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la historia...

La Física Nuclear: de dónde venimos y a dónde vamos...

Una breve historia de la física nuclear y sus implicaciones


Daniel Cano Ott

En el siglo IV a.C., el filósofo griego Demócrito postuló que no es posible dividir


infinitamente la materia en partes cada vez más pequeñas y que existe por tanto un
constituyente básico e indivisible de la materia al que llamó átomo (en griego, sin
división). La idea de Demócrito permaneció 2400 años en el campo de la especulación
hasta que, a principios del siglo XIX, los físicoquímicos John Dalton, Amedeo Avogadro
y Michael Faraday la ascendieron, por pura necesidad, al rango de teoría científica que
explicara sus observaciones en un marco racional y coherente. Durante las décadas
siguientes, se descubrieron la mayoría de los diferentes tipos de átomos (elementos
químicos), se estudiaron las leyes que rigen su combinación y se clasificaron
sistemáticamente, en lo que hoy se conoce como tabla periódica de los elementos de
Menedeleyev.El siguiente paso fué descubrir las propiedades y estructura del átomo
como entidad individual, lo que dió lugar al nacimiento de la Física Atómica. Tales
investigaciones condujeron, entre otros, al descubrimiento del electrón en 1897 por
Joseph John Thomson, quién imaginó al átomo como una diminuta nube de electrones
sobre una esfera de carga positiva. Un año después, el físico francés Henri Becquerel se
encontró con un hecho sorprendente: algunos átomos parecían cambiar de una especie a
otra, transmutarse espontáneamente. Esta observación fue interpretada acertadamente
como que algunos átomos son inestables y supuso el descubrimiento de la radioactividad
natural en 1898. Marie y Pierre Curie estudiaron el proceso durante los años siguientes e
identificaron varios elementos radioactivos naturales: el Polonio (Po) y el Radio (Ra). El
físico inglés Ernest Rutherford volvió a dar otro salto y se dedicó a investigar las
propiedades y naturaleza de las radiaciones: las clasificó en alfa (átomos de helio
ionizados), beta (electrones) y gamma (fotones). Tras llegar a una comprensión
"satisfactoria" (no por ello totalmente cierta), utilizó las radiaciones naturales como
sondas para investigar la estructura de la materia. Bombardeando láminas de oro
extremadamente delgadas con partículas alfa descubrió que la mayor parte de ellas
atravesaban las láminas sin deflectarse. Midió con acierto que la materia, y por tanto el
átomo, está prácticamente "hueca". Sin embargo, un reducido número de partículas alfa
encontraban en su trayectoria algo que las hacía dispersarse [1]. Contrariamente a la
teoría atómica de Thomson, vigente en aquellos momentos, el resultado de sus medidas
permitió concluir que la masa de la materia debía concentrarse en una región muy
reducida en tamaño, a la que llamó núcleo; el átomo pasó pues a entenderse como un
sistema solar en miniatura, con un núcleo de carga positiva en el centro haciendo las
labores de sol y electrones orbitando a su alrededor como planetas ligados mediante la
fuerza de atracción eléctrica.Las medidas de Rutherford desvelaron una terra incógnita
para las mentes de la época y dieron luz a la Física Nuclear, la rama de la física que se
encarga de estudiar los núcleos atómicos. En pocos años, se sucedieron importantes
descubrimientos y la concepción del mundo subatómico cambió profundamente.
Filosóficamente, la Física Cuántica [2], impulsada por Max Planck, Albert Einstein,
Niels Bohr y Erwin Schrodinger, entre otros, acabó con el determinismo mecanicista de
finales del siglo XIX y proporcionó una visión probabilística del átomo en particular y
del mundo microscópico en general. En el campo de la experimentación, el
descubrimiento del neutrón (James Chadwick en 1932) tuvo un gran impacto y ayudó a
Werner Heisenberg a explicar el núcleo atómico formado por neutrones (sin carga
eléctrica) y protones (con carga eléctrica positiva). El descubrimiento del neutrón y la
investigación de sus interacciones con la materia dieron paso al que probablemente sea
el hallazgo de la física con mayor impacto social en el siglo XX. En 1938, Lise Meitner,
Otto Hahn y Fritz Strassman observaron que los átomos de uranio (símbolo químico U)
se separan -fisionan- en dos fragmentos de masas parecidas cuando se bombardean con
neutrones. Posteriormente, comprobaron que el proceso de fisión viene acompañado de
una emisión de neutrones (2.3 en media para el uranio) y que libera una enorme
cantidad de energía. El físico húngaro-estadounidense Leo Szilard fue el primero en
darse cuenta de las tremendas implicaciones del hallazgo, pero cuestionó su viabilidad.
Enrico Fermi no tardó demasiado en plasmar la simple y brillante idea: aprovechar los
neutrones emitidos en una fisión para mantener una reacción en cadena de fisiones y
utilizar el proceso como fuente de energía. El concepto se vió materializado en Diciembre
de 1942: PILE-1, el primer reactor nuclear del mundo construido por Fermi y
colaboradores, entraba en operación en la universidad de Chicago.En paralelo al uso
pacífico de la energía nuclear, algunas mentes fueron fraguando la idea de desarrollar
un arma -bomba- que aprovechase tan ingentes cantidades de energía. Corrían tiempos
de guerra por Europa, y el temor de muchos científicos refugiados en EEUU a que el
régimen nazi desarrollara tal arma con anterioridad les animó a tomar la iniciativa. El
horror ante los nazis estaba muy fresco en sus conciencias y consideraron una prioridad
absoluta detener a Hitler, a cualquier precio. Albert Einstein, convencido por Leo Szilard
y Eugene Wigner, utilizó su imágen pública e influencia y urgió al presidente Roosevelt a
adelantarse a los alemanes en la carrera por la bomba. El resultado fue el proyecto
Manhattan, que logró su objetivo y condujo a los bombardeos de Hiroshima ("little boy",
bomba de uranio) y Nagasaki ("fat man", una bomba de plutonio). Einstein, que nunca
pensó que las bombas serían utilizadas en la guerra, se vió muy afectado por la atrocidad
aprobada por el presidente Truman (sucesor del fallecido Roosevelt). Cinco meses antes
de su muerte, Einstein escribía la siguiente frase: "cometí un gran error en mi vida...
cuando firmé la carta para el presidente Roosevelt recomendando el desarrollo de la
bomba atómica, pero hubo una cierta justificación - el peligro de que los alemanes la
hicieran antes."La evolución posterior de la física nuclear ha venido marcada por estos
hechos. No importan los tremendos logros conceptuales o lo beneficiosos que han sido
los desarrollos civiles y pacíficos asociados a ella: la producción de energía, las terapias
contra el cáncer, desarrollos tecnológicos como los primeros ordenadores, entre otros. La
percepción que la opinión pública tiene de lo "nuclear" es irracionalmente negativa y
hará falta tiempo y educación para que adquiera una cierta perspectiva. Es mi intención
que la comprensión y exposición correcta de los hechos en esta bitácora nos lleve, sin
embargo, a una conclusión bien distinta. Que vivimos en un mundo "nuclear", rodeado
de la radiación natural que contribuyó a nuestro nacimiento como especie (a través de
mutaciones); que lo nuclear ha supuesto y supone beneficios netamente positivos para el
desarrollo de la humanidad y que seguirá teniendo un papel destacado a la hora de
afrontar los serios retos que se le plantean a la humanidad.
Referencia: http://fisnu.blogspot.com/2008/08/la-fisica-nuclear.html

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