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Cuatro elementos de la educación: La

familia, la sociedad, la patria y la ética


La educación es un problema humano que alude a la existencia de los hombres y de las
mujeres, no sólo como individuos, sino también como seres de comunidad. Cada época,
al crear su cultura, va diseñando un tipo humano, una imagen especial del hombre y la
mujer. Esta imagen genera una teoría de la educación, y de cada teoría educativa fluye
un sistema pedagógico derivado.

La educación tradicional partía de un objetivo que era dado por la ética religiosa
(escolástica). La educación no debe mirar sólo la vida ni únicamente lo espiritual. Toma
al hombre en su unidad, formada de espíritu y vida, y en la complejidad histórico-
cultural de la época y de su medio.

Por tanto, la educación no es únicamente estímulo al desarrollo de la naturaleza ni


cultivo de la subjetividad, es mucho más, es proceso de formación integral plena, por
la influencia de bienes y valores espirituales.

La verdadera realización del Ser Humano va muy ligada al crecer y formarse dentro de
la sociedad en que ha visto por primera vez la luz de la bellísima vida. El Ser
Humano tiene como meta el desarrollar toda sus actividades en su sociedad, la cual le
ha dado la existencia, primero en la familia que es la primera sociedad que le ha
brindado su apoyo y luego en ese pueblo, que espera del Ser Humano una entrega a
nuestra patria.

La formación de una sociedad esencial está muy ligada a la valoración interna que
existe en la persona, porque no se puede llegar a fomentar una sociedad de Ser
Humano que no se sientan como verdaderas personas. De lo contrario, no tendríamos
hombres y mujeres, sino robot programados. Penetrar en un mundo en que no se valora
el espíritu y que se quiere llegar a la perfección por medio de lo puramente material. La
actuación y la vida del hombre y la mujer, no se pueden ver como puntos apartes. La
sociedad y la ética van unidas una de la otra. En ningún momento se podría
concebir una ética desligada de la sociedad, puesto que la humanidad guía su vida
sobre la ética.

En nuestra sociedad existe un mal destructor en el hombre y la mujer: el poco valor


patriótico que se le da a la educación. El hombre se educa con el fin de satisfacer su
propio ser, no el ser social.

La educación actual en la República Dominicana ha evolucionado, como es natural, con


respecto a la educación vigente en el siglo pasado, pero este avance, sin duda, se debe a
una serie de hombres y mujeres con vocación de auténticos maestros, entre ellos:
Eugenio María de Hostos, Fernando Arturo de Meriño, el profesor Juan Bosch,
Doctora Ligia Amada Melo de Cardona y la Licenciada Ivelisse Prats Ramírez de
Pérez

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