Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Todos llevamos dentro el niño que un día fuimos y es él quién nos proporciona el equilibrio
entre la parte lógica y racional, y esa otra más libre, pura y alocada.
En este artículo te enseñaremos técnicas para la sanación de ese niño que grita en silencio y
que hoy por fin obtendrá atención.
Y es uno de los puntos a tener en cuenta en nuestra vida y de donde podremos activar la
sanación emocional.
Con el paso del tiempo crecemos, y ese niño se va escondiendo y reprimiendo en lo más
recóndito de nuestro ser, ya que crecer no sólo conlleva acumular años, también significa
madurar, y madurar significa tener que abandonar esa parte infantil.
Aún así, de vez en cuando, nuestro niño interno se asoma y nos recuerda ciertos aspectos
que deberíamos de tener en cuenta:
• Nos recuerda que no tenemos que dar tanta transcendencia a las cosas, que restemos
importancia a los problemas, y que paseemos nuestra libertad.
• Nos pide que lo quieras y lo mimes, demanda amor, ser abrazado y convertirse en el punto
de atención de tu vida, es decir, la autoestima.
• Demanda que no seamos tan exigentes y perfeccionistas, que nos fijemos en las cosas
sencillas de alrededor. Que no perdamos la ilusión por la vida y menos por nosotros mismos.
Quiere que seas natural y un poco alocado.
Es de vital importancia trabajar con nuestro niño interior, ya que puede colaborar a que nos
desarrollemos en plenitud, ¿cómo?
Conseguir fundir un niño interior sano y tu “yo” adulto, da paso a un ser único, natural,
coherente en cuanto a la aceptación y ternura, es decir, da paso al equilibrio y paz mental.
Revivir el dolor que producen ciertos recuerdos puede ser un proceso violento, pero aunque
encontrarte cara a cara con lo que te está molestando de tu ayer sea duro, no abandones,
porque ya verás que merece la pena enfrentarte a ese dolor.
En el momento que aprecies que sientes rencor, odio o tristeza de forma reiterada, o que te
veas que no sabes relajarte ni consigues manejar el estrés, o te realices auto sabotajes
llegándote a aislar por no sentirte lo suficientemente bueno, seguramente está dañado, es
aquí cuando debes sanar tu niño interior.
En contra, aquel que puede vivir con lo mínimo, y entiende el valor de dar sin recibir, que
regala sonrisas sin ningún motivo, sino porque sí, porque entiende que la vida lo merece; se
dice sigue manteniendo ese condón umbilical con su niño interior.
Esta puede ser sin lugar a duda una experiencia tan positiva que será capaz de curar muchas
brechas emocionales y fortalecer nuestra autoestima.
El hogar no podría ser otro que nuestro corazón, desde donde puede experimentar ese amor
y ternura que demanda.
Viaja hasta tu niñez, reflexiona y obtén cada detalle de tu etapa infantil, cómo eras, cómo era
tu habitación, rebusca en tu interior y encuentra a ese niño que fuiste. Cuanto más real
consigas que sea esa imagen, más eficaz resultará el ejercicio.
El hoponopono es una gran técnica que nos ayudará a este encuentro interior.
Ahora que tienes bien definida la imagen de tu niño interior (que eres tu mismo cuando eras
chiquitin), jugando en tu habitación; imagina que entra en la habitación tu “yo” actual y te
encuentras con ese niño.
¿Qué ves? ¿Es un niño cabizbajo e inseguro? ¿Ves esa herida emocional? Si lo ves,
acéptale y perdónale
•Juega con él, sigue dándole confianza, llévatelo a donde te gustaría que te
hubiesen llevado de niño, dale ese caprichito que tú no pudiste tener.
•Recuerda que ahora tú puedes darle lo que desee, divertiros juntos; así cuando ese
niño vuelva a su habitación, volverá satisfecho, y ese niño pensativo que
encontraste la primera vez que abriste esa habitación, se habrá convertido en un
niño feliz.
•Despídete de él y dile que cada vez que necesite de ti, no dude en pedirte ayuda,
que estarás totalmente disponible para él.
Seguramente te has dado cuenta que todos los patrones destructores, como las
inseguridades, miedos, etc, vienen de tu niño interior.
En ocasiones este viaje al pasado puede ser doloroso e incluso desgarrador, ya que hurga en
una herida sin cerrarse.
Pero una vez sanadas esas heridas, lo único que quedará es la cicatriz que te recordará que
algo nos hizo daño, pero que ya no nos duele.
Conclusión:
Protege y quiere a tu niño interior; cuidarlo es de vital importancia para la mejora de nuestra
parte emocional y para mantener una autoestima equilibrada.
Sanar al niño herido es un ejercicio de autodescubrimiento de nuestra vida y su sentido,
donde viajas en el tiempo hasta tu niñez, descubres que emociones o hechos negativos no
fuiste capaz de sanar en el momento y te mantienen atado/a a ese dolor.
Solo cuando liberamos ese dolor, aceptamos lo que sucedió y ayudamos así a nuestro niño
interior a sanar.
No hay nada más saludable que dejar que tu niño sea espontáneo.
Abrázalo, cógelo bien fuerte de la mano y no permitas que nada ni nadie lo lastime.
Object 1
Meditación del niño interior
Object 2
“Nada de lo que imaginamos está más allá de nuestro alcance, sólo más allá de nuestros
conocimientos actuales” Theodore Rozak
Todos llevamos dentro el niño que un día fuimos y es él quién nos proporciona el equilibrio
entre la parte lógica y racional, y esa otra más libre, pura y alocada.
En este artículo te enseñaremos técnicas para la sanación de ese niño que grita en silencio y
que hoy por fin obtendrá atención.
Y es uno de los puntos a tener en cuenta en nuestra vida y de donde podremos activar la
sanación emocional.
Con el paso del tiempo crecemos, y ese niño se va escondiendo y reprimiendo en lo más
recóndito de nuestro ser, ya que crecer no sólo conlleva acumular años, también significa
madurar, y madurar significa tener que abandonar esa parte infantil.
Aún así, de vez en cuando, nuestro niño interno se asoma y nos recuerda ciertos aspectos
que deberíamos de tener en cuenta:
• Nos recuerda que no tenemos que dar tanta transcendencia a las cosas, que restemos
importancia a los problemas, y que paseemos nuestra libertad.
• Nos pide que lo quieras y lo mimes, demanda amor, ser abrazado y convertirse en el punto
de atención de tu vida, es decir, la autoestima.
• Demanda que no seamos tan exigentes y perfeccionistas, que nos fijemos en las cosas
sencillas de alrededor. Que no perdamos la ilusión por la vida y menos por nosotros mismos.
Quiere que seas natural y un poco alocado.
Es de vital importancia trabajar con nuestro niño interior, ya que puede colaborar a que nos
desarrollemos en plenitud, ¿cómo?
Conseguir fundir un niño interior sano y tu “yo” adulto, da paso a un ser único, natural,
coherente en cuanto a la aceptación y ternura, es decir, da paso al equilibrio y paz mental.
Revivir el dolor que producen ciertos recuerdos puede ser un proceso violento, pero aunque
encontrarte cara a cara con lo que te está molestando de tu ayer sea duro, no abandones,
porque ya verás que merece la pena enfrentarte a ese dolor.
En el momento que aprecies que sientes rencor, odio o tristeza de forma reiterada, o que te
veas que no sabes relajarte ni consigues manejar el estrés, o te realices auto sabotajes
llegándote a aislar por no sentirte lo suficientemente bueno, seguramente está dañado, es
aquí cuando debes sanar tu niño interior.
En contra, aquel que puede vivir con lo mínimo, y entiende el valor de dar sin recibir, que
regala sonrisas sin ningún motivo, sino porque sí, porque entiende que la vida lo merece; se
dice sigue manteniendo ese condón umbilical con su niño interior.
Esta puede ser sin lugar a duda una experiencia tan positiva que será capaz de curar muchas
brechas emocionales y fortalecer nuestra autoestima.
El hogar no podría ser otro que nuestro corazón, desde donde puede experimentar ese amor
y ternura que demanda.
Viaja hasta tu niñez, reflexiona y obtén cada detalle de tu etapa infantil, cómo eras, cómo era
tu habitación, rebusca en tu interior y encuentra a ese niño que fuiste. Cuanto más real
consigas que sea esa imagen, más eficaz resultará el ejercicio.
El hoponopono es una gran técnica que nos ayudará a este encuentro interior.
Ahora que tienes bien definida la imagen de tu niño interior (que eres tu mismo cuando eras
chiquitin), jugando en tu habitación; imagina que entra en la habitación tu “yo” actual y te
encuentras con ese niño.
¿Qué ves? ¿Es un niño cabizbajo e inseguro? ¿Ves esa herida emocional? Si lo ves,
acéptale y perdónale
•Juega con él, sigue dándole confianza, llévatelo a donde te gustaría que te
hubiesen llevado de niño, dale ese caprichito que tú no pudiste tener.
•Recuerda que ahora tú puedes darle lo que desee, divertiros juntos; así cuando ese
niño vuelva a su habitación, volverá satisfecho, y ese niño pensativo que
encontraste la primera vez que abriste esa habitación, se habrá convertido en un
niño feliz.
•Despídete de él y dile que cada vez que necesite de ti, no dude en pedirte ayuda,
que estarás totalmente disponible para él.
Seguramente te has dado cuenta que todos los patrones destructores, como las
inseguridades, miedos, etc, vienen de tu niño interior.
En ocasiones este viaje al pasado puede ser doloroso e incluso desgarrador, ya que hurga en
una herida sin cerrarse.
Pero una vez sanadas esas heridas, lo único que quedará es la cicatriz que te recordará que
algo nos hizo daño, pero que ya no nos duele.
Conclusión:
Protege y quiere a tu niño interior; cuidarlo es de vital importancia para la mejora de nuestra
parte emocional y para mantener una autoestima equilibrada.
Sanar al niño herido es un ejercicio de autodescubrimiento de nuestra vida y su sentido,
donde viajas en el tiempo hasta tu niñez, descubres que emociones o hechos negativos no
fuiste capaz de sanar en el momento y te mantienen atado/a a ese dolor.
Solo cuando liberamos ese dolor, aceptamos lo que sucedió y ayudamos así a nuestro niño
interior a sanar.
No hay nada más saludable que dejar que tu niño sea espontáneo.
Abrázalo, cógelo bien fuerte de la mano y no permitas que nada ni nadie lo lastime.
Object 3
Meditación del niño interior
Object 4
“Nada de lo que imaginamos está más allá de nuestro alcance, sólo más allá de nuestros
conocimientos actuales” Theodore Rozak