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BIBLIOLOGÍA.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y
penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón.
Entendemos que la Biblia es la Palabra de Dios, ya que Dios mismo reveló su voluntad y
su propósito a los escritores que escogió, quienes documentaron con fidelidad y precisión
lo que les fue revelado.
La Biblia es una recopilación de libros escritos por hombres bajo la inspiración divina y
contiene las doctrinas que orientan el comportamiento del cristiano, la Biblia expone cómo
el Dios creador se ha relacionado, se relaciona y se relacionará con el ser humano, así
también expone el carácter y atributos del SEÑOR.
La palabra hebrea qaneh, “caña”, es la base tanto de su derivado griego κανων (kanón)
como de su derivado castellano “canon”. En griego llegó a significar una vara para medir,
pero también adquirió el sentido secundario de “lista” o “índice”, probablemente por las
marcas que llevaba para tomar las medidas. En ambos sentidos se relacionaba fácilmente
a las Sagradas Escrituras; primero, refiriéndose a la lista de libros que componen la
Escritura, y luego, en el sentido de constituir la regla para medir la creencia.
El canon del antiguo testamento.
Biblia hebrea
En la Biblia hebrea hay tres divisiones, la Ley (torah), los Profetas (enviéis), y los Escritos
(kethuvim),
División Hebrea
b. Los Profetas.
(2) Los Profetas Posteriores: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Joel, Amós, Abdías,
Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías.
La Septuaginta.
Los judíos que vivían esparcidos entre el pueblo griego llegaron a ser conocidos como
“helenistas” debido a que perdieron el uso de la lengua hebrea. Al perder el uso del idioma
original de las escrituras antiguas también empezaron a perder las costumbres religiosas
de sus antepasados. Eso era motivo de gran preocupación para los líderes religiosos de
los judíos, que deseaban poder hacer algo para remediar la situación.
Según la tradición judía, el año 250 a. de J.C., en Alejandría, Egipto, setenta y dos
eruditos judíos (seis de cada una de las tribus), a instancias de Ptolomeo Filadelfo,
hicieron una traducción al griego del AT, en un período de setenta días. La tradición añade
que cada traductor trabajó en un cuarto separado en todo el AT, y que al terminar todos al
cabo de los setenta días compararon sus traducciones y encontraron que eran
exactamente iguales. La realidad práctica, fuera del romanticismo y fantasía de la
tradición, es que esa traducción es conocida como la “Septuaginta”, porque la palabra
Septuaginta significa “de los setenta”. En muchos de nuestros comentarios bíblicos y en
las notas de la RVA, esta versión se identifica por los números romanos LXX, que también
significan “setenta”.
EL CANON DEL NUEVO TESTAMENTO.
La Iglesia Primitiva tuvo un canon desde el principio: Las Escrituras del AT y la tradición
de las obras y enseñanza de Jesús. Para comenzar, esta última existía solo en forma oral;
la historia del canon del NT es la historia de la reducción de esa tradición, su
interpretación apostólica en forma escrita y su aceptación por la iglesia universal.
CONFIABILIDAD DE LA BIBLIA
- Confiabilidad topográfica.
- Confiabilidad cronológica.
- Confiabilidad Histórica.
- Confiabilidad cronológica.
- Confiabilidad canónica.
5.
LA AUTORIDAD DE LA BIBLIA.
Infabilidad e inerrancia.
La Biblia no contiene la Palabra de Dios, sino que es la Palabra de Dios; por lo tanto la
Biblia es infalible porque, Dios es la verdad y Él habla sólo la verdad. No está sujeta a
error eso significa que es inerrante. Como Palabra de Dios es incapaz de estar
equivocada o inexacta, incorrecta o engañosa. Es definitivamente confiable y
perpetuamente segura; porque la gente se puede equivocar, pero la Biblia no se equivoca,
Mt, 22:29.
La inspiración
La doctrina de la inspiración bíblica afirma la participación única del Espíritu Santo para
controlar la producción de la Biblia. La participación del Espíritu es tal que puede decirse
correctamente que la Biblia es la palabra de Dios. Esta inspiración es única en el sentido
que, como se usa el término teológicamente, se aplica a la Biblia en una forma y en un
grado que no se usa para ninguna otra colección de escritos
La revelación.
Revelación general.
La creación da testimonio de la sabiduría y el poder de su Creador. Este conocimiento
natural de Dios es limitado en su alcance, pero es suficiente para convencer a los seres
humanos de la existencia de Dios y la necesidad de responder a él.
Revelación especial.