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La voluntad política como obstáculo para el acceso de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales

(DESC) y el papel de los jueces en su tutela efectiva.


Presentado por: Juan Alberto Restrepo Ospina
La Constitución Política de 1991 es sin duda producto de la movilización de toda una sociedad que aclamaba
por cambios estructurales que le permitieran comenzar a cerrar los surcos que nos dejaron la oleada de
violencia y el conflicto armado. Esto implicó entonces la puesta en el centro del debate, un conjunto de
derechos que les permitieran a los colombianos ser acreedores de unas garantías mínimas de existencia,
encaminadas hacia la dignificación de la colectividad y a la consecución de los fines esenciales del Estado
social y democrático de derecho. La Asamblea Constituyente, hizo entonces una demarcación en la
clasificación de los derechos (que por fortuna no es absoluta) y constituyó los derechos económicos,
sociales y culturales (DESC) como prestaciones a cargo del Estado, ejecutados en favor de la población
mediante la elaboración de políticas públicas para la intervención efectiva dentro de la desigualdad. La
salud, la educación, la seguridad social, el trabajo, la alimentación, etc. No son solo concebidos como
condiciones de existencia necesarios y esenciales en la vida de cualquier ser humano, sino que se convierten
también en los ámbitos primordiales de intervención Estatal y en consecuencia, el gobierno como director
y creador de las políticas públicas, se vincula entonces como en el garante principal de estos derechos. Esto
conlleva a una situación de incertidumbre para los colombianos, puesto que según el enfoque ideológico y
político que trae consigo cada gobierno se establecerán las condiciones para acceder a los DESC, por lo
tanto su materialización dependería de una voluntad política que a veces resulta siendo desfavorable para
los ciudadanos pero que formalmente se encuadra dentro del cumplimiento del mandato constitucional.
¿Podrán los enfoques gubernamentales afectar el núcleo esencial de los DESC?
Gobierno, políticas públicas y DESC.
Cada 4 años se presenta un nuevo Plan Nacional de Desarrollo que instaura un enfoque de país, el cual es
legitimado por los ciudadanos mediante el voto. Sin embargo, la continuidad de aquello que se proyecta
depende casi que exclusivamente de los resultados de las siguientes elecciones y en la destinación de los
recursos que se vayan a realizar, lo anterior pone en tela de juicio si los DESC son verdaderos derechos
humanos o son simples acciones asistencialistas del estado que dependen de la sostenibilidad fiscal. La
respuesta es clara y se ha resuelto jurisprudencialmente, por su conexidad con la dignidad humana, son
auténticos derechos humanos no sometidos a asistencialismo, puesto que los sistemas de salud, educación,
seguridad social, etc, permanecen independientemente de la voluntad de uno u otro gobierno. Es decir, su
prestación como servicio público no podría interrumpirse justificando la falta de presupuesto. Sin embargo,
se evidencia una variación en cuanto a la calidad del servicio, que es directamente proporcional al interés
político que exista detrás de éste. Tenemos entonces un derecho, garantizado y aplicado a la realidad pero
sujeto a cambios que podrían abrir brechas de incertidumbre para los beneficiarios, escenarios que se
agudizan con la corrupción, la falta de imparcialidad de los funcionarios públicos y la falta de planeación de
las políticas públicas que parecieran no responder a las necesidades colectivas.
El papel del juez constitucional en la dinamización de las normativas que regulan la prestación de DESC.
La Corte Constitucional se ha encargado de alinear las normativas dirigidas a la aplicación de los DESC, y
mediante las revisiones constitucionales, ha podido sentar precedentes de interpretación ligados con la
dignidad humana, la prevalencia del interés general y los principios del Estado Social de derecho. Por lo
anterior, se convierte en un mecanismo de protección al que cualquier ciudadano puede acceder mediante
la tutela, o la acción pública de inconstitucionalidad y que refuerzan la concepción como verdaderos
derechos humanos, pero dependientes de disposiciones constitucionales que pueden ser también
modificados según los avances sociales por el legislador. En el plano del control constitucional, el
compromiso del Estado Social de Derecho con la realización de los DESC, ha dado un nuevo significado al
papel del juez de constitucional y al control de constitucionalidad de las leyes. La acción pública de
constitucionalidad no es solamente un mecanismo de control de la función legislativa y del proceso
legislativo, sino un mecanismo de protección y garantía de los derechos fundamentales reconocidos en la
Constitución política de colombia, incluidos los derechos económicos, sociales y culturales. la actividad
judicial ha tenido que adquirir nuevos matices cuando se trata de garantizar la realización de estos
derechos, precisamente por la complejidad que en plano jurídico y fáctico implica la satisfacción de los
DESC, la intervención del juez en el diseño de remedios colectivos y en la verificación del cumplimiento de
sus decisiones, y su interacción con las autoridades para buscar alternativas que conduzcan a la garantía
efectiva, ha sido primordial.

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