Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
La
muerte nos llega a todos; es nuestra “herencia universal. Puede reclamar
a su[s] víctima[s] en la infancia o en la juventud; [puede visitarnos] en la
flor de la vida; o en la vejes podría ocurrir como consecuencia de
accidente o enfermedad,… o… por causas naturales; pero llegar, ha de
llegar”2. La muerte inevitablemente representa la pérdida dolorosa de una
relación y, en particular con los pequeños, es un golpe de sueños
truncados, de aspiraciones fallidas y de esperanzas desvanecidas.
Hace siglos Job fue bendecido con todo don material y ahora afligido por
todo lo que le puede suceder a un ser humano pronunció la eterna y
clásica pregunta: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?”3. Job
preguntaba lo que todo hombre o mujer viviente se ha preguntado.
“Haya luz”, dijo el Gran Diseñador, “y hubo luz”. separó la tierra de las
aguas y dijo: “Produjo la tierra, hierba verde… árbol que da fruto,según
su especie
creó: el sol y la luna. las estrellas. Mandó que hubiera criaturas vivientes
en el agua y aves que volaran sobre la tierra. Y fue así. Hizo el ganado,
las bestias y los animales que se arrastran. El diseño estaba casi
completo.
Por último, creó al hombre a Su propia imagen, varón y hembra, con
dominio sobre todos los demás seres vivientes4.
¿Cómo podríamos entender que el hombre, la obra más noble del Gran
creador, llegaría a su fin cuando el espíritu abandonara su templo
terrenal?
Y así, hace más de dos mil años, Cristo, nuestro Salvador, nació en la
vida mortal en un establo de Belén. El Mesías predicho por tanto tiempo
había venido.
Fue bautizado por Juan en el río Jordán. Llamó a los Doce Apóstoles.
Bendijo a los enfermos. Hizo que los cojos caminaran, que los ciegos
vieran, que los sordos oyeran. Incluso levantó a los muertos a vida. Él
enseñó, testificó y dio un ejemplo perfecto que debemos seguir.
Y entonces, la misión mortal del Salvador del mundo llegó a su fin. Una
última cena con los Apóstoles se llevó a cabo en el aposento alto. Por
delante yacían Getsemaní y la cruz del Calvario.
Ningún ser mortal puede entender la trascendencia total de lo que Cristo
hizo por nosotros en Getsemaní. Él mismo describió más tarde la
experiencia: en D y C 19-18“[El] padecimiento… hizo que yo, Dios, el
mayor de todos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro y
padeciera, tanto en el cuerpo como en el espíritu”8.
xNo hay nada más universal que la muerte, ni nada más luminoso y lleno
de esperanza y de fe que la promesa de la inmortalidad. La desolación
que deja la muerte de una persona, la aflicción que sobreviene tras el
fallecimiento de un ser querido, sólo los mitiga la autenticidad de la
resurrección del Hijo de Dios en aquella mañana de la primera Pascua.