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MUG.
Dos días después de estos sucesos, la machi mandó a llamar a Juan, este se
presentó, en la misma casa que antes ocupara la anciana y la mujer lo invitó a que se
sentara frente a ella en torno al fogón y con escogidas palabras le transmitido.
-Estoy muy preocupada por las cosas que podrían ocurrir en la isla, e tenidos
terribles sueños pero no alcanzo a ver claramente la raíz del enorme mal que se cierne sobre
toda la población. En todo caso tú eres el jefe y mi preocupación de aquí en adelante será
tratar de protegerte y por favor, no te desprendas del collar que tu abuela te entregó.
Juan hubiera querido hacerle muchas preguntas a la mujer pero esta se retiró a
un rincón de la habitación dando por terminada la charla. No era primera vez que las
curanderas no disiparan las dudas que a veces lo agobiaban y tenía que en solitario tomar
decisiones y no siempre fueron las más acertadas pero esto no era nuevo, siempre había
luchado contra la corriente y seguiría siendo así, era el costo de ser el líder. Por fortuna
tenía tantas cosas en que pensar que había poco tiempo para divagaciones. Los próximos
días empezarían a parir las ovejas y había que avisar a los encargados para que
permanecieran junto a ellas hasta el término del proceso. Las semillas estaban
seleccionadas y pronto habría que arar la tierra, ahora llegarían las grandes mareas y las
playas se llenarían de lamilla, ésta tendría que ser recogida y en canastos transportada a un
lugar para después ser esparcida en los surcos para fertilizar la tierra, en fin, ese era el
modo de vida que habían libremente elegido.
La gente se preparaba para empezar con las faenas de campo, cuando un recio
temporal de agua y viento azotó las islas del archipiélago, este duró varios días y fue de tal
intensidad que en las noches, el viento azotaba de tal manera la isla que en el bosque
cercano se desgajaban grandes ramas de los árboles y estas pasaban volando por encima de
el poblado y caían en la playa. En la sexta noche de viento y agua, la población dormía con
la esperanza de que al otro día mejoraran las condiciones del tiempo, para poder empezar
las faenas. Faltarían un par de horas para que amaneciera cuando la tranquilidad de sus
sueños se vio sacudida violentamente por el sonido estridente del fierro que permanecía
colgado haciendo las veces de campana que se tocaba para avisar que había una
emergencia, Juan salio corriendo a averiguar que es lo que pasaba seguido por su hija que
preguntaba que era lo que ocurría pero el ruido de las olas y el viento les impedía
comunicarse pero avanzado diez pasos no había necesidad de explicaciones. La gran mole
de una embarcación que cabeceaba en la rompiente de la playa, la quilla seguramente había
tocado el fondo arenoso puesto que daba pronunciados bandazos y en cubierta se podía ver
a hombres , como fantasmas correr de un lado para el otro.. La primera idea que tuvo Juan,
era que el capitán del cutter había regresado para tomar venganza por el hecho de haberlos
dejado abandonado en esa lejana playa hace ya tantos años y el pánico se apoderó de él por
primera vez en su vida, los viejos fantasmas se habían presentado. Pero las cosas se fueron
aclarando, Garuma regresó con varios hombres y mujeres premunidos de buenas antorchas
y así pudieron distinguir la gran silueta del barco, este era bastante más grande que el cutter
del vasco. Juan reaccionó rápidamente y ordenó a los hombres que trajeran los remos de los
chalupones para ir a socorrer a los náufragos y dando el ejemplo se arrojo al mar para soltar
el fondeo de uno de los botes. En un momento toda la población se encontraba en la playa y
los chalupones se acoderaban a un costado del barco y los tripulantes arrojaban escaleras de
cuerdas por las cuales subieron Juan y algunos nativos. Tres tripulantes se acercaron y uno
de ellos se dirigió a Juan y en un difícil castellano, le explico que la embarcación había
perdido el gobierno y el temporal la había arrastrado ahí, Juan se hizo cargo de la situación
y preguntó si había personas heridas y la respuesta fue afirmativa, había seis tripulantes
heridos, Juan le dijo a gritos al capitán de barco que mejor era llevarlos a tierra para que
fueran atendidos por la curandera. Los seis heridos fueron desembarcados junto con el
sanitario de a bordo y distribuidos en dos casas, la de la machi y la de Juan. Esta,
acompañada de Garuma y de otras mujeres se dedicaron a lavar las heridas, vendarlos y
hacer que descansen. Por otra parte el resto de la población estaba llevando gruesos
maderos a la playa, desde la proa arrojaron gruesos cabos de Manila y juntos con los
tripulantes que bajaron a tierra,.jalaron al unísono cuando la ola atacaba a la playa, cuando
no se pudo arrastrar mas, los gruesos maderos traídos por los habitantes, fueron instalados
como estacas a los costados del navío dejándolo momentáneamente seguro.
La mañana con su plomiza claridad mostró la magnitud del varamiento, de a
poco fueron apareciendo por la playa tripulantes y pobladores y el capitán de la nave pidió
ser presentado con el jefe del pueblo, todo esto en un castellano bastante extraño. Juan, que
estaba no lejos de él, se presentó y su vez le explicó que su pueblo no hablaba español, que
él podía porque había vivido con el hombre blanco en islas de mas al norte y querían
ayudarles a reparar la nave y así pudieran seguir su viaje.
Lo primero que se hizo fue aclarar la cubierta, esta estaba absolutamente tapada
con bultos que normalmente habían estado fuertemente asegurados en cubierta, a raíz del
temporal se habían soltado y al ser azotados por las olas, habían corrido toda la cubierta y
causaron heridas a cuatro hombres. La quebradura de dos mástiles que cayeron en la
cubierta dejaron un sin número de cuerdas, cables, obenques y cientos de metros cuadrados
de paños de las velas. Todo esto fue retirado del barco y cuidadosamente dejados en tierra.
Juan le dijo al capitán que sus marinos podían hacer una gran habitación para que
todos pudieran vivir ahí mientras reparaban la nave, ellos les facilitarían la madera que se
necesitaría, mientras tanto todos podrían dormir en las casas. Y tal como se pensó se hizo,
grupos de nativos y los tripulantes trasladaron la madera necesaria para levantar dos
viviendas, una muy amplia para dar cabida a los tripulantes y otro mas chica para
habitación de los oficiales. Esto era lo prioritario, después se vería la reparación de la nave,
con todas las gentes trabajando, el capitán, tres ingenieros, el maestro mayor de carpintería
y Juan, se dieron en recorrer la nave de popa proa y el ingeniero en jefe iba tomando nota
de las cosas que había que reparar y las maderas que se irían necesitando. Todo lo que era
maderas, los nativos lo proporcionarían y alguna mano de obra. El capitán se mostró
agradecido y todos bajaron a tierra y fueron a ver a los enfermos, la machi iba saliendo de
su vivienda cuando se encontró con el grupo, al consultarle de cómo estaban los heridos,
ella bajando la cabeza le dijo Juan que uno había fallecido, con pesar, éste le transmitió a
los oficiales la noticia lo que produjo bastante conmoción pero el capitán reconoció que el
marino había sido ferozmente golpeado por una parte de un mástil. Los otros tripulantes ya
se estaban recuperando, luego pasaron a ver los heridos que estaban en la vivienda de Juan
ahí encontraron a Garuma poniéndole paños mojados a un tripulante que la fiebre lo hacía
quejarse quedamente, los otros estaban lucidos y se alegraron de ver al capitán, entre ellos,
la mayor atención por parte de los oficiales se la llevó el joven que tenía un brazo muy
golpeado y la curandera dijo que solo había que mantenerlo sin movimiento por unos días y
lo había vendado con las vendas que encontraron en el sanitario. Garuma había estado
asistiendo toda la jornada a los heridos que estaban en su casa, su padre la animó a que
siguiera atendiendo a los lesionados.
El tema del marino muerto, produjo el primer choque entre las dos culturas. El
capitán propuso que el fallecido fuera enterrado en el cementerio del pueblo a lo que Juan
le aclaró que tendría que llevarlo al pueblo del hombre blanco pues ellos no enterraban a
sus muertos, lo que produjo la lógica pregunta de que hacían con ellos. Juan con mucha
paciencia le explicó que de tiempo de sus ancestros a los muertos se les incinera para
purificar su cuerpo y espiritu para poder presentarse ante sus mayores y complacer a los
dioses, las cenizas se esparcían a la orilla del mar para siempre estar presente entre los de su
comunidad, ser enterrado en la isla era imposible porque su espiritu andaría permanente
vagando y exigiendo que lo liberen, la otra solución sería que lo sepultaran en algún islote
lejos de la isla, pero para esto tenía que autorizarlo la curandera. Esta se opuso
rotundamente y exigió que el cuerpo del marino fuera pasado por el mismo proceso que
todos los muertos para que se aquieten los espíritus.Ante esta situación el capitán reunió a
su tripulación antes de dormir y les comunicó en la forma que se procedería, esto
tranquilizaría a los dueños de casa y así se hizo. Al día siguiente, la comunidad entera y
toda la tripulación, se reunieron en la playa, en donde se armó la pira y el cadáver envuelto
en una lona recibió el adiós de sus compañeros y el capitán leyó un pasaje de la Biblia del
capitulo de los muertos desde su pequeño libro negro.
El capitán le confidenció a Juan que el barco y sus tripulantes pertenecían al país
llamado Francia y que la avería que sufrieron por la tempestad la sufrieron cuando ya,
cruzado el Cabo de Hornos rumbeaban con destino a las islas del pacifico en viaje de cobro
de impuestos y que le preocupaba grandemente el estado de salud del joven del brazo en
cabestrillo pues ese joven era hijo de un alto miembro del almirantazgo francés y se lo
había encargado expresamente a él para que le moldeara y preparara para la vida de mar si
es que así lo decidía después del viaje.
Las habitaciones estaban terminadas y trasladados los marinos y heridos, Garuma
insistió que el joven del brazo herido permaneciera en su vivienda asta que esté recuperado.
Así se lo hizo saber Juan al capitán y este no objeto.
Garuma podía rehacer cada instante del momento que vio al joven herido,
primero marinos y nativos corriendo por la bamboleante cubierta y sacar a los heridos, a la
curandera y ella haciéndose cargo de ellos y guiándolos a su vivienda y quedarse a atender
al aturdido joven, la curandera, mientras atendía a otro, le ordenó a Garuma que desvistiera
al herido y lo lavara, después la curandera lo palpó de la cabeza a los pies y entre ambas lo
vendaron y el brazo la mantuvieron fijo con unas varillas de mimbre. El joven inconsciente
se quejaba quedamente y Garuma estaba extasiada con el rostro del joven dormido, ella no
había visto nunca un rostro tan hermoso y tan blanco, un pelo tan suave y ondulado y un
cuerpo tan delgado, sus manos de dedos largos y suaves y una nariz fina. Su atención fue
preferente para él, e iba a retirar de la comida que hacían los marinos y ella se encargaba de
dársela, tres días permaneció el herido sin poderse levantar, pero al amanecer del tercero, el
joven se dio cuenta que la muchacha no se apartaba de su lado y decidió jugarle una broma.
Y a ojos cerrados se quejaba fuerte y la muchacha se desesperaba y lo abrazaba tratando de
protegerlo, en un momento se cruzaron las miradas y el joven no pudo contener la risa.
Garuma se dio cuenta que el joven estaba jugando y sin que él se de cuenta, tomó los
pellones y los levantó, el joven salió rodando y pasó a enredar a la muchacha y ambos
quedaron abrazados en el suelo y atacados de risa El joven, al tratar infructuosamente de
comunicarse con la niña, en francés en español ni en portugués, decidió por intermedio de
señas, pedirle sus ropas, ésta, buscó en un rincón de la vivienda y se presentó con todas sus
prendas secas y limpias, luego y siempre ayudado por la muchacha apareció con la delgada
figura del joven y fueron caminado a lo largo de la playa. La recuperación de los heridos
estaba avanzando muy bien, los nativos habían cortado toda la madera que necesitaban y ya
los hombres se incorporaban a las faenas de campo, los maestros de carpintería del barco
ayudados por los mejores maestros nativos, estaban avanzando en la colocación de las
tablas que se quebraron en el casco y los ingenieros decidían que parte del casco había que
renovar antes de atacar los mástiles. En tierra los marinos de cubierta se esmeraban en
reparar y parchar las velas y el resto de hombres sacaban tapas de cama para secarlas al sol
y depositaban en tierra todas las cuerdas que contenían las bodegas para adujarlas y en su
momento volverlas a guardar, todo seguía marchando bien. Garuma, no se despegaba del
joven y jamás se le vio tan alegre y el joven se dejaba hacer por la muchacha en una
sociedad en que el único capital era ser joven y el deseo del uno agradar al otro. Juan
siempre atareado por el doble trabajo de ver las siembras y el avance de los carpinteros, se
tomaba un minuto para ver a la pareja corriendo en la playa y movía la cabeza en signo de
aprobación.
Estos juegos, no pasaban desapercibidos por el capitán y los oficiales, aparte de
las chirigotas que se urdían entre los marineros, ya que solamente Antuane había podido
alternar con las jóvenes de la comunidad. Juan se lo había manifestado al capitán por
insinuación de la curandera. El día que Antuane regresó a dormir en el recinto de los
oficiales, el capitán le manifestó a este del absoluto respeto que debía mostrar para con la
hija de Juan, porque era muy joven y porque era hija del jefe de la comunidad y además no
se conocía su cultura, había que ser muy cuidadoso, a lo que el muchacho, mirándolo a los
ojos al capitán le aseguró que nada haría cambiar su conducta y respeto con la joven.
Las reparaciones avanzaban a buen paso acuciados por los oficiales y
contramaestres, el capitán escribía a diario las novedades y los avances. Juan salía
temprano para ver los animales y las siembras acompañado con su hija pero una vez que
empezaba la actividad en la reparación de la nave, esta se escabullía a juntarse con el
joven, los paseos de la mañana eran para intentar aprender sus respectivos idiomas y ya
intentar alguna frase, esto era motivo de risas en los jóvenes por sus imperfectas dicciones.
Una mañana de radiante sol Garuma esperaba al joven con el bote de su padre en
la orilla de la playa y con señas le indicó que saldrían a navegar Antuanne no lo pensó dos
veces y saltó a bordo después de empujar la embarcación, Garuma demostró la facilidad
con que ella podía gobernar la vela y pronto estaban en mitad de un canal con pequeñas
islas cubiertas con una lujuriosa vegetación las aguas no podían ser mas azules porque el
cielo se miraba en ella, avanzaron varias horas por ese dedalo de canales asta que llegaron a
una isla que tenía una blanca playa, ahí dejó caer un sacho y se puso de pié sacándose el
burdo vestido, quedó desnuda. El joven se resistía a creer lo que estaba viendo pero no tuvo
tiempo para reaccionar, Garuma avanzó y lo forzó a quitarse la camisa y los pantalones el
muchacho no resistió la arremetida de la joven y en un momento ya estaba en cueros y
azorado por la vergüenza. La muchacha sin ningún gesto, cogió de debajo de una bancada
una bolsita que contenía grasa de lobo y sin mas embadurnó todo su cuerpo con esa
materia. Terminado el proceso, propinó un empujón al joven y ambos se sumergieron en las
transparentes aguas, la muchacha tenía una sorprendente capacidad de mantenerse
sumergida lo que causaba alarma en su acompañante, el juego continuó por largo rato, asta
que el joven con claros signos de enfriamiento, intentó volver a la embarcación, la
muchacha le indicó que saliera a la playa, él obedeció mientras ella se volvía a sumergir
para salir después de unos minutos con dos grandes y rojas centollas las que dejó en la
arena y volvió por dos mas, ya en la playa ésta recogió algunas piedras y le indicó a su
compañero que hiciera una especie de fogón mientras ella recogía ramas secas desde la
playa y frotando una varilla sobre un palo seco, pronto apareció una gema roja que con
mucho cuidado la puso sobre unos musgos secos y con un mágico soplido apareció una
tímida llamita que con cuidado se transformó en una alegre fuego. Sobre una delgada laja
se asaron las centollas y entre risas las devoraron con apetito.Despues de tomar otro poco
de sol los jóvenes volvieron nadando al bote y se vistieron para emprender el regreso a
casa.
Antuane no salía de su asombro al ver a esa muchacha tan lista y graciosa tener el
comportamiento tan lúdico y tan fuera de malicia, además no podía negar que Garuma
reunía el porte, el físico y la belleza que la hacían muy apetecible. El en su país había
conocido la flor y nata de las jóvenes de sociedad que lucían esplendorosas con sus vestidos
elegantísimos y sus alhajas de las mejores casas de joyería de Europa. Mujeres que llevaban
con ellas los apellidos de mas abolengo de Francia y una cultura como la mejor de Europa
con ellas había practicado el juego de las pasiones y las traiciones que no dejaban mas
huella que una muesca al lado del nombre escrito en la libreta de citas. En cambio Garuma
representaba todo lo opuesto a las niñas de la gran sociedad, ésta, era una niña segura se sí
misma y tan feliz que no deseaba nada porque ya lo tenía todo y esa felicidad la repartía a
manos llenas. Él ya no tenía dudas, estaba absoluta y completamente enamorado de
Garuma pero eso todavía no se lo diría a ella. Por ahora y en homenaje a ese secreto amor
no encontró nada mejor que obsequiarle la mejor de sus camisas de gala que había
conservado desde el zarpe, esta prenda la sacó un día desde su camarote y cuando llegó a
buscarlo Garuma, éste se la obsequió y ayudó a ponérsela, no había en el mundo una joven
mas contenta que ella y sus radiantes ojos no dejaban dudas de ello.
En la nave se estaban instalando los dos mástiles en reposición de los quebrados por
el temporal los nativos habían recorridos varias islas vecinas con el maestro mayor para
seleccionar dos robustos, altos y fuertes cipreses para reponer a los inutilizados, estos
fueron cortados y arrastrados asta la playa para luego ser remolcados por los chalupones
asta el lugar de la reparación, ahí llevados a la playa y labrados de acuerdo a la usanza de
los constructores galos. Una vez instalados, nidos de cuervos, escalas de cuerdas, palos de
mesana obenques, velas, cangrejas y mil cosas más que lleva el amantillamiento, el barco
se veía radiante y así también la tripulación. La fecha del zarpe se aproximaba y el capitán
ante la imposibilidad de pagar con dinero a esta comunidad, habló con Juan para ofrecerle
de las cosas que ellos llevaban a bordo para comerciar con los polinésicos. Juan aceptó
géneros, herramientas, pinturas y artes de pesca.Ademas requerían carne salada y seca,
papas, legumbres, mariscos secos y ahumados, Mientras esto se preparaba, se llenaron los
estanques de agua dulce y se acopió leña para la cocina.
Antoane, estaba con un enorme dilema, no de que iba a hacer sino como lo iba
a hacer, faltando dos días para el zarpe, el capitán lo citó a su cabina y lo felicitó por la
relación que había mantenido con la hija del jefe ya que eso facilitó grandemente el trato
para con estos nativos que ni siquiera son cristianos y ni hablan la lengua de sus
conquistadores, también podía decirle que su comportamiento durante el viaje y sobre todo
en los días de la gran tempestad que los arrojó a esta isla había sido digno de un oficial de
la armada francesa y que si seguía esforzándose, al final de la singlada y si quería abrazar la
carrera naval, él estaría muy dispuesto a proponerlo para el grado de oficial, siguiendo la
tradición de sus generaciones y esto haría muy feliz a su padre.
Antuane miraba fijamente al capitán y cuando éste hizo una pausa en su
perorata, alargando dos sobres, que puso en manos del oficial, calmadamente le dio a
conocer la desición de renunciar a la armada y quedarse a vivir en la isla , uno de los sobres
contenía la renuncia y el otro estaba destinado a su padre en donde le explicaba latamente
los motivos de su irrenunciable desición de quedarse a vivir en la isla y esperaba que fuera
comprendido por sus familiares, El capitán lo miro para comprobar la clase de broma que
estaba ideando, pero la cara de obtinamiento del joven lo tomó por sorpresa y agitando por
sobre su cabeza los sobres, con voz severa le emplazó a que asumiera con responsabilidad
la oportunidad que la armada de su país le estaba ofreciendo y dejara de construir castillos
de arena y que no olvide que su padre tenía muchas esperanzas puestas en él. Ý él como
capitán y amigo de su padre había comprometido su persona de que enseñaría a su hijo a
amar la profesión para darle gloria a Francia. Así es que debía dejar los pajaritos que se
estaban anidando en su cerebro y pisar la tierra. Dicho esto se desentendió del joven y
escribió algo en el libro de viaje.
Antuane salió de la cabina del capitán con la firme resolución de que había una
guerra que dar y la daría con gusto porque no había mejor motivo que el amor que
profesaba a Garuma.
El capitán, hombre de mucho mundo en estos pequeños desbordes entre sus
tripulantes que era algo que se daba cada cierto período, sabía como tratar estos temas, dos
días en cepo o encerrados en los calabozos solucionaban cualquier problema. Este caso era
diferente, el problema era el hijo del almirante de la flota. Ahora tendría que actuar con
mucho tacto y diplomacia. Por las horas de la tarde lo cito a su cabina y de entrada le dijo.
¡Me parece muchacho que estas tomando las cosas con mucho apresuramiento y
no has tomado conciencia de tus responsabilidades para con tu familia y con la armada a la
cual representas. Dame una buena razón para abandonar a tus pares y recluirte en esta isla
abandonada de Dios!.
El joven tras un breve ordenamiento de las ideas, respondió. ¡En mis años de
existencia, capitán e conocido muchos países, e tenido contacto con muchas personas, por
mis blasones y por mi padre, pero jamás había encontrado un pueblo tan sencillo y tan
generoso donde todas sus gentes mantienen la pureza de la raza tan noble como esta y
capitán no tengo ninguna objeción de decirle que estoy enamorado de la niña mas hermosa
y mas noble que todas las doncellas que pululan en las cortes de Europa. Mi desición es
irrevocable!
¡Debes comprender que es mi responsabilidad no permitir que cometas la locura
que pretendes, tu destino esta llamado a realizar grandes cosas por tu patria y por tu familia,
con el tiempo comprenderás que lo hombres a veces tienen que sacrificar sus sueños
personales cuando los intereses superiores los llaman a ser actores en el futuro de las
naciones de sus ancestros¡.
¡Me esta queriendo decir capitán, que no me autorizará para abandonar el barco
aunque en esa playa quede lo único que me importa en esta vida?.
¡Los jóvenes creen que la vida se les acaba al primer tropiezo que encuentran en el
camino, te aseguro que cuando lleguemos a la Polinesia encontraras miles de hermosas
jóvenes que te ofrecerán grandes placeres, eso te lo puedo asegurar!.
¡Debe creerme capitán, estoy seguro de haber encontrado lo único que me
proporcionará la alegría de vivir y estoy dispuesto a luchar por ella!
El capitán se dio cuenta que este dialogo se pondría mas áspero en la medida en
que ambos no transigieran y podría llegar a limites peligrosos. Así, se levantó de su asiento
y se dirigió a cubierta a impartir órdenes para aprestarse para el zarpe.
Las últimas maniobras se completaron y el capitán ordenó desembarcar una
generosa cantidad de regalos para los pobladores en reconocimiento de la desinteresada
ayuda de los nativos. Personalmente hizo entrega de los obsequios a Juan completándolo
con un gran apretón de manos y quedaron de acuerdo que para la más alta marea, los
chalupones remolcarían el barco asta el canal que los pondría en ruta al Oeste.
En el momento de abandonar la playa, los remeros despedían con las manos a
los pobladores reunidos.
Garuma no había querido acercarse a la playa pues Antoane, el día anterior le
prometió que él no viajaría pues se quedaría en la isla y ambos formarían una familia,
construirían una vivienda y se dedicarían a la pesca y a la agricultura, no podrían ser mas
felices.
Cuando el oficial abordo la nave, encontró en cubierta a Antuane que arrastraba
un gran baúl de su propiedad donde guardaba sus posesiones personales. ¡Capitán, solicito
autorización para abandonar el barco, en este baúl transporto solo mis objetos personales.
El hombre supo que ahora tenía que tomar drásticas decisiones antes que la
situación se le escape de las manos. Haciendo una seña a su segundo comandante, este ya
aleccionado el día anterior por la posible deserción del muchacho, ordenó al contramaestre
traer tres marinos y estos lo redujeron no sin dificultades porque éste presentó fiera
resistencia, finalmente lo arrastraron a su camarote y lo encerraron con candado.
Por la tarde, los chalupones remolcaron el gran barco asta fuera de la ensenada y
ya en el canal, aprovechando el vientesillo favorable los marinos libraron las velas y el
navío se fue poco a poco perdiendo en lontananza.
En el camarote Antoane se dio cuenta que el alejamiento de la nave levantaba
una barrera imposible de superar entre su amada y él y esto no estaba dispuesto a
permitirlo. Desolado y atacado por la desesperación, Antuane prendió fuego a las ropas de
su litera en un loco intento de detener la nave. El humo alcanzó la cubierta, el
contramaestre ordenó formar una cadena de hombres premunidos de baldes con agua y
después de derribar la puerta del camarote, apagaron el incipiente fuego.
Furioso el capitán al ver amenazado su barco, ordenó que el muchacho fuera
consignado en un frío calabozo asta que recobrara la cordura.
Garuma no podía entender que su amado partiera si decirle nada a pesar de las
promesas que ambos se juraron, su primera intensión fue tomar el pequeño bote de su padre
y seguir el barco pero comprendió que sería algo inútil, la nave ya estaba demasiado lejos.
Se paseó desesperada por la playa asta que la luna asomó por la cordillera. Su padre
comprendiendo su angustia fue a su encuentro y con suaves palabras la convenció de
regresar a la vivienda, la niña no probó bocado y solo se tendió sobre sus pellones con la
cara transfigurada por el dolor. El llanto era algo que los naturales desconocían y
expresaban sus sentimientos lanzando sonidos guturales de pequeña intensidad pero no
menos desgarradores
Juan estaba consternado, su hija hacía tres días que no probaba bocado, estaba
tirada en su lecho y no cesaba de lamentarse. Sin saber que hacer, sus pasos lo llevaron a la
casa de la curandera, esta al parecer lo estaba esperando, no bien ingresar, la mujer con voz
trémula le pidió que le mostrara el collar. Este, con la voluntad debilitada abrió su camisa y
en ese momento se dio cuenta que ya no lo tenía, este, con toda seguridad se había caído
cuando él se lanzó al agua para sacar el fondeo del chalupón para socorrer a los tripulantes.
La mujer abrió los ojos y en su rostro se dibujó la estupefacción. No emitió palabra y se
sentó en torno al fogón mesándose los cabellos. Largo rato estuvo en estado casi de trance
mientras Juan de pié frente a ella no atinaba a hablar. Por fin la mujer, como tomando una
desición encaró al jefe y con claras palabras le expreso que ya nada se podía hacer, que
todo estaba en manos de los espíritus del mal y que temía por toda la comunidad. Y a
continuación y eligiendo muy bien sus palabras, mientras quemaba un puñado de hierbas en
las pavesas del fogón , le dijo, la vieja curandera, que te trajo al mundo, que veló tus viajes
por otras latitudes, siempre supo que tú habías sido especial, que estabas destinado a guiar
a tú comunidad hacia nuevas experiencias, pero todo en la vida tiene sus costos, a ti te pasa
lo mismo que a mí, yo puedo ver el destino de todos menos el mío, para poder hacer esto,
todas las curanderas desde los tiempos remotos han tenido que renunciar a tener familia ni
tener un hombre. Su compromiso es con su comunidad. A ti te pasa lo mismo, todo tu amor
debes entregarlo a ellos y a nadie en particular, la vieja curandera te lo advirtió cuando tu
hija estaba en gestación y ofreció hacerse cargo del problema y tú no creíste, ahora te toca a
ti decidir el destino de todos ya que tu hija nació con malos designios y los espíritus vienen
a cobrar. La única solución que te queda es la mas terrible debes sacrificar a tu hija para
calmar a esos dioses vengativos y debes hacerlo delante de toda la comunidad para que
sepan que le perteneces a ellos y a nadie mas. Esta declaración la dijo la machi con tal
amargura que su pelo se encaneció y su rostro se agrietó.
Juan salió de la vivienda de la curandera absolutamente deshecho, se paseó por la
playa y a su mente llegaban los recuerdos en tropel, su abuela que desde niño lo miraba a
los ojos tratando a lo mejor leer en ellos algunos destellos del futuro y sobre sus grandes
responsabilidades que estaba destinado a cargar, su abuelo que siempre lo alentaba para
fuera mas allá, el cura que lo acogió y le enseñó tantas cosas útiles y Don Matías, que le
mostró el camino que hace a los hombres y su hija. Que era el regalo que le dio la vida,
después de fallecer su mujer, esa niña que era su puntal para mantener la llama encendida
de sus sueños. Ahora los dioses exigen que la sacrifique para salvar la comunidad, sabía
que con los espíritus no se negociaba, hubiera sido fácil ofrecer su vida a cambio de la ella
pero los dioses eran tercos y crueles.
Juan sabía que no tenía alternativas, su hija jamás sería el precio para salvar a la
comunidad.Lo que levantó con la fuerza de su voluntad, también lo podía dejar caer, ahora
estaba en la situación de que nada importaba.
En el barco, las cosas tampoco marchaban mejor para los enamorados, Antuane
se había negado a recibir alimentos ni agua y permanecía sentado en el húmedo suelo y sus
labios musitaban el nombre de Garuma.
En la comunidad, Juan vagaba sin rumbo y no respondía a las consultas de los
encargados de los campos. La gente recurrió a la curandera para saber que podían hacer
para ayudarlo pues no querían verlo así. Esta respondió que esta fuera de sus manos poder
ayudarlo ya que éste al nacer fue investido de los poderes de guía, pero los espíritus estaban
celosos del amor que se profesaban padre e hija ya que ese amor era mas grande que la
fidelidad que Juan contrajo con la comunidad y ahora los vengativos espíritus estaban
cobrando la revancha por esta traición. También les dijo que Juan no viviría mucho tiempo
más y había necesidad de ir buscando a un nuevo jefe que estuviera congraciado con los
poderes de las sombras.
Estas palabras desataron convulsiones en la comunidad y nuevamente afloraron
las viejas ideas que en algún tiempo fueron desechadas y pronto se formarían varios bandos
que querían imponer a sus líderes.
A pesar de todo este revuelo las labores se seguían ejecutando y aparentemente
las cosas marchaban normalmente.
Una mañana algo brumosa, las gentes estaban reunidas como todos los días para
marchar a sus labores cuando alguien indicó con el dedo hacia la casa de Juan y todos
callaron al ver aparecer a Garuma, vestía solo con la alba camisa que le regalara el joven y
caminando como sonámbula pasó entre las gentes sin ver a nadie dirigiéndose a los
farellones que flanqueaban el lado sur de la ensenada. Al llegar a la cumbre del corte más
alto, volvió la mirada al oeste en dirección de la estela que dejó el barco de su amado y se
dejó caer. Los habitantes de la comunidad quedaron estupefactos porque querían a la niña y
todos estaban orgullosos de ella. El cuerpo de la muchacha cayó en forma horizontal en
dirección a las rocas que sobresalían de las aguas pero casi al tocarlas, todos vieron algo
que los llenó de terror y sería la historia obligada en todos los fogones de los pobladores de
las islas por muchas generaciones. Todos vieron el cuerpo de la niña suspenderse en el aire
mientras se transformaba en una blanca y hermosa gaviota que agitando las alas pasó
volando por sobre las cabezas de los pobladores y dando un lastimero chillido se alejó en
dirección de la perdida estela de la nave. Todos quedaron paralizados de terror y un
profundo silencio abarcó toda la isla. Nadie había centrado su atención en Juan, este
desesperado por la transformación y alejamiento de su hija, corrió tras ella llamándola a
gritos y en su alienada carrera se interno en el mar. Los habitantes todavía paralizados por
la impresión que les produjo la transformación de Garuma, vieron a Juan sumergirse en las
aguas y un instante mas tarde emerger transformado en una robusta tonina que se acercó
nadando a la playa y después de dar varias volteretas en el aire, también se marchó tras el
barco.
En ese mismo momento, el capitán, desolado por la actitud del joven quiso
componer las cosas dejándolo en libertad puesto que no deseaba que muriera en el calabozo
del barco. Tendría que dar demasiadas explicaciones al regreso a Francia. Estaba dispuesto
a entregarle uno de los botes salvavidas para que regresara a la isla. Esa sería la salida mas
honorable al delicado problema que tenía entre manos. Personalmente bajó acompañado de
su segundo y el contramaestre, abrieron el calabozo y se encontraron con el horrible
espectáculo que el joven se había colgado con su cinturón de una de las vigas, pero mas allá
de la impresión de estos viejos lobos de mar, era el hecho de que Antoune lucía la blanca e
impecable camisa que todos vieron que se la había regalado a Garuma.
Ese barco, nunca llegó a su destino. Solo tres días antes de arribo a Taepete lo
alcanzó la ola de un gran tsunami por un terremoto producido en China y en tres segundo
mandó a la nave al fondo de la fosa submarina de las Marianas.
La vida en la comunidad, tal como Juan la soñó, duro muy poco, los diversos
bandos, por tomar el poder, se enemistaron de tal forma que olvidaron sus sagradas
obligaciones para con los suyos y en ese invierno el hambre reinó en la comunidad, los
hombres habían perdido la habilidad de sobrevivir con lo que el mar les ofrecía y la
población, segura de que la isla estaba maldita, se dispersó por todo el archipiélago
volviendo a la vida trashumante.
Un par de años después, la naturaleza recuperó la tierra y se cubrió de plantas y
arbustos y las construcciones se derrumbaron, podridas por la humedad. Nadie pone un pié
en esa isla por temores atávicos.
Algunos viejos, cuando van de pesca con sus nietos y ven pasar un barco seguido
por gaviotas que lanzan roncos chillidos y algunas se posan en la cofa. Aseguran que es
Garuma que anda buscando a su joven enamorado y cuando el tiempo se va a echar a
perder seguro que verán a las toninas cruzándose por la proa de la embarcación en un inútil
intento de detenerlo. Entonces los viejos callan, pues ya no tienen dudas, es Juan tratando
de detener el barco en que se marchó el joven. Los muchachos callan porque respetan a sus
mayores, pero esas historias no las creen. Son cosas de viejos.
El mar nos señala diversos caminos. Y lo único rescatable en el hombre es esa
capacidad de amar. Que se puede expresar en pequeñas actitudes como también en
tremendos sacrificios, mientras el ser humano mantenga ese don que dios le dio, todavía se
puede creer en él.
Los pueblos forjan su cultura en sus tradiciones y estas sustentan las raíces que les
dan la fuerza a las nuevas generaciones y cuando estas colonicen otros planetas. Siempre
abra un nostálgico que soñará con hermosas islas de verdes canales donde los volcanes se
empinan para mirarse donde los mariscos y los peces abundan donde los pájaros rellenan
las playas de blancas arenas y donde una niña se enamoro de un extranjero,donde un padre
no pudo soportar el sufrimiento de su amada hija y se sacrificó él y a su pueblo por ella y
donde un noble joven, que todo lo tenía prefirió el limpio amor de una nativa y renuncio a
todas las glorias que su mundo le ofrecía, pues ya había encontrado lo que siempre había
andado buscando.
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