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INTRODUCCION

El movimiento del agua subterránea se encuentra influenciado y determinado por


factores hidrogeológicos, por lo tanto, fijando condiciones controladas, como puede
ser el bombeo de un pozo, se podrán estimar los parámetros característicos del
acuífero, con las expresiones e hipótesis adecuadas.

Un ensayo de bombeo es, en esencia, un método de análisis de los pozos de


captación de aguas subterráneas y del acuífero en que se encuentran. La
metodología de su realización es simple. Consiste en bombear los pozos y sondeos.
bien a caudal constante o bien a caudal variable, siguiendo la evolución del nivel del
agua, debida al bombeo, tanto en el mismo pozo de bombeo como en otros poms
cercanos, cuando los hubiere. El estudio de las variaciones de los niveles es
precisamente en lo que consiste el ensayo de bombeo y lo que permite obtener
información, tanto sobre el pozo en sí como sobre las características y
circunstancias del acuífero. Estas pruebas, respecto al pozo, pueden suministrar
información sobre la calidad de construcción, pérdidas de carga por rozamiento del
agua en las inmediaciones del mismo. e incluso sobre el caudal de bombeo más
aconsejable y lugar donde debe colocarse la bomba para un caudal determinado de
explotación.

Respecto al acuífero. pueden suministrar datos sobre su transmisividad,


almacenamiento. Grado de comunicación entre la zona acuífera inmediata al pozo
y otras más lejanas; existencia de barreras o bordes impermeables cercanos, zonas
de recarga, etc. Incluso, en determinadas circunstancias, es posible calcular con los
ensayos de bombeo el área de embalse subterráneo. Conviene ya desde aquí
desmitificar la validez y exactitud de los resultados de los ensayos. Muchas veces
la interpretación es tan sencilla, que podría constituir lo que ha dado en llamarse un
caso de libro, Otras veces, sin embargo, la naturaleza e incluso las obras de
captación resultan tan complejas y heterogéneas que no hay que extrañarse de
encontrar los resultados de algunos ensayos como absolutamente ininterpretables.
RESUMEN

Se denomina recarga al proceso por el que se incorpora a un acuífero agua


procedente del exterior del contorno que lo limita (custodio, 1997; custodio 1998).
Otros autores (Freeze y Cherry, 1979) definen este fenómeno como un proceso por
el cual el exceso de infiltración sobre la evapotranspiración drena desde la zona
radicular y continúa circulando en dirección descendente atrevés de la zona no
saturada hasta la capa freática.

La recarga natural a los acuíferos es un término básico de balance hídrico y su


conocimiento y evaluación constituye un problema extremadamente complejo que
requiere identificar los mecanismos a través de los cuales tiene lugar dicho proceso,
así como el tipo y distribución espacial de las diferentes fuentes de agua que
intervienen en cada evento de recarga (Custodio, 1997-a).

En relación con los primeros se establecen dos tipologías de recarga (Gee y Hillel,
1988 en López Rodriguez, 1997; Lerner et al, 1990; y Lerner, 1997 en Scalon et al,
2002) una de ellas define un proceso espacial de tipo diferido y difuso que se
produce a lo largo de toda la zona no saturada durante largos periodos de tiempo.
La otra un proceso prácticamente instantáneo y localizado donde el flujo se
concentra en caminos o vías preferenciales a partir de la existencia de grietas,
conductos verticales y fisuras que permiten que el agua que cae sobre la superficie
del terreno, especialmente cuando tienen lugar fenómenos de encharcamiento en
depresión, penetre a través de las mismas.

En cuanto a las fuentes de agua que intervienen en el proceso de recarga de estas


son múltiples y variadas (Lerner, et al, 1990; Samper, 1997-a; custodio, 1998,
Samper 1998; Samper 1999; y Lerner, 2002) y se agrupan en los siguientes tipos:
1. Agua de lluvia
2. Agua superficial que circula por causes permanentes, estacionales y
efímeros o se encuentra embalsada en lagos, lagunas o cualquier otra zona
húmeda.
3. Agua procedente de otros acuíferos y acuitardos.
4. Agua ligada a labores y acciones antrópicas que dan lugar a fenómenos tales
como excedentes y retornos de riego, fugas en redes de abastecimiento,
saneamiento y regadío; e infiltración en embalses, depósitos y balsas.

Aunque todas las fuentes de agua enumeradas anteriormente pueden dar lugar a
una recarga a los acuíferos tanto de índole diferida y difusa como instantánea y
preferencial, la cuantía en que tienen lugar una u otra dentro de un mismo acuífero
depende de las circunstancias locales que condicionan el que impere uno u otro
mecanismo de recarga en un lugar o punto concreto.

En general se admite que la recarga que tiene su origen en la precipitación o en el


regadío se produce de una forma más o menos uniforme y distribuida sobre grandes
extensiones de terreno, aunque es un hecho constatado que puede existir flujo
referencial (Rushton y Ward, 1979), mientras que la que tiene lugar por percolación
a través del lecho de ríos y lagos, o por perdidas en las infraestructuras de
almacenamiento y conducción, es de tipo concentrado y presentan una distribución
espacial de índole prácticamente lineal.
CONCLUSION

Una prueba de bombeo es un método de estimar el funcionamiento, funcionamiento,


capacidad y la zona de influencia de la extracción de agua mediante un pozo,
además de determinar las características de un acuífero determinado (por ejemplo,
el almacenamiento, la transmisividad, la extensión y la presencia de límites o
barreras de flujo y posibles conexiones con fuentes superficiales). Una prueba de
bombeo esencialmente consiste del bombeo de agua desde un pozo, normalmente
a caudal constante y la medición de cambios en los niveles de agua (descensos) en
el mismo pozo y en los puntos de observación, o sectores de afloramiento o cauce
superficial de flujo de agua. Asimismo, esta prueba mide los cambios en el nivel de
agua y flujos luego de que el bombeo finaliza, esta información servirá para verificar
los resultados del bombeo. Las pruebas de bombeo pueden durar desde horas a
días y hasta semanas, dependiendo del propósito del ensayo, tradicionalmente,
éstos duran desde las 24 a 72 horas

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