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Se puede decir que la crisis comenzó en el año 2007, como una financiera, pero

rápidamente se transformó en crisis económica y hoy en día, se trata de una crisis de

desempleo.

Y actualmente la situación en la que vivimos se ha tornado un desafío para

afrontarlo, sobre todo en lo que al plano económico se refiere puesto que estos

problemas se relacionan mucho con la economía y por obvias razones han impactado al

mundo, a las empresas y al pueblo.

Pero existe la posibilidad de aprovechar la crisis como una etapa para mejorar y

crecer y no dejarnos vencer.

Pues ahora debemos ser rápidos y flexibles. Para los problemas debemos

encontrar soluciones que conjuguen los recursos y capacidades de múltiples asociados:

los gobiernos, las instituciones internacionales, la sociedad civil y el sector

privado.Necesitamos agentes catalizadores que forjen estas nuevas alianzas.

Pero es fundamental que los gobiernos resuelvan sus problemas de activos

dudosos y recapitalicen sus sistemas bancarios. Los repuntes económicos impulsados

por los estímulos fiscales no serán sostenibles a menos que se recupere el sistema.

En la crisis actual, los bancos centrales y los ministros de finanzas han intentado

estabilizar el sistema. Pero el nivel de confianza continúa siendo bajo y los nuevos

inversionistas no van a arriesgar capital privado hasta que se reconozcan, con toda

transparencia, las pérdidas sufridas y se aclare el futuro de los bancos. Es probable que

la recuperación comience fuera del sector financiero, pero no podrá avanzar sin crédito.

Estados Unidos, es el más grande de los países desarrollados, y China, el más

grande de los países en desarrollo, deberían encontrar elementos comunes. China y

Estados Unidos han presentado los dos paquetes de reactivación económica de mayor

tamaño.
Sin embargo, la reactivación de Estados Unidos se apoya fuertemente en el

consumo, mientras que China tiene previsto invertir en la creación de más capacidad.

Con el tiempo, este desequilibrio es insostenible. Ambos países tendrán que cooperar

para hacer un reajuste mutuo a medida que se recuperen de la crisis: más ahorro a través

de la disciplina fiscal y en materia de gasto en Estados Unidos, y más consumo,

servicios a la ciudadanía y oportunidades para las pequeñas empresas en China. Sus

respectivos intereses nacionales pueden combinarse para fortalecer un interés sistémico

común.

O quizás sea cuestión de carácter y de ganas de salir adelante, porque hay ciudades que

viven la crisis como una oportunidad como Buenos Aires o Berlín, por ejemplo, no se

resignan y encuentran ventajas hasta en la recesión. Las de afianzarse como uno de los

mejores destinos turísticos de América Latina, en el caso de la capital argentina,

aprovechando la devaluación del peso para bajar los precios de los hoteles hasta un 50%

y seguir atrayendo a visitantes, según las asociaciones de hoteleros bonaerenses.

En Berlín que no para de asentarse artistas procedentes de medio mundo (unos

25.000 hace un año). Tal vez porque la cultura necesita potencial y entusiasmo más que

dinero, e incluso porque, como dijo el alcalde, Klaus Wowereit, la ciudad puede ser

"pobre, pero sexy".

También se puede ver que aumentan las rebajas de servicios turísticos. Hoteles

que ofrecen habitaciones más grandes de lo previsto o invitaciones a comer, paquetes

con vuelos y estancias gratuitas para los niños, seguros de anulación que cubren

quedarse en el paro con las vacaciones ya pagadas, estancias "ultra todo incluido"

(además de comidas y bebidas, excursiones y otros extras), financiación sin intereses.


También se puede crear un Paraíso de descuentos Outlet permanente. Los saldos

estivales de este año ya han sido catalogados como "los más agresivos de la historia".

Las ofertas pueden llegar al 70%. Cadenas de alimentación como Mercadería.

También, los productos ecológicos son más caros que los convencionales,

aunque hay maneras de conseguir precios más asequibles. Como es el caso de España

que han surgido grupos y cooperativas de consumo que compran directamente a

productores o distribuidores, evitando el encarecimiento de la cadena comercial y

obtienen alimentos más sanos, que reducen el impacto ambiental y social sobre el medio

y las personas.

Pero también y lo cierto es que ya también ya nos hemos convertido o podemos

convertirnos en verdaderos emprendedores que no dejan que los detenga el miedo a las

situaciones económicas cambiantes. Sin dejar de ser más cuidadosos al elegir los tipos

de negocios de consumo constante que suelen resistir mejor los embates financieros

durante una recesión.

Como pueden ser:

Alcohol

La mayoría de las empresas construidas alrededor de la cerveza y el vino

soportan bien los momentos de crisis. Las bebidas más costosas tienden a sufrir, pero

los licores de precio medio se mantienen.

Esto se debe a un principio básico: las personas no dejan un hábito verdadero

solo porque el panorama se ha ensombrecido. Simplemente se adaptan. Es decir, si les


gusta de verdad, seguirán viendo el futbol con una cerveza fría. Considera una licorería

o una distribuidora.

Cosméticos

Es mucho más fácil entrar en la industria de la belleza que a la del alcohol.

Cuando la situación se pone difícil, maquillarse y seguir adelante puede animar a

muchas personas. Sin importar cuál sea la razón, los cosméticos soportan bien las

recesiones. Hay muchas maneras de entrar en el negocio, desde distribuir por catálogo

vender por internet.

Servicios funerarios

Los servicios funerarios son solicitados aun en los peores momentos financieros.

Aun en las peores crisis económicas hay dos cosas seguras: la muerte y los impuestos.

Servicios de impuestos

Los buenos contadores saben manejarse en las circunstancias difíciles. En estas

épocas, las personas buscan conservar cada peso que puedan, mientras que Hacienda

busca mantener el orden en los impuestos. Esto crea las condiciones ideales para los

servicios de asesoría fiscal.

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