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La masonería en la
construcción de sociedades

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La masonería en la
construcción de sociedades
DIEGO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ

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La masonería en la
construcción de sociedades
Ideas masónicas para un mundo en crisis

SERIE ROJA
[AUTORES CONTEMPORÁNEOS]

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La masonería en la construcción de sociedades


editorial masonica.es®
SERIE ROJA (Autores contemporáneos)
www.masonica.es

© 2011 Diego González Rodríguez


© 2011 EntreAcacias, S. L.

EntreAcacias, S.L.
Apdo. de Correos 32
33010 Oviedo
Asturias (España)
Teléfono/fax: (+34) 985 79 28 92
Correo electrónico: info@masonica.es

1ª edición: enero, 2011

ISBN edición papel: 978-84-92984-36-7


ISBN edición digital: 978-84-92984-37-4
Depósito Legal: M-3913-2011

Edición digital

Reservados todos los derechos. Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley,
cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transforma-
ción de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad inte-
lectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito
contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal).

[8]
[9]
[10]
A mis padres y mi hermana.
A Paula.

[11]
[12]
Índice
Pág.

Notas previas 17
¿Qué es la masonería adogmática? 19
Una ceremonia laica 23
Los derechos humanos 31
Abriendo la puerta: 38
predicciones y propuestas
La dialéctica de las logias 41
Del contubernio judeo-masónico-comunista 49
al capitalismo posmoderno
La dignidad humana en la cooperación para 56
el desarrollo
Preguntas sin respuesta, preguntas con respuesta 65
La muerte de la nación 68
Esbozando la masonería global 71
Rompiendo mitos 75
Los oficios, una referencia para la construcción 78
de sociedades
Memética y regularidad masónica 83

[13]
Repasando el kit de jardinería/construcción 91
Razón y conocimiento: la sociedad de la educación 93
El relato, el mito y el rito 99
Lo internacional y lo transnacional 108
El Derecho Humano: Internacionalismo 113
fundacional
La cadena de unión: redes humanas 117
Laicismo: la religión y el estado 123
El apellido masónico en la trama italiana 128
La Institución Libre de Enseñanza 130
La masonería posmoderna 135
La deliberación como base comunitaria 138
Ideas posmodernas para comunidades 141
heterogéneas

VOCES PROFANAS
Rosa Regàs 153
Beatriz Russo 159
Manuel Pérez Castell 168
Jordi Sierra I Fabra 173
José María Alfaya 178
Jesús Ferrero 182
Fernando Sabido 186
Santiago Alfonso López Navia 191
Gervasio Sánchez 198
Mariano Alameda 207
Denis Rafter 214

[14]
[15]
[16]
Notas previas

1. Se denomina logia al espacio en el que se reúnen los masones, a


la unidad mínima de organización masónica. También es llamada
con frecuencia taller o templo por su vinculación simbólica con las
logias de los constructores de catedrales.
2. En la jerga masónica se suele utilizar obediencia —aunque es un
término que no termina de convencerme por su evidente carga ne-
gativa— como sinónimo de institución que engloba a varias logias.
Hay distintas obediencias, algunas de carácter nacional y otras or-
ganizadas a nivel internacional mediante federaciones nacionales.
A mi juicio, las obediencias son tan sólo el resultado de procesos
históricos que, tarde o temprano, deberán ser superados en favor
de una interacción directa entre talleres.
3. “Una red distribuida es una topología de red caracterizada por
la ausencia de un centro individual o colectivo. Los nodos se vin-
culan unos a otros de modo que ninguno de ellos tiene poder de
filtro sobre la información que se transmite en la red.
Desaparece por tanto la divisoria entre centro y periferia, carac-
terística de las redes centralizadas y descentralizadas.”1

1 http://es.wikipedia.org/wiki/Red_distribuida

[17]
[18]
¿Qué es la masonería adogmática?

L
a masonería, por su propia naturaleza y definición,
implica pluralidad y dinamismo.
Las distintas formas de interpretar una misma
herramienta han dado lugar a que las logias masónicas co-
existan organizadas en obediencias de tendencias diversas,
de acuerdo a numerosas variantes de un fascinante método
de trabajo. La confusión emanada de este hecho repercute
directamente en la desinformación colectiva.
El sentido de este ensayo no es establecer un esquema in-
amovible de lo que es y no es la masonería. Al contrario, el
objetivo es compartir un análisis personal del fenómeno
masónico como punto de partida para la construcción de so-
ciedades.
La masonería continental o adogmática, emancipada teóri-
camente del deísmo andersoniano2, de la imposición de la

2
Un requisito fundacional de las obediencias llamadas anglosajonas era la
creencia en una deidad. Por suerte para los ateos —mi caso— la masonería
adogmática suprimió esa restricción. No obstante, aún existen institucio-
nes masónicas de tinte anglosajón, las autodenominadas regulares, que
conservan los antiguos landmarks desde hace dos siglos. De ahí que no
admitan a mujeres, ateos o agnósticos.

[19]
masculinidad y la creencia, necesita espacios de diálogo que
faciliten la difusión del ideal humanista, laico y adogmático
que profesa.
Mi visión, lejos de ser considerada la única válida, toma
como origen una participación activa en la Orden Masónica
Mixta Internacional “El Derecho Humano” —en lo sucesivo,
el DH—, una organización masónica de carácter global
abierta a ateos, agnósticos y creyentes de cualquier sexo y
condición.
Sin embargo, este ensayo puede ser extensible a otras obe-
diencias en las que se ejerciten la tolerancia y la equidad.
Para el lector profano, la primera idea que debe quedar cla-
ra es que los debates masónicos no son más —ni menos—
que reuniones deliberativas acotadas por un marco simbóli-
co, dramatizaciones consensuadas que permiten enlazar el
trabajo intelectual con un ejercicio estético capaz de incitar a
la reflexión y garantizar la cohesión de la comunidad: el fa-
moso carácter iniciático.
Establecer definiciones cerradas suele dar lugar a concep-
tos reduccionistas, por lo que suele decirse que la experien-
cia masónica es absolutamente inefable si atendemos a su
dimensión vivencial.
La teorización del rito y su exposición en un entorno no
masónico suele generar una impresión a camino entre lo
anacrónico y lo ridículo, entre lo revolucionario, lo barroco y
lo newage.
Es obvio, por tanto, que a pesar de que los rituales masóni-
cos circulan libremente por la red, la masonería continúa, a
día de hoy, impregnada conceptualmente por la losa históri-
ca del secreto.
Si a esto le sumamos la necesidad de asegurar la privaci-
dad tanto de los masones como de sus temas de interés du-
rante siglos de represión y conspiranoia, el secreto masónico

[20]
adquiere en el imaginario colectivo una mayor carga de sec-
tarismo y religiosidad.
Sin embargo, para decepción de muchos, ni hay magia, ni
control político, ni sectarismo, ni religiosidad.
Podemos decir al hablar de rituales masónicos, a modo de
aproximación y desde la perspectiva de un ateo, que existen
relaciones más estrechas con un drama catártico —en el sen-
tido aristotélico de la catarsis— que con una liturgia religio-
sa.
A grandes rasgos, la masonería que yo practico no es más
que una praxis edificada en favor del conocimiento y el
humanismo, la búsqueda de la verdad, el desarrollo intelec-
tual y la práctica de la deliberación.
Suprimiendo el contexto vivencial que establecen los mar-
cos simbólicos y los rituales, es difícil explicar con claridad
en qué consiste una tenida masónica.
Las tenidas son entendidas como reuniones en logia, de
periodicidad quincenal, en las que los masones debatimos
aspectos simbólicos o sociales de mayor o menor relevancia
para el conjunto.
Con este ensayo pretendo exponer una visión amplia de la
masonería adogmática, al menos tal y como yo la concibo,
con una perspectiva operativa: la proyección social del lega-
do masónico.
Para ello recalco, a priori, que se trata únicamente de una
aproximación personal que atiende a aspectos poco analiza-
dos en la literatura convencional, como la topología de las
redes masónicas.
Para ello es necesario acercarse —aunque sólo sea gráfica-
mente— a una constante que estará presente a lo largo de
todo el trabajo, la necesidad de distinguir las tres topologías

[21]
de Paul Baran: centralizada (A), descentralizada (B) y distri-
buida (C).

Centralizada Descentralizada Distribuida


(A) (B) (C)

Fig. 1. Redes centralizadas, descentralizadas y distribuidas

La web de la Federación Española de “El Derecho Huma-


no”3 profundiza en los aspectos oficiales de la organización
masónica a la que estoy afiliado en la actualidad. No obstan-
te, existen otros puentes entre el universo profano y la ma-
sonería adogmática, como las publicaciones de la Fundación
Maria Deraismes4.

3
http://www.elderechohumano.org/
4
http://www.fmd.es/

[22]
Una ceremonia laica

E
l ritual masónico, objeto de múltiples especulaciones a
lo largo de los últimos siglos, se presenta ante el pro-
fano como un gran desconocido.
Cubierto por un halo de misterio, como todo lo relacionado
histórica o simbólicamente con las escuelas iniciáticas, el
método masónico se equipara erróneamente en el incons-
ciente colectivo al ejercicio religioso.
Considerado por muchos la liturgia pagana de un colectivo
de excéntricos, el rito se escuda en la ambigüedad de sus de-
finiciones oficiales para ocultar su verdadera naturaleza, pa-
ra ofrecer respuestas —el simbolismo sugiere, no enseña—
sólo a aquellos que realmente desean conocerlas por medio
de la razón.
He aquí, precisamente, su principal atractivo.
El ritual puede resultar prescindible a primera vista para
ciertas sensibilidades. De hecho, la masonería no es para
ellos, de ahí que un masón no haga proselitismo, pues sólo
se puede trabajar de forma efectiva en una logia si uno real-
mente lo desea.

[23]
La masonería está diseñada para agrupar a individuos que
no sólo cuentan con una visión crítica y racional de la vida,
sino que sienten predilección, paralelamente, por el placer
estético.
Heredero de las tradiciones herméticas, de las ancestrales
escuelas de misterios, de Eleusis y Mitra, de los Pitagóricos y
las cofradías operativas de constructores, el ritual masónico
se construye a sí mismo en una época de cambios notables: la
Ilustración.
Los valores democráticos, el culto a la razón y el nacimien-
to del nuevo humanismo como vanguardia filosófica son los
cimientos de la cantera especulativa.
La tradición simbólica, hasta entonces ligada a la religión,
se vincula ideológicamente a los nuevos valores, a la ciencia
y el pensamiento ilustrado; entre los intelectuales de occi-
dente, preparada para asumir en distintas épocas y territo-
rios la diversidad religiosa, el agnosticismo y el ateísmo, la
francmasonería va estableciendo su propio sistema ritualísti-
co, sus propios sistemas ritualísticos.
Los ritos se multiplican como consecuencia de las múlti-
ples formas de interpretar el mundo, de los matices cultura-
les, del consenso y ciertos caprichos aristocráticos —es inne-
gable que el universo masónico tuvo una estrecha relación
con muchas monarquías europeas, pero tanto o más la tuvo
con el pensamiento republicano—.
El Rito de Emulación, el Rito Francés, el Rito Francés Recti-
ficado, el Rito Oriental de Memphis, el Rito Schroeder, el Ri-
to Sueco o el Rito de York, así como muchos otros cuya evo-
lución histórica no es objeto de estudio de este texto, se han
ido extendiendo por el globo terrestre.
En mi logia, los trabajos se enmarcan bajo una variación
aprobada por el Supremo Consejo de El Derecho Humano
del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, nacido de las Grandes

[24]
Constituciones de 1786 y cuyo primer Supremo Consejo se
abrió en Charleston en 1801.
Este rito, readaptado en 2010, ofrece una dinámica de tra-
bajo orientada al ejercicio de la razón, el respeto y la toleran-
cia. Su simbolismo combina a la perfección los elementos
operativos de la construcción con principios deliberativos y
democráticos; está estructurado de tal forma que permite la
introspección personal de cada uno, el trabajo intelectual, la
deliberación y la solución democrática de los conflictos en la
toma de decisiones.
De acuerdo con esto, el ritual actúa como un protocolo que
da forma al proyecto colectivo, lo pauta y lo organiza, evi-
tando la discordia y permitiendo los enfrentamientos dialéc-
ticos en un espacio atemporal: la logia.
La masonería se adelantó al situacionismo al construir si-
tuaciones y psicodramas capaces de romper la rutina del su-
jeto y ubicarlo en un contexto artístico donde la ética pudiera
emerger de la estética.
Al igual que Vaneigem5 cuando hablaba en plena eferves-
cencia psicogeográfica de la revolución cotidiana o Guy De-
bord en el texto fundacional de la Internacional Situacionista,
la masonería también se nutre de la construcción de situa-
ciones —con sus evidentes y numerosas diferencias—, pues
independientemente de todo carácter lúdico o meramente
artístico, se trata de un artificio estético con una finalidad
transformadora en la ética del sujeto y, por consiguiente, en
su contexto social.
En el Informe sobre la construcción de situaciones y sobre
las condiciones de la organización y la acción de la tendencia
situacionista internacional, escrito en 1957 por Guy Debord,
se hablaba de la investigación subversiva en lo cotidiano:

5
La revolución de todos los días, Raoul Vaneigem.

[25]
Nuestra idea central es la construcción de situaciones, es decir,
la construcción concreta de ambientes momentáneos de la vida
y su transformación en una calidad pasional superior. Tenemos
que poner a punto una intervención ordenada sobre los factores
complejos de dos grandes componentes en perpetua interac-
ción: el marco material de la vida y los comportamientos que
entraña o que lo desordenan.
Un ensayo primitivo de un nuevo modo de comportamiento se
obtuvo con lo que llamamos la deriva, que es la práctica de una
confusión pasional por el cambio rápido de ambientes, al mis-
mo tiempo que un medio de estudio de la psicogeografía y de la
psicología situacionista. Pero la aplicación de esta voluntad de
creación lúdica se ha de extender a todas las formas conocidas
de relaciones humanas, e influenciar, por ejemplo, la evolución
histórica de sentimientos como la amistad y el amor. Todo lleva
a creer que alrededor de la hipótesis de la construcción de si-
tuaciones se halla lo esencial de nuestra investigación.
La vida de un hombre es un cúmulo de situaciones fortuitas, y
si ninguna de ellas es similar a otra, al menos estas situaciones
son, en la inmensa mayoría, tan indiferenciadas y sin brillo que
dan perfectamente la impresión de similitud. El corolario de es-
te estado de cosas es que las escasas situaciones destacables co-
nocidas en una vida, retienen y limitan rigurosamente esta vida.
Tenemos que intentar construir situaciones, es decir, ambientes
colectivos, un conjunto de impresiones que determinen la cali-
dad de un momento.
El masónico no deja de ser un escenario creativo para in-
ducir una evolución —libre y dinámica— en el comporta-
miento del individuo.
El trabajo en logia es fundamentalmente simbólico. Dando
por supuesto que el símbolo es la sintaxis que envuelve a to-
da la semántica masónica y que éste adquiere su máxima re-
presentación en el taller, es evidente que el ritual es un ele-
mento imprescindible para su correcto desarrollo.

[26]
Su libre interpretación convierte a la logia en un campo de
trabajo idóneo para todo tipo de individuos, independien-
temente de su fe o de su filosofía.
Así, el ritual engloba desde un sistema de perfeccionamien-
to moral a un proceso organizado de debate y reflexión so-
cial o simbólica.
Estamos hablando de una praxis, de un ceremonial laico.
¿Laico? ¿No éramos una secta con su gurú y su dios pagano?
¡No! ¡Las tenidas son reuniones laicas!
Atendiendo a las conveniencias más dispares, en las logias
siempre orientamos nuestros trabajos “Al Progreso De La
Humanidad”.
La mención al Gran Arquitecto Del Universo no deja de ser
una bella metáfora, un elemento de gran peso simbólico que
puede considerarse un reflejo poético de la utopía, del cos-
mos, del “superhombre” nietzcheniano o del equilibrio so-
cial. Puede representar desde una deidad a los principios de
la física, desde lo absoluto a realidades concretas como tu
familia o tu pareja. Es un símbolo y tú decides cómo inter-
pretarlo en cada momento de acuerdo con tu percepción del
mundo y los objetivos de tu reflexión.
La perspectiva deísta, que tuvo como fuente el pensamien-
to kantiano, asumió el rito masónico como una proyección
de la religión natural del hombre, como un ejercicio pura-
mente intelectual que excluía las verdades reveladas y que
situaba al G# A# D# U#6 al margen de la fe, como una causa
primera alcanzable mediante el ejercicio de la razón: Orden,
Ser, Cosmos.

6 Abreviatura masónica de Gran Arquitecto del Universo. Bajo mi inter-


pretación, atea y racionalista, representa habitualmente el ideal social de
una humanidad fraternalmente organizada y el ideal artístico, la belleza
inefable.

[27]
De acuerdo con esto, los rituales masónicos pudieron tener
una interpretación religiosa en ciertas épocas, contextos cul-
turales y sensibilidades, pero en la actualidad la idea más ex-
tendida es la de un centro de unión sagrado —en el sentido
etimológico del término— para individuos libres “que de
otro modo nunca se habrían conocido”.
Y es que una tenida puede conmover a individuos comple-
tamente diferentes; su fundamento es puramente estético,
simbólico —y por extensión no puede considerarse dogmáti-
co—: es la sacralización de lo humano.
Yo soy ateo y me conmueve enormemente una tenida. ¿No
es en cierto modo una obra de arte vivencial e inmersiva?
Hoy en día no queda nada de religioso en la masonería
adogmática. Muchos de los ritos tradicionales se han conver-
tido en métodos prácticos de desarrollo diseñados específi-
camente para hombres y mujeres ligados a la búsqueda del
conocimiento, a la razón, la ciencia y la filosofía.
El punto clave para comprender este hecho es que el
agnóstico, el escéptico y el ateo sean receptores del efecto del
ritual, cada uno desde su propia visión personal y sin nece-
sidad de creencias religiosas, como si las tenían el deísta o el
teísta.
El ritual actúa directamente sobre la psique y ayuda a al-
canzar, mediante una dramatización inmersiva cargada de
símbolos, la armonía o plenitud que persigue la causa masó-
nica: la integridad cultural, moral y espiritual —entendiendo
lo espiritual como lo emocional— a la que todo ser humano,
por su naturaleza racional, puede acceder de forma progre-
siva.
Hablando claro, una espiritualidad laica para aquellos que
aprecian la estética en lo cotidiano y que podría resumirse
como el placer de la observación, creación y vivencia del
símbolo y, por supuesto, de la ética.

[28]
El trabajo masónico, utilizando las palabras de Ascensión
Tejerina7, no puede caer en un ejercicio solipsista. La integri-
dad humana, la plenitud del ser, no puede alcanzarse desde
una visión del otro fundamentada en el individualismo. Es
por ello que los francmasones, en general, tienen tendencia a
promover la armonía y la justicia en su entorno social.
Este hecho no debe confundirse con una llamada a aposto-
lados redentores o a militancias activas en causas universa-
listas. La labor del masón es aplicar, en su entorno más cer-
cano, aquellos valores que considera sagrados, un conjunto
de valores que, de acuerdo con su naturaleza adogmática y
dinámica, pueden cambiar de acuerdo con su propia re-
flexión.
El masón no está llamado a salvar el mundo sino a trabajar
sobre sí mismo, la única forma de beneficiar al edificio social.
Y el ritual, por supuesto, no puede quedar al margen de
ello.
La mecánica de los trabajos en logia convierte —o al menos
eso es lo que se pretende— a los masones, con el esfuerzo y
la voluntad que toda evolución personal implica, en perso-
nas más tolerantes, capaces de escuchar opiniones ajenas
muy distintas y enriquecerse con cada aportación. Un debate
entre masones, si ambas partes cumplen las reglas del juego,
siempre tiene lugar desde el respeto.
Sin embargo, este equilibrio en el diálogo no puede darse
sin el principio de igualdad, el reconocimiento entre pares.
Un masón siempre reconoce a un compañero de logia como
a un igual, pues su interacción se da bajo las mismas condi-
ciones y por medio de una metodología común.

7
De oficio, masón. Ascensión Tejerina. Ed. Espejo de Tinta.

[29]
Además, conforme se incrementa el desarrollo cultural y,
por extensión, aumenta la seguridad en uno mismo, también
se evoluciona hacia posturas notablemente más críticas, ali-
mentando la predisposición a defender las ideas propias con
firmeza frente a condicionantes ilógicos, axiomas erróneos y
opiniones no fundamentadas.
Ambas actitudes, la tolerancia y la crítica, sólo pueden ex-
tenderse al entorno social cuando los debates tienen lugar en
un marco de respeto e igualdad entre las partes. En caso con-
trario, tiene poco sentido defender una postura o mostrar
empatía por una idea ajena. De ahí que en determinados
contextos el masón prefiera permanecer en silencio en lugar
de tomar partido.
Volviendo al ritual, podemos decir que los turnos de inter-
vención, la forma —poética— en la que la palabra circula en-
tre columnas y todo el orden que va implícito en el peculiar
protocolo hacen de la logia una clara representación del ideal
social, una pequeña comunidad heterogénea en la que los se-
res humanos emprenden una meta común al margen de sus
diferencias; un entorno de libertad, igualdad y fraternidad.
El ritual, en sí mismo, constituye la esencia de la masoner-
ía; es inefable, enigmático y complejo; es atractivo e infinita-
mente rico en conocimiento, pero su naturaleza metafórica
no tendría ningún valor despojada del mayor secreto masó-
nico: la libre interpretación.
Se puede decir que es el mecanismo que permite el desa-
rrollo iniciático; supone un cambio de contexto, un punto de
inflexión entre el mundo profano —fuera del templo— y el
sagrado que convierte un espacio cualquiera en un lugar de
culto a la razón, un tablero atemporal regido por pautas con-
sensuadas.

[30]
Los derechos humanos

U
na base teórica sin la que no podría comprenderse
gran parte de la temática de trabajo de la masonería
adogmática son los derechos humanos, una enume-
ración de principios que desde hace meses repaso en busca
de ausencias.
Su complejidad y cuasi-completitud no deja de fascinarme,
pues sustituye —o tal vez unifica en la concordia— todos los
referentes morales que han dividido a los hombres durante
siglos.
En algunas logias la Declaración de los Derechos del Hom-
bre y el Ciudadano o la Declaración de los Derechos Huma-
nos figuran como libro sagrado —entendiéndose el sentido
simbólico del término— al considerarse una referencia moral
universal y no parcial.
Si bien no he encontrado demasiados artículos que resulten
prescindibles —aunque muchos precisan ciertos matices—,
he comprobado que un gran número de ellos se incumplen
en la actualidad desde las mismas naciones que los promul-
garon.
Desafortunadamente, los derechos humanos se correspon-
den con un compromiso ético que no necesariamente implica

[31]
una validez jurídica, pues la Declaración de los Derechos
Humanos carece de carácter vinculante.
Si bien existe una integración creciente de los mismos en la
legislación interna de los estados, así como en el marco jurí-
dico del derecho internacional mediante la adhesión a trata-
dos internacionales, aún son muchos los mecanismos legales
que impiden su cumplimiento real.
En la actualidad, existen diversos tratados —que bien
podrían haber dado un giro a la idiosincrasia histórica de las
relaciones humanas— a los que múltiples estados han pres-
tado firma de adopción. Sin embargo, la prestación de con-
sentimiento que compromete a los firmantes jurídicamente
con las pautas fijadas no siempre tiene lugar, por lo que la
legislación sigue sin constituir un puente real entre las inten-
ciones teóricas y las acciones. La historia de siempre, el
hombre como contraposición al estado.
El derecho, como garante de la justicia, sigue limitado al
privilegio económico, a grandes corporaciones y gobiernos.
Sin voluntad estatal no hay adhesión a la norma, y para
colmo el establecimiento de reservas en los tratados multila-
terales favorece la falta de eficacia en los compromisos.
No existe una constitución global, las organizaciones inter-
nacionales de coordinación siguen siendo vinculantes úni-
camente para los estados que las aceptan y el Estatuto de la
Corte Penal Internacional sigue sin contar con la firma de
países como Estados Unidos, Israel, China o India.
Se satisface el interés puntual de los estados pero no el in-
terés particular de cada conjunto de individuos que habita el
globo terrestre. El porqué de este hecho plantea conflictos y
discrepancias entre ciudadanos de todo tipo, así como entre
los masones de un mismo taller.
¡Qué bello es debatir en logia cómo cambiar el mundo!
¡Qué bello juego especulativo hemos edificado sobre el sim-

[32]
bolismo del trabajo y la construcción! ¡Qué sistema tan fra-
ternal compartimos en nuestros talleres humanistas!
¿Pero realmente sirve de algo? ¿Realmente tomamos parti-
do en la construcción de las sociedades? ¿Podemos influir en
el derecho interno y en el derecho internacional como ciuda-
danos? ¿Es este uno de los fines que deberían perseguir los
debates masónicos? ¿O debemos delegar el poder de deci-
sión en representantes electos que condicionan la evolución
de las sociedades humanas? ¿Resulta útil la masonería para
las sociedades del siglo XXI?
Sobre este tema hay mucha crítica y mucha exigencia no
fundamentada.
Bajo mi propia experiencia, el tópico de una masonería en-
dogámica y egocéntrica es totalmente erróneo, pero también
es cierto que las instituciones masónicas no son ONG ni or-
ganismos redentores —ni pretenden serlo—, sino atanores
para la emancipación intelectual del individuo.
Este año he resaltado en varios debates con masones —
inducido tras dos meses trabajando en un proyecto de co-
operación— lo importante que es concienciar a aquellos que
habitan la zona Norte sobre la situación que atraviesan día y
noche algunos de sus vecinos del Sur8, una situación cuyas
causas principales son ciertas multinacionales —que no ge-
neran riqueza para las comunidades locales—, una tradición
de base proteccionista y selectiva por parte de las sociedades
Norte que restringe un mercado de libre competencia verda-
deramente global —el sistema actual no sólo frena la emer-
gencia de la pequeña y mediana empresa en el Sur, sino que

8
En Cooperación para el Desarrollo la clasificación de los países por su
Índice de Desarrollo Humano —que depende de la renta per cápita, la es-
peranza de vida al nacer y el nivel de alfabetización de la población— se
simplifica denominando Norte al conjunto de países desarrollados y Sur a
aquellos que se encuentran en vías de desarrollo.

[33]
impide tanto la salida del sector primario como el desarrollo
tecnológico en territorios deprimidos—, y una ayuda pater-
nalista que lejos de generar autonomía y procesos endógenos
genera más dependencia.
Algunas de mis intervenciones han tenido eco, y han sido
varios los que han participado a título personal en proyectos
vinculados a mi experiencia previa.
Sin embargo, ha habido otros que han contrastado fuerte-
mente mis opiniones y han cuestionado —haciendo que yo
mismo superase ideas muy arraigadas— aspectos como el
papel de la cooperación o la importancia de mi propio pro-
yecto de vida.
Para ello ha sido necesario el intercambio, la asunción de la
propia carencia y el encuentro con el conocimiento de terce-
ros.
He ahí una de las muchas ventajas que nos ofrece la maso-
nería: el continuo intercambio de puntos de vista con juristas
y médicos, con empresarios y psicólogos, con activistas y ca-
tedráticos en un plano de fraternidad; el debate, el diálogo,
la deliberación.
Al margen del debate, la reflexión y la visión personal de
cada uno, nadie está llamado a la intervención social, sería el
fin de la masonería, que se convertiría en partido político,
grupo armado, sindicato u ONG.
¿Pero cuál es entonces la posición activa de los masones?
Tras varios años de experiencia he podido comprobar que el
trabajo en logia:
a) Fomenta la idea del progreso de la humanidad, entendi-
da principalmente como la promoción de valores humanistas
mediante acciones concretas tanto en el entorno afectivo co-
mo en el social o el laboral.

[34]
b) Antepone mediante la razón y una filosofía estética de
libre interpretación —la metáfora masónica— la construc-
ción de una sociedad justa frente a otros planteamientos que
delegan en deidades y principios revelados la moral y el
compromiso con lo humano. De acuerdo con ello, actúa co-
mo catalizador para iniciativas de carácter personal o colec-
tivo que tengan una intención social pero se centra princi-
palmente en el desarrollo del masón y su entorno, por lo que
focaliza el trabajo en lo concreto, frente a instituciones que
diluyen la importancia del individuo —bajo dinámicas del
sacrificio— en favor de causas universalistas.
c) Permite el desarrollo de una opinión individual a partir
del intercambio y el debate con los demás.
Sin embargo, todos nosotros somos filósofos en una Grecia
esclavista, somos ciudadanos de un planeta cuyas reglas de
juego aún restringen ciertos procesos emergentes.
Es por ello que tomando como objetivo la construcción de
sociedades me tomo la libertad de plantear un par de cues-
tiones que podrían leerse tanto dentro como fuera de las lo-
gias y que pueden ser materia de debate:
¿No está sometida la dignidad y la supervivencia del hom-
bre al interés económico de las grandes corporaciones y los
estados?
¿No mueren personas como consecuencia del intervencio-
nismo y la regulación de los mercados?
¿Existe un verdadero libre mercado global o todavía no se
ha construido?
¿Podría la deliberación popular desembocar en el ordena-
miento jurídico de las relaciones de interdependencia entre
los seres humanos?
En nuestras columnas comparten trabajo marxistas, anar-
quistas, existencialistas, liberales, conservadores, social-

[35]
demócratas y muchas otras raras especies. Las distintas ten-
dencias políticas, las distintas preferencias culturales y las
distintas posibilidades económicas comparten en igualdad
de derechos un mismo potencial masónico.
Al margen de aquello que nos distingue, de nuestro naci-
miento y condición social, de nuestras creencias o filosofías,
todos somos iguales; a todos nos une un mismo ideal: el
progreso de la humanidad.
En este ensayo se abordará la realidad masónica enfocada a
la realidad social. Se intentarán responder preguntas sobre la
dudosa viabilidad de aquellas aproximaciones que persi-
guen una utópica fraternidad universal, así como se cuestio-
narán los modelos tradicionales que han definido la actual
globalización y la actual masonería.
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben
comportarse fraternalmente los unos con los otros. Declaración
Universal de los Derechos Humanos. Artículo 1.
Si nuestro compromiso con el edificio social es aportar una
piedra justa y perfecta, obviamente deberíamos replantear-
nos qué estructuras resultan caducas en la labor operativa de
la construcción de sociedades.
La razón es nuestra principal herramienta, la duda nuestro
trampolín intelectual.
¿Tiene sentido considerarnos culpables? ¿Podemos inter-
venir en las decisiones gubernamentales que implican un
comercio armamentístico? ¿Nos sentimos realmente repre-
sentados por el estado? ¿Somos responsables de la economía
global?
¿Podemos como ciudadanos modificar las políticas de cier-
tas multinacionales?
¿Debe olvidarse el universalismo y apostar por lo concre-
to? ¿Es posible potenciar una economía humanista? ¿Es la

[36]
democracia representativa un lastre superable? ¿Podemos
pasar de la ética al ordenamiento jurídico?

[37]
Abriendo la puerta: predicciones y propuestas

E
n las logias hablamos de propuestas, de ideas, de al-
ternativas que pueden y deben ser sometidas a debate.
Nos dedicamos a generar conocimiento y deliberar,
no a imponer un nuevo orden mundial como expresan erró-
neamente César Vidal y otros desinformadores de su escue-
la.
Además, plantear alternativas no es sólo masonería, es res-
ponsabilidad ciudadana.
La lógica actual no es sostenible y necesariamente debemos
apostar por nuevos modelos que garanticen un equilibrio
económico y ecológico. Según el Estudio Económico y Social
Mundial de la ONU para 2010:
Cada año se suman 70 millones de personas a la población
mundial. Ello significa que en 2050 la economía mundial deber-
ía ser capaz de proporcionar una vida digna a más de 9.000 mi-
llones de personas, de las cuales el 85% residirá en los países en
desarrollo. Los avances en materia de desarrollo humano en to-
do el mundo han contribuido a reducir drásticamente las tasas
de mortalidad y a aumentar la longevidad de los seres huma-
nos. De resultas de ello, la población del mundo está enveje-
ciendo rápidamente. En 2050, una de cuatro personas de los
países desarrollados y una de cada siete de los países actual-
mente en desarrollo tendrá más de 65 años. Esta situación ejer-
cerá presión sobre los sistemas de pensiones y de atención de la

[38]
salud. Además, es posible que la disminución y el envejeci-
miento de la población de las regiones desarrolladas atraigan
corrientes migratorias mucho mayores que en la actualidad.
Los países en desarrollo deberán adaptarse al aumento de la
población de las ciudades. Se calcula que en 2050 el 70% de la
población mundial vivirá en las zonas urbanas y que, como
consecuencia, el mayor crecimiento de las megaciudades oca-
sionará nuevos problemas. Ello hará aún más difícil crear un
número suficiente de empleos dignos; si no se supera este
obstáculo, la persistencia de la pobreza y la desigualdad gene-
ralizadas entre los residentes de las ciudades será fuente de in-
estabilidad social y política. El aumento de la población de las
ciudades modificará también los patrones de alimentación y de
uso de la tierra, y podrá asimismo tener vastas consecuencias.
Además de la disminución de las tierras cultivables, aumentará
considerablemente el consumo de carne y de productos lácteos,
lo que, si el fenómeno no se resuelve rápidamente, provocará
cambios en la utilización de la tierra y un aumento de la defo-
restación, así como un consumo mayor de energía, un aumento
del precio de los alimentos y escasez de alimentos en el plano
regional. En tercer lugar, la creciente población mundial se ha
venido sosteniendo en parte a costa de la degradación de nues-
tro medio ambiente natural.
Alrededor de la mitad de los bosques que cubrían la tierra han
desaparecido, se están agotando rápidamente las fuentes de
agua subterránea, ya se han producido enormes reducciones de
la diversidad biológica y, debido a la utilización de combusti-
bles fósiles, actualmente se emiten alrededor de 30.000 millones
de toneladas de dióxido de carbono al año. Es decir, el aumento
de la prosperidad ha traído consigo enormes costos ambientales
de repercusión mundial. Ejemplo de ello es la amenaza del
cambio climático. Para conjurarla se necesitarán transformacio-
nes considerables de los sistemas energéticos, de los procesos
de producción industrial y de la infraestructura.
En cuarto lugar, los procesos económicos están cada vez más
conectados entre sí en todo el mundo. Cada vez más, la produc-
ción agrícola e industrial la llevan a cabo cadenas de valor

[39]
mundiales, por lo general no reglamentadas, dominadas por
empresas internacionales. La crisis mundial ha demostrado el
grado de interconexión existente entre los mercados financieros
y la rapidez con que los problemas que se producen en una par-
te del sistema pueden repercutir en las demás. El cambio climá-
tico y el aumento de las corrientes migratorias son problemas
con ramificaciones de orden mundial. Sin embargo, las políti-
cas, normas e instituciones establecidas para regir estos proce-
sos son por lo general nacionales, y los mecanismos mundiales
suelen estar muy compartimentados. Si no se aplican reformas,
aumentará la tensión entre los procesos nacionales y mundiales
de formulación de decisiones.

[40]
La dialéctica de las logias

L
a masonería puede cumplir las expectativas de un ini-
ciado sin por ello suprimir su espíritu crítico y diná-
mico, sin imponer una identidad homogénea.
Por ello, antes de plantear si existe una necesidad de accio-
nes masónicas o profanas9 en favor de los cambios estructu-
rales de la sociedad actual, es necesario aclarar conceptos de
índole filosófica.

1) Sobre las expectativas.


La francmasonería, hoy por hoy, cumple mis expectativas.
La logia es un espacio de pensamiento, de intercambio ra-
cional, de puesta en común, y ante todo de iniciación, te
ayuda a transformarte y a sacralizar lo humano en un am-
biente fraternal.
Lo que me llevó a ella es lo que encontré en ella.
Sin embargo, la masonería requiere una continua revisión
—no es dogmática— y una continua autocrítica para seguir
siendo un arma de progreso y no un lastre decimonónico. De
hecho, la mayoría de los masones que he conocido —no to-
dos— son bastante críticos y realistas en ese sentido, son ca-

9
El término profano significa “fuera del templo”. En masonería se utiliza
para distinguir los conceptos o individuos externos frente a los que tienen
una raíz masónica. Carece de connotaciones negativas.

[41]
paces de ver los errores e intentan diseñar soluciones; son
masones, piedras imperfectas y perfectibles.
El cambio es en sí mismo un principio masónico.
Ante esta idea quisiera hacer un símil —aunque hablemos
de universos completamente diferentes— con la lógica de ac-
tuación del católico, no refiriéndome a los fieles sino a los
miembros de la jerarquía eclesiástica.
Teniendo en cuenta que la ontología católica considera al
sacerdote un ejemplo de respeto y amor al prójimo, si obser-
vamos la postura de la Iglesia nos encontramos con dos acti-
tudes enfrentadas:
a) Por un lado, tendríamos un dinamismo crítico y un apo-
yo —perfectamente coherente con su fe— a las iniciativas
laicas10.
b) Por otro, una oposición continua a la libertad de con-
ciencia: imposición de una moral absoluta en lo civil, resis-
tencia a decisiones democráticas, homofobia...
La masonería, al contrario que una organización religiosa,
no está pautada por dogmas sino por un método de trabajo
que puede modificar su contenido y su mecánica tras un
previo acuerdo.
¿Puede promoverse desde una determinada logia un diá-
logo sobre la gestión de la riqueza, sobre la violación de los
derechos del niño o sobre el terrorismo de estado? Si sus in-
tegrantes están de acuerdo, puede hacerse. Puede construirse
un abanico de alternativas, puede enriquecerse al conjunto
interno y aportar ideas al mundo externo.

10
Laicismo: Doctrina que defiende la independencia del hombre o de la
sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organi-
zación o confesión religiosa. Existen numerosos católicos, judíos y musul-
manes que respetan y defienden el laicismo. Laicismo no es ateísmo.

[42]
Y de igual forma, puede tener lugar un análisis crítico de la
pasividad.
En ese sentido, podría empezarse con una crítica al cinismo
masónico englobándolo en el "cinismo de occidente". Pero se
caería en un error, y no sólo por la distribución territorial de
la masonería más allá del supuesto dominio occidental. El
masón no tiene por qué asumir la culpa de una desigualdad
extrema de la que no es responsable, pues no existe un “no-
sotros histórico”.
Sin identidad histórica, el individuo libre no asume como
propia la sangre que derramaron los colonizadores, ni tam-
poco la miseria que imponen los explotadores.
El ciudadano no es ni el mercado, ni la nación, ni el estado.
El ciudadano es una entidad libre que únicamente ha dele-
gado en entidades públicas y privadas la gestión de produc-
tos, derechos y deberes.
El masón es un elemento más de la ciudadanía, es el obrero
que edifica su propia historia; sus acciones —y no las de
otros— le construyen a sí mismo. Nadie está obligado a lle-
var a cabo una revolución, nadie está coaccionado por inter-
eses políticos concretos. ¡Pero si quiere puede hacerlo!
La vida privada de cada masón es asunto suyo, él es el
dueño de su propia identidad.
¿Implica esta afirmación que podamos relativizar y desen-
tendernos de la realidad social?
No necesariamente. La liberación intelectual —la ruptura
con la moral impuesta— no implica la pérdida de la ética.
Participar de una u otra forma en la superación de la falta de
equilibrio en nuestro entorno suele ser una de las metas de
un masón.
Nuestro método se fundamenta simbólicamente en la ac-
ción operativa y, por tanto, suele implicar cierto grado de

[43]
compromiso social, entendido como un ejercicio de coheren-
cia en las relaciones con nuestras esferas diarias —familia,
trabajo, amigos—, pero condicionada precisamente por ese
principio de igualdad que se planteaba en lo previo.
Para que pueda tener lugar un reconocimiento entre pares
deben compartirse un contexto y unas herramientas comu-
nes.
Y la herramienta clave es la cultura.
¿No es la promoción de la información un paso previo para
el cumplimiento de tal principio?
A mi juicio, la apuesta por la difusión de conocimiento —al
margen del tradicional secretismo que lejos de beneficiar a la
masonería, la perjudica— es un paso fundamental para el
desarrollo de individuos con opiniones tan distintas como
respetables.
No obstante, existen otras formas de entender el compro-
miso social.
Una idea no necesariamente masónica pero que emerge de
la misma noción de autonomía, es que como ciudadanos, a
título personal, nuestra obligación debería ser ejercer presión
sobre los colectivos en los que —teóricamente en sociedades
democráticas— hemos delegado la gestión de la política, la
gestión de nuestro poder legítimo.
En ese sentido, según algunos masones se debería influir
sobre los distintos actores que interactúan en el marco legal
internacional, desde ciertas multinacionales —acogidas a la
impunidad de la autorregulación ofrecida por los códigos de
conducta— a los claros privilegios del Consejo de Seguridad
de la ONU.
Según otros, se debería influir principalmente en el esta-
blecimiento de sociedades laicas en las que el estado se

[44]
emancipase definitivamente de las distintas instituciones re-
ligiosas.
Cuando esta influencia tiene lugar ocurre, en general, de
una forma principalmente indirecta basada en nuestro traba-
jo especulativo, ni en presión de lobby ni en incidencia polí-
tica.
Pero, ¿cómo trabaja un masón? Pensando y escribiendo;
compartiendo, cambiando e intercambiando opiniones y, a
veces, elaborando resúmenes consensuados que se harán lle-
gar a las esferas públicas mediante distintos mecanismos.
Casi igual que lo hacen otros colectivos humanos, pero en
un marco simbólico y ritual que le da un carácter claramente
distinto.
La masonería no es un grupo de poder pero sí lo es la ciu-
dadanía, aunque suele olvidarlo con frecuencia.
Por tanto, este sencillo método de trabajo claramente
emancipador, despojado de su carga simbólica, puede ser
fácilmente extensible a la ciudadanía —y más hoy, cuando
mecanismos deliberativos como los blogs rompen con los es-
quemas mediáticos—, promoviendo la interacción entre co-
munidades e individuos, la deliberación en los espacios
públicos, la transformación de los entornos: la construcción
de sociedades.
Y a esta idea se le suma un planteamiento que ya surgió el
pasado año en logia y que está empezando a tener algunos
frutos digitales11 con trabajos personales enfocados a su pu-
blicación en blogs: ¿no sería interesante difundir en la red
parte de los trabajos masónicos e incorporar voces profanas
al debate?

11
http://masoneriahumanista.blogspot.com/

[45]
Tomando la idea de Sartre de que “un intelectual es aquél
que desde su posición se encuentra en la contradicción con-
tinua y la denuncia”, mi idea con los primeros capítulos de
este ensayo es extender mi propia contradicción. ¿Debemos
los masones hacer públicos algunos de nuestros trabajos? ¿O
debemos archivarlos eternamente?
Obviamente, el secreto vivencial de una tenida, el debate,
el ritual y su carácter —con su tempo y su contexto— no es
replicable en entornos digitales, pero sí lo es parte de su con-
tenido intelectual.
Por ello, teniendo claro que la masonería no actúa, sino que
actúan los masones —como ciudadanos— a título indivi-
dual, están surgiendo distintos mecanismos para publicar re-
flexiones totalmente personales sobre masonería.
Este libro es una de ellas.

2) Sobre la necesidad de una dialéctica


La masonería es un humanismo —suena a Sartre, muy a
Sartre— y una dialéctica, es en sí misma una entidad diná-
mica, un edificio inacabado que entre todos los constructores
debemos continuar. Es una versión reducida de lo que sería
un mundo organizado de acuerdo a tres pilares ideológicos:
la igualdad, la fraternidad y la libertad.
En el caso de mi organización, puedo decir que es federal,
y que se basa en una democracia directa de abajo a arriba
con una jerarquía basada en méritos y voluntad de trabajo,
una jerarquía fraternal que garantiza la armonía entre la li-
bertad y la igualdad de sus miembros.
En las logias —las unidades de la comunidad masónica—
las decisiones locales se toman en conjunto, con transparen-
cia total, pudiendo derivar decisiones de carácter federal al
órgano legislativo de la institución mediante diputados elec-

[46]
tos. En ese sentido, me recuerda al asambleísmo del anar-
quismo, aunque habría bastantes aspectos que matizar.
Sin embargo, como todo sistema o individuo, cuenta con
sus propias contradicciones y precisamente debe suscitar
conflictos internos que den lugar al movimiento, a la trans-
formación, no sólo personal sino también social, e incluso
institucional.
He ahí mi choque con la dialéctica, mi punto de inflexión.
Asumiendo un discurso nacionalista o continentalista, me
encuentro con la contradicción interna de una organización
que defiende unos valores infringidos desde su propia posi-
ción interclasista. ¿La contradicción interna del europeo con
conciencia social?
Depende del sentido de pertenencia, depende del nosotros
histórico.
¿Somos europeos? ¿Somos españoles o alemanes o belgas?
No, somos ciudadanos, somos individuos libres.
Asumiendo tal ruptura con los lazos históricos rompe-
ríamos con la contradicción anterior.
Un paso dialéctico hacia adelante.
La contradicción masónica iría entonces más allá, empe-
zando por el conflicto palabra-acción: hablar internamente
sobre injusticia sin promover externamente aquellas ideas
que ayudarían a superarla.
Ya hemos mencionado que los francmasones actúan en va-
rios frentes de acuerdo con causas muy respetables —y en
ocasiones incluso antagónicas—, fieles a sus propias convic-
ciones y posibilidades, a su propio proyecto de vida y no a
imposiciones redentoras.
Esto no implica necesariamente que seamos malos maso-
nes. Reitero que no somos un colectivo de salvadores, sino

[47]
que la forma de proyectar el trabajo masónico depende de la
perspectiva personal de cada uno.
En términos generales, el masón está en el taller para pen-
sar y hacer pensar, para vivir su propia contradicción.
Esta reflexión me sugiere una referencia simbólica muy in-
teresante: el hecho de que el suelo de una logia esté cubierto
por baldosas blancas y baldosas negras.
Opuestos. Contradicciones.
Entonces, ¿es la masonería una dialéctica?
Claro, se basa en el enfrentamiento de ideas, en la unión de
lo disperso; lo que une es más grande que lo que separa.
Nuestra propia construcción intelectual y moral surge en
base a la conjunción de ideas enfrentadas.

[48]
Del contubernio judeo-masónico-comunista
al capitalismo posmoderno

B
ajo el ojo crítico de la evidencia, los problemas sociales
en la actual guerra global de intereses implican nece-
sariamente un cambio. ¿Qué mejor que expandir nue-
vos planteamientos? ¿No podemos generar un debate cons-
tructivo que desemboque en nuevas alternativas?
Ortega y Gasset —otro masón, otro loco— tenía una bella
historia de amor-odio con el pensamiento de Hegel.
Tomó “lo viejo” para construir “lo nuevo”. He aquí la
dinámica de la acción, la construcción de cambios como de-
finición de la historia.
He ahí lo coherente: somos constructores, esculpimos y
transformamos la piedra; precisamente por ello debemos es-
tar abiertos a cambiar de paradigma si la sociedad del bien-
estar se cae a pedazos y no podemos confiar en el legado de
los estados modernos.
Sin embargo, para poder cambiar de paradigma, hay que
releer y criticar los modelos previos, analizar las nuevas
propuestas y buscar qué errores tienen en común.
Suelo moverme en los círculos de los movimientos sociales
y he observado que últimamente se habla mucho de rescatar
los postulados del materialismo dialéctico u otro proyecto
frustrado, una idea que lejos de resultarme atractiva —como

[49]
sí me resultó hasta hace poco tiempo— me produce un
enorme rechazo.
La controversia surge cuando etiquetamos los cambios con
conceptos que generan discordia, cuando hablamos de mate-
rialismo dialéctico con el castrismo reprimiendo ciertas liber-
tades cubanas y con una historia que delata la falta de tránsi-
tos democráticos en la mayoría de las experiencias comunis-
tas.
En muchas asambleas, organizaciones y colectivos de acti-
vistas, hoy por hoy, las prácticas marxistas siguen asociadas
erróneamente al ideal de justicia social. En el inconsciente co-
lectivo, en cambio, se le asocia a los totalitarismos recientes,
al terrible dia-mat soviético y sus consecuencias. También
erróneamente, se etiqueta como marxista el fin de la dialécti-
ca:
Sería un error fatal, sin embargo, equiparar emancipación co-
munista con estalinismo y dialéctica materialista con “dia-mat”,
esta monstruosidad que ha sido utilizada como defensa apo-
logética de reglas burocráticas, una tecnología de pseudo-
conocimiento adaptada a una tecnología de poder. ¿Qué rela-
ción acaso puede existir entre la dialéctica como “el estudio de
las contradicciones en la esencia de los objetos”, y los métodos
empiristas de una burocracia atemorizada por la misma idea de
las contradicciones y tratando desesperadamente de escapar de
su influencia mal administrándolas? ¡Esta es la misma burocra-
cia que, mientras usaba “dia-mat” como filosofía de Estado, en-
contró necesario abolir la ley de negación de la negación de la
dictadura de Stalin!12
Los argumentos que a mi juicio resultan válidos para re-
chazar los tradicionales modelos marxistas no toman como
base su experiencia totalitaria, sino su baja capacidad para
incentivar el crecimiento económico —para favorecer la

12
La dialéctica y la revolución, ahora. Savas Michael-Matsas

[50]
emergencia de una clase media ligada a la noción de desa-
rrollo— y su anulación teórica del individuo frente al estado.
Sigo pensando, no obstante, que desde un punto de vista
interno meramente comunitario, puede ser una buena idea si
la comunidad así lo demanda —soberanía económica— pero
no más allá.
Apostando por las relaciones económicas en un mundo in-
terdependiente, pensando obviamente en ciudadanos y no
en naciones, tal vez deberíamos actuar como Marx —o como
Ortega en otro plano—, revisar modelos y adaptarlos a la
nueva situación del mundo, apostar por una globalización
real, por un ecosistema global satisfaciente.
Considero que necesitamos un modelo ecléctico que refleje
el equilibrio de tres principios básicos. Esto es, la incorpora-
ción del concepto de fraternidad a las relaciones económicas.
Resulta obvio, al menos en un plano simbólico, que pode-
mos aproximarnos a las corrientes filomarxistas considerán-
dolas modelos igualitarios, modelos que pretenden garanti-
zar el primero de los tres ideales de la masonería: la igual-
dad.
Sin embargo, estos paradigmas limitan la libertad indivi-
dual, pues ésta queda sometida a la homogeneización im-
puesta por el estado. Se rompe con la sociedad de clases, pe-
ro también se rompe con las posibilidades de desarrollo del
individuo en base a sus méritos tanto a nivel formativo como
profesional.
¿Dónde encontramos un trampolín teórico como garante
de libertades individuales? En un principio, todo conduce al
libre mercado, al capitalismo integrador y al liberalismo co-
mo arquitecto de la reducción de poderes estatales.
Este sistema intenta definir en lo económico lo que llama-
ríamos el segundo ideal masónico: la libertad.

[51]
Concebida como habitual en la sociedad del bienestar, la
libertad económica se establece en los llamados países des-
arrollados —y en ciertos sectores de los países en vías de de-
sarrollo—, maquillando las brechas globales que el mismo
sistema genera; una consecuencia directa de una regulación
jurídica ausente que podría moderar ciertos privilegios y po-
sitivar una globalización justa.
La perspectiva liberal, con tal carencia de regulaciones que
favorezcan la equidad, parece difícilmente reconciliable con
la igualdad social. Sigue limitándose con restricciones aran-
celarias, medidas proteccionistas —el intervencionismo que
antes se defendía como arma contra la pobreza, hoy es su
principal yugo— y monopolios que frenan procesos emer-
gentes.
Hay quien opina que la moralización de su base filosófica
no resulta alcanzable:
La respuesta puede encontrarse en la fórmula que enunció Im-
manuel Kant y que se une al sentido moral común: el criterio de
lo Universal ordena respetar al otro y no instrumentalizarlo, y
exige promover su autonomía. Libre de cualquier segundo pla-
no metafísico o religioso, exige que suprimamos la dominación
política (ejercida en parte a través de instituciones democráti-
cas), la opresión social (hecha en parte a través de los derechos
que el movimiento obrero conquistó a partir del siglo XIX), pero
al mismo tiempo la explotación económica: lo que todavía no se
consiguió. Recién al hacerlo protegerá y profundizará, mediante
la política, las adquisiciones morales obtenidas en los otros
campos. En verdad la moralización del capitalismo se revela ri-
gurosamente imposible, ya que este es en sí mismo inmoral, se
pone al servicio de una minoría afortunada, instrumentalizando
a los trabajadores y negando su autonomía. En realidad, exigir

[52]
su moralización debería llevar a exigir su supresión, cualquiera
fuese la dificultad de la tarea.13
Mi opinión, en general, es más bien contraria a la propues-
ta por Yvon Quiniou, pues soy partidario de exigir su mora-
lización en lugar de satanizar y renunciar a sus ventajas; huir
del moralismo destructor y apostar por la moral constructo-
ra.
Si bien el marxismo se equipara en lo teórico con una
aproximación a la igualdad social que parte del recorte de li-
bertades, en el capitalismo actual ocurre el fenómeno contra-
rio. Las cotas máximas de crecimiento no están fijadas y las
empresas pueden incrementar su beneficio hasta límites ex-
tremos generando monopolios y situaciones de explotación
que a menudo no revierten positivamente en la sociedad, si-
no al contrario.
Se estructura el mundo en naciones de distinta categoría y
se impone la consecución del objetivo óptimo, impidiendo al
competidor —teórica libre competencia— alcanzar incluso
los objetivos mínimos.
¿Cómo conciliar ambos puntos —libertad e igualdad— en
un polígono armónico? Definiendo la fraternidad en lo
económico, tal vez apostando por un modelo conciliador que
plante cara a la política de patentes e incremente la distribu-
ción de las ideas en un ámbito de libre mercado.
Para encontrar referencias a la fraternidad económica no es
necesario remontarse a Jeremy Bentham, ni a los orígenes de
la socialdemocracia y el socioliberalismo.
En los últimos años han surgido trabajos en Teoría de la
decisión que apuestan por una supresión de los óptimos en
favor de la lógica satisfaciente y la programación por metas,

13 Le Monde Diplomatique, La impostura del capitalismo moral. Yvon


Quiniou.

[53]
aunque ésta ya fue estudiada en la década de los cincuenta
por Cooper y Charnes.
Estos modelos matemáticos aplicables a la lógica interna de
la empresa y, por supuesto, en la lógica externa del mercado,
están englobados en la lógica satisfaciente, la cual permite
cubrir las necesidades —o metas— de un agente sin suprimir
la oportunidad de los n agentes restantes de satisfacer sus
propios objetivos.
Para ello, cada elemento del sistema debe apostar por la
cohesión fraternal, por un compromiso —fraternidad— que
establezca de forma espontánea cotas de crecimiento a la
hora de definir las metas y que garantice la igualdad de
oportunidades en un marco de libertad económica.
Ubicándonos en un contexto interno en el que se pretenden
satisfacer las distintas metas de un empresario —en un con-
texto social hablaríamos de satisfacer la meta de cada ciuda-
dano o cada PYME— podemos aproximarnos al paradigma
goal programming fácilmente mediante la siguiente defini-
ción:
Se puede concebir como un compromiso operativizado, en una
contextura de programación lineal, con filosofía satisfaciente.
Es decir, se aplica la lógica satisfaciente, entendida como un es-
quema de metas (goals) que satisfacen al empresario, aunque
no optimice necesariamente las variables en cuestión. Así por
ejemplo, el empresario se puede sentir satisfecho con un por-
centaje de beneficio igual o mayor que el 10% y, simultánea-
mente, con un volumen de ventas que mejore en un 5% las con-
seguidas en el pasado año. Estas serán entonces dos metas en el
modelo. […] Se observará que dichas metas, aunque dejan satis-
fecho al empresario, no constituyen necesariamente unos ópti-
mos ya que, en principio, podrían lograrse resultados superio-
res para alguna de ellas. Sin embrago, no podrán, presumible-
mente, lograrse los óptimos en todas ellas al mismo tiempo, por
lo cual hay que llegar a una solución ecléctica o de compromiso.

[54]
El problema se resuelve minimizando la suma ponderada de
desviaciones de las posiciones empresariales respecto de las
metas14.
¿Pero no os parece que en un entorno global la lógica satis-
faciente parece tan inviable como el marxismo?
¿No resulta inabordable todo objetivo que se extienda más
allá de lo concreto?
He ahí un nuevo puente con el simbolismo masónico y su
ruptura con el universalismo.
El obrero no podrá nunca construir una catedral sino que
deberá centrarse en su porción de piedra; sin embargo, su
labor concreta influirá inevitablemente en el conjunto, en el
edificio social, en el progreso de la humanidad.
Apostar inicialmente por lo universal es renunciar al traba-
jo real y diluirse en la decepción.

14
Metodología Multicriterio en las decisiones empresariales. Enrique Ba-
llestero, David Cohen.

[55]
La dignidad humana en la
cooperación para el desarrollo

E
n el ámbito global, atendiendo a las desigualdades ac-
tuales en materia de dignidades, parece ser que la ten-
dencia es continuar implantando políticas de coopera-
ción para el desarrollo, una forma relativamente efectiva de
mejorar la situación de las sociedades más desfavorecidas sin
redefinir los modelos de mercado. ¿Pero es realmente soste-
nible el modelo actual de cooperación?
La cooperación debería haber acabado para 2015 —de
acuerdo con los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas—
con el aislamiento económico y la falta de movilidad social
de miles de personas. Sin embargo, no se esperan resultados
excesivamente destacables ni para 2015 ni para 2030.
Pero, ¿por qué? ¿Por los intereses “de occidente”?
Obviamente no. Observemos las técnicas y los objetivos,
analizando si existen medidas que realmente generen creci-
miento en lugar de dependencia, analizando si pueden defi-
nirse organismos que fundamenten su base económica en la
autogestión y no en subvenciones dirigidas por los estados o
la buena voluntad popular.

[56]
La emergencia de procesos endógenos debe ser la semilla
del desarrollo local, rompiendo con las habituales prácticas
neocoloniales: los ilustrados salvando a los salvajes.
La implantación de políticas estándar de cooperación se ha
impuesto, progresivamente, como un punto importante en
los presupuestos de estado de la mal llamada zona Norte.
Desde el primer decenio de Naciones Unidas, franqueando
la dudosa eficacia de las medidas iniciales y los vaivenes del
Nuevo Orden Económico Internacional, los acuerdos para
mejorar el Índice de Desarrollo Humano (IDH) han definido
la línea de trabajo de diversos organismos en los últimos cin-
cuenta años.
El reto no era otro que acabar con la pobreza, entendida
como una suma de carencias, como un desequilibrio entre lo
negativo de las rentas y las tasas de ahorro frente a lo eleva-
do de los índices de desempleo, el crecimiento de la pobla-
ción, el analfabetismo o la enfermedad.
Los resultados no siempre han sido destacables, y la ayuda
asistencial se ha convertido en una constante en numerosos
frentes cuestionando el papel emancipador de la coopera-
ción.
Sin embargo, la redefinición de estrategias y planes de ac-
ción sigue alimentando la idea de que existen soluciones
viables para reformar las estructuras que atentan contra la
dignidad humana, estrategias no necesariamente fundamen-
tadas en la diferencia —en la superioridad de una parte que
coopera con otra parte— sino entre iguales que trabajan jun-
tos.
Hoy podemos encontrar iniciativas que apuestan por los
microcréditos, la creación de cooperativas y la apertura de
nuevos mercados.

[57]
Este hecho resulta esperanzador para aquellos que aún
creemos en el progreso de las comunidades humanas, al
margen de clasificaciones pautadas desde arriba.
Es por ello que, a pesar de mi desconfianza hacia la buena
voluntad de un alto porcentaje de la clase política y a pesar
que, obviamente, los acuerdos presupuestarios en Ayuda
Oficial al Desarrollo forman parte de acuerdos bilaterales en
el marco de las estrategias de política exterior de los estados,
no seré yo quien alimente el cínico discurso de los que escu-
dan su falta de compromiso social apelando meramente a la
malversación de fondos o a la dudosa transparencia de cier-
tos mecanismos.
Existen individuos y organizaciones corruptas —y yo soy
el primero en condenarlas— pero también actores transpa-
rentes, mecanismos de evaluación y seguimiento, soluciones
y agentes dispuestos a llevarlas a cabo.
La pregunta es, ¿sostenible hasta cuándo si toda la finan-
ciación procede de donativos, si en lugar de generar exce-
dentes a reinvertir en proyectos se depende de fuentes de fi-
nanciación caritativas?
Mi crítica no atiende a comentarios vacíos; mi crítica atien-
de, como atendía al hablar negativamente de los modelos
marxistas, a los errores de concepto.
En el actual modelo de cooperación puede intuirse la falta
de sostenibilidad de la ayuda, la ausencia de grandes resul-
tados y el exceso de moralidad implícita como principal vía
de financiación.
Yo he conocido la miseria andina y me he formado con la
intención de encontrar la base argumental de un mensaje pe-
ligrosamente revolucionario y redentor; también he intenta-
do enfrentarme a la desigualdad mediante los tradicionales
mecanismos culpables, captando recursos económicos para
proyectos mediante campañas de sensibilización.

[58]
Pero precisamente como resultado de un camino de alta
carga ideológica, tengo claro que no existe una solución uni-
versal, que no hay salvación ni dogma absoluto: hay labor
operativa en lo concreto.
No me hice masón para rendirme ante el tópico de la deca-
dencia solidaria o ante el nihilismo como discurso de calle,
pero tampoco para justificar chantajes emocionales en favor
de limosnas que no conducen a cambios estructurales.
¿Qué nos dice la masonería?
El simbolismo masónico muestra que apostar por la pasi-
vidad no es más que dar el templo por acabado, pero que
abordar el universalismo es diluirse en la decepción de lo
imposible, en el sacrificio de la individualidad ante la culpa
y la renuncia.
La solución no es la negación del yo, sino la apuesta por la
dignidad humana, por el tú, por el nosotros.
El primer paso debe ser teórico, trabajando y debatiendo
desde el plano intelectual en favor de nuevas conceptualiza-
ciones del hombre que se despojen de la visión tradicional
“del pobre” y “el rico”, “del desafortunado del Sur” y “el oc-
cidental culpable”.
¿Pero qué es la cooperación y qué es el desarrollo?
Empecemos empleando la terminología estándar para evi-
tar mayores confusiones.
Lo más común es confundir desarrollo con desarrollo
económico, aunque el término tiene un carácter polisémico
que incluye otros elementos generalmente asumidos en las
sociedades del Norte, como la democracia, la educación
pública, la sanidad, los derechos sociales, la igualdad entre el
hombre y la mujer, etc.
La Cooperación para el Desarrollo suele resumirse como
portadora de un triple objetivo:

[59]
 Mantenimiento de la paz y seguridad global.
 Promoción de la autodeterminación económica.
 Progreso cultural, político, económico y técnico.
En general, ante la creciente demanda de entrar en el mer-
cado global por parte de sociedades del Sur, los países del
Norte acceden a la cooperación presionando a los receptores
mediante la educación en valores democráticos, en libertad
religiosa y en igualdad de género, así como en respeto a la
diversidad y al medio ambiente.
Esto implica, en principio, la asunción de ciertos paráme-
tros liberales. La UNCTAD15, por ejemplo, hablaba de
“maximizar las oportunidades comerciales, de inversión y
desarrollo de los PED así como la asistencia en sus esfuerzos
para integrarse en la economía mundial”. Las implicaciones
resultan evidentes. Para entrar en el juego de los mercados
internacionales, para acabar con la escasez de capital físico e
incrementar la renta y el consumo, los países en vías de de-
sarrollo deben asumir las leyes financieras pautadas por los
países de mayor poder económico.
En la actualidad, nos guste o no, existe una correlación en-
tre vivir en una sociedad con unas leyes mercantiles regidas
por el capitalismo y en un Estado de derecho, aunque este
último concepto sea un material discutible que reservo para
futuros análisis. Sin embargo, es indudable que entre los es-
tados que actualmente promueven una ayuda internacional
de corte liberal —ayuda que se materializa como un pack in-
disoluble de desarrollo económico, democracia, ecología y
libre mercado— muchos alcanzaron un alto crecimiento
económico mediante políticas proteccionistas, antiecológicas
y contrarias a los derechos humanos; de hecho, el proteccio-

15 Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo

[60]
nismo europeo y la política de subsidios agrícolas ha perju-
dicado notablemente a los campesinos del Sur.
He ahí el debate, la dialéctica actual.
Existe otra polémica pregunta que ha surgido en mi cabeza
en numerosas ocasiones:
¿Qué tiene de positivo nacionalizar los recursos?
Aunque este tema es tremendamente complejo, está claro
que la nacionalización no es un mecanismo que necesaria-
mente revierta en el pueblo, sino que depende en gran me-
dida de las políticas posteriores llevadas a cabo por el esta-
do, nacionalización no es siempre socialización.
Posiblemente, tras una nacionalización se perderán inver-
siones de empresas extranjeras y, en mayor o menor medida,
no habrá ni una excesiva importación ni una excesiva expor-
tación, lo cual frenará el crecimiento y el acceso de bienes
fundamentales para el desarrollo.
Si además no hay un reparto en concepto de propiedad de
los recursos entre los ciudadanos —que por extensión no
serán propietarios de la tierra o sistema de producción que
explotan— no incrementarán su productividad ni la genera-
ción de nuevos sectores. Básicamente, la nacionalización le-
jos de beneficiarles les habrá perjudicado al privarles de
propiedad individual o colectiva y al impedirles participar
en un libre mercado global.
Sin embargo, de acuerdo con la legislación internacional,
los gobiernos pueden ejercer este derecho plenamente, una
concesión legal que no deja de tener sentido en un mundo en
el que ciertas naciones prevalecen sobre otras, y vuelvo a la
noción de ciudadano frente al de nación.
Es de obligada mención un derecho consuetudinario que
habitualmente suele pasarse por alto en el discurso de la
prensa europea y que se tiene su origen en la resolución 1803

[61]
de la Asamblea General de Naciones Unidas. Esto es, el prin-
cipio de Soberanía Permanente sobre las Riquezas y Recur-
sos Naturales (SPRRN).
Citando el artículo 2 de la resolución 3281 (XXIX), “todo
Estado tiene y ejerce libremente soberanía plena y perma-
nente, incluso posesión, uso y disposición, sobre toda su ri-
queza, recursos naturales y actividades económicas.” Citan-
do el artículo 1.2 de los Pactos de Naciones Unidas, “todos
los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y
recursos naturales, sin perjuicio de las obligaciones que deri-
van de la cooperación económica internacional basada en el
principio del beneficio recíproco, así como del Derecho in-
ternacional”.
¿Es legal entonces la nacionalización y expropiación de los
recursos por el Estado? ¿Está reconocido en el derecho inter-
nacional? ¿Existen mecanismos que regulen los acuerdos en-
tre el estado nacionalizador y la entidad nacionalizada?
En efecto, pero debe otorgarse la compensación apropiada.
En palabras de Ignacio Forcada:
El término “compensación apropiada”, utilizado en la Resolu-
ción 1803, ha dado lugar a encendidos debates académicos y ju-
risprudenciales. De los casos de expropiación que tuvieron lu-
gar en la primera mitad del siglo XX, se deducía que el término
significaba una compensación pronta, adecuada y efectiva, es
decir, que debía pagarse sin dilación, basándose en el valor de
mercado, y en una divisa convertible. Otros en cambio argu-
mentaban que la compensación apropiada debía ser determina-
da utilizando principios de justicia y equidad, tomando en con-
sideración factores relevantes como el estado de los recursos na-
turales, de la economía del Estado que expropiaba, y el posible
daño medioambiental que se hubiera producido durante la ex-
plotación de los recursos.
Debido a esta divergencia en los estándares para decidir la
compensación adecuada, los Estados suelen incluir, para el caso
de que se produzcan nacionalizaciones o expropiaciones, la

[62]
fórmula de su preferencia en los acuerdos de inversión que ce-
lebran.
Según indica Forcada, si ambas partes no alcanzan un
acuerdo, un tribunal internacional con competencia será
quien estime la indemnización. En el caso de las petrolíferas
nacionalizadas en Venezuela el asunto se delegó al Centro
Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversio-
nes (CIADI). Lo interesante es que Bolivia o Ecuador están
en su derecho, de acuerdo con la Carta de Derechos y Debe-
res de los Estados, de retirarse del CIADI —algo que, como
previsión, ya han hecho— de modo que la compensación se
decida legalmente en un ámbito jurídico nacional.
Esta decisión podría considerarse un paso inteligente y
equitativo desde la perspectiva de ambos gobiernos, pues las
compensaciones pertinentes si Bolivia y Ecuador nacionali-
zan recursos gestionados por empresas extranjeras se esti-
marán teniendo en cuenta el valor contable y no el valor de
mercado.
Sin embargo, las consecuencias de tales decisiones, si aten-
demos a lo dicho anteriormente respecto a la nacionaliza-
ción, pueden ser altamente perjudiciales para el crecimiento
del país.
Las distintas teorías del crecimiento económico siguen dis-
putándose la solución óptima al subdesarrollo.
Desde Adam Smith y Malthus, que relacionaron el creci-
miento con la posesión de recursos naturales, hasta las teor-
ías del crecimiento endógeno y su apuesta tecnológica, pa-
sando por los neoclásicos y la acumulación de capital, distin-
tos expertos han tratado de resolver la ecuación de la pobre-
za.
Parece haber cierto consenso en la actualidad en la impor-
tancia de invertir en tecnología y capital humano, así como
en el papel de la educación y la capacitación técnica.

[63]
Pero la cooperación es una herramienta de construcción
que no deja de ser, en sí misma, un templo inacabado condi-
cionado precisamente por su vocación universalista y reden-
tora.
Tal vez deberíamos dejar de mirar a las sociedades desde
la arrogancia de la identidad de occidente, esa que nos con-
vierte en portadores de un conocimiento estático y absoluto,
y generar conocimiento conjuntamente, fundamentándonos
en el intercambio entre pares, en la cooperación entre iguales
y no en la imposición desde la diferencia.

[64]
Preguntas sin respuesta,
preguntas con respuesta

S
i pretendemos avanzar en la superación dialéctica de
las contradicciones inherentes al capitalismo actual —
hacia una lógica satisfaciente o hacia una moralización
de la economía—, si nos interesa tanto favorecer a la peque-
ña y mediana empresa como defender la investigación y la
innovación frente al poder totalitario de las grandes corpora-
ciones y los estados, lo normal es utilizar las herramientas de
las que disponemos en la actualidad, y si no funcionan,
habrá que inventar otras nuevas.
Y es que para alcanzar una globalización más justa, con li-
bre flujo de mercancías y personas —no sólo de capitales—
sin duda necesitamos un apoyo jurídico.
Sin embargo, al avanzar por la senda del derecho encon-
tramos inconvenientes similares a los que surgían en los
capítulos anteriores: la imposibilidad de solucionar proble-
mas concretos desde soluciones universales.
A mí en particular me llamó la atención la visión de John
Rawls y su Teoría de la Justicia, mencionada únicamente a
modo de curiosidad filosófica por el interés que me suscitó
cuando se cruzó en mi reflexión.
El planteamiento de cómo el concepto de justicia emergería
del individuo en la posición original me resultó fascinante,
aunque difícilmente demostrable. Según Rawls, la moral

[65]
emergente —y por tanto, natural— supondría un equilibrio
entre igualdades y libertades, al ser escogida por individuos
en situación de ignorancia.
Un hombre que desconoce sus capacidades, su poder ad-
quisitivo y su contexto social debe elegir qué principios de-
ben regir su mundo. En tal situación de imparcialidad esco-
gería los principios más equitativos, al carecer de una subje-
tividad condicionada por su posición social o económica.
The original position is a central feature of John Rawls's social
contract account of justice, “justice as fairness,” set forth in A
Theory of Justice (TJ). It is designed to be a fair and impartial
point of view that is to be adopted in our reasoning about fun-
damental principles of justice. In taking up this point of view,
we are to imagine ourselves in the position of free and equal
persons who jointly agree upon and commit themselves to
principles of social and political justice. The main distinguish-
ing feature of the original position is “the veil of ignorance”: to
insure impartiality of judgment, the parties are deprived of all
knowledge of their personal characteristics and social and his-
torical circumstances. They do know of certain fundamental in-
terests they all have, plus general facts about psychology, eco-
nomics, biology, and other social and natural sciences. The par-
ties in the original position are presented with a list of the main
conceptions of justice drawn from the tradition of social and po-
litical philosophy, and are assigned the task of choosing from
among these alternatives the conception of justice that best ad-
vances their interests in establishing conditions that enable
them to effectively pursue their final ends and fundamental in-
terests. Rawls contends that the most rational choice for the par-
ties in the original position are the two principles of justice. The
first principle guarantees the equal basic rights and liberties
needed to secure the fundamental interests of free and equal cit-
izens and to pursue a wide range of conceptions of the good.
The second principle provides fair equality of educational and
employment opportunities enabling all to fairly compete for
powers and prerogatives of office; and it secures for all a guar-
anteed minimum of the all —purpose means (including income

[66]
and wealth) that individuals need to pursue their interests and
to maintain their self— respect as free and equal persons16.
Hablar de derecho universal, moral o natural resulta ante
todo sorprendente para alguien que procede de disciplinas
empíricas.
Intentar responder preguntas de carácter no científico bajo
una lógica universalista resulta simplemente decepcionante.
Nuevamente todo conduce a la metáfora masónica: cen-
trarse en la piedra, trabajar en lo concreto.
¿Es el universalismo la vía para cambiar las realidades
concretas como ocurría en las redes centralizadas, con su
nodo central en Dios o la nación?
¿O son las realidades concretas las que definen los cambios
globales en un mundo distribuido, interrelacionado y orga-
nizado en red?

16 Standford Encyclopedia of Philosophy. Metaphysics Research Lab,


CSLI, Stanford University

[67]
La muerte de la nación

L
a duda, en plena crisis posmoderna, no sólo ataca a las
estructuras económicas. La distribución geopolítica en
estados nación y la creciente descomposición da paso
a nuevas formas de transnacionalidad que se presentan co-
mo una amenaza a los viejos paradigmas. ¿Podremos conci-
liar los ideales de la modernidad con los procesos posmo-
dernos?
Las ideas están sobre la mesa.
La apuesta por modelos en red basados en la transnaciona-
lidad puede ser una decisión interesante e inteligente ante la
posible extinción de los modelos homogeneizantes. La pos-
modernidad puede ir ligada a la segregación o a la integra-
ción de lo diverso.
Ante la llegada de la nueva era de las redes existen distin-
tas propuestas para asumir los cambios sin consecuencias
destructivas —no olvidemos que el relato de la Modernidad
definió los estados que hoy preservan los derechos funda-
mentales de la ciudadanía— como la definición de estructu-
ras que concilien las relaciones globales al margen de meros
tratados internacionales.
Paralelamente, uno de los paradigmas que podrían jugar
un papel importante en las nuevas herramientas de decisión

[68]
es la democracia directa electrónica, un concepto que bien
podría convertirse, a medio plazo, en el compañero parla-
mentario de la democracia representativa.
El término es al tiempo descriptivo y prescriptivo. Normalmen-
te, los tipos de mejoras buscados por los proponentes de la de-
mocracia electrónica están enmarcados en términos de hacer
más accesibles los procesos; hacer más directa y expansiva la
participación ciudadana en la toma de decisiones políticas, para
de esta manera ejercer mayor influencia en resultados políticos;
aumentar la transparencia y confiabilidad; y mantener al go-
bierno más cerca del consentimiento de los gobernados, aumen-
tando su legitimidad política. La democracia electrónica incluye
en ese sentido la práctica del voto electrónico, pero va mucho
más allá de este único aspecto del proceso democrático.17
Existen diversas ideas, algunas más viables, otras más du-
dosas debido a su carácter universalista.
Las he sintetizado básicamente en tres bloques. Las dos
primeras opciones escapan a mi alcance y se disparan en la
utopía, la tercera no sólo resulta fácilmente factible, sino que
emerge de forma espontánea:
 La primera, de carácter centralizado, consistiría en defi-
nir nuevos organismos y mecanismos jurídicos mundia-
les —un verdadero marco jurídico global— que atendie-
ran a la exigibilidad y promoción de los Derechos
Humanos, asignándoles un carácter vinculante y común
a todos los individuos y no sólo a los estados. Legislar
renunciando, básicamente, a la falacia de las naciones
adheridas.
 La segunda, de carácter descentralizado, consistiría en la
restructuración progresiva de los procesos democráticos
aumentando las posibilidades de participación ciudada-
na. La integración de la ciudadanía en la toma de deci-

17 http://es.wikipedia.org/wiki/Democracia_electronica

[69]
siones —soberanía legislativa— contemplaría la delega-
ción voluntaria de la decisión en representantes electos,
y la delegación obligatoria del ejecutivo en comités de
expertos y técnicos que pudiesen optar a tales cargos
mediante listas abiertas y campañas electorales funda-
mentadas en proyectos realistas de cumplimiento obli-
gado y no en patrañas partidistas. Esta propuesta, bási-
camente, es fomentar el compromiso descentralizando la
democracia.
 La tercera, de carácter distribuido y factible desde lo
concreto, consistiría en definir progresivamente una so-
ciedad red articulada en torno comunidades que inter-
actúan, promoviendo el cooperativismo y la cooperación
inter-comunitaria, apostando por la democracia econó-
mica18.
Los seres humanos no pueden seguir clasificándose de
acuerdo con su nacionalidad.
La nación ha muerto con la posmodernidad.

18http://lasindias.net/indianopedia/Conferencias_sobre_democracia_eco

nómica

[70]
Esbozando la masonería global

F
rente a comunidades identitarias segregativas —na-
cionalistas, religiosas, filosóficas o étnicas— la maso-
nería promueve la conjunción de identidades reales
más compatibles con el concepto de una humanidad hete-
rogénea, con un desarrollo mutuo en base a la diferencia.
Usando como propias las palabras de Javier Sampedro:
La reivindicación de aquellos que perciben a sus instituciones
políticas, estatales o subestatales, como indiferentes cuando no
beligerantes con sus sentimientos nacionales debe ser com-
prendida y asumida por los humanistas como una reivindica-
ción propia. Los humanistas no desean un mundo uniforme si-
no múltiple. […] Los humanistas alientan la descentralización
política, esto es, el acercamiento de la toma de decisiones a
aquellos a los que afectan. [...] En todo caso, insisten en profun-
dizar en la descentralización hasta alcanzar el ámbito munici-
pal. 19
Aunque esta afirmación no es —para nada— extensible a la
totalidad de las corrientes humanistas y se enmarca más en
un pensamiento del autor mencionado, es innegable que la
internacionalidad de estructura federal —red descentraliza-
da—, con federaciones nacionales y logias federadas más allá

Naciones, nacionalismo y humanismo, Javier Sampedro.


19

http://javiersampedro.blog.com/

[71]
incluso de lo municipal, pudiendo haber varias logias por
municipio, es en el contexto de la masonería adogmática un
hecho desde principios del siglo XX.
En la época en la que la topología de vanguardia no era
otra que la descentralizada, el Derecho Humano —DH— es-
cogió la internacionalidad como una preferencia revolucio-
naria. Y es por ello que a día de hoy existe, en general, una
división administrativa de la orden en federaciones naciona-
les con el fin de poder definir marcos legales compatibles
con la distribución territorial de las logias —asociacionismo
nacional— y poder compaginar los trabajos de interés gene-
ral con otros estrictamente acotados por los todavía latentes
estados nación.
Otras instituciones20, como la Gran Logia Simbólica Espa-
ñola, cuentan con un núcleo central y una serie de logias na-
cionales —red centralizada—, aunque su adhesión a conve-
nios interobedienciales21 produce en la práctica un efecto si-
milar: descentralización e internacionalización.
Volviendo al DH, podemos afirmar que como hijo de su
tiempo fue un organismo rompedor. Su Constitución Inter-
nacional garantizó un conjunto normativo —no restrictivo
respecto a la libre determinación de las logias— que le per-
mitió englobar en un proyecto común a individuos —
hermanos en la jerga del gremio— de cualquier latitud.
Sin embargo, al margen de la idiosincrasia particular del
DH, las redes masónicas cuentan con una topología específi-

20Aparte de las federaciones de la Orden Masónica Mixta Internacional Le


Droit Humain, “El Derecho Humano”, existen dos tipos de instituciones
masónicas: grandes logias y grandes orientes. Ambas son de carácter na-
cional, salvo excepciones como el Gran Oriente de Francia, cuyas logias
están distribuidas en distintos países.
21Relativo a las relaciones entre distintas obediencias o instituciones
masónicas.

[72]
ca que se analizará en futuros capítulos, una estructura —no
sólo en el marco obediencial, sino en el interobediencial—
que garantiza la cohesión —fraternidad— independiente-
mente de la ubicación territorial.
Las logias pueden ser analizadas como grafos en los que
los nodos son los distintos miembros y los arcos las relacio-
nes fraternales entre ellos.
Lo interesante es que estas relaciones no están necesaria-
mente forjadas en un único taller o un único marco institu-
cional, sino que se entrelazan como telas de araña entre fede-
raciones, grandes logias y grandes orientes.
A pesar de los matices impuestos por el devenir histórico,
la raíz ideológica del pensamiento masónico rompe con dis-
curso de la nación y las identidades estatales en favor comu-
nidades transnacionales compatibles con la diversidad pos-
moderna.
De ahí que, a mi juicio, la apuesta del siglo XXI sea ir más
allá de la red descentralizada y apostar por la red distribui-
da.
Las referencias que relacionan la masonería con las redes
distribuidas parecen estar más cerca de lo que parece, pues
la transnacionalidad —redes globales entre logias y maso-
nes— es un hecho que se remonta a las cofradías de cons-
tructores y que se mantiene a día de hoy en las redes logia-
les22, aquellas que existen de forma natural al margen de la
burocracia interobediencial.
Cada día con más frecuencia, los masones trabajan conjun-
tamente y lo hacen impulsados por el salto a la web. Internet
ha transformado completamente las relaciones masónicas.

22Relaciones entre logias, así como trabajos conjuntos llevados a cabo por
los miembros de distintos talleres no necesariamente locales, connaciona-
les o de la misma obediencia.

[73]
Casi todas las logias tienen un blog o un espacio web propio,
una cuenta de correo, un grupo digital de debate interno o
un calendario compartido.
En los últimos años han surgido numerosos intercambios y
visitas no oficiales de masones por todo el mundo, recupe-
rando esa naturaleza transnacional que acompañaba a los
predecesores operativos23.
Y no deja de tener cierto sentido, pues el humanismo no
debe entender de naciones; el humanismo debe articular una
sociedad distribuida, una humanidad articulada mediante
comunidades en red.
¿Pero qué mecanismo permite unificar los fundamentos de
masones libres repartidos por todo el planeta?
Un mecanismo tan humano como simple: la fraternidad.

23La masonería operativa —los antiguos— estaba formada por constructo-


res que dedicaban su vida a levantar catedrales. Estos gremios, con un
ejercicio fraternal ligado al secreto del oficio, se tornaron colectivos pro-
fundamente interesantes por su conocimiento de las artes y las ciencias.
Además, fueron dotados de ciertos privilegios. De ahí que se les llamara
“obreros libres” o “francmasones”. La masonería especulativa —los acep-
tados— es aquella que nacería siglos después, tras la incorporación de no-
bles, burgueses, clérigos o intelectuales que se sentían atraídos por las lo-
gias. Admitidos en calidad de iguales a los gremios operativos, fueron
herederos directos de su tradición iniciática y simbólica, una metodología
que permitía a las personas construirse a sí mismas desde el trabajo en
comunidad. De esta fusión de operativos y especulativos surgió la deno-
minación de uno de los ritos masónicos más utilizados en la actualidad: el
Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

[74]
Rompiendo mitos

H
emos abordado el concepto de masonería adogmáti-
ca, así como el trabajo concreto, el dinamismo y la
lógica distribuida como puntos de desarrollo.
De igual modo, se ha cuestionado el conflicto palabra-
acción y se ha defendido la difusión de conocimiento; se ha
analizado la necesidad de nuevos planteamientos en materia
socio-económica en favor de una verdadera globalización y
la ruptura con la identidad histórica; se ha resaltado la im-
portancia de la diversidad de opiniones en el encuentro
masónico —la unión de lo heterogéneo— y la materializa-
ción de la transnacionalidad al margen de identidades se-
gregativas.
El marco iniciático ha quedado definido como un ceremo-
nial cargado de libertad de conciencia; la espiritualidad laica
se ha esbozado en un equilibrio simbólico de la ética y la
estética.
La francmasonería se ha mostrado libre de mitos absurdos,
aunque no de mitos, como ya veremos.
¿Dónde quedan las conspiraciones? ¿Qué ha sido del secta-
rismo y los poderes sobrenaturales?
Nada. Simplemente no existen.
Las tramas de inspiración masónica han conseguido impo-
nerse en los puestos de venta convirtiéndose en una moda li-

[75]
teraria pero ni hay contacto directo con alienígenas ni una
verdad revelada oculta bajo los templos. Simplemente se ha
confundido el relato24.
Somos simples portadores del precepto socrático. Inicial-
mente sólo sabemos que no sabemos. Acto seguido nos en-
frentamos al misterio, asumimos la dialéctica iniciática y ge-
neramos conocimiento.
No consideramos como cierta ninguna afirmación a la pri-
mera; la sometemos a juicio, la meditamos, la debatimos, la
contrastamos, la filtramos mediante la razón y el diálogo con
terceras personas.
Nuestro secreto es la experiencia de aprender juntos y
nuestra meta es conseguir que la razón se imponga sobre la
superstición, sobre el fanatismo, sobre la ambición y la injus-
ticia.
Aspiramos a ser constructores de sociedades concretas —
como nuestros hogares o nuestro entorno social— cuya base
sea el conocimiento, sociedades edificadas de acuerdo con la
libertad, la igualdad y la fraternidad.
Y para ello no nos organizamos como una célula de activis-
tas, no establecemos estrategias de acción política, no ador-
mecemos las conciencias con dogmas y pautas cerradas, no
controlamos gobiernos ni movemos ejércitos.
¿Cómo lo hacemos entonces? Mediante la palabra y el
símbolo.
Hemos hablado del dilema del solipsismo, del paso del
papel a la piedra, del plano a la construcción.
Un primer paso puede ser hacer público el conocimiento
adquirido tras debates y reflexiones, propagar en las redes

24El porqué de la confusión masónico-teosófica se abordará en el capítulo


“El relato, el mito y el rito”.

[76]
profanas nuestras opiniones, intercambiar puntos de vista
con otros ciudadanos y construir juntos un mundo distinto.

[77]
Los oficios, una referencia para
la construcción de sociedades

C
omencé este capítulo ejerciendo de lector, como
siempre, consultando fuentes, releyendo a Beresniak
y repasando mis propios apuntes masónicos. Me topé
con teorías diversas, con divagaciones de corte metafísico y
alegorías cabalísticas, con invenciones y ficciones.
Al descubrir más de un símil entre los oficios de la logia y
las sefirots judías o los chacras hindúes consideré como po-
sible el hecho de que no hubiera un solo dato ajeno a la sub-
jetividad intrínseca del iniciado o, hablando claro, a sus pro-
pias fantasías.
De acuerdo con esto, recordando a Hesse25, decidí que este
esquema de las oficialías masónicas se construyera sobre mi
propia ficción, sobre la propia experiencia inducida por ri-
tuales laicos durante varios años de tertulias atemporales.
El Rito Escocés Antiguo y Aceptado, como ya se ha dicho,
es un rito de libre interpretación edificado por personas y no
por dioses ni fantasmas, un guión redactado por obreros de
la causa humanista para su propio deleite y desarrollo, una
dramatización fabricada a medida por pomposos caballeros

25 Hermann Hesse, El Juego de los Abalorios.

[78]
del Siglo de la Luces, pero capaz de adaptarse a los tiempos
y a los hombres y mujeres que lo practican, de amoldarse a
distintos tipos de sensibilidad.
Asumiendo la construcción progresiva de sociedades, ima-
giné los comienzos de las instituciones masónicas, la necesi-
dad de distribuir las tareas, de asignar turnos de palabra a
los ponentes, de contabilizar los ingresos e inversiones del
tesoro, de perpetuar los contenidos de cada tenida, de prote-
ger el taller de las miradas profanas, de organizar la corres-
pondencia, de garantizar la seguridad social de los miem-
bros, de supervisar el protocolo iniciático y dirigir a los asis-
tentes a un determinado sitial.
Fue entonces cuando descubrí un escrito bastante intere-
sante sobre la glorificación del trabajo entre el amplio legado
de simbolismo y subjetividad de René Guenon:
Un trabajo no es realmente válido más que si es conforme a la
naturaleza misma del ser que lo desempeña, si resulta en cierto
modo espontáneo y necesario, si bien no es para esta naturaleza
más que el medio para realizarse tan perfectamente como sea
posible.26
En ese momento empecé a comprender la importancia de
dotar de contenido simbólico a tantas labores administrati-
vas, docentes y protocolarias que habrían resultado tediosas
en un entorno profano. Hallé, por tanto, un sentido para la
sacralización de cada oficio, un sentido que corroboraba mi
teoría inicial sobre la imaginación del masón a la hora de
ejercer su labor en logia. Lejos de producirme rechazo y de-
cepción o evocarme sentimientos de autoengaño, la idea de
convertir en sagrada la inevitable rutinización laboral del ser
humano me cautivó, pero para ello había que romper con la
perspectiva laboral que planteaba Max Weber en su obra
La ética protestante y el espíritu del capitalismo y dar el salto

26 http://www.webislam.com/

[79]
al planteamiento de Pekka Himanen en La ética del hacker y
el espíritu de la era de la información: la no separación de lo
lúdico y lo laboral, la generación de significado en el trabajo.
El edificio masónico, para que todos podamos gozar de su
simbolismo y su riqueza, de sus sesiones de instrucción y sus
debates, de sus ceremonias y su persistencia en el tiempo,
requiere piedras debidamente pulidas que desempeñen un
oficio.
Un maestro masón ha aprendido a extraer conocimiento y
emociones de los más mínimos elementos simbólicos, de las
herramientas de los canteros, de los polígonos y los trazos
geométricos. Ha aprendido a construir su propia versión del
simbolismo masónico en base a la razón y la libertad indivi-
dual, al margen de dogmas y definiciones estáticas.
Hablarle de oficio es hablarle de símbolo. No debería haber
diferencia.
Desde mi punto de vista, definir lo que cada oficio masóni-
co representa en términos generales daría lugar a una mera
simplificación y no aportaría ningún material interesante al
lector profano; además, parece evidente que los oficios ofre-
cen un mensaje diferente para cada masón. Cada función es
una meta que va más allá de lo inmediato, es una meta que
enlaza el cumplimiento de un deber con el estudio de una
nueva disciplina asociada a infinitos caminos simbólicos y
que, por tanto, constituye una herramienta de desarrollo.
Lo interesante en el ámbito de las sociedades humanas es
precisamente esta clara diferencia entre el concepto de traba-
jo asumido por la masonería y el asumido en el mundo pro-
fano y sus pactos laborales, con el plus de la precariedad y la
decadencia sindical.
La pregunta y la propuesta resultan sencillamente ligadas:
¿puede asumirse la sacralización de la relación entre el actor
y la acción en el contexto posmoderno?

[80]
Si analizamos la rutinización laboral como generadora de
utilidad común —docencia, sanidad, limpieza, reparación,
alimentación, transporte, ocio, comunicaciones— no es com-
plicado, a priori, asignarle un valor sagrado, pero se hace en
base a las dinámicas del sacrificio heredadas de la ética pro-
testante.
En el nuevo paradigma —la ética hacker— el trabajo se
dignifica paralelamente por la acción social que se traduce en
sus fines y por el placer lúdico de llevarlos a cabo; el trabajo
es dotado de sentido por su función constructiva y lúdica.
Recordemos que habíamos suprimido la culpa —heredada—
en favor de la responsabilidad —escogida — y que nuestra
naturaleza ontológica se complementaba con un “somos lo
que hacemos”.
¿Puede asumirse como herramienta de desarrollo un pro-
grama laboral cuyo objetivo último es favorecer conflictos
armados? ¿Podemos sacralizar una profesión si no creemos
en sus fines? En mi opinión, difícilmente.
Del mismo modo, en el modelo laboral actual sigue
apostándose por unas tediosas jornadas que poco o nada se
han visto reducidas por los avances tecnológicos. El desarro-
llo de las tecnologías de la información, de la mecánica y el
automatismo deberían haber implicado una reducción de las
horas lectivas y un incremento del tiempo libre para el desa-
rrollo humano.
¿Para qué tanto progreso? ¿Para qué tanta digitalización,
tantas bases de datos y tantos ERP? ¿Para producir lo mismo
en menos tiempo y mejorar nuestra calidad de vida? No, pa-
ra instrumentalizar al hombre y generar toneladas de con-
sumo bajo la presión del óptimo beneficio.
Somos siervos de un engranaje simulado, de una libertad
de escaparate, de una ficción trazada por un falso liberalis-
mo.

[81]
Tal vez deberíamos preguntarnos qué sentido tiene entre-
garnos a unas rutinas laborales que denigran al individuo
cuando, tal vez, sería perfectamente viable un sistema distin-
to en el que pudiéramos ejercer nuestro oficio de un modo
digno y acorde a nuestro tiempo.
¿Qué ocurriría si, además, pudiéramos disfrutar de nuestra
jornada laboral? ¿Si pudiéramos sacralizarla?
¡Apostemos por nuevos modelos! El futuro debe escribirse
en jardines conectados entre sí y no sólo en oficinas enfren-
tadas que fomentan una gris rutinización de lo cotidiano.

[82]
Memética y regularidad masónica

C
uando comencé a redactar este texto, con la intención
de superar el conflicto palabra/acción, invité en mi
blog a los masones de la posmodernidad a hacer
público el conocimiento adquirido —no el iniciático, sino el
surgido del debate y la reflexión— con la intención de que
nuestras opiniones tuvieran una utilidad práctica para el
conjunto social.
Fue entonces cuando publiqué un artículo en referencia a
la memética.
De acuerdo con mis suposiciones iniciales, expuse que par-
te del cometido de la masonería era facilitar el intercambio y
la gestación de nuevas ideas, de nuevos memes.
Richard Dawkins define el meme como una unidad de in-
formación replicable y mutable, un equivalente cultural de
su análogo biológico, el gen. Son memes la compasión, el
comunismo, el iPod, los patrones musicales, la poesía, el
humanismo, la moda victoriana, la Coca-Cola, el luto, el
bienestar, el pop-art, la masonería y el budismo tibetano.
Es importante resaltar que no comparto totalmente la vi-
sión reduccionista de Dawkins respecto a la biología evoluti-
va y que soy bastante escéptico frente a las hipótesis de Su-
san Blackmore y otros amigos de la memética. Sin embargo,
los memes me parecen una metáfora interesante, un juego

[83]
intelectual en el que podría enmarcarse la masonería como
herramienta para la construcción de sociedades.
El meme es un concepto abstracto utilizado para definir
patrones que se propagan, evolucionan o se extinguen, se
adaptan y dominan la cultura, ilusiones que dotan de senti-
do a nuestra existencia más allá de la mera supervivencia,
fragmentos de información que nos convierten en artistas, en
ecologistas o en fundamentalistas. De acuerdo con esto, pu-
bliqué algunas ideas sueltas en el blog:
Parece interesante considerar que las logias son atanores memé-
ticos pautados, laboratorios de ideas acotadas por tres memes
—la libertad, la igualdad y la fraternidad— en los que se utili-
zan los símbolos como generadores de conocimiento.
Los símbolos no son ideas estáticas, son ventanas que nos
muestran ideas subjetivas bajo riesgo de contagio. El civismo, el
culto a la razón y el laicismo son memes que pueden propagar-
se, mutar, evolucionar y dar lugar al desarrollo de nuevas so-
ciedades. Pero lo mismo puede ocurrir con una interpretación
dogmática de la escuadra y el compás, una opción posible a tra-
tarse de símbolos de libre lectura.
Los seres humanos somos emisores y receptores de información
manipulada. Las ideas se propagan por imitación y llevan a ca-
bo, si se me permite la licencia literaria, una continua coloniza-
ción de cráneos.
Es por ello que tanta paramasonería abunda, porque algunos
establecieron definiciones cerradas en base a su interpretación.
¿Cómo controlar los memes? ¿Cómo impedir la difusión de
ideas destructivas sin suprimir la libertad de conciencia?
Cada logia, mediante las aplomaciones27, define sus propios fil-
tros. Del mismo modo, cada obediencia establece sus límites ba-

27Las aplomaciones son tres entrevistas mediante las que se evalúa a un


candidato a masón. Si la votación de los miembros de un taller es favora-
ble, el candidato será iniciado en masonería.

[84]
jo el concepto de regularidad28. Sin embargo, no existe sistema
infalible ni verdad absoluta; la regularidad es una cuestión de
elección y consenso.
De la masonería han surgido colectivos equiparables tanto a
una religión como a una escuela de liderazgo, pero también han
surgido instituciones filantrópicas y sociales muy relevantes.
¿Instituciones de inspiración masónica? ¿Masonerías?
Cuestión de gustos, de memes y de intenciones.
Mis intenciones quedan enmarcadas —reitero— en la masoner-
ía adogmática.
En uno de mis primeros artículos planteaba como acción cons-
tructora la propagación de opiniones. Tras la incorporación de
conceptos, y asumiendo las intenciones expuestas en lo previo,
podemos redefinir la expresión hablando de difusión no segre-
gativa.
Volviendo al objetivo de construir sociedades, y tomando la
metáfora como herramienta explicativa, podemos plantearnos
si es posible convertir un jardín en un ecosistema.
Una buena forma de comenzar es seleccionar las especies que
darán origen al experimento y enterrar sus semillas bajo tierra.
Aplomar e iniciar29, básicamente.
Después sólo habrá que garantizar un medio en el que no falten
agua, viento y luz solar. Progresivamente, tendrá lugar el cre-

28 Las obediencias anglosajonas se autodenominan regulares para distin-


guirse de las adogmáticas. Las adogmáticas, sin embargo, consideran irre-
gulares, en general, a aquellas que por motivos ideológicos o rituales son
más cercanas a un lobby o una religión que a un espacio masónico. No
obstante, la regularidad es un asunto complejo que podrá comprenderse
con mayor facilidad en el capítulo “Laicismo: La religión y el estado”.
Como adelanto, podemos decir que han sido varios los conflictos intero-
bedenciales a lo largo de la historia masónica, de ahí que algunas institu-
ciones con una idiosincrasia similar no cuenten con tratados de reconoci-
miento mutuo en la actualidad.
29La iniciación es la ceremonia que da paso a la integración de un profano
en la comunidad masónica.

[85]
cimiento de distintos tipos de árboles y arbustos, de plantas
trepadoras, de musgo y helechos.
Los peces, los insectos y las aves encontrarán nutrientes para
asegurar la supervivencia de sus comunidades, creciendo en
armonía con el entorno. Vivirán durante horas, meses o años, y
terminarán sirviendo de alimento a otras especies o convirtién-
dose en abono.
Sin pesticidas ni monocultivos el conjunto de organismos co-
menzará a auto-regularse en ausencia de plagas, sin escasez ni
sobrecargas, con pluralidad y dinamismo.
En cuestión de tiempo llegarán insectos de otras tierras atraídos
por el microclima del jardín y la belleza de sus flores, por los
pigmentos, por los óleos trazados de la mano de la genética. Es-
tos insectos serán polinizadores y portadores, y expandirán la
información biológica del jardín a nuevas fronteras.
Poco a poco surgirá un ecosistema distribuido, una red univer-
sal y robusta de jardines autogestionados. En términos masóni-
cos, al margen de la metáfora, la importación de conocimiento
no segregativo empezará a desarrollar una humanidad organi-
zada en sociedades libres y fraternales, distintas pero compati-
bles.
Esto nos lleva a retomar nuevamente la difusión memética no
segregativa, la propagación de ideas que unifiquen lo disperso
y conviertan, desde el laicismo y la tolerancia, jardines aislados
en un ecosistema en el que la mayoría de los individuos y co-
munidades puedan tener cabida.
No somos nodos cerrados, somos grafos que interactúan. Usa-
mos herramientas de la construcción pero también podríamos
usar un buen kit de jardinería.
El mundo no está hecho sólo de piedra; vivimos en la era de las
redes, de las enredaderas.
Difundamos nuevos memes, generemos jardines y empecemos
a habitarlos.
Después de aquel artículo empezaron los ataques dialécti-
cos al concepto de meme, lo cual me llevó a definir el meme

[86]
dirigido y, posteriormente, a suprimir de forma definitiva
todas las referencias a la memética. No obstante, considero
interesante publicar las reflexiones que surgieron como con-
secuencia del meme, ya que dotan de significado al resto del
ensayo.
Cuando se publica un artículo en un blog, al igual que
cuando se lee una plancha30 masónica, el contenido del
mismo —que tenía su origen en una visión subjetiva— se
ve enriquecido —o incluso corregido ante la presencia de
errores— por terceras personas.
La contradicción, el debate o la dialéctica, favorecen al
movimiento y aproximan las palabras a las verdades. Es
por ello que he decidido incorporar un nuevo elemento —
el plano del arquitecto— a este estudio a partir de la re-
flexión que me ha sugerido un lector en referencia a los
memes:
A mí, la idea con la que abres este primer asunto me recuer-
da más a la de un laboratorio de ideas o Think Tank. Por lo
poco que conozco de la Masonería me ha parecido que su
esencia se acerca más a un espacio de elaboración de ideas, a
partir de un esquema básico, el Progreso de la Humanidad,
que a un Meme. Desde mi punto de vista, en el Meme “cul-
tural o social” hay una replicación aleatoria, como la que la
propia genética determina, mientras que en la idea masónica
hay una transmisión intencional y razonada, fruto de una re-
flexión y un trabajo interior. Ricardo.
Un componente que no he tenido en cuenta es precisa-
mente esa intención razonada que difiere de la aleatorie-
dad del concepto memético y que tiene su punto de parti-

30 Trabajo intelectual que se lee y debate en el contexto ritual de una teni-


da. Una plancha puede ser simbólica —incluyendo trabajos sobre música,
literatura, metafísica,...— o social, abordando aspectos como el laicismo, la
bioética, los derechos del trabajador en el modelo laboral actual...

[87]
da en dos aspectos fundamentales de la formación masó-
nica, la reflexión y el trabajo interior.
Bajo mi punto de vista, las ideas que surgen en logia
pueden llegar a tener una replicación aleatoria en muchas
ocasiones, aunque en un contexto ideal no debería ser así,
por supuesto.
Es por ello que siempre considero importante que se
acote la línea de trabajo, como comenté, a los valores
humanistas —que se contextualice el diálogo—, y un re-
curso fundamental es la elaboración de un esquema pre-
vio antes de construir: el plano del arquitecto.
En un entorno botánico, si hablamos de plantas en lugar
de ideas, resolveríamos el problema de las malas hierbas
suprimiéndolas si dañan al conjunto. De igual modo, efec-
tuando una poda de los árboles más altos podemos impe-
dir que resten acceso a su fuente de luz al resto de las
plantas.
¿Quien hace la poda de ideas? ¿La hace por imposición
el Venerable Maestro? No, la poda es fruto de la libre re-
flexión del propio jardinero.
Por no salirme del marco conceptual, ya que me he me-
tido literalmente en este jardín, intentaré seguir mi línea
argumental de acuerdo con los términos que hasta ahora
he ido adaptando al contexto de la masonería adogmática
en la construcción de sociedades. Para incorporar la apre-
ciación del lector y poder continuar sin suprimir el térmi-
no meme de este estudio, matizaré el concepto genérico,
ya puestos, con otro símil biológico.
Del mismo modo que la ingeniería genética nos ofrece
una evolución dirigida, con la memética podemos jugar
añadiendo restricciones o recomendaciones a la elabora-
ción de ideas.

[88]
Por tanto, podría redefinir la difusión memética no se-
gregativa estableciendo como unidad de información el
meme dirigido.
Sin embargo, no tardé en darme cuenta de que el meme di-
rigido seguía sin convencer a los lectores:
David de Ugarte plantea en la Indianopedia31:
La memética es sobre todo un relato más o menos inspirador,
un discurso explicativo que ha influido discursos menores co-
mo el del marketing viral. Su mérito histórico está en cualquier
caso en haber proporcionado la primera explicación amplia-
mente difundida sobre la transmisión de información en redes
distribuidas como Internet.
En un comentario personal, me sugiere:
Creo que fuerzas un poco la metáfora memética, que a fin de
cuentas no es más que eso, una metáfora más o menos afor-
tunada pero en ningún caso un modelo científico sobre la di-
fusión y elaboración social de ideas.
De hecho, esa idea del “meme dirigido” que apuntas, es la
negación misma del modelo general de la Memética, que no
es más que el calco del modelo de evolución darwiniano co-
rregido. Sería el equivalente a decir que sobrevivirán los ge-
nes a los que más aprecio tengamos y no los más funcionales
para la supervivencia en la siguiente generación.
Por otro lado aunque la Memética constituyera un modelo
muy atractivo en principio, en realidad se reveló muy limi-
tado: por un lado no explica los modelos de evolución cultu-
ral analíticamente como pretendía hace una década y pico,
por otro, en lo que se refiere a modelos de difusión (“conta-
gio”) ha sido superada por el análisis de redes sociales ya en
la primera mitad de la década pasada.
Ya eran dos las propuestas contrarias al uso del modelo
memético en este proyecto de ensayo.

31 http://www.lasindias.net

[89]
La metáfora que había intentado sistematizar permanecía
arraigada a mi razonamiento y resultaba interesante obser-
var desde fuera cómo me resistía a renunciar al término, ma-
tizando y rediseñando la idea en lugar de recurrir a una po-
da directa.
He aquí un curioso detalle, la resistencia al cambio de opi-
nión, un mal extendido en la ciudadanía.
Para un masón todo error debe servir como punto de inflexión
y de reflexión, y qué mejor que tomar este estudio sobre cómo
puede actuar la masonería para hacer masonería.
En términos masónicos, el acto en sí de mejorarse a uno mismo,
de rectificar, de suprimir ideas enquistadas, se basa en la ale-
goría del trabajo de la piedra. La poda del cantero, básicamente.
¿Es prescindible la figura del meme para abordar el papel de la
masonería en la construcción de sociedades o para la coexisten-
cia de jardines dispersos en un ecosistema no segregativo? Ob-
viamente. Efectuemos un golpe de mallete y cincel y piquemos
la piedra.
Ésta fue básicamente la conversación en la que nació y mu-
rió el meme, pero gracias a la cual tuvo lugar la incorpora-
ción de nuevos elementos a mi metáfora explicativa, como
los jardines dispersos, el ecosistema no segregativo o la poda
de ideas.

[90]
Repasando el kit de jardinería/construcción

A
lo largo de los distintos capítulos se han ido intro-
duciendo posibles ideas para la construcción de so-
ciedades armónicas tomando como referencia el
fenómeno masónico. Con una línea de trabajo basada en la
dialéctica y la poda, el proceso ha ido estableciendo los si-
guientes objetivos:
 Enlazar jardines dispersos en un ecosistema distribuido,
rompiendo con la lógica universalista y definiendo los
cambios de lo concreto a lo general.
 Generar conocimiento en los nodos profanos, aseguran-
do el principio de igualdad que se precisa para la delibe-
ración. Garantizar así un carácter de fraternidad en la
red, difusión memética no segregativa.
Para ello surgen propuestas manejables por medio de
cualquier cuadro de herramientas —tanto en cantera como
en botánica—, disponibles para la libre reflexión:
 Sacralizar lo común al margen de imposiciones dogmá-
ticas apostando por el laicismo y la tolerancia.
 Difundir abiertamente conclusiones obtenidas en logia
mediante la propagación de comunicados oficiales o
personales.
 Promover la participación ciudadana y la deliberación.

[91]
 Apoyar iniciativas laicas que favorezcan a la separación
de la religión y el estado.
 Educar en el respeto a la diversidad.
 Superar el concepto de patria planteando nuevas fratrias
globales, transnacionalidad.

[92]
Razón y conocimiento:
la sociedad de la educación

L
a razón es la capacidad humana de descartar aquellas
afirmaciones que se hallan en contradicción, de asumir
como cierto lo demostrable y lo coherente, de deducir
verdades de acuerdo con la lógica y no con la superstición.
La razón es la herramienta clave de la reflexión masónica.
El símbolo sugiere, incita a la imaginación, pero es la razón
la que efectúa la poda y permite un crecimiento hacia la luz
del conocimiento, hacia la verdad sin dogmas segregativos o
sectarismos newage.
Lo más duro del masón es que con su lucha contra las sec-
tas sólo consigue que lo llamen sectario. Y no es de extrañar,
por lo pomposo de su atuendo y protocolo, por su mandil de
constructor de catedrales.
Pero no son sectarios los jueces con sus togas, ni sectarias
las ceremonias académicas de graduación, con birrete y
Gaudeamus igitur incluido. Tampoco son sectarios los ritos
laicos de las agrupaciones futbolísticas, con su equipación,
su escudo, su himno o su bandera.
Obviamente, en lo ritual y simbólico hay matices interesan-
tes. Como me sugiere David de Ugarte hablando sobre la
simbología futbolística:

[93]
El nacionalismo y sus representaciones se basan en identidades
imaginadas porque tienen que crear al connacional como un
abstracto para poder imaginarlo. A diferencia de la identidad
de logia que es una identidad real, no imaginas a tus hermanos,
les conoces y sabes cómo se llaman.
También hace un análisis muy interesante sobre otro tipo
de símbolos, introduciendo el concepto “religio”:
La representación de la justicia, la virtud o cualquier otra ale-
goría simbólica no es una identidad y mucho menos una iden-
tidad imaginada, porque no estás imaginando ni abstrayendo a
otros. Es religio, un sistema simbólico dedicado a crear co-
hesión social sobre valores.
Poco tenemos que ver con una secta. Para empezar, en ma-
sonería es mucho más fácil salir que entrar. Y para seguir,
nuestro método se basa estrictamente en la razón, sin gurús
ni fantasmas.
La razón es distinta a la creencia; con la razón, ni la escua-
dra ni el compás tienen poderes mágicos; únicamente son
identificados como herramientas, elementos decorativos o
símbolos de libre interpretación.
Es por ello que no debe confundirse la espiritualidad laica
—dar sentido a lo real de acuerdo con metodologías basadas
en la estética y el pensamiento racional— con la espirituali-
dad religiosa, donde prima la creencia en lo sobrenatural.
En palabras de Kant, la razón es la facultad formuladora de
principios; en mis propias palabras, es la base de la genera-
ción de conocimiento, la base de la sociedad de la educación.
Por tanto, volviendo al Kit de Jardinería/Construcción, de-
beríamos abordar los dos objetivos implícitos en la construc-
ción de sociedades de acuerdo con la razón pero sin faltar a
la tolerancia. ¿Es esto posible?

[94]
1. Unificar jardines dispersos en un ecosistema distribuido:
La creencia, como su propio nombre indica, no está fun-
damentada en la evidencia. No podemos demostrar que
Aláh regalará un paraíso de hermosas vírgenes a un terroris-
ta, ni podemos demostrar que vayamos a arder en el infierno
por usar preservativos. La respuesta fácil suele ser que tam-
poco podemos probar lo contrario. Y la respuesta fácil a la
respuesta fácil es que entonces habrá que respetar a aquellos
cuyas creencias difieren de las nuestras siempre que no re-
sulten dañinas para el conjunto.
La idea más aceptada por la masonería adogmática suele
ser esta última.
Pero yo, últimamente, estoy evolucionando en una línea un
poco más crítica o —hablando claro— más acorde con la ba-
se intelectual de mi ateísmo.
La creencia suele ir ligada a pautas dogmáticas y verdades
absolutas. La creencia en un dios único y verdadero genera
incompatibilidades y enfrentamientos con los fieles de otros
dioses únicos y verdaderos. Y si la creencia implica la santi-
dad como premio a la inmolación, o la imposición de una
moral revelada al colectivo humano, al final más que “traer
amor al mundo” se desencadenan guerras y muerte.
En ese sentido es comprensible que en 1723, cuando se re-
dactaron las Constituciones de Anderson, los masones britá-
nicos utilizasen al Gran Arquitecto del Universo como dios
único y verdadero no segregativo, una idea que aún sigue
enquistada en muchos orientes. Evitaron los conflictos entre
teístas, concretamente entre las tres grandes corrientes mo-
noteístas, pero al resto de humanidad se la dejaron debajo
del mandil.

[95]
En el siglo XXI ya debería saberse que los ateos no somos
tan malos, y que desde un punto de vista racional la creencia
teísta es algo tan íntimo y respetable como la creencia en la
Madre Tierra, en el Nirvana o en la inmortalidad de John
Lennon. Exactamente igual de respetable, y por tanto relati-
va al ámbito privado y no a las políticas de estado.
En una sociedad laica y democrática la libertad de creen-
cias debe incorporar también el pensamiento libre de creen-
cias, entre otras cosas porque es el único que se basa total-
mente en la razón.
Con esto no quiero decir que la sociedad deba ser atea, ni
que los masones sean ateos. De hecho yo diría que en maso-
nería hay más creyentes que otra cosa.
Mi intención es resaltar que un verdadero laicismo debe
implicar una absoluta libertad de conciencia, concepto bas-
tante más amplio que libertad de creencias.
Educar en laicismo es educar para un ecosistema distribui-
do.
2. Generar conocimiento en los nodos profanos, aseguran-
do el principio de igualdad que se precisa para la delibera-
ción. Garantizar así un carácter de fraternidad en la red, di-
fusión no segregativa.
La masonería genera conocimiento a partir del diálogo, del
ritual, de la fraternidad y la reflexión. También generan co-
nocimiento las universidades, los centros de investigación,
las consultoras, los ateneos y los cafés. ¿Y para qué se genera
conocimiento?
Como dijo un hermano: “Un hombre culto es un hombre
libre”.
A medida que aumentan nuestros conocimientos aumen-
tan los axiomas disponibles para el ejercicio de la razón, se
reducen las creencias y se acentúan las verdades empíricas.

[96]
Esto no implica exterminar o ridiculizar las creencias, pues
siempre hay ámbitos del saber inalcanzables por la razón
que forman parte del ámbito metafísico o especulativo.
Pero si nuestro objetivo es propagar ideas transformado-
ras, el conflicto llega al comprobar que no toda la humani-
dad accede a la información y, por extensión, al conocimien-
to. Esto repercute en las estructuras sociales, en el someti-
miento voluntario a teocracias, en el fundamentalismo y la
falta de entendimiento.
Es aquí donde entran en juego las bibliotecas y las redes
electrónicas, difusoras de conocimiento por excelencia.
La sociedad de la información sólo constituye un objetivo o fin
parcial válido, con la mirada puesta en una meta más elevada,
que es la construcción, en una escala global, de la sociedad del
conocimiento, fuente de desarrollo para la humanidad, sin ex-
clusión de países y personas menos desarrollados. Para este au-
tor, el conocimiento es un componente del proceso de comuni-
cación humana, que ha garantizado y garantiza la sostenibili-
dad de la especie más allá de la limitada herencia genética, de-
bido a que es un proceso esencialmente educativo. Por ello, este
autor preferiría identificar la meta como la sociedad de la edu-
cación.
La sociedad del conocimiento se refiere a la creación de capaci-
dades estables para construir y aplicar el conocimiento, para el
desarrollo humano y ello, a su vez, se basa en las capacidades
para identificar, producir, procesar, transformar, diseminar y
usar información. La sociedad del conocimiento no podrá al-
canzarse sin consenso, pluralidad, inclusión, solidaridad y par-
ticipación. Es un concepto de carácter más humano y social que
los conceptos de tecnología y conectividad, en los cuales, des-
afortunadamente, se centran la mayoría de los debates sobre la
sociedad de la información. El problema más serio a superar es
que la llamada brecha digital — que no es más que el reflejo de
sendas brechas, de conocimiento y de desarrollo socioeconómi-
co, entre los más favorecidos y los menos desarrollados — se

[97]
amplía, y que en las propias sociedades se forman y se acentúan
estas desigualdades.32
En general, podemos decir que gracias al software libre33 y
los sistemas GNU/Linux34 la tecnología empieza a ser más
accesible para aquellos con una situación económica desfa-
vorable. También el hardware empieza a democratizarse,
con iniciativas como One Laptop Per Child35 que distribuyen
computadores de bajo coste y consumo.
Todos estos aspectos están contemplados en uno de los Ob-
jetivos del Milenio de las Naciones Unidas: la implantación
de TICs en países en vías de desarrollo.
Con la difusión del conocimiento tecnológico, así como la
educación en valores democráticos y laicos estamos
adentrándonos en la línea de trabajo que empezaba a esbo-
zarse en los primeros capítulos.
Esto es, la necesidad de una acción constructiva para un
mayor equilibrio económico y social, de una acción entre
iguales.
Sólo si disponemos de herramientas libres y medios libres
podremos seguir accediendo a las fuentes de datos y eman-
cipándonos de las verdades impuestas, innovando y cons-
truyendo juntos nuevos jardines, conectando nodos, creando
redes distribuidas.
Con conectividad se construye un jardín y de él emerge un
ecosistema.

32 C. Israel A. Núñez-Paula, Gestión humana o de personas en la cons-


trucción de las sociedades del conocimiento.
33 Aplicaciones informáticas que pueden ser usadas, copiadas, estudiadas,
cambiadas y redistribuidas libremente.
34 Sistema Operativo libre.
35 http://laptop.org

[98]
El relato, el mito y el rito

A
hora que tenemos una idea general de qué es la ma-
sonería adogmática, cómo se trabaja en las logias,
cuales son los temas de interés del masón y cuales
son algunas de las ideas que la experiencia masónica ha des-
pertado en mi cabeza, podemos dar paso al siguiente punto:
la construcción del relato.
La iniciación masónica es un proceso simbólico que bebe
de fuentes mitológicas muy diversas, es un relato inmersivo
que utiliza ficciones para dar sentido a acontecimientos re-
ales.
Existen diversos mitos que sirven para escenificar el paso
de un grado a otro, como el Rito de Iniciación, la Marcha del
Compañero o la Leyenda de Hiram.
También se utilizan mitos solsticiales para cerrar los dos
cuatrimestres lectivos.
Mediante el rito o el mito se sacralizan acontecimientos
comunes, se dota de belleza y significado a los procesos cog-
nitivos, a los cambios o a los trámites administrativos.
Muchos de estos ceremoniales laicos se encuentran publi-
cados en diversas fuentes, completamente accesibles para el
público profano —aunque su lectura no tiene excesivo senti-
do para quien no los ha experimentado— y resultan, despo-

[99]
jados de la vivencia iniciática, a medio camino entre lo pom-
poso y lo anacrónico. El rito es vivencial, presencial y perso-
nal y responde a una demanda estética del ser humano.
Las escenificaciones sirven para situarte en el papel prota-
gonista de una historia mítica y transformadora.
Después eres tú quien decide qué hacer con esa historia.
Eres el dueño del relato y su sentido.
No obstante, la mitología masónica es un tema delicado. Lo
mistérico, lo legendario y lo enigmático puede llegar a ser
peligroso cuando cae en manos de individuos contrarios a la
razón, cuando se interpretan metáforas como verdades.
Vamos, cuando intentan vendernos una falacia sobrenatu-
ral como masónica.
Como expuse cuando abordé el concepto de memética, los
seres humanos tenemos la mala costumbre de sacar ideas de
contexto. Una experta en manipulación mediática fue la pre-
cursora de los movimientos newage, Madame Blavatsky, que
no dudó en tomar la simbología masónica y montarse la
película de una fraternidad oculta con un par de toques de
mitología oriental y leyendas alquímicas.
Detrás de los masones reales y de los Rosacruces inventados,
está la mitología de los Caballeros del Temple, una orden mili-
tar y religiosa que jugó un papel importante en las Cruzadas
antes de que la monarquía francesa la destruyera en 1312. […]
Apoyándose en la síntesis de la religión oriental de Eliphas Lévi
y en la magia occidental, tal como la presenta Buhwer Lytton,
reforzando esto con sus amplios conocimientos de las escrituras
asiáticas y añadiéndole elementos mitológicos de los Rosacru-
ces, de la Masonería y de los Templarios, Blavatsky se inventó
la Hermandad de los Maestros del Himalaya, quienes supues-

[100]
tamente la habían elegido para que comunicara al mundo el
mensaje de la Hermandad.36
Cuando Blavatsky fundó “por inspiración divina” la So-
ciedad Teosófica y la estructuró en logias —paramasonería,
hablando claro— empezaron los ríos de tinta alienante que
hoy conocemos como newage.
Lo que deriva de aquello hay que decirlo claramente, ya
que dio lugar a filtraciones de lo más diverso en muchas lo-
gias masónicas.
Tener un teósofo en logia es como tener a un católico, a un
ateo, a un musulmán o a un ortodoxo; no debería generar
conflictos en un entorno de tolerancia en el que la religión —
la teosofía se basa en la creencia y no en la razón— es algo
estrictamente privado.
La cosa cambia cuando ese bello laicismo interno de la lo-
gia se ensucia, cuando se confunden con enseñanzas masó-
nicas lo que únicamente son creencias personales:
Los teósofos creen en la existencia de varios cuerpos: físico, eté-
reo, astral, que desaparecen en el momento de la muerte y lue-
go integran en otro envoltorio. Creen pues, en la reencarnación.
Para ellos, el ser humano tiene que esforzarse a través de la in-
tegridad de su vida para acceder a una existencia futura más o
menos pura y feliz.
Ello es posible a través de sacrificios físicos y estudios espiritua-
les y morales. Hay que conocer todas las leyes de la naturaleza,
conseguir dirigir algunas fuerzas que son desconocidas pero
que, según ellos, existen y obedecen cuando se encuentra la
fórmula de comandarlas. Esta última afirmación engendró de
parte de algunos teósofos el desarrollo de prácticas netamente
más espiritistas.”37

36 El mandril de Madame Blavatsky, Peter Washington.


37 Masonería Mixta Internacional. Historia y Evolución , FMD.

[101]
La figura clave en la confusión masónico-teosófica fue An-
nie Besant. Según la Wikipedia:
Annie Wood Besant estudió Ciencias y Botánica en Inglaterra y
se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad de Benarés,
India. Fue educadora, investigadora, escritora, periodista, esta-
dista y una gran oradora; fue una militante feminista, activista a
favor de la independencia de Irlanda y de la India, llegando a
ocupar la presidencia del Congreso Nacional Indio.
Y según la Fundación Marie Deraismes12:
Annie Besant se inició en El Derecho Humano en 1902, veinte
años antes de la creación de la Federación francesa. Su influen-
cia será determinante en la evolución de la Masonería anglosa-
jona de la Orden. Esta vinculación producirá críticas, sobre todo
por parte de la Gran Logia de Francia contra El Derecho
Humano, acusándole de ser dependiente de la Sociedad Teosó-
fica. Bien es cierto que estas afirmaciones no estaban desprovis-
tas de prejuicio, y que la gran mayoría de los talleres de la Or-
den, especialmente los de la Europa continental quedaban al
margen o incluso eran hostiles a las ideas teosóficas. No obstan-
te, una aclaración era necesaria, y ocurrió el 25 de abril de 1926.
En una declaración muy firme dirigida al conjunto de los talle-
res de la Orden, el Supremo Consejo afirmo que El Derecho
Humano “no podía ser responsable de las declaraciones y de las
prácticas religiosas o antirreligiosas de sus miembros” y re-
cordó que la Orden no era dogmática y que era independiente
de toda organización de carácter espiritual o político.
Como dice Golieb, “a Bessant no se la debe juzgar única-
mente por una parte de su vida sino por su trayectoria como
activista en pro de los derechos de las mujeres, su militancia
a favor de la independencia de Irlanda y la India y sus es-
fuerzos para implantar Le Droit Humain en el mundo anglo-
sajón”.

[102]
Esta información puede completarse mediante la lectura de
un análisis llevado a cabo desde el blog Masonería Mixta9:
Annie Bessant Parte I38 y Parte II39.
Sin embargo, nunca está de más recordar los errores. Las
creencias son creencias y no tienen cabida en los trabajos en
logia. Para eso ya están los organismos religiosos, incluyen-
do todo tipo de órdenes de inspiración mística como la Gol-
den Dawn, los Martinistas o la Sociedad Teosófica.
Independientemente, las parábolas, los mitos o cualquier
otro tipo de literatura pueden ser analizados al margen de la
fe, y pueden ofrecer herramientas simbólicas muy interesan-
tes.
Por ejemplo, el contenido simbólico de los tres primeros
grados está ligado directamente a los mitos de las cofradías
de constructores y por eso el relato masónico se construye en
base a ellos.
Y al menos en mi logia no custodiamos ningún secreto
místico revelado por los Templarios o los Rosacruces o el
Principito. ¡Y eso que a muchos nos encanta Saint-Exupéry!
A raíz de este asunto de Blavatsky y el esoterismo creciente
uno puede plantearse hasta qué punto ciertas estrategias fi-
losófico-estratégico-religiosas son tolerables.
Hay una plancha de Leon Nissan40, antiguo Gran Maestre
adjunto del DH, muy inspiradora en ese sentido:
¿Cuáles son entonces los objetivos del “Droit Humain”, DH?
¿Desea federar sus Logias en todo el mundo para trabajar por el
progreso ético de la familia humana? ¿U ocuparse de poner a

38 http://masoneriahumanista.blogspot.com/2010/03/annie-bessant-
i.html
39 http://masoneriahumanista.blogspot.com/2010/03/annie-bessant-
ii.html
40 Celebración humanista. 10 planchas para el trabajo en logia , Leon Nis-
san.

[103]
flote todo tipo de esoterismos que han sucumbido en los abis-
mos del olvido? ¿Desea ser un organismo mundial de concerta-
ciones humanistas, o un comercio de “misterios” arcaicos para
aficionados a las antigüedades? ¿Desea ser un lugar de debates
lógicos y constructivos o un conjunto de tarimas místicas desde
las cuales algunos podrían asestar —a unos auditorios asom-
brados e incluso a veces consternados— unas exposiciones más
o menos plausibles sobre creencias místicas o sectarias a las
que, además, ni el auditorio ni eventualmente el mismo auditor
se adhieren personalmente?
[…]
Esa desviación despertaría en especial la antigua esperanza de
apropiarse de unos privilegios ocultos prestados a unas “socie-
dades misteriosas” cuyas misteriosas doctrinas solamente ser-
ían accesibles a sus adeptos elegidos y designados por una mis-
teriosa jerarquía según unos criterios no menos misteriosos.
[…]
Formulando de esta forma unas críticas un poco alertas, se co-
rre el riesgo de ser mal entendido y sobre todo de ser tachado
de intolerante frente a numerosas corrientes ideológicas que
tratan de introducir o de reintroducir unas creencias particula-
res en una francmasonería que desearía permanecer libre de to-
do dogma.
Ahora bien, a menos de caer en una laxitud suicida, “Toleran-
cia” no significa: aceptación de todo y de cualquier cosa. Pode-
mos observar que los candidatos a la tiranía invocan siempre la
“tolerancia” de aquellos cuya desconfianza quieren paralizar.
Pero cuando los intolerantes llegan así a apoderarse del poder,
es demasiado tarde para reaccionar, porque el rodillo compre-
sor del sistema totalitario no libera nunca, naturalmente, a los
imprudentes incondicionales de la “tolerancia”.
“Tolerancia” no es una palabra refugio sino un estado de hecho.
También, la defensa de sus ideas y de su personalidad contra
un adversario de mala fe que avanza hipócritamente bajo el dis-
fraz de la “tolerancia” para combatir mejor el humanismo
masónico, no debe tomarse como intolerancia sino como uno de

[104]
los aspectos de la lucha constante para conservar las libertades
esenciales.
Fuera del ámbito interno del DH, quisiera añadir mi propia
reflexión sobre la tolerancia y la razón, tomando un artículo
que publiqué hace unos meses y que titulé “El Circo Cuánti-
co”:
Los enunciados “fuera de contexto” están a la orden del día.
Cientos de nuevos profetas se sirven de constantes manipula-
ciones para captar adeptos; lo hacen en nombre de la ciencia, en
nombre de verdades empíricamente demostradas. Para ello, no
tienen más que aludir a un par de axiomas científicos —válidos
para un ámbito concreto— y reubicarlos en la problemática dia-
ria ignorando su verdadero significado.
Una de las teorías de moda en el gremio de los charlatanes es
maquillar sus dogmas con tintes cuánticos (absurdos, por cier-
to, para cualquiera que haya estudiado algo de física cuántica).
Según un amplio número de corrientes newage, la “física cuán-
tica afirma que el observador cambia la realidad y que por tanto
podemos combatir un cáncer o mejorar nuestra calidad de vida
sólo con desearlo.”
Las verdaderas afirmaciones de la física cuántica, para empezar,
poco tienen que ver con el entorno que percibimos. Son única-
mente válidas a muy baja escala. A niveles cuánticos, vaya.
Además, observador no es más que el término que se utiliza pa-
ra designar a un instrumento de medida. Cuando éste es intro-
ducido en el sistema que se pretende evaluar, da lugar a una
evolución no determinista en las partículas elementales. La me-
dida, por tanto, es una variable aleatoria que nada tiene que ver
con la observación consciente que los seres humanos hacemos
con nuestras retinas, sino con la alteración producida en el sis-
tema cuántico cuando un elemento de medida externo interact-
úa con él.
La cosa no es tan sencilla como la pintan, ni siquiera para
Schrödinger.

[105]
El poder de la predisposición y la sugestión, así como el incues-
tionable valor del placebo frente a lo psicosomático no tiene na-
da que ver con la física cuántica.
Los francmasones, fieles al ejercicio de la tolerancia, no debe-
mos reprimir las creencias del individuo; debemos respetar to-
do tipo de credo o filosofía que no atente contra la razón o los
derechos humanos. Por tanto, no entraremos en debates con-
troversiales acerca de la existencia o no-existencia de estos “su-
perpoderes”.
Muchos de nosotros consideramos lo metafísico, lo que escapa
al método científico, un campo de estudio al que debemos estar
abiertos sin prejuicio alguno. La especulación filosófica es una
de nuestras principales características y la consideramos fun-
damental en el desarrollo del laicismo y la libertad de pensa-
miento.
Sin embargo, como hijos de la razón, deberíamos denunciar to-
do tipo de atentado contra la libertad del individuo. Y la desin-
formación —no olvidemos que en este caso se están alegando
como ciertos argumentos completamente falsos— es un eviden-
te condicionante contra la libre decisión.
¿Puede actuarse en favor de una cómoda tolerancia cuando se
es consciente de un engaño en toda regla? ¿O debemos denun-
ciar aquellos credos que se fundamentan en enunciados falsa-
bles?
Recordando el refutacionismo de Karl Popper, es interesante
esbozar un paradigma conciliador entre ateos y creyentes.
El ateo carece argumentos válidos para decir al creyente que su
dios es una mentira.
¡Claro que no! ¡Nadie tiene pruebas de que un dios no exista!
El creyente, de igual modo, tampoco puede imponer su postura
al ateo.
Tanto la existencia como la no-existencia de un dios creador son
argumentos “no falsables”.
Ambos, pues, son igual de respetables. Ninguno tiene pruebas
que nieguen la verdad del otro, aunque con los extraterrestres o

[106]
los unicornios y duendes espaciales estaríamos ante un caso si-
milar.
Sin embargo, podemos afirmar que la física cuántica discrepa
completamente de ese absurdo mercadeo del espíritu que suele
reforzar sus postulados citando conceptos físicos cuyo signifi-
cado real desconoce. Los postulados de los “superpoderes
cuánticos" planteados en El secreto de Rhonda Byrne y otras au-
toayudas del estilo —mi crítica tiene como base que éste sea,
sorprendentemente, uno de los libros más vendidos del mun-
do— son, pues, completamente falsables.
Respecto a la película ¿Y tú qué sabes?, que bebe de las mismas
fuentes y que parece haberse convertido en el nuevo atajo fi-
losófico de occidente, mi respuesta es clara.
Sé muy poco. Por eso mismo practico la lectura, la reflexión y el
análisis crítico de cualquier verdad que pretenden venderme.
Por eso soy masón.

[107]
Lo internacional y lo transnacional

L
a conversación avanza41 y un lector propone que una
fratria global debería ser únicamente transnacional y
no internacional, afirmando que en un contexto trans-
nacional no hay representación sino interacción entre
personas desde lo común.
En efecto. La transnacionalidad es la gran deuda del hom-
bre posmoderno.
Como decía Manuel Castells en El Estado Red mediante
una metáfora muy masónica:
El Estado rígido, centralizado, anclado en una soberanía ficticia,
superada por los flujos globales, y osificado en la ideología
nostálgica de ser una unidad de destino en lo universal, ha
quedado obsoleto. Cuanto más tarde en reformarse, más procli-
ve será a crisis sociales y políticas de devastadores efectos. Las
consecuencias de este análisis y, sobre todo, de estas experien-
cias, para España, son extraordinarias. Porque estamos inmer-
sos en la Unión Europea, la matriz más importante de las nue-
vas formas de Estado red. Y porque somos un país plurinacio-
nal, en el que el Estado de las autonomías está, y seguirá estan-
do, en proceso de construcción, tal vez permanente. [...] Cince-
lar verdades eternas en el granito de instituciones pétreas es
una llamada implícita a su demolición.

41 No hay que olvidar que la semilla de este ensayo fue un blog.

[108]
Castells, atendiendo a una visión universalista, volvía a
apuntar a la descentralización, pero no a las redes distribui-
das que emergen en paralelo al resto de procesos.
Asumir un paradigma distribuido como el que se está ge-
nerando en la posmodernidad resulta, en primera instancia,
bastante difícil para aquellos que han sido educados en una
topología centralizada representada en el relato de la nación
y en una topología descentralizada reforzada por los viejos
federalismos y los relativamente nuevos organismos inter-
gubernamentales.
Por tanto, para comprender un concepto tan polémico co-
mo la transnacionalidad, la lectura de este ensayo debería
complementarse con trabajos previos que sirven de justifica-
ción a mis conclusiones.
El primer paso sería descubrir más allá de lo intuitivo el
nuevo papel las redes distribuidas frente a las naciones42. Y
el segundo, conocer cómo funcionan esas comunidades
transnacionales43 que ya coexisten con el mundo internacio-
nal que conocemos, un mundo que se deteriora ante los pro-
cesos de descomposición44.
Analizar el fenómeno masónico desde un punto de vista
transnacional resulta sencillo si atendemos a la red humana,
ya que ésta se extiende completamente al margen de los es-
tados, definiendo relaciones fraternales transnacionales de
nodo humano a nodo humano. La red humana —
distribuida— surge espontáneamente de la masonería mis-
ma, pero lo hace de forma paralela a la red institucional —

42 De las Naciones a las Redes. David de Ugarte, Pere Quintana, Enrique


Gómez. Ediciones El Cobre.
43 Filés: democracia económica en el siglo de las redes , David de Ugarte.
Ediciones el Cobre.
44 http://lasindias.org/los-futuros-que-vienen.

[109]
meramente descentralizada— que establece puentes interna-
cionales entre federaciones del DH, grandes logias y grandes
orientes, la mayoría de ellas de carácter estrictamente nacio-
nal y respaldadas precisamente por este hecho, la vigencia
del asociacionismo en el marco legal de cada estado.
La reforma de las instituciones masónicas es un asunto
pendiente que viene de lejos y que a más de uno nos gustaría
presenciar en vida. ¿Pero cuál es la situación del momento?
¿Cómo de cerca o de lejos estamos?
Luis Algorri y Antonio Fernández publicaron en la revista
Tiempo un artículo sobre la posición actual de la masonería
en las cuestiones gubernamentales.
Básicamente, el artículo pretendía difundir que el presiden-
te de la Generalitat había solicitado a varias organizaciones
con logias en Cataluña un informe anual sobre la situación
de la sociedad catalana.
A pesar de que no me caracterizo por un culto excesivo a
identidades nacionales —y por extensión tampoco a identi-
dades nacionalistas— creo que hay que ser realista y descri-
bir el contexto social tal y como es.
Por ello, he considerado útil compartir parte del texto
abordando el carácter local, no sólo en el entorno nacional
sino también en el autonómico, con el que los distintos ele-
mentos de la red institucional masónica cuentan en la actua-
lidad:
Montilla, muy bien informado antes de la reunión con los gran-
des maestres, sin duda ha querido ser el primer gobernante es-
pañol en imitar con toda exactitud lo que sucede en otros países
de nuestro entorno. Por ejemplo, Francia.
Allí ocurre exactamente igual. El presidente de la República, sea
quien sea, recibe una vez al año, en enero, a los dirigentes de las
más importantes obediencias masónicas del país. Y también es-
cucha su opinión sobre la situación de la República francesa. Da
lo mismo quién sea el presidente y quiénes sean los maestros

[110]
masones: el encuentro se hace desde hace muchos años con
carácter estrictamente institucional, como corresponde a un país
en el que hay unos 300.000 masones y en el que la gente pone
en su currículo profesional que pertenece a la Francmasonería,
porque todos saben que eso es un plus. En Francia, lo mismo
que en Bélgica, Alemania, Reino Unido, los países escandina-
vos, EEUU y muchos otros lugares, se da por hecho que alguien
que ha logrado ingresar en la masonería ofrece una garantía
añadida de honradez, rectitud y fiabilidad.
Aún hay más, y también en Francia. El presidente de la Re-
pública, pertenezca al partido que pertenezca, se reúne periódi-
camente con el gran maestre del Gran Oriente de Francia
(GOdF), a quien se considera la quinta autoridad del país, si-
quiera sea desde el punto de vista moral. Ahora mismo dirige el
GOdF Pierre Lambicchi. Y no deja de llamar la atención que,
cuando se producen esos encuentros, es el presidente francés
quien se desplaza a la rue de Cadet, donde está la sede del Gran
Oriente, y no el maestro masón quien es recibido en el Elíseo.
[...]
Pero el GOdF, cuyo consejero para España es Aimé Battaglia,
no fue convocado por Montilla a la reunión del pasado 3 de di-
ciembre en la biblioteca Arús. Como tampoco se llamó a la Fe-
deración Española del Derecho Humano (DH), otra antigua y
prestigiosa organización masónica internacional de carácter li-
beral, adogmático y mixto que fundaron en 1893 Georges Mar-
tin y una mujer, María Deraismes; y que en España preside,
desde septiembre pasado, otra mujer, Paloma Martínez.
El peso específico del GOdF y de DH en la masonería interna-
cional (la institución se define desde hace siglos como universal
más que como nacional o estatal) hace que resulten extraños
esos olvidos. Pero parece claro que José Montilla, al fin y al cabo
presidente catalán, quería comenzar una relación formal con las
obediencias masónicas estrictamente catalanas (caso del GOC) o
con las que tienen su raíz más importante en esa comunidad,
aunque tengan carácter estatal.
En el artículo se puede apreciar lo complejo de la red insti-
tucional.

[111]
Los matices locales son evidentes en las organizaciones
francmasónicas, pero las redes logiales y la red humana son
un claro ejemplo de que el viejo mundo de la identidad na-
cional, para muchos masones, está muriendo.
Conversemos y continuemos con el jardín.

[112]
El Derecho Humano:
Internacionalismo fundacional

H
ablando desde el respeto al resto de concepciones y
circunstancias es inevitable hablar de El Derecho
Humano (DH) cuando se pretende abordar una
cuestión ideológica tan amplia y revolucionaria como lo fue
el internacionalismo masónico en un momento histórico.
Si realmente un objetivo plenamente masónico es conciliar
distintos jardines en un ecosistema distribuido —construir el
templo de la humanidad— la aproximación a la red humana
transnacional podía abordarse con mayor eficacia si se edifi-
caba una orden federal e internacional compuesta por maso-
nes medianamente afines ideológicamente, en cuanto a la
admisión de la mujer o el adogmatismo masónico.
Actualmente, aunque en la red institucional interactúan
distintos nodos obedienciales —desde grandes logias o
grandes orientes nacionales, a federaciones del DH— lo ori-
ginal y unificador del DH es que cuenta con una red federal
que permite que las logias estén unidas administrativamente
y, lo que es más importante, constitucionalmente.
La constitución internacional es quizás el documento más
relevante en la vía del internacionalismo masónico.

[113]
El blog Masonería Mixta45 publicó a principios de 2010 un
artículo muy interesante sobre El Supremo Consejo Univer-
sal Mixto de la Orden Masónica Mixta Internacional El Dere-
cho Humano que refleja muy bien la idiosincrasia del DH:
En 1912, se programa realizar un Congreso para septiembre de
1914 que reúna a todos los talleres repartidos por el Mundo de
la Orden Masónica Internacional Mixta Le Droit Humain —El
Derecho Humano—, con el fin de redactar y asumir una consti-
tución internacional. Tenía que coincidir con la inauguración
del Templo, en el nº 5 de la calle Jules-Breton, en el distrito 13
de París, que por fin tuvo lugar en septiembre de 1916, dos se-
manas antes de que Georges Martin, falleciera. Por culpa de la
Primer Guerra Mundial, el Congreso Internacional no pudo te-
ner lugar en París, hasta agosto de 1920. Lo convocó Eugène Pi-
ron, Gran Maestro de la Orden, quien lo presidió. Los demás
cargos se repartieron, tras una votación, entre los delegados de
los diferentes países presentes.
Este primer Congreso Internacional reunió a delegados del gra-
do 33 y del último grado de la masonería mixta representando a
todas las Federaciones y logias pioneras. La Orden contaba en-
tonces con más de 300 talleres en Francia, Estados Unidos, Paí-
ses Bajos, Italia, Gran Bretaña y Suiza. La fecha es histórica: da
un giro a la existencia de la Orden; es una etapa decisiva para
su proyección y es un momento crucial para el Derecho Huma-
no. Es la primera vez que se reúnen delegados de países lejanos,
que hablan idiomas diferentes y que tienen creencias religiosas,
filosóficas y políticas a veces opuestas. Sus debates giran alre-
dedor del proyecto de Constitución elaborado por Georges
Martin y el Supremo Consejo de aquella época. Estudian diver-
sas cuestiones en relación con la Orden. Son necesarias largas
discusiones para establecer nuevas bases, pero paso a paso, los
artículos toman forma: son a imagen y semejanza del Templo,
abierto bajo la bóveda estrellada, lugar de sueños pero también
de reflexión y de sabiduría.

45 http://masoneriahumanista.blogspot.com

[114]
El presidente de la Federación americana, Louis Goaziou, es
elegido para dirigir la comisión de la Constitución. Contribuye
ampliamente a la elaboración del documento, llamado a adap-
tarse a la modernidad de los tiempos, respetando siempre las
reglas masónicas e uniendo bajo una misma bandera a los ma-
sones del Derecho Humano con un mismo ideal y variado ori-
gen.
El Supremo Consejo renuncia al poder legislativo, asumido por
el Congreso Internacional, conservando el poder ejecutivo de la
Orden y erigiéndose en guardián de la Constitución internacio-
nal y de los Reglamentos generales. Es su poder generador, re-
gulador y protector, constituye el gobierno supremo para todos
los talleres del Derecho Humano. Su funcionamiento, sus atri-
buciones y prerrogativas están definidos así cómo los poderes y
el número de miembros, de los cuales al menos 9 de 33 son
franceses. Es la llave de la bóveda del edificio, manteniendo el
sentido de la Orden y delegando la gestión nacional a las Fede-
raciones y Jurisdicciones.
En la declaración de principios, la Orden afirma la igualdad en-
tre hombre y mujer, así como la continuidad de la iniciación.
Los principios y el método de trabajos son los de las Grandes
Constituciones Escocesas de 1786, revisadas en Lausana, en
1875 [...]
El artículo 9 fija las condiciones para la formación de las federa-
ciones y de las jurisdicciones, así como las relaciones que se
mantendrán entre ellas y con el Supremo Consejo. Su represen-
tante es el intermediario obligado entre la organización nacio-
nal y esta entidad, El artículo es importante, la masonería mixta
va, de hecho, a dar un nuevo paso. En el plazo de un año, se
crean 17 federaciones y jurisdicciones. Este artículo aporta una
modificación importante, sobre todo para Francia. La Constitu-
ción anterior no daba derecho a constituir organizaciones na-
cionales. Rápidamente, las logias francesas y colonias se organi-
zan, se estructuran, en un ámbito federal. Durante un Congreso
nacional, se constituye la Federación francesa, los días 30 y 31
de octubre de 1921. Entrará en función a partir del 1 de enero de
1922.

[115]
Se vota la Constitución internacional aprobándose por unani-
midad.

[116]
La cadena de unión: redes humanas

C
omo habréis podido intuir, en masonería hay enfo-
ques y vertientes de lo más dispares, incluso dentro
de la misma masonería adogmática. Sin embargo, los
conflictos implícitos en la complejidad filosófica resultan
ínfimos frente a los vaivenes administrativos, las cartas pa-
tentes, la política interobediencial, los acuerdos de reconoci-
miento y demás parafernalias burocráticas.
Una duda muy extendida entre los profanos es porqué no
formamos parte de la misma institución si todos somos
igualmente masones.
Está claro que a pesar de la cohesión de la red humana —
los masones nos movemos libremente para trabajar en logias
de distintas instituciones con reconocimiento mutuo—, la
unión administrativa no se ha conseguido —ni pretendido—
en la red institucional. Incluso tras diversos acuerdos entre
grandes logias y grandes orientes de distintas latitudes —
como el Llamado de Estrasburgo, en 1961— ha habido pro-
blemas y desacuerdos.
No hay que olvidar que estamos hablando de centenares
de instituciones repartidas por todo el globo; la simple fu-
sión de los organismos más afines resultaría tremendamente

[117]
complicada: distintas constituciones, reglamentos incompa-
tibles y kilómetros de entramado administrativo.
Esto no supone un problema de peso. En principio este ob-
jetivo no se persigue, la unión de jardines dispersos en un
ecosistema distribuido tiene más relación con la red humana
que con la red institucional.
Cada institución tiene su razón de ser y su forma de traba-
jar y no se debe forzar un movimiento homogeneizante. Al
final resulta inevitable que ante la carta de organizaciones
cada uno abogue por aquello que se ajusta mejor a sus con-
vicciones y, en mi caso, el voto favorable es para el DH por
pura coherencia intelectual y por los lazos afectivos que me
unen a mis compañeros de logia.
El enfoque del presente ensayo está directamente ligado a
mi experiencia en la Orden Masónica Mixta Internacional
"Le Droit Humain", experiencia que considero positiva tanto
por su filosofía adogmática y mixta como por su proyección
global.
La simple existencia de una organización de estas carac-
terísticas con presencia en unos sesenta territorios estatales y
en los cinco continentes es una proeza tal y como están las
cosas. Las federaciones facilitan los trámites en un entorno
acotado —generalmente por la lengua o la legalidad vigen-
te— permitiendo paralelamente que se puedan compartir
trabajos masónicos con individuos de cualquier parte del
globo, al margen de fronteras estatales.
Una federación no es necesariamente nacional, aunque en
general suele haber un paralelismo. Por ejemplo, existe la
Federación de Sudáfrica pero también la Federación de Áfri-
ca del Oeste, que ayuda a coordinar conjuntamente el trabajo
de las logias de Costa de Marfil, Senegal y Togo o la Federa-
ción Escandinava, en la que interactúan logias ubicadas tanto
en Dinamarca como en Noruega o Suecia.

[118]
En general, uno tiende a identificarse más con el método
de trabajo de su logia —y de aquellas con un ritual y unas
perspectivas similares— que con otras muchas que, a pesar
de la supuesta identidad corporativa, cuentan con una idio-
sincrasia completamente distinta.
Por tanto, en plena posmodernidad, el paradigma clasifica-
torio que denominamos obediencial empieza a generar ten-
siones. Tal vez podamos empezar a plantear nuevos modelos
en red en los que las logias puedan interactuar sin ejes cen-
trales.
En lo referente a la red institucional —la que engloba a to-
das las obediencias—, siempre hay masones con opiniones
críticas. Hay apuestas en esa dirección que deben tenerse en
cuenta. Víctor Guerra46, del Gran Oriente de Francia (GOdF),
hizo hace tiempo una reflexión muy interesante —aunque no
deja de ser una apuesta descentralizada, un federalismo eu-
ropeísta— tras la creación del Espacio Masónico de España
(EMdE):

Tal vez lo que falte es plantear una geoestrategia de medio pla-


zo que favorezca la circulación de las ideas críticas basadas en
fraternidad cultural de un espíritu abierto a escuchar, sabiendo
que los nuevos tiempos piden modelos creativos que deben
desarrollarse desde la reflexión y no desde la imposición jaco-
bina de un Consejero, o Consejeros que hacen de su pasión por
España, un planteamiento para plantar su bandera partidista
[...]. Por tanto, de un quehacer más allá de la fraterna relación y
el lucimiento personal, se pasa a una forma de hacer y plantear
modelos de acción [...]. Tal vez el papel que el EMdE hubiera
podido jugar es el de los escenarios imposibles, optando no por
un planteamiento cerrado y ortodoxo, sino por forzar, por
ejemplo, la Federación de Orientes o de Grandes Logias como

46 http://victorguerra.blogspot.com

[119]
piedra angular de futuro con estructuras ligeras pero con vo-
luntad europea.
Sin embargo, en su artículo se recalca poco después lo in-
viable a corto plazo que resultan este tipo de propuestas ante
el panorama obediencial:
Eso sí sería deseable. Aunque utópico pues entrarían en coli-
sión, por ejemplo, los conceptos de “Regularidad”, las mem-
bresías, etc.
La verdadera aportación que yo encuentro en el texto de
Guerra es la defensa de las redes logiales —que pueden ser
transnacionales, en efecto— y que podemos incorporar como
objeto de estudio de futuros trabajos:
Lo modelos abiertos y creativos que necesita la masonería, y
más la dinámica masonería española, es crear modelos de traba-
jos logiales e interlogiales, inter-rituales o pluri-rituales en base
a la autonomía de las logias y no en base a las estructuras obe-
dienciales que secuestran en parte esa autonomía de las logias.
La creación de redes logiales —que está viéndose favoreci-
da por Internet— es espontánea y frecuente, y deriva gene-
ralmente de la misma red humana.
“Si viajas a París no olvides visitar nuestra logia”, “podrías
venir el viernes próximo a una tenida que tendremos en Ma-
drid”, “ésta es nuestra dirección. Trabajamos los lunes a las
19.30. Te esperamos”...
Queda claro que al margen de la red institucional y, en el
ámbito del internacionalismo del DH, la red federal, lo ver-
daderamente útil para hacer masonería son la red humana
transnacional y el trabajo en logia.
Un sistema de logias distribuidas transnacionalmente bien
podría ser el ideal de la posmodernidad pero no hay un es-
tudio al respecto.

[120]
Si el DH ha conseguido ser internacional, ¿por qué no se-
guir construyendo únicamente redes logiales al margen de
federaciones nacionales?
La respuesta rápida es la sencilla. Se puede decir que a pe-
sar de que existe una evolución identitaria por parte de al-
gunos ciudadanos frente al concepto de nación no puede ob-
viarse la existencia de multitud de matices culturales signifi-
cativos; sólo hay que conectarse a una fuente mediática para
comprobar que aún sobreviven el mito del invasor español
—que aún impregna parte del imaginario nacionalista del
contexto latinoamericano— o el mito de las dos Españas, que
aún impregna parte de la masonería española.
Por tanto, el peso del contexto nacional, tan condicionado
por los problemas comunes a la ciudadanía de un mismo te-
rritorio —gestionado por una amalgama de poderes naciona-
les o autonómicos—, es evidente en el conjunto de la pobla-
ción.
Por ejemplo, conceptos tan asumidos en Francia como lai-
cité carecen de un equivalente en la percepción española; lai-
cismo es lo más parecido. De ahí que ni siquiera exista una
traducción literal. Laicidad, a pesar de su uso habitual, es un
término inexistente en el castellano.
Uno de los objetivos de la masonería es conseguir que los
individuos lleguen a ser más libres, tal vez incluso ayude a
romper con ciertos lastres identitarios, como los relatos que
constituyen un nosotros histórico imaginado.
No obstante, una cosa es etiquetar la nación como una co-
munidad imaginada —superar la identidad histórica y apos-
tar por un modelo en el que son las personas las que definen
las comunidades identitarias— y otra es negar la existencia
de una distribución política que ha implicado la adaptación
temporal de la red a un entorno preexistente: las naciones.

[121]
Eso todos lo tenemos claro. Las naciones existen y la maso-
nería coexiste con ellas.
¿Pero es la nación un concepto compatible con la globaliza-
ción y la nueva percepción del ciudadano global? ¿O ha lle-
gado el momento en el que las instituciones humanistas de-
berían empezar a cambiar sus estructuras?
Sólo hay que observar cómo las estructuras obedienciales
se vuelven prescindibles ante una tendencia cada vez más
presente: los flujos y visitas no oficiales impulsados por las
redes distribuidas; lo concreto afectando a lo general.
Por tanto, si existe cierto entramado administrativo que
aún resiste es tan sólo cuestión de tiempo que desaparezca.
Lo obediencial se fundamenta en una herencia histórica pu-
ramente federalista en el caso de la masonería adogmática y
puramente centralista en el caso de la masonería anglosajo-
na.
A nivel organizativo el tema ya es a priori delicado así que
de momento poco más se puede hacer en ese sentido salvo
observar y esperar.
En una logia del territorio español pueden trabajar —de
hecho es lo habitual— masones de origen francés, belga, chi-
leno o brasileño que simplemente viven en el territorio que
se identifica como España, o que están visitando el país de
forma temporal.
¿Puede compartir trabajos un taller español con una logia
francesa, japonesa o estadounidense?
Exacto. Ocurre cada día, y con mayor frecuencia desde que
las logias empezaron a comunicarse por Internet.
Por tanto, no es una invención mía que en el siglo XXI em-
piece a hablarse del papel de las redes logiales frente a la red
institucional.
Es obvio. Estamos en la posmodernidad.

[122]
Laicismo: la religión y el estado

N
o puede haber un ecosistema distribuido si los jar-
dines continúan enfrentados en lo civil, en el en-
cuentro público. La armonía entre los mismos preci-
sa un componente fundamental: el laicismo.
Para exponer este tema me remito a otro comentario de un
lector del blog:
En la cotidianidad del trabajo de la logia más allá de lo identita-
rio —y por tanto nacional(ista)— para lo único que en realidad
influyen las federaciones es para el tema anual de trabajo. Y es-
te, lo siento mucho, pero desde luego tendría mucha más lógica
en un espacio diferente del nacional y lógicamente más amplio,
global, por lo mismo transnacional.
El mismo ejemplo que das: el laicismo. Por lo mismo que cuen-
tas ¿no sería pues más fructífero que la interacción entre logias
se diera contando con las francesas que, como dices, tienen la
palabra, que con las peninsulares que ni palabra tienen en sus
idiomas para ello?
La defensa de las federaciones no puede entenderse sin la
de las obediencias, una defensa que todavía utiliza como ar-
gumento fuerte la seguridad, curiosamente igual que los es-
tados.
La seguridad se entiende en dos puntos muy claros:

[123]
1. Si un masón ha sido expulsado de mi obediencia por in-
fringir una norma grave no puedo tolerar que vuelva
como visitante, de ahí que si el masón expulsado está en
otra obediencia ésta no pueda reconocerse como regular.
2. La subordinación legal de las logias a estructuras regu-
ladoras permite que las paramasonerías y los lobbies —
religiones y mafias— no tomen un protagonismo real
como organismos masónicos y puedan infiltrarse en
nuestras redes. Esta regulación es la que garantiza que
en territorios respaldados por un gobierno democrático
la masonería pueda ejercerse sin miedo al encarcela-
miento o la confusión mediática.
Así, si entidades como Propaganda Due —la logia irregular
que se vio envuelta en el escándalo del Banco Ambrosiano y
cuya trama se explicará en el capitulo siguiente— se definen
como masónicas yo puedo alegar que no lo son.
Según esta argumentación lo obediencial es lo que impide que
nos metan a todos en el mismo saco. Mediante las obediencias
podemos distinguir a los buenos de los malos y, aunque en la
simplificación nos dejemos bastantes cabos sueltos, una obe-
diencia siempre te dirá que ella es la que protege a los buenos.
En cierto modo, no faltan razones históricas para llegar a
tales conclusiones. Si rompemos con las estructuras obedien-
ciales tal vez generemos confusiones mediáticas y conflictos
legales, así como problemas fraternales en puntos básicos
para la convivencia. ¿O tal vez no?
De momento son nulas las propuestas robustas sobre una
red institucional entre pares o, dicho en términos posmoder-
nos, peer-to-peer, un sistema de nodos/logia en red y sin es-
tructura central dotado de un buen sistema de autenticación.
Yo lo dejo caer por si alguien lo coge.
No obstante, no todo es criticable. Y ahí apuntaría al detalle
del comentario anterior, cuando el lector apelaba al tema
anual de trabajo.

[124]
En efecto, las federaciones, las grandes logias y los grandes
orientes se están convirtiendo en instituciones caducas, pero
está claro que las logias de un modelo peer-to-peer también
tendrían trabajos comunes y, en ocasiones, estos irían ligados
a contextos nacionales.
En tal caso podría trabajarse tomando como referencia lo-
gias en red agrupadas en clusters, y estos clusters vendrían
definidos eventualmente en base a su idiosincrasia cultural o
a una problemática social conjunta.
En la actualidad, tal agrupación se resuelve con el método
antiguo, el trabajo conjunto de varias instituciones naciona-
les —de varias obediencias que trabajan en el territorio
común de una nación— y la verdad es que funciona bastante
bien.
Y aquí volvemos al título de capítulo.
Tomando como ejemplo el laicismo, cabe decir que es un
objetivo cuya consecución requiere de distintos esfuerzos
dependiendo del contexto en el que se pretenda alcanzar. En
el caso de España, es un problema todavía difícil de superar
plenamente —por lo estrictamente nacional del lastre fran-
quista— y que depende de forma directa de la política na-
cional. De ahí que uno de los trabajos anuales de la Federa-
ción Española del DH fuese Morir con dignidad: derechos de
la persona y problemas éticos, un tema bastante controver-
sial en una sociedad que rechaza la eutanasia. En 2008 este
trabajo fue transmitido a los poderes estatales por su impor-
tancia para la sociedad española, por lo nacional del mismo.
En España, la libertad civil está condicionada por el peso
de la intervención de la jerarquía católica. En India o Irán
tanto los condicionantes como la forma de enfrentarse a ellos
son claramente distintos al tratarse de regiones con otras res-
tricciones religiosas.

[125]
Para comprender qué tipo de trabajos se hacen públicos en
España a día de hoy, puede ser interesante la lectura del si-
guiente comunicado:

DECLARACIÓN DE LA MASONERIA LIBERAL Y ADOGMÁ-


TICA, SOBRE LA SEPARACIÓN IGLESIA Y
ESTADO
La Gran Logia Simbólica Española, la Gran Logia Femenina de
España y la Federación Española de El Derecho Humano, mos-
tramos nuestra preocupación por las presiones que sufre la so-
ciedad por parte de la jerarquía católica española, deseosa de
generar una involución en los últimos avances en la igualdad
de derechos cívicos que se han conquistado.
La Masonería española que representamos manifiesta su apoyo
a todos los colectivos sociales que trabajan para conseguir que
el Estado español sea realmente laico. Un Estado donde todos
los ciudadanos y entidades, laicas, religiosas u otras, puedan
disfrutar de los mismos derechos, deberes y oportunidades, y
en el que la vida pública se desenvuelva dentro de un marco le-
gal y operativo plenamente aconfesional.
Asimismo, reclamamos al Gobierno que se establezcan condi-
ciones de igualdad para las distintas iglesias y confesiones y, a
su vez, que denuncie y no renueve el Concordato con el Vatica-
no con el fin de concluir con compromisos del Estado con una
Iglesia específica, en especial en cuanto a su financiación, y para
que ninguna religión mantenga vínculos de dependencia e in-
terferencia respecto a la organización del Estado como tal.
La sociedad española es lo suficientemente madura para libe-
rarse de las ataduras que le impone un pasado de confluencia,
cuando no de identificación, entre Estado e Iglesia Católica. Por
eso, como integrantes de la Masonería, respetuosa con todas las
religiones y que tiene como uno de sus objetivos la armonía so-
cial entre todos los seres humanos, en libertad y respeto mutuo,
entendemos que ha llegado el momento de superar definitiva-
mente ese pasado en España y de llevar a cabo, por parte de los
poderes públicos, la total laicidad del Estado para fortalecer la

[126]
convivencia cívica y democrática, sin privilegios ni discrimina-
ciones.
Sin embargo, las logias con problemas comunes no tienen
necesariamente que estar ubicadas en la misma nación, por
lo que un modelo peer-to-peer orientado a clusters no deja
de tener cierto sentido.
La Federación Española del DH también ha intervenido
ante los presidentes de la Comisión Europea y el Parlamento
Europeo con una intención más amplia y genérica. Manuel
López insistió ante Barroso en la necesidad de que “el lai-
cismo se construya sobre el respeto a todo tipo de creencias,
aunque ello no pueda, de ninguna manera, dar carta de na-
turaleza a la injerencia de cualquier tipo de religión sobre
cuestiones que afectan a la generalidad de la sociedad civil,
ya que la creencia se inscribe en el ámbito privado. La socie-
dad civil se rige por parámetros que no tienen por qué coin-
cidir, necesariamente, con las opciones morales que repre-
sentan las religiones”, según fuentes de la Federación Espa-
ñola del DH.

[127]
El apellido masónico en la trama italiana

H
ace años se habló bastante de Propaganda 2, una or-
ganización criminal que maquilló sus intereses
económicos y políticos bajo el apelativo de logia
masónica. Nacida de una escisión del Gran Oriente de Italia,
la supuesta logia participó en distintas acciones anticomunis-
tas en Latinoamérica —la triple A o los Contras— y en la
caída del Banco Ambrosiano.
De la masonería, tanto en sus valores como en su simbo-
lismo, poco o nada había en P2. Apenas un antiguo masón
expulsado del Gran Oriente y un puñado de fascistas y ma-
fiosos ejerciendo una fraternidad condicionada por el poder.
El poder y el dinero son metales que no tienen cabida en
los talleres masónicos. No es así en Propaganda 3, ni lo fué
en P2.
Obviamente, no soporto que se confundan instituciones
contrarias a los derechos humanos con instituciones masóni-
cas, de ahí que —por mucho que me cueste entender ciertas
discrepancias y contradicciones entre obediencias— com-
prenda el papel que las estructuras institucionales tradicio-
nales han jugado como potencias normalizadoras.
No soporto la desinformación del oligopolio mediático.

[128]
Si la trama italiana cuenta además con la presencia de Ber-
lusconi y otros personajes públicos que detesto se incremen-
ta aún más mi rechazo.
Es por ello que este capítulo hace pública mi indignación
frente al uso indistinto de los términos, ahora que la prensa
vuelve a hablar de P2 agarrándose al morboso apellido de
“masónico”.
Hablemos de los intereses de la extrema derecha, de la
Guerra Fría y el fascismo italiano, de los Camisas Negras, la
CIA y la OTAN, de la represión de Videla en Argentina y la
imposición del terror y el pensamiento único en manos del
gobierno estadounidense.
La falta de ética es la enfermedad más extendida entre la
clase política y la élite económica. La humanidad, aunque
nos pese, es una especie contagiada por la ambición. Y la
masonería no se libra de los vándalos, de ahí que a veces
haya tenido que expulsarse a algún ladrón o algún genocida
de distintas instituciones masónicas. Eso sí, un criminal dis-
frazado con un mandil y unos guantes no deja de ser un cri-
minal.

[129]
La Institución Libre de Enseñanza

L
a construcción de sociedades no es un mito de mi co-
secha —como si lo es, por ejemplo, la unión de jardi-
nes dispersos en un ecosistema distribuido— sino que
forma parte de la masonería desde sus orígenes especulati-
vos.
Es por ello que no sorprenden las vinculaciones entre el
pensamiento masónico y la Institución Libre de Enseñanza, y
esto no implica que los fundadores fuesen necesariamente
masones:
En primer lugar, la completa asimilación del pensamiento
masónico de Krause que hicieron los krausistas españoles que
fundaron la Institución Libre de Enseñanza, tanto a través de la
lectura directa de su “Ideal de la Humanidad” como del otro
trabajo masónico suyo que apareció en el Tagblatt des Mensch-
heitlebens, y que, como ha demostrado Enrique M. Ureña, Sanz
del Río publicó en España sin ningún tipo de adaptación bajo el
título de Ideal de la Humanidad para la vida.
Y en segundo lugar, el hecho de que el primer modelo educati-
vo de la ILE fue la masónica Universidad Libre de Bruselas.
No debe olvidarse que en aquellos momentos la filosofía oficial
de la flamante universidad bruselesa era la enseñada por el
krausomasón Tiberghien. En este mismo orden de cosas, debe
recordarse también que Giner y Cossío mantuvieron contactos

[130]
en 1875 con Sluys, compañero de logia de Tiberghien y figura
señera del Gran Oriente de Bélgica, para recibir orientación y
consejo acerca de la gran obra que habría de realizar después en
España la Institución Libre de Enseñanza 47.
Los valores educativos de la ILE fueron llevados a la
práctica en un contexto histórico en el que la educación
pública aún seguía condicionada por el clero.
Cuando Francisco Giner de los Ríos, Fernando de Castro,
Nicolás Salmerón y Julián Sanz del Río fueron retirados de
sus cátedras —matizando que Giner de los Ríos renunció a
su cátedra voluntariamente— no encontraron otra vía que
establecer una institución privada única en su tiempo.
Por suerte a día de hoy existe libertad de cátedra y las polí-
ticas públicas apuestan por una educación laica. El proyecto
moderno se ha conseguido, o casi.
“El Ministerio cree conveniente desterrar a los tres profesores a
Lugo, Cádiz y Cáceres, respectivamente, para evitar disturbios.
El procedimiento resulta tan arbitrario que suscita una oleada
de protestas prácticamente generalizadas entre el profesorado.
Pero en la correspondencia mutua que mantienen los desterra-
dos comienza a perfilarse el propósito de crear una institución
en la que puedan ejercer su labor de enseñantes, sin interrup-
ciones ni temores a tales desafueros.
No fue tan fácil conseguirlo. Poco después se debate en el Par-
lamento la nueva ley de enseñanza, y los conservadores cano-
vistas defienden la enseñanza estatal, dándose la paradoja que
no deja de señalar el ultramontano Pidal, de que defienden una
doctrina que está en el programa de los partidos radicales de
otros países europeos. Sin embargo, hay que hacer notar que lo
que los partidos de izquierda, por ejemplo franceses, defienden

47La Institución Libre de Enseñanza en la tradición del pensamiento


masónico europeo, Pedro Álvarez Lázaro. Instituto de Investigación sobre
Liberalismo, Krausismo y Masonería. Universidad Pontificia Comillas de
Madrid.

[131]
en contra de los privilegios de las órdenes religiosas en materia
de enseñanza, en España el partido en el poder lo utiliza a favor
de esos mismos privilegios, puesto que la enseñanza es oficial-
mente católica, gracias a que el Estado así se define en el artícu-
lo 11 de la Constitución de 1876.
La libertad de enseñanza, sin controles de ortodoxias, queda re-
legada a la posibilidad de establecer centros privados, que no
pueden ostentar el título de Instituto ni el de Universidad —de
ahí el nombre de Institución — y deben pasar, además, grados y
exámenes en centros oficiales. Este es el estrecho marco legal en
que se inscribe la I.L.E.48
No obstante, como se explica desde el blog Masonería Mix-
ta9:
Las conexiones entre la ILE y la Masonería son pocas. Compart-
ían objetivos pero salvo Salmerón los demás la evitaban, según
cuenta Jiménez Landi, por estar ésta demasiado politizada. Esto
no quita que, por ejemplo, el masón de El Derecho Humano,
Decroly, fundador de la Escuela Nueva, fuese un referente para
Cossio y Giner. Pero el masón Ferrer i Guardia, para ellos, de-
bido a su enfrentamiento con el Estado y las oligarquías, era un
elemento a evitar. La ILE fue una cosa de señoritos.
De hecho, existe una declaración de Giner de los Ríos en la
que manifiesta su distancia con la masonería española preci-
samente por su politización.
De todos modos, está claro que dentro de la masonería de
la época también había discrepancias políticas, obviamente.
Por ejemplo, el pensamiento de Ferrer i Guardia era clara-
mente anarquista y por tanto muy distinto al de la mayoría
de los masones de su tiempo.
El mito de la construcción de sociedades de la educación se
enfrenta hoy a un mundo con una problemática y unas
herramientas diferentes. Para empezar, el proyecto educati-

48 Teresa Rodríguez de Lecea, La escuela de la institución. Almendron.com

[132]
vo de la ILE —un proyecto moderno— ha sido traducido a la
Wikipedia —un proyecto moderno construido con herra-
mientas posmodernas— pero están por venir numerosos
modelos de acceso al conocimiento plural y distribuido,
simplemente posmodernos.
El gran reto intelectual de dignificar al ser humano en su
pluralidad es despojarse de las soluciones universales y
apostar por nuevas sociedades de la educación, con contex-
tos propios y herramientas deliberativas, con perspectivas
diferentes.
Una de las grandes enseñanzas de la masonería es la diver-
sidad y, por consiguiente, la negación de lo absoluto, pues el
templo nunca estará acabado.
Como constructores de relatos y sociedades debemos cons-
truir nuevos mitos acordes a las nuevas realidades, a la pos-
modernidad.
Un masón colombiano, Iván Herrera Michel, en su ensayo
Historia de la Masonería, plantea lo siguiente:

Podemos observar que una amenaza muy distinta se enfrenta a


la Masonería que se niega a ser funcional ideológicamente en la
era actual. Y esta consiste en el hecho innegable de que la pro-
puesta que llenó de gloria durante los siglos XVIII a XX a la Or-
den corresponde a la etapa de la humanidad conocida como
Modernidad. A esta forma de concebir el mundo pertenecen las
Reformas Liberales de Alemania, el lema de Fraternidad, Liber-
tad e Igualdad de la Revolución Francesa, la Independencia de
América, el Liberalismo político, las reivindicaciones nacionalis-
tas, y la fundación de Clubes de servicios como el Rotario, el de
Leones, etc. Hoy por hoy, los grandes temas de la Modernidad
se encuentran en crisis frente a una nueva concepción de la ma-
nera ética de relacionarse los hombres en sociedad que se ha
dado en llamar posmodernidad. Lo de hoy es lo incluyente, lo

[133]
multicultural, lo multiético, lo plural y la revisión de los para-
digmas.

[134]
La masonería posmoderna

C
on la posmodernidad, la construcción de nuevos mi-
tos se ha convertido en un proyecto operativo para
aquellos que defendemos los valores tradicionalmen-
te entendidos como humanistas.
Nos enfrentamos a la caída de los grandes relatos, a la su-
bordinación del saber —que en el relato emancipador del
modernismo tenía como fin la liberación y el progreso de la
humanidad— al valor técnico.
En una plancha sobre el fenómeno posmoderno, el masón
Virgilio Salinas analiza desde la perspectiva crítica del
humanismo sus diversas caras:
Para muchos la posmodernidad se inicia luego de la Segunda
Guerra Mundial, del capitalismo tardío, del comienzo de la
época posindustrial, es decir, luego del keynesismo, donde los
estados ejercían control sobre el mercado a fin de garantizar el
bienestar. La diferencia más importante del capitalismo tardío
es que el saber, y en especial el conocimiento científico, no sólo
es mercantilizado, sino que se convierte en la principal fuerza
productiva en sustitución de la materia prima y la mano de
obra. Esta nueva forma de producción capitalista afecta a la
propia estructura del saber, que va a convertirse en un produc-
to, en una mercancía más.
[...] La formación del sujeto, tanto individual

[135]
como colectivamente, ha pasado por un sometimiento a leyes y
no al despliegue ni del sujeto, ni de sus potencialidades, debido
a la necesidad de estandarización que la industria capitalista
considera menester para la homogenización tanto de la produc-
ción como del consumo y, por tanto, del sujeto. Con ello, los
constructores del posmodernismo establecen que el sujeto no es
ni libre ni autónomo.
[…] No ha sido un avance en dirección a la libertad, sino la di-
solución de la idea ilustrada de la emancipación y que fuera en-
carnada en los estados democráticos que, cada vez más, ven re-
ducir su poder a favor de entidades supranacionales no de-
mocráticas49.
En cierto modo, se puede decir que se ha priorizado la op-
timización de la producción ante el desarrollo de la libertad
humana, centrándose en producir consumo y consumidores.
¿Pero realmente es eso lo único que nos ha traído el último
siglo?
¡No! ¡Es obvio lo transformador del paradigma tecnológi-
co! ¡Sus beneficios para la humanidad son evidentes! ¡Y la
solución no es promover un nuevo movimiento ludista, sa-
tanizar el valor técnico o anhelar la Modernidad! ¡Eso es ab-
surdo!
Tenemos que reinventar el mundo utilizando la tecnología,
emancipando al individuo mucho más de lo que lo hicieron
los estados modernos.
Las ciencias de la computación han diseñado las herra-
mientas en las que se enmarca el mito del ecosistema distri-
buido; mi llegada a la masonería y la publicación de este en-
sayo son resultados de la posmodernidad.

49Este texto es un extracto de una plancha pública de Virgilio Salinas, un


hermano de la logia Cosmopolita 13 Nº 1 de la Gran Logia del Norte del
Perú.

[136]
¡Hay que construir nuevos relatos que incluyan los logros
posmodernos como herramientas de desarrollo personal y
social!
Software libre.
Blogs.
Redes distribuidas.
Ideas posmodernas, nuevos mundos.

[137]
La deliberación como base comunitaria

E
n una comunidad de individuos ligados a un proyecto
compartido la deliberación es la principal herramienta
de construcción, la base de la generación de conoci-
miento.
Dicho de otro modo, para que en base a un proyecto
común pueda construirse una comunidad real —de indivi-
duos que se reconocen como iguales— que trabaje unida es
necesario definir un espacio deliberativo.
Con la teoría de la democracia deliberativa, Habermas busca
terciar en la discusión entre la concepción liberal de la demo-
cracia como protección de los derechos individuales y la pers-
pectiva republicana que sostiene la primacía de los derechos de
participación política, que no es sino la vieja dicotomía abierta
por Benjamín Constant entre la libertad de los modernos y la li-
bertad de los antiguos. La manera especial en la que Habermas
diseña una alternativa que supere la polarización proviene de
una concepción de la política como deliberación, como acción
deliberativa, que podría explicarse como un proceso de auto-
comprensión de los ciudadanos, participantes en una comuni-
dad lingüística en permanente diálogo. 50

50 Habermas y la democracia deliberativa. Juan Fernando Segovia. Marcial


Posns.

[138]
En este análisis sobre el pensamiento de Habermas se con-
sidera, no obstante, a la comunidad como una entidad abs-
tracta concebida desde una percepción universalista y, por
tanto, incompatible con identidades reales: al margen de la
identidad del individuo, la identidad colectiva sólo puede
darse si se cumple el principio de igualdad, así como si se
parte de un conjunto de afinidades, relaciones o intereses
comunes:
Esa pertenencia —abstracta y universal— facilita la descripción
teórica de una situación ideal en la que los ciudadanos, gozan-
do de autonomía personal, se reconocen y condicionan recípro-
camente mediante la autolegislación, es decir, la situación ideal,
también, en la que los ciudadanos gozan de autonomía políti-
ca.51
La logia es una realidad concreta, es una comunidad de
iguales que se reconocen como tales. Es, por tanto, un espa-
cio acotado que permite la deliberación.
Para que un espacio deliberativo genere cohesión debe ir
ligado a un progreso de lo vertical a lo horizontal.
¿Qué ideas nos da el esquema de trabajo de la logia?
El espacio masónico responde a un modelo iniciático:
1. Dota a todos los individuos de la comunidad masónica
de la posibilidad de formación (igualdad).
2. Garantiza un incremento del poder de decisión a mayor
desarrollo formativo (libertad).
3. Asegura la calidad de las decisiones, la cohesión grupal
y el placer estético mediante procesos deliberativos
pautados mediante el rito (fraternidad).

51 Habermas y la democracia deliberativa. Juan Fernando Segovia. Marcial


Posns.

[139]
Por tanto, en el trabajo concreto e interno de una comuni-
dad sería interesante considerar como fundamental un espa-
cio deliberativo —el ateneo, la logia o la asamblea — como
garante de la calidad del proceso político, que bien podría
asumir:
1. La capacitación progresiva de los miembros, mediante
la implantación de una sociedad de la educación don-
de se cuente con herramientas para dotar de viabilidad
a las aportaciones.
2. La deliberación como proceso de desarrollo de ideas y
propuestas. Esto es, la necesidad de un protocolo de
debate que permita un desarrollo colectivo basado en
el intercambio y el respeto y del cual emerjan, en se-
gunda instancia, las propuestas a votar.
3. La democracia —que en una comunidad en red además
podría utilizar un modelo de democracia directa
electrónica52— como herramienta de decisión.

52 En el siguiente capítulo se ampliará este nuevo paradigma de decisión.

[140]
Ideas posmodernas para
comunidades heterogéneas

E
xisten diversos modelos que pretenden superar la
homogenización y afianzar la descentralización de la
democracia, pero faltan apuestas por la distribución
de comunidades en red.
La apuesta ideológica del momento no son los municipios
ni los estados sino las comunidades identitarias, que surgen
de Internet y las nuevas formas de relación.
Antes de la era de las redes, el ideal de muchos era el mu-
nicipalismo como semilla de un ecosistema geopolítico. En
palabras de Bookchin:
La Comuna, como municipalidad o ciudad, debe evitar un pa-
pel puramente funcional de un estado económico y pasar a ser
un «centro de implosión» (usando la terminología de Lewis
Munford) que realce las comunicaciones sociales internas y el
acercamiento de los miembros de la misma, de forma que se
demuestre su función histórica transformando esa población
casi tribal, unida por lazos de sangre y por costumbre, en un
cuerpo político de ciudadanos unidos por valores éticos basa-
dos en la razón53.

53 Seis tesis sobre Municipalismo Libertario. Murray Bookchin.

[141]
El municipalismo libertario surgió en el caldo prebiótico
del anarquismo como una alternativa al centralismo del es-
tado nación. Fundamentado en la democracia directa, pre-
tendía la consecución de una red descentralizada de munici-
pios o barrios en cuyas interacciones se definiera un espacio
público federal.
En el territorio español, actualmente, existen iniciativas que
fomentan la interactuación en red de las administraciones lo-
cales como la Federación Española de Municipios y Provin-
cias54.
Podemos encontrar puntos en común entre el pensamiento
libertario y el municipalismo neoliberal, precisamente por-
que apuntan a redes descentralizadas.
Sin embargo, para aproximarnos a modelos como las redes
logiales hay que dar un paso más y pasar de una organiza-
ción descentralizada a una distribuida.
¿Fue el error del anarquismo su topología?
Como dijo Manuel Castells55:
En realidad, la fuerza de las ideologías (cuyos mitos son atem-
porales) depende de su contexto histórico. Y mi hipótesis es que
el anarquismo, en contra de la creencia general, se adelantó a su
tiempo. [...]
Ahora bien, la gran dificultad para el anarquismo siempre fue
cómo conciliar la autonomía personal y local con la complejidad

54 http://www.femp.es
55 Manuel Castells Oliván es un sociólogo y profesor universitario, ca-
tedrático de Sociología y de Urbanismo en la Universidad de California en
Berkeley, así como director del Internet Interdisciplinary Institute en la
Universitat Oberta de Catalunya.
Según el Social Sciences Citation Index 2000-2009, MANUEL CASTELLS es el
quinto académico de las Ciencias Sociales más citado del mundo y el
académico de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)
más citado del mundo.

[142]
de una organización productiva y de la vida cotidiana en un
mundo industrializado y en un planeta interdependiente. Y es
aquí donde la tecnología resultó ser una aliada del anarquismo
más que del marxismo. En lugar de grandes fábricas y gigantes-
cas burocracias (base material del socialismo), la economía fun-
ciona cada vez más a partir de redes (base material de la auto-
nomía organizativa). Y en lugar de estados nación controlando
el territorio, tenemos ciudades Estado gestionando los inter-
cambios entre territorios. Todo ello a partir de internet, móviles,
satélites y redes informáticas que permiten la comunicación y el
transporte local —global a escala planetaria. Esto no es mi in-
terpretación de los hechos, sino el discurso explícito que se da
en los debates de los movimientos sociales, tal como ha sido do-
cumentado en el espléndido libro reciente de Jeffrey Juris sobre
el tema. O sea, la disolución del Estado y la construcción de una
organización social autónoma a partir de personas y grupos
afines, debatiendo, votando y gestionando mediante la red in-
teractiva de comunicación. ¿Utopía? No, ideología. Acuérdese
de la distinción: la utopía prefigura el mundo deseado. La ideo-
logía configura la práctica.
Otro viejo ideal del que vuelve a hablarse últimamente es
la democracia directa, en la el ciudadano no delega el poder
legislativo en un representante o gobernante.
En este régimen de toma de decisiones cuyo origen se re-
monta al demos griego es la ciudadanía la que tiene el papel
activo.
La existencia de las famosas comunas y cantones que, em-
bebidas en el estado suizo, apuestan, para ciertas decisiones,
por este tipo de democracia frente a la habitual democracia
representativa, es un claro ejemplo de la vigencia de este sis-
tema en antiguas estructuras.
Uno de los inconvenientes tradicionales de la democracia
directa era la lentitud de los procesos, un motivo que ha lle-
vado a muchos a defender la democracia electrónica o e-
democracia.

[143]
¿Cuál puede ser el papel de las nuevas tecnologías de la in-
formación y la comunicación (TIC) en la toma de decisiones?
Según la Wikipedia:
A pesar de que el objetivo final de la e-democracia se dirija a la
participación plural de la ciudadanía, es difícil conseguirlo di-
rectamente y se pueden definir unas etapas o fases, de forma
que faciliten la consecución satisfactoria de los proyectos de e-
democracia. El grupo de trabajo del área de conocimiento e-
democracia de IT4ALL56, liderado por la CALRE (Conférence
des Assemblées Législatives Régionales d'Europe) en Europa,
establece este conjunto de recomendaciones o factores esencia-
les para la e-democracia: apertura, compromiso, proactividad,
formación en valores cívicos y multicanalidad, cada uno de los
cuales se describe a continuación:
 Apertura: las instituciones representativas están obligadas
a operar con transparencia y facilitar la participación de la
ciudadanía en sus procesos de decisión.
 Compromiso: no se trata sólo de objetivos a alcanzar, sino
que deben constituir la base sobre la que se fundamenta el
diseño estratégico y la cultura corporativa de las institu-
ciones. La apuesta por la apertura debe incorporar com-
promisos presupuestarios y medidas de transformación
organizacional vinculadas a estos valores.
 Proactividad: los ciudadanos deben actuar con responsabi-
lidad, informándose en las instituciones, consultando sus
dudas y aportando ideas.
 Multicanalidad: debe apostarse por una combinación inte-
ligente de las posibilidades que ofrece cada TIC para llegar
a todos los ciudadanos sin discriminación.
 Formación en valores cívicos: ofrecer oportunidades reales
de participación de los ciudadanos en los procesos de deci-
sión es mucho más que simple tecnología. Las instituciones
deben esforzarse por animar este intercambio simplifican-

56 http://www.it4all-regions.org

[144]
do lenguajes y procedimientos, visibilizando al máximo los
resultados que se deriven de las aportaciones cívicas y
formando, especialmente a los más jóvenes, en la cultura
de la responsabilidad y la participación.
En España, la llegada del Partido de Internet (PDI)57, can-
didato en 2012, es la primera incorporación a las opciones
electorales de un modelo de decisión directo. Este partido
aún representa un híbrido entre el paradigma representativo
y el paradigma de democracia directa electrónica. Su inten-
ción es alcanzar una posición parlamentaria desde la que
efectuar un programa político transparente en el que las de-
cisiones tomadas dependan únicamente de las propuestas y
votaciones en red.
Para ello —dicen— el PDI contará con una plataforma web
desde la que todos los ciudadanos con derecho a voto en te-
rritorio español podrán llevar a cabo por internet, mediante
el DNI electrónico, un control directo de las decisiones par-
lamentarias.
La idea del PDI no deja de ser revolucionaria frente a la
imposición del bipartidismo de listas cerradas, cada vez más
alejado del verdadero ideal democrático.
No obstante, incluso ampliando el rango de decisión desde
el representante al ciudadano, la doble posibilidad de pro-
puesta y voto sigue sin resultar convincente en el gran juego
de los proyectos universalistas.
Incluso fomentando espacios deliberativos como se plan-
teaba en el capítulo anterior, la democracia directa en el es-
pacio político estatal resulta un paradigma inabarcable que,
desde luego, no forma parte de mi lucha.
La clave, según parece, está en la topología distribuida.
De los jardines emergerán los ecosistemas.

57 http://www.partidodeinternet.es/

[145]
[146]
Voces profanas

E
l derecho a la diferencia es el derecho a la fragmentación
social desde el individualismo liberal. No hay una recu-
peración humanista del individuo, tan sólo una visión de
mercado y de intercambio. La posmodernidad viene a justificar,
en consecuencia, un modo de vida, sin solidaridad ni projimi-
dad. […] Hablar de justicia para todos, de lucha de liberación
de los oprimidos, de constitución de una sociedad democrática
y participativa, representan ilusiones totalitarias de la moder-
nidad. Esta argumentación busca invalidar la crítica teórica y
práctica que se le formula desde el pensamiento emancipador y
contestatario al sistema hegemónico modernista. De esta situa-
ción resulta la fragmentación del todo, la disolución de cual-
quier canon, la ironización de las grandes convicciones, la per-
manente crisis de identidad, la renuncia a cualquier profundi-
dad, denunciada como metafísica y esencialista, la destrucción
de las razones para cualquier compromiso fundamental. [...] Si
la sociedad posmoderna se halla estructurada alrededor de la
ideología individualista, entonces para superarla importa decir,
en las palabras de Gramsci, que hay que elaborar una ideología
cultural, estructurarla alrededor de la tradición de solidaridad y
la búsqueda de modalidades cada vez más incluyentes de justi-
cia social y de formas de comunicación participativa, que políti-
camente se concreten en la democracia social participativa, de
abajo hacia arriba, abierta a las diferencias y a la comunicación

[147]
de las autenticas subjetividades, que irán a constituir las fuerzas
de un nuevo orden social y de un nuevo sentido social.58
¿Podrá el constructor posmoderno trazar los nuevos rela-
tos? ¿Podrán basarse las diversas sociedades de la educación
en la transnacionalidad? ¿Podremos tomar como referencia
el mito del ecosistema distribuido para afianzar la cohesión
de comunidades en red?
La masonería posmoderna debe generar un conocimiento
cuya demanda vaya implícita en las necesidades sociales ac-
tuales, un conocimiento no académico por lo multidiscipli-
nar y subjetivo del mismo, construido a partir de enfoques
múltiples.
El conocimiento masónico es el resultado de una síntesis de
perspectivas, una síntesis que puede partir conjuntamente de
un médico, un músico, un educador, un artesano, un vende-
dor, un mecánico y un psicólogo clínico. En los debates
masónicos las fuentes son tanto bibliográficas como persona-
les y se debaten entre iguales.
El objetivo es el desarrollo humano y, por tanto, puede de-
cirse que tanto su origen como su destino tienen un carácter
relativamente público.
Además, mi idea no es otra que fomentar la deliberación en
las redes profanas.
Debido a ello, he decidido incorporar a este ensayo sobre la
masonería adogmática en la construcción de sociedades la
voz de individuos que en su calidad de ciudadanos, al mar-
gen de su pertenencia o no pertenencia a la masonería, dese-
an compartir opiniones y proponer estrategias en favor del

58Modernidad y posmodernidad. Entre el humanismo histórico y la razón


escéptica. Álvaro E. Márquez-Fernández. Facultad de Humanidades y
Educación, Universidad del Zulia.

[148]
progreso de la humanidad, interpretado por cada uno a su
manera.
Puede que apuesten por lo universal o lo concreto, pero a
fin de cuentas representan esa pluralidad ideológica e identi-
taria que corresponde a la posmodernidad.
Sus palabras también reflejan dudas muy comunes sobre la
realidad masónica que, en mi opinión, no tienen otro fun-
damento que el secretismo y la especulación literaria.
Aunque el objetivo original era incorporar mayor diversi-
dad en las opiniones, muchos rechazaron la entrevista por
motivos personales.
La principal meta de la masonería no es instaurar un pen-
samiento masónico dogmático y cerrado —que no existe—
sino favorecer el entendimiento de los seres humanos al
margen de sus diferencias.
De hecho, mucho de lo dicho en este ensayo se correspon-
de con ideas personales que dudo mucho que compartan la
mayoría de los masones.
Para la elaboración de este libro he contado con el apoyo
de distintos hombres y mujeres, algunos de ellos de relevan-
cia pública. Sus voces son las de una humanidad posmoder-
na y diversa que pretende que el mundo en el que vivimos
sea algo mejor, independientemente de la diversidad de sus
ideologías o creencias. Todos son ciudadanos, voces profa-
nas.

[149]
[150]
VOCES PROFANAS

La masonería abre sus redes


y escucha voces profanas

[151]
[152]
ROSA REGÀS

Rosa Regàs nació en Barcelona, donde se licenció en Filosof-


ía. Trabajó en la Editorial Seix Barral con Carlos Barral de
1964 a 1970 y en 1970 fundó la Editorial La Gaya Ciencia y
las revistas Arquitecturas Bis, Cuadernos de la Gaya Ciencia
y Quaderns de la República y la Guerra civil.
De 1983 a 1994 fue traductora freelance en las Organiza-
ciones de las Naciones Unidas en Ginebra, Nueva York, Nai-
robi, Washington y París, de 1994 a 1998 dirigió el Ateneo
Americano de la Casa de América de Madrid y de 2004 a
2007 fue Directora General de la Biblioteca Nacional de Es-
paña, cargo del que dimitió a finales de agosto de 2007.
Desde entonces vive entre el Ampurdán (Girona) y Barce-
lona y se dedica entre otras cosas a actividades literarias.
Publicaciones:
Ginebra, (ensayo sobre la ciudad), Destino 1988, 2001;
Memoria de Almator, (novela), Destino 1991, 2003;
Azul, (novela), Destino 1994 2003 Premio Nadal 1994;
Canciones de amor y de batalla 1993-995, El País Aguilar (artí-
culos), 1995.
Viaje a la luz del Cham, (viajes), Plaza & Janés 1995. 2002, 2005.
Pobre corazón, (relatos), Destino 1996, 2002.
Desde el mar, (selección de textos), Alianza Editorial, 1997.
Más canciones 1995-1998, Prames (artículos), 1998.
Sangre de mi sangre. La aventura de los hijos , (ensayo), Temas
de hoy 1998, Planeta 2006.

[153]
Sombras, nada más, (relatos) Universidad de México, 1998.
Luna lunera, (novela), Areté 1999. Premio Ciutat de Barcelona
1999.
La canción de Dorotea, (novela), Planeta 2001, 2002. Premio
Planeta 2001.
Per un món millor. Ara Llibres, 2002.
Diario de una abuela de verano, Planeta 2004, 2006.
El valor de la protesta. El compromiso con la vida , Icaria 2004.
Volcanes dormidos, Un viaje por Centroamérica, Ediciones B
2005 (en colaboración con Pedro Molina Temboury) Premio
Grandes viajeros 2005.
Memòries de la Costa Brava. Una edat d´or; un paisatge gloriós.
Editorial Lupita Books, 2005.
Viento armado (relatos), Planeta 2006.
Sus novelas han sido traducidas al francés, italiano, portu-
gués, alemán, sueco, griego, japonés, árabe, turco, chino y
neerlandés.
En 2005 recibió del presidente de la República Francesa la
condecoración de Chevalier de la Légion D’Honneur, y al
año siguiente la Creu de Sant Jordi del President de la Gene-
ralitat de Catalunya, entre otras condecoraciones recibidas
de los gobiernos de diversos países.

[154]
1. ¿Cuál es su opinión respecto al laicismo?
Es una opción personal a mi modo de ver inteligente y
lúcida, que aplicada a las labores del Estado hace más libres
a los ciudadanos que ya no estarán obligados a soportar las
interferencias de las iglesias en la vida de la nación con el
pretexto de la tradición, o lo que es peor, de que esa religión
se erija en la identidad del país. Si un país es laico aplica la
igualdad a todos los ciudadanos. Quiere decir que educa a
sus hijos en la escuela pública y laica, el más alto bien al que
puede aspirar una sociedad que pretende ser democrática.
La educación religiosa recae entonces en las instituciones re-
ligiosas, no en el estado, no en los que sin ser religiosos pa-
gamos nuestros impuestos: la católica queda reducida a su
ámbito, la parroquia; la musulmana a la mezquita; y la judía
a la sinagoga.
2. ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para que perso-
nas de ideologías y creencias distintas puedan convivir en
un marco de respeto?
Sólo la educación y la cultura pueden conseguirlo. Si todos
los ciudadanos fueran capaces de separar lo que son las ide-
as de lo que son las creencias, (considerando que las ideas
son universales y por lo tanto aplicables a todos los seres
humanos, y por el contrario las creencias no son universales
sino que pertenecen al ámbito de lo particular y por tanto
limitado) entonces entenderíamos que nadie puede imponer
a los demás creencias como la religión, la tradición, las cos-
tumbres, la moral, frente a la libertad, igualdad y justicia de
las ideas.
El fundamentalismo social, particular o estatal no es más
que esto: querer imponer una creencia a los demás.
3. ¿Considera que la palabra es la herramienta clave para
construir un mundo más justo?

[155]
Creo que la palabra es la expresión de la cultura pero tam-
bién es la expresión de la mentira, del odio, de la corrupción
y de la manipulación. Por tanto prefiero decir que sólo la cul-
tura, entendida no como manifestación mediática sino como
conocimiento, es lo único que puede hacer progresar el
mundo, y hacerlo más junto y mejor.
4. La masonería adogmática tiene como objetivo el desarro-
llo de sociedades laicas y democráticas en las que se cum-
plan los derechos humanos, tomando como base el pensa-
miento racional al margen de pautas reveladas segregativas.
¿Qué opinión le merece?
Es un objetivo inmejorable para que la sociedad sea más fe-
liz y para que el mundo sea mejor. ¿Cómo podría no creer
que es exactamente lo que necesitamos a día de hoy?
5. ¿Cree que en sus debates pueden realmente surgir ideas
transformadoras?
Por supuesto. Sólo en el debate puede surgir el conoci-
miento, y mucho más si se parte de unas premisas y una vo-
luntad de entender la realidad tal como es y no tal como
quieren los poderosos, sean religiosos, políticos o financie-
ros, que la veamos.
6. En la actualidad nos enfrentamos a la muerte de los
grandes relatos. ¿Qué estrategias propone para recuperar los
retos de la Modernidad y mentalizar a los ciudadanos de la
importancia de valores como la solidaridad?
La educación en la libertad y en la convivencia. La educa-
ción en la igualdad y en la justicia. La educación en la recu-
peración del esfuerzo como elemento indispensable para
conseguir el conocimiento, y la curiosidad que nos abre
ámbitos desconocidos y nos convierte en creadores. La edu-
cación en valores alejados de los que hoy dominan la mente
de jóvenes y viejos: el éxito y el dinero a cualquier precio.
Sólo así seremos conscientes de la injusticia que domina el

[156]
mundo y entenderemos que como ciudadanos lo que se pide
de nosotros es que luchemos por conseguir la justicia univer-
sal, cada cual del modo que sepa y pueda hacerlo.
7. ¿Qué opina sobre la financiación de proyectos de Coope-
ración para el Desarrollo?
Creo que son de gran ayuda pero también entiendo que
muchas veces son un telón que no nos deja ver lo que de
verdad ocurre en los países pobres, sometidos todavía a un
colonialismo económico disfrazado de ayuda, como los del
Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que los
hace a ellos más pobres y a nosotros más ricos. Quisiera per-
tenecer a un país cuyo gobierno luchara junto a esos pueblos
esclavizados para que pudieran desprenderse de ese some-
timiento, que denunciara esta esclavitud económica ante los
foros internacionales. Sería para ellos tanto o más útil que
enviarles latas de carne o darles créditos para abrirles fábri-
cas o talleres que no saben cómo hacer funcionar y que los
sumirán todavía más en el pozo de la deuda. Pero sé que es-
tos gobiernos no existen.
8. Este ensayo plantea como metáfora constructiva la
"transformación de jardines dispersos en un ecosistema dis-
tribuido", algo así como una globalización más justa. ¿Cree
que es esto posible en un mundo en el que los conflictos si-
guen siendo provocados bajo los intereses económicos de los
países desarrollados?
Por el momento no creo que pueda darse otra globaliza-
ción que la que preconizan y disfrutan los países ricos que en
todos los países del mundo pueden instalarse, vivir, abrir
negocios, producir y exportar lo que se les antoje, hacer na-
vegar por el mundo sus transacciones financieras a coste ce-
ro lo que les permite especular y hundir empresas, bancos,
incluso países, etc. Nada de esto pueden hacer los ciudada-
nos de los países pobres como comprobamos todos los días

[157]
con las importaciones, con los permisos de residencia y de
trabajo, etc. El mundo está regido no solo por los más ricos y
poderosos sino por los más codiciosos y faltos de conciencia
moral, social y de cualquier otro tipo.
9. ¿Qué piensa sobre la violencia?
La violencia es inherente al hombre y no tanto a la mujer,
aunque lo usan ambos para satisfacer su codicia. Todo reside
en la codicia, incluso la justificación de la violencia. Por tanto
cualquier solución de los problemas que crea la violencia ha
de ser tratado por la educación, el control justo de las activi-
dades de la sociedad y el diálogo entre tribus, etnias, nacio-
nes o culturas. Sin este diálogo, sin que seamos capaces de
salir de nuestro reducto y hacer un esfuerzo por entender la
posición y la situación del que tenemos enfrente, la violencia
no cesará, como no ha cesado en lo que va de Historia de la
Humanidad.
10. ¿Cuál es su opinión entonces sobre el apoyo militar?
Hay un aspecto de la defensa militar que se parece a otro
del tráfico de drogas: las consecuencias negativas de su au-
sencia son infinitamente menos traumáticas que las conse-
cuencias de un mundo regido por ellas. Hay países que no
tienen ejército y funcionan tan bien o tan mal como sus veci-
nos armados hasta los dientes. No tiene sentido destinar los
miles de millones de dólares o de euros que pagan en im-
puestos de los ciudadanos para investigar y fabricar armas
de destrucción, masiva o no. Porque no es la defensa lo que
buscan esas armas, sino el ataque y la destrucción del ene-
migo o del que simplemente tiene lo que nosotros queremos.
Véase como ejemplo entre los cientos que comprobamos a
diario, la guerra de Irak. Una vez más la codicia. Codicia de
petróleo, los Estados Unidos de América; codicia de presti-
gio de estar con los grandes, España.

[158]
BEATRIZ RUSSO
Beatriz Russo, poeta y narradora, nace en Madrid. Es licen-
ciada en Filología Hispánica, magíster en la enseñanza de
español como lengua extranjera y traductora de italiano,
inglés y francés.
Durante años ha ido combinando su creación literaria con
numerosos recitales poéticos y ponencias en Universidades
de España, Italia, Francia, México (D.F., Morelia, Toluca), en
festivales de poesía, jornadas literarias y en cafés y centros
culturales.
Asimismo ha colaborado en prensa, radio y televisión.
Su obra es difundida constantemente por diferentes cana-
les de comunicación tanto nacionales como internacionales.
Es colaboradora de la revista electrónica de poesía Ibi Ocu-
lus y miembro del consejo editorial del Canal Iberoamerica-
no de autores Conoceralautor.com.
Ha publicado los libros de poemas En la salud y en la en-
fermedad, La prisión delicada, Universos Paralelos, Apren-
dizaje y Los huecos de la lluvia.
Su poesía ha sido incluida en varias antologías y en nume-
rosas revistas literarias tanto impresas como en red. Como
narradora ha escrito las novelas La versión de Eva Blondie,
La montaña rusa y El monte de las amapolas voladoras.

[159]
1. ¿Cuál es su opinión respecto al laicismo?
Si tenemos en cuenta que el laicismo no condena la exis-
tencia de ideologías religiosas ni se identifica con ninguna,
sería algo así como una forma virgen o neutra de conciencia
donde prima el respeto por el libre pensamiento.
Sin embargo, dentro de ese respeto quisiera añadir un ma-
tiz. El hecho mismo de tolerancia supone convivir con dife-
rentes modos de actuar y pensar sin juzgarlos, pero esto
también puede ser una moneda con dos caras, puesto que
dentro de la tolerancia hay que valorar la no violación de los
derechos humanos. En esta sociedad coexisten ideologías
que dañan dichos derechos, como el integrismo religioso que
obstaculiza el desarrollo.
Por tanto, ¿hasta qué punto la tolerancia, en términos gene-
rales, no supone una forma simplista de aceptar incluso lo
que es nocivo para nuestro desarrollo?
El planteamiento de esta cuestión me hace pensar en que al
fin y al cabo el hecho mismo de estar hablando de laicismo y
defenderlo es también tomar una postura combatiente; por
tanto, no es tan neutra como se presupone. No basta con de-
fender el libre pensamiento sino que es necesario intentar
concienciar a la sociedad de lo que le es perjudicial para su
propia evolución. Esta labor resulta mucho más complicada
porque al laico se le presupone una individualidad adogmá-
tica.
El laicismo no está normalizado ni se recogen sus precep-
tos en manuales para que los fieles los lean en grupo, ni po-
see instalaciones donde se reúnan y se afiancen como con-
gregación, ni hay un ser superior, ni una jerarquía, ni votos,
ni penitencias, ni iconografía, ni festividades que les reúna
en celebraciones, etc. El laico está solo, tan solo como la pri-
mera perra astronauta.

[160]
2. ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para que perso-
nas de ideologías y creencias distintas puedan convivir en
un marco de respeto?
Es cierto que el respeto es a lo que toda ideología debería
aspirar. Sin embargo, creo que es necesaria una revisión de
los valores promulgados en cada ideología por parte de sus
integrantes, es decir; que cada religión revisara sus preceptos
y cambiara aquellos que pudieran constituir un perjuicio pa-
ra los derechos humanos y fueran un obstáculo para la con-
vivencia social. Y esa revisión ha de adecuarse a los tiempos
porque muchas de ellas se basan en normas antiquísimas,
anacrónicas absolutamente con nuestra época. Nunca he en-
tendido por qué cuesta tanto trabajo la actualización de las
creencias si el ser humano es evolutivo y no involutivo. Su-
pongo que tiene algo que ver el sistema de jerarquías en las
que se fundan casi todas las ideologías y religiones. Si todos
sus integrantes estuvieran al mismo nivel y su grado de par-
ticipación en las decisiones fuera el mismo para todos (algo
así como una república de la fe), seguramente se harían más
avances en la modernización de sus normas o leyes. De todas
formas, creo que tener fe o creencias y no tenerlas no debería
tener nada que ver con el prójimo, es algo personal. No en-
tiendo el gregarismo y el exhibicionismo religioso. No esta-
mos hablando de política, donde las cuestiones económico —
sociales atañen a la sociedad y es normal el partidismo, sino
de un sentimiento o devoción entre un ser supremo y uno
mismo que a nadie más debería importarle, salvo en el caso
en que se decida compartir el entusiasmo con otros creyen-
tes, tal y como nosotros, los poetas, nos reunimos en tertulias
literarias.

[161]
3. ¿Cree que la palabra es una herramienta para conseguir
un mundo más justo?

Por supuesto que es una herramienta. Sin embargo, la his-


toria nos ha demostrado que la palabra puede ser útil tanto
para hacer el bien como el mal. Por tanto, si queremos con-
seguir un mundo más justo, ésta debería ir siempre vincula-
da a un estado de conciencia, a una predisposición a hacer el
bien.
Mientras el ser humano no tenga esta intención no hay na-
da que hacer. La palabra debe ser una herramienta de con-
cienciación social que actúe respaldada por el pensamiento.
Creo que en un mundo actual que se mueve por imágenes, lo
tiene difícil. Y es cierto aquello de “más vale una imagen que
mil palabras”. Ahora la publicidad comercial lanza campa-
ñas que no hacen sino desviar la atención colectiva del ser
humano. Todo se basa en productos de uso individual y esto
está suponiendo la alienación de la sociedad. Se ha escrito
tanto sobre las injusticias de este mundo, tantos ensayos,
artículos periodísticos, obras literarias y ya hemos visto los
resultados.
Aunque yo soy de aquellos seres pragmáticos que piensan
que “Obras son amores y no buenas razones”. Palabras sí,
siempre, pero palabras que hagan mover piernas y brazos.
4. La masonería adogmática tiene como objetivo el desarro-
llo de sociedades laicas y democráticas en las que se cum-
plan los derechos humanos, tomando como base el pensa-
miento racional al margen de pautas reveladas segregativas.
¿Qué opinión le merece? ¿Cree que en sus debates pueden
realmente surgir ideas transformadoras?
Siempre y cuando el desarrollo de sociedades laicas y de-
mocráticas partan de la base de la aceptación de otras ideo-
logías me parece buena iniciativa. No olvidemos que no to-

[162]
das las personas con creencias religiosas son integristas, hay
gente que necesita un apoyo espiritual para poder seguir
adelante. Tener fe es algo lícito así como estar suscrito a una
religión y de igual modo, no tenerla es absolutamente respe-
table. Nadie tiene el derecho de intentar imponer una fe a al-
guien que no la tiene, es algo así como no tener mano, im-
plantar una postiza y pedir que sintamos al acariciar. De
igual modo, intentar quitársela a quien la tiene, me suena a
amputación.
El término masón y el laicismo están cargados de connota-
ciones históricas que no muchos entienden y puede desvir-
tuarse su objetivo. No es la primera vez que se propone algo
así, recordemos la Ilustración.
A mí como creadora me conviene el laicismo, puesto que
borra todo linde dogmático y demagógico. Incluso en lo per-
sonal.
Afortunadamente mi ideología coincide con mi convenien-
cia, no me crea ningún conflicto interior, pese a que hoy en
día está mal visto no demarcarse por un movimiento, sea
político o religioso.
Yo sigo sintiendo que, aunque hayamos evolucionado en la
aceptación de la diferencia, no lo hemos logrado del todo y
nunca lo lograremos. El ser humano no lleva bien la orfan-
dad. Necesita tomar al padre, autoridad superior, como refe-
rente para justificar sus pasos. De ahí la necesidad de líderes
político —ideológicos y espirituales. La orfandad lleva con-
sigo asumir la propia responsabilidad de nuestros actos,
porque no tenemos a quien echarle la culpa de nuestros erro-
res, no podemos decir que “son los designios del Señor” o
“todo por la patria”. Ser laico implica estar solo frente a un
mundo que nos obliga a tomar decisiones de las que somos
los únicos responsables, nadie nos guía y esto resulta muy
difícil, requiere mucho esfuerzo, nadie nos da nada por escri-

[163]
to, no hay leyes, sino pautas empíricas de pensamiento au-
todidacta que se van creando a la par de la vida.
5. En la actualidad nos enfrentamos a la muerte de los
grandes relatos. ¿Qué estrategias propone para recuperar los
retos de la Modernidad y mentalizar a los ciudadanos de la
importancia de valores como la solidaridad?
Es obvio que hay que crear nuevas estrategias, las desarro-
lladas hasta ahora no sirven, o sirven solo a unos pocos. Ni
artistas, ni grupos de ayuda social, ni pensadores, ni religio-
sos lo han conseguido hasta ahora. Creo que hay que estu-
diar a la población actual, ver cuáles son sus intereses y ac-
tuar. Aunque he de confesar que soy pesimista en conseguir
un alto porcentaje de los resultados, ya que considero que
ser solidario va implícito en cada uno de nosotros. Pero sí
puede ser contagioso, pese a que la mayoría de los hombres
son solidarios mientras no se vean afectados sus intereses
personales. Sólo hay unos pocos altruistas que consideran el
bien colectivo por encima del individual. Es curiosa la gran
respuesta solidaria que se produce cuando ocurre una catás-
trofe de gran envergadura, porque al ser humano se le puede
tocar la fibra sensible a gran escala, pero no está preparado
para las pequeñas tragedias dispersas. Estas campañas de
sensibilización se lanzan a través de los medios de comuni-
cación una vez que ha ocurrido la catástrofe, pero después
nada más hasta la siguiente. Todos sabemos lo importante
que es la televisión para nuestra sociedad y, lamentablemen-
te, todos sabemos cómo es la calidad de los contenidos que
se emiten. Debería tenerse en cuenta como herramienta edu-
cacional y sacarle más partido, sobre todo con programas en-
focados a la juventud.

[164]
6. ¿Qué opina sobre la financiación de proyectos de Coope-
ración para el Desarrollo?
Lo ideal sería que los propios gobiernos se ocuparan de
ello, pero visto que la ayuda que aportan no es suficiente,
creo que es necesario que otros lo hagan. También de esta
forma, los gobiernos se benefician puesto que se ahorran
sueldos con los diferentes voluntarios que cooperan en las
organizaciones.
7. Este ensayo plantea como metáfora constructiva la
“transformación de jardines dispersos en un único ecosiste-
ma distribuido”, algo así como una globalización más justa.
¿Cree que es esto posible en un mundo en el que los conflic-
tos siguen siendo provocados bajo los intereses económicos
de los países desarrollados?
Es una idea que en principio puede sonar utópica, pero es-
to no es óbice para que se plantee. Siempre he pensado que
el problema hay que atajarlo desde la base, de lo particular a
lo general. Si el individuo funda sus valores de justicia desde
sí mismo y hacia su entorno, éste se hará extensible a un con-
texto cada vez mayor, como una onda expansiva y al final la
sociedad podría ser la suma de micro sociedades interrela-
cionadas unas con otras con un mismo fin de bien comunita-
rio. Por ello es necesario que se trabaje a fondo en los jardi-
nes particulares. Sin embargo, el hombre tiende a marcar sus
lindes con el vecino y a protegerlos con la discordia alzando
muros infranqueables y cuando tiene opción no duda en in-
vadir el jardín ajeno para acaparar más territorio.
Saramago lo relata muy inteligentemente en su Ensayo so-
bre la ceguera. En un principio la necesidad comunitaria de
los más desfavorecidos crea vínculos que inicialmente se ba-
san en hacer el bien al prójimo, pero una vez que se supera la
fase de enfrentamiento de la situación y se estabiliza co-
mienza a surgir la búsqueda de recursos para el lucro perso-

[165]
nal, porque en todas las sociedades hay individuos buenos y
malos, vivimos en el jardín del bien y el mal y esto es algo
contra lo que no podemos luchar. No obstante, creo que la
aceptación de tal dicotomía no implica la asimilación total de
esta realidad y por ende su sometimiento.
Por ello es esencial que se siga pensando que, pese a co-
existir el bien y el mal se puede combatir lo nocivo para la
sociedad en pro del sueño de un mundo feliz. Pero no el
mundo feliz narrado en la novela homónima de Aldous
Huxley, donde el ideal se consigue sacrificando otros valores
indispensables para la sociedad tales como la familia y la cul-
tura. Y he de decir que al paso que vamos, Huxley se anti-
cipó a su tiempo, las sociedades cada vez se mueven más por
intereses económicos y no éticos ni solidarios.
8. ¿Qué piensa sobre la violencia?
Sobre la violencia no hay mucho que pensar, solo conde-
narla. Creo que la violencia es la consecuencia de la soberbia
llevada al extremo. El hombre violento suele caracterizarse
por un deseo de dominación y poder sobre los otros y esta
ambición se va haciendo extensible desde lo particular a lo
general. Y surte efecto sobre el carácter débil o dependiente,
e incluso desorientado de las víctimas, sean individuales o
sociales. Los seres que usan la violencia siempre me han pa-
recido unos acomplejados, la historia lo demuestra, carentes
de argumentación pero con una alta capacidad de convic-
ción, independientemente de su nivel lingüístico y cultural.
9. ¿Cuál es su opinión entonces sobre el apoyo militar?
El apoyo militar sería positivo siempre y cuando no hubie-
ra un interés político y económico, porque es aquí donde se
desvirtúa el altruismo. Ya sabemos todos qué pueblos desfa-
vorecidos son los más susceptibles de recibir ayuda de otros
países incluso para solucionar problemas de política inter-
na…. los que tienen diamantes, petróleo o son territorial-

[166]
mente estratégicos. El ejército es tan solo una fuerza más de
orden público a gran escala que poco tiene que decidir sobre
intervenciones ya que depende del gobierno; es por tanto el
representante oficial del apoyo gubernamental y su misión
es la de acatar órdenes.

[167]
MANUEL PÉREZ CASTELL
Ha sido Alcalde del Albacete de 1999 a 2008. Actualmente es
Diputado de España por Albacete, elegido en las elecciones
generales de 9 de marzo de 2008. Su tarea parlamentaria gira
en torno al municipalismo (ha colaborado en la creación del
Grupo de Acción Parlamentaria Municipal), el desarrollo
constitucional (fue elegido Vicepresidente de la Comisión
Constitucional del Congreso de los Diputados de España) y
la educación (es Presidente de la Fundación Baile de Civili-
zaciones, cuyo objeto social es la consolidación de la ciuda-
danía por la Paz en el área mediterránea por medio del Arte,
la Filosofía y el Conocimiento mutuo).
Manuel Pérez Castell nace en 1948 en Villahermosa (Ciu-
dad Real). Licenciado en Filosofía por la Universidad Com-
plutense de Madrid y en Teología, por La Universidad de
Comillas en Madrid. Ha trabajado como profesor en Madrid,
Valladolid y Albacete. Es Catedrático de Filosofía en Ense-
ñanzas Medias. Dirigió el Centro de Profesores de Albacete y
fue Secretario del Consejo Social de la Universidad de Casti-
lla La Mancha.
Se afilió al PSOE en Albacete en 1985. Fue Secretario Gene-
ral de la Agrupación Local de Albacete y en el año 2000 fue
Presidente del Partido Socialista de Castilla La Mancha. Ele-
gido Diputado Autonómico de Castilla La Mancha por Alba-
cete para la legislatura 1995-1999.

[168]
1. ¿Cuál es su opinión respecto al laicismo?
Si hay una posición intelectual respetable a la hora de pre-
tender resolver el problema de la supervivencia, es decir, si
se pretende ser inteligente, sólo es posible tras una terapia
catártica que te limpie de prejuicios: se requiere una actitud
intelectual laica, donde el respeto sea el imperativo máximo.
2. ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para que perso-
nas de ideologías y creencias distintas puedan convivir en
un marco de respeto?
La inteligencia es la posibilidad de resolver problemas (si
consigues desenroscar la rosca de tu cafetera no sólo eres
más fuerte de quien no puede, sino que también eres más in-
teligente que quien no sabe hacerlo). Pues bien, las personas,
que estamos cargadas de prejuicios (no hemos sido los pri-
meros y compartimos un interesante genoma y un más que
interesante uso de él —a eso le llamamos cultura—) hemos
de anteponer el problema básico de la supervivencia al de la
supervivencia. La falta del respeto como condición primera
produce, por ejemplo, una muerte de un niño cada seis se-
gundos, o que 3.200 millones de personas tengan complicado
el acceso a agua potable. El conjunto de poderes, si fuera lai-
co, no mantendría un sistema que se muestra tan ineficaz,
que genera una entropía de tal magnitud.
3. Si tuviese en su mano la posibilidad de construir un
mundo más justo, ¿qué cambiaría? ¿Cómo lo haría?
No tengo tal posibilidad y además es imposible que la ten-
ga. El mundo lo construyen más de uno. El mundo se cons-
truye en red. No obstante, le diré que hay unas falacias que
no quiero atribuirlas a la genética de la especie humana. Más
bien creo que en el genoma humano está escrito más el per-
manecer (por eso se ha teorizado, contra toda evidencia —y
lógica— la eternidad) que el morir. Por qué, entonces, la
guerra y el asesinato, incluso avalado jurídicamente. La gue-

[169]
rra o la pena de muerte, campan por estos campos terrenales.
La falacia, asumida casi universalmente de que “nuestra
fuerza es el poder”, frente a la gran eficacia, contrastada, de
la ayuda mutua: se sobrevive más y mejor sin guerra. Esa es
la gran confusión, difundida interesadamente: sobreviven
los poderosos. No hay mayor falacia.
4. La masonería adogmática tiene como objetivo el desarro-
llo de sociedades laicas y democráticas en las que se cum-
plan los derechos humanos, tomando como base el pensa-
miento racional al margen de pautas reveladas segregativas.
¿Qué opinión le merece? ¿Cree que en sus debates pueden
realmente surgir ideas transformadoras?
Por mis respuestas anteriores, la respuesta es afirmativa.
Mas usted mismo ha colocado el calificativo “adogmática” a
la masonería. Si fuese una “religión”, sería ineficaz, como to-
das las súper-estructuras intelectuales.
5. En la actualidad nos enfrentamos a la muerte de los
grandes relatos. ¿Qué estrategias propone para recuperar los
retos de la Modernidad y mentalizar a los ciudadanos de la
importancia de valores como la solidaridad?
Prefiero hablar de dignidad, como valor, más que de soli-
daridad, como actitud. El fin de cuanto hacemos es preservar
y blindar, contra todo poder, la dignidad personal: es decir el
derecho a vivir en libertad, a saber sin dogmatismos, a gozar
de las posibilidades que brindan los cinco sentidos, no sólo a
solas, que convertiría la posibilidad de gozo en frustración,
sino a solas y en la plaza: hablar, decir, escuchar y “enten-
der”. La estrategia es asentar los cimientos del poder en las
ciudades estructuradas en red. Red de ciudades es la estruc-
tura para la Paz, sabiendo que la ciudad es el espacio, no del
sátrapa, sino de la ciudadanía.

[170]
6. ¿Qué opina sobre la financiación de proyectos de Coope-
ración para el Desarrollo?
Sean bienvenidos y sean cuantiosos los proyectos de Co-
operación. Lo primero es sobrevivir: no morir de hambre.
Las cifras de pobreza de este mundo terrenal sonrojan a
cualquiera: insisto, ¿cómo asumir con indiferencia que 1200
millones de personas (1 de 5 de este mundo) se mueran de
hambre. Otro mundo ha de ser posible.
7. Este ensayo plantea como metáfora constructiva la
“transformación de jardines dispersos en un ecosistema dis-
tribuido”, algo así como una globalización más justa. ¿Cree
que es esto posible en un mundo en el que los conflictos si-
guen siendo provocados bajo los intereses económicos de los
países desarrollados?
Su metáfora me parece genial: establece una red de jardi-
nes. Como le decía hace un momento: una red de ciudades.
Es claro, que si no es en red con dificultad llegaremos a todas
partes. El alma de la globalización no es el consumo, sino la
dignidad personal y la supervivencia. Permítame otra metá-
fora, que me ha servido para dar nombre a la Fundación que
pretendo desde hace dos años poner en pie: la metáfora del
“BAILE”.
Dice Eduardo Mendoza que como en el folklore cuando el
pobre no mata baila. Creo firmemente que cada uno de noso-
tros es feliz por un “instante”, que sintetiza todo su “ego”
(“sólo el instante me conoce”, dice Pessoa) y T.S. Eliot escribe
que “el instante está en el baile”. ¿Se imagina una red de jar-
dines, escenarios de “bailes”? Para nosotros el gran escenario
es (esta es la segunda metáfora de la Fundación Baile de Ci-
vilizaciones) el mar Mediterráneo (el mar, nuestro mar).
8. ¿Qué piensa sobre la exportación de armas?
Todas las armas las carga el diablo. Decid “adiós a las ar-
mas”. NO A LA GUERRA.

[171]
9. ¿Cuál es su opinión sobre el papel de las Naciones Uni-
das?
La ONU ha de reestructurarse, porque la solución de con-
flictos jamás puede venir de mano de Los Estados, de las
Naciones. Los Estados nacieron para monopolizar el poder y
el poder genera conflictos, puesto que su finalidad es MÁS
PODER. La respuesta a los conflictos de este mundo, produ-
cidos básicamente por el intento de más poder, ha de venir
de una ORGANIZACIÓN DE CIUDADES UNIDAS. La
ONU ha hecho un importante papel para poner freno al in-
tento de máximo dominio de cada una de las naciones. 50
años sin guerras mundiales es muy importante, pero ahora
hay que continuar cumpliendo los ocho objetivos del milenio
y para ellos es necesaria la “red de jardines”; “la red de “ciu-
dades”; “el Baile de Civilizaciones”.
10. ¿Alguna otra cuestión que desee añadir?
Agradecerle esta oportunidad de decir que espero una lar-
ga vida a la especie humana; que deseo la paz en cada una
de las ciudades del planeta; que deseo que la vida sea pla-
centera para las personas, sabiendo que conseguirlo no es de
poderosos, sino de inteligentes.

[172]
JORDI SIERRA I FABRA

Jordi Sierra i Fabra (Barcelona, 26 de julio de 1947) es cono-


cido por una amplia obra literaria de casi trescientos libros,
que le llevó en 2002 a ser uno de los diez autores de la histo-
ria que mas han sido leídos en centros educativos de España.
Se ha convertido en un referente para los adolescentes de
toda el área hispana.
También ha sido fundador y director de numerosas revis-
tas como El Gran Musical, Disco Expres, Popular 1, Top Ma-
gazine, Extra o Super Pop.
En 2004 creó la Fundación Jordi Sierra i Fabra para fomen-
tar la creación literaria entre jóvenes. En 2004 impulsó
la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra para Lati-
noamérica, centrada en la infancia colombiana.
Sus premios más destacados son:
—Premio Villa de Bilbao 1975 por La revolución del 32 de Tri-
ciembre.
—Premio Ateneo de Sevilla 1979 por En Canarias se ha puesto
el sol.
—Premio Gran Angular 1980 por El cazador.
—Premio Gran Angular 1982 por ...en un lugar llamado Tierra.
—Premio Gran Angular 1990 por El último set.
—Premio Vaixell de Vapor 1990 por Un llibre monstruos.
—Premio de la CCEI 1992 por El último set.
—Premio Columna Jove 1993 por El temps de l’oblit.

[173]
—Premio Edebé 1993 por Aydin.
—Premio Joaquim Ruyra 1996 por Concert en Sol Major.
—Premio Columna Jove 1998 por L’ordels déus.
—Premio Vaixell de Vapor 1998 por Les histories perdudes.
—Premio A la Orilla del Viento 1999 (México) por Historias de
Medio Mundo.
—Premio de la CCEI 1999 por Donde esté mi corazón.
—Premio de la CCEI 2001 por El fabuloso Mundo de las Letras.
—Premio Abril 2002 por En un lugar llamado guerra.
—Libro de Oro de Ediciones SM en 2002 por 100.000 ejempla-
res vendidos de Campos de fresa.

[174]
1. ¿Cuál es su opinión respecto a la explotación infantil?
Es un tema que siempre me ha dolido, por eso tengo la
Fundación, y por eso en muchas de mis obras aparece esto
en cualquier forma, desde los niños guerrilleros a los niños
esclavos pasando por la prostitución o el trabajo.
2. ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para que perso-
nas de ideologías y creencias distintas puedan convivir en
un marco de respeto?
El problema es que nadie se pone en la piel del otro, somos
incapaces de entender una forma de pensar distinta a la
nuestra, actuamos como jueces, y así es imposible la convi-
vencia y el entendimiento.
Somos egoístas.
3. La masonería adogmática tiene como objetivo el desarro-
llo de sociedades laicas y democráticas en las que se cum-
plan los derechos humanos, tomando como base el pensa-
miento racional al margen de pautas reveladas segregativas.
¿Qué opinión le merece? ¿Cree que en sus debates pueden
realmente surgir ideas transformadoras?
Sobre el papel todo es muy bonito, luego se impone la rea-
lidad. Todo debate, en sí, supone un paso al frente. Otra cosa
es que luego se acaban dando dos para atrás.
4. Este ensayo plantea como metáfora constructiva la
"transformación de jardines dispersos en un ecosistema dis-
tribuido", algo así como una globalización más justa. ¿Cree
que es esto posible en un mundo en el que los conflictos si-
guen siendo provocados bajo los intereses económicos de los
países desarrollados?
Mi optimismo no llega a tanto. Creo que la globalización
equivale al genocidio de la humanidad, nos despersonaliza,
nos atomiza, nos unifica. Partiendo de ello y visto lo que ha
sucedido en lo que llevamos de siglo, el panorama es des-

[175]
alentador. Cuando un país entero puede entrar en crisis sólo
porque 'los depredadores de las bolsas huelen sangre', como
sucedió hace poco, es que no hay esperanza alguna.
5. ¿Qué piensa sobre la exportación de armas?
Luché en España contra la abolición de las minas anti per-
sona (éramos un país productor), soy pacifista nato, me ne-
gué a hacer 'la mili' en un tiempo en el que no había objeción
de conciencia... Las armas y los uniformes me repugnan, lo
mismo que las banderas y palabras como “Dios, Patria,
Honor”. Exportar armas es matar a distancia.
6. Si tuviese en su mano la posibilidad de construir un
mundo más justo, ¿qué cambiaría? ¿Cómo lo haría?
Siempre he dicho que si mañana aparecieran extraterres-
tres en la Tierra, yo pediría asilo político. No soy pesimista,
pero no le veo solución al tema.
El ser humano tiene poco de ambas cosas, es una bestia.
Me siento incapaz de dar soluciones.
Sólo soy un escritor.
7. ¿Qué opina sobre la financiación de proyectos de Coope-
ración para el Desarrollo?
Es una de las grandes bazas para ayudar a quienes lo nece-
sitan. Yo tengo dos Fundaciones (España y Colombia), y gra-
cias a la financiación de un proyecto por parte de la alcaldía
de Medellín, nos han dado el Premio Ibby-Asahi de Promo-
ción de la Lectura. Alguien tiene que actuar, y alguien ha de
financiar las cosas. Es muy difícil que eso pueda hacerlo uno
mismo.

[176]
8. ¿Cuál es su opinión sobre el papel de las Naciones Uni-
das?
Una Comunidad de Vecinos en la que cuando hay reunión
todo el mundo habla del problema de su ventana rota o del
ruido que hace el vecino.
9. En la actualidad nos enfrentamos a la muerte de los
grandes relatos. ¿Qué estrategias propone para recuperar los
retos de la Modernidad y mentalizar a los ciudadanos de la
importancia de valores como la solidaridad?
No puedo responder a una pregunta como esa: repito que
sólo soy un escritor, un contador de historias que se pasa el
día inventando utopías. La gente que se atreve a opinar de
todo, incluso de lo que no tiene idea, asusta. Y más la que
propone opciones, alternativas...
10. ¿Cuál es el peor mal de las sociedades humanas, a su
juicio?
El desprecio por el respeto ajeno y, por supuesto, las mal-
ditas religiones.

[177]
JOSÉ MARÍA ALFAYA

José María Alfaya González nació en Ceuta en 1948.


Es conocido principalmente como cantautor y periodista
militante.
Licenciado en Filología Semítica por la Universidad de
Granada.
Ha sido Cooperante en la Universidad de Orán, Argelia
(1973-75) y responsable del Centro Cultural en Marruecos.
Desde 1984 es Trabajador Sociocultural en España.
Se define como agnóstico y marxista.

[178]
1. ¿Cuál es su opinión respecto al laicismo?
Que deberían aceptarlo las personas religiosas para demos-
trar su amor al prójimo que no está tocado por la gracia de
Dios.
2. ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para que perso-
nas de ideologías y creencias distintas puedan convivir en
un marco de respeto?
Lo de convivir me parece idílico. Ya me conformaría con
que pudiéramos coexistir sin perdernos el respeto. Para que
un “marco de respeto” sea operativo debe ir unido a una
fuerte inversión educativa en valores y a un esfuerzo publici-
tario para reconocimiento público de los valores democráti-
cos y humanísticos. Debe enseñarse a debatir, debe enseñar-
se a argumentar y debe enseñarse a no herir con las palabras.
3. ¿Qué opina sobre el hecho de que ciertas multinacionales
se beneficien de la explotación infantil?
Me parece mal la explotación, venga de donde venga y le
caiga a quien le caiga. Lo de infantil parece particularmente
horroroso, pero no olvidemos que el capitalismo se edificó
sobre la explotación de mujeres y niños, entre otros colecti-
vos víctimas. Ahora hablamos de ciertas multinacionales y
de niños de países empobrecidos pero ayer mismo lo prac-
ticábamos en nosotros mismos.
Se ha avanzado poco.
4. La masonería adogmática tiene como objetivo el desarro-
llo de sociedades laicas y democráticas en las que se cum-
plan los derechos humanos, tomando como base el pensa-
miento racional al margen de pautas reveladas segregativas.
¿Qué opinión le merece?
Que es un loable propósito y una intención que comparti-
mos muchas gentes de buena voluntad. Ojalá los masones

[179]
adogmáticos le den un empujoncito a la causa donde otros se
han atascado.
¿Cree que en sus debates pueden realmente surgir ideas
transformadoras?
Obviamente. Lo que es más problemático es que las ideas
transformadoras se abran paso.
5. En la actualidad nos enfrentamos a la muerte de los
grandes relatos. ¿Qué estrategias propone para recuperar los
retos de la Modernidad y mentalizar a los ciudadanos de la
importancia de valores como la solidaridad?
No entiendo bien la primera parte de la pregunta pero los
ciudadanos me parecen estar muy mentalizados sobre la im-
portancia de valores como la solidaridad. Desgraciadamente,
las palabras son utilizadas con fines muy poco nobles. La so-
lidaridad existe realmente pero su existencia es aprovechada
por estrategias socio —políticas y comerciales para fines que
nada tienen que ver con el apoyo fraternal mutuo de sentir-
nos humanos e iguales tanto en la felicidad como en la des-
gracia. Con los grandes valores pasa más aún que con el co-
chino de la matanza: que se aprovecha todo, para todo y se
puede vender muy caro.
6. ¿Qué opina sobre la financiación de proyectos de Coope-
ración para el Desarrollo?
Supongo que hablamos de financiación pública: Nunca se
perfeccionarán las normas lo suficiente para que el dinero se
emplee con toda la transparencia, objetividad, eficacia y efi-
ciencia. Estamos hablando de cooperación y de desarrollo,
claro, no de una línea de préstamo interesado.
7. Este ensayo plantea como metáfora constructiva la
"transformación de jardines dispersos en un ecosistema dis-
tribuido", algo así como una globalización más justa. ¿Cree
que es esto posible en un mundo en el que los conflictos si-

[180]
guen siendo provocados bajo los intereses económicos de los
países desarrollados?
Evidentemente, no. Y mientras exista mercado no habrá
posibilidad de otra globalización alternativa. Podremos en-
tretenernos en proponer medidas correctoras a la locura de
la globalización con pensamiento único, pero sin Poder (o
empoderamiento, como dicen ahora) político y autonomía
económica, la globalización del capital será la que marque
agendas y hojas de rutas y la que amenace nuestra propia
existencia como humanos racionales.
8. ¿Qué piensa sobre la industria militar?
Que nos domina. Que es la clave del desarrollo tecnológi-
co. Que necesita de guerras y de enemigos. Que es una ame-
naza. Que es tan peligrosa por lo que fabrica como por el
pensamiento que sustenta.
9. ¿Cuál es su opinión sobre la desigualdad global?
Que nos hace indignos. Que nos hace cómplices de una in-
justicia. Que fabrica prepotentes. Que divide a los explota-
dos. Que nos hace egoístas. Que nos hace generosos en palia-
tivos. Que da para conversaciones de sobremesa, grandes
discursos institucionales y para que algunos vean otra nueva
oportunidad de negocio.

[181]
JESÚS FERRERO

Jesús Ferrero nació en diciembre de 1952 en Zamora.


Estudió Historia Antigua en la Escuela de Altos Estu-
dios de París y a principios de los ochenta empezó su carrera
como escritor, obteniendo el Premio Ciudad de Barcelo-
na de 1982 por Bélver Yin .
Actualmente considerado uno de los referentes literarios
de la España democrática, Jesús Ferrero ha sido docente de
la Escuela de Letras de Madrid y ha publicado numerosas
obras obteniendo reconocimientos como el Premio Interna-
cional de Novela Plaza y Janés, el Premio Azorín o el Premio
Anagrama.
También ha sido, junto a Pedro Almodóvar, coautor de
guión en la película Matador.
Entre sus numerosas obras, se encuentran:
Opium (1986)
Bélver Yin (1981)
Río amarillo (Poesía. 1986)
Lucrecia Temple: Encuentro en Berlín (libro de diálogos; 1987)
Negro sol (Poesía. 1987)
Lady Pepa (1988)
Débora Blenn (1988)
Ah, mira la gente solitaria (Poesía. 1988)

[182]
El Efecto Doppler (Premio Internacional de Novela Plaza y
Janés; 1990)
La era de la niebla (1990)
Alis el Salvaje (1991)
Los reinos combatientes (1991)
Pekín de la Ciudad Prohibida (1991)
El secreto de los dioses (1993)
Las veinte fugas de Básil (1995)
Amador o la narración de un hombre afortunado (1996)
Ulaluna (1997)
El último banquete (Premio Azorín; 1997)
El diablo en los ojos (1998)
Juanelo o el hombre nuevo (y la edición definitiva de Bélver
Yin, ambas en 2000)
Zirze piernas largas (2002)
Las Trece Rosas (2003 ; Premio Fundación José Manuel Lara, fi-
nalista 2004)
Ángeles del abismo (2005).
Las fuentes del Pacífico (2008)
Las experiencias del deseo. Eros y misos (Premio Anagra-
ma; 2009)
Balada de las noches bravas (2010)

[183]
1. ¿Cuál es su opinión respecto al laicismo?
Considero que el laicismo es la única vía para el ejercicio
real de la política. Los estados gobernados por los clérigos
son siempre un infierno.
2. ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para que perso-
nas de ideologías y creencias distintas puedan convivir en
un marco de respeto?
Hay que mirar al otro con los ojos muy abiertos, viendo el
hombre que es independientemente de su cultura y su aspec-
to.
3. Si tuviese en su mano la posibilidad de construir un
mundo más justo, ¿qué cambiaría? ¿Cómo lo haría?
Lo primero que cambiaría sería el sistema educativo. Mi
educación se basaría en la proximidad y la fraternidad, esti-
mulando el diálogo, estimulando la búsqueda misma de la
verdad, ya desde el principio.
4. La masonería adogmática tiene como objetivo el desarro-
llo de sociedades laicas y democráticas en las que se cum-
plan los derechos humanos, tomando como base el pensa-
miento racional al margen de pautas reveladas segregativas.
¿Qué opinión le merece? ¿Cree que en sus debates pueden
realmente surgir ideas transformadoras?
Lo desconozco todo acerca de la masonería adogmática.
Estuve leyendo libros sobre la masonería para una de mis
novelas, y aunque sus fines me parecieron muy loables, su li-
turgia se me antojó tremendamente arcaica y pintoresca. No
puedo decir mucho más.
5. En la actualidad nos enfrentamos a la muerte de los
grandes relatos. ¿Qué estrategias propone para recuperar los
retos de la Modernidad y mentalizar a los ciudadanos de la
importancia de valores como la solidaridad?

[184]
La solidaridad no es algo permanente en la sociedad, a ve-
ces aparece y a veces desaparece. Suele aparecer en momen-
tos de revuelta social, y estoy seguro de que volveremos a
conocer "estallidos de solidaridad".
6. ¿Qué opina sobre la financiación de proyectos de Coope-
ración para el Desarrollo?
En líneas generales me parecen bien, pero pienso que lo
que se debe de dar por justicia no se debiera de dar en forma
de caridad.
7. Este ensayo plantea como metáfora constructiva la
"transformación de jardines dispersos en un ecosistema dis-
tribuido", algo así como una globalización más justa. ¿Cree
que es esto posible en un mundo en el que los conflictos si-
guen siendo provocados bajo los intereses económicos de los
países desarrollados?
La creación de un único sistema distribuido y distributivo
no me parece posible por varias razones: la superpoblación,
el sistema de estados, la lucha de intereses y la permanente
barbarie humana.
8. ¿Qué piensa sobre la exportación de armas?
La veo como un crimen contra la naturaleza y como un
crimen contra la humanidad.
9. ¿Cuál es su opinión sobre el papel de las Naciones Uni-
das?
Su papel tiende a ser casi siempre nulo.

[185]
FERNANDO SABIDO

Nació en Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba) en 1950.


Es pintor abstracto y poeta, tiene publicados hasta la fecha
cuatro poemarios y colabora con revistas literarias de varios
países.
Dedicó a la política más de veinte años, primero en el
PSOE y posteriormente desde Izquierda Unida, donde fue
miembro de la Ejecutiva Federal del PASOC y de IU.
Ocupó diferentes cargos públicos hasta que abandonó la
política en el año 2001. Actualmente colabora con varios pe-
riódicos.

[186]
1. ¿Cuál es su opinión respecto al laicismo?
El laicismo, como garante de la libertad de conciencia del
individuo es absolutamente necesario en el espíritu de las
sociedades actuales, aunque los practicantes de alguna reli-
gión lo siguen conceptuando de anticlericalismo, nada más
alejado de la filosofía laica.
Voy a referirme en concreto a España, aunque la Constitu-
ción de 1978 instituyó el Estado laico, aún queda mucho ca-
mino por recorrer y aunque manifiesto mi respeto a los cató-
licos, aún mayoría en este país (curiosamente también la ma-
yoría de los católicos españoles no lo practican en su vida
diaria), los gobiernos sucesivos siguen dando prioridad a la
religión católica. Sigue en vigor un Concordato con el Vati-
cano que colma de privilegios y de euros a sus representan-
tes. Siguen las polémicas al respecto de las clases de religión
en la Enseñanza Pública después de tantos años de democra-
cia, los gobiernos autonómicos del Partido Popular apoyan
descaradamente a los colegios religiosos católicos con sub-
venciones, terrenos para edificarlos gratis, etc., por lo que
desde mi punto de vista es ir en contra de la consolidación
de una vez por todas de un verdadero estado laico en Espa-
ña.
Y no debemos pasar por alto la continua injerencia de la
Iglesia Católica española en la oposición a Leyes que se
aprueban en el Parlamento, una cosa es opinar, para lo que
tiene como es lógico absoluta libertad, y otra el sacar a la ca-
lle continuamente a la gente en contra de las leyes y pedir
desde los púlpitos la rebelión contra éstas.

[187]
2. ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para que perso-
nas de ideologías y creencias distintas puedan convivir en
un marco de respeto?
Ahí está el meollo de la cuestión, pienso que cada indivi-
duo que practica una religión considera la suya como única
verdadera y a los demás que viven en el error.
Sólo se superará cuando desde el propio Estado se acabe
con los privilegios hacia una determinada religión, se iguale
a todas en el trato y los individuos comprendan que practi-
car una religión es una opción personal y no existe ninguna
verdad absoluta ni racional para considerar a unas verdade-
ras y otras falsas.
La normalización llegará con el desarrollo de la laicidad
real.
3. Si tuviese en su mano la posibilidad de construir un
mundo más justo, ¿qué cambiaría? ¿Cómo lo haría?
Entramos en el terreno de la utopía, pero empezaría por
eliminar todas las fronteras físicas entre países y promovería
la libre circulación de personas, de tecnologías y de comer-
cio, cultura y medios de producción y de respeto a los dere-
chos humanos.
4. La masonería adogmática tiene como objetivo el desarro-
llo de sociedades laicas y democráticas en las que se cum-
plan los derechos humanos, tomando como base el pensa-
miento racional al margen de pautas reveladas segregativas.
¿Qué opinión le merece?
Poner al servicio de todos los seres humanos sin distinción
las conquistas de la ciencia, en el respeto al medio ambiente
y no a los intereses particulares, asentaría la libertad y la
igualdad entre todos los seres humanos en una democracia
real, por lo que me parece un objetivo muy loable y al que
hay que prestar atención.

[188]
5. En la actualidad nos enfrentamos a la muerte de los
grandes relatos. ¿Qué estrategias propone para recuperar los
retos de la Modernidad y mentalizar a los ciudadanos de la
importancia de valores como la solidaridad?
La solidaridad se fundamenta en la igualdad y en la justi-
cia para todos los seres humanos, si mentalizamos a la socie-
dad de que únicamente tendrá futuro cuando todo el mundo
entienda que colaborar entre todas las clases sociales con el
único objetivo de lograr el bien común es la única salida, se
habrá dado el primer paso para ello.
6. ¿Qué opina sobre la financiación de proyectos de Coope-
ración para el Desarrollo?
En teoría, los proyectos para el desarrollo tienen como ob-
jetivo la eliminación paulatina de las desigualdades sociales
entre países. En la realidad, los gobiernos los utilizan políti-
camente para sus intereses dependiendo de estrate-
gias políticas, eso unido a que el dinero que destinan es ab-
solutamente ridículo hace que el camino sea muy lento. Pero
me parece que es absolutamente necesaria y vital la Coope-
ración.
7. Este ensayo plantea como metáfora constructiva la
“transformación de jardines dispersos en un ecosistema dis-
tribuido”, algo así como una globalización más justa. ¿Cree
que es esto posible en un mundo en el que los conflictos si-
guen siendo provocados bajo los intereses económicos de los
países desarrollados?
La transformación nunca se puede sustentar en los inter-
eses del Mercado ni de la política, mientras los G-8, G-20,
etc., dicten las políticas dejando al margen a la mayoría de
los países, aún subdesarrollados, no se podrá avanzar hacia
una justa globalización.
Soy muy escéptico en esta cuestión a corto y medio plazo.

[189]
8. ¿Qué piensa sobre la exportación de armas?
Es otra de las grandes contradicciones de esta sociedad,
con una mano se busca la paz y con la otra se ofrece todo ti-
po de elementos destructivos, se sigue pensando en el gran
negocio del armamento como aportación al desarrollo de
muchos países y ningún país desarrollado está libre de peca-
do. Una barbaridad más que se sigue manejando política-
mente.
9. ¿Cuál es su opinión sobre el papel de las Naciones Uni-
das?
El derecho a veto, los bloques políticos y el rol de compar-
sas de los países subdesarrollados hacen que a mi entender
sea imposible una acción común justa y solidaria de esta or-
ganización política totalmente obsoleta. Sólo en cuestiones
de cooperación al desarrollo, cooperación en catástrofes na-
turales y en algunos temas puntuales como infancia, cultura,
etc. la ONU juega algún papel en el mundo.
10. ¿Alguna otra cuestión que desee añadir?
El esfuerzo más eficaz que desde mi punto de vista se debe
realizar es siempre el dotar a los ciudadanos de medios para
la cultura. Sólo la cultura y el conocimiento harán que algún
día el mundo pueda ser más justo al permitir al individuo
tener su propia opinión y no ser manejado por los que tienen
el poder.

[190]
Santiago Alfonso López Navia

Santiago Alfonso López Navia (Madrid, 1961) es Licenciado


y Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Complu-
tense de Madrid, Doctor en Ciencias de la Educación por la
Universidad Nacional de Educación a Distancia y Doctor
Honoris Causa por la Universidad Internacional SEK de San-
tiago de Chile.
En la actualidad es Director de Formación del Profesorado
del Trinity College Group of Spain y Director de Bachillerato
y ESO del Trinity College San Sebastián de los Reyes, Profe-
sor Visitante en la Universidad Internacional SEK de Santia-
go de Chile y titular del Seminario de Estudios Retóricos Be-
nito Arias Montano. También ha sido profesor y miembro
del equipo directivo del Centro Europeo de Estudios Supe-
riores, adscrito a la Universidad Complutense de Madrid.
Pertenece desde su fundación (1988) a la Asociación de
Cervantistas, de cuya Junta Directiva ha formado parte du-
rante dieciocho años habiendo desempeñado el cargo de Se-
cretario desde 1995 hasta 1999, y es miembro de la Cervantes
Society of America, la Asociación Internacional “Siglo de
Oro” (AISO) y la Asociación Internacional de Estudios Gale-
gos.
A lo largo de su trayectoria profesional ha asumido dife-
rentes responsabilidades académicas al más alto nivel, acti-
vidad que ha hecho compatible con su condición de colabo-
rador de varias organizaciones solidarias laicas y religiosas.
Es autor de ocho libros y de más de cien trabajos publica-
dos sumando capítulos en libros colectivos, bibliografías,

[191]
artículos, documentos de trabajo y reseñas, aparte de otras
aportaciones. Sus principales áreas de investigación son el
cervantismo y la retórica, y entre sus últimos títulos se en-
cuentran Cervantes y las religiones, editado con Ruth Fine
(Madrid, Iberoamericana-Vervuert, 2008) y El arte de hablar
bien y convencer. Platón, Aristóteles, Cicerón y Quintiliano.
Manual del orador (Madrid, Temas de Hoy, 2010).
Como creador literario ha participado en varios recitales,
ha publicado colaboraciones y poemas en varias revistas, es
autor de cinco libros de poesía y su obra poética ha sido
premiada en varios certámenes literarios, entre los que cabe
destacar el premio Isabel de España (1991), el primer premio
en el X Memorial Juan Abarca Escobar (2001), el primer
premio en el Certamen Internacional Pedro Alonso Morgado
2002, el Premio Nacional Vicente Cano (2003), el Premio Juan
Bernier (2008) y el Premio Jara Carrillo (2010).

[192]
1. ¿Cuál es su opinión respecto al laicismo?
El Estado democrático, por definición, debe ser laico, y sus
ciudadanos deben ser coherentes con sus ideas y creencias
en un marco de tolerancia y respeto mutuos.
Creyentes y laicistas deben reconocerse, entenderse y con-
vivir en armonía en el ejercicio de sus derechos respectivos.
En los últimos años, sin embargo, vivimos una cierta forma
de laicismo que en algunas ocasiones se aparta de estos prin-
cipios, volviendo por el camino marcado en otros tiempos
por un confesionalismo radical. La historia debería haber
neutralizado estos extremos con su elocuente lección de
errores.
2. ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para que perso-
nas de ideologías y creencias distintas puedan convivir en
un marco de respeto?
Una sociedad democrática, tolerante y participativa deber-
ía orientar todas sus acciones al reconocimiento y la acepta-
ción de las discrepancias y las diferencias. Ello no es posible
sin una concepción justa y equitativa de los recursos y las
oportunidades que en todo caso haga prevalecer el mérito y
el esfuerzo que conducen a la excelencia, puesta siempre al
servicio de los demás. Tampoco es posible sin una justicia
sólida y eficaz y sin un estado de libertades basado en la res-
ponsabilidad y la cooperación, y todo ello descansa, funda-
mentalmente, en una educación de calidad en la que predo-
minen los valores, transmitidos, al igual que los conocimien-
tos, por educadores preparados, motivados y socialmente
considerados.
3. Si tuviese en su mano la posibilidad de construir un
mundo más justo, ¿qué cambiaría? ¿Cómo lo haría?
Me conformo, muy humildemente, con asumir con una ac-
titud indeclinable mi cuota personal de responsabilidad al
respecto: puedo contribuir a la construcción de un mundo

[193]
más justo si cumplo con mi deber, si ayudo a los demás, si
me guío por la pretensión de la bondad, el amor y la solida-
ridad, y si entiendo que soy el principal objeto, al tiempo que
sujeto, cuyo perfeccionamiento constante debo procurar para
que todo cuanto me rodea se beneficie de mi crecimiento. No
creo que haya un cambio en el mundo si no se asume una
voluntad de cambio y superación en todo individuo.
4. La masonería adogmática tiene como objetivo el desarro-
llo de sociedades laicas y democráticas en las que se cum-
plan los derechos humanos, tomando como base el pensa-
miento racional al margen de pautas reveladas segregativas.
¿Qué opinión le merece? ¿Cree que en sus debates pueden
realmente surgir ideas transformadoras?
En una sociedad laica también deben estimularse, tolerarse
y admitirse las creencias religiosas. Como cristiano, me sien-
to profundamente comprometido con los derechos humanos
y no entiendo que mi fe, que asumo sobre todo como una
cuestión íntima, entre en contraposición con el pensamiento
racional, que suscribo con sus limitaciones, al igual que hago
lo propio con los riesgos que la fe misma comporta. Dicho
esto, la labor de la masonería (regular y adogmática) me pa-
rece de todo punto respetable y valiosa, y su papel en la
construcción de las sociedades libres y democráticas es in-
cuestionable. Por lo demás, de todo debate alumbrado por la
comprensión, el diálogo y la tolerancia nacen ideas y accio-
nes transformadoras.
5. En la actualidad nos enfrentamos a la muerte de los
grandes relatos. ¿Qué estrategias propone para recuperar los
retos de la Modernidad y mentalizar a los ciudadanos de la
importancia de valores como la solidaridad?
Vuelvo a insistir en que la clave reside en la educación, y
reivindico una educación humanista en la que la literatura, el
arte, y todas las formas de la creatividad (plástica, musical,

[194]
literaria) recuperen el lugar que el pragmatismo imperante y
la sacralización de la tecnología les ha hecho perder, con la
anuencia negligente de los dirigentes políticos independien-
temente de su signo. Una sociedad que no esté profunda-
mente cultivada y que no beba en las fuentes de su tradición
cultural, filosófica y artística, jamás podrá ser solidaria. Des-
pués, repito, están los valores que apuntalan la solidaridad:
el respeto, la consideración, el diálogo, el intercambio de-
mocrático de pareceres, el reconocimiento de los derechos
del otro y de los deberes propios —y no al contrario— y la
búsqueda del bien común, que exige renuncias, generosidad
y capacidad de cambio.
6. ¿Qué opina sobre la financiación de proyectos de Coope-
ración para el Desarrollo?
Es imprescindible para llegar allí donde no llegan muchas
veces el egoísmo y la ceguera de los sistemas políticos oficia-
les. Es evidente que muchos de los proyectos de Cooperación
para el Desarrollo contribuyen seriamente no ya a paliar ne-
cesidades básicas, sino a formar a las personas que las su-
peran en su propia capacidad de gestión de los recursos ne-
cesarios para vivir con mayor dignidad.
7. Este ensayo plantea como metáfora constructiva la
“transformación de jardines dispersos en un ecosistema dis-
tribuido”, algo así como una globalización más justa. ¿Cree
que es esto posible en un mundo en el que los conflictos si-
guen siendo provocados bajo los intereses económicos de los
países desarrollados?
Hasta que los países desarrollados no asuman decidida-
mente su responsabilidad en las desigualdades no adoptarán
medidas para compensarlas. La metáfora constructiva que
plantea el ensayo al que sirven estas palabras es tan hermosa
y necesaria como actualmente imposible. Conviene trabajar
para que alguna vez deje de serlo.

[195]
8. ¿Podemos construir mitos que ayuden a promover valo-
res como la solidaridad o la lucha por la justicia social?
El problema es que esos valores han acabado convirtiéndo-
se en sí mismos en mitos, a veces en tanto ideales filantrópi-
cos, a veces en tanto palabras tópicas y vacuas que sirven a
un discurso carente de toda sustancia. Urge devolverles su
dimensión urgente de realidad y anclarlas en la toma indivi-
dual y grupal de partido ante las cosas: para promover la so-
lidaridad hay que ser solidarios y para reivindicar la justicia
social hay que ser justos. Lo demás son gestos y papel moja-
do. No hay que hablar de estos valores; hay que ponerlos en
práctica sin condiciones ni tregua. El mejor discurso es el
ejemplo.
9. ¿Cuál es su opinión sobre el papel de las Naciones Uni-
das?
Lamentablemente, este organismo tan necesario para el
equilibrio mundial ha acabado burocratizándose, a veces in-
eficazmente, y su existencia puede acabar entendiéndose
más como una intención que como un instrumento. Sin em-
bargo, es evidente que, en general, la acción de la O.N.U. es
positiva y eficaz y a todos nos corresponde garantizar la con-
fianza en sus acciones con las nuestras. No hay Naciones
Unidas sin hombres unidos, y no hay hombres unidos sin
que al menos uno tenga la voluntad de unirse a los demás.
10. ¿Qué pros y contras encuentra en el liberalismo econó-
mico?
Exactamente los mismos que encuentro en cualquier otro
sistema económico que demuestre con sus taras y desviacio-
nes que no está afincado en la prevalencia de la dignidad del
ser humano. Si un sistema económico, sea del signo que sea,
promueve la riqueza, debe promover también el equilibrio y
la solidaridad (una vez más) entre todos cuantos participan
de él, y si promueve la igualdad, no debe hacerlo a costa de

[196]
la anulación de los derechos ni las libertades. El problema
surge cuando la ilusión de prosperar, por lo demás legítima,
estimula el egoísmo y la desmesura, y la historia ha demos-
trado que esta desviación se ha alcanzado, sin excepción por
ahora, en todos los sistemas económicos.
11. ¿Qué opina sobre en la exportación de armas?
Una muestra de esta perversión se evidencia, precisamen-
te, cuando un país rico vende armas a un país pobre (a veces,
incluso, a un estado fallido) en el que no se entiende la pers-
pectiva de la Defensa en el sentido en que la entienden (o
deberían entenderla) las sociedades democráticas más avan-
zadas.

[197]
GERVASIO SÁNCHEZ

Gervasio Sánchez es conocido por su labor periodística, así


como por su relevante papel como fotógrafo y sus polémicos
discursos, principalmente el que tuvo lugar en la entrega de
los premios Ortega y Gasset.
Ha sido reportero gráfico en la mayoría de los conflictos
bélicos de las últimas décadas, difundiendo las atrocidades
cometidas en tanto en Europa como en América Latina, Asia
y África.
Ha trabajado en La Vanguardia, el Heraldo de Aragón,
la Cadena SER, la revista Tiempo y el servicio español de
la BBC.

Publicaciones:
El cerco de Sarajevo, libro fotográfico publicado en 1994.
Vidas minadas, exposición y libro fotográfico lanzadas en 1997,
con la colaboración de Médicos sin fronteras, Manos Unidas e
Intermon.
Kosovo, crónica de la deportación, libro fotográfico publicado
en 1999.
Niños de la guerra, publicado en septiembre del año 2000.
La caravana de la muerte. Las víctimas de Pinochet , publicado
en el 2001.
Los ojos de la guerra, publicado en el año 2001 junto a Manuel
Leguineche.

[198]
Cinco años después. Vidas Minadas. Del año 2002.
Latidos del tiempo junto al escultor y artista plástico Ricardo
Calero, publicado en el 2004.
Salvar a los niños soldados. Novela publicada en noviembre del
2004.
Sierra Leona. Guerra y Paz. Libro fotográfico publicado el 2005.
365 Vidas minadas. Libro fotográfico, 2007.
Vidas minadas, Diez años. Libro fotográfico, 2007.

Premios:
Premio al Mejor Periodista del Año en 1993, concedido por El
Heraldo de Aragón por su cobertura de la guerra de Bosnia.
Premio al Mejor Trabajo Gráfico del Año 1994, concedido por el
Club Internacional de Prensa de Madrid, por la cobertura de la
guerra de Bosnia.
Premio de Andalucía de Cultura en 1995 en su modalidad de
Fotografía.
Premio Cirilo Rodríguez en junio de 1996.
Premio de Derechos Humanos de Periodismo por su libro «Vi-
das minadas» y su trayectoria profesional en diciembre de 1997,
por la Asociación Pro Derechos Humanos de España.
"Hijo adoptivo" de la ciudad de Zaragoza. El Ayuntamiento de
Zaragoza acordó en septiembre de 1998 concederle el título de
«Hijo Adoptivo» en «reconocimiento a los excepcionales méri-
tos contraídos en el ejercicio de su actividad como fotógrafo en
la que ha destacado por su sensibilidad social y su denuncia de
los horrores de la guerra».
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO) le nombró durante la celebra-
ción del 50 aniversario de la Declaración Universal de los Dere-
chos Humanos, en diciembre de 1998, «Enviado Especial de la
UNESCO por la Paz» por «el extraordinario testimonio que
ofrece mediante la fotografía del calvario que padecen las
víctimas de las minas antipersonas y por su infatigable promo-

[199]
ción de una cultura de la paz al sensibilizar a la opinión pública
mundial sobre la necesidad de proscribir estas armas y de ayu-
dar a los mutilados a reinsertarse en la vida cotidiana».
En julio de 2001, la Diputación Provincial de Zaragoza le con-
cedió la Medalla de Oro de Santa Isabel de Portugal por “su
trayectoria periodística y su compromiso a favor de la víctimas
de la guerra”.
En abril de 2004, el Gobierno de Aragón le entregó la Medalla al
Mérito Profesional como “reconocimiento a sus meritorios tra-
bajos como fotógrafo y periodista especializado en conflictos in-
ternacionales que le convierten en los ojos y la conciencia de la
opinión pública”. Además, “como testigo de este convulso siglo
XXI representa la cultura, el riesgo y el compromiso de los co-
rresponsales de guerra al servicio de la verdad”.
Premio LiberPress en noviembre del 2005 en reconocimiento a
su labor “en favor de la libertad de prensa y la denuncia de las
injusticias”.
Premio Javier Bueno en enero de 2006, otorgado por la Asocia-
ción de la Prensa de Madrid.
Premio Ortega y Gasset de Periodismo en categoría gráfica en
mayo del 2008.
Premio Internacional de Periodismo Rey de España en enero
del 2009 por la serie "Minas minadas, 10 años después".
I Premio Solidaridad Proyecto Hombre en marzo de 2009.
Premio Nacional de Fotografía, en noviembre de 2009.

[200]
1. ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para que perso-
nas de ideologías y creencias distintas puedan convivir en
un marco de respeto?
Yo creo que la sociedad tiene los instrumentos suficientes
como para que el respeto sea la lógica. Tenemos declaracio-
nes universales de derechos humanos, tenemos tratados in-
ternacionales, tenemos tratados sobre los derechos del niño o
de la mujer, tenemos tratados sobre derechos laborales.
Existen incluso tratados sobre cómo hay que actuar en
tiempos de guerra, pues para la guerra también hay leyes
que cumplir.
El hombre está lo suficientemente protegido para que su
vida fuera un paraíso. ¿Por qué se produce esta singularidad
en el ser humano de vivir más cerca de la guerra y la violen-
cia que de la paz?
2. Es bien conocido su discurso al recibir el Premio Ortega
y Gasset de Fotografía, en el que se atrevió a decir aquello
que nadie se atreve a decir. Mi pregunta al respecto es, ¿cree
que sirvió de algo?
La influencia de ese discurso se ha magnificado porque se
ha transmitido por internet de una manera muy potente. Pe-
ro cualquiera que me conozca desde hace años, o incluso
décadas, sabe que yo normalmente cuando recibo un premio
y me dejan hablar siempre he hecho discursos muy pareci-
dos. Si escuchas mis discursos de los años 90 o lees los
prólogos de mis libros fotográficos, suelen ser bastante duros
y críticos. En realidad, esa es mi obligación.
El Premio Ortega y Gasset tenía un significado especial
porque era una entrega muy mediática, sobre todo para el
Grupo Prisa. Siempre suele haber una presencia importante
de representantes del estado y evidentemente yo sabía que el
día de la entrega del premio del diario El País que era el
momento para reflexionar en voz alta sobre lo que pienso.

[201]
Pero lógicamente me habría gustado que estuviese el pre-
sidente del gobierno. Me dio mucha pena no verle, pues es el
máximo responsable actual, al igual que todos los anteriores,
en todo lo que se refiere al tratamiento de la venta de armas
españolas.
De hecho, el discurso iba dirigido a él.
Yo no sé si influye o no influye pero te puedo decir que en
2009 el presidente Zapatero en el programa de televisión
“Tengo una pregunta para usted” recibió su pregunta más
dura. Un joven traductor de Granada enunció su pregunta
sobre el tema de armas y dijo públicamente que se había ba-
sado en mi discurso. Cogió al presidente sin saber qué res-
ponder.
Es patético verlo en la televisión porque para responder
utilizó datos falsos. Se trataba del momento en el que se es-
taba cercando Gaza y el traductor preguntó si había armas
españolas en esa cacería del pueblo palestino.
Lógicamente, no sé si influye o no influye, todo es muy re-
lativo en esta vida.
Lo que está claro es que mucha gente lo ha oído.
3. ¿Considera prescindibles instituciones como el Ministe-
rio de Defensa o el Ejército?
Yo no soy pacifista, nunca lo he sido. De hecho hice el ser-
vicio militar en los 70 como paracaidista y tengo los recuer-
dos típicos de un joven. En el fondo, saqué una buena lección
que me ha servido mucho en mi vida profesional; mi forma-
ción militar me ha ayudado en los conflictos.
Nunca he firmado un manifiesto pacifista. Vivimos en un
mundo en el que ojalá no existiese ejército ni armas pero a
mí me parece que ese no es el problema principal, sino que
las armas sean vendidas de manera coherente, sobre todo
por parte de los estados.

[202]
Yo soy muy duro con el señor Zapatero sobre todo porque
él es el que más ha instrumentalizado la palabra paz y al
mismo tiempo su gobierno ha triplicado la venta de armas
españolas convirtiéndonos en la sexta potencia de venta de
armas. Y es muy difícil que podamos superar una posición
más porque ya sería entrar en las grandes ligas: los cinco
países con derecho a veto en Naciones Unidas.
El Ministerio de Defensa tiene dos vertientes, una vertiente
civil que la dirigen por desgracia desde hace muchos años
ministros muy mediocres, principalmente en los últimos go-
biernos del PP y del PSOE que han sido auténticos desastres.
El ministerio funciona, sobre todo su departamento de co-
municación, como un chiringuito para dar una buena ima-
gen de los ministros. Es vergonzoso.
Se produce una situación muy confusa. Yo tengo muy
buenos amigos dentro del Ejército Español porque llevo mu-
chos años cubriendo sus misiones de paz y ponen a caldo a
ese departamento de comunicación. Consideran que tene-
mos, seguramente, los peores ministros de todos los países
europeos.
No soy pacifista pero creo que un estado tiene que hacer
las cosas bien hechas. No podemos vender armas a un país
que viola constantemente los derechos humanos, que viola
constantemente los derechos de la mujer y que mañana pue-
de tener un enfrentamiento armado fronterizo con el país ve-
cino. Eso viola la Ley de control de armas española que se
pisotea continuamente. ¿Por qué el parlamento español
permite este tipo de desidia frente a leyes fundamentales?
4. La masonería adogmática tiene como objetivo el desarro-
llo de sociedades laicas y democráticas en las que se cum-
plan los derechos humanos, tomando como base el pensa-
miento racional al margen de pautas reveladas segregativas.

[203]
¿Qué opinión le merece? ¿Cree que en sus debates pueden
realmente surgir ideas transformadoras?
Considero que cualquier iniciativa que tenga en cuenta el
respeto a los demás ciudadanos me parece muy interesante.
Considero que hay que tener un respeto ya seas religioso o
no religioso.
El problema es que vivimos en una sociedad en la que
unos aceptan el respeto y otros lo pisotean constantemente.
La historia de la humanidad está repleta de conflictos ar-
mados ocasionados por religiones. Aquí ha habido una gue-
rra de religiones que ha durado cien años. Y ahora parece
que nosotros estamos vacunados contra la intolerancia
cuando somos los que hemos dado auténticas lecciones de
intolerancia y genocidio, de asesinar al contrario o incluso
quemarlo en la hoguera.
Yo asumo que el estado debe de ser laico y las religiones
deben tener la menor influencia posible pero me molesta la
gente que quiere prácticamente ejecutar a la gente religiosa.
5. En la actualidad nos enfrentamos a la muerte de los
grandes relatos. ¿Qué estrategias propone para recuperar los
retos de la Modernidad y mentalizar a los ciudadanos de la
importancia de valores como la solidaridad?
Lo que yo pienso es que el ciudadano medio está inmerso
en una sociedad de consumo que impide tomarse en serio
cosas que, para mí, son muy serias. Hay una pasividad segu-
ramente en las últimas décadas por la propia evolución posi-
tiva de los acontecimientos económicos y la mejora de la vi-
da personal. Tenemos mucho más tiempo libre que nuestros
padres o nuestros abuelos. Todo esto permite dedicar más
tiempo a profundizar en temas que contradicen esta mejora
de nuestras vidas. Pero a la gente no le interesa. Se confor-
man con decir “yo voto cada cuatro años” y que quien no vo-
te está ofendiendo a la democracia. Y eso lo dice gente que lo

[204]
único que hace es ir a votar el día de las elecciones, cuando
hay gente que quizás no vote pero que hace muchas más co-
sas desde el punto de vista social.
Hay una búsqueda del artificio y lo que hay que hacer es
ajustar un poco la vida cotidiana a la política, que ha sido
desprestigiada precisamente por los políticos tan mediocres
que hemos tenido.
Cuando yo estudiaba en la universidad teníamos políticos
que ya de por sí eran mediocres, pero es que los actuales
prácticamente se han convertido en estadistas.
La política se ha devaluado hasta un punto que el término
significa aprovecharte del otro para enriquecerte e imponer
tus ideas. Hay que recuperar la esencia de las palabras, no
solamente de la solidaridad, sino de palabras como política o
economía.
Si no vamos mal encaminados.
Una persona que se llame socialista y que crea en la mejora
del mundo en que vivimos no puede decir que claro, si él no
vende armas otro las va a vender. Eso es una contradicción.
Estamos hablando de un juego muy peligroso, incluso inde-
cente.
Una persona del Partido Popular que va a misa todos los
domingos y cree en la mejora de la vida no puede apoyar la
corrupción, la acumulación de capital, la venta de armas...
Son cosas que están en contradicción con sus propios princi-
pios religiosos.
6. ¿Qué opina sobre la financiación de proyectos de Coope-
ración para el Desarrollo?
El problema es que muchos de los proyectos de coopera-
ción no se hacen en función de la bondad sino en función de
los intereses de los políticos, de intereses estratégicos e inclu-
so partidistas.

[205]
Cuando la derecha ha estado en el poder se han beneficia-
do las ONG de derechas y cuando están los socialistas se be-
nefician las ONG vinculadas al partido socialista. Esto es ab-
solutamente una patraña que hay que denunciar.
Muchas veces se dice “política de desarrollo” y se están
haciendo contratos armamentísticos. Ayudar a países para
comprar armas.
Es increíble.
En el gobierno socialista de los años 80 había algunos fon-
dos de Ayuda al Desarrollo que fueron utilizados por algu-
nos países para comprar armas españolas.
7. ¿Podría intentar reflejar en palabras el mensaje que ha
pretendido transmitir a miles de personas mediante la foto-
grafía?
Yo no pienso que mi trabajo refleje más de lo que indica.
Soy fotógrafo y también soy periodista e intento hacer traba-
jos que positivamente puedan influir pero no soy yo quien
controla lo que ocurra.
Si alguien entra en una exposición mía y no se siente afec-
tado le aconsejaría que fuese al psicólogo.
Cuando veo a una persona llorando frente a una foto mía
no me produce ningún impacto.
A mí me interesa qué va a hacer esa persona cuando salga
de la exposición.

[206]
MARIANO ALAMEDA

Mariano Alameda nació Madrid en 1972.


Cursó Ciencias de la Información en la Universidad Po-
litécnica de Madrid.
Ha trabajado como actor en teatro, cine y televisión.
En la actualidad dirige el Centro Nagual.
Cine:
2008 — La vida en rojo.
2006 — La noche de los girasoles
2002 — Welcome to Ibiza
1996 — La Gotera (cortometraje)
Televisión:
C.L.A. No somos ángeles (2007) Antena 3 TV
Aquí no hay quien viva (2004-05) Antena 3 TV
Paco y Veva (2004) TVE
La verdad de Laura (2001-2002) TVE
Al salir de clase (1997-2000) Telecinco
Hostal Royal Manzanares (1996-1997)
Todos los hombres sois iguales (1998)
Paraíso (2001)
¡Ala...Dina! (2001)
Estudio 1:
La malquerida (2006)
Don Juan de Alcalá (2005)

[207]
Teatro
Un pequeño juego sin consecuencias (2007)
De repente, el último verano (2006)
El Retrato de Dorian Gray (2005)
Kyrnie, el nuevo europeo (2004)
El sueño de una noche de verano (2003-2004)
Sueños de amor efímeros (2002-2003)
Caos (2000-2002)

[208]
1. Este ensayo plantea como metáfora constructiva la
"transformación de jardines dispersos en un ecosistema dis-
tribuido", algo así como una globalización más justa. ¿Cree
que es esto posible en un mundo en el que los conflictos si-
guen siendo provocados bajo los intereses económicos de los
países desarrollados?
No es posible mientras que el aparente dueño del mundo
sea el dinero y el sistema basado en la deuda y en la compe-
tencia y mientras la población viva en la ignorancia de creer-
se separados de los demás. No es un problema de sistema
económico. Cualquier sistema funcionaría si los individuos
que van a vivir en él tuvieran la identidad fundida con el en-
torno.
2. ¿Qué piensa sobre la industria militar?
Es un subproducto del miedo global y la codicia.
3. ¿Qué opina sobre el hecho de que ciertas multinacionales
se beneficien de la explotación infantil?
Es fruto de la ignorancia profunda que trae como conse-
cuencia al egoísmo. No sólo el egoísmo personal, sino el
egoísmo corporativo, el nacionalista, el religioso… el egoís-
mo como centro y principio de toda la sociedad globalizada.
El mundo se ha globalizado imperando el sistema del indi-
vidualismo materialista. La sociedad que experimentamos es
un subproducto del egoísmo y la codicia mayoritaria.
4. La masonería adogmática tiene como objetivo el desarro-
llo de sociedades laicas y democráticas en las que se cum-
plan los derechos humanos, tomando como base el pensa-
miento racional al margen de pautas reveladas segregativas.
¿Qué opinión le merece?
La masonería es un dogma de por sí. El no seguir dogma,
es un dogma. No es importante quién hace qué y cómo se
llama, sino cada una de las pequeñas acciones que se reali-

[209]
zan por su objetivo. Los derechos humanos son un paso de
gigante, pero el salto se producirá cuando cada uno de los
individuos tenga integrados los derechos humanos no en su
cabeza o en sus leyes, sino en su corazón. Las enseñanzas re-
veladas no tienen nada de malo. Sólo que no están hablando
de algo que hay que saber, sino de algo que se puede expe-
rimentar. Del mismo modo, los derechos humanos serán la
definición de la sociedad que surgirá cuando cada uno de los
individuos sea plenamente consciente de la realidad en la
que vive y de la identidad de quién la vive.
¿Cree que en sus debates pueden realmente surgir ideas
transformadoras?
¿Cómo no? Las ideas están bien, pero tienen los límites
muy bajos. Se quedan en el plano mental. La clave está en la
educación emocional de las siguientes generaciones. En mi
conocimiento, ese ha de ser el objetivo más encomiable para
cambiar el mundo a mejor. La autoeducación y los niños.
5. En la actualidad nos enfrentamos a la muerte de los
grandes relatos. ¿Qué estrategias propone para recuperar los
retos de la Modernidad y mentalizar a los ciudadanos de la
importancia de valores como la solidaridad?
Los grandes relatos nos sobrevivirán a todos. Sobre todo
aquellos que van a la raíz de la comprensión de qué significa
nacer humano. Los relatos míticos son mutables, son modifi-
cados por la cultura que ellos mismos han creado. Esos rela-
tos serán muy longevos. Son esos que funcionan como espe-
jos y permiten a quién los comprende el conocerse a sí mis-
mo. Los relatos están bien, son las interpretaciones las que
están mal.
Como estrategia yo propondría a los humanos el respirar
tranquilo y ser verazmente consciente de qué es exactamente
eso a lo que tú llamas “yo”. En el momento en que se com-
prende que no hay límites en la unidad de la percepción que

[210]
marquen una diferencia entre lo que llamas yo o mío y lo
que crees ajeno a ti, todo te corresponde como propio y en-
tonces se alcanza la paz y la libertad. El mundo que ves eres
tú mismo. Por eso siempre estás en casa. Y uno en su casa y
con los suyos, de manera natural, quiere lo mejor. Es por ello
que la búsqueda de esa realidad es la mejor estrategia.
6. ¿Qué opina sobre la financiación de proyectos de Co-
operación para el Desarrollo?
Son fruto de sentimientos de compasión y sensibilidad
humana. La calidad de esos sentimientos define el estado de
conciencia de los individuos que los disfrutan. Es obvio que
la humanidad camina hacia la toma de consciencia. A corto
plazo, generan dicha. A largo plazo, justicia y libertad.
7. ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para que perso-
nas de ideologías y creencias distintas puedan convivir en
un marco de respeto? ¿Es importante el laicismo?
El marco surgirá de manera natural cuando cada uno de
los individuos que componen la raza humana sea consciente
de quién es él. El descubrimiento de la verdadera identidad
del “yo” deviene en un respeto natural hacia todas las ideo-
logías, nacionalidades y creencias, estando muy por encima
de estas diferencias aparentes. Desde un punto de vista abso-
luto, todo el universo que percibes es el cuerpo de tu propia
mente, luego no hay nada que exista que no te concierna.
Básicamente, nos soñamos a nosotros mismos desde tiempo
inmemorial. Cada uno de los individuos sueña un universo
entero, porque la realidad es no dual. Las diversas tradicio-
nes espirituales, surgidas de la experiencia cumbre de un
fundador, pretenden encontrar el sistema por el que alcanzar
el estado de conciencia de ese fundador. Ese estado de con-
ciencia de fusión con la realidad conlleva la armonía. Las di-
versas tradiciones políticas y sociales pretenden alcanzar ese
soñado estado social regulando el comportamiento. Sin em-

[211]
bargo, pertenece a cada uno el tener el interés de descubrir la
verdad de su existencia. Cuando un número importante de
individuos, nosotros incluidos, permanezca en ese estado, y
su comportamiento surja espontáneo y consciente, entonces
la sociedad que brotará en pocas generaciones será radical-
mente distinta.
Cualquier nombre que le pongamos al hecho de ser capaz
de dedicar la energía a comprenderse a uno mismo y ayudar
a los demás es correcto. Esta comprensión nos hace respon-
sables y disponibles para poder ayudar a quien lo solicite y
asumir que el mundo que observamos, exterior a nosotros,
no es en absoluto exterior sino que nos pertenece tanto como
nuestro propio cuerpo. Ese comportamiento, lo llamemos
laicismo o no, es correcto.
No es el hecho religioso, o civil o político lo que importa,
sino el fruto que genera. No existe tal cosa como la felicidad
del individuo separado del entorno. Hacer felices a los de-
más es hacerse feliz a sí mismo. No hay diferencia entre uno
y otro.
8. ¿Cuál es su opinión sobre la desigualdad global?
También es el resultado de la suma de la carencia de cons-
ciencia de los individuos que componen la sociedad. Cuando
el ser humano comprende que el mundo visible no es más
que un reflejo de su estado interior, realiza las acciones ade-
cuadas para evitar la desigualdad. Un estado de conciencia
elevado implica la unidad de toda percepción. Todo lo que le
ocurre a los demás, desde un punto de vista absoluto, te está
ocurriendo a ti. Eso deviene en la entrega al servicio ajeno de
manera natural. Cuando acontece la toma de conciencia, de
manera innata surge la energía para corregir las deficiencias
sociales. Pero requerimos que sean un número elevado las
personas que se encuentran en ese estado. Es por ello que
sugiero las prácticas milenarias (yoga tradicional –no sus

[212]
versiones occidentalizadas facilonas para consumo —, medi-
tación, chamanismo clásico) como primer paso para arreglar
el mundo. Del mismo modo, es importante que la población
civil tome conciencia de la situación real que ocurre fuera de
su entorno inmediato y que se reconozcan como responsa-
bles de los hechos planetarios. Primero, conócete a ti mismo
y cuál es la relación entre identidad y entorno.
Cuando ese conocimiento dé fruto, entonces de manera na-
tural surgirá la compasión, la empatía, la belleza, la bondad
y la paz en el mundo.

[213]
DENIS RAFTER

Aunque Denis Rafter nació en Dublín, vive en España desde


hace muchos años. Su vinculación al mundo del teatro parte
de su infancia.
Se formó en el Abbey Theatre, teatro nacional de Irlanda,
donde el naturalismo es la base actoral. También pasó por la
prestigiosa Guildhall, Escuela de Música y Drama de Lon-
dres, en cuyas aulas se licenció como profesor de voz y dra-
ma.
Sin duda Rafter es un hombre de teatro de gran versatili-
dad, tanto como actor, como en su actual función de director
actoral. Es además escritor, director de escena, profesor y ha
dirigido numerosas obras teatrales y musicales. Ha versio-
nado a Brian Merriman The Midnight Court, Joyce Ulises,
Dickens Canción de Navidad y a varios autores irlandeses en
su denominada Antología del Amor. Como actor destacan
sus papeles en obras de Synge, O'Casey, Stoppard, Chejov,
Simón, Carroll, Wilde y Shakespeare.
En diversas ocasiones ha trabajado en el Teatro Español de
Madrid, una de ellas en Amor contra el tiempo de Agustín
García Calvo, basada en sonetos de William Shakespeare.
Rafter, en su faceta literaria, es autor de tres monólogos:
The Remarkable Oscar Wilde, O'Shakespeare y Ser actor,
presentados por todo el mundo. Igualmente ha participado
en varios festivales, entre ellos destaca Edimburgo, donde

[214]
ganó el premio al “mejor Monólogo”, Dublín, Feria de
Frankfurt, Mérida, Elche, Almagro, Sitges, Wexford, Water-
ford, donde ganó el premio al “Mejor bailarín” en el musical
Oklahoma de Rodgers y Hammerstein y últimamente en el
Festival de Teatro en Tbilisi, Georgia.
En los años 60 representó por toda Europa a Aer Lingus,
Líneas Aéreas Irlandesas. En 1973 fue nombrado Consejero
Delegado de dicha compañía en España y residió en las Islas
Canarias. Durante varios años de dedico a la construcción al
sur de Tenerife recibiendo la Medalla de Oro de Santiago de
Tenerife por su protección y respeto ecológico y por su fo-
mento de las relaciones culturales entre España e Irlanda.
En 1992 fue nombrado por el Gobierno de Irlanda, Comisa-
rio General del Pabellón de Irlanda en la Exposición Univer-
sal de Sevilla. Durante este período mostró lo mejor de la
cultura de su país, incluyendo estrenos de Esperando a Go-
dot y La última cinta de Krapp de Samuel Beckett, produci-
do por el famoso Gate Theatre de Dublín, conciertos de gru-
pos como Los Chieftains, Sharon Shannon y la Orquesta
Sinfónica de la Televisión Irlandesa. Algunos de sus proyec-
tos más imaginativos fue flotar un gigante Gulliver por el río
Guadalquivir de Sevilla y unir el baile flamenco de María
Pagés con la música y danza irlandesa.
En 1993 tuvo gran éxito como Director en el festival de
Mérida con Sueño de una Noche de Verano de Shakespeare.
En el mismo año dirigió una nueva versión de Alicia en el
país de las maravillas de Lewis Carrol, con una gran acogida
de la crítica. Entre 1994/95 participó muy directamente co-
mo Director Gerente en el lanzamiento del teatro La Abadía,
un nuevo espacio escénico de la Comunidad de Madrid.
Paralelamente ha impartido conferencias sobre teatro e in-
terpretación en diferentes universidades y escuelas de arte
dramático nacionales y cientos de actores se han beneficiado
de su oficio. Ha escrito artículos y ensayos sobre la drama-

[215]
turgia, caso de El Mundo Circo de Samuel Beckett, La Tra-
gedia de Shakespeare. Sentir y hacer sentir. Su última obra
como dramaturgo ha sido Aidós, un drama sobre el hombre
y la guerra que se ha estrenado en Madrid el año pasado con
mucho éxito y ahora está de gira por España.
Uno de sus más originales montajes en sus últimos años
como Director fue el estreno de Miguel Will de José Carlos
Somoza (Premio Cervantes), una coproducción del Teatro
Clásico y el grupo Focus. En 1998 ha dirigido No hay burlas
con el amor de Calderón de la Barca, con la Compañía Na-
cional de Teatro Clásico (Premio Fernando de Rojas a la me-
jor obra teatral), Odio a Hamlet de Paul Rudnick y Los Car-
niceros de Antonio Morcillo López (Premio Marqués de Bra-
domín).
Sus trabajos más recientes como Director han sido entre
otros Las Cabeza del Dragón de Valle Inclán, una nueva ver-
sión de Sueño de Noche de Verano en el Festival de Mérida,
una nueva versión de El Camarero Ausente de Harold Pinter
y ha dirigido Esperando a Godot de Samuel Beckett en el
Centro Penitenciario de Aranjuez y ha estrenado su nueva
obra-monólogo Actor Busca Trabajo.
Sus trabajos de cine y televisión como actor incluyen:
Dama de Porto Pim, The Hause of the Sleeping Beauties,
Raquel Busca su sitio, Antivicio, Fade, The Road to Santiago,
Operación Gónada, El Súper, Coppola, A man and his dre-
ams, Manos a la Obra, La virtud del Asesino, Páginas Ocul-
tas de la Historia, Ulrike, Casanova, Irons of Wrath, Papá,
Farmacia de Guardia, La Casa de los Líos.
Hizo una nueva versión de Noche de Reyes de Shakespea-
re que se estrenó en el Teatro Principal de Burgos. Su último
trabajo como actor ha sido una lectura titulada Like mo-
ments in time, basada en textos de amor en la literatura ir-
landesa.

[216]
Ha colaborado muchas veces en Onda Cero en programas
como, Quédate esta Noche, Herrera y Dos, Un Paseo de Ve-
rano, La Tertulia de los Guiris.
Ha dirigido El Portero Automático de Murillo/Rafter y ha
escrito y dirigido An Taín, (El Robo del Toro de Cooley), ba-
sada en Leyendas Celtas.
Durante los últimos dos años ha sido Profesor de Interpre-
tación en la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Como autor, su libro Momentos en el Tiempo, ha sido pu-
blicado este año.
Denis Rafter aúna un profundo conocimiento de los recur-
sos técnicos del actor, una perspectiva constante de la fun-
ción impactante y mágica del espectáculo teatral y un espe-
cial talento para dar humanidad y llaneza a los personajes.
Es, además, un artista que encuentra en la sencillez del traba-
jo diario la genialidad y grandeza que arranca el aplauso y el
entusiasmo del público en el escenario.

[217]
1. ¿Cuál es su opinión respecto al laicismo?
Primero tenemos que entender qué significa la palabra
“laicismo”. Según en diccionario de la Real Academia Espa-
ñola, es “la doctrina que defiende la independencia del
hombre o de la sociedad, y más particularmente del estado,
de toda influencia eclesiástica o religiosa”.
Es decir, el laicismo defiende el derecho del ser humano a
su libre albedrío. En esencia, también esta libertad de pen-
samiento y por supuesto distinguir entre “el bien y el mal”
implica argumentos y respuestas mucho más complicadas.
Por un lado, la Iglesia nos dice que Dios ha dado este libre
albedrío y el camino para llegar a él pero también defiende
que debemos ser fieles a las leyes que ella misma promulga.
El laicismo tampoco es la solución. Cada individuo no tie-
ne la misma capacidad de razonamiento.
Poniendo un ejemplo que se encuentra en la ficción de
Shakespeare, el portero borracho en “Macbeth” no tiene la
misma capacidad racional que Hamlet. Los dos no analizan
de la misma manera ni sacan conclusiones de la misma ma-
nera, y lo interesante es que ambos están buscando respues-
tas filosóficas y teológicas.
La respuesta, por tanto, a la pregunta no es posible sin
abrir un debate mucho más largo sobre dos cosas fundamen-
tales, la existencia o no de lo humano con albedrío libre y la
existencia o no de un ser superior todopoderoso y sobrena-
tural.
2. ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para que perso-
nas de ideologías y creencias distintas puedan convivir en
un marco de respeto?
Debemos tener en cuenta que la grandeza del hombre no
es subyugar las ideas y creencias de otros e imponer las su-
yas sino aprender, escuchar y valorar que cada ser humano

[218]
es diferente y significante, no por su religión, color ni raza
sino por lo que cada uno aporta a nuestro mundo.
Cuando hay persecuciones de religiones siempre están ac-
tivadas por miedo. El miedo a los sumos sacerdotes judíos
cuando nació el cristianismo o el miedo de los musulmanes
al pensar que el cristianismo puede erosionar el islam. Hoy
día hay personas bajo pena de muerte por haber ejercitado
su derecho al libre pensamiento y haber decidido ser cristia-
nos y no musulmanes.
Pero en la historia ninguno está a salvo ni tiene las manos
limpias. No entiendo como personas inteligentes pueden
perseguir a otros si no es por miedo.
Tenemos que tener fe en nosotros mismos y con esta fe
mostrar caridad hacia el prójimo.
3. Si tuviese en su mano la posibilidad de construir un
mundo más justo, ¿qué cambiaría? ¿Cómo lo haría?
Formar una fraternidad abierta, global y libre entre hom-
bres y mujeres sin consideración de religión, raza o estado
social y basándola en lo que cada uno tiene en común: la
búsqueda de salud, paz y conocimiento.
Las leyes siempre cambian o están encaminadas de una
forma diferente por cada nación. Por ejemplo:
¿Cuándo no es la tortura un crimen contra los derechos
humanos? ¿Cuándo es la guerra justificada?
Es imprescindible que los niños entiendan que hay un
código natural, una moralidad fundamental en el ser huma-
no, y que éste surge de forma natural y no por ninguna ley
promulgada por el hombre.
Tampoco debería haber religiones si no son compatibles
con cualquier creencia de buena fe.

[219]
Hay una lucha continua histórica y universal entre el bien
y el mal. Lo importante es que podamos introducir tales con-
ceptos en los niños antes de que puedan encontrar el mal.
4. La masonería adogmática tiene como objetivo el desarro-
llo de sociedades laicas y democráticas en las que se cum-
plan los derechos humanos, tomando como base el pensa-
miento racional al margen de pautas reveladas segregativas.
¿Qué opinión le merece? ¿Cree que en sus debates pueden
realmente surgir ideas transformadoras?
Antes de todo no me gusta el término “dogmático”. Signi-
fica que unos quieren imponer algo al otro.
¿Una ley no es un dogma también?
Diferencia: Una ley en una sociedad democrática normal-
mente es una consecuencia del diseño mayoritario mientras
que un dogma es un diseño hecho y mantenido por una mi-
noría.
Con respecto a la masonería adogmática mi respuesta pue-
de ser tomada de diferentes maneras.
Además, confieso que no entiendo las últimas palabras,
“pautas reveladas segregativas”.
En el fondo, ¿qué significa eso? Estoy de acuerdo con el ob-
jetivo, pero también estoy de acuerdo con algunos objetivos
de la Iglesia Católica, el Islam, el Budismo, y a veces con los
objetivos de las creencias más primitivas como las de los
aborígenes de Australia. Pero esto no quiere decir que sea
católico, ni musulmán, ni budista ni aborigen.
Conozco poco sobre la masonería.
Tiene una imagen de secretismo, con ritos muy simbólicos
y a veces una imagen popular negativa pues parece que en
algunas organizaciones no hay mujeres.
Surgen también contradicciones.

[220]
Su creencia básica está resumida en tres palabras: libertad,
igualdad y fraternidad pero parece que cuando uno entra en
la masonería es muy difícil salir, que hay mucha presión en
los momentos de dejarla.
Entonces, uno ya no se siente libre.
Aparentemente es conocido que los miembros ayudan a
sus hermanos masones. ¿Significa esto que una persona que
no es masón y busca trabajo está rechazada en favor de otro
que es masón?
¿Entonces donde está la igualdad?
Y finalmente, Salvador Allende, masón, fue traicionado por
otro masón, Augusto Pinochet. ¿Entonces donde estaba la
fraternidad?
5. En la actualidad nos enfrentamos a la muerte de los
grandes relatos. ¿Qué estrategias propone para recuperar los
retos de la Modernidad y mentalizar a los ciudadanos de la
importancia de valores como la solidaridad?
Los grandes relatos no están muertos, están sumergidos
bajo una montaña de basura, como aquellos que controlan la
economía del mundo, o los que controlan los medios de co-
municación. Imágenes selectivas según intereses minorita-
rios.
El poder en el mundo está en manos de pocos. Quiero decir
el poder real.
Cuando se defienden valores u objetivos humanos contra
acontecimientos críticos en nuestro mundo como la pobreza
o enfermedades como el sida o la malaria los intereses co-
merciales entran a poner orden, prohibiendo la libertad del
ciudadano, actuando en favor de la mentira y en contra de la
verdad.
La cultura y las artes siempre han sido las voces gritando
en el desierto en favor de una solidaridad moral, la voz que

[221]
toca el alma de la mayoría. Una canción como We Shall
Overcome de Joan Baez, una obra de teatro Waiting for Go-
dot de Samuel Beckett, o un cuadro de Goya.
Sócrates ha hecho más para demostrar la libertad de pen-
samiento que todos los países que debaten cada día en las
Naciones Unidas.
Tal vez esta sería la solución, ir a Nueva York, sentarme en
un banco y tomarme un frasco de cicuta. Pero no.
Nadie me haría caso. Mejor escribir una obra de teatro que
pueda tocar el alma de todos. Eso es. Demostrar la verdad
tocando almas. Ahí va mi razón instructiva. Un romántico
nato.
6. ¿Qué opina sobre la financiación de proyectos de Coope-
ración para el Desarrollo?
No conozco los detalles porque no trabajo en ese sector pe-
ro las intenciones son buenas. Algunos de los retos son la re-
forma de las instituciones de los estados menos desarrolla-
dos, impulsar el desarrollo y disminuir la pobreza, el hambre
y la desigualdad, y también la protección de los derechos.
Todos estos objetivos son esenciales pero me da la sensa-
ción de que hay muchos casos que no tienen un control ade-
cuado, que muchas multinacionales como las compañías
farmacéuticas no cooperan suficientemente porque están
más pendientes de sus beneficios y sus accionistas.
Y no siempre los países ricos dan el dinero que prometen.
¿Ahora con la crisis mundial hasta que punto están cum-
pliendo con esos proyectos?
Los pobres siguen pobres. Y los ricos siguen ricos, mas o
menos.
7. Este ensayo plantea como metáfora constructiva la
“transformación de jardines dispersos en un ecosistema dis-
tribuido”, algo así como una globalización más justa. ¿Cree

[222]
que es esto posible en un mundo en el que los conflictos si-
guen siendo provocados bajo los intereses económicos de los
países desarrollados?
Ojala existiera un jardín utópico aquí en la Tierra. Pero el
ser humano es demasiado egoísta para convertir el mundo
en un jardín bello donde todos vivan en libertad, igualdad y
fraternidad. Siempre habrá alguien mirando las rosas del
otro con envidia. Siempre habrá alguien que quiera más
árboles que el otro.
Voy a contar una pequeña anécdota.
Hace años pasé mucho tiempo en Tenerife. Había una ur-
banización con apartamentos de lujo con vistas al mar en la
que vivía gente con dinero. Cada casa tenía su terraza y al-
rededor, por supuesto, estaban los jardines comunes.
Llegó un hombre, compró un apartamento y decidió am-
pliar su terraza. Y así lo hizo, expropiando parte del jardín
común.
El presidente de la comunidad no hizo nada por intereses
personales. Claro que sí. Necesitaba el voto del otro para
mantenerse en el poder.
Ahí está la verdad peligrosa. Avaricia. Ego. Poder.
Y la pena es que ninguno de los dos es más feliz.
Hasta que los países desarrollados se den cuenta de que la
felicidad de los ciudadanos no depende de su estado econó-
mico sino del estado de su ánimo no podrá haber un jardín
común.
8. ¿Qué piensa sobre la exportación de armas?
Recuerdo que cuando era niño en las películas del oeste
había buenos y malos. La caballería, el sherif y los pioneros
eran los buenos. Y los malos eran los bandidos, los pistoleros
a sueldo.

[223]
Pero después había otro tipo, los blancos que vendían rifles
a los indios. Estos ni siquiera eran malos, eran sinvergüenzas
despreciados por todos porque se enriquecían con el sufri-
miento y la muerte de inocentes. Hay muchos de esos tipos
hoy, con sus yates y grandes mansiones. Y hay gobiernos
que hacen muy buenos negocios con la exportación de ar-
mas: los estados unidos daban armas a los mujahdin en su
lucha contra los rusos y después ellos usaban esas mismas
armas contra los propios americanos. El tráfico de armas no
beneficia a nadie aparte de unos pocos sinvergüenzas.
Hay intereses que causan y fomentan guerras solamente
con el propósito de exportar y vender armas. Eso es diabóli-
co.
Ningún gobierno debe hacer negocios con la exportación
de armas. Cuando estás defendiendo tu propia nación es
legítimo fabricar armas. Cualquier nación tiene el derecho de
defenderse. Pero vender armas para causar conflictos en el
mundo es criminal.
9. ¿Cuál es su opinión sobre el papel de las Naciones Uni-
das?
Las Naciones Unidas deben tener un papel más importan-
te. Debe ser una institución más independiente y ninguna
nación debe tener más influencia sobre sus decisiones que
otra. Antes de la guerra en Irak los Estados Unidos ejercieron
mucha presión sobre la ONU intentando manipular la in-
formación para “legalizar la guerra”.
Mi mujer y yo fuimos dos entre los millones de personas
que se manifestaban contra la guerra por todo el mundo. La
ONU nos falló aquella vez.
Hace 15 años, en Julio de 1995, en una ciudad llamada Sre-
brenica a medio camino entre Atenas y Roma, las tropas ser-
bias tomaron el enclave bosnio musulmán y ejecutaron a
más de 8000 varones de entre 16 y 60 años de edad. Presen-

[224]
tes en aquellos horribles días y testigos de lo que pasó esta-
ban 600 soldados holandeses enviados por la ONU para pro-
teger la ciudad. Pero ellos no hicieron nada.
Igual que en Ruanda cuando un millón de tutsis fueron
masacrados por los hutus. La ONU se limitó a sacar alguna
resolución que, naturalmente, no fue aplicada. Algo va mal
con la ONU, especialmente cuando los más débiles necesitan
ayuda.
10. ¿Alguna otra cuestión que desee añadir?
En fin, ¿cuál es la solución a todos estos problemas e injus-
ticias que existen en el mundo? Una pregunta difícil. Históri-
ca y universal.
Tal vez intentar inculcar a niños y niñas valores humanos,
el amor y un sentido de lo que es justo, explicarles que la fa-
ma y la riqueza no van a traer la felicidad, que todos somos
iguales, que hay que ayudar a los ancianos, a los enfermos y
los más débiles, que la violencia no resuelve nada, que el ser
humano es importante.
Tenemos que fomentar intercambios culturales entre las
naciones e impulsar las artes.
Sentir y hacer sentir.
Después de todo, cuando suenan las campanas suenan pa-
ra todos.

[225]
[226]
Esta obra de reflexión sobre la Masonería terminó de
componerse en las colecciones de MASONICA.ES
a Media Noche En Punto del día
21 de diciembre de 2010,
Solsticio de Invierno

[227]
[228]

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