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Al estudiar la palabra y predicarla responsablemente y con seriedad, nos damos cuenta que
esto no es así. El verdadero evangelio nos muestra un llamado al quebrantamiento humilde, a
una vida de sacrificio personal, y a la disposición de soportar dificultades por la causa de
Cristo.
Los discípulos reconocieron que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios. Esto los había llenado
de un sentimiento optimista. Su mente se dirigía a los lugares prominentes en los que se
sentarían para gobernar, en el reino de Dios.
Pero su alegría se oscureció al escuchar la misión real del Cristo: “Es necesario que
padeciera mucho, desechado, muerto y resucitar al tercer día.” Este plan no se alineaba al
pensamiento de ellos; como lo señala la actitud atrevida de Pedro, al exhortar a Jesús de no
pasar por estos padecimientos. Por tanto, sus pensamientos estaban enfocados en intereses
de hombres, y no en los de Dios. Los discípulos no entendían que el plan de redención de Dios
pedía un sacrificio por el pecado.
“en pos de mí…” Se refiere al alumno que camina detrás de su maestro mientras esté le
instruye. Por tanto, lo que Jesús esta diciendo es: Si alguno quiere ser mi seguidor o mi
discípulo.
Entonces, lo primero que se pide para ser discípulo de Cristo es negarse así mismo. ¿Qué
significa esto? Negarse así mismo es: Repudiarse así mismo. Cortar tajantemente todo
confianza que uno pueda tener en sí mismo. Aquel que se repudia así mismo deja toda
confianza en lo que uno es, y depende únicamente de Dios para su salvación. Abandonar
nuestra manera egoísta de vivir.
Empieza a dejar de confiar en modelos de pensamiento que han sido formados por su
propia experiencia.
Negarse así mismo, significa “no tener relación con” o “divorciarse de”. Entonces, lo que
Jesús nos enseña sobre “negarse así mismo” Es lo siguiente: “Si alguno quiere ser mi discípulo
o mi seguidor, debe estar dispuesto a renunciar a todo por causa mía.”
Una persona que renuncia a todo por causa de Cristo, es aquella que abandona su pecado,
que abandona sus metas personales y las somete a los planes de Dios. Es una persona que
miércoles, 13 de marzo de 2019
deja de vivir bajo su propios pensamientos de vida, y decide vivir sometido a Cristo, y su
voluntad.
2. “…y tome su cruz…” ¿Cómo entendieron los discípulos y la gente que estaba en ese lugar
estas palabras, “…y tome su cruz…” Hoy en día, cuando escuchamos la palabra “cruz” no
tenemos la misma idea que las personas en tiempos de Jesús. Para el mundo actual la “cruz”
es símbolo de religión, un adorno, protección.
Para las personas que estaban en ese lugar y escucharon: “Si alguno ha tomado la decisión
de poner su confianza en mi, tome su cruz.” Era una invitación a morir, a experimentar la
vergüenza. ¿Qué venia a la mente de estas personas cuando escuchaban la palabra cruz? Las
personas que eran crucificadas en los caminos, por manos del imperio Romano; la cruz era un
instrumento de ejecución. ¿Qué viene a la mente la palabra silla eléctrica, o inyección letal? Así
cruz para ellos.
La cruz como medio de ejecución estaba diseñada para prolongar la agonía de la muerte
durante el mayor tiempo posible. Era un instrumento de tortura, vergüenza y ejecución, que
estaba reservada para los peores malhechores y enemigos del estado. Por tanto, cuando el
Señor usó una cruz para explicar el costo de seguir a Jesús, las personas sabían exactamente
a qué se refería.
3. “…y sígame…” Esto tiene que ver con obediencia leal y continua a Cristo. El verbo
traducido sígame (una forma del término griego akoloutheō) es el mismo que se encuentra en
Juan 10:27, donde Jesús describe a los creyentes como su rebaño:
Así como las ovejas se someten a la voz de su pastor, los verdaderos creyentes de Cristo se
caracterizan por la amorosa obediencia a Él y a su Palabra. El Señor explicó a un grupo de
“judíos que habían creído en él:
Juan 12,25 "Los que aman su vida en este mundo la perderán. Los que no le dan importancia
a su vida en este mundo la conservarán por toda la eternidad. 26 Todo el que quiera ser mi
discípulo debe seguirme, porque mis siervos tienen que estar donde yo estoy. El Padre honrará
a todo el que me sirva.” NTV
Juan 14,23 “Todos los que me aman harán lo que yo diga. Mi Padre los amará, y
vendremos para vivir con cada uno de ellos.”
Estos pasajes nos confirman lo siguiente: “Una persona no puede llamarse discípulo de
Cristo si solamente le obedece en algunas cosas o en lo que cree que debe obedecer.”
Entonces, la obediencia es una señal o una manifestación que una persona a sido regenerada
por Dios. Así lo dice la Palabra de Dios:
1 Juan 2,3 “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.
4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad
no está en él; 5 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha
perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. 6 El que dice que permanece en él, debe
andar como él anduvo.”
Enseñanza: Concluimos pues, que el principio del verdadero discipulado es: Morir a nuestras
pasiones y deseos; y vivir una vida de obediencia a la Palabra de Cristo.
La biblia dice: “¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?” Stg.
4.1s
35 “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa
de mí y del evangelio, la salvará.
Quienes no están dispuestos a rendir sus vidas a Cristo, eligiendo en lugar de eso aferrarse
al pecado, a la ambición egoísta, y a ser aceptados por el mundo, un día perderán sus almas
en la muerte eterna. Pero los que están dispuestos a abandonar todo por el nombre de Cristo
recibirán vida eterna. Desde luego, Jesús no estaba sugiriendo que toda forma de sacrificio
personal tiene valor espiritual o eterno, sino tan solo aquello que se hace por causa de Él y del
evangelio.
En Mateo 13,44-46, Jesús nos da un ejemplo de la actitud que una persona toma, cuando
por la gracia de Dios entiende el evangelio y cree en el:
45 “También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas,
46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la
compró.”
Del mismo modo que alguien podría vender todo lo que posee para ganar algo de mayor
valor, los creyentes están dispuestos a renunciar a todo para ganar a Cristo y la salvación que
solo Él provee.
El apóstol Pablo, hablando de las obras de justicia propia que abandonó por causa de
Cristo, declaró:
“Ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo
por basura, para ganar a Cristo” (Fil. 3:8).
Jesús nos enseñó una parábola sobre lo torpe que es no tener un plan para la eternidad:
Lucas 12,16 "También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había
producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde
guardar mis frutos? 18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí
guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes
guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio,
esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que
hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.”
Enseñanza: Ganar el mundo entero pero rechazar a Cristo es perder el alma en el infierno.
Pero renunciar a todo lo que este mundo ofrece por seguir a Cristo es ganar riquezas eternas.
Todo pecador debería estar totalmente avergonzado por la maldad de sus pensamientos,
palabras y acciones, e incluso por el orgullo y la hipocresía en la que pudiera caer al sentirse
más limpio y justo que otros. Por eso, Jesús hace un llamado a negarnos a nosotros mismos, y
abandonar el pecado, y la confianza en nuestra propia justicia delante de Dios.
La gran crisis económica que se vivió entre 2008 y 2009 fue toda una prueba para muchos
cristianos. Escuche la historia de un hombre llamado Guillermo, que durante el tiempo de esta
crisis económica, perdió su negocio y su casa. El contaba que su seguridad y confianza había
pasado de estar en el dinero, a centrarse en su relación con Dios por medio de Cristo. El
verdadero discípulo de Cristo esta dispuesto, a dar su vida por Él. De una manera personal,
hagámonos esta pregunta ¿Mi vida refleja que en verdad soy un discípulo de Cristo? ¿En
verdad amo a Cristo y su iglesia? Si esto es así, nuestra esperanza es Cristo, y nuestra
confianza de estar con Él en la eternidad trae paz al corazón. Pero si esto no es así, la biblia
miércoles, 13 de marzo de 2019
dice: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y
después de esto el juicio…” Hebreos 9.27