n de una doble fractura: ideológica y metodo- 9
La inevitabilidad de fr acturas de este tip o depende del hecho de qu e todas las in-
logica), omite observar que las divisiones de este tipo representan la vestigaciones de las ciencias sociales, en modo implícito o explícito, están inspiradas

l
'
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J
i'.:ll

95
94 Angelo Panebianco Comparación y explicación
. 1 . El sincretismo metodológico
penden de diferentes modos de responder a la pregunta, que he defi- no tiene lugar. Es necesano e e?ir .. mprevisto a la anárquica con-
nido como prioritaria, sobre la naturaleza de la explicación en las puede conducir sólo, por un camm~ i '
., f b d' na de «todo va bien». . ., h
ciencias sociales. No es posible, creo, llegar a un consenso general so- fusion eyera e-? ia . l d ¿· f tes modelos de explicacion an
bre los fundamentos. Pienso que lo máximo que se puede (y se debe) [En las ciencias socia es . os 1 er(en 1 áctica de la investigación
d 1 · en el discurso en a pr 1
pretender es un acuerdo mínimo (a) sobre el uso correcto de las reglas cobra o, a menos . d"f t s) más consenso que otros: e
. h ed1do cosas 1 eren e ' . l
de la argumentación (Sartori, 1979) y (b) sobre el respeto de la distin- siempre an ~uc . 1 omoló ice-deductivo (o covering- aw
ción, de carácter regulativo, entre juicios de hecho y juicios de valor. modelo funcional~sta y e . n g 1 la existencia de necesidades
Ello simplemente significa respetar la fundamental regla del «juego rl'!º~el~ 11. En el pnmero ~~~~~:f~~t~~aªla explicación qu.e p~:de dar
lingüístico» que llamamos ciencia: recurrir en nuestras explicaciones s1stem1cas y se asu.r:ie co 1 a de'terminada insntuc10n res-
sólo a enunciados descriptivos, con exclusión de los enunciados pres- cuenta de la funcion que cudmp e 1:1~ d 1sistema (0 de otra institu-
criptivos 10 • No cabe, razonablemente, esperar llegar más lejos . pecto d e1 mant em
·miento y a aptac1on e . .
bles sólo las exp11cac10nes

Es preferible, por ello, dedicar más esfuerzos a mejorar las líneas ción); en el segundo caso, se reputan acepta
de comunicación. Lo que es en verdad importante es que los estudio- basadas sobre «leyes» . 1 an insatisfactorio~ Para el mo~:_l_o_t:~e.?l~.-
sos, aunque eventualmente disientan sobre los fundamentos, al me- Ambos modelos resu t ,. d H 1 Tf965)-·y· es verdad que
. l' len las cnncas e empe l. . . . . . . .
nos se comprendan: que posean criterios para identificar y delimitar f
gic9..::_~cior;'.:._:'_~_':ª --·-- -m.·ó ha observado Elster -(1983 ), no ~~is te
los términos del disenso. en las ciencias -~c;::_i~l<:.s; ~(o .. - l) ¿· .1 selección natural que leg1tim~,
'.l>~ ..-- I tºoria causa
nad·a·-an:nogo a a " .. . _ . .. . - · e-..-.a -- -
en 51ologí~J~"e~gl~~ac1_ón r~!-'l~~ºnJl.1 odelo nomológico, del cual
Una disputa antigua: ¿qué entendemos por «explicar»? " 1V1Is~comphcado ~s e caso ebmt Por un lado no es posible
. rve pero no as a. ' . 1
puede af irmarse que s~ , l' . h"storiografía sin recurnr a « e-
. 1 ·encia po 1tica y en 1 '
. [No pode~os afirmar que exista acuerdo entre los científicos polí- exp l icar a go, en ci f l , ·ca que podemos encontrar .en
ticos sobre lo que constituye una explicación aceptable. Lo que en su yes», aunque so'l o sea en la orma . . (a um, ·1-ley sobre «regulan"d ad es»
. . · 1 ) de propos1c10nes sim1 , b
lugar podemos, y creo, debemos h acer, es explicitar qué entiende las ciencias socia es . . d H 1(l942) tiene razon so re
cada uno de nosotros por «explicación aceptab le» . De otro modo, la espacio-temporalmente dehmlita asd. pe~PP~siciones símil-ley es sólo \¿,eNV\f t '{
cuestión del por qué comparar pierde significado]Esta es la razón este punto. Por otra
•.. _______ parte,
_... , e. .uso tiva·-r-- .
e mucho 'más comp 1ep, . y s1erv.
. -.-, J
por la cual, por ejemplo, no parece muy convincente el eclecticismo una etapa}._~_ ur~a _op,erac~o~ :x~_i:a . ... nifica eipliéar «por c_ausas»«.:.2..
preéjue·~g~~?.~.. 9.~.~ -~~p ic~~- S~~ - ·· ·-· .. ··' . .. . ., .
( S .f-io ¡-; }
<Y
,,.
metodológico propiciado por Almond (1971; 1990). Según este punto
de vista, en las ciencias soft (las ciencias sociales) se debe hacer uso, - - - - -. . . . bién otro ti o de explicación: la exph~ac10n m- . ,
11 En las ciencias sociales existe tam , . (V p \VI · ht 1971). Más alla del pro-
con flexibilidad, de una mezcla de funcionalismo, teoría de la elec- tencional basada sobre el silogismo pr~~nco º.n alnsgea 'o no un tipo especial de
' . . d · l 1 caC1on mtenc10n ' ' ·
ción racional, método histórico (sic), etc. Todos estos enfoques sos- . blema, muy discutido, e s1 a ~x~1 lla para las específicas finalidades co.gnosc;-
tienen concepciones diferentes de la explicación, y aquí el sincretismo explicación causal, queda el hedc º1 e q':1ele , ') puede ser utilizada sólo en con¡unc1on
.· · l't' (o e a soc10 ogia
tivas de l a ciencia po l ica 1 14
por «visiones del mundo » que, por ejemplo, incorporan diferentes, y frecuentemente con~-
.. ·
explicación causal.. So.bre est.e. pu. .n to, velr a nol:a .
ados contra a exp 1cac1
6n (ycausal a favor de las ex-
incompatibles, «modelos de hombre» (Hollis, 1977) y que son pasibles sólo de crítica ( 12 U ~.9 _de los argurr:~~~~~- ul s .- .. ¡··d· -· . . e· ert las ciencias sociales nos encontrai:n?s
:- . .........,····-····"funciona es) es e e qu d d ·-n · ·· a su
filosófica, no científica. Ello no quita sin embargo la posibilidad del control intersubje- phcac10nes s1stem1co- . -·- , .ro·c·a:,; :·A ·e·s· causa· dehesra. o ·e':' pe.r o_,, ....
tivo de las teorías, las cuales, independientemente de la Weltanschauung que ha inspi- frente a fenómen°.~ . de ."c~~sahda~dr~.cd1PA . .p . ha conio sicfo obs~rva.do (Hage, Fo-
. . ·¿·····a··- B .
vez·er·esta o e . . es causa
del esta o e . ero, .. . . .
.... cf ....- '.,, ·· íp~o~~ es definible meJ.or c?m? . un
.
rado la efaboración, deben. en cualquier caso superar, para ser aceptadas, el t es t d e la
corroboración empírica. . :S
le~eker;i988, 16-19), }ª .ll:ma ¿:~~:~~: ::cdescompori~l:>fr en. distinta! s~~~~~-
10
Siguiendo a Sartori (1979, 231 y ss.), es el problema de la Wertfreiheit entendida caso de causalid. ad compuesta; _ell~ i . 11 Ja ~~u;~~ión recípro~a (~0!!1P!.:end1d<;:> ~l
como «criterio regulador» en vez de «constitutivo ». Una cosa diferente, 'n aturalmente, c!as cáu.sales (de A a B yf dedbB ak) ). -,~1· · ·1ªa· r::e:n""re·"a'l1'aad ·"l0s 'p!'mcipíos. de li! . ~~cu:,dnsd1a
..... · · d ac no v o • · · ·- · · · l ¡
es la weberiana «relación de valor», sobre la cual influyen las visiones precientíficas d e cas~ ae:-~ecamsmos ea ee,, .u:.:.
'" "f .. '· )' ' ' de la ~simetría so\;ireJa q¡:¡l se. rige.. ,;\ ~?ii.~a.
teinp_o~~l (la cual prece . ~ a e ,i:;cto y _..,,. ..
las que habla Schumpeter. ·
96 Comparación y explicación 97

Ci~rtamen~e debemos refutar la concepción determinística de la ;r: mos ser concientes del hecho de que nuestras explicaciones po ld n
.c ausalidad (Hicks, 1979) que ha sid~ abandonada también en física. {j identificar sólo algunos aspectos (nunca todos) del com_plejo en r. •
Debemos h~blar de ~-~::_sas necesanas pero no suficien!~s (N agel, 11 naje causal 15 que preside el fenómeno que se examina 16•
1961;. Sar_:ton, 1979). No obs"tmre; -d-et~c·onceptü..aeCáüsa no podemos [Es perfectamente lícito rechazar esta concepción de la explicaci n
prescmdir, aunque quedase demostrado, como pretenden algunos au- (y es rechazada en efecto por muchos: por ejemplo, y por raz n .s
muy diferentes, por los funcionalistas, por los hermei1éuticos, por l s
3
tore~, q~~ e~ las ciencias .física~ .se trata de un residuo de una época
precient~fica . Es necesano ratificar lo que es conocido, es decir, que dialécticos y por los que identifican tout court la explicación c n J
el cover~ng-~aw modeles de por sí insuficiente para producir auténti- modelo nomológico-deductivo )~ En tal caso, ¿se ofrecerán respuestas
cas exphcac10nes causales. Una proposición símil-ley del tipo «Si A diferentes a la pregunta «por qué comparar»? 17 J
e~tonces B». n.os dice sólo que existe una elevada probabilidad, dada~
ciertas condic10nes, de asociación entre A y B. Pero, como sabemos
una correlación no implica necesariamente una relación de causali~ El método comparativo' do,estrategias or ?
Covvl } ¡-.[.
dad. Puede que la correlación sea perfectamente espuria -ver Elster . . ., , ~
(1989) para observaciones penetrantes sobre este límite fundamental E n la mterpretac10n que aqm se propone, se com.Bara para alean·
del modelo nomológico. W exQlicaciones causales, en el sentido precisado J;'identificación d
mecanismos causg.les. Es importante nÓtar qúe esta perspectiva pos
L -)/.' J.;)li~ida Enoumto c_ l .llier fonómtno_~oci,! esd. rnducto dt um multi- efectos-;·~ bre a elección de la estrategia de la comparación que se con-
,
U () (ti ca-Ofó . ~}:~::~JMill, 1~43) lo q1:1e, reahsticament:, es po~i5 e na-
información en estos dos estadios. Postular simplemente una relación causal entre ma-
vl ____--· c~1 es i ent~ficar uno o mas subcon¡untos del comple10 «con1unto de
crovariables no es suficiente. Podemos constatar la regularidad empírica según la cu(ll
.---- circ~nstancias» (~ausas) que preceden la aparición del fenómeno que la expansiqn sigue a la depresión en un ciclo económico, o según la .cual una cierta di -
nos mteresa explicar. En esta ~erspectiva: «(... ) g,na causa se ide11:_!ifi.c_'! tribución del rédito se aso cia a un cierto modelo migratorio, pero no habremos expli·
~orno un elemento ?e
un con¡unto d~ ~ondici()?-§.• una parte Insufi- cado nada hasta cuando no podamos mostrar (i) cómo los ma:cra-estados en el tiempo t
influyen sobre el comportamiento de individuos motivados por ciertos objetivos, y (ii)
ciente ero N ecesanacte _un grupo de condiciones c;·-év erifos Sí:fficien: ---
cómo estas acciones individuales dan lugar a nuevos macroestados al tiempo t+l ». Las
te·s peró iió ece~i95'; .. . T'~~- age, Fo ey~Nieeke7,""f9s'8,"'fo . La fór~ ·
j te-
?- .e_ {~
mula INUS se debe al filósofo J. Mackie, 1965).
t~aborar un,:...~,xplicación adecuada significa entonces indiv: ·
tesis de Elster sobre la explicación como identificación (que combina intención y cau -
salidad) de «mecanismos causales» recuerda de cerca la que Von Hayek (1952) llama
«explicación del principio», distinta de la simple «explicación del detalle» (o wvering
za_;;, con el a;ix] ío ~e ,§e? er_:a izac10nes au:- t e, un «con1unto e eon- law model).
15
Cfr. la clásica tesis weberiana sobre la «causación adecuada» y sobre los «juicios
»tñ'étWé?dD

ut
'dic1 P. . ] ausalet_ reconstruir sus mtefre _ácio.ñe-s . Dich:o- de posibilidad objetiva». .
d en otr~s términos, el obi_:.~i:'.:?_ !i~ .J~. ,q:pli~ación es.. el de i ~ entificar, 16 Una diferencia crucial entre la explicación causal concebida así y el modelo hi-

U/l)(A .
cÍA'(J){}vl ?' " ( !Eec..1rzzsmos caV!_sales Tf'.,fster, 1989) 1-4]' Si bien realísticamente debe-
. -. = -... , ,
t potético-deductivo es que se rompe la relación entre explicación y previsión (Pane-
bianco, 1989b). Para decirlo una vez más con Elster: «( ... ) I.as explicaciones causales de-
•. H Es, p_or ej~mpl~: la t:s.is de Bertrand Russell (1953 ). Para el caso de la ciencia po- 1
?en ser distinguidas de las previsiones. A veces podemos explicar sin ser capaces de
ht1ca la me¡or d1scus10n cnt1ca de la concepción causalista, que lle"a a conclusiones di- pyevi:'r;- y á veées'podemós prever sin tenerla capacidad de explicar. Es verdad que en
ferentes de las mías, se encuentra en Fisichella (1985, 64 y ss).
0
mtii::li.os casos ·1a: misma teoría nos permitirá hacer ambas cósas, pero· pienso que en las
ciencias sociales ésta sea la excepción más que la regla» (Elster, 1989, 8). Cfr. también
L_ª~-~es_~~- we~er.i~na. de la necesidad de integrar .explicación causal y .«compren-
14
•,
s1on» es refo rmulada porElster (¡ 983,_84 y ss.) en los términos dela necesidad de -ex- - - · Boudon (1984). Se-puede pensar que la fundamental razón «psicológica» por la que
P.l!~.aci.ones « ~tas » : expli~aciones intencionales de ·a~~¡q:n~s i~dividuales jurito a ex- muchos continúan declarándose fieles al modelo hipotético-deductivo de explicación,
fl_i~-~c70!1~s _c~usa!es ~e la mteracción entre individuos.: .«Antes que nada d_ebeinos no obstante su evidente inadecuación en las ciencias sociales, se relacione con el deseo
comprender por que -y para el alcance de qué objetivo- 105. aC'toi:es actúan como de salvaguardar el carácter conjunto explicativo y predictivo de las teorías.
17
aéf(iañ;·y ·füegó"del5erii6s '«explica6> por qu é acruandq cori:iO- ;~tú~n, d~t~~{niiian ciertos Véase Marradi (1985) para una clasificación de los objetivos de la comparación
r.esu_l~~d()s . Qu~ _el fenómeno_ por explicar sea un ciclo económico, una campaña presi- (ordenados a través de una dimensión que va desde el polo nomotético «fuerte» hasta
clenc1al, la movilidad geográfica o el cambio tecnológico, se debe siempre desagregar la el polo ideográfico) extraída de un examen de la literatura existente.
98 Angelo Panebianco Comparación y eJCplicación 99

sidera más apropiada. Sii en efecto, estamos interesados en ex~licacio­ durkheimiana. Se corpparta o no el «programa durkheimiano », del

)
nes.. locales (es decir, identificar el mecanismo causal que esti detr:Ís
d el espea fico fenómeno que examinamos) entonces debe precisarse.el
cual la com.r.aración estadís~i~a, incluidas .sus aplicaciones .c,ontempo- ~a
ráneas, es h1¡a, se debe admitir que e~gpo d§_~gmpe_r:.~.!.2E..E~3-~!t~, _ ,
f · \
l..Jt
;¡::,c~~~;tc;~~:-~~-fef~~Bi-~~~~t:i:~~i:~~ ~~- . ..
rol de la comparación como mét do de,controf de las hi ótesis.
":--~.'lrfa pracúc~ ª~Jf:S 9§'.if8.?:,~.•.§.QFi?:..e.,~. ~tR9§~,1'L~jª!;..1ltiE~r. dos ti-
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Q} ~~el~7fe~tñ~::~~:;:ra:l~;:a~~~i;aj~ ·:~1I:t:~~:~c o~~~;
0 i;q1$JtéñSal5 e!. ~l~§ ñü'estra~glicaóon~s. De por s.í la~ ~egu-
landades obtenidas ae este moClo no constituyen una exphcac10n en
E s+ o . "~ ' I (
1
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~
~-~ al~-;ndge~hl.1:'0i-'~
h;1pótes1s ex:1;~e~ci~ 15.:'.P.~9~~¿:~ ~;;
emRro7ia' sentido muy claro (por los límites que presenta a este fin el modelo ,
'"mac~M'· .e. a~oeíacióri erítré .d'és~":sz;ó:m1~17lúrtJ.eg,,fü;,mo­ nomológico ).
cr~t!s?:,, ~n~r.~•••zl.m!~~ d_~-Tos :Qártido.~ .. ~-:~ t:,a.<;l,q,,sk ji_i.e;;.tªfaili.jfad La expfü:a~i~12..s.l~l.fal},~.!11.\:P.Q., §§.. \!)JU~~~<l D1~f.~9-~"1~ ~QD1Pl~~~9.~ @)
¡*~nam~p: t~l, _e ~ tr~.~~}~rt?_s _~.~f.'. ~~!2.~}~J _gJ.~MIW.t~él~..,P.\l;\P'ª-{~J. .Y el en la cual pondremos en j1J~go (incorporándolas en cuadros teóncos •
t1 o e 0Iít1cas publicas. ¡;;¡roduc1
~;~· f1~ :¡~~r.-~~t~~sól'?Ae
0 5
l-~~~~#~:.~~~~-ii~i~~~r:.;·t_ip9~~~~~~~~r~[~~;;J~~~;~~
.,
- ;;:· e~{~ó~--~-~--Jf·a1:~t" ~<!/>' se refiere a la lógica que
side a este tipo e invest1gac1ón c?mparada. Lo.,que cuen~~ ..e;,:l dera puede ern~rg~ r upA1f~r~rs~
d'?_cgi:nparac1q.ri (Ragm
urso al canon milliano de las variaciones co,n<;.o.IDJ,tan.tes. No es ne- y Zar et la1iaman csiffipáraci§n :P,i~t9xiGa/ ep)acµ.a1 d c;aso ef{aininasl,,o ·_: . -
\)\(
c esario que la mves tigación recurra áTé'éñl.Ca'.S'eSidirnrrs en el trata-
miento de datos para ser incluida en esta categoría. ~a.P~~-~§p
sera 'confr'üñi:ado sistemáticamente con otros casos par.a ident~ficar
seíhejánzas y diféren-cias: {. ( -.. , . ~ .· .. ,_ ·s- 2" e <:./(,...
e .J t '
(e
. / esta.,Q.ística e.su eriv. · e . t. adj. _·, _ u khe· . iana.:-- ~-~jgy_e.~E~ga- ···..-- --·.-~ . - ~., ~ . ,. --... . ,.-. · 1)\-SnlACAOV\ f,.<A11 (__ 1d
"ci6n.-::mcideló-es 'ElS'iizCiaio~·-·a;tfffille..b1:i~kheím: Eri el debate meto-
. r¡
Debe quedar claro qué cosas distinguen las dos estrategias. En el ~f'iG~N°"~~r ' vl(
'.J/ do16gicó' céiritemporáneó''esta obra ha sido nuevamente propuesta "1(ri~{ ca'5o J? artimos a ~FQ.s.i&. ' sil.ni -le~ J•
t
\ ?f como .un m.odelo por autores como Sm.elser. (..1976) .y L.ijp.hart. (.1971.) 18 • 'bre tina muestra de uni? ades si la r.res: ncia4 e. A ya acom -_a<};,;~

lj ~\,.I En est~-eers¡zectiyq. el_"m,é,to,dq í{QmRarativo es una yaj.a.~ (®


\ y débíl, "'ineii.os fiable¿ del_ IJJ.et~dó, .ést.a,t}i,~C;p : En la medida en que no
pooemos trabiijar con grandes números, cuando el número de las
SJJcedida por la presencia de B y en gue c~ndlClones. EE,_~ __ e ~l1~~ei·
~2.aartimos~e la obsep~fj.9.5íl.~SJ::V~,1:\nidé\~ ~..J.Jl.!eo~~'\.J'~
.§mJ~ú;~ew:o e~Rlanandum¿ ¡ ª,.:.r3:v§~q8.~i;Jrg:21:.~~IJ!s ,:_nt:~_x.., .,
unidades disponibles es bajo, el control de las hipótesis debe con- y otras umdades (diferentes de X) en las cual~~~ e~,.,Br,~~~te ~o-.
fiarse necesariamente al método comparativo. Per'2. la ló ~ica del con: 'bieñ~otrastlñiClaClis "'(Suni ares a'X) en as wales ;g est&?,~se-n~~ ,..,,.,.iv.- ·
t' ol comi;.:-:2~º e,W..t misma :-ie la del control e~~ctístico. En otros vestig-am6s el Rosible~c,,Q. .iii;$i¡úo 'd e- c~~~s (K+ ·c + :_:, Nfde'B. ... ' {
termmos, el .mernc[o~_Olll.P,ªJ:ªtlVP ..es, .en.. ,esta vers1on, una fonna__ge
~ control estad1; t¡co_«so R~e p_~q~efig_~~» . Se trata a e una ~­
0am- a1?':i}i'J'hrsdfu-6~~füJ
i4'
---·"-,·Rs·..~ ~. . .ic-··· e¡@···- ''"' ' "'" ·. -········"'!~~.,_,~,.·
·¿ ¿-·la fraaíCión weber:ia.JS,1':'$,· 1 ob- VJ·e .,.- (...\o
jeti'vod'e"Tu. -investigación es la explicación ~cicla d-~mid..ades
regia va~zabµt]sig, vinculada al objeti~o de p:oducir generalizac10- históricas. En es~~!;~~..~LP~S<;cl() .':_~E~~E.a:ad,o no es :1!1.~. :::;ti~;:;;;..º
rres de amp 10 a canee y coherentes, segun Ragm y Zaret, con el mo- ~g__d~riy~4..o, deJ rn~~9.~E=C~s.tagÍst1co. Nfas. bien se recurre al os cano-
delo funcionalista de la explicación, predilecto de la tra dición nes lógi cos de"la seme¡anza y ct~diferencia antes que al de las varia-
:':·
18
'si Smelser y Lijphart han escrito los teJCtos más notables, esta visión del método ciones concomitantes. Se trata de una estrategia case-basw . centrada
.. _comparado resulta compartida por muchos otros autores . Es por ejemplo el caso de sobre los casos, en vez d e variable-based. s; Rr.~~e:ide alcanz~r «mo-.
R.,a~_<alli.!.1.&.I?.ªra el cual: «Para comprender una cosa debemos confro~ta~ ~'?.~_de · G©stas .-genel'.ali.zaciones sobre,. la~· -diY.er.si.dad.es.Jll.~ili » '(Ragin 'y
acaece y donde no acaece y regis fra:r ·ras·varí:aci'oñe~- de l:i:S-coiidi'cioñés ·que· acOnipañan -Zaret, 1983, 741). .

la o¿Ürren~!a fa'nó crcurrencia delfenómeno•. Dudilieim lo· había entendido perfecta:= ·
La investigación de explicaciones genéticas implica la elaboración
~~nte y ~n~fe2to i;;te;,.tó most~a~ ~i:i~les so'ii' i~s co~di~io~es q~e permit~_n la .s.olidari-
dad social conf~ontáiidola coff·aquelhen-la-cual la solidaridad ~s merior (por .ej~!Ilplo, de hipótesis -y de su control mediante la comparación- sobre com-
eh elsuiddió y: El n1et6Clo Clé'1a"v~riai:ioii; . nél"obstánte la complejidad dé los ré:sultados · " binaciones de causas temporalmente discretas . En el caso de la compa-
qu~· 5¡.; deriván, es el método fundamental de la ciencia» (1975, trad. ir. 1980; 4). ~ ración estadística «causas y efectos están ligados en modo continuo .
100 Angelo Panebianco Comparación y explicación
1

Variaciones en las primeras determinan variaciones en los segundos . ·\\ 1


tendida como variante de la concepción positivista de la pirámide ( l
Mientras que los argumentos genéticos son tí ic!!!lente combin~to ­ ~: ! científico social que, de modo similar a un esclave egipcio, contri -
nos: específicas condiciones se com5'iñan determinand; un específico '1' buye con su pequeña piedra a la construcción del saber nomológic ).
i
~ltado histórico» (ibidem, 743) . Esta estrateg~E![mi:;, .,~.e.;,~ía De ningún modo las cosas son así. No estudiamos los diferent '
permitir la ide ilic.ac.Í!' . d~ piJJterp¿ UJnvsria¡zs§_Cf:<J.rufü.~pQ.ill!s fenómenos políticos para contribuir al enriquecimiento del saber n -
e causas efectos ue dan lugar a recorridos históricos diferencia- mológico 20 , pero utilizarnos el saber nomológico disponible - gra-
dos CikTw,24-.:l:)~ Ella es cohereñ te co'itla concepci6ñ ae la expI1ca- ': '
1
cias también, pero no sólo, al trabajo de los teóricos- para «com-
=; que aquí se propone, entendida como identificación de meca- ,, prender» (en el sentido en el cual Runcirnan usa esta expresión: l
nismos causales. verstehen es sólo un componente, necesario pero no suficiente) fenó -
menos histórico-p olíticos relevantes para nosotros y p ara nuestr
tiempo. L~s,~Le_~S.i!~~ ...~9S~~~?fl9, .sgg,_sl,~~,d~, ~g§ ,RYDS9, ,4e ,y}.sJ~,. mtiy
dile1¿:11~~,~-~ª-Ll<3: ..hü.rnú2gr,,afía (Loriaux, 1989). A,J.~151;1i':l5J.1:1~ la_hi~ to -
~~~~;:~~f~!-~~~-;~jd~~!i:-~;·~X~~~~~~;~"·~~~1~f'~,:J~~\:!tf~~~~~~f·d~ct~
ª-~vm~J~.~I~R:-: ~-~i ·.~i_b~~~-.-;f~_9)~-~': d~_:.f.9,i...F.~,mJ:¡f.9~~- füi~9..rt?9~-:.: A'.t.· ~gu~1
que la mejor hist()t:i()grafía,)a_m,E:j()rciencia p~Jí!ic:<i-l:J~sca expli~ar fé-

;~~~~~~~~t.~}~i~~;t~¿ví;e~!iei_;~~:}~~~t{i-ilt¡l~J~d::,iifo~~~Y.}k
cíplinas científicas que acepta el dogma predominante de su tiempo; que no quiere so-
meterlo a discusión; y que acepta una nueva teoría revolucionaria sólo si casi todos los
otros están dispuestos a aceptarla - se convierte en moda por una suerte de un arrolla-
dor consenso universal (... ). El científico «normal», como es descrito por Kuhn, ha
sido mal instruido . Ha sido educado, en un espíritu dogmático: es una víctima de l
adoctrinamiento» (Popper, 1970, 122-123). Se puede naturalmente considerar poco ge-
neroso el duro juicio de Popper y sostener que mediante el concepto de «ciencia nor-
mal» Kuhn describé de modo satisfactorio cuanto acaece en algunas ciencias naturales.
Mi opinión es sin embargo que la idea de ciencia normal está estrechamente relacio-
nada con la idea de paradigma, y pues si para las ciencias sociales no es adecuada la se-
gunda tampoco lo es la primera. A menos que no se quiera dar al concepto de ciencia
normal una valencia que no tiene en Kuhn, indicando simplemente el trabajo colectivo
de los seguidores de una determinada escuela. Pero en las ciencias sociales las escuelas
son muchas . Ello quita al concepto de ciencia normal la útil función descriptiva que
Conclusiones posee en relación a las ciencias naturales (admitido y no concedido, como quiere la in-
terpretación de Kuhn, que estas últimas sean dominadas, cada una, por un solo para-
Pienso que, cuando discutimos de cuestiones metodológicas, ya digma). Pero ver, sobre este aspecto, las críticas de Laudan (1977) a las tesis de Kuhn.
20 Para la impostación contraría a la recogida aquí, véase Mayer (1989). Según Ma-
sea de la comparación o de otra cosa, es indispensable una visión más yer, todo lo que se requiere para que el movimiento de la Comparative politics con-
realista de las ciencias sociales que la incorporada ·en tantas declara- - serve las pró"íñesas de fos años cincuenta es "una mayor atencióñ, p"or parte de lo-s-.cien ~ ­
ciones ideológicas del pasado. Pienso que debemos, ante to do, .,~~$;11Yi~ tíficos políticos, a la importancia de una correcta operacíonalización de los conceptos.
~~}:i.<K:i,i)J.~~> d~_sl~g~p;1ps ,!i.eLc:;ol)1plejo, ge Ja «~_iE:JJ.t:iél .JJ.()rrn;:il» , en- Es verdad que un válido tratamiento de los conceptos resulta esencial para la corrobo-
19
ración empírica de las teorías. Que ello baste para garantizar la acumulatividad del sa-
ber en ciencia política (una ciencia que, según Mayer - y según todos los fisicalistas
19 «La "ciencia normal" en el sentido de Ku,hn existe. Es la actividad del profesio- que lo han precedido- se distinguiría de la física sólo por la «menor precisión» de sus
nal no revolucionario o, más precisamente, no demasiado crítico: del cultivador de dis- previsiones) resulta bastante dudoso.
102 Angelo Panebianco Comparación y explicación 103
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