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LA SEGURIDAD JURIDICA OTORGADA POR LA FE NOTARIAL EN ACTOS CONTENIDOS EN

MEDIOS ELECTRONICOS

A lo largo de la historia, hemos sido testigos de cómo el desarrollo de nuevas tecnologías ha


definido el cambio de la civilización y se ha constituido en las bases sobre las cuales se sostiene
el desarrollo de las sociedades, desde el descubrimiento del fuego hace más de setecientos mil
años, lo que proporcionó calor, mejor alimentación a través de la cocción de alimentos, defensa
personal del homo erectus, y sobre todo luminosidad dentro de la densa oscuridad de los
primeros tiempos; amplió el espectro de posibilidades de sobrevivencia y nuevas formas de
comunicación y convivencia, permitió al hombre evolucionar y volverse guerreros,
constructores, exploradores. Esto nos llevó al descubrimiento de nuevos metales y la manera de
moldearlos a través de la utilización del fuego, permitiéndonos desarrollar armas, transporte,
viviendas, edificios, y, por tanto; sociedades enteras que conviven y permite el desarrollo del
lenguaje y de la cooperación social. Fue el impulso para el desarrollo de la época media a la
moderna y el gran salto de la sociedad de ese entonces con el boom de la revolución industrial.

El hombre siempre buscó maneras de desarrollarse, de innovar, de conquistar; no solo su


espacio físico y material, sino también el inmaterial, aquello que nos resultaba desconocido
hasta ese entonces; y para ello, comienza a utilizar nuevas tecnologías, a crear nuevas y mejores
formas de comunicación; desde el telégrafo, la prensa, la televisión, la radio; hasta las
tecnologías más modernas, el teléfono, las computadoras y el internet.

Esto último desarrolla un mundo paralelo para que el individuo coexista, innove y conquiste sin
el limitante de las fronteras físicas y las distancias que estas significan

A decir de Manuel Castells la “revolución de las tecnologías de la información y la


reestructuración del capitalismo han inducido una nueva forma de sociedad, la sociedad red,
que se caracteriza por la globalización de las actividades económicas decisivas desde el punto
de vista estratégico, por su forma de organización en redes, por la flexibilidad e inestabilidad del
trabajo y su individualización, por una cultura de la virtualidad real construida mediante un
sistema de medios de comunicación omnipresentes, interconectados y diversificados, y por la
transformación de los cimientos materiales de la vida, el espacio y el tiempo, mediante la
constitución de un espacio de flujos y del tiempo atemporal, como expresiones de las
actividades dominantes y de las elites gobernantes” (CASTELLS, 2001). Esto nos obliga a repensar
nuestro sistema social, político y jurídico; a entender que las formas de socialización traspasaron
la frontera de lo físico a un mundo inmaterial; que los actos y contratos que ello conlleva en el
campo político, administrativo, comercial y jurídico ya no quedan plasmados en tinta y papeles;
estos se virtualizan, se encriptan, se decodifican en sistemas, computadoras, iphones o discos
portátiles; lo que facilita la accesibilidad para consultarlos, revisarlos o replantearlos en
cualquier tiempo, lugar o momento. El homo erectus, ha dejado entonces de necesitar el fuego
para potenciar su sociedad y da paso a una nueva innovación tecnológica que en esta época
ultracontemporánea será la catapulta que nos lleva a la conquista de nuevos espacios y de
mayores conocimientos, esta innovación dará luz dentro de la densa oscuridad de lo aún
desconocido; ampliará el espectro de posibilidades de sobrevivencia y nuevas formas de
comunicación y convivencia de la sociedad futura.

Lo que hemos expresado hasta el momento, nos lleva a reflexionar en lo dicho en su momento
por el filósofo canadiense Marshall McLuhan “formamos nuestras herramientas y luego ellas nos
forman” (McLuhan 2003). Esto nos llevaría a plantearnos la interrogante de que, si hemos sido
capaces de evolucionar hasta el punto de crear un universo paralelo de información donde se
puede coexistir en tiempo real con personas de diferentes culturas, idiomas y costumbres; con
sociedades de diferentes dogmas, políticas o normas; ¿seremos capaces de poder avanzar
jurídicamente a la par de esta evolución?

La interrogante que planteamos en el párrafo anterior, nos regresa en el camino del desarrollo
y aparición del derecho como norma, y la sociedad. ¿Es el derecho que ayuda a evolucionar a la
sociedad? o ¿Es la sociedad que obliga a evolucionar al derecho?

Con base a estas interrogantes y entendiendo que en el desenvolvimiento de las actividades


contractuales y comerciales entre los individuos civilizados, éstos siempre han necesitado de un
tercero que otorgue seguridad jurídica sobre sus actos, aparece la figura particular del escribano,
actualmente Notario Público; que conforme lo establece la norma es el individuo “revestido de
la fe publica” y que por tanto otorga seguridad jurídica a los actos que ante el se celebran.

En el desarrollo del presente trabajo de investigación, la autora pretenderá investigar sobre las
normas que enmarcan la actuación del notario frente a la era de la información digital, y cómo
ésta puede o no otorgar la seguridad jurídica consagrada en la norma, en tales actos.

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