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Las lámparas incandescentes

Las lámparas incandescentes desprenden una gran cantidad de calor llegando


a temperaturas peligrosas para su entorno inmediato. Los elementos que
las soportan deben ser de materiales autoextinguibles (a poder ser metálicos).
La transmisión de calor por convección es importante y por tanto necesitan
de una buena ventilación, natural o forzada.
La transmisión de calor por radiación es importante y consecuentemente deben
mantenerse distancias de separación entre la lámpara y la superficie a iluminar.
Esta distancia la fijarán los fabricantes para cada caso.
Funcionamiento regulado
Las lámparas incandescentes se pueden regular todas sin limitaciones.
Las halógenas al operar a baja potencia la evaporación de tungsteno disminuye
antes que el ciclo halógeno se interrumpa. Si, de forma excepcional, se
depositan algunas partículas de tungsteno en el cristal de la lámpara, un breve
período de funcionamiento al voltaje nominal será suficiente para retirar la
fina capa que provoca el oscurecimiento.
Las lámparas halógenas que funcionan a tensión de red (230 V) pueden regularse
con equipos estándar.
Las lámparas halógenas de bajo voltaje se alimentan a través de un transformador
y la regulación se efectúa normalmente desde el primario del transformador.
Los reguladores deberán ser compatibles con el transformador, es
decir, deberán ser reguladores de ciclo completo con bloque simétrico de
cargas inductivas.
Con algunos transformadores, como por ejemplo los toroidales con más de
300 W, debe instalarse un módulo limitador con interruptor de corriente para
proteger el regulador. El fabricante del transformador debe informar de las
necesidades del mismo.
La mayoría de los transformadores electrónicos usan transformadores especiales
de ángulo de fase, o bien, si se utilizan como transformadores de regulación,
se controlan simplemente por medio de un potenciómetro.
Al calcular la potencia de un regulador, además de la potencia de la lámpara
deben tenerse en cuenta la potencia de pérdidas del regulador.
Instalación
La situación de los transformadores es muy importante tanto para la distancia
de él a las lámparas como para la utilidad de la protección del secundario
desde el primario.
Sólo deben usarse transformadores aisladores de separación.
El transformador debe ser adecuado a la carga real del secundario. Un transformador
para una capacidad mayor de la carga real del secundario, o sea
subcargado, la tensión del secundario se incrementa y disminuye la vida útil
de las lámparas.
Los transformadores deben instalarse de forma que no se transmitan vibraciones,
con el objeto de no crear zumbidos en las tomas de corriente.
Los transformadores con las marcas pueden instalarse en cajas o sobre
superficies cuya inflamabilidad no sea conocida. Las medidas especificadas
garantizan que en un funcionamiento normal, la temperatura de la superficie
de la instalación de los transformadores mencionados no superará los 95 C
ni llegará a los 115 C en caso de fallo.

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