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· 6rinda igua{dadforma{ y
jurídica manteniendo incó{ume
su situación de do_:€Ce opresión y
do6{e e~{otacióri; ·ca marita{y
{a 6urguesa.
Marzo 5
Apreciados lectores,
Ediciones Ave fénix, hace este esfuerzo por
sacar dos importantes trabajos sobre la situa-
ción de la mujer, c;:on motivo a una conmemo-
ración más de este día internacional, donde se
reclama con especial fuerza el derecho a la libe-
ración del género femenino.
Los abusos hacia las mujeres se hacen más
repudiables en la sociedad actual, como una
manifestación· del progreso de la lucha contra
toda opresión toda forma de explotación. Los
medios de de las denuncias hoy día
son más masivos, el rechazo social que genera
la opresión brutal es a nivel mundial, la carga
de la clase reaccionaria y demás opresores con-
tra las mujeres trata inútilmente de reforzar la
dominación contra los oprimidos ... , todo ello fa-
vorece que el problema de la mujer se resuelva
en definitiva.
De seguro que el lector quedará con suficien-
te claridad una vez leído este material, del ori-
gen del problema de la mujer, de cómo se debe
combatir y de cómo se resolverá para siempre.
En una primera parte, publicamos diversas
citas de los precursores del socialismo científi-
co de los siglos XIX y XX, quienes encabezaron
la lucha por la liberación de la clase obrera y
3
cómo parte de ella, la liberación de todo el géne-
ro femenino. Damos el crédito de esta magnífica
recopilación a Ediciones Pensamiento de Pana-
má - 2015 http:/ jnuevademocraciapanama.
blogspot.com/.
En la parte final, reproducimos un artículo
de Alejantra Kollontai, una de las insignes de-
fensoras del derecho de la en la sociedad
socialista soviética. La en la historia
que fue integrante de un gobierno y luego di-
plomática. En su· material ilustra cómo en la
Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, los
problemas que agobiaban a las comen-
zaron a ser res u el tos con la gene-
ral de la economía y la opre-
sión y explotación.
El lector se preguntará del por se acabó
el socialismo si era tan bueno para la felicidad
y la igualdad de la mujer. La ~espuesta a esta
pregunta solo la podemos atender en esta pre-
sentación, en el sentido de que el sistemafalló
no porque era malo, sino porque no se .siguió
el camino señalado por los obreros parisinos
en 1871, quienes en el primer levantamiento
triunfal contra la burguesía, mostraron cómo
hay que ejercer la dictadura omnímoda contra
esa clase opresora para que no vuelva a tomar
el poder e imponer su dominación contra la in-
mensa mayoría de la sociedad.
Los editores.

4
"El grado de emancipación femenina es la
medida de la emancipación general".
·"Cualquiera que conozca algo de historia
sabe que los grandes cambios sociales son im-
posibles sin el fermento femenino".
"Y, por espantosa y repugnante que
nos parezca disolución de la antigua fami-
lia dentro del S,istema capitalista,. no es menos
cierto que la gran industria, al asignar a la mu-
jer, al joven y niño de ambos sexos un papel ·
decisivo en los procesos socialmente organiza-
dos de la producción, arrancándolos con ello
a órbita doméstica, crea las nuevas bases
económicas para una forma superior de familia
y de relaciones entre am.bos sexos. Tan necio
es, naturalmente, considerar absoluta .la forma
cristiano-germánica de la familia, como lo seria
atribuir ese carácter a la forma antigua, a· la
antigua griega o a la forma oriental, en-
tre las cuales media, por lo demás, un lazo de
continuidad histórica. Y no es menos evidente
que la existencia de un personal obrero com-
binado, en el que entran individuos de ambos
sexos y de las más diversas edades--aunque
hoy, en su forma primitiva y brutal, en que el
obrero existe para el proceso de producción y
· no éste para el obrero, sea fuente apestosa de
5
corrupción y esclavitud--, bajo las condiciones
que corresponden a este régimen se trocará ne-
cesariamente en fuente de progreso humano".
"¡Pero es que vosotros, los comunistas, que-
réis establecer la comunidad de las mujeres!--
nos grita a· coro toda la burguesía.
Para el burgués, su mujer no es otra cosa
que un instrumento de producción. Oye decir
que los instrumentos de producción deben ser
de utilización común, y, naturalmente, no pue-
de por menos de pensar que las mujeres corre-
rán la misma suerte.
No sospecha que se trata precisamente de
acabar con esa situación de como sim-
ple instrumento de producción.
Nada más grotesco, por otra parte, que el
horror ultra moral que a nuestros bur-
gueses la pretendida oficial de las
mujeres que atribuyen a los comunistas. Los
comunistas no tienen necesidad de introducir
la comunidad de las mujeres: casi siempre· ha
existido".
((Según la teoría materialista, el factor de-
cisivo en la historia es, en fin de cuentas, la
producción y la reproducción de la vida inme-
diata. Pero esta producción y reproducción son
de dos clases. De una la producción de
medios de existencia, de productos alimenti-
6
í cios, de ropa, de vivienda y de los instrumen-
tos que para todo eso se necesitan;· de
otra parte, la producción del hombre mismo, la
continuación de la especie. El orden social en
que viven los hombres en. una época o .en un
país dados, está condicionado por especies de
producción: por el grado de desarrollo del tra-
bajo, de una parte, y de la familia, de la otra".
"El primer antagonismo de clases que apa-
recto en historia coincide con el desarrollo del
antagonismo entre el hombre y la mujer en la
monogamia; y la primera opresión de clases,
con la del sexo femenino por el masculino. La
monogamia fue un gran progreso histórico,
pero al mismo inaugura, justamente
con esclaoitud y con las riquezas privadas,
la época· que hasta nuestros días y en la
cual cada progreso es al mismo tiempo un re-
greso relativo y el bienestar y el desarrollo ·de
unos verificanse a expensas del dolor y de la
represión de otros. La monogamia es la forma
celular de sociedad civilizada, en la cual po-
demos estudiar ya la naturaleza de las contra-
dicciones y de los antagonismos que alcanzan
su pleno desarrollo en esta sociedad".
"En el antiguo hogar comunista, que com-
prendía numerosas parejas conyugales con
sus hijos, la dirección del hogar, confiada a las
mujeres, era también una industria socialmen-
te tan necesaria como el cuidado de propor~
7
cionar los víveres, cuidado que se confió a los
hombres. Las cosas cambiaron con la familia
patriarcal y aún más con la familia individual
monogámica. El gobierno del hogar perdió su
carácter público. La sociedad ya no tuvo nada
que ver con ello. El gobierno del hogar se trans-
formó en servicio privado; la mujer se convirtió
en· la criada principal, sin tomar ya parte· en
la producción social. Sólo la gran industria de
nuestros días le ha abierto de nuevo--aunque
sólo a la proletaria--el camino de la producción
social. Pero esto se ha hecho de tal suerte, que
si la mujer cumple con sus deberes en el servi-
cio privado de la familia, excluida de la
producción social y no puede nada; y si
quiere tomar parte en social y ga-
nar por su cuenta, le es cumplir con
sus deberes de familia. Lo mismo que en la fá-
brica, le acontece a la en todas las ramas
del. trabajo, incluidas la medicina y la aboga-
cía. La familia individual moderna séfunda en
la esclavitud doméstica franca o más o menos
disimulada de la mujer, y la sociedad moderna
es una masa cuyas moléculas son las familias
individuales".
''Hoy, en la mayoría de los casos, el hom-
bre tiene que ganar los medios de vida, que ali- -
mentar a la familia, por lo menos en las clases
poseedoras,· y esto le da una posición prepon-
derante que no necesita ser privilegiada de un
8
modo especial por
familia el burgués;' representa en ella
al proletario. Pero en el industrial el ca-
rácter especifico de la opresión económica que
pesa sobre el no se manifiesta en
todo su sino una vez suprimidos todos los
privilegios legales clase de los capitalistas
y juridicamente establecida la plena igualdad
de las dos clases. La república democrática no
suprime el entre las dos clases;
por el no hace más que suministrar
el terreno en se lleva a su término la lu-
cha por resolver este Y, de igual
modo, el del predominio del
hombre sobre la en la moderna,
la manera de estable-
efectiva de ambos, no
nitidez sino cuando
el hombre y según la ley, dere-
chos absolutamente iguales. Entonces se verá
que la de exige, como
condición primera, la reincorporación de todo el
sexo femenino a social, lo que a su
vez requiere que se familia indivi-
dual como unidad económica de la sociedad''.
''Así, pues, lo que podemos conjeturar hoy
acerca de regularización de .las relaciones
sexuales después de la inminente supresión de
la producción capitalista es, más que nada, de
un orden negativo, y queda limitado, principal-
9
mente, a lo que debe desaparecer. Pero, ¿qué
sobrevendrá? Eso se verá cuando haya crecido
una nueva generación; una generación de hom-
bres que nunca se hayan encontrado en el caso
de comprar a costa de dinero, ni con ayuda de
ninguna otra fuerza social, el abandono de una
mujer; y una generación de mujeres que nunca
se hayan visto en el caso de entregarse a un
hombre en virtud de otras consideraciones que
las de un amor real, ni de rehusar entregarse a
su amante por miedo a las consecuencias eco-
nómicas que ello pueda traerles. Y cuando esas
generaciones aparezcan, ai cuerno
todo lo que nosotros pensamos que deberían
hacer. Se dictarán a sí mismas su propia con-
ducta, y, en consonancia, crearán una opinión
pública para juzgar conducta de cada uno.
¡Y todo quedará hecho!".
"La revolución comunista es ruptura más
radical con las relaciones de propiedad tradi-
cionales; nada de extraño tiene que en el curso
de su desarrollo rompa de la ·manera más radi-
cal con las ideas tradicionales".
"Una real equiparación de los derechos del
hombre y de la mujer, puede, en opinión, de-
venir una realidad solo cuando explotación
de ambos sexos por parle del capitalismo y la
empresa privada doméstica sido trans-
formadas en un

10
'(Las tesis deben subrayar con rigor que la
verdadera emancipación de la mujer solo es
posible a través del comunismo. Es preciso
esclarecer profundamente el nexo indisoluble
entre la situación de la como persona y
miembro de la sociedad y la propiedad privada
sobre los medios de producción. Así delimita-
remos con toda precisión los campos entre no-
sotros y el burgués por la "eman-
cipación de la Esto sentará también
las bases para el problema femenino
como parte social, obrero, y por
tanto firmemente con la lu-
cha de clase y con la revolución. El
movimiento comunista femenino debe ser un
movimiento de masas, debe ser una parte del
movimiento general de masas, no solo del mo-
vimiento de los proletarios, sino de todos los ex-
plotados y oprimidos, de todas las víctimas del
capitalismo. En esto consiste la importancia del
movimiento femenino para ~ucha de clase del
proletariado y para su misión histórica creado-
ra: la organización de sociedad comunista".
"Todas las clases oprimidas y explotadas
de la historia de las sociedades humanas se
han visto obligadas (pues en ello consiste su
explotación) a entregar a sus opresores primero
11
su trabajo no pagado y luego sus mujeres, de
las cuales los "señores" hacían sus amantes.
En ese sentido la esclavitud, la servidumbre
y el capitalismo son idénticos. Sólo se modifi-
ca la forma de explotación; y la explotación
continúa".
"Nuestras reivindicaciones se desprenden
prácticamente de tremenda miseria y de las
vergonzosas humillaciones que sufre mujer,
débil y desamparada el régimen burgués.
Con esto testimoniamos que conocemos estas
necesidades, que comprendemos igualmente
la opresión de la mujer, que comprendemos la
situación privilegiada del y odiamos-
-sí, odiamos--y queremos todo lo que
oprime y atormenta a la a la mujer del
obrero, a la campesina, a mujer del hombre
sencillo e incluso, en muchos aspectos, a mu-
jer de la clase acomodada. Los derechos y las
medidas sociales que exigimos de la sociedad
burguesa para mujer, son una prueba ·de
que comprendemos situación y los intereses
la mujer y de que bajo la dictadura prole-
taria las tendremos en cuenta. Naturalmente,
no como adormecedoras medidas de tutela; no,
naturalmente que no, sino como revoluciona-
rios que a la mujer a en pie de
~.yc.-~:.u~.,u.uu.por la transformación de economía
superestructura ideológica".

12
civilización, libertad:
todas estas altisonantes van acom-
pañadas en todas las repúblicas capitalistas,
burguesas, del mundo, por una serie de leyes
increíblemente infames, repugnantemente su-
cias, bestialmente burdas, que establecen la
desigualdad de mujer en el matrimonio y en
el divorcio, que establecen la desigualdad en-
tre los hijos nacidos fuera del matrimonio y los
"legítimos", que otorganprivilegios a los hom-
bres y y degradan a la mujer.
¡Abajo esas mentiras! ¡Abajo los mentirosos
que hablan de e igualdad para todos
mientras existe un sexo oprimido, mientras
existen clases opresoras, mientras existe la
capital y las acciones,
mientras existe rica que utiliza sus ex-
cedentes de cereales para esclavizar al ham-
briento! ¡Nada de libertad para todos, nada
de igualdad para todos, sino lucha contra los
opresores y los explotadores, eliminación de
toda posibilidad de oprimir y explotar! ¡Esa es
nuestra consigna!".
"Cierto observador burgués de la Comuna de
Paris escribía a un periódico inglés en mayo de
1871: "¡Si la nación francesa estuviera forma-
solo por mujeres, que nación terrible seria!"
Mujeres y niños hasta de trece años lucharon
en la Comuna de Paris, hombro a hombro con

13
los hombres. Y no podrá suceder de otro modo
en las batallas futuras por el derrocamiento de
la burguesía. Las mujeres proletarias no mira-
rán pasivamente cómo la burguesía, bien ar-
mada, ametralla a los obreros, .mal armados o
desarmados. Tomarán las armas, como lo hi-
cieron en 1871 ... surgirá, sin duda alguna, tar-
de o temprano, pero con· absoluta certeza, una
liga internacional de las "naciones terribles"
del proletariado revolucionario''.
"Estos son precisamente los gérmenes, débi-
les aún, pero gérmenes a pesar de todo, de la
"revolución proletaria" de que la reso-
lución de Basilea, y que nunca se hará fuerte
de pronto, sino que pasará inevitablemente por
las etapas de gérmenes relativamente débiles.
Apoyar, desarrollar, e intensificar
las acciones revolucionarias de masas yelmo-
vimiento revolucionario; crear una organización
ilegal para la propaganda y agitación en esa
dirección, para ayudar a las masas a compren-
der el movimiento y sus tareas, métodos y obje-
tivos; estos son los dos puntos a que se reduce
inevitablemente todo programa práctico de acti-
socialdemócrata (socialista) en esta gue-
rra. lo demás es fraseología oportunista
y contrarrevolucionaria, cualesquiera sean las
argucias izquierdistas, seudomarxistas y
fistas con que se
como suele hacerlo la
la II cuan-
esos rnétodos ''rusos"!!! ... ,
ro1~71~7ónn'n~tncalos

organización,
volantes y folletos ile-
no autorizadas
de excepción· contra
recursos ni métodos,
de determinación".
berline-
por el manifiesto
, '(sectario" e ''insen-
ruso, del_ l.Xl".
toda
lucha

v~¡,uu•tvl'lto;:;OKIL.L'C- a una mayor mi-


nzaCíronen todos ·zas países, incluso en los
neutrales y ¿Cómo combatirán esto
las ¿Solo maldiciendo to-
das las guerras y todo lo solo exigiendo
el Jamás ese vergonzoso
de una clase oprimida y ver-
Dirán a sus hijos:
15
"Pronto serás grande. Te un fusil. Tóma-
lo y aprende bien la ciencia militar. Los prole-
tarios necesitan aprenderla no para disparar
contra tus hermanos, los obreros de otros pai-
ses, como sucede en la guerra actual, y como te
lo aconsejan los traidores al socialismo; nece-
sitan aprender esta ciencia para contra
la burguesía de su propio pais, para poner fin
a explotación, a la miseria y a las guerras, y
no mediante piadosos deseos, sino derrotando
y desarmando a la burguesía".
"Hoy la burguesía imperialista no solo mi-
litariza a todo el pueblo, sino a la
ventud. Mañana tal vez empiece a a
las mujeres. Nuestra actitud debería ser:¡¡tanto
mejor! ¡Adelante, a Pues cuanto
más de prisa avancemos, tanto más cerca es-
taremos de la insurrección contra el
capitalismo. ¡Cómo pueden los socialdemócra-
tas caer en el temor a la de
juventud, etc., si no olvidado el ejemplo de
la Comuna de París?"
"La democracia, aun democracia para
los oprimidos por el capitalismo, incluyendo el
sexo oprimido, no es suficiente para nosotros. ·
El movimiento obrero se plantea
por igualdad
mujer, y no solo por

16
a la al trabajo social productivo, arran-
carla de "esclavitud doméstica",, liberatla de
la subordinación--embrutecedora y humillante-
-al eterno tráfago de la cocina y de la atención
de los niños.
Se trata de una larga lucha, que necesita
una reforma radical, tanto de la técnica social,
como de las costumbres. Pero esta lucha termi-
nará con el total del comunismo".
"Para poder intervenir en política, en el viejo
régimen, capitalista, se requería una prepara-
ción especial, de que el papel de las mu-
jeres en la vida era insignificante inclu-
so en los paises capitalistas más avanzados
y libres. tarea es lograr que la política
sea accesible a mujer trabajadora. Desde
el momento en que fue abolida la propiedad pri-
vada de la y de las fábricas, y derrocado
el poder de los terratenientes y capitalistas, las
tareas políticas se volvieron sencillas, claras
y comprensibles para todos los trabajadores,
incluyendo a las mujeres trabajadoras. En la
sociedad capitalista la situación de la mujer ·
se caracteriza por una desigualdad tal, que su .
participación en política solo representa una <

minima parte de la del hombre. Para que se


produzca un cambio en esta situación es nece-
sario el poder de los trabajadores, pues enton-
ces las principales tareas de la política consis-

17
tirán en asuntos directamente relacionados con
el destino de los mismos".
"Debido a sus tareas domésticas, la situa-
ción de la sigue siendo penosa. Para
lograr la total emancipación de la mujer y su
igualdad y efectiva con el
sario que la economía
y que la en el
de producción. Entonces sí la
mismo que el
no hablamos de '"'""''""~.u....A.,
que se refiere
a la cantidad de
trabajo, la duración de condicio.,.
nes de. etc.; sostenemos que
no debe, a del
a causa de su posición en el
des saben incluso cuando las mujeres go-
zan de plenos derechos, en la siguen
esclavizadas, todas las tareas domés-
ticas pesan sobre ellas. En la de los
casos las tareas domésticas son el más
improductivo, más y más arduo
que pueda hacer una Es un
y no incluye
que de algún modo pueda al desarro-
llo de la mujer".
''Donde terratenientes, capitalistas y co-
merciantes, no puede haber entre el
18
hombre y la mujer, ni siquiera ante la ley.
Donde no hay terratenientes, capitalistas ni
comerciantes, donde el poder de los trabajado-
res constituye una nueva vida sin estos explo-
tadores, existe igualdad entre el hombre y la
mujer ante la ley.
Pero esto no basta.
La igualdad ante la ley no es necesariamen-
te la igualdad en los hechos.
Necesitamos que las obreras consigan la
igualdad con lo~ obreros, no solo ante la ley,
sino en los hechos. Para ello es preciso que las
obreras participen cada vez más en la adminis-
tración de las empresas sociales y en la adrai-
nistración del estado.
Al en la administración, las muje-
res aprenderán con rapidez y se pondrán a la
misma altura que los hombres.
Elijan más obreras al Soviet, tanto comu-
nistas como apartidistas. Con tal de que sean
obreras honradas, capaces de realizar su tra-
bajo de manera inteligente y honesta, aunque
no sean miembros del partido, ¡elíjanlas al So-
viet de Moscú!
¡Más obreras en el Soviet de Moscú! ¡Que el
proletariado de Moscú demuestre que está dis-
puesto a hacer y hace todo lo necesario para la
para la lucha contra la
contra la vieja humillación

La ver-
verdadero
y cuando
por el prole-
.--.r..rn,a,., contra esa peque-·
o, más exactamente,
cuando cmnience su rnli'Tn•""ll,...,'.nYJ general en

una gran economia '-''""'"'U",H""'"""'·

ae;ma~o interés a los


tes de comunismo ya existen en esta esfe-
No, y mil veces no. Los comedores públicos,
las casas-cuna, los de infantes; he
he
tnt:erle.Sclajos, sin
tantas
planes,
inclina" nues-
o los ''comu-
nistas" inmaduros. Pero nosotros no cuidamos
como debiéramos estos brotes de lo nuevo.
Fijense en la burguesía. ¡Qué bien sabe ha-
cer propaganda de lo que a ella le conviene!
¡Cuántos millones de ejemplares de su prensa
exaltan las empresas que los capitalistas con-
sideran u~n '(modelo", y cómo se transfonna a
las instituciones burguesas ('modelo" en objeto
de orgullo na_cional! En cambio nuestra pren-
sa no se preocupa, o apenas se preocupa, de
describir los mejores comedores públicos, las
mejores casas-cuna, a fin de que, insistiendo
diariamente, se logre transformar a algunos de
ellos en establecimientos 1nodelo. No les hace
suficiente propaganda, no se refiere, en forma
detallada, a la economía de trabajo humano,
a los beneficios que prestan a los interesados,
al ahorro de productos, a la emancipación de
la n1ujer de la esclavitud a los pro-
gresos del estado sanitario, que ffJUC-'LA-'v'

se con un trabajo comunista ejemplar y que es


posible hacer extensivos. a toda la sociedad, a
todos los trabajadores".
'(Nuestras secciones nacionales conciben
la labor de agitación y propaganda entre las
·masas femeninas, su despertar y su radicali-
zación como algo secundario, como una tarea
que afecta exclusivamente a las mujeres comu-
nistas. Se reprocha a las comunistas que esta
obra no avanza con la y ener-
gía. ¡Esto es injusto, totalmente injusto! Verda-
dero separatismo e igualdad de derechos de la
mujer d la rebours, como dicen los franceses,
es decir, igualdad de derechos de la mujer al
revés. ¡En qué se basa esta posición errónea
de nuestras secciones nacionales? (No hablo
de la Rusia Soviética.) En definitiva, esto no es
otra cosa que una subestimación de la mujer
y de su trabajo. Eso es. Lamentablemente, de
muchos de nuestros camaradas aún se puede
decir: "Escarbad en un comunista y encontra-
réis a un filisteo". Naturalmente, es preciso es-
carbar en el punto sensible: en su sicología con
relación a la mujer. ¡Existe prueba más eviden-
te que el hecho de que los hombres vean con
calma cómo mujer se desgasta en el trabajo
doméstico, un trabajo menudo, monótono, ago-
tador y que le absorbe el tiempo y las energías;
cómo se.estrechan sus horizontes, se nubla su
inteligencia, se debilita el latir de su corazón y
de cae la voluntad? Naturalmente, no aludo a
las damas burguesas, que encomiendan todos
los quehaceres domésticos, incluido el cuidado
de los. niños, a personas asalariadas. Todo lo
que digo se refiere a .la inmensa mayoría de
las mujeres, comprendidas las mujeres de los
obreros, aunque se pasen todo el día en la fá-
brica y ganen su salario.
Son muy pocos los maridos, hasta entre los
proletarios, que piensen en lo mucho que po-
23
drian aliviar el peso y Zas preocupaciones de
la mujer, e incluso suprimirlos por completo, si
quisieran "a la mujer en su trabajo". No
lo hacen, por considerarlo reñido con "el dere-
cho y la dignidad del marido". Este exige des-
canso y confort. La vida .casera de mujer es
un sacrificio diario en miles de detalles nimios.
El viejo derecho del a dominación
continúa subsistiendo en forma Su
esclava se venga de él objetivamente
situación, también en forma velada: atraso
de la mujer, su incomprensión de los ideales re-
volucionarios del marido el entusias-
mo de este y su decisión de Estos son
los pequeños gusanos que corroen Zas
energías de modo zmpercE~Pl:Ib1re
seguro. Conozco · vida los y no
solo a través de los libros. Nuestro trabajo co-
munista entre las masas nuestra
labor política comprende una considera-
ble de educativo entre los hombres. De-
bemos extirpar hasta·las últimas y más peque-
ñas raices del viejo punto. de vista propio de los
tiempos de la esclavitud. Debemos hacerlo tan-
to en el partido como en las masas. Esto afecta
a nuestras tareas políticas, mismo que la im-
periosa necesidad de un núcleo de ca-
maradas--hombres mujeres--que cuenten con
,... ...,.,11'11,~ ...,.,,.,.....,,., teórica
''En la historia de la humanidad, ningún mo-
vimiento liberador de importancia ha transcu-
rrido sin que las mujeres participasen de cerca
en él,ya que cada paso de la clase oprimida por
el camino de la liberación es, al mismo tiempo,
un alivio en la situación de las mujeres".
"Por eso, la instrucción política de las obre-
ras y campesinas es ahora, cuando los obreros
y campesinos han emprendido la construcción
de una vida· nueva, una obra primordial, un
obra importantísima para la verdadera victoria
sobre la burguesía".
"Envío un ferviente saludo a las obreras y
a ·zas trabajadoras del mundo entero, que se
están agrupando en una familia laboriosa en
tomo del proletariado socialista. ·
Les deseo pleno éxito:
(1) en el fortalecimiento de los lazos interna-
cionales entre los obreros de todos los países y
en la tarea de asegurar el triunfo de la revolu-
ción proletaria;
(2) en la obra de liberar a los sectores atra-
sados de las trabajadoras del sojuzgamiento
moral y económico de la burguesía;
25
someterse a los hombres. Primero los hombres
fueron subordinados a las mujeres, y enton-
ces la situación se transformó en su opuesto,
y las mujeres fueron subordinadas a los hom-
bres. Todavía no se ha aclarado esta etapa de
la historia aunque se ha estado desarrollando
por un millón de años y más. La. sociedad de
clases aún no ha durado 5000 años .... En una
palabra, una devora a la otra, una derroca a la
otra, se elimina una clase y surge otra clase, se
elimina una sociedad, y surge otra sociedad ....
También se el socialismo, no seria
correcto que no fuera eliminado, porque enton-
ces no habría comunismo. El comunismo dura-
rá por miles y miles de años. ¡No creo que no
ocumrán cambios cualitativos bajo el comunis-
mo, que no será dividido en etapas por cambios
cualitativos! ¡No lo creo!".
"¡Señoras! Somos mujeres. ¡Nos hemos hun-
dido aún más profundamente en el mar de la
miseria! Puesto que también somos seres hu-
manos, ¿por qué no nos permiten participar en
la política? Puesto que también somos seres hu-
manos, ¿por qué no nos permiten tener contac-
to social? Nos reunimos en rincones y no pode-
mos salir por la puerta principal. ¡Los hombres
sin verguenza y rufianes nos consideran como
juguetes, nos obligan a la prostitución a largo
plazo y destruyen la libertad de amar! ¡Se limi-
ta la "castidad" a la mujer! Hay muchos relica-
27
ri.os a las mujeres castas, pero ¿dónde están
los templos para los hombres castos? Algunas
de nosotras nos reunimos en las escuelas
la mujer, pero ·nuestros maestros son los
bres sin vergüenza y rufianes. Durante todo el
dia discuten acerca de "la esposa virtuosa y
la buena madre". No tienen otro propósito que
el de enseñamos cómo especializamos en
prostitución a largo Temen que nosotras
no aceptaremos ser controladas. ¡Qué miseria!
Dios de Libertad, ¿dónde estás? ¡Por favor,
ayúdanos! ¡Nos hemos ¡Las mu-
jeres tienen que unirse y con todos los
malditos fantasmas que nos que des-
truyen nuestra libertad física y .o~,,,r~,t-ru
"Los tres vínculos de príncipe y
'Yllrllr>"Hrl•""'

súbdito, padre e hüo, deben ser


combatidos y deben ser ~nn'.~u1JP1nnrn.~ junto a
la religión, los capitalistas y los
demonios malignos del-rvnno•nr'"
"Las mujeres son fieles y responsa-
bles".
"La representa de pobla-
ción. La condición económica de mujer traba-
jadora y la opresión que padece, como nadie,
demuestra que mujer necesita urgentemente
la revolución, y que ha de
.ott:.>rn'lironv la o de revo-
lución".
28
"(Las mujeres) son potencialmente una tre-
menda fuerza revolucionaria".
'(Sin el despertar de la mujer, que compren-
de la mitad de la población china, no podrá ser
victoriosa la Guerra de Resistencia en China".
"La emancipación de la mujer trabajadora
es inseparable de la victoria de su clase entera.
Logrará su verdadera emancipaciÓn solo cuan-
do sea victoriosa su clase".
"Porte gallardo, actitud resuelta, fusil de cin-
co pies, bajo el resplandor de la aurora en el
campo de ejercicios. Sublimes aspiraciones tie-
nen .las hijas de China, desprecian las sedas,
aman su ropa de combate".
"Cuando las mujeres se levanten por todo el
país, será el de la victoria de la revolución
China".
"Marx dijo. que el proletariado no solamen-
te tiene que emanciparse a sí mismo, sino a la
tman~za~aa entera. Sin emancipar a la humani-
dad, el proletariado no puede lograr su propia
emancipación".
"Sin la emancipación de la mujer no puede
haber verdadero socialismo".
"La emancipación de la mujer trabajadora
es inseparable de la victoria de su clase en. su
conjunto. Solo cuando su clase alcance la vic-
29
toria ellas ,....,.,.,..,..,.,,.,,.,. una real emancipa-
ción".
"Las mujeres cargan en sus espaldas la mi-
tad del cielo y debe conquistársele".
"Las mujeres tomen el puesto de comando".
"Verdadera entre los sexos se po-
drá realizar solo en el proceso de
ción socialista de la sociedad".

30
Escrito: 1921
Digitalización: Aritz
Fuente: Editorial Marxista, Barcelona, 1937

¿Se mantendrá la familia en un Estado co-


munista? ¿Persistirá en la misma forma ac-
tual? Son estas cuestiones que atormentan,
en los momentos presentes, a la mujer de la
clase trabajadora y preocupa igualmente a
sus compañeros, los hombres.
No debe extrañarnos que en estos últimos
tiempos este problema perturbe las mentes de
las mujeres trabajadoras. La vida cambia con-
tinuamente ante nuestros ojos; antiguos há-
bitos y costumbres desaparecen poco a poco.
Toda la existencia de la familia proletaria .se
modifica y organiza en forma tan nueva, tan
31
fuera de lo tan extraña, como nunca
pudimos imaginar.
Y una de las cosas que mayor
produce en la en estos momentos es la
manera el divorcio en
Rusia~

De ......""' ..........
'-J

rio del
divorcio ha --·--·-
a .los ricos;
trabajadora no que esperar y meses, e
incluso hasta años, para que sea fallada su
petición de se·oara<~Ion matrimonial que le dé
derecho a un bo-
rracho o a golpearla.
Desde ahora en ...................................... divorcio se
obtener amigablemente rlle:>'n'II"T"A

tina o dos semanas lo más.

ran marido. como


la familia, como el único sostén la vida, a
esas mujeres que no cum¡pn~ntae:n todavía que
deben acostumbrarse a a encontrar
ese sostén en otro no en· persona
sino en la persona la sociedad, en
el Estado.
No hay ninguna razón para pretender enga-
ñarnos a nosotros mismos: la familia normal
de los tiempos pasados en cual el hombre lo
era todo y la nada -puesto que no tenía
voluntad propia, ni dinero propio, ni tiempo
del que disponer libremente-, este tipo de fa-
milia sufre modificaciones por día, y ac-
tualmente es casi una cosa del pasado, lo cual
no debe asustarnos.
Bien sea por error o ignorancia, estamos
dispuestos a creer que todo lo que nos rodea
debe permanecer inmutable, mientras todo lo
demás ha sido así y siempre
será. Esta afirmación es un error profundo.
Para darnos cuenta de su falsedad, no te-
nemos más que leer cómo vivían las gentes del
pasado, e inmediatamente vemos cómo todo
está sujeto a cambio y cómo no hay costum--
bres, ni organizaciones políticas, ni moral·que
permanezcan fijas e inviolables.
Así, pues, la familia ha cambiado frecuen-
temente de forma en las diversas épocas de la
vida de la humanidad.
Hubo épocas en que la familia fue comple-
tamente distinta a como estamos acostum-
33
brados a admitirla. Hubo un en que
la única forma de· familia que se considera-
ba normal era la llamada . . a.............,ua. genesH~a.
decir, aquella en que el cabeza
la anciana en torno a la cual se agru-
paban, en vida y en el los
hijos, nietos y o1:.t:::.n1euJs.
La familia en otros .,..,""................ ,. .,..,.
considerada también como la única
sible de por un
para
Aún en nuestros
JLU..JL.I.JLJLJU.U...

pos se pueden encontrar en las aldeas rusas


familias campesinas este En realidad
podemos afirmar que en e~as localidades la
moral y las leyes que rigen la familiar son
completamente distintas las que reglamen-
tan la vida de la ciu-
dad. En el campo existen todavía gran número
de costumbres que ya no es encontrar
en la familia de la ciudad
El tipo de familia, sus etc., va-
rían seglin las razas. como por
ejemplo los turcos, entre los
cuales la ley autoriza al tener varias
mujeres. Han existido y todavía se encuentran
tribus que la costumbre es
decir, que la mujer varios
La moralidad al uso de nuestro
tiempo autoriza para de las jóvenes
la virginidad hasta su matrimonio legítimo.
Pero, sin embargo, hay tribus en las que ocu-
rre todo lo contrario: la mujer tiene por orgullo
haber tenido muchos amantes, y se engalana
brazos y piernas con brazaletes que indican el
número ...
Diversas costumbres, que a nosotros nos
sorprenden, hábitos ql..!e podemos incluso ca-
lificar de lo-s practican otros pue-
blos, conJa sanción divina, mientras que, por
su parte, califican de "pecaminosas" muchas
de nuestras costumbres y leyes.
Por tanto, no hay ninguna razón para que
nos aterroricemos ante el hecho de que la fa-
milia sufra un cambio, porque gradualmen-
te se descarten vestigios del pasado vividos
hasta ahora, ni porque se implanten nuevas
relaciones entre el hombre y la mujer. No te-
nemos más que preguntarnos: ¿qué es lo que
ha muerto en nuestro viejo sistema familiar y
qué relaciones hay entre el hombre trabajador
y la mujer trabajadora, entre el campesino y
la campesina?
¿Cuáles de sus respectivos derechos y de-
beres armonizan mejor con las condiciones de
vida de la nueva Rusia? Todo lo que sea com-
patible con el nuevo estado de cosas se man-
35
tendrá; lo demás, toda esa anticuada morralla
que hemos heredado de la maldita época de
servidumbre y dominación, que era la carac-
terística de los terratenientes y capitalistas,
todo eso tendrá que ser barrido juntamente
con la misma clase explotadora, con esos ene-
riügos del proletariado y de los pobres.

La familia, en su forma no es más


que una de tantas herencias pasado. Sóli-
damente unida, compacta en sí misma en sus
comienzos, e indisoluble -tal era el carácter
del matrimonio santificado por el cura-, la fa-
milia era igualmente necesaria para cada uno
de sus miembros. Porque ¿quién se hubiera
ocupado de criar, vestir y educar a los hijos
de no ser la familia? ¿Quién se hubiera ocu-
pado de guiarlos en la vida? Triste suerte la de
los huérfanos en aquellos tiempos; era el peor
destino que pudiera tocarle a uno en suerte.
En el tipo de familia a que estamos acos-
tumbrados, es el marido el que gana el sus-
tento, el que mantiene a la mujer y a los hijos.
La mujer, por su parte, se ocupa de los que-
haceres domésticos y criar a los hijos como
le parece.
36
Pero, hace un
rriente familia una des-
trucción progresiva en todos los países ·del
mundo, en los que domina el capitalismo, en
aquellos países en el número fábricas
crece rápidamente, con otras em-
presas capitalistas que emplean trabajadores.
Las costumbres y la moral familiar se for-
man simultáneamente como consecuencia de
las condiciones generales de la vida que rodea
a la familia. que más ha contribuido a que
se modificasen las costumbres familiares de
una manera radical ha sido, indiscutiblemen-
te, la enorme expansión que ha adquirido por
todas partes asalariado de la mujer.
Anteriormente, era hombre el único sostén
posible la Pero desde los últimos
cincuenta o sesenta años, hemos experimen-
tado en Rusia (con anterioridad en otros paí-
ses) el régimen capitalista obliga a las mu-
jeres a buscar trabajo remunerador fuera de
la familia, fuera de su casa.

Como el salario del hombre, sostén de la


familia, resultaba insuficiente para cubrir las
necesidades de la misma, la mujer se vio ~obli­
gada a su vez a buscar trabajo remunerado; la
37
madre tuvo que llamar también a la puerta de
·la fábrica. Año por año, día tras día, fue cre-
ciendo el número de mujeres pertenecientes
a la clase trabajadora que abandonaban sus
casas para ir a nutrir las filas de las fábricas,
para trabajar como obreras, dependientas,
oficinistas, lavanderas o-criadas.
Según cálculos de antes de la Gran Guerra,
en los países de Europa y América ascendían
a sesenta millones las mujeres que se gana-
ban la vida con su·trabajo. Durante la guerra
ese número aumentó considerablemente.
La inmensa mayoría de estas mujeres es-
. taban casadas; fácil es imaginarnos la vida
familiar que podrían disfrutar. ¡Qué vida fa-
miliar puede existir donde la esposa y madre
se va de casa durante ocho horas diarias, diez
mejor dicho (contando viaje de ida y vuelta)!
La casa queda necesariamente descuidada;
los hijos crecen sin ningún cuidado maternal,
abandonados a sí mismos en medio de los pe-
ligros de la calle, en la cual pasan la mayor
parte del tiempo.
La mujer casada, la madre que es obrera,
suda sangre para cumplir con tres tareas que
pesan al mismo tiempo sobre ella: disponer de
las horas necesarias para el trabajo, lo mis-
mo que hace su marido, en alguna industria
o establecimiento comercial; consagrarse des-
38
una familia en la que el padre y la madre pa-
san fuera de casa la mayor parte de las vein-
ticuatro horas del día, entregados a un duro
trabajo, que les impide dedicar unos cuantos
minutos a sus hijos!
En épocas anteriores, era completamente
diferente. La madre, el ama de casa, permane-
cía en el hogar, se ocupaba de las tareas do-
mésticas y de sus hijos, a los cuales no dejaba
de observar, siempre vigilante.
Hoy día, desde las primeras horas de lama-
ñana hasta que suena la sirena la fábrica,
la mujer trabajadora corre apresurada para
llegar a su trabajo; por la noche, de nuevo,
al sonar la sirena, vuelve precipitadamente a
casa para preparar la sopa y hacer los que ha-
ceres domésticos indispensables. A la mañana
siguiente, después de breves horas de sueño,
comienza otra vez para la su pesada
carga. No puede, pues, sorprendernos, por
tanto, el hecho de que, a estas condi-
ciones de vida, se deshagan los lazos familia-
res y la familia se disuelva cada día más. Poco
a poco va desapareciendo aquello que
convertía a la familia en un sólido, todo
aquello que constituía sus seguros cimientos,
la familia es cada vez menos necesaria a sus
propios miembros y al Estado. Las viejas· for~
mas familiares se convierten en un obstáculo.
consistía la de la familia en
los tiempos pasados? En lugar, en el
hecho de que era el marido, el padre, el que
mantenía a la familia; en segundo lugar, el ho-
gar era algo igualmente necesario a todos los
miembros de la familia, y en tercer y último
lugar, porque los hijos eran· educados por los
padres.
¿Qué es lo que queda actualmente de todo
esto? El marido, como hemos visto, ha dejado
de ser el sostén único de la familia. La mu-
jer, que va a trabajar, se ha convertido, a este
respecto, en igual a su marido. Ha apre1;1dido
no sólo a ganarse la vida, sino también, con
gran frecuencia, a ganar la· de sus hijos y su
marido. Queda todavía, sin embargo, la fun-
ción de la familia criar y mantener a los
hijos mientras son pequeños. Veamos ahora,
en realidad, que subsiste de esta obligación.

Hubo un tiempo en que la mujer de la clase


pobre, tanto en la ciudad como en el campo,
pasaba su vida entera en el seno de la familia.
La mujer no sabía nada de lo que ocurría más
allá del umbral de su casa y es casi seguro que
tampoco deseaba saberlo. En compensación,
tenía dentro de su casa las más variadas ocu-
paciones, todas útiles y necesarias, no sólo
para la vida de la familia· en sí, sino también
para la de todo el Estado.
La mujer hacía, es cierto, todo lo que hoy
hace cualquier mujer obrera o campesina.
Guisaba, lavaba, limpiaba la casa y repasaba
la ropa de la familia. Pero no hacía esto sólo.
Tenía sobre sí, además, una serie de obligacio-
nes que no tienen ya las mujeres de nuestro
tiempo: hilaba la lana y el lino; tejía las te-
las y los adornos, las medias· y los calcetines;
hacía encajes y se dedicaba, en la medida de
las posibilidades familiares, a las tareas de la
conservación de carnes y demás alimentos;
destilaba las bebidas de la familia, e incluso
moldeaba las velas para la casa.
¡Cuán diversas eran las tareas de la mujer·
en los tiempos pasados! Así pasaron la vida
nuestras madres y abuelas. Aún en nuestros
días, allá en remotas aldeas, en pleno cam-
po, en contacto con las líneas del tren o le-
jos de los grandes rios, se pueden encontrar
pequeños núcleos donde se conserva todavía,
sin modificación alguna, este modo de vida de
los buenos tiempos del pasado, en la que el
ama de casa realizaba una serie de trabajos de
los que no tiene noción la mujer trabajadora
de las grandes ciudades o de las regiones de
42
gran población industrial, desde hace mucho

En los tiempos de nuestras abuelas eran


absolutamente necesarios y útiles todos los
trabajos domésticos de la mujer, de los que
el de la familia. Cuanto
"""'-' -'- . . . . . . . . ,. . . . . . . la mujer de· su casa a estas
era la vida en el hogar, más
orden y abundancia se reflejaban en la casa.
Hasta el Estado podía beneficiarse un
~tanto de las actividades de la mujer como ama
casa. en realidad, la mujer de otros
. . . . __.......... ....,""."" no se limitaba a preparar purés para
ella o su familia, sino que sus manos produ-
cían muchos otros productos de riqueza, tales
como telas, hilo, mantequilla, etc., cosas que
IJV'-'-... ''·'L'-Jl. llevarse al mercado y ser consideradas
como mercancías, como cosas de valor.
Es cierto que en los tiempos de nuestras
abuelas y bisabuelas el trabajo no era evalua-:-
do en ·dinero. Pero no había ningún hombre,
fuera campesino u obrero, que no buscase
como compañera una mujer con "manos de
oro", frase todavía proverbial entre el pueblo.
ro y no perderlo de una
manera es sin obtener
ningún provecho. Actualmente, toda mujer de
su casa, que es a la vez una obrera, prefiere
comprar las medias hechas que perder tiempo
haciéndolas.
Pocas mujeres trabajadoras, y sólo en ca-
sos aislados, encontrar hoy día que
preparen las conservas para la familia, cuan-
la de comesti-
bles de al
perfectamente
que el
una calidad o que no sea tan bue-
"·"-"'"'U!. ....... hacer una ama de casa
la trabajadora
no tiene ni ni energías para dedicarse a
todas las laboriosas operaciones que requiere
un trabajo de esta clase. '
La realidad, pues, es que la familia con-
temporánea se cada vez más de
todos trabajos domésticos sin cuya
preocupación no hubieran podido concebir la
vida familiar nuestras abuelas.
Lo que se producía anteriormente en el
seno de la familia se produce actualmente con
el trabajo común de hombres y mujeres traba-
jadoras en las fábricas y talleres.
La familia actualmente consume sín
cir. Las tareas esenciales ama casa han
quedado reducidas a cuatro: (suelos,
muebles,
c1on comida y
ropa blanca,
do y repaso
Estos son Consumen
todas las el mujer
trabajadora, tiene que trabajar
en una fábrica.
Ciertamente que
tras abuelas co:m¡)n::ncllan
raciones, pero, sin
de una cualidad de la
jos doméstícos la
días; éstos
jos al
la economía porque son trabajos con
los que no se crean nuevos
no se contribuye a país.
Es en vano se
pase el día la mañana hasta la noche
limpiando su casa, lavando. y planchando la
ropa, sus para conser-
var sus gastadas ropas en matándose
para preparar con sus modestos· recursos la
mejor · posible, porque cuando termine
el día no quedará, a pesar de sus esfuerzos, un
resultado material de todo su trabajo diario;
con sus manos infatigables no habrá creado
en todo el día nada que pueda ser considerado
como una mercancía en el mercado comercial.
Mil años que viviera todo seguiría igual para
la mujer trabajadora. Todas las mañanas ha-
bría que quitar polvo de la cómoda; el marido
vendría con ganas de cenar por la noche y sus
chiquitines volverían siempre a casa con los
zapatos Henos barro ... El trabajo del ama
de casa reporta cada día menos utilidad, es
cada vez más improductivo.

Los trabajos caseros en forma individual


han comenzado a desaparecer y de día en día
van siendo sustituidos por el trabajo casero
colectivo, y llegará un día, más pronto o más
tarde, en que la mujer trabajadora no tendrá
que ocuparse de su propio hogar.
En la Sociedad Comunista del mañana, es-
tos trabajos serán realizados por una catego-
ría especial de mujeres trabajadoras dedica:...
das únicamente a estas ocupaciones.
47
Las mujeres de los hace ya mucho
tiempo que viven libres de estas desagrada-
bles y fatigosas tareas. tiene la mu-
jer trabajadora que co-nt1nt.:1ar pesada
carga?
En la Rusia ;:;o1V1t~tH:a,
trabajadora debe estar
comodidades, la misma
higiene, la misma
constituía el ambiente
cientes a las clases '-'-'-'-!J.!J.J'-'~.!1.
dad Comunista

Estos . . . . . ~..... '"' "'.11................., ...... ,....... '"" han ido en aumento
en todos los del régi-
men capitalista. decir.
que desde hace día
en día en todas las "".~~. .................'-'-""''-'
cen como las setas ..... . . _. ., ..., ..... . . _...,
Pero mientras en un '·"'·'"'''-'"' . . . . . . . . ""',....,...,.,....,.
gen tes con bolsas
mitirse el gusto comer en restaurantes,
en una ciudad comunista estarán al alcance
· de todo el .............. .!!. ........ V

Lo mismo se de la
ropa y demás
ahogarse en un océa-
no ni estropearse la vista remen-
dando y cosiendo la ropa por las noches. No
tendrá más que llevarla cada semana a los la-
vaderos centrales para ir a buscarla después
lavada y planchada. De este modo tendrá la
mujer trabajadora una preocupación menos.
La organización de talleres especiales para
repasar la ropa, ofrecerán a la
mujer la oportunidad de dedicar-
se por las a lecturas instructivas, a
distracciones saludables, en vez de pasarlas
como hasta en tareas agotadoras.
Por vemos que las cuatro últimas
tareas que todavía pesan sobre la
de nuestros tiempos desaparecerán con
triunfo comunista:
No tendrá qué quejarse la mujer obrera,
porque la Sociedad Comunista habrá termi-
nado con yugo doméstico de la mujer para
hacer su vida más alegre, más rica, más libre
y más completa.

¿Qué quedará de la familia cuando hayan


desaparecido todos estos quehaceres del tra-
bajo casero individual? Todavía tendremos
49
que luchar con el problema de los hijos. Pero
en lo que se refiere a esta cuestión, el Estado
de los Trabajadores acudirá en auxilio de la
familia, sustituyéndola; gradualmente, la So-
ciedadse hará cargo de todas aquellas obliga-
ciones que antes recaían sobre los padres.
Bajo el régimen capitalista la instrucción
del niño ha cesado de ser una obligación
los padres. El niño aprende en la escuela. En
cuanto el niño entra en lá edad escolar, los
padres respiran más libremente. Cuando lle.,.
ga este momento, el desarrollo intelectual del
hijo deja de ser un asunto de su incumbencia.
Sin embargo, con ello no terminaban todas
las obligaciones de la familia con respecto al
niño. Todavía subsistía la obligación de ali-
mentar al niño, de calzarle, vestirle, convertir-
lo en obrero diestro y honesto para que, con el
tiempo, pudiera bastarse a sí niismo y ayudar
a sus padres cuando éstos llegaran a viejos.
Pero lo más corriente era, sin embargo,
que la familia obrera no pudiera casi nunca
cumplir enteramente estas obligaciones con
respecto a sus hijos. El reducido salario de
que depende la familia obrera no le permite ni
tan siquiera dar a sus hijos lo suficiente para
comer, mientras que el excesivo trabajo que
pesa sobre los padres les impide dedicar a la
educación de la joven generación toda la aten-
50
ción a que este por sen-
tado que la familia se crianza de
los hijos. hacía en realidad? Más justo
seria decir que es en calle donde se crian los
hijos de los proletarios. Los niños de la clase
trabajadora desconocen las satisfacciones de
la vida familiar, placeres de los cuales partici-
pamos todavía nosotros con nuestros padres.
Pero, además, hay que tener en cuenta que
lo reducido los jornales, la inseguridad en
el trabajo y el hambre convierten fre-
cuentemente n1no diez años de la clase
trabajadora en un obrero independiente a su
vez. este momento, tan pronto como el
hijo mismo si es chico o chica) comienza a
ganar un se considera a sí mismo due-
ño de su persona, hasta tal punto que las pa-
labras y los consejos de sus padres dejan de
causarle la menor impresión, es decir, que se
debilita la autoridad de los padres y termina
la obediencia.
A medida que van desapareciendo uno a
uno los trabajos domésticos de la familia, to-
das las obligaciones de sostén y crianza de los
hijos son desempeñadas por la sociedad en lu-
gar de los padres. Bajo el sistema capita-
lista, los hijos eran con demasiada frecuencia,
en la familia proletaria, una carga pesada e
insostenible.

51
En este aspecto también acudirá la Socie-
dad Comunista en auxilio de los padres. En
la Rusia Soviética se han emprendido, merced
a los Comisariados de Educación Pública y
Bienestar Social, grandes adelantos. Se puede
decir que en este aspecto se han hecho ya m u-
chas cosas para facilitar la tarea de la familia
de. criar y mantener a los hijos.
Existen ya casas para los niños laqtantes,
guardería infantiles, jardines de la infancia,
colonias y hogares para niños, enfermerías y
sanatorios para los enfermos o delicados, res-
taurantes, comedores gratuitos para los discí-
pulos en escuelas, libros de estudio gratuitos,
ropas de abrigo y calzado para los niños de los
establecimientos de enseñanza. ¿Todo esto no
demuestra suficientemente que el niño sale ya
del marco estrecho de la familia, pasando la
carga de su crianza y educación de los padres
a la colectividad?
Los cuidados de los padres con respecto a
los hijos pueden clasificarse en tres grupos:
1 o, cuidados que los niños requieren impres-
cindiblemente en los primeros tiempos de su
vida; 2°, los cuidados que supone la crianza
del niño, y 3°, los cuidados que necesita la
educación del niño.
52
Lo que se a la instrucción de los ni-
ños, en escuelas primarias, institutos y uni-
versidades, se ha convertido ya en una obli-
gación del Estado, incluso en la sociedad
capitalista.
Por otra parte, las ocupaciones de la clase
trabajadora, las condiciones vida, obliga-
ban, incluso en la sociedad capitalista, a la
creac1on lugares de juego, guarderías, asi-
los, etc. Cuanto más conciencia tenga la cla-
se trabajadora sus derechos, cuanto mejor
estén organizados en cualquier Estado especí-
fico, tanto más interés tendrá la sociedad en
el problema a la familia del cuidado
de los hijos.
Pero la sociedad burguesa tiene miedo de
ir demasiado lejos en lo que respecta a con-
siderar los intereses la clase trabajadora,
y mucho más si contribuye de este modo a la
desintegración de la familia.
Los capitalistas se dan perfecta cuenta de
que VIeJo de familia, en la que la esposa
es una esclava y el hombre es responsable del
sostén y bienestar .de la familia; de que una
familia de esta clase es la mejor arma para
ahogar los esfuerzos del proletariado hacia
su libertad, para debilitar el espíritu revolu-
cionario del hombre y de la mujer proletarios.
La preocupación por lo que pueda pasar a
53
su familia, priva .al obrero de toda su firmeza,
le obliga a transigir con el capital. ¿Qué no
harán los padres proletarios cuando sus hijos
tienen hambre?
Contrariamente a lo que sucede en la so-
ciedad capitalista, que no ha sido capaz de
transformar la educación de la juventud en
una verdadera función social, en una obra
del Estado, la Sociedad Comunista considera-
rá como base real de sus leyes y costumbres,
como la primera piedra del nuevo edificio, la
educación social de la generación naciente.
No será la familia del pasado, mezquina y
estrecha, con riñas entre los padres, con sus
intereses exclusivistas para sus hijos, la que
moldeará el hombre de la sociedad del maña-
na ..
El hombre nuevo, de nuestra nueva socie-
dad, será moldeado por las organizaciones
socialistas, jardines infantiles, residencias,
guarderías de niños, etc., y muchas otras
instituciones de este tipo, en las que el niño
pasará la mayor parte del día y en las que
educadores inteligentes le convertirán en u:p.
comunista consciente de la magnitud de esta
inviolable divisa: solidaridad, camaradería,
ayuda mutua y devoción a la vida colectiva.
54
Veamos ahora, una vez que no se precisa
atender a la crianza y de los hijos,
qué es lo que quedará de las obligaciones de
la familia con.respecto a sus hijos, particular-
mente después que haya sido aliviada de la
mayor de los cuidados materiales que
llevan consigo nacimiento un hijo, o sea,
a excepción de los cuidados que requiere el
..............,. . . . ,'"' cuando todavía necesita de
su madre, mientras aprende a
N ........... .-,,...,,.¡,..."',"" a las faldas de su madre .
......................... '"' ...... el Estado Comunista acude
la madre trabajado-
-ra .. Ya no la madre agobiada con un
en brazos. El Estado de los Trabaja-
dores se encargará la obligación de asegu-
rar la subsistencia a todas las madres, estén o
no casadas, en tanto que ama.,..
por doquier casas
en todas las ciuda-
des y en todos los guarderías e insti-
tuciones semejantes para que la mujer pueda
ser trabajando para el Estado mientras, al
mismo tiempo, sus funciones de ma-
Las madres obreras no tienen por qué alar-
marse. La Sociedad Comunista no pretende
separar a los hijos de los padres, ni arrancar
al recién nacido del pecho de su madre. No
abriga la menor intención de recurrir a la vio-
lencia para destruir la familia como tal. Nada
de eso. Estas no son las aspiraciones de la So-
ci~dad Comunista.

¿Qué es lo que presenciamos hoy? Pues


que.se rompen los lazos de la gastada familia.
Esta, gradualmente, se va libertando de todos
los trabajos domésticos que anteriormente
eran otros tantos pilares que sostenían la fa-
milia co1no un todo social. ¿Los cuidados de la
limpieza, etc., de la casa? También parece que
han demostrado su inutilidad: ¿Los hijos? Los
padres proletarios no pueden ya atender a su
cuidado; no se pueden asegurar ni su subsis-
tencia ni su educación. ·
Estas es la situación real cuyas consecuen-
cias sufren por igual los padres y los hijos.
Por tanto, la Sociedad Comunista se acer-
cará al hombre y a la mujer proletarios para
decirles: "Sois jóvenes y os amáis". Todo el
mundo tiene derecho a la felicidad. Por eso
debéis vivir vuestra vida. No tengáis miedo
56
al aun el no
fuera más una cadena para el hombre y
la mujer de la clase trabajadora en la sociedad
capitalista. Y, sobre todo, no temáis, siendo
jóvenes y saludables, dar a vuestro país nue-
vos obreros, nuevos ciudadanos niños. La so-
ciedad de los trabajadores necesita de nuevas
fuerzas de saluda la llegada de cada
recién venido al mundo. Tampoco temáis por
el futuro de vuestro hijo; vuestro hijo no cono-
cerá el hambre, ni el frío. No será desgracia-
do, ni quedará a su suerte como
sucedía en la sociedad capitalista. Tan pronto
como el nuevo ser llegue al mundo, el Estado
de la clase la Sociedad Comunis-
ta, asegurará el y a la madre una ración
para su subsistencia y cuidados solícitos. La
Patria comunista alimentará, criará y educa-
rá al niño. Pero esta no intentará, en
modo alguno, arrancar al hijo de los padres
que quieran en la educación de sus
pequeñuelos. La Sociedad Comunista tomará
a su cargo las obligaciones de la edu-
cación del pero nunca despojará de las
alegrías paternales, de las satisfacciones ma-
ternales a aquellos que sean capaces de apre-
ciar y comprender estas alegrías. ¿Se puede,
pues, llamar a esto destrucción de la familia
por la violencia o separación a la fuerza de la
madre y el hijo?

57
Hay algo que no se puede negar, y es el he-
cho de que ha llegadq su hora al viejo tipo de
familia. No tiene de ello la culpa el comunis-
mo: es el resultado del cambio experimentado
por la condiciones de vida. La familia ha deja-
do de ser una necesidad para el Estado como
ocurría en el pasado.
Todo lo contrario, resulta algo peor que
inútil, puesto que sin necesidad impide que
las mujeres de la clase trabajadora puedan
realizar un trabajo mucho más productivo y
mucho más· importante. Tampoco es ya nece-
saria la familia a los miembros de ella, puesto
que la tarea de criar a los hijos, que antes le
pertenecía por completo, pasa cada vez más a
manos de la colectividad.
Sobre las ruinas de la vieja vida familiar,
veremos pronto resurgir una nueva forma de
familia que supondrá relaciones completa-
mente diferentes entre el hombre y la mujer,
basadas en una unión de afectos y camara-
dería, en una unión de dos personas iguales
en la Sociedad Comunist~, las dos libres, las
dos independientes, las dos obreras. ¡No más
"servidumbre'' doméstica para la mujer! ¡No
más desigualdad en el seno mismo de la fa-
58
milia! ¡No más temor por la mujer de
quedarse sin sostén y ayuda si el marido la
abandona!
La mujer, en la Sociedad Comunista, no de-
penderá de su marido, sino que sus robustos
brazos serán los que la proporcionen el sus ten-
to. Se acabará con la incertidumbre sobre la
suerte que puedan correr los hijos. El Estado
comunista asumirá todas estas responsabili-
. dades. El matrimonio quedará purificado de
todos sus materiales, de todos los
cálculos de que constituyen la repug-
nante mancha de vida familiar de nuestro
tiempo. El matrimonio se transformará desde
ahora en adelante en la unión sublime de dos
almas que se aman, quese profesen fe mutua;
una unión de este promete a todo obre-
ro, a toda la más completa felicidad, el
máximo de la satisfacción que les puede caber
a criaturas conscientes de sí mismas y de la
vida que les rodea.
Esta fuerte en sentimiento
de camaradería en que está inspirada, en vez
de la esclavitud conyugal pasado, es lo que
la sociedad comunista del mañana ofrecerá a
hombres y
Una vez se hayan transformado las condi-
ciones de trabajo, una vez haya aumentado la
seguridad material de la trabajadora;
una vez haya desaparecido el matrimonio tal
y como lo consagraba la Iglesia -esto es, el lla-
mado matrimonio indisoluble, que no era en el
fondo más que un mero fraude-, una vez este
matrimonio sea sustituido por la unión libre y·
honesta de hombres y mujeres que se aman y
son camaradas, habrá comenzado a desapare-
cer otro vergonzoso azote, otra calamidad ho-
rrorosa que mancilla a la humanidad y cuyo
peso recae por entero sobre el hambre de la
mujer trabajadora: la prostitución.

Esta vergüenza se la· de hemos al sistema


económico hoy en vigor, a la existencia de la
propiedad privada. Una vez haya desaparecí-
do la propiedad privada, desaparecerá auto-
máticamente el comercio de la mujer.
Por tanto, la mujer de la clase trabajadora
debe dejar de preocuparse porque esté llama-
da a desaparecer la familia tal y conforme está
constituida en la actualidad. Sería mucho me-
jor que saludaran con alegría la ·aurora de una
nueva sociedad, que liberará a la mujer de la
servidumbre doméstica, que aliviará la carga
de la maternidad para la mujer, una sociedad
en la que, finalmente, veremos desaparecer la
60
La mujer, a la que invitamos a que luche
la gran causa de la de los traba-
jadores, tiene que que en el nuevo Esta-
do no

"Estos son mis Ellos son los únicos a


quienes toda mi atención todo
mi afecto; ésos hijos
vecino. No ellos,
Tengo

plena cmac1enQc1a
vará a tal extremo que
dlten~n~cia.s entre
que recordar
brá más que
Comunista, po1ses14Jn
bajadores.

El Estado los tiene necesi-


dad de una nueva forma de relación entre los
sexos. El cariño de la
madre por sus hasta
61
dar cabida a todos los :p.iños de la gran familia
proletaria.
En vez del matrimonio indisoluble, basado
enJa servidumbre de la mujer, veremos nacer
la unión libre fortificáda por el amor y el respe-
to mutuo de dos miembros del Estado Obrero,
iguales en sus derechos y en sus obligaciones.
En vez· de la familia de tipo individual y
egoísta, se levantará una gran familia uni-
versal de trabajadores, en la cual todos los
trabajadores, hombres y mujeres, serán ante
todo obreros y camaradas. Estas serán las re-
laciones entre hombres y mujeres en la So-
ciedad Comunista de mañana. Estas nuevas
relaciones asegurarán a la humanidad todos
los goces del llamado amor libre, ennoblecido
por una verdadera igualdad social entre com-
pañeros, goces que son desconocidos en la so-
ciedad comercial del régimen capitalista.
¡Abrid paso a la existencia de una infancia
robusta y sana; abrid paso a una juventud vi-
gorosa que amela vida con todas sus alegrías,
una juventud libre en sus sentimientos y en
sus afectos!
Esta es la consigna de la Sociedad Comu-
nista. En nombre de la igualdad, de la libertad
y del amor, hacemos un llamamiento a todas
las mujeres trabajadoras, a todos los hombres

62
trabajadores, campesinas y campesi-
nos para que y de fe se
entreguen al trabajo de reconstrucción de la
sociedad humana para hacerla más perfecta,
más justa y más capaz de asegurar al indivi-
duo la felicidad a que tiene derecho.
La bandera la social que
ondeará después de Rusia en otros países del
mundo proclama que no está lejos el momento
en el que del cielo en la tierra,
a aspira desde hace si-
glos.

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