UNIDAD VII.
Parte 2)
CONSTITUCIÓN NACIONAL DE 1819.
PODERES DEL ESTADO. ORGANIZACIÓN Y FACULTADES.
SISTEMA ELECTORAL.
Fue la primera Constitución aprobada por un Congreso
para el territorio argentino. Pero no tuvo vigencia.
Sus fuentes fueron las constituciones francesas, la
Constitución española de Cádiz de 1812 y la de Estados
Unidos en los aspectos de la división de poderes.
Cuando se dio a conocer el proyecto aprobado de la
constitución, fue acompañado por un Manifiesto del
Congreso redactado por el Deán Funes. En él se
expresaba que la Constitución la Constitución no era “la
democracia fogosa de Atenas, ni el régimen monacal de
Esparta, ni la aristocracia patricia ni la efervescencia
plebeya de Roma, ni el gobierno absoluto de Rusia, ni el
despotismo de Turquía, ni la federación complicada de
algunos estado”. Era “un estado medio entre la
convulsión democrática, la injusticia aristocrática y el
abuso de poder ilimitado.”
En su texto no se expresaba la forma de estado, si bien
podría adecuarse a una monárquica1.
Se trata de una constitución republicana ya que el Poder
Ejecutivo está desempeñado por un Director de Estado,
pero, según varios autores, era fácilmente adecuable a la
forma monárquica de gobierno. 2 3
El estado que organiza la Constitución de 1819 se
denomina Provincias Unidas de Sud América.
En su primera parte se refiere a la religión de estado,
estableciendo a la católica como tal.
Poder ejecutivo
A cargo del Director Supremo por 5 años, elegido por las
dos cámaras del congreso.
Facultades: proponer proyectos, objetar medidas o
reformas, nombrar generales, embajadores cónsules;
designar y destituir ministros. Se estableció Consejo de
Estado al lado del Director Supremo.4
Poder Legislativo:
Era bicamarista, compuesto por una Cámara de
Representantes y un Senado.
1 Galleti. Historia Constitucional Argentina. Pág 377.
2 “Se trataba de una república aristocrática, al estilo de las
repúblicas de las ciudades italianas del Renacimiento”. Lorenzo,
Celso. Manual de Historia Constitucional. Tomo I. Pag 263
3 En el apéndice se estableció el tratamiento protocolar que recibirían
los integrantes de los poderes del estado, entre ellos “alteza
serenísima”, “serenísimo señor”, como las insignias que debían usar.
4 Tuvo por objeto proveer una organización que fuera válida para un
régimen republicano como para uno monárquico
Una Cámara de Representantes:
Formada por diputados elegidos en proporción (1 por
cada 25.000 habitantes o fracción que no bajara de
16.000), con 4 años de duración (art IV). Este artículo no
hace referencia a la forma de elección directa o
indirecta. Pero en el 1er artículo del Apéndice se
establece que la elección de los diputados será “según la
base y en la forma que previene el Reglamento
Provisional” (de 1817), y en éste la elección e de forma
INDIRECTA.
Debían tener 26 años como mínimo, un fondo no menor
de 4 mil pesos o en su defecto, arte, profesión u oficio
útil, no debiendo estar en situación de dependencia del
Ejecutivo por servicio a sueldo.
Facultades: iniciativa exclusiva en materia de
contribuciones, tasas e impuestos y derecho privativo de
acusar a miembros de los tres poderes, ministros,
enviados a cortes extranjeras, generales, gobernadores y
jueces superiores de provincia, y demás funcionarios de
rango superior (juicio político)
Senado.
Compuesto por senadores de provincia (1 por provincia);
4 por la Iglesia (u obispo y 3 eclesiásticos), 3 por el
ejército de alta graduación, 1 por cada Universidad y el
Director saliente. Debían tener por lo menos 30 años, un
fondo de 8 mil pesos o renta equivalente o una
profesión que “lo pusiera en estado de ser ventajoso a la
sociedad”. Duraban 12 años. 5
Elección:
Los senadores por provincia serían elegidos por una
terna enviada al Senado con testimonio del acta de
elección, efectuada por dos electores por Municipalidad
reunidos en alguna villa del centro de cada provincia; los
militares, por el Director; el obispo-senador por los
obispos del territorio, en tanto que los otros 3
eclesiásticos, por la reunión de los cabildos eclesiásticos,
prelado diocesanos, curas rectores de la Iglesia Catedral
y rectores de los colegios eclesiásticos.
Se trataba de una composición aristocrática o
estamental. 6
Atribuciones del Congreso:
Dictar leyes, decretar la guerra y la paz, imponer
contribuciones, fijar a propuesta del Ejecutivo la línea de
5 La Cámara de los Lores, con los lores espirituales pertenecientes a la
Iglesia de Inglaterra, es el antecedente de la composición del Senado.
También pudo ser la Constitución de Bayona (española) de 1808 con
Cortes que tenían representación estamentaria que representaba al
clero, la nobleza y el pueblo. En ésta última representación se incluía
a las universidades, a personas “sabias o distinguidas” y a
“negociantes o comerciantes”. Torres Molina. Historia Constitucional
Argentina. Pag 96.
6 En su fundamentación se hizo referencia a las “inmunidades,
condecoraciones y fueros están los pueblos habituados a reconocer y
respetar” y, asimismo, se llamaba al Senado a los ciudadanos
distinguidos “ya por pertenecer a la clase militar y a la eclesiástica, ya
por sus riquezas y talentos aprovecha lo útil de la aristocracia”
mar y tierra para el servicio del Estado reglamentar
juicios y establecer tribunales inferiores, reglar
comercio, moneda, pesos y medidas, educación, etc.
Reformar la Constitución.
Poder Judicial:
Ejercido por una Alta Corte de Justicia, compuesta de 7
jueces y 2 fiscales, designados por el Director del Estado
con consentimiento del Senado.
Derechos amparados.
Sobre los llamados “derechos de la Nación”, se
expresaba que la soberanía residía en la Nación. Los
representantes de los poderes eran apoderados de la
Nación y responsables ante ella.
Entre los “derechos particulares” se protegía el derecho
a la vida, reputación, libertad, seguridad y propiedad. Se
enunciaba el principio de igualdad ante la ley, el de
libertad de prensa, el de la imparcialidad e igualdad
frente al proceso, el de la inviolabilidad del domicilio y
de la propiedad, etc. 7
En el capítulo final se estableció que la Constitución
debía ser solemnemente jurada en todo el territorio del
Estado; eso significa que una vez sancionada por el
Congreso no era puesta a consideración de los Pueblos8
para su aceptación o rechazo.
Fue constitución unitaria y centralista.
La Nación era la única depositaria de la soberanía.
No se ocupó del régimen de los Cabildos ni de los
gobiernos de provincia. Las provincias no aparecen como
entidades de derecho público: no existe su autonomía ni
régimen alguno sobre ellas; sólo se las menciona de
manera aislada en algunos artículos.
Se preservó el aparato legal de la colonia que no
contradijera la Constitución. De esa manera, la elección
de los gobernadores quedaba en manos del Director,
desde que la legislación anterior que no remitiéndose en
el caso al Reglamento Provisional de 1817 y porque
nombraba “todos los empleos que no se exceptúan
especialmente en esta Constitución y las leyes”.
7Disposiciones que pasaron sin modificaciones a la Constitución de
1853: “las acciones privadas de los hombres”, “nadie será obligado a
hacer lo que o manda la ley, privado de los que ella prohíbe”.
8 parte de los Cabildos, a raíz de las tratativas monárquicas que sus
Durante el período de la Independencia, el vocablo “pueblo”
conservó la acepción de la tradición política española: era un
conglomerado de estamentos, corporaciones y territorios
organizados políticamente en una ciudad. Fue característico su
uso en plural: “los pueblos soberanos”, para referirse a las
distintas ciudades que habían reasumido la soberanía cuando
comenzaron a ejercer su autonomía, tanto en España como en
América. Chiaramonte, José Carlos. Ciudades, provincias,
estado. Orígenes de la Nación Argentina.
SU RECHAZO.
Todas las ciudades representadas en el Congreso –
excepto las ocupadas por fuerzas realistas-,
reconocieron y juraron la Constitución en mayo de 1819,
cuando el Congreso la promulgó. Y todas también
procedieron a elegir representantes; hasta se eligieron
los senadores eclesiásticos y el correspondiente a la
Universidad de Córdoba. A fines de 1819 y comienzos de
1820, estaba preparado para la instalación del
parlamento.9 Sin embargo, el directorio debió enfrentar
la rebelión del litoral.
Las provincias del litoral –que no tenían representación
en el Congreso- rechazaron la constitución ya que sus
líderes sostenían un federalismo de derecho como
bandera. Comenzó una reacción contras las autoridades
del Directorio por causa de la constitución y también por
una nueva tentativa de establecer una monarquía10. El
Directorio encargó a tal fin una misión reservada ante el
gobierno de Francia. Al conocerse se levantaron voces
de protesta desde el interior y desde Buenos Aires. Pero
el proyecto fracasó finalmente por falta de apoyo en el
exterior, especialmente de Inglaterra.11
El triunfo de los federales en la batalla de Cepeda contra
las fuerzas directoriales, el 1 de febrero de 1820, puso
fin al Congreso, al Directorio, a la política monárquica y a
la Constitución. Sin embargo, aún después fue invocada
y utilizada en algunas provincias como texto legal en
vigor. 12
Según la tesis de Zorraquín Becú (El federalismo
argentino): “La lucha entre el gobierno nacional y las
provincias que respondían a Artigas había comenzado en
1815 y continuaba desde entonces con diversas
alternativas. Ninguno de los gobiernos sucesivos había
podido solucionarla definitivamente El enfrentamiento
era inevitable. La Constitución de 1819 no fue,
estrictamente hablando, ni <<una nueva bandera de
discordia>> ni <<la chispa que enciende la hoguera
federal>>. Desde el punto de vista de Artigas y sus
subordinados no agravaba la situación creada por el
Reglamento de 1817. Y, por lo demás, muy poco se
cuidaba estos de analizar los textos legales.”
9 “Los Cabildos de las ciudades interesadas dieron a sus
representantes instrucciones del caso para el mejor desempeño en
el Congreso. En ningún momento hubo la mínima reprensión por
diputados discutían en el Congreso. El interior, es decir las ciudades
que habían enviado representantes al Congreso, no puso objeciones
de ninguna naturaleza ni a las negociaciones monárquicas ni a la
Constitución.” Gibelli (dir.) Crónica Argentina. Tomo II. Codex. Buenos
Aires. 1968. 2-LXXXII.
10 Según Galletti.
11 Lopez Rosas, José. Historia Constitucional Argentina. 2002.
12 Tau Anzoátegui y Martiré. Manual de Historia de las Instituciones
Argentinas. Pag 321.