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Carrera Derecho

ENSAYO
LIBRO PRINCIPIOS DEL DERECHO PENAL LA LEY Y EL DELITO DEL AUTOR
LUIS JIMENEZ DE ASUA

Participante: Torres P. Carmen Y


C.I.: N° 12.633.874
Sección: “A”
Tercer Trimestre
Materia: Derecho Penal II
Profesor: Abg. Alessandro Piazza
Al interpretar el Libro Principios del Derecho Penal La Ley y El Delito del
autor Luis Jiménez De Asúa, el mismo ha nacido a través de la realización de 46
conferencia que dictó en la ciudad de Caracas, en la facultad de derecho de la
Universidad Central de Venezuela, siendo este un curso dogmático en derecho
penal, donde se refiere desde sus inicios y evolución de la misma tomando como
referencia la legislación establecida en el Código Penal Venezolano, sin embargo,
Venezuela no le dio la importancia que merecía, pese a esto, otros países si
valoraron esta obra como Cuba, Panamá, y otros Países Hispanoamericanos.

De acuerdo a dos viajes realizados a Europa y con la reanudación de las


relaciones con penalistas alemanes e italianos, obtuvo material bibliográfico
además que el maestro Jiménez poseía acumulado en sus ficheros material desde
hace muchísimos años, así se explica lo nutrido de esta obra ejemplar.

El autor redujo este libro a un manual para estudiantes, que puedan


precisar legislativamente sus conocimientos con las consultas de los códigos
penales iberoamericanos, dentro de las páginas de este libro se observa que se
invocan textos concretos incluyendo fuentes bibliográficas de obras del
catedráticos, filosos, juristas y estudiosos del derecho penal y de igual forma del
mencionado autor, como es el caso del libro la teoría jurídica del delito, el de
criminalística y muchos más.

Al analizar lo referente al contexto del Derecho Penal, según la doctrina de


Asúa la disciplina del derecho penal, ha recibido distintas denominaciones tanto en
Alemania como en Italia, pero de igual forma la denominan como Derecho Penal,
siendo definida de la siguiente forma:

“Conjunto de normas y disposiciones jurídicas que regulan el ejercicio


del poder sancionador y preventivo del Estado, estableciendo el
concepto del delito como presupuesto de la acción estatal, así como la
responsabilidad del sujeto activo y asociando a la infracción de la
norma una pena finalista o una medida de seguridad .”

Al dirimir esta definición, se entiende que se habla de derecho público, ya


que el Estado es quien tiene la facultad de crear las normas, en las cuales se
enmarcan los diferentes tipos de delitos existentes, los cuales deben ser
impuestos de sanciones, por ende, es considerado, normativo, valorativo y
finalista, en consecuencia, se observa el derecho desde dos puntos de vistas, el
primero es el subjetivo, enmarcado en la facultad de hacer o no hacer una cosa y
el objetivo, se refiera a la norma que prohíbe una acción.

El autor enfoca el derecho penal como una ciencia finalista, de acuerdo a


los impresionantes argumentos que utilizó para demostrarlo en cada uno de sus
caracteres, y donde sostiene vigorosamente la profundidad de sus concepciones,
de aquí se despliegan normas del bien jurídico en el ámbito del derecho penal, por
ende se interpreta lo siguiente:

“la dogmática jurídica no puede quedar desnuda de finalidad y nuestro


derecho penal tiene carácter finalista. En efecto, el derecho puesto que
se ocupa de conductas, no puede menos de tener un fin. El estado
debe recoger y enfocar, teleológicamente, todos los intereses que
constituyen la cultura dirigiéndola al fin de la vida“

El derecho como una ciencia finalista requiere del método teológico, ya que
averigua la función para la que fue creada la ley, se explora la formación teológica
de los conceptos, esclarece el bien jurídico y se vale del método sistemático, para
logra una correcta interpretación de la ley.

De igual forma él se muestra fiel a los dos elementos, como son el delito y
la pena, que tradicionalmente han integrado el contenido de nuestra disciplina
considera que:

“cuando un código positivista o de índole político-criminal, como lo son


casi todos los de la fecha moderna, incluye en su texto el estado
peligroso, nos da material para reconstruir un título nuevo en la parte
general: el delincuente. Es lícito, pues, concluye hacer dogmática sobre
el sujeto del delito, con cierta independencia del hecho que cometió y
que asume la calidad de este jurídico”.

Asúa señala las diversas disciplinas que abarcó en otro tiempo el derecho
penal, precisando a lo que se reducirá en el futuro. El derecho penal abarcaba no
solo las leyes materiales, sino también las de carácter procesal, los penalistas
modernos según el autor solo se ocupaban de las normas sustantivas, también
cada vez más las relativas a la ejecución de la pena, ya que se observa en los
tiempos que corremos una gran corriente para independizar del derecho penal, lo
relativo a la preceptiva penitenciaria de hecho integrar con ella un derecho
penitenciario autónomo.

Seguidamente precisa los diversos aspectos filosóficos, históricos y críticos


del derecho penal en cuanto a ciencia del deber ser, según el autor expresa:

“…pero si nos circunscribimos agrega el mundo del deber ser, al que


el derecho propiamente pertenece, la cuestión varia. Entonces no se
estudia filosóficamente el quid de la penalidad, ni la historia de las
leyes penales, ni su crítica, sino la dogmática…”

En tal sentido, la dogmática es una disciplina del derecho donde se


involucran principios y normas jurídicas y que son cambiantes con el paso del
tiempo adaptándose progresivamente a las conductas de hoy.

En la segunda parte del libro el autor habla de la Ley Penal, donde establece
la distinción de la ley y la norma, de acuerdo a un estudio profundo filosófico de
orden jurídico, donde el derecho tiene como fundamental contenido la justicia y la
libertad. Asimismo las fuentes del derecho penal, llámese la costumbre, la
jurisprudencia, la analogía de los principios generales del derecho y la doctrina,
proclama de manera rotunda que “la única fuente productora del derecho penal es
la ley”, esta afirmación adquiere el valor porque el autor se apoya de razones
filosóficas, científicas y políticas, el cual ha sido el resultado de estudiosos y
catedráticos en penal se refreiré, de igual forma lo complejo de la interpretación
de la misma ha dado mucho que decir, se manifestó mucha polémica por
diferentes criterios de juristas.

En el ámbito de la interpretación judicial, su verdadero objetivo es el método


teleológico que los jueces han de poner en juego en su labor, los límites de la
interpretación deben inspirar al intérprete cuando la ley ha sido superada por la
vida.
En sus capítulos XIII Y XIV, destinados a la analogía e interpretación
analógica de la ley, Jiménez de Asúa con razonamientos precisos demuestra que
la analogía debe ser repudiada en el derecho penal, pues la ley quiere castigar
una conducta concreta, catalogándolos como hecho punible. La analogía debe
prescribir según el autor en el derecho penal, si no queremos que se arriesgue
todo el sistema democrático que sus disposiciones garantizan.

Seguidamente en la página 256 el autor se enfoca en el delito, donde


manifiesta que el delito no es siempre el resultado de una valoración jurídica y
que por tanto, su concepto ha variado a través de la historia, hay diversidad de
conceptos emitidos por las escuelas clásicas, entes jurídicos y por juristas de gran
nombre y formulan su personal concepción: “ Por nuestra parte escribe el día que
construyamos y está bien próximo un tratado sistemático hemos de centrar el
concepto del delito conforme a estos elementos: actos típicamente antijurídico,
imputable a un hombre y sometido a una sanción penal”. Es importante señal las
características del delito como la actividad; adecuación típica; antijurícidad;
imputabilidad; culpabilidad; penalidad y es ciertos casos condición objetiva de
punibilidad. Por lo tanto, la esencia técnico jurídica de la infracción penal radica en
tres requisitos tipicidad, antijuricidad y culpabilidad, construyendo la penalidad.

El maestro Jiménez, manifiesta que el delito debe ser estudiado


analíticamente para comprender bien la gran síntesis en que consiste la acción u
omisión que las leyes sancionan, y evitar el confusionismo dogmático y la tiranía
política, cortando el paso a los que con fines interesados, tratan de desvirtuar sus
claras concepciones. El derecho tiene un contenido realista, que abarca también
las vivencias del pueblo en que se rige. Como primer carácter del delito expresa
Asúa es ser un acto ya que proviene del hombre pues el solo realiza acciones
voluntarias, dándosele personalidad propia, y luego si examinar los elementos
llámese manifestación de voluntad resultado y relación de causalidad.

En cuanto a la causalidad se exponen diversas teorías existentes,


sometiéndolas a su depurada y certerísima critica que arroja como resultado, la
necesidad de admitir como única doctrina correcta la que surge de “unir la
conexión causal, basada en la equivalencia de condiciones y la relevancia en
orden a la responsabilidad“, Asúa expresa que la causalidad es un medio de
conexión de la conducta que por lo general es una lesión.

Seguidamente la tipicidad, el filósofo escribe con claridad esta


interesantísima materia, donde se toma en consideración que la tipicidad es una
de las notas que más genuinamente caracterizan al crimen, de igual forma el
concepto de tipicidad, la evolución del concepto de tipo y la función que aquella
despliega, son objeto de exposición y críticas, en estas páginas del libro se
consagra el estudio de la tipicidad donde está basado por la interpretación del
pensamiento de Belling de acuerdo a su publicación en 1906, es importante
subrayar que efecto que produce la ausencia de tipicidad, Asúa propone la
absoluta imposibilidad de dirigir la persecución contra el autor de una conducta no
descrita en la ley, incluso aunque sea antijurídica, aquí se toma en consideración
la fase “no hay delito sin tipicidad “, puesto que no se acepta la analogía, cuando
el hecho no está tipificado en la ley o cuando le falta algunos de los caracteres o
elementos típicos.

También se expone la antijurícidad, referente a lo justo y lo injusto, en las


que investigan desde el punto de vista histórico y lógico, si el prius es lo jurídico o
lo antijurídico perfila la terminología que en la materia debe emplearse,
identificando las expresiones injusto y antijurídico y otorgando prevalencia a la de
contrario al derecho sobre la de contrario al deber, de hecho el gran maestro
delimita el concepto. Acepta como punto de partida un concepto provisional,
manifiesta la antijuricidad es lo contrario al derecho, no basta para que un hecho
sea delictivo que encaje descriptivamente en el tipo que la ley ha previsto, sino
que se necesita que sea antijurídico contrario al derecho.

Es importante recalcar que el concepto objetivo de antijuricidad es


proclamado y definido por Jiménez, no solo por motivos técnicos, sino también
por ser pieza indispensable del derecho penal liberal
“lo antijurídico dice es objetivo: liga el acto con el estado por eso, como
vemos no es antijurídico lo que capta el dolo, sino el deber de no violar
las normas .En el aspecto objetivo la muerte antijurídica de un hombre
es independiente del dolo, pues se trata de un juicio de valoración
objetiva. Fue avanzando primero es el concepto natural, con
independencia de valor (acto), luego es la comparación cognoscitiva
con lo descrito, sin valorar (tipicidad) . Ahora la valoración objetiva con
la norma (antijuricidad) y por último el juicio de reproche (culpabilidad)”.

Los que combaten el concepto jurídico de la antijricidad confunden la


culpabilidad con su presupuesto, así mismo la antijuricidad inciden en una
confusión imposible de alcanzar.

En este mismo capítulo estudia el autor la faz negativa de la antijuricidad , él


dice que cuando falta la antijuricidad podemos decir que no hay delito, es
necesario recalcar el carácter de ser antijurídicos o contrarios al derecho , ya que
es el elemento más importante del crimen, dentro del texto también se observa
como conocer cuando existe ausencia de antijuricidad es decir, las causas de
justificación expresamente consignada en la ley, dentro de estas justificaciones
tenemos la legitima defensa y estado de necesidad, que por haber logrado su
consagración como verdaderos institutos jurídicos-penales son admitidos por
todos los códigos.

En consecuencia es evidente que la antijuricidad sin ser en sí misma una


noción positiva, es un concepto valorativo con un contenido que nutre su esencia,
dice el genial penalista que cuando la antijuricidad falta nos hallamos en plena
juricidad la más exigente lógica nos lleva a dar un concepto de juricidad y otro de
antijuricidad no siendo preciso que estuvieran taxativamente marcadas en los
códigos las causas de justificación.

Como otro capítulo importante, se ocupa el autor de la imputabilidad como


carácter del delito y presupuesto de la culpabilidad donde el autor considera que a
imputabilidad afirma la existencia de una relación de causalidad psíquica entre el
delito y la persona, y es por ende antecede necesario de los conceptos de
culpabilidad y responsabilidad. Examina las diversas cuestiones entre ellas el libre
albedrío y determinismo y responsabilidad social, teorías ecléticas y del estado
peligroso que tradicionalmente se han entreverado con el concepto de
imputabilidad para después exponer su noción psicológica.

De igual forma al iniciar el capítulo XXXI, que destino el autor al estudio de


la culpabilidad y manifiesta una aleccionadora advertencia ya que se llegó la hora
de la parte más delicada en el derecho penal, dice Asúa que la culpabilidad puede
definirse como el nexo intelectual y emocional que liga al sujeto con su acto, es el
conjunto de presupuestos que fundamentan la reprochabilidad personal de la
conducta antijurídica, seguidamente suelen aparecer en los códigos más
modernos conceptos positivos del dolo y de la culpa.

El filósofo expone y comenta las doctrinas psicológicas y normativas que


fundamentan y fijan la naturaleza de la culpabilidad de igual forma estudia la
noción general de la culpabilidad formulada por Mezger, aun reconociendo que
representa un esfuerzo loable, delimita el contenido del juicio de culpabilidad y
finalmente hace a las especies de dolo y culpa.

El dolo que es el paradigma del elemento subjetivo y la especie principal de


culpabilidad es estudiado en el capítulo XXXII del presente libro al examinar sus
elementos intelectuales y afectivos, el maestro habla de los elemento intelectuales
no radican en que exista en el agente la conciencia del tipo o de la antijuricidad,
sino en el conocimiento de la naturaleza de los hechos y de su significación
jurídica que integran la conciencia de violar el deber. En cuanto a los elementos
afectivos sostiene deben unirse la teoría de la voluntad y la representación para
que el elemento afectivo del dolo quede perfecto. En el desarrollo de los
elementos del dolo la sintetiza en una sola definición conceptual:

“es la producción de un resultado típicamente antijurídico, con


conciencia de que se quebranta el deber con conocimiento de las
circunstancias de hecho y del curso esencial de la relación de
causalidad existente entre la manifestación humana y el cambio en el
mundo exterior, con voluntad de realizar la acción y con representación
del resultado que se quiere ratificar”
Al analizar esta definición se observa el dolo como un resultado antijurídico
como una daño a alguien, donde quebranta toda norma jurídica, donde con
voluntad realiza una acción. De igual forma clasifica el dolo en cuatro clases el
dolus directus, dolo especifico, dolo de consecuencias necesarias y dolo eventual
cuando el sujeto se representa posibilidad de un resultado que no desea.

Uno de los temas más debatidos en el derecho penal es la culpa el autor


forja su definitiva construcción técnica uniendo como en el concepto de dolo los
elementos afectivos de voluntad y representación, más el elemento intelectual del
deber ser que se desconoce, formula un concepto: “es la producción de un
resultado típicamente antijurídico por falta de previsión del deber de conocer , no
solo cuando ha faltado al autor la representación del resultado que sobrevendrá ,
sino también cuando la esperanza de que sobrevenga ha sido fundamento
decisivo de las actividades del autor que se producen sin querer el resultado
antijurídico y sin ratificarlo” es importante decir que el analiza las diversas
doctrinas expuestas por los penalistas sobre su naturaleza.

Cuando termina el análisis del aspecto positivo del delito, indagando su


naturaleza del llamado delito preterintencional se considera que su verdadera
esencia se compone de dos ingredientes, un doloso y uno culposo, esta fórmula
de dolo y culpa permite resolver muchos problemas y dan sentido lógico que de
otro modo no lo tendrían.

Como dos últimas características del delito tenemos la condicionalidad


objetiva y penalidad, la penalidad no puede considerarse como uno de los
caracteres del delito, la esencia de ellos como todas las Partes de una definición
radica en su generalidad en que sean aplicables a todas o a la inmensa mayoría
de las infracciones delictivas y las condiciones objetivas de penalidad son de
naturaleza dudosa. Son auténticas condiciones objetivas y extrínsecas de
penalidad los presupuestos procesales expresan lo tácitamente exigidos en las
leyes punitivas.
Respecto a la penalidad afirma el autor su auténtico carácter del delito, pues
es la última instancia, que más específicamente lo caracteriza, la punibilidad es el
carácter más específico del crimen, en efecto el acto es toda conducta humana
típica, es en cierto modo toda acción que se ha definido en la ley para sacar de
ellas consecuencias jurídicas y en tal aspecto la usura, que para ese momento de
la publicación no tiene en el derecho vigente venezolano índole penal, de igual
forma al observar es aspecto negativo de la punibilidad Asúa emprende una
importantísima revisión de la causa de exención de pena ,

Seguidamente expone las circunstancias que atenúan y agravan la


penalidad advierte, en primer término que aunque un tratado o compendio el
estudio de estas circunstancias debe hacerse al exponer la medida de la pena , y
tras de examinar su teoría general, su historia y los sistemas seguidos por las
legislaciones , sistematizan dichas circunstancias y estudia específicamente
aquellas agravantes que , como alevosía , el ensañamiento y la premeditación
resisten mayor significación y pueden servir de pauta para el estudio y
comprensión de las demás, el autor da un criterio donde lo resumo de esta
manera lo más importante es el esmero máximo de los jueces que han de ser
escogidos dentro de los mejores, tras aprendizajes en institutos de estudios
penales , son encargados de la más delicada faena, que consiste en individualizar
la culpabilidad y ser un instrumento de justicia.

El maestro luego habla de la vida del delito y dice que supone la


investigación de las fases por las que pasa el delito , desde la ideación hasta el
agotamiento, todo lo que ocurre desde que la idea nace en la mente del criminal
hasta el agotamiento del delito, y tiene dos fases fundamentales interna y externa,
se interfieren entre ellas y nacen dos intermedias la resolución manifestada y el
delito putativo, en la interna estudia el proceso de la idea, deliberación y
resolución, destacando el problema de la punibilidad de las ideas, la teoría de
punibilidad trata es de matar la libertad de pensamiento.
Por ende, se debe salva a toda costa, pues su perdida nos llevaría a la
estatificación de la ciencia y del pensar, es de gran importancia según el autor
que tenemos el derecho y el deber de defendernos contra los que quieran acabar
con la libertad amparándose en que el estado liberal permite; se debe tomar la
libertad como un bien jurídico, hay que proclamar que la libertad tiene derecho a
la legítima defensa y que no hay libertad contra libertad,

Al concluir con esta magistral obra del maestro Jiménez solo quiso estudiar
los más importantes problemas de dogmática sobre la ley penal y el delito, ha
podido captar la importancia que reviste este libro en la bibliografía jurídico penal,
la gran colaboración de filósofos, catedráticos que con sus doctrinas, estudios han
nutrido nuestro derecho penal y le dan un realce a dicha obra, Asúa logra plasmar
en realidades y esfuerzos en pro de la dignificación del derecho penal, tomando
en consideración desde mi punto de vista la conducta humana, la esencia de la
criminología
BIBLIOGRAFIA

Jiménez, L. (1958) PRINCIPIOS DEL DERECHO PENAL LA LEY Y EL DELITO.


Editorial Sudamericana S.A, Tercera Edición

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