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La ética como conciencia intelectual y moral en la apropiación de la cultura ciudadana

Espitia Conde Helen

Martinez De La Hoz Amir

Cortes Suarez Melany

Montero Orozco Yusellys

Karen González Henríquez

Ética

Universidad De La Costa, Cuc

Barranquilla, 2019.
Contenido

Introducción .................................................................................................................................... 3
Planteamiento problema.................................................................................................................. 6
¿Cómo promover la ética a través de las competencias ciudadanas? ....................................... 6
Justificación .................................................................................................................................... 8
Objetivo general ............................................................................................................................ 10
Objetivos específicos .................................................................................................................... 10
Marco teórico ................................................................................................................................ 11
¿Qué es ética? ............................................................................................................................ 11
Ética o conocimiento ................................................................................................................. 12
Principios éticos para la globalización ...................................................................................... 13
Principio personalista ........................................................................................................... 14
Principio de orientación al bien común ................................................................................ 15
Principio de orden de responsabilidades .............................................................................. 15
Principio de prudencia directiva ........................................................................................... 16
Código ético .............................................................................................................................. 17
Diseño estratégico ..................................................................................................................... 24
Conclusión .................................................................................................................................... 25
Referencias .................................................................................................................................... 26
Rúbrica del corte II ....................................................................................................................... 27
Introducción

Desde hace ya algunos años, la ética ha vuelto a retomar una fuerza que

pretendidamente había perdido. ¿La razón? Parece que hay muchos motivos que han causado

que la ética renaciera de sus cenizas. De entre las razones que pueden explicar esto pueden

constarse las dos siguientes. La primera es que la ética no puede estar separada de la vida

humana, de la vida concreta: necesitamos pensar y/o reflexionar sobre nuestras acciones y

sobre sus repercusiones. La segunda es que hoy nos encontramos en una sociedad que cada vez

tiene más poder sobre la vida de los otros; una decisión individual puede abarcar las vidas de

muchos seres humanos, muchos más que en el pasado.

La ética tiene que lidiar y considerar, siempre, a la persona humana. La ética está

inmiscuida en la vida humana misma, y sus reglas no tienen por qué estar en desacuerdo con

ella. La ética se articula en la vida, y ésta se articula mediante las acciones que el hombre

concreto realiza. Y la ética, además, busca orientar la vida, "constituye una guía de la acción";

la ética está entrelazada a la vida, y sin aquélla esta última no podría concebirse porque pocas

realidades, si no es que ninguna, pueden ser neutras (la ética, en cambio, critica, juzga). De

hecho, el vínculo inseparable entre vida y ética se puede ver claramente en la pregunta

fundamental de la ética: ¿cómo hemos de vivir? "Por eso, si la pregunta radical sobre cómo

hemos de vivir nos ubica en el punto en que sopesamos las diferentes formas de vivir, nos pone

frente a los problemas éticos más fundamentales, y nos lleva a las preguntas éticas que nos

dicen cómo hemos de actuar y cuál es esa buena vida, la eubios de la que hablaba Aristóteles
que, sin realizarse en solitario sino siempre en relación, nos hará ser realmente personas,

realmente humanos".

Uno de los problemas éticos a los que la humanidad se enfrenta en la actualidad a

nuestro juicio, el nihilismo, que puede entenderse como equívocamente ético, el nihilismo es

"una actitud para la que no hay nada por lo que valga la pena luchar, ni valores que puedan

servir de guías valiosas para la vida, ni asideros desde los cuales sostenerse, sino que todo es

posible incluso lo que cualquiera rechazaría por inhumano"

En el libro Ética para la vida, de Gonzalo Lapuente nos hace reflexionar sobre el

concepto de proyecto, en el sentido de que la vida de cada uno está lanzada a la búsqueda y

consecución de algo. La vida de otros seres no humanos está, por decirlo de algún modo,

cerrada; las bestias no tienen posibilidad de ser diferentes. El tiempo, para ellas, es siempre el

mismo y el futuro no representa nada. Sin embargo, para el hombre esto es diferente, y lo es

porque el tiempo tiene su carga subjetiva insoslayable, en el hombre la libertad es posibilidad, y

esta libertad se va actualizando en el tiempo. Ejercitando la libertad es que puede construirse la

propia identidad; la identidad se construye eligiendo y actuando, y tal elección y actuación se

convierten en una "segunda naturaleza", como la llamaba Aristóteles. El hombre se construye a

sí mismo mediante el uso de su libertad, porque somos seres libres, somos objeto de una

valoración ética. La libertad, al ser constructora, tiene proyectos a largo plazo, que son los

"proyectos de vida". Lapuente habla de algunos de estos proyectos y de la necesidad de que

éste sea humano. Así lo dice el autor: "Para que mi proyecto de vida sea bueno necesita ser

humano, es decir, el proyecto tiene la función de asegurar que mi futuro va a ser un futuro

humano" (Buganza, Junio 2008)


Ciertamente una vida humana es una vida libre, pero Lapuente acentúa acertadamente

que no es suficiente, que hace falta ser crítico, que hace falta valorar las diferentes opciones que

se tienen. Y es que la inteligencia humana sopesa las opciones con las que cuenta; conoce, y si

le parece bueno, lo quiere; y si lo quiere realmente, entonces lucha por alcanzarlo. Hay que

tener, en este sentido, y a mi juicio, una vida inteligente.


Planteamiento problema

¿Cómo promover la ética a través de las competencias ciudadanas?

El ciudadano se construye para que la sociedad se transforme y ese proceso de

construcción ciudadana es un proceso de transformación social.

Preguntarse por la formación ciudadana que un país ofrece a las nuevas generaciones es

de vital importancia para cualquier nación. En las circunstancias actuales de Colombia esta

pregunta cobra una mayor relevancia cuando, como sociedad, estamos haciendo enormes

esfuerzos por buscar alternativas que nos permitan resolver los conflictos de una manera

pacífica, superar la exclusión social, abrir nuevos espacios para la participación ciudadana,

enfrentar los altos índices de corrupción y lograr relaciones más armoniosas en las instituciones

educativas, los lugares de trabajo, los espacios públicos y los hogares de muchos colombianos y

colombianas. El país ha recorrido un camino para ello y los Estándares Básicos de

Competencias Ciudadanas buscan unirse a esta búsqueda que, sin lugar a dudas, se constituye

en un desafío inaplazable que involucra a distintos sectores de la población.

El concepto de ciudadanía que está en la base de los Estándares Básicos de

Competencias Ciudadanas parte de la premisa básica de que es característica de los seres

humanos vivir en sociedad. Las relaciones humanas son necesarias para sobrevivir y para darle

sentido a la existencia. Desde el momento mismo de su nacimiento, niños y niñas empiezan a

aprender a relacionarse con otras personas y a entender qué significa vivir en sociedad. Este

aprendizaje continúa toda la vida, estas relaciones no son, por supuesto, sencillas, muchas veces
los intereses individuales no coinciden con los de los demás, lo que genera tensiones que

dificultan la convivencia y la organización social. Resolver estas tensiones es complejo, tanto

que a pesar de que los seres humanos llevamos miles de años viviendo en sociedad, seguimos

aprendiendo a convivir y explorando distintas maneras de organizarnos políticamente. Por esta

razón, el desarrollo de las competencias para relacionarse con otras personas y participar

activamente en la construcción social como actores políticos es muy importante.


Justificación

Por medio de este proyecto damos a conocer los perjuicios que atentan con los valores

éticos en desarrollo de las competencias ciudadanas, dando gran importancia a la construcción

de soluciones colectivas a los problemas sociales que pasan por la construcción de una cultura

democrática, que a su vez está basada en unos valores éticos y ciudadanos por la búsqueda

misma, de salidas individuales ausentes de solidaridad que es una evidencia de las limitaciones

que impone la cultura autoritaria para la construcción de soluciones colectivas. Esto resulta

contraproducente para la vivencia de unos valores democráticos, aunque explicable dada la

fuerte herencia de los largos periodos dictatoriales que han vivido las sociedades desde su

formación.

El desarrollo de la Competencia Ética y Ciudadana supone un esfuerzo mayor en los

tiempos actuales. Las instituciones como las escuelas y universidades tienen el gran reto de

constituirse en un espacio crítico de esa cultura autoritaria que se perpetúa en las relaciones

sociales. Las instituciones educativas deben convertirse en un espacio de construcción de

nuevas relaciones sociales, que puedan generalizarse a otros ámbitos de la sociedad. Es urgente

transformar las relaciones autoritarias existentes en algunas sociedades, por otras más

democráticas, a través de actividades y proyectos tendentes a crear lazos de solidaridad, respeto

a la diversidad, equidad de género, trabajo colaborativo, como ejes para una ciudadanía del bien

común. Estos valores puestos en práctica en el ámbito local son el primer escalón para el
ejercicio de una ciudadanía del mundo más abierta e inclusiva. La competencia Ética y

Ciudadana se fundamenta en el sistema político-democrático establecido en la Constitución

vigente, que supone los poderes del estado sometidos a las decisiones de la ciudadanía. Está

basada también en la promoción y respeto de los derechos humanos y particularmente en la

equidad y la justicia social que hacen posible la vida digna de las mayorías. Ello se extiende

además a las iniciativas ciudadanas, independientes del Estado, que a través de las

organizaciones sociales y políticas hacen valer sus derechos y cumplen con sus deberes.

Este proyecto busca promover la ética a través de los valores ciudadanos y va dirigido a

la sociedad, pero con un gran enfoque a los estudiantes, buscando que los estudiantes puedan

desarrollar en su vida relaciones justas, fundamentadas en principios morales y democráticos.


Objetivo general

Desarrollar, recoger y analizar información de la sociedad para establecer conductas y

obtener resultados que conlleven a promover la ética a través de las competencias ciudadanas,

dando solución a problemáticas sociales del día a día, con aportes de gran importancia para la

construcción de soluciones colectivas a estos problemas.

Objetivos específicos

1. Analizas las problemáticas actuales de la sociedad que atentan con los valores

éticos y ciudadanos.

2. Promover soluciones colectivas a problemas sociales, que atentan con los valores

éticos.

3. Fortalecer el conocimiento a la sociedad, ofreciendo información de la

importancia de los valores éticos.

4. Elaborar propuestas para mejorar el desarrollo de la Competencia Ética y

Ciudadanas.
5. Diseñar estrategias o mecanismos para llevar la sociedad estos conocimientos

éticos, fundamentados en las competencias ciudadanas.

6. Practicar los principios y valores éticos universales mínimos que posibilitan la

convivencia en la sociedad.

Marco teórico

¿Qué es ética?

Si se va a hablar de ética, sería conveniente conceptualizar muy bien lo que se explicará.

Tal vez algunos de los problemas más graves que atentan contra la conversación y la complican

son las diferencias que pueden existir entre el pensamiento y la palabra que se utiliza para

comunicarlo. Por ejemplo, cuando alguien señala que se debe incluir la ética en el plan de

estudios de las escuelas de negocios, ¿qué se desea expresar realmente? Al parecer, los

estudiantes tienden a confundir los términos de ética y moral, ya que los utilizan

indistintamente, como si fueran sinónimos. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia

de la Lengua Española, la moral es la ciencia que trata del bien general y de las acciones

humanas en orden a su bondad y maldad.


No obstante lo anterior, existen diferencias entre ética y moral. Según la etimología de

cada uno de los dos términos, ética proviene del griego ethos, que significa costumbre.

Ética o conocimiento

La ética es una de las tres áreas de la filosofía. Las otras son la epistemología, o teoría

del conocimiento, y la metafísica. El campo de estudio de la ética es el juicio moral. Es un

campo propio de la filosofía y no puede ser asignado a otro especialista debido a que el juicio

moral no es una actividad para expertos, sino que es un campo en el cual todos tienen

autoridad. La ética puede considerarse como un estudio teórico en virtud del cual se tratan de

clarificar los conceptos, al igual que los otros campos de la filosofía. La ética es el estudio

sistemático de la naturaleza de los conceptos axiológicos, como “bien”, “mal”, “correcto”,

“equivocado”, etc., y de los principios generales que

justifican la aplicación de ellos a alguna acción o acto.

Su importancia radica en su relación con las nociones


fundamentales de moralidad, y éstas pueden tener grandes consecuencias en relación con la

conducta de las personas.

La ética comparada es un área muy particular del estudio de la ética, que examina las

reglas y los ideales que se han desarrollado a través del tiempo y del espacio en las diferentes

sociedades que existen o han existido en este planeta, y el papel que ella ha cumplido en los

asuntos conductuales de las personas. Su material de trabajo proviene de los diferentes códigos

encontrados en toda sociedad, tanto a través de sus tradiciones orales o escritas como de los

supuestos tácitos que se encuentran tras el marco legal constitucional. Tales códigos han

tendido a desarrollarse naturalmente, y de esta forma han existido mucho antes de que el

hombre comenzara a pensar en ellos.

La teoría filosófica de la ética se diferencia de la tarea ordinaria del hombre en que al

tomar decisiones desarrolla juicios morales. No obstante, muchos estudiosos de la filosofía-

ética sostienen que el examen o test principal que puede aplicarse a todo un sistema ético-

teórico es si puede armonizarse ese sistema con lo que se puede denominar ética o juicios

morales productos del sistema común; es decir, con aquellos juicios éticos que uno siente que

está obligado a emitir de la mejor forma posible en la vida común, y que se producen por la

necesidad de las acciones y no por las reflexiones especulativas. En otras palabras, se

encuentran fuera de los argumentos filosóficos.

Principios éticos para la globalización

A continuación se plantea una serie de principios generales que, de acuerdo con el autor,

deberían tenerse en cuenta si se quiere adoptar una actitud éticamente compro-metida en la

sociedad actual. Estos principios, llevados convenientemente a la práctica, asegurarían la

presencia de aquellos parámetros que hace un momento faltaban. Estos principios son los
siguientes: el principio personalista, como principio básico de la ética; la orientación al bien

común, como principio normativo de la actividad empresarial; el orden de responsabilidad,

como principio de orientación; y, finalmente, el principio de la prudencia directiva, como

principio de decisión.

Principio personalista

Este principio se enuncia del siguiente modo: la persona es siempre un valor en sí

misma y por sí misma, y como tal exige ser considerada y tratada. Esto equivale a decir, en

términos negativos, que la persona nunca puede ser utilizada como objeto de pro-piedad o con

fines utilitarios.

La actividad de la empresa debe orientarse al desarrollo del individuo. Esto tiene

relación con los empleados de la empresa, que tienen una serie de derechos (salario 36

Capítulo 2 Habilidades éticas frente al reto de la globalización justo, puesto de trabajo digno,

desarrollo personal, etc.) que debe respetarse. Pero también se relaciona con otros Stakeholders

de la empresa: con los clientes, a quienes hay que proporcionar un servicio y unos productos

que no sólo sean útiles, sino también buenos, es decir, que contribuyan a su desarrollo; y con

los proveedores y demás Stakeholders, para con los cuales se tienen que cumplir obligaciones

de justicia.

El principio personalista orienta adecuadamente el progreso técnico, y le confiere la

radicalidad que se reclama. No todo lo técnicamente posible debe hacerse. Hay cosas que

aunque sean técnicamente posibles, debe evitarse hacerse porque pueden suponer un deterioro

para las personas. El principio personalista orienta también el afán consumista, en cuanto que

justifica la razón de la primacía del ser sobre el tener.


Principio de orientación al bien común

Aristóteles se pregunta en la Ética a Nicómaco por la ciencia que debe considerarse

superior a todas y contesta que es la política, porque es aquella que contribuye al bien de la

sociedad y no sólo del individuo. Una dirección de empresas éticamente responsable debe tener

este mismo objetivo. La orientación al bien común estimula a la persona y a la empresa a ir más

allá de los intereses particulares, y a buscar aquello que es bueno para el conjunto de la

sociedad. La postura que sostiene que la empresa cumple con su responsabilidad social sólo con

generar beneficio ignora la compleja realidad de lo que es la empresa.

La orientación al bien común tiene como dos puntos de referencia propios el principio

de solidaridad y el principio de subsidiariedad. El primero reclama por parte de la empresa la

obligación de actuar pensando en el bien de la sociedad; el segundo justifica el derecho de

actuar libremente en aquello en que se tiene capacidad de actuación.

El bien común da a la globalización un nuevo sentido, porque da a entender un

significado profundo de la globalización, más allá de los términos puramente económicos. El

bien común lleva a una mentalidad global. Por la misma razón, modera la competitividad y

busca que la sociedad se convierta en un juego de suma positiva, donde todos ganen.

Principio de orden de responsabilidades

Este principio ayuda a no perderse en el sentido de responsabilidad y a señalar

prioridades en las acciones. Según este principio, las responsabilidades del individuo deben

ordenarse en función de lo que está más al alcance. En el cumplimiento de las

responsabilidades se puede caer tanto en posturas minimalistas (es decir, conformarse con

responder de lo que afecta directamente) como en posturas maximalistas (sentirse responsable


de todo lo que sucede). Para hallar un término medio entre estos dos extremos, el principio de

responsabilidad lleva a pensar en lo que es próximo.

El sentido de responsabilidad lleva a ocuparse de aquellas cuestiones que dependen más

directamente del individuo. Si la orientación al bien común supone un momento de expansión

de la responsabilidad propia, el orden de responsabilidades ayuda a dar prioridades, empezando

por aquello que está más cerca, no sólo en el tiempo y en el espacio, sino también con respecto

a las obligaciones personales y profesionales.

Principio de prudencia directiva

Las decisiones empresariales tienen una gran complejidad, porque el directivo necesita

considerar muchas variables antes de tomar una decisión. Por esa razón, el directivo necesita

“detenerse a pensar”, una actitud nada frecuente en el mundo actual. Sin embargo,

precisamente por esto es importante dedicar un tiempo a pensar. El directivo que piensa es el

que prevé, el que sabe adelantarse a las situaciones; de otra forma, se limita a dejarse llevar por

las circunstancias.

Para tomar decisiones no hay reglas aritméticas, ni pautas predeterminadas. Cada

decisión es un proceso en el que se pone en relación los principios y valores propios —las ideas

generales— con las circunstancias concretas de la situación, y se emite un juicio que lleva a

afirmar “esto está bien”, “aquello está mal”. Como en cada situación las circunstancias

cambian, no hay dos situaciones iguales. No es posible actuar sólo con grandes principios, sino

que en cada situación es necesario considerar las circunstancias. Por eso, sólo una ética de las

convicciones no sirve para dirigir empresas. No obstante, sin principios tampoco se puede

concluir nada, o, mejor dicho, se puede concluir cualquier cosa. Por eso, una ética de la

responsabilidad que se guíe sólo por los resultados tampoco serviría sola para dirigir empresas.
El modo como se concibe el mundo influye en las decisiones y, a su vez, las decisiones

influyen en las ideas, porque cambian al individuo o lo reafirman en ellas. El hombre no

dispone de reglas, sólo de virtudes. Las virtudes son como el stock donde se almacenan las

experiencias, los ideales y anhelos más profundos, y transforman y facilitan las acciones

futuras.

A partir de estos principios puede desarrollarse toda la ética. Por lo tanto, se entiende

que no se pueda detener en ellos. El deseo era tan sólo ilustrar cómo a partir de ellos es posible

recuperar los parámetros éticos que se echan de menos al descubrir la situación actual del

mundo, proponer que estos principios se tomen en cuenta a la hora de pensar en la toma de

decisiones en la dirección de empresas y en la vida en general.

(Eduardo, 2007)

Código ético

El código de ética de una organización es un documento formal que expresa su forma de

pensar y los valores éticos en los que se basa; es la máxima expresión de la cultura, las normas

y las creencias de una organización. En él se encuentran los principios de carácter moral que

una organización espera cultivar, tanto dentro como fuera de ella, ya que un código de ética no

solo establece lo que una empresa espera de sus miembros, sino que también refleja la

responsabilidad que asume en la sociedad. En ese sentido, un código de ética representa una

introducción a una organización determinada y una presentación a la comunidad, a sus propios

empleados y a sus accionistas. Al revelar los valores morales que gobiernan, la organización

revela su personalidad y rasgos de carácter, así como el proyecto común que lo identifica y lo

que lo diferencia de los demás.


En gran parte como resultado de los casos de corrupción de alto perfil que ha despertado

la opinión pública en los últimos años, la ética en las organizaciones ha adquirido un alto nivel

de importancia y ha llevado a la proliferación de códigos de conducta corporativos como una

forma de institucionalizar el comportamiento moral y la expresión. El compromiso social que

asume la empresa hacia la comunidad. Este compromiso está escrito en varios documentos

formales, que varían según su calidad y contenido. Algunos expresan una larga lista de

acciones permitidas (y prohibidas); otros consisten en declaraciones generales de objetivos y

responsabilidades que deben alcanzarse; Algunos son muy específicos y detallados, mientras

que otros enumeran una serie de valores que deben lograrse con el apoyo de toda la

organización. En la práctica, el término código de ética.se ha convertido en un lugar común

para referirse a una variedad de declaraciones escritas que contienen principios éticos, aunque

estrictamente hablando, estos documentos pueden tomar la forma de declaraciones de valores,

credos corporativos o códigos de conducta, cada uno con características distintivas desde el

punto de vista teórico. Las declaraciones de valores y credos generalmente se refieren a

principios de acciones amplias y básicas relacionados con la misión y la filosofía de la

compañía, incluidos sus ideales fundadores y los valores que espera promover.

Los códigos de ética, por su parte, a menudo contienen un código de conducta que los

miembros de la organización deben seguir, que generalmente se enfoca en acciones que deben

evitarse y cómo lidiar con situaciones moralmente problemáticas. Apuntan a objetivos distintos

que influyen tanto en la estructura de la organización como en las vidas y actividades de sus

miembros. El código de ética de una compañía implica una exhibición pública de su enfoque de

los negocios y su compromiso para desarrollar completamente ese enfoque. Cada empresa debe

emprender la tarea de desarrollar su propio código de ética, adaptado a sus necesidades, valores
e historia; y aunque la referencia a otras organizaciones puede ser útil, no libera a la

organización del esfuerzo obligatorio que debe hacer para reflexionar sobre su propia

identidad. Una vez formulado, un código de ética debe establecerse y cumplirse dentro y fuera

de la organización. Por lo general, un código de ética aborda temas como los conflictos de

interés, la relación de la empresa con los competidores, la recepción y entrega de regalos, la

calidad del producto, el impacto de la actividad empresarial en el medio ambiente, las

contribuciones políticas y la forma en que los empleados, proveedores y clientes deben ser

tratado.

En términos prácticos, un buen código de ética juega un papel importante en la

unificación de los procedimientos a medida que una empresa crece y se dispersa

geográficamente, ya que refuerza los valores de las personas involucradas y proporciona

parámetros claros y precisos que guían la toma de decisiones. De hecho, algunos autores

argumentan que es una herramienta tan valiosa que las empresas que carecen de un código de

ética documentado con mayor frecuencia que no caen en la toma de decisiones arbitrarias e

inconsistentes. A través de su código de ética, una empresa puede fortalecer el bien común y

construir la unidad sobre una base firme. En general, los códigos de ética hacen que las

empresas sean más atractivas para las partes interesadas, quienes deben decidir si se involucran

o no con la compañía, porque a través del código de ética pueden confirmar que sus objetivos

personales son consistentes con los de la organización. De algún modo, Aunque los códigos de

conducta tienen una larga tradición (comenzando con el Código de Hammurabi, siglo VIII

a. C.)), la proliferación de códigos de ética es relativamente reciente. Edgar Heermance

presenta una compilación de 198 códigos de asociaciones profesionales y cámaras de comercio

que se promulgaron a principios del siglo XX. Estos documentos se extendieron tanto que la
década de 1920 se considera su edad de oro. A nivel corporativo, un pionero en la

implementación de códigos de conducta, American Express, cuyo primer código fue escrito por

uno de sus tres fundadores, William G. Fargo, en 1872, vale la pena mencionar. Otros pioneros

incluyen IBM (cuyo código fue creado en 1914 por su fundador y primer presidente, Thomas J.

Watson), JC Penney Company, Hewlett Packard y John Deere. El credo corporativo de Johnson

& Johnson, que se remonta a los ideales de su fundador, Robert Wood Johnson, se publicó en

1943 y, desde entonces,

La mayoría de estos códigos expresan los ideales de sus fundadores, pero es esencial

tener en cuenta que un código es más que una declaración de buenas intenciones y, en cambio,

debe ofrecer una referencia objetiva y ética que permita juzgar acciones específicas desde una

moral, y no Simplemente estratégico, posible punto de vista. Un código de ética inculca a los

individuos con parámetros morales que guían la acción dentro de una empresa de acuerdo con

las exigencias de la justicia y, por lo tanto, complementa, pero no reemplaza, las obligaciones

legales que se derivan de las leyes de la sociedad y las reglas generales de comportamiento.

Lo más probable es que los códigos de conducta hayan sido criticados y objetados

porque se les ha asignado un alcance y objetivos que les son ajenos. Primero, el escepticismo

popular hacia las buenas intenciones del sector corporativo es ciertamente un factor en la

creencia un tanto generalizada de que los códigos de ética son una mera herramienta de

marketing para mejorar la imagen de una empresa y / o los posibles ingresos. Al mismo tiempo,

a menudo es difícil cumplir con los principios de un código de ética, especialmente en entornos

con altos niveles de corrupción, y la experiencia indica que muchos de los documentos

publicados con optimismo y entusiasmo más tarde fallaron en su implementación. Al ser tan

específicos y fuertemente normativos, los códigos se vuelven inflexibles y anulan el poder del
discernimiento propio de la prudencia que es esencial para trabajar a través de las diversas

situaciones que surgen en las operaciones del día a día. Muchas veces, esto puede llevar a las

personas a aplicar un código de ética mecánicamente sin dejar de convencerse por completo de

los valores que lo sustentan.

La legitimidad de un código de ética se basa en ciertos principios generales, incluidos el

principio personalista y el principio del bien común, que a su vez incluye la solidaridad, la

subsidiariedad, la imparcialidad, la lealtad a responsabilidades específicas, la confidencialidad

y la profesionalidad. Tales principios, lejos de ser declaraciones abstractas, se concretan en la

responsabilidad que una empresa asume con respecto a cada una de sus partes interesadas. A

partir de ahí, se pueden llegar a estándares morales más específicos, que resultan ser

precisamente las declaraciones de un código de ética y hacen explícito el contenido de tales

principios y valores. Al final, estos principios se refieren a los bienes humanos. Un código de

ética es, sobre todo,

A menudo, los códigos de ética se presentan como un conjunto de reglas para aquellos

que comienzan a trabajar en una empresa. Como resultado, los códigos evocan la imagen de un

sistema de control impuesto que, debido a su fuerte contenido esquemático, normativo y

altamente normativo, es en gran medida ineficaz. En realidad, un código de ética pretende

promover el desarrollo de las virtudes y, por lo tanto, va más allá del mero cumplimiento

formal para mejorar la excelencia humana. Aunque la expresión de un código es normativa,

uno debe evitar caer en una postura normativista que empequeñece la visión holística de la

ética, que incluye no solo las normas sino también los bienes humanos y el desarrollo de las

virtudes. Estas tres dimensiones deben integrarse armoniosamente porque cuando las normas se

consideran obligatorias a priori, sin hacer referencia a bienes objetivos o a la adquisición de


virtudes, se convierten en meras imposiciones. Además, se les quita su contenido y su relación

con la verdad sobre el bien y la persona. Esta tendencia se puede ver en los códigos de ética

corporativos que ponen demasiado énfasis en limitar el comportamiento y en el cumplimiento

formal, dejando de lado todo el valor que contiene una norma. Para que un código sirva bien a

su propósito, debe cultivar bienes que mejoren a la persona, y resulta que estos bienes no son

instrumentales, sino que son una parte sustancial de la realización humana personal.

Además, un código de ética no se puede condensar en un conjunto de preceptos que

aborda todas las situaciones posibles que podrían probar su contenido. Por lo tanto, el papel

más importante de un código de ética equivale a un tipo de entrenamiento en las virtudes y, en

este sentido, se enfrenta al desafío de inculcar convicciones morales en las personas para que

ellas mismas sean transformadas por esos valores, con la intención de Hacer el bien y

desarrollarse como personas. Por eso, además de sus dimensiones aspiracionales (valores y

bienes a los que aspiran) y regulatorios (reglas), los códigos también deben tener una dimensión

educativa. El cumplimiento de una regla impuesta en un documento formal tiene valor siempre

y cuando el sujeto sea perfeccionado por su cumplimiento. Este es un proceso que requiere

tiempo y esfuerzo, ya que la excelencia humana se logra en la medida en que se elige el bien en

cada acción particular. La organización en gran parte determina la vida moral de sus miembros,

y una cultura de organización moral se manifiesta inicialmente por el desarrollo de un código

de ética a través del cual la empresa invita a los interesados a seguir un camino de desarrollo

moral.

En última instancia, se necesita un compromiso real para traducir los valores morales

contenidos en un código en las políticas de la empresa. Solo después de que estos principios

hayan sido bien implementados, dejan de ser vistos como meros ideales inalcanzables, porque
se convierten en realidades tangibles en el proceso de toma de decisiones. Los códigos de ética

indican un camino hacia adelante en la búsqueda del bien y, específicamente, en la toma de

decisiones comerciales, pero de ninguna manera anulan la libertad personal. En cambio, a

través de ellos, una compañía lleva a las personas a determinar moralmente su voluntad de

obtener los bienes que incluyen esos documentos, pero no los obliga a actuar de una manera u

otra. Un profundo respeto por la libertad humana implica que los valores morales no pueden

imponerse, sino que deben promoverse y ejemplificarse. A este respecto,

La búsqueda de un bien común define a una empresa como un grupo social que se une

para lograr un objetivo que desarrolla la cohesión y el dinamismo en las acciones humanas y, a

su vez, exige cooperación. Cuando esto no tiene éxito, obviamente se convierte en una carga

sin sentido. Siempre que las personas se identifiquen con los valores contenidos en el código de

ética de una organización y vean que la información de todos es necesaria, darán lo mejor de sí

para intentar cumplirlos. Por lo tanto, un código de ética puede ser un instrumento clave para

hacer de una empresa un entorno educativo llamado a implementar una "estructura de virtud"

que, lejos de disminuir la responsabilidad personal en la acción diaria, promueve el bien común

y llama a todos los miembros a desempeñar su papel en contribuir a ello.

(Patricia, 2015)
Diseño estratégico
Conclusión

Teniendo en cuenta que la educación ha planteado, formar el pensamiento, también es

posible promover el desarrollo ético y moral de los seres humanos debido a que es un aspecto

primordial para la formación ciudadana.

El desarrollo ético es aquel avance intelectual y emocional que hace posible a cada

persona tomar decisiones autónomas, realizando acciones que denoten una mayor preocupación

hacia los demás teniendo presente el bien común.

Estas decisiones y acciones no involucran, la renuncia a los intereses personales si no al

proceso de construcción de un dialogo siempre teniendo en cuenta, una comunicación

establecida con los demás de la cual se puedan obtener balances justos con el fin de plasmar

maneras de hacer compatibles los diferentes intereses involucrados.


Referencias

Buganza, J. (Junio 2008). En Claves del Pensamiento.

Eduardo, S. P. (2007). Ética en las organizaciones. 1 ed. [ebook]. México: McGraw-

Hill Interamericana, p.39: México: McGraw-Hill Interamericana, p.39. Disponible en:

http://ezproxy.cuc.edu.co:2123/ [ 22 de Abril de 2019 ].

Patricia, D. (2015). 'Codes of ethics', en Wherry, F & Schor, J (eds), La enciclopedia de

economía y sociedad . SAGE Publications, Inc., Thousand Oaks, CA, pp. 395-396: Wherry y

Juliet B. Thousand Oaks.


ÉTICA

Rúbrica del corte II (20%)

UNIDAD II- La ética como conciencia intelectual y moral en la apropiación de la

cultura ciudadana.

PROYECTO DE AULA VIRTUAL

ESCALA T

ACTIVIDAD SUMATIVA OT

FORMATIVA CRITERIOS A EVALUAR AL

A S B B I

s j
Creativi Desarrollo de idea, presentación de

dad forma coherente, con excelente relación y

palabras conexas con el contenido.

Orden Demuestra coherencia y orden en el

y coherencia desarrollo de la temática.

en las ideas

Diseño Evidencia cuadro con diseño de

de estrategias estrategias y recursos que se necesitaria.

innovadoras

Presen Muestra recursos que son

tación de pertinentes y adecuados a lo requerido.

recursos

audiovisuales

Puntual Cumple con la presentación puntual

idad y del proyecto implementando norma APA,

Presentación. manteniendo pulcritud y el orden.

TOTAL GENERAL:

Leyenda: A (Avanzado-5), S (Satisfactorio-4), Bs (Básico-3), B (Bajo-2), I

(Insuficiente-1)

Avanzado: El estudiante cumple con eficiencia el criterio solicitado, incluso es

sobresaliente en lo requerido.

Satisfactorio: El estudiante cumple con el criterio solicitado.

Básico: El estudiante cumple con esfuerzo el criterio solicitado.


Bajo: El estudiante cumple en pocas ocasiones con el criterio solicitado.

Insuficiente: El estudiante no cumple con el criterio.

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