5 al 11 de diciembre de 2010 ev: 27
por las diócesis FAJARDO-HUMACAO
El primer domingo de Adviento se celebró la bendición
del templo parroquial de Nuestra Señora del Carmen en
Río Grande de manos del obispo de la Diócesis de Fajardo-
Humacao, S.E.R. Mons. Eusebio Ramos Morales y el Rvdo. P.
Ramón Villamor Tarache, párroco.
La feligresía se congregó para participar de la celebra-
ción de la Liturgia Eucarística, luego de cuatro (4) meses en
proceso de restauración. Las alabanzas, los cánticos y los
aplausos; no se hicieron esperar, pues todos estaban felices
de entrar nuevamente al templo. “Es una bendición y una
alegría inmensa que marca nuestro corazón que nos permi-
te compartir otra vez al encontrarnos con Jesús que siempre
nos espera con las puertas abiertas”, comentaban algunos
feligreses.
Para el Rvdo. P. Ramón Villamor, este proceso de la res-
tauración del templo, ha sido toda una experiencia gratifi-
cante llena de Fe. Todo este tiempo hemos trabajado incan-
sablemente, día y noche sin darle espacio a nada, todos han
colaborado con lo que tenían. Recibir nuevamente a nuestro
obispo, sin duda alguna es signo que Dios está aquí. En este
templo se realizó la primera visita pastoral, hace dos años.
S.E.R. Mons. Eusebio Ramos Morales, enfatizo en su ho-
milía, que el tiempo de Adviento debe ser una experien-
cia para encontrarnos con Jesús. Despliega este tiempo de
preparación como alborada que nos señala al Mesías y nos
invita a la esperanza. Por eso, el Adviento se convierte en
una llamada a caminar con esperanza y abrirnos a la venida
de Jesús a nuestras vidas. Resuenan todos los años las pa-
labras del profeta Juan el Bautista: “Preparen el camino del
Señor; allanen sus senderos”. Estas palabras nos invitan a la
conversión personal.
“Es una invitación a la conversión sincera para renacer
en un encuentro personal con el Señor que llega y se hace
presente con su encarnación. Se trata de abrir el corazón a
la verdad, al amor, a la paz, a la verdadera identidad cristia-
na. Sólo el encuentro con el Señor hace que brote el hombre
nuevo, la mujer nueva. Por eso, hoy la Diócesis de Yunque
desde los rincones más pobres y marginados de nuestras
comunidades comenzando en Loíza y llegando a Humacao,
cruzando hasta la otra orilla de nuestra dos islas Vieques y
Culebra, grita a viva voz su lema: ¡Qué el Señor nazca en mi
corazón! ¡Qué nazca Jesús en el corazón de cada uno, de
cada familia y de cada comunidad!”.
Este llamado es para que hagamos unidad y compro-
miso personal, que nos permita encontrarnos con Jesús, que
nos llama desde los más profundo de nuestro corazón a ser
auténticos Discípulos-Misioneros. Ha llegado la hora que
combatamos las injusticias, el crimen desenfrenado que se
ha levantado en cada esquina, en cada hogar, donde lo pri-
mero que tiene que existir es el amor y la confraternización.
Es tiempo que abramos las puertas de nuestra vida que nos
permita tener una conciencia clara, que nos permita ir mas
allá de nuestra propia realidad de pueblo que va muriendo
día a día por la falta de valores y los principios fundamenta-
les, que es El Amor y el Respeto a lo Creado.
Abrirnos a la llegada de Jesús a nuestras vidas, exige un
nuevo nacimiento que brota desde el interior, desde el cora-
zón (Jn 3, 1-8). Sólo con un nuevo corazón podemos acoger
el proyecto de vida que Dios tiene para nosotros en esta
Diócesis del Yunque. Es momento de gracia y tenemos que
dar los primeros pasos hacia el Proyecto Pastoral y la Misión
Diocesana que se nos confía. Hoy vivimos inmersos en un
ambiente lleno de violencias, de mentiras, de consumo, de
injusticias, corrupción y egoísmo.
Hemos abandonado la cultura de la vida para sumer-
girnos en la cultura de la muerte. Así, nos volvemos indi-
ferentes, no solo hacia Dios, sino también hacia el dolor y
el sufrimiento de nuestros hermanos. Es hora de volver al
Señor y entregarle nuestro corazón. Permitamos que Él naz-
ca de nuevo en nuestros corazones y, así, nos llenemos de
alegría, de paz, de fe y de esperanza, es decir, de vida. Sólo
discípulos misioneros con la experiencia de encuentro con
Jesús, entusiasmarán a otros con su testimonio y su alegría.
Por eso, los Obispos en Aparecida nos señalan:
“La alegría que hemos recibido en el encuentro con Je-
sucristo, a quien reconocemos como Hijo de Dios encarnado
y redentor, (…). La alegría del discípulo no es un sentimiento
de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que
serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia
del amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor regalo que
puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado noso-
tros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida y darlo a co-
nocer con nuestras palabras y obras es nuestro gozo” (A 29).
Es así que, durante este año, daremos énfasis al en-
cuentro con Jesucristo. Lo iniciaremos conociéndole como
Niño-Dios durante este Adviento, para ir profundizando,
posteriormente, en su seguimiento. Que los frutos de su en-
cuentro con nosotros sean de liberación, de paz, de alegría
y de amor. Que ese amor se manifieste en nuestro corazón.
Que Jesús nazca en nuestro corazón, haciendo del mismo el
mejor pesebre que le podamos brindar.”
“Gente hay que despertar, hay que salir a proclamar el
Evangelio de Vida, convencidos y sin temor. Es hora de que
surjan profetas que anuncien lo que Jesús proclamaba, “Yo
soy el Camino, la Verdad y la Vida” este es el mensaje que
nos lleva al encuentro con Él”.
Al finalizar la celebración de la liturgia Eucarística, el
Rvdo. Padre Ramón Villamor, felicito a todas la comunidades
que le acompañaron durante este tiempo en la preparación
y remodelación del templo y la nueva Capilla donde estará
el expuesto Jesús Sacramentado. Así mismo, Monseñor Eu-
sebio Ramos Morales, dio bendición a tres matrimonios que
renovaron sus votos matrimoniales nuevamente, jurando fi-
delidad, su compromiso de ser testimonios a otras parejas.
También agradeció a la Congregación Sagrados Corazones
y a la Sociedad de la Santísima Trinidad, sacerdotes que en
años anteriores estuvieron colaborando para que esto fuera
una realidad hoy.