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TEMA PARA JOVENES

IMPARTIDO POR DORIS


1. CRISTO VIVE Y TE QUIERE VIVO

La clave para entender al ser humano en todas sus etapas es saber y


experimentar que Cristo está realmente vivo y eso no es cuento para otros sino
para todo joven. ¡Cómo cambiaría la vida de tantos jóvenes si supieran dónde
encontrar verdadera vida! Chile ocupa el cuarto lugar de mayor cantidad de
suicidios juveniles a nivel mundial y, además, es la tercera causa de muerte entre
los jóvenes del país. Sin exponer las causas ni el camino para poder resolver el
problema, esto nos debería remover el corazón para usar todos los medios
posibles con el fin que, en su lenguaje, sepan que la única vida verdadera la
encontrarán en Cristo.

El Papa propone nuevos pero antiguos influencias jóvenes del Antiguo y Nuevo
Testamento como testimonio de jóvenes que tienen vida. Por ejemplo, José, el
joven capaz de comunicar cosas grandes; Gedeón, el sincero; Samuel, el de la
escucha atenta; David, el joven al que Dios lo conoce de corazón; Salomón, el
perdido que encuentra en Dios sabiduría; Rut, la generosa. En todos ellos
podemos descubrir un corazón joven, capaz de amar sin importar la edad, que
no se irrita ni desanima (cf. Col 3, 21), abierto a respetar y valorar a los ancianos
y que crece dando vida al ser bueno.

A fin de cuentas, es necesario desafiar al joven a no ser un zombie que vive


cansado por las distracciones y superficialidades, sino que está vivo porque
experimenta la vida en Cristo.

2. JESÚS ES JOVEN

Después de reconocer la vida de Cristo, es necesario preguntarse ¿cómo vivió


Jesús? ¿qué sintió o qué pensó? Y lo primero que el Papa nos recuerda es que
Jesús es joven porque:
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a. Vive una vida que crece al entregarse. Es un crecimiento tanto en sabiduría,
en espiritualidad sin ser un joven raro o aislado.

b. Vive una juventud que ilumina a todos con los que se relacionaba: viviendo
con su familia de origen -como la gran mayoría de los jóvenes chilenos, es capaz
de relacionarse con todos.

Esto implica que la Iglesia tiene que tener corazón joven porque Jesús es su
centro. Esta juventud no es por edad, sino que no podemos quedarnos inmóviles
cediendo a lo que diga la moda. Una Iglesia que se atreve a ser distinta por el
amor que nos tenemos unos a otros. Una Iglesia que reconoce la necesidad de
sus jóvenes para mantenerse activa y que dialoga con ellos, aceptando sus
críticas, y que presenta el mensaje de Cristo de forma atractiva. Una Iglesia que
es capaz de manifestarse y hacerse escuchar. Una Iglesia que atiende a las
reivindicaciones de las mujeres y se deja cuestionar por la sensibilidad de los
jóvenes.

Un ejemplo de Iglesia joven es María. La joven que da su sí potente en forma


decidida y comprometida. Se la juega por ser portadora de la gran promesa en
su acción (sale al encuentro) y en su espiritualidad (guarda todo en su corazón).
Ella es la influencer de Dios porque transmite y viraliza el mensaje de Dios con
su vida de entrega total.

Por otro lado, tenemos jóvenes santos más actuales: Sebastián acepta la muerte
sin miedo; Francisco de Asís renuncia a todo; Juana de Arco, a pesar de la
incomprensión, sigue luchando; Andrés Phû Yên es asesinado por la fe;
Catalina Tekakwitha se enamora por completo de Jesús; Domingo Savio se
entrega a los más necesitados; Teresa del Niño Jesús se confió totalmente al
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amor de Dios; Ceferino Namuncurá se entregó y deseó la misión a sus pueblos,
entre otros.

En resumen, la juventud de Jesús se contagia a su Iglesia. Es el desafío de ser


Iglesia joven entregada por completo al Amor.

3. EL AHORA DE DIOS

Constantemente se dice que los jóvenes son el futuro de la Iglesia, y la verdad


es que no. Son el presente. Porque cuando pensamos de ellos como futuro,
asumimos que cuando sean adultos van a ser un aporte, cuando ya lo podrían
estar siendo ahora.

Para esto es necesario que los adultos cambien y eliminen prejuicios respecto a
los jóvenes:

a. No se les puede seguir tratando como niños. Uno de los grandes problemas
es que se les infantiliza cuando evitamos que tomen responsabilidades o que
aporten con su novedad. Por eso es necesario que no se les dé recetas preparadas
de actuación, sino que tenemos que acompañarlos a discernir mostrándoles lo
positivo, sus caminos, posibilidades, la tierra sagrada que son cada uno de ellos.

b. No tratarlos a todos igual: hay una pluralidad de mundos juveniles que no se


puede generalizar. La juventud no existe, sino jóvenes con sus vidas concretas.
Y la realidad chilena es de lo más diversa porque un joven de una ciudad es
diferente a uno de pueblo u otro de campo, un joven de una comuna es diferente
al de otra comuna, un joven de una familia es diferente al de otra familia.
Generalizar es un gran error.

c. Lloremos con sus sufrimientos: no podemos acostumbrarnos a sus dolores, ni


tampoco anestesiarlos con distracciones y banalidades (internet, juegos,
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celulares, etc.). Lo que necesita es ser acompañados en sus sufrimientos y que
nunca se sientan solos para que puedan hacer el proceso.

d. No robarles la juventud: en una cultura donde se desea ser siempre joven para
vender, hay que respetar, amar y cuidar a los jóvenes teniendo una relación con
ellos tanto en lo afectivo como en lo educativo y cultural, que no sea interesada
o condicionada a lo que me puedan dar. Tenemos que sacarnos la idea de buscar
jóvenes para renovar la parroquia, porque somos viejos o porque queremos
vernos vivos.

e. Deseos y heridas: ellos ven la sexualidad y su cuerpo como algo esencial en


su identidad, por lo que les cuesta entender la moral sexual propuesta por la
Iglesia muchas veces por prejuicios o ignorancia. Lo cierto es que quieren
hablar sobre estos temas, pero tenemos pocos espacios para conversarlos. Hay
muchos jóvenes heridos y con deseos de vida diferente que esperan la luz y el
estímulo de otros como una forma de vivir mejor.

f. Jóvenes digitales: tenemos que asumir que los jóvenes son parte del mundo
digital y, por esta razón, les afecta en su consideración del tiempo y espacio (la
inmediatez), en la percepción de sí mismos respecto de otros, en la manera de
comunicar, de aprender, de informarse y de relacionarse. Privilegian la imagen
a la escucha. Por esta razón, lo digital es un lugar irrenunciable para llegar a los
jóvenes, pero transmitiéndoles los límites y carencias de no tener un contacto
real, junto todas las amenazas de explotación, degradación, manipulación de
mentes, fake news, relaciones inhumanas, migración digital de las familias y la
soledad que el mundo digital puede producir.

g. Jóvenes migrantes: también es necesario, en especial en Chile, tener una


preocupación especial por los jóvenes migrantes vulnerables.
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h. Poner fin a todo tipo de abuso: siendo este uno de los temas principales que
tenemos que vivir como Iglesia chilena, es necesario poner medidas rigurosas
de prevención a los abusos de poder, económicos, de conciencia, sexual que
impliquen formas diferentes de ejercicio de autoridad y el deseo de dominio.
Factores de riesgo graves son la falta de diálogo y transparencia, la doble vida,
el clericalismo (como actitud contraria a Jesús servidor). El mismo Papa les
propone a los jóvenes que se comprometan con la prevención, en especial si ven
a un sacerdote en riesgo, sabiendo que no podemos abandonar a quien está
herido. Pero la clave de todo esto es que los jóvenes se sientan parte de la Iglesia.

i. No ser fotocopias: es fundamental que los jóvenes puedan discernir la


originalidad del camino de su vida. El joven Carlos Acutis decía que “todos
nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”. Por eso, la
juventud tienen que ser un tiempo de entrega, fecundidad, de renovación, de
originalidad, de entusiasmo que contagia.

Por lo tanto, si lográramos que los jóvenes viviesen como protagonistas de la


vida eclesial, dándoles las herramientas, los medios y las precauciones, serían
el ahora renovador de toda la Iglesia.

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