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Cartagena tiene una solidez y un futuro económico que muchas ciudades del país

quisieran, pero este éxito ha sacado a relucir tal vez como nunca antes la otra cara de la
moneda, la que se ve más allá del centro histórico y las zonas turísticas. La enorme
riqueza no está llegando a los más pobres ni se ha traducido en mejorar las condiciones
en las que miles y miles de personas viven a diario en barrios marginales y miserables.
Tampoco se refleja en una mayor oferta de empleos dignos, en reducir la exclusión
social ni en cerrar las grandes brechas social. Y eso, sin hablar de la incapacidad y
corrupción que ha dominado buena parte de la clase dirigente y política.

Cifras totalmente desgarradoras afirman que el 25 % de los hogares uno o varios


miembros de la familia tuvieron que comer menos de tres veces al día en los últimos
meses, el 46% de los interrogados percibe que su situación económica mejoro un poco y
el 30% afirmaron que su situación económica era precaria, principalmente habitantes de
las zonas rurales de Cartagena. Es inconcebible que una urbe con uno de los metros
cuadrados mas caros del país y epicentro de grandes negocios nacionales y extranjeros,
tengan a la población mas necesitada y vulnerable en estas condiciones.

El codirector del banco Adolfo Meisel Roca y el Economista Jhorland Ayala-García


plantearon parte de las soluciones en su informe (La exclusión en los tiempos del auge),
al advertir que se debe fijar la meta de eliminar la pobreza extrema y cerrar la enorme
brecha de desigualdad, y generar los recursos públicos que lo permitan. Para lograr este
cambio, Meisel Roca afirmo que un grupo de líderes cívicos, empresariales y jóvenes de
la ciudad están trabajando en definir planes y políticas, para que la ciudad las adopte.
“Como la mayoría de los pobres y miserables están concentrados en tres zonas de la
ciudad, una acción integral en la que se mejoren las viviendas, las vías, colegios,
puestos de salud, servicios públicos y programas sociales podría tener un gran impacto”.

Este grupo piensa que estas inversiones se pueden hacer a través de un crédito con el
BID (Banco Interamericano de Desarrollo), entidad en la que algunos funcionarios han
empezado a mirar la posibilidad de hacer un estudio técnico para ponerles números a
este plan y a un futuro empréstito.

“el caso de Cartagena es uno de esos típicos en los cuales el avance económico no
implica mejora en el bienestar social. De tal manera que el problema no es económico ni
de falta de recursos. Es de naturaleza política”.

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