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¿CÓMO VA LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA?

Experta en políticas educativas habla del estado de la academia en el país, sus potencialidades y
los esfuerzos que debe hacer para mejorar.

En abril del 2000 en Senegal, se realizó el Foro Mundial 'Educación Para Todos', que determinó
los objetivos académicos comunes entre los países miembros de la Organización de Naciones
Unidas (ONU). De esta manera los asistentes asumieron el compromiso de velar por ellos y
contribuir para que en el año 2015 se avance en seis puntos básicos:

1. La extensión y protección a la educación en la primera infancia.


2. Que todos niños tengan acceso de manera gratuita y obligatoria a la enseñanza básica
primaria.
3. Atender las necesidades de aprendizaje de todos los jóvenes y adultos en programas de
preparación para la vida útil.
4. Aumentar el número de adultos alfabetizados a un 50%, particularmente en mujeres y
facilitar a todos el acceso equitativo.
5. Lograr la igualdad de géneros en enseñanza básica y secundaria.
6. Mejorar todos los aspectos cualitativos de la educación garantizando parámetros más
elevados.

Paula Razquin, investigadora de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la


Cultura (Unesco) y experta en políticas educativas internacionales, asegura que Colombia ha
avanzado en el cumplimiento de algunos objetivos, sin embargo debe asumir mayores retos para
alcanzar los compromisos trazados hace una década.

Asimismo esta experta comenta que frente a la educación básica el país es uno de los que cuenta
con mayor desescolarización en la región, con más de 413.000 niños que no acceden a la
educación básica primaria.

"Yo empezaría por expandir el acceso a la educación. Seguramente haciendo énfasis en las
zonas rurales", agrega Razquin quien fue invitada por la Maestría en Dirección y Gestión de
Instituciones Educativas de la Universidad de la Sabana.

Además, comenta que Colombia ha mejorado notablemente en su esfuerzo por reducir el


analfabetismo. Entre 1999 y 2007 ha contribuido en la instrucción básica de lectoescritura para
más de 2 millones de adultos. Sin embargo, el mayor problema en Latinoamérica se basa en la
baja calidad, que no alcanza los niveles más bajos de las naciones desarrolladas.
En este sentido esta experta agrega que el país debe capacitar a sus docentes y estandarizar el
acceso a la educación con el fin de reducir las brechas que marcan las diferencias actuales.

Acerca de la educación superior, Razquin afirma que se lleva una buena impresión de las
universidades debido a los estándares de calidad con los que cuentan tanto las instituciones
privadas como las públicas. Sin embargo, asegura que frente a otros países de Latinoamérica,
Colombia debe mejorar respecto al acceso porque tan sólo el 30% de la población nacional
aspira a un cupo.

Llama la atención a las universidades para que liguen su desarrollo con las lógicas económicas
locales y, así, puedan proveer una propuesta de acción según las características de la región. "No
sólo deben concentrarse en software o biotecnología; si la región tiene una economía agrícola,
debe avanzar hacia esas áreas, de esta manera se podrá lograr una mayor competitividad frente a
la educación superior en países de Latinoamérica", agrega.

Para la argentina Paula Razquin, a pesar de esto, la educación en Colombia sigue teniendo un
balance positivo, porque durante los últimos diez años, la inversión pública se ha incrementado
más que en otros países de la región.

Sobre el futuro de las instituciones, tanto en Colombia como en América Latina, asegura que
existe un problema serio de financiamiento público debido a la crisis mundial, pues afecta
directamente a la educación estatal que es la base para trabajar en uno de los objetivos más
importantes del acuerdo mundial 'Educación Para Todos': el acceso a la formación.

http://www.guiaacademica.com/noticias/posgrado/como-va-la-educacion-en-colombia-5152

¿Cómo va la educación en América Latina?

La educación se ha convertido en un tema de agenda y detectar las falencias de los


sistemas educativos en los diferentes países es una prioridad para el progreso y
desarrollo de las naciones. Sin embargo, a pesar de los múltiples esfuerzos, todavía
queda mucho camino por recorrer; y eso es lo que está sucediendo en el mundo,
América Latina y sobre todo en Colombia.
De acuerdo con los datos actualizados del Instituto de Estadística de la Unesco, un total
de 617 millones de niños y adolescentes en todo el mundo carecen de un nivel mínimo
en lectura y matemáticas. Según el organismo internacional, más de 387 millones de
niños con edad para estar en primaria (un 56 por ciento) y 230 millones de adolescentes
con edad para cursar el primer ciclo de secundaria (un 61 por ciento) no alcanzan ese
nivel mínimo.
Se trata de una “crisis de aprendizaje” que podría amenazar con el cumplimiento de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible que se han trazado las Naciones Unidas para 2030.
Uno de los elementos que sorprenden más a la Unesco es que de los 387 millones de los
niños con edad de cursar primaria en el mundo y que no saben leer, 262 millones van a
la escuela.
Según el diagnóstico de la organización, estas estadísticas ponen en evidencia tres tipos
de carencias. La primera se refiere a la de los niños que no están escolarizados, con
pocas posibilidades de conseguir los conocimientos útiles en lectura y matemáticas. Las
otras dos tienen que ver con la incapacidad para mantener escolarizados a los niños, así
como la calidad de la enseñanza.
En cuanto a la región de América Latina y el Caribe, aunque todavía se presenten varias
falencias, los sistemas educativos han podido cubrir las necesidades de la población y
los resultados se están viendo. “Colombia participó en las pruebas Pisa en el año 2012 y
sacó 376 puntos, luego en 2015, obtuvo un resultado de 416”, contó Atilio Pizarro, jefe
de Planificación de la Unesco durante la XV asamblea anual de la Fundación
Empresarios por la Educación.
De acuerdo con otras cifras presentadas por el experto, para 2030, América Latina
tendrá un 96,6 por ciento de cobertura en educación primaria; y para 2042, se proyecta
que la cobertura sea universal en este nivel. En cuanto a educación media, para 2030, se
espera que la región tenga un 90 por ciento de cobertura y en 2066 sea total. Por último,
en educación media superior, la cobertura será de un 72,7 por ciento en 2030 y se
proyecta que la cobertura será universal para 2095 en la región.
En cuanto al tema de docentes, en la región de América Latina y el Caribe, solo el 85
por ciento de los maestros de primaria tienen formación. El análisis de encuestas de
población activa de 13 países de la región mostró resultados muy similares a los países
de la Ocde.
Al mismo tiempo, un tema preocupante para la región es el de los maestros, su
formación y salarios. Según contó Pizarro, los profesores de América Latina ganan
menos que otros profesionales. “Los docentes de preprimaria y primaria ganaban el 76
por ciento de lo que logran otros profesionales o técnicos, mientras que los profesores
de secundaria ganaban el 88 por ciento”, dijo.
Por último, un tema que tocó el representante de la Unesco fue el de Desarrollo
Sostenible y la Ciudadanía Mundial. “En cuanto a la educación en derechos humanos,
en muchos países, no más de dos tercios de la población está familiarizada con la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. El 68 por ciento de los estudiantes en
la región apenas tienen conocimientos sobre este tema”, dijo.
Pero, ¿cómo mejorar?
A pesar de las falencias, hay que reconocer el avance de la región y de Colombia
también en materia de educación. No obstante, la Unesco ha hecho una serie de
recomendaciones para alcanzar las metas para 2030 en materia educativa.
Aún cuando América Latina presentó un importante avance en educación en los últimos
15 años, la calidad es un desafío pendiente en la región, donde quedan todavía brechas
que afectan particularmente a la población más vulnerable. “La educación debe ser de
calidad, formando estudiantes con habilidades que permitan enfrentar los desafíos del
mundo de hoy, sin que nadie sea excluido. Más de la mitad de los estudiantes se
concentran en los niveles más bajos de desempeño”, contó Pizarro.
Por otro lado, los expertos recomiendan un enfoque de aprendizaje que se dé a lo largo
de la vida, y para ello se requieren políticas públicas más ambiciosas, integrales, de
largo aliento y que articulen múltiples oportunidades educativas, tanto formales como
no formales.
“Se necesita repensar los sistemas educativos tradicionales. Los gobiernos deben ofrecer
a los jóvenes y adultos, oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida. Los jóvenes
demandan una pedagogía activa, conectada con la vida y sus intereses”, explicó el jefe
de Planificación de la Unesco.
Además, la Unesco recomienda que las políticas sobre docentes tienen que ser
integrales y sistemáticas; pues la región debe avanzar en la certificación de sus
profesores en los niveles de primaria y secundaria.
Por último, para poder impulsar la educación técnica, es clave impulsar la conexión de
los distintos actores del sistema. De acuerdo con el organismo internacional, se necesita
complementariedad, pertinencia y actualización de la formación que ofrecen las
instituciones educativas. “El verdadero desafío de los sistemas de educación terciaria de
la región es que se asegure la equidad de su expansión, transformándose en palancas de
promoción y movilidad social”, concluyó el experto.
https://www.uninorte.edu.co/web/observaeduca/noticias/-/asset_publisher/3Lkb/content/
noticia-como-va-la-educacion-en-america-latina?inheritRedirect=false

El Departamento Nacional de Estadística publicó los resultados correspondientes a los índices


de pobreza monetaria y multidimensional del año 2018: las mediciones revelaron que estas
reportaron aumentos de 0,1% y 1,8% respectivamente.

En 2018 la pobreza monetaria llegó al 27%, lo que quiere decir que en Colombia 13‘073.000
personas se encuentran en situación de pobreza monetaria, un leve aumento si se considera que
en el 2017 había 12‘883.000 colombianos en esta situación, lo anterior significa que 190.000
personas ingresaron a esta categoría.

La línea de pobreza a nivel nacional, según los estándares del Dane, fue de $257.433, así
que las personas que ganen más de esta cifra al mes no son consideradas como pobres por la
autoridad estadística. La entidad también aclaró que “si un hogar está compuesto por 4
personas, será clasificado como pobre si el ingreso total del hogar está por debajo de
$1.029.732”.

El Dane también dio a conocer que la desigualdad en el ingreso de los hogares aumentó, ya que
el coeficiente de Gini fue de 0,517, luego de que en el 2017 había sido de 0,508.

Sin embargo, no todas las mediciones arrojaron resultados desalentadores, pues la


pobreza monetaria extrema (que cuantifica a la población cuyo ingreso per cápita es menor a
$117.605) tuvo una disminución de 0,2% frente a la registrada en el 2017 que se ubicó en 7,4%.
Esto quiere decir que entre 2017 y 2018 26.000 personas lograron salir de la pobreza extrema.

Las ciudades que presentaron el menor porcentaje de pobreza monetaria extrema


fueron Bucaramanga con 1,6% (incluyendo su área metropolitana) y Pereira con 1,7%,
mientras que las ciudades donde hay más personas en esta situación fueron Quibdó (16,9%) y
Riohacha (16%).
Por otro lado, la pobreza multidimensional que tiene en cuenta diferentes variables tales como:
condiciones educativas del hogar, condiciones de la niñez y juventud, salud, trabajo, acceso a
servicios públicos domiciliarios y condiciones de la vivienda, aumentó y llegó a 19,6% (1,8%
más que en el 2016). Esto quiere decir que en solo 2 años 1‘107.000 personas entraron al nivel
de pobreza multidimensional.

Las regiones con las tasas de incidencia de pobreza multidimensional más altas fueron Caribe y
Pacífica (sin Valle del Cauca), con 33,5% y 33,3% respectivamente, por otro lado las regiones
con menores tasas en esta materia fueron Bogotá con 4,3, seguida de Valle del Cauca con
13,6%, Oriental con 16,4% y la región Antioquia con 17,1%.

Finalmente, el director del Dane Juan Daniel Oviedo, consideró que el crecimiento de estos dos
niveles de pobreza (monetaria y multidimensional) no es significativo, sin embargo, aceptó que
el fenómeno de la migración venezolana ha generado un estancamiento en el mejoramiento de
estos indicadores.

https://www.dinero.com/pais/articulo/crecen-los-niveles-de-pobreza-en-
colombia/270504

Hay 17 departamentos, más de la mitad del total, que superan esa dolorosa cifra de la pobreza –
agrega él–. Así lo demuestran los análisis que hemos hecho y las investigaciones adelantadas
por el Dane.
Los departamentos donde hay más personas en condiciones de pobreza extrema son Chocó, con
49,9 por ciento; La Guajira, con 47,9; Córdoba, con 40,3, seguido por Magdalena, con 36,1, y
luego Sucre, que tiene el 35,7.
Al llegar a este punto se me arruga el corazón: los cinco departamentos que más penurias
aguantan están situados, todos, en las costas marítimas. Observen con cuidado y verán que el
primero está en el Pacífico y los otros cuatro en el Caribe.
En el mundo entero, las costas son las zonas de mayor desarrollo. Pero en Colombia son las más
atrasadas.
Mirando la otra cara de esa misma moneda, también debo contarles,
porque mi deber consiste en decir la verdad completa, que entre los
cinco departamentos con menores índices de pobreza extrema
aparecen Risaralda, en primer lugar, con 11,8 por ciento, seguido por
Valle del Cauca, con un 12 por ciento. Luego viene el tercero, que es
Antioquia, con 15,1, y Caldas en cuarta posición, con 16 por ciento. El
quinto es Boyacá, con 16 y medio por ciento.
–También es justo reconocer –agrega Carlos Camargo Assis– que en el
transcurso de un solo año, entre 2016 y 2017, hubo otros 16
departamentos que lograron reducir sus indicadores de pobreza.
Los cinco primeros en lograrlo fueron Caquetá, Nariño, Valle del
Cauca, Antioquia y Cauca. En un solo año, Caquetá redujo la pobreza
de sus pobladores en un 8 por ciento. A la inversa, y en ese mismo
año, la región donde más creció la miseria extrema fue en mi propia
tierra, Córdoba, donde subió hasta el 40,3 por ciento.

https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/departamentos-mas-pobres-de-
colombia-y-los-que-mas-progresan-2018-307094

Para paliar la situación es necesario poner en marcha más políticas de protección social y
redistribución de los ingresos y adoptar medidas encaminadas a mejorar el mercado laboral.
Chile, El Salvador y la República Dominicana lograron una mayor reducción de pobreza gracias
al aumento de los salarios en los hogares con menos recursos.

El número de personas viviendo en pobreza extrema en la región aumentó el año 2017 a niveles
registrados una década atrás, según se desprende de un nuevo estudio sobre el panorama social
regional. Sin embargo, la desigualdad disminuyó desde el año 2000.
Un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica
que durante el año 2017 el 30,2% de la población, alrededor de 184 millones, vivía en
condiciones de pobreza, en tanto que un 10,2%, unos 62 millones, se encontraba en condiciones
de pobreza extrema, el porcentaje más alto desde el año 2008.
Las proyecciones para el 2018 apuntan a un ligero retroceso en los niveles de pobreza, ya que
disminuiría en unos dos millones de personas, pero al mismo habría que añadir un millón de
individuos a quienes viven en situación de pobreza extrema.
Ante estos desafíos, la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, pidió fomentar
“políticas públicas complementarias de protección social e inclusión laboral, y redistributivas en
materia de ingresos”.

Menos desigualdad desde el año 2000


Durante el quinquenio 2012-2017, Chile, El Salvador y la República Dominicana lograron una
mayor reducción de pobreza gracias al incremento de los salarios en los hogares con menos
recursos, mientras que en Costa Rica, Panamá y Uruguay se produjo el mismo fenómeno por las
pensiones y transferencias recibidas.
El informe también destaca que desde el inicio del siglo XXI disminuyó notablemente la
desigualdad de los ingresos en la región.
Uno de los factores que tenido un importante papel en la reducción de la desigualdad fue que un
gran porcentaje, un 51,4% en 2016, del presupuesto público de los gobiernos centrales se
destinó a gasto social, dedicándole una media del 11,2% del PIB en 17 países durante 2016, el
promedio más alto desde el año 2000.

Mujeres y jóvenes con salarios demasiado bajos


Sin embargo, una media de aproximadamente el 40% de la población ocupada percibe ingresos
inferiores al salario mínimo de su país. Esas cifras se incrementan notablemente cuando
hablamos de mujeres (48,7%) y de jóvenes con edades entre los 15 y los 24 años (55,9%).
La situación en el segmento de población joven femenina es especialmente delicada ya que el
porcentaje se dispara al 60,3% y, por ello, la CEPAL insta a “implementar políticas universales
sensibles a las diferencias para cerrar las brechas de acceso que afectan a los distintos grupos
de la población, así como reconocer el escenario de nuevos y antiguos riesgos que inciden en la
sociedad en su conjunto, indica la Comisión”.

El trabajo doméstico no remunerado


Asimismo, la participación de las mujeres en el mercado laboral durante el año 2017 continuó
muy por debajo de la de los hombres, un 50,2% frente a un 74,4%. Además, más de la mitad
trabajan en sectores de baja productividad y el 80% no cotizan en un sistema de pensiones.
El estudio de la CEPAL también destaca que el desempleo femenino fue casi tres puntos más
alto que el masculino y que las mujeres realizan el 77% del trabajo no remunerado en el hogar.
“Sin políticas públicas adecuadas que aborden materias claves como la formación y el empleo
de las mujeres en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, que contribuyan a
evitar la precarización de los empleos y que promuevan la corresponsabilidad en los sistemas de
cuidado, las mujeres no solo podrían perderse los beneficios de los empleos del futuro, sino que,
además, corren el riesgo de que se perpetúen las brechas existentes y las carencias de trabajo
decente que las afectan en la actualidad”, destaca el informe.
Se deben realizar mayores esfuerzos para avanzar en aspectos más estructurales
como la reducción de la pobreza en los municipios distintos a la capital y el mejoramiento de la
capacidad productiva de los municipios, cuatro municipios concentran el 74% del PIB del
departamento y los restantes 23 el 26% lo que equivale a participaciones cercanas al 1% en el
PIB departamental.
Recientes cálculos de la Secretaria de Planeación Departamental encuentran evidencia de
incremento en la pobreza multidimensional en el Departamento especialmente en los más
pobres, lo que muestra que se debe realizar mayores esfuerzos en la focalización de recursos.
El Departamento debe avanzar en una combinación de política que permita una mayor
capacidad productiva en los municipios, con eslabonamientos e integración de sus economías
y una mayor complementariedad con la capital. Los retos de la inversión de los fondos de CTeI
debe proporcionar una economía más sofisticada, pero con mayor eslabonamiento hacia
adelante y hacia atrás para generar mayores capacidades.
La viabilidad como departamento pone un reto de productividad y sofisticación de la
producción, pero con mayor inclusión y ampliación de capacidades. Es necesario avanzar en
pensar más en bienestar que en términos de crecimiento, pero para ello será necesario
identificar los mecanismos de política pública que peritan alcanzarlo.
Caldas se ha caracterizado por tener un crecimiento económico más errático e inferior al del
país y tasas de desempleo y pobreza superiores al promedio nacional, aun así la gran encuesta
integrada de hogares, GEIH, realizada por el DANE indica que en el año 2015 en el área
metropolitana Manizales-Villamaría 7 mil personas consiguieron empleo, como resultado, la
tasa de desempleo en el departamento disminuyo cerca de un punto porcentual y se ubicó en
8.4% para el 2015 superando la tasa de desempleo nacional.
En 2015 la población total fue de 988 mil personas; de las cuales, el 81,6% se encontraba en
edad de trabajar y la TGP fue 56,7%. La TD registrada en Caldas durante 2015 fue de 8,4%,
inferior en 0,4 pp, con respecto a 2014. En lo que refiere a la TO, la demanda laboral en el
departamento presentó incrementos, y se ubicó en 51,9%; lo que significó 2,4 pp, frente al
2014. Por otro lado la tasa de subempleo subjetivo se ubicó en 17,4% decreciendo 2,3 pp
El comportamiento del mercado laboral en Manizales-Villamaría para 2015, evidenció un
crecimiento en la TGP, que alcanzó 61,4%, con una diferencia de 1,0 pp. La TO fue de 55,5%,
superior 1,3 pp, respecto de 2014. Así, la TD presentó un comportamiento descendente, en 0,8
pp, al registrar 9,6%.
El comportamiento del mercado laboral por sexo en Manizales-Villamaría en el periodo 2012-
2015, para el sexo masculino evidencio que la TGP, creció 1,1 pp, al mismo tiempo la TO
también aumento en 1,9 pp, la TD registra una disminución de 1,1 pp. En el caso de las mujeres,
tanto TGP, como la TO registraron crecimientos de 0,9 pp, cada una y la TD, presento
decrecimiento en 0,3 pp.
Similar al comportamiento del crecimiento económico, la tendencia general en la disminución
de la pobreza en Caldas esconde particulares a nivel municipal que valen la pena tener en
cuenta. Entre 2002 y 2015, la incidencia de la pobreza monetaria en Caldas pasó de 46,1% a
27,9%3
, un 0,1% por encima del promedio nacional (equivalente a alrededor de unas 100 mil
personas), mientras que la incidencia de la pobreza extrema pasó de 12,9% a 6,6%; 1,3% menos
que el promedio nacional. Por su parte el coeficiente de GINI, que mide qué tan desigual es una
sociedad, viene disminuyendo desde el 2008 pasando de 0,547 a 0,512 en 2015.
Aunque debido a la falta de información no es posible monitorear la evolución de la pobreza en
los municipios en una serie tan extensa como la departamental (2002-2015), es posible con la
información disponible evidenciar disminuciones de los niveles de pobreza en todos los
municipios a lo largo de los años. Las cifras con representatividad total municipal más recientes
son las de pobreza multidimensional provenientes del Censo 2005 y del Censo nacional
agropecuario 2014 que, aunque no son comparables debido a las variables que lo componen,
muestran que entre los 9 años del periodo de aplicación de dichas encuestas ha habido un
mejoramiento en las dimensiones sociales que son medidas por el IPM. Mientras que la
incidencia de la pobreza multidimensional para Caldas en 2005 fue del 61% de la población
total y del 74% de la población rural, el IPM rural ajustado del 2014 fue del 38%.

Además de la pobreza, también se encuentran indicios de desmejoramiento en otros aspectos.


Por ejemplo, la proporción de individuos en las cabeceras que percibe ingresos8 pasó del 39,1%
al 38%, el porcentaje de individuos inactivos el último mes aumentó del 18% al 19%, la
proporción de individuos que trabajó pasó del 28,7% al 28,2%, y la proporción que reportó no
estar afiliada algún sistema de salud aumentó del 22% al 24,5%.
Podemos ver entonces que las incidencias de pobreza multidimensional y los indicios de
desmejoramiento de la calidad de vida de la población más vulnerable no solamente se
presentan en aquellos municipios con una alta dependencia en el sector agropecuario y de bajo
crecimiento económico, sino también en aquellos que presentaron economías más
diversificadas y con mayores crecimientos en los últimos diez años.
De hecho, cuando se contrasta el crecimiento económico con el IPM más reciente y
representativo (IPM censo rural 2014) se puede ver que la incidencia de pobreza no es siempre
menor en aquellos municipios que han presentado un buen crecimiento. En los siguientes
mapas, los mayores crecimientos e incidencias de pobreza multidimensional se presentan con
tonos más oscuros. Se hace evidente que Norcacia, Aranzazu, Marulanda, Victoria,
Manzanares, y Anserma presentan niveles de crecimiento entre buenos y aceptables y al
mismo tiempo incidencias altas de pobreza multidimensional.

Cada día el sistema educativo pierde estudiantes, poco saben de geografía, de historia y
matemáticas, y saben más de violencia, drogas, fútbol y de rumba"
Estamos viviendo una época donde se presentan permanentes escándalos y situaciones críticas
y/o conflictivas en las instituciones educativas y colegios de la ciudad. Entornos inseguros,
intimidación escolar, libertad extrema de la sexualidad, consumo de alucinógenos, bajo interés
educativo y pérdida de autoridad de los maestros y directivos docentes son algunos de los más
visibles. La crisis radica en la permisividad de los acuerdos de convivencia y la permanente
infracción de ellos, por los miembros de la comunidad educativa.

Hoy pareciera que todo se puede hacer y todo vale. Por lo que cabe preguntarnos ¿Qué podemos
hacer? ¿Qué cambios introducir? ¿Quiénes son los responsables? el gobierno ha optado por la
aplicación de más normatividad sancionatoria y más cátedras de diferente tipo, ha pensado que
con activar rutas de procedimiento jurídico y psicosocial los problemas desaparecerán.
Desconoce la crisis económica, la desintegración familiar y otra serie de factores que a diario
circulan en los barrios y sectores más vulnerables donde los estudiantes tienen que resolver
inconvenientes de forma creativa e inteligente para proteger su vida o para ganar recursos y
subsistir. La “pobrerización” de la gente por las políticas asistencialistas, los escasos empleos y
la cultura de hacer o conseguir todo fácil, sin el menor esfuerzo crea una mezcla explosiva para
lo que casi nada sirve.

Se ha olvidado el MEN, de la prevención pedagógica, de la exigencia y de la pedagogía como


herramienta reflexiva y práctica para actuar.

Proponer revisar el currículo y la cantidad de asignaturas es un tema pendiente, más que tener
ocupados a los jóvenes recibiendo más de lo mismo en la jornada única, peor aún sin las
condiciones básicas.
Las familias desestimulan la escuela y entregan su responsabilidad a los educadores, si al niño
le va mal la culpa recaer en los profesores y no en la familia como primer núcleo educativo.

Otro factor que agudiza la crisis, es la pérdida del lugar de relevancia del maestro como
referente cultural, porque un tecnicismo a ultranza se apoderó de sus funciones y hace que en
cualquier momento se busque al profesor de profesores, profesor “Google”. Además los
estudiantes expresen que se aprende más por fuera de la escuela, porque la escuela no promete,
ni garantiza nada, lo que muestra que hemos ingresado a una especie de túnel de la sin razón,
del no pensar y hacer lo mínimo, porque ir a estudiar es simplemente cumplir un requisito.

La escuela actual perdió su capacidad para decir algo nuevo, ha disminuido sus principios
argumentativos y pensar de forma crítica es una reliquia. Por esta vía se va encarcelando la
pedagogía e invisibilizando sus posibilidades.

De otra parte, los referentes sociales de corrupción, malas prácticas ciudadanas, las crisis éticas
de las instituciones estatales y privadas, la desinformación y “deseducación” de los medios de
comunicación generan una creciente desesperanza sembrada en el poco sentido y
dimensionamiento que la mayoría de los jóvenes dan a la escuela y al estudio. Cada día el
sistema educativo pierde más estudiantes, poco saben de geografía, de historia y matemáticas,
pero saben más de violencia, drogas, fútbol y de rumba.

Es innegable ocultar que la escuela perdió la inteligencia para comprender su lugar de


renovación de los sujetos y de la sociedad. Comprensión, significa e implica conocerse, es
decir, saber cuáles son sus fortalezas y puntos a mejorar, tener proyección sobre sus metas y
evaluar sus avances. Hoy difícilmente se aplica con rigor alguno de estos procesos. Planear, es
un sofisma de encuentro en la escuela, ejecutar una frustración normativa en la acción práctica
y evaluar se entiende como una forma de control que no ayuda a mejorar la formación o los
proyectos. La desarticulación de los verbos, planear, ejecutar y evaluar genera un sin sentido a
la escuela y sus residentes. No se requiere planear, todo está dado en la web, ejecutar como
práctica genera cansancio y nos agota y evaluar es un asunto fatigante, violento y desagradable.

Queda solo decir, no podemos perder la memoria y hacer un elogio a la facilidad que nos haga
pensar o entender equívocamente que todo es fácil, que nada requiere esfuerzo y que luchar por
el conocimiento es inútil. Porque, si todo es así, es mejor entonces desaparecer la escuela que
conocemos y diseñar otra, tal vez sin asignaturas, sin horarios, sin rigor y sin la idea de
profesores como los de hoy.
https://www.las2orillas.co/factores-tienen-crisis-la-educacion-colombia/
Todos los días nos encontramos en los medios de comunicación, con noticias que nos informan
del incremento de violaciones, abusos sexuales y maltrato, provocados por adolescentes, de
maltrato a padres y abuelos por parte de chicos adolescentes, de altercados, lesiones graves e
incluso asesinato, provocados por muchachos adolescentes. Y aunque con no menos gravedad,
también solemos ver informaciones sobre comas etílicos en los botellones, juegos sexuales sin
límite ni sentido, como es el caso del muelle o la ruleta. En definitiva, noticias que me llevan a
pensar que vivimos un tiempo en el que, la actitud de bastantes adolescentes, es preocupante,
por no decir grave, que se han perdido muchos de los valores que teníamos en generaciones
anteriores y probablemente, esto se está produciendo como consecuencia de esa educación tan
permisiva, que muchos llaman democrática o progresista y que, como estamos viendo, empieza
a ser un total fracaso. Los niños y los adolescentes, en gran medida son el reflejo de la sociedad
que los educa. Y antes, los valores, los fundamentos de la convivencia y las normas básicas de la
educación, se empezaban aplicando en el seno familiar, dejando a los profesores sólo la
enseñanza digamos reglada. Ahora no ocurre así y las familias han delegado la educación de sus
hijos en los profesores, qué a su vez, por mor de la nueva legislación educativa, han perdido su
autoridad frente a los alumnos. Antes, quizá porque los entornos familiares eran diferentes, en
casa se imponían y se aplicaban unas normas de conducta ya desde que éramos niños. Al menos
en lo que yo viví, en caso de conflicto, un buen azote, un pescozón, o una zapatilla voladora,
eran la mejor terapia para frenar un conato de rebelión. Las cosas se ganaban con esfuerzo y los
caprichos consentidos eran mínimos. Mis hijos recibieron las mismas terapias que antes se me
habían aplicado a mí y que yo sepa, ahora que ellos mismos son padres, en modo alguno
piensan que han sido maltratados. Cuando alguno de ellos me reclamaba la paga semanal yo le
decía, vale, lávame el coche y una vez que lo tengas listo ya te la doy. O cuando otro llegaba a
casa y contaba que el profe lo había castigado, mi mujer y yo le decíamos ¡algo habrás hecho!
En cambio ahora, si un niño llega a casa dice que ha sido castigado, sus padres van raudos al
colegio para echar la bronca al profesor. Yo mismo he vivido de primera mano el episodio de
una madre que pidió mi ayuda para redactar unas alegaciones contra una sanción que habían
impuesto a su hijo de 14 años y que lo expulsaba del colegio durante ocho días. Ese buen niño,
era el camorrista habitual en el patio del colegio, lo pillaron varias veces fumando porros y
como gota que llenó el vaso, en una excursión colegial, con un martillo rompió una ventana del
autobús. Frente a esta expulsión más que justificada, el argumento de la madre era que el chico
era bueno y que el problema era de los profesores que no lo entendían. Ahora, quizá porque los
padres están más ocupados, o porque al trabajar fuera de casa, dejan a sus hijos al cuidado de
una empleada del servicio doméstico, cuando están con sus hijos, para no contrariarlos, les dan
todo lo que quieren y los llenan de caprichos. Cuando estos niños van creciendo, los padres
tratan de comportarse como amigos y he ahí el problema. Los padres no tienen que ser los
amigos de sus hijos. Los padres tienen que ser padres y ese azote puntual es una corrección
moderada que hasta el Código Civil tiene regulado. Son esos métodos de educación que
consisten en dar a los hijos todos sus caprichos, llenándolos de juguetes, consolas y teléfonos
móviles de última generación, los que están fabricando esos tiranos adolescentes que, como no
se les entrenó a recibir un no o a conseguir las cosas con esfuerzo, crecen creyéndose con el
derecho a pedir todo y con la obligación de los padres a dárselo. Es esto lo que está fabricando
esa legión de tiranos adolescentes que terminan convirtiéndose en maltratadores de padres y
abuelos, en maltratadores de sus parejas, en violadores y, en definitiva, en delincuentes. Como
yo igual estoy equivocado en mis apreciaciones, he leído un informe sobre el “estado crítico” de
la educación, dado por el Defensor del Profesor en su informe anual. En ese informe se recoge
que en la ESO (12 a 16 años) “existe una situación generalizada de falta de atención, desinterés,
esfuerzo nulo, ausencia de claridad respecto a sus objetivos, tanto en sus estudios como en la
vida. He visto también una investigación del departamento de Sociología de la Universidad de
Salamanca que lleva el título muy ilustrativo de “juventud a la deriva” en el que se recoge que
el 23% de los jóvenes españoles entre 14 y 18 años, admite haber cometido actos vandálicos, un
38% ha participado en peleas, un 30% conduce sin carnet, el 65% bebe alcohol habitualmente
los fines de semana, un 28% que consume marihuana o hachís y un 4,4% que consume cocaína.
Creo que todo esto trae su origen en la mala educación de los adolescentes que han perdido la
disciplina, la cultura del esfuerzo, el sacrificio y el trabajo bien hecho. Actualmente los
adolescentes buscan los logros fáciles y cómodos, y si no apruebo ahora, ya aprobaré en otras
convocatorias que no pasa nada. La filosofía que tienen hoy día es “quiero esto y lo quiero
ahora”. Los buenos modales van desapareciendo, y de esos polvos tenemos estos lodos. Además
de esa mala educación en el seno familiar, nos encontramos con otras situaciones en su entorno
que ayudan absolutamente nada. Tenemos algunos medios de comunicación con personajes
públicos que se comportan de modo zafio y maleducado que no son el mejor ejemplo de
juventud sana, pero que se terminan convirtiendo en un modelo de comportamiento de esa
juventud. Tenemos unos adolescentes con unos teléfonos móviles de última generación que se
mueven con total soltura en las redes sociales y que los propios padres no pueden controlar
porque están obsoletos tecnológicamente. Pese a eso, los padres les compran esos móviles para
no contrariarlos y sólo porque otros amigos los tienen y no acaban de entender que esas redes
sociales son auténticas bombas de relojería y que es donde se inician los acosos sexuales, las
provocaciones y los peligros de todo tipo. Les damos un arma que nosotros mismos no sabemos
usar. Yo no digo que todos los adolescentes sean así porque, por suerte, la gran mayoría se
comportan de modo correcto, pero lo que no se puede olvidar es que se ha producido un gran
salto y un fuerte crecimiento del número de tiranos adolescentes a los que sus padres
permisivos, no los han sabido educar desde pequeños. Por ello, creo que es hora de que las
autoridades educativas vuelvan a regular el sistema, propiciando la cultura del esfuerzo y la
disciplina. Y también es hora de que los padres vuelvan a aplicar estos valores tradicionales que
se han ido perdiendo día a día. Y si no lo hacen, los problemas seguirán creciendo y esto es una
mala herencia para la sociedad del futuro.
https://blogs.elcomercio.es/hispadata/2017/07/25/consecuencias-de-una-mala-
educacion/

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