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Experta en políticas educativas habla del estado de la academia en el país, sus potencialidades y
los esfuerzos que debe hacer para mejorar.
En abril del 2000 en Senegal, se realizó el Foro Mundial 'Educación Para Todos', que determinó
los objetivos académicos comunes entre los países miembros de la Organización de Naciones
Unidas (ONU). De esta manera los asistentes asumieron el compromiso de velar por ellos y
contribuir para que en el año 2015 se avance en seis puntos básicos:
Asimismo esta experta comenta que frente a la educación básica el país es uno de los que cuenta
con mayor desescolarización en la región, con más de 413.000 niños que no acceden a la
educación básica primaria.
"Yo empezaría por expandir el acceso a la educación. Seguramente haciendo énfasis en las
zonas rurales", agrega Razquin quien fue invitada por la Maestría en Dirección y Gestión de
Instituciones Educativas de la Universidad de la Sabana.
Acerca de la educación superior, Razquin afirma que se lleva una buena impresión de las
universidades debido a los estándares de calidad con los que cuentan tanto las instituciones
privadas como las públicas. Sin embargo, asegura que frente a otros países de Latinoamérica,
Colombia debe mejorar respecto al acceso porque tan sólo el 30% de la población nacional
aspira a un cupo.
Llama la atención a las universidades para que liguen su desarrollo con las lógicas económicas
locales y, así, puedan proveer una propuesta de acción según las características de la región. "No
sólo deben concentrarse en software o biotecnología; si la región tiene una economía agrícola,
debe avanzar hacia esas áreas, de esta manera se podrá lograr una mayor competitividad frente a
la educación superior en países de Latinoamérica", agrega.
Para la argentina Paula Razquin, a pesar de esto, la educación en Colombia sigue teniendo un
balance positivo, porque durante los últimos diez años, la inversión pública se ha incrementado
más que en otros países de la región.
Sobre el futuro de las instituciones, tanto en Colombia como en América Latina, asegura que
existe un problema serio de financiamiento público debido a la crisis mundial, pues afecta
directamente a la educación estatal que es la base para trabajar en uno de los objetivos más
importantes del acuerdo mundial 'Educación Para Todos': el acceso a la formación.
http://www.guiaacademica.com/noticias/posgrado/como-va-la-educacion-en-colombia-5152
En 2018 la pobreza monetaria llegó al 27%, lo que quiere decir que en Colombia 13‘073.000
personas se encuentran en situación de pobreza monetaria, un leve aumento si se considera que
en el 2017 había 12‘883.000 colombianos en esta situación, lo anterior significa que 190.000
personas ingresaron a esta categoría.
La línea de pobreza a nivel nacional, según los estándares del Dane, fue de $257.433, así
que las personas que ganen más de esta cifra al mes no son consideradas como pobres por la
autoridad estadística. La entidad también aclaró que “si un hogar está compuesto por 4
personas, será clasificado como pobre si el ingreso total del hogar está por debajo de
$1.029.732”.
El Dane también dio a conocer que la desigualdad en el ingreso de los hogares aumentó, ya que
el coeficiente de Gini fue de 0,517, luego de que en el 2017 había sido de 0,508.
Las regiones con las tasas de incidencia de pobreza multidimensional más altas fueron Caribe y
Pacífica (sin Valle del Cauca), con 33,5% y 33,3% respectivamente, por otro lado las regiones
con menores tasas en esta materia fueron Bogotá con 4,3, seguida de Valle del Cauca con
13,6%, Oriental con 16,4% y la región Antioquia con 17,1%.
Finalmente, el director del Dane Juan Daniel Oviedo, consideró que el crecimiento de estos dos
niveles de pobreza (monetaria y multidimensional) no es significativo, sin embargo, aceptó que
el fenómeno de la migración venezolana ha generado un estancamiento en el mejoramiento de
estos indicadores.
https://www.dinero.com/pais/articulo/crecen-los-niveles-de-pobreza-en-
colombia/270504
Hay 17 departamentos, más de la mitad del total, que superan esa dolorosa cifra de la pobreza –
agrega él–. Así lo demuestran los análisis que hemos hecho y las investigaciones adelantadas
por el Dane.
Los departamentos donde hay más personas en condiciones de pobreza extrema son Chocó, con
49,9 por ciento; La Guajira, con 47,9; Córdoba, con 40,3, seguido por Magdalena, con 36,1, y
luego Sucre, que tiene el 35,7.
Al llegar a este punto se me arruga el corazón: los cinco departamentos que más penurias
aguantan están situados, todos, en las costas marítimas. Observen con cuidado y verán que el
primero está en el Pacífico y los otros cuatro en el Caribe.
En el mundo entero, las costas son las zonas de mayor desarrollo. Pero en Colombia son las más
atrasadas.
Mirando la otra cara de esa misma moneda, también debo contarles,
porque mi deber consiste en decir la verdad completa, que entre los
cinco departamentos con menores índices de pobreza extrema
aparecen Risaralda, en primer lugar, con 11,8 por ciento, seguido por
Valle del Cauca, con un 12 por ciento. Luego viene el tercero, que es
Antioquia, con 15,1, y Caldas en cuarta posición, con 16 por ciento. El
quinto es Boyacá, con 16 y medio por ciento.
–También es justo reconocer –agrega Carlos Camargo Assis– que en el
transcurso de un solo año, entre 2016 y 2017, hubo otros 16
departamentos que lograron reducir sus indicadores de pobreza.
Los cinco primeros en lograrlo fueron Caquetá, Nariño, Valle del
Cauca, Antioquia y Cauca. En un solo año, Caquetá redujo la pobreza
de sus pobladores en un 8 por ciento. A la inversa, y en ese mismo
año, la región donde más creció la miseria extrema fue en mi propia
tierra, Córdoba, donde subió hasta el 40,3 por ciento.
https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/departamentos-mas-pobres-de-
colombia-y-los-que-mas-progresan-2018-307094
Para paliar la situación es necesario poner en marcha más políticas de protección social y
redistribución de los ingresos y adoptar medidas encaminadas a mejorar el mercado laboral.
Chile, El Salvador y la República Dominicana lograron una mayor reducción de pobreza gracias
al aumento de los salarios en los hogares con menos recursos.
El número de personas viviendo en pobreza extrema en la región aumentó el año 2017 a niveles
registrados una década atrás, según se desprende de un nuevo estudio sobre el panorama social
regional. Sin embargo, la desigualdad disminuyó desde el año 2000.
Un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica
que durante el año 2017 el 30,2% de la población, alrededor de 184 millones, vivía en
condiciones de pobreza, en tanto que un 10,2%, unos 62 millones, se encontraba en condiciones
de pobreza extrema, el porcentaje más alto desde el año 2008.
Las proyecciones para el 2018 apuntan a un ligero retroceso en los niveles de pobreza, ya que
disminuiría en unos dos millones de personas, pero al mismo habría que añadir un millón de
individuos a quienes viven en situación de pobreza extrema.
Ante estos desafíos, la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, pidió fomentar
“políticas públicas complementarias de protección social e inclusión laboral, y redistributivas en
materia de ingresos”.
Cada día el sistema educativo pierde estudiantes, poco saben de geografía, de historia y
matemáticas, y saben más de violencia, drogas, fútbol y de rumba"
Estamos viviendo una época donde se presentan permanentes escándalos y situaciones críticas
y/o conflictivas en las instituciones educativas y colegios de la ciudad. Entornos inseguros,
intimidación escolar, libertad extrema de la sexualidad, consumo de alucinógenos, bajo interés
educativo y pérdida de autoridad de los maestros y directivos docentes son algunos de los más
visibles. La crisis radica en la permisividad de los acuerdos de convivencia y la permanente
infracción de ellos, por los miembros de la comunidad educativa.
Hoy pareciera que todo se puede hacer y todo vale. Por lo que cabe preguntarnos ¿Qué podemos
hacer? ¿Qué cambios introducir? ¿Quiénes son los responsables? el gobierno ha optado por la
aplicación de más normatividad sancionatoria y más cátedras de diferente tipo, ha pensado que
con activar rutas de procedimiento jurídico y psicosocial los problemas desaparecerán.
Desconoce la crisis económica, la desintegración familiar y otra serie de factores que a diario
circulan en los barrios y sectores más vulnerables donde los estudiantes tienen que resolver
inconvenientes de forma creativa e inteligente para proteger su vida o para ganar recursos y
subsistir. La “pobrerización” de la gente por las políticas asistencialistas, los escasos empleos y
la cultura de hacer o conseguir todo fácil, sin el menor esfuerzo crea una mezcla explosiva para
lo que casi nada sirve.
Proponer revisar el currículo y la cantidad de asignaturas es un tema pendiente, más que tener
ocupados a los jóvenes recibiendo más de lo mismo en la jornada única, peor aún sin las
condiciones básicas.
Las familias desestimulan la escuela y entregan su responsabilidad a los educadores, si al niño
le va mal la culpa recaer en los profesores y no en la familia como primer núcleo educativo.
Otro factor que agudiza la crisis, es la pérdida del lugar de relevancia del maestro como
referente cultural, porque un tecnicismo a ultranza se apoderó de sus funciones y hace que en
cualquier momento se busque al profesor de profesores, profesor “Google”. Además los
estudiantes expresen que se aprende más por fuera de la escuela, porque la escuela no promete,
ni garantiza nada, lo que muestra que hemos ingresado a una especie de túnel de la sin razón,
del no pensar y hacer lo mínimo, porque ir a estudiar es simplemente cumplir un requisito.
La escuela actual perdió su capacidad para decir algo nuevo, ha disminuido sus principios
argumentativos y pensar de forma crítica es una reliquia. Por esta vía se va encarcelando la
pedagogía e invisibilizando sus posibilidades.
De otra parte, los referentes sociales de corrupción, malas prácticas ciudadanas, las crisis éticas
de las instituciones estatales y privadas, la desinformación y “deseducación” de los medios de
comunicación generan una creciente desesperanza sembrada en el poco sentido y
dimensionamiento que la mayoría de los jóvenes dan a la escuela y al estudio. Cada día el
sistema educativo pierde más estudiantes, poco saben de geografía, de historia y matemáticas,
pero saben más de violencia, drogas, fútbol y de rumba.
Queda solo decir, no podemos perder la memoria y hacer un elogio a la facilidad que nos haga
pensar o entender equívocamente que todo es fácil, que nada requiere esfuerzo y que luchar por
el conocimiento es inútil. Porque, si todo es así, es mejor entonces desaparecer la escuela que
conocemos y diseñar otra, tal vez sin asignaturas, sin horarios, sin rigor y sin la idea de
profesores como los de hoy.
https://www.las2orillas.co/factores-tienen-crisis-la-educacion-colombia/
Todos los días nos encontramos en los medios de comunicación, con noticias que nos informan
del incremento de violaciones, abusos sexuales y maltrato, provocados por adolescentes, de
maltrato a padres y abuelos por parte de chicos adolescentes, de altercados, lesiones graves e
incluso asesinato, provocados por muchachos adolescentes. Y aunque con no menos gravedad,
también solemos ver informaciones sobre comas etílicos en los botellones, juegos sexuales sin
límite ni sentido, como es el caso del muelle o la ruleta. En definitiva, noticias que me llevan a
pensar que vivimos un tiempo en el que, la actitud de bastantes adolescentes, es preocupante,
por no decir grave, que se han perdido muchos de los valores que teníamos en generaciones
anteriores y probablemente, esto se está produciendo como consecuencia de esa educación tan
permisiva, que muchos llaman democrática o progresista y que, como estamos viendo, empieza
a ser un total fracaso. Los niños y los adolescentes, en gran medida son el reflejo de la sociedad
que los educa. Y antes, los valores, los fundamentos de la convivencia y las normas básicas de la
educación, se empezaban aplicando en el seno familiar, dejando a los profesores sólo la
enseñanza digamos reglada. Ahora no ocurre así y las familias han delegado la educación de sus
hijos en los profesores, qué a su vez, por mor de la nueva legislación educativa, han perdido su
autoridad frente a los alumnos. Antes, quizá porque los entornos familiares eran diferentes, en
casa se imponían y se aplicaban unas normas de conducta ya desde que éramos niños. Al menos
en lo que yo viví, en caso de conflicto, un buen azote, un pescozón, o una zapatilla voladora,
eran la mejor terapia para frenar un conato de rebelión. Las cosas se ganaban con esfuerzo y los
caprichos consentidos eran mínimos. Mis hijos recibieron las mismas terapias que antes se me
habían aplicado a mí y que yo sepa, ahora que ellos mismos son padres, en modo alguno
piensan que han sido maltratados. Cuando alguno de ellos me reclamaba la paga semanal yo le
decía, vale, lávame el coche y una vez que lo tengas listo ya te la doy. O cuando otro llegaba a
casa y contaba que el profe lo había castigado, mi mujer y yo le decíamos ¡algo habrás hecho!
En cambio ahora, si un niño llega a casa dice que ha sido castigado, sus padres van raudos al
colegio para echar la bronca al profesor. Yo mismo he vivido de primera mano el episodio de
una madre que pidió mi ayuda para redactar unas alegaciones contra una sanción que habían
impuesto a su hijo de 14 años y que lo expulsaba del colegio durante ocho días. Ese buen niño,
era el camorrista habitual en el patio del colegio, lo pillaron varias veces fumando porros y
como gota que llenó el vaso, en una excursión colegial, con un martillo rompió una ventana del
autobús. Frente a esta expulsión más que justificada, el argumento de la madre era que el chico
era bueno y que el problema era de los profesores que no lo entendían. Ahora, quizá porque los
padres están más ocupados, o porque al trabajar fuera de casa, dejan a sus hijos al cuidado de
una empleada del servicio doméstico, cuando están con sus hijos, para no contrariarlos, les dan
todo lo que quieren y los llenan de caprichos. Cuando estos niños van creciendo, los padres
tratan de comportarse como amigos y he ahí el problema. Los padres no tienen que ser los
amigos de sus hijos. Los padres tienen que ser padres y ese azote puntual es una corrección
moderada que hasta el Código Civil tiene regulado. Son esos métodos de educación que
consisten en dar a los hijos todos sus caprichos, llenándolos de juguetes, consolas y teléfonos
móviles de última generación, los que están fabricando esos tiranos adolescentes que, como no
se les entrenó a recibir un no o a conseguir las cosas con esfuerzo, crecen creyéndose con el
derecho a pedir todo y con la obligación de los padres a dárselo. Es esto lo que está fabricando
esa legión de tiranos adolescentes que terminan convirtiéndose en maltratadores de padres y
abuelos, en maltratadores de sus parejas, en violadores y, en definitiva, en delincuentes. Como
yo igual estoy equivocado en mis apreciaciones, he leído un informe sobre el “estado crítico” de
la educación, dado por el Defensor del Profesor en su informe anual. En ese informe se recoge
que en la ESO (12 a 16 años) “existe una situación generalizada de falta de atención, desinterés,
esfuerzo nulo, ausencia de claridad respecto a sus objetivos, tanto en sus estudios como en la
vida. He visto también una investigación del departamento de Sociología de la Universidad de
Salamanca que lleva el título muy ilustrativo de “juventud a la deriva” en el que se recoge que
el 23% de los jóvenes españoles entre 14 y 18 años, admite haber cometido actos vandálicos, un
38% ha participado en peleas, un 30% conduce sin carnet, el 65% bebe alcohol habitualmente
los fines de semana, un 28% que consume marihuana o hachís y un 4,4% que consume cocaína.
Creo que todo esto trae su origen en la mala educación de los adolescentes que han perdido la
disciplina, la cultura del esfuerzo, el sacrificio y el trabajo bien hecho. Actualmente los
adolescentes buscan los logros fáciles y cómodos, y si no apruebo ahora, ya aprobaré en otras
convocatorias que no pasa nada. La filosofía que tienen hoy día es “quiero esto y lo quiero
ahora”. Los buenos modales van desapareciendo, y de esos polvos tenemos estos lodos. Además
de esa mala educación en el seno familiar, nos encontramos con otras situaciones en su entorno
que ayudan absolutamente nada. Tenemos algunos medios de comunicación con personajes
públicos que se comportan de modo zafio y maleducado que no son el mejor ejemplo de
juventud sana, pero que se terminan convirtiendo en un modelo de comportamiento de esa
juventud. Tenemos unos adolescentes con unos teléfonos móviles de última generación que se
mueven con total soltura en las redes sociales y que los propios padres no pueden controlar
porque están obsoletos tecnológicamente. Pese a eso, los padres les compran esos móviles para
no contrariarlos y sólo porque otros amigos los tienen y no acaban de entender que esas redes
sociales son auténticas bombas de relojería y que es donde se inician los acosos sexuales, las
provocaciones y los peligros de todo tipo. Les damos un arma que nosotros mismos no sabemos
usar. Yo no digo que todos los adolescentes sean así porque, por suerte, la gran mayoría se
comportan de modo correcto, pero lo que no se puede olvidar es que se ha producido un gran
salto y un fuerte crecimiento del número de tiranos adolescentes a los que sus padres
permisivos, no los han sabido educar desde pequeños. Por ello, creo que es hora de que las
autoridades educativas vuelvan a regular el sistema, propiciando la cultura del esfuerzo y la
disciplina. Y también es hora de que los padres vuelvan a aplicar estos valores tradicionales que
se han ido perdiendo día a día. Y si no lo hacen, los problemas seguirán creciendo y esto es una
mala herencia para la sociedad del futuro.
https://blogs.elcomercio.es/hispadata/2017/07/25/consecuencias-de-una-mala-
educacion/