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ESO – BACH - CICLOS

SOLEMNIDAD DE SAN JUAN BOSCO


Eucaristía
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA

SALUDO

Presidente: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Todos: Amén.

Presidente: La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la


comunión del Espíritu Santo esté con todos vosotros.

Todos: Y con tu espíritu.

MONICIÓN INICIAL

Un año más celebramos con gozo la fiesta de nuestro Padre y Fundador


San Juan Bosco. Creo que no exageramos al decir que es la persona que
ha cambiado nuestras vidas para seguir a Jesús con un estilo de vida que
nos hace felices.

Un año más queremos dar gracias a Don Bosco que nos reúne en torno a
nuestro lema “SOMOS UNO”.

Que tengamos muy presentes en el día de hoy a tantos y tantos jóvenes


que sufren la exclusión social, abandonados, que viven en la calle, en la
cárcel, inmigrantes, refugiados, sin formación, sin afecto... ellos dan
sentido a nuestro carisma salesiano.

Dejemos que esta eucaristía entre dentro de nosotros , llenando cada


rincón de nuestro ser, y centrando nuestros sentidos en la voz de Dios
que nos Habla y que quiere que la vivamos felices.
ACTO PENITENCIAL

Presidente: Don Bosco supo ver a Dios en la vida. Por nuestra lejanía y
frialdad para todo lo que signifique vida de fe. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Todos: Señor, ten piedad

Presidente: Don Bosco supo amar a Dios y a toda la gente. Por nuestra
falta de caridad y de bondad. CRISTO, TEN PIEDAD.

Todos: Señor, ten piedad

Presidente: Don Bosco supo construir el futuro con su trabajo. Por


nuestra pereza y falta de entrega en los quehaceres de la vida. SEÑOR,
TEN PIEDAD.

Todos: Señor, ten piedad

Presidente: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone


nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

Todos: Amén.

GLORIA
ORACIÓN COLECTA

Presidente:

Oremos.
Señor, Dios nuestro,
en tu providencia nos has dado a san Juan Bosco,
padre y maestro de los jóvenes,
que, bajo la guía de la Virgen María,
trabajó con entrega infatigable por el bien de la Iglesia;
suscita también en nosotros la misma caridad apostólica,
que nos impulse a buscar la salvación de los hermanos
para servirte a ti, único y sumo bien.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos...

Todos: Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA:

Lectura del profeta Ezequiel

“Así dice el Señor Dios:

Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro. Como un


pastor sigue el rastro de su rebaño cuando se encuentra las ovejas
dispersas, así seguiré yo el rastro de mis ovejas; y las libraré, sacándolas
de todos los lugares donde se desperdigaron el día de los nubarrones y
de la oscuridad. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré
sestear -oráculo del Señor Dios-.

Buscaré las ovejas perdidas, haré volver las descarriadas, vendaré a las
heridas, curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré, y las
apacentaré debidamente. Les daré un pastor único que las pastoree; mi
siervo David, él las apacentará, él será su pastor. Yo, el Señor, lo he
dicho. Y sabrán que yo, el Señor, soy su Dios y ellos son mi pueblo, la
casa de Israel -oráculo del Señor-. Y vosotros sois mis ovejas, ovejas de
mi rebaño, y yo soy vuestro Dios -oráculo del Señor-.”

Palabra de Dios.

Todos: Te alabamos, Señor


SALMO RESPONSORIAL

EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTA

El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.

EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTA

Me guía por el sendero justo,

por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo,

porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTA

Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa.

EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTA

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi


vida,

y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTA


SEGUNDA LECTURA:

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses.

“Hermanos: Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad


alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está
cerca.

Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con


acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y que la
paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble y justo, puro,


amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo
que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, ponedlo por obra. Y el
Dios de la paz estará con vosotros.”

Palabra de Dios.

Todos: Te alabamos, Señor


ALELUYA

EVANGELIO: Jn 17, 21-23

Presidente (o quien designe): El Señor esté con vosotros.

Asamblea: Y con tu espíritu.

Ministro

✚ LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (Mt 18, 12-
14)

“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me
enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así
como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean
perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y
que los has amado a ellos como también a mí me has amado”.

Palabra del Señor.

Asamblea: Gloria a ti, Señor Jesús.

HOMILÍA
PROFESIÓN DE FE

Presidente: ¿Creéis en Dios Padre, creador del cielo y de la tierra, y que


es Amor sin límites?

Todos: Sí, creo.

Presidente: ¿Creéis en Jesucristo, su Hijo, nuestro Señor, que nació de


María la Virgen, hizo de su vida una entrega a los demás, murió, fue
sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del
Padre?

Todos: Sí, creo.

Presidente: ¿Creéis en el Espíritu Santo, la Iglesia, la comunión de los


santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida
eterna?

Todos: Sí, creo.

Presidente: Esta es nuestra fe, la fe de la Iglesia que nos alegramos de


profesar.
ORACIÓN DE LOS FIELES

Presidente: Presentemos, hermanos, nuestras preces a Dios Padre, que


escucha con bondad a quien le llama con confianza.

Lector 1: Te pedimos, Señor, ser en la Iglesia misioneros entre nuestros


compañeros de clase y profesores, comunicadores eficaces del
Evangelio. Roguemos al Señor.

Lector 2: Te pedimos, por nuestras familias, sobre todo por las que sufren
por distintos motivos, para que todas estas dificultades se superen desde
el amor. Roguemos al Señor.

Lector 3: Te pedimos, Señor, por nuestra casa salesiana, que sea


capaz de formar una familia. Roguemos al Señor.

Lector 4: Te pedimos, Señor, saber escuchar las necesidades de los


demás: sus esperanzas y angustias, sus valores y sus límites y tener el
coraje de dar respuestas oportunas. Roguemos al Señor.

Presidente: Señor y Padre nuestro, danos una fe rica en obras y una


caridad sincera, para que seamos, como Don Bosco, signos y portadores
de tu amor. Por J.N.S.

OFERTORIO

CARTEL AGUINALDO: Te presentamos el Aguinaldo de nuestro Rector


Mayor simboliza nuestro deseo de unidad, que la oración del padre
nuestro nos una en comunión de espíritu, carisma y misión.
(Se pueden inventar otra ofrenda por clase)

PAN Y VINO: Con el pan y el vino te ofrecemos Señor todas nuestras


vidas, esfuerzos, fatigas y cansancios, alegrías y esperanzas….

CANTO DE OFERTORIO

Después de incensar, el presidente se acerca al altar, toma la patena con el


pan y, manteniéndola un poco elevada sobre el altar, dice en secreto:

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y
del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te
presentamos; él será para nosotros pan de vida.

Después deja la patena con el pan sobre el corporal.

El diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en


secreto:

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y
del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te
presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.

Después deja el cáliz sobre el corporal.

A continuación, de pie en el centro del altar y de cara al pueblo, extendiendo y


juntando las manos, dice:

Orad hermanos,

para que este sacrificio, mío y vuestro,

sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.

El pueblo responde: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para


alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Presidente: Acepta Padre santo, el sacrificio que te ofrecemos con fe


sincera y haz que te amemos sobre todas las cosas, a fin de que nuestra
vida sea un himno en tu honor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.

PREFACIO

Presidente: El Señor esté con vosotros

Todos: Y con tu espíritu.

Presidente: Levantemos el corazón.

Todos: Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Presidente: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Todos: Es justo y necesario.


Presidente:

En verdad es justo darte gracias,

y deber nuestro glorificarte,

Dios grande y misericordioso,

por Cristo, tu Hijo y Salvador nuestro.

Porque tú, Padre de amor eterno,

suscitaste en la Iglesia a San Juan Bosco

como amigo, hermano y padre de los jóvenes,

para conducirlos por el camino de la salvación.

Él, con mirada profética hacia los tiempos nuevos,

los preparó para afrontar la vida

con honesta sabiduría y una fe rica en obras.

Y movido por el Espíritu,

dio origen a una gran familia

para continuar por toda la tierra

su misión de maestro y de padre.

Por eso, congregados en asamblea de fiesta,

te cantamos un himno de adoración y alabanza,

y unidos a los ángeles y a los santos

proclamamos sin cesar el himno de tu gloria.

CANTO: Santo
El sacerdote con las manos extendidas dice:

Santo eres en verdad, Señor,

fuente de toda santidad;

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:

por eso te pedimos que santifiques estos dones

con la efusión de tu, Espíritu,

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el vino


conjuntamente, diciendo:

de manera que se conviertan para nosotros

en Cuerpo y + Sangre

de Jesucristo, nuestro Señor.

Junta las manos.

El cual,

cuando iba a ser entregado a su Pasión,

voluntariamente aceptada,

Toma el pan y, sosteniéndolo y poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó el pan, dándote gracias, lo partió

y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.

TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,

PORQUE ESTO ES MI CUERPO,

QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo


adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:

Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, presigue:

tomó el cáliz,

y, dándote gracias de nuevo,

lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco:

TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,

PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,

SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,

QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS

Y POR MUCHOS

PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora


haciendo genuflexión.

Presidente: Éste es el sacramento de nuestra fe.

Todos: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor


Jesús!
Presidente:

Así pues, Padre,

al celebrar ahora el memorial

de la muerte y resurrección de tu Hijo,

te ofrecemos

el pan de vida y el cáliz de salvación,

y te damos gracias

porque nos haces dignos

de servirte en tu presencia.

Te pedimos humildemente

que el Espíritu Santo congregue en la unidad

a cuantos participamos

del Cuerpo y Sangre de Cristo.

Acuérdate, Señor,

de tu Iglesia extendida por toda la tierra;

y con el Papa Francisco,

con nuestro Obispo Celso,

y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,

llévala a su perfección por la caridad.


Acuérdate también de nuestros hermanos

que durmieron en la esperanza de la resurrección,

y de todos los que han muerto en tu misericordia;

admítelos a contemplar la luz de tu rostro.

Ten misericordia de todos nosotros,

y así, con María, la Virgen Madre de Dios,

su esposo san José,

los apóstoles

y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos,

merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,

compartir la vida eterna

y cantar tus alabanzas.

Por Cristo, con Él y en Él,

a ti, Dios Padre omnipotente,

en la unidad del Espíritu Santo,

todo honor y toda gloria

por los siglos de los siglos.

Todos: Amén.
RITO DE LA COMUNIÓN

Presidente:

Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración


que Cristo nos enseñó:

Extiende las manos y, junto el pueblo, continúa:

Padre nuestro,

que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación

y líbranos del mal.

El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue él solo:

Líbranos de todos los males, Señor,

y concédenos la paz en nuestros días,

para que, ayudados por tu misericordia,

vivamos siempre libres de pecado

y protegidos de toda perturbación,

mientras esperamos la gloriosa venida

de nuestro Salvador Jesucristo.

Todos: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor.


Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:

Señor, Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:

“La paz os dejo, mi paz os doy”.

No tengas en cuenta nuestros pecados,

sino la fe de tu Iglesia,

y, conforme a tu palabra,

concédele la paz y la unidad.

Junta las manos:

Tú, que vives y reinas,

por los siglos de los siglos.

Todos: Amén.

El sacerdote, extendiendo y juntando las manos, añade:

La Paz del Señor esté siempre con vosotros

Todos: Y con tu espíritu

Presidente: Daos fraternalmente la paz.

Todos:

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,

ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,

ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,

danos la paz.
El presidente hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un
poco elevado sobre la patena lo muestra al pueblo, diciendo:

Este es el Cordero de Dios,

que quita el pecado del mundo.

Dichosos los invitados a la cena del Señor.

Y, juntamente con el pueblo, añade:

Señor, nos soy digno de que entres en mi casa,

pero una palabra tuya bastará para sanarme.

CANTOS
ACCIÓN DE GRACIAS

Te damos gracias, Señor, por san Juan Bosco.

Le diste un corazón lleno de amor, amplio como la orilla de los mares.

En él, millares de hombres y mujeres

han podido descubrir que eres tú, Dios del amor,

el que estás presente como origen, fuente y meta de todo,

el que da sentido profundo a la vida.

Él ha encendido una llama y otros queremos conservarla encendida,

para que en el mundo

los jóvenes y los niños vean y sientan tu presencia de Dios cercano,

de Dios amigo.

Te pedimos, Señor, que, como a él,

nos regales una fe fuerte, un amor sincero,

y valentía para seguir los sueños que dan sentido a nuestra vida.

Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Presidente:

Padre, nos has alimentado con este sacramento de salvación;

haz que imitemos la actividad incansable de san Juan Bosco

para conducir a los jóvenes hacia el amor de Cristo, tu Hijo,

fuente inagotable de vida nueva.

Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

Todos: Amén.

BENDICIÓN SOLEMNE

Presidente: La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu


Santo, descienda sobre vosotros.

Todos: Amén.

Presidente: Podéis ir en paz.

Todos: Demos gracias a Dios.

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