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Izquierda y comunicación: “No sabemos vender la esperanza”.

Conversación con Aram Aharonian. Periodista y docente uruguayo.

Por Alcides García Carrazana

Después de pactar no una entrevista, sino una conversación, los tiempos parecían esquivos y
los espacios también en medio de tanto ajetreo de las sesiones del Foro de Comunicación para
la Integración de Nuestra América que sesionó en Quito, Ecuador, a finales del mes de junio.

Como furtivos, aprovechamos un impase en los debates y corté cualquier posibilidad de fuga
de Aram para sentarnos improvisadamente, sin formalismos, en la equina de un salón, y
comenzar la plática, con una persona que aunque peina canas (si las peina) me pidió tutearlo.
¡Cuánta energía en sus actos y expresiones! ¿Por qué se me parece tanto en el rostro a Paulo
Freire? Motivos para no dudar y como no tenemos mucho tiempo, y aunque debemos hablar
bajo para no interrumpir, comienzo a provocarlo con unos criterios que despertaron no pocos
comentarios….

Tú dijiste unas palabras que me parecieron un diagnóstico muy sintético y objetivo de una
realidad refiriéndose a la izquierda y la comunicación: “No tenemos agenda propia y no
sabemos vender la esperanza”. ¿Cuáles pudieran ser las causas y las consecuencias
perceptibles?

Lo perceptible más inmediato lo tenés en Venezuela y Argentina, con el mismo verso. Estamos
vendiendo lo que hicimos. Todo lo que le dimos al pueblo, la década ganada. Lo mismo está
haciendo Correa en Ecuador, y eso ya no calienta a nadie, eso ya está en el bolsillo, ya está en
el imaginario. Y no es que no lo retomemos, que no usemos esos argumentos, pero ahora
dime ¿qué me vas a proponer de nuevo para la otra etapa de gobierno que no sea refugiarte
en lo hecho?

En el caso venezolano, por ejemplo, hay que seducir a una nueva clase media que se formó
con el gobierno bolivariano, una clase consumista además. En el caso argentino varios millones
de personas que accedieron al consumismo y otros que están esperando más, o sea, piden
cosas nuevas. ¿Y qué le ofrecemos? Sin ser simplistas, ni interpretarlo literalmente, miren
cómo con el simple slogan de “Cambiemos” Macri ganó unas elecciones. Y aunque no hubiera
ganado, cómo así que después de tener los posibles mejores años de gobierno en Argentina, al
menos en este siglo, la gente cambia. Bueno, pues porque no le vendemos esperanza, ni el
futuro, le vendemos el pasado.

Recuperar la memoria histórica.

Lo mismo pasa con la trampa de recuperar la memoria, que es muy importante saber de
nuestros pueblos originarios, saber quiénes fueron nuestros pensadores críticos, no olvidar a
los desaparecidos, por ejemplo; pero si lo tomamos sólo desde el punto de vista nostalgioso lo
que somos es retrógrados. Debemos sacar las enseñanzas, ver de dónde venimos para saber a
dónde vamos, y de ahí proyectar el futuro. Somos retardatarios en ese sentido, caemos en la
trampa de pensar que recuperar la memoria es volver 30 ó 500 años atrás y no ir para
adelante.
Es lo mismo que en Cuba decir ahora que en el 1959 se hizo la Revolución, y que los héroes de
la guerra de independencia… eso es verdad, pero eso es historia antigua, hay que darle a la
gente visión hacia adelante, no sólo a los jóvenes; pero aunque el verbo “vender” quede feo,
pero usemos ese, hay que saber vender la esperanza para seguir adelante y no quedarnos
atrapados en el pasado.

Necesidad de agenda propia en la comunicación que hacemos.

¿Qué pasa con nuestras agendas? No logramos desprendernos del “síndrome de plaza sitiada”,
y el “síndrome de la resistencia”. Nos hemos pasado demasiados años denunciando,
resistiendo y llorando. Tenemos un postgrado en lloriqueo y denunciología… con esa visión
estamos siempre defendiéndonos de la agresión externa, olvidándonos incluso de comunicar
lo que hacemos. En Venezuela, por ejemplo, se dejó de informar cuando murió Chávez pues se
terminaron los “Aló presidente” que era el único informativo nacional que existía
verdaderamente.

Nuestra agenda mayormente está marcada por la agenda que nos impone la derecha y los
medios hegemónicos. Nos dedicamos más a responder que a proponer. ¿Por qué no podemos
marcar nuestra propia pauta en contenido y estética? Debemos ser proactivos, interpelar al
gobierno con propuestas de lo que hay que hacer y con la gente movilizada en la calle. Si
desarticulas o no tomas en cuenta los movimientos populares que te llevaron al poder, si
desmovilizamos al pueblo porque le cogimos miedo a su fuerza, pues están muy jodidos; y si
no mira lo sucedido en varias partes del continente. Si no cuentas con el apoyo del pueblo para
gobernar pues no te queda otra que hacer alianzas con sectores de la derecha, la clase media o
sectores económicos…

Estamos en una etapa de crisis dentro de las propuestas de la izquierda y los sectores
progresistas, entonces, ¿cómo podemos estimular la esperanza, comunicar que no todo está
perdido, que los pueblos sí podemos integrarnos y pasar a una contraofensiva ante el
imperio, ante la derecha?

Primero informando bien, comunicando bien. Insisto en que muchas cosas que hacemos no la
decimos, o no la decimos de la mejor manera. Hay que ser un poco propagandístico, y también
motivar y educar. Lo que no hay es que matar la idea y la perspectiva real de la integración
pero en código actual, no sólo en que era el sueño de los libertadores. Eso de que ya la ruta la
trazaron ellos, es menospreciar las luchas actuales y a quienes llevan el peso de estas luchas…

Es preciso contextualizar la historia con lo actual, renovar el discurso parados en el


acumulado que sustentan nuestras luchas y a nuestros pueblos….

… y demostrar que debemos estar unidos, que solos no podemos existir en este mundo.

¿En verdad será que no tenemos una agenda propia o que la tenemos y no la usamos, no la
tomamos en cuenta, por estar más concentrados en informar actividades puntuales que
hacemos, e inmersos en el diarismo?

Creemos que siempre debemos estar denunciando al enemigo. Ponéte de lector o de


televidente. Los medios de la derecha nos venden que vivimos en sociedades inseguras; y
entonces nos ofrecen armas, alarmas, puertas de seguridad, sistemas de vigilancia… y nosotros
constantemente vendemos inseguridad política y que la CIA está detrás de todo, y no miramos
que a veces es nuestra propia incapacidad, ineficiencia, ineficacia, hasta corrupción… y si es
verdad que tenemos evidencia de cuando la CIA está detrás de algo pues lo denunciamos en
tiempo y forma, damos el golpe de impacto y seguimos con nuestra agenda de propuestas y
soluciones, con nuestra agenda de lucha.

Es cierto que el imperio ataca y lo hace desde varios escenarios al mismo tiempo y con mucha
efectividad, y nosotros seguimos creyendo y anunciando sólo que “ahí viene el lobo, ahí viene
el lobo”, pues cuando venga, ya está, lo enfrentamos, pero mientras nos quedamos sólo en
denunciar, ellos sin embargo aprovechan el tiempo para actuar en contra nuestra y ponernos
siempre a la defensiva…

En este acto de vender la esperanza mucho tiene que ver la forma y el contenido de la
comunicación que estamos haciendo, ¿en dónde estamos fallando, qué rutas podríamos
tomar?

Primero en tener formatos propios, no basta con tener los medios si copiamos formas de ser y
hacer. ¿Quién dijo que ya todo está inventado? Lo que existe legitimado lo inventó la derecha
para manipularnos. ¿Y esa falta de creatividad y de códigos propios?

Lo que dices es cierto, no por estar en una comunidad se es un medio comunitario, no por
responder a una línea editorial de izquierda ya eres contra hegemónico, no por decir que
haces comunicación horizontal y participativa logras que el discurso sea práctica coherente;
muchas veces hacemos nuestra comunicación con los mismos códigos y exigencias que los
medios hegemónicos como si hacer lo contrario fuera una especie de “pecado profesional”…

¿Por qué seguimos teniendo presentadores de televisión de cuello y corbata, que engolan la
voz? ¿Por qué en los medios desaparecen las formas de hablar de cada pueblo, el colombiano,
el venezolano, el mexicano, el chileno, el argentino? ¿Por qué se habla de una forma tan plana,
tan falta del colorido y de la riqueza y musicalidad de nuestras diversas formas de hablar en el
continente? ¿Por qué no hacemos un informativo conversado para llegar mejor a la mesa del
espectador para que no se sienta ajeno?

Lo otro es que al parecer somos incapaces de la horizontalidad en la comunicación de nuestras


organizaciones y movimientos sociales. Los que hablan en nuestros medios siguen siendo los
dirigentes, las vocerías establecidas, hay tanta ausencia de la voz del pueblo, del campesino, el
indígena, la mujer, la sencilla persona de a pie; debemos mostrar las cosas cotidianas de
forma cotidiana, sin edulcorar las realidades; es un problema también de formación.

Estamos faltos de contar nuestras historias. Informamos sucesos pero nos falta contar la
historia de nuestra gente luchadora en su diario, en su constancia y naturalidad, que son
expresiones genuinas, legitimadas y convincentes, y apelamos a la estructura técnica que
nos marcan los medios hegemónicos para supuestamente informar en vez de buscar
dialogar…

Si, hemos eliminado las crónicas. ¡Y qué sabrosas son las crónicas! En nuestros materiales es
como si la gente no existiera. Debemos poner a la gente en el medio, la mejor forma de
identificarse es que la gente le hable a la gente, y no ser porta voz de los demás, para traducir
lo que ellos quieren decir. Lo que hacemos es copiar formatos que nos llegaron de Europa y
sobre todo de los Estados Unidos.

Decías que no siempre informamos, comunicamos las cosas que hacemos, y que esto no era
fortuito, pues existe una formación para generar desinformación. ¿Será que somos
expresión de esa formación aunque pensemos y digamos distinto? ¿Podemos o no podemos
cambiar eso?

Sí se puede cambiar, pero debemos comenzar a aceptar que lo estamos haciendo como no
debemos. Que seguimos replicando los mismos modelos. Que debemos ser creativos, ser
innovadores y no tener miedo a la innovación, hacer bajar de la burocracia a quienes deciden
en nuestros medios. No son enemigos, son nuestros compañeros. Es una cuestión de
conceptualizar diferente nuestra comunicación, ¿para quiénes la hacemos? ¿Quién es nuestra
masa crítica de interlocutores? ¿Qué queremos llevarle? ¿Cuál es el mensaje político, la línea
editorial? Se confunde una línea editorial con consignas de “Viva esto, o lo otro, o viva quien
sea”, puras consignas a veces en expresiones directas, a veces en textos completos.

Hablando de los gobiernos progresistas, ¿cuánto se ganó, cuánto no se avanzó en verdad o


se perdió en materia de la comunicación que necesitamos?

Se recuperó el espacio público que es algo muy importante. Algunas veces se confunde o
distorsiona lo público con lo estatal, el espacio de gobierno, con el del Partido. Se rescató el
espacio público que había sido privatizado. Se le dio apertura en alguna medida a la
comunicación popular en algunos casos con leyes, otras posibilidad de acceder a frecuencia,
pero no son suficiente las leyes y los concursos de frecuencia, si tienen exigencias en el
procedimiento que son a la vez trabas para que los medios comunitarios puedan acceder; sin
un verdadero fomento desde el Estado para potenciar y apoyar que esa otra comunicación
logre hacerse.

Por otro lado, existe mucho miedo a la crítica. Hay mucho Estalinismo en los gobiernos y
cuando se dice algo fuera de lo que ellos creen que debe ser la pauta se dice que se está
jugando a la extranjera, o peor, con el enemigo. Pienso que falta mucha información y
formación en quienes dirigen y deciden sobre la comunicación en los gobiernos; de lo que es la
comunicación y más de la que necesitamos.

Cuando vamos a gestionar un medio desde nuestras organizaciones, desde lo popular, para
hacer contra hegemonía, es obvio que debemos pensar en a quienes, o con quienes nos
queremos comunicar, pero qué trabajo nos cuesta pensar en ello, identificarles, consultarles
y hacerlos partícipes del proyecto; ¡y terminamos haciendo el medio más para nosotros que
para ellos!

Es una trabajo básico, si no, estamos tirando flechas al aire. Alguna va a caer; pero si no lo
hacemos, lo primero que tenemos es que la gente no se siente identificada con ese medio.

Y a veces el medio se concibe y gestiona solo a partir del criterio de directivos de la


organización que lo impulsa, y del colectivo de comunicadores que lo lleva…
Vamos a ejemplificar en algo. En Venezuela por ejemplo hay unas seis o siete televisoras
estatales. Entre todas juntas no se le llega ni al 1% de la audiencia. Y si hacemos recuento en
verdad la mayoría de población en verdaderamente chavista, pero, ¿qué pasa? Que la
población no se identifica con esos medios pues ellos no piensan en verdad en ese público,
sino que siguen más una línea de consignas y discursos de corte puramente oficialista.

Desde la izquierda hay una especie de subestimación del pueblo. ¿Cuántas veces vamos a un
barrio y nos sentamos a hacer un debate abierto sobre la organización y los medios que
gestionamos? ¿Tenemos miedo a las verdades que nos van a decir? Y entonces somos los
primeros en hablar de pluralismo, libertad, de diversidad… recitamos todo eso, y somos los
primeros estalinistas.

Ubiquémonos ahora en el tratamiento informativo que nuestros medios populares le dan a


los temas de las realidades nacionales. Tú te has referido varias veces a la cobertura que se
hizo del Paro Nacional en Colombia a inicios de junio.

No estamos haciendo una adecuada cobertura. Ahora mismo hay una matriz de opinión
instaurada de que ya se firmó LA PAZ en Colombia y nada más alejado. Se dio un paso
importante, pero falta mucho por lograr todavía. No se ha terminado nada, recién comienza el
proceso en verdad. Las condiciones en Colombia no han cambiado nada, pero tenemos pocas
personas que puedan contextualizar esto y decirlo a las mayorías. Lo que nos llegó de las
movilizaciones fueron notas fragmentadas informando hechos puntuales. Tendríamos que
tener personas para hacer esa contextualización. Yo conozco generalidades de lo de Colombia,
pero no se detalles que son necesarios saber. No se vio en ningún medio la fuerza real del
movimiento que se logró.

Para ir cerrando te propongo una especie de juego de Ping Pong respecto a una serie de
temas que están o deberían estar en el debate respecto a la comunicación… te digo el tema y
me respondes con una idea clave… Bien.

Tránsito del modelo comunicativo de lo informativo a lo dialógico/ Es largo y debemos tener


gente preparada para hacerlo. Investigación y formación para hacer la comunicación que
necesitamos/ No hay una investigación real. La Academia es muy superficial. La praxis está 30
años adelantada a la teoría. Tiene que haber una escuela para esto, si quieres llegamos a Paulo
Freire. El poder de la trasnacionales de la información y las telecomunicaciones/La
comunicación la hace la gente. Puede existir Google pero la información la pone la gente. Se ha
perdido la profesión del periodista. Hay que crearlos y canalizar ese flujo informativo desde el
pueblo, desde las bases. Redes de medios y articulación/ Necesario pero difícil. Todos
queremos ser cabeza de león y no cola de ratón. Todos pretendemos ser los mejores y los que
tenemos la razón. Es difícil hacer redes horizontales. Nos cuesta compartir, interactuar, hacer
cosas colectivas. Pistas para la sostenibilidad de los procesos comunicativos (no solo en lo
económico)/ Si se lucha porque la democratización de la comunicación sea una política de
Estado, pues el Estado debe tener las fórmulas de sustentar esa comunicación alternativa y
comunitaria como derecho popular. Donde no se logre, hay que buscar alternativas sin que
haya un modelo, debe ser de acuerdo a las condiciones de cada lugar. Para mí lo principal es
primero tener las ideas y luego buscar el financiamiento y sustentatibilidad.
Periferia es un proyecto que busca hablarle a la comunidad, eso, a la periferia, y busca hacer
comunicación popular. Está en proceso de formar colectivos de comunicación de base y
articularlos. ¿Qué le dirías tanto al colectivo de Periferia, a los grupos de base, como a los
lectores?

Que es un esfuerzo loable. A quienes están en el periódico que no todos van a opinar como
ellos. No hay que mediar en la opinión de la gente, se puede hacer algo de corrección de estilo
pero sin ir más allá. No es bueno estandarizar tanto. El diálogo es lo más importante. Construir
desde abajo. Lo único que se construye desde arriba es un pozo. Hay que respetar al demás.

Ellos te invitan a ir a dialogar con ellos de estos temas… ¡Pues vamos en agosto! Yo
encantado de poder aportar lo poco que pueda.

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