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Los primeros problemas pudieron ser el origen del cosmos y del hombre; pero otros
pudieron ser, y lo siguen siendo, el destino final del hombre, el más allá del hombre.
Cada cultura y cada tiempo hace los mitos a su manera.
Los pueblos mayas en el Popol Vhu terminaron explicando la creación del hombre por
medio de sus dioses y del maíz. Otros pueblos pusieron a sus dioses a hacer al hombre
de barro, (culturas mesopotámicas), otras hicieron al hombre un semidiós, hijo del
cielo y de la tierra. Los egipcios se preguntaron muchos sobre el más allá de la muerte,
por eso construyeron los mitos de Osiris y de su juicio en la balanza a los muertos a los
hombres y a sus obras.
Los mitos fueron el origen de la filosofía. Esta nació en Grecia hacia el siglo VI antes de
Cristo. Los primeros filósofos aún no tienen claro donde termina el mito y donde
empieza la explicación racional a la misma pregunta que se hace el mito. Casi todos los
mitos griegos se preguntaban por el origen del cosmos a partir del caos. Se dieron
muchas explicaciones fantásticas sobre el origen del tiempo, de las cosas, del hombre,
del primer inmortal, del origen del mal, del destino, etc.
Las corrientes mitológicas en Grecia eran dos: una, la oficial, era la mitología
olímpica, otra era la mitología de los misterios. Los dioses de la primera mitología
vivían en las cimas del monte Olimpo y eran una pléyade de inmortales a cuya cabeza
estaba Zeus, señor del tiempo y de la lluvia, su esposa, Hera, luego Apolo, Poseidón,
Afrodita, Palas Atenea, la diosa virgen, etc. Su cielo estaba poblado de dioses y todos
representan a fuerzas de la naturaleza.
En cambio, los cultos de Eleusis, los cultos dionisiacos o los cultos mistéricos de
Orfeo hablan de la eterna lucha entre la vida y la muerte y de alguna forma anticipan la
creencia cristiana en el alma y en la vida después de la muerte, de la fuerza arrolladora
del éxtasis o unión mística con la divinidad, de las fuerzas ocultas de la vida que vence
siempre a la muerte. La mitología olímpica, la más enraizada con los orígenes cretenses
del pueblo griego, nos habla del Sol, la tierra, el tiempo, el cielo, el trueno y el
relámpago, la guerra, el amor y el sexo, etc.
A la religión mítica de los misterios le preocupa más el destino final del hombre, el más
allá de la muerte, el juicio, etc. Ésta está más influenciada por las religiones orientales
que hablan de almas, de vida antes y después de esta vida terrenal.
El origen de estos mitos es persa y tiene influjos egipcios. Los persas construyeron en
el siglo VIII a. C. una religión, llamada Mazdeísmo o Zoroastrismo, donde plantean el
eterno combate entre el Bien y el Mal y el dualismo entre el cuerpo y el espíritu, pues
lo espiritual es bueno y superior y lo corporal es malo e inferior.
Esta será la mitología que más influirá en la primera filosofía griega, sobre todo a partir
de Pitágoras. El mismo Heráclito de Éfeso se planteará la realidad como un combate sin
fin de contrarios.
Los primeros filósofos todavía hablarán de dioses, pero ya con otra mentalidad. El paso
del mito al logos, palabra que significa razón o explicación racional, se dará cuando a
las mismas preguntas que se hace el mito se les intente dar una explicación de tipo
racional y no fantástica o poética. Un ejemplo: Cuando Tales de Mileto nos diga que el
origen de todo es el agua, ya no estará pensando en un dios, ni Uranos, cielo, Gea,
tierra, ni Poseidón, mar, sino en el hecho de que la vida viene del agua y que todo está
lleno de agua y que sin agua no hay vida en las semillas. Es cierto que el agua no es el
elemento primero que él busca; pero sí es cierto que es muy importante y, sobre todo, ya
no estará dando explicaciones míticas, sino que buscará, aunque esté equivocado,
explicaciones racionales. Con él y con otros muchos que navegarán al principio entre el
mito y el logos, podemos decir que empieza la filosofía.