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¿Qué es y qué no es santidad?. Daniel I.

septiembre 14, 2014 · por Daniel I


https://rocadelasedades.wordpress.com/2014/09/14/que-es-y-que-no-es-santidad-daniel-i/

¿QUÉ ES Y QUE NO ES SANTIDAD?

¿Qué es y que no es santidad?. Cuando pregunto esto me estoy refiriendo no a la santidad “posicional”
que tenemos delante de Dios gracias a la obra de Jesucristo en la cruz a nuestro favor, santidad
imputada al igual que su justicia. No, me estoy refiriendo a la santidad “práctica” que todo creyente
debe desear para su vida, esa santidad que es la voluntad de Dios para nosotros como nos lo recuerda el
apóstol Pablo en 1ª Ts 4.3: “Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación…” santidad sin la
cual nadie podrá ver a Dios, como afirma el autor de Hebreos (He 12.14), santidad en todas las áreas
de la vida, la cual es la marca de aquel que ha sido escogido soberanamente por Dios (Ef 1.4).

Pero aquí surge otra cuestión, ¿en que consiste esa santidad “práctica”? ¿qué es y que no es ?.

Un teólogo escocés del S.XIX llamado John Brown hace la siguiente afirmación: “La santidad no
consiste en especulaciones místicas, fervores entusiastas, ni austeridades no impuestas; consiste en
pensar como piensa Dios y en desear lo que desea Dios”. Interesante pensamiento ¿no es así?. “La
santidad tampoco significa la adhesión a una lista de cosas que se deben hacer o que no se deben hacer.
Cuando Cristo vino al mundo dijo: “He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad” (Heb 10.7)
comenta el autor cristiano Jerry Bridges.

Así que lo que debemos de hacer es seguir el ejemplo excelso y perfecto de nuestro Señor y Rey
Jesucristo, el cual obedeció y cumplió perfectamente la ley y voluntad de su Padre y Dios. En esta
dirección Jerry Bridges apunta: “Este es el ejemplo que tenemos que seguir. En todo lo que pensamos,
en todo lo que hacemos, en todas las facetas de nuestro carácter, el principio rector que nos mueve y
nos guía ha de ser el deseo de seguir a Cristo en el cumplimiento de la voluntad del Padre. Esta es la
elevada senda que debemos seguir en la búsqueda de la santidad”.

Verdaderamente esta no es una senda fácil, ya que cuanto más ascendemos en el camino de obedecer el
mandato de parte del Padre de “¡Sed santos, porque Yo soy santo!” más vemos cuanto nos falta para
ello, más ataques y acusaciones de parte del adversario oiremos: “Un creyente verdadero no tiene esa
clase de pensamientos que tu albergas aún en tu mente y corazón” “¿Cómo puedes considerarte
creyente una persona que tiene las luchas que tu tienes?”.

¿Pero sabes algo? como alguien dijo, cuanto más avanzamos en el camino de la santidad, tanto más
necesitamos ir a refugiarnos a la justicia perfecta y perfecta santidad de Cristo la cual nos es acreditada,
fortalezcámonos en estas veradades y hagámoslas nuestras. Luchemos, pero no en nuestras fuerzas,
sino fortalecidos en la Palabra de Dios y en la práctica de buscar a Dios en oración. No nos
avergoncemos de acudir a la fuente de perdón y oportuno socorro cuando arrecie la lucha. Cuando el
acusador se levante en contra de nosotros tomemos estas palabras y elevémoslas a nuestro Señor una y
otra vez y no decaigamos en nuestro deseo de hacer la voluntad de nuestro Señor, la cual es nuestra
delicia. Esto es santidad:

“Tal como soy,

sin otra defensa que la de que tu sangre


fue vertida por mí, y que tu mandas que acuda a Ti;

Oh Cordero de Dios, acudo a Ti.”

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