Vous êtes sur la page 1sur 273

A' 3 ¿ ? 3 / ?

XIJL^ Elena Farré Trepat


Profesora Colaboradora de la Universidad Autónoma de Barcelona

LA TENTATIVA DE DELITO
Doctrina y jurisprudencia

Prólogo del
Prof. Dr. Santiago M I R PUIG
o —
Catedrático de Derecho Venal de la 5 c
Universidad de Barcelona 5s 21 ®
^ - - CL
•< o
i-J üJ O
< tr r
co y o
W u i:
Q Q Q5
T^xlUV.-'r. V > r ^ r , r v " ó V- _ / ^ W - < í
«3

> ©

1986
LIBRERÍA BOSCH — Ronda Universidad, 11 — BARCELONA
© 1986, Elena Farré
Para la presente edición,
© 1986, Librería Bosch
Ronda Universidad, 11 - 08007 Barcelona
ISBN: 84-7698-014-0
Depósito legal: B. 32.771-1986
Primera edición: septiembre, 1986

IMPRESO EN ESPAÑA PRINTED IN SPAIN

Tesys, S.A. - Borrell, 97 - 08015 Barcelona


••«•^^•••^••••••••«•••••••m

ÍNDICE

índice de abreviaturas xxi

Nota preliminar XXIII

Prólogo xxv

Introducción xxvn

PRIMERA PARTE

FUNDAMENTO Y NATURALEZA JURÍDICA


DE LA TENTATIVA DE DELITO

CAPÍTULO I
FUNDAMENTO DE LA PUNICIÓN DE LA TENTATIVA DE DELITO 3

I. Introducción 3
II. Teoría objetiva 5
1. Exposición 5
2. Consecuencias de política criminal 6
3. Expansión de la teoría objetiva 7
4. Valoración crítica 8
A) Elementos subjetivos del injusto 9
B) Mantenimiento de una fundamentación objetiva . . .10
5. Conclusión intermedia '12

III. Teoría subjetiva 12


1. Punibilidad basada en la voluntad delictiva 12
A) Exposición 12
a) La teoría subjetiva como consecuencia de una for-
ma totalitaria de Estado 12

VII
ÍNDICE ÍNDICE

b) La fundamentación excepcionalmente subjetiva de III. Consideraciones personales 51


la tentativa 13 IV. Resumen 58
c) La teoría subjetiva como consecuencia de la con-
cepción preventiva de la norma 16
B) Consecuencias político-criminales 17 SEGUNDA PARTE
C) Expansión de la teoría subjetiva 18
D) Valoración crítica 20 ESTRUCTURA TÍPICA DEL DELITO INTENTADO
2. Punibilidad basada en la peligrosidad del autor . . . . 21
A) Exposición 21 A. LA PARTE SUBJETIVA
B) Consecuencias político-criminales 22
C) Valoración crítica 23 CAPÍTULO I I I
3. Conclusión intermedia 24
LA PARTE SUBJETIVA DEL DELITO INTENTADO 61
IV. Teorías mixtas 24 I. Introducción 61
1. Teoría de la impresión 25 II. Elementos que componen el tipo subjetivo de la tentativa . 62
A) Exposición 25 1. La voluntad de cometer el delito 62
B) Consecuencias de política criminal 26 2. Los especiales elementos subjetivos del tipo 67
C) Valoración crítica 27
2. Posiciones inicialmente objetivas 27 III. La voluntad de cometer el delito y el dolo 68
A) Impunidad de la tentativa inidónea 30 1. La voluntad de cometer el delito: un elemento subjetivo dis-
B) Convivencia en nuestro Código Penal de dos fundamen- tinto del dolo 70
taciones 31 A) Resolución de delinquir: elemento subjetivo del injusto 70
C) La tentativa inidónea: una tipicidad independiente . 31 B) La resolución, equiparable a la intención, distinta del
dolo 73
V. Toma de posición 32 2. La voluntad de cometer el delito en la tentativa y el dolo
VI. Resumen 36 del delito consumado 75
A) Posición de Binding 75
B) Posición de Mir Puig 76
CAPÍTULO I I 3. La tentativa y el dolo eventual 77
NATURALEZA JURÍDICA DE LA TENTATIVA DE DELITO . . . 39 A) Posición dominante: Punibilidad de la tentativa con
dolo eventual en todos los casos 78
I. Introducción 39 a) Posición doctrinal 78
II. Posición doctrinal 40 b) Posición jurisprudencial 80
1. La tentativa de delito como figura atípica. Exposición y va- B) Posiciones contrarias a la punición de la tentativa de
loración crítica 40 dolo eventual 81
2. La tentativa de delito como figura típica 44 a) Textos más antiguos 81
A) La tentativa de delito como extensión de la tipicidad b) Posición de Stoof} 82
básica 44 c) Posición de Lampe 82
a) Posición de Beling 44 C) Impunidad de la tentativa con dolo eventual en algu-
b) La tentativa de delito como extensión de la tipi- nos casos ' 8 5
cidad 47 a) Posición de Salm 85
B) La tentativa como tipo de delito distinto del delito b) Posición de Schmidháuser 87
consumado 49 c) Posición de Kólz-Ott 89
a) Descrito en el art. 3,3 49 D) Resumen y consideraciones finales en torno a la tenta-
b) Como resultado de la integración del art. 3,3 con tiva con dolo eventual 93
el precepto respecto de la Parte Especial . . . 50 4. Voluntad condicionada de realizar la acción 95

VIII
ÍNDICE ÍNDICE

A) a) Posición de Schmid 98 a') En base a criterios subjetivos 149


a') La simple inclinación al hecho 98 b') En base a criterios objetivos 150
b') La resolución basada en hechos hipotéticos . 98 c') En base a la personalidad del autor y a las
c') La decisión con reserva de desistimiento . . 99 circunstancias del hecho 151
b) Posición dominante en Alemania 100 b) Valoración crítica 153
c) Posición de Jiménez de Asúa y de la doctrina es- D) Posición de Bockelmann 154
pañola 100 a) Exposición 154
d) Posición de Roxin 101 b) Valoración crítica 154
B) Posición de Arzt y crítica de la doctrina dominante . 104 E) Revisión crítica 155
C) Resumen y consideraciones personales en torno a la
voluntad condicionada de obrar 106 3. Teorías objetivas 156
A) Teoría objetivo-formal 156
IV. El dolo alternativo 114 a) Exposición 156
1. Soluciones propuestas 116 b) Valoración crítica 158
A) Punición por un solo delito 116 B) Teorías objetivo-materiales 159
B) Punición por el más grave de los delitos representados a) Teorías basadas en la causalidad 159
por el autor 117 a') Exposición 159
C) Concurso ideal 119 a") Teorías que distinguen entre causa y
2. Valoración crítica 120 condición 159
b") Distinto valor de las condiciones según su
V. Tentativa e imprudencia 123 consideración concreta y abstracta . . 161
1. La tentativa de un delito imprudente 123 b') Valoración crítica 162
2. La punición de la tentativa de un delito imprudente . 126 b) Teorías que comportan una ampliación del ámbito
3. Error vencible sobre el presupuesto de una causa de jus- de las acciones ejecutivas 163
tificación y de Derecho 128 a') Posición de Frank 163
a") Exposición 163
VI. Resumen 130 b") Valoración crítica 164
b') Teoría del peligro 165
a") Exposición 165
B. LA PARTE OBJETIVA b") Valoración crítica 166
DEL TIPO DEL DELITO INTENTADO c') Teoría del ataque al bien jurídico . . . . 166
a") Exposición 166
CAPÍTULO I V b") Valoración crítica 167
COMIENZO DE LA TENTATIVA DE DELITO 137 d') Combinación de criterios objetivos . . . 167
C) Revisión crítica 168
I. Introducción 137
4. Teorías mixtas objetivo-subjetivas 169
II. Planteamiento de la cuestión en Alemania 142
A) Exposición 169
1. Introducción 142
a) Fórmula de Frank y consideración del plan del
2. Teorías subjetivas 144
autor 170
A) Teoría subjetiva extrema 145
b) Teoría del peligro y consideración del plan del ,
a) Exposición 145
autor 170
b) Valoración crítica 145
c) Ansatz-Formel 171
B) Teoría del Dolus-ex-re 146
B) Valoración crítica 171
a) Exposición 146
b) Valoración crítica 147 5. Posición de Schmidháuser 172
C) Teoría basada en la firmeza de la resolución . . . 148 A) Exposición 172
a) Exposición 148 B) Valoración crítica 172
X XI
ÍNDICE
ÍNDICE
A) Criterios de distinción entre actos preparatorios y eje-
6. Planteamiento de la cuestión después de la entrada en vi-
cutivos en las sentencias del T.S 191
gor del § 22 173
a) Teoría subjetiva 192
A) La representación del autor del hecho 174
b) Teoría objetivo-formal 195
a) Función que corresponde al plan del autor . . .. 174 c) Teorías objetivo-materiales 197
b) Criterio para determinar el momento en que, según a') Fórmula de Frank 197
la representación del autor, da principio la realiza- b') Teoría del peligro para el bien jurídico . . 198
ción del tipo 175 c') Teorías del ataque al bien jurídico . . . . 198
c) La inclusión en el § 22 de los supuestos de tentati- d') Observaciones 199
va inidónea 176
d) Teorías mixtas 199
B) El dar principio inmediatamente a la ejecución del tipo 177 a') La fórmula de Frank y la consideración del
a) Ejecución del tipo 177 plan del autor 199
b) El dar principio inmediatamente a la ejecución del b') La teoría del peligro y la consideración del
tipo 178 plan del autor 201
a') Delitimación subjetiva 179 c') Observaciones 201
b') Delimitación objetiva 179 B) El comienzo de ejecución en relación con diversos de-
a") Fórmula de Frank 179 litos 201
b") Peligro directo al bien jurídico protegido 180 a) El comienzo de ejecución en los delitos de mera
c") Acciones que sin actos intermedios de- actividad 201
sembocan en la realzación del tipo . . 181 b) El comienzo de ejecución en algunas figuras delicti-
d") Estrecha relación temporal y espacial . 181 vas particulares 204
4. Observaciones sobre la Jurisprudencia del T.S. en relación
III. Planteamiento de la cuestión en España. Comienzo de la ten- al comienzo de ejecución de la tentativa 208
tativa en la doctrina y Jurisprudencia españolas 182 5. Consideraciones finales y resumen en torno al comienzo de
1. El comienzo de la tentativa en el Derecho español . . . 181 la ejecución de la tentativa de delito 209
A) La expresión «por hechos exteriores» 182 A) La impunidad general de los actos preparatorios . . 209
B) El adverbio «directamente» 183 B) Excepciones a la impunidad general de los actos prepa-
ratorios 212
2. Comienzo de la tentativa en la doctrina española . . . 184 a) La incriminación de la conspiración, provocación y
A) Punibilidad de los actos preparatorios 184 proposición para delinquir 212
B) Distinción entre actos preparatorios y ejecutivos . . 185 b) Actos preparatorios tipificados como delitos autó-
a) Teorías subjetivas 185 nomos 219
a') Teoría de la Univocidad 186 C) La distinción entre actos preparatorios y ejecutivos . 220
b') Teoría del Dolus-ex-re 187 a) Imposibilidad de delimitar el comienzo de ejecu-
b) Teorías objetivas 187 ción en base a un criterio estrictamente subjetivo . 220
a') Teoría objetivo-formal 187 b) Importancia del plan del autor para determinar el
b') Teorías objetivo-materiales 188 comienzo de la ejecución 222
a") Posición de Viada 188 c) La teoría objetivo-formal. El establecimiento de un
b") Teoría del peligro al bien jurídico . . 188 límite mínimo al delito intentado 223
c) Teorías mixtas 189 d) Ampliación de la teoría objetivo-formal a través de
a') La fórmula de Frank y la consideración del las teorías objetivo-materiales ' 225
plan del autor 189 é) Introducción de criterios subjetivos: Teorías mixtas 226
b') La teoría del peligro y la considreación del /) La teoría de la inmediatez de los actos . . . . 228
plan del autor 189 D) El comienzo de la tentativa en el Derecho Penal español 229
c') Teoría de la inmediatez temporal . . . . 189
3. La Jurisprudencia del T.S. español en relación con el co-
mienzo de la tentativa 190
XIII
ÍNDICE ÍNDICE

CAPÍTULO V III. Consideraciones finales 271


LA TERMINACIÓN DE LA TENTATIVA EN EL CÓDIGO PENAL IV. Resumen 272
ESPAÑOL 233

I. La no realización de todos los actos ejecutivos necesarios para


que se produzca la consumación 233 TERCERA PARTE
1. Cuando la realización de todos los actos da lugar a la con-
sumación del delito 235 LA TENTATIVA INIDÓNEA
A) La consumación del delito 235 Y LA DISTINCIÓN DEL DELITO PUTATIVO
B) Consumación formal y terminación 236
CAPÍTULO V I
a) Supuestos de consumación anticipada . . . . 237
b) Tipos de estructura iterativa 238 LA TENTATIVA INIDÓNEA 277
c) Acciones en las que se llega al resultado final por
actos no descritos en el tipo 239 I. Introducción 277
d) Unidad natural de acción y delito continuado . . 239 II. Tratamiento de la tentativa inidónea en el Derecho Penal alemán 280
2. Cuando la realización de todos los actos que deberían pro- 1. Introducción 280
ducir el delito dan lugar a la frustración 240 2. Tratamiento de la tentativa inidónea con anterioridad al
A) Origen y evolución del concepto de frustración . . . 240 Código Penal de 1975 282
B) Estructura típica del delito frustrado 243 A) Teorías objetivas 282
a) La parte subjetiva del tipo de delito frustrado . . 244 a) Posición de Feuerbach 282
b) La no producción del delito consumado . . . . 247 b) Teorías objetivo-formales 284
a') La no equiparación legal de la producción del a') Teoría de Binding o de la realización parcial
delito consumado en la producción del resul- del delito 284
tado delictivo 248 a") Exposición 284
b') ¿Imposibilidad de frustración en relación a de- b") Valoración crítica 286
terminadas figuras delictivas? 250 b') Teoría de la falta de tipo 287
a") Exposición 288
b") Valoración crítica 290
II. La realización parcial de los actos ejecutivos 253 c) Teorías objetivo materiales 293
1. ¿A quién corresponde la ejecución de todos los actos eje- a') Antigua teoría del peligro 293
cutivos necesarios para la producción del delito? . . . 254 a") Exposición 293
2. ¿Desde qué punto de vista debe juzgarse la ejecución de b") Valoración crítica 296
todos los actos que deberían producir como resultado el b') Moderna teoría del peligro 300
delito? 258 a") Exposición 300
A) Criterio subjetivo 258 b") Valoración crítica 302
B) Criterio objetivo 259 c') Posición de G. Spendel 304
C) Criterio objetivo-subjetivo 260 a") Exposición 304
D) Posición jurisprudencial 261 b") Valoración crítica 305
E) La realización de todos los actos necesarios cuando se d') Posición de C. Dicke 306
trata de la ejecución de varios actos repetidos o diversos 263 a") Exposición 306
a) Solución de la Jurisprudencia alemana . . . . 263 b") Valoración crítica ' 307
b) Teoría de la unidad natural de la acción . . . 264 d) Valoración crítica de las teorías objetivas expuestas 308
c) Consideración de los actos aislados 266 B) Teoría subjetiva 309
d) Posición de la Jurisprudencia española . . . . 267 a) Fundamentación de la teoría subjetiva . . . . 310
é) Posición personal 268 a') Argumentación de carácter lógico . . . . 310
3. Distinción entre tentativa y frustración basada en el Código 1.°) Teoría de la equivalencia de las condi-
Penal español 270 ciones 312

XIV xv
ÍNDICE ÍNDICE

2.°) La «conclusión inversa» del § 59 del StGB b) La posición de la doctrina con anterioridad a la en-
de 1871 314 trada en vigor del Código Penal de 1944 . . . . 350
b') La teoría subjetiva y la teoría del injusto . . 315 a') Teorías objetivas 351
c') Peligrosidad del autor 317 a") Imposibilidad física de producción del re-
b) La tentativa irreal 318 sultado e ineficacia de los medios . . 351
a') Punición de la tentativa irreal 318 b") Distinción entre tentativa absoluta y rela-
b') Impunidad de la tentativa irreal . . . . 319 tivamente inidónea 352
a") Falta de dolo en la tentativa irreal . . 320 c") Valoración crítica 353
b") Falta de prueba del dolo 321 b') Teoría subjetiva 354
c") Posición de Kuhrt 322 C) Tratamiento doctrinal de la tentativa inidónea con pos-
d") Falta de peligrosidad del autor . . . 323 terioridad a la entrada en vigor del Código Penal de
c) Valoración crítica de la teoría subjetiva . . . . 324 1944 355
C) Teorías mixtas 325 a) Redacción del art. 52,2 355
a) Teorías de la idoneidad objetiva del plan del autor 325 b) Naturaleza jurídica del art. 52,2 356
a') Exposición 325 c) Fundamento de la punición de la tentativa inidónea 359
b') Valoración crítica 327 a') Teorías objetivas 359
b) Error nomológico y error ontológico . . . . 327 a") Teoría objetivo-formal o de la falta de
a') Exposición 327 tipo 359
b') Valoración crítica 329 b") Teorías objetivo-materiales . . . . 360
c) Teoría de la impresión 330 a'") Teorías del peligro abstracto . . 360
a') Exposición 330 b'") Teorías del peligro concreto . . 365
b') Valoración crítica 332 b') Teorías subjetivas 367
d) Valoración crítica de la tesis mixtas expuestas . . 332 a") Voluntad delictiva y peligrosidad del
3. Tratamiento de la tentativa inidónea después de la entrada autor 367
en vigor del Código Penal alemán de 1975 333 b") Tentativa irreal 368
A) Fundamento de la punición de la tentativa inidónea se- c') Teoría de la impresión 370
gún la doctrina actual 334
3. Tratamiento de la tentativa inidónea en la Jurispruden-
B) Ámbito de aplicación del § 23,3 337 cia del T.S. español 371
a) Posición mayoritaria 338
A) La Jurisprudencia anterior a 1944 371
a') La tentativa irreal o supersticiosa . . . . 338
B) La Jurisprudencia posterior al Código Penal de 1944 . 372
b') Ámbito de aplicación del § 23,3 339
a) Concepto de delito imposible en la Jurisprudencia
a") Delimitación objetiva 340 del T.S 373
b") Delimitación subjetiva 340
b) Fundamento de la punición de la tentativa inidónea 374
c') Valoración crítica 342 c) Naturaleza jurídica del art. 52,2 375
b) Posición minoritaria 344
d) Ámbito de aplicación del art. 52,2 375
C) Resumen 345 a') Tentativa de autor inidóneo 376
b') Tentativa con medio inidóneo 376
III. Tratamiento de la tentativa inidónea en el Derecho Penal es- c') Tentativa de objeto inidóneo 379
pañol 345 d') Tentativa irreal 381
1. Introducción 345 C) Observaciones sobre la Jurisprudencia del T.S. en torno '
2. La tentativa inidónea en la doctrina española . . . . 347 a la tentativa inidónea 382
A) Denominación 347 4. Posición personal 385
B) Fundamento de la punición de la tentativa inidónea has- A) Situación de la problemática en la actualidad . . 385
ta la entrada en vigor del Código Penal de 1944 . . 349 B) Fundamento de la punición de la tentativa inidónea . . 389
a) La posición de la doctrina con anterioridad a la en- a) Posición de partida 389
trada en vigor del Código Penal de 1870 . . . 349 b) Bases para la determinación del juicio de peligro . 390

XVI XVII
ÍNDICE
ÍNDICE

a') Momento de realización del juicio de peligro . 391 a) Punición de la tentativa del autor inidóneo . . . 434
b') Conocimientos que debe poseer el autor de b) Impunidad de la tentativa del autor inidóneo . . 436
juicio 393 a') Ámbito de validez personal limitado de las nor-
c') Distinción entre acciones peligrosas y no pe- mas penales especiales 437
ligrosas 396 b') Imposibilidad de fundamentar racionalmente
C) Aplicación de la teoría expuesta a algunos supuestos la pena en los supuestos de autor inidóneo . 440
prácticos 398 C) La tentativa de autor inidóneo en el Derecho positivo . 443
D) Consideraciones finales en torno al concepto de «tenta- 4. La distinción entre tentativa inidónea y delito putativo en
tiva inidónea». Delimitación de la frustración y la «ten- base a la inversión del error de tipo y error de prohibición
tativa irreal» 402 en el ámbito de la justificación 445
E) Propuesta de lege ferenda 403
V. Resumen 450
CAPÍTULO VII
DISTINCIÓN ENTRE DELITO PUTATIVO Y TENTATIVA INI-
DÓNEA 405 CUARTA PARTE

I. Introducción 405 LA PENALIDAD DE LA TENTATIVA DE DELITO


II. Concepto de delito putativo 406
1. El delito putativo como error de prohibición al revés . . 406 CAPÍTULO V I I I
2. El delito putativo como un error sobre punibilidad al revés 411
LA PENALIDAD DE LA TENTATIVA 455
III. Impunidad del delito putativo 411 I. Introducción 455
IV. Distinción entre tentativa inidónea y delito putativo . 414 II. Ámbito de la punición de las formas de imperfecta ejecución . 457
1. Exposición de las líneas generales de la distinción entre am- 1. Evolución legislativa 457
bas figuras 414 A) Derecho alemán 458
A) Distinción en base al error de hecho y de Derecho . . 414 B) Derecho español 458
B) Error sobre las características del delito y sobre las 2. Fundamentación doctrinal 462
consencuencias del delito 416 3. Valoración crítica y posición personal 464
C) Distinción a partir de la doble inversión del § 59 StGB 417 A) Fundamento de la impunidad de la tentativa en las
D) Distinción en base al error de tipo al revés y error de faltas 464
prohibición al revés 419 B) Consideraciones sobre la tendencia seguida por nues-
2. La distinción entre tentativa inidónea y delito putativo en tro Derecho Penal en cuanto al ámbito de punición de
el marco de los elementos normativos del tipo . . . . 421 las formas de imperfecta ejecución 466
A) Distinción tradicional entre tentativa inidónea y delito 4. Criterios para la clasificación de las acciones punibles en
putativo en base a la inversión del error de tipo y el delitos y faltas 469
error de prohibición 422
B) La ampliación de la tentativa inidónea también a los III. Medida de la punición de la tentativa 471
supuestos de error de subsunción al revés . . . . 425 1. Evolución legislativa 471
C) Error sobre el alcance del tipo y sobre el ámbito an- A) Derecho germánico 472
terior 426 B) Derecho español ' 475
D) Error sobre el objeto y sobre el concepto . . . . 429 2. Fundamentación doctrinal 476
E) Delito putativo como error de Derecho al revés . . 430 A) Teoría subjetiva 477
F) Consideraciones finales y posición p e r s o n a l . . . . 431 a) Exposición 477
3. La problemática del autor inidóneo 433 b) Consideraciones críticas 481
A) Introducción 433 B) Teoría objetiva 482
B) Posibles soluciones con respecto al autor inidóneo . . 434 a) Teoría clásica del delito 482
XVIII
XIX
ÍNDICE

b) Situación actual 483


c) Valoración crítica 487
3. Consideraciones finales y posición personal 489

IV. Supuestos de consumación anticipada 494


1. La tentativa en los delitos de consumación anticipada . . 496
2. Consecuencias 500

V. Resumen 500 ÍNDICE DE ABREVIATURAS


Bibliografía 505

ADPCP = Anuario de Derecho Penal y Ciencias penales (citado por año


y página).
AE = Alternativ-Entwurf eines Strafgesetzbuches, Allgemeiner Teil,
2.a ed., 1969 (Proyecto Alternativo de Código Penal, Parte Ge-
neral).
Anm. = Anmerkung (nota, comentario),
a.r. = antigua redacción.
Art. = Artículo.
BGH = Bundesgerichtshof (Tribunal Supremo Federal); Entscheidun-
gen des Bundesgerischtshofes in Strafsachen (citado por tomo
y página).
CCC = Constitutio Criminalis Carolina.
C.p. = Código Penal.
CPC = Cuadernos de Política Criminal (citados por año y página),
doc. dom. = doctrina dominante.
DStr = Deutsches Strafrech, Neue Folge (citado por año y página).
GA = 1880-1933: Archiv für Strafrecht und StrafprozeP, fundado por
Th. Goldtdammer (citado por tomo, año y página) a partir de
1953: Goldtdammer's Archiv für Strafrech (citado por año y
página).
GS = Der Gerichtssaal (citado por tomo, año y página).
JA = Juristische Arbeitsblátter, Strafrecht (citado por año y
página).
JB1 = Juristische Blátter (citado por año y página).
JR = Juristische Rundschau (citado por año y página).
Jurispr. = Jurisprudencia.
JuS = Juristische Schulung (citado por año y página). '
JW = Juristische Wochenschrift (citado por año y página).
JZ = Juristenzeitung (citado por año y página).
LZ = Leipziger Zeitschrift für Deutsches Recht (citado por año y
página).
MDR = Monatsschrift für deutsches Recht (citado por año y página).
NA für C = Neues Archiv für Criminalrecht (citado por año y página).

XX XXI
ÍNDICE DE ABREVIATURAS

NJW = Neue Juristische Wochenschrift (citado por año y página).


OLG = Oberlandesgericht (Tribunal Supremo de cada Estado Fe-
deral).
OWIG = Gesetz über Ordnungswidrigkeiten (redacción de 2 de enero
de 1975).
PE = Parte Especial.
PG = Parte General.
Rev J Cat = Revista Jurídica de Cataluña (citada por año y página).
RG = Reichsgericht (Tribunal Supremo Imperial); Éntscheidungen
des Reichsgerichts in Strafsachen (citado por tomo y página).
RGLJ = Revista General de Legislación y Jurisprudencia (citada por NOTA PRELIMINAR
año y página).
RStGB = Strafgesetzbuch für das Deutsche Reich (Código Penal del Im-
perio Alemán, de 15 de mayo de 1871). Este libro coincide básicamente con mi tesis doctoral «Problemas
SchwZStr = Schweizerische Zeitschrift für Strafrecht (citado por tomo, fundamentales de la tentativa en el Derecho Penal» realizada en la Uni-
año y página). versidad Autónoma de Barcelona y en la Rheinische Friedrich-Wilhelms-
Sf = Strafrecht. Universitát de Bonn, que fue presentada el 11 de diciembre de 1985 en
StGB = Strafgesetzbuch (Código Penal alemán en su redacción de 2 de la Universidad Autónoma de Barcelona obteniendo la calificación de
enero de 1975). apto cum laude. Quisiera agradecer a los miembros del Tribunal, los
Strafr Abh = Strafrechtliche Abhandlungen (citado por número de tomo profesores Francisco Muñoz Conde, Antonio García-Pablos de Molina,
y año).
STS = Sentencia del Tribunal Supremo español. Juan Bustos Ramírez, M.a Teresa Castiñeira Palou y M.a José Magaldi
TS = Tribunal Supremo español. Paternostro, todas sus observaciones. A mi maestro, el profesor Santia-
VDA = Vergleichende Darstellung des deutschen und auslándischen go Mir Puig, director de esta tesis doctoral, deseo expresarle mi más
Strafrechts. Allgemeiner Teil, tomos I-VI. profundo y sincero agradecimiento por todas sus enseñanzas y por el
ZStW = Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswinssenschaft (citado estímulo y el afecto con que siempre ha sabido rodear su magisterio.
por tomo, año y página).
La autora

XXII XXIII
w

PRÓLOGO

La obra y su autor suelen constituir objetos de atención principa-


les en los prólogos de presentación. Pero existe un tercer elemento que
a menudo se destaca: la relación que une al prologista y al autor de la
obra. Es esta relación la que explica y, en cierto modo, legitima la in-
jerencia en las primeras páginas del libro de alguien distinto a su au-
tor. En este caso la relación no es sólo personal, sino que me vincula
por igual y por lo mismo a la obra y a su autora. No me refiero sola-
mente a que este libro recoja, con algunas modificaciones, una tesis
doctoral dirigida por mí, ni a que Elena Farré Trepat iniciase en 1978
su carrera universitaria bajo mi dirección en la Universidad Autónoma
de Barcelona, me refiero a algo más.
Me refiero, ante todo, al trabajo en equipo. Cuando en 1979 escribí
la primera edición de mi Función de la pena y teoría del delito en el
Estado social y democrático de Derecho no pensé tanto en ofrecer un
conjunto de soluciones como en sugerir un programa sistemático de
investigación. Las hipótesis de dicho programa habían de someterse a
la forma de comprobación propia de nuestra «ciencia»: la discusión
racional, intersubjetiva, aplicada a puntos-test de la teoría del delito.
La tentativa constituía una de las más significativas piedras de toque
de la operatividad del conjunto. Se daba, además, la circunstancia de
que este tema, crucial en la teoría del delito, no había sido objeto en
nuestro país de un estudio monográfico completo que tomase en cuen-
ta la abundante bibliografía alemana vertida hasta el presente. Estas
dos circunstancias explican que propusiese a Elena Farré que elaborase
su tesis doctoral sobre el tema de la tentativa. Pueden explicar también
que la investigación no se limitase —como hubiera sido perfectamente
posible dado el actual grado de diferenciación de la problemática— a
algún aspecto parcial de la tentativa. Se trataba de empezar por refle-
xionar sobre el fundamento mismo de la prohibición y castigo de la
tentativa, cuyo enfoque condiciona el propio núcleo de toda la teoría

XXV
PRÓLOGO

del injusto y del delito y, por tanto, también de la «perspectiva ex ante»


que sirve de base a mi concepción.
La obra ha llevado mucho más lejos a su autora. El resultado es
una completa investigación sobre los puntos fundamentales de la ten-
tativa en Derecho Penal. Dada la estrecha relación existente entre los
problemas que plantea esta institución, apenas ha podido dejarse algu-
no sin considerar. La existencia en nuestro país de la importante mo-
nografía de Muñoz Conde sobre el desistimiento voluntario ha permiti-
do, como excepción, dejar de lado este tema crucial. Por lo demás, una INTRODUCCIÓN
simple ojeada del índice del libro evidencia que constituye el estudio
más exhaustivo efectuado en nuestro país sobre uno de los temas ca-
pitales de la teoría del delito.
No es poco lo que acabo de decir sobre esta monografía, pero aún
quiero añadir algo que guarda relación tanto con la obra como con su En el artículo 3 del Código Penal español se considera punible,
autora: La seriedad, la claridad de ideas propia de la verdadera inteli- junto al delito consumado y frustrado, el delito intentado, que tiene
gencia y la honestidad científica, son cualidades del presente libro que lugar cuando «el culpable da principio a la ejecución directamente por
reflejan fielmente el talante ejemplar de mi estimado discípula Ele- hechos exteriores y no practica todos los actos de ejecución que debie-
na Farré. ran producir el delito, por causa o accidente que no sea su propio y
Prof. Dr. Santiago M I R PUIG voluntario desistimiento».
Catedrático de Derecho Penal La tentativa de delito constituye una figura indiscutida en el De-
Director del Instituto de Criminología recho Penal español, que se introdujo por vez primera de forma general
en el Código Penal de 1822. Nuestros comentaristas han debatido desde
antiguo las innumerables cuestiones que esta figura delictiva plantea y
que constituye uno de los centros neurálgicos de la dogmática penal.
Y, sin embargo, se encuentra a faltar en nuestro país, a diferencia de
lo que sucede en otros países, un estudio que abarque de forma general
dicha problemática. Efectivamente, en Alemania, por ejemplo, son li-
teralmente incontables los volúmenes que la Ciencia penal ha dedicado
al estudio del delito intentado en general o a alguno de sus aspectos.
Ha sido, en parte, el deseo de llenar el vacío que existe en nuestra li-
teratura lo que me ha inducido a elegir la tentativa de delito como tema
de estudio, hecho que se ha reflejado en el desarrollo de este trabajo,
en donde se ha acentuado la importancia dada a la exposición de cada
problemática, acudiéndose en ocasiones a un enfoque de carácter his-
tórico a fin de faciliar mejor la comprensión de su actual situación.
No se ha querido renunciar, sin embargo, a aportar, siempre que ello
ha sido posible, una óptica personal de interpretación de los preceptos
reguladores de la tentativa de delito, enmarcándola dentro de una vi-
sión amplia de la problemática del Derecho penal y de los principios
que rigen la misma.
En la primera parte de este trabajo se plantea la cuestión re-
lativa al fundamento de la punición de la tentativa (cap. I). El trata-

XXVI XXVII
INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN

miento previo de este tema es necesario para obtener una solución tica relativa a la tentativa y la participación. Por otra parte, el desis-
homogénea en relación a los límites de la punibilidad de la tentativa. timiento voluntario de cometer el delito ha sido ya objeto de estudio
Sobre la misma se han planteado diversas soluciones objetivas y sub- en nuestro país en la importante monografía del profesor Muñoz Con-
jetias, reflejo en realidad de distintas concepciones del Derecho Penal. de del mismo título.
La solución que aquí se sostiene pretende compaginar aspectos obje- Por último, cabe señalar que en la realización de este trabajo se
tivos y subjetivos del hecho, si bien poniendo el acento en la peligrosi- ha tenido en cuenta, por una parte, el estudio de la doctrina, tanto es-
dad objetiva del mismo. Se sigue la posición iniciada por el profesor pañola como alemana, existente sobre los diversos problemas que se
Mir Puig, expuesta fundamentalmente en su libro Función de la pena plantean. Ciertamente, si el acudir a la literatura alemana en Derecho
y teoría del delito en el Estado social y democrático de Derecho, que, penal está siempre justificado, en el ámbito de la tentativa de delito
partiendo de la función preventida del Derecho Penal como Derecho se hace imprescindible debido a la multiplicidad de trabajos que des-
protector de bienes jurídicos, concibe la antijuricidad dando relevan- de antiguo existen sobre la misma y que han conducido a una pro-
cia al aspecto objetivo. A través de este estudio de la tentativa se pre- fundización importante. Por otra parte, se ha estudiado con especial
tende demostrar que esta posición permite aportar una solución con- detenimiento la jurisprudencia de nuestro país en materia de tentativa.
secuente a las diversas cuestiones que la tentativa plantea. Así, por El análisis de todas las sentencias del Tribunal Supremo en este ám-
ejemplo, esta fundamentación objetivo-subjetiva nos permite resolver bito, en relación a los temas tratados, nos permite aportar también las
satisfactoriamente la problemática relativa a la tentativa inidónea líneas generales y la dirección seguida por la práctica desde antes de la
(cap. VI), cuestión sobre la que tanto se ha escrito y que algún autor publicación del Código Penal de 1944, hasta nuestros días.
ha calificado de imposible solución. No he querido tratar el tema de
la tentativa inidónea sin analizar, por otra parte, la distinción, no
siempre resuelta y en muchos aspectos por estudiar, entre tentativa
inidónea y delito putativo (cap. VII).
También en la primera parte se analiza la naturaleza jurídica de
los preceptos que regulan la tentativa y de la tentativa misma (cap. II).
En la segunda parte, se trata la estructura de la tentativa en ge-
neral. En primer lugar, e invirtiendo el orden del delito consumado, se
estudia el aspecto subjetivo del tipo que plantea interesantes cuestiones
generalmente poco tratadas (cap. III). Al analizar el aspecto objetivo
del tipo nos referimos al tema, nunca agotado, del comienzo de la ten-
tativa (cap. IV), así como a la distinción, propia de nuestro Derecho y
muy polémica, entre tentativa y frustración (cap. V).
La última de las cuestiones que se estudia es la relativa a la pena-
lidad de la tentativa (cap. VIII), temática íntimamente conectada con el
fundamento de la punición de la misma.
Varios de los problemas que aquí se estudian han constituido du-
rante años objeto de debate de la literatura penal, convirtiéndose en
algunos casos —por ejemplo la tentativa inidónea, el comienzo de la
tentativa, la penalidad de la misma— en temas clave, no ya del delito
intentado, sino del Derecho Penal en general. En este trabajo se ha
preferido dedicar a estas cuestiones mayor atención, renunciando a ago-
tar toda la problemática de la tentativa, tarea posiblemente inalcanza-
ble. Por ello, se ha preferido prescindir del tratamiento de cuestiones
tan importantes como el desistimiento de cometer el delito y la temá-

XXVIII XXIX
T

PRIMERA PARTE

FUNDAMENTO Y NATURALEZA JURÍDICA


DE LA TENTATIVA DE DELITO

2.
CAPITULO I

FUNDAMENTO DE LA PUNICIÓN
DE LA TENTATIVA DE DELITO

I. INTRODUCCIÓN

La primera cuestión que se plantea en torno a la tentativa de deli-


to es el fundamento de su punición. El por qué se castigan conductas
que no han conducido a la lesión de ningún bien jurídico constituye
sin duda uno de los problemas más debatidos del Derecho Penal, por-
que afecta profundamente al núcleo de la teoría del injusto. El trata-
miento de esta cuestión es obligado, ya que una previa toma de posi-
ción al respecto es necesaria para dar respuesta a las cuestiones, que
se plantean en relación a los límites de la punibilidad de la tentativa.
La discusión sobre el fundamento de la punición de la tentativa
fue puesta de relieve con claridad a partir de la obra de J. A. Feuerbach
a comienzos del siglo xix, concretamente en el año 1804. Aquel autor, al
advertir por vez primera la problemática inherente a la tentativa inidó-
nea, cuestionó el fundamento de la punición de la tentativa en general.
La fundamentación propuesta por Feuerbach, en la cuarta edición de su
Lehrbuch, significó un rompimiento con la concepción que de la ten-
tativa se había mantenido hasta aquel momento. Esta concepción,
cuya definición se remontaba históricamente a la aportada por los glo-
sadores y postglosadores y en definitiva al Derecho romano, entendía el
delito intentado como la voluntad delictiva manifestada y resaltaba,
por consiguiente, el aspecto sujetivo del hecho.1

1. Al igual que otros conceptos fundamentales de la dogmática penal corres-


ponde a los juristas italianos de la Baja Edad Media el desarrollo, por vez pri-

3
ELENA FARRÉ TREPÁT
LA TENTATIVA DE DELITO

Feuerbach inició una fundamentación de la punición de la tenta- subjetivo y más tarde del bien jurídico, 4 y una teoría subjetiva, que
tiva de carácter objetivo basada en la peligrosidad de la acción, en el fundamentaba la punición en la voluntad delictiva manifestada. Ambas
sentido de posibilidad objetiva de producción del resultado. Esta fun- posiciones, que se consideraron por parte de sus numerosos represen-
damentación surgió como consecuencia de la aplicación a la tentativa tantes como opuestas e irreconciliables, conducían a muy diversas solu-
de una concepción del Derecho Penal que encontraba su base en las ciones en relación a cada uno de los problemas de la tentativa.
ideas de la Ilustración. La estricta separación entre Moral y Derecho,
que se exigía en el Derecho Penal liberal, conectada con la función
que aquél debía cumplir de garantizar la libertad del individuo frente II. TEORÍA OBJETIVA
al poder del Estado, contribuyeron a acentuar la importancia de la
parte externa del hecho y a relegar a un segundo término la voluntad 1. Exposición
delictiva como elemento constitutivo del delito intentado.
Casi simultáneamente fue planteada por Tittmann, dándole carác- La teoría objetiva surge como resultado de la aplicación a la ten-
ter general, la fundamentación subjetiva, que encontraba apoyo en las tativa de las ideas liberales dominantes durante la primera mitad del
consideraciones históricas expuestas y en la redacción de la Constitu- siglo pasado. La ideología liberal atribuye al Estado, concebido como
tio Criminalis Carolina,2 cuya influencia continuaba siendo decisiva en producto del contrato social, en virtud del cual cada individuo por ra-
Alemania aún a principios del siglo xix, 3 así como en alguna de las zones de utilidad cede una parte de su libertad, el papel de legítimo
concepciones del delito producto del idealismo alemán. depositario y administrador de la suma de libertades cedidas. Al Esta-
Desde el origen de esta problemática se encontraban, pues, perfec- do, que posee su propia esfera de poder, le corresponde la función de
tamente delimitadas las dos posiciones básicas en torno a la punición garantizar la vida en comunidad de los ciudadanos, sin introducirse
de la tentativa. Una teoría objetiva, que se centraba en la posibilidad en el ámbito de libertad individual, que cada uno posee. Precisamente,
de lesión, y por lo tanto en la importancia de la lesión, de un derecho constituye la función del Derecho el establecimiento de una frontera
segura entre la esfera de poder que posee el Estado, así como la vigilan-
mera, de un concepto general de tentativa. El Derecho Canónico, que ponía el cia de las fronteras que transcurren entre las esferas de poder de los
acento en el elemento espiritual del delito, había contribuido a borrar diferencias individuos.5 De aquí se dedujo que la lesión del Derecho puede consis-
entre lo intentado y lo consumado (Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 458) y tir únicamente en la lesión objetiva de uno de los intereses o derechos
precisamente en la desconexión que existe entre el elemento espiritual o subjetivo
y lo que sucede objetivamente encontraron glosadores y postglosadores la esen- subjetivos que pertenecen al individuo y la intervención del Estado a
cia de la tentativa, definiéndola como «cogitare, agere, sed non perficere». En través de la pena sólo podrá justificarse si se ha producido dicha le-
primer lugar, el autor debía pensar y querer un resultado (cogitare); en segundo sión. Los momentos subjetivos de la acción tienen interés en cuanto
lugar, esta voluntariedad debía objetivizarse en acciones que la hicieran exter- que permiten la imputación de esta lesión del Derecho a la culpabilidad
namente reconocible (agere), y, por último, el resultado no tenía que producirse personal. 6 El fundamentar la antijuricidad en elementos de carácter
(sed non perficere) (Lumpe, Das Ma@, pág. 12).
2. El concepto de tentativa creado por la Ciencia Penal italiana encontró subjetivo supondría para la teoría objetiva una confusión del Dere-
acogida en la Legislación alemana primero en la Constituto Criminalis Bamber- cho, que se ocupa de la esfera externa del individuo, con la Moral,
gensis (1507) y, posteriormente, en la Constitutio Criminalis Carolina (1532), que, a la cual corresponde la esfera interna, dando lugar a un reprochable
como aquélla, fue en lo esencial obra de Schwarzenberg (Das Mafi, pág. 12). Derecho Penal de la voluntad (Gesinnugsstrafrecht).
El art. 178 de esta última, copia del art. 204 de la Bambergensis, acogió una de-
finición bastante completa de la tentativa, que la delimitaba perfectamente frente Mediante esta concepción pudo justificarse satisfactoriamente la
al delito consumado. Decía lo siguiente: «Así si alguien se atreve a emprender punición del delito consumado y se planteó al mismo tiempo la so-
un acto malo por medio de algunos actos externos que pueden ser apropiados lución que debía adoptarse en los casos en que la lesión del Derecho
para la consumación del mismo, y, sin embargo, la consumación de este acto es
impedida por otros medios, contra su voluntad, esta voluntad maliciosa de la
cual resulta una mala acción debe ser penalmente castigada, pero en unos casos 4. El concepto de «bien» surge posteriormente con Birnbaum en 1834 (v. Mir
más duramente que en otros en vista de las circunstancias y de la forma del Puig, Introducción, pág. 128 ss.).
hecho» (citado según la traducción de Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 459). 5. Rauch, H., Die klassische, pág. 25.
3. Sobre ello, Jescheck, Tratado, I, pág. 131. 6. Stratenwerth, A.T., pág. 190 s., núm. 651.

4 5
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT
para determinar el peligro. Ello motivó el surgimiento de innumerables
no ha llegado a producirse. De acuerdo con el punto de partida ex- teorías.10
puesto la punición de la tentativa de delito —que aparece desde este Por último, en el ámbito de la penalidad se estima que la tentativa
punto de vista como una excepción—,7 se justificó en base a la peligro- debe castigarse menos que la consumación. La lesión del bien jurídico
sidad objetiva de la acción, que ya Feuerbach estimó que concurre constituye en definitiva la esencia del delito, que se concibe como cau-
cuando la misma, «según sus condiciones externas, se encuentra en una sación de esa lesión. Desde esta perspectiva el delito intentado es en
relación causal con el delito propuesto». 8 En el delito consumado se cas- todo caso un hecho menos grave.
tiga la acción que ha causado el resultado; en la tentativa se castiga la
acción causalmente adecuada para producirlo, es decir, la acción peli- 3. Expansión de la teoría objetiva
grosa. Teniendo en cuenta que la peligrosidad para el bien jurídico
protegido es lo que fundamenta la punición de la tentativa de delito, En Alemania, tras un dominio inicial de la teoría subjetiva, acogida
sólo serán punibles aquellas acciones que comporten un peligro para legalmente en la redacción de algunos Códigos Penales de los distintos
el mismo, es decir, una posibilidad de lesión, y no aquellas que, por el Estados alemanes, las teorías objetivas obtuvieron el apoyo de la doc-
contrario, no sean peligrosas desde un punto de vista objetivo aunque trina dominante durante la segunda mitad del siglo pasado y aún parte
la voluntad del autor de cometer el delito se haya manifestado plena- del actual. En este cambio de orientación tuvo gran influencia la re-
mente. gulación, que el primer Código Penal alemán de 1871 hacía de la ten-
tativa y que conducía a una interpretación objetiva de la misma. Por
una parte, se establecía el comienzo de la tentativa en el «principio de
2. Consecuencias de política criminal ejecución del delito» (§ 43), y, por otra parte, se atenuaba la pena de
la tentativa obligatoriamente en relación a la pena de la consumación
Estas consideraciones condujeron a extraer unas determinadas con- (§ 44). Por último, a favor de su impunidad podría ser interpretado el
secuencias político-criminales en relación a los límites de la punibilidad silencio que guardaba aquel Código Penal en relación a la tentativa
de la tentativa. En primer lugar, el comienzo de la tentativa no se hizo inidónea.
depender, lógicamente, de la voluntad del autor, sino de una cierta En nuestro país las teorías objetivas han adquirido importancia
proximidad con la lesión del bien jurídico, distinguiéndose entre actos posteriormente y en cierto sentido de forma paradójica. La distinción
preparatorios y ejecutivos y considerando que sólo los últimos confor- entre actos preparatorios y ejecutivos, que se había establecido ya en
man la tentativa.9 el Código Penal de 1822, limitando el Código Penal de 1848 la tentativa
En segundo lugar, puesto que el fundamento de la punición de la a los últimos, así como la atenuación obligatoria de la pena, no sólo
tentativa se hace depender de la capacidad de la acción de producir el de la tentativa y de la frustración con respecto a la consumación, sino
resultado, aquellas acciones incapaces de producirlo deberán excluirse también de la tentativa con respecto a la frustración, han sido argu-
del ámbito de la punición. Se distingue así entre tentativa idónea y mentos esgrimidos más tarde para mantener una fundamentación ob-
tentativa inidónea, según se trate o no de acciones idóneas para la pro- jetiva de las fases de imperfecta ejecución del delito. Sin embargo,
ducción del resultado delictivo. En tanto que las primeras, debido a la doctrina española más antigua se mostró mayoritariamente partida-
su peligrosidad, se consideran siempre merecedoras de pena, se afirma ria de posiciones subjetivas en la solución de los problemas que plan-
la impunidad de las acciones inidóneas. A partir de aquí se hizo ne- tea la tentativa. La fundamentación objetiva contó con pocos repre-
cesario determinar en qué casos posee una acción capacidad para pro- sentantes, siendo posteriormente, y a pesar de la introducción en el Có-
ducir la lesión del bien jurídico y se advirtió que la respuesta a esta digo Penal de 1944 del art. 52,2, en el cual se dispone la punición de la
cuestión dependía básicamente de la forma en que se realizase el juicio tentativa inidónea, cuando las teorías objetivas han ido adquiriendo
mucha más significación doctrinal.11
7. Stratenwerth, A.T., pág. 191, núm. 651.
8. Lehrbuch, pág. 71, § 42. Sobre ello, más ampliamente en el capítulo rela- 10. Sobre ello, y más ampliamente, véase el capítulo VI.
tivo a la tentativa inidónea, apartado II, A, a). 11. Sobre ello, véase el capítulo VI, apartado III.
9. Sobre ello y más ampliamente véase el capítulo IV.
7
6
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO
Junto a la regulación del Derecho positivo, la expansión de esta
teoría se debe igualmente a la aceptación mayoritaria de la sistema- inidónea, a resultados injustos y político-criminalmente no deseados.15
tización del delito llevada a cabo por la teoría causalista, en la cual Sin embargo, la causa del abandono de las teorías objetivas se en-
la teoría objetiva de la tentativa encontraba un marco perfecto. A tra- cuentra verdaderamente en la imposibilidad de explicar el injusto de
vés de esta sistematización de la teoría del delito realizada por Franz la tentativa y no tan sólo de la tentativa inidónea, desde un punto de
von Liszt y Ernst Beling, que tiene su origen en el pensamiento jurídico vista exclusivamente objetivo.
del positivismo científico,12 el delito quedó definido como una acción,
típica, antijurídica y culpable. La acción era comprendida en forma A) Elementos subjetivos del injusto
naturalística, es decir, como movimiento corporal (acción en sentido
estricto) y cambio en el mundo externo (resultado), unidas ambas por Ciertamente, en relación a la concepción causalista del injusto, se
una relación causal. El tipo se concebía como una pura descripción ob- puso de manifiesto que determinados tipos de delito no podían ser
jetiva de la acción sin ningún juicio de valor. La valoración de la ac- comprendidos en forma totalmente objetiva, ya que la finalidad per-
ción se hacía únicamente en la antijuricidad, pero ésta se refería ex- seguida por el autor conforma la acción en un sentido o en otro. Úni-
clusivamente al acontecer externo del hecho, dejando para la culpabi- camente el que quiere apropiarse del patrimonio ajeno con ánimo
lidad todos los elementos subjetivos contenidos en la acción.13 Tenien- de lucro y de apropiación realiza un hurto y no aquel que toma algo
do en cuenta que la acción se concebía como causación, la antijuricidad ajeno pero no quiere apropiarse de ello. Poco a poco se fue admitiendo
se delimitó en forma material como la lesión o puesta en peligro de que estos «elementos subjetivos del injusto» concurren en un gran
un bien jurídico, lo cual conllevó que se aceptara la teoría objetiva de la número de tipos penales.16 En relación a la tentativa se observó que la
tentativa como la única posición capaz de fundamentar la punición de voluntad de cometer el delito constituye en ella un elemento subjetivo
aquella forma de delito en forma coherente con la sistemática causa- del injusto, ya que, debido a la falta de resultado que la caracteriza,
lista. De mantenerse la teoría subjetiva de la tentativa, y la teoría cau- de la observación objetiva del suceso no puede concluirse en muchas
salista del delito, habría de aceptarse la existencia de acciones culpables ocasiones la tipicidad de la acción. Por ejemplo, de la observación de
y punibles sin ser antijurídicas, situación incompatible con la lógica la acción de A, de apuntar una pistola cargada en dirección a B,
de aquel sistema. no puede determinarse si nos encontramos frente a una amenaza, una
tentativa de homicidio o de lesiones. Para poder determinarlo sería
necesario saber cuál es la intención de A. Incluso puede sueceder que
4. Valoración crítica el peligro que la acción contiene se advierta únicamente a través del
conocimiento de la voluntad del autor. Esto se pone de manifiesto en
Por parte de los representantes de la fundamentación subjetiva el ejemplo que Engisch aporta,17 en el cual el cliente de un restaurante
se ha puesto a menudo de manifiesto la dificultad con que se enfrentan al marchar del mismo descuelga del perchero un abrigo ajeno colgado
las teorías expuestas para aportar una delimitación precisa de la puni- sobre el suyo, con la intención de llevárselo en el caso de que pueda
bilidad de la tentativa. Debido a las dificultades prácticas que existen pasar inadvertido. Si se observa esta acción tan sólo desde el punto
para la distinción entre acciones peligrosas y no peligrosas, estas posi- de vista objetivo no puede afirmarse que haya sucedido aún nada pe-
ciones no pueden satisfacer —según estas críticas— las exigencias de ligroso. En realidad, acciones como ésta se repiten diariamente en
seguridad jurídica en base a las cuales surgieron.14 También se ha numerosos locales. Lo que hace que esta acción sea peligrosa es pre-
puesto de relieve que conducen, sobre todo en el ámbito de la tentativa cisamente la voluntad del autor de llevarse parte de un patrimonio aje-
no. Con estas consideraciones se pone de manifiesto que la determina-
12. Sobre ello, ampliamente Welzel, Naturalismus und Wertphilosophie im ción de la antijuricidad de la tentativa de delito es posible únicamente
Strafrecht, pág. 22 ss, y Mir Puig, Introducción, pág. 216 ss.
13. Jescheck, Tratado, I, pág. 274 ss.
14. Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 21; Delaquis, Der untaugliche 15. Sobre ello, véase el capítulo VI, apartado II, 2, A, d.
Versuch, pág. 138 s.; Frank, Vollendung und Versuch, pág. 252 s., y Jakobs, A.T., 16. Sobre esta evolución, véase Zielinski, Handlungs- und Erfolgswvwert,
pág. 587. pág. 26 ss.
17. Bemerkungen, Rittler-Festschrif, pág. 178.
8
9
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA PARRÉ TREPAT
jetiva de la acción a la lesión del bien jurídico fundamenta la puni-
a través del conocimiento de la voluntad del autor, es decir, que la ción de la tentativa idónea y de la tentativa inidónea peligrosa. Sin
voluntad delictiva constituye un elemento subjetivo del injusto del deli- embargo, la tentativa inidónea no peligrosa, en la cual falta esta ten-
to intentado. Estas observaciones señalaban, junto a la incorreción de dencia objetiva de la acción, se fundamenta parcialmente en forma sub-
la teoría cliásica del delito, la imposibilidad de fundamentar la anti- jetiva en la voluntad del autor de lesionar el bien jurídico, que aquí per-
juricidad de la tentativa a través de una posición estrictamente obje- tenece al injusto, aunque ciertamente sólo en la medida en que la
tiva, sin acudir a la voluntad del autor. acción emprendida sea peligrosa para el bien jurídico.25 Esta funda-
mentación basada en la tendencia objetiva de la acción ha sido prose-
B) Mantenimiento de una fundamentación objetiva guida en la actualidad por Dicke, quien argumenta en base a la misma
el fundamento de la punición de la tentativa inidónea.26
La necesidad de considerar en el delito intentado la voluntad del La teoría de Oehler ha sido rechazada por la doctrina. Ya Hegler
autor ya en el injusto y no en la culpabilidad, fue aceptada mayorita- había puesto de manifiesto, criticando la exposición de Zimmerl, que
riamente y supuso el primer paso hacia el progresivo abandono del un tender objetivamente de la acción no existe si se independiza de la
sistema causalista y de la fundamentación estrictamente objetiva de la finalidad del sujeto. No es posible afirmar que la acción «apunta» a
tentativa. La teoría causalista en la forma en que Von Liszt y Beling algo objetivamente, pues de la palabra apuntar se desprende algo psi-
la expusieron se mantuvo, sin embargo, en Austria, si bien no existió cológico.27 Igualmente también Engisch criticó esta posición por consi-
acuerdo en la escuela austríaca en torno al fundamento de la punición derarla inadecuada para fundamentar la punición de la tentativa.28 Se-
de la tentativa. gún este autor la «tendencia objetiva de la acción» no puede ser distinta
La teoría objetiva fue defendida por Ritter, según el cual el fun- de la «causalidad potencial» de la misma y en la tentativa ésta se de-
damento de la punición de la tentativa no se encuentra en la parte muestra insuficiente para fundamentar la punición: falta en la tenta-
subjetiva de la acción, es decir, en la voluntad manifestada de producir tiva inidónea y en la tentativa idónea no sustituye a la resolución delic-
un determinado resultado, sino en la parte objetiva de la misma: En tiva, que cofundamenta la peligrosidad de la acción.29 Con razón es-
el peligro objetivo en el «apuntar objetivamente de la acción» a la tima Zielinski la posición de Oehler como un «juego de palabras»,30
lesión de un determinado bien jurídico, o bien en la «tendencia ob- pues la aceptación de una finalidad subjetiva implica la aceptación de
jetiva» de la acción hacia el mismo.18 una realidad subjetiva que colabora en la constitución del injusto.31
Esta posición fue desarrollada en Alemania por Oehler.19 Este Por último, tampoco se comprende, y es reprochable que Oehler no lo
autor fundamenta la punición de la tentativa en la «finalidad de la ac- explique, porque en la «tentativa inidónea no peligrosa» se acude a un
ción objetivamente reconocible» de lesionar un bien jurídico.20 Esta elemento subjetivo del injusto para justificar su punición.32-33
tendencia objetiva de la acción, que no debe confundirse con el peligro
creado por la misma al bien jurídico protegido,21 posee un ser en sí
misma que es posible determinar. Si bien es cierto que este sentido
objetivo de la acción ejecutiva no concurre en tanto no existe la re- 25. Ob. cit., pág. 122.
26. Sobre ello, véase el capítulo VI, apartado II, 2, A, c, ó".
solución delictiva por parte del autor,22 que Oehler identifica con el 27. Subjektive Rechtswidrigkeitsmomente, Frank-Festgabe, pág. 286. En el
dolo de la tentativa,23 esta finalidad subjetiva no pertenece al injusto, mismo sentido, Greve, F., Der Entschlufi in par. 43 StGB ais subjektives Un-
sino que constituye un elemento de la culpabilidad.24 La tendencia ob- rechtselement.
28. Bemerkungen, Rittler-Festschirft, pág. 179.
29. Bemerkungen, Rittler-Festschrift, pág. 179.
18. Lehrbuch, pág. 124 y 254 s., y anteriormente, en el mismo sentido, Zim- 30. Handlung-und Erfolgsunwert, pág. 39 s. '
merl, Zur Lehre vom Tatbestand, pág. 51. 31. Ob. cit., pág. 40.
19. Das objektive, pág. 111 ss. 32. Así, también Zielinski, ob. cit., pág. 32, nota 91.
20. Ob. cit., pág. 119. 33. En relación a los restantes elementos subjetivos del injusto ha criticado
21. Ob. cit, pág. 120. Cerezo Mir la posición de Oehler, poniendo de manifiesto que éste acude cons-
22. Ob. cit., pág. 114. tantemente a elementos subjetivos del injusto para fundamentar la antijuricidad,
23. Ob. cit., pág. 122. de los cuales pretende inicialmente prescindir (A.D.P.C.P., 1961, pág. 56, nota 8).
24. Ob. cit., pág. 57.
11
10
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

5. Conclusión intermedia cación propia de la comunidad frente al individuo y que se oponían a


la concepción liberal de aquél. Desde esta perspectiva, el delito se con-
La discusión en torno a la fundamentación estrictamente objetiva cebía en forma distinta a como lo concebía el liberalismo. El hecho
de la tentativa ha puesto de relieve la imposibilidad de concebir la an- delictivo era interpretado, no como el ataque a determinados bienes ju-
tijuricidad de la misma, sin tener en cuenta la voluntad del autor. Ésta rídicos individuales, sino como la lesión de las normas de conducta
constituye en el delito intentado un momento esencial, que no es posi- que sirven al bien común; como contravención a las obligaciones que
ble desconocer. En realidad, sabemos que una acción es una tentativa incumben al individuo frente a la comunidad.36 Lo importante no es el
precisamente por el momento final que contiene de dirigirse a la pro- resultado externamente producido, ni la capacidad objetiva de la ac-
ducción del resultado. Por consiguiente, este elemento subjetivo debe ción de producirlo, sino la representación que el autor tiene de su he-
tenerse en cuenta en la fundamentación del delito intentado, con in- cho que pone de relieve su posición de aceptación o rechazo del De-
dependencia de que se parta de una fundametación subjetiva u objetiva recho.
del mismo. Concluyendo puede afirmarse que cuando el legislador se Esta misma idea llevada al extremo se encuentra en el fundamento
decide por la punición de la tentativa el injusto deja de ser fundamen- del Derecho Penal de la voluntad propia del Estado nacional-socialista,
table en forma puramente objetiva.34 que influyó en la doctrina penal alemana de los años treinta. La posible
lesión de bienes jurídicos tenía poca importancia en una concepción
del delito, cuya esencia se veía en la «contradicción insoportable con el
III. TEORÍA SUBJETIVA Ordenamiento moral del pueblo»,37 como un «hacer moralmente repro-
chable, una conducta a través de la cual se expresa la relación —pro-
1. Punibilidad basada en la voluntad delictiva ductora de conmoción— entre el autor y la comunidad, su disposición
interna, su actitud contraria a la comunidad».38 Lógicamente, los tipos
A) Exposición de delito no fueron concebidos como procesos de causación, sino que
El fundamento de la punición de la tentativa se encuentra, según se concedió prevalencia a los elementos subjetivos del hecho, llegando
las teorías subjetivas, en la voluntad del autor objetivamente manifes- en última instancia a sustituirse el Derecho Penal del acto por un
tada de cometer un delito. Es decir, en la voluntad del autor contraria Derecho Penal de autor.39 Puesto que el delito no se concebía como le-
al Derecho. Punible aparece desde esta concepción la infracción de la sión de un bien jurídico, sino como «realización de una mala volun-
norma penal desde el punto de vista del autor,35 es decir, toda conducta tad»,40 y ésta se pone de manifiesto ya en el estadio de la tentativa, se
que, según su representación, contravenga un mandato o una prohibi- propuso, consecuentemente, construir todos los tipos penales en forma
ción jurídico-penal. de tipos de empresa, castigándose por igual la tentativa y la consuma-
La fundamentación subjetiva de la tentativa tiene, como se ha ex- ción y desapareciendo de la Parte General el precepto dedicado a la
puesto, mucha más tradición histórica que la fundamentación objetiva; primera,41 si bien esta propuesta nunca llegó a legislarse.
sin embargo, su base ideológica no es, como en aquélla, unitaria.
b) La fundamentación excepcionatmente subjetiva de la tentativa
a) La teoría subjetiva como consecuencia de una forma totalitaria
de Estado La incapacidad del sistema causalista para fundamentar la puni-
ción de la tentativa condujo a un amplio sector doctrinal a la revisión
Ya en el siglo xix surgieron en el idealismo alemán concepciones
del Estado que insistían nuevamente en la prioridad o en la signifi- 36. Stratenwerth, A.T., pág. 191, núm. 652.
37. Así, H. Mayer, Das Strafrech, 1936, pág. 162.
34. Bockelmann, P., Vorbereitung und Versuch, pág. 174. 38. Así, Gallas en ZStW, 60 (1941), pág. 379.
35. La «norma», entendida como norma primaria, constituye la expresión 39. Sobre el Derecho Penal de la voluntad, ver Mir Puig, Introducción,
del imperativo que el legislador dirige al ciudadano y que es, según el plan- pág. 256 ss.
teamiento de Binding, conceptualmente previa a la Ley penal. En este trabajo, 40. Así, H. Hayer, Das Strafrecht, 1936, pág. 95 s.
el término norma se utiliza siempre en este sentido.
41. H. Mayer, Strafrecht, 1953, pág. 278.
12 13
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

del concepto de lo injusto y a la introducción en el mismo, si bien jetiva del hecho tan prorito como se desarrolla en la consumación».46, fl
con carácter excepcional, de momentos subjetivos.42 De esta forma se En este caso, la producción del resultado sustituye la resolución del
consideró que en la tentativa la resolución de cometer el delito cons- autor en la fundamentación del injusto. Cuando el legislador crea los
tituye un elemento subjetivo del injusto, pero que al mismo tiempo tipos penales tiene libertad para dirigir ia norma, o bien únicamente
forma parte de la culpabilidad. A la función que el dolo cumple nor- al suceso externo y prohibir una conducta causal para el resultado, o
malmente en la culpabilidad se añade en la tentativa, de forma excep- bien tomar como base la voluntad del autor y castigar una conducta
cional, una nueva función, como elemento fundamentador del injusto. dirigida a un resultado.48 Si un determinado injusto típico está estruc-
Ello permitía defender una fundamentación subjetiva de la pena del turado causal o finalmente se desprende de la redacción de cada tipo
delito intentado, sin incurrir en contradicción con la teoría clásica.43 legal. Así, si la Ley renuncia, como por ejemplo en la tentativa, a la
El injusto subjetivo de la tentativa posee, sin embargo, para este «causación del resultado» es que se ha decidido por la resolución, a
sector doctrinal, un carácter excepcional. Normalmente, es decir, como través de la cual el autor expresa la dirección de su conducta hacia
regla general, la antijuricidad se concibe en forma objetiva. «Injusto un resultado determinado. 49
es —expuso Mezger—M la modificación de un estado jurídicamente apro- El fundamentar la punición de la tentativa en la voluntad delictiva
bado o la producción de un estado jurídicamente desaprobado, no la del autor y del delito consumado en la lesión del bien jurídico cons-
modificación jurídicamente desaprobada de un estado.» Fundamental tituye una solución criticada tanto por los representantes de una teoría
es, pues, la cualidad del resultado, es decir, la lesión del bien jurídico. objetiva del injusto en el delito consumado e intentado, como por los
La mayor parte de los elementos subjetivos del tipo, como sucede con partidarios de una teoría subjetiva. Mediante el estudio de los tipos
la resolución en la tentativa, representan un adelanto en la protección penales, se puso de manifiesto en Alemania que en cerca del 90 % de
del Derecho y de la penalidad,45 que no es necesario si el hecho se los aproximadamente 700 tipos autónomos que contiene el StGB se
consuma. «La resolución en la tentativa es, sin duda, un elemento sub- encuentran entremezclados elementos subjetivos del injusto. Ante esta
jetivo del injusto, pero su contenido se convierte en característica ob- situación resultaba cuanto menos sorprendente que continuara procla-
mándose como regla general el carácter objetivo de la antijuricidad,
constituyendo la fundamentación subjetiva la excepción de la regla.50
42. No obstante, un sector de la doctrina austríaca, en donde continuaba
defendiéndose la concepción clásica del causalismo, propuso, manteniendo in- Por otra parte, se puso de relieve lo inadmisible de sostener que el dolo
tacta la concepción de la antijuricidad en forma objetiva, como peligro o lesión cumple una función distinta en la tentativa y en el delito consumado.
de un bien jurídico, la fundamentación de la tentativa en una forma subjetiva. Ello es incomprensible porque la tentativa no constituye un «aliud»,
Nowakosky, principal representante de aquel sector, aceptó consecuentemente que concurre junto a la consumación como algo distinto de ella, es
las consecuencias sistemáticas a las que conducía esta posición, que encuentra simplemente un «minus» frente a la misma.51 Toda consumación ha
sus orígenes en Goldschmitt (Zielinski, ob. cit., pág. 24, nota 43), al afirmar que
en la tentativa puede concurrir culpabilidad y penalidad incluso cuando por pasado anteriormente por la fase de tentativa. Si se acepta que el dolo
falta de peligro objetivo para el bien jurídico no concurre antijuricidad. En la constituye un elemento subjetivo del injusto en la tentativa, entonces
tentativa «la voluntad del autor se dirige a algo antijurídico ... pero no es anti- tiene que conservar la misma función en el delito consumado. ¿Cómo
jurídica, sino sólo culpable» (Lehrbuch, pág. 42, y ZStW, 63 [1951], pág. 316). podría depender de que el disparo dé o no en el blanco, el que el dolo
Algunos autores han rechazado enérgicamente las consecuencias —el castigo
de la voluntad y no del hecho— a las que conducía esta concepción (así, Cerezo constituya un elemento del injusto o de la culpabilidad? 52 No es po-
Mir, A.D.P.C.P., 1961, pág. 59; Lampe, Personales Unrecht, pág. 58, y Stóger, Ver-
such des untauglichen T'dters, pág. 33 s.). Sin embargo, por parte de otros auto- 46. Mezger/Blei, A.T., pág. 103 s.
res se ha puesto de relieve que una profundización en la misma no permite 47. También existen «verdaderos» elementos subjetivos del injusto que no
encontrar tanta diferencia entre esta posición y la teoría de los elementos subje- pierden en la consumación su carácter fundamentador del injusto. Esto sucede,
tivos del injusto (así, Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 26, y también por ejemplo, con el animus iniuriandi, en el delito de injurias y la tendencia vo-
Zielinski, Handlungs- und Erfolgsunwert, pág. 45 ss.). luptuosa en los delitos contra la honestidad (Mezger/Blei, A.T., pág. 104).
43. Así, Engisch, Bemerkungen, Rittler-Festschrift, pág. 174; Mezger, Vom 48. Mezger, Moderne Wege, pág. 22.
Sinn, Trager-Festschrift, pág. 207; Mezger/Blei, Strafrecht I, AUgemeine Teil> 49. Mezger, Moderne Wege, pág. 22.
14 ed., pág. 104 s. y 240, y Schónke-Schroler, StGB, antes del § 43, núm. 6. 50. Zielinski, Haundlungs- und Erfolgsunwert, pág. 30.
44. Mezger en GS, 89 (1924), pág. 245 s. 51. Zielinski, Handlungs- und Erfolgsunwert, pág. 52 s.
45. Mezger/Blei, A.T., pág. 103. 52. Welzel, Nuevo sistema, pág. 62 s.
14 15
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

sible hablar de una sustitución del desvalor de la acción, que fun- expuso Germann al plantearse el fundamento de la punición de la ten-
damenta la tentativa, por el desvalor del resultado si el hecho se con- tativa: «no tendría ningún sentido ordenar a los hombres: ¡no debes
suma.53 Desvalor de la acción y desvalor del resultado son fenómenos causar este o aquel resultado! puesto que la producción del resultado
que poseen una diversa cualidad, que pueden acumularse pero no sus- depende de una serie de factores (condiciones), que se encuentran fue-
tituirse.54 En el delito consumado puede mantenerse que el desvalor del ra del ámbito de poder del hombre del que se trate; más bien se le
resultado se añade al desvalor de la acción, pero no puede afirmarse puede ordenar únicamente: ¡no debes querer causar el resultado».57 Las
que el desvalor de la acción desaparece si el delito se consuma. normas penales concebidas como normas de conducta se dirigen, pues,
a la voluntad humana para que ésta no se disponga hacia la lesión de
c) La teoría subjetiva como consecuencia bienes jurídicos. «El núcleo final del dolo... constituye, pues, una parte
de la concepción preventiva de la norma de la antijuricidad, porque precisamente lo que el Ordenamiento prohi-
be es la consciente decisión de voluntad.» 5 *
Tras la introducción del dolo como elemento subjetivo del injusto
del delito intentado, el paso siguiente que dio la doctrina fue la intro- B) Consecuencias político-criminales
ducción del dolo también en el injusto del delito consumado. A esta
conclusión se había llegado, sin embargo, por distintos caminos. Welzel Lógicamente, las consecuencias político-criminales a las que esta
aceptó consecuentemente la inclusión del desvalor de la acción en el teoría conduce en relación a los límites de la punibilidad de la tentativa,
injusto, al concebir la acción no como un suceso puramente causal, son muy distintas de las conclusiones a las que conducen las teorías
sino como un acontecer dirigido y dominado por una voluntad final.55 objetivas. En primer lugar, el comienzo de la ejecución de la tenta-
La introducción de la voluntad del autor en el injusto típico condujo tiva vendrá determinado por la existencia de una voluntad manifes-
al abandono de la teoría objetiva de la antijuricidad, concebida como tada de lesionar el bien jurídico, con independencia de lo próxima
lesión del bien jurídico, también en el delito consumado y la acepta- que la acción se encuentre de la lesión. Ello conduce a ampliar el ám-
ción, en su lugar, de un concepto del injusto personal fundamentado bá- bito de la punición, ya que la voluntad delictiva puede manifestarse
sicamente en el desvalor de la acción. Siendo la teoría subjetiva de la en un momento todavía muy lejano a la lesión.
tentativa una «teoría del desvalor de la acción»,56 el finalismo aportó La teoría subjetiva rechaza, por otra parte, la problemática refe-
para la misma una fundamentación consecuente. rente a la tentativa inidónea. Si el fundamento de la punición consiste
Un amplio sector de la doctrina llegó, sin embargo, a la misma en la voluntad objetivamente manifestada de cometer un delito, la exis-
conclusión partiendo de una concepción del Derecho Penal como pro- tencia de una tentativa punible, no puede depener de la idoneidad
tector de bienes jurídicos, es decir, con una finalidad preventiva, re- o inidoneidad objetiva de las acciones que se emprendan para la comi-
planteando desde esta perspectiva la función de la norma penal. Si el sión del mismo. Punible es, en principio, toda acción en la cual di-
legislador desea evitar la lesión de bienes jurídicos no puede prohibir cha voluntad se haya manifestado.
la objetiva causación o posible causación de los mismos. Ya en 1914 Por último, en relación a la penalidad, la tentativa acabada y la
frustración, se castigarán en todo caso igual que la consumación al
53. Los términos desvalor de la acción y desvalor del resultado fueron idea- coincidir exactamente la voluntad manifestada en aquéllas y en ésta.
dos por Max Scheler y Nicolai Hartmann e introducción en la dogmática penal En cambio, existe razón para atenuar la pena de la tentativa inacabada,
por el finalismo (Stratenwerth, SchZStr, 79 [1963], pág. 236). Sobre su contenido al no haberse manifestado en ésta por completo la voluntad delictiva.59
no existe acuerdo, aunque en general suele admitirse que el desvalor de la acción
hace referencia a la conducta relevante penalmente, en tanto que el desvalor
del resultado se refiere al efecto de la misma (sobre ello, véase el capítulo VIII).
54. Zielinski, Handlungs- und Erfolgsunwert, pág. 51 s.
55. «El carácter final de la acción se basa en que el hombre, gracias a su
saber causal, puede prever, dentro de ciertos límites, las consecuencias posibles
de su conducta, asignarse, por tanto, fines diversos y dirigir su actividad, con- 57. Über den Grund, pág. 129.
forme a un plan, a la consecución de estos fines» (Welzel, Nuevo sistema, pág. 25). 58. Así, Jescheck, Aufbau und Stellung, Wolf-Festschrift, pág. 480 s.
56. Así, Armin Kaufmann, Zum Stand, en Welzel-Festscrift, pág. 393 ss. 59. Cada una de estas cuestiones se estudian en los capítulos siguientes.
17
16
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

existencia y extensión de éstas, hay lo suficiente para afirmar que existe


C) Expansión de la teoría subjetiva delincuencia. El hombre que resuelve perpetrar un delito quebranta y
lesiona el Derecho, y en cuanto el hecho externo viene a demostrar esta
Aun cuando la teoría subjetiva logró imponerse en el R.G. desde resolución, la justicia de la tierra tiene posibilidad de intervenir, y
un principio en relación a la fundamentación de la tentativa inidónea, deber de hacerlo el Estado, para restablecer la perturbación del De-
como ya se ha expuesto, la fundamentaciln objetiva de la tentativa fue recho».64 «El mal físico no tiene importancia sustantiva y propia en el
dominante en la doctrina alemana durante la segunda mitad del si- aprecio de la culpabilidad de las acciones humanas.» 65
glo xix y comienzos del actual, encontrando apoyo en la redacción del Tras la introducción en el art. 52,2 de la punición expresa de la
primer Código Penal alemán de 1871. Sin embargo, la incapacidad de la tentativa inidónea algunos autores han concluido que el Código Penal
misma para explicar satisfactoriamente la antijuricidad del delito in- «desemboca en una concepción subjetiva de la tentativa, según la cual
tentando únicamente mediante la puesta en peligro del bien jurídico, ésta es la transformación de la voluntad de cometer un delito en he-
condujo progresivamente a su abandono. Un primer paso en este senti- chos exteriores».66
do constituyó la aceptación de la teoría subjetiva de la tentativa. Con- En el aspecto político es posible encontrar una relación entre el
tribuyeron a este cambio decisivo, en primer lugar, la teoría del Dere- avance de la teoría subjetiva y la evolución sufrida en la concepción
cho Penal de la voluntad propia del nacional-socialismo, y, posterior- del Estado con posterioridad al liberalismo. Aunque, ciertamente, la
mente, la teoría final de la acción y el concepto personal del injusto que teoría subjetiva tiene sus orígenes en un momento muy anterior, ésta
la misma conlleva. De forma que, al iniciarse los trabajos para la Refor- adquiere nuevamente un impulso decisivo como consecuencia de la
ma del Código Penal alemán, la discusión en torno al fundamento de atribución al Estado de una misión distinta con respecto a la sociedad.
la punición de la tentativa se había resuelto en Alemania en favor de la De la función de «mero guardián del orden jurídico» que le encomen-
teoría subjetiva.60 Ello se pone claramente de relieve en los §§ 22 y 23 daba el Derecho libertal, preocupado sobre todo por garantizar la li-
del actual StGB, que tienen por base una fundamentación subjetiva. bertad del individuo, al Estado intervencionista le corresponde una
La teoría subjetiva estricta es, sin embargo, actualmente minoritaria en función activa en el juego social. En el Derecho Penal este cambio se
la doctrina alemana,61 siendo la posición dominante una teoría mixta. traduce en una participación activa por parte del Estado en la lucha
En la doctrina española, y contrariamente a lo que en alguna oca- contra el delito. A aquél se le atribuye una función de protección de
sión se ha señalado,62 la teoría subjetiva ha contado con numerosos bienes jurídicos y a la pena, instrumento del mismo, una función de
representantes, si bien con anterioridad a la publicación del Código prevención de delitos.67 Como se ha expuesto, la teoría subjetiva se ha
Penal de 1944 la mayoría de la doctrina consideraba punible la ten- fundamentado en esta función preventiva de la norma penal, que se
tativa debido a la peligrosidad manifestada del autor de lesionar un dirige al individuo en un momento anterior a la comisión del hecho,
bien jurídico.63 En favor de la punición de la voluntad dirigida contra intentando evitar su decisión de voluntad contraria a la misma.
el Derecho se manifestó Ramiro Ruera, quien, sin dejar lugar a du- La tendencia intervencionista del Estado social condujo en algunos
das, afirmó que los hechos sirven únicamente «para elevarlos al cono- países a sistemas totalitarios, en los cuales la teoría subjetiva encuentra
cimiento de las intenciones, allí en donde aquéllos nos demuestren la también una fundamentación consecuente. La experiencia de los horro-
res que esta concepción del Estado trajo consigo, primero en la paz y
60. Así, Bockelmann, P., en Vorbereitung und Versuch, pág. 171.
61. A favor de la misma se han manifestado Baumann, J., A.T., pág. 492, y 64. Elementos, I, pág. 199.
Grundbegriffe, pág. 191; Armin Kaufmann, Zum Stand, Welzel-Festschrift, pág. 402 65. Elementos, I, pág. 202. ¡
ss.; Lackner, StGB, § 22, núm. 2, a); Schmidháuser, A.T., 15/12 ss.; Stratenwerth, 66. Así, Suárez Montes, A.D.P.C.P., 1966, pág. 227. En el mismo sentido, Cue-
A.T., pág. 193, y Zielinski, Handlungs- und Erfolgsunwert, pág. 134, nota 14. llo Calón, D.P., pág. 648; Gimbernat Ordeig, Delitos cualificados, pág. 149, y
62. Horn, Der Begrif der Rechtswidrigkeit, pág. 71, ha manifestado que la Quintano, Comentarios, pág. 55. Cerezo Mir también parece manifestarse a favor
conceptualización objetiva del peligro se ha considerado siempre en España de una posición subjetiva al afirmar que los actos ejecutivos pueden ser idó-
como evidente fundamento de la punición de la tentativa. neos e inidóneos, pero, en cambio, defiende posteriormente una posición objetiva
63. Sobre esta modalidad de la teoría subjetiva, véase II, 3, B, de este ca- (véase sobre ello el capítulo VI, apartado III, C, c), a'), b"), a"'), c""\
pítulo. 67. Sobre esta evolución, véase Mir Puig, Introducción, pág. 119 ss.

18 19
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

posteriormente en la guerra, hizo evidente «la necesidad de un Estado zón en afirmar que la teoría subjetiva de la tentativa ha abandonado
que, sin abandonar sus deberes con la sociedad, es decir, sin dejar de el Derecho Penal del acto.71
ser "social", reforzase sus límites jurídicos en un sentido democrático. Debe observarse, sin embargo, que el hecho se tiene tan sólo en
Surgió, así, la fórmula sintética de "Estado social y democrático de cuenta como manifestación de la voluntad contraria a la norma, como
Derecho".68 Por ello aún después del abandono de los sistemas totalita- plasmación objetiva de esta voluntad contraria el Derecho. Lo esencial
rios la concepción preventiva de la norma penal ha continuado vigente. es, pues, para el Derecho, según la teoría subjetiva, esta actitud interna
del autor demostrada a través de la acción, siendo irrelevante la ob-
jetiva capacidad de lesión que la acción posea, la repercusión social que
D) Valoración crítica la misma produzca o bien, como actualmente se exige mayoritariamen-
te, la dañosidad social que contenga. Si se considera que el Derecho
Para los representantes de las teorías puramente objetivas, la teo- tiene principalmente una función social de ordenación de la vida co-
ría subjetiva de la tentativa constituye una especie de aberración, a munitaria, la antijuricidad tendrá que conceptuarse también con ele-
través de la cual el Derecho Penal atribuye al Estado una misión que mentos de carácter objetivo, y no únicamente como un reproche de ac-
va más allá de la función que le corresponde. La distinción entre la titudes ético-individuales. Apoyándose en nuestro ordenamiento consti-
Moral y el Derecho —afirman estos autores— desaparece si este último, tucional ha puesto Mir Puig de relieve que, en un Estado democrático
en lugar de ocuparse de la regulación de la vida en comunidad de los de Derecho, el objetivo de la prohibición que contiene la norma penal
ciudadanos, se ocupa de las resoluciones de voluntad de éstos contra- no puede agotarse en la resolución de voluntad contraria al bien jurí-
rias a las normas. Spendel, quien mantiene aún una posición comple- dico, «ya que el fuero interno no constituye el ámbito que persigue re-
tamente objetiva,69 ha expuesto en relación a la teoría subjetiva la crí- gular, que es el de los procesos de interacción social». Por consiguien-
tica siguiente: «Se señala también actualmente, por lo menos para el te, «no bastaría para el injusto tal resolución por sí sola, sino que se
Derecho Penal de la consumación, que las penas deben fundamentarse precisa su efectiva exteriorización, en una conducta que pueda modi-
no en representaciones, resoluciones de voluntad o una determinada ficar las expectativas sociales, que es lo único que la norma puede
actitud del "autor", sino en hechos; se reconoce, por consiguiente, que prohibir en un Estado social y democrático de Derecho».72
nuestro Derecho Penal debe edificarse sobre el principio del "hecho" y La necesidad de acudir a criterios objetivos se pone igualmente de
debe permanecer un Derecho Penal del hecho. Al Derecho le correspon- relieve en el ámbito de la determinación de los límites de la penalidad
de reaccionar frente a determinadas lesiones jurídicas especialmente de la tentativa. La teoría subjetiva al considerar punible toda voluntad
graves y garantizar así la vida en comunidad de los hombres, no la manifestada contraria al Ordenamiento, conduce a una ampliación ex-
persecución de actitudes contrarias al Estado o la exigencia, por par- cesiva de la punición, tanto en el ámbito de la tentativa inidónea, como
te del mismo de buenas voluntades a los ciudadanos. Nadie quiere en el ámbito de la preparación. Sin embargo, los representantes de
hablar en un Estado de Derecho de un puro Derecho Penal de "autor" o esta posición no han sido consecuentes con la misma, acudiendo en la
de la "actitud". Tampoco en el Derecho Penal de la tentativa.» 70 mayoría de las veces, como se expondrá en los apartados siguientes, a
Estas críticas se han estimado incorrectas por parte de algunos criterios de carácter objetivo para delimitar la punibilidad de la ten-
representantes de la teoría subjetiva, que se han esforzado en subrayar tativa.
la punición de la voluntad delictiva manifestada a través de actos ex-
ternos, rechazando, por consiguiente, la punición de la «nuda vo- 2. Punibilidad basada en la peligrosidad del autor
luntas» o de la simpleactitud de contradicción con los valores vigentes A) Exposición '
a través del Ordenamiento jurídico-penal. El Derecho castiga única-
mente voluntades transformadas en actos. Por lo tanto, no existe ra- Amparándose en consideraciones de carácter preventivo-especial
un sector de la doctrina fundamenta la punición de la tentativa de de-
68. Mir Puig, D.P., pág. 54. 71. Así, Baumann, Grundbegriffe, pág. 191; Jakobs, Lehrbuch, pág. 587 s.,
69. Sobre ello, véase el capítulo VI, apartado II, 2, A, c), d). y Welzel, A.T., pág. 64.
70. NJW, 1965, pág. 1881. 72. Función de la pena, pág. 62 s.

20 21
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

lito en la peligrosidad del autor. Desde este punto de vista no es pu-


nible toda voluntad manifestada contraria al Ordenamiento Jurídico cha voluntad se demuestre peligrosamente resuelta a la ejecución de
sino sólo aquella que se ha demostrado suficientemente peligrosa para la acción. Como veremos, ello comporta una gran imprecisión en la de-
un bien jurídico determinado. Según esta posición, la función de pre- terminación del comienzo de la tentativa, sin que coincida exactamente
vención que cumple la norma no exige el castigo de quien todavía con la distinción entre actos preparatorios y ejecutivos.77
no se ha demostrado capaz de lesionar un bien jurídico, ni tampoco Igualmente, la punición de la tentativa inidónea dependerá de la
de quien ya se ha demostrado incapaz de ello, pues el bien jurídico peligrosidad del autor, siendo punible, por consiguiente, la actuación
que se desea proteger no corre ningún peligro. de todo aquel que, a pesar de no haber realizado una acción adecuada
En la doctrina española este punto de vista ha encontrado numero- para producir el resultado, se ha manifestado peligroso para el bien
sos partidarios, especialmente en la doctrina anterior a la publicación jurídico. En cambio, si la voluntad externamente manifestada deja re-
del Código Penal de 1944,73 pero tambión en la doctrina más reciente se conocer su falta de peligrosidad, no existirá razón para la punición y
encuentran manifestaciones en este sentido. Así por ejemplo expone permanecerá, por lo tanto, impune.
Del Rosal: «En una palabra, la tentativa se pune en referencia con una Por último, en relación a la penalidad se ha puesto de manifiesto
determinada y concreta actitud peligrosa del agente...».74 que el fracaso en la producción del resultado deja traslucir, o bien
En Alemania, si bien se encuentra en la fundamentación del Pro- puede dejar traslucir, una voluntad menos peligrosa y, por consiguiente,
yecto Oficial del Código Penal en relación al actual § 23,3, que proce- menos punible.
de de aquél,75 puede afirmarse que en general no ha tenido demasiada
aceptación en la doctrina, aun cuando también se encuentran autores C) Valoración crítica
que la defienden.76
La principal crítica que debe hacerse a esta teoría es que a través
B) Consecuencias político-criminales de estas consideraciones de carácter preventivo-especial el hecho que
se examina se convierte en un simple motivo, una excusa, para aplicar
Debido a que según esta posición no se considera punible la volun- la pena, que en realidad se dirige únicamente al autor por su actitud
tad delictiva manifestada sino únicamente la voluntad peligrosa en re- criminal y por la peligrosidad demostrada a través de su conducta. La
lación a un determinado bien jurídico, las consecuencias político-cri- aplicación de esta teoría conduce a un peligroso acercamiento a la me-
minales a que la misma conduce en relación a los límites de la puni- cánica del Derecho Penal de autor, actualmente rechazado por la Cien-
ción de la tentativa de delito son distintas de las que conducía la po- cia Penal de forma unánime, al mismo tiempo que supone un abandono
sición expuesta anteriormente. del Derecho Penal del hecho, ya que se castiga al autor no tanto por
En relación al principio de ejecución no bastará con que concurra lo que efectivamente ha llevado a cabo, sino por ser como es, es decir,
una voluntad objetivamente manifestada, sino que es preciso que di- un autor peligroso.78
Esta teoría se enfrenta, por otra parte, con dificultades prácticas
de difícil solución, al tener que determinar la peligrosidad del autor
73. En este sentido se manifestaron Aramburu en Notas, pág. 327 s.; Ber- para aplicar la pena. Con razón es posible afirmar de esta posición que
naldo de Quirós y Navarro de Palencia, Teoría, pág. 224 s.; Pereda, RJLJ, 1942,
pág. 270, y Saldaña, Adiciones, pág. 26 ss. no toda tentativa constituye una señal de la peligrosidad del autor. El
74. Del Rosal, D.P., II, pág. 314, y también Cuello Calón, D.P., pág. 648. temor de que el autor esté dispuesto a repetir el hecho de nuevo puede
75. Sobre este parágrafo, véase el capítulo VI. estar justificado en un caso concreto, pero no en general. Por consi-
76. Así, Kohlrausch/Lange, StGB, pág. 136, si bien sostienen en realidad una guiente, quien quiera fundamentar la tentativa inidónea en la peligro-
teoría mixta, ya que pretenden combinar el aspecto subjetivo —peligrosidad del sidad del autor, deberá aceptar el hecho de aplicar la pena por la
autor— y el aspecto objetivo —peligrosidad del hecho—, que denominan teoría
de la unión (Vereinigunstheorie). «Existe una tentativa punible —exponen Kohl- mera existencia de una sospecha (Verdachtsstrafen). Asimismo, el he-
rausch y Lange— cuando la acción resultaba peligrosa para el bien jurídico
atacado o bien el autor se ha manifestado como un atacante peligroso para el
bien jurídico.» Esta posición ha sido proseguida para la tentativa inidónea por 77. Sobre ello, véase el capítulo IV.
Stóger (sobre ello, véase el capítulo VII, apartado IV, 3, B, b), b'). 78. En este sentido, Eser en Schónke/Schroder, StGB, § 22, núm. 22, y
Roxin, JUS, 1973, pág. 331 s.
22 23
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT
aspectos de carácter objetivo o subjetivo respectivamente. Las posicio-
cho de que el autor haya emprendido un ataque ciertamente ridículo, nes más extendidas en este sentido son las siguientes.
no constituye una prueba segura de que en el futuro no puede repe-
tirlo idónamente, lo cual conduce a la insoportable consecuencia de 1. Teoría de la impresión
considerar punible también la tentativa irreal en algunos casos.
A) Exposición
3. Conclusión intermedia
Los partidarios de la teoría de la impresión fundamentan la puni-
Tras la exposición de la teoría subjetiva resulta fácil comprender ción de la tentativa de delito en la voluntad manifestada por el autor
por qué esta posición ha sido durante muchos años completamente de lesionar un bien jurídico. La teoría de la impresión parte, pues,
dominante en la doctrina y la Jurisprudencia, ya que la misma, en en realidad, de la teoría subjetiva de la tentativa y en ella encuentra
cualquiera de sus modalidades y frente a la teoría estrictamente obje- su fundamento; sin embargo, pretende limitar el ámbito de supuestos
tiva, consigue una explicación clave del porqué del castigo de las ac- punibles acudiendo a criterios de carácter objetivo. Consideraciones de
ciones que estamos analizando. La aceptación o no de esta teoría de- carácter preventivo-general conducen a sus representantes a afirmar que
penderá, en cambio, de los postulados de política criminal de que se una manifestación de voluntad dirigida a la lesión del bien jurídico sólo
partan, así como del deseo de limitar en mayor o menor medida el es punible cuando por su causa pueda resultar minada la confianza de
ámbito de lo punible. la comunidad en la vigencia del Orden Jurídico y resultar dañados el
sentimiento de seguridad jurídica y, con él, la paz jurídica. Para que
concurra una tentativa de delito no es suficiente que la acción exami-
IV. TEORÍAS MIXTAS nada manifieste una voluntad delictiva, sino que además debe tener
capacidad suficiente para producir una conmoción social, una sensa-
Lo expuesto hasta este momento permite poner de relieve que tan- ción de inseguridad, que hace preciso la aplicación de la pena, pues,
to la fundamentación estrictamente objetiva de la tentativa como la de otra forma, podrían resultar dañados el sentimiento de confianza
fundamentación estrictamente subjetiva, contienen aspectos positivos, de la comunidad en el Ordenamiento Jurídico. Otros autores exigen que
que deben ser tenidos en consideración, y aspectos negativos, que es la voluntad manifestada contraria al Ordenamiento suponga realmente
preciso superar. Lo cierto es que ya hace años que la doctrina penal ha un peligro para el mismo. Se habla en estos casos de peligrosidad abs-
advertido que la solución a los problemas que plantea la tentativa no tracta de la acción en relación al Ordenamiento Jurídico, que sustituye
puede surgir de una posición que tenga en cuenta únicamente el aspec- a la peligrosidad para el concreto bien jurídico.
to objetivo o subjetivo de la conducta. Ya hemos visto que las teorías A pesar de que esta posición ha adquirido importancia reciente-
objetivas no pueden explicar en forma satisfactoria la punición de la mente cuando a partir de la entrada en vigor del Código Penal alemán
tentativa, puesto que la misma sólo es constatable teniendo en cuenta de 1975 se ha convertido en teoría dominante en aquel país,79 lo cierto
la dirección de la voluntad del autor. Y, sobre todo, al fundamentar la es que no se trata de una posición nueva sino que ideas en este sentido
punición en el peligro de lesión objetivo, no pueden justificar la pu- fueron ya expuestas por antiguos penalistas.80 Así exigía Pacheco la ne-
nición de la tentativa inidónea, que se caracteriza, según se afirma ge- cesidad de castigar cuando el hecho juzgado hubiera producido alarma
neralmente, por la falta de posibilidad de lesión del bien jurídico. Pero social. «Cuando la intención es tan notoria; cuando el acto, de parte
también las teorías subjetivas, a las cuales no se puede reprochar que del agente, se ha llevado al último término; cuando a pesar del acaso
no consigan aportar una explicación consecuente en relación al fun-
damento de la punición de la tentativa, se ven sometidas a una serie 79. A favor se manifiestan, entre otros, Jescheck, Tratado, II, pág. 703;
de críticas justificadas por parte de quienes entienden que su aplica- Maurach/Zipf, A.T., II, pág. 18; Meyer, J., ZStW, 87 (1975), pág. 604; Rudolphi, SK,
ción conduce a ampliar en exceso el ámbito de conductas calificables núm. 13 antes del § 22 y Schónke/Schróder/Eser, StGB, núm. 23 antes del § 22.
Maurach, P.G., II, pág. 191, habla del peligro abstracto para el ordenamiento ju-
como de tentativas de delito. Ante este estado de cosas han surgido una rídico.
serie de teorías que, partiendo inicialmente de una posición subjetiva u 80. Sobre el origen de esta teoría en Alemania, véase el capítulo VI.
objetiva, pretenden completarla o limitarla teniendo también en cuenta
25
24
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

feliz que impidió todo mal que debía seguirse, no ha sido posible im-
pedir la natural alarma que debe resultar de tales hechos, la razón y la que se exigirá cuando la impresión, que ha producido el hecho en la
utilidad pública, la conciencia y la reflexión, todo reclama a la vez el generalidad de la gente, sea menor.
castigo del que, bien a boca llena podemos llamar delincuente. Cierto
es que el delito frustrado no es, o no produce un mal tan grande, C) Valoración crítica
como el del delito consumado y verdadero; pero siempre es bastante
el que produce, ya en la esfera moral, ya en la social, para que no pue- La teoría de la impresión conduce indudablemente a una limitación
dan dejarse impunes a sus autores. La sociedad se estremecería si no de la teoría subjetiva de la que parte, sin embargo, su formulación
hubiese para ellos castigo.»81 Y posteriormente manifiesta Sánchez no es correcta, ya que el fundamento de la punición no debe buscarse
Tejerina, quien considera que los dos elementos que deben tenerse en en la conmoción psico-sociológica, que el hecho produce en la genera-
cuenta en la tentativa son daño e intención, que en aquellos casos en lidad, sino en el peligro objetivo que el mismo crea a un determinado
que el daño no es posible, ni el peligro concreto tampoco, debe tenerse bien jurídico. La teoría de la impresión es demasiado ambigua; expre-
en cuenta el daño social, la alarma social, la perturbación del orden siones como «impresión de la generalidad» y «conmoción del Ordena-
jurídico y social que producen y que merece la reprobación de las miento jurídico» precisan de concreción. Y, además, existe una gran
personas honradas.82 En la actualidad acude a la teoría de la impre- dificultad en determinar qué hechos pueden producir impresión y en
sión para limitar la punición de la tentativa inidónea Rodríguez Mou- qué medida, ya que la respuesta a esta cuestión puede ser distinta se-
rullo.83 Además, en nuestra doctrina la idea de peligrosidad abstracta gún quien realice el juicio, pues la impresión puede ser diferente según
ha sido acogida por Córdoba 84 y Cobo y Vives.85 la formación intelectual, las ideas de carácter religioso y moral o
bien el círculo social 'al que pertenezca el mismo. Por otra parte, no
B) Consecuencias de política criminal se refiere, aun cuando sus representantes no siempre lo expongan cla-
ramente, a la verdadera conmoción que el hecho produce en el caso
Los representantes de esta posición pretenden demostrar que, a concreto, sino a la capacidad de éste para producirla. En relación a
través de la misma, es posible limitar la amplitud, con respecto a la ello puede, sin embargo, señalarse que, por ejemplo, la acción prepara-
la punición de la tentativa, a que conduce la teoría subjetiva extrayendo toria de un delito grave, normalmente impune, es capaz de producir
las siguientes consecuencias político-criminales. más impresión en la generalidad que la acción ejecutiva de un delito
En relación al comienzo de la tentativa es posible adoptar criterios menos grave o de una falta.86 Igualmente adecuados para producir una
objetivos para la delimitación entre actos preparatorios y ejecutivos, gran conmoción social serían, por ejemplo, los rezos públicos del Obis-
pues si bien la voluntad del autor puede manifestarse en una acción po por la muerte de una persona, lo cual constituye una tentativa
muy anterior a la lesión, la necesidad de punición sólo surgirá cuando irreal, sobre la cual existe acuerdo en considerarla impune.
la acción produzca una determinada conmoción y alarma social.
También se limita, según esta teoría, el ámbito de la tentativa 2. Posiciones inicialmente objetivas
inidónea al justificarse la impunidad de todas aquellas acciones que, di-
rigidas a la lesión de un bien jurídico, no son, sin embargo, capaces A diferencia de la teoría que se acaba de exponer y que tiene, como
de conmover la validez del Orden Jurídico, sino que más bien apa- punto de partida, una fundamentación subjetiva de la tentativa de de-
recen como ridiculas e inofensivas. lito, a la que pretende limitar justificando a través de criterios objetivos
Por último, se justifica también la atenuación facultativa de la pena, la impunidad de algunos supuestos, que según aquélla deberían consi-
derarse punibles, las posiciones que se expondrán a continuación/se
caracterizan por partir de una fundamentación objetiva del delito in-
81. El Código Penal, I, pág. 96 s. Los subrayados son nuestros. tentado. Ya se ha señalado anteriormente que en la doctrina española
82. D.P., I, pág. 356. Los subrayados son nuestros. la fundamentación objetiva constituye la posición dominante. No obs-
83. Comentarios, I, pág. 233. tante, no se trata ciertamente de una posición exclusivamente objetiva,
84. Notas, II, pág. 186.
85. D.P., pág. 594.
86. Así también, Jakobs, A.T., pág. 588 s.
26
27
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

ya que normalmente se acepta que la resolución de cometer el delito cipio de la culpabilidad por el hecho nos conduce a fundamentar cual-
constituye un elemento subjetivo cofundamentador del injusto de la quier clase de punición penal en la presencia de un hecho determinado.
tentativa. En este sentido expone, por ejemplo, Rodríguez Mourullo: El criterio de determinación de la acción permite evitar que sólo se
«La antijuricidad del delito intentado se integra, según nuestro Derecho considere lo exclusivamente subjetivo que refleja la acción.94 En reali-
positivo, por un elemento objetivo y un elemento subjetivo. El elemen- dad, el principio de culpabilidad perdería todo su sentido y sustancia-
to objetivo está representado por el peligro directo creado para el bien lidad si la culpabilidad no estuviera referida a la materialidad de la
jurídico..., la resolución o la intención de cometer el hecho previsto acción en cuanto tal, sino exclusivamente a un elemento subjetivo. «Si
por la ley como delito constituye un elemento subjetivo de lo injus- la culpabilidad tuviera por referencia no un hecho, sino el ánimo del
to de la tentativa».87 También en este sentido se expresan Ferrer autor —o su carácter o su personalidad— se eliminarían también las
Sama 88 y Núñez Barbero.89 Desde este punto de vista la voluntad de posibilidades de determinabilidad legal y de interdicción de arbitrarie-
dad de los poderes públicos; en otras palabras, se atentaría contra el
cometer el delito constituye un elemento del delito intentado, al cual
Estado de Derecho.» *
no se puede renunciar; sin embargo, el acento se pone en la existencia
-de un peligro objetivo para el bien jurídico protegido. «La tentativa Junto a estas consideraciones de carácter político-criminal otro sec-
i —señala Núñez Barbero—** consiste esencialmente en la puesta en pe- tor doctrinal ha señalado que la regulación que los párrafos segundo y
| ligro de un bien protegido por el ordenamiento jurídico.» Este bien ju- tercero del art. 3 del Código Penal español establecen de la tentativa,
í rídico no debe verse afectado de forma mediata a través de un peligro consagra una concepción de las formas de ejecución inspirada funda-
genérico para el Ordenamiento jurídico; es preciso que concurra un pe- mentalmente en un criterio objetivo.96 A esta conclusión conduce el he-
ligro directo o inmediato. Lo que «se incrimina en la tentativa es el cho de observar que en nuestro Código se establece una pena inferior
peligro real y efectivo, material y objetivo en que se ha colocado el bien no sólo para la tentativa y la frustración con el delito consumado,
jurídico protegido por la ley».91 sino también para la tentativa en relación con la frustración. Esta ate-
Dos premisas distintas han conducido a nuestros penalistas a la nuación de la pena para la tentativa es explicable únicamente en el
fundamentación básicamente objetiva del delito intentado. Estos pun- plano objetivo, ya que ambas instituciones son «idénticas en el plano
tos de partida son los siguientes: Por una parte, ha señalado Núñez subjetivo».97 Esta argumentación se ve reforzada por la distinción que
Barbero la exigencia de una concepción realística del delito y no me- hace nuestro Código entre actos preparatorios y ejecutivos, limitando
ramente sintomática.92 Ello significa que la pena debe tener como pre- la tentativa de delito a los segundos.
supuesto acciones antijurídicas, es decir, acciones que ponen en peligro Según la posición objetiva mantenida por este amplio sector de la
de forma objetiva, o lesionan objetivamente, algún bien jurídicamente doctrina española, existe una tentativa o bien una frustración cuando la
protegido. El negar la necesidad del peligro objetivo en la tentativa acción examinada ha creado realmente un peligro el bien jurídico, en
supondría la aceptación de delitos fundamentados en la sola voluntad otras palabras, cuando la acción emprendida hubiera podido ser causal
delictiva, que no presupondrían una acción antijurídica. Sin embargo, con el resultado. Ciertamente, una vez realizada la acción intentada
un Derecho Penal fundado exclusivamente en la voluntad y que olvida el o frustrada se ha puesto de manifiesto su incapacidad para lesionar el
valor socialmente concedido al resultado conduce a la Justicia Penal bien jurídico en la forma concretamente emprendida, pero ello no obsta
por un terreno peligroso y podría llegar, mediante la punición de ac- para que se pueda afirmar que, si bien no ha sido causal, hubiera po-
tos internos, a la confusión del Derecho y la Moral.93 Recientemente ha dido serlo, ya que poseía en sí misma elementos suficientes para ello.
expuesto Bustos Ramírez, que la aplicación a nuestro Derecho del prin- Esta conclusión conduce de forma irremisible a la limitación del con-
cepto de tentativa o frustración a aquellas acciones que poseían ido-
87. Comentarios, I, pág. 124. También para la frustración, pág. 93 ss.
88. Comentarios, pág. 63. 94. Bustos Ramírez, J., Castigo, Homenaje a Pérez-Vitoria, pág. 96 s.
89. El delito imposible, pág. 55. 95. Bustos Ramírez, J., ob. cit., pág. 95.
90. El delito imposible, pág. 30. 96. En este sentido, Antón Oneca, P.G., pág. 417; Ferrer Sama, Comentarios,
91. Núñez Barbero, ob. cit., pág. 31. pág. 63 s.; Puig Peña, P.G., pág. 273; Rodríguez Devesa, P.G., 8.a ed., pág. 739, y
92. Núñez Barbero, ob. cit., pág. 171. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 81.
93. Núñez Barbero, ob. cit., pág. 67 s. También Antón Oneca, P.G., pág. 407. 97. Así Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 81.

28 29
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

neidad suficiente para causar el resultado. En otras palabras, a excluir teamiento de lege ferenda estaría, por otra parte, en abierta oposición
con la concepción que limita la aplicación, también de medidas de se-
del ámbito de la tentativa a la llamada tentativa inidónea.98 guridad, a la existencia de un delito previo.104
La posición adoptada por la doctrina ante esta consecuencia ha
sido diversa. B) Convivencia en nuestro Código Penal de dos fundamentaciones
A) Impunidad de la tentativa inidónea Partiendo precisamente de la realidad que ofrece nuestro Derecho
positivo un importante sector de nuestra doctrina considera que, a par-
Algunos autores, partiendo del hecho de que, mediante las conduc- tir de la introducción del art. 52,2, conviven en nuestro Código Penal
tas que constituyen una tentativa inidónea, no puede crearse un peligro una fundamentación objetiva y una fundamentación subjetiva.105 La
objetivo para el bien jurídico contra el cual se dirigen, mantienen que fundamentación objetiva es, según estos autores, la única que permite
deberían permanecer impunes." Ésta es la consecuencia a la que debe explicar satisfactoriamente la regulación que hace el art. 3 de las for-
conducir un Derecho Penal propio de un Estado de Derecho y que se mas de imperfecta ejecución. Sin embargo, la institución del delito im-
asiente sobre los principios de culpabilidad por el hecho y de protec- posible o tentativa inidónea parece ser el corolario consecuente de una
ción de bienes jurídicos. En un Derecho así configurado no es posible teorías subjetiva. Debe entenderse, pues, que el art. 52,2 no ha afectado
establecer una regla delictiva sobre la tentativa inidónea.100 No obs- en su fundamentación ni amplitud al art. 3, que continúa haciendo re-
tante, Ferrer Sama 101 y Núñez Barbero 102 han señalado que dicha im- ferencia exclusivamente a la punición de conductas idóneas para la pro-
punidad hace referencia tan sólo a la posible aplicación de una pena. ducción del resultado, mientras que el art. 52,2 se refiere a las conduc-
A estas conductas en las que falta —según estos autores— toda posi- tas inidóneas. Se trata, pues, de dos instituciones distintas, reguladas
bilidad de realización de daño, y que, por consiguiente, no pueden ser en preceptos distintos: La tentativa de delito y el delito imposible.106
constitutivas de delito, no les es aplicable una pena en base a los prin- Los principios que informan estas instituciones son irreconciliables,
cipios que rigen nuestro Código Penal, pero nada obsta para que les pero conviven en nuestro Código.
sea aplicable una medida de seguridad, ya que a través de ellas se pone
de manifiesto la tendencia a delinquir que puede ser reveladora de su
C) La tentativa inidónea: una tipicidad independiente
peligrosidad social. La solución para los supuestos de tentativa inidó-
nea estaría, pues, en establecer una medida de seguridad para los mis-
La posición que acabamos de exponer posibilita una respuesta al
mos haciendo desaparecer del Código Penal cualquier referencia a la
porqué de la introducción del art. 52,2 en nuestro Código Penal y la
tentativa inidónea.
consiguiente fundamentación de la tentativa inidónea. Sin embargo,
Esta solución se vio plasmada en el art. 9 de la Ley de Vagos y con la introducción de una fundamentación subjetiva «no se soluciona
Maleantes de 1933, que imponía una medida de seguridad a determina- el problema de fondo»,107 si se parte de una posición objetiva como la
dos supuestos de tentativa inidónea, en conexión con el Código Penal única adecuada para fundamentar la punición de las formas de imper-
de 1932, que, a diferencia del Código Penal de 1928, no hacía ninguna fecta ejecución partiendo de una determinada concepción del Derecho
referencia expresa a esta problemática. Penal.
Sin entrar a discutir a fondo la validez de las premisas de este plan- Para superar la dualidad que representa el tener que aceptar una
teamiento,103 debe decirse, sin embargo, que el mismo no puede admi-
tirse en base a nuestro Derecho positivo, ya que desde el año 1944 el
art. 52,2 se refiere a la punición de la tentativa inidónea. Como plan- 104. Sobre ello, véase Bustos Ramírez, J., Castigo, Homenaje a Pérez-Vitoria,
pág. 95.
105. En este sentido, Ferrer Sama, Comentarios, pág. 63 y 240; Luzón Do-
98. Sobre esta problemática, véase el capítulo VI. mingo, El Derecho Penal, pág. 80 ss.; Rodríguez Devesa, P.G., 8." ed., pág. 739,
99. Así, Núñez Barbero, El delito imposible, pág. 171. 743 ss. y 746, y 9." ed., pág. 786, 791 y 794; Rodríguez Mourullo, Comentarios, I,
100. Así, Bustos Ramírez, Castigo, Homenaje a Pérez-Vitoria, pág. 99. pág. 81 ss., 93, 124 y 215 ss. y Del Rosal, D.P., pág. 319.
101. Comentarios, pág. 240 s. 106. Sobre esta problemática, véase también el capítulo VI.
102. El delito imposible, pág. 171. 107. Bustos Ramírez, Castigo, Homenaje a Pérez-Vitoria, pág. 96.
103. Sobre ello, véase en este mismo capítulo III, 2, C.
31
30
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

fundamentación subjetiva para la tentativa inidónea, o bien el sostener camiento. Dentro del ámbito de la tentativa habría que tener en cuenta
su impunidad, ha surgido recientemente una tercera posición manteni- que las soluciones a las que llegaban las teorías extremas en relación
da por Bustos Ramírez.108 Esta posición, defendible tan sólo de lege a los límites de la punibilidad eran sumamente insatisfactorias. Las
ferenda, consiste en configurar la tentativa inidónea como un tipo es- teorías objetivas conducían demasiado lejos el ámbito de la impunidad.
pecial de delito, enclavado en los delitos contra la seguridad. El bien Determinadas acciones como, por ejemplo, el disparar sobre una per-
jurídico protegido a través del mismo sería la seguridad ciudadana. De sona que yacía en su cama y que, sin saberlo el autor del disparo,
esta forma podría limitarse la aplicación del art. 3 a los supuestos de había muerto segundos antes víctima de un ataque cardíaco, o bien el
tentativa idónea y restringir la punición de algunos de los demás su- disparar sobre un coche oficial, que sin conocimiento del autor se tra-
puestos a este tipo especial. En este mismo sentido se había manifes- taba de un coche blindado, debían permanecer ajenas al concepto de
tado anteriormente Quintero Olivares.109 tentativa de delito y, por consiguiente, impunes. En cambio, las teorías
subjetivas conducían en ocasiones a ampliar excesivamente el ámbito
de la punición hasta límites que ni los mismos subjetivistas estaban
V. TOMA DE POSICIÓN dispuestos a mantener. Así, por ejemplo, en el caso de quien desea
abortar tomando una taza de manzanilla o de quien desea envenenar
Tras casi doscientos años de discusión sobre este tema tampoco el agua echándole sal.
en la actualidad existe acuerdo sobre el fundamento de la punición de Un papel muy importante han jugado, por otra parte, algunas deci-
la tentativa. Sin embargo, este hecho no sorprende ya que esta proble- siones legislativas, como la introducción de límites objetivos en el co-
mática constituye una cuestión nuclear de la teoría del delito, depen- mienzo de la tentativa,110 o la punición expresa de la tentativa inidónea,
diente de la posición del injusto que se mantenga y, en última instan- problemática sobre la cual ni el legislador español ni el alemán se ha-
cia, de la función que se atribuya al Derecho Penal. Por otra parte, se- bían manifestado expresamente en un primer momento.111 Todo ello en
ría erróneo pensar que la polémica que durante estos años ha llevado el marco de la evolución sufrida en forma general por la teoría del de-
a cabo la doctrina y la Jurisprudencia ha sido infructuosa. Por el con- lito, fruto de un cambio en la concepción del Derecho Penal, en la
trario, se observa que la discusión no puede plantearse actualmente en cual lá punición de la tentativa ha jugado, a su vez, un papel decisivo.
los términos en que se planteaba en sus inicios. Es fundamental en el En los apartados anteriores se han puesto de relieve cuáles han
análisis de este proceso el poner de manifiesto que ha tenido lugar un sido las posiciones predominantes en cuanto al fundamento de la puni-
progresivo acercamiento de los puntos de vista que se mantenían ini- ción de la tentativa, así como de los problemas esenciales, que a mi
cialmente, de forma que las posiciones extremas, que se negaban a con- entender pueden plantear cada una de ellas. A continuación expondré
ceder relevancia a los puntos de vista contrarios, y que parecían, por cuál debe ser, en mi opinión, el enfoque que debe darse a esta cuestión.
consiguiente, irreconciliables, han sido casi totalmente abandonadas. En En primer lugar, es fundamental tener en cuenta que cualquir respues-
su lugar, se advierte en la doctrina actual un predominio de posiciones ta que quiera darse a este problema habrá que partir de la posición
intermedias o mixtas, que surgen de la combinación de ambos puntos que previamente se mantenga en relación a la función que tiene enco-
de vista. Los términos «objetivo» y «subjetivo» han adquirido otras mendado el Derecho Penal en nuestra sociedad. En este punto partimos
connotaciones, de forma que la clasificación actual de una teoría como de la consideración, sobre la cual existe acuerdo, de que en nuestro
objetiva o subjetiva no supone que en la misma dejen de tenerse en Ordenamiento se atribuye al Derecho Penal la función de garantizar la
cuenta puntos de vista de la posición contraria, sino, más bien, que se vida en sociedad a través de la protección de determinados bienes ju-
acentúa uno u otro aspecto dándole mayor predominio. rídicos. En otras palabras, se concibe el Derecho Penal como un Dere-
Son diversos los factores que pueden haber conducido a este acer- cho protector de bienes jurídicos cuya lesión pretende evitar. Aquí» se
pone de relieve que esta concepción supone un cambio en relación a la
concepción del Derecho Penal a partir de la cual surgieron las posi-
108. Ob. cit., pág. 99 ss.
109. Introducción, pág. 239: «La mejor solución, prescindiendo de que no lo
haya entendido así el legislador, sería configurar un tipo especial de delito, en- 110. Sobre ello, véase el capítulo IV.
clavado en el ámbito de los delitos contra la seguridad.» 111. Sobre ello, véase el capítulo VI.

32 33
3.
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

ciones objetivas, es decir, como un Derecho protector de las ciudada- nes jurídicos, y que ésta constituye una función inmediata o directa,
nos frente al poder del Estado. Lo cierto es que el Estado liberal ha entonces es preciso, para que las normas penales lleven a cabo su co-
ido dando paso a la forma de Estado intervencionista, al cual se atri- metido, que concurra realmente una peligrosidad objetiva, una cierta
buye, frente al anterior, una función de incidencia activa en la socie- dañosidad social, en la acción que quieren prohibir. Sería distinto si la
dad. Pero el modelo de Estado que acoge nuestra Constitución —Es- función primaria del Derecho Penal consistiera en la protección de «los
tado social y democrático de Derecho— no supone el abandono de los elementales valores de la acción desde el punto de vista ético-social» y
principios del Estado libertal; por el contrario, constituye más bien una sólo indirectamente se llegase a la protección de los bienes jurídicos.115
síntesis de ambas formas de Estado: Por una parte, el Estado interven- Pero la solución no puede ser otra que la de intentar evitar la realiza-
cionista, al que no se puede renunciar y que asume una función de in- ción de conductas que son objetivamente peligrosas para algún bien
cidencia activa en las relaciones sociales al servicio de los ciudadanos, jurídico, si se considera que la pena no consiste, o por lo menos no tan
pero que está sometido, por otra parte, a los límites formales propios sólo, en conformar el juicio ético-social de los ciudadanos, en reforzar
del Estado liberal de Derecho orientado hacia una democracia real.112 su sentimiento de fidelidad al Derecho, ni en prevenir futuras conduc-
La función de incidencia activa en la sociedad para la prevención de tas posiblemente peligrosas, sino que consiste en primer lugar en evitar
delitos que tiene encomendada la pena en esta forma de Estado no es, determinadas formas de conducta, por razones que se encuentran en es-
pues, ilimitada, sino que se ve sometida a una serie de límites propios tas mismas formas de conducta, es decir, por su efectiva peligrosidad.116
de la forma de Estado liberal de Derecho. Ésta constituye precisamente una de las exigencias que impone un
El atribuir al Derecho Penal la función de protección de bienes Derecho Penal que corresponde a un Estado democrático, en el cual
jurídicos y a la pena la función de prevención, nos conduce a concebir el objeto de la prohibición no podrá ser una decisión de voluntad con-
la norma penal también como norma preventiva. Así concebida la traria a los bienes jurídicamente protegidos, sino una conducta externa,
norma penal sólo puede constituir un imperativo dirigido al ciudadano, ya que el ámbito que se persigue regular no constituye el fuero interno
ya sea en forma de prohibición ya de mandato, para que evite la le- de los individuos sino los procesos de interacción social. Puesto que el
sión del bien jurídico. Estado no tiene como misión el probar la obediencia de sus ciudadanos,
Sin embargo, en forma alguna podría, y ello no constituye una ni tampoco, por lo menos directamente, el pretender conformar volun-
cuestión valorativa, una norma preventiva prohibir la realización de tades respetuosas en relación a los bienes jurídicamente protegidos,
resultados, ya que éstos son en ocasiones imprevisibles o inevitables, y «el núcleo de lo injusto no ha de consistir... en un acto interior de de-
aquello que es imprevisible o inevitable no puede prohibirse ni exi- sobediencia, ni en la voluntad de realizar una acción phohibida, sino
girse. El Derecho no puede evitar que se produzcan resultados dañosos, en la realización voluntaria de la conducta social que el Derecho pre-
pero sí puede evitar, motivando a los ciudadanos mediante normas, que tende prevenir».117 Un tal Derecho Penal sólo puede prohibir conductas
lleven a cabo la realización de conductas que ponen en peligro bienes que aparezcan como objetivamente peligrosas para los bienes que se
jurídicos y que pueden conducir a su efectiva lesión.113 desean proteger. No se prohibe en el sentido de un juicio de des valor
No obstante, a diferencia de la teoría subjetiva de la tentativa, no jurídico a la acción delictiva como expresión de su desobediencia al
creemos que el injusto deba consistir en la simple contradicción con la Derecho, sino a causa de las posibilidades reales que en ella se contie-
obligación (Pflichtwidrigkeit); en otras palabras, en la decisión de vo- nen de lesión del bien jurídico.118
luntad contraria a la parte motivadora de la norma.114 Si consideramos Hasta aquí se ha señalado aquello que nos aparta de la teoría sub-
que el Derecho Penal tiene atribuida una función de protección de bie- jetiva. Para determinar qué es lo que nos separa de otras posiciones ob-
jetivas es necesario acudir nuevamente a la función preventiva que cum-
112. Sobre ello, Mir Puig, Función, pág. 21 ss., y la bibliografía que allí
se cita.
113. Mir Puig, Función, pág. 60; Stratenwerth, SchZStr, 79 (1963), pág. 245, 115. Así, Welzel, A.T., pág. 1.
y Wolter, Objektive, pág. 25. 116. En este sentido, también Rudolphi, Inhalt, Maurach-Festschrift, pág. 71
114. Así, en cambio, los componentes de la escuela de Bonn: Armin Kauf- s., y SK, núm. 2 antes del § 1, y Wolter, Die Objektive, pág. 24.
mann, Horn, Schaffstein, Suárez Montes y Zielinski, como ha estudiado Mylo- 117. Mir Puig, Función, pág. 62.
nopoulos en Über das Verhaltnis, pág. 30 ss. 118. Gallas, Zur Struktur, Bockelmann-Festschrift, pág. 159.

34 35
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

pie la norma penal. Si mediante la norma penal se pretende evitar la de la misma forma que se planteó en sus comienzos, hace casi dos-
realización de conductas peligrosas motivando al autor para su omisión cientos años. En primer lugar, las teorías estrictamente objetivas basa-
o realización, el momento al que apunta dicha norma tiene que ser el das en la peligrosidad de la acción, que encontraron su fundamento
momento en que el sujeto va a actuar, a realizar dicha conducta o a político en una concepción liberal del Estado y que comportaban am-
dejar de hacerlo. Éste es, por consiguiente, el momento en el que debe plías limitaciones al ámbito de la punición de la tentativa, a pesar de
determinarse la peligrosidad de la conducta. Para un Derecho Penal que tuvieron su momento de importancia, han sido progresivamente
preventivo no tendría ningún sentido prohibir únicamente aquellas ac- abandonadas. Ello se debió principalmente a la imposibilidad de ex-
ciones que sólo una vez realizadas se han demostrado peligrosas. De la plicar la antijuricidad de la tentativa, y no tan sólo de la tentativa ini-
misma forma no sería adecuado a la finalidad preventiva prohibir dónea, sin tener en cuenta la voluntad delictiva del autor.
tan sólo aquellas acciones que se han demostrado idóneas para pro- Por el contrario, la teoría estrictamente subjetiva, en cualquiera
ducir la lesión que se quiere evitar. Como Mir Puig ha puesto de relie- de sus modalidades, como punición de la voluntad contraria a la norma
ve, «el Derecho sólo puede pretender que los ciudadanos omitan aque- o bien de la peligrosidad del autor, aportaba una explicación clara
llos comportamientos que en el momento de ser llevados a cabo aparez- del porqué de la punición de la tentativa idónea e inidónea, cuyo cas-
can como objetivamente peligrosos».119 Por consiguiente, el juicio so- tigo pasó a regularse también en los ordenamientos positivos. La cla-
bre el peligro de lesión que encierra la acción deberá hacerse en un ridad que caracteriza a esta teoría le hizo sin duda ganar adeptos en la
momento «ex ante». Será el juez quien a pesar de emitir el juicio en doctrina y la Jurisprudencia, pero muy pocos de sus representantes fue-
un momento posterior, se colocará mentalmente en el momento en que ron consecuentes con respecto a la ampliación de los límites de la
la acción se llevó a cabo, realizando la denominada «prognosis poste- punición a que la misma conduce.
rior» nachtrágliche Prognose). Los conocimientos que debe atribuirse En la actualidad las posiciones dominantes son aquéllas que inten-
el juez en el momento de emitir el juicio, no pueden ser únicamente tan combinar ambos aspectos. Es decir, que, o bien partiendo de una
los conocimientos que poseía el autor al realizar la acción, en cuyo fundamentación subjetiva limitan el ámbito de la punición acudiendo
caso toda tentativa parecería peligrosa castigándose también acciones a criterios objetivos (teoría de la impresión), o bien partiendo de una
objetivamente no peligrosas, sino que deberá poseer los mismos cono- fundamentación objetiva pretenden dar una respuesta, no siempre con-
cimientos que poseería un «espectador objetivo situado en el lugar del forme con el Derecho positivo, sobre la punición de la tentativa ini-
autor al actuar, con todos los conocimientos y posibilidades de que dónea.
entonces éste dispone».120 A través de esta ficción vendría a concretarse En mi opinión, la respuesta a esta cuestión debe partir también
el juicio que la acción juzgada merece a la sociedad, y la necesidad de de una posición mixfaTque, sin embargo, ponga el acento en la parte
evitarla o no.121 objetiva del Jiecho. Teniendo en cuenta la finalidad preventiva de la
En los siguientes capítulos se pondrá de manifiesto la posibilidad norma penal hay que aceptar, como la teoría subjetiva puso de relieve,
de desarrollar satisfactoriamente esta teoría en relación a los diversos que aquélla se dirige a la voluntad del ciudadano para que éste no
problemas que tiene planteados la tentativa de delito en orden a su realice la jicción peligrosa, desde su perspectiva, para el bien jurídico.
punibilidad. Esta posición objetiva se muestra, por otra parte, confor- No obstante, si no se olvida que la función primaria del Derecho Penal
me con la configuración predominantemente objetiva de nuestro Códi- es la protección de bienes jurídicos, no será preciso prohibir más que
go Penal. aquellas acciones que pongan realmente en peligro dichos bienes. La
puesta en peligro de los mismos ha de observarse desde un punto de
VI. RESUMEN vista «ex ante», en el momento de la realización de la conducta que
se desea evitar y según el criterio de un observador objetivo, que'po-
La exposición anterior ha permitido poner de relieve que la dis- see los conocimientos del autor, así como el conocimiento medio de la
cusión actual en torno a la punición de la tentativa no puede plantearse sociedad. Desde un punto de vista preventivo no es necesario castigar
aquellas acciones que observadas ex ante no pongan objetivamente en
119. Mir Puig, Función, pág. 65.
120. Así, Mir Puig, Función, pág. 65. peligro un bien jurídico, ni tendría sentido prohibir sólo aquellas ac-
121. Sobre ello, ampliamente el capítulo VI. ciones que en un momento posterior aparecen como peligrosas.

36 37
CAPITULO II

NATURALEZA JURÍDICA
DE LA TENTATIVA DE DELITO

I. INTRODUCCIÓN

Antes de iniciar el estudio de la estructura típica del delito debe


tratarse en primer lugar la cuestión, que la doctrina española conoce
con el nombre de «naturaleza jurídica de la tentativa» * o también
«naturaleza jurídica de las disposiciones legales que declaran punible el
desarrollo imperfecto del delito».2 A menudo se encuentra a faltar un
estudio amplio de esta cuestión por parte de la doctrina penal, ya que,
en primer lugar, muchos autores ni siquiera la incluyen entre la pro-
blemática que plantea la tentativa y, en segundo lugar, existe un evi-
dente desacuerdo en el tratamiento de la misma por parte de quienes
lo hacen. Un ejemplo, aunque simplemente indicativo, de esta discre-
pancia doctrinal, lo constituye sin ir más lejos la diversa terminología
utilizada para la denominación de estas figuras. Se habla entre otras
cosas de «formas de aparición del delito»,3 «grados de realización del he-
cho punible»,4 «tipos de imperfecta ejecución» 5 o simplemente de «ten-

1. Así, Mir Puig, D.P., pág. 282.


2. Así, Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 65. ¡
3. Así, Allfeld, Lehrbuch, pág. 187; Beling, Die Lehre vom Verbrechen,
pág. 268 s.; Blei, A.T., pág. 191; Von Liszt, Tratado, III, pág. 1 («Formas del de-
lito»); Von Liszt/Schmidt, A.T., pág. 297 («Formas del delito»); Mezger, P.G.,
II, pág. 211, y Rodríguez Devesa, P.G., pág. 769.
4. Jescheck, Tratado, II, pág. 697; Maurach, P.G., II, pág. 165, y Welzel,
A.T., pág. 186.
5. Mir Puig, D.P., pág. 275.

39
ELENA FARRE TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

tativa».6 La problemática que encierra la naturaleza jurídica de la tenta- excepción a la regla general de que para que una conducta sea punible
tiva se extiende, sin embargo, mucho más allá del ámbito terminológico. es preciso que esté tipificada en la Ley».8 Las formas de imperfecta
Se trata de precisar si corresponde incluir a esta figura delictiva dentro ejecución, junto con las restantes causas de extensión de la responsa-
de la tipicidad, ya sea como una simple extensión del tipo del delito bilidad criminal, no son, sin embargo, independentes del delito. «No
consumado, ya sea como un tipo de delito independiente de aquél, o constituyen delitos distintos. Su característica es que en ellas hay un
si, por el contrario, constituye una institución atípica, como por algún déficit respecto a la tipicidad.» 9 Son variaciones de la conducta típica,
sector doctrinal se ha considerado. La respuesta que se dé a esta cues- acciones que guardan una estrecha relación con el tipo legal, que es
tión dependerá del concepto de tipo que se sustente y del contenido que determinante para su punibilidad. La punición de una conducta atípica,
se atribuya al mismo. Este tema constituye uno de los más debatidos como la tentativa, no constituye, sin embargo, ninguna trasgresión del
de la teoría del delito y del que no en todo momento se han extraído las principio de legalidad, «porque para que esas conductas se castiguen es
consecuencias correspondientes a la naturaleza jurídica de la tentativa. preciso que lo diga expresamente la Ley».10
Del hecho de que la tentativa no constituye un delito, pues no
constituye ni el delito consumado, ni tampoco un delito distinto, extrae
II. POSICIÓN DOCTRINAL Rodríguez Devesa una serie de consecuencias prácticas.11
En un estudio dedicado a precisar el contenido de los términos
Iniciamos la exposición de esta temática con un examen de las delito y falta en el Código Penal español, Mir Puig ha puesto de re-
distintas posiciones que sobre la misma se han venido sosteniendo. En lieve, sin embargo, que, en el ámbito de nuestro Derecho positivo, las
esta cuestión la doctrina penal se encuentra dividida fundamentalmente formas de imperfecta ejecución son consideradas como figuras típicas.12
en dos sectores. Por una parte, una posición minoritaria que niega el A esta conclusión le ha conducido, por una parte, la comprobación de
carácter típico de la tentativa de delito y en general de las formas de que nuestro legislador penal equipara los términos «delito» y «falta»
imperfecta ejecución. Y, por otra parte, la amplia mayoría de los auto- a tipo total de injusto considerado en forma abstracta, y, por otra
res, quienes afirman la tipicidad de la tentativa. Pero aún dentro de parte, la conclusión de que la tentativa y también la frustración deben
este sector doctrinal no existe acuerdo sobre el sentido en el que debe entenderse incluidas en el uso que el Código Penal hace de la palabra
entenderse dicha tipicidad. delito, es decir, en el sentido de tipo legal. Por ello, si bien es cierto
que no existe acuerdo en nuestra doctrina penal sobre el sentido en
1. La tentativa de delito como figura atípica. que el Código Penal emplea la palabra «delito»,13 si se admite que la
Exposición y valoración crítica tentativa es considerada por el Código como un delito o falta, podrá
concluirse de forma general su consideración como hecho típico, ya
Desde que la tipicidad se ha introducido como característica indis- que la tipicidad constituye una característica de la definición de delito
cutible en la definición de delito se ha mantenido normalmente que en la que en todo caso se estaría conforme.
la tentativa constituye una figura típica. Sin embargo, por parte de un Ciertamente existen, como Mir Puig ha expuesto no sólo argumentos
sector minoritario, que en nuestro país está representado por Rodríguez legales favorables a la subsunción de la tentativa y de la frustración
Devesa, se defiende la atipicidad de la misma. Este autor considera que
la tentativa de delito constituye únicamente una causa de extensión de 8. P.G., pág. 771.
la responsabilidad criminal, pero no una conducta típica. «El que in- 9. P.G., pág. 771. Los subrayados son del autor.
tenta matar pero no consigue su propósito no ha realizado el tipo de 10. P.G., pág. 771.
homicidio... No obstante, la Ley dispone que en estos casos se im- 11. «En primer lugar, el plazo de la prescripción del delito ha de entenderse
que se refiere al delito consumado, nunca al frustrado o a la tentativa» y «... lo
ponga una pena.» 7 No es que el autor haya realizado un tipo distinto mismo ha de decirse sobre la determinación del tiempo y lugar de comisión
al consumado, lo que sucede es que en la tentativa «se da siempre una del delito». P.G., pág. 772.
12. Mir Puig, A.D.P.C.P., 1973, pág. 319 ss.
13. Un amplio sector considera correcta una interpretación concreta y com-
6. Stratenwerth, A.T., pág. 186, núm. 633 s. pleta de la misma, es decir, como acción típicamente antijurídica, culpable y
7. P.G., pág. 771. punible. Sobre ello, ver Mir Puig, A.D.P.C.P., 1973, pág. 321 ss.
40 41
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

en los términos delito y falta,14 existen también argumentos contrarios punible la resultante de la suma de ambas componentes, la tentativa y
a l a misma.15 Este autor fundamenta la prevalencia de los primeros en la frustración se encuentran situadas al mismo nivel de abstracción que
tres diversas razones. En primer lugar la inclusión de estas figuras en el tipo legal al que se refieren y no suponen una adición a la tipicidad
los términos delito y falta parece estar más acorde con el espíritu del originaria, sino una sustitución, un desplazamiento de la misma.18
Código Penal, ya que «ninguno de los preceptos que al parecer llevan A ello puede añadirse que la supresión de las circunstancias modificati-
a la posición contraria niegan expresamente la calificación de "delito" vas, que no son punibles por sí solas, no dejaría impune la conducta
a las formas de ejecución imperfecta. En cambio, sabemos que en varios típica básica a la cual aquéllas se adhieren. En cambio, la supresión
artículos la Ley llama "delito" a estas figuras».16 En segundo lugar, esta del art. 3 y de las correspondientes reglas de determinación de la pena-
solución también se adecúa mejor a la naturaleza jurídica de estas lidad, significaría la supresión en nuestro Código Penal de la punición
instituciones. La solución contraria conduciría a equiparar las formas de un número importante de conductas, todas aquellas que suponen el
de imperfecta ejecución con las circunstancias modificativas de la res- «dar comienzo a la ejecución del delito» o el realizar «todos los actos
ponsabilidad criminal,17 que sin embargo poseen diversa naturaleza. de ejecución que deberían producir el delito» cuando éste no se haya
Esta afirmación parece evidente, ya que mientras las circunstancias mo- producido.
dificativas de la responsabilidad criminal suponen la adición de hechos Por último, pone Mir Puig de relieve que la negación de la califica-
a un tipo legal situado a un nivel de abstracción superior, siendo lo ción de delito a estas conductas supondría que no podría aplicarse
a las mismas la normativa recogida en los artículos 68, 69, 70 y 71
14. En primer lugar, de la redacción del artículo 5 del C.p. se deriva que referente al concurso, ni el principio «milla poena sine lege praevia»
no sólo son faltas las consumadas sino también las frustradas y las intentadas. contenido en el art. 23, ni la remisión condicional de la pena (ex ar-
En el primer párrafo se establece una restricción de la punición sólo a las faltas
consumadas, de lo cual cabe inferir que se reconoce la existencia de otras faltas tículo 93), la prescripción de la tentativa y la frustración «ex artícu-
junto a las consumadas. El párrafo 2.° del mismo art. confirma además esta in- lo 113) ni el indulto a los condenados por estas figuras, pues la aplica-
terpretación. ción de estos preceptos presupone la comisión de un delito. Ello
Por otra parte, la redacción del artículo 5 pone de relieve que la falta no daría lugar a consecuencias tan absurdas como injustas.19
constituye un concepto instantáneo, en el sentido de que su presencia o ausen-
cia dependa de la perfecta realización del tipo de que se trata, sino que posee Resulta, pues, evidente que según nuestro Código Penal las con-
una existencia susceptible de distintos grados de perfección. Este razonamiento ductas que aquí estamos estudiando constituyen delitos y, en virtud
puede hacerse extensible al concepto de delito, que se diferencia de las faltas de lo expuesto anteriormente, puede concluirse que en nuestro Derecho
en cuanto a su gravedad. positivo la tentativa y la frustración constituyen figuras típicas.
En segundo lugar, al relacionar los artículos 51, 52, 53 y 54 con los preceptos
14, 16 y 17, resulta necesario interpretar las expresiones «ejecución del hechor, Por otra parte, estas consideraciones realizadas en base al Derecho
y «hecho punible», correspondientes a estos últimos, teniendo en cuenta que la positivo se corresponden con la función principal que viene a cumplir
palabra hecho se admite que hace referencia por lo general al tipo legal, en un el tipo en la dogmática penal, es decir, la función de garantía que
sentido amplio comprensivo de los momentos de ejecución incompleta propios corresponde al principio político-criminal «nullum crimen sine lege»
de la tentativa y de la frustración, ya que los presupuestos de las penas asigna-
das en los artículos 51 al 54, sólo pueden encontrarse en los artículos 14, 16 y 17 (expresión del principio de legalidad). Este cometido consiste en una
En tercer lugar, los artículos 53, 54 y 56, 1.a y 2.» reglas, califican expresa- concreción previa legal de aquellos supuestos a los que se aplica una
mente de delitos a la frustración y tentativa. pena y ha conducido a la doctrina mayoritaria a la conclusión de que
Por último, la equivalencia de significación cualitativa de los términos «in- los preceptos que regulan las formas de imperfecta ejecución no indican
fracción» y «delito» o «falta», permite extraer del párrafo 2.° del artículo 49 un simplemente la ampliación de la penalidad a estos supuestos, que de
argumento favorable a la consideración de las figuras de tentativa y frustración
como delitos y faltas, al interpretar a sensu contrario dicho precepto. (A.D.P.C.P., no existir aquellos preceptos y por aplicación del principio de/lega-
1973, pág. 353 ss.) lidad deberían considerarse impunes,20 sino que supone además una
15. En este sentido, el artículo 3 distingue claramente estas figuras de las
de «delito», al definir la tentativa y la frustración. Y, por otra parte, el art. 49,
así como el antiguo art. 50, también utilizan el término delito para referirse 18. A.D.P.C.P., 1973, pág. 357.
únicamente al delito consumado. (A.D.P.C.P., 1973, pág. 351 ss.)
16. A.D.P.C.P., 1973, pág. 356. Los subrayados son del autor. 19. A.D.P.C.P., 1973, pág. 357.
17. A.D.P.C.P., 1973, pág. 357. 20. En relación a este punto existe un completo acuerdo doctrinal. Así lo
pone de manifiesto, por ejemplo, Rodríguez Mourullo al afirmar que «una cosa
42 43
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

ampliación de la tipicidad. El art. 3 de nuestro Código Penal y el § 22 obras de la teoría del tipo. En el primero de los libros citados, Beling
del StGB deben ser considerados no únicamente como causas de am- maneja un único concepto de tipo, que transcribe de forma puramente
pliación de la penalidad, sino como causas de ampliación de la tipici- descriptiva, la imagen objetiva, externa, de una clase de delito. Lo
dad. En este sentido ha puesto Maurach de manifiesto que la inclusión construye como un concepto abstracto, puro, que pertenece a la Ley
de las etapas previas a la realización de un delito en la tipicidad cons- y no a la vida real.22 El tipo, como concepto abstracto que es, puede
tituye bajo el aspecto de técnica legal una consecuencia del Derecho tener distintas formas de aparición. Este término —formas de apari-
Penal del tipo.21 ción— lo utiliza Beling normalmente, así como el resto de la doctrina,
en un sentido restrictivo, para referirse únicamente a las especiales
2. La tentativa de delito como figura típica conformaciones del tipo, es decir, a la tentativa y a las formas de par-
ticipación, a las que también denomina tipicidades modificadas. Sin em-
La consideración de la tentativa como una figura típica es inelu- bargo, en un sentido más amplio, también el tipo no modificado, es
dible y ha sido ciertamente la posición seguida por la mayoría de la decir, la consumación del hecho ejecutada por el autor, constituye una
doctrina desde que Beling introdujera el concepto de tipo como elemen- forma de aparición del tipo. Ésta es la más directa y pura de todas las
to independiente en la definición de delito. La forma de concebir dicha formas de aparición del tipo, a la que denomina tipicidad originaria y
tipicidad no ha sido, sin embargo, unitaria, existiendo fundamentalmen- que contrapone a las tipicidades modificadas o especiales formas de
te dos posiciones distintas. Por una parte la mantenida por aquellos au- aparición.23 Así, por ejemplo, el concepto «muerte», que constituye un
tores que han visto en estas figuras una extensión o ampliación de la tipo, puede aparecer en diversos subconceptos: muerte consumada,
tipicidad básica y que suponen incluso una modificación de la misma, muerte intentada, muerte llevada a cabo por el autor, inducción a dar
pero en ningún caso constituyen un tipo distinto al recogido en la muerte... Sólo la muerte consumada y llevada a cabo por el autor cons-
Parte Especial del Código Penal. Para los representantes de la segunda tituye la tipicidad originaria y es una tipicidad propia, pero también
posición la tentativa y la frustración vendrían a constituir en realidad las formas de aparición en sentido estricto son típicas y en este sentido
tipos de delito distintos a los recogidos en la Parte Especial del Código deben ser subsumidas en los términos: crimen, delito, contravención,
Penal y que describen los delitos consumados. punible, etc., que se encuentran en el Código Penal. Su especialidad
consiste en que no son directamente típicas, sino que poseen una
A) La tentativa de delito como extensión de la tipicidad básica «tipicidad modificada».24
En su obra posterior, Die Lehre vom Tatbestand, Beling subrayó
a) Posición de Beling y desarrolló la diferencia entre tipo de delito (Delikttypus) y tipo le-
gal (gesetzlicher Tatbestand). El primero proviene de la función que
Tanto la originalidad de su exposición como el detenido estudio corresponde al Derecho positivo de describir aquellas conductas a las
de que fue objeto esta problemática por vez primera en la obra de que corresponde una conminación penal. Conforme al principio de lega-
Ernst Beling, aconsejan estudiar la posición de este autor con respecto lidad tan sólo son punibles aquellas conductas amenazadas con una
a la naturaleza jurídica de la tentativa en primer lugar y separadamen- pena. Mediante los tipos de delito (Delikttypus) el legislador lleva a
te. Beling trató esta cuestión en Die Lehre vom Verbrechen, escrito
en el año 1906, y volvió a tratarla en Die Lehre vom Tatbestand en el 22. Die Lehre vom Verbrechen, pág. 110 ss.
año 1930. Las diferencias que se aprecian en el tratamiento de la mis- 23. Die Lehre vom Verbrechen, pág. 289.
24. Die Lehre vom Verbrechen, pág. 287. La distinción entre tipicidad pro-
ma son una consecuencia del distinto planteamiento que hace en ambas pia y molificada se lleva a cabo en base a la forma en que se halla establecida
la conminación penal. Existen conminaciones penales cuya aplicación tiene lugar
está fuera de dudas: sin la norma sobre la tentativa y la frustración, la acción directamente. En cambio, en otros casos, su aplicación es sólo posible después
no totalmente realizada o bien la acción que no produzca su efecto no serían de conectarlas con una conminación de la clase anterior (Die Lehre vom Ver-
punibles, salvo, claro está, que apareciesen incriminadas de modo autónomo, brechen, pág. 264 ss.).
como delitos sui generis (Comentarios, I, pág. 65). En el mismo sentido, Núñez Las combinaciones que se aplican directamente —penas principales— dan lu-
Barbero, El delito imposible, pág. 24 s. gar a tipicidades propias, mientras que las segundas —penas relativas— originan
21. D.P., II, pág. 166. tipicidades modificadas.

44 45
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

cabo una valoración señalando el injusto culpable al cual corresponde Con respecto a la posición de Beling importa destacar la importan-
aplicar una pena.25 Los tipos de delito se dividen, en base a la clase cia fundamental que este autor otorga a la forma en cómo se establece
de pena que se les impone,26 en tipos independientes, situados siste- la conminación penal. En su Lehre vom Verbrechen distinguía entre
máticamente en la Parte Especial del Código Penal a los que corres- tipos no modificados y formas de aparición del delito precisamente en
ponde una pena principal, y tipos dependientes, a los que se impone base a la presencia de una pena principal o relativa,31 y, como hemos
una pena relativa. Las formas de aparición del tipo constituyen tipos visto, en su Lehre von Tatbestand seguía el mismo sistema para distin-
de delito dependientes, tipos de carácter accesorio, cuya aplicación guir entre tipo de delito dependiente y tipo de delito independiente.
es sólo posible al entrar en relación con un tipo de delito independien- No obstante, parece evidente que de la forma de establecerse las con-
te.27 La tentativa de delito constituye, pues, un tipo de delito depen- minaciones penales no pueden extraerse conclusiones con respecto a la
diente y es típica (typisch) en este sentido. tipicidad. Aquélla responde a cuestiones de economía legislativa y no
Del tipo de delito distingue Beling el tipo legal (gesetzlicher Tat- puede, por tanto, determinar la naturaleza jurídica de las figuras legales.
bestand). Éste constituye la «imagen rectora» (leitbild) propia de los En realidad, hubiera sido posible, pero absurdo, que el legislador re-
tipos de delito independientes. Es aquella abstracción con la que po- cogiera junto a cada delito consumado la punición del respectivo de-
drán relacionarse todas las características del tipo de delito.28 A través lito intentado asignándole además una penalidad ya definida. En este
del tipo legal se expresa el momento que es determinante para cada caso, la tentativa constituiría, según la sistemática expuesta por Beling,
tipo de delito. En sí mismo no tiene ningún contenido, ya que su con- un tipo propio o bien un tipo de delito independiente. Sin embargo,
tenido lo adquiere de los tipos de delito a partir de los cuales consigue la finalidad del legislador al dividir el Código Penal en Parte General
la «imagen rectora».29 Así, por ejemplo, la imagen rectora del homicidio y Parte Especial no es otra que la de simplificar su redacción evitando
es «muerte de un hombre», del hurto «tomar una cosa ajena mueble», absurdas repeticiones.
etcétera. También las formas de aparición del delito tienen su propia En tanto que el concepto de tipo de delito no tuvo apenas reper-
imagen rectora, que en la tentativa sería el «principio de ejecución», y cusión en la doctrina penal, el llamado tipo legal pasó a constituir en
al igual que en los tipos de delito independientes, a ese cuadro rector la doctrina posterior a Beling un elemento de la teoría del delito. Sin
están orientadas el conjunto de características que determinan el carác- embargo, la evolución sufrida por la teoría del tipo desde entonces has-
ter de delito. Pero estas «imágenes rectoras» son tan dependientes como ta nuestros días ha conducido a transformar radicalmente el concepto
las formas de aparición mismas. Por ejemplo, la imagen rectora «prin- de tipo legal. En la forma en que Beling lo había acuñado bajo la in-
cipio de ejecución» adquiere relevancia penal sólo si se pone en rela- fluencia del positivismo científico es decir como una construcción lógica
ción con el tipo legal «muerte de un hombre», o bien «tomar una cosa y libre de toda valoración, fue abandonado al introducirse en la teoría
mueble ajena». Por ello las formas de aparición del delito deben estar del delito, a través del neokantismo, la idea de valor.32 Han constituido
necesariamente relacionadas con un tipo legal (Tatbestandsbezogen- momentos decisivos en esta evolución el descubrimiento de los ele-
heit), pero, ya que no desarrollan un tipo legal completo, no puede de- mentos normativos del tipo, por una parte, y de los elementos subje-
cirse que sean típicas en este sentido (tatbestandsmaPig).30 tivos, por otra.33
En resumen, la tentativa de delito, como las restantes formas de
aparición del delito en sentido estricto, constituye un tipo de delito b) La tentativa de delito como extensión de la tipicidad
dependiente y posee, por tanto, tipicidad (typizitát), pero no consti-
tuye un tipo legal, sino que se caracteriza por su relación con el tipo Es preciso advertir que con posterioridad a Beling esta cuestión
legal (tatbestandsbezogenheit). apenas ha sido tratada con tanto rigor y coherencia. Sin embargó, el
tema que nos ocupa también ha sido objeto de consideraciones por
25. Die Lehre vom Tatbestand, pág. 1 ss. parte de algunos autores. Uno de los primeros que se ocupó de esta
26. Die Lehre vom Verbrechen, pág. 264 ss. Ver nota 24.
27. Die Lehre vom Tatbestand, pág. 2. 31. Ver nota 24. Die Lehre vom Verbrechen, pág. 287.
28. Die Lehre vom Tatbestand, pág. 3. 32. Sobre ello, ampliamente Mir Puig, Introducción, pág. 227 ss.
29. Die Lehre vom Tatbestand, pág. 5. 33. Sobre ello, ampliamente Roxin, óffene Tatbestande, pág. 35 ss.
30. Die Lehre vom Tatbestand, pág. 7 s. y 18.
47
46
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

cuestión fue M. E. Mayer, quien, aun cuando propusiera los términos justo tipificado, esto es: la consumación del hecho».42 La existencia
«causas de ampliación de la pena» M para la denominación de estas con- del precepto dedicado a la tentativa pone de manifiesto —según H. Ma-
ductas consideró que bajo este concepto debían comprenderse todas yer—43 que el «tipo de delito normal debe ser comprendido como efec-
aquellas circunstancias que fundamentan la tipicidad de una conducta, tiva lesión del bien jurídico».44
atribuyendo a las características del delito particular una validez que La inclusión de la lesión del bien jurídico en el tipo del delito con-
va más allá de su extensión conceptual.35 Vienen a constituir una am- sumado ha conducido a un sector doctrinal a observar que la tenta-
pliación del concepto de delito definido en la Parte Especial al ampliar tiva de delito no sólo constituye una ampliación de la tipicidad a su-
en una determinada extensión la amenaza penal. Esta posición fue puestos comprendidos en el tipo del delito consumado, sino que la
seguida por Zimmerl, quien consideró más exacta la denominación de falta en la tentativa de elementos característicos de aquél conducen a
estas conductas como «causas de ampliación del tipo»,36 por H. Mayer,37 la conclusión de que es trata de un tipo de delito distinto.
Maurach,38 Quintano 39 y Rodríguez Mourullo,40 entre otros autores.
A diferencia de la posición de Beling, que limitaba el concepto de B) La tentativa como tipo de delito distinto del delito consumado
figuras típicas a las descritas en la Parte Especial, los autores citados
entendieron que la colocación de estos preceptos en la Parte General En nuestra doctrina han sido varios los autores que han considera-
del Código Penal no constituye ningún impedimento para su conside- do que la tentativa no sólo constituye una figura típica, sino que ade-
ración como conductas típicas. Esta colocación obedece simplemente más constituye un tipo de delito distinto del delito consumado. Sin
a una razón de técnica legislativa, ya que es mucho más razonable el embargo, existen entre sus posiciones sustanciales diferencias que acon-
escribir este precepto en la Parte General del Código junto a aquellas seja exponerlas separadamente.
disposiciones que son aplicables a todos los delitos descritos en la
Parte Especial, en lugar de repetir la punición de la tentativa junto a a) Descrito en el artículo 3,3
la consumación para cada delito en particular, lo cual constituiría, sin
lugar a dudas, un sistema repetitivo y falto de agilidad. Ferrer Sama expuso que cuando el legislador construye «el tipo de
La tentativa era vista por M. E. Mayer como una desviación del caso lo injusto, parte siempre de la producción de un resultado de la con-
normal, que por lo tanto debía encontrar su propia consideración. El ducta descrita y sancionada... De esta manera concebidos los distintos
supuesto «normal» en el que el legislador había pensado al redactar tipos legales, no podría castigarse la conducta delictiva cuando tal
los tipos de la Parte Especial es la completa realización del tipo.41 conducta no va seguida del resultado previsto por la Ley».45 Por lo
Igualmente consideró Maurach que «la división en grados de esta pro- tanto, «se hace preciso establecer preceptos que hagan posible la pu-
gresión criminal carece de importancia en el caso normal situado por nición de la conducta delictiva sin el resultado especialmente previsto».
el legislador en la base de la estructura de sus tipos pues todas las Estos preceptos tienen la naturaleza de «verdaderos tipos de lo injus-
figuras del Código Penal parten de la realización de la imagen de in- to, si bien con carácter sui generis».46 Este carácter les viene dado por
el hecho de que por sí solos estos tipos no muestran su contenido,
siendo preciso acudir en cada caso al tipo de delito específico de que en
34. Según este autor, esta denominación es preferible a la de «formas de concreto se trate para conocer este contenido y la pena aplicable. «El
aparición del delito», pues a través de esta última no se expresa nada caracte- tipo de la tentativa establecido en el art. 3 del Código Penal, se conecta,
rístico, ya que en general cada grupo diferenciado de delitos, como por ejemplo en abstracto, con todos los tipos por dicho Código definidos (menos
los delitos de peligro, delitos imprudentes, delitos de dos actos, constituye una
especial forma de aparición (A.T., pág. 341, nota 1).
35. A.T., pág. 341. 42. D.P., II, pág. 165.
36. Zimmerl, GS, 98 (1929), pág. 387. 43. Strafrecht, 1953, pág. 277.
37. Strafrecht, 1953, pág. 277. 44. En contra de la consideración de la consumación como «supuesto nor-
38. D.P., II, pág. 166. mal» se ha expresado Binding: «Que la consumación es el "caso normal" lo
39. Comentarios, pág. 46. puede afirmar un filósofo, pero no un jurista» (GS, 85 [1917], pág. 204, nota 21).
40. Comentarios, I, pág. 65 ss. 45. La tentativa, pág. 252.
41. A.T., pág. 342. 46. La tentativa, pág. 252.

48 49
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

con los de tentativa especialmente penada), y en cada caso concreto, con la conducta concretamente punible se describe totalmente al relacionar
aquel que define y sanciona el resultado que se deseaba producir por el art. 3 con el precepto de la Parte Especial correspondiente.
el agente».47 Constituye un tipo incompleto, imperfecto, necesitado de La posición mantenida por Mir Puig con respecto a las formas de
complemento o Ley en blanco. Pero, teniendo en cuenta que en el mis- imperfecta ejecución debe ser completada por la posterior evolución
mo permanece en blanco «tanto la conducta sancionada como la san- que ha sufrido la teoría del tipo en este autor. Mir Puig propone una
ción misma..., se trata de un tipo necesitado de doble complemento».48 clarificación terminológica y también de los contenidos que correspon-
La posición de Ferrer Sama no puede sostenerse si se considera dan a cada denominación. En este esntido distingue entre el «tipo pe-
que el tipo constituye la descripción de la conducta legalmente prohibi- nal» y el «supuesto de hecho». El supuesto de hecho constituye la des-
da, que no tiene por qué asimilarse a un precepto penal determinado. cripción del hecho antijurídico y supondría, por tanto, si se tiene en
El art. 3,3 de nuestro Código Penal, al igual que el § 22 del StGB, no cuenta que este autor es partidario de la teoría de los elementos nega-
tiene significado alguno si no es a través de una concreción en la con- tivos del tipo, la ausencia de causas de justificación. Equivale, por con-
ducta descrita en cada uno de los tipos de la Parte Especial. En el siguiente, al supuesto de hecho de la norma prohibitiva o preceptiva
mismo se define la abstracción de los elementos comunes a todas las completa, es decir, al también denominado tipo total de injusto. Debe-
acciones de tentativa y que el legislador, estrictamente por razones de ría hablarse entonces de «teoría de los elementos negativos del supuesto
técnica legal, no ha considerado conveniente repetir en la descripción de hecho» en lugar de teoría de los elementos negativos del tipo, para
de cada conducta en particular. Sin embargo, estos preceptos no pue- evitar cualquier confusión con otras concepciones del tipo.51
den por sí solos constituir un tipo de delito, pues en ellos falta —como Pero además del «supuesto de hecho» tiene utilidad para la dogmá-
Ferrer Sama pone de manifiesto— incluso la descripción de la conduc- tica el concepto de «tipo penal». A través del mismo se hace mención
ta prohibida y sancionada. de aquellos hechos que son penalmente relevantes. Esta selección se
lleva a cabo en primer lugar en base a la gravedad y a la peligrosidad
b) Como resultado de la integración del art. 3,3 del hecho, es decir, en base a su contenido de injusto, pero también
con él precepto respectivo de la Parte Especial en atención a consideraciones político-criminales distintas (de opor-
tunidad o conveniencia de pena) y hasta independientes del hecho mis-
La consideración de que la tentativa constituye un tipo de delito mo. Su contenido vendrá determinado, por consiguiente, por todos
distinto del delito consumado es defendida también por Cerezo Mir y los elementos que condicionan la punibilidad de un hecho, tanto si
Mir Puig, quien, como se ha expuesto, había puesto previamente de afectan a la gravedad del injusto como si obedecen a otras razones
relieve que estas figuras son tratadas por nuestro Código como figuras político-criminales. «Éste aparecerá no sólo como "tipo de injusto", sino
típicas. En las formas de imperfecta ejecución no se produce «la rea- como "tipo de injusto penal".» 52
lización del tipo pretendido, sino un tipo de hecho distinto, al que por
lo menos falta el resultado de la consumación».49 Pero esta figura tí-
pica no se encuentra descrita únicamente en el art. 3,3, como mantenía III. CONSIDERACIONES PERSONALES
Ferrer Sama, sino que «resulta de la puesta en relación del artículo de
la Parte Especial que define el tipo consumado y el artículo de la Partiendo de consideraciones de carácter político-criminal en re-
Parte General que define la fase previa de que se trate».50 lación a la función de garantía que cumple el tipo penal y de carácter
La descripción del tipo del delito intentado en base a los dos pre- dogmático, que ponen de manifiesto el tratamiento de figura típica
ceptos mencionados es, a diferencia de lo que ocurría con la posición que nuestro Código Penal concede a la tentativa, se ha puesto de relieve
expuesta anteriormente, perfectamente defendible ya que en este caso que noje^s^ adecuado, limitar el carácter de típicas a las figuras conteni-
das en la Parte Especial del Código y negárselo así a la tentativa. La
47. La tentativa, pág. 253.
división que el Código Penal lleva a cabo entre Parte ÉspeciaT y Parte
48. La tentativa, pág. 255.
49. Mir Puig, DP., pág. 282. 51. D.P., pág. 97.
50. Mir Puig, D.P., pág. 282. Cerezo Mir, Lo objetivo, pág. 25. 52. D.P., pág. 98.
50 51
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

General, así como la atribución a una conducta de una pena ya deter- constituye el delito consumado a supuestos distintos del mismo, ya sea
minada, o por el contrario de una pena cuya determinación sólo es como simple extensión, ya sea configurando un tipo de delito distinto?
posible mediante la remisión a otra previamente determinada, como No podemos dar a esta cuestión una respuesta con carácter general,
sucede en el caso de la tentativa de delito, han dejado de considerarse sino únicamente en relación ,jL_iina--determinadar eonfigura€4Ón-d£L_la
normalmente como cuestiones decisivas en orden a la determinación tipicidad.
de la tipicidad de una figura legal. Por el contrario, se acepta que el Al exponer la posición de Beling con respecto a la cuestión que
hecho de que una conducta se encuentre regulada en la Parte General analizamos, se ha puesto de relieve que ya aquel autor había precisado,
del Código Penal se debe únicamente a razones de técnica legislativa en su obra tardía Die Lehre vom Tatbestand, la necesidad de distin-
y que, por lo tanto, no puede ser determinante de su naturaleza ju- guir entre dos concepciones del tipo, que denominó «tipo legal» y
rídica. En lugar del sistema utilizado en nuestro Código, el legislador «tipo de delito». Si bien esta última obra de Beling apenas tuvo re-
hubiera podido añadir, junto a cada precepto que señala la incrimina- levancia éñ la dogmática, habiendo sido adoptado generalmente por la
ción del delito consumado, un nuevo precepto que señalase la incrimi- doctrina penal el concepto de tipo legal, que posteriormente ha evo-
nación de la tentativa. Por ejemplo, después del art. 407 un nuevo lucionado en distintos sentidos, la necesidad de distinguir entre diver-
artículo que rezase: «El que diere principio a la ejecución del homi- sas concepciones del tipo se advirtió también por otros autores. Así por
cidio mediante actos externos y, sin embargo, no llegase a consumarlo ejemplo propuso Lang-Hinrichsen la distinción entre «tipo total», cons-
por causas ajenas a su voluntad, será castigado con la pena de prisión tituido por la suma de características que forman la ratio essendi de
menor.» Evidentemente, esta sistemática daría lugar a una absurda la antijuricidad, dando entrada a las características negativas del tipo,
repetición, por lo cual el legislador ha preferido describir el concepto y «tipo de garantía», comprensivo de todas aquellas circunstancias para
de tentativa en el art. 3,3 y señalar con carácter general su punición en las que tiene validez el principio «nullum crimen sine lege».54 Ambos
todos los delitos (art. 52,1). La elección de uno u otro sistema obedece conceptos han sido recogidos por la doctrina posterior. Mezger examinó
simplemente a una cuestión de técnica legislativa.53 tres distintos conceptos de tipo: El «tipo de la teoría general del De-
Hasta aquí hemos llegado a la conclusión de que la tentativa cons- recho», «el tipo de la acción» y «el tipo de injusto».55 Y Engisch llegó
tituye una figura típica; sin embargo, no hemos entrado todavía en la a distinguir hasta cinco conceptos distintos de tipo: «El tipo de la
cuestión de cómo debe entenderse esta tipicidad. Ciertamente, si los teoría general del Derecho», «el tipo de delito», «el tipo de garantía»,
artículos 3,3 y 52,1 no se hallasen recogidos en el Código, estas con- «el tipo de injusto» y «el tipo legal».56 Sin embargo, esta multiplicidad
ductas que estudiamos no podrían incriminarse. En virtud del principio de conceptos, cuya razón de ser no siempre se justificaba, producía
«milla poena sine lege», que nuestro Código reconoce, sólo podrían cierta confusión. Frente a ello, Roxin ha pretendido limitar los diversos
castigarse las acciones que han llegado a consumarse. El art. 49,2 es- conceptos de tipo al ámbito de lo necesario tomando como punto de
tablece que «siempre que la Ley señalare generalmente la pena de una partida las distintas funciones que el tipo está llamado a cumplir en el
infracción, se entenderá que la impone a la consumada». Por consi- Derecho Penal.57 Esta división, que ha encontrado acogida en un sector
guiente, al declarar penadas en los artículos 51 y 52,1, después de des-
cribirlas en el art. 3, las acciones de tentativa y frustración, el legis-
lador lleva a cabo una ampliación del ámbito de la punición a hechos
que de otra forma deberían permanecer impunes. Las formas de per- 54. Lang-Hinrichsen, JZ, 1953, pág. 363. Sobre ello, ver Engisch, Die Nor-
fecta ejecución suponen, pues, y en esto existe acuerdo doctrinal, una mativen, Mezger-Festschrift, pág. 129 s.
ampliación del ámbito de la punición. ¿Es posible extraer de esta con- 55. El primero constituye —según Mezger— el conjunto de presupuestos a
clusión que a través de los citados preceptos se lleva a cabo también los que se une una consecuencia jurídica (también las condiciones objetivas de
penalidad). El tipo de acción comprende elementos subjetivos y normativos,
una ampliación de la tipicidad más allá del supuesto normal, que sin separar antijuricidad y culpabilidaod, excluyendo las condiciones objetivas
de penalidad. Y, por último, el tipo de injusto del § 59 es aquella parte de la
tipicidad con la que se relaciona «la culpabilidad le autor» (Engisch, Die Nor-
53. En este sentido también Mir Puig, ADPCP, 1973, pág. 358; Rodrí- mativen, Mezger-Festschrift, pág. 130 s.)
guez Mourullo, Comentarios, I, pág. 68, y Welzel, A.T., pág. 189, entre otros au- 56. Die Normativen, Mezger-Festschrift, pág. 130 ss.
tores. 57. Offene Tatbestande, pág. 169 ss.

52 53
p

LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

tanto que la frustración comporta la realización de todos los actos


de la doctrina,58 comprende tres distintos conceptos de tipo: «El tipo
necesarios para la producción del delito.
de garantía», «el tipo de error» y «el tipo sistemático». Cada uno de
Sin embargo, el concepto de tipo garantía no sirve a los fines de la
estos conceptos se corresponde con una diversa función del tipo y tiene
dogmática penal. Se ha señalado que para la sistemática seguida en la
un contenido distinto.59 También en nuestra doctrina, como ya se ha
construcción de la teoría del delito se requiere además un concepto
expuesto, Mir Puig ha considerado necesario distinguir entre el «tipo
que destaque todos aquellos elementos que fundamentan el contenido
de injusto», el «tipo penal» y el «supuesto de hecho», asignándoles a
material de injusto (sentido de prohibición) de una clase de delito. Este
cada uno de ellos diverso contenido.
concepto de tipo —tipo en sentido estricto—** tiene su origen en el
Los distintos conceptos de tipo que ha barajado y baraja la dog- «tipo legal» de Beling. En la actualidad se concibe generalmente como
mática penal nos ha puesto simplemente de relieve que no es posible tipo de injusto, es decir, como la descripción de las características que
dar una respuesta a la cuestión planteada sobre la naturaleza jurídica constituyen la materia de la prohibición, como la descripción de la
de la tentativa, sin precisar previamente a qué concepción del tipo se conducta prohibida por la norma.
está haciendo referencia.
El tomar como base de nuestra consideración sobre la naturaleza
Derivada del principio de legalidad y concretamente de su expre- jurídica de la tentativa el concepto dejipo como tipo de injusto puede
sión «Nullum crimen sine lege», en virtud del cual sólo puede casti- conducirnos a soluciones .distintas. a_ las establecidas en torno alcon^
garse un hecho cuya punibilidad está previamente establecida por la ce^foZ3e_.tipo-garantía. Para determinar la materia de prohibición que
Ley, de forma unánime se viene asignando al tipo legal una función de describe el tipo de la tentativa es preciso acudir nuevamente a la forma
garantía. Dicha función, que le fue encomendada al tipo ya por el pro- de comprensión de la norma penal, que viene determinada por la fun-
pio Beling,60 consiste en expresar todos los presupuestos legales que ción del Derecho Penal. Si se parte, cónícTaquí se ha hecho, de una nor-
condicionan la aplicación de una pena, es decir, la descripción de las ma penal encaminada a evitar la lesión de bienes jurídicos mediante
características del delito por medio de las cuales la Ley penal cumple imperativos dirigidos al ciudadano para que no emprenda la lesión de
su función de garantía.61 Desde esta perspectiva, el contenido del tipo los mismos, el contenido de la prohibición estará compuesto ineludible- /
estaría constituido por todas aquellas exigencias legalmente determina- mente de conductas que se dirijan a dicha lesión, nunca de resultados. )/
das a través de las cuales se delimita una conducta punible de una El legislador sólo puede prohibir la realización de conductas, nunca la
conducta impune.62 Existe acuerdo en incluir en el mismo las caracte- producción de resultados lesivos.65 Así pues, el desvalor del resultado,
rísticas del tipo total de injusto o supuesto de hecho y de la culpabili- concebido como lesión del bien jurídico, no tendría cabida en una con-
dad, así como las condiciones objetivas depunibilidad.63 cepción del injusto derivada de un Derecho Penal exclusivamente pre-
Partiendo de esta configuración del tipo, tipo de garantía, la ten- ventivo. Como Mir Puig ha señalado, «ante la alternativa de des valor
tativa, la frustración y la consumación son figuras típicas diferenciadas, de la acción o des valor del resultado, un Derecho Penal al servicio
puesto que a la consumación pertenece en todo caso como elemento de la función de prevención debe inclinarse, pues, por el desvalor de
típico esencial de la producción del resultado, que falta, o no es im- la acción».66 En el des valor de la acción no se tendrá en cuenta única-
putable objetivamente, en la tentativa y en la frustración. Por otra mente la parte subjetiva del hecho, sino también su parte objetiva.
parte, la tentativa constituye sólo el dar comienzo a la ejecución, en El contenido de lo injusto se concibe, pues, como la realización vo-
luntaria de una conducta que pone en peligro bienes jurídicos. Así
58. Bacigalupo, Tipo y error, pág. 66 ss., y Schaffstein, Tatbestandsirrtum concebida la materia de prohibición, ésta no será distinta en el delito
und Verbotsirrtum, OLG, Celle-Festschrift, pág. 181.
59. Roxin, Offene Tatbestdnde, pág. 180 ss. consumado y en la frustración. El tipo de injusto de la frustración ,ven-
60. Die Lehre vom Verbrechen, pág. 21 ss. dría a coincidir con el tipo de injusto del delito consumado. En cam-
61. Bacigalupo, Tipo y error, pág. 24; Schaffstein, Tatbestandsirrtum und
Verbotsirrtum, OLG, Celle-Festschrift, pág. 181, y Stratenwerth, A.T., pág. 69 s.,
núm. 169. 64. Así, Stratenwerth, A.T., pág. 70, núm. 170, y Wessels, A.T., pág. 26, entre
62. Stratenwerth, A.T., pág. 70, núm. 169. otros autores.
63. Bacigalupo, Tipo y error, pág. 30; Roxih, Offene Tatbestdnde, pág. 173, 65. Ver capítulo I, apartado V.
y Wessels, A.T., pág. 25. H. Mayer (JZ 1953, pág. 150) incluye también las con- 66. Función, pág. 61.
diciones de procesabilidad; en contra, Welzel (JZ, 1952, pág. 617).
54
55
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

table la producción del resultado. La tentativa y la frustración constitu-


bio, es posible mantener que la tentativa conforma un tipo de injusto
yen, desde este punto de vista, ciertamente algo menos, pero t a m -
distinto, ya que la misma supone únicamente el dar principio volunta-
bién algo distinto de la consumación. Por ello si se incluye el resultado
riamente a la ejecución, es decir, el comienzo de las acciones que ponen en el injusto es correcto mantener que las formas de imperfecta eje-
en peligro directamente al bien jurídico. cución constituyen una «falta de tipo» en relación al delito consumado,
Si bien se ha considerado preferible, a efectos de lograr mayor pero hay que advertir que también constituirán a su vez tipicidades
claridad en la exposición, tratar la cuestión de la naturaleza jurídica distintas de aquél.
de la tentativa inidónea al estudiar aquélla, es posible adelantar aquí
que desde la concepción del injusto aquí sostenida no existe diferencia A la misma conclusión, es decir a la configuración de un tipo dis-
entre la tipicidad de la tentativa y la frustración idóneas e inidóneas, tinto para la tentativa, la frustración y la consumación, nos conduce
puesto que la prohibición comprende todas aquellas conductas que el partir del concepto de «tipo penal» elaborado por Mir Puig. Este
ex ante son objetivamente peligrosas para el bien jurídico, incluyendo, concepto sirve para seleccionar aquellos hechos que son penalmente
por lo tanto, supuestos de la denominada tentativa inidónea.67 relevantes. Esta selección se lleva a cabo en base a su contenido de in-
La conclusión a la que llegaríamos con respecto a la naturaleza justo, así como en atención a consideraciones político-criminales dis-
jurídica de la tentativa sería distinta si, en lugar de agotar el injusto en tintas. Es decir, que su contenido estará determinado por todos los
el desvalor de la acción, incluyéramos en él, como hace la doctrina elementos que condicionan la objetiva punibilidad del hecho. Desde
dominante, también el desvalor del resultado. Lo injusto del hecho es- esta perspectiva, y puesto que la producción del resultado es relevante
taría conformado por la infracción de la norma de determinación o para la punición de un hecho como delito consumado, puede afirmarse
norma de conducta, concebida por algunos autores como desvalor de que el tipo penal del delito consumado será distinto del de la tentativa
la intención, es decir, en forma puramente subjetiva, y, además, por la y frustración, en las que no concurre el resultado.
infracción de la norma de valoración, que supondría en todo caso Por último, nos falta dar respuesta a la cuestión planteada, relativa
la producción del resultado.68 Esta posición se justifica si, como han a la naturaleza jurídica de los preceptos que regulan las formas de im-
propuesto recientemente Gallas 69 y Wolter,70 se atiende también en el perfecta ejecución. También puede afirmarse que la respuesta a esta
injusto a la concreta situación del lesionado. Esta consideración se co- cuestión varía según el concepto de tipicidad al que se esté haciendo
rresponde, según Wolter,71 con la tarea, que tiene encomendada el De- referencia.
recho Penal, de protección de bienes jurídicos, que no se lleva a cabo Si se parte del concepto de tipo de injusto aquí sostenido es posible
únicamente de forma preventiva, sino también de forma represiva a afirmarlo en relación con la frustración, que el precepto que la regula
través de la desaprobación y de la «Genugtuung» para la víctima. no conforma un tipo de injusto distinto ni supone, por tanto, una exten-
Desde esta perspectiva, la producción del resultado constituye sión de la tipicidad básica recogida en los preceptos de la Parte Espe-
una infracción de la norma de valoración y, por consiguiente, forma cial. En realidad, el art.' 3,2 del Código Penal no supone una ampliación
parte de lo injusto. Si el resultado forma parte del injusto deberá de la prohibición a hechos que no se hallen ya prohibidos en los pre-
aceptarse que el tipo, concebido como descripción de la conducta con- ceptos de la Parte Especial, pero que no podrían castigarse de no con-
traria al Derecho, es distinto en el delito consumado y en el delito currir el citado precepto. Constituye, pues, una causa de extensión de
intentado y frustrado, en los que falta o no es objetivamente impu- la penalidad.
Es posible mantener, en cambio, con respecto a la tentativa, que
67. Sobre ello, véase el capítulo VI. el art. 3,3 supone una ampliación de la tipicidad a supuestos no prohi-
68. Dreher, StGB, núm. 25 antes del § 1; Krümpelmann, Die Bagatelldelikte, bidos en la Parte Especial. En este caso, el tipo de injusto del delito
pág. 82 s. Lüderssen, Erfolgszurechnung, Bockelmann-Festschrift, pág. 199; Ru- intentado estaría conformado por la resultante de la conexión del
dolphi, Inhalt, Maurach-Festschrift, pág. 51 s.; Stratenwerth, Zur Revelanz, Schaff- art. 3,3 con el precepto respectivo de la Parte Especial.
stein-Festschrift, pág. 177 ss., entre otros.
69. Zur Struktur, Bockelmann-Festschrift, pág. 166. La solución sería distinta en relación con el tipo penal. En este
70. Objektive, pág. 24 y 28. También en este sentido Krümpelmann, Baga- caso puede afirmarse que los artículos 3,2 y 3,3 del C.p. constituyen
telldelikte, pág. 82 ss. causas de ampliación de la tipicidad que conforman conjuntamente
71. Objektive, pág. 24.

56 57
ELENA FARRÉ TREPAT

con la mayoría de los preceptos recogidos en la Parte Especial del Có-


digo Penal tipos penales distintos de los allí regulados.

IV. RESUMEN

La consideración de la tentativa de delito como una figura típica es


la dominante. Su regulación en la Parte General del Código Penal se
debe únicamente a razones de economía legislativa, que no determinan
la respuesta sobre su naturaleza jurídica.
Sin embargo, no existe acuerdo sobre la forma de concebir esta
tipicidad. Para algunos autores constituye una simple extensión de la ti-
picidad básica y «normal», que constituye el delito consumado. Otro SEGUNDA PARTE
sector doctrinal considera posible establecer también en estos casos
una tipicidad autónoma e independiente de aquél. ESTRUCTURA TÍPICA DEL DELITO INTENTADO
La respuesta a esta cuestión se halla directamente condicionada por
el concepto de tipo que se sostenga y por el contenido que se atribuya
al mismo. Así, si se parte del tipo de garantía, constituido por todas
aquellas exigencias legalmente determinadas, a través de las cuales se
delimita una conducta punible de otra impune, o bien si se parte del
tipo penal, compresivo de aquellos elementos que condicionan la pu-
nibilidad del hecho, tanto si afectan a la gravedad del injusto como si
obedecen a otras razones político-criminales, la tentativa y también
la frustración, constituyen tipos distintos del delito consumado, que
incluye el resultado del delito. En cambio, si nos referimos al tipo de
injusto será preciso delimitar el contenido que se atribuye al mismo.
Quien agote la materia de la prohibición en la realización voluntaria
que una conducta que ponga en peligro bienes jurídicos no establecerá
diferencias entre el tipo de la frustración y del delito consumado, que
pueden existir, en cambio, entre éste y el tipo del delito intentado. Si
por el contrario, como mantiene la posición dominante, el desvalor
del resultado se considera incluido en el tipo de injusto, las formas de
imperfecta realización y el delito consumado constituirán tipicidades
distintas.
Asimismo puede afirmarse que el art. 3,3 constituye una causa de
extensión de la tipicidad, conformando conjuntamente con los precep-
tos de la P.E. tipicidades distintas del delito consumado.

58
r

A. CAPÍTULO III

LA PARTE SUBJETIVA
DEL TIPO DEL DELITO INTENTADO

I. INTRODUCCIÓN

En relación a la parte subjetiva del tipo del delito intentado se ob-


serva que a diferencia del delito consumado, en el cual se plantea en
primer lugar la parte objetiva del tipo y a ella se conecta la discusión
sobre la parte subjetiva, en el delito intentado se sigue un orden inverso
y se trata en primer lugar el tipo subjetivo. La razón de esta inversión
reside en la imposibilidad de saber cuándo «... el culpable da principio
a la ejecución del delito directamente por hechos exteriores...» si se
desconoce el delito que quiere ejecutar. Y lo mismo sucede en el Dere-
cho alemán, en el que ta sólo puede comprobarse que existe un «ini-
ciar» la ejecución del tipo objetivo cuando se sabe cuál es el tipo que
el autor quiere realizar.
Supongamos, por ejemplo, que tras una fuerte discusión con B,
A saca y apunta su pistola en dirección a aquél. Esta acción puede cons-
tituir un dar principio al delito de homicidio, si A quiere matar a B,
o bien un dar principio al delito de lesiones, si quiere lesionarle, o
simplemente unas amenazas. Por consiguiente, sólo teniendo en cuenta
cuál es la voluntad del autor es posible realizar la subsunción del he-
cho que se juzga en un tipo penal determinado. De la misma función,
que cumple el tipo, de clasificar las conductas punibles, es posible,
pues, extraer la conclusión, con independencia de la teoría de la acción
o del injusto que se sostenga, que el dolo constituye un elemento del
tipo del delito intentado.
Por otra parte, se pone de relieve al estudiar el delito intentado que

61
ELENA FARRÉ TREPAX LA TENTATIVA DE DELITO

la doctrina ha considerado generalmente qnue la tentativa constituye un zación de la tentativa, como una institución con carácter general den-
minus frente al delito consumado, ya que, a diferencia de éste, no su- tro de la teoría del delito, surge al advertir la Ciencia Penal italiana
pone la completa realización del tipo sino únicamente una parte de él. el fracaso que representan las acciones intentadas desde la perspectiva
Según la doctrina española la tentativa también constituye un minus del autor, cuya voluntad se dirigía a la producción del hecho consu-
frente al delito frustrado, pues éste comporta la realización de todos mado. La voluntad de cometer el delito, que trasciende en la tentativa al
los actos ejecutivos necesarios para la producción del delito y la ten- daño que objetivamente se ha producido, constituye, pues, un elemento
tativa tan sólo una realización parcial de los mismos. Existe coinciden- indispensable (el «cogitare») del inicial concepto de tentativa. A partir
cia en aceptar que este minus se encuentra, sin embargo, referido sólo de este hecho las teorías subjetivas han fundamentado la punición de
a la parte objetiva del tipo, en tanto que la parte subjetiva de la tenta- la tentativa en este elemento subjetivo. Sin embargo, cuando la doctrina
tiva, frustración y consumación son idénticas. 1 penal, deseosa de apartar de la teoría del delito en general y de la
Al afirmar que la parte subjetiva del delito intentado coincide por tentativa en particular toda concesión al subjetivismo, restringe el con-
completo con la de las restantes formas de ejecución se le ha concedido cepto de tentativa a través de módulos objetivos, tampoco pueden pres-
en general muy poca atención, ya que desde este punto de vista la cindir de la voluntad manifestada de cometer el delito como primer
tentativa no presenta en su parte subjetiva ninguna especialidad frente elemento del delito intentado. Este hecho resulta evidente ya que, como
al delito consumado o la frustración. No obstante, como veremos a se ha expuesto, es preciso conocer cuál es la voluntad del autor para
continuación, surgen, también en relación a la parte subjetiva del tipo poder determinar si concurre una tentativa de delito y, en concreto,
del delito intentado, una serie de cuestiones cuyo planteamiento tiene de qué delito se trata.
interés. En determinadas acciones sólo el conocimiento de la voluntad del
autor permitirá precisar si se trata de una acción indiferente al Derecho
punitivo o, por el contrario, de una acción delictiva. Además de los
II. ELEMENTOS QUE COMPONEN EL TIPO SUBJETIVO ejemplos aportados por Engisch, ya expuestos en el capítulo I,2 puede
JJE LA TENTATIVA pensarse en el suceso cotidiano de quien en un almacén toma en sus
manos mercancías para examinarlas. Si su intención es salir huyendo
Puesto que para la construcción de cada delito intentado debe acu- con ellas, para apoderarse de las mismas, en cuanto se presente una
dirse al correspondiente delito consumado, del cual la tentativa supone buena ocasión para ello, puede mantenerse que el hecho constituirá ya
una parcial realización, para determinar en cada caso concreto los una tentativa de hurto. 3 En cambio, la misma acción, idéntica desde
elementos que componen el tipo subjetivo del delito intentado de que el punto de vista objetivo, es totalmente indiferente al penalista si lo
se trata, deberá acudirse al respectivo tipo consumado. Con carácter único que desea el cliente es examinar la mercancía con más detalle.
general puede afirmarse, sin embargo, que la parte subjetiva del tipo En otros casos el elemento subjetivo constituye la única forma de
de la tentativa aparece configurada por la voluntad de cometer el delito, distinguir entre los diversos tipos penales que pueden aplicarse ini-
así como, en los casos en los que el delito consumado los exija, tam- cialmente ante una misma acción. Es el conocimiento de la voluntad
bién deben concurrir en la tentativa especiales elementos subjetivos del delictiva del autor lo que nos permite deducir por ejemplo, si nos en-
injusto. contramos ante una tentativa de violación o bien ante unos abusos
deshonestos consumados. Y exactamente igual sucede con el binomio,
1. La voluntad de cometer el delito tan frecuente en la práctica, compuesto por las lesiones consumadas y
la tentativa o frustración de homicidio, cuya delimitación sólo es po-
Este elemento es inherente al origen mismo del concepto de tenta-
tiva de delito. Como se ha expuesto en el capítulo I, la conceptuali- 2. Capítulo I, apartado II, 4, A.
3. Si se acude a la teoría de la contrectatio, según la cual el tocar la cosa
1. Así, entre otros autores, Busch, LK, § 43, núm. 4; Maurach, P.G., II, consuma ya el delito, estaríamos ante un hurto consumado. Sin embargo, de
pág. 174; Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 95 s. y 125, quien habla de acuerdo con la teoría de la disponibilidad, a la que se acoge la Jurisprudencia
elemento subjetivo en lugar de tipo subjetivo por las razones que se expon- dominante, nos hallamos aún ante una fase ejecutiva del delito (ver Muñoz
drán posteriormente; Rudolphi, SK, § 22, núm. 2, y Welzel, A.T., pág. 189. Conde, P.E., pág. 193).

62 63
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

sible si se conoce la voluntad del autor en el momento de realizar la Las consideraciones expuestas ponen, pues, de relieve que en la
acción.4 Esta cuestión, indiscutida y clara desde el punto de vista teó- tentativa de delito la voluntad de cometer el delito constituye un ele-
rico, no siempre es fácil de solucionar en la práctica. Para dar una mento del tipo, lo cual se desprende de la propia función clasificadora
respuesta a esta problemática de carácter probatorio, el Tribunal Su- que cumple el tipo penal.
premo ha elaborado durante años una serie de criterios de carácter La resolución de cometer el delito se ha recogido de forma expresa
objetivo, que, en la actualidad se han impuesto totalmente. En este en algunas legislaciones como elemento de la definición del delito in-
sentido expone, por ejemplo, la STS. de 10 de febrero de 1982 (A. 644): tentado. Así sucedía en el Código Penal español de 1822, que concebía
«Ante la infranqueabilidad e impenetrabilidad del intelecto humano, la tentativa como «la manifestación del designio de delinquir, hecha por
donde yacen recónditamente las intenciones, es preciso indagar o in-
quirir cuál fue el verdadero propósito del sujeto activo, acudiendo, tad, de resentimientos, etc., las actitudes y formas de comportamiento, así como
cualesquiera otros factores que nos pongan en antecedentes sobre la intención
para desentrañar tan ardua cuestión, a los actos exteriorizativos, de del autor. En este sentido, por ejemplo, la STS de 8 de julio de 1982 (A. 4492).
naturaleza objetiva, que, siendo anteriores, coetáneos o posteriores al En relación a estos actos anteriores entiendo que hay que establecer mu-
suceso, esto es, acompañándolo, circundándolo o aureándolo revelen chas reservas en cuanto a la admisibilidad de aquellas circunstancias que sin
esta incógnita intención.»5*6 pertenecer propiamente al hecho pueden inducir a prejuzgarlo en un sentido o
en otro. Por ello es de aplaudir la resolución adoptada por la S. de 6 de marzo
de 1982 (A. 1420) de no modificar la decisión del Tribunal inferior ante el re-
4. Así también lo ha manifestado la Jurisprudencia del T.S. en numerosas curso interpuesto por el Ministerio Fiscal, que argumentaba en base «a los
sentencias, señalando que el elemento subjetivo constituye el elemento diferen- antecedentes violentos del procesado, capaz de provocar un accidente tan grave
ciador entre ambos delitos. En este sentido, la S. de 7 de julio de 1982 (A. 4490), por una causa tan nimia». En cambio, me parecen criticables las sentencias de
17 de julio de 1982 (A.3543), 10 de marzo de 1982 (A. 1597), y S. de 6 de mayo 8 de abril y de 12 de mayo, ambas de 1981 (A. 1607 y 2195, respectivamente),
de 1982 (A.2644), entre otras. que se amparan en la «destacada agresividad del procesado» y en la «peligrosi-
Un problema aparte lo constituye la cuestión, debatida aún actualmente dad y agresividad en el agente inusuales en la práctica criminal» para justificar
por la doctrina alemana, de si las lesiones consumadas deben tenerse en cuenta su decisión, así como la sentencia de 26 de marzo de 1981 (A. 1224), que señala
en la aplicación de la pena junto al homicidio intentado o frustrado, o bien, si, entre los factores a tener en cuenta para determinar la voluntad del autor los
por el contrario, sólo es aplicable la pena del homicidio que absorbe en todo «antecedentes del ofensor, que le califican como persona más o menos peligro-
caso el desvalor inherente al delito de lesiones. Esta última es la posición que sa, belicosa, agresiva o pendenciera...».
mantiene reiteradamente nuestra jurisprudencia, si bien de modo implícito. (S. de De todas las circunstancias que concurren en el hecho, aquellas a las que
9 de julio de 1981 [A. 2635]; 18 de mayo de 1981 [A. 2232]; 26 de marzo de 1981 el T.S. concede mayor relevancia a efectos de descubrir la intención del autor
[A. 1224]; 27 de marzo de 1981 [A. 1228], entre otras.) son llgicamente las coetáneas al mismo. Éstas son fundamentalmente la na-
En la única sentencia que he encontrado que plantea abiertamente esta cues- turaleza del arma empleada en el ataque, el lugar del cuerpo de la víctima al que
tión —sentencia de 8 de junio de 1981 (A. 2627)— el T.S. se muestra partidario el mismo se dirigía, la forma de realizar a agresión, es decir, la reiteración o el
de la teoría de la unidad al afirmar que el asentimiento del autor abarca en impulso de la misma, la distancia existente entre el agresor y el agredido, etc.
estos casos tanto uno como otro resultado, es decir, tanto el homicidio como De esta forma se ha podido establecer una delimitación más concreta ante la
las lesiones. Por otra parte, el T.S. no ha castigado en ningún caso las lesiones concurrencia de algunos de estos factores. En reiteradas ocasiones se ha consi-
consumadas junto al delito de homicidio frustrado, considerando aplicable, al derado que la utilización de un arma de fuego, dirigida a corta distancia o
parecer, el concurso de leyes, según se desprende de la citada sentencia, que bien repetidamente hacia una región principal del cuerpo de la víctima, deja
señala que el «resultado más grave absorbe al de menor gravedad». traslucir el animus necandi. También tiene importancia, lógicamente, la persona
5. El subrayado es nuestro. En el mismo sentido, las sentencias de 9 de que ha utilizado el arma. La sentencia de 17 de junio de 1982 (A. 2543) calificó
junio de 1981 (A 2635); 4 de febrero de 1982 (A. 625); 5 de febrero de 1982 como homicidio frustrado el único disparo realizado sobre su víctima por un
(A. 628); 10 de febrero de 1982 (A. 1420); 25 de marzo de 1982 (A. 2020); 24 de cazador de piezas mayores. La utilización de armas blancas puede poner tam-
mayo de 1982 (A.2711); 17 de junio de 1982 (A. 3543); 21 de junio de 1982 (A. 3560); bién de relieve la voluntad homicida del autor, atendiendo ante todo a la lon-
7 de julio de 1982 (A. 4490); 8 de julio de 1982 (A. 4492); 9 de julio de 1982 gitud del arma empleada, al lugar del cuerpo a que la misma se dirige, así como
(A. 4498); 17 de diciembre de 1982 (A. 7723); 19 de enero de 1983 (A. 26); 14 de a la repetición e intensidad del ataque. Por el contrario, la utilización de otro
febrero de 1983 (A. 1673); 18 de marzo de 1983 (A. 2148); 28 de noviembre de tipo de instrumentos menos peligrosos dará lugar generalmente a la aprecia-
1983 (A. 5761); 14 de diciembre de 1983 (A. 6565); 15 de diciembre de 1983 ción del animus laedendi.
(A. 6574); 22 de diciembre de 1983 (A. 6719) y 30 de enero de 1984 (A. 438). Por último, entre las circunstancias denominadas posteriores al hecho, el
6. Entre los actos que el T.S. denomina anteriores se cuentan, por ejem- T.S. ha incluido: la actitud y palabras del agente una vez realizado el mismo,
plo, la existencia de amenazas o pronunciamientos en un sentido o en otro, las así como el diagnóstico médico-legal y las declaraciones del procesado sobre
relaciones existentes entre el agresor y el agredido: la concurrencia de enemis- sus motivos e intenciones.

64 65
4.
ELENA FARRÉ TREPAJ LA TENTATIVA DE DELITO

medio de algún acto exterior...». También se recogía abiertamente en tenerse en cuenta que el adverbio «directamente» también cumple en el
el Código Penal alemán de 1871, que castigaba en el § 43 a todo aquel art. 3,3 la función de señalar el comienzo de la tentativa.15
que «haya manifestado la resolución de cometer un crimen o un delito... A diferencia de los autores citados, quienes extraen de la descrip-
si el delito propuesto no llega a consumarse». En cambio, el actual ción legal de la tentativa la resolución de cometer el delito, Cerezo
StGB, en su parágrafo 22, no se refiere expresamente a la voluntad de Mir, de acuerdo con el planteamiento finalista, la deduce de la estruc-
cometer el delito, si bien la doctrina alemana ha puesto de relieve que tura ontológica de la misma y en este sentido afirma que a la esencia
no existe entre ambos preceptos, en relación a este punto, ninguna dife- de la tentativa pertenece la presencia de una voluntad dirigida a la
rencia. La necesidad de una resolución de cometer el delito se des- consecución de un fin, en este caso el delito.16
prende de la exigencia de un iniciar el tipo según la representación del Además de la doctrina, también el Tribunal Supremo ha reconocido
autor. 7 en numerosas sentencias la voluntad de cometer el delito como ele-
Lo mismo ha sucedido en relación al art. 3,3 del Código Penal es- mento inherente a la tentativa, utilizando para ello diversa terminología.
pañol, ya que, aun cuando a partir del C.p. de 1848 no se ha hecho En ocasiones ha hablado del «ánimo» de cometer el delito,17 en otras
mención expresa de este elemento, la doctrina española ha mantenido del «propósito»,18 el «plan» 19 o bien la «finalidad»,20 la «voluntad» 21 y
de forma unánime que éste constituye el primer requisito de la tenta- mayoritariamente de la «intención» de cometer el hecho.22
tiva de delito.8 Sin explicitar más, Rodríguez Muñoz 9 y Puig Peña 10
han considerado que la exigencia de la resolución de cometer el delito 2. Los especiales elementos subjetivos del tipo
se desprende de la redacción del art. 3,3, aunque éste no la mencione
expresamente. Córdoba Roda señala que la existencia de hechos exter- El segundo elemento que compone el tipo subjetivo de la tentativa
nos que implican actos de ejecución directa, presupone una voluntad de delito son los especiales elementos subjetivos del injusto en todos
de ejecución.11 Por su parte, Rodríguez Mourullo ha puesto de manifies- aquellos casos en que el correspondiente delito consumado los exige.
to que la exigencia de una voluntad de cometer el delito es más fácil Desde que la existencia de estos elementos subjetivos y su necesidad
deducirla del párrafo tercero del art. 3, que regula la tentativa, que de configurar el injusto en determinados delitos, ha sido aceptada por la
del párrafo segundo, relativo a la frustración si bien el elemento sub- doctrina, no se ha puesto en duda que la concurrencia de los mismos
jetivo debe exigirse igualmente en el delito frustrado,12 ya que en aquél es indispensable también para configurar el tipo subjetivo del delito
la formula «y no practica todos los actos de ejecución que debieran intentado. 23 Para que exista una tentativa de hurto, por ejemplo, no
producir el delito, por causas o accidentes que no sean su propio o
voluntario desistimiento» quedaría privada de todo sentido si no se
presupone que el autor dio comienzo a la práctica de los actos ejecuti- 1890. En contra de esta opinión, Córdoba (Notas, II, pág. 189) considera que esta
interpretación conduciría a limitar la tentativa a los hechos ejecutados con dolo
vos con la intención de cometer el delito.13 Por su parte, Núñez Bar- directo.
bero ha interpretado el término «directamente» como la expresión le- 15. Sobre ello, véase el capítulo IV.
gal de la voluntad delictiva exigida en la tentativa.14 Sin embargo, debe 16. Lo objetivo, pág. 9.
17. S. 22 de marzo de 1944 (A. 378); S. de 8 de noviembre de 1945 (A. 1260);
18 de noviembre de 1946 (A. 1273) y 17 de abril de 1964 (A. 1997).
7. Así, Roxin, JUS, 1979, pág. 2, y también Schónke/Shróder/Eser, § 22, 18. S. de 6 de julio de 1935 (A. 1491).
núm. 13. 19. S. de 1973 (A. 2694) y 1973 (A. 4290).
8. Antón Oneca, D.P., pág. 408; Cerezo Mir, Lo objetivo, pág. 9; Cuello Calón, 20. Sentencia de 1965 (A. 5978).
D.P., 643; Córdoba Roda, Notas, pág. 189; Ferrer Sama, La tentativa, pág. 256; 21. S. de 2 de junio de 1962 (A. 2554); 24 de enero de 1934 (A. 114) y 25 de
Mir Puig, D.P., pág. 278, y Rodríguez Devesa, P.G., pág. 782. octubre de 1932 (A. 2138).
9. Notas, pág. 232. 22. Sentencias de 2 de octubre de 1931 (A. 1656); 30 de noviembre de 1934
10. P.G., pág. 261. (A. 2027); 7 de abril de 1936 (A. 843); 5 de octubre de 1942 (A. 1117); 5 de fe-
11. Notas, II, pág. 189. brero de 1954 (A. 215); 31 de octubre de 1955 (A. 2969); 23 de diciembre de 1961
12. Comentarios, I, pág. 95. (A. 4425); 10 de enero de 1964 (A. 81); 22 de mayo de 1965 (A. 2589) y 20 de di-
13. Comentarios, I, pág. 124. ciembre de 1976 (A. 5435).
14. Así, Núñez Barbero, El delito imposible, pág. 26, nota 33, y pág. 28. 23. Córdoba, Notas, II, pág. 190; Jescheck, H.-H., Tratado, II, pág. 704; Lack-
Y en el mismo sentido, según señala Córdoba, la sentencia de 7 de octubre de ner, StGB, § 22, núm. 1) a; Mir Puig, D.P., pág. 292; Preisendanz, StGB, § 22,

66 67
ELENA FARRE TREPAT. LA TENTATIVA DE DELITO

basta con que concurra la voluntad de tomar una cosa mueble ajena, querido señalar únicamente el elemento intelectual del dolo, en tanto
sino que es preciso que también se dé el ánimo de apropiarse ella y de que el elemento volitivo se deduce del «dar principio inmediatamente a
obtener una ventaja patrimonial. Para que exista una tentativa de la realización del tipo».26
infanticido no es suficiente con que la madre o los abuelos maternos En nuestra doctrina se ha equiparado también la voluntad de co-
den principio a la muerte del recién nacido, sino que además es pre- meter el delito propia de la tentativa con el dolo de la consumación.27
ciso que lo hagan para ocultar la deshonra. No obstante, frente a esta posición mayoritaria se han señalado,
por parte de diversos autores algunas diferencias entre la voluntad de
cometer el delito como elemento subjetivo de la tentativa y el dolo del
III. LA VOLUNTAD DE COMETER EL DELITO Y EL DOLO delito consumado. En algunos casos se ha mantenido que la resolución
de delinquir en la tentativa no es equiparable al dolo, idéntico en el
delito intentado y consumado. Desde otro punto de vista se ha sostenido
Al iniciar la exposición de la parte subjetiva del delito intentado que en la tentativa concurre un dolo distinto del dolo del delito con-
se ha señalado que generalmente se afirma la existencia de una total sumado y que coincide con la resolución de delinquir. Sin embargo,
identidad en cuanto al tipo subjetivo, o bien la parte subjetiva del de- antes de exponer estas diferencias cualitativas señaladas por distintos
lito intentado según la teoría del injusto que se mantenga, y del delito autores debe remarcarse que desde el punto de vista cuantitativo no
consumado. Esta identidad se extiende en primer lugar a la «resolución puede afirmarse la total identidad entre la voluntad de cometer el de-
de cometer el delito» que, como hemos expuesto, constituye un ele- lito, propia de la tentativa y el dolo del delito consumado. En el delito
mento indiscutible de la tentativa y que se identifica con el dolo del intentado, frente al delito consumado, el autor ha realizado sólo par-
delito consumado. cialmente su voluntad delictiva, puesto que no ha llevado a cabo toda-
La completa identificación de la resolución de cometer el delito en vía todos los actos necesarios para la consumación, ya que de otra
la tentativa con la voluntad de cometer el delito propia de la consu- forma se habría traspasado el estadio de la tentativa. En ésta el sujeto
mación era ya la posición dominante en Alemania durante la vigencia activo sólo ha demostrado ser capaz de una realización parcial. Cier-
del Código Penal de 1871.24 Del actual parágrafo 22 deduce también la tamente puede afirmarse que la intensidad delictiva potencial puede
doctrina alemana la exigencia del dolo de cometer el delito consumado, ser en la tentativa, no sólo idéntica, sino incluso superior a la del de-
como presupuesto de la tentativa. No existe, sin embargo, acuerdo lito consumado. En muchas ocasiones, el autor, detenido en su realiza-
sobre la expresión con la cual el legislador alemán ha manifestado esta ción, se hallaba dispuesto a consumar el delito con mucha mayor ener-
exigencia de dolo. Un sector doctrinal defiende que de la expresión gía criminal que aquél, que, por no haber sido detenido durante el
«según su representación del hecho» se extrae tanto la necesidad del proceso delictivo, ha llegado hasta el final del mismo, pero que du-
elemento intelectual como del elemento volitivo del dolo.25 Mientras daba hasta el último momento sobre su realización. Sin embargo, lo
que otro sector doctrinal mantiene que con la citada expresión se ha único que se ha demostrado es que en el último caso el autor ha
llegado hasta el fin en su ejecución, en tanto que desconocemos si
núm. 3; Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 94; Rudolphi, StGB, § 22, núm. en el primero hubiese sido capaz de realizar el hecho por completo.
2; Schónke/Schróder/Eser, StGB, § 22, núm. 2 y 3, y Stratenwerth, A.T., pág. 193. Este diverso grado de voluntad manifestada permite diferenciar, tam-
24. En este sentido se manifestaron Dreher, StGB, § 43, núm. 1, A; Von bién en su aspecto subjetivo, el delito intentado del consumado. Aun
Hippel, A.T., II, pág. 396; Jescheck, A.T., 2? ed., pág. 341; Kohlrausch/Lange, cuando se afirme que el contenido de la voluntad delictiva en la tenta-
StGB § 43, núm. II; Lackner/Maussen, StGB, § 43, núm. 1, a; Maurach, D.P.,
II, 181; Mezger, D.P., pág. 379, quien expuso: «No sólo la palabra resolución,
sino también las palabras el delito propuesto, etc., del mismo parágrafo, ex-
presan en un lenguaje no muy afortunado, pero que teniendo en cuenta la 26. Bockelmann, A.T., pág. 194, y Eser en Schónke/Schróder, § 22, núm. 13.
total conexión no ofrece dudas de ningún género, el dolo de cometer el delito.» En el mismo sentido, Schmidháuser, A.T., pág. 477, 15/22, quien deduce, sin
En el mismo sentido se expresaron también Oehler, Das objektive, pág. 119; embargo, el elemento volitivo únicamente de la expresión «a la» (zur) realización
Sauer, D.P., pág. 182, y Schónke/Schróder, StGB, § 43, núm. 3, entre otros autores. del hecho.
25. Así, Baumann, A.T., pág. 518; Dreher, StGB, § 22, núm. 38; Meyer, J., 27. Así, Jiménez de Asúa, La Ley y el delito, pág. 517 s., y Núñez Barbero,
ZStW, 87 (1975), pág. 602 ss., y Rudolphi, SK, § 22, núm. 1. El delito imposible, pág. 27.

68 69
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

tiva y en la consumación es idéntico, no puede afirmarse, en cambio, de la culpabilidad,33, M pero en todo caso siempre formando parte de
que sea idéntico su grado de manifestación. Esta diversidad en el esta categoría del delito.35
aspecto subjetivo ha sido aceptada desde antiguo por la doctrina sub- La punición de la tentativa de delito condujo, sin embargo, a la
jetiva de la tentativa, que ciertamente en no pocas ocasiones ha exi- teoría causalista a una modificación fundamental, pues el delito in-
gido consecuentemente la atenuación obligatoria de la pena de la ten- tentado exige el tratamiento de la voluntad del autor ya en el injusto
tativa frente a la pena del delito frustrado y de la consumación (ver y no en la culpabilidad como la teoría causal proponía. Como ya se
cap. VIII). ha expuesto, al no consumarse el hecho la acción intentada puede pa-
recer absolutamente irrelevante si no se tiene en cuenta la finalidad
perseguida por el autor, y aun cuando no se estime irrelevante, no siem-
1. La voluntad de cometer el delito: pre será fácil determinar a qué delito se está dando principio. Estas
un elemento subjetivo distinto del dolo consideraciones condujeron a la doctrina causalista a aceptar que el

Este sector doctrinal, del cual puede decirse que constituye una 33. Así, Sauer, D.P. pág. 148 Esta diversa denominación se debe a la evo-
posición intermedia entre la teoría causalista estricta y la teoría del lución que sufrió la teoría de la culpabilidad, que inicialmente había sido de-
injusto actualmente dominante, considera que la resolución de cometer finida como dolo o imprudencia y más tarde se definió como reproche al
el delito no se identifica con el dolo. No se trata, como en las posicio- autor por su hecho. La evolución de un concepto psicológico de culpabilidad a
un concepto normativo fue iniciada por Frank en «Aufbau des Schuldbergriffs»
nes que se expondrán a continuación, de distinguir la resolución de (1907), en donde consideró por vez primera la culpabilidad como «reproche al
cometer el delito del dolo del delito consumado conformando un dolo autor por su hecho».
de tentativa, sino que estas posiciones que a continuación exponemos 34. Debe tenerse en cuenta, por otra parte, que el concepto de dolo incluía
separan por completo la resolución de delinquir, elemento sujetivo generalmente para los autores causalistas además del conocer y querer las
del injusto de la tentativa, del dolo, idéntico en la tentativa y en la circunstancias del hecho, el conocimiento de la antijuricidad del mismo. Muy
consumación. claramente en este sentido se expresó todavía Sauer, para quien el dolo podía
considerarse como «conocimiento del injusto que el autor quiere y causa», por
tanto no comprende únicamente el conocimiento de las circunstancias del hecho,
sino también el conocimiento de su peligrosidad social, de su contradicción con
A) Resolución de delinquir: elemento subjetivo del injusto las consideraciones ético-sociales de la comunidad de Derecho (A.T., pág. 165).
35. Desde una perspectiva completamente distinta de la causalista, coloca
también H. Mayer la resolución de cometer el delito de la tentativa, idéntica
La teoría clásica del delito partía de un concepto de antijuricidad al dolo de consumar el delito, en la culpabilidad. Este autor construye lo que
completamente objetivo, relegando a la culpabilidad todo lo subjetivo él denomina el «sistema total», en el cual antijuricidad y culpabilidad aparecen
de la acción. Para los causalistas clásicos no existía entre resolución y como una unidad dialéctica e íntimamente relacionadas. No es posible afirmar la
existencia de injusto sin culpabilidad, pero tampoco de culpabilidad sin injusto.
dolo ninguna diferencia, ni en cuanto a su contenido, ni en cuanto a El delito se define como voluntad objetivada, y así se constituye esta perfecta
su colocación sistemática. En la tentativa, al igual que en el delito unidad externa e interna. Al injusto le corresponde únicamente, pero en todo
consumado, el dolo pertenecía a la culpabilidad.28 En este sentido se caso, la parte externa del hecho (A.T., pág. 64). El injusto es objetivo en el sen-
manifestaron, además de Von Liszt y Beling, fundadores del esquema tido de que constituye la forma externa que adquiere la voluntad (A.T., pág. 60).
clásico, Von Hippel,29 Sauer x y Jiménez de Asúa,31 entre otros. El dolo A la culpabilidad, imputación subjetiva en la terminología de H. Mayer, perte-
nece todo aquello que fundamenta la responsabilidad interna del autor (A.T.,
se consideraba como una «clase» o «forma»,32 o bien como «elemento» pág. 60). El juicio que supone la antijuricidad no puede hacerse sin comprobar
qe la acción es subjetivamente imputable (A.T., pág. 105). Por consiguiente/, la
antijuricidad conlleva la culpabilidad. Tan sólo puede afirmarse que un hecho
28. Sin embargo, en la resolución del caso práctico tenían que plantearse es antijurídico cuando es imputable subjetivamente a su autor, es decir, cuan-
igualmente en primer lugar cuál había sido la intención del autor. do encuentra su «origen, medida y finalidad en la voluntad de un hombre psí-
29. A.T., II, pág. 396. quicamente sano» (A.T., pág. 105). Pero al mismo tiempo el injusto objetivo es
30. D.P., pág. 182, y A.T., 1955, 3.a ed., pág. 114 s. la única fundamentación segura sobre la cual pueden construirse las determi-
31. Tratado, VII, pág. 509. nantes de la parte subjetiva (A.T., pág. 106); es decir, también la culpabilidad
32. Von Hippel, A.T., T. I, pág. 13, y Von Listz, A.T., pág. 95. conlleva la antijuricidad.
70 71
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

dolo constituye, excepcionalmente en la tentativa, u n elemento subje-


tivo del injusto. 36 B) La resolución, equiparable a la intención, distinta del dolo
Primeramente había negado Mezger, defensor de esta posición, toda
conexión entre la resolución de cometer el delito y la culpabilidad. Apartándose de los sistemas clásicos seguidos generalmente en la
«Esta intención (la resolución) no es culpabilidad, sino p a r t e del in- construcción de la teoría del delito, Schmidháuser, y recientemente
j u s t o . . . en el concepto de culpabilidad no tiene lugar.» 3 7 Pero ya en Alwart, h a n configurado u n nuevo sistema, que han denominado sistema
Vom Sinn der strafrechtlichen Tabestande^ modificó su posición «si- teleológico, que pretende ser u n a síntesis entre la teoría causalista y la
guiendo a Frank», 39 en el sentido de considerar la resolución de come- teoría final de la acción y del injusto. 45 Esta posición, que ciertamente
ter el delito como un elemento subjetivo del injusto, pero también p a r t e se h a considerado que viene a configurar u n sistema intermedio entre
de la culpabilidad. A la resolución corresponde el conocimiento de las las dos teorías anteriormente citadas, 46 afecta a toda la teoría del de-
circunstancias y de la dirección final del hecho, en t a n t o que al dolo lito y no sólo al delito intentado; n o obstante, en la tentativa de
corresponde además el conocimiento de la antijuricidad. 4 0 El contenido delito adquiere u n a gran relevancia al contribuir a limitar en cierta me-
del dolo es, pues, m á s amplio que el de la resolución. A esta última, dida el ámbito de su punibilidad. En esta exposición nos ocuparemos
p o r constituir, además de un elemento subjetivo del injusto, u n a par- sólo de aquellos aspectos que afectan al delito intentado.
te del dolo, se la denomina también dolo por los partidarios de esta El desvalor de la acción, único que conforma el injusto de la ten-
posición. tativa, puede configurarse, según Schmidháuser, a través del desvalor
En nuestra doctrina también mantiene u n a doble posición en de la finalidad (Zielunwert), o bien a través del desvalor del peligro
cuanto al elemento subjetivo de la tentativa Rodríguez Mourullo. 41 Se- (Gefáhrdungsunwert), o bien a través de ambos. Se construye así la
gún este autor, la antijuricidad de la tentativa, al igual que la del teoría del intentar intencional y del intentar peligroso.A1 En el intentar
delito frustrado, se integra por u n elemento objetivo y u n elemento intencional el a u t o r se dirige a la lesión de u n buen jurídico. Dicha le-
subjetivo. El primero tiene lugar mediante la creación de un peligro sión constituye el fin de su acción. E n el intentar peligroso el a u t o r
de causación de u n a lesión objetiva p a r a el bien jurídico protegido. El manifiesta u n a voluntad que crea u n peligro p a r a el bien jurídico, cuya
elemento subjetivo de lo injusto consiste en la intención de consumar lesión aquél no persigue. Ambas formas de intentar pueden concurrir
el hecho previsto en la Ley como delito. Este elemento subjetivo, que a la vez —tentativa intencional y peligrosa— o separadamente —tenta-
puede definirse como la intención o la resolución de voluntad de come- tiva intencional no peligrosa y tentativa peligrosa no intencional—. Si
ter el delito, se deduce del art. 3,3 del Código Penal, a u n cuanto éste se diera, lo cual es perfectamente posible, u n a tentativa no intencional
no lo mencione expresamente, y no debe identificarse con la «malicia» ni peligrosa, p o r faltar en ella por completo el desvalor de la acción
de que nuestro Código habla, pues n o comprende, como aquélla, el deberá permanecer impune. La comprensión de estos conceptos pre-
conocimiento de la antijuricidad. Este último elemento pertenece a la cisa de u n análisis m á s detallado de los mismos.
culpabilidad. 42 En la culpabilidad debe situarse, en opinión de Rodríguez La tentativa de peligro (Gefáhrdungsversuch) concurre cuando el
Mourullo, el dolo, que, p o r o t r a p a r t e , en la tentativa (e igual en la autor, a través de su acción, crea un peligro p a r a el bien jurídico.
frustración) coincide plenamente con el dolo del delito consumado. En Para la determinación del juicio de peligro, es decir, de cuándo debe
la parte subjetiva de las tres figuras delictivas existe completa identi-
dad cualitativa y cuantitativa. 43,44
distinguido Córdoba entre la «voluntad de ejecución» y el dolo. La primera pue-
36. Véase el capítulo I, apartado II, 4, A. de definirse como voluntad dirigida a los actos ejecutivos, pero no como, vo-
37. G.S., 89 (1923), pág. 261. luntad dirigida a la meta delictiva; se trata, pues, de voluntad, y como tal final,
38. Tráger-Festschrift, Vom Sinn, pág. 207. pero no debe confundirse con el dolo (Notas, II, pág. 190). Esta diferenciación
39. A.T., 1949, 3.a ed., pág. 172, nota 7. tiene importancia, como se expondrá, en relación a la tentativa de un delito im-
40. Moderne Wege, pág. 27, y NJW, 1953, pág. 3. prudente.
41. Comentarios, I, pág. 95 s. y 124 s. 45. A.T., pág. 179, 7/38.
42. Comentarios, I, pág. 95 y 124. 46. Roxin, ZStW, 83 (1971), pág. 369 ss.
43. Comentarios, I, pág. 95 y 125. 47. Schmidháuser/Alwart, A.T., pág. 338, 11/16, y Alwart, Strafwürdiges Ver-
44. Al tratar de la tentativa en las ñolas al Derecho Penal de Maurach ha suchen, pág. 158 ss.

72 73
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

considerarse que concurre un peligro objetivo para el bien jurídico, dónea, el injusto vendrá a fundamentarse exclusivamente en el desvalor
expone Schmidháuser: El juicio de peligro debe realizarse ex ante, es de la finalidad. En el caso de que éste tampoco concurra, lo cual su-
decir, que tiene el carácter de pronóstico, pero la base en la que se cede cuando el autor se representa la producción del resultado como
fundamenta esta prognosis debe considerarse ex post. Es decir, deben segura o sólo como posible pero no se dirige a ella, el hecho deberá
tenerse en cuenta todos los hechos conocidos y las leyes de la natura- permanecer impune por carecer de desvalor. En otras palabras, el sis-
leza. El juicio de peligro se formula independientemente de si el ac- tema teleológico de Schmidháuser y su especial consideración del dolo,
tuante o alguna otra persona puede reconocer o reconoce el peligro. conduce a negar la punición de la tentativa con dolo eventual, y tam-
Es por ello de naturaleza objetiva y general.48 La exigencia de un des- bién con dolo directo de segundo grado, cuando no exista peligro —en
valor del peligro en la tentativa les permite excluir de la punición la virtud del juicio de peligro que Schmidháuser propone— para el bien
llamada tentativa inidónea, cuando tampoco concurre el desvalor de jurídico. Esta conclusión que los autores citados han mantenido abier-
la intención.49 tamente para el dolo eventual será desarrollada en el apartado siguien-
Una tentativa intencional (Zielversuch) concurre cuando el autor te al tratar de este tema.
se dirige a la lesión del bien jurídico y ha llegado a un estadio próximo
a su meta. En relación al problema que aquí nos ocupa debe decirse 2. La voluntad de cometer el delito en la tentativa
que la tentativa intencional concurre sólo cuando el autor tiene inten- y el dolo del delito consumado
ción de lesional el bien jurídico, o según Schmidháuser, «quiere» lesio-
nar el bien jurídico. Las palabras «voluntad» y «querer» son interpreta- Las posiciones que a continuación se exponen no distinguen entre
das por este autor en un sentido intencional, es decir, como el fenómeno el dolo y la voluntad de cometer el delito, sino entre el dolo propio
en virtud del cual cualquier persona concibe unos fines y actúa para de la tentativa, que equiparan con la voluntad de cometer el delito, y
la consecución de dichos fines.50 Este «querer» la lesión del bien jurídico el dolo de la consumación.
que mueve a la actuación encaminada a conseguirla y que constituye
un elemento de la antijuricidad no debe identificarse con el dolo (Vor- A) Posición de Binding
sátlichkeit), ni en el delito consumado ni en el delito intentado. Tam-
bién en este último el dolo pertenece a la culpabilidad y está constitui- La certeza de la equiparación del dolo de la tentativa y de la con-
do por la conciencia del hecho y de la antijuricidad.51 El «querer» o la sumación fue puesta en entredicho por Binding, quien afirmó que la
finalidad y el dolo son, pues, dos fenómenos distintos.52 La tentativa existencia de un «dolo total», es decir, de un dolo que desde el princi-
intencional viene configurada por el desvalor de la finalidad (Zielun- pio se dirija a la consumación del hecho, no concurre siempre en el
wert) (si además concurre el desvalor del peligro, se tratará de una delito intentado, aun cuando éste constituya el supuesto normal.
tentativa intencional y peligrosa), y ésta debe equipararse, según se Para demostrar su afirmación menciona la posibilidad de la exis-
desprende de lo expuesto por Schmidháuser y Alwart, con el dolo direc- tencia de un «dolo a prueba», en el cual el autor inicia la ejecución úni-
to de primer grado o intención. camente para ver si vale la pena proseguir hasta la consumación, o si,
Como se ha expuesto, el sistema ideológico adquiere un significado por el contrario, el medio que utiliza no le resulta adecuado.53 Como
especial en el delito intentado, ya que, debido a la falta en ocasiones ejemplo de dolo a prueba cita Binding el caso de quien, queriendo
del desvalor del peligro en la acción, como sucede en la tentativa ini- cusar la muerte de otra persona mediante un envenenamiento realizado
en varias dosis, le encarga a un sirviente de la víctima, que está al po-
rriente del plan, que le propine una o dos veces una pequeña dosis.
48. Schmidhauser/Alwart, A.T., pág. 344, 11/29, y Alwart, Strafwürdiges Ver-
suchen, pág. 172 ss. Esta posición fue rechazada ya por Max Ernst Mayer, quien negó
49. El análisis de la forma que estimamos más adecuada para formular la posibilidad de un dolo de tentativa distinto del de la consumación.
el juicio de peligro se lleva a cabo en el capítulo VI, apartado III, 4, B, b. «La conducta que acaba en tentativa comienza con la resolución de
50. Schmidhauser/Alwart, A.T., pág. 62, 4/19. cometer un crimen o delito (§ 43 StGB), esto es, con el dolo de con-
51. Schmidhauser/Alwart, A.T., pág. 356, 11/61.
52. La no equiparación de la finalidad y el dolo no constituye una idea
nueva. Sobre ello, véase Jescheck, Tratado, T. I, pág. 410 s. 53. Die Normen, T. II, V. 1, pág. 873.

74 75
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

sumar... si alguien seriamente tan sólo tuviera el dolo de causar una Ello es así porque el dolo de la tentativa no puede identificarse ple-
tentativa, quedaría impune. Un__dolo_de tentativa no es dolo.» M La ten- namente con el dolo de la consumación. El querer y conocer los actos
tativa exige la resolución de consumar el delito; 55 lo importante es que objetivamente se realizan configurador del dolo, conduce a resul-
determinar cuál es el delito que eí autor ha resuelto consumar. En tados distintos en la tentativa y en la consumación. La voluntad de
relación al ejemplo que Binding aporta exponen Rodríguez Mourullo 56 realización de los actos ejecutivos efectivamente practicados en la ten-
y Jiménez de Asúa,57 siguiendo a Petrocelli, que en este caso se plantea tativa no puede identificarse con el dolo del delito consumado. En la
la siguiente alternativa: «o se quiere tan sólo producir disturbios en primera es precisa, además, que a través de la realización de dichos
la salud del paciente a fin de experimentar la potencia del veneno, actos se persiga la consumación del tipo iniciado. Por ejemplo, no
mediante esas pequeñas dosis (acaso para, una vez probada la capa- basta querer disparar si no se hace con ánimo de matar, sino sólo por
cidad tóxica de la droga, emprender después el envenenamiento mor- practicar puntería.60
tal), en cuyo caso no habría más que un dolo de lesionar; o se quiere
dar al criado, conociendo el fin delictivo, el encargo de propinar una 3. La tentativa y el dolo eventual
o dos de esas dosis de veneno con objeto homicida, que, sin embargo,
no se logra, y en tal caso nos hallamos ante una tentativa con dolo Directamente relacionada con la prollamática que nos ocupa, es
homicida que es idéntico al delito consumado». decir, la voluntad de cometer el delito de la tentativa y el dolo, se en-
Aparte del ejemplo que Binding aporta, eJ_dolo ja prueba plantea cuentra la cuestión relativa a la punibilidad de la tentativa con dolo_
la problemática de si el iniciajjaejecución del delito, reservándose J a eventual. Mientras que la punición de la tentativa con dolo directo de
posibilidad de desistir si la consumación no vale la pena —por ejemplo, primer y segundo grado nunca ha sido objeto de discusión, por lo
el ladrón entra en una casa para llevarse algo sólo si encuentra un ob- menos en relación a la tentativa idónea, en diversas ocasiones se ha
jeto de valor—, puede considerarse resolución de cometer el delito.58 discutido la punibilidad de la tentativa con dolo eventual. Es cierto
que en un primer momento esta discusión se encontraba relacionada
B) Posición de Mir Puig con la oscuridad existente en torno al dolo eventual, que a menudo apa-
recía entremezclado con otras clases de dolo. Pero su progresiva delimi-
Tampoco para Mir Puig puede considerarse correcta la identifica- tación de las restantes formas de dolo trajo como consecuencia la acep-
ción, que generalmente se hace, de la parte subjetiva del tipo del deli- tación mayoritaria de la punición de la tentativa con dolo eventual sin
to intentado y del delito consumado, afirmándose que la tentativa no excepción alguna, siempre que el delito consumado lo admita. Sin em-
se distingue del delito consumado en su tipo subjetivo, sino sólo en su bargo, más recientemente se ha planteado de nuevo esta cuestión desde
tipo objetivo. Los elementos que componen la parte subjetiva del tipo diversos puntos de vista, en un intento de limitar la punición de la ten-
del delito intentado son, como en el delito consumado, el dolo y los tativa con dolo eventual por lo menos en algunos supuestos, que no
elementos subjetivos del tipo cuando aquél los exija. Pero el tipo sub- parecen merecer el mismo tratamiento que las restantes formas de
jetivo del delito intentado contiene además —según Mir Puig— un dolo. A continuación se expondrán estas posiciones.
tercer elemento consistente en la resolución de consumar el delito}9 Frente a lo que a primera vista pudiera parecer, algunos autores
han señalado que éste no constituye un problema de limitado interés
práctico, sino que la tentativa con dolo eventual, o dolo condicionado,
54. M. E. Mayer, A.T., pág. 343. como un sector de la doctrina alemana prefiere denominarlo,61 concurre
55. En base a este hecho se ha defendido por un sector de la doctrina ale-
mana la impunidad del agente provocador, puesto que, por parte de éste, se
produce únicamente la inducción a un delito intentado al no tener voluntad de
consumar el delito. En cambio el autor sí tiene voluntad de consumación (Bau- 60. DP., pág. 292.
mann, A.T., pág. 518, y Busch, LK, § 43). 61. Así, entre otros, Jescheck, Bedingter Vorsatz, Wolf-Festschnft; Lampe,
56. Comentarios, I, pág. 125. NJW, 1958, pág. 332 ss., y Petters-Preisendanz, StGB, pág. 18. Es preferible, sin
57. Tratado, VII, pág. 507 s. embargo, la utilización del término dolo eventual, frente al de dolo condicio-
58. Sobre ello ver apartado III, 4 de este capítulo. nado pues este último puede confundirse con la llamada voluntad condicionada
59. D.P., pág. 292. de obrar.
77
76
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

frecuentemente,62 «por lo menos... tan frecuentemente como el delito pues de la publicación del § 22, ha considerado la doctrina dominante
consumado con dolo eventual».63 Sin embargo, es cierto que por la alemana la punibilidad de la tentativa en todas sus formas de dolo,
misma naturaleza del dolo eventual, no es simpre sencillo poner de sin excluir, por lo tanto, el dolo eventual. En este sentido se han ma-
manifiesto su concurrencia cuando el resultado no se ha llegado a pro- nifestado Dreher,66 Lackner,67 Blei,68 Jescheck,69 Eser, TO Rudolphi,71 Pet-
ducir o ni siquiera se han ejecutado todos los actos necesarios para la ters-Preisendanz 72 y Wessels,73 entre otros.
producción del delito. También en la doctrina española se ha estimado punible la tenta-
tiva con dolo eventual por aquellos autores que han planteado esta
A) Posición dominante: Punibilidad de la tentativa cuestión. En este sentido se han manifestado Rodríguez Mourullo,74
con dolo eventual en todos los casos Antón Oneca75 y Jiménez de Asúa.76
Si bien es cierto, como M. Kolz-Ott ha puesto de manifiesto cri-
a) Posición doctrinal ticándolo,77 que los partidarios de esta posición omiten generalmente
una justificación de la misma, en realidad ésta constituye la lógica con-
Ciertamente, el estimar que la tentativa no precisa una clase de- secuencia de la total identificación, que llevan a cabo la mayor parte
terminada de dolo, sino que para su concurrencia cualquier forma de dé los autores, entre la parte subjetiva del delito consumado y de la
dolo es suficiente, con la única limitación de que lo sea también para tentativa de delito. Así lo ha puesto de manifiesto en nuestra doctrina
el delito consumado correspondiente, ha sido la posición dominante Rodríguez Mourullo para el delito frustrado, que en su elemento sub-
en la doctrina en todo momento y que en la actualidad se ha impuesto jetivo se considera idéntico al delito intentado: 78 «Desde la perspec-
sin oposición. Ya en este sentido se manifestó Zachariá en el año 1836, tiva cualitativa, la identidad entre el elemento subjetivo del delito frus-
quien expuso que el delito intentado no precisaba un dolo «determi- trado y consumado se traduce en la necesidad de admitir para el de-
nado», sino que bastaba con la concurrencia de un dolo «indetermina- lito frustrado las mismas clases de dolo que para el delito consumado.
do», incluyendo en este concepto tanto el dolo eventual como el dolo
alternativo.64
La misma posición se mantuvo de forma dominante en la doctrina K. Lademann, Der dolus eventualis in deutschen Strafrecht, tesis doctoral, pág-
na 67; Less, GA, 1956, pág. 36; Von Liszt, Tratado, III, pág. 4, nota 1; Von Liszt/
alemana después de la publicación del StGB de 1871, pues, como ya Schmidt, A.T., pág. 302 y 303, nota 9; Maurach, D.P., II, pág. 181; Mezger, en D.P.,
se ha expuesto, se equiparaba el término resolución del § 43 al dolo de pág. 220, aunque anteriormente se había manifestado en sentido contrarío. En
cometer el delito sin excluir ninguna de sus formas.65 Igualmente, des- Juristische Wochenschrift, 1927, II, pág. 1314, había expuesto que «resolución en
el sentido del § 43 debe limitarse a dolo determinado», excluyéndose, por lo tan-
to, de la misma el dolo eventual. Pero esta posición la rechazó más tarde, al
62. Lampe, NJW, 1958, pág. 332, nota 8, y Salm, Das vollendete Verbrechen, considerar que no existía ningún apoyo legal para afirmar que el término re-
I, V. 1 pág. 51. solución excluya el dolo eventual.
63. M. Kolz-Ott Eventudlvorsatz, pág. 31. Por último, también a favor de la tentativa con dolo eventual y de su puni-
64. Die Lehre von Versuch, pág. 42. La posición de Zachariá debe aceptarse, ción se expresaron Sauer, D.P., pág. 183, y Welzel, A.T., pág. 189, entre otros
sin embargo, con reservas, debido a la imprecisión con que la doctrina ale- autores.
mana del siglo pasado utilizaba los términos «dolo determinado» y «dolo in- 66. Dreher/Tróndle, StGB, § 22, núm. 2.
determinado». 67. StGB, § 22, 1, a.
65. En este sentido se manifestaron Von Bar en Gesetz und Schüld, pág. 543. 68. A.T., pág. 197.
Sin embargo, este autor se había manifestado contrario a la punición de la ten- 69. Tratado, II, pág. 703.
tativa con dolo eventual en «Dolus eventualis?» (ZStW, 18 [1898], pág. 555 s.), en 70. StGB, § 22, núm. 17.
donde realmente dirigía su crítica de modo general en contra del concepto de 71. SK, § 22, núm. 2.
dolo eventual al que consideraba «un fantasma surgido del error y por ello equi- 72. StGB, § 22, núm. 3.
vocado, adecuado para crear el descrédito de la Justicia Penal entre el pueblo» 73. A.T., pág. 115.
(ob. cit., pág. 556). 74. Comentarios, I, pág. 96.
Favorablemente a la punición de la tentativa con dolo eventual se manifesta- 75. D.P., pág. 408.
ron también Busch en LK, § 43, núm. 6; Finger, Lehrbuoh des deutschen Stra- 76. Tratado, VII, pág. 899.
frecht, pág. 309 s.; H. Hálscher. Das gemeine Deutsche Strafrecht, pág. 335, 77. Eventudlvorsatz, pág. 38 s.
nota 1; Von Hippel, A.T., II, pág. 396; Kohlrausch/Lange, StGB, § 43, II, pág. 151; 78. Comentarios, I, pág. 95.

78 79
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

Si basta para la existencia del delito consumado el dolo eventual, de- Asimismo, la STS. de 30 de enero de 1982 (A. 187), en la cual el
berá estimarse también suficiente para el delito frustrado.» 79 acusado, instigado por su hijo que le incitaba a matar a los allí reu-
nidos, había repartido golpes con un cuchillo de grandes dimensiones
b) Posición jurisprudencial hiriendo a varios de ellos en distintas partes del cuerpo, castigó por
tentativa de homicidio con dolo eventual. El T.S. justificó esta califi-
El Tribunal Supremo alemán ha admitido desde antiguo la puni- cación alegando que «forzosamente se ha de entender que al obrar
ción de la tentativa con dolo eventual. Ni siquiera la antigua definición como lo hizo procedió con un dolo indeterminado de causar lesiones
de la tentativa de delito, que se expresaba en el § 43 del Código Penal o muerte, pero, en todo caso, que al repartir golpes de cuchillo indis-
de 1871, y que exigía la existencia de una «resolución» de cometer el criminadamente a diestro y siniestro, dadas las dimensiones de aquél,
delito, fue considerada un obstáculo para la admisión del dolo even- es indudable que no pudo dejar de representarse como probables las
tual. En este sentido se manifestó ya el R.G. en el año 1885. En aquel consecuencias letales que pudieran derivarse de su comportamiento y
caso, en el cual el acusado había intentado incendiar un edificio e que hubiese procedido de la misma manera aun cuando se lo hubiese
igualmente se había planteado la posibilidad, y la había aceptado, de representado como seguro... por lo que es de apreciar la concurren-
que alguien se encontrara en el interior del mismo, consideró que con- cia de un dolo eventual suficiente de suyo para que proceda calificar
currirían en concurso ideal una tentativa de homicidio con dolo even- los hechos como lo hizo el Tribunal de instancia...».82"
tual y una tentativa de incendio, en base a la siguiente argumentación:
«Ninguna forma de dolo excluye la posibilidad de una tentativa. La Ley B) Posiciones contrarias a la punición de la tentativa de dolo eventual
exige la resolunción de cometer un delito y la manifestación de esta
resolución a través de acciones de ejecución, sin distinguir si la reso- La absoluta impunidad de la tentativa con dolo eventual ha sido
lución se dirige al desarrollo de una o varias intenciones delictivas, y aisladamente defendida, y en la actualidad esta posición no tiene ya
en este último caso, si se había dirigido a los resultados delictivos en representantes. No obstante, es preciso tomar en consideración que
forma directa, alternativa o eventual.» ^ algunos autores rechazan el dolo eventual como forma de dolo acer-
En el mismo sentido se ha manifestado el B.G.H. repetidamente. 8 ' cándolo a la estructura de la imprudencia,83 y puesto que, como se ex-
También la Jurisprudencia del Tribunal Supremo español ha ad- pone en el apartado correspondiente, la tentativa por imprudencia no
mitido la punición de las formas de imperfecta ejecución cometidas es admitida generalmente, la consecuencia que se derivaría de ello es
con dolo eventual. La posibilidad del dolo eventual en estos casos se que la tentativa con dolo eventual debería permanecer impune.
ha aceptado, entre otras, en la STS. de 17 de junio de 1982 (A. 3543),
en la que se señala que «el dolo que reclama la infracción delictiva del a) Textos más antiguos
homicidio puede ser directo o de resultado querido, o el eventual o de
muerte aceptada o asentida». Y concretamente consideró que concu- En primer lugar, debe ponerse de relieve que ya en este sentido
rría un asesinato frustrado con dolo eventual 82 la STS. de 7 de marzo de negar la punición de la tentativa con dolo eventual parecían expre-
de 1981 (A. 1228), en la cual se señaló que las circunstancias antece- sarse algunos autores del siglo xix al negar la posibilidad de tentativa
dentes unidas a las concomitantes —medio comisivo, situación despre- con dolo indeterminado e introducir en el mismo, entre otras formas
venida de la víctima y entidad de las lesiones— «revelan que la muerte de dolo, el dolo eventual. Expuso, por ejemplo, Luden que «una ac-
fue representada y querida o, al menos, fue aceptada voluntariamente ción se considera solamente como tentativa si había sido emprendida
como resultado posible o eventual». en comprobado dolo determinado... no existen tentativas de delito que
se cometan con dolo indeterminado».84 Y, posteriormente, tras la en-
79. Comentarios, I, pág. 96.
80. S. T. 12, pág. 64, y en el mismo sentido, R.G., T. 16, pág. 28; 19, pág. 90;
25, pág. 7; 42, pág. 105; 53, pág. 220; 61, pág. 159, y 68, pág. 341. 82a. Sobre esta sentencia véase E. Farré Trepat, ADPCP, 1986, pág. 256 ss.
81. Véanse referencias en Baumann, Grundbegriffe, pág. 193. 83. En este sentido, recientemente Bustos Ramírez, Rev. J. C a t , 1984, y D.P.,
82. En contra de la posibilidad de asesinato con dolo eventual se ha mani- pág. 212.
festado en nuestra doctrina Muñoz Conde, P.E., pág. 29. 84. Abhadlungen, pág. 260.

80 81
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

trada en vigor del primer Código Penal alemán, consideró igualmente mentó se halla necesariamente unido un peligro para la vida o la in-
Von Wáchter que en la tentativa el dolo tiene que ser determinado tegridad física» de la víctima.89 En relación a este peligro actúa, pues,
(directo) a la producción del delito, mientras que con dolo indeter- dolosamente. Estos supuestos deberían ser regulados por el legislador
minado no puede hablarse de tentativa, argumentando este autor, prin- como delitos de peligro. De esta forma sería posible «limitar el dolo
cipalmente en base a la redacción del § 43, que se «exige para la ten- de acuerdo con el uso del lenguaje y la coincidencia jurídica del pueblo
tativa punible que el delito haya sido intencionado (lo cual no puede a acciones verdaderamente queridas» por el autor.90
afirmarse que suceda en los casos de dolo indirecto)».85 La posición de Stoofi no tuvo repercusión. Éste hubiera tenido que
Ciertamente no puede extraerse de estas declaraciones ningún ar- demostrar, en primer lugar, por qué no es posible castigar la tentativa
gumento decisivo en el sentido expuesto, pues el concepto de dolo con dolo eventual, en lugar de acudir a una «teoría razonable», al «uso
eventual aparece durante el siglo xix muy impreciso, confundido en del lenguaje» y a la «conciencia jurídica del pueblo», cuando precisa-
ocasiones con el dolo alternativo, el dolo indirecto o el dolo indeter- mente la impunidad de la tentativa con dolo eventual era el argumen-
minado, refiriéndose, por consiguiente, la doctrina a supuestos de he- to a favor de la exclusión del dolo eventual del concepto de dolo. Por
cho diversos.86 Pero, por otra parte, la posibilidad de interpretar el tér- otra parte, cuando en la actualidad se considera una acción como que-
mino «resolución» del § 43 como dolo directo de primer grado fue rida, en el sentido del elemento voluntativo del dolo, no se está ha-
criticada por Mezger, quien anteriormente la había sostenido,87 por ciendo referencia —ésta es por lo menos la posición dominante— úni-
considerar que tal interpretación carecía de apoyo legal, y rechazada, camente a lo perseguido por el autor, lo cual incluiría sólo el dolo di-
como se ha expuesto, por el R.G. y el B.G.H. recto de primer grado, sino que también cumplen el requisito de ser
«queridas» las acciones cometidas con dolo directo de segundo grado y
b) Posición de StooP con dolo eventual.
Es muy probable que tanto en StoofJ como en otros autores, que se
Stooft, redactor del Código Penal suizo, se detuvo en el examen de han enfrentado a esta cuestión, haya jugado un papel importante el he-
la tentativa con dolo eventual, en su estudio destinado en realidad a cho, que debe ser puesto de relieve para evitar equívocos, que consti-
rechazar al dolo eventual del concepto de dolo. Precisamente uno de tuya la diferencia entre el concepto usual de tentativa y el de tentativa
los argumentos contrarios a la introducción de aquél en el dolo, lo de delito. En su acepción vulgar, tanto el sustantivo «tentativa» como
constituye, según StoofS, la imposibilidad de castigar la tentativa de el predicado «intentar», tienen un ámbito más restringido que en el
un delito cometido con dolo eventual. Como ejemplo, expuso el caso Derecho Penal. Ambos términos vendrían a aplicarse en los casos en
de un investigador que diera a uno de sus «pacientes», sabiéndolo, una que la actuación del autor está encaminada a la consecución de un
sustancia peligrosa para la salud de éste. Si a consecuencia de la in- fin previamente establecido. Sólo cuando el autor persigue la consecu-
gestión de esta sustancia el paciente muere o sufre una lesión, el in- ción de una meta se habla de tentativa. Puesto que en el Derecho Penal
vestigador «podría decir con razón que él no ha querido este daño». el dirigirse voluntariamente a la producción del resultado propuesto se
Y esta disculpa estará justificada porque «ni del uso del lenguaje, ni conoce como dolo directo de primer grado, según lo expuesto, y si la
mediante una teoría razonable puede aceptarse en este caso la existencia tentativa de delito debiera corresponderse con la tentativa en sentido
de una tentativa si el hombre no se lesionara con el experimento». Es usual, sólo cabría hablar de tentativa de delito ante la concurrencia
una ficción aceptar que el autor en este caso ha estado de acuerdo con de esta clase de dolo. Ello llevaría consigo, no obstante, no sólo la
el resultado.88 En este supuesto, «el autor ha sabido que a su experi- impunidad de la tentativa con dolo eventual, sino también la impunidad
de la tentativa con dolo directo de segundo grado. >
85. Deutsches Strafrecht, pág. 209.
86. También nota 64. Estas consideraciones rigen muy claramente para Lu-
den, de quien en su obra se advierte una mayor preocupación por la cuestión
probatoria de que concurre una voluntad, que por la cuestión material (así
también Kólz-Ott, Eventualvorsatz, pág. 40, nota 54).
87. Ver nota 65. 89. ZStW, 15 (1895), pág. 201.
88. ZStW, 15 (1895), pág. 200. 90. ZStW, 15 (1895), pág. 201; el subrayado es del autor.

82 83
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

lógicas». Su argumentación no es aceptable porque parte de un trata-


c) Posición de Lampe miento del dolo alternativo, en cuyo caso considera que debe castigarse
siempre por el resultado que se ha producido y en el caso de que no se
Uno de los pocos autores que se ha ocupado algo más ampliamen- haya producido ninguno, por el más leve. Lampe parece considerar que
te de esta cuestión ha sido E. J. Lampe, llegando a la conclusión de en el dolo alternativo, en el cual la acción puede producir un único
que el «dolo eventual no puede, en ningún caso imaginable, funda- resultado, existe también un único dolo, cuyo contenido vendría a de-
mentar la pena de la tentativa».91 En estos supuestos concurre una re- terminarse por el resultado que efectivamente se produce.96 Sobre esta
lación entre el dolo eventual y la imprudencia en el sentido de que en extendida pero errónea forma de tratar los supuestos de dolo alterna-
ambos casos se castiga únicamente si el resultado que se plantea como tivo trataré en el apartado referente al mismo.97 Por otra parte, Lampe
posible se produce. La posición subjetiva del autor frente al resultado no fundamenta en absoluto por qué en la tentativa con dolo eventual
es, sin embargo, diversa. En la imprudencia el autor no acepta el re- se establece una relación con la imprudencia en el sentido de que tan
sultado; en cambio, en el dolo eventual lo acepta «para el caso en que sólo se considera punible el hecho si se produce el resultado. El dolo
éste se produzca».92 Lampe argumenta sus afirmaciones a través de su- eventual fundamenta, según este autor, la punición del delito consu-
puestos de dolo alternativo, lo cual es perfectamente viable porque mado pero no la de la tentativa, cuando ésta no constituye sino un
«acertadamente se ha reconocido en general que el dolo alternativo no estadio de realización del delito consumado, punible en la mayoría de
constituye una forma independiente de dolo, sino la combinación de dos delitos dolosos. Lampe hubiera tenido que fundamentar esta equipara-
formas de dolo conocidas»; por consiguiente, es lógico «que las re- ción teniendo en cuenta que la posición dominante admite un diverso
glas generales para el dolo directo y el dolo eventual mantengan su contenido de voluntad en ambos fenómenos.98
validez en el dolo alternativo».93 Entre otros ejemplos expone Lampe
el supuesto de alguien que quiere matar al perro del guardabosques y C) Impunidad de la tentativa con dolo eventual en algunos casos
se plantea también la posibilidad de que su disparo produzca la muer-
te del buardabosques y no del perro que se hallaba a su lado, y la Más recientemente, por parte de algunos autores se ha pretendido
acepta. Si el resultado producido es la muerte del perro concurren úni- limitar la punición de la tentativa con dolo eventual, sin negar, como
camente daños consumados, y en forma alguna puede aceptarse la las posiciones que acabamos de exponer, la punición de forma general,
presencia de una tentativa de homicidio con dolo eventual.94 Si el dis- sino únicamente cuando no concurren una serie de requisitos necesarios
paro falla, concurren sólo daños intentados. Tampoco en este caso es para su punibilidad.
suficiente el dolo eventual para la tentativa.95 En cambio, si el disparo
produce la muerte del guardabosques deberá aceptarse la existencia a) Posición de Salm
de un homicidio doloso consumado.
En mi opinión, la exposición de Lampe no consigue demostrar su El punto de partida de Salm consiste en afirmar la impunidad ge-
tesis de partida, es decir, la impunidad de la tentativa con dolo even- neral de los supuestos de tentativa con dolo eventual, si bien excep-
tual como la única conclusión que puede extraerse de «consideraciones cionalmente ésta puede considerarse punible también en algunos ca-
sos. A esta conclusión llega este autor a partir del desarrollo de su
tesis principal: «la pena se fundamenta en la culpabilidad realizada en
91. NJW, 1958, pág. 333. A la misma conclusión había llegado Binding al la lesión de bienes jurídicos y creadora de una conmoción jurídica».99
considerar que si el autor ha previsto que la realización de una determinada
conducta le conducirá posiblemente a la producción del resultado y, no obstante,
la realiza, «en el caso de que el resultado se produzca habrá sido causado dolo- 96. Así también Remy, NJW, 1958, pág. 701.
samente, si en cambio el resultado no se ha producido falta el dolo y, por lo 97. Sobre ello, véase el apartado IV de este capítulo.
tanto, la tentativa». Die Normen, II, V. 2, pág. 820. 98. Por ejemplo, Roxin (JUS, 1964, pág. 58 ss.) y Stratenwerth (A.T., pág. 95,
92. NJW, 1958, pág. 333. núm. 55) estiman que la diferencia entre ambos reside en que el autor que ac-
93. NJW, 1958, pág. 332. túa dolosamente se ha decidido por la lesión del bien jurídico, en cambio, el que
94. NJW, 1958, pág. 333. actúa imprudentemente, no.
95. NJW, 1958, pág. 333. 99. Das vollendete Verbrechen, I, V. 1, pág. 29.

84 85
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

Concretamente en la tentativa, la punibilidad se fundamenta en «la nes como «creadora de conmoción jurídica» están tan necesitadas de
peligrosidad que para el bien jurídico produce la voluntad manifestada, interpretación como el concepto mismo de punición.104 Idénticas expre-
que impresiona y que conmueve la validez jurídica».100 Antes de exponer siones se encuentran entre los representates de la teoría de la impre-
la teoría de Salm con respecto al dolo eventual y la tentativa, es pre- sión, entre los cuales se le ha incluido.105 En mi opinión, la posición de
ciso hacer hincapié en el primer requisito que la voluntad peligrosa Salm no puede pasar desapercibida porque ha sido el primer autor
para un bien jurídico, conmovedora de la validez del Ordenamiento, que ha establecido una relación entre la problemática de la tentativa
debe cumplir, y que es su perceptibilidad externa (Sichtbarkeit). Sola- con dolo eventual y el fundamento de la punición de la tentativa.
mente aquella voluntad delictiva que sea externamente perceptible, que
se haga merecedora de una sospecha, puede considerarse típica. «Si la b) Posición de Schmidhduser
voluntad no es perceptible (Sichtbarkeit) no existe sospecha alguna, sin
sospecha no concurre tipicidad de la acción y sin tipicidad no puede La especial concepción del injusto y de la culpabilidad que man-
haber proceso. Percepción de la voluntad y tipicidad se encuentran, tiene Schmidháuser, y a la cual ya hemos hecho referencia,106 compor-
pues, inseparablemente unidas.» 101 ta consecuencias para el dolo eventual, así como para el dolo directo de
Si el autor se plantea la posibilidad de producción de un resulta- segundo grado, aun cuando este autor no lo ponga de relieve. Si, como
do y la acepta, generalmente su voluntad no se manifiesta en un «cuadro se ha expuesto, el injusto del delito intentado se fundamenta, o bien en
conmovedor del Derecho», como, en cambio, sí sucede normalmente si el desvalor de la finalidad (Zielunwert) o bien en el desvalor del peli-
el resultado se produce.102 En tanto el dolo eventual no se hace exter- gro (Gefáhrdungsunwert), cuando la finalidad perseguida por el autor
namente visible y se manifiesta conmoviendo la validez del Ordena- sea plenamente irrelevante, o se dirija a la lesión de otro bien jurídico,
miento, lo cual sucede generalmente con la producción del resultado, sólo existirá una tentativa de delito si en la concreta situación concu-
no puede indagarse sobre la punibilidad de la acción.103 No corresponde rre peligro para el objeto de protección. Si éste no concurre, Schid-
a la Policía ni al Ministerio fiscal preguntarle al sospechoso sobre lo háuser niega la punición, ya que de otra forma se llegarían a castigar
que ha pensado, indagar sobre aquello que el posible autor ha tomado conductas que no comportan ningún peligro para el bien jurídico pro-
en consideración. Sin embargo, Salm acepta que esta manifestación tegido,107 y con ello «al más puro Derecho Penal de la voluntad en el
de voluntad conmovedora del Ordenamiento se ponga de relieve en al- cual no se requiere la existencia de injusto».108
gunos casos, no sólo a través de la producción del resultado sino ya a Por consiguiente, según esta posición, la tentativa con dolo even-
través de la conducta (como «resultado de peligro»). En este caso, la tual tan sólo es punible cuando crea un peligro para el bien jurídico,
tentativa con dolo eventual sería punible, pues se habría producido una es decir, que la tentativa inidónea con dolo eventual, siempre según
conmoción del Derecho externamente visible. Schmidháuser, permanecería impune.
La concepción del delito de Salm, en donde se mezclan cuestiones Más recientemente ha proseguido Alwart la posición de Schmidháu-
de prueba y materiales, no ha tenido acogida en la doctrina. Con respec- ser. Este autor distingue, al igual que hace aquél en la última edición
to a la tentativa con dolo eventual se le ha criticado lo confuso de la de su Manual, trabajada conjuntamente con Alwart, entre la tentativa
terminología que utiliza; concretamente, Kólz-Ott expone que expresio- intencional y la tentativa peligrosa, únicas formas en las que una ten-
tativa puede considerarse punible. Una tentativa puede ser intencional,
configurada por el desvalor de la finalidad, y no peligrosa. Por ejem-
100. Das versuohte Verbrechen, pág. 4. plo, A quiere matar a B, apunta su pistola y dispara contra él; sin
101. Das versuchte Verbrechen, pág. 5. Esta especialidad en la construcción embargo, la pistola estaba descargada. ,
sistemática de Salm está motivada por el deseo de este autor de relacionar el
Derecho Penal material con el Dercho Penal procesal. «La separación entre De- También puede ser peligrosa (desvalor del peligro) y no intencional.
recho Penal material y procesal no puede llevarse al extremo» (Das versuche
Verbrechen, pág. 3). Por el contrario, debe reconocerse la inseparable relación 104. M. Kólz-Ott, Eventuálvorsazt, pág. 43.
entre ambas, de la cual su concepción de la tipicidad constituye una consecuencia 105. Así, Jescheck, Tratado, II, pág. 702, nota 14.
(Das versuchte Verbrechen, pág. 5 ss.). 106. Véase el apartado III, 1, B de este capítulo.
102. Das vollendete Verbrechen, pág. 51. 107. A.T., 15/24 y 15/68.
103. Das vollenlete Verbrechen, pág. 51. 108. A.T., 15/24 y 15/68.

86 87
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRE TREPAT

Por ejemplo, A quiere asustar a B disparando una pistola que consi- los que la producción del resultado no se persigue. Y que este menor
dera posible que esté cargada. Dispara y la pistola está cargada. desvalor, fundamentado en la menor peligrosidad de la acción, tendrá
Y, por último, y ello sucede con mucha frecuencia, la tentativa como consecuencia una menor punibilidad. Sin embargo, de estas con-
puede ser intencional y peligrosa. Por ejemplo, A quiere matar a B sideraciones no se puede inferir sin más la impunidad de estos supues-
disparando una pistola que está cargada. tos. Sobre todo cuando se observa que la forma de determinar el peli-
En todos estos casos, la tentativa constituye una tentativa de delito gro, que estos autores proponen, conduce a no considerar como peligro-
y es, por consiguiente, punible. Puede darse, no obstante, una cuarta sas un gran número de acciones, cuya peligrosidad ex ante parecía
combinación: la tentativa no intencional ni peligrosa y este supuesto no evidente. Recordemos el ejemplo que propone Alwart en el que A, con
es punible. Por ejemplo, A quiere asustar a B y considera posible que intención de asustar a B, le dispara con una pistola que considera posi-
la pistola que utiliza para ello esté cargada. Dispara pero realmente ble que esté cargada. Siguiendo la posición de Alwart, la suerte ha favo-
estaba descargada.109 El fundamento por el cual la tentativa inidónea, recido al autor si la pistola estaba casualmente descargada, sin que
cuando no es intencional, debe permanecer impune, reside en la diversa nadie pudiese advertirlo.
naturaleza entre el ámbito cognoscitivo y el actuar final. El juicio de Parecido es el ejemplo que propone Roxin, que no estima justifi-
desvalor penal no es equiparable en el caso en que el autor coloca un cado que deba permanecer impune la acción de aquel ladrón, que dis-
medio para llegar al fin perseguido, a aquel en el que sólo cognosciti- para con dolo eventual sobre su perseguidor, sólo porque antes, sin
vamente ha presvito como segura o como posible la lesión.110 Para él saberlo, alguien había descargado su pistola.112
ilustrar esta afirmación, Alwart se sirve de un ejemplo. Las enferme- El ejemplo que Alwart aporta es difícilmente extensible a todos
ras Ki y K2 poseen ambas dos sustancias. Una es un veneno mortal y los supuestos de tentativa no intencional ni peligrosa, pues el motivo
la otra es simplemente un tranquilizante. Ki y K2 administran a sus que impulsa a la enfermera K2 es altruista. Este factor se evidencia
pacientes una de las sustancias y consideran posible que se tratase del en la siguiente afirmación de aquel autor: «¿No parece justo y exigible
veneno. Ki quiere matar a su paciente, ya que la ha dejado como he- aceptar sólo en el caso de Ki una muerte intentada como delito y negar
redera. K2 quiere ayudar a su paciente porque sufre terribles dolores, en el caso K2 una tentativa punible? Si se preguntará ¿por qué le
considerando la posible muerte como un mal menor.111 A través del das al enfermo esta sustancia?, Ki respondería sinceramente "porque
ejemplo se observa con claridad que la intención de producir el resul- le quiero matar", y K2 "porque quiero aliviar sus dolores". Estas dis-
tado es mucho más «amenazante» que la simple representación de la tintas respuestas presentan de forma muy diversa a estas acciones —en
producción del resultado por parte del autor. En el caso en que el muchos aspectos— iguales. Y sólo allí donde en el ejemplo se responde
resultado se persiga, la producción del mismo es más probable que si "porque le quiero matar", es la tentativa no peligrosa lesiva para el
no se persigue, ya que es de esperar que el autor haga todo lo posible bien jurídico.» 113
para alcanzarla. Además, también la posibilidad de repetición es mayor.
Existe el peligro de que el autor repita tantas veces la misma acción c) Posición de Kólz-Ott
hasta que haya conseguido producir el resultado. Por ejemplo, que el
autor dispare tantas veces como le sea posible hasta dar en el blanco. Esta autora suiza ha sido quien con más extensión ha estudiado
A pesar del interés que sin duda despiertan las posiciones de el tema que nos ocupa dedicando una monografía a la tentativa con
Smchidháuser y Alwart, estos autores no consiguen demostrar, en mi dolo eventual. En la misma se llega a la conclusión de que no deben
opinión, por qué la tentativa inidónea con dolo eventual, pero también asimilarse en su tratamiento todos los supuestos de tentativa con dolo
con dolo directo de segundo grado, debe permanecer impune. Cierta- eventual; al contrario, se considera correcto un tratamiento diferen-
mente debe admitirse que el desvalor de la acción será probablemente ciado de los mismos distinguiendo para ello entre distintos aspectos.
mayor cuando el autor persiga el resultado, al de aquellos supuestos en Antes de exponer su posición es preciso señalar, sin embargo, que
en el trabajo de Kólz-Ott se encuentra a faltar una adecuada funda-
109. Strafwürdiges Versuchen, pág. 159 ss.
110. Strafwürdiges Versuchen, pág. 166 ss. 112. ZStW, 83 (1971), pág. 402.
111. Strafwürdiges Versuchen, pág. 168 ss. 113. Strafwürdiges Versuchen, pág. 168 s.

88 89
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

mentación de sus soluciones, lo cual no sólo dificulta su comprensión (absoluta o relativa) en la parte externa.» 119 Esta relación tiene im-
sino también la aplicación de las mismas. Nada claro queda, por ejem- portancia con respecto a la punibilidad o impunidad del delito inten-
plo, cuál es, en opinión de esta autora, el fundamento de la punición tado con dolo eventual, pues una solución única para este problema
de la tentativa, ya que si bien apunta como muy interesante la posi- parece inadecuada.120
ción mantenida por Schmidháuser,114 algunas páginas más abajo de- Por otra parte, debe distinguirse, según esta autora, entre dos
clara: «para la punición es decisivo, en mi opinión, si el plan del autor formas de dolo eventual. O bien que la inseguridad del autor se relacio-
contiene o no una lesión para el bien jurídico»,115 sin que esta afirma- ne con la producción del resultado (dolo eventual en relación a la
ción sea justificada ni desarrollada. Esta incertidumbre se hace exten- producción del resultado), o bien que aquélla se relacione con la po-
siva a la distinción entre tentativa idónea e inidónea, así como al sible existencia de una circunstancia fundamentadora de la penalidad
concepto de peligro, sobre el cual expone: «en mi opinión, debe re- (dolo eventual relacionado con una circunstancia del hecho). La di-
nunciarse a una definición general del peligro y delimitarlo nuevamente ferencia entre ambos tipos de dolo eventual se fundamenta en que en
en cada problemática»,116 sin que posteriormente vuelva a plantear esta la primera forma expuesta la inseguridad subjetiva del autor, por lo
cuestión en relación a los supuestos que propone y que aquí se ex- menos generalmente, se corresponde con un factor de inseguridad ob-
pondrán.117 jetivo, es decir, existe para el bien jurídico verdaderamente un cierto
peligro.121 Mientras que cuando el dolo eventual concurre en relación a
Observa Kólz-Ott que el hecho de que una acción haya permane- una circunstancia del hecho constituye una creación totalmente subje-
cido en el estadio de tentativa y el hecho de que sea cometida con tiva, porque la existencia o no existencia de la circunstancia del hecho
dolo eventual no son dos fenómenos completamente independientes, se da ya en un principio. Por ejemplo, si A vende un coche a B con
sino que, por el contrario, existe entre ambos una relación. Es preciso mala conciencia, no sabiendo exactamente si le pertenece a él o a la
distinguir entre aquella acción que ha permanecido en el estadio de firma en la que trabaja, objetivamente no existe ninguna incertidumbre,
tentativa porque no se ha ejecutado hasta el final el plan del autor, y y por ello tampoco ningún peligro. Si en estos casos el hecho perma-
aquella que no ha conducido a la consumación porque en la misma exis- nece en tentativa, porque la circunstancia fundamentadora de la pena-
tía alguna razón que la hacía inadecuada para consumar el delito. En el lidad no concurría realmente, el dolo eventual no es más que un «fenó-
primer caso, es decir, cuando el autor no ha ejecutado la acción hasta meno psíquico-mental en lo interno del autor».122
el final, no existe ninguna relación con el hecho de que sea cometida Una vez hechas estas consideraciones estima preciso distinguir para
con el dolo eventual.118 Pero, por el contrario, entre el hecho de que su solución entre los siguientes supuestos:
una acción sea absoluta o relativamente inidónea para consumar el
delito y que sea cometida con dolo eventual existe una relación es-
1.°) Tentativa de delito inacabada (unvollendete) idónea
pecífica. «Toda persona que actúa con dolo eventual duda de la ido-
con dolo eventual en relación a la producción del resultado
neidad de su acción; la componente intelectual del dolo eventual puede
ser delimitada como duda sobre la idoneidad de la acción. Por esta
Ya que, como se ha expuesto, según Kólz-Ott no existe ninguna re-
razón, en un delito cometido con dolo eventual, que por falta de
lación entre el dolo eventual y la acción cuya ejecución ha sido dete-
idoneidad ha permanecido en el estadio de tentativa, corresponde regu-
nida, estos supuestos son siempre punibles, por lo menos mientras lo
larmente al dolo eventual en la parte interna del tipo, la idoneidad
sean el delito consumado con dolo eventual y la tentativa inacabada
con dolo directo.
114. Eventualvorsatz, pág. 64.
115. Eventualvorsatz, pág. 106.
116. Eventualvorsatz, pág. 74.
117. Si lo hace, por ejemplo, en relación a la distinción entre acciones pre-
paratorias y ejecutivas. 119. Eventualvorsatz, pág. 144 y 80 ss.
118. Eventualvorsatz, pág. 65 s. No existe ninguna correspondencia porque 120. Ob. cit., pág. 145.
el dolo eventual se refiere siempre o bien a una circunstancia fundamentadora 121. Ob. cit., pág. 53.
de la penalidad, que existe o falta ya con anterioridad al cominezo de la acción, 122. Ob. cit., pág. 55.
o bien a la producción del resultado una vez que la acción se ha ejecutado.
91
90
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

posterior. Carece, como se ha expuesto, de una fundamentación ade-


2.°) Tentativa acabada con dolo eventual cuada, que posibilite la aplicación del mismo. Sin una definición de
en relación a la producción del resultado lo que debe considerarse como acciones peligrosas no es aplicable la
solución de los supuestos del segundo grupo. Pero tampoco la solu-
En este caso debe castigarse la tentativa solamente en los casos en ción aportada para todos los supuestos del tercer grupo me parece
que el dolo eventual del autor se fundamenta en una estimación de la correcta, ya que de la falta de una de las circunstancias del hecho —que
situación que sea cierta, es decir, sólo cuando exista un peligro real- se determina ex post— no se infiere, como en el capítulo correspondien-
mente existente. La tentativa no debe considerarse punible, en cambio, te a la tentativa inidónea se pondrá de manifiesto, la falta de peligrosi-
cuando el autor vea ante sus ojos una peligrosidad que en realidad no dad de la acción, y por principio, los supuestos que esta autora incluye
existe. El juicio del peligro que hace el autor y la situación de peligro en este tercer grupo no tienen menor contenido de injusto que los res-
deben, pues, coincidir.123 En el caso de que el peligro no concurra real- tantes. Cabe pensar, por ejemplo, en quien, dudando sobre si está car-
mente, el dolo eventual es un suceso puramente interno, un asunto gada, apunta su arma a un metro de distancia de su posible víctima y
subjetivo, que no debiera ser objeto del Derecho Penal. Esta diferencia decide disparar. Sólo más tarde se comprueba que el arma no estaba
se corresponde aproximadamente con la existente entre tentativa idó- cargada.
nea e inidónea. La tentativa acabada inidónea con dolo eventual en
relación a la producción del resultado es, pues, siempre impune; en D) Resumen y consideraciones finales en torno a la tentativa
cambio, la variante idónea debería ser castigada normalmente.124 con dolo eventual

3.°) La tentativa de delito cometida con dolo eventual Como se ha expuesto ya en las primeras páginas de este apartado,
en relación a una circunstancia del hecho existe, tanto en la doctrina como en la Jurisprudencia, un clima de
aceptación incuestionada sobre la punición de la tentativa con dolo
En este caso existe normalmente una cierta correspondencia o si- eventual siempre que su punibilidad no sea discutida por otras cau-
metría entre la parte interna y la parte externa del hecho, ya que gene- sas. Frente a esta posición, algunos autores han planteado en forma
ralmente el dolo eventual y la inidoneidad se basan en la misma cuali- aislada la impunidad de las formas de imperfecta ejecución cometidas
dad del mismo elemento del tipo. Puede ocurrir, no obstante, con con dolo eventual, bien de forma indiferenciada, es decir, manteniendo
carácter excepcional, que la correspondencia falte, es decir, que el la impunidad en todos los casos, bien de forma diferenciada, consi-
autor dude de la existencia de una determinada circunstancia del he- derando impunes sólo algunos de estos supuestos.
cho que exista verdaderamente y el delito no se produzca por otras Las razones que han conducido a una u otra solución son di-
circunstancias. En este caso no existe relación específica entre el dolo versas. Así, quienes admiten la punibilidad general de la tentativa con
eventual y la inidoneidad, y por esta razón debe afirmarse aquí la pe- dolo eventual parten de la premisa, generalmente aceptada, de que
nalidad. Pero la situación que se da generalmente en estos casos es el dolo eventual constituye una clase de dolo junto al dolo directo de
otra: el autor duda de la existencia de una característica del tipo, que primer y segundo grado. A ésta se añade una segunda premisa, también
verdaderamente falta. Se trata normalmente de una tentativa inidónea. aceptada generalmente, según la cual la parte subjetiva del tipo coincide
Puesto que la tentativa inidónea se encuentra ya en el límite más bajo por completo en el delito intentado y en el consumado. Por consiguien-
de la punibilidad, no sería correcto castigar también la tentativa con te, en aquél son posibles todas las formas de dolo, siempre que lo
dolo eventual. Estos supuestos deben permanecer impunes por causa sean en éste.
del poco contenido de injusto que poseen.125 La impunidad de la tentativa con dolo eventual se ha derivado én
El amplio trabajo de Kólz-Ott no ha tenido repercusión doctrinal alguna ocasión de la negación de la primera premisa, es decir, de la
consideración del dolo eventual como integrante del concepto de dolo,
acercándolo, por el contrario, a la estructura de la imprudencia. Esta
123. Ob. cit., pág. 102.
124. Ob. cit., pág. 101 ss. y 147. posición subyace en la exposición de Lampe.
125. Ob. cit., pág. 103 ss y 147. Por otra parte debe tenerse en cuenta la cuestión, ya señalada,

92 93
ELENA FARRE TREPAT, LA TENTATIVA DE DELITO

que probablemente influye en este tema, que constituye la diferencia tructuralmente una clase más de dolo. De esta forma, si afirmamos
entre el concepto dominante de tentativa de delito y el concepto de que concurre una tentativa punible cuando el autor comienza a reali-
tentativa que se utiliza usualmente. Como se ha expuesto, ambos no zar voluntariamente una conducta que ex ante pone en peligro un bien
coinciden, atribuyéndose al segundo un significado más restringido jurídico protegido, pero únicamente cuando este peligro concurra tam-
que al primero. El sustantivo «tentativa», así como el predicado «in- bién objetivamente, se negará la existencia de una tentativa punible
tentar», se aplicarían en los casos en que la actuación del autor se ve cuando falte dicho peligro, ya se dirija a la lesión del bien jurídico
encaminada a la consecución de un fin previamente establecido. Es directamente, ya la admita como probable. No entramos en este lugar
decir, sólo cuando el autor persigue la consecución de la meta, en sobre el concepto de peligro y la forma en que consideramos que su
este caso, del delito. Ello significa que si la tentativa de delito de- concurrencia debe ser determinada; esta cuestión será objeto de aná-
biera corresponderse con la tentativa en sentido usual, sólo cabría lisis en el capítulo referente a la tentativa inidónea; no obstante, cabe
hablar de tentativa ante la concurrencia de dolo directo de primer gra- advertir que la solución que allí se aporta se distancia considerable-
do. La punibilidad de la tentativa de delito, que se ha planteado en mente de la posición mantenida por Schmidháuser.
relación con el dolo eventual, no ha surgido, en cambio, abiertamente En conclusión, la punición de la tentativa no dependerá, ni se verá
en relación al dolo directo de segundo grado. condicionada en un principio, por el hecho de que la misma sea realiza-
En un sentido paralelo pretendía limitar StoofJ el término querer. da con dolo directo de primer grado, de segundo grado o eventual, sino
Aquel autor rechazaba el concepto de dolo eventual del concepto de de la peligrosidad ex ante que la misma crea para el bien jurídico. Cier-
dolo porque consideraba que en estos casos el autor no había «querido» tamente, en el marco del dolo eventual se ha planteado si éste posee el
el resultado. Ciertamente, tampoco la acepción usual del término «que- mismo contenido de injusto que las restantes formas de dolo, o si, por
rer» coincide plenamente —siendo también en este caso más restric- el contrario, su contenido de injusto es menor, lo cual sería cierto si se
tiva— con el término que se utiliza mayoritariamente en Derecho Penal. demostrase que las conductas cometidas con dolo eventual crean ex ante
Más recientemente, algunos autores han pretendido limitar la puni- una menor peligrosidad para el bien jurídico protegido. En este caso, y
ción de la tentativa con dolo eventual basándose en la mala o nula pu- atendiendo a la menor punibilidad de la tentativa frente al delito con-
nibilidad de estos supuestos. De forma general puede afirmarse que, sumado, se plantearía en los supuestos de tentativa con dolo eventual
a través de diversos caminos, todos ellos pretenden dejar fuera del una doble atenuación que derivaría para algunos casos en la escasa o
ámbito de la punición aquellas tentativas cometidas con dolo eventual nula punibilidad de los mismos.
en las que, sin embargo, no concurría un peligro objetivo para el bien
jurídico protegido. En otras palabras, la simple concurrencia del dolo 4. Voluntad condicionada de realizar la acción
eventual se considera insuficiente, ante la existencia de peligrosidad
objetiva, para fundamentar la pena de la tentativa. Con ello, la pro- Del dolo eventual se distingue la voluntad condicionada de realizar
blemática se reconduce al punto en que ésta debe ser tratada. Es decir, la acción. La diferencia entre ambos se encuentra en que en el dolo
la cuestión planteada debe resolverse a la luz del fundamento de la eventual la voluntad de actuar no se halla condicionada. El autor quie-
punición de la tentativa de delito que se mantenga y obtener a partir re en este caso realizar la acción, pero no tiene la seguridad de que a
de ella una solución consecuente con la misma. Como se ha expuesto, través de la misma se produzca el resultado. Por el contrario, en la vo-
esta relación fue advertida por Salm y posteriormente, y con clari- luntad de obrar condicionada es la resolución del autor sobre si debe o
dad, por Schmidháuser, para quien, debido a su especial configura- no realizar la acción lo que se halla condicionado. En este caso, el au-
ción del injusto, ciertamente la tentativa con dolo eventual, pero tam- tor no ha decidido aún si quiere actuar. Es decir, la duda se plantea
bién con dolo directo de segundo grado, aun cuando no lo admita no sobre si se producirá o no el resultado, sino sobre si quiere o 'no
abiertamente, merece un tratamiento específico. Desde el punto de vista realizar la acción.126
que aquí se sostiene no corresponde dar a la impunidad o punición de
la tentativa con dolo eventual un tratamiento diferenciado del que co-
126. Así, M. Kólz-Ott, Eventualvorsatz, pág. 3 s.; Less, GA, 1956, pág. 35;
rresponde a la tentativa con dolo directo, siempre y cuando se conside- Maurach, D.P., II, pág. 181, y Schróder, J., Der Bedingte Tatenschulss, pág. 3 s.
re, posición actualmente dominante, que el dolo eventual constituye es- En contra, Artz JZ, 1969, pág. 54 ss.

94 95
ELENA PARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

A continuación se plantea la cuestión de si la voluntad de o b r a r del Tribunal S u p r e m o alemán, el cual se había expresado en repetidas
condicionada es suficiente p a r a constituir el elemento subjetivo de la ocasiones sobre este tema en forma contradictoria. Así, por ejemplo,
tentativa. E n la actualidad, la doctrina dominante en Alemania se expre- en la sentencia de 8 de febrero de 1937,134 que Schmitt considera repre-
sa afirmando que la resolución de cometer el delito requiere la exis- sentativa de la línea seguida p o r el R.G. en esta cuestión, 135 se consideró
tencia de u n a voluntad incondicionada de realizar la acción. Por con- que no existía tentativa de u n delito de contrabando, n o porque, como
siguiente, la presencia de una voluntad de actuar condicionada no fun- había afirmado el tribunal inferior, se t r a t a r a aún de acciones prepara-
d a m e n t a la tentativa. La doctrina dominante sobre esta cuestión sigue torias del delito, 136 sino p o r q u e «si la voluntad de cometer u n a acción
la posición iniciada por W. Schmid, que en u n artículo dedicado a este típica está todavía dependiente de u n a condición, carece penalmente de
tema ayudó a clarificar esta cuestión. 127 significado». 137 En este caso, el acusado había cosido divisas en u n a es-
Ciertamente, ya antes de la publicación de Schmid, algunos manua- terilla del coche que estaba decidido a pasar de contrabando a Checos-
les y comentarios alemanes hacían alusión a este tema; m n o obstante, lovaquia, pero tan sólo en el caso de que le fuera rechazada su solicitud
los puntos de vista que sobre el m i s m o se a p o r t a b a n eran oscuros. Al p a r a el paso de las mismas. El hecho de que en este supuesto existiera
referirse a la suficiencia del dolo eventual p a r a la tentativa exponía, por u n a resolución firme p o r p a r t e del a u t o r p a r a ejecutar la acción y tan
ejemplo H. Mayer, que «naturalmente, la resolución debe constar como sólo se hiciera depender la ejecución de la producción de u n a condición
decisiva y no puede depender de u n a condición». 129 Por su parte, Welzel externa al sujeto, motivó las críticas de la doctrina alemana. 138 En otras
señalaba que «el querer condicionado, es decir, todavía irresuelto, no sentencias, el R.G. mantuvo, sin embargo, la posición contraria, como
es dolo en absoluto... p o r el contrario, existe dolo en u n a resolución por ejemplo en la sentencia 16,133, en donde aceptó u n a resolución
condicionada a la realización de u n hecho, cuya ejecución todavía de- delictiva suficiente por p a r t e de aquel que había falsificado u n letra de
pende de la producción incierta de u n a determinada situación». 130 cambio pero quería hacer uso de la misma tan sólo en el caso de que
Schróder exigía siempre «que la resolución p a r a el hecho sea ya defini- la necesitara p a r a la prolongación de o t r a letra de cambio. El B.G.H.
tiva; u n a voluntad de realizar el tipo todavía dependiente de u n a con- se manifestó generalmente partidario de esta última posición, 139 pero
dición no es suficiente. Esto no significa, sin embargo, que siempre también se encuentran sentencias en donde se sostiene la posición
falte u n a resolución definitiva cuando la ejecución depende todavía de contraria. 140
condiciones». 131 Kohlrausch-Lange exponía simplemente «la voluntad A través de la exposición de la doctrina y la Jurisprudencia se ha
p a r a actuar debe ser siempre incondicionada», 132 y, p o r último, Less, puesto de manifiesto que el concepto de «voluntad condicionada» apa-
quien había estudiado esta cuestión m á s detenidamente, había llegado recía s u m a m e n t e confuso y resultaba justificado afirmar que «casi con
a la conclusión de que puede afirmarse la existencia de u n a resolución las mismas palabras se estaba aludiendo a cosas distintas». 141 Ante
en el sentido del § 43 «cuando el a u t o r hace depender la ejecución de 134. R.G., T. 71, pág. 53.
una condición que no está sujeta exclusivamente a su voluntad, ya sea 135. JUS, 1961, pág. 27. Por el contrario, Schmid, ob. cit., pág. 49 y 59 ss.,
de u n a determinada configuración de la situación, ya sea de la produc- intenta demostrar que esta decisión constituye una excepción en la línea del R.G.,
ción o no de un acontecimiento». 133 que en general debe identificarse con la seguida por la posición actualmente do-
Igualmente confusa era la situación que ofrecía la Jurisprudencia minante.
136. También en este aspecto es sumamente discutible la decisión del R.G.,
ya que las divisas se encontraban aun en la casa del acusado, que ni siquiera
había emprendido el viaje hacia la frontera. (Sobre la distinción entre actos
127. ZStW, 74 (1962), pág. 48 ss. preparatorios y ejecutivos, véase el capítulo siguiente.)
128. Ya Binding se había referido a esta cuestión, si bien en términos dis- 137. En el mismo sentido, el R.G. en T. 68, pág. 341, y 70, pág. 203.
tintos, en Bedingtes Verbrechen, 1915. Sobre la posición de Binding, amplía- 138. Sobre ello, ampliamente Less, GA, 1956, pág. 34 ss.
mente, J. Schróder, Der Bedingte Tatenschluss, pág. 7 ss., y Schmid, ZStW, 74 139. Así, por ejemplo, BGH, T. 12, pág. 306. '
(1962), pág. 61. 140. En la sentencia de 13 de octubre de 1959, no publicada, que Arzt cita
129. A.T., 1953, pág. 283. (JZ, 1969, pág. 54, nota 5), el acusado se hallaba dispuesto a matar a su mujer
130. A.T., pág. 66. en el supuesto de que quisiera separarse de él. El BGH negó la resolución de
131. StGB, § 43, I, 1 a. cometer el delito ante la existencia de una voluntad condicionada, que consi-
132. StGB, § 43, II. deró penalmente irrelevante.
133. GA, 1956, pág. 41. 141. Schmid, ob. cit., pág. 51.

96 97
5.
ELENA FARRÉ TREPAT ,
LA TENTATIVA DE DELITO

esta situación, la aportación de Schmid ayudó en gran medida a clari-


ficar este concepto. dio anterior, ya ha traspasado el estadio de la irresolución, pero hace
depender la realización del tipo de la producción de una condición
A) Posición de Schmid que es ajena a él. Este supuesto concurre cuando alguien se intro-
duce en una casa con intención de robar sólo si encuentra algo de valor.
O cuando la mujer que se cree embarazada quiere abortar en el caso de
a) Schmid puso de relieve que detrás de la formulación «voluntad que lo esté realmente.146 En estos casos se admite la existencia de una
condicionada de obrar» se esconden tres situaciones vitales psicológi- resolución delictiva, puesto que la decisión del autor es firme y tan
camente bien diferenciadas y que también merecen un diverso trata- sólo es la realización del hecho lo que permanece inseguro. Existirá,
miento penal. Estas conductas son las siguientes: por consiguiente, una acción punible en el momento en que se haya
alcanzado el estadio de la ejecución.
a') La simple inclinación al hecho
c') La decisión con reserva de desistimiento
En este caso, el autor no ha tomado aún una resolución definitiva
sobre si quiere realizar el tipo. Se encuentra todavía en un estadio de Este nombre se ha dado al estado en que el autor se halla resuelto
irresolución.142 Sucede, por ejemplo, cuando alguien amenaza a otra a la realización del tipo, e incluso comienza a ejecutarlo, pero se re-
persona con una pistola, «cuenta con la posibilidad de disparar a su serva la posibilidad de desistir para el caso de que el hecho punible
víctima y para este caso está de acuerdo con el resultado de la muer- resulte inecesario. En este caso se considera de forma unánime que
te».143 El mismo estado de irresolución concurre en aquellos supuestos existe una resolución delictiva, al igual que en el supuesto anterior, y
en que el autor aplaza la decisión del hecho hasta después de la produc- al comenzar a ejecutar el hecho existe ya tentativa de delito. Así, por
ción de una condición. El autor investiga primero la situación y sólo ejemplo, el autor que se lanza sobre una mujer con intención de vio-
tras la obtención de esta información decidirá si realiza el hecho o no. larla sólo si es guapa.147 La punición de estos supuestos la deduce la
Así sucede, por ejemplo, cuando alguien perfora un agujero en la puerta doctrina de la regulación que el § 24 hace del desistimiento.148 El artícu-
cerrada del sótano para echar un vistazo en la habitación e informarse lo citado exige que el autor desista verdaderamente y no sólo que se
de las dificultades y perspectivas que ofrece el robo, para tomar des- reserve la posibilidad de desistir. Aún en el caso de que desista no
pués una decisión definitiva sobre ello. El médico que explora a la em- puede negarse que se han cumplido ya las características subjetivas y
barazada y examina la posibilidad de realizar un aborto que no sea objetivas del tipo de la tentativa, y en ello el desistimiento no cambia
peligroso, retarda su decisión sobre la realización del aborto hasta des- nada; todavía menos puede cambiar, pues, el simple reservarse la po-
pués de la exploración. Cuando el funcionario de correos abre la carta sibilidad de desistir.149 Por otra parte, se afirma que el desistimiento
para averiguar si merece la pena apropiarse de su contenido, y lo mis- en la tentativa es en estos casos involuntario.150,151
mo cuando el autor penetra en un edificio para cercionarse si debe
cometer el hurto o no. Si la resolución para la ejecución de la acción
es un requisito para la punición de la tentativa, estos supuestos, que se 146. También a este grupo pertenece el supuesto de hecho expuesto en la
caracterizan precisamente por concurrir en ellos un estado de irreso- nota 140.
lución no deben considerarse punibles.144 147. Ejemplo propuesto por Arzt, ob. cit., pág. 54.
148. Baumann, A.T., pág. 519, y Rudolphi, SK, § 22, núm. 5.
&') De la situación anterior debe distinguirse la resolución basada 149. Schmid, ob. cit., pág. 58 s.
en hechos hipotéticos.145 En este caso, el autor se encuentra decisiva- 150. Less ob. cit., pág. 39, y Schmid, ob. cit., pág. 59, nota 29.
mente resuelto a la comisión del hecho; es decir, a diferencia del esta- 151. Ambos argumentos han sido criticados por Jan Schroder en Bedingter
Tatentschluss, pág. 13 ss., poniendo de manifiesto que el acudir a las reglaá del
desistimiento significa aplazar el problema que se discute y que es en todo caso,
142. Schmid, ob. cit., pág. 51 ss. si en estos supuestos concurre dolo o no concurre, sin que se aporte ningún
143. Así, el RG, en T. 68, pág. 341. argumento sobre ello. Aquí se tendría que demostrar más bien «que el no que-
144. Schmid, ob. cit., pág. 51. rer todavía consumar el delito excluye el dolo y, por tanto, debe juzgarse dis-
145. Schmid, ob. cit., pág. 53 ss. tinto del no querer consumar el delito (lo cual sin lugar a dudas no constituye
dolo)..., con la expresión «reserva de desistimiento, se evita esta prueba...» {ob.
98
99
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

resolución de actuar, que se traduciría en si cabe tentativa con dolo


b) Posición dominante en Alemania indeterminado, puede debatirse el tema; en los otros sería radicalmen-
te absurdo penar por tentativa, cuando en tales hipótesis no hay más
La posición de W. Schmid ha influido decisivamente en la posterior que resoluciones manifestadas o actos preparatorios.» Posteriormente
doctrina alemana y puede considerarse que, por lo menos en sus con- añade: «en la legislación española... si se tiene en cuenta la definición
secuencias, se ha convertido en doctrina dominante. Abiertamente, la que en ella se da de tentativa, no parece posible la voluntad con-
sigue Rudolphi,152 e, implícitamente, Eser,153 Maurach/Zipf 154 y Busch.155 dicionada».156
No obstante, la doctrina actual se aparta en su terminología de la po- No obstante, es en relación a la premeditación cuando algunos au-
sición de Schmid. En el término «voluntad condicionada de realizar la tores españoles se plantean esta problemática. Rodríguez Mourullo
acción» no se incluyen, como hacía aquel autor, los tres fenómenos an- distingue entre aquellos supuestos en los que es condicional la decisión
teriormente citados, sino únicamente el primer supuesto, es decir, la delictiva y aquellos otros en los que es firme la decisión criminal y está
«simple inclinación al hecho». Los dos últimos supuestos, es decir, condicionada sólo la ejecución. En el último caso no existe problema al-
la «resolución basada en hechos hipotéticos» y la «decisión con reserva guno, siempre según este autor, en relación a admitir la premedita-
de desistimiento» se incluyen dentro del concepto «voluntad incindicio- ción, pues existe certeza en la resolución y sólo es incierta la ejecución.
nada de realizar la acción», pues se considera que en estos casos el En los supuestos de la denominada premeditación condicionada existen
autor se encuentra resuelto a cometer la acción y su voluntad es firme, dos actos voluntarios. Con el primer acto voluntario el sujeto anticipa
siendo sólo la posibilidad de realización lo que se encuentra condi- cuál será la decisión en que se incline la futura decisión que ha de to-
cionado. De esta forma debe ser comprendida la afirmación que se ha mar, una vez compruebe que la condición se cumplió. La ejecución del
hecho inicialmente en el sentido de que la doctrina alemana exige para hecho se anuda a la decisión perteneciente al segundo acto voluntario,
la tentativa una voluntad incondicionada de obrar. decisión que el sujeto sólo puede tomar a la vista de la verificación de
la condición. Ambos constituyen dos actos autónomos voluntarios que
c) Posición de Jiménez de Asúa y de la doctrina española no es posible unificar para concluir que el sujeto había decidido desde
el inicio ejecutar el hecho. En los supuestos de la denominada preme-
También en la doctrina española ha sido considerada la posición ditación condicionada no existe, pues, una decisión permanente de eje-
de Schmid por Jiménez de Asúa, quien, después de mencionar los su- cutar el hecho, sino dos decisiones pertenecientes a dos actos volunta-
puestos que señala aquel autor alemán, afirma: «Por nuestra parte, no rios distintos.157
vemos la posibilidad de construir una tentativa en que la voluntad de Un amplio sector doctrinal, que ha tenido eco en la Jurisprudencia
obrar se halle condicionada. Sólo en el primer caso, de indeterminada del T.S., hace depender la existencia de premeditación en los supuestos
de resolución condicionada, de que el evento incierto no esté constituido
cit., pág. 14). Por otra parte, tampoco es cierto que en el caso de que en el hecho por un hecho injusto proveniente de la propia víctima.158 En este sen-
sometido a condición tenga lugar el desistimiento, éste no sea voluntario. Ello tido, la sentencia de 23 de septiembre de 1981 (A. 3388) exige la licitud
puede comprobarse —según Schroder— a través de un ejemplo. Con intención
de robar un Banco un ladrón ha construido un túnel hasta la habitación del te- de la conclusión.
soro. En el momento de introducirse en el túnel el autor se entera que ha
ganado una considerable suma de dinero en la lotería. El ladrón abondona la d) Posición de Roxin
realización del plan. ¿Qué sucedería si el autor hubiese contado ya desde un
principio con la posible recepción del premio? En el primer caso se acepta el de- Roxin ha replantado nuevamente este tema en dos artículos recien-
sistimiento voluntario, pero en el segundo caso, según la posición criticada, el de-
sistimiento no es voluntario. Sin embargo, de la comparación de ambos casos se tes, aportando una posición que él mismo coloca entre la posición/do-
deduce que el segundo autor es menos peligroso, pues ha estado esperando minante y la posición de Arzt, que se expondrá a continuación. En lo
ganar el premio antes de introducirse en el túnel (ob. cit., pág. 14 s.).
152. SK, § 22, núm. 2 ss.
153. Schónke/Schróder, § 22, núm. 18 ss. 156. Tratado, VII, pág. 902.
157. Comentarios, I, pág. 606 ss.
154. A.T., II, pág. 22. 158. Camargo, La premeditación, pág. 67.
155. LK, § 43, núm. 9 ss.
100 101
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

fundamental sigue, no obstante, la primera, a la que dirige una serie sobre el hecho (impune); en el otro, que se ha reservado la posibilidad
de críticas. En primer lugar señala Roxin que es mayoritaria aquella de desistir (punible). Quien se reserva la posibilidad de desistir, se
opinión que admite la inducción cuando el autor se encuentra dis- reserva también la posibilidad de realizar o no el tipo. No sería correc-
puesto a la comisión del hecho e incluso se ha ofrecido para ésta, to, por lo tanto, hacer depender la punición de una diferencia psico-
pero hace depender la ejecución de que el inductor cumpla determina- lógica que no existe.162
das condiciones como, por ejemplo, el pagar una recompensa. Puesto Todas estas dificultades se le plantean a la posición dominante al
que según los criterios expuestos se trataría en este caso de una resolu- partir de un falso concepto de resolución, que para fundamentar la pu-
ción basada en hechos hipotéticos, que se considera suficiente para la nición de la tentativa tiene que ser, según la Jurisprudencia y la posi-
existencia de una resolución, deberá llegarse a la siguiente conclusión: ción dominante, firme e irrevocable, sin perjuicio de eventuales condi-
O se admite, en contra de la posición dominante, que en estos casos ciones externas independientes de la voluntad.163 En opinión de Roxin,
sólo es posible autoría mediata o complicidad, o bien se acepta que la debe aceptarse una resolución delictiva cuando «los motivos que im-
decisión basada en hechos hipotéticos no es aún una resolución en sen- pulsan a la comisión del delito son preponderantes frente a los es-
tido jurídico.159 crúpulos, aunque se tengan todavía dudas. Aquel que solamente toma
Por otra parte, se acepta que la complicidad psíquica consiste en en consideración la posibilidad de cometer el delito o que indeciso, ti-
un reforzamiento de la resolución, en el sentido de que se ayuda a ven- tubea, no está todavía resuelto».164 Este concepto de resolución permite
cer al autor los últimos escrúpulos y vacilaciones que aún tiene. Se- resolver satisfactoriamente los problemas que se le planteaban a la po-
gún la opinión expuesta, si el autor tiene aún escrúpulos y vacilaciones, sición dominante.165
no existe una resolución definitiva, por consiguiente, en estos casos En primer lugar, según la posición de Roxin, existirá inducción
debería aceptarse la existencia de una inducción en contra de la opi- cuando se determine a alguien para la ejecución del hecho cuya comi-
nión dominante que estima complicidad, o bien aceptar que no siem- sión ya se había tomado en consideración, aun cuando todavía se
pre que el autor se encuentra «irresuelto» no existe resolución.160 tenían escrúpulos que prevalecían sobre los impulsos a la ejecución
Tampoco consigue la posición dominante establecer la diferencia del mismo. Por el contrario, cuando alguien está dedicido en un 90 %
entre la «simple inclinación al hecho» y los dos supuestos restantes, pero tiene aún algún problema, alguna vacilación o duda sobre la
que, a diferencia de aquélla, se consideran punibles. En relación a la realización del hecho que otra persona vence, este último no comete
«decisión basada en hechos hipotéticos», puede decirse que el autor no inducción sino complicidad.166 En segundo lugar, la dificultad que se
tiene ninguna necesidad de decidirse de forma definitiva en un mo- le planteaba a la doctrina dominante para distinguir entre irresolución
mento anterior a la realización del hecho; a menudo falta en estos ca- y resolución del hecho basada en hechos hipotéticos también puede
sos toda reflexión sobre lo decisivo (Endgültigkeit) de la resolución. El solucionarse con este concepto de resolución. Según Roxin, una reso-
hecho de que se haya decidido definitivamente o no dependerá de una lución concurre cuando el autor está prioritariamente decidido a la
causalidad o de la forma de ser más o menos reflexiva del autor y, en realización del delito, para el caso que la condición externa se produz-
este caso, no se comprende por qué debe privilegiarse con la impuni- ca. Y, por último, se puede solucionar también la distinción, que pare-
dad al autor que mide sus pasos detalladamente y se reserva la últi- cía dudosa, entre irresolución y resolución con reserva de desistimiento.
ma decisión tanto tiempo como sea posible, frente a aquel que toma su
decisión más impulsivamente y actúa de acuerdo con ella.'61 Y con 162. Über den Tatentschluss, Schróder-Gedáchtnis, pág. 149 s., y JUS, 1979,
respecto a la resolución con reserva de desistimiento, la diferencia en- pág. 2.
tre ambas se encuentra únicamente en la forma de formularlo. En un 163. JUS, 1979, pág. 2.
164. Über den Tatentschluss, Schróder-Gedáchtnis, pág. 159 ss., y JUS,
caso se afirmaría que el autor se ha reservado la resolución definitiva 1979, pág. 3.
165. Este concepto de resolución es aceptado también por Eser, en StGB,
§ 22, núm. 18.
159. Über den Tatentschluss, Schróder-Gedáchtnis, pág. 147. 166. Über den Tatentschluss, Schróder-Gedáchtnis, pág. 160 s. El mismo
160. Über den Tatentschluss, Schróder-Gedáchtnis, pág. 147 s. Roxin acepta que la delimitación de estos supuestos puede plantear dificultades
161. Über den Tatentschluss, Schróder-Gedáchtnis, pág. 148 s., y JUS, 1969, prácticas; sin embargo, considera que no por ello pierde validez esta distin-
pág. 2. También en este sentido, Artz, JZ, 1969, pág. 56. ción, ya que se corresponde con una realidad psicológica (ob. cit., pág. 161).
102 103
ELENA FARRE TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

Cuando el autor «entra en el estadio de la ejecución y también sus


tendencias internas le impulsan a la realización del tipo, debe afirmarse curarse el arma, cogerla, llevársela, son acciones practicadas con dolo
en todo caso la existencia de una resolución del hecho y de una tenta- eventual.» m
tiva». Mientras que, también habiendo entrado en el estadio de la eje- La posición de Artz ha tenido muy poca acogida por parte de la
cución, existe sólo inclinación al hecho y nunca una pura reserva de doctrina, siendo, por el contrario, objeto de numerosas críticas. Por
desistimiento, cuando el autor cuenta con la posibilidad de realizar la una parte, se ha mantenido que con este criterio se amplía excesivamen-
propia conducta típica pero tiene aún preponderantes reservas en te el ámbito de la penalidad.172 A lo cual ya había hecho referencia
contra.167 considerando que los criterios de delimitación entre preparación y ten-
tativa ofrecen una corrección adecuada a esta posible ampliación.173
B) Posición de Arzt y crítica de la doctrina dominante Por otra parte, Roxin advierte que esta posición desconoce una
realidad psicológica evidente, que es la existencia de la irresolución
Hasta las recientes publicaciones de Roxin, el artículo escrito por como fenómeno psicológico, que no puede asimilarse sin más a la reso-
Arzt en 1969 había sido la única manifestación crítica sobre la posición lución.174 El autor todavía no ha tomado su decisión definitiva que se
defendida por Schmid y la doctrina dominante. La solución de Arzt reserva para un momento posterior,175 y no cambia nada el hecho de
supuso una crítica total a la posición anterior y el planteamiento de que ya haya empezado a trabajar en el resultado.176 Lo que Arzt deno-
una construcción distinta. mina dolo eventual no constituye aún dolo alguno. El que posee la con-
Según este autor deben distinguirse dos supuestos distintos. En ciencia de que su conducta posiblemente puede producir el resultado
primer lugar, los casos en que el autor todavía no prepara el hecho, no tiene aún dolo eventual.177 Para que concurra el dolo eventual, el
no se dirige aún a la lesión del bien jurídico, «sino que se dice única- autor tiene que querer la acción que posiblemente producirá el resulta-
mente a sí mismo: en una determinada situación me decidiré posi- do. Si el sujeto no sabe aún si querrá la realización de dicha acción no
blemente por el hecho. En este caso no se ha tomado aún ninguna re- puede decirse que acepta el resultado, o que «cuenta con» su produc-
solución».168 Un supuesto distinto, y que debe juzgarse también en ción. Constituye una confusión el afirmar de alguien que todavía no
forma diversa, constituyen, en segundo lugar, aquellos casos en que el sabe lo que quiere, que «cuenta con» la producción del resultado.178
autor trabaja ya en el resultado, pero aplaza la resolución definitiva. Por último, también critica Roxin 179 que la teoría de Arzt dismi-
Esto sucede, por ejemplo, cuando T se procura un revólver para su nuye injustificadamente el ámbito de la inducción, pues cualquiera que
encuentro con O. Aún no está resuelto a matar a O, ni tampoco en el haya comenzado a trabajar en el hecho, está ya, según esta teoría, re-
caso de que O, en el transcurso de la discusión mantenga una posición suelto a su comisión y no puede, por tanto, ser inducido. Si A compra
especialmente desagradable. T quiere primeramente amenazar a O, una pistola pero está aún muy inseguro sobre si con ella quiere matar
pero cuenta con la posibilidad de disparar a su víctima, y para este a su enemigo C, estará ya, según Arzt, resuelto al hecho. Y si en esta si-
caso está de acuerdo con el resultado de muerte.165 Este reservarse para tuación A es inducido por B para que mate a C, a B debería castigársele,
más tarde la resolución no cambia el hecho de que el autor haya tenido en el caso de que el hecho se llevase a cabo, por complicidad. No parece
en cuenta la posibilidad de que su conducta causara el resultado, antes ser, sin embargo, la voluntad del legislador que el sujeto que motiva
del momento en que tomó su resolución definitiva. Esta conducta tiene
que relacionarse con el dolo eventual.170 «En el procurarse el revólver 171. JZ, 1969, pág. 55.
y recoger el arma el autor actúa con el conocimiento de que sus ac- 172. Dreher/Tródle, StGB, § 22, núm. 2.
173. Artz, JZ, 1969, pág. 58 y 60.
ciones pueden ser posiblemente causales para la muerte de O... Pro- 174. Über den Tatenschluss, Schroder-Gedáchtnis, pág. 151, y también Jes-
check, Tratado, II, pág. 704, nota 19.
175. Schmidháuser, A.T., pág. 602, 15/33, y Rudolphi, SK, § 22, núm. 6.
167. Über den Tatentschluss, Schróler-Gedáchtnis, pág. 165. 176. Roxin, ob. cit. pág. 151.
168. JZ, 1969, pág. 56. 177. Roxin, ob. cit., pág. 152, y Schróder, J., Bedingter Tatentschluss, pág. 4,
169. Este ejemplo corresponde al supuesto de hecho de la sentencia R.G., nota 21.
T. 68, pág. 339 ss. 178. Roxin, ob. cit., pág. 153, y JUS, 1979, pág. 3. También J. Schróder, ob.
170. JZ, 1969, pág. 56. cit., pág. 4, nota 21.
179. Ob. cit, pág. 153, y JUS, 1979, pág. 3.
104
105
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

a otro a la comisión de un delito deba atenuársele obligatoriamente b) El artículo de W. Schmid constituyó sin duda una clarificación
la pena.180 estimable en el momento en que se dio a conocer y ha influido de-
cisivamente en la doctrina dominante. No obstante introdujo un plan-
C) Resumen y consideraciones personales en torno teamiento de la cuestión, del que hasta el momento no hemos sabido
a la voluntad condicionada de obrar desprendernos, y que no me parece del todo correcto. Como hemos vis-
to, aquel autor distinguía entre tres fenómenos distintos. En primer
a) La voluntad condicionada de realizar la acción constituye un fe- lugar, en la «simple inclinación al hecho», que se caracteriza porque el
nómeno propio de la tentativa, que no se plantea ya una vez que el autor no está todavía resuelto a la ejecución o a la prosecución de la
delito se ha consumado. La doctrina dominante en Alemania excluye, ejecución del delito, aquél se halla todavía en un estadio de irresolu-
como hemos expuesto, este «querer condicionado» del concepto de ten- ción. La irresolución ante la ejecución del delito, que es precisamente lo
tativa alegando que el elemento subjetivo del delito intentado exige contrario de la resolución de delinquir, necesaria en la tentativa, no
la concurrencia de una voluntad de obrar intencionada. En la situa- puede, por consiguiente, conformar una tentativa de delito. En este
ción actual el examen de esta cuestión requiere volver de nuevo a la estadio se encuentra el autor en los casos 1, 2 y 3.
tripartición llevada a cabo por W. Schmid y que ha proseguido la doc- Frente al estadio de la irresolución surgen dos fenómenos distin-
trina dominante. Pero antes expondremos una serie de ejemplos en tos, que se caracterizan porque en ellos el autor está ya decidido a la
todos los cuales se ha visto planteada, si bien en distintos aspectos, comisión del delito. Son la denominada «resolución basada en hechos
la cuestión que nos ocupa. hipotéticos» y la «decisión con reserva de desistimiento». En el primer
caso, el autor está resuelto a delinquir siempre que concurran o dejen
Caso 1. A se plantea la posibilidad, y juega mentalmente con de concurrir determinadas circunstancias objetivas. Este supuesto co-
ella, de entrar en casa de B y tomar un valioso jarrón que sabe rresponde a los ejemplos 4 y 5. En el segundo fenómeno, que se corres-
que aquél posee. ponde con el último ejemplo, la decisión está tomada pero el autor
Caso 2. Antes de decidirse a provocar un aborto en B, A, que se reserva la posibilidad de desistir.
no es médico y se dedica habitualmente a ello, la examina para c) En primer lugar, y con respecto a estos dos últimos supuestos,
conocer mejor las circunstancias en que B se encuentra. la resolución basada en hechos hipotéticos y la decisión con reserva de
Caso 3. J no acaba de decidirse sobre si llevar a cabo un desistimiento, es preciso poner de relieve que la distinción entre am-
robo en casa de una anciana mujer. Por fin penetra en la casa bos, cuando se ha iniciado la ejecución del delito, resulta sumamente
saltando por la ventana y retrasa su decisión sobre el apodera- difícil. Esto se pone de manifiesto a través de los ejemplos indicados.
miento para un momento posterior. En el caso 4, A inicia violencias sobre la mujer B con intención de
Caso 4. El autor agrede a B por la espalda con intención de violarla si se trata de una mujer guapa. Su resolución está, pues, con-
violarla sólo si es guapa. dicionada por el hecho de que B sea guapa. Pero, igualmente, puede
Caso 5. El médico lleva a cabo un examen sobre B para afirmarse que A inicia la ejecución reservándose la posibilidad de de-
provocar posteriormente el aborto en el caso de que ésta esté sistir si B es fea. En realidad, sólo varía la forma de plantear la cues-
embarazada. tión al afirmar que la prosecución del delito se hace depender de una
Caso 6. Un delincuente inexperto ejecuta durante la noche condición, en lugar de admitir que se está dispuesto a desistir si la
un agujero en la pared de un banco con intención de robar, pero condición no se cumple. Siempre que el autor ha iniciado la ejecución
reservándose la posibilidad de desistir si la caja fuerte es dema- del delito con la resolución de cometerlo nos encontramos ante una
siado complicada. tentativa de delito, sin importar a este respecto que la ejecución o el
desistimiento se haga depender del cumplimiento de una condición. En
Mediante estos ejemplos podremos comprobar mejor las distintas el caso número 4, A ha agredido físicamente a B, por ello ha traspa-
soluciones a que conducen los diversos puntos de vista. sado ya al estadio de la ejecución del delito. También en el caso núme-
ro 6 existe una tentativa de robo, con independencia de que la ejecu-
180. Ob. cit., pág. 153. ción deje de proseguirse en algún momento. En el caso número 5, el

106 107
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

autor no ha iniciado aún los actos ejecutivos que conducen al aborto; trabajar ya en la consecución del delito, o incluso haber entrado en el
por consiguiente, aunque el autor esté resuelto a la ejecución, a efectos estadio de la ejecución; no obstante, el autor aún no está plenamente
de la tentativa es irrelevante, ya que no se ha traspasado todavía el resuelto sobre si va a proseguir adelante hasta consumar el hecho o no.
campo de la preparación. A este problema corresponden los casos 2 y 3.
Lo cierto es que toda ejecución del plan del autor, en aquellos su- La posición dominante, siguiendo a Schmid, considera, como se ha
puestos en que dicho plan existe, se ve afectada por la concurrencia de expuesto, que en estos casos el autor se halla inclinado a la comisión
un sinfín de condiciones. Cada una de estas condiciones determina en del hecho —«inclinación al hecho» (Tateinigkeit)— pero no se halla aún
mayor o menor medida el cumplimiento del plan y por ello la ejecución resuelto definitivamente a su ejecución. La irresolución, lo contrario
del delito. Aun el plan más meditado y perfecto verá condicionada su de la resolución, no puede nunca dar lugar a la voluntad de ejecución
realización a la conjunción de una serie de factores favorables, algunos necesaria para que concurra una tentativa de delito. Si plasmamos esta
de los cuales pueden condicionar por completo la ejecución del hecho. solución en el caso número 3 obtendremos el siguiente resultado:
El robo mejor planeado puede verse truncado por el derrumbamiento Puesto que A aún no se halla decidido de forma decisiva sobre la pro-
del edificio a causa de un terremoto. El asesinato puede fracasar por el secución del robo, no existe resolución del delito necesaria para que
hecho de que momentos antes la víctima haya muerto objeto de un concurra un principio de ejecución del mismo. Estos actos permanecen,
ataque al corazón. Por supuesto que muchos de estos factores o con- pues, impunes.
diciones pueden permanecer ajenos a la conciencia de quien ejecuta el Esta solución no es convincente. Puesto que el autor no tiene real-
plan; ello dependerá del carácter meticuloso o impulsivo, calculador o mente ninguna necesidad de tomar una decisión en un sentido u en
irreflexivo, pesimista u optimista del autor. Posiblemente quien sea más otro, es posible que retrase este mometo hasta el último acto de eje-
reflexivo y abandone su actuación en menor medida a la suerte, se cución, y mucho más sabiendo que esta decisión le favorece hasta el
hará consciente de una mayor multiplicidad de factores que concurren punto de poder permanecer impune. El hecho de que el autor se haya
condicionando su ejecución. Mientras que el autor más impulsivo se decidido en un momento anterior o no dependerá de la mayor o me-
encaminará a la ejecución sin demasiados planteamientos. Está claro nor irreflexión del mismo, y en todo caso no existe motivo para favo-
que no puede hacerse depender la existencia de una voluntad de co- recer al autor más calculador frente al más irreflexivo. Con razón ha
meter el delito de la concurrencia o no de una condición, ya que en este señalado Arzt que «político-criminalmente resulta dudoso permitir que
caso no existirá ninguna resolución delictiva, pues, como se ha dicho, la el autor trabaje en la producción del resultado y concederle al mismo
ejecución del delito depende siempre, en mayor o menor grado, de tiempo la posibilidad de la irresolución hasta el momento en que coloca
la concurrencia de una serie de condiciones. Ni tampoco podrían hacer- la última causa, es decir, hasta la tentativa acabada».181
se depender la existencia de dicha resolución delictiva suficiente para la Por otra parte, teniendo en cuenta que la existencia o no de esta
tentativa de delito del hecho de que el autor sea consciente de alguna de resolución es difícil de probrar, su afirmación o negación en un juicio
estas condiciones o la imponga él mismo, en cuyo caso se estaría pre- puede depender de la mayor o menor habilidad del acusado en la forma
miando la mayor reflexión. de plantear las cosas,182 o tenerse en cuenta para su apreciación factores
Por consiguiente, siempre que el autor haya traspasado el estadio que corresponden al autor y no al hecho, como su personalidad más o
de la ejecución habiendo tomado ya la resolución de cometer el delito, menos impulsiva, la forma de comisión de hechos anteriores, etc...., lo
existirá tentativa del mismo, sin que varíe esta conclusión la reserva cual se acercaría a un Derecho Penal de autor.
mental que él mismo haga de desistir de su ejecución, si no se cumple e) Toda esta problemática se ve altamente condicionada por la
alguna condición o bien si las circunstancias no se presentan, o se forma en que la doctrina dominante y la Jurisprudencia en Alemania
presentan, tal y como él las había previsto. Una vez iniciada la ejecu- han concebido la voluntad o «resolución», tal como la denominaba el
ción queda abierta la posibilidad de desistir del delito y alcanzar la StGB de 1871, de cometer el delito. Implícitamente se parte de la base
impunidad si el desistimiento fuera voluntario. de que para que la resolución a la comisión del hecho pueda fundamen-
d) El problema de la llamada voluntad condicionada de obrar se
ha centrado verdaderamente en aquellos casos en que el autor retarda 181. Arzt, 1969, pág. 56.
su decisión para un momento posterior. Puede haber comenzado a 182. Roxin, JUS, 1979, pág. 2.

108 109
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

tar una tentativa del delito, ésta deberá ser «firme», «irrevocable» o «de- impulsan al autor a la comisión del delito son preponderantes frente a
cisiva». De tal forma que si el autor no se halla firmemente resuelto a los escrúpulos, que impiden su comisión, aunque se tengan todavía
la comisión del hecho, opone aún reparos a su ejecución, no podrá afir- dudas sobre ello. Frente a la sencillez en su aplicación práctica de la
marse la existencia de resolución o voluntad delictiva y, en cambio, teoría de Arzt, la posición de Roxin presenta el inconveniente de tener
debe mantenerse que aquél se halla aún en el estadio de la irreso- qua averiguar cuándo los impulsos que conducen a la ejecución son
lución.183 preponderantes frente a las reservas que todavía tiene el autor. Para te-
No obstante, y frente a esta posición, es posible afirmar la existen- ner conocimiento de ello puede que no nos sirva de mucho preguntarle
cia de una voluntad delictiva, aun cuando sta no sea por completo fir- al autor, ya que éste puede callarse, mentir o incluso desconocer real-
me e irrevocable y quizá no llegue a serlo hasta el último acto. Esto se mente cuál ha sido el impulso que, inconscientemente, ha predominado
corresponde —como Roxin ha puesto de relieve— m tanto con la reali- en él. Podemos encontrarnos con que en el último acto de la tentativa el
dad psíquica como con la realidad legal. En relación con la primera, autor aún no haya resuelto verdaderamente su conflicto interno y él nos
este autor considera que la resolución consiste en el sobrepeso de asegure que sus reservas a la consumación del delito pesan todavía
un impulso, que es el determinante de la acción, pero sin que otras mucho, tanto o más que los motivos que le han impulsado a actuar.
motivaciones opuestas, como por ejemplo el miedo o escrúpulos de En este caso, al igual que sucedía en la concepción dominante, puede
conciencia, hayan dejado de existir por completo. Es difícil encontrar, afirmarse que nadie comprendería, y a efectos de la finalidad preventiva
y aún más en actividades peligrosas como la comisión de un delito, del Derecho Penal sería, pues, deplorable que se absolviera de una ten-
resoluciones que sean completamente irrevocables, en donde otras po- tativa de delito o alguien que ha sido detenido justo en la realización
sibilidades no permanezcan también abiertas. del último acto, cuando a todos parecía que la consumación era ya
Por otra parte, y desde el punto de vista legal, la regulación del de- inevitable.
sistimiento por el mismo legislador pone de relieve que se acepta como Todo ello nos pone de manifiesto que no debe ser nuestro objetivo
voluntad delictiva también aquella que no es absolutamente irrevoca- adentrarse en la mente del autor para conocer cuáles fueron sus mo-
ble. Ya que el autor puede abandonar la ejecución del delito en algún tivos en uno y otro sentido, y qué peso realmente debe concedérseles a
momento de la comisión del mismo, lo cual es considerado como desis- uno y otros. Esta tarea, que puede resultar sumamente interesante para
timiento y no como irresolución, es que también puede comenzar la el psicólogo, no es propia del penalista. El mismo Roxin advierte,
ejecución del delito con una voluntad de ejecución que no sea del todo con razón, que el concepto de resolución no debe ser estudiado empíri-
firme, ni tampoco irrevocable. camente a través de criterios psicológicos, sino que debe determinarse
/) El término resolución que, como hemos visto, constituye la cla- a través de criterios de valor. Debe corresponderse con las decisiones
ve del problema, precisa de alguna matización. Frente a la doctrina do- de valor legislativas.185
minante se han manifestado Arzt y Roxin desde diversos puntos de Para encontrar, pues, una solución convincente a este problema de-
vista. Según Arzt una resolución delictiva existe ya cuando el autor tra- bemos tener en cuenta tanto la realidad psicológica del ser humano
baja en el resultado con la conciencia de que posiblemente su conducta como la finalidad preventiva del Derecho Penal.
pueda ser causa de dicho resultado. Arzt ha sido el primer autor que ha g) La psicología nos pone en conocimiento de los pasos que nos
acentuado la importancia de la actuación del autor, sin detenerse tan- conducen a la realización de un acto. En forma muy esquemática vemos,
to en el concepto de resolución y las críticas que se le han dirigido han en primer lugar, que en nuestro interior existen una serie de necesidades
sido precisamente en este sentido. Así, Roxin le ha reprochado que con- elementales, como pueden ser el comer, el beber, el sentirse seguros, el
sidere ya existente una resolución delictiva cuando aún no se ha tras- sentirse reconocidos, etc...., que deben ser satisfechas. De esta forma,
pasado el estadio de la irresolución. estas necesidades se convierten en fuerzas, impulsos, motivaciones, que
El mismo Roxin parte de un concepto de resolución diferente. Se- pueden madurar en una decisión a actuar en el sentido de alcanzar una
gún este autor concurre una resolución delictiva cuando los motivos que determinada finalidad. Estas motivaciones pueden ser conscientes, ex-

183. Roxin, JUS, 1979, pág. 2.


184. JUS, 1979, pág. 3. 185. Roxin, Über den Tatentschluss, Schroder-Geláchtnis, pág. 154.

110 111
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

presándose en sentimientos e intereses, pero también inconscientes, ma- los motivos que impulsan al acto pueden no ser tan fuertes como para
nifestándose en forma de impulsos. Pero para transformar la resolución impulsar la actuación hasta el final. También es importante considerar
en acción se precisa un «impulso de voluntad» (Willenseinsatzes). la naturaleza del acto que se realiza, ya que ésta pondrá también de
En tanto que los motivos no traspasan la mente del autor, sin dar relieve la fortaleza de la resolución. En el caso de dos sujetos «irresuel-
paso a una actuación, no merecen ninguna consideración para el De- tos» ante la comisión de un asesinato, no puede juzgarse igual el hecho
recho Penal.186 El autor puede estar conscientemente resuelto a la eje- de proporcionarse una pistola, que el comprobar los horarios del auto-
cución del delito o simplemente jugar con la idea de su comisión. Sólo bús. Ambos pueden constituir, según las circunstancias, actos prepara-
cuando comienza la realización de actos, que de contener una resolu- torios de un asesinato, pero en el primer caso, por tratarse de un acto
ción delictiva serían preparatorios o ejecutivos del delito por el peligro más peligroso el autor invierte más en el hecho, por ello es necesario
que representan, merecen la consideración del penalista. El caso nú- que su resolución sea más firme para dar un paso en este sentido. Cons-
mero 1 no merece, pues, especial atención, en tanto A no comience a tituye, pues, una cuestión muy difícil conocer la firmeza de la resolu-
actuar hacia la comisión del delito. ción. En el caso número 2, por ejemplo, sería difícil predecir si el autor
Como hemos visto, toda actuación va precedida de un impulso de realizará el aborto o no, pero en tanto que comienza a examinar a la
voluntad, que presupone a su vez una resolución capaz de dar lugar a mujer con este fin puede afirmarse que está resuelto a ello.
este impulso de voluntad. En el sentido que Roxin ha expuesto no es Cuando el autor se adentra en la fase ejecutiva demuestra que su
preciso que dicha resolución sea «definitiva», más bien representa la impulso de voluntad es suficiente para dar lugar a la ejecución. El
preponderancia de los motivos que conducen a la ejecución del delito autor se encuentra ya en la recta final del delito y, conociéndolo, actúa.
frente a aquellos que detienen al autor en su realización. El acento no En cualquier momento puede aún desistir del mismo, pero éste ya ha
debe ponerse tanto en la resolución de voluntar, imposible de determi- comenzado. Quien, por ejemplo, comienza a realizar las prácticas abor-
nar en muchas ocasiones, como en la actuación del autor. La conduc- tivas no puede negar que se halla resuelto a las mismas, aun cuando
ta del autor y el significado que él da a la misma es lo que nos indica dude aún sobre si proseguirá hasta la consumación. En el caso núme-
si nos encontramos ante una «voluntad de cometer de delito» o no. Nos ro 3 el delito de robo se ha iniciado en el momento en que J ha realiza-
será posible conocer si hay o no resolución delictiva a través de su do el primer acto ejecutivo, es decir, al entrar en casa de la anciana.
conducta y de las finalidades que persiga a través de la misma. El re- Aunque él se halla aún inseguro de su prosecución, el motivo que le ha
sultado de la lucha interna entre los motivos que conducen a la comi- impulsado a llevar a cabo este acto ha sido el robo, su voluntad con-
sión del delito y las reservas, que todavía pueden existir, se reconoce siste, por tanto, en robar a la anciana, en tanto no desista de ello.
generalmente en la forma en cómo se comporta en autor, es decir si
Puede suceder que el autor persiga «de momento» una finalidad
actúa conforme a una finalidad.187
«inofensiva». A, por ejemplo, llama a la puerta de su posible víctima
Ya en la fase preparatoria del delito, cuando el autor actúa dirigién- sin estar seguro aún si será capaz de proseguir el robo, que ha planea-
dose a la comisión del mismo puede afirmarse una resolución suficiente do cometer entrando violentamente en la casa, o primero quiere com-
para dar lugar a este impulso de voluntad. Según la lejanía o proximi- probar si hay alguien que acuda a su llamada y luego decidir si pro-
dad del acto preparatorio en relación con la ejecución del delito; así seguirá la ejecución o no. Walder afirma también en estos casos la con-
como según su dificultad de realización, podrá afirmarse que la resolu- currencia de una resolución, siempre que:
ción del autor es más o menos sólida. No se encuentra en la misma
situación quién está más lejos, según su plan, de la ejecución del de-
lito, aunque ya haya dado los primeros pasos en este sentido, de quien a) El culpable persiga o realice una finalidad «inofensiva», que puede
se halla más cerca de la misma, ya que sus posibilidades de abandono ser considerada como finalidad intermedia hacia un resultado' de-
son mucho mayores. Puesto que el camino a recorrer es todavía largo, lictivo.
b) La finalidad inofensiva que se cuestiona no tiene ningún significado
independiente para el inculpado. Está interesado en ella sólo indi-
186. Sobre ello, véase el capítulo IV. rectamente.
187. Walder, SchZStr, 99 (1982), pág. 251. c) Aparte de la finalidad delictiva no puede advertirse ninguna otra fi-
112 113
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

nalidad que hubiera podido motivar al autor a perseguir esta meta tal B junto al perro de éste y queriéndole causar un mal dispara sién-
inofensiva.188 dole indiferente si mata a B o a su perro.193 Si bien la problemática
relativa al dolo alternativo no es propia de la tentativa de delito, no
En el ejemplo que se ha expuesto, la acción de llamar al timbre deja de tener interés el plantearla aquí sucintamente, puesto que se
puede ser por sí misma inofensiva, pero constituye una finalidad inter- discute si en estos supuestos, en los cuales por lo menos uno de los
media hacia el robo. Al llamar a la puerta no movía al ladrón otro dos tipos dejará de realizarse, éste debe tenerse en cuenta junto al
interés que comprobar si la situación se presentaba favorable para el consumado. Lo cierto es que sobre el tratamiento del dolo alternativo
robo. El motivo de su acción fue, por tanto, el robo; por ello no po- no existe acuerdo.
drá afirmar el autor que no tenía voluntad de robar. Este caso corres- Normalmente se ha mantenido que el dolo alternativo no es una
ponde al llamado «dolo a prueba», en el cual el autor examina la si- forma independiente o propia del dolo, sino que constituye la combi-
tuación para, si ésta se presenta favorable, llevar a cabo la ejecución. nación de las restantes clases conocidas de dolo.194 Esta afirmación sólo
También el «dolo a prueba» es dolo.189 puede aceptarse con restricciones, pues el dolo alternativo no será po-
En cambio, si la actuación tuviera para el autor una finalidad di- sible en aquellos casos en que la realización de uno de los tipos cons-
ferente, no delictiva, no habrá resolución, ni ejecución de ningún delito. tituya una consecuencia necesaria de la ejecución del otro. Por consi-
Por ejemplo, A llama a la puerta de la casa de B para vender algún guiente, el dolo directo de primer grado no podrá combinarse con el
producto. Falta en este caso la voluntad de cometer un robo. Si A se dolo directo de segundo grado, cuando la producción de uno de los
adentra en la casa de B, a través del jardín, para recoger la pelota que se resultados aparece necesariamente unida a la ejecución de la acción,
había caído allí, no existe ninguna acción ejecutiva de hurto, sólo cuan- que conduce al resultado que se persigue. Por ejemplo, si A dispara
do surge en él la idea de aprovechar la situación para entrar en la contra B, quien se encuentra detrás de un cristal, la rotura del cristal
casa por la ventana, que está abierta, empieza a poner en práctica la y la muerte de A no pueden concurrir en dolo alternativo ya que es
tentativa de un delito de apoderamiento. seguro que se producirán ambos resultados. En el dolo alternativo, los
Los casos más conflictivos se plantean cuando la acción del autor resultados que concurren alternativamente no pueden estar unidos de
tiene un carácter ambivalente, es decir, que mediante la misma igual forma necesaria como sucede en este caso. Sí pueden concurrir, en
puede cometer el agente un delito u otro. Por ejemplo, A sostiene una cambio, el dolo directo de primer y segundo grado cuando el autor
pistola frente a B pudiendo querer amenazar o disparar. Refiriéndose a persigue la producción de dos resultados en forma alternativa con dolo
estos casos señala Jakobs que el autor todavía no ha «invertido» nada directo, y la producción de uno de ellos conlleva unida necesariamente
especial en el delito y por ello no puede hablarse aún de resolución la realización de otro tipo delictivo. En este caso el dolo directo de
delictiva manifestada.190 segundo grado con respecto a este último tipo se encuentra en rela-
ción alternativa con el dolo directo de primer grado.195

IV. EL DOLO ALTERNATIVO (ZStW, 195 [1983], pág. 601 ss.). En cambio, Stratenwerth (A.T., pág. 108, núm. 301)
y ya Feuerbach (Lehrbuch des peinliches Rechts, 1801, pág. 51), han considerado
Concurre dolo alternativa cuando el autor quiere realizar una de- el dolo alternativo como una subespecie del dolo eventual, al considerar que
respecto a los dos resultados concurre dolo eventual.
terminada acción, pero no sabe cuál de dos tipos legales consumará con 193. Ejemplo de Schneider, GA, 1956, pág. 258.
ella.191,192 Esto sucede, por ejemplo, si A ve acercarse a su enemigo mor- 194. En este sentido, Lampe, NJW, 1958, pág. 332, y Maurach/Zipf, A.T.,
pág. 326.
195. Así, Jakobs, Die Konkurrenz, pág. 154 s. Por el contrario, no hay por
188. Walder, SchZStr, 99 (1982), pág. 252. qué negar la posibilidad de combinación del dolo directo de primer grado y el
189. Walder, SchZStr, 99 (1982), pág. 252, y Roxin, JUS, 1979, pág. 6. dolo eventual, tal como ha hecho Schneider (GA, 1956, pág. 257), afirmando que:
190. A.T., pág. 592 s. «Aquel cuya voluntad se dirija directamente al resultado X no puede querer al
191. Jescheck, Tratado, T.I., pág. 409. mismo tiempo que se produzca el resultado Y en lugar del resultado X». Como
192. Recientemente ha señalado Joerden que el dolo eventual no es más señala Jakobs (Die Kinkurrenz, pág. 149) es posible que alguien quiera varios
que un supuesto especial de dolo alternativo, en el que una alternativa se re- resultados alternativamente para el supuesto de que el resultado que persigue
laciona con el desarrollo del tipo respectivo y la otra con su no desarrollo no se produzca con seguridad.
114 115
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

El tratamiento que debe darse a los supuestos de dolo alternativo estos casos la tentativa del delito más leve, se han manifestado Bin-
es discutido doctrinalmente. E n realidad, existe en Alemania p o r p a r t e ding,203 Von Bar,204 Schótensack, 205 Nagler/Jagusch, 2 0 6 Lampe 2 0 7 y tam-
de la doctrina m á s m o d e r n a u n relativo acuerdo en favor de apreciar bién, si bien de forma limitada, Maurach/Zipf. 208 La razón por la cual
en estos casos u n concurso ideal entre los diversos tipos posibles; pero
la pena que debe aplicarse es la correspondiente al delito m á s leve es,
ninguna de las restantes soluciones propuestas ha sido completamente
según ha expuesto algún autor, 209 que el Código Penal alemán no conoce
abandonada.
la figura del dolo alternativo, y, al no regularla expresamente, la pe-
nalidad debe aplicarse según el delito m á s leve y no según el más grave
1. Soluciones propuestas (in dubio p r o mitius).
La posición contraria, es decir, el considerar punible ante la falta
Son, fundamentalmente, tres las soluciones que la doctrina alema- de resultado p o r la tentativa de delito más grave, h a sido defendida p o r
n a ha propuesto en relación al dolo alternativo. Kóstlin 2 1 0 y Kohler, 211 a r g u m e n t a n d o que el resultado m á s grave con-
A) Una p r i m e r a posición mantiene la punición en estos casos tiene en sí al m á s leve, y, por lo t a n t o , es suficiente castigar p o r la ten-
por un solo delito, pues el autor se plantea como posible la producción tativa del primero. 212
de uno de los dos resultados, que se excluyen m u t u a m e n t e . Por con-
B) La segunda de las soluciones p r o p u e s t a s considera también
siguiente, si se consuma u n o de los dos tipos que el a u t o r se repre-
que en estos casos debe castigarse por u n solo delito, pero éste será
senta en forma alternativa, deberá castigarse en todo caso p o r el delito
siempre el más grave de los delitos representados por el autor, con
q u e efectivamente se ha consumado, con absoluta independencia de
absoluta independencia de que se t r a t e de u n delito intentado o consu-
si se t r a t a del más leve o del m á s grave. Siguiendo el ejemplo ante-
m a d o . Según el ejemplo propuesto, si A m a t a a B el delito a tener en
rior, si A m a t a a B se le castigará únicamente por homicidio consuma-
cuenta será u n homicidio consumado, mientras que si m a t a al perro, o
do; si por el contrario m a t a al perro, por daños consumados. Esta solu-
bien su acción no produce ninguno de los resultados perseguidos, se
ción se estima correcta por los representanes de esta posición porque el
castigará en ambos casos por tentativa de homicidio. Esta posición fue
dolo del a u t o r cubría las dos posibilidades de desarrollo de la acción.
m a n t e n i d a ya p o r Von Buri, 213 Hálschner, 214 Lademann 2 1 5 y posterior-
La pena debe aplicarse en relación al delito que efectivamente se ha
consumado, ya que de esta forma existe u n a perfecta congruencia
entre la parte objetiva y la p a r t e subjetiva del tipo. E n este sentido se
203. Normen, II, V. 2, pág. 834 s.
h a n manifestado actualmente Maurach/Zipf, 196 pero esta posición había 204. Gesetz und Schuld, pág. 543.
sido mantenida ya por Binding, 187 Kohler, 198 Kohtlin, 199 Lampe, 200 Na- 205. Verbrechensversuch, Frank-Festgabe, II, pág. 64.
gler/Jagusch m y Schótensack. 202 206. LK, 7.a ed., § 43„ núm. II, 7.
Los seguidores de esta posición se dividen, no obstante, ante el su- 207. NJW, 1958, pág. 333.
208. Este autor señala que en estos casos debe distinguirse entre dos su-
puesto de que no se consume ninguno de los tipos que el a u t o r se re- puestos diferentes. Si según la forma de aparición de la tentativa ya se puede
presenta. E n estos casos existe u n a n i m i d a d en favor de castigar por determinar qué delito hubiera desarrollado el autor, deberá, pues, determinarse
u n a tentativa de delito, pero las discrepancias surgen en la determina- la tentativa según cuál sea el bien jurídico que concretamente ha peligrado. Sólo
ción de cuál de los dos delitos debe estimarse como intentado, es decir, en aquellos casos en que esto, excepcionalmente, no es posible (en la práctica
muy raramente) debe aplicarse la tentativa del delito más leve (A.T., pág. 326).
el más leve o el más grave. 209. Lampe, NJW, 1958, pág. 333. Anteriormente hacía considerado Nagler/
E n favor de la p r i m e r a solución, es decir, el estimar existente en Jagusch (LK, § 43, núm. II, 7, 7.a ed.) aplicable el principio in dubio pro reo. En
contra de ello se ha mantenido correctamente (Schneider, GA, 1956, pág. 259),
que este principio no es aplicable a esta cuestión, pues su aplicación corres-
196. A.T., pág. 326. ponde al momento de la prueba.
197. Normen, II, V. 2, pág. 843.
198. Deutsches Strafrecht, pág. 263. 210. System, pág. 222.
199. System, pág. 222. 211. Deutsches Strafrecht, pág. 263.
200. NJW, 1958, pág. 333. 212. Kostlin, System, pág. 222.
201. LK, § 43, núm. 2, 7.a ed. 213. Über causalitat und deven Verantwortung, 1873.
214. Das gemeine deutsche Strafrecht, pág. 334 s.
202. Verbrechensversuch, Frank-Festgabe, II, pág. 64. 215. Der dolus eventualis im deutschen Strafrecht, tesis doctoral, pág. 67 ss.
116 117
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

m e n t e por Nowakosky, 216 H. Meyer,217 Schneider, 218 Schroeder, 219 Otto m currirá una tentativa de daños, que es lo que se había representado se-
y Kühl.221 gún dicha perspectiva y junto a ella un delito imprudente en relación
Por parte de sus defensores se ha mantenido que en estos casos al tipo del 407, ya que la parte objetiva del tipo se ha cumplido. Si lo
el dolo del autor se dirige únicamente a la realización de un tipo.222 Es que objetivamente se produce es la muerte del perro, desde la perspec-
importante tener en cuenta que el autor sabe, al comenzar a realizar la tiva M concurrirá una tentativa de homicidio en concurso con unos
acción, que la producción de los dos tipos no es posible, sino que tan daños imprudentes por la producción de la muerte del perro. En cam-
sólo puede producirse uno u otro.223 Por otra parte, para determinar bio, desde la perspectiva H el suceso debe juzgarse como unos daños
cuál de los dos delitos debe tenerse en cuenta, no es correcto partir consumados. Por último, si ninguno de los dos resultados se produce
del resultado que efectivamente se ha producido. Una vez que A ha rea- objetivamente tendremos, desde la perspectiva M, un homicidio inten-
lizado el disparo, el hecho de que la bala dé en B o en el perro puede tado, ya que, según esta perspectiva, lo representado por el autor era la
depender de una casualidad. Por ello, para determinar el delito a tener muerte del hombre; en cambio, desde la perspectiva H, unos daños in-
en cuenta hay que partir de la voluntad del autor y no del resultado tentados, pues desde esta perspectiva la muerte del perro era el único
que se ha producido. La voluntad del autor es decisiva; por consi- resultado representado como posible.227
guiente, si éste ha tenido en cuenta el resultado más grave, en ningún Puesto que el autor se representa la posibilidad de producción de
caso puede imputársele sólo el más leve, aun cuando éste sea el que una única perspectiva no puede hacérsele responder por ambas; por
efectivamente se ha producido.224 El des valor del delito más leve se en- consiguiente, se plantea la cuestión de cuál de las dos perspectivas de-
cuentra contenido de alguna forma en el des valor del delito más grave. berá tenerse en cuenta para establecer la penalidad. Esta cuestión la
Una variante de esta posición ha defendido recientemente Joer- responde Joerden en base a la peligrosidad del autor y por ello consi-
den.225 Este autor señala que lo característico del dolo alternativo es que dera que debe escogerse siempre la perspectiva a la que corresponde
aquí el autor hace depender el desarrollo de un tipo del no desarrollo mayor penalidad. Lo contrario conllevaría un injusto privilegio para el
de otro. Es decir, ante la alternativa de que se realicen los tipos A o B, autor que se ha representado la producción alternativa de ambos re-
el autor hace depender la realización del tipo A de la no realización sultados.228
del tipo B y a la inversa. Ello significa que tanto el autor como el pos- C) La solución actualmente dominante en la doctrina alemana es-
terior juzgador del hecho tienen ante sí dos perspectivas, que se ex- tima, al contrario que las anteriores, que no debe tenerse en cuenta
cluyen mutuamente.226 Siguiendo el ejemplo citado en que A es per- únicamente un solo delito para determinar la penalidad del autor. El
seguido por B y por el perro y A dispara a uno de los dos, considerando correcto tratamiento de estos supuestos requiere que todos aquellos
imposible que se produzcan ambos resultados a la vez, llamaremos M tipos, cuya producción se ha perseguido por el autor, o estimado como
a la alternativa en la que el autor se representa la muerte del hom- segura o simplemente como probable, se tenga en cuenta en concurso
bre (B), y H a la alternativa según la cual el que muere es el perro. Si ideal. Ésta es la única solución dogmáticamente correcta, la única que
objetivamente se produce la muerte de B, según la perspectiva de M tiene en cuenta por completo lo injusto de la acción. Si el autor ha
tendremos un homicidio doloso consumado, en donde el tipo objetivo contado con la posible lesión de varios bienes jurídicos, la pena debe
y el tipo subjetivo coinciden. En cambio, desde la perspectiva H con- dirigirse a todas las posibilidades de realización del dolo, siempre que
sean punibles.229 «Aun cuando el autor sabe que después de todo se pro-
216. Jur, Bl, 1937, pág. 467 s. ducirá un resultado, infringe a través de su acción dos normas.» m
217. Lehrbuch, pág. 204. Según el ejemplo, si A mata a B se tendrá en cuenta, para deter-
218. GA, 1956, pág. 258 ss. y 264. minar la penalidad, un homicidio consumado y una tentativa de dadnos
219. LK, 10. ed., § 59, núm. 106.
220. A.T., pág. 70. en concurso ideal. Si mata al perro, daños consumados y tentativa de
221. JUS, 1980, pág. 273 s.
222. Schroder, LK, 10.a ed., § 59, núm. 120.
223. Schneider, GA, 1956, pág. 258 s. 227. ZStW, 95 (1985), pág. 593.
224. Schneider, GA, 1956, pág. 260. 228. ZStW, 95 (1985), pág. 594 s.
225. ZStW, 95 (1985), pág. 565 ss. 229. Schonke/Schroder, § 59, núm. 67.
226. ZStW, 95 (1985), pág. 589. 230. Jakobs, Die Konkurrenz, pág. 157.

118 119
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRE TREPAT

Pero tampoco los partidarios de esta solución mantienen la impu-


homicidio. Y si falla el tiro, tentativa de homicidio y tentativa de da- nidad cuando no se ha consumado ningún tipo. Al castigar únicamente
ños, ambos también en concurso ideal. En este sentido se han expresa- por la tentativa de un delito, en los casos en que no se ha realizado nin-
do Jakobs,231 Schroder,232 Jescheck,233 Remy,234 Von Hippel,235 Welzel ^ y gún tipo completo, se concede relevancia al dolo del autor con respecto
Cramer.237 a uno de los tipos aun cuando no se ha producido el resultado. En este
sentido, es injustificado que sólo se tenga en cuenta una de las repre-
2. Valoración crítica sentaciones que ha tenido el autor, cuando han sido varias. Si se tiene
en cuenta la voluntad del autor para castigar la tentativa del delito
La cuestión relativa al dolo alternativo está lejos, como se ha ex- más leve, también debería tenerse en cuenta para castigar la del más
puesto, de ser resuelta con un criterio unitario. En realidad, ninguna grave, ya que el autor se ha planteado ambas posibilidades.240 Y sucede
de las dos propuestas formuladas permite ofrecer una solución libre exactamente igual si se castiga por la tentativa del delito más grave
por completo de objeciones. A continuación exponemos las críticas más con respecto a la del más leve.241
sobresalientes. El castigar en estos supuestos por la tentativa del delito más leve
a) En contra de la primera solución, es decir, aquella que castiga en todo caso, cuando ninguno se haya consumado, no tiene una justifi-
por delito consumado siempre que se ha consumado alguno de los que cación adecuada. Sin dejar de tener en cuenta que esta solución con-
concurren alternativamente, deben formularse las siguientes críticas: duce a resultados intolerables cuando la tentativa del delito más leve
Esta posición afirma correctamente que al consumarse el delito existe no es punible, ya que en estos casos, el hecho quedará impune,242 lo
una perfecta congruencia entre la parte objetiva y la parte subjetiva cual sucederá, por cierto, en el Derecho alemán mucho más frecuente-
del hecho, porque el dolo del autor cubría la posibilidad de que se con- mente que en el español, no puede argumentarse en una cuestión ma-
sumara un tipo u otro. Es cierto, por consiguiente, que el autor se ha terial como ésta, al guardar silencio el Código Penal con respecto a este
representado la producción del tipo que efectivamente se ha consuma- problema, en favor de la interpretación más favorable al acusado, alu-
do, pero el autor se ha representado también la producción de otro diendo al principio in dubio pro mitius. En cuestiones materiales no
tipo, lo cual no es tenido en cuenta por los partidarios de esta posi- existen reglas que obligen al Juez a aceptar la interpretación más favo-
ción.238 La aplicación consecuente de esta solución conduce a la impu- rable, cuando concurren varias interpretaciones posibles, el Tribunal no
nidad de la tentativa con dolo eventual, pues en este caso el autor se tiene que elegir la más beneficiosa para el acusado, sino la corecta.243
plantea alternativamente la producción o no del resultado y la acepta. Tampoco es correcto castigar por la tentativa del delito más gra-
Si no se ha producido ningún resultado, el hecho deberá quedar im- ve si no se ha consumado ninguno. Frank, quien por otra parte con-
pune, tal como Lampe mantiene.239 Nuevamente debe ponerse de relie- sidera esta posición como la más soportable, ha puesto de relieve que
ve que el juicio sobre la punibilidad de la acción no puede constituir, la misma conduce a resultados ilógicos. Si A dispara y mata al perro
y mucho menos exclusivamente, un juicio ex-post, según cual sea el se la castigará por daños consumados; en cambio, si falla y no produce
resultado que efectivamente se ha producido, sino un juicio ex ante, daño alguno, se tendrá en cuenta para determinar la penalidad una
atendiendo a la peligrosidad que para un determinado bien jurídico tentativa de homicidio, con lo cual la consecuencia resulta peor para
crea la conducta dolosamente realizada por el autor. el autor en este caso, que si por lo menos hubiera matado al perro.244
b) La segunda de las soluciones propuestas, es decir, la que tiene
231. Die Konkurrenz, pág. 157 s. en cuenta para la punibilidad del hecho el delito más grave de los re-
232. Schónke/Schróder, StGB, § 59, núm. 67. presentados por el autor, parte, al igual que la posición anterior, del
233. Tratado, T. I, pág. 409 s.
234. NJW, 1958, pág. 701.
235. AT, pág. 335. 240. Jakobs, Die Konkurrenz, pág. 155.
236. AT, pág. 72. 241. Jakobs, Die Konkurrenz, pág. 156.
237. § 15, núm. 31, en Schónke/Schróder. 242. Schneider, GA, 1956, pág. 259.
238. Jakobs, Die Konkurrenz, pág. 155 s. 243. Jescheck, Tratado, I, pág. 208.
239. Este autor ha sostenido consecuentemente, como ya se ha expuesto, 244. Frank, VDA, AT, T. V, pág. 153.
esta posición con respecto a la tentativa con dolo eventual.
121
120
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

que realmente tienen lugar. La solución del concurso ideal entre los
atrayente pensamiento de que el autor sólo puede y quiere causar uno
diversos hechos típicos se presenta en principio como la solución dog-
de los dos resultados alternativos. Por consiguiente, no puede impu-
máticamente más correcta. La observación del hecho ex ante pone de
társele la realización de las dos tipicidades que concurren. La respuesta
manifiesto que el autor se ha dirigido realmente a la infracción de
de que el autor debe responder en todo caso por el más grave de los re-
dos o más normas, en cuanto que ha resuelto la lesión varios bienes
sultados representados y no por el más leve, no se apoya en argumentos
jurídicos y concurre objetivamente un riesgo de realización de cada
lógicos sino teológicos. Así, Joerden considera, como se expuso, que de-
una de estas lesiones. El hecho de que tan sólo una de las posibles tipi-
berá tenerse en cuenta la peligrosidad manifestada por el autor, y que
cidades pueda llegar a consumarse, no debe excluir la consideración de
no tiene sentido que suponga para aquél un privilegio el hecho de repre-
aquellas que han permanecido en el estadio de tentativa; como tampo-
sentarse varios resultados en forma alternativa.245 Desde el punto de vis-
co dejarán de tenerse en cuenta si no se ha producido ninguna lesión.
ta de la solución del concurso, Jakobs ha opuesto a esta solución que
La solución del concurso ideal entre los distintos delitos que concu-
«el resultado más grave se ha intentado siempre y no tan sólo cuando
rren, por ser la única que consigue tener en cuenta el completo conte-
se produce. Sin embargo, lo mismo rige en relación al resultado más
nido de injusto del hecho, parece, pues, la más correcta.
leve».246 Si sólo se tiene en consideración el resultado más grave no se
tiene en cuenta, según este autor, el completo contenido de injusto del No obstante tampoco esta solución puede verse libre de objeciones.
hecho, para ello debería tomarse también en consideración el resultado Como hemos visto, el dolo alternativo se caracteriza porque la acción
más leve.247 realizada por el autor puede llevar consigo la producción de dos o
más resultados que se excluyen de forma alternativa. En la mente del
Por otra parte, se critica a esta solución que llega a consecuencias autor la realización de uno de ellos comporta la no realización del
insatisfactorias cuando una de las alternativas ha sido causada im- otro, e inversamente. Frente al dolo alternativo, el dolo cumulativo se
prudentemente. Ya se ña visto que el pensamiento del que parte esta caracteriza porque el autor se representa la producción de los diversos
posición para la exclusión del concurso ideal es que el autor tan sólo resultados de forma cumulativa. Estos supuestos se resuelven acudien-
podía causar un resultado. Lo mismo debería afirmarse en relación do al concurso ideal de delitos. Así, si aplicamos al dolo alternativo la
con la imprudencia. En cambio, si alguien, al disparar, por ejemplo solución dominante, obtenemos para éste el mismo tratamiento que
contra un jarrón, se plantea la posibilidad de darle a un hombre que para el dolo cumulativo. Se castigaría, pues, igual al que dispara una
se encuentra junto a aquél, pero confía en que este resultado no se pro- pistola para matar a A o a su perro que a quien lanza una granada
duzca, no obstante mata al hombre, se le castigará por un homicidio para matar a ambos a la vez.
imprudente en concurso ideal con una tentativa de daños. Sin em-
bargo, si el autor ha contado con la producción del resultado desde el
principio, se le castigará únicamente por un homicidio doloso consu-
mado.248
V. TENTATIVA E IMPRUDENCIA
c) Ninguna de las soluciones examinadas hasta este momento pa-
recen aportar un tratamiento correcto de estos supuestos. La primera 1. La tentativa de un delito imprudente
solución, que castiga en base al resultado producido, es incompatible
con un juicio ex ante de la situación, como, sin embargo, exige un
A) Está muy extendida la posición que considera a las formas de
Derecho Penal preventivo, que valora el hecho en el momento de pro-
imperfecta ejecución y a la imprudencia como instituciones contra-
ducirse. La segunda solución, que castiga en todo caso por el delito
puestas e irreconciliables. En las primeras es la voluntad delictiva, que
más grave, no parte, como la anterior, de una consideración ex post,
trasciende a lo sucedido objetivamente, quien crea la unión con el re-
pero, sin embargo, tan sólo tiene en cuenta uno de los hechos típicos
sultado delictivo.249 La resolución delictiva equivale al dolo de consumar
el delito, por ello se ha mantenido que «una tentativa de hechos cul-
245. Ob. cit., pág. 594 s. posos es conceptualmente imposible, y no sólo impune según el Derecho
246. Die Konkurrenz, pág. 156 s.
247. Jakobs, Die Konkurrenz, pág. 157. 249. Así Stratenwerth, A.T., pág. 193.
248. Jakobs, Die Konkurrenz, pág. 157.
123
122
ELENA FARRE TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

positivo»,250 «constituye una imposibilidad lógica»,251 e incluso una «im-


B) Sin embargo, es amplio también el sector doctrinal que admi-
posibilidad lingüística»,252 o simplemente «no es imaginable».253 En la
te la posibilidad de Jas^Jormas de imperfecta ejecución en la impru-
doctrina española mantienen esta posición Antón Oneca,254 Cerezo Mir,25D
dencia. En este sentido se manifestaron ya Binding,263 quien veía la
Cuello Calón,256 Ferrer Sama,257 Mir Puig, si bien sólo respecto al tipo
tentativa como la causación parcial del delito, y por lo tanto consideró
positivo,258, Núñez Barbero 259 y Quintano Ripollés.260
posible la tentativa de un delito imprudente, si el resultado se había
El Tribunal Supremo español ha rechazado también la posibilidad
previsto, y Frank, quien advirtió, por su parte, que «ciertamente tan
de tentativa en la imprudencia. En la sentencia de 28 de mayo de 1982
sólo es posible intentar conseguir aquello que se ha propuesto conse-
(A. 2732) afirma abiertamente: «El delito culposo carece de formas de
guir; pero si la consecución de lo propuesto sólo es punible como delito
imperfecta ejecución, siendo esencial en él que la acción u omisión
imprudente no se alcanza a comprender por qué motivo tendría que
voluntarias pero no maliciosas, determinen o generen un resultado que
ser impune la tentativa».264 Comenzó así a distinguirse entre tentativa
ha de consistir necesariamente en la lesión o daño «de un buen jurídi-
imprudente y tentativa de un delito imprudente, advirtiéndose que una
co». Pero además son muy numerosas las sentencias que exigen en la
tentatiw culposa es conceptuálmente imposible, pero no en cambio
imprudencia una efectiva lesión del bien jurídico. La producción de
^^^^^^.^U!l.4É¡Íío_culposq, Ya q u e también éste püédé^éffipezar-cr
un «resultado lesivo» se exige en la sentencia de 2 de octubre de 1976
reaTizarse. también la admitieron Mezger265 y Sauer.266 Inicialmente se
(A. 4595), un «mal efectivo y concreto» en la sentencia del 12 de febre-
discutió la posibilidad de tentativa, sobre todo en los supuestos de error
ro de 1977 (A. 491), un «resultado dañoso» en la sentencia de 6 de fe-
sobre un presupuesto de una causa de justificación y en los casos de
brero de 1980 (A. 448), un «mal efectivo» en la sentencia de 7 de julio
error de prohibición, vencibles. Por ejemplo, alguien ve acercarse en
de 1980 (A. 3133), un «daño real» en la sentencia de 30 de septiembre
la noche a un extraño que confunde, con error vencible, con un ata-
de 1980 (A. 3358), o bien «un resultado real» en la sentencia de 18 de
cante y se lanza sobre él sin causarle daño alguno. Una mujer extranje-
octubre de 1980.261-262
ra, en cuyo país el aborto está permitido, intenta abortar en España
250. H. Mayer, A.T., 1953, pág. 280 y A.T., 1967, pág. 142.
creyendo que aquí también lo está.
251. R. von Hippel, A.T., II, pág. 408. En la actualidad son varios los autores que admiten la posibilidad
de u
252. Kóhler, Deutsches Strafrecht, pág. 442. 55*.Jtentativa, y ffúsíracgjOñlnujeslrQ.ííaís^ de_ un ^delito impru-
253. Así, Busch, LK, § 43, núm. 4; Bockelmann, A.T., pág. 194; Dreher/Trónd- dente: |esche_c£^at admite sólo en los supuestos de culpa consciente;267
le, StGB, § 22, núm. 2, y Stratenwerth, A.T., pág. 193.
254. D.P., pág. 408.
en cambio^Jakor^ no ve imposibilidad alguna en compatibilizar am-
255. Lo objetivo, pág. 9 ss. bas figuras erTTódo caso, puesto que «lo que puede ser realizado tam-
256. D.P., pág. 643. bién puede comenzarse, y lo que puede realizarse con éxito puede
257. Comentarios, pág. 60. también realizarse sin éxito».268 También en este esntido Wolter ™ y Ru-
258. Mir Puig rechaza la posibilidad de un tentativa por imprudencia res- dolphi, quien la admite, por ejemplo, cuando alguien adelanta con su
pecto al tipo positivo al exigir, en el delito intentado, un elemento subjetivo del
injusto consistente en la «resolución de consumar el delito» junto al dolo de la vehículo de forma antirreglamentaria a otro conductor que, asustado
tentativa. (D.P., pág. 292). por el adelantamiento imprevisto y debido a su dolencia del corazón,
259. El delito imposible, pág. 28. sufre un infarto y muere.270 El motivo que posiblemente conduce a estos
260. Derecho Penal de la culpa, pág. 201.
261. M. Corcoy Bidasolo, Criterios jurisprudenciales en materia de impruden- bunal consideró, sin embargo, que «la tentativa de un delito de peligro para
cia, Tesina, Barcelona, 1984. la seguridad del tráfico cometido imprudentemente es en sí mismo un concepto
262. Tampoco en la Jurisprudencia alemana se admite la tentativa de un contradictorio» (NJW, 1954, pág. 1780).
delito imprudente. En el supuesto que plantea la sentencia de OLG H a m m de 263. Die Normen, III, pág. 448 y GS, 85 (1917), pág. 221 s.
7 de octubre de 1954, el acusado se había sentado al volante de su automóvil 264. StGB, § 43, II, 1 y Vollendung und Versuch, en VDA, pág 189 '
con una cantidad de alcohol en la sangre de 1,58 %, había contectado el motor, 265. D.P., T. II, pág. 197.
puesto la marcha y soltado el freno de mano. Se pedía por parte de la acusación 266. D.P., pág. 182 s.
la tentativa de un delito de peligro para la seguridad del tráfico, cometido im- 267. Tratado, II, pág. 787.
prudentemente, alegando que si el autor hubiera conducido el coche en su es- 268. A.T., pág. 591 s.
tado, hubiera realizado objetivamente dicha conducta, puesto que habría puesto 269. Objektive, pág. 192 ss.
en peligro la integridad y la vida de los restantes ocupantes del coche. El Tri- 270. SK, § 22, núm. 1.

124 125
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

autores a plantear la tentativa en los delitos imprudentes en todo caso del Derecho positivo, fue mantenida por Sturm, quien a raíz del cam-
se debe a la frecuencia de acciones no dolosas que ponen en el más bio que vivía el Derecho Penal bajo el nacional-socialismo, e influido
grave peligro a bienes jurídicos, y un Derecho Penal, que tenga como por un Derecho Penal totalmente defer^clista propuso que, si bien no
función la protección de bienes jurídicos, no debería dejar de plan- en todos los casos de imprudencia, «en los más graves, como muerte,
tearse también la punibilidad de tales hechos. En estos casos, no obs- incendio, deberían ser punibles ya en su estado de ejecución».275 Esta
tante, la posición expuesta anteriormente que niega la posibilidad de posición no tuvo acogida.
tentativa en el delito imprudente, habla de realización parcial del de- En el Derecho español esta cuestión se presenta con caracteres
lito imprudente, pero no de tentativa.271 distintos debido al sistema abierto que contiene nuestro Código Penal
También en España se ha admitido la posibilidad de tentativa y en relación a la imprudencia. Algunos autores mantienen que la impru-
frustración de los delitos imprudentes. Córdoba Roda, recogiendo la dencia intentada o frustrada es impune ya que el delito imprudente sólo
distinción de Frank entre tentativa imprudente y tentativa de un de- se castiga cuando se ha producido el daño, a diferencia de lo que su-
lito imprudente indica que «la tentativa presupone la resolución, o cede en los delitos dolosos.276 Ya se ha expuesto anteriormente que tam-
voluntad, de ejecución —realización— del delito. Si no puede darse bién el Tribunal Supremo español exige que concurra un resultado le-
tentativa sin resolución volitiva, es evidente que una tentativa culposa, sivo en la imprudencia. Sin embargo, tal como Rodríguez Mourullo ha
esto es, una tentativa por imprudencia, resulta inconcebible. Ahora puesto de relieve, la exigencia de un resultado vendría a poner de mani-
bien, los actos de ejecución presuponen tan sólo una voluntad de ejecu- fiesto que la aplicación del art. 565 requiere la producción de un resul-
ción, lío una voluntad dirigida a una meta delictiva; presuponen una tado, pero con ello no se excluiría la posibilidad de referir a dicho
voluntad, como tal final, pero no el dolo; «por consiguiente, no cabe precepto las disposiciones del art. 3 del Código Penal.277 La impunidad
hablar de tentativa culposa, pero sí de~tentativa de un delito culposo. de las formas de imperfecta ejecución en la imprudencia «sólo podrá
Como sucede en el caso de que un conductor, consciente de su inepti- fundamentarse a través de una interpretación del art. 565 que llegue a
tud, se pone al volante de un automóvil. Está dando principio a la eje- la conclusión de que, conforme a este precepto, toda actuación im-
cución —basada en la voluntad de ejecución— de un hecho impru- prudente requiere, para que sea punible, que haya causado la pro-
dente».272 ducción de un resultado lesivo».278 Esta interpretación es posible ya que
el art: 565 «requiere inexcusablemente la ejecución de un hecho que
2. La punición de la tentativa de un delito imprudente constituiría delito, y esta referencia parece tener en el art. 565 el sen-
tido de una remisión al tipo del delito consumado». También en otras
De la discusión expuesta sobre si es posible o no conceptualmente ocasiones el legislador ha utilizado el término «delito» para referirse al
la tentativa de un delito imprudente debe distinguirse la cuestión re- tipo del delito consumado, como sucede concretamente en el art. 3?9
lativa a la posibilidad de su punición desde la perspectiva del Derecho La impunidad de la tentativa o frustración de un delito impruden-
positivo. te debe buscarse, a mi parecer, en una fundamentación distinta. Cierta-
En Alemania esta cuestión obtiene en todo caso una respuesta ne- mente existen acciones imprudentes, no sólo en la forma de culpa cons-
gativa debido a que, en relación a los delitos menos graves m y la im- ciente, sino también de culpa inconsciente, que causan un gran peligro
prudencia, constituye siempre un delito menos grave, el legislador men- para determinados bienes jurídicos y que, sin embargo, no llegan a
ciona expresamente en qué casos la tentativa debe considerarse punible producir lesión alguna. Si sólo se atendiera a la necesidad de prevenir
(§ 23,1 StGB) y no lo ha hecho en ningún caso en relación al delio im- conductas peligrosas no existiría, pues, inconveniente en su punición.
prudente.274 La punición de estos hechos a través de una posible reforma Armin Kaufmann ha señalado que «un principio fundamental del Orde-
271. Así, Cerezo Mir, Lo objetivo, pág. 10, y Welzel, A.T., pág. 189. Alwart, en
Strafwürdiges Versuchen, pág. 156, propone la denominación «delito imprudente
no consumado». 275. ZStW, 59, pág. 31 s.
272. Notas, II, pág. 190. 276. Antón Oneca, D.P., pág. 408, y Del Rosal, Notas, pág. 183.
273. El parágrafo 12 del Código Penal almán divide las infracciones pena- 277. Comentarios, I, pág. 128 s.
les en: delitos más graves (Verbrechen) y delitos menos graves (Vergehen). 278. Comentarios, I, pág. 149.
274. Jakobs, A.T., pág. 591 s. 279. Comentarios, I, pág. 149.

126 127
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

namiento jurídico-penal ha alcanzado y sobrepasado los límites de su alemán en la oscuridad dispara contra otro alemán al confundirlo, con
productividad: La responsabilidad por el resultado en el sentido de la error vencible, con un francés».284 Otros autores han negado que en es-
lesión del bien jurídico, como presupuesto fundamental para la puni- tos casos pueda hablarse de tentativa de delito imprudente porque la
ción. Este principio, que se ha infringido desde antiguo en el ámbito acción ha sido realizada con voluntad de defensa, es decir, sin dolo de
de los delitos dolosos con la punición de la tentativa, aun cuando sólo cometer un homicidio.285
se haya reconocido parcialmente y de mala gana como una excepción La solución que debe darse a estos supuestos se hace depender por
inconsecuente, demuestra también en su dominio, largo tiempo poco completo de la teoría que se considere correcta en relación al error de
discutido, que constituyen los delitos imprudentes, su insuficiencia le- prohibición y al error sobre los presupuestos de una causa de justifi-
gislativa».280 No obstante la admisibilidad de tales normas completamen- cación. Así, para los partidarios de la teoría estricta de la culpabilidad,
te indeterminadas, y por ello contrarias al principio de legalidad, con- puede afirmarse que el problema ni siquiera se plantea, ya que la pu-
duciría a una completa inseguridad jurídica. Por esta razón, en aque- nición de estos casos como tentativa de delito doloso no es objeto de
llos ámbitos de la vida en los cuales la experiencia ha demostrado que discusión. Según esta posición, cualquier error sobre una causa de jus-
determinadas actuaciones conllevan un gran riesgo para determinados tificación se concibe como error sobre la antijuricidad y su tratamiento
bienes jurídicos, el legislador ha introducido la punición expresa de es- se sitúa en la culpabilidad. Por tanto, al igual en los casos de error
tas conductas. Me estoy refiriendo a los delitos de peligro.281 En con- sobre un presupuesto de una causa de justificación como en los casos
clusión, la impunidad de la tentativa de un delito imprudente no es de error de Derecho, el dolo del autor, que se refiere únicamen-
preciso que se deduzca de una expresión concreta del legislador.282 Hay te al conocimiento de los elementos del tipo, subsiste. No hay, pues,
que tener en cuenta que una construcción de este tipo no sería lícita en inconveniente en señalar, según esta posición, en relación a los ejem-
base a los principios que rigen nuestro Ordenamiento; por ello, la ne- plos citados, una tentativa de homicidio doloso. Y lo mismo puede
cesidad preventiva que aconseja incriminar estas conductas peligrosas afirmarse del caso en que una mujer extranjera, en cuyo país el aborto
se ha de resolver acudiendo a los delitos de peligro. está permitido, intenta practicar, sin éxito, un aborto en España, des-
conociendo la prohibición de este hecho en nuestro país. En este caso
3. Error vencible sobre el presupuesto de una causa concurre una tentativa de aborto doloso. Tanto en caso de error sobre
de justificación y de Derecho los presupuestos de una causa de justificación como en el caso de
error de Derecho, si el error era evitable puede plantearse la atenuación
Por último, cabe señalar que algunos autores que han admitido la de la culpabilidad del delito doloso cometido.
posibilidad de tentativa en los delitos imprudentes se han referido a los La solución es distinta para la teoría limitada de la culpabilidad, así
supuestos de error vencible sobre algún presupuesto de una causa de como para la teoría de los elementos negativos del tipo. Según estas
justificación y lo mismo se ha planteado en casos de imprudentia iuris, posiciones, el llamado error de Derecho recibe el mismo tratamiento
es decir, de error vencible sobre la prohibición del hecho. Así, por que en la teoría escricta de la culpabilidad. De esta forma, la citada
ejemplo, planteó Frank la existencia de una tentativa de delito im- extranjera que intenta abortar en España, sería castigada por tentativa
prudente en un caso de legítima defensa putativa imprudente, puesto de aborto doloso, atenuándose como máxime la culpabilidad. En cam-
que aquí «detrás de la imprudencia se esconde un dolo del hecho».283 bio, el error sobre los presupuestos de una causa de justificación reci-
También Binding habla de tentativa en el supuesto en que un centinela ben un tratamiento distinto, al incluirse su conocimiento como parte
del dolo. Si su desconocimiento era inevitable se excluye el dolo; si
280. Kaufmann, A., JZ, 1971, pág. 575. era evitable surge la punición por imprudencia.286 Aquí se plantea, por
281. Así lo ha señalado a su vez la sentencia del T.S. de 22 de enero de consiguiente, la cuestión de la posibilidad y punición de una tentativa
1977 (A. 67). imprudente cuando se ha producido el resultado. La cuestión no tiene
282. Según señala Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 919, el legislador
de 1928 lo consideró, sin embargo, necesario estableciendo en el párrafo 3 del
art. 36: «Los delitos o faltas cometidas por imprudencia o impericia se castiga- 284. GS, 85 (1917), pág. 221 s.
rán únicamente cuando hayan sido consumados.» 285. Así, Von Hippel, A.T., I, pág. 408, y Ferrer Sama, Comentarios, pág. 256.
283. StGB, § 43, II, 1. 286. Maurach, P.G., II, pág. 153.

128 129
6.
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO
relevancia sólo teórica, ya que, según la posición que se sostenga, se
mantendrá la punición o impunidad de estos supuestos, siempre puni- siones ni siquiera calificar el hecho como tentativa de delito, no equi-
bles, según la teoría estricta de la culpabilidad. vale ciertamente al dolo. La voluntad de cometer el delito, que no ha
Por último, en relación a la teoría del dolo, la posibilidad de una sido recogida expresamente en nuestro Derecho Positivo, constituye,
tentativa de delito imprudente se plantea tanto en relación al error so- para este sector doctrinal, un elemento subjetivo del injusto propio de
bre los presupuestos de una causa de justificación, como en el error de la tentativa y distinto del dolo. Este último es, sin embargo, idéntico
Derecho propiamente dicho, al considerar esta posición también el co- en el delito intentado y consumado (III, 1, A y B). Otros autores han
nocimiento de la antijuricidad como un elemento del dolo. Cuando el advertido, en cambio, que el dolo de la tentativa no debe identificarse
desconocimiento de la antijuricidad del hecho ha sido evitable cabrá con el dolo de la consumación. En el delito intentado, este elemento
castigar por imprudencia —imprudencia iuris—, puesto que el dolo presenta unas características propias que lo diferencian del mismo en
queda excluido al faltar el conocimiento de la antijuricidad. Cuando el delito consumado de forma que es posible hablar de un dolo pro-
el delito no se consuma surge también aquí la posibilidad de punición pio de la tentativa (III, 2, A y B).
de la tentativa de un delito imprudente. A los partidarios de la teoría A mi parecer, no es posible obviar, aun para quienes nieguen toda
del dolo se les plantea también, por consiguiente, la punibilidad de divergencia cualitativa, que realmente en su aspecto cuantitativo el dolo
estas acciones, sin olvidar que en el Derecho alemán la punición queda de la tentativa y el dolo de la consumación no pueden equipararse,
ya excuida a través de la regulación que de la tentativa y de la impru- ya que en el delito intentado el autor realiza sólo una parte del proceso
dencia se hace en el Derecho Positivo. delictivo, mientras que en la consumación lo lleva a cabo por com-
Lógicamente, la corrección dogmática de las teorías expuestas no pleto.
puede hacerse depender de la solución que cada una de ellas aporte a La especial forma de concebir el elemento subjetivo de la tenta-
la cuestión que nos ocupa, aun cuando la teoría estricta de la culpa- tiva con respecto al delito consumado se refleja en el tratamiento de la
bilidad señala lo injusto de las soluciones que las restantes teorías tentativa con dolo eventual. Para quienes, quizás influidos por el tér-
aportan al tener que afirmar la impunidad de los supuestos planteados. mino usual de tentativa, deseen restringir la misma a los supuestos
Indirectamente, esta crítica le sirve de argumento en favor de su so- en que media intencionalidad por parte del sujeto, la tentativa con
lución.287 dolo eventual deberá permanecer impune. La total impunidad de estos
supuestos, que puede ser mantenida también a partir de la negación
del dolo eventual entre las restantes formas de dolo, ha constituido
VI. RESUMEN sin embargo, en todo momento, una posición minoritaria. Más recien-
temente, algunos autores han pretendido limitar la punición de estos
En general, es posible afirmar que la atención que se ha concedido supuestos en aquellos casos en que no concurre un peligro objetivo
a la parte subjetiva del tipo del delito intentado ha sido generalmente para el bien jurídico (III, 3, C). En base a la fundamentación que aquí
mucho menor que la concedida a otras cuestiones de esta figura, así se sostiene, esta posición puede estimarse correcta aun cuando no
como a la parte subjetiva del tipo de delito consumado. Un tratamiento habría que considerar que la falta de punibilidad de las acciones no
detenido de la misma no se justificaría según la posición dominante, peligrosas sea rectrictiva de aquellas cometidas con dolo eventual. Por
que afirma que, en su aspecto subjetivo, las formas de imperfecta eje- el contrario, la falta de peligrosidad objetiva de la acción examinada
cución coinciden completamente con el delito consumado. ex ante determina su falta de punibilidad sea cual sea la clase de dolo
No obstante, algunos sectores han puesto de relieve la existencia que concurre. No obstante, si fuese posible constatar en las acciones
de diferencias desde el punto de vista cualitativo en la parte subjetiva cometidas con dolo eventual la concurrencia de menor peligrosidad
de ambas formas delictivas. Por una parte se ha señalado que la vo- con respecto al bien jurídico que en las restantes clases de dolo, sería
luntad de cometer el delito, elemento indiscutible del tipo subjetivo posible mantener para estos supuestos una atenuación obligatoria de la
de la tentativa, ya que de otra forma no es posible en muchas oca- pena, que unida a la atenuación obligatoria propia de la tentativa con-
duciría en estos casos a una menor penalidad, reflejo de una menor pu-
nibilidad. Hay que señalar que la doctrina dominante mantiene sin ex-
287. Así, Maurach, P.G., II, pág. 182. cepciones la punición de la tentativa con dolo eventual. En este sentido
130
131
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

se ha expresado también la Jurisprudencia del Tribunal Supremo es- La posición mayoritaria sobre la última de las cuestiones tratadas,
pañol (III, 3, A, b). la tentativa y la imprudencia, niega toda relación entre ambas figuras
Con respecto a la voluntad condicionada de realizar la acción, tra- delictivas. Existe, sin embargo, un amplio sector doctrinal que admite
tada también en este capítulo (III, 4), hemos visto la marcada in- la posibilidad de tentativa de un delito imprudente; en ningún caso
fluencia que ha tenido en el estudio de la misma el artículo de W. se defiende, no obstante, la punibilidad de la misma. En España esta
Schmid, que, con algunas modificaciones, continúa siendo doctrina do- cuestión no se halla resuelta con tanta claridad como en Alemania, en
minante en Alemania. Hemos señalado, sin embargo, la dificultad de donde el Derecho positivo rechaza abiertamente la incriminación de la
sostener algunos de sus puntos de partida, así como lo poco adecuado tentativa de un delito imprudente. Por el contrario, ninguno de los
de sus postulados. En primer lugar, dos de los fenómenos que Schmid argumentos aportados por nuestra doctrina para mantener la impu-
señala como diferenciados, es decir, la «resolución basada en hechos nidad de estos supuestos resuelve definitivamente la cuestión. En_mi
hipotéticos» y la «decisión con reserva de desistimiento», se presentan opinión, su impunidad se desprende de los principios que rigen nues-
en ocasiones como dos formas de plantear una misma realidad. En tro Orjfenaii^riío^^ en forma con-
cualquier caso, es innegable que en estos supuestos concurre la volun- creta^ las conductas que desea incriminar, lo cual sería incompatible
tad suficiente para dar lugar a la tentativa (III, 4, C, c). Más difícil con la punición de delitos imprudentes en grado de tentativa.
resulta el análisis del tercer estadio que Schmid señala, es decir, «la
inclinación al hecho», que aquel autor asimila a la irresolución y para
la cual niega, por consiguiente, la concurrencia de una voluntad delic-
tiva necesaria para la tentativa. Se ha señalado, sin embargo, que, ni
desde el punto de vista psicológico, ni desde el punto de vista legal,
es cierto que para la resolución delictiva o voluntad de cometer el
delito sea precisa la concurrencia de una decisión irrevocable. La cues-
tión debe centrarse en la conducta del autor, sólo a través de la cua]
nos será posible conocer el grado de firmeza de la resolución. Puede
afirmarse que cuando el autor entre en el estadio de la ejecución, e
incluso anteriormente, movido por una voluntad delictiva, concurre
ya una resolución de cometer el delito, aun cuando puede que subsistan
en él todavía numerosas reservas sobre la comisión del mismo.
En relación al dolo alternativo, cuestión que ciertamente no es
propia del delito intentado pero que hemos tratado aquí por la re-
levancia que éste adquiere en su tratamiento, no parece que ninguna
de las propuestas que se formulan aporte una solución plenamente sa-
tisfactoria. Por una parte aquellas soluciones que castigarían por uno
solo de los delitos cometidos por el autor, se fundamentan en el
atrayente pensamiento de que a través de su acción aquél sólo puede
causar uno solo de los resultados perseguidos; olvidan, sin embargo, al
castigar por el delito consumado o por la tentativa del delito más leve
o más grave, que de la misma forma se había tenido en cuenta la lesión
de otros bienes jurídicos. La solución que propugna castigar por con-
curso ideal entre todos los posibles delitos resuelve esta cuestión pero
plantea el inconveniente de dar a estos supuestos el mismo tratamien-
to que a los casos de dolo cumulativo, cuando el desvalor, evidente-
mente, no coincide.

132 133
B. CAPÍTULOS IV y V

LA PARTE OBJETIVA
DEL TIPO DEL DELITO INTENTADO

La parte objetiva del tipo de la tentativa adquiere en nuestro Dere-


cho Positivo unos contornos propios, distintos de otras legislaciones
penales. Esto es así porque en el mismo se recoge, además de la figura
de la tentativa y delimitando con ella, la figura de la frustración. Por
ello, el hecho puede no sólo haberse intentado o consumado, como
sucede en otros Derechos, sino t a m b ^ haberse frustrado.
En relación al tipo objetivo del delito intentado se plantean, pues,
dos cuestiones diversas. Si, como en alguna ocasión se ha señalado,
la problemática de la tentativa es una cuestión de límites, en relación
al tipo objetivo esto se observa con claridad. En primer lugar, surge
la cuestión de delimitar el comienzo de la tentativa. Puesto que las
fases anteriores a la ejecución son, en general, impunes, la determi-
nación del «principio de ejecución», momento en el que se considera
iniciada la tentativa de delito constituye una cuestión de fundamental
importancia teórica y práctica, ya que determinará el límite entre las
acciones punibles e impunes. Debido a su importancia, esta problemá-
tica se ha debatido desde antiguo, constituyendo uno de los aspectos
fundamentales del delito intentado. A pesar de ello no existe acuerdo
sobre su solución, habiéndose aportado sobre la misma gran número
de propuestas.
En segundo lugar, se plantea la situación relativa a la terminación
de la tentativa. En este sentido deberá delimitarse la tentativa de la
consumación, momento en el que se realizan todos los elementos del
delito, y del delito frustrado. Esta última figura, propia del Derecho
español, que, sin embargo, desaparece en el Proyecto de Código Penal,

135
ELENA PARRÉ TREPAT

se considera concurrente en el momento en que «el culpable practica


todos los actos de ejecución que deberían producir como resultado el
delito», sin que el mismo se produzca por causas independientes de la
voluntad del agente. La tentativa de delito terminará, por consiguien-
te, con la práctica de todos los actos de ejecución, momento a partir
del cual se dará paso a la frustración o a la consumación del delito.
Esta cuestión, tampoco resuelta con unanimidad, se estudiará en el
tercer apartado.
CAPÍTULO IV

COMIENZO DE LA TENTATIVA DE DELITO

I. INTRODUCCIÓN

Plantearse en qué momento comienza la tentativa en el Derecho


Penal español equivale a plantearse en qué momento se da principio
a la ejecución del hecho pues nuestro Código Penal acoge la fórmula
del «dar principio a la ejecución» del delito como criterio para el
comienzo de la tentativa. Así se expone en el art. 3,3 del Código Penal
español, según el cual la tentativa comienza cuando el «culpable da
principio a la ejecución del delito directamente por hecho exteriores».1
La fórmula del dar principio a la ejecución del delito, que no es
en absoluto privativa de nuestro Ordenamiento, sino que existe en
diversos Códigos Penales,2 procede del Código Penal francés de 1810,
que, como se ha expuesto, en su art. 2 consideraba delito «toda ten-
tativa de crimen que habrá sido manifestada por actos exteriores y se-
guida de un principio de ejecución...». Si bien es cierto que sobre
el origen exacto no existe acuerdo, 3 sin duda fue debido a la expansión

1. El legislador español hubiera podido acudir a un criterio distinto. Por


ejemplo, el legislador italiano de 1930, partiendo de una fundamentación diversa,
consideró en su art. 56 que «quien ejecuta actos idóneos, dirigidos de modo ine-
quívoco a cometer un delito, responde el delito intentado, si la actuación no'se
realiza o el resultado no se verifica». Las razones por las que el legislador espa-
ñol adoptó este criterio son tanto históricas como ideológicas, como se ex-
pondrá a continuación.
2. Además del C.P. español acogen esta fórmula el C.P. sueco (cap. 3, art. 1),
el C.P. brasileño (art. 12) y el C.P. japonés (art. 43) entre otros.
3. Ciertamente, algunos autores han considerado que el legislador francés
no fue original al establecer el comienzo de la tentativa en el «dar principio a

136 137
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

peran en el Derecho Penal actual, 7 y que h a gozado d u r a n t e casi dos


del Código Penal francés, así como a la aceptación de la ideología de
milenios de aceptación p r á c t i c a m e n t e total. 8
la Revolución Francesa, p o r lo que dicha formulación se acogiera en
E n segundo lugar, del principio de ejecución puede extraerse tam-
gran n ú m e r o de Códigos Penales, los cuales, como se ha dicho, aún
bién que tampoco todos los actos externos dirigidos a la realización del
la mantienen.
delito pueden considerarse como actos de tentativa. Por el contrario,
La fórmula del dar principio a la ejecución, que tiene su origen
solamente los actos que c o m p o r t a n u n principio de ejecución pueden
en u n a ideología determinada, es i m p o r t a n t e p a r a el comienzo de la ten-
considerarse como tentativa, o dicho de o t r o modo, la tentativa sólo
tativa, pues de ella pueden extraerse las siguientes consecuencias:
está compuesta p o r actos ejecutivos dirigidos a la realización del de-
E n p r i m e r lugar, al establecerse que la tentativa existe sólo cuan-
lito. De aquí debe deducirse u n a división e n t r e los actos e x t e r n ó s e
do se comienza la ejecución del delito, se excluye de la misma la fase
dirigidos a la realización del delito. Aquellos q u e c o m p o r t a n la ejecu-
de deliberación interna, 4 considerándose punibles como tentativa los
ción del m i s m o , actos ejecutivos, y aquellos que son sólo u n a pre-
actos externos. 5 Por o t r a p a r t e la impunidad de los actos internos cons- «
paración de la ejecución del delito, actos preparatorios. Sólo los pri-
tituye u n principio, que procede del Derecho Romano, en donde se
m e r o s pertenecen al á m b i t o del concepto legal de tentativa. 9 El princi-
expresó con la frase COGITATIONES POENA NEMO PATITUR, 6 que
pio de ejecución y la consiguiente distinción e n t r e actos preparatorios
puede ser considerado como el m á s antiguo de los principios que im-
y ejecutivos tiene como objeto f u n d a m e n t a r que los actos preparato-
rios son, en general, impunes, a n o ser que el legislador imponga lo
la ejecución del delito», sino que recogió esta expresión de la «Josefina» (Ordena- contrario. E s cierto que en n u e s t r o Código Penal, e igualmente en el
miento jurídico dictado en Austria bajo José II) que, si bien en un sentido dis- StGB alemán, existen actos p r e p a r a t o r i o s castigados con pena, 10 pero
tinto al del Código Penal francés, utilizaba ya el término «ejecución». Decía éstos deben considerarse como «excepciones» al principio general de
aquel Ordenamiento en el capítulo 1, § 9: «Aunque el pensamiento y la con- la i m p u n i d a d de los actos p r e p a r a t o r i o s . E n realidad, su m i s m a pre- *.
ducta interna no constituye aún delito alguno, no es necesario para la existencia
del delito que el "hecho malo" se ejecute verdaderamente. La tentativa del "he- 7. Stechmann, P., Entwicklung, pág. 275.
cho malo, es ya un delito, tan pronto como la mala intención se dispone a la 8. Así lo consideran H. Mayer, ob. cit., pág. 174; Becher, Zur Abgrenzung,
verdadera práctica de la misma y se hace evidente su conducta a través de pág. 8 y Stechmann, ob. cit., pág. 275.
muestras y una acción...» (En este sentido se han manifestado Eisenmann, ZStW, 9. En la doctrina española se ha planteado por Cerezo Mir la cuestión de si
13 [1983], pág. 523; Küster, Der Begriff, pág. 5, y W. Kulawy, Die Abgrenzung, el carácter ejecutivo de los actos pertenece ya a la esencia misma de la ten-
pág. 15 ss.) Argumenta además Eisenmann (ob. cit., pág. 517, nota 197) que al tativa {Lo objetivo, pág. 12 s.). El citado profesor distingue, siguiendo a Mezger,
discutir sobre este punto en la Cámara legislativa francesa se citó expresamente entre concepto de tentativa y punibilidad de la misma y partiendo de aquí con-
el mencionado art. de la Josefina. sidera que el concepto de tentativa no es asimilable a los actos ejecutivos,
Por otra parte consideró Stoo0, jurista austríaco, que el punto de partida como había considerado en Italia Petrocelli, sino que ya actos preparatorios di-
hacia el «principio de ejecución» debía buscarse en el «westgalisischen» StGB rigidos por la voluntad del agente a la realización del delito, son subsumibles
de 1976 (§ 12), que exigía para la presencia de tentativa «una acción que se en el concepto de la tentativa. La limitación de la tentativa a los actos ejecutivos
dirigiera verdaderamente a la práctica... (del hecho)» (citado por Frank en representa únicamente una restricción de la punibilidad de la misma por una
Vollendung und Versuch, V.DA., pág. 176). cuestión de la seguridad jurídica, pero que no guarda relación con la estructura
Por último, consideró Mittermaier que no puede dudarse que el legislador ontológica de la tentativa.
francés, en la redacción del art. 2 del C.P. de 1810, estuvo influenciado por los En contra de esta opinión se ha manifestado Jiménez de Asúa (Tratado,
juristas italianos «cuando se conoce la influencia que las obras de estos juristas VII, pág. 515), quien considera que el concepto dogmático de la tentativa se
tuvieron en los juristas franceses de finales del siglo xvn» (Mittermaier, GS, 11 reduce a los actos ejecutivos.
[1859], pág. 204 s.). Por otra parte, añade Rodríguez Mourullo (Comentarios, I, pág. 109) que la
En cualquier caso, y con independencia de la verdadera influencia que estas ampliación del concepto de tentativa, más allá del límite legal de los actos
fuentes jurídicas hayan podido tener en el legislador francés, ninguna de ellas ejecutivos, no constituye ningún impedimento para la distinción entre actos
consigue negarle el mérito de haber sabido encontrar una redacción clara y preparatorios y ejecutivos.
simple —como admite Mittermaier— para la expresión de sus pensamientos. 10. En nuestro Código Penal estos actos pueden dividirse en dos grupos.
4. La relación del principio de ejecución con dicha exclusión la puso ya de Por una parte, la conspiración, proposición y provocación para delinquir, que
manifiesto Beseler, Komentar zum preussischen StGB, 1851, pág. 138. se castigan en todos los delitos (art. 4). Y, por otra parte, determinados actos
5. La concreta necesidad de «hechos exteriores» se exige en el Código Pe- preparatorios que se hallan expresamente tipificados. Véase el apartado III, 5, b),
nal español. de este capítulo.
6. Ulpiano, 18 Dig. 48, 19 (citado por H. Mayer en JZ, 1949, pág. 174).

138 139
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

sencia aporta un argumento para la impunidad de los actos prepara- gido la preocupación por parte de la doctrina y la Jurisprudencia, de
torios, pues si éstos fueron en general punibles, la punición expresa establecer el momento de distinción entre actos preparatorios y eje-
por el legislador de determinados actos preparatorios no tendría cutivos que se ha considerado incluso como el problema más arduo
sentido. de los que plantea la tentativa de delito.12 Han sido tan numerosas
Las consecuencias jurídicas a las que conduce la mencionada fór- las teorías que ha aportado la literatura del Derecho Penal, tan dis-
mula se comprenden mejor al relacionarla con su fundamentación po- tintos los criterio<OyS que se han barajado por los penalistas y, sin
lítica. El citado «dar principio a la ejecución» es en última instancia un embargo, continúa siendo tan difícil la precisión en cada caso concre-
producto de las ideas de la Revolución francesa aplicadas al comienzo to del comienzo de la tentativa, que más de un autor ha considerado
de la tentativa. Aquí se refleja la constante preocupación del liberalis- tal distinción como irrealizable.13 Pero incluso agentes autores, que, con-
mo de defender al individuo frente al poder del Estado. La distinción siderando posible distinguir entre actos preparatorios y ejecutivos,
radical que el pensamiento liberal establece entre Moral y Derecho, han intentado encontrar un criterio válido para esta distinción, han
afectando la primera a la esfera interna del individuo, mientras que el acudido a puntos de vista que extienden de tal forma la tentativa que
Derecho se ocupa sólo de los actos que se han exteriorizado, obliga a desaparece realmente la distinción legal entre ejecución y preparación.
considerar impunes los pensamientos y las resoluciones delictivas, en Tal infracción del principio de legalidad no ha sido, desgraciadamente,
tanto no se manifiesten en actos encaminados a la comisión del de- producto de algún caso aislado, sino, por el contrario, más frecuente
lito. También la ideología liberal exige la limitación de la punición de lo que se podría suponer. Igualmente, la Jurisprudencia, tanto
a los actos ejecutivos, por ser más próximos a la consumación del española como alemana, ha extendido en ocasiones el comienzo de la
delito, excluyéndose de la punición aquellos actos que, por su lejanía, tentativa a actos que no eran aún ejecutivos, ignorando así la distin-
pudiesen dar lugar a posible arbitrariedad judicial y la consiguiente ción señalada en el Código.14
inseguridad jurídica. La distinción entre actos preparatorios y ejecu- En las páginas siguientes se expondrán las diversas teorías que
tivos, considerando conformadores de la tentativa sólo a los segundos, han surgido para la delimitación del comienzo de la tentativa, es de-
mientras los primeros permanecen impunes, es, pues, coherente con cir, para la distinción entre actos preparatorios y ejecutivos. Se expon-
las ideas del Estado liberal del Derecho, sobre todo la seguridad ju- drá, en primer lugar, la evolución de la doctrina alemana en este
rídica de los ciudadanos ante el poder del Estado. Aún en el caso de * punto, que ha partido históricamente de la exigencia legal de un «prin-
que las acciones preparatorias comporten la expresión evidente de una cipio de ejecución» (Anfang der Ausführung) para la tentativa. Se verá
voluntad de delinquir, de un autor peligroso para el Derecho, deben cómo la sola alusión legal al principio de ejecución se ha demostrado
permanecer impunes, y la razón de esta impunidad se debe a los po- insuficiente para fijar el comienzo de la tentativa y que ello ha llevado
sibles abusos que su punición podría llevar consigo, es decir, razones a la doctrina alemana a buscar criterios que precisan aquel concepto,
de inseguridad jurídica, intolerables desde el punto de vista del Es- criterios que en parte han determinado la introducción de una nueva
tado de Derecho.11
fórmula más precisa en el StGB 1975.
Sin embargo, lo cierto es que la fórmula del «dar principio a la En segundo lugar, se examinará el estado de la cuestión en la doc-
ejecución» ha cumplido muy parcialmente sus objetivos puesto que trina española y el Tribunal Supremo español en relación con el co-
sólo obliga a distinguir entre actos preparatorios y ejecutivos sin ofre-
cer ningún criterio de distinción entre ellos. Por esta razón, en los
países en cuyos códigos se impuso el principio de ejecución ha sur- 12. Así, Bockelmann, JZ, 1954, pág. 468.
13. Entre muchos, por ejemplo, Frank, cuya aportación, no obstante, es
muy importante. (StGB, § 43, II, 2). Actualmente, también mantiene una jiosi-
11. Ideas políticas completamente contrarias orientaron la redacción del, ción consecuente con esta conclusión Schmidháuser (véase el apartado II, 5,
ya citado, art. 56 del Código de Rocco, pues en aquél, partiendo de la prioridad de este capítulo).
de la seguridad del Estado frente a la del individuo, propio de la ideología fas- 14. Ésta fue una de las razones por las que la doctrina alemana obtó por
cista, se suprimió la distinción entre actos preparatorios y ejecutivos, y se cas- no introducir de nuevo la fórmula del «dar principio a la ejecución», como cri-
tigó cualquier manifestación de voluntad dirigida de forma inequívoca a la terio para el comienzo de la tentativa, en la nueva redacción del C.P. alemán,
consumación del delito. (También en este sentido se expresa Jiménez de Asúa, que modifica el anterior § 43. Sobre las ventajas aportadas por la nueva redac-
Tratado, VII, pág. 516, en especial nota 123). ción trataremos en este capítulo.

140 141
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

mienzo de la tentativa, y se expondrán unas consideraciones perso- do en la Ley con una pena», es decir, cuando se ha comenzado ya con
nales sobre el tema.
la infracción de la Ley.20 También en esta primera dirección debe in-
cluirse a Luden, quien a pesar de que partió para sus consideraciones
no del concepto del principio de ejecución sino del Derecho común,
II. PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN EN ALEMANIA art. 178, Constitutio Criminalis Carolina, y de los juristas italianos, dis-
tinguió entre preparación y ejecución, considerando tentativa «el co-
1. Introducción mienzo de aquella acción mediante la cual el delito podría y debía llegar
a ser consumado, sin nuevos preparativos y ulteriores interrupciones».21
Bajo el influjo de las ideas de la Revolución Francesa el principio La posición contraria fue defendida principalmente por Kóstlin, quien t
de ejecución fue adoptado progresivamente en gran número de Códigos consideraba que la parte subjetiva del hecho, «das Willensmomente», es
Penales particulares de los Estados alemanes.15 La influencia que el lo que constituye la esencia de la tentativa. Ello significa, por una
mismo tuvo sobre la doctrina alemana de la primera mitad del si- parte, que «en la realización externa imperfecta debe reflejarse la esen-
glo xix no fue total, pues un cierto número de autores continuaron cia total de una determinada intención dirigida al tipo total y, por
realizando sus investigaciones en este punto en base a la Constitutio otra parte, que la tentativa comienza allí donde esta determinada in-
Criminalis Carolina (art. 178) y a sus padres espirituales, los juristas tención se ha manifestado como tal en un actuar exteriorizado».22 Pues-
italianos de la Edad Media, así como a sus fuentes del Derecho ro- to que lo importante es la simple manifestación de voluntad, las ac-
mano.16 Podrían distinguirse dos grandes direcciones en la literatura ciones preparatorias deben considerarse punibles.
alemana en aquel momento. Por una parte, la de aquellos autores que,
Para una mejor definición, estos dos grupos podrían agruparse*
apoyándose en los textos legales de los Estados alemanes, que acep-
bajo el nombre de teoría objetiva, la primera posición, y subjetiva, la
taban el principio de ejecución, fijaban el comienzo de la tentativa exi-
segunda. Esta dicotomía se mantiene, como se verá, a lo largo de la
giendo una acción ejecutiva y consideraban impunes las acciones pre-
evolución doctrinal hasta nuestros días, no sólo en la doctrina alemana
paratorias. La dirección contraria consideraba ya tentativa cualquier
sino igualmente en la española. Los representantes de la teoría obje-
manifestación exteriorizada de voluntad, que se dirija a la realización
tiva fundamentan la distinción en criterios objetivos; los segundos, en
del delito, considerando punibles las acciones preparatorias. 16 " La pri-
la voluntad del autor.
mera posición la defendían Mittermaier y Zacharíá, a quienes puede
Podría parecer que la discusión mencionada habría quedado defi-
considerarse como los precursores de la teoría objetivo-formal que
nitivamente zanjada cuando el legislador alemán de 1871, copiando
más tarde desarrollará con precisión Beling.17 El primero de ellos al
íntegramente en este punto la redacción del art. 31 del Código Penal
cual reprochó Kóstlin haberse dejado «seducir» por el Derecho fran-
prusiano, consideró, en su § 43, punible como autor de tentativa
cés,18 consideró que la tentativa tan sólo se inicia cuando «por lo me-
«aquel que manifiesta la resolución de practicar un delito (Verbe-
nos se ha empezado aquella acción que está prohibida y que integra
chen o Vergehen) a través de acciones que contienen un principio de
el delito».19 Partiendo igualmente del principio de ejecución, entiende
ejecución de este delito...». Sin embargo, como ya se advirtió, si bien
Zacharíá que tentativa sólo existe cuando «se ha empezado con una
de la formulación legal podría desprenderse claramente que los actos
acción, que puede ser considerada como parte real del hecho amenazá-
preparatorios resultaban impunes, ésta no aportaba ningún criterio
de distinción entre actos preparatorios y ejecutivos, problema que de-
is. Sáchsisches CGB de 1838 (art. 29), Preussisches StGB de 1851 (§ 31), bía ser resuelto mediante la interpretación doctrinal. Ciertamente, se
Sáchsisches StGB de 1855 (art. 45) y Bayerisches StGB de 1861 (art. 41), entre esforzó la doctrina alemana durante el tiempo en que estuvo vigente
otros. dicho Código Penal alemán en deslindar el comienzo de la actos ejecu-
16. Kulawy, ob. cit., pág. 17. tivos, surgiendo nuevas posiciones doctrinales que siguieron el camino
16a. Kulawy, ob. cit., pág. 18 ss.
17. Sobre la teoría objetivo-formal, véase el apartado II, 3, A, de este ca-
pítulo.
18. Kóstlin, System, pág. 232. 20. Zacharíá, Die Lehre vom Versuch, I, pág. 203 ss.
21. Luden, Abhandlungen, pág. 459.
19. Mittermaier, Neus Archiv des Kriminalrechts, II, 1818, pág. 605. 22. R. Kóstlin, System, pág. 231.
142
143
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

emprendido por las posiciones ya expuestas, pero partiendo en todo preparatorios para encontrar un criterio válido para interpretar dicha
caso del principio de ejecución. Durante más de un siglo se aportaron distinción. Este criterio lo buscan en la manifestación de la resolución
diversos criterios, que a continuación se exponen, y que, si bien con- del autor de cometer el hecho o en la firmeza de tal resolución. Sus
siguieron delimitar en mayor medida el problema, no lograron satis- representantes fundamentan la punición de la tentativa en la voluntad
facer. Por otra parte, alguno de estos criterios amplió eventualmente contraria al Derecho o en la peligrosidad del autor. Debe tenerse en
el campo de los actos ejecutivos en gran medida, y la aplicación de cuenta que incluso las teorías subjetivas más extremas han exigido
los mismos llevó al Tribunal Supremo alemán a extender demasiado siempre la objetivización mediante actos de la voluntad de delinquir,
el comienzo de la tentativa. Por estas razones cuando se planteó la no habiendo renunciado nunca al principio «Cogitationis poena nemo
reforma del Código Penal alemán, se rechazó tanto en el proyecto oficial patitur». Se exponen a continuación:
como en el alternativo, la centenaria fórmula, intentándose aportar un
criterio más preciso para la determinación del comienzo de la tenta- A) Teoría subjetiva extrema
tiva, que evitara igualmente las injustas ampliaciones que había permi-
tido la anterior redacción. Adoptando una de las teorías que había a) Exposición
desarrollado la doctrina, el § 22 del actual StGB considera que da co-
mienzo al delito intentado «quien, según su representación del hecho, La teoría subjetiva más extrema se conformaba con la simple ob-
inicia inmediatamente la realización del tipo». Más adelante veremos jetivización de la voluntad. Según ella, debe entenderse que existe una
si el § 22 ha conseguido sus objetivos pero lo cierto es que con pos- tentativa punible tan pronto como la intención antijurídica se reconoce
terioridad a la entrada en vigor del nuevo Código han surgido di- de cualquier forma en las acciones cometidas por el sujeto. Ésta puede
versas teorías que matizan la interpretación del mismo y que han per- surgir ya en la primera actividad llevada a cabo que, con voluntad
mitido a algún autor poner en duda la necesidad de modificar la an- delictiva, se dirija a la consumación.
terior redacción del Código Penal alemán. Esta teoría apenas tuvo acogida en la doctrina puesto que la
mayoría de los autores desembocaron en la teoría que se expone a
2. Teorías subjetivas continuación. La defendió ocasionalmente Von Buri, quien al definir la
tentativa de delito como «voluntad objetivada» manifestó que tan pron-
Iniciamos la exposición de las doctrinas alemanas a partir del StGB to como la voluntad sea objetivamente reconocible debe considerarse
de 1871, momento en el que en Alemania se unificaron las legislacio- comenzada la tentativa. Por ello, todas las acciones anteriores a esta
nes penales. Nuevamente surgió en la interpretación del principio objetivación resultan penalmente irrelevantes.25 También en este senti-
de ejecución la distinción entre teorías objetivas y subjetivas. Por ser do se manifestó Eisenmann, quien expuso: «Existe una tentativa puni-
estas últimas las que poseen una más antigua tradición las exponemos ble en cuanto la intención antijurídica puede reconocerse en acciones
en primer lugar.23 Ciertamente, estas teorías subjetivas han tenido una que comportan su realización.»26
influencia muy relativa en la determinación del comienzo de la tenta-
tiva, y actualmente las posiciones subjetivas extremas se hallan total- b) Valoración crítica
mente abandonadas por la doctrina alemana, entre la que no cuentan
con ningún representante. 24 Se ha criticado a esta teoría que, castigando la simple manifesta-
Parten de la distinción que el § 43 hace entre actos ejecutivos y ción de la voluntad, se castigará, en ocasiones, deseos, pensamientos y
ansias; 27 lo cierto es que, aun cuando la acción juzgada objetivice uria J
23. Las teorías objetivas, que se expondrán a continuación, surgieron real- voluntad firme de cometer el delito, esta teoría nos lleva demasiado
mente en el siglo xx. lejos en el campo de la punición, pues la voluntad lo mismo puede ma-
24. Lo mismo puede afirmarse en la Jurisprudencia alemana, entre la
que «no puede encontrarse ninguna sentencia que base la distinción entre pre-
paración y ejecución exclusivamente en la situación subjetiva del autor; por el 25. Von Buri, GS, 19 (1867), pág. 71.
contrario, esta posición ha sido expresamente rechazada por el R.G....» (G. Fis- 26. ZStW, 13 (1893), pág. 485.
cher, Das unvollendete, pág. 37). 27. Ponsch, Die Abgrenzung, pág. 17.
144 145
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

escritos, también por Kohler,33 Von Buri,34 Delaquis,35 además de John


nifestarse en una acción muy lejana a la acción típica como en una
y Senf. Muy posiblemente esta teoría encuentra su origen en los juristas
muy próxima. Con ella desaparece en realidad la distinción entre ac-
italianos, que tanto influyeron en los subjetivistas alemanes, y que exi-
tos preparatorios y ejecutivos, pues es evidente que la voluntad de
gieron del acto intentado que «in sua formas vel figuras tendit ad con-
cometer el delito puede manifestarse ya en una acción que comienza
sumvationem effectus». Esta «tendencia manifestada» tuvo acogida a
a prepararlo. Por ello, esta teoría no podía aceptarse conforme al
su vez en la Carolina, en donde se exigían para la tentativa la concu-
§ 43 del anterior Código Penal alemán,28 pero tampoco desde el actual
rrencia de «hechos aparentes» (Scheinbare Werke).
§ 22, pues éste considera fundamental el dar principio inmediatamente
a la realización del tipo según la representación del autor del hecho b) Valoración crítica
(aun cuando ello fuera interpretado desde el punto de vista del autor).29
La teoría del Dolus-ex-re no se ha considerado útil, pues en muchas
B) Teoría del Doíus-ex-re ocasiones la acción no permite ver cuál es la intención del autor justo
hasta el momento de darse la acción típica. Si A ata a un árbol a B
a) Exposición con intención de matarlo, ¿puede afirmarse que esta acción es ya
una muestra inequívoca de su intención?, o ¿puede pensarse también
Más precisa que la anterior y doctrinalmente más importante es que lo que el autor pretende es robarle o simplemente privarle de su
la teoría del Dolus-ex-re, pues en ésta no es suficiente para que exista libertad? Pero, por otra parte, la acción puede manifestar una voluntad
una acción ejecutiva la simple exteriorización de la voluntad, sino inequívoca de cometer un delito determinado en una acción muy an-
que de la actividad realizada debe desprenderse no sólo la voluntad de terior a la típica. Esta teoría puede, pues, del mismo modo que la an- |
% cometer un delito, sino también qué delito se quería cometer. Existe terior, llevarnos a castigar acciones preparatorias muy lejanas a la
tentativa cuando de los hechos probados se puede extraer la conclusión realización del tipo. Supongamos, por ejemplo, que la mujer A com-
que se quería cometer un determinado delito, y si de los hechos pro- pra un veneno en la farmacia y le expresa el farmacéutico, en quien
bados no se puede extraer esta conclusión, entonces la acción perma- confía, su intención de envenenar a su esposo. También, en esta teoría
nece impune.30 O como Senf expone, «el Juez debe poder extraer de la desaparece, por consiguiente, la distinción entre preparación y ejecu-
acción realizada el reconocimiento inequívoco de la existencia de una ción y tampoco se corresponde, como la anterior, con la actual re-
relación de esta acción con un resultado delictivo según la experiencia, dacción del StGB vigente ni con el anterior.36
o, expresado de otra forma, el reconocimiento de una voluntad delictiva * Además, se ha criticado a esta posición el ser contradictoria con
por su objetivación conforme al fin, para nosotros inequívoco».31 Esta una de las bases de la teoría subjetiva, la carencia de relación causal
posición fue defendida por Hálschner,32 quien la propagó a través de sus en la tentativa.37 Según se afirma, se trata de reconocer el resultado,
que el autor persigue, a través de la acción, que el autor ejecuta. No
33. Studien aus dem Strafrecht, I, 1890, pág. 9.
28. Tampoco puede aceptarse en base al artículo 3,3 del C.P. español, que 34. Del rechazo que Von Buri hace de la distinción entre causa y condi-
exige igualmente un principio de ejecución. ción, extrae que la distinción sólo puede ser subjetiva: la voluntad objetivada
29. Por otra parte, esta teoría se encuentra con el problema de la prueba del autor (GS, 19 [1867], pág. 62).
de saber a la realización de qué tipo se dirigía el autor del delito. Por el prin- 35. Quien con gran claridad expresó: ¿Qué es, pues, tentativa? Nuestra
cipio «in dubio pro reo» debería castigarse conforme al delito menos grave. En respuesta es, y puede ser, solamente: voluntad objetivada, o con otras palabras:
realidad, los representantes de esta teoría desembocaron en la posición que a Existe una tentativa, cuando de los momentos existentes objetivamente se
continuación se expone. desprende que el autor quería causar un determinado resultado antijurídico,
30. R. Ed. John, Entwurf mit Motiven zu einem Strafgesetzbuch für den regulado en algún tipo legal ... Sólo entonces existe una voluntad penalmente
Norddeutschland, Berlín, 1868, pág. 217. relevante, cuando de su objetivación puede reconocerse como tal, cuando de
31. Senf, GS, 67 (1906), pág. 306. los hechos objetivos puede determinarse una voluntad dirigida a un resultado
32. Quien expuso: «Una actividad ... no puede ser considerada como tenta- antijurídico» (Der untaugliche Versuch, pág. 206 s.).
tiva, en tanto no pueda representar, de forma reconocible, la completa esencia 36. Tampoco puede aceptarse en base a nuestro artículo 3,3, pues en éste
de la intención delictiva en el caso concreto». System des preussisches Stra- se establece la distinción entre actos preparatorios y ejecutivos.
freohts, I, 1858, pág. 183 y también en Das gemeine deutsche Strafrecht, pági- 37. Así, Ponsch, ob. cit., pág. 19 s.
na 355 ss.

146 147
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

debe acudirse a la voluntad del autor, sino que debe deducirse su Para poder juzgar si la acción manifiesta una voluntad firme o no,
voluntad sólo a través de su acción. Es decir, se trata de deducir ob- se vio la necesidad de acudir al plan del autor, pues sólo éste nos
jetivamente a qué resultado se dirige la acción, y la única forma de muestra exactamente la relación existente entre la acción juzgada y la
saber si una acción se dirige a un resultado es viendo si ésta es causal acción típica y la proximidad o lejanía de la primera con la segunda.49
con el mismo. Sin embargo, Von Buri había afirmado que en la ten- Sin embargo, el plan del autor, por sí solo, no sirve de criterio para
tativa no existe una relación causal con el resultado.38 determinar si en la acción juzgada se ha manifestado o no una voluntad
Entiendo que lo realmente importante es poner de manifiesto que firme e irrevocable de cometer el delito. Como Waiblinger ha puesto de
el punto de partida de esta teoría es falso, pues se confunde aquí un manifiesto x para determinar cuándo la resolución es irrevocable puede
problema material, como es la distinción entre actos preparatorios y acudirse a diversos criterios:
ejecutivos, con un problema de prueba, como es que la voluntad del
autor pueda deducirse de los hechos probados, es decir, resulte com- a') En base a criterios subjetivos
pletamente probada. Es erróneo, como se ha determinado anterior-
mente pretender hacer coincidir ambos momentos.39 Una teoría subjetiva extrema defiende que es el autor mismo el
que debe responder a la cuestión de la firmeza de su resolución. La re-
C) Teoría basada en la firmeza de la resolución solución es firme o irrevocable, según esta concepción, cuando el autor
a) Exposición considera que está firmemente decidido a la comisión del delito. Así
se ha expresado en una única ocasión el Tribunal de Casación de Gi-
Según la teoría que se expone a continuación, no basta, para que nebra: «Es preciso considerar que forma parte de la ejecución del
exista una acción ejecutiva, con la manifestación de una resolución delito, en el sentido del art. 21 del Código Penal suizo, toda actividad
delictiva o de una voluntad encaminada a un delito determinado, sino que en el plan del autor represente —incluso solamente en su fuero
que es necesaria la presencia de una resolución firme,40 invariable 41 interno— el paso decisivo a partir del cual se dirige al resultado.» 51
o irrevocable.42 Serán, pues, acciones ejecutivas aquellas que reflejen Este criterio ha sido totalmente rechazado y criticado incluso por
la voluntad firme del autor de cometer el delito. Como expresó el subjetivistas, como por ejemplo Waiblinger, quien considera que estas
ministro de Justicia alemán Uhden en la deliberación sobre el Código teorías subjetivas tan extremas han contribuido al descrédito de las
Penal prusiano: «la pena de la tentativa debe aplicarse tan pronto teorías subjetivas en general.52 Lo cierto es que este criterio es total-
como la voluntad delictiva ha sido manifestada tan fuertemente en ac- mente impracticable, pues el autor puede considerar su voluntad firme
ciones externas que se debe concluir que el sujeto posee la más seria e irrevocable ya en una primera acción preparatoria muy lejana, o bien,
intención de cometer el delito»; 43 o bien, como dice Waiblinger: «Cuan- dudar sobre la realización del hecho aun durante la ejecución de
do en el actuar dirigido a la ejecución del hecho ha llegado el mo- acciones típicas. Ante tal absurdo, ya expresó Maurach: «¿pero es real-
mento en el que para el autor no existe ningún «regreso», a no ser mente ésta la solución ante el asesino que apunta a su víctima? ¿Del
que circunstancias externas le conduzcan a éste.» ^ Partidarios de esta simple hecho de que en el último momento pueda tener una idea dis-
teoría fueron ya Von Bar,45 Hálschner,46 Senf47 y Redslob.48 tinta, debe realmente derivarse la existencia de preparación? H Igual-
mnte intolerable es dejar que el autor decida si su acción es punible
38. Von Buri, GS, 40 (888), pág. 503 s. o no. Esta decisión pertenece únicamente al legislador.54 Por último,
39. En este sentido, también Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 550. surgirá también para esta teoría una gran dificultad de carácter pro-
40. Von Bar, Gesetz und Schuld, II, pág. 504 y 514.
41. Redslob, Versuch und Vorbereitung, pág. 152 y 160. batorio, ya que es posible que el autor bien informado tienda a afirmar
42. Waiblinger, ZStW, 69 (1957), pág. 207 ss.
43. Citado por Redslob, Versuch und Vorbereitung, pág. 15. 49. Waiblinger, ob. cit., pág. 203.
44. Ob. cit., pág. 202. 50. Ob. cit., pág. 203 ss.
45. Ob. cit., pág. 504 y 514. 51. Citado por Waiblinger, ob. cit., pág. 204, nota 70.
46. Lehrbuch, I, pág. 342. 52. Ob. cit., pág. 204, y SchZStr, 72 (1957), pág. 129.
47. GS, 67 (1906), pág. 305 s. 53. D.P., II, pág. 180.
48. Ob. cit., pág. 152 y 160. 54. Stratenwerth, A.T., pág. 194 ss., y Baumann, A.T., pág. 523.
148 149
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

que no se hallaba irrevocablemente resuelto a cometer el delito, con


lo cual se hace difícil saber lo que pensaba realmente. momento en que no pueda ya esperarse un desistimiento voluntario,
podrá afirmarse que la tentativa ha empezado.» 60
En realidad, las teorías expuestas no ofrecen ningún criterio de
b') En base a criterios objetivos distinción. Esto se advierte claramente en la posición de Hall, quien
cede toda decisión al Juez para determinar si la resolución del autor
Un criterio distinto es defendido por aquellos autora que creen es firme o no. «Hall sabe perfectamente que su criterio de distinción
que no debe ser el autor quien determine la firmeza de su voluntad, no es en realidad tal, sino más bien una renuncia expresa en el libre
sino que ello debe determinarse a través de criterios objetivos. Para arbitrio judicial»,61 sin ofrecerle al Juez ningún criterio que le permita
distinguir entre acción preparatoria y ejecutiva según Klee, deberá ver- conocer cuándo la resolución del autor es firme o no. Se cae, pues, en
se si la voluntad del autor ha dado ya el paso decisivo, y ello se co- la arbitrariedad más absoluta.
noce si, según la experiencia de la vida, no es esperable ningún re- Igualmente inútil debe considerarse el criterio de Klee, pues es
torno; por el contrario, la acción posee una tendencia interna ha- imposible saber si la resolución del autor es firme o no partiendo de
cia el resultado.55 En este caso se tratará de una acción ejecutiva. la experiencia general de la vida. Ésta lo único que nos indica es que
Es decir, lo decisivo para saber si la resolución del autor es firme y hay personas resueltas y personas indecisas y no existe «el hombre
constituye, por tanto, una acción ejecutiva, será el juicio de un ob- medio» hablando de voluntades. Si le preguntamos a un observador ob-
servador objetivo, para quien su experiencia psicológica no le ofrezca jetivo el juicio que le merece la resolución de voluntad de un sujeto
ninguna duda que el autor proseguirá la realización de su voluntad que va a comprar una pistola con intención de matar a su enemigo,
hasta el final, a no ser que algo se lo impida.56 Por ejemplo, de quien según su experiencia psicológica, existe sólo una respuesta posible: de-
durante el acecho ya ha cargado su pistola, debe afirmarse, según la pende de cuál sea la personalidad del autor, solución a la cual re-
experiencia general de la vida, que consumará el hecho, a no ser que nuncia Klee expresamente.62 Incluso puede continuar dándonos la mis-
se evite; por el contrario, en tanto el autor no haya cargado el arma ma respuesta aun cuando acerquemos la acción al momento consuma-
no existirá ninguna garantía de la firmeza de su voluntad, pues todavía tivo, pues la experiencia de la vida no nos dirá nunca cómo reaccionará
no existe ninguna sospecha de la consumación del delito.57 Se trata aquel autor concreto. Lo que se pretende decir con ello es que este
de hacer un juicio de probabilidad sobre si la resolución del autor es criterio es erróneo, pues un tal juicio generalizador como pretende Klee
lo suficientemente firme como para seguir adelante y consumar el es sólo posible sobre objetos que permitan una generalización, y éste
hecho, pero este juicio de probabilidad no debe hacerse acudiendo a la no es el caso de la firmeza de la resolución delictiva del autor, que
personalidad del autor, sino partiendo de la experiencia general de la es distinta en cada sujeto.
vida.58 En el mismo sentido, Von Bar.59
En un sentido parecido, pero sin hablar de juicio de probabilidad, c') En base a la personalidad del autor
ha expuesto Hall, para quien la medida debe darla el Juez: «Si el Juez y a las circunstancias del hecho
dice: el autor podría todavía volverse atrás, entonces existe solamente
Una tercera posición es representada por Germán 63 y Waiblinger.64
una acción preparatoria, pero si el Juez dice: el autor ya no podría
Consideran estos autores suizos 65 que la decisión sobre si el autor está
volverse atrás, entonces existe una tentativa punible. Mientras pueda
irrevocablemente decidido a la consumación del hecho es una cuestión
esperarse de la manifestación de voluntad del autor un desistimiento
voluntario, se tratará todavía de una acción preparatoria. En el mo-
60. Hall, GS, 110 (1937), pág. 115 s. El desistimiento continúa siendo posi-
ble, pero se ha llegado a un punto de realización en que no es esperable.
55. Klee, Die Grenze zwischen Versuch und Vorbereitung, pág. 289. 61. Ponsch, ob. cit., pág. 65.
56. Klee, ob. cit., pág. 287. 62. Klee, ob. cit., pág. 290.
57. Klee, ob. cit., pág. 289 s. 63. Das Verbrechen, pág. 74.
58. Klee, ob. cit., pág. 290. 64. ZStW, 69 (1957), pág. 189 ss., y SchZStr, 72 (1957), pág. 121 ss.
65. Exponemos esta teoría porque ha tenido eco entre los autores alemanes
59. Von Bar, Gesetz und Schuld, II, pág. 514. a pesar de que ninguno la haya proseguido.
150
151
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

que debe resolverse en cada caso concreto, en base a la personalidad rantizarse que sólo se castigarán como tentativa acciones que se hallen
del autor del hecho y a las concretas circunstancias del caso.66 Debe objetivamente próximas al hecho típico, acciones lejanas se rechazarán,
atenderse a la estructura de personalidad del autor en concreto y no pues nunca podría afirmarse con seguridad que el autor —sin la in-
a la del ciudadano medio, pues, en un mismo momento, personas di- fluencia de circunstancias externas— hubiera modificado su resolu-
versas pueden reaccionar de forma distinta. No sería, pues, exacto juz- ción.71 Podría oponerse que en aquellos casos que en el autor se reco-
gar a todos bajo el mismo prisma. Ello puede llevarnos, evidente- noce una personalidad enérgica, firme, que no tiende a desistir una vez
mente, a que una misma conducta se valore en un autor como tentativa ha tomado una resolución, ya en acciones preparatorias lejanas po-
y en otro como preparación, pero esta valoración distinta de las con- drían verse acciones ejecutivas. Pero a ello opone Waiblinger que in-
ductas humanas no representa ninguna desventaja, sino que se corres- cluso en el caso de delincuentes profesionales no puede considerarse
ponde con los fundamentos del Derecho Penal de la culpabilidad que en las acciones lejanas a la ejecución del tipo exista una resolución
(Schuldstrafrechts). Por ejemplo, la conducta de un delincuente ocasio- irrevocable, pues incluso ellos pueden cambiar su decisión.72 Realmen-
nal no puede valorarse igual que la de un experimentado delincuente te, para saber si la acción es irrevocable tendremos que esperar a que
profesional.67 También debe atenderse a las circunstancias concretas del el autor empiece a practicar la acción típica que le conducirá al re-
hecho, pues éstas son las que a menudo permiten llegar a la conclusión sultado. Pero incluso al practicar la última acción puede el Juez adver-
segura de que para el autor no existe ninguna posibilidad de retorno.68 tir en el delincuente una personalidad tan insegura que aún durante
Waiblinger, que lleva su teoría hasta el final, considera que, si utili- la realización de la acción típica dudaba si debía o no realizarla. Re-
zamos como criterio diferenciador entre acciones preparatorias y eje- mitiéndonos al ejemplo ya citado de Maurach,73 ¿diremos en este caso
cutivas, la irrevocabilidad de la resolución de voluntad del autor, cuan- que estamos todavía en el ámbito de la preparación? 74
do las acciones juzgadas son anteriores a las acciones típicas, no puede
ser otro el criterio utilizado cuando las acciones llevadas a cabo son b) Valoración crítica
ya típicas. Los subjetivistas aceptan, sin más, que las acciones típicas
constituyen siempre tentativa, olvidándose al cruzar el umbral del tipo Por todo lo expuesto anteriormente, puede afirmarse que las teo-
de sus posiciones subjetivas. Es difícil, sin embargo, creer que por el rías que establecen el criterio de distinción en la firmeza de la voluntad
hecho de empezar la ejecución del tipo, la resolución del autor se con- del autor no aportan un criterio válido para distinguir las acciones
vierta sin más en irrevocable, más exactamente debe considerarse que preparatorias de las ejecutivas. Al igual que sucedía con las teorías
la ejecución de una acción que pertenece al tipo legal constituye en anteriores, puede ampliarse excesivamente el ámbito de los actos eje-
muchos casos un indicio insuficiente.69 cutivos a costa de los preparatorios. Pero es que también pueden con-
La fundamentación de esta teoría debe considerarse inadmisible. siderarse aún preparatorios actos típicos. En realidad, desaparece la
Una premisa político-criminal indispensable afirma que en el Derecho distinción entre actos preparatorios y ejecutivos, que no puede depen-
Penal se castiga al hecho y no al autor; en esta posición ocurre, sin der del grado de fortaleza que manifiesta la voluntad del sujeto. Del
embargo, lo contrario.70 Por ello, le parece a Waiblinger una ventaja mismo modo que, por lo expuesto, no podía mantenerse esta teoría en
que una misma acción pueda representar para un autor un acto pre- base al § 43 del anterior StGB,75 tampoco encuentra apoyo en el De-
paratorio y para otro uno ejecutivo.
Además, tampoco convence en sus resultados. Con ella pretende ga- 71. Waiblinger, ZStW, 69 (1957), pág. 214.
72. Waiblinger, ZStW, 69 (1957), pág. 214, nota 98.
73. Apartado II, C, a').
66. Waiblinger, ZStW, 69 (1957), pág. 207. 74. Esta teoría es además incompatible con la institución del desistimien-
67. Waiblinger, ZStW, 69 (1957), pág. 207, y Germán, Das Verbrechen, to que la ley recoge. Si las acciones ejecutivas fueran sólo aquellas en las
pág. 74. que la voluntad del sujeto ha llegado a tal grado de firmeza e irrevocabilidad
68. Waiblinger, ZStW, 69 (1957), pág. 208, y Germann, Das Verbrechen, que el desistimiento voluntario ya no es imaginable, entonces qué sentido ten-
pág. 72. dría que la ley penal hablara de desistimiento; bastaría en todo caso con decir
69. Waiblinger, ZStW, 69 (1957), pág. 214. que la tentativa empieza con las acciones ejecutivas, pues con ello se excluiría
70. Porque representa aun Derecho Penal del autor y no del hecho, la re- ya implícitamente aquellos casos en que el sujeto hubiere desistido.
chaza Stratenwerth, A.T., 2. ed., Anm. 662. 75. Lo mismo puede afirmarse de nuestro artículo 3,3, del C.p.

152 153
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

recho vigente alemán (§ 22), pues si el autor, según su representación decide cuál es esta última acción, ya que la decisión puede dejarse
del hecho, ha dado principio directamente al desarrollo del tipo, se en manos del autor o de un espectador objetivo. Si Bockelmann hu-
ha iniciado ya la tentativa con independencia que el sujeto estuviera biese pensado en la primera solución, su teoría sería inadmisible,
irrevocablemente decidido o no a la comisión del hecho.76 pues el autor puede considerar que la situación crítica se da en un
momento muy anterior a la ejecución del tipo, o, por el contrario, en
D) Posición de Bockelmann una acción típica. Por otra parte, no puede dejarse al autor la decisión
sobre en qué momento empieza la punibilidad del hecho. Pero la se-
a) Exposición
gunda solución no es tampoco posible, pues un espectador objetivo
verá siempre como última decisión de voluntad aquella que conduce
También entre las teorías subjetivas debe incluirse la posición que directamente a la consumación (por ejemplo, el disparar). Todavía
Bockelmann ha defendido durante años pero que actualmente ha aban- confunde más Bockelman cuando dice «esta formulación debe aplicar-
donado.77 Según sostuvo este autor, para distinguir entre preparación carse a la constitución psíquica del autor y no a la situación externa
y tentativa debe observarse «si el autor ha tomado la última, la decisi- creada por él».81 Si lo que pretende es que para decidir en qué mo-
va decisión sobre el sí del hecho».78 Esta última y decisiva decisión ha mento ha sido tomado el último impulso de voluntad acudamos a la
de entenderse que ha sido tomada cuando ya no sea exigible ningún personalidad del autor, ello es igualmente inadmisible y no es preciso
impulso de voluntad. Hasta este momento el autor se ha sentido como repetir de nuevo las críticas que se hicieron a la teoría anterior. No
dueño moral de la situación, porque la resolución sobre «si debe reali- aporta esta posición una distinción válida, porque —como señaló Cere-
zar el hecho» estaba aún frente a él. Lo que hasta aquí se ha hecho zo— es realmente más fácil deducir de la realización de un acto ejecu-
es simple preparación impune, pues falta aún el nuevo, el decisivo tivo que el sujeto ha tomado la última decisión de realizar el delito,
impulso de la voluntad que convierte el hecho en tentativa. Existe, que no lo inverso.82 Claramente ha visto Stratenwerth que para saber
pues, tentativa «cuando el dolo del autor ha superado la prueba de cuál es la situación crítica a la que se refiere Bockelmann debe acudir-
fuego de la situación crítica».79 Esta situación se da cuando el autor se de nuevo a las teorías objetivas.83
se encuentra ante la tarea de practicar una acción, que por lo menos
según su representación le conducirá al desarrollo del tipo.80
E) Revisión critica
b) Valoración crítica
Lo cierto es que partiendo de una fundamentación objetiva, como '
la expuesta en el primer capítulo, en virtud de la cual se considera
La teoría expuesta plantea, por una parte, el problema de su falta punible en la tentativa, no la voluntad del autor contraria al Derecho,
de precisión, por lo cual no permite el entrar a discutir sobre su po- sino la acción voluntaria peligrosa para el bien jurídico protegido,
sible aplicación. Se trata, según Bockelmann, de que el autor tome la deben rechazarse estos intentos de diferenciación entre actos prepa-
decisión decisiva de voluntad o traspase la prueba de fuego de la si- ratorios y ejecutivos basados en la voluntad del autor, que desconocen
tuación crítica, y ésta se da, como hemos visto, cuando el autor se en- límites objetivos.
cuentra ante la acción, que, por lo menos según su representación, le
Pero, además, debe tenerse en cuenta que las teorías subjetivas
llevará al desarrollo del tipo. Pero el problema se halla en saber quién
comportan una ampliación de los actos ejecutivos en perjuicio de los
preparatorios. Mientras que, por otra parte, permiten la consideración
76. Becher, ob. cit., pág. 39 s. de actos típicos como actos preparatorios y, por ello, impunes.
77. Ha mantenido esta teoría en JZ, 1954 y 1955, pero en su Manual ni A lo que concuden en realidad es, aunque parten de ella, a la ¿e-
siquiera la menciona y se muestra partidario de una posición mixta.
78. JZ, 1955, pág. 195. saparición de la distinción entre actos preparatorios y ejecutivos, que,
79. JZ, 1954, pág. 473.
80. Esta teoría se diferencia de la anterior en que en aquélla lo importante 81. JZ, 1955, pág. 195.
era la firmeza de la voluntad, mientras que en ésta se trata de dar el impulso 82. Lo objetivo, pág. 24.
de voluntad decisivo, con independencia de que sea firme o no. 83. Stratenwerth, A.T., pág. 197.
154
155
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

como se ha expuesto, representa una garantía de seguridad. Por ello lo importante es acudir al uso del lenguaje y a la «consideración na-
contradecían el § 43 del anterior StGB.84 Pero tampoco pueden conside- tural de la vida», que trabaja con tales conceptos de preparación y
rarse válidas desde el punto de vista del § 22 del actual StGB, según ejecución.
el cual da comienzo a la tentativa «quien según su representación del Sus representantes entendieron que esta teoría se desprendía ló-
hecho inicia directamente la realización de la acción típica». Si bien gicamente del anterior § 43, pues si tentativa se definía como princi-
es cierto que las teorías subjetivas tendrían acogida en este artículo si pio de ejecución de un delito, y ello se entiende equivalente a principio
dejamos que sea el autor quien nos diga cuándo comienza, según él, de ejecución de las acciones típicas, entonces tentativa será siempre
la realización de la acción típica; pero ello, como hemos visto, es inad- principio de ejecución de las acciones típicas.87 Representaron esta po-
misible. sición que durante años fue dominante entre la doctrina alemana, ade-
Las teorías subjetivas han aportado, sin embargo, un elemento más de Zachariá M y Mittermaier,89 que pueden considerarse como pre-
que no podemos desconocer; éste es el plan del autor. Como veremos, cursores, Beling,90 Von Liszt,91 Gerland,92 Olshausen,93 Wachenfeld,94 Von
este elemento debe ser tenido en cuenta, pues como ya se ha ex- Hippel,95 Von Liszt/Schmid,96 M. E. Mayer,97 Dohna,98 Küster,99 H. Ma-
puesto, solamente conociendo el plan de autor sabremos lo cercana 101
v e r íoo También fue admitida en numerosas sentencias del R.G. alemán.
que está la acción juzgada de la acción típica y la relación entre ambas.

3. Teorías objetivas 86. Von Hippel, A.T., pág. 398.


87. Esta observación la ha hecho Fiedler en Vorháben und Versuch, pág. 33.
88. Véase nota 20.
Estas posiciones alcanzaron gran importancia frente a las expues- 89. Véase nota 19.
tas anteriormente entre la doctrina alemana, que consideraba mayorita- 90. Die Lehre vom Verbrechen, pág. 246. El creador del concepto de tipo
riamente que el § 43 permitía sólo una interpretación objetiva. distinguía entre tipo en sentido estricto y tipo en sentido amplio, o bien núcleo
del tipo y zona exterior o periférica. Esta última está formada por acciones an-
teriores a la realización del núcleo del tipo (comprar un revólver), simultáneas
A) Teoría objetivo-formal a la ejecución del tipo en sentido estricto (p. ej., sujetar a la víctima) y poste-
riores a la ejecución del núcleo del tipo (huir del lugar del hecho, o bien des-
a) Exposición truir el cadáver). Estas acciones típicas en sentido amplio facilitan y ayudan a
la realización del tipo en sentido estricto y forman con ella un conjunto de in-
tereses, pero si el núcleo del tipo aún no existe, se consideran faltas de interés
Esta teoría pretende evitar la extensión del ámbito de los actos eje- para el Derecho Penal, por sí solas. Estas acciones son acciones preparatorias
cutivos a que habían llevado las posiciones subjetivas, basándose en impunes y sólo las que realizan el núcleo del tipo, son acciones ejecutivas pu-
el tipo del delito. Según ella, las acciones ejecutivas se identifican con nibles.
91. Tratado, III, pág. 129.
las acciones típicas y, por ello, se entiende que el comienzo de la ten- 92. Deutsches Reichstrafrecht, pág. 132 s.
tativa tiene lugar con el comienzo de la acción descrita en el tipo. Para 92. Kommentar zum StGB, 11.a ed., § 43, Anm. 14.
saber qué acciones son ejecutivas debe acudirse a los tipos de la 94. Lehrbuch des deutschen Strafrecht, pág. 173.
Parte Especial. La acción ejecutiva se determina de modo preciso por 95. Ob. cit., pág. 397 ss., si bien este autor realiza una ampliación de esta
el verbo activo que la Ley emplea en el tipo del delito y que incluye teoría, como se expondrá posteriormente.
96. A.T., pág. 182 y 305.
el resultado. Por ejemplo, matar, tomar, etc. Las acciones que no son 97. A.T., pág. 351.
subsumibles en la conducta descrita por la Ley son preparatorias, 98. Der Aufbau, pág. 56.
por tanto, impunes. Acción ejecutiva es, pues, «aquella conducta que 99. Ob. cit., pág. 50.
queda comprendida lógicamente en el tipo de delito como acción tí- 100. Aunque como se verá, se muestra igualmente partidario de la teoría
de Frank (en JZ, 1949, pág. 177), expone: «Se trata exclusivamente de ver, si la
pica, porque corresponde en concreto a la conducta en él castigada actividad prohibida por la ley ha empezado todavía o no.»
de modo general».85 Para determinar cuándo empieza la acción típica 101. En este sentido, el R.G. en la sentencia T. 9, pág. 82, expone que para
que exista una tentativa según el § 43, «se presupone y exige que se haya co-
menzado a ejecutar, por lo menos, una de aquellas acciones que pertenecen al
84. Por la misma razón son igualmente inaceptables desde nuestro art. 3,3. tipo de delito, que se pretende cometer». En el mismo sentido, el R.G. en la sen-
85. Von Hippel, A.T., pág. 398. tencia T. 53, pág. 218: «En la tentativa debe haberse empezado por la ejecución
156
157
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

en la tentativa por no caer dentro de la acción típica, como por ejem-


El motivo por el cual esta teoría tuvo tanta acogida entre la doc- plo, apuntar, desenfundar la pistola. Por su excesiva rigidez,103 a pesar
trina alemana fue sin duda por la seguridad jurídica que ofrece, pues dé las garantías que ofrece,104 perdió apoyo doctrinal en Alemania. Estas
respeta totalmente el principio de legalidad. Con ella se consiguió evi- teorías no pueden defenderse en base al § 22 del actual StGB, que am-
tar la ampliación de la tentativa a que conducían las teorías subjetivas, plía expresamente la tentativa más allá de la acción típica.
aunque, como se verá, tampoco ofrece en realidad una solución ade-
cuada para la distinción entre acciones preparatorias y ejecutivas, y B) Teorías objetivo-materiales
por ello fue abandonada por la doctrina alemana.
Deben incluirse aquí aquellas teorías que partiendo de posición ob-
b) Valoración crítica jetiva no encuentran en la redacción legal el criterio de distinción en-
tre actos preparatorios y ejecutivos. Debe dtsihguirse:
A la cuestión de cuándo empieza la tentativa responde esta teoría:
La tentativa da comienzo cuando comienza la acción típica. Con ello a) Teorías basadas en la causalidad
el problema se ha trasladado de lugar, y de lo que se trata ahora es
de resolver cuándo empiezan las acciones típicas, lo cual continúa a') Exposición
siendo impreciso. ¿Cuándo empieza la acción de matar? ¿Al sacar la
pistola, al apuntar, al apretar el gatillo? En opinión de Von Hippel, Algunos autores alemanes defendieron esta posición que actualmen-
debe acudirse al «uso del lenguaje». Aun aceptando, como Stratenwerth, te está totalmente abandonada. Pretendían encontrar la solución al
que ello puede representar un criterio válido en muchos casos (por problema en el estudio del acontecer causal, o mejor dicho, posible
ejemplo, la cita del lugar y tiempo para el encuentro con el niño no acontecer causal, y distinguen por ello entre acciones preparatorias y
puede considerarse aún «práctica de acciones sexuales» [§ 176, I] como ejecutivas según el diverso significado causal que puedan tener para el
ha considerado el Tribunal Supremo alemán en BGHst. 6, 302, o bien la resultado. Los representantes de estas teorías llegaban prácticamente
pregunta de una embarazada sobre la opinión del médico de realizar el a los mismos resultados que los de la teoría objetivo-formal anterior-
aborto, como comienzo de «interrupción» del embarazo), en muchos mente expuesta,105 aceptando la asimilación entre actos ejecutivos y tí-
otros casos la frontera es altamente insegura.102 Y aquí nos remitimos picos, aunque no por razones formales sino por razones materiales.106
al ejemplo anterior sobre el momento en que comienza la ejecución Fueron varias las tesis que se defendieron:
de la acción típica «matar».
Por otra parte, en los delitos que no están compuestos por varias a") Teorías que distinguen entre causa y condición
acciones típicas, en cuyo caso la teoría resulta adecuada, este criterio
es simplemente impracticable. La acción descrita en el tipo no admite Un primer grupo lo formaron aquellos autores que pretendían
en muchos casos una realización parcial, por ello, la tentativa sería distinguir entre causa y condición. Acciones ejecutivas eran para ellos
en estos casos imposible. No me refiero únicamente a los delitos de solamente aquellas que eran causa del resultado, preparatorias las que
mera actividad que se consuman con la realización de la acción des- constituyen una condición del mismo. La base de la distinción varía se-
crita en la Ley sino incluso en delitos de resultado. El matar, ¿no de- gún los autores. Partiendo de la citada diferenciación entre causa del
bería considerarse únicamente cómo disparar? Existen acciones que
parecen merecedoras de pena y que, sin embargo, no serían incluidas
103. Jescheck, A.T., 2." ed„ pág. 391. .
104. No puede ser aceptada la crítica de Waiblinger (ZStW, 69 [1957],
de una acción típica.» Igualmente, el R.G. en St. 15, pág. 56; 42, pág. 270; 43, pág. 194 s.) que sostiene que no es posible dar un peso tan decisivo a la letra
pág. 333; 49, pág. 211; 53, pág. 339; 55, pág. 244; 70, pág. 157; 38, pág. 178; 59, de la ley, ya que el legislador, al redactarla, no se plantea toda la problemática
pág. 386; 66, pág. 154, y 60, pág. 328, entre otras. También el B.G.H. en St. 6, que ello puede llevar consigo.
pág. 98 s., y 9, pág. 62 s., que contienen además el punto de vista del peligro. 105. Ha hecho esta observación B. Lehmann, Die Bestrafung, pág. 71.
(Estas resoluciones han sido citadas por Friedler en Vorhaben und Versuch, 106. Expresamente se manifestaron en este sentido: Birkmeyer, Teilnahme,
pág. 33). pág. 97 s., y Binding, Normen, II, V. 1, pág. 503 s.
102. A.T., 2.a ed., pág. 193.
159
158
ELENA FARRÉ TREPAt LA TENTATIVA DE DELITO

resultado (acción ejecutiva) y condición del mismo (acción preparato- sa y condición. Sin embargo, la posibilidad de efectuar esta distinción
ria), distinguió Birkmeyer entre causa y condición en base a la efectivi- ha sido negada en numerosas ocasiones por la doctrina, que ha cons-
dad' causal de las mismas.107 Por ello definió este autor la causa en el siderado que todas las condiciones de un resultado poseen el mismo va-
Derecho Penal como aquella de entre las condiciones del resultado lor causal, y existe únicamente la posibilidad de distinguir entre con-
que ha contribuido más que las restantes condiciones a la causación dición del resultado y no condición, pero no entre diversos tipos de
del mismo. No es necesario, ni puede desconocerse —afirma este au- condiciones respecto a su relación con el resultado.114 El mismo Birk-
tor—, que también las restantes condiciones contribuyeron al resultado, meyer tuvo que reconocer que «puede resultar en algunas circunstancias
pero la necesidad práctica exige destacar una de ellas frente a las res- excepcionalmente difícil e incluso imposible para la débil fuerza huma-
tantes, como la causa entre las condiciones, y esta diferenciación debe na el determinar la diversa medida de la efectividad de las diversas
hacerse en base a su eficacia causal, es decir, la más eficaz de todas las condiciones para el resultado», que según este autor constituía la base
condiciones, ésta es la causa.108 para diferenciar entre causa y condición.
También para Binding la diferencia entre preparación y ejecución Pero no sólo su fundamentación, sino tampoco sus resultados son
se halla en la distinción entre causa y condición.109 Sin embargo, esta satisfactorios, ya que prácticamente limitan la acción ejecutiva a la úl-
diferencia no debía considerarse, de la misma forma que había hecho tima, con lo cual acciones que parecen merecedoras de pena perma-
Birkmeyer, como una diferencia cuantitativa, sino cualitativa. Por esta necerían impunes. Tampoco se explicaría por qué en los delitos, en los
razón expresó Binding que una causa nunca puede considerarse una que el resultado se logra después de varios actos, la tentativa debe ini-
condición que de algún modo destaca frente a las demás —la decisiva, ciarse con la producción de la última acción, ya que ésta es realmente
la más efectiva, la mejor—, sino algo cualitativamente distinto. Aquello la más efectiva, la que contiene el «sobrepeso», la última, y por ello
que es condición, no puede ser nunca causa para el resultado.110 es la única causa, es decir, la acción ejecutiva.115 Por otra parte, se
Sobre la distinción entre causa y condición, expuso que la causa ha observado que una acción puede ser ejecutiva o preparatoria, según
es aquella de entre todas las condiciones que posibilitan el resultado, cuál sea el plan del autor, en cambio, su significado causal será siempre
que posee el «sobrepeso» en cuanto a la remoción de los obstáculos que el mismo.116
dificultan éste.111
Otra posición distinta sostenía Oetker,112 para quien la distinción b") Distinto valor de las condiciones según su consideración
entre causa y condición dependía de la proximidad con el resultado. concreta y abstracta
Conforme a ello expuso: «Tentativa es la realización de la última "hilf-
willens". El hacer comprendido en la última "hilfwillens" es subsumi- Otro grupo de autores no distinguen entre el valor igual o desigual
ble en el actuar que exige el concepto legal de delito, matar, incendiar, de las condiciones, como los autores anteriores, sino que consideran que
tomar... y el autor espera de él la producción del resultado, es decir, condiciones que tienen el mismo valor en el caso concreto, desde una
es, ante sus ojos, causal».113 consideración general, en cambio, tiene distinto valor causal. De esta
Como se observa, estas teorías trasladaron el problema de la dis- forma se expresó Hugo Meyer, quien definió las acciones preparatorias
tinción entre acción ejecutiva y preparatoria, a la distinción entre cau- como «aquellas acciones a través de las cuales se condiciona el resul-
tado punible sólo en su concreta aparición; mientras que las acciones
107. Birkmeyer, Teilnahme, pág. 95. ejecutivas (las mismas tomadas en su significado general) son aquellas
108. Birkmeyer, GS, 37 (1885), pág. 272 s., y Teilnahme, pág. 97 ss.
109. «Mientras que la acción ejecutiva es la acción que causa el resultado a través de las cuales se condiciona el resultado penalmente esencial,
típico, la acción preparatoria coloca sólo condiciones que posibilitan la causación, en su significado general».117 Por ejemplo, se puede cometer también un
pero también muy a menudo condiciones que posibilitan el resultado mismo»,
Normen, II, V. 1, pág. 504 s.
110. Binding, Normen, II, V. 1, pág. 493. 114. Mezger, Tratado, I, pág. 233, y Bockelmann, Strafrechtliche Untersu-
111. Normen, II, V. 1, pág. 491 s. chungen, pág. 99, entre otros.
112. ZStW, 17 ,(1897), pág. 65 s. 115. Así, Von Hippel, A.T., pág. 399, nota 7.
113. ZStW, 17 (1897), pág. 66. También en este sentido, Lóning, Grundriss, 116. Von Hippel, A.T., pág. 399, nota 7.
1885, pág. 48 s. 117. H. Meyer, Der Anfang, pág. 24.

160 161
7.
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

asesinato sin comprar un arma, pero sin dispararla no se puede matar. sultado, no se consigue explicar el comienzo de la tentativa en los de-
Sin entrar en la casa ajena no se podrían tomar las cosas que se en- litos de omisión.
cuentran en ella. Sí se puede, en cambio, cometer un hurto sin en-
trar en una casa ajena, tomando cosas, por ejemplo, que está al aire b) Teorías que comportan una ampliación del ámbito
libre. de las (fdjiones ejecutivas
También en este sentido se expresó Finger,118 e igualmente Allfeld,119
quienes consideraron que las acciones ejecutivas eran aquellas real- Otro grupo de teorías se apoya también en criterios materiales para
mente esenciales, necesarias para la causación del resultado; no, en la distinción entre actos preparatorios y ejecutivos. Comportan, a dife-
cambio, las acciones preparatorias. rencia de las anteriores, una amplificación de las acciones ejecutivas
Esta diferenciación no es tampoco válida, ya que no es posible rea- a acciones que no son típicas, pues se aportaron como solución a la
lizar únicamente la abstracción de algunas condiciones y continuar apli- excesiva estrechez de la teoría objetivo-formal, que, como vimos, con-
cando las restantes siempre en el caso concreto. En el ejemplo que ha sideraba impunes acciones dignas de punición. Estas teorías son las
expuesto H. Meyer, el resultado de muerte puede producirse, evidente- siguientes:
mente, aun cuando el autor no hubiese comprado el arma, ya que
hubiera podido pedirla prestada, robarla, o bien cometer el delito me- a) Posición de Frank
diante la utilización de otro instrumento, pero igualmente debe acep-
tarse que también se hubiese podido producir la muerte aun sin dis- a") Exposición
parar el arma, pues también podía el autor matar envenenando o aho-
gando a la víctima. Lo que se quiere expresar con ello es que si se Gran acogida encontró en el Tribunal Supremo alemán la teoría
produce una abstracción del proceso, todas las condiciones deben gene- de Frank, expresada de la forma siguiente: «Existe ya un principio
ralizarse y por ello aparecen todas como igualmente sustituibles, mien- de ejecución en todos los momentos de actividad que en virtud de su
tras que si nos sometemos al caso concreto, todas son igualmente ne- necesaria conexión con la acción típica aparecen como partes integran-
cesarias. Por esta razón, la distinción señalada no es realizable.120 tes de ella según la concepción natural.» m Así se unen el desenfundar
el arma y el apuntar en una unidad con el realizar el disparo, porque
b') Valoración crítica esta última acción normalmente no se puede comprender sin las dos
anteriores.122 La fórmula descrita representa, por lo tanto, una amplia-
En general, puede decirse de las teorías causales que no ofrecen ción del ámbito de las acciones ejecutivas respecto a la teoría objetivo-
criterios de distinción satisfactorios, ya que además de la imposibilidad, formal, pues, a diferencia de aquélla, considera aciones ejecutivas no
ya señalada, de distinguir entre el mayor o menor valor causal de unas solamente las acciones típicas, sino también acciones anteriores. En
condiciones y otras, su aplicación conduce a reducir excesivamente el realidad, esta ampliación se veía como una necesidad, pues, como se ha
ámbito de los actos ejecutivos. dicho, la teoría objetivo-formal dejaba impunes casos que se considera-
Por otra parte, al considerarse decisiva la idea de causación del re- ban dignos de pena. Lo cierto es que el Tribunal Supremo alemán había
exigido en algunas ocasiones la existencia de una relación entre las ac-
118. Lehrbuch, pág. 313. ciones típicas y las juzgadas para considerarlas ejecutivas. Esta relación
119. A.T., pág. 211. intentó definirse como inseparable, única, directa o necesaria.123- m Por
120. Esta observación ha sido hecha por a doctrina española (Antón Oneca,
D.P., pág. 441), respecto a la distinción entre cooperador necesario y cómplice.
La necesidad puede estimarse en concreto y en abstracto. En concreto, la apor- 121. StGB, § 43, Anm. II, 2 b.
tación resultará siempre necesaria, en abstracto, salvo en excepcionales ocasio- 122. StGB, § 43, Anm. II, 2, b.
nes, no lo será nunca. La teoría de Gimbernat de «los bienes escasos» (Autor y 123. Friedler, ob. cit., pág. 34 s.
cómplice, pág. 151 ss.), que consiste muy someramente expuesta, en determinar 124. Ya en el año 1880 establecía el R.G. en la S. T. 3, pág. 139: «La acción
si la aportación juzgada consiste en una aportación escasa (cooperación necesa- del acusado es tentativa... porque esta acción ... forma una única actividad
ria) o abundante (complicidad), contribuye decisivamente a delimitar la distin- relacionada de forma inseparable con la ejecución del hecho y por ello en su
ción entre cooperador necesario y cómplice. progresión ininterrumpida de causar directamente la consumación del delito.»

162 163
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

ello no es sorprendente que la mencionada fórmula tuviese tanta acepta- acción típica o no, se ha convertido esta teoría en una totalmente sub-
ción en la Jurisprudencia del R.G. Por citar solamente un ejemplo: jetiva.
«Un principio de ejecución se encuentra ya en aquellas acciones que
aparecen según la concepción natural como parte del tipo debido a su
necesaria relación con la acción típica.» ^ b') Teoría del peligro
En la doctrina siguieron esta posición Kohlrausch/Lange m y H.
Hayer.127 a") Exposición
Una fórmula muy parecida aportó R. von Hippel, pero sustituyó el
También en la Jurisprudencia del Tribunal Supremo alemán y en ¿
término «necesaria» por «directa», pues el primero le parecía excesiva- la doctrina alemana ha tenido acogida esta teoría. Según ella, existe
mente impreciso.128 Consideró, pues, como acciones ejecutivas aquellas una acción ejecutiva cuando existe un peligro objetivo para el bien ju-
que en virtud de su directa conexión con la acción típica aparecen como rídico protegido. Cuando aún no pueda hablarse de peligro para el bien
partes integrantes de ella según la concepción natural.129 jurídico existirá sólo una acción preparatoria. Ante la temprana ob-
servación de Von Hippel de que en la tentativa el peligro va en au-
b") Valoración crítica mento desde el primer acto preparatorio hasta la consumación del de-
lito, y que por ello acciones preparatorias muy lejanas pueden resultar
Tampoco esta posición consiguió establecer una clara distinción en- ya peligrosas para el bien jurídico protegido,132 precisaron los defenso-
tre acciones preparatorias y ejecutivas. Su mayor defecto radica en res de esta posición que no todo peligro es válido para considerar la
su imprecisión, pues, como indicó Von Hippel, hay acciones que deben acción como ejecutiva, sino que debe alcanzarse un cierto grado de
considerarse como preparatorias y que también poseen una necesaria peligro. Se exige, por ejemplo, que se trate de un peligro concreto,133*
conexión con la acción típica.130 El mencionado criterio aparecía, pues, entendiendo que el principio de ejecución representa el paso de acciones
excesivamente confuso e indeterminado para establecer una clara dis- que representan sólo un peligro general indeterminado a acciones que
tinción. Apoyándose en esta fórmula, el Tribunal Supremo alemán con- comportan una peligrosidad concreta para un determinado bien jurí-
dujo en muchas ocasiones el comienzo de la tentativa a ámbitos exce- dico.134 O bien se exige un peligro directo,135 serio,136 o bien una alta me-
sivamente lejanos a la acción típica. Por otra parte, la teoría de Frank dida de peligro.137 Defienden esta teoría, además de Sauer y Spendel,138
fue planteada como una teoría objetiva, debiendo partirse, como el Klee,139 Maurach,140 Von Hippel MI y numerosas sentencias del Tribunal
R.G. alemán hizo en numerosas ocasiones, del punto de vista de un Supremo alemán.142
tercero, o de un observador ideal, para determinar cuándo existe una
acción de ejecución.131 Pero al entender, como ha hecho la Jurispru-
132. Von Hippel, A.T., pág. 400. Igualmente, Stratenwerth, A.T. pág. 196,
dencia alemana también en múltiples ocasiones, que es el mismo autor núm. 673, y Treplin, ZStW, 76 (1964), pág. 464.
quien debe indicar si la acción está en una necesaria conexión con la 133. Sauer, D.P., pág. 166 ss., y Spendel, Zur Neubegründung, Stock-Fest-
schrift, pág. 106.
134. Sauer, D.P., pág. 167.
135. Así, Klee, ob. cit., pág. 292, y Spendel, JUS, 1969, pág. 315, así como
125. Así, R.G. ST. 51, pág. 342, y en este mismo sentido, 54, pág. 36; 59, numerosas sentencias del T.S. alemán. Por ejemplo, R.G., T. 55, pág. 192- 53,
pág. 157; 66, pág. 142; 69, pág. 328; 71, pág. 6, entre muchas otras. Igualmente, pág. 218; B.G.H., 68, pág. 339 s.; 71, pág. 4 ss., y 77, pág. 162 ss.
B.G.H. 2, pág. 380 s.; 4, pág. 270 ss., BHG NJW, 1954, pág. 567; GA, 1953, pág. 50; 136. R.G., St. T. 54, pág. 254 s.
9, 1955, pág. 123 s., y GA, 1958, pág. 191 s. 137. R.G., St. T. 71, pág. 152 ss.
126. StGB, § 43, II, 4. 138. Sauer, D.P., pág. 166 ss. y Spendel, Zur Neubegründung, Stock-Fest-
127. H. Mayer, A.T., 1953, pág. 284, y A.T., 1967, pág. 143. schrift, pág. 101 ss. y 108.
128. Von Hippel, A.T., pág. 408. 139. Ob. cit., pág. 292.
129. Tambin prefiere este término Baumann, A.T., pág. 523, añadiendo ade- 140. Hasta la tercera edición de su Derecho Penal, 1965, pág. 422.
más la consideración del plan del autor. 141. R. von Hippel, Untersuchungen über den Rücktritt vom Versuch, 1966,
130. Von Hippel, A.T., pág. 402, nota 2. También Baumann, A.T., pág. 523, y pág. 26.
Sauer, D.P., pág. 168. 142. R.G., S. 69, pág. 329; 70, pág. 202; 59, pág. 386; 68, pág. 340. B.G.H., S.,
131. Por ejemplo R.G. S. T. 69, pág. 327. T. 3, pág. 297 ss.; 4, pág. 17 ss.; 6, pág. 82 ss., entre otros.

164 165
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

dico».146 Igualmente, M. E. Mayer,147 Trepling,148 Lüsch149 y Giese.150 Para


b") Valoración crítica saber si el ataque existe y, por consiguiente, la acción ejecutiva, debe-
mos preguntarnos si cabe o no legítima defensa.151 Este criterio también
Es posible que el concepto de peligro, que puede ser válido para se adoptó en algunas sentencias del R.G. alemán.152-153
la fundamentación de la tentativa, no sea, en cambio, un criterio vá-
lido para establecer la distinción entre actos preparatorios y ejecutivos. b") Valoración crítica
Aun exigiendo un determinado grado de peligro, no puede determi-
narse con precisión qué acciones comportan más peligro que otras, es Esta solución tampoco puede considerarse adecuada, ya que al li-
decir, en qué momento debe colocarse el límite adecuado del peligro. mitar las acciones ejecutivas a aquellas acciones que comportan un
Este criterio consigue probar con seguridad solamente los actos de ataque al bien jurídico que conlleve la posibilidad de legítima defen-
preparación más lejanos, pero los más próximos a la tentativa, que sa, reduce demasiado el ámbito de las acciones ejecutivas. Existen
son los que en realidad son problemáticos, no los resuelve, pues, pre- y numerosos casos en que la legítima defensa no sería posible, y sin em-
cisamente, lo difícil es determinar en qué momento podemos hablar de bargo, debe aceptarse ya la presencia de acciones ejecutivas. Por ejem-
un peligro mayor, concreto, serio o directo que constituya tentativa.143 plo, la esposa que mezcla veneno en el café que luego le sirve a su
Por otra parte, según el parecer de algunos autores, existen accio- marido. Se considera que en este caso existe ya ejecución, y, sin em-
nes que, siendo ya típicas, no puede considerarse que crean aún sufi- * bargo, no cabe hablar de legítima defensa, pues, si el marido conociera
cíente grado de peligro. Así, por ejemplo, puede suceder con la primera lo que realmente le sirve su esposa, le bastaría con no tomárselo.
acción de engaño en un caso en el que se precisen varias acciones de Creo que en la acción ejecutiva existe realmente un ataque o agresión
engaño, o bien con la primera, por sí sola totalmente inofensiva, dosis hacia el bien jurídico protegido, aunque no en el mismo sentido que
de veneno. Con esta primera acción se considera generalmente que em- en la legítima defensa, y éste tampoco ofrece la posibilidad de distin-
pieza a desarrollarse el tipo, pero es dudoso que ya en este caso pueda guir entre preparación y ejecución.
hablarse de acción directamente peligrosa para el bien jurídico prote-
gido.144, 145 Por último, es difícil en ocasiones determinar la existencia d') Combinación de criterios objetivos
de peligro si se considera la acción de forma aislada, es decir, sin
tener en cuenta el plan del autor. Ante los resultados incorrectos a que conducían los criterios ante-
riores, optó el R.G. alemán por mezclar los criterios expuestos. En múl-
c') Teoría del ataque al bien jurídico tiples sentencias aparecen estos cristerios de distinción citados conjun-

a") Exposición 146. Kohler, Deutsches Strafrecht, pág. 447 s.


147. A.T., 351 y 352, núm. 29.
148. ZStW, 76 (1964), pág. 461.
Un sector de la doctrina y la Jurisprudencia alemanas ha de- 149. Der Anfang der Ausführung, pág. 37 ss.
fendido que la acción de ejecución tiene lugar cuando la misma com- 150. Zur Abgrenzung von Vorbereitung und Versuch, pág. 45.
porta una agresión para el bien jurídico protegido. En este sentido se 151. Así, Lüsch, Der Anfang der Ausführung, pág. 37; M. E. Mayer, A.T.,
pág. 352, nota 29, y también Giese, Zur Abgrenzug von Vorbereitung und Versuch,
manifestó ya Kohler, para quien «el principio de ejecución debía acep- 152. En este sentido, R.G. S. S. 71, pág. 6; JW, 1939, pág. 222; 1937, pág. 468;
tarse cuando la actividad del autor comporta un ataque al bien jurí- R.G. S. T. 71, pág. 49; BGH, T. 2, pág. 380 s.; 4, pág. 270 ss.; 4, pág. 333 s. T. 22,
pág. 80 s.; GA, 1955, pág. 123, entre otras.
153. Un claro ejemplo aporta la sentencia del R.G. 69, pág. 328 s.: «..., ob
143. H. Mayer, JZ, 1949, pág. 176. diese so zuzammengefassten Einzelhandlungen in ihrer Gesamtheit einen derar-
144. Becher, ob. cit., pág. 7. tigen ummittelbaren Angriff aus das Geschütze Rechtsgut darstellen, dass es da-
145. Se ha considerado, por otra parte, que esta teoría tiene dificultades duch schon gefáhrdet und die ummittelbar sich ausschliessende Herbeiführung
para explicar la tentativa en los delitos de peligro (Lumpe, ob. cit., pág. 29). des Enderfolges nahegerück wurde, oder mit anderen Worten, ob die «Angriff-
Igualmente se ha considerado inútil este criterio para explicar eZ comienzo smittel bereits in tátige Beziehung zu dem Angriffsgegenstand gesetz» worden
de la tentativa inidónea, en la que —se afirma— no existe ningún peligro para waren».
el bien jurídico. Sobre ello, véase el capítulo VIL

166 167
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

tamente. Así sucede, por ejemplo, en R.G. st. 69, pág. 327-328, en donde momento empezaba la ejecución. Resultaban por ello imprecisas y die-
se plantea que las acciones son ejecutivas si «forman parte del tipo ron lugar a una ampliación excesiva de las acciones ejecutivas, en
de delito por su necesaria relación con la acción típica según la con- alguna ST. del R.G. y B.G.H.
cepción natural..., si estas acciones en conjunto representan un ataque Pero también éstas aportaron, no obstante, un criterio decisivo.
al bien jurídico protegido, que por ello peligra y ...las cuales se acer- Éste fue el advertir que la acción ejecutiva no puede iniciarse con la
can a la causación del resultado, o en otras palabras, si los medios de acción típica, como exigía la teoría objetivo-formal, sino ya en un
ataque han sido ya colocados en una relación activa con el objeto de momento anterior en acciones que aún no forman parte propiamente
ataque».154 de la acción típica.
En este mismo sentido se ha expresado también el B.G.H.155 Debe criticarse a todas las teorías objetivas que en general no con-
Tal mezcla de criterios tampoco puede aceptarse, pues en realidad cedieran ninguna relevancia al plan del autor, cuando en realidad, como
el combinar criterios de por sí imprecisos no aporta mayor precisión. pusieron de relieve los subjetivistas, éste es quien nos ofrece la posibi-
Por el contrario, se pierde seguridad y puede conllevar igualmente a lidad de conocer la relación existente entre la acción juzgada y la
una excesiva ampliación de las acciones ejecutivas. acción típica, y por tanto, lo cercana o lejana que aquélla se halla res-
pecto al resultado. Si el autor coloca la escalera en la pared de una
C) Revisión crítica casa, la acción será ejecutiva o preparatoria según que el autor piense
cometer el robo inmediatamente o bien esté probando solamente su
Tampoco los criterios que parten de puntos de vista exclusivamen- resistencia para cometer el robo al día siguiente.
te objetivos aportan soluciones satisfactorias.
Como hemos dicho anteriormente, la teoría objetivo-formal aporta- 4. Teorías mixtas objetivo-subjetivas
ba la máxima seguridad jurídica al determinar exactamente (más exac-
tamente que cualquier otra) en qué momento da principio la ejecución A) Exposición
del delito. Pero, como vimos, principalmente debido a su excesiva es-
trechez, resultaba inaplicable y por ello el R.G. alemán tuvo que acu- Ante el fracaso de las teorías puramente subjetivas y objetivas
dir, ya antes que la doctrina, a una cierta ampliación del comienzo de para ofrecer criterios de delimitación válidos para el comienzo de la
la tentativa, considerando ejecutivas acciones que no eran típicas, pero tentativa, se ha acudido por parte de las teorías mixtas a la combinación
que se hallaban en relación con éstas. Exactamente igual sucedía con de ambas.
las teorías causales, que además partían de una fundamentación Advirtieron sus representantes la importancia que el plan del au-
errónea. tor tiene para la valoración de una acción como preparación o ejecu-
Sin embargo, la teoría objetivo-formal aportó un criterio indiscuti- ción, pero, a su vez, admitieron que el plan del autor no constituye
ble, y es la necesidad de partir como base para la determinación del por sí solo ningún criterio de distinción, sino que debe combinarse
comienzo de ejecución de las acciones típicas. Debemos aceptar, si no con criterios objetivos. Si, por ejemplo, una mujer decide asesinar a
queremos caer en la máxima inseguridad jurídica, que la acción típica su marido y le prepara la comida envenenada, la acción será ejecutiva si
en el sentido de la teoría objetivo-formal, constituye siempre ten- es el marido quien debe servirse la misma; en cambio, preparatoria
tativa.156 si ella misma tiene intención de servirla.157 Pero esta valoración distinta
La seguridad jurídica que aportaba la teoría objetivo-formal se del mismo hecho no puede deducirse sólo del plan del autor, pues éste
perdió indiscutiblemente con las teorías objetivo-materiales. Éstas am- nos informa exclusivamente sobre cómo se piensa realizar el hecho.
pliaban el ámbito de la ejecución sin determinar claramente en qué Las teorías mixtas parten de las teorías objetivo-materiales concretán-
dolas con este elemento subjetivo. Son las siguientes:
154. En el mismo sentido, RG, S. T. 71, pág. 152 ss.
155. Por ejemplo, BGH, S.T. 2, pág. 380 s., y T. 4, pág. 270 ss.
156. Así, entre otros autores, Sauermann, Der Versuch, pág. 19, y Welzel, 157. Conocido ejemplo de Stratenwerth, para poner de manifiesto la impor-
A.T., pág. 190. tancia del plan de autor.

168 169
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

ner-Masen, 166 Senf,167 Klee 168 y Dreher.169 También en este sentido, nume-
a) Fórmula de Frank y consideración del plan del autor rosas sentencias del Tribunal Supremo alemán.170

En este sentido completa Baumann la fórmula —ya descrita— de c) Ansatz-formel


Frank. Baumann entiende que debe juzgarse desde un punto de vista ob-
jetivo, es decir, por un espectador objetivo que conoce el plan del au- Un nuevo punto de vista fue aportado por Welzel, quien entendía
tor.158 La acción será ejecutiva cuando para un observador objetivo que que la tentativa empieza con aquella actividad con la cual el autor,
conoce el plan del autor aparece según la concepción natural como par- según su plan del delito, inicia inmediatamente la realización del tipo.171
te de la acción típica.159 Esta misma posición había sido ya expresada en En esta formulación se parte de la acción típica del tipo de delito de la
numerosas ocasiones por el R.G. alemán, quien había completado la Parte Especial (tomar, matar...), y considera que también puede ser
inicial fórmula de Frank teniendo en cuenta el plan conjunto del autor ejecutivas, además de las acciones típicas, aquellas que no siendo aún
y acudiendo a un «observador imparcial» o bien a un «espectador ideal» típicas inician directamente el desarrollo de la acción típica. El juicio
para determinar cuándo la acción juzgada aparece necesariamente uni- para conocer cuándo se inicia la acción ejecutiva se fundamenta en el
da a la acción típica.160 plan del autor, pero lo emite un espectador objetivo. Esta posición
fue seguida por Jescheck m y Wessels. 173
b) Teoría del peligro y consideración del plan del autor
B) Valoración crítica
También Schrónke-Shroder concluyó en una teoría mixta, partien-
do del criterio del peligro directo para el bien jurídico protegido, que Ninguna de las dos primeras teorías anteriormente expuestas con-
se halla presente en las actuaciones ejecutivas a diferencia de las ac- siguió aportar un criterio más preciso. La fórmula de Frank, así como
ciones preparatorias, concretándolo con la consideración del plan del la consideración del peligro directo al bien jurídico, resultaron sin
autor. Entiende, pues, que existe tentativa «cuando la voluntad delic- duda mejorados al introducir la consideración del plan del autor. La
tiva se ha manifestado en una acción que según el plan conjunto del introducción del mismo no consiguió, sin embargo, evitar totalmente
autor comporta un peligro directo para el bien jurídico protegido.161 la imprecisión que, según expresamos, es el inconveniente que presen-
En este sentido, también Busch,162 Oehler,163 Mezger/Blei,164 Hall,165 Lack- tan ambas posiciones. Las teorías mencionadas continuaron siendo, por
ello, demasiado indeterminadas.
La fórmula del ansatz-formel, que dio lugar a la denominada teo-
158. Como se recordará, la fórmula de Frank había sido subjetivizada por ría individual-objetiva,174 ofrece mayor seguridad jurídica que las an-
la Jurisprudencia alemana, que consideró que debía ser interpretada «con los teriores, pues partiendo de acciones típicas limita la punición además
ojos del autor», dando lugar a una ampliación del comienzo de la tentativa y,
en ocasiones, a una lesión del principio Nulla poena sine lege (Maurach, A.T., de a éstas a aquellas acciones que representan un inicio directo. A pe-
§ 41, I, B, 3).
159. Baumann, A.T., pág. 523. 166. StGB, § 43, núm. 16.
160. Así, Bockelmann, JZ, 1954, pág. 469, y Fiedler, ob. cit., pág. 40. En 167. GS, 67 (1906), pág. 322.
este sentido, RG, S. T. 69, pág. 327 ss. 168. Ob. cit., pág. 287.
En tantas ocasiones se ha expresado el R.G. en este sentido que Bockelmann 169. StGB, § 43, núm. 1, C.
ha llegado a afirmar que, a pesar de que no se haya manifestado abiertamente, 170. BGH, S. T. 1, pág. 116; 2, pág. 380; 7, pág. 292; 12, pág. 54, entre otras.
para el R.G. constituye un principio de ejecución «aquello que, desde el punto de 171. Welzel, A.T., pág. 190.
vista del plan del autor y según la concepción natural, juzgado por un tercero 172. Jescheck, Niederschriften, T. II, pág. 194.
ideal, aparece como parte integrante de una acción típica, como necesariamente 173. Wessels, A.T., pág. 98, quien partía de la «representación del autor del
perteneciente a ella» (los subrayados son de Bockelmann).
161. Schónke/Schróder, StGB, § 43, núm. 10. hecho».
162. StGB, § 43, núm. 14. 174. Así la llamó su fundador por ser un observador objetivo, quien, cono-
163. Der Zweckmoment, pág. 118. ciendo el plan del autor (individual), determina si la acción inicia inmediata-
164. A.T., pág. 246. mente la realización del tipo. Pero desde este punto de vista, cualquiera de las
165. GS, 110 (1938), pág. 110. posiciones mixtas anteriormente expuesta, merece este nombre.

170 171
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

sar de ello y, como se expondrá, tampoco resuelve la cuestión ab- correcta según la doctrina en el caso de que se den varias soluciones
solutamente. para un mismo supuesto de hecho. Tampoco se aporta con ello ninguna
La nueva redacción del § 22 del StGB aceptó esta formulación. orientación para resolver nuevos casos posibles que puedan surgir. Por
ello consideró necesario intentar encontrar un criterio abstracto, que
5. Posición de Schmidháuser consiga explicar el mayor número de casos posibles con la mayor pre-
cisión posible. Al rechazar este criterio de diferenciación abstracto se
A) Exposición cae de nuevo precisamente en los dos peligros que Schmidháuser pre-
tende evitar, es decir, la extensión excesiva de la tentativa a costa de la
Una posición original mantiene Schmidháuser. Este profesor se preparación y la inseguridad jurídica, ya que su solución supone dejar
muestra partidario de una interpretación objetivo-subjetiva del § 22, el problema al más libre arbitrio judicial.
pero no precisa más en este punto. Seguidamente pone de manifiesto
que los conceptos de tentativa y preparación poseen una naturaleza 6. Planteamiento de la cuestión después de la entrada en vigor
global y unitaria y que en realidad no se trata de conceptos «de defini- del § 22
ción» (abstractos) sino de conceptos empíricos.175 Por tratarse de un
problema empírico, el establecer una distinción entre ambos es sólo Según el mencionado § 22 practica una tentativa de delito «quien
posible a través del estudio de la Jurisprudencia. Por ello, Schmid- según su representación del hecho inicia directamente el desarrollo del
háuser expone una serie de casos de diversos delitos (homicidio, abor- tipo». Dicha formulación significa el reconocimiento legal de las ya
to, incendio, delitos contra la moral, hurto, robo y estafa), que ponen estudiadas teorías objetivo-subjetivas, en particular, como ya se dijo,
de manifiesto cuál es la frontera que ha establecido tradicionalmente del «Ansatz-formel» ideado por Welzel, que entienden que la limitación
el Derecho Penal frente a la preparación. Con la construcción de estos entre preparación y ejecución debe hacerse tanto en base a criterios ob-
grupos de casos pretende, por una parte, evitar el peligro que existe jetivos como también subjetivos,177 y que, como se ha visto, habían en-
de ampliar excesivamente el ámbito de la ejecución a costa de la prepa- contrado acogida tanto la doctrina como la Jurisprudencia ya durante
ración y, por otra parte, evitar igualmente el peligro de inseguridad la vigencia del anterior § 43.
jurídica, ya que la frontera entre ambos no es cualitativa sino cuan- La mencionada redacción del § 22 representa, como el mismo le-
titativa.176 gislador ha puesto de manifiesto, el deseo expreso de poner fin a la
discusión sobre el comienzo de la tentativa, ofreciendo un criterio más
B) Valoración crítica preciso que el existente hasta entonces para dicha delimitación. Pero
también se pretendía evitar la tendencia de la Jurisprudencia alemana,
Por una parte, considero muy interesante la tarea realizada por tantas veces criticada por la doctrina, a ampliar el ámbito de la ten-
Schmidháuser, es decir, la construcción de grupos de casos de diversos tativa a costa de la preparación.178 Si la mencionada fórmula ha conse-
delitos, ya que ello permite ver claramente la posición seguida por guido sus objetivos, poniendo fin a la discusión planteada por la doc-
la Jurisprudencia en este punto y, de esta forma, advertir las posibles trina anterior, es algo que se ha puesto seriamente en duda por la doc-
contradicciones en que ha incurrido el Tribunal Superior y evitar con- trina más reciente. «Nada esencialmente nuevo expresa el § 22»,1'9
tradicciones futuras que atenten a la seguridad jurídica. sino que «más bien parece como si sólo se hubieran cambiado los
No obstante, la construcción de estos grupos de casos, si bien ne- acentos, y para lograr una correcta interpretación de la Ley se hubie-
cesaria, no me parece suficiente. En primer lugar, porque la simple ex- ran desarrollado nuevas formas que, por su parte, competirán en su
posición comparada no implica aún ninguna valoración. Por lo tanto,
no se ofrecen a la Jurisprudencia criterios sobre cuál es la solución más 177. Bauman, A.T., pág. 523 ss.; Dreher/Trondle, StGB, § 22, núm. 8; Jes-
check, Tratado, II, pág. 706 ss.; Roxin, JUS, 1979, pág. 3; Rudolphi, SK, § 22,
núm. 8; Schonke/Schroder, Eser, StGB, § 22, núm. 32 ss., y Stratenwerth, A.T.,
175. A.T., pág. 492. También en este sentido la última edición trabajada pág. 194 ss.
conjuntamente con Alwart. Pág. 355 ss. 178. Entwurf, 1962, pág. 144.
176. A.T., pág. 489 s. y 492 s. 179. Lackner, StGB, § 22, 1, b.

172 173
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

introducción en una nueva Ley».180 No creo, sin embargo, que pueda tiva y preparación si el autor tuvo la posibilidad de desarrollar su
negarse que la actual redacción comporta, como pretendía el legisla- plan.185
dor, una mayor precisión y con ella mayor seguridad jurídica que la b") Por el contrario, actualmente la doctrina dominante en Ale-
anterior; pues, si bien descarta definitivamente la teoría objetivo-for- mania, que parte de una considración subjetiva de la tentativa, consi-
mal y reconoce la teoría objetivo-material que amplía la tentativa más dera que el plan del autor es el fundamento del juicio, ya que en él se
allá del tipo, limita el comienzo de la tentativa a aquellos actos que encuentra la base esencial para determinar en qué momento se inicia
«rayan en el límite mismo de la acción típica».181 Ello no es contradic- directamente la acción típica.186 La función preferente que posee la re-
torio con los esfuerzos que mueven a la doctrina alemana más recien- presentación del autor del hecho se pone de manifiesto en un ejem-
te por conseguir una interpretación más exacta y unos criterios más plo. Si una persona (A) pretende envenenar a otra (B) y le da una pe-
precisos en la aplicación del § 22 en cada caso concreto. queña dosis de veneno, la acción constituirá tentativa si piensa con-
A continuación exponemos cómo se interpreta el § 22 en la doc- tinuar dándole pequeñas dosis de veneno de forma progresiva; por el
trina alemana. Para ello separamos su componente subjetiva, que se contrario, será solamente preparación si lo que pretendía era ver la
expone, en primer lugar, de su componente objetiva, que se expondrá reacción que el veneno causaba en B; o bien, siguiendo con el mismo
a continuación. ejemplo, si A pretende ya empezar con la ejecución del tipo con la
primera dosis de veneno, será indiferente que el veneno empleado por A
A) La representación del autor del hecho sea en realidad idóneo o inidóneo para causar la muerte. A través de
estos ejemplos se pone de manifiesto la función esencial que juega el
Esta expresión es interpretada por la doctrina alemana como «plan plan del autor. Tras esta argumentación, afirma la doctrina alemana
del autor», sin señalarse entre ambas expresiones ninguna diferencia.182 que la representación del autor del hecho no puede considerarse un
En el proyecto alternativo se utilizaba el término «plan del hecho»;183 se indicio o un simple medio de ayuda para una delimitación objetiva,
prefirió, no obstante, la fórmula actual al considerarse que en la expre- sino que por el contrario, constituye el fundamento a partir del cual se
sión «plan del autor» no quedarían comprendidos los «affektáter», que determina la frontera entre tentativa y preparación.187
no planean sus delitos.184 b) Por otra parte, se ha planteado la cuestión de cuál es el criterio
a) Se ha planteado, en primer lugar, por la doctrina alemana que debe determinar el momento en que, según la representación del
qué función corresponde exactamente a la componente subjetiva del autor, da principio la realización del tipo. Se han planteado por parte
§ 22. Sobre la importancia que debe concederse al plan del autor no de la doctrina dos soluciones posibles:
existe acuerdo: a) Muy minoritariamente se defiende por una posición subjetiva
a") Antes de la entrada en vigor del nuevo Código defendió Traub, extrema que es el criterio del autor el que debe decidir cuándo se inicia
que partía de una fundamentación objetiva de la tentativa, que el plan el desarrollo del tipo. En este sentido se ha expresado Góssel: «aquí
del autor representa en realidad sólo un «indicio», un «medio de ayu- lo decisivo no es la conducta objetiva sobre si existe un dar principio
da» para determinar si se ha dado comienzo a la realización del tipo. directamente al desarrollo del tipo, sino sólo la representación del
No merece, pues, la importancia que ha querido dársele. Por otra par- autor: cuando el autor practica alguna acción que él considera como
te, el plan del autor sólo es decisivo para la delimitación entre tenta- un «iniciar directamente», entonces existe tentativa, aun cuando éste no
sea el caso realmente, es decir, visto objetivamente; por el contrario,
180. Así, Meyer, JUS, 1977, pág. 21. En el mismo sentido, Schmidháhuser, no existe aún ninguna tentativa cuando el autor desconoce que él ha
A.T., pág. 611, y Stratenwerth, A.T., pág. 194 ss.
181. Así, Roxin, Einführung, pág. 15 ss. Igualmente, Schonke/Schóder/Eser, iniciado ya el desarrollo del tipo, aunque así suceda realmente».188
StGB, § 22 ,núm. 35; Dreher/Trddle, StGB, § 22, núm. 11; Preisendanz, § 22,
núm. 4, A; Bockelmann, A.T., pág. 194. 185. Traub, NJW, 1956, pág. 1184.
182. Así, Bockelmann, A.T., pág. 194; Jescheck, Tratado, II, pág. 707, y 186. Becher, ob. cit., pág. 73 ss.; Blei, JA, 1976, pág. 102; Schónke/Schróder/
Schónke/Schroder/Eser, § 22, núm. 33, entre otros. Eser, StGB, § 22, núm. 33; Welzel, A.T., pág. 190.
183. § 24, Alternativ Entwurf: «Comete tentativa de un delito quien, según 187. Becher, ob. cit., pág. 25.
su plan del hecho, da comienzo inmediatamente a su desarrollo.» 188. Góssel, ZStW, 87 (1975), pág. 24. En el mismo sentido ya Bockelmann,
184. Baumann, A.T., pág. 500, nota 12; Roxin, JUS, 1973, pág. 329. Niederschriften, T. II, 1958, pág. 176.

174 175
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

Esta misma interpretación habían recibido ya los proyectos alema-


B) El dar principio inmediatamente a la ejecución del tipo
nes de 1922 y 1925. En ambos proyectos se consideraba en su § 23
que debía castigarse como autor de tentativa a «aquel que a través de
a) Ejecución del tipo
sus acciones ha manifestado la resolución de cometer una acción pu-
nible que constituye, según su representación, un principio de eje-
cución».189 a) Se señala primeramente que la acción debe dar principio in-
mediatamente a la ejecución del tipo. Con esta remisión a los tipos de
Actualmente entiende Becher que si el legislador alemán de 1975 la Parte Especial, para determinar en qué momento comienza la ten-
hubiera pretendido dejar en las manos del autor la valoración del tativa, se pretendió señalar que para la existencia de tentativa no es
momento en que da comienzo la tentativa, no hubiese acudido a cri- suficiente cualquier dar principio a la ejecución del delito, sino sólo
terios como el «dar principio a la ejecución del hecho».190 No es necesa- el dar principio a la ejecución de una característica del tipo.194 Se re-
rio repetir de nuevo las consideraciones críticas realizadas anterior- chazó también en este punto la redacción del Proyecto alternativo,195
mente a las teorías subjetivas, que son igualmente aplicables aquí. ganándose con la actual redacción en seguridad jurídica, al mantener-
b') Por el contrario es completamente dominante la opinión que se el límite de la tentativa claramente en la frontera de la acción tí-
considera aplicable el juicio de un observador objetivo para la deter- pica.196
minación del comienzo de la realización del tipo. Es decir, para la b') Se ha observado que el término «ejecución del tipo» puede ser
determinación del comienzo de la tentativa debe acudirse al juicio de interpretado en dos sentidos distintos. Por una parte puede referirse a
un observador, que parte del plan del autor, pero juzga desde un pun- la actividad descrita en el tipo, es decir la acción típica;197 por otra
to de vista objetivo.191 parte, puede considerarse que tal expresión se refiere exclusivamente
c) Al partir del plan del autor considera la doctrina alemana que, al resultado.198 Se ha mantenido que la primera interpretación compren-
según el § 22, es indiferente si el suceso puede tener lugar realmente de mejor la punición de aquellas acciones que representan sólo el pri-
en la forma como el autor lo ha representado,192 o por el contrario es mer paso en un largo proceso (como, por ejemplo, el primer engaño
imposible que el resultado que el autor persigue puede producirse real- en una estafa en la que son necesarios una serie de engaños), puesto
mente con la realización de la acción planeada. Se ha pensado en la que en casos es evidente que a la acción típica ya se ha dado comienzo.
inclusión en este parágrafo de los supuestos de tentativa inidónea, en La punición de estos supuestos puede resultar más dudosa, en cambio,
los cuales la producción del resultado es sólo posible en la represen- si se acude a la segunda interpretación y se considera que el ejecutar el
tación del autor del hecho, pero no realmente.193 tipo se refiere al resultado, ya que el resultado queda aún muy lejano
de esta primera acción.199
c) De modo unánime entiende la doctrina actual alemana que
189. Igualmente, Coester (Die Vorbereitungshandlung itn Entwurf eines all- cuando se ha comenzado la acción típica, o en los delitos de varios ac-
gemeinen deutschen Strafgesetzbuches von 1927, Strafr. Abhandlung, T. 329, 1933, tos la primera acción típica, se ha dado ya comienzo de modo indu-
pág. 34), Drost, H. (Das Ermessen des Strafrichters, 1930, pág. 207), Von Gemmin- dable a la tentativa. Pues, aunque ello no puede extraerse del tenor
gen (Die Rechtswidrigkeit, pág. 137), Gerland (Der Entwurf 1925, Allgemeiner
Teil, 1925, pág. 46) y Kohlrausch, E. (Reform des Strafrechts, 1926, pág. 29). literal del art. 22,200 ha de entenderse que el dar principio a la acción
190. Becher, ob. cit., pág. 19.
191. Así Bauman, A.T., pág. 523; Blei; JA, 1975, pág. 96; Bockelmann, A.T., 194. BT-Drucksache, T. V, 4095, pág. 11. También en este sentido la funda-
pág. 194; Busch, LK, § 43, núm. 14; Dreher, StGB, § 22, Anm. 9; Jescheck, Nieder- mentación del A.E. del § 24 (Alternativ Entwurf, pág. 63).
schriften, T. II, 1958, pág. 194; Maurach, A.T., pág. 499; Schmidháuser, A.T., 195. El proyecto alternativo, § 24, consideraba suficiente el dar principio
pág. 491; Schónke/Schróder/Eser, § 22, núm. 34; Stratenwerth, A.T., pág. 194 ss., inmediatamente a la ejecución del delito (véase nota 183).
y Welzel, A.T., pág. 190, e igualmente B.G.H., T. 2, pág. 381; 6, pág. 99; 7, pág. 292; 196. Becher, ob. cit., pág. 27 ss.; Góssel, JA, 1971, pág. 227, y el mismo JR,
9, pág. 62, entre otras. 1976, pág. 249; Roxin, JUS, 1973, pág. 329, y Schónke/Schóder/Eser, § 22, núm. 35.
192. Busch, LK, § 43, núm. 14; Schmidháuser, A.T., pág. 491; Schónke/Schro- 197. En este sentido, Becher, ob .cit. pág. 28 ss.
der, § 43, núm. 11; Stratenwerth, A.T., pág. 194, y Welzel, A.T., pág. 190. 198. Véase Becher, ob. cit., pág. 28 ss.
193. Schónke/Schroder/Eser, § 22, núm. 42, y Stratenwerth, A.T., 2.a ed., 199. Así, Becher, ob. cit., pág. 29 s.
núm. 659. 200. Critica Jescheck que ello no se corresponde con un buen estilo legis-

176 177
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

típica constituye un presupuesto mínimo, y una aclaración al respecto darse que el § 22 permite todavía una interpretación totalmente sub-
se consideró superflua.201 No constituyen, pues, ningún problema aque- jetiva si se mantiene que el dar comienzo a la ejecución del tipo debe
llos supuestos en los que se ha realizado ya una parte del tipo, o en los decidirse según el juicio del propio autor. Así se ha sostenido, como
delitos de varios actos se ha realizado el primer acto típico.202 Lo que hemos visto 205 por algún autor, aunque se haya criticado que si el le-
debe entenderse como acto típico es, como definía la doctrina objetivo- gislador hubiese querido basarse en la valoración del autor, no hubiera
foral, la conducta punible que puede subsumirse en el concreto tipo intentado precisar más el comienzo de la tentativa a través de la fórmu-
de delito de la parte especial. la que ahora estudiamos.206
Ciertamente que a través de la actual redacción se ha conseguido
b) El dar principio inmediatamente (a la ejecución del tipo) limitar los actos de tentativa a aquellos «que se encuentran en la zona
inmediatamente anterior a la ejecución de un elemento del tipo»,207
De modo unánime entiende la doctrina alemana que la expresión además, como ya se ha dicho, de los típicos, pero resulta dudoso que
«dar principio inmediatamente» pretende la ampliación de la tentativa la formulación estudiada sea totalmente satisfactoria. La doctrina ha
a aquellas acciones que no constituyen aún una acción típica, pero que criticado que, por una parte, continúa siendo imprecisa ya que resulta
se hallan directamente relacionadas con ella, reconociendo así, como difícil saber «en qué momento en el caso concreto puede o debe decirse
ya se ha dicho, los resultados a que habían llegado las teorías objetivo- que el autor ha dado principio inmediatamente a la ejecución del
materiales. En opinión de la doctrina se ha logrado con la expresión tipo».208 Mientras que, por otra parte, el § 22 está pensado exclusiva-
estudiada una doble finalidad. Por una parte, ampliar el ámbito de mente para los casos de tentativa inacabada en los delitos de comisión,
la tentativa a acciones que no son subsumibles aún en la acción típica para otros supuestos como la tentativa acabada y los delitos de omisión
y que ya parecen merecedoras de pena, pero por otra parte, se limita la impropios, no ofrece ninguna solución satisfactoria.209
ampliación sólo a aquellas acciones que se hallan en una relación di- A continuación se exponen los diversos criterios que han surgido
recta con la acción típica.203 en la doctrina alemana para interpretar el «dar principio inmediata-
También ha considerado un sector de la doctrina que con la ex- mente a la ejecución del tipo» del § 22.
presión que ahora estudiamos se han descartado definitivamente las a') Para un sector de la doctrina alemana el dar principio inme-
doctrinas puramente subjetivas, ya que, como ya se ha puesto de ma- diatamente a la ejecución del tipo no debe interpretarse exclusivamente
nifiesto en las críticas a aquéllas, la irrevocabilidad de la voluntad, la de forma objetiva, sino que debe tenerse también en cuenta una consi-
inequívoca manifestación de la voluntad delictiva o bien la decisión deración subjetiva. Debe observarse si el autor ha realizado ya aquellas
sobre el «sí del hecho» (posición de Bockelmann), no son compatibles acciones con las cuales subjetivamente ha cruzado el umbral: «zum
con el dar principio a la ejecución del tipo,204 pues cualquiera de estos jetzt geht es los».210
criterios subjetivos puede señalar como tentativa a una acción que aún b') Pero es completamente dominante la opinión que considera
no se halle «inmediatamente» relacionada con la acción típica, e igual- que la expresión comentada representa una delimitación objetiva, y,
mente pueden considerarse preparatorias acciones que según el § 22 por tanto, la interpreta objetivamente.
pertenecen al ámbito de la ejecución. Pero, no obstante, no debe olvi- a") Algunos autores interpretan el actual § 22 en base a la cono-
cida fórmula de Frank. Conforme a ello constituye tentativa aquella
lativo, y que la redacción del § 26 Abs. 2 del Proyecto de 1962 era mejor en este acción que, juzgada según el plan del autor, para la consideración
punto {Tratado, II, pág. 709). Este parágrafo decía: «El principio de ejecución
lo constituye una acción mediante la cual el autor comienza el desarrollo del tipo
o su inicio inmediato.»
201. Segunda información escrita de la Comisión especial para la Reforma 205. Gossel, ZStW, 87 (1975), pág. 24.
del Derecho Penal (Drucksache, V, 4095, pág. 11). 206. Becher, ob. cit., pág. 19.
202. Becher, ob. cit., pág. 31 s.; 200; Dreher, StGB, § 22, núm. 10; Jescheck, 207. Así se expresa concretamente Bockelmann, A.T., pág. 194.
Tratado, II, pág. 709, y Schónke/Schroder/Eser, § 22, núm. 37 y 38. 208. Así, Meyer, JUS, 1977, pág. 21.
203. Becher, ob. cit., pág. 32, y Schónke/Schróder/Eser, § 22, núm. 39. 209. Así, Roxin, JUS, 1973, pág. 329. Para la omisión se expresa así Schonke/
204. Becher, ob. cit., pág. 39 ss.; Góssel, JR, 1976, pág. 250, y Rudolphi, SK, Schróder/Eser, § 22, núm. 36.
§ 22, núm. 10. 210. Dreher, StGB, § 22, núm. 11, y Gossel, JR, 1976, pág. 249.
178 179
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

natural aparece ya como parte esencial de la acción típica. En este peligro directo para determinar el comienzo de la tentativa lo acompa-
sentido Baumann 211 y Stratenwerth.212 ñan generalmente de otros puntos de vista.
Si bien es adecuado interpretar el § 22 en base a la mencionada c") Se ha pretendido encontrar, por otro grupo de autores, un
fórmula de Frank, hay que tener en cuenta que ésta no aporta ningún criterio de distinción más preciso, al considerar como tentativa «aque-
criterio delimitador, pues, como ya se dijo,213 es demasiado imprecisa, llas acciones que sin actos intermedios deben desembocar en la realiza-
más aún que la redacción del § 22, y, por ello, no es posible que ella ción de tipo», o dicho de otra forma, la acción inmediatamente anterior
pueda precisar más la expresión estudiada.214 a la acción típica, porque entre ella y la acción típica no existe ningún
b") Gran acogida ha tenido el criterio del peligro directo al bien acto intermedio. Así se expresan Maurach,227 Blei,228 Gossel,229 Otto,230
jurídico protegido, en base al cual se considera que existe tentativa si, Meyer,231 Lackner,232 así como algunas sentencias del B.G.H.233
según el plan del autor, se ha llegado ya a una situación según la cual En esta misma dirección, pero un poco más flexible es la posición
el bien jurídico peligra de forma directa. En este sentido Esser,215 Blei,216 seguida por Jeschek234 y Eser,235 que consideran que la tentativa co-
Dreher,217 D. Meyer,218 Otto,219 Roxin,220 Tiedemann,221 J. Meyer,222 Jes- mienza con la realización de aquella acción que según el plan del autor,
check,223 Lackner224 se halla en una relación tan estrecha con la acción típica, que puede
Se ha criticado el criterio del peligro directo al bien jurídico pro- desembocar, sin pasos intermedios esenciales, directamente en la acción
tegido, que no constituye un juicio suficientemente preciso ya que típica.236
el peligro se da en una progresión ascendente y aparece, por tanto, ya d") Otro sector doctrinal ha considerado que según el § 22 debe
en los actos preparatorios.225 Rudolphi ha puesto de manifiesto que entenderse que constituyen tentativa aquellas acciones que están próxi-
para saber si la acción es peligrosa se acude generalmente a otras pau- mas temporal y/o espacialmente a la acción típica. Un inicio del tipo
tas, como la proximidad temporal y local de la acción,226 con lo cual en el sentido del § 22 puede verse solamente en una acción que se en-
se demuestra la inutilidad de este criterio en cuanto a la delimitación cuentra en una estrecha relación temporal y espacial con el tipo respec-
del comienzo de la tentativa. Ciertamente los autores que acuden al tivo de la Parte Especial. En este sentido Meyer.237 En favor de la exi-
gencia de una relación temporal se han manifestado Otto,238 Wessels ^ y
Heinitz.240
211. Bauman, A.T., pág. 523. El mayor inconveniente que presenta esta solución es que en
212. Stratenwerth, A.T., 2.a ed., núm. 665. los delitos de distancia su aplicación no será posible, ya que allí no se
213. Véase el apartado II, 3, B, b), a'). da ninguna proximidad temporal o espacial.241
214. Así, Rudolphi, JUS, 1973, pág. 22.
215. Eser, en Schónde/Schróder, § 22, núm. 42.
216. JA, 1976, pág. 103.
217. StGB, § 22, núm. 11.
218. JUS, 1973, pág. 23. 227. A.T., pág. 499.
219. NJW, 1976, pág. 579. Sin embargo, en este mismo artículo considera 228. JA, 1976, pág. 101, 314 y 595.
Otto que el desarrollo directo del tipo se inicia cuando, en el sentido de Bockel- 229. JR, 1976, pág. 249.
man, el dolo del delincuente ha traspasado la prueba de fuego de la situación 230. NJW, 1976, pág. 578.
crítica, o bien, cuando el autor ha tomado la última, la decisiva decisión sobre 231. JUS, 1977, pág. 19.
el sí del hecho. Es decir, la tentativa da principio cuando el autor, «en la con- 232. StGB, 22, núm. 1, b.
ciencia del concreto peligro directo para el bien jurídico, toma su decisión» 233. BHG, T. 24, pág. 204; 22, pág. 80; 26, pág. 201, y 26, pág. 204.
(sobre esta contradicción se ha manifestado Blei, JA, 1976, pág. 315). 234. Tratado, II, pág. 708.
220. JUS, 1973, pág. 330, Maurach-Festschrift, pág. 213 ss., y Roxin-Stree- 235. En Schónke/Schróder, § 22, núm. 39.
Zipf, Einführung, pág. 16. 236. Sobre esta posición, véase también el apartado III, 5, C, /).
221. JR, 1973, pág. 412. 237. JUS, 1977, pág. 21.
222. ZStW, 87 (1975), pág. 607. 238. NJW, 1976, pág. 579.
223. Tratado, II, pág. 707. 239. A.T., pág. 109.
224. StGB, § 22, núm. 1, b. 240. JR, 1956, pág. 248, y también Jescheck en la segunda edición de su A.T.,
225. Sobre las críticas a dicho criterio, véase el apartado II, 3, B, b), b"). pág. 392.
226. Rudolphi, JUS, 1973. 241. Gossel, JR, 1976, pág. 250.

180 181
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

en su art. 5 se consideraba tentativa «la manifestación del designio de


delinquir, hecha por medio de algún acto exterior...» y más concreta-
III. PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN EN ESPAÑA. mente en el art. 9 se repetía: «El pensamiento y la resolución de de-
COMIENZO DE LA TENTATIVA EN LA DOCTRINA linquir, cuando todavía no se ha cometido ningún acto para preparar
Y JURISPRUDENCIA ESPAÑOLAS o empezar la ejecución del delito, no están sujetas a pena alguna, sal-
vo la vigilancia especial de las autoridades en los casos que determina
1. El comienzo de la tentativa en el Derecho español la Ley.» También la necesidad de aludir a la exteriorización de los
actos proviene del Código Penal francés de 1810, que como se recorda-
Como ya se ha dicho anteriormente el art. 3,3 del Código Penal es- rá consideraba punible «toda tentativa de crimen que haya sido mani-
pañol acepta la fórmula del «dar principio a la ejecución» a la que ya festada por actos exteriores...».244 Las razones que motivaron al legis-
anteriormente nos hemos referido, pues en él se expresa: «Hay tenta- lador francés se han expresado del modo siguiente: «Anunciando a los
tiva cuando el culpable da principio a la ejecución del delito directa- jurados que la tentativa debe estar manifestada por actos exteriores y
mente por hechos exteriores...» seguida de un acto de ejecución, les enseñáis a graduar las circunstan-
Esta fórmula fue acogida en nuestro Ordenamiento, procedente cias y a distinguir las que son decisivas de las que no lo son mientras
del Código Penal francés de 1810, ya en nuestro primer Código Penal que, suprimiendo la mención de los actos exteriores, les exponéis a
de 1822. En éste, se definía la tentativa como: «La manifestación del confusiones, les priváis de una idea intermediaria, de uno de los ele-
designio de delinquir... que dé principio a la ejecución del delito o la mentos de la definición, pudiendo, frecuentemente, ocurrir que tomen
prepare.» Como puede observarse, se aceptó en él el principio de ejecu- por un comienzo de ejecución ciertos actos exteriores que no tengan
ción y la distinción entre actos preparatorios y ejecutivos, aunque a ese carácter.» 245 Pero más tarde desapareció la alusión a los actos ex-
los primeros se les considerara también punibles.242 Fue el Código Pe- teriores en el Código Penal francés de 28 de abril de 1832.246
nal de 1848 el que introdujo la impunidad de los actos preparatorios,
quedando la redacción de la tentativa como en el actual, ya que no B) El adverbio «directamente»
se podificó en ninguno de los Códigos posteriores.
No se conformó el legislador español, como lo había hecho el ale- También la introducción de la palabra «directamente» se la debe-
mán de 1871, acogiendo escuetamente la fórmula del «dar principio a mos al legislador de 1848. Sin duda quisieron los redactores del Código
la ejecución», sino que creyó necesario matizar esta expresión con la matizar la determinación del comienzo de la tentativa. Sin embargo,
introducción de dos precisiones. Éstas son la alusión a los «hechos ex- la interpretación que debe darse al citado adverbio es discutida por la
teriores» y el adverbio «directamente». doctrina ya desde muy antiguo. Relativamente inútil la consideró Sil-
A) La expresión «por hechos exteriores» ha sido interpretada por vela, para quien al exigir el legislador que se haya dado principio a la
la doctrina española como una manifestación del principio, al que ya ejecución del delito, no hacía falta que dijese más «pues la ejecución
hemos hecho referencia, «cogitationis poenam nemo patitur», entendi- sólo puede ser por actos directos y consistir en hechos externos o ex-
do en el sentido de que los pensamientos internos no deben conside- teriores».247 Por el contrario, de forma dominante se ha considerado que
rarse punibles.243 Esta expresión proviene igualmente del Código Penal el mencionado adverbio responde a una finalidad. Una parte de la doc-
de 1848, a partir del cual permanece invariable. Pero ya en el Código trina entendió que con este término quería indicar el legislador que
Penal de 1822 se hizo referencia a la exteriorización de los actos, pues
244. ... y seguida de un principio de ejecución, será castigada como crimen,
242. No quiso nuestro primer legislador penal llegar hasta las últimas con- si sólo fue interrumpida por circunstancias fortuitas independientes de la vo-
secuencias del principio de ejecución y consideró necesario, contradiciendo la luntad del acusado».
ideología liberal que le impulsaba, castigar también los actos preparatorios, sin 245. Así, Bourguignon en el Consejo de Estado de 4 de octubre de 1808 (cita-
advertir que con ello la mención del «dar principio a la ejecución» resultaba su- do por Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 516 s.).
perflua. 246. Expresó simplemente en su artículo 2: «Toda tentativa de crimen
243. Así, Mir Puig, D.P., pág. 278; Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, que haya sido manifestada por un principio de ejecución...»
pág. 107, y Silvela, D.P., pág. 180. 247. Silvela, D.P., pág. 180.
182 183
ELENA FARRE TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

los hechos realizados no debían permitir ninguna duda respecto al


tiva, consideró que, de lege ferenda, los actos preparatorios «deben ser
delito que quería cometer el agente.248 Como ha señalado Cerezo, esta
castigados como parte integrante de toda acción criminal», ya que ellos
interpretación podía significar una exigencia general de prueba o la
expresan la resolución de cometer un delito y esta resolución significa
adhesión a la teoría del dolus-ex-re.249 Otro sector de la doctrina ha
ya un quebranto, una lesión del Derecho.254 También Sánchez Tejerina
afirmado que el «directamente» del art. 3 sirve para distinguir los ac-
se muestra favorable a la punibilidad de los actos preparatorios, pues
tos preparatorios de la tentativa, ya que solamente los actos de tenta-
en éstos «existe ciertamente una perturbación mayor o menor, pero
tiva van directamente encaminados a la ejecución del delito.250 Por úl-
evidente, del orden social».255 Según estos autores, la dificultad proba-
timo, se ha considerado que mediante este adverbio puede deducirse
toria no constituiría ningún impedimento para su punición, ya que
que en nuestro Código la ejecución del delito no se reduce a la acción
en cuanto ésta existiera los actos preparatorios permanecerían impunes,
típica, descartando de este modo la teoría objetivo-formal, y permi-
igual que ocurre con los actos ejecutivos.
tiendo la interpretación del art. 3,3 conforme a las teorías objetivo-
materiales. Si la ejecución del delito se iniciase con la acción típica,
no sería necesario que el art. 3 del Código Penal exigiese el carácter B) Distinción entre actos preparatorios y ejecutivos
directo y la exterioridad de los actos de ejecución.251
Aunque, como hemos visto, parece que nuestro Código Penal ha
precisado más el comienzo de la tentativa, las mismas dificultades que
2. Comienzo de la tentativa en la doctrina española
en Alemania han surgido también en España para establecer un crite-
rio que delimite lo más exactamente posible la fase de preparación de
De modo unánime es aceptada en la doctrina española la distinción
la de ejecución. Sobre sus dificultades se ha expresado constantemente
entre actos preparatorios y ejecutivos.252 Los problemas han girado en
la doctrina,256 sin renunciar en ningún caso a la posibilidad de encon-
este punto en torno a la punibilidad de los actos preparatorios y, sobre
trar un criterio delimitador, aunque algún autor haya entendido que
todo, como en la doctrina alemana, en torno a la distinción entre ac-
la exacta delimitación en cada caso concreto es imposible y por ello
tos preparatorios y ejecutivos.
debe dejarse al Juez un cierto marco de autonomía.257
A) Con respecto a la punibilidad de los actos preparatorios, y La doctrina española, al igual que la alemana, puede ser agrupada
debido a la claridad de la Ley en este punto, es completamente domi- en teorías subjetivas, objetivas y mixtas. También como en aquélla,
nante en la doctrina española la consideración de impunidad de los las teorías subjetivas son las más antiguas, probablemente debido a
mismos. No obstante, también han existido entre nuestros comenta- la influencia de los juristas italianos. En realidad, las teorías objetivas
ristas defensores de la punición de los actos preparatorios. Así se no se han mantenido hasta un tiempo relativamente reciente, tras la
manifestó el P. Montes, quien consideraba punible toda manifesta- influencia, en este punto, de la doctrina alemana.
ción externa de la voluntad criminal.253 Igualmente, Ramiro Rueda, de
acuerdo con su fundamentación subjetiva de la punibilidad de la tenta- a) Teorías subjetivas
248. Así, Groizard, El Código Penal, pág. 109; Pacheco, El Código Penal, Alguna de las teorías subjetivas mencionadas anteriormente al ex-
pág. 93, y De Vizmanos y Álvarez, Comentarios, pág. 24.
249. Si se refiere a la teoría del dolus ex re tal mención sería superflua, poner la doctrina alemana han encontrado también representantes en-
ya que según esta teoría un acto es ejecutivo cuando revela por sí mismo la tre la doctrina española. Como se recordará, se establece la distinción
intención criminal del agente, por ello repetirlo dos veces supondría una autolo- entre actos preparatorios y ejecutivos en base a la resolución criminal
gía (Cerezo, Lo objetivo, pág. 20 s.). manifestada. En la primera de ellas bastaba con la manifestación ¡de
250. Bernaldo de Quirós y Navarro de Palencia, Teoría, pág. 225 ss., y
Cuello Calón, D.P., pág. 643. 254. Elementos, pág. 198 ss.
251. Cerezo, Lo objetivo, pág. 21; Mir Puig, A.D.P.C.P. 1974, pág. 464, y Ro-
dríguez Mourullo, Comentarios. I, pág. 117. 255. D.P., pág. 347.
252. Antón Oneca, D.P., pág. 409; Cerezo, Lo objetivo, pág. 19 s., Ferrer Sama, 256. Cerezo, Lo objetivo, pág. 17 ss.; Gimbernat, Autor y cómplice, pág. 106;
Comentarios, pág. 65 s., y Quintano, Comentarios, pág. 43. Mir Puig, A.D.P.C.P., 1974, pág. 464, y Quintano, Comentarios, pág. 53, entre otros.
253. Derecho Penal, Parte General, I, 1917, pág. 187 ss. 257. De Castro y Orozco y Ortiz de Zúñiga, C.P., pág. 18; Cerezo, Lo objetivo,
pág. 18 s.
184
185
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

una resolución delictiva; ^ en la teoría del dolus-ex-re se exigía la ma- delinquir y principio del acto delincuente, que excluyen la proposi-
nifestación de una voluntad dirigida a un delito determinado, para ción y los actos indiferentes, ajenos a todo propósito de ejecución
considerar el acto como ejecutivo.259 Ningún autor español ha conside- criminal».262 Posteriormente, Quintano 263 y Puig Peña264 se adhirieron
rado como criterio de distinción la firmeza de la resolución de voluntad abiertamente a la posición de Carrara, es decir, a la teoría de la uni-
del autor. vocidad.
a) En la línea de la primera de las teorías expresadas, es decir, b') La teoría del dolus-ex-re encontró también representantes en
de aquella que exige para la tentativa la simple manifestación de la España. En este sentido se expresó Gómez de la Serna, quien consi-
voluntad delictiva, debe colocarse la teoría de la univocidad. El creador deró como acto preparatorio aquel del cual lo mismo podría infe-
de esta posición fue Carrara, quien en su libro Teoría de la tentativa y rirse una acción lícita que un proyecto criminal, mientras que de un
la complicidad expuso: «De igual suerte que en la preparación crimi- acto ejecutivo debe inferirse siempre necesariamente la intención inme-
nosa podrá quedar en duda a cuál delito se enderezaban los actos de diata de cometer el delito.265 En este mismo sentido pueden ser también
ejecución, pero si es cierto que propendía a un delito, existe un co- interprtados Pacheco,266 De Vizmanos-Álvarez,267 Groizard268 y Viada,269
nato. No es aquí cuestión del ser sino del conocer. Y la incertidumbre quienes entendieron que a través de la palabra directamente el legisla-
relativa a los delitos posibles mediante tales actos, se resuelve por la dor pretendía que los hechos no ofreciesen duda alguna repecto al de-
regla que otorga preferencia a la suposición más benigna. La univoci- lito que se pretendía cometer. Más modernamente se ha expresado en
dad de su tendencia a un acto criminal es, pues, objétese lo que se este sentido Cuello Calón, para quien la existencia de actos ejecutivos
quiera, bajo el punto de vista ontológico, el único criterio que la cien- se hace depender de que los mismos «revelen la intención o el propó-
cia puede suministrar a la práctica para discernir los actos preparato- sito de cometer un delito».270 Desconocemos si este autor consideraría,
rios de la tentativa».260 Esta posición tuvo acogida entre la doctrina al igual que Waiblinger,271 que la tipicidad de los actos puede no ser
española y también, como se verá más tarde, en numerosas sentencias suficiente para considerar a éstos como ejecutivos.
del Tribunal Supremo español. De esta forma se expresó ya entre
nuestra doctrina Silvela, quien al hablar de los actos preparatorios con- b) Teorías objetivas
sideró que su «nota más distintiva es que, aislados o separados de la
intención de donde proceden y del fin al que sirven de medios, apare- Mientras nuestros antiguos comentaristas siguieron preferentemen-
cen completamente inocentes, a diferencia de los de ejecución, que te criterios de distinción subjetivos, las posiciones objetivas son actual-
revelan por sí propios su naturaleza criminal».261 No tan claramente, mente dominantes en la doctrina española.
aunque en el mismo sentido, se manifestó Saldaña, quien definió como
actos ejecutivos aquellos que son «directos por su fin, exteriores por a') Teoría objetivo-formal
su forma, conducentes por su modo y necesarios por su condición o
suficiencia», y más tarde se edhiere al criterio del Tribunal Supremo Esta teoría, que, como se recordará, asimila los actos ejecutivos a
cuando éste define los actos ejecutivos como «índices del propósito de los típicos, es mantenida por J. Antón Oneca, quien considera esta
posición como la más conforme con el concepto vulgar de ejecución y
258. Véase el apartado II, 2, A.
259. Véase el apartado II, 2, B.
260. Teoría de la tentativa, pág. 102. Esta teoría tuvo una gran importancia 262. Saldaña, Adiciones, III, pág. 57.
entre los juristas italianos, de tal forma que quedó expresamente reconocida 263. Comentarios, pág. 54.
por el Código de Rocco (1930) en su art. 56: «Quien ejecuta actos idóneos, diri- 264. Puig Peña, P.G., pág. 253.
gidos de mono equívoco a cometer un delito, responde del delito tentado, si 265. Gómez de la Serna/Juan de Montalbán, Elementos, pág. 28.
la acción no se realiza o el resultado no se verifica.» Sin embargo, esta posición 266. El Código Penal, pág. 93.
fue criticada por la doctrina y el mismo Carrara añadió a su anterior posición un 267. Comentarios, pág. 24.
nuevo criterio de distinción. Así, en su Programma consideró actos ejecutivos 268. El Código Penal, pág. 78.
aquellos que caen dentro de la esfera del sujeto pasivo, mientras que los actos 269. Código Penal, pág. 35.
preparatorios no trascienden la esfera del sujeto activo, sino que se agotan en él. 270. D.P., pág. 641.
261. D.P., pág. 180. 271. Véase el apartado II, 2, C, a), c •,.

186 187
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

el principio de legalidad. Siguiendo a Beling, entiende que debe partir- criterio diferenciador se han pronunciado Ferer Sama y Luzón Do-
se del verbo activo con el cual la Ley expresa la acción delictiva, y en mingo, quienes advirtieron, igual que sucedió en Alemania, que no es
los delitos de varios actos con la ejecución del primero ya debe consi- suficiente con la presencia de peligro para el bien jurídico, pues ya los
derarse iniciada la tentativa.272 También se muestran partidarios de actos preparatorios pueden comportar dicho peligro. Por ello ambos
esta teoría Rodríguez Devesa m y Cerezo,274 quien considera que la fun- exigieron la presencia de «un riesgo efectivo para el bien jurídico de
ción del Juez consiste en determinar si la acción juzgada es subsumi- que se trate», la existencia de «un peligro o riesgo inminente» para que
ble en la acción descrita en el tipo legal, es decir, si es típica.275 exista un acto de ejecución,278 o bien la presencia de un acto que «vaya
dirigido inmediatamente a la lesión o puesta en peligro del bien ju-
b') Teorías objetivo-materiales rídico».279

También en nuestra doctrina se ha advertido la necesidad de am- c) Teorías mixtas


pliar los actos ejecutivos más allá de los típicos. Para ello se ha acudido
también aquí a posiciones objetivo-materiales. Igualmente se han seguido también en España las posiciones que
a") En este sentido definió Viada los actos ejecutivos como aque- pretenden combinar los puntos de vista objetivos y subjetivos, que
llos que se relacionan necesariamente con el delito.276 Con ello prece- pueden considerarse dominantes en la doctrina actual.
día a la idea que más tarde expresó Frank en Alemania, quien consi- a') A la fórmula mantenida por Baumann en Alemania según la
deró como actos ejecutivos aquellos que «en virtud de su necesaria cual «existe un comienzo de ejecución en las acciones del autor que, una
conexión con la acción típica aparecen como partes integrantes de ella vez conocido su plan, aparecen según la concepción natural (según el
según la concepción natural». El autor alemán intentó precisar el tér- juicio ex post de un observador objetivo) como partes integrantes del
mino «necesario», de por sí tan extenso. También a Viada le había pa- comportamiento típico», se adhiere Rodríguez Mourullo, quien conside-
recido demasiado impreciso; por ello concretó que para ser ejecutivo, ra éste el criterio más adecuado para interpretar nuestro Código. Se-
el hecho precisa una tendencia, además de «necesaria», «directa y ra- ñala, no obstante, que este criterio debe complementarse con el criterio
cional», y aun una relación «inmediata» con el hecho típico.277 del peligro creado para el bien jurídico.280
Todo ello debía deducirse, según Viada, del término directamente b') El criterio del peligro al bien jurídico teniendo en cuenta
de nuestro art. 3,3. además la consideración del plan del autor, lo ha aceptado Jiménez de
b") A favor de la teoría del peligro al bien jurídico protegido como Asúa. Según este autor, debe partirse del peligro al bien jurídico pro-
tegido, que constituye la estructura material de la tentativa sin vulnerar
272. D.P., pág. 410. la garantía de seguridad que ofrece la intromisión de la conducta en
273. D.P., pág. 783. el núcleo del tipo. Teniendo en cuenta además el plan del autor —ele-
274. Lo objetivo, pág. 19 y 22. mento subjetivo—, que es quien nos advertirá en muchas ocasiones
275. Pero no rehusa Cerezo a otros criterios interpretativos como la fórmula cuando se penetra en el núcleo del tipo y cuando peligra el bien ju-
de Frank y el peligro al bien jurídico protegido (ob. cit., pág. 21), que deduce rídico.281
del adverbio directamente. Sin embargo, no parece que ambas posiciones puedan
considerarse compatibles. c) Recientemente han puesto de relieve Gimbernat y Mir Puig
276. Es interesante señalar que el término «necesarios» aparece también que el adverbio «directamente» permite exigir una conexión directa,
en el Proyecto de 29 de diciembre de 1884, en base al cual se establece la dis- íntima, entre la acción juzgada y la acción típica, en el sentido que
tinción entre actos preparatorios y ejecutivos. Decía en su artículo 21: «Hay
tentativa 1.°) Cuando el culpable con intención de cometer el delito da principio expresaba la fórmula de Frank. Y han precisado más esta relación,
a los actos exteriores de ejecución necesarios para producirlo y no los realiza
todos por causa o accidente que no sea su propio y voluntario desistimiento.» 278. Ferrer Sama, Comentarios, pág. 56.
Ciertamente fue una suerte que este artículo se quedase en proyecto, pues 279. Luzón, El Derecho Penal, pág. 38.
hubiese podido extenderse la tentativa a los actos más lejanos porque también 280. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 116 s. Como se recordará, la
eran necesarios para producir el delito, como ha ocurrido en algunas senten- combinación de ambos criterios la ha realizado el T.S. alemán en numerosas
cias del T.S., como veremos más adelante. ocasiones.
277. Código Penal, pág. 34 s. 281. Tratado, VII, pág. 551 ss., especialmente pág. 556.

188 189
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

con el criterio de la «inmediatez temporal», interpretándolo como «la delictivo...» (STS de 16 de febrero de 1954 [A. 247]) y en el mismo
necesidad de que no falte ninguna fase intermedia entre el acto de que sentido (STS de 9 de diciembre de 1954 [A. 3077] y STS de 6 de oc-
se trate y la estricta realización del verbo típico»,282 para lo cual, apun- tubre de 1976 [A. 3909]).
ta Mir Puig, debe contemplarse la acción en sus distintos «momentos 3.°) Como consecuencia directa de lo expuesto se deduce la im-
dotados de unidad de significado y no desde el punto de vista natu- punidad general de los actos preparatorios. Así se ha manifestado el
ralístico que no ofrece posibilidad de determinación ninguna».283 Tribunal Supremo acudiendo a diversos argumentos: «Por su imposi-
ble demostración al pertenecer a lo íntimo personal del agente», «por
3. La Jurisprudencia del Tribunal Supremo español su inefectividad, afectando únicamente al fuero de la moral y de la
en relación con el comienzo de la tentativa conciencia...» (STS de 7 de mayo de 1975 [A. 1956]); «porque su diná-
mica se agota e nel sujeto activo sin afectar al sujeto pasivo, porque
La Jurisprudencia de nuestro más alto Tribunal ofrece en este no generan riesgo para el bien jurídico, por su naturaleza indetermi-
punto un panorama ciertamente confuso, ya que resulta difícil ex- nada y equívoca...» (STS de 6 de octubre de 1976 [A. 3909]), los actos
traer de ella unas directrices que se apliquen sin discriminación a to- preparatorios deben permanente impunes.
dos los casos, y en su lugar abundan los silencios y las contradicciones. A pesar de ello, el Tribunal Supremo ha castigado en ocasiones,
Aunque no pueda justificarse, esta situación es, no obstante, perfecta- como veremos a continuación, actos preparatorios considerando que
mente comprensible, y no es sino producto de las dificultades que el se había dado principio la ejecución del delito, cuando en realidad se
comienzo de la tentativa ofrece y que ya se han puesto de manifiesto. permanecía aún en una fase preparatoria.
Nuestra tarea consiste en este punto, en primer lugar, en exponer los 4.°) Por último, debe señalarse que, como ocurre en la doctrina
criterios a los que el Tribunal Supremo se ha adherido para determi- española, se discute también en las sentencias del Tribunal Supremo
nar el comienzo de la tentativa, o lo que para nosotros es igual, la de qué forma debe interpretarse exactamente el término «directamen-
distinción entre actos preparatorios y ejecutivos. En segundo lugar, te» del art. 3,3. En la STS de 6 de octubre de 1976 [A. 3909] se ha
realizar una comparación de las soluciones adoptadas por el Tribunal considerado que este adverbio se refire al plan del autor, es decir, al
Supremo en una serie de delitos, y por último unas consideraciones requisito subjetivo de la tentativa. En sentido contrario, se han mani-
generales sobre la Jurisprudencia en esta cuestión. festado las sentencias de 9 de enero de 1973 [A. 4290] y de 21 de junio
Pero antes es necesario examinar en qué forma se ha expresado de 1976 [A. 3126], que extraen precisamente del adverbio mencionado la
el Tribunal Supremo respecto a algunos puntos importantes del co- existencia de una concepción objetiva. Muy interesante es en este pun-
mienzo de ejecución. to la STS de 9 de junio de 1973 (A. 2694) que considera que «el adver-
1.°) Sobre la impunidad de la fase interna y la validez del prin- bio directamente no alude tanto a la inmediatividad espacial-temporal
cipio «cogitationis poenam nemo patitur» se ha manifstado expresa- de aquellos actos iniciales con los que producen el resultado propio de
mente en las Stas. de 3 de abril de 1880 y 9 de junio de 1973 (A. 2694). cada delito (se recuerda aquí los criterios más modernos de interpre-
Entiende esta última que ello debe extraerse de la expresión «por he- tación del § 22 del StGB alemán), como a una relación funcional, a una
chos exteriores» del art. 3,3. conexión íntima con la acción típica representada por el verbo nuclear
2.°) En ninguna sentencia se ha puesto en duda la necesidad de del correspondiente delito».
distinguir entre actos preparatorios y ejecutivos, y se afirma que sólo
estos últimos constituyen la tentativa de delito. Más se ha precisado A) Criterios de distinción entre actos preparatorios y ejecutivos
en algunos casos admitiéndose, desde diversos criterios, que mientras en las sentencias del Tribunal Supremo ¡
los ejecutivos constituyen una acción directa sobre el bien jurídico, los
actos preparatorios se limitan a «la adopción de disposiciones que El Tribunal Supremo ha acogido en sus sentencias los diversos cri-
pudieran servir o facilitar el momento de la ejecución del propósito terios que sobre esta cuestión ha aportado lad octrina. No existe una
evolución en la adopción de estos criterios que han convivido en todo
282. Gimbernat Ordeig, Autor y cómplice, pág. 105, e Introducción, pág. 113. momento, incluso en una misma sentencia, excepto las teorías mixtas,
283. Adiciones, II, pág. 722. cuya aceptación es, como se verá, relativamente reciente.

190 191
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

De entre todos, domina la aceptación de una teoría subjetiva, cuya de 1948 (A. 691), 11 de julio de 1931 (A. 1640), 2 de julio de 1955
aplicación va perdiendo terreno, y que a continuación exponemos. (A. 2158), 20 de diciembre de 1956 (A. 4010), 16 de febrero de 1954
(A. 247), 6 de abril de 1933 (A. 2322), 24 de abril de 1957 (A. 1667),
a) Teoría subjetiva 12 de junio de 1964 (A. 3115), 3 de junio de 1969 (A. 3163), 16 de mar-
zo de 1965 (A. 929), 27 de marzo de 1972 (A. 1365), 22 de marzo de
a') Entre las sentencias del Tribunal Supremo español en cuan- 1965 (A. 1100), 22 de febrero de 1971 (A. 657) y 21 de diciembre
to al comienzo de la tentativa, es dominante una posición subjetiva, de 1978 (A. 4284).
según la cual la tentativa se considerará comenzada cuando el sujeto En otras sentencias ha preferido el Tribunal Supremo hablar de
haya manifestado su voluntad de cometer el delito. Como se ha seña- finalidad delictiva del agente. Ya en la STS de 21 de marzo de 1892 se
lado, esta posición había sido ya defendida en la doctrina tanto ale- expresó el Tribunal Supremo de esta forma al exponer: «para poder
mana como española. De las dos posiciones mantenidas en este sentido calificar tales o cuales hechos exteriores de tentativa de delito, es pre-
por la doctrina, que por cuestiones de prueba se entremezclan y de- ciso que se conozca y declare probado el objeto de su realización o bien
sembocan siempre en la teoría del dolus-ex-re, puede afirmarse, aunque que sean de tal naturaleza que ellos mismos revelen de modo evi-
ello no se exponga siempre con absoluta claridad, que el Tribunal dente el fin criminal a que necesariamente van dirigidos». De igual
Supremo se refiere a esta última; es decir, que no se conforma con una forma se ha expresado en la STS de 25 de septiembre de 1970 [A. 3801]
voluntad manifestada sino que exige para que el acto sea ejecutivo y la Sta. de 27 de diciembre de 1965 [A. 5978].
que se manifieste una concreta voluntad de cometer un determinado de- Ocasionalmente se ha exigido que deben exteriorizar el dolo del
lito. Así, por ejemplo, en la STS de 28 de octubre de 1970 se define a sujeto. Así se expresó la STS de 9 de diciembre de 1954 (A. 3077):
los actos preparatorios como «reveladores a lo sumo de un propósito «Para que haya tentativa es necesario que se hayan realizado actos
antijurídico indefinido, no concretado por actos exteriores de eje- iniciales de su ejecución, manifiestos y reveladores del dolo específico
cución...». que debe caracterizar aquél, sin que pueda extenderse tal conceptuación
En la expresión de este criterio subjetivo no siempre acude el Tri- a los que, realizados para prepararlo, no han servido todavía para ex-
bunal Supremo a los mismos términos. Mayoritariamente considera teriorizar una conducta delictiva determinada...» Igualmente, en la
que los actos son ejecutivos o preparatorios porque ellos revelan (o STS de 15 de abril de 1948 (A. 691), o bien como se expresa la STS de
aún no revelan) suficientemente el propósito delictivo. De esta forma 31 de octubre de 1955 (A. 2969) se exige para que los actos sean ejecu-
se expresan por ejemplo la STS de 6 de julio de 1935 (A. 1491): «En la tivos, que la «intención dolosa» se manifieste en los actos del sujeto.
tentativa la obra delictiva ha dado comienzo de modo directo, por Más recientemente se ha preferido la denominación de los actos
hechos exteriores, por parte del agente, reveladores de su propósito ejecutivos como «inequívocos» o «unívocos» en el sentido que, como ya
decidido de llevarla a cabo hasta su completa realización...»; la STS de hemos visto,284 expone la doctrina. Como se recordará, según esta teoría
31 de marzo de 1952 (A. 602): «... salvo aquellos delitos que obedecen los actos ejecutivos revelan de modo inequívoco su finalidad delictiva,
a causas ocasionales, momentáneos o imprecisos, los demás general- mientras que los actos preparatorios resultan equívocos y lo mismo pue-
mente tienen su fase preparatoria, que cesa cuando el culpable inicia la de deducirse de ellas una finalidad lícita que ilícita. Algunas sentencias
ejecución de un mal propósito por evidentes actos externos que (lo) des- del Tribunal Supremo han utilizado estos mismos términos para referir-
cubren...», o bien la STS de 4 de febrero de 1959 (A. 339): «... distin- se a los actos ejecutivos. Muy claramente expresa la STS de 6 de oc-
guiéndose la tentativa por tanto... en que la primera (la tentativa) se tubre de 1976 (A. 3909), aunque mezcla otros criterios: «actos pre-
manifiesta por la ejecución de actos reveladores de dicho propósito paratorios que inician la fase externa sobrepasando la interna, son
manifiestos y ostensibles pero truncados por algo...». De la misma for- aquellos que... por su peculiar naturaleza indeterminada y equívoca
ma que expresa la STS de 2 de junio de 1955 (A. 2158). Más reciente- no lesionan la norma jurídica y resultan atípicos, a no ser que el le-
mente, la STS de 7 de noviembre de 1973 (A. 4374): «La tentativa se gislador... estime ...que deben constituir delito».285 Igualmente, la STS
manifiesta por la ejecución de actos idóneos y ostensibles, reveladores
del propósito criminal...» De la misma forma, las sentencias de 25 de oc- 284. Véase el apartado III, 2, B, a), a').
tubre de 1932 (A. 2138), 23 de septiembre de 1947 (A. 1067), 15 de abril 285. En la sentencia se expone, no obstante, que actos preparatorios son

192 193
8.
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

de 21 de diciembre de 1978 (A. 4284) expresó que el delito intentado que ensanchaban la tentativa a costa de la mera preparación...». El
existe «desde el momento en que se exterioriza el deseo o propósito mismo rechazo aporta la STS de 7 de mayo de 1975 (A. 1956) que ex-
lujurioso por actos inequívocos, aunque no se llegara a realizar todo pone: «actos preparatorios son aquellos en que la resolución criminal
lo que se propusiera el agente, por voluntad propia o ajena.» Del mis- queda establecida o manifestada y la acción iniciada, aunque sólo en
mo modo se expresan las sentencias de 28 de septiembre de 1965 el aspecto ideológico sin llegar en absoluto a la ejecución directa»; ya
(A. 4001), 28 de mayo de 1969 (A. 2997), 24 de junio de 1970 (A. 2889), que según la teoría subjetiva, si la resolución queda manifestada a
7 de octubre de 1968 (A. 4032). En la STS de 11 de marzo de 1966 través de un acto, éste es ya ejecutivo. Pero igualmente inconsecuente
(A. 1130) y 22 de mayo de 1976 (A. 2373) se utiliza la palabra «unívo- con la teoría subjetiva supone la consideración de actos preparatorios
cos». Por ejemplo, en esta última se expresa lo siguiente: «... actos en aquellos casos en los cuales la finalidad del agente ha quedado cla-
estos que han de reputarse como unívocos en cuanto al fin propiamente ramente manifestada como es el caso de las sentencias de 21 de noviem-
impúdico perseguido por el agente, por lo que constituyen indudable- bre de 1931 (A. 1721), de 3 de diciembre de 1947 (A. 1429), de 11 de mar-
mente actos ejecutivos...».286 zo de 1953 (A. 463), de 5 de febrero de 1954 (A. 215) y 1978 (A. 3376).
En el mismo sentido, pero en otros términos, se expresan las sen- Debe observarse también que la aplicación de la teoría subjetiva ha
tencias de 12 de junio de 1964 (A. 3115) y de 27 de diciembre de 1965 conducido a una ampliación de la tentativa a costa de la preparación.
(A. 5978) que entienden que los actos preparatorios «son de naturaleza Esta consecuencia es, como expusimos, un efecto lógico de esta teoría,
indiferente en cuanto pueden responder a distintos propósitos incluso ya que los actos preparatorios pueden revelar ya la resolución delictiva,
lícitos». ó dicho de otra manera, ésta puede manifestarse ya en actos muy le-
janos a la acción típica. Así ha sucedido en la STS de 25 de octubre de
b') Observaciones 1932 (A. 2138).

Como ya se ha puesto de manifiesto, existe una predominancia b) Teoría objetivo-formal


absoluta, entre las sentencias del Tribunal Supremo de la teoría subje-
tiva frente a otros criterios que también se utilizan. Sin embargo, no a') Después de la teoría subjetiva, ésta es la posición que en más
es consecuente el Tribunal Supremo con esta posición. No sólo porque ocasiones sigue nuestro Tribunal Supremo. Como se recordará, entien-
en numerosas sentencias se acude, como se verá, a otros criterios, lo de esta teoría que la tentativa empieza con la realización del núcleo
cual supone una implícita negación del criterio subjetivo, sino porque del tipo, es decir, con la realización de la acción descrita en el tipo
además se ha negado expresamente la validez de la teoría subjetiva en legal. Acciones ejecutivas se asimilan, pues, a las acciones típicas. Con
alguna ocasión, y, por otra parte, se han considerado acciones prepara- estas mismas expresiones se ha manifestado el Tribunal Supremo en
torias algunos actos en los que la voluntad del sujeto había sido ya diversas sentencias.
manifestada. Claramente ha negado la validez de la teoría subjetiva la Entienden que la tentativa da comienzo cuando se realiza algún acto
STS de 9 de noviembre de 1973 (A. 4290) por basarse ésta en el «plan que suponga la realización del núcleo del tipo, las siguientes senten-
o resolución del agente, tan difícil de conocer en su arcano psíquico y cias: 6 de octubre de 1976 (A. 3909) y 1978 (A. 3376), que expone: «estos
supuestos no traspasan la esfera de los actos preparatorios, porque
aquellos que «tendiendo a preparar la ejecución no la integran todavía», lo cual ninguno de ellos empiezan a dar principio directamente, por actos ex-
es contradictorio con lo señalado anteriormente, pues, si los actos son inequívocos ternos, a la acción del núcleo de la tipología de matar, definidora del
deben considerarse como actos ejecutivos con independencia de que preparen
la ejecución del delito. delito de homicidio». Igualmente, en la STS de 10 de octubre de 1978
286. En otras sentencias es utilizado el trmino inequívoco en un sentido (A. 3141) y en la STS de 24 de enero de 1980 (A. 139), que de forma cíara
diverso al que estamos exponiendo aquí. No se alude a la palabra inequívoco expresa: «... hoy resulta pacífico entre los penalistas que si tales actos
como criterio de distinción con los actos preparatorios, sino a una cuestión de exteriores inciden en el llamado núcleo del tipo, es decir, si suponen
prueba, se trata simplemtnte de señalar que la voluntad del agente ha quedado
«indudablemente» (inequívocamente) manifestada. En este sentido, las sentencias la realización del verbo activo que rige la figura delictiva, deben ser
de 31 le marzo de 1960 (A. 1148), 20 de marzo de 1963 (A. 1169), 30 de septiembre considerados como de ejecución, mientras que aquellos otros que man-
de 1964 (A. 4015), 15 de diciembre de 1970 (A. 5296) y 1978 (A. 3376). tienen su actividad en la llamada zona periférica por no ir dirigidos a

194 195
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

la ejecución del verbo rector, sino solamente a posibilitar y facilitar 1488, 7 de noviembre de 1973 (A. 4374) y 2 de octubre de 1962
éste vienen siendo calificados como preparatorios, de tal suerte, que (A. 3492).
la tentativa de homicidio requiere para su existencia que su autor haya
empezado a matar, no bastando que el inculpado haya comprado un
cuchillo o una pistola o una sustancia venenosa, pues tales actos aún b') Observaciones
no van dirigidos directa e indirectamente, como exige el citado pre-
cepto, a la muerte de un hombre y asimismo en el tipo de estafa para Recientemente ha negado el Tribunal Supremo la validez de la teo-
que pueda darse el delito en su forma imperfecta, habría que empezar ría objetivo-formal en la STS de 9 de noviembre de 1973 (A. 4290),
a engañar o defraudar, poniendo en acción o movimiento ante la per- al considerarla, aunque «muy respetuosa con el principio de legalidad,
sona elegida como víctima, el ardid o maquinación ideada con el fin como ajena a conocer el sentir del autor». Igual negación, aunque no
de inducirla a que consienta o realice por sí misma el perjuicio patri- expresa, supone el considerar ejecutivos actos que no pertenecen aún
monial, que tiende a producir el lucro del agente: criterio que actual- a la esfera típica, como ha sucedido muy frecuentemente. Por ejem-
mente es mayoritario en la doctrina científica y recibe el nombre de plo, las sentencias de 11 de marzo de 1953 (A. 463), 23 de diciembre de
teoría formal-objetiva». 1961 (A. 4425), 31 de marzo de 1960 (A. 1148).
También se ha referido el Tribunal Supremo a la necesidad de rea- Por otra parte, puede decirse ciertamente que en la teoría objetivo-
lización del verbo activo descrito en la Ley para que exista tentativa, formal se apoya nuestro Tribunal Supremo para considerar actos eje-
en las sentencias de 4 de noviembre de 1975 (A. 4090), que aceptó la cutivos aquellos que ya forman parte de la acción típica, pero que ella
presencia de tentativa, pues se había dado principio a la ejecución del no le ha impedido acudir a otros criterios cuando ha considerado ne-
hecho mediante actos «comprendidos en el verbo activo del mencionado cesario castigar actos que no pertenecían aún a la esfera del tipo. No
tipo penal», la STS de 6 de octubre de 1976 (A. 3909) e igualmente la obstante, también es cierto que en alguna ocasión ha negado el Tribu-
ya citada STS de 24 de enero de 1980 (A. 139). nal Supremo, la existencia de una acción ejecutiva, en base a la teoría
En otro grupo de sentencias se ha preferido la expresión «actos objetivo-formal, aun cuando la finalidad se había manifestado por com-
que forman parte de la acción definida en la ley como delito», así pleto, pero aún no se había dado comienzo a la acción típica. Así suce-
en la STS de 30 de noviembre de 1934 (A. 2027) que consideró que para dió en las sentencias de 3 de febrero de 1954 (A. 215), 3 de diciembre
la existencia de tentativa no puede faltar «alguno o algunos (actos) de 1947 (A. 1429) y 1978 (A. 3376).
de los que forman parte de la acción definida por la ley procesal como
figura delictiva, pues en otro caso habría a lo más actos preparatorios
que son punibles...». Igualmente, la STS de 5 de febrero de 1954 (A. c) Teorías objetivo-materiales
215) expone: «La tentativa según el párrafo 3 exige... (además de la
intención de cometerlo)... como elementos indispensables, que se rea- a') Ninguna sentencia recoge la fórmula de Frank en un sentido
licen algunos de los actos materiales que forman parte de la acción totalmente objetivo, como aquél la describió,287 pero algunas sentencias
definida como delictiva por la Ley penal». También las sentencias de acuden al término «necesarios», para describir los actos ejecutivos,
6 de abril de 1933 (A. 2322) y 28 de octubre de 1970 (A. 4345) se expre- como había hecho Viada y el proyecto de 1884. Así se expresan las sen-
san de esta forma. tencias de 11 de diciembre de 1947 (A. 1441), 28 de octubre de 1950
(A. 1631) y 4 de diciembre de 1965 (A. 5501) que considera que los he-
También conforme a esta teoría deben interpretarse las sentencias chos allí realizados dieron comienzo a la ejecución del delito, pues
de 22 de mayo de 1965 (A. 2589) y de 20 de diciembre de 1976 (A. 5435), constituían «un paso externo del camino que lleva a la meta propuesta,
en donde se exige como requisito de la tentativa de delito que hayan por ser una de las piezas necesarias para que, unidas a otras no eje-
empezado a ejecutarse los «actos propios y característicos del mismo». cutadas, integren el delito de falsificación».
En igual sentido las sentencias de 3 de abril de 1880; 3 de diciembre de
1947 (A. 1429) y 5 de febrero de 1954 (A. 215), que precisan que «la
acción, el acto material que constituye el delito, haya empezado». En el
287. Como se verá se recoge en alguna sentencia el criterio seguido por
mismo sentido, 23 de abril de 1976 (A. 1797), 8 de junio de 1953 (A. Baumann.

196 197
ELENA PARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

b') Teoría del peligro para el bien jurídico sencia de un ataque, atentado o agresión al bien jurídico protegido.
Además de la sentencia ya citada de 22 de junio de 1889, se manifiestan
También algunas sentencias acuden al criterio del peligro para el en este sentido la sentencia de 3 de junio de 1889, que consideró los ac-
bien jurídico como base para la distinción entre actos preparatorios y tos que allí se juzgaban como ejecutivos, pues representan «un atentado
ejecutivos. De esta forma, la STS de 6 de abril de 1933 (A. 2322) consi- directo al derecho y a la seguridad de las personas...». Igualmente, la
deró los hechos como actos preparatorios, pues «no llegó a darles sentencia de 16 de marzo de 1965 (A. 929) consideró el hecho que se
vida por actos que significaran, cuando menos, la exteriorización obje- juzgaba ejecutivo, ya que «el atentado al pudor de la menor... no puede
tiva del propósito de perjudicar a otro, poniendo en riesgo el patrimo- ponerse en duda».289 Y, por último, en la sentencia de 15 de diciembre
nio ajeno», e igual sa expresó la STS de 10 de octubre de 1973 (A. 3668), de 1970 (A. 5296) se considera que los actos ejecutivos constituyen un
que consideró los actos como ejecutivos «habida cuenta del peligro ataque en mayor o menor intensidad al bien jurídico protegido.
corrido por el patrimonio ajeno... aunque todavía no se hubiese llegado
en sentido literal a la aprehensión de objeto alguno». d') Observaciones
Pero, mayoritariamente, cuando el Tribunal Supremo se ha referi-
do al peligro como criterio de distinción entre actos preparatorios y Lógicamente, mediante las teorías objetivo-materiales se ha amplia-
ejecutivos, no lo ha hecho en un sentido general y abstracto, como el do el ámbito de la punición más allá de la acción típica. En ocasiones,
expuesto en las sentencias anteriores, sino exigiendo la presencia de esta ampliación ha sobrepasado incluso los límites de la ejecución, con-
un peligro concreto, directo e inminente. En estos términos se expresó siderando como tentativa actos en realidad preparatorios. A ello ha
ya la sentencia de 22 de junio de 1889, que consideró como actos eje- conducido la aplicación del primer criterio mencionado que considera
cutivos aquellos que «implican un atentado real y peligro directo e a los actos ejecutivos como aquellos que son necesarios para la pro-
inminente contra la persona por semejante manera amenazada». En la ducción del delito, ya que necesarios pueden serlo incluso actos pre-
STS de 24 de junio de 1970 se exigió la presencia de un riesgo «inme- paratorios lejanos a la acción típica. Éste fue el caso de la sentencia de
diato y no remoto» para el bien jurídico penalmente protegido. De 11 de diciembre de 1947 (A. 1441), en la que consideró el Tribunal Supre-
«riesgo o peligro concreto e inmediato» se habló en la STS de 20 de mo que al estar juntos una pareja en la casa del marido de ella, aun-
febrero de 1975 (A. 600), y en la STS de 24 de enero de 1980 se exige que no había ninguna señal de relaciones amorosas, debía entenderse
la presencia de «peligro real, concreto e inminente» para el bien jurí- ya como actos ejecutivos del delito de adulterio. De igual forma, el
dico penalmente protegido para la existencia de actos ejecutivos, mien- haber comprado las planchas para falsificar se entendió ya como ten-
tras que los preparatorios no significan aún «un peligro directo, inme- tativa de falsificación en la sentencia de 4 de diciembre de 1965 (A.
diato, concreto y unívoco» para la seguridad de los bienes jurídicos. 5501). Pues se argumentó en ambos casos que los hechos eran necesa-
En la sentencia de 22 de febrero de 1971 (A. 657) se habla de la crea- rios para la ejecución del delito.
ción de un «peligro abstracto» por los actos preparatorios, y de modo Por otra parte, debe añadirse que el Tribunal Supremo ha negado
parecido se expresó la sentencia de 6 de octubre de 1976 (A. 3909), en la posteriormente la utilidad de las teorías objetivas en general, por des-
que se consideró que los actos preparatorios no generan riesgo para conocer, como ya se ha dicho, «el sentir del autor», en la sentencia de
el bien jurídico, mientras que los actos ejecutivos suponen «un indu- 9 de noviembre de 1973 (A. 4290).
dable peligro o riesgo de lesión definitiva» para éste.288
d) Teorías mixtas
c') Teorías del ataque al bien jurídico
También se ha acudido, sobre todo en las sentencias más recien-
También, como ha ocurrido en la doctrina alemana, se ha acudido tes, concretamente a partir de la sentencia de 9 de junio de 1973
en ocasiones, para la existencia de un acto ejecutivo, a exigir la pre-
que añadió Carrara a su primera posición (véase nota 60). De la misma forma
288. Igualmente añade esta sentencia que los actos ejecutivos «han de in- la sentencia de 21 de noviembre de 1931 (A. 1721).
cidir sobre el sujeto pasivo del atentado», lo cual recuerda la segunda fórmula 289. También se sigue en esta sentencia el criterio subjetivo.

198 199
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

(A. 2694), por parte de nuestro Tribunal Supremo, a las teorías mixtas. b') También el Tribunal Supremo ha completado el criterio del
Como se recordará, se pretende combinar en éstas los factores subjeti- pelibro al bien jurídico con la consideración del factor subjetivo del
vos y los factores objetivos para obtener una determinación más plan del autor. Recogemos por todas la sentencia de 9 de junio de 1973
precisa. (A. 2694) (ponente F. Díaz-Palos), según la cual los actos ejecutivos pro-
La voluntad delictiva del autor para determinar el comienzo de la pios de la tentativa se diferencian de los simplemente preparatorios:
tentativa la ha tenido en cuenta el Tribunal Supremo, como se ha visto, «a) en que formalmente aquéllos inciden en el núcleo del tipo, aun-
al acudir a la teoría subjetiva. Pero también en algunas sentencias ha que bastará... que se conecten directamente con la acción típica para
hecho referencia el Tribunal Supremo a la necesidad de acudir al plan que puedan ser considerados como elementos de ella; b) en que ma-
del autor. De esta forma se expresaron las sentencias de 11 de marzo de terialmente ponen en peligro el bien jurídico penalmente protegido, y
1953 (A. 463), 10 de octubre de 1978 (A. 3141), así como las sentencias c) en que subjetivamente puede decirse, conforme al llamado "plan
de 6 de octubre de 1976 (A. 3909) y 13 de febrero de 1980 (A. 473).290 del autor", que su resolución criminal, objetivada en dichos actos inicia-
En las sentencias que a continuación citamos, el factor subjetivo les, penetró efctivamente en el tipo y puso directamente en riesgo el
del plan del autor se combina con criterios objetivo-materiales. bien jurídico». Igual se expresan las sentencias de 9 de noviembre de
1973 (A. 4290) y de 21 de junio de 1976 (A. 3126).
a) En alguna sentencia el Tribunal Supremo se ha manifestado, c') Observaciones. La utilización de las teorías mixtas ha condu-
como Baumann en Alemania y Rodríguez Mourullo en España, añadien- cido, como es natural, al Tribunal Supremo, a una ampliación de la
do a la teoría de Frank la consideración subjetiva del plan del autor. tentativa más allá de la acción típica, aunque sin ampliar demasiado
Así se ha expresado la sentencia de 9 de noviembre de 1973 (A. 4290), en la punición. Por ejemplo, en la sentencia de 6 de octubre de 1976
la que se expone: «Se estimarán como ejecutivas según la mejor doctri- (A. 3909) se consideró tentativa de abusos deshonestos el llevarse a un
na, aquellas acciones que, siendo debidas al plan del autor, que ha de niño a un lugar apartado y comenzar a quitarle la ropa, aunque aún
tenerse presente, actúen, según la concepción natural, como partes in- no había comenzado la acción deshonesta propiamente. En la sentencia
tegrantes o constituyentes del comportamiento típico... a cuyo fin el de 9 de julio de 1973 (A. 2694) se consideró tentativa de quebranta-
juicio hipotético valorativo del Juez ha de hacerse, como imparcial y miento de condena el haber «comenzado a atravesar la galería que
objetivo observador, apersonalmente, partiendo de la experiencia "ex había de conducirles al exterior».
post factum"... para remitirse a la situación "ex ante"...» m Igualmente, Por otra parte, parece que puede desprenderse de las sentencias
la sentencia de 23 de noviembre de 1978 (A. 100) y la sentencia de 24 de del Tribunal Supremo que siguen las posiciones mixtas que el plan
enero de 1980 (A. 139), que se acoge también a aquella teoría y que del autor no constituye el fundamento de la distinción, como se con-
entiende como ejecutiva «toda actividad que, a juicio de un observador sidera en la doctrina alemana. Por el contrario, parece considerarse
objetivo, que conozca el plan concreto del autor, se muestre "ex post" como un indicio o ayuda para poder concretar mejor el comienzo de
y según una concepción natural y moral de los hechos ("id, quod pe- la tentativa. Así por ejemplo, en la STS de 13 de febrero de 1980
rumque accidit") como parte integrante y necesaria del comprotamiento (A. 473) se define al plan del autor como «proyector susceptible de
típico enjuiciado». iluminar la oscura zona de lo que se pretende descubrir». Y por otra
parte, en la STS de 9 de noviembre de 1973 (. 4290), en la que se
290. En la que se extiende demasiado la tentativa, pues se considera tenta- acudió al plan del autor, se mostró expresamente partidario de una
tiva de estafa el realizar «numerosas pesquisas para encontrar quien adquiera
por el referido precio el talón (previamente falsificado), siendo detenido por la fundamentación objetiva de la tentativa.
Policía, por despertar sospechas su actuación» y porque actuaba «de conformi-
dad con el plan trazado». Por el contrario, en la sentencia de 21 de noviembre B) Comienzo de ejecución en relación con diversos delitos
de 1931 (A. 1721), en la que el autor aún no había terminado de fabricar el do-
cumento con el que iba a realizar la estafa consideró que no había tentativa a) El comienzo de ejecución en los delitos de mera actividad
de estafa, «puesto que falta, entre otros, el elemento esencial de la determina-
ción del sujeto contra quien el engaño iba a dirigirse. Durante años se ha venido manteniendo que el Tribunal Supremo
291. En esta sentencia se acude también al criterio del peligro al bien ju- considera de forma general que la tentativa no es posible en los delitos
rídico protegido.

200 201
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

formales. Se defendía que estos delitos se consuman con la mera realiza- bibles en el delito de abusos deshonestos los grados de imperfecta eje-
ción de la actividad prohibida y, por ello, la tentativa no es posible, cución... ello no quiere decir que en términos absolutos sea completa-
pues, o bien se comienza la ejecución del delito y, por lo tanto, ya se ha mente imposible que excepcionalmente puedan darse figuras de sólo
consumado, o bien permanece la acción en una fase preparatoria im- parcial ejecución» (15 de diciembre de 1970 [A. 5296], 27 de marzo de
pune. Estos delitos poseen una naturaleza «total» según expresaba la 1972 [A. 1365] y 21 de junio de 1976 [A. 3126]); o bien, «cabe tentativa
sentencia de 7 de julio de 1978 (A. 2811). Así lo han sostenido en en casos aislados y hasta excepcionales» (6 de octubre de 1976 [A.
nuestra doctrina Antón Oneca292 y Quintano.293 Por su parte, Del Ro- 3909]). Después de leer la Jurisprudencia del Tribunal Supremo en este
sal ^ considera imposible hablar de la tentativa en los casos en que el punto no puede más que afirmarse, como ya hizo la STS de 17 de
delito se perfeccione por la realización de un solo acto (delitos uni- marzo de 1978 (A. 1041), que «tales supuestos no son tan raros y esca-
subsistentes según la doctrina italiana). Rodríguez Mourullo ha tratado sos», ya que se ha sancionado en este sentido en numerosas ocasio-
esta cuestión más exactamente en los «Comentarios al Código Penal» nes». Así se ha admitido la tentativa de abusos deshonestos,300 de allana-
y entiende, sin embargo, que la posibilidad de admitir tentativa en estos miento de morada,301 escándalo público 302 y cohecho.303 Por el contra-
casos no debe considerarse excluida si la conducta típica es fracciona- rio, se negó la posibilidad de tentativa por los motivos expuestos en
ble, en cuyo caso resulta clara la posibilidad de admisión de tentativa, un reducido grupo de sentencias.
pero incluso si la realización del tipo requiere una sola conducta cuya Para determinar el comienzo en estos delitos acude el Tribunal
realización ya lo consuma, tampoco puede negarse de modo absoluto Supremo a los criterios ya expuestos. Un estudio más detallado de
la posibilidad de tentativa, pues pueden existir actos ejecutivos que estos casos se realiza en un apartado siguiente, conjuntamente con
no formen parte aún de la conducta típica.295 otros delitos.
En el mismo sentido, la doctrina española ha negado la posibilidad Consecuentemente, cuando el Tribunal Supremo se ha planteado
de admitir la tentativa en los delitos de omisión pura, pues éstos se la posibilidad de tentativa en la omisión pura la ha considerado posi-
consuman con un mero no hacer, que no puede graduarse. En este ble. Nos referimos a la sentencia de 20 de diciembre de 1976 (A. 5435); el
sentido se han expresado Antón Oneca,296 Del Rosal ™ y Rodríguez Mou- supuesto de hecho era el siguiente: M. G. V. conducía su coche cuando
rullo.298 Por el contrario, los mismos autores han admitido de modo uná- se interpuso en su trayectoria la motocicleta manejada por G. B., y la
nime la posibilidad de tentativa en los delitos de comisión por omisión. colisión de ambos produjo en el segundo lesiones graves, lo cual advir-
Sobre el momento en que en estos casos debe considerarse que la ten- tió M. G. V., que a pesar de dudarlo no se paró y prosiguió su camino.
tativa da principio, cuya dificultad ha señalado Rodríguez Mourullo,299 Otro automovilista que observó el hecho siguió a M. G. V. y le con-
no se ha expresado ningún autor. minó para que volviera, a lo cual accedió el procesado. En este caso
Lo cierto es, sin embargo, que cuando él Tribunal Supremo se ha consideró el Tribunal Supremo (siendo ponente Benjamín Gil) que po-
planteado la cuestión, ha admitido la tentativa en los delitos formales día hablarse de ejecución imperfecta, no, en cambio, de desistimiento
en más ocasiones que la ha negado. Y no obstante, siempre que la ha voluntario.
admitido, ha creído necesario justificar su decisión con alusiones tales
como: «la posibilidad del delito meramente intentado es extraordina-
300. En las sentencias de 22 de marzo de 1965 (A. 1100); 16 de marzo de
riamente difícil, aunque no radicalmente imposible» (18 de octubre 1965 (A. 929); 12 de noviembre de 1965 (A. 5046); 13 de diciembre de 1966 (A. 5603);
de 1971 [A. 3910]); «aunque en líneas generales son difícilmente conce- 28 de abril de 1967 (A. 1861); 18 de noviembre de 1969 (A. 5486); 15 de diciem-
bre de 1970 (A. 5296); 18 de octubre de 1971 (A. 3910); 27 de marzo de 1972
(A. 1365); 6 de mayo de 1974 (A. 2085); 11 de octubre de 1974 (A. 3716); 23 de abril
292. D.P., pág. 411. de 1976 (A. 1797); 21 de junio de 1976 (A. 3126); 6 de octubre de 1976 (A. 3909);
293. Comentarios, pág. 54. 16 de diciembre de 1976 (5353); 21 de enero de 1978 (A. 100), y 1978 (A. 1041).
294. D.P., pág. 323. 301. Sentencias 13 de noviembre de 1961 (A. 3832) (ponente Quintano); 28 de
295. Comentarios, I, pág. 142. mayo de 1969 (A. 2997), y 27 de mayo de 1968 (A. 2666).
296. D.P., pág. 411. 302. Sentencias de 7 de noviembre de 1973 (A. 4374); 20 de noviembre de
297. D.P., pág. 322. 1976 (A. 4865), y 7 de julio de 1978 (A. 2811).
298. Comentarios, I, pág. 143. 303. Sentencias de 21 de enero de 1947 (A. 232) y 31 de octubre de 1955
299. Comentarios, I, pág. 142. (A. 2969).
202 203
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

Considero que la posición sostenida por el Tribunal Supremo en Tentativa de asesinato se ha considerado el concertarse entre sí y
el sentido de admitir la tentativa en los delitos de mera actividad es y acechar a la víctima (13 de julio de 1886) y también el dejar prepa-
correcta. El rechazar la posibilidad de las formas de imperfecta ejecu- rada la comida envenenada que luego ha sido encontrada por las víc-
ción en los delitos de mera actividad m es —como el profesor Mir Puig timas (2 de octubre de 1931 [A. 1656]).
ha puesto de relieve—-505 una consecuencia necesaria a la que conduce b') Aborto se ha considerado en todo caso la realización de actos
la teoría objetivo-formal en los delitos de un solo acto instantáneo. conducentes a la expulsión del feto (STS de 7 de abril de 1972 [A.
Pero esta conclusión no es comprensible si se acepta que la tentativa 1554] y STS de 9 de mayo de 1964 [A. 2435]). Igualmente, cuando la mu-
puede empezar en un momento anterior a la acción típica, es decir, si jer estaba esperando, en casa de quien iba a practicar el aborto, para
se parte de una teoría objetivo-material para delimitar los actos pre- realizar el delito (23 de diciembre de 1961 [A. 4425]). Incluso como ten-
paratorios de los ejecutivos. tativa de aborto se ha juzgado el entregar unas pastillas o inyecciones
a la mujer para que_sta las tomara (31 de marzo de 1960 [A. 1148]).
b) El comienzo de ejecución en algunas figuras delictivas particulares Por el contrario, sólo preposición se consideró el discutir con la mu-
jer la posibilidad de abortar (3 de diciembre de 1947 [A. 1429]). Y pro-
Al exponer la posición Schmidháuser, se ha visto la necesidad de vocación el indicar un tercero que realizará el aborto (5 de febrero de
establecer un criterio general, válido para el mayor número de casos 1954 [A. 215]).
posibles para el comienzo de la tentativa, pues limitarse como pre- c) En el delito de violación intimidatoria se ha considerado ini-
tende aquel autor a recopilar las sentencias del Tribunal Supremo evi- ciada la tentativa simpre que ha existido ya la fuerza o la intimidación.
denciando su posición y sus contradicciones no es, desde mi punto de En la violación de menor y de subnormal se ha considerado ten-
vita, suficiente, ya que con ello no se ofrece a los jueces una posi- tativa el intentar introducir el órgano masculino, es decir, el comen-
bilidad de solución, una interpretación posible, que es en definitiva zar a realizar el coito (15 de noviembre de 1957 [A. 2981], 10 de junio
la tarea del jurista. Sin embargo, ya entonces se ha considerado que de 1961 [A. 2179], 22 de marzo de 1968 [A. 1533] y 24 de octubre de
la exposición de los resultados de la Jurisprudencia, aunque no sufi- 1972 [A. 4176]).
ciente, puede ser muy útil e incluso necesaria. Por ello, sin renun- d') Tentativa de abusos deshonestos se ha considerado siempre que
ciar a establecer un criterio general, estimo conveniente la iniciativa de el sujeto ha comenzado a realizar la acción típica de abusar deshonesta-
Schmidháuser y realizo la misma investigación en las sentencias del mente. Así, las sentencias de 13 de diciembre de 1966 (A. 5603), 28 de
Tribunal Supremo español. Los resultados son los siguientes: abril de 1967 (A. 1861) y 11 de octubre de 1974 (A. 3716). Igualmente,
a') En el delito de homicidio se ha considerado que existe tenta- cuando el acto típico iba a tener lugar inmediatamente (27 de marzo de
tiva se ha practicado un hecho típico de la conducta de matar. Habién- 1972 [A. 1365]. También cuando ya se había efectuado la acción de fuer-
dose realizado ya un disparo (sentencias de 19 de junio de 1960) za sobre si sujeto pasivo (16 de diciembre de 1976 [A. 5358], 28 de octu-
[A. 1978], 20 de junio de 1961 [A. 2668], 20 de febrero de 1975 [A. 600], bre de 1970 [A. 4345], 18 de noviembre de 1969 [A. 5486], 6 de mayo de
o bien habiéndose producido lesiones con una navaja, 9 de febrero 1974 [A. 2085], 22 de mayo de 1976 [A. 2373] y 21 de junio de 1976 [A.
de 1966 [A. 665], 27 de septiembre de 1972 [A. 3757], o bien golpes 3126]). El llevarse al sujeto pasivo (siempre menores de 16 años) a un
con una llave inglesa, 20 de diciembre de 1974 [A. 5254]. También se lugar aparte, aunque no se haya comenzado la acción típica (17 de mar-
ha considerado tentativa de homicidio al dirigirse contra la víctima por- zo de 1978 [A. 1041], 23 de enero de 1978 [A. 100], 23 de abril de 1976
tando un arma en la mano [cuchillo] y expresando la intención de reali- [A. 1797], 2 de marzo de 1965 [A. 1100] y 6 de octubre de 1976 [A.
zar tal delito. Así, 16 de junio de 1966 [A. 3072] y 3 de junio de 1969 3909]). En sentido contrario, la STS de 1 de julio de 1963 (A. 3308), en
[A. 3163]. Por el contrario, se ha considerado actos preparatorios el la cual un médico cerró la puerta de su consulta con llave e intentó
ir a buscar a la víctima con una escopeta a su casa, 20 de enero de abrazar a la paciente. El simple proponer la acción deshonesta se ha
1886 y 1978 [A. 3376]). considerado tentativa en la STS de 12 de noviembre de 1965 (A. 5046).
e') El extraer el objeto del lugar donde estaba guardado colocán-
304. Sobre frustración, véase el capítulo VI, apartado I, 2, B, b), b). dolo en otro lugar de la misma casa hasta encontrar mejor ocasión se
305. Adiciones, II, pág. 724. ha considerado tentativa de hurto (12 de junio de 1964 [A. 3115] y
204
205
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

22 de diciembre de 1976 [A. 5507]). El registrar unos cajones dentro h') Tentativa de falsificación de moneda porque fueron encontra-
de una casa a la que se ha entrado sin forzar la puerta por hallarse dos además de los útiles algunas monedas ya falsificadas, así como
abierta (4 de noviembre de 1975 [A. 4090]). Tomar una motocicleta en- otras sin terminar (31 de octubre de 1931 [A. 1694]). Igualmente, cuan-
cendiendo las luces y poniéndola en marcha (5 de mayo de 1967 [A. do el sujeto tiene en su poder ya la planchas para falsificar los bille-
2014]). Coger un cheque al portador sin presentarlo aún al cobro (1 de tes aunque no se haya comenzado la falsificación (4 de diciembre de
marzo de 1976 [A. 900]). El poner la mano en el bolsillo de otro con 1965 [A. 5501]).
intención de sustraer (16 de marzo de 1948 [A. 387], machacar prime- Existe falsificación de documentos en grado de tentativa cuando
ro para sustraer plomo (16 de febrero de 1954 [A. 247] y 4 de noviem- el sujeto ya ha borrado los datos del documento que se dispone a fal-
bre de 1957 [A. 2940]). Tener preparados los sacos de una determinada sificar (2 de abril de 1966 [A. 1974] y 27 de diciembre de 1965 [A. 5978]).
mercancía para llevárselos (11 de junio de 1947 [A. 846]). El mismo delito intentado es, según el Tribunal Supremo, el hallar en
/') En el delito de robo con fuerza en las cosas existe tentativa poder del agente el documento para falsificar que se ha extraído pre-
cuando ha habido escalamiento (17 de diciembre de 1958 [A. 4174], 2 de viamente (31 de marzo de 1952 [A. 602], 7 de marzo de 1931 [A. 1508]).
junio de 1962 [A. 2554], 18 de diciembre de 1961 [A. 4222] y 17 de mayo En sentido contrario, 9 de diciembre de 1954 (A. 3077), que consideró
de 1972 [A. 2193]), o bien fractura de puerta (29 de febrero de 1972 la misma acción constitutiva de preparación.
[A. 907], 29 de septiembre de 1979 [A. 3173]) o ventana (22 de mayo Tentativa de expedición de moneda falsa es el encontrarse la mo-
de 1965 [A. 2589], 23 de junio de 1969 [A. 3754] y 10 de octubre de neda en poder del sujeto que la quiere expender, sabiendo natural-
1973 [A. 3668]). También el comenzar a manipular para abrir la puer- mente que es falsa (24 de abril de 1957 [A. 1667] y 26 de septiembre
ta (5 de noviembre de 1968 [A. 4527], 13 de diciembre de 1980 [A. 473], de 1961 [A. 3041]).
25 de septiembre de 1970 [A. 3801], 18 de octubre de 1954 [A. 2414]). i') Tentativa de cohecho el proponer y ofrecer dinero al funciona-
Igualmente, el disponerse a abrir (24 de junio de 1970 [A. 2889] y 12 de rio para que no cumpla con su obligación (21 de enero de 1947 [A. 232]),
enero de 1977 [A. 17]). para que participe en una estafa (31 de octubre de 1955 [A. 2969]) o el
En el robo con fuerza en las personas constituye tentativa el acto solicitar al funcionario dinero para la comisión de un delito (3 de abril
de intimidación o violencia. Así, 22 de octubre de 1964 (A. 4369), 13 de de 1965 [A. 1510]).
junio de 1977 (A. 2746). También es tentativa el aproximarse con el ;") Tentativa de allanamiento de morada el intentar forzar la puer-
coche para hacer el tirón de bolso (1978 [A. 3949]). ta o golpearla (27 de mayo de 1968 [A. 2666], 28 de mayo de 1969
g) Se ha considerado estafa siempre el haber realizado la acción [A. 2997]). También tentativa en un caso en el que simplemente se había
engañosa cuando el sujeto ha caído en el error (20 de febrero de 1970 gritado desde el rellano del piso (13 de noviembre de 1961 [A. 3832]).
[A. 991]), o bien cuando el error no se ha producido. Igualmente, se k') Tentativa de delito contra la salud pública el transportar car-
consideró tentativa de estafa el hecho de facturar verduras en mal es- ne en mal estado para hacer embutidos (4 de febrero de 1959 [A. 339]),
tado, con intención de reclamar a la compañía de ferrocarriles por el el picar carne en mal estado para hacer embutidos (18 de enero de
mal estado de éstas cuando llegaran a su destino, cuando aún no se 1964 [A. 259]) y el conducir animales en mal estado para llevarlos a la
había hecho la reclamación (25 de octubre de 1932 [A. 2138]). Tam- venta (23 de abril de 1896 y 6 de junio de 1905).
bién se consideró tentativa el hecho de realizar pesquisas para encon- /') Tentativa de quebrantamiento de condena el comenzar a abrir
trar a quien «pudiera ser el sujeto pasivo del engaño» (11 de marzo una galería que habría de conducirles al exterior (9 de junio de 1973
de 1953 [A. 463]). Por el contrario, sólo es preparación el confeccionar tA. 2694]), de revelación de secretos el ofrecer a otras empresas los
el documento con el que se realizará el engaño, porque en este caso secretos, siéndole ocupado de éstos antes de entregarlos (19 de febrero
«falta, entre otros, el elemento esencial de la determinación del sujeto de 1969 [A. 1054]). Tentativa de usurpación de funciones el ser encon-
contra quien el engaño había de dirigirse» (21 de noviembre de 1931 trado en domicilio ajeno en posesión de todos los instrumentos nece-
[A. 1721]). También tentativa de estafa se ha considerado el concer- sarios para la extracción de piezas dentarias (7 de febrero de 1966
tarse para producir el acto que daría lugar al engaño (3 de mayo de [A. 623]). Tentativa de receptación el convenir en comprar el producto
1897). de la sustracción (17 de marzo de 1964 [A. 1561]).

206 207
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

te la intención delictiva del sujeto. Por último, en ninguna sentencia


4. Observaciones sobre la Jurisprudencia del Tribunal Supremo se ha considerado como acto preparatorio una acción que ya puede
en relación al comienzo de ejecución de la tentativa considerarse como acción típica.
D) Nuestro más alto Tribunal tambin se ha manifestado parti-
A las diversas observaciones que ya se han expuesto sobre las sen- dario en numerosas ocasiones de la teoría objetivo-formal, consideran-
tencias examinadas, deben añadirse unas últimas consideraciones que do como actos ejecutivos aquellos que ya se habían adentrado en la
pueden servir de resumen: acción típica. Sin embargo, no ha tenido objeción tampoco en negar su
A) Como ha quedado demostrado, no sigue en este punto el Tri- validez, no sólo expresamente en alguna sentencia, sino, frecuente-
bunal Supremo un único criterio, sino que ha acudido a diversidad de mente, de forma indirecta al considerar actos ejecutivos a aquellos que
ellos. Esto no sólo se pone de manifiesto al comparar las distintas sen- aún no pertenecen a la esfera de la tipicidad.
tencias entre sí, sino que incluso en una misma sentencia ha acudido E) También ha acudido la Jurisprudencia a criterios objetivo-ma-
el Tribunal Supremo a diversos criterios. Tomemos, por ejemplo, un teriales para delimitar los actos preparatorios de los ejecutivos. Al-
par de sentencias. En la STS de 9 de noviembre de 1973 (A. 4290) se gunas sentencias acuden al término «necesarios» para describir los ac-
expuso: «Se estimarán como ejecutivas... aquellas acciones que, sien- tos ejecutivos; en otras se exige que produzcan un «peligro concreto,
do debidas al plan del autor que ha de tenerse presente, actúan, se- directo e inminente» al bien jurídico protegido y, por último, en oca-
gún la concepción natural, como partes integrantes o constituyentes del siones se habla de ataque, agresión o atentado a dicho bien.
comportamiento típico, de manera directa e inicialmente causal, por Lógicamente, mediante las teorías objetivo-materiales se ha am-
entrañar riesgo o peligro inmediato para el bien jurídico protegido, pliado el ámbito de punición más allá de la acción típica. En ocasio-
a cuyo fin el juicio hipotético valorativo del Juez ha de hacerse como nes, esta ampliación ha sobrepasado incluso los límites de la ejecución,
imparcial y objetivo observador, apersonalmente, partiendo de la apa- como un sector doctrinal ha puesto de manifiesto.306
riencia "ex post factum".» E, igualmente, la STS de 6 de octubre de F) El Tribunal Supremo ha negado por último la validez de las
1976 (A. 3909), que define los actos ejecutivos como aquellos «que in- teorías objetivo-materiales por desconocer «el sentir del autor» y al
ciden sobre el sujeto pasivo del atentado... y no se agotan en el propio advertir la necesidad de acudir al plan del mismo para determinar el
sujeto activo», y a la vez crean un peligro o riesgo de lesión definitiva comienzo de la ejecución del delito. En sentencias recientes, nuestro
para el bien jurídico por penetrar con iniciación causal en el núcleo más alto Tribunal se muestra partidario de las teorías mixtas, combi-
del tipo que se contiene en el verbo principal de la definición, siendo nando puntos de vista objetivos y subjetivos. Es preciso señalar, sin
a su vez necesarios e inequívocos. embargo, que el plan del autor no es considerado como el fundamento
B) Por otra parte, es importante poner de relieve que el Tribunal de la distinción, sino simplemente como un indicio o como una ayuda.
Supremo no siempre argumenta sus decisiones con relación a esta pro-
blemática. Al contrario, son muchas las sentencias en las que nuestro 5. Consideraciones finales y resumen en torno al comienzo
más alto Tribunal se limita a considerar los hechos como punibles o de la ejecución de la tentativa de delito
impunes sin aportar para ello ningún apoyo teórico. No obstante, esta
costumbre parece modificarse en las sentencias de los últimos años, en A) La impunidad general de los actos preparatorios
las que con mucha mayor frecuencia se justifica la solución en un
sentido o en otro. Nuestro Código Penal establece en el art. 3,3 el comienzo de la
C) Del examen de las sentencias del Tribunal Supremo referentes tentativa de delito en el momento en que el «culpable da principio a la
a esta cuestión se puede observar el dominio de la teoría subjetiva ejecución del delito directamente por hechos exteriores». De esta for-
frente a las demás. Sin embargo, el Tribunal Supremo no es conse- ma se acoge a la fórmula del «dar principio a la ejecución» para deter-
cuente con esta posición, ya que en numerosas sentencias se acude a minar el comienzo de la tentativa. A través de la misma se pretende
otros criterios, y aún en alguna ocasión ha negado expresamente la vali-
dez de esta teoría. Por otra parte, ha considerado frecuentemente como
306. Antón Oneca, D.P., pág. 410, y Rodríguez Mourullo, Comentarios, I,
actos preparatonios impunes acciones en las que se revelaba claramen- pág. 118 ss.

208 209
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

excluir de las acciones intentadas, por una parte, las deliberaciones dispara, ¿cómo determinar en qué momento exacto se inicia la ejecu-
internas y, por otra, los actos preparatorios del delito. ción del delito habiéndose abandonado ya la fase preparatoria?
La exclusión de la fase interna, que responde al principio Cogitatio- Ante la imposibilidad de establecer unos límites absolutamente
nis poenam nemo patitur, se ve reforzada en nuestro Código Penal a precisos para determinar esta frontera, resulta ineludible plantearnos
través de la exigencia, en mi opinión innecesaria, de que la ejecución qué razón apoya al legislador para mantener una distinción que en el
del delito lo sea mediante hechos «exteriores». Nuestro legislador penal caso concreto no podrá ser determinada con la precisión absoluta que
hubiera podido seguir en este aspecto, al legislador francés de 1832, que, sería exigible. El legislador español hubiera podido seguir en este pun-
tras haberla introducido, eliminó toda alusión expresa a la necesidad to el camino iniciado por el Código Penal de Rocco en 1930, que pres-
de exteriorización de los actos ejecutivos. En realidad, la exigencia de cindió de esta delimitación,308 o bien admitir, como un amplio sector
una ejecución del delito implica ya la concurrencia de hechos exterio- de nuestra doctrina 309 y nuestro primer Código Penal de 1822, la pu-
res, ya que no puede concebirse un «ejecutar» a través de actos in- nibilidad de los actos preparatorios. Ciertamente, desde una perspecti-
ternos. va subjetiva podría prescindir se de esta discutible formulación. Como
La exclusión de la fase preparatoria del delito del concepto de ten- hemos visto al exponer las posiciones que parten de una fundamenta-
tativa a la que conduce el principio de ejecución obliga a distinguir ción subjetiva, todas aquellas que no prescindían inicialmente del prin-
entre actos preparatorios y actos ejecutivos, con la importante conse- cipio de ejecución conducían en realidad a soluciones incompatibles
cuencia en nuestro Derecho positivo de que los primeros permanecen con la distinción entre actos preparatorios y ejecutivos.310 Pero tampoco
en general, impunes frente a la punición de los segundos como delito desde una fundamentación objetiva, a la que dicha distinción está
intentado. Y, sin embargo, las páginas anteriores han puesto de relieve sin duda alguna más próxima, puede justificarse plenamente. Si nos ate-
las insuperables dificultades que se plantean para poder establecer esta nemos al peligro objetivo que las acciones juzgadas represenntan para
distinción, hasta el punto de que se haya considerado imposible por el bien jurídico, como fundamento de la punición de la tentativa, por
algún autor. En la progresión hacia la consumación del delito no ha qué no incriminar también como tentativa de delito todos aquellos ac-
sido posible establecer, por lo menos de forma general, una diferen- tos preparatorios que comporten ya un peligro de lesión de aquél. Éste
cia cualitativa convincente, que permita distinguir la fase preparatoria constituirá un peligro en ocasiones muy lejano, pero peligro al fin para
de la ejecutiva. Es preciso admitir que la diferencia entre ambas ac- el bien jurídico que se desea proteger. Incluso en las deliberaciones
ciones constituye más bien una diferencia cuantitativa, muy difícil de internas del sujeto activo sobre la realización o la forma de realización
establecer sea cual sea la fundamentación de que se parta. De esta for- del delito, las cuales nadie en ningún momento ha propuesto castigar,
ma, la teoría subjetiva hará hincapié, por ejemplo, en la concurrencia puede verse ya una cierta peligrosidad.
de una más firme resolución delictiva y, por consiguiente, de mayor El sentido de la distinción entre actos preparatorios y ejecutivos
energía criminal, mientras que la teoría objetiva incidirá en un mayor se encuentra realmente, como ya se expuso al iniciar la exposición de
acercamiento a la consumación en cuanto al mayor peligro que el mis- este apartado, en su fundamentación política.311 Las razones que impul-
mo comporta. Lo cierto es que la distinción entre tentativa y prepa- san a la impunidad de los actos preparatorios son, pues, de carácter
ración no puede realizarse en el caso concreto con una precisión abso- político-criminal.
luta, y esta dificultad no reside tanto en la técnica del legislador como No ha constituido ninguna casualidad histórica, con independencia
en la misma naturaleza de las cosas.307 Si tomamos como ejemplo un de las influencias que quieran encontrársele,312 que haya sido precisa-
supuesto normal en el que el autor acecha durante días a la víctima, mente el legislador francés de 1810 quien introdujera por vez primera
y, finalmente, escoge el lugar idóneo para atentar contra ella, se es- la fórmula del »dar principio a la ejecución del delito» en una legisla-
conde tras unos matorrales, carga la escopeta que se ha proporcionado ción penal. Dicha fórmula encuentra su justificación si se concibe
con intención homicida, espera hasta ver llegar al sujeto pasivo, toma
la escopeta, apunta hacia él, coloca el dedo en el gatillo y finalmente 308. Ver nota 1 de este capítulo.
309. Véase el apartado III, 2, A.
310. Véase el apartado II, 2, E.
311. Véase el apartado I.
307. Así, Heinitz, JR, 1956, pág. 248, y Roxin, JUS, 1979, pág. 4. 312. Véase la nota 2 de este capítulo.
210 211
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

como límite al poder punitivo del Estado, cuestión ésta que tanto bles, el delito consumado, el frustrado, la tentativa y la conspiración,
preocupaba al liberalismo, que quería hacer frente a la inseguridad proposición y provocación para delinquir.» Estos actos, que vienen
jurídica y a la arbitrariedad judicial vigentes en el régimen anterior. definidos en el art. 4 del Código Penal, son actuaciones externas en-
Un Estado que tuviera como objetivo prioritario la defensa de la socie- caminadas a la perpretación de un delito, pero como no conllevan aún
dad frente al delito no debería encontrar obstáculo alguno en incrimi- un principio de ejecución, se las califica en nuestra doctrina de actos
nar cualquier conducta que de alguna forma evidenciara la voluntad preparatorios. 313 Más exactamente son consideradas por un amplio sec-
de lesión del bien jurídico y representara un peligro para el mismo. tor doctrinal español,314 así como por el Tribunal Supremo español
Ante la alternativa, mayor defensa de la sociedad ante el delito o bien (STS de 22 de octubre de 1982), como formas previas a la intervención •*
mayor seguridad jurídica de los ciudadanos frente al Estado, el legisla- de varias personas en el hecho, es decir, como actos preparatorios de ¿
dor que ha adoptado la fórmula del «dar principio a la ejecución», se las formas de participación, al igual que sucede en Alemania con las
ha inclinado ineludiblemente por la segunda, puesto que la punición de figuras contempladas en el § 30 del StGB.
los actos preparatorios del delito daría lugar a graves situaciones de Estas figuras, castigadas con carácter general en el Código Penal
inseguridad jurídica, dados los abusos que su punición podría llevar de 1944, que ha permanecido invariado en esta materia hasta nuestros
consigo, debido a la dificultad probatoria de los mismos. Por otra par- días, no se habían considerado punibles en todos los Códigos Penales
te, estos actos no constituyen aún un peligro objetivo de lesión in- anteriores. Más bien la legislación española se ha visto afectada en
mediata del bien jurídico por su lejanía con respecto a la consumación relación a los actos preparatorios punibles por modificaciones muy
y ello supone todavía muchas posibilidades de que el autor dé marcha frecuentes, motivados por los cambios políticos que han inspirado
atrás en el camino iniciado hacia el delito, bien por una reflexión in- nuestros diversos Códigos Penales y de los cuales la punición o impu-
terna, bien por las dificultades externas que puede encontrar. nidad de estos actos han constituido un claro reflejo. De esta forma
ha podido afirmarse expresivamente que la posición adoptada por los
B) Excepciones a la impunidad general de los actos preparatorios diversos Códigos Penales españoles respecto a la punición de la cons-
piración, proposición y provocación para delinquir constituye el termó-
El principio de la impunidad general de los actos preparatorios se metro que mide el calor de las convicciones liberales de los mismos.315
ve sujeto en nuestro Código a importantes excepciones, puesto que el Así vemos que en los Códigos Penales más liberales se ha limitado la
legislador penal ha considerado punibles algunos actos preparatorios. punición de estas figuras a algunos casos expresamente determinados
La técnica seguida por el legislador en la punición de estos actos prepa- en la Parte Especial. Se acogía a este criterio el Código Penal de 1822,
ratorios difiere ampliamente de la técnica seguida por él mismo para que si bien consideraba punible de forma general los actos prepara-
establecer la punición de la tentativa y de la frustración. En estos casos, torios, en el art. 6 establecía: «La proposición hecha y no aceptada
el legislador, que considera punibles estas acciones en relación a todos para cometer un delito y la conjuración en que no haya llegado a haber
los delitos y en relación a las faltas en los casos que expresamente pre- tentativa, no serán castigadas sino en los casos en los que la Ley lo
vé, establece una cláusula general en la que indica la punición de la ten- determine expresamente.» En el Código Penal de 1848 disponía en su
tativa y de la frustración. En cambio, en materia de preparación se ha f art. 4 que «la conspiración y la proposición para cometer un delito
acudido a medios distintos para establecer su punición. En primer lu- sólo son punibles en los casos en que la Ley las pena especialmente».
gar, en nuestro Código Penal se establece de forma general la punición Este mismo sistema adoptaron los Códigos Penales de 1870, que de-
de actos preparatorios de delitos cometidos por varias personas en co-
mún. En segundo lugar, se tipifican en la Parte Especial del Código
Penal, como delitos independientes, algunos actos preparatorios.
313. Contrariamente a esta posición, estos actos constituyen para Jiménez
de Asúa resoluciones manifestadas (La Ley y el delito, 2.* ed., 1954, pág. 500.
a) La incriminación de la conspiración, provocación Sobre ello, Rodríguez Mourullo, A.D.P.C.P., 1968, pág. 278 ss.).
y proposición para delinquir 314. Así, Córdoba Roda, Notas, pág. 362; Cuello Contreras, La conspiración
para cometer el delito, pág. 19; Mir Puig, A.D.P.C.P., 1973, pág. 363 s., y Adiciones,
En relación a los primeros, el Código Penal establece su punición VI, pág. 723, y Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 151, 154, 168 y 181.
de forma general en el artículo 3 al determinar que: «Son puni- 315. Jiménez de Asúa, La ley y el delito, 2.a ed., 1954, pág. 502.

212 213
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

seaba acomodar a la legislación penal los principios de la Constitución elevarnos al conocimiento de las intenciones (y), allí en donde aquéllos
de 1869, y, de 1932, el Código Penal de la II República. nos demuestran la existencia y extensión de éstas, hay lo suficiente
En cambio, aquellos Códigos Penales de carácter más autoritario para afirmar que existe delincuente»,319 en los supuestos de conspira-
se mostraron favorables a la punición de dichos actos. La Reforma ción, proposición y provocación para delinquir, en los que el autor
del Código Penal de 1850 estableció en el art. 4: «son también puni- ha exteriorizado su voluntad criminal existirá razón suficiente para
bles la conspiración y la proposición para cometer un delito», añadién- considerarlos como acciones delictivas. Así lo manifiesta consecuente-
dose en el Código Penal de 1928, promulgado durante la dictadura del mente Ramiro Rueda, quien lo hace extensible a todos los actos prepa-
j» general Primo de Rivera, la punición de la provocación criminal. En su ratorios del delito, ya que éstos suponen también manifestaciones de
art. 36 consideraba «punibles los delitos en todos sus grados de eje- la voluntad criminal. «Opinamos que los actos preparatorios deben ser
cución. Éstos son: la consumación, la frustración, la tentativa, la cons- castigados como parte integrante de toda acción criminal. En efecto:
piración, la proposición y la provocación para delinquir». La doctrina ¿Por qué castigar la venta de sustancias venenosas en algunos casos
que analizó aquel precepto no dejó de criticar la incorrección que su- y no considerar como acto punible el preparatorio de adquirir un vene-
ponía el considerar la conspiración, la proposición y la provocación no para realizar un asesinato? ¿Por qué castigar la conspiración polí-
como actos de ejecución del delito.316 tica y hacer caso omiso del concierto de varios sujetos, por ejemplo,
El Código Penal vigente ha continuado en esta misma línea de para cometer un atentado contra la libertad del ciudadano?» 320 Y en
punición aumentando incluso el rigor penal en estos casos al estable- el mismo sentido calificó Silvela de poco feliz la reforma que en este
cer, por una parte, en el art. 52,3, para los actos de preparación puni- aspecto se llevó a cabo en el Código Penal de 1870, que, como se ha
bles, la misma pena que para la tentativa, frente al art. 145 del expuesto, declaró la punición de la conspiración y proposición sólo en
Código Penal de 1928 —antecedente inmediato en este punto del Có- los casos en que la Ley los pena especialmente.321
digo Penal de 1944— que señala para la conspiración, proposición y Frente a esta posición, quienes parten de una fundamentación ob- %
provocación para delinquir la pena inferior a la señalada por el Código jetiva de las normas de imperfecta ejecución, basada en el peligro al
para la tentativa 317 y por otra parte, el aumentar en un grado la pena bien jurídico protegido, razonan la incriminación de hechos tan lejanos
a imponer al delito intentado. a la ejecución en base al mayor peligro que supone para aquél la par-
Sin embargo, en el Código Penal vigente, pese a que se declaran ticipación de varias personas en el delito.322 Si se hubiese atendido ex-
punibles con carácter general la conspiración, proposición y provoca- clusivamente a la voluntad del autor expone Rodríguez Mourullo—,323 no
ción para delinquir, perduran todavía —como señala Rodríguez Mou- se explicaría por qué deben permanecer impunes las resoluciones ma-
rullo—318 restos del sistema seguido por los Códigos Penales de 1848, nifestadas del autor aislado. El legislador ha declarado la punición de^
1870 y 1932, que castigaban estas conductas como delitos autónomos estos casos «en función de las mayores posibilidades, por intervención
en relación a determinados delitos. Así, por ejemplo, el art. 143 castiga de una pluralidad de personas, de que se llegue a la ejecución, lo que
^ la conspiración, provocación y proposición para el homicidio del Jefe equivale a un mayor peligro de lesión del bien jurídico amenazado por
de Estado. el delito que se proyecta».324 En estos casos, el sujeto, al implicar a
El fundamento de la incriminación de estas conductas, sobre el otras personas en el hecho desencadena un acontecimiento sobre el que .
cual no hay acuerdo entre nuestros penalistas, se encuentra en relación ya no tiene después un control absoluto. La decisión sobre la comisión
directa con el fundamento de la incriminación de las formas de ejecu- del delito ya no dependerá exclusivamente de él, ha escapado ya de
ción de delito en general. De esta forma, Silvela y Ramiro Rueda, quie-
nes mantuvieron una fundamentación eminentemente espiritualista o
subjetiva del delito, defendieron también la punición en estos casos. Si, 319. Ramiro Rueda, Elementos, pág. 199.
como afirmaron estos autores, «los hechos externos sólo sirven para 320. Ramiro Rueda, Elementos, pág. 199 s.
321. Silvela, D.P., pág. 183.
322. Mir Puig, Adiciones, II, pág. 988, y Rodríguez Mourullo, Comentarios,
316. Véase Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 64. I, pág. 154.
317. Véase Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 65. 323. Comentarios, I, pág. 154.
318. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 65. 324. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 154 s.

214 215
ELENA FARRE TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

sus manos y, por ello, se crea un mayor peligro para el bien jurídico.325 y dando la conveniente movilidad a la pena concédase a los Tribu-
Sin embargo, debe observarse que existen ciertamente actos de pre- nales atribuciones para graduarla prudencialmente; pero no se dejen
paración realizados por un solo sujeto, que se encuentran más cerca de incluir en la Ley hechos que a todas luces reúnen condiciones de
de la ejecución y, por consiguiente, representan un mayor peligro para delincuencia.» 331
el bien jurídico protegido y cuya punición, no obstante, no ha sido pre-
Por otra parte, la equiparación de la pena en estos casos a la ten-
vista por el legislador.326 Así, según el sistema seguido en nuestro Código
tativa, sin condecer una atenuación a los mismos, es inconsecuente con
Penal, será punible quien habiendo resuelto cometer un homicidio en
las valoraciones seguidas por el mismo legislador al establecer la pe-
un futuro relativamente próximo, invita, sin éxito, a otra persona a eje-
nalidad de la tentativa y de la frustración. Allí se atenúa la pena de
cutarlo, lo cual constituye un supuesto de proposición: en cambio, per-
la frustración en un grado con respecto a la pena de la consumación,
manecerá impune aquel que adquiere el arma, se dirige al lugar por
y en uno o dos grados la pena de la tentativa con respecto a la pena
donde deberá pasar la designada víctima y la acecha, que son actos
de la consumación. Por lo tanto, de haber proseguido los mismos crite-
realizados por un único autor.237 Por esta razón, Antón Oneca, y ya an-
rios valorativos, el legislador tendría no sólo que haber admitido en
teriormente Pacheco,328 intentaron explicar la punición de estos hechos
estos casos la atenuación facultativa de la pena también en un grado
en nuestro Código Penal «por la trascendencia que tienen en las infrac-
con respecto a la pena de la tentativa, sino la atenuación obligatoria
ciones políticas y mixtas.329
de la pena en dos grados con respecto a la consumación, para evitar
Tan discutible como el hecho de su punición lo constituye a su vez que estos supuestos puedan llegar a castigarse con la misma pena que
la penalidad que se ha asignado a estos casos. Según establece el art. el delito frustrado. Muy posiblemente, el abandono del sistema escalo-
52,3, la conspiración, proposición y provocación para delinquir se cas- nado seguido en relación a las penas de los actos de ejecución sea
tigan con la misma pena que la tentativa, cuya pena puede equipararse debido a que la aplicación del mismo conduciría en estos actos pre-
a su vez a la de la frustración. Dicha equiparación de la penalidad paratorios a la aplicación de la pena de multa en relación a numerosos
de estos supuestos a la penalidad de la tentativa e inclsuo a la de la delitos,332 solución que el legislador no debió considerar satisfactoria.
frustración puede considerarse, por una parte, excesiva, teniendo en No obstante, la escasa penalidad que correspondería aplicar a estos su-
cuenta que constituyen actos de preparación lejanos aún de la consu- puestos debería conducir a plantear la quizá también escasa punibili-
mación e incluso de la ejecución del delito. A esta conclusión conduce dad de los mismos, que podría conllevar su exclusión como figuras de-
por igual una fundamentación objetiva de las formas de imperfecta lictivas con carácter general, en lugar de aumentar la pena que les
ejecución, que tendrá en cuenta la mayor o menor proximidad del correspondería siguiendo el sistema aplicado en relación a las fases de
hecho a la consumación del delito; como una fundamentación subje- ejecución.333
fejrva de las mismas.330 Ya en este sentido se manifestó Ramiro Rueija,
quien, como hemos visto, partía de una concepción espiritualista del
delito, al hacer la siguiente consideración: «Si algunos actos prepara- 331. Ramiro Rueda, Elementos, pág. 200 s.
332. Se admite unánimemente en nuestra doctrina que la conspiración, pro-
torios están lejanos a los de ejecución, al paso que otros revelan más posición y provocación para delinquir deben referirse a la comisión en un
penalidad, ténganse en cuenta estas indicaciones en su lugar oportuno, delito, concebido éste en un sentido rectrictivo, como infracción punible más
grave, opuesto al término falta. Ello se deduce de la declaración del art. 5,
según la cual las faltas sólo se castigan cuando son consumadas, salvo las
325. Rodríguez Mourullo señala que este argumento fue utilizado en el frustradas contra las personas o la propiedad (Cuello Contreras, La conspi-
seno de la Gran Comisión alemana y se recogió en la Exposición de Motivos ración, pág. 82; Mir Puig, Adiciones, pág. 989, y Rodríguez Mourullo, A.D.P.C.P.,
del proyecto Oficial de 1962 (A.D.P.C.P., 1968, pág. 292, nota 59). 1968, pág. 277, nota 2). Y es conforme con este criterio la equiparación en el
326. Antón Oneca, D.P., pág. 404. artículo 52, 3, de la pena de estos supuestos a la pena de la tentativa, que rio
327. Rodríguez Mourullo, A.D.P.C.P., 1968, pág. 293. es punible en las faltas.
328. El Código Penal, pág. 108. 333. Tampoco parece correcta la equiparación que, a efectos de pena-
329. Antón Oneca, D.P., pág. 404. lidad, se hace en el artículo 4 de las tres figuras allí descritas. Señala Rodrí-
330. En contra de la opinión, frecuentemente sostenida, de que una fun- guez Mourullo (A.D.P.C.P., 1968, pág. 296), que la gravedad de estas conductas
damentación subjetiva conduce a equiparar las penas en todos estos casos, véase puede ser distinta y, en consecuencia, la penalidad debería reflejar su diversa
el capítulo VIII. gravedad. Como lo reconoce el mismo C.p. en el artículo 143, que atribuye a
la proposición una pena inferior en grado a la de la conspiración y provocación.
216
217
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

Desde antiguo han sido muchos los autores españoles que han cri- objetiva en estos casos no es mayor que en otros actos preparatorios,
ticado la punición general de estos actos preparatorios, en aquellos no existe fundamento para imponer una pena. Sin embargo, en orden
Códigos en los que, como el vigente, se han considerado punibles, o bien a la peligrosidad revelada por el autor, es conveniente aplicar una me-
han aplaudido su punición sólo en relación a determinados delitos en dida de seguridad —sistema seguido en otras legislaciones, como la ita-
los demás Códigos Penales españoles. En este sentido criticó Pacheco liana—. En este sentido se han manifestado Rodríguez Mourullo y
la Reforma del Código Penal de 1850,334 mientras que Viada335 y Groi- •* Ferer Sama.343
zard336 celebraban la vuelta al sistema anterior en el Código Penal de No obstante, quienes mantienen la impunidad de estos actos en
1870. Más modernamente se han manifestado en este sentido Ferrer general han admitido el sistema seguido ya por nuestros Códigos Pena-
Sama,337 Cuervo Pita,338 Rodríguez Mourullo339 y Rodríguez Ramos,340 les de castigar supuestos especiales de conspiración, proposición y pro-
entre otros autores. La impunidad general se reclama normalmente des- vocación para delinquir. En algunos casos la punición de estos su-
des ópticas distintas. En primer lugar, ya que estos hechos no suponen puestos se justifica en atención al relevante peligro que pueden entra-
sino resoluciones de delinquir manifestadas exteriormente, su punición ñar, y sobre todo a la particular necesidad de protección de determi-
no se considera conforme con el Derecho Penal del acto que rige en nados bienes jurídicos. En estos casos es justificado que el legislador
nuestro Código Penal. «La incriminación genérica de la conspiración, realice un adelanto en la línea de defensa, como el supuesto del art. 143
proposición y provocación se inserta en el proceso evolutivo que con- del Código Penal, creando para ello determinados delitos sui generis.
0 duce de un Derecho Penal del acto a un Derecho Penal del autor, es Éste es el camino seguido para los restantes actos preparatorios, como
decir, a un Derecho Penal orientado hacia la actitud moral del suje- se expone a continuación.
to.» M1 Su incriminación es, pues, criticable desde la óptica de un De-
recho Penal propio de un Estado de Derecho, asentado en los principios b) Actos preparatorios tipificados como delitos autónomos
liberales.
Pero, por otra parte, su punición tampoco se puede fundamentar Junto a la conspiración, proposición y provocación para cometer
dogmáticamente si se tiene en cuenta que junto a estos actos prepara- el delito se castigan también en nuestro Código Penal determinadas
torios existen otras muchas conductas preparatorias, cuya peligrosidad acciones que tienen el carácter material de acciones preparatorias. És-
tanto objetiva, es decir, desde el punto de vista del acto, como subje- • tas aparecen configuradas como delitos autónomos en la Parte Espe-
tiva, que hace referencia al sujeto, puede considerarse muy elevada, cial del Código de forma general, es decir, sin que sea necesario que el f
por tratarse de actos mucho más próximos a la consumación.342 autor tenga proyectado un delito totalmente determinado. Constitu-
Algunos autores han propuesto en estos casos acudir a la apli- yen actos preparatorios de esta naturaleza los recogidos en los arts.
cación de una medida de seguridad como medio para compaginar la 314 y 315, referidos a la fabricación, introducción posesión, etc. de
necesidad político-criminal de castigar estos supuestos en la medida en máquinas o instrumentos para falsificar. La indicación, venta o sumi-
que revelan una actitud peligrosa por parte de sujeto activo en rela- nistro de medios abortivos, en determinadas circunstancias, recogidos
ción al bien jurídico protegido y al Derecho en general, y los princi- en el art. 416. La posesión de instrumentos determinados al robo, a que
pios político-criminales que informan nuestro Código, conformes con se refiere el art. 509, etc.
un Derecho Penal del acto y no de autor. Puesto que la peligrosidad La razón del castigo de estos supuestos se ha visto en la especial
peligrosidad que los mismos representan para el bien jurídico prote-
gido, que justifica un adelanto en la punición a acciones que no cons-
334. El Código Penal, pág. 106. tituyen todavía un principio de ejecución de una lesión concreta.344 .
335. Código Penal, pág. 77.
336. El Código Penal, pág. 125 s.
337. Comentarios, pág. 79.
338. Actos preparativos, NEJ, pág. 337. 343. Ferrer Sama, Comentarios, pág. 73 ss., y Rodríguez Mourullo, A.D.P.C.P.,
339. A.D.P.C.P., 1968, pág. 297 ss. 1968, pág. 303 s.
340. P.G., II, pág. 427. 344. Jescheck, Tratado, II, pág. 713; Maurach, P.G., pág. 169 ss., y Schón-
341. Rodríguez Mourullo, A.D.P.C.P., 1968, pág. 288. ke/Schroder/Eser, § 22, V, 29. Sobre si es posible y, en todo caso, punible la
342. Así también, Antón Oneca, D.P., pág. 404. tentativa en relación a estos tipos, véase el capítulo VIII.

218 219
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

te por un cierto grado de proximidad objetiva a la consumación del


C) La distinción entre actos preparatorios y ejecutivos hecho.»345 La incompatibilidad de una delimitación subjetiva con la
fórmula del «dar principio a la ejecución» fue advertida también por
Tras más de cien años de discusión en torno al comienzo de la la doctrina dominante alemana, así como por la Jurisprudencia del
tentativa y al demostrarse, aún hoy en día, esta cuestión como una de R.G., que en otras cuestiones, como en la tentativa inidónea, siguió
las más debatidas de esta figura delictiva, pudiera parecer a primera una fundamentación subjetiva; en cambio, en esta cuestión se mani-
vista que toda esta cuestión ha sido infructuosa. Sin embargo, tam- festó partidario de criterios objetivos.346 Por el contrario, tras la entrada
poco en éste, al igual que sucede en otros ámbitos de la tentativa, ha en vigor en Alemania del § 22 y el abandono de la fórmula del «dar
dejado de sacarse provecho del debate. En las páginas anteriores se ha principio a la ejecución» se ha creído posible mantener en base al De-
puesto de manifiesto que tanto la doctrina como la Jurisprudencia pe- recho positivo una teoría estrictamente subjetiva. Esta posición es
nales no se han limitado simplemente a señalar las dificultades, muy posible si se deja al autor que sea él quien decida en qué momento se
difícilmente superables en relación al caso concreto, de encontrar una inicia, según su plan, el comienzo del delito. En la actualidad, una inter-
delimitación entre acciones preparatorias y ejecutivas, sino que han pretación tan extrema del § 22 no tiene apenas partidarios, admitién-
aportado distintos criterios de distinción, contribuyendo a determinar dose generalmente que a través del «dar principio a la ejecución» del
qué debe entenderse por «principio de ejecución» y a encontrar una hecho el legislador ha querido introducir precisamente criterios de de-
fórmula más precisa con respecto al comienzo de la tentativa. limitación objetivos, innecesarios si hubiera deseado dejar en manos
del autor el momento en que debe considerarse que da comienzo la
a) Imposibilidad de delimitar el comienzo de ejecución tentativa.
en base a un criterio estrictamente subjetivo Por otra parte, una posición tan extremadamente subjetiva no sólo
no se adecúa a una correcta interpretación del texto alemán, sino que
Sin intención de repetir aquí lo que ya se ha expuesto en las pági- tampoco es aceptable por los inconvenientes que plantea. Baste recor-
nas anteriores, es preciso reunir brevemente las conclusiones a que la dar que el principio de legalidad exige que sea la Ley y no el autor
anterior exposición puede conducir. En primer lugar, se ha puesto de quien determine cuáles son las conductas que han de considerarse pu-
relieve que una delimitación basada en criterios subjetivos es incompa- nibles.
tible con la fórmula del «dar principio de ejecución del delito». Las En la doctrina española se encuentran, como se ha expuesto,347 bas-
teorías subjetivas conducen, por una parte, a una ampliación de la tantes autores favorables a una fundamentación subjetiva del comien-
tentativa a actos que pueden ser considerados todavía como de pre- zo de la tentativa, pero sobre todo ha sido la Jurisprudencia del Tri-
paración del hecho. En cambio, en otros casos, a pesar de haberse en- bunal Supremo, quien ha dado a las posiciones subjetivas más amplia
trado ya en el ámbito de las acciones típicas, no podrá afirmarse aún acogida, habiéndose defendido en numerosas sentencias la única exigen-
la existencia de una tentativa de delito y deberá aceptarse, por con- cia de que los actos realizados encaminados al delito sean exteriores
siguiente, por regla general, la impunidad. Con ello quiere señalarse y ostensibles, o bien inequívocos o unívocos, para poder ser considera-
que una teoría basada tan sólo en criterios subjetivos no es compa- dos como ejecutivos.348 Sin embargo, en las observaciones que se han
tible con nuestro Derecho positivo, que se acoge en este aspecto al hecho acerca de la Jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre el co-
«dar principio a la ejecución del delito». Así se consideró en Alemania mienzo de la tentativa ya se expuso que este criterio subjetivo no ha
bajo la vigencia del anterior Código Penal, como ponen de relieve, sido seguido hasta sus últimas consecuencias, de forma que no se ha
por ejemplo, las palabras del autor austríaco Roeder, quien al estu- visto inconveniente en considerar en todo caso como actos ejecutivos
diar las formas de imperfecta ejecución en el Derecho Penal alemán a las acciones que constituyen acciones típicas, acudiendo en estos ca-
señaló que: «El § 43 del StGB alemán se ha decidido sin duda por una sos a criterios distintos de la teoría de la univocidad.
delimitación objetiva entre tentativa y preparación. Al exigir para la
tentativa que "se haya manifestado la resolución de cometer un cri- 345. Die Erscheinungsformen, pág. 37.
346. Bockelmann, JZ, 1954, pág. 468 ss., v 1955, pág. 193 ss.
men o un delito a través de acciones que contienen un principio de 347. Véase III, 2, B, a).
ejecución de este delito", el Derecho alemán toma partido abiertamen- 348. Véase III, 3, A, a).

220 221
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

Las observaciones expuestas permiten, pues, llegar a una primera han puesto de relieve la importancia que tiene la representación del
conclusión en relación a la delimitación entre actos preparatorios y eje- autor del hecho para delimitar el comienzo de la tentativa. Si bien éste
cutivos con respecto a la teoría subjetiva: una fundamentación subje- no puede aportar, por sí mismo, un criterio de delimitación correcto,
tiva del comienzo de la tentativa es incompatible con la distinción también es cierto que sin acudir el plan del autor no será posible deter-
entre actos preparatorios y ejecutivos, de forma que en nuestro Dere- minar el comienzo de la tentativa.
cho Positivo, que se acoge al «dar principio a la ejecución» no puede Al realizar el hecho, el autor medita sobre aquello que va a ejecu-
seguirse esta fundamentación. Sería interesante plantear de cualquier tar, cuándo y dónde. Ciertamente existen hechos no meditados, pero
forma la conveniencia de acudir a una fundamentación subjetiva en incluso en estos casos se dan ciertas representaciones que preceden o
una posible reforma del Derecho positivo, que abandonase como crite- acompañan a la acción. Si el autor ha examinado, antes de la realiza-
rio delimitador el «principio de ejecución». La respuesta a esta cuestión ción del hecho, también el cómo va a ejecutarlo, con qué medios, con
sólo puede ser negativa. En primer lugar, una fundamentación subje- quién, etc., puede hablarse de un verdadero plan del hecho o plan del
tiva del comienzo de la tentativa será incompatible con la fundamenta- autor. Éste no debe identificarse sin más con la resolución del autor
ción que en este trabajo se ha considerado correcta en relación al fun- de cometer el delito. Cierto es que el conocimiento del plan del autor
damento de la punición de la tentativa, en base a la cual la existencia nos indica cuál es la voluntad del mismo, necesaria para determinar si
de una tentativa de delito vendrá determinada por la existencia de un concurre una tentativa de delito, de qué delito se trata y de la proxi-
inminente peligro ex ante de lesión del bien jurídico protegido.349 Es fá- midad o lejanía de los actos examinados en relación con la consuma-
cil observar que la concurrencia de este peligro no tiene por qué coin- ción del hecho.
cidir con el comienzo de la ejecución según criterios subjetivos, como Al igual que sucede con las teorías estrictamente subjetivas, que
la voluntad manifestada de cometer el delito, o bien con una resolu- no pueden explicar el comienzo de la tentativa en forma satisfactoria,
ción firme o irrevocable. tampoco las posiciones estrictamente objetivas han conseguido delimi-
Pero, por otra parte, las posiciones subjetivas, no sólo se demues- tar el comienzo de la tentativa de forma correcta; éstas han tenido que
tran contrarias a la posición aquí sostenida sobre el fundamento de la admitir que el plan del autor constituye un elemento a tener en
punición de la tentativa, sino que tampoco consiguen demostrar su vali- cuenta.
dez para establecer criterios de delimitación en torno al comienzo de la
tentativa. Al referirnos a las teorías subjetivas hemos visto que aquéllas c) La teoría objetivo-formal. El establecimiento
conducen a criterios sumamente indeterminados, que implican gran de un límite mínimo al delito intentado
inseguridad jurídica.350 La tentativa se amplía en ocasiones desmesu-
radamente; en otras, en cambio, tan sólo la realización del último acto De todas las teorías objetivas, la más extendida es sin duda la de-
puede comportar un comienzo del delito intentado. Esta crítica conduce nominada teoría objetivo-formal, que como vimos tiene sus orígenes en
a un rechazo absoluto de los criterios estrictamente subjetivos en el algunos autores del siglo xix.351 Esta posición, a pesar de haber sido una
problema que nos ocupa, ya que los mismos no sólo se consideran de las más criticadas en el sentido de que la misma no consigue aportar
incorrectos desde el ámbito del Derecho positivo y desde el prisma de un criterio preciso y conduce en ocasiones a identificar la acción ejecuti-
una fundamentación objetiva, sino que son rechazables también desde va con la última acción que conduce al resultado,352 continúa teniendo
el punto de vista político-criminal. vigencia y se encuentra sin duda alguna en la base de las diferencias ob-
jetivas posteriores, que se han mantenido hasta nuestros días.
b) Importancia del plan de autor para determinar Ciertamente, con la afirmación de que el comienzo de la acción eje-
el comienzo de la ejecución cutiva equivale al comienzo de la acción descrita en el tipo más bien
parece que se ha trasladado el problema a la determinación de esta
A pesar de la inconveniencia de fundamentar completamente el co- última, sin que con ello se haya aportado un criterio definitivo sobre
mienzo de la ejecución en una posición estrictamente subjetiva, éstas
349. Véase el capítulo I. 351. Véase I.
350. Véase II, 2, E. 352. Véase II, 3, A.

222 223
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

el comienzo de la tentativa. La determinación de las acciones típicas del StGB alemán, que establece el comienzo de la tentativa en el "iniciar
es en muchas ocasiones difícil y en otras se asimila a la última de las directamente la realización del tipo".» Debe advertirse, pues, que, si
acciones a realizar por el autor. La excesiva estrechez de esta posición, bien la teoría objetivo-formal no consiguió establecer un límite máximo
que dejaba fuera del ámbito de la tentativa acciones sin duda merece- satisfactorio del principio de la tentativa, sí ha impuesto su dominio
doras de pena, condujo a un abandono progresivo de la misma por par- en el establecimiento de un límite mínimo, en cuanto que constituye
te de la doctrina y, sobre todo, por parte de la Jurisprudencia. El Tri- un hecho indiscutido que toda acción ejecutiva, en el sentido de la
bunal Supremo español, a pesar de haberla mantenido en numerosas teoría objetivo-formal, constituye tentativa. El llevar a cabo la acción
sentencias, no ha sido absolutamente coherente con esta posición al enkañosa constituirá siempre tentativa de estafa; el realizar la violen-
considerar en algunas sentencias como actos ejecutivos actos que se cia o intimidación sobre las personas o bien la fuerza en las cosas,
encuentran todavía fuera del ámbito de las acciones típicas, acudiendo con intención de robar, tentativa de robo; el tomar la cosa mueble
para ello a otras posiciones.353 ajena, tentativa de hurto, etc.
No obstante, la teoría objetivo-formal, a pesar de las dificultades
expuestas, contribuyó a establecer unos límites más concretos con res- d) Ampliación de la teoría objetivo-formal
pecto al comienzo de la tentativa, ayudando así a traducir los de- a través de las teorías objetivo-materiales
seos del legislador liberal, que a través del «dar principio a la ejecución»
no deseaba sino limitar la intervención del Estado en la esfera indivi- Ante la excesiva estrechez de la teoría objetivo-formal, tanto la
dual a los casos de mayor proximidad con la consumación. Esta posi- práctica como la doctrina han acudido, dentro del ámbito de las teorías
ción conseguía expresar los deseos de seguridad jurídica y su respeto objetivas, a otros criterios que amplían el ámbito de la tentativa más
al principio de legalidad que inspiraron al legislador revolucionario, y allá de las acciones típicas. En todas estas posiciones, denominadas
frenar, de esta forma, los excesos de intervención que habían caracteri- objetivo-materiales, reside, por una parte, el citado deseo de ampliar
zado a la forma de Estado anterior. Por ello puede afirmarse que la la ejecución con respecto a la teoría objetivo-formal, sin que, por otra
teoría objetivo-formal es la que ha conseguido interpretar más exac- parte, esta ampliación resulte ilimitada. En el ánimo de sus defenso-
tamente el espíritu del «dar principio a la ejecución» que se introdujo res residía el deseo de establecer un criterio que no supusiera un aban-
a través del Código Penal francés. dono de la seguridad jurídica que representaba la teoría objetivo-for-
Pronto se advirtió, sin embargo, antes en la práctica de los Tribu- mal, a la que en definitiva responde el «principio de ejecución», pero
nales que por parte de la doctrina penal, que la teoría objetivo-formal, que permitiera también al legislador conseguir sus objetivos de polí-
tan respetuosa con la libertad del individuo, se muestra generalmente tico-criminal en orden a la prevención de lesiones de bienes jurídicos.
ineficaz en la lucha contra el delito. El retardo de la punición, en De estas posiciones, la más conocida es, sin duda, la denominada
muchos casos, hasta la realización de la última acción, pondría en en- «fórmula de Frank», que tuvo también acogida en nuestro país tanto
tredicho la misma existencia de la tentativa de delito, a través de la en la doctrina como en la Jurisprudencia.355 A través de la misma se
cual se pretenden evitar todas aquellas acciones que pueden producir consiguió el objetivo de ampliar el marco de la tentativa, pero, por
una lesión en el bien jurídico, evitando aquellas que ponen en peligro el contrario, no se consiguió la precisión deseada al tener que acudir
de forma inmediata dicho bien jurídico. A través de posiciones que sur- a «la concepción natural de la vida» para determinar las acciones que
gieron posteriormente, se produjo una ampliación del ámbito de la se encuentran íntimamente conexionadas con la acción típica.
tentativa a acciones anteriores a la esfera de la tipicidad. A la misma indeterminación que la fórmula de Frank conducía la
No obstante, la teoría objetivo-formal continúa manteniendo su va- teoría del peligro inmediato para el bien jurídico protegido. Ciertamen-
lidez, sirviendo de base a muchas de las posiciones actuales. «El punto te, el concepto de peligro, que constituye un aspecto clave para fun-
de partida de la delimitación —observa Rudolphi—354 lo constituye la damentar la punición de la tentativa, no aporta un criterio suficiente-
acción típica. Y ciertamente no puede ser otra la solución según el § 22 mente concreto para determinar el principio de ejecución de la misma.
Rudolphi expone que, «puesto que el peligro para el bien jurídico sur-
353. Véase III, 3, A, b).
354. SK, § 22, II, 1, a). 355. Véase II, 3, B, b), a'); III. 2, B, b), b'), y III, 3, A, c), a').
224 225
9.
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

ge ya con la primera acción preparatoria y está sujeto hasta la consu- conexión existente entre las acciones examinadas y la acción típica se-
mación a un crecimiento cuantitativo continuado, como criterio de gún la «consideración natural de la vida» si se desconoce el plan ideado
delimitación es demasiado indeterminado».356 Esta crítica, sin embar- por el autor en la ejecución del hecho.
go, no va dirigida tanto a las posiciones que se apoyaron en el con- Cuando se iniciaron los trabajos de reforma del Código Penal ale-
cepto de peligro como al concepto de peligro mismo, puesto que en to- mán constituía un hecho aceptado, tanto por la doctrina como por la
das aquellas se exigió la concurrencia de un determinado grado de Jurisprudencia del Tribunal Supremo alemán, que el comienzo de la
peligro, no siendo suficiente cualquier índice de peligrosidad, que con- ejecución en la tentativa no podía determinarse acudiendo exclusiva-
curre ya con la primera acción preparatoria. Lo cual no obsta para mente a criterios objetivos o subjetivos. Por ello, en la redacción del
tener en cuenta, como ya se ha advertido, que, aun exigiendo la concu- § 22 se intentaron compaginar ambos puntos de vista, acogiéndose
rrencia de un peligro serio, directo concreto para el bien jurídico, no para ello la fórmula aportada por Welzel, conocida como «Ansatz-for-
será fácil determinar en qué momento deberá colocarse el límite ade- mel».357 La doctrina dominante en Alemania considera que el legisla-
cuado del peligro. dor ha aceptado abiertamente una posición mixta objetivo-subjetiva
No puede aceptarse, sin embargo, la crítica dirigida a este criterio en cuanto al comienzo de la ejecución, denominada hoy en día teoría
en el sentido de que hay acciones típicas en las cuales no concurre «individual-objetiva». A través de la misma parecen haber quedado
ninguna peligrosidad objetiva, con lo que deberían permanecer impu- correctamente resueltas cuestiones que ocupaban a los estudiosos del
nes. Entiendo que en la comisión de alguna acción típica concurre ya tema desde su planteamiento. Así, la necesidad de acudir al plan del
una peligrosidad concreta de lesión del bien jurídico, aunque dicha autor y también la voluntad de ampliar la tentativa a acciones ante-
acción típica esté aún algo lejana de la consumación. Si bien para riores a las acciones típicas.
advertir esta peligrosidad será preciso acudir al plan del autor, único Sin embargo, el problema central que actualmente, tras la intro-
elemento que nos indica cuan próximo o lejano se encuentra el hecho ducción del § 22, se le plantea a la doctrina alemana, reside en de-
juzgado de la efectiva lesión del bien jurídico. Cuando, por ejemplo, terminar, lo más exactamente posible, en qué momento debe conside-
alguien quiere envenenar a otra persona mediante varias dosis de ve- rarse que se «inicia inmediatamente la ejecución del tipo». El plantea-
neno, la primera de ellas pone ya en peligro el bien jurídico vida, aun- miento de esta cuestión ha comportado un retorno a los criterios apor-
que ciertamente esta afirmación sólo puede hacerse si no tiene en tados por las teorías objetivo-materiales, si bien interpretadas a través
cuenta el hecho de suministrar la primera dosis de forma aislada, sino del plan del autor. Un sector de la doctrina alemana ha pretendido,
en conexión con los demás. con ayuda de modificaciones subjetivas, afirmar la concurrencia de
Tampoco puede aceptarse la crítica que considera inaplicable esta una tentativa de delito siempre que el bien jurídico protegido peligra
posición para determinar el comienzo de la tentativa inidónea, alegando en forma directa. Simplemente se ha modificado el término «iniciar
que en estos casos falta la peligrosidad objetiva, ya que, como se ex- directamente» por el de «peligrar directamente», con lo que es obvio
pondrá en el capítulo correspondiente, también en algunos de los su- que no se ha logrado una mayor concreción. En otras ocasiones se
puestos conocidos como tentativa inidónea concurre ex ante peligro- acude a la «fórmula de Frank», también subjetivada, pero, puesto que
sidad objetiva. la «concepción natural de la vida» nos indica que la acción que supone
un «iniciar» constituye ya parte de la acción típica, a través de la mis-
e) Introducción de criterios subjetivos: teorías mixtas ma lograremos realmente una reafirmación pero no una aclaración so-
bre cuándo empieza el «iniciar».358
Tanto por parte de la Jurisprudencia como por parte de la doctri- Ninguna de estas concepciones consigue aportar un criterio más
na se advirtió la imposibilidad de aplicar cualquiera de los criterios preciso, puesto que el Ansatz-formel de Welzel, al que con muy buen
expuestos si no se parte como base de la consideración del plan del sentido se adhirió el legislador a l e n ^ i , constituye en sí mismo un cri-
autor. Al igual que —como hemos visto— ocurría con la teoría del pe-
ligro, sucedía con la fórmula de Frank, que no podía determinar la
357. Véase II, 4, A, c), y II, 6.
356. SK, § 22, núm. 10, y Stratenwerth, A.T., pág. 194 ss. 358. Roxin, JUS, 1979, pág. 3 s.
226 227
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

terio más concreto que la teoría del peligro directo o la fórmula de General, en relación a los distintos estadios del desarrollo del delito
Frank, que pretenden interpretarlo. que más o menos transcurren en todos los delitos.360
En mi opinión, Roxin señala con acierto que el problema esencial
f) La teoría de la inmediatez de los actos reside en el concepto de «acción intermedia», que no es posible deter-
minar exactamente. Si el hecho de «sacar» el revólver constituye ya
Como se ha dicho anteriormente, en el origen de las teorías ob- una tentativa de delito dependerá de que se considere el «apuntar»
jetivo-materiales residía la intención de ampliar la tentativa más allá como un acto intermedio independiente o no.361 Una respuesta exacta
de las acciones típicas. No obstante, y a pesar de que aquéllas permitie- no puede aportarse, ya que cualquier suceso puede ser subdividido
ran a la Jurisprudencia llevar a cabo extensiones del concepto de ten- en numerosos actos parciales, y esta subdivisión no dejará de ser, en
tativa punible, que pueden considerarse excesivas, lo cierto es que la ocasiones, arbitraria.
doctrina deseaba limitar dicha ampliación a las acciones inmediatamen- Una superación de estas dificultades podría encontrarse en la fór-
te anteriores a la acción típica. Pudiera afirmarse que se había llegado mula modificada de Jescheck, que señala como decisivo que el compor-
en lo referente al comienzo de la tentativa a un acuerdo tácito por tamiento que todavía no es típico, según el plan del autor esté tan es-
parte de la doctrina sobre lo que constituye, en líneas generales, pre- trechamente vinculado a la acción ejecutiva, que sin eslabones interme-
paración y ejecución, sin que dejasen por ello de discutirse diversas dios esenciales pueda pasarse a la fase decisiva del hecho.362 Sin embar-
soluciones concretas, no consiguiéndose expresar, sin embargo, la idea go, esta fórmula demuestra nuevamente la imposibilidad de poder
latente que aunaba las distintas posiciones. aportar un criterio exacto en la determinación del comienzo de la eje-
Por esta razón no sorprende que se haya acogido con creciente cución.
interés la precisión aportada por Rudolphi, y seguida también por un A pesar de los inconvenientes que se acaban de señalar, considero
sector de nuestra doctrina, según la cual «comete tentativa quien rea- ^ que las aportaciones últimamente expuestas contribuyen a encontrar
liza una acción que aparece, según la concepción natural, como parte criterios correctos en líneas generales en relación al comienzo de la
de la acción típica, porque entre ella y la verdadera acción típica no tentativa. No obstante, en esta materia, entiendo que será preciso ade-
existen acciones intermedias».359 Sin duda alguna, con esta formulación más, si no se quiere incurrir fácilmente en soluciones arbitrarias, estu-
se ha ganado en concreción con respecto a las anteriores. Así, por diar con detenimiento las soluciones aportadas por la Jurisprudencia
ejemplo, se considerará tentativa de hurto el poner la mano en el bol- en relación a supuestos concretos y examinar, en relación a los distintos
sillo de la víctima, el alargar la mano para coger el bolso, el abrir el delitos, cuándo puede considerarse iniciada la fase ejecutiva de ten-
bolso para coger el monedero; y tentativa de homicidio el apuntar la tativa. En este trabajo se ha dado un primer paso en esta dirección.
pistola con intención homicida hacia la víctima.
Aun y así, sería, sin embargo, erróneo pensar que a través de esta D) El comienzo de la tentativa en el Derecho Penal español
formulación se ha aportado una solución definitiva al comienzo de la
tentativa. En realidad, afirmar esto sería desconocer la naturaleza mis- En las páginas anteriores me he referido ya a la posición de la doc-
ma del problema que nos ocupa, que no admite sino una solución en trina y la Jurisprudencia españolas con respecto al comienzo de la
líneas generales, sin que pueden resolverse con una absoluta precisión tentativa que establece el art. 3,3. En mi opinión, nuestro Código Pe-
todos los casos concretos. El mismo Rudolphi ha admitido esta conclu- nal apenas se diferencia en este aspecto de la moderna redacción del
sión aceptando que esta fórmula precisa todavía de una ulterior con- StGB alemán, como ya ha señalado Mir Puig en sus adiciones al Tra-
creción. Por una parte, en el marco de la Parte Especial, en relación a tado de Derecho Penal de Jescheck,363 por ello las consideraciones: he-
cada delito en particular,3590 y, por otra parte, en el marco de la Parte chas anteriormente, en base al § 22 del Código Penal alemán, son

360. SK, § 22, núm. 13.


359. SK, § 22, núm. 13, y JUS, 1973, pág. 23. 361. Roxin, JUS, 1979, pág. 4.
359a. En relación al estupro incestuoso, véase en este sentido: E. Farré 362. Véase II, 6, B, b), b'), c").
ADPCP, 1986, fase. II. 363. Adiciones, II, pág. 722.
228 229
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

también aplicables a nuestro Derecho positivo. Mientras aquél exi- Sin embargo, a pesar de la identidad en lo fundamental de ambos
ge un «iniciar directamente la realización del tipo», el art. 3,3 del Có- preceptos, el art. 3,3 de nuestro Código Penal y el § 22 StGB, se diferen-
digo Penal español señala que la tentativa comienza con el «dar prin- cian en cuanto a su redacción, en dos cuestiones. En primer lugar, el
cipio a la ejecución del delito directamente y por hechos exteriores». art. 3,3 no se refiere a la necesidad de partir de la representación que
La exigencia del «dar principio a la ejecución» excluye —como se tiene el autor del hecho, como, en cambio, señala el § 22. No obstante,
dijo— la posibilidad de establecer una delimitación estrictamente sub- aun cuando el legislador no lo haya exigido expresamente no debe infe-
jetiva incompatible con dicha fórmula. Y aún en nuestro Derecho no rirse que ello no deba tenerse en cuenta. Así lo ha comprendido
queda lugar a dudas sobre este aspecto, ya que, al silenciar la nece- la doctrina y la Jurisprudencia españolas. La necesidad de tener en
sidad de acudir el plan del autor, no puede interpretarse el art. 3,3 cuenta la representación del autor del hecho se desprende del concepto
como, en cambio, si es posible interpretar el § 22 del StGB, dejando mismo de tentativa (que no es posible concebir sin tener en cuenta la
que sea el autor quien según su plan determine el comienzo de la voluntad del autor) y en relación al comienzo de la ejecución, de la
tentativa. orientación que aquella aporta sobre la proximidad o lejanía de la
El límite mínimo sobre el comienzo del delito intentado vendrá consumación de las acciones que se examinan. El silencio del legisla-
determinado tambiQ en nuestro Derecho positivo, por las acciones tí- dor no obsta, pues, para tenerlo en cuenta como ayuda o indicio, para
picas. El dar principio a la ejecución del tipo, es decir, el iniciar la establecer la delimitación sobre el comienzo de la tentativa. Difícilmen-
acción típica, constituirá en todo caso una acción constitutiva de ten- te podrá sostenerse, sin embargo, como sucede en la doctrina alemana
tativa. De esta forma ha expresado claramente el legislador español en base al § 22, que la representación del autor del hecho constituye
su deseo de establecer como base de la delimitación un criterio obje- no sólo un aspecto, una ayuda, sino el mismo fundamento de la puni-
tivo, es decir, las acciones que componen la conducta propia de cada ción y del juicio de la distinción entre acciones preparatorias y ejecu-
figura delictiva. tivas. En nuestro Código Penal el legislador ha concedido más rele-
Aun cuando no se ha considerado inconveniente extender dicho vancia a los aspectos objetivos del hecho, sin que para ello tenga que
criterio a los delitos de omisión, el término «ejecución» podría consi- negarse la importancia decisiva que tiene el plan del autor para ayudar
derarse, en cierta forma, incompatible con aquéllos, ya que denota ac- a delimitar la tentativa de la preparación.
tividad, como en algunas ocasiones, aunque no para esta cuestión ha Nuestro Código Penal exige, por otra parte, que la ejecución se
señalado nuestra doctrina.364 En este sentido resultaría convincente la lleve a cabo por hechos exteriores. Ya se ha señalado anteriormente
formulación alemana que en lugar de «ejecución del delito» utiliza los que esta referencia expresa a la necesidad de exteriorización de los ac-
términos «realización del tipo ». tos, que podía tener sentido en el Código Penal de 1822, que consideraba
Por otra parte, ya desde 1848 nuestro Código ha precisado que el punibles tanto los actos ejecutivos como los preparatorios, podría desa-
autor tiene que dar principio a la ejecución directamente o inmediata- parecer en el actual, que limita la punición a los actos ejecutivos. Del
mente. El legislador español señaló, mucho antes que el alemán, que término mismo «ejecución», como del carácter objetivo que tiene el
no sólo las acciones inclusives en el ámbito de la tipicidad son cons- art. 3,3 en este aspecto, que no delega el comienzo de la ejecución a
titutivas de tentativa, sino también aquellas que se encuentran en una la representación del autor, se deduce que la referencia a la exterioriza-
conexión directa con las mismas. Nuestro Código Penal posibilita, ción de los actos sino perjudicial si puede considerarse superflua.
pues, una interpretación conforme a la formulación que se ha esti- Una última cuestión a la que es preciso haber referencia es la po-
mado como la más coacta, es decir, aquella que considera ya como sibilidad de aplicar este criterio de delimitación a los supuestos cono-
constitutivos de tentativa los actos que, no siendo típicos, se encuen- cidos como «tentativa inidónea». En el capítulo VII nos referiremos
tran estrechamente unidos a la acción típica sin acciones intermedias ampliamente a esta cuestión, así como a la afirmación de que también
esenciales. en aquellos casos puede hablarse de la concurrencia de un peligro para
el bien jurídico. Aquí puede adelantarse que la tentativa inidónea, que
en mi opinión no constituye una estructura típica diferenciada de la
364. Algunos autores niegan la posibilidad de auxilio ejecutivo por omi-
sión en base al término «ejecutar» que emplea el Código (Gimbernat Ordeig, tentativa idónea, puede considerarse comenzada exactamente aplicando
Inducción y auxilio al suicidio, pág. 219). los mismos criterios de delimitación que en aquélla.

230 231
CAPITULO V

LA TERMINACIÓN DE LA TENTATIVA
EN EL CÓDIGO PENAL ESPAÑOL

I. LA NO REALIZACIÓN DE TODOS LOS ACTOS EJECUTIVOS


NECESARIOS PARA QUE SE PRODUZCA LA CONSUMACIÓN

En el art. 3,3 del Código Penal español el tipo objetivo del delito
intentado requiere además del «dar principio a la ejecución del delito
directamente por hechos exteriores», a través de lo cual se determina
su comienzo, una característica negativa, que constituye la «no práctica
(de) todos los actos de ejecución que debieran producir el delito».1 El
legislador español ha querido, pues, delimitar expresamente en qué
momento debe darse por terminada la tentativa de delito y ello lo ha
hecho a través de esta formulación negativa.
Según nuestro Código, el que practica todos los actos de ejecución
que debieran producir el delito realiza otra figura delictiva distinta
del delito intentado. El mismo Código Penal en el art. 3, en el que se
recogen las fases de ejecución del delito, distingue entre «el delito con-
sumado, el frustrado y la tentativa». El legislador español, en lugar
de considerar los grados de ejecución del delito cronológicamente des-
de el comienzo hasta la perfección del mismo, que es el sistema que se
sigue normalmente en su estudio por parte de la doctrina,2 sigue el sis-
tema inverso de referirse primero al delito consumado, para ir descen-

1. Sobre la cuestión de si el desistimiento voluntario constituye un elemento


del tipo, véase Muñoz Conde, El desistimiento, pág. 43 ss.
2. Quintano, Comentarios, pág. 46, y Rodríguez Mourullo, Comentarios, I,
pág. 69, entre otros.

233
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRE TREPAT

diendo por el frustrado hasta los grados más inferiores. Esta técnica el delito, momento a partir del cual ya no pueden hablarse de tenta-
responde, en opinión de Rodríguez Mourullo,3 al criterio usual del Có- tiva de delito.
digo, manifestado con particular evidencia en la regulación de los tipos
de la Parte Especial, de comenzar la exposición por el delito más grave. 1. Cuando la realización de todos los actos da lugar
Frente a la tentativa, que se caracteriza por la no realización de a la consumación del delito
todos los actos de ejecución que deberían producir el delito, la frus-
tración se ha definido por el legislador como «la práctica de todos los A) La consumación del delito
actos de ejecución que deberían producir como resultado el delito y,
sin embargo, no lo producen por causas independientes de la voluntad En primer lugar, la práctica de todos los actos de ejecución que
del agente». La práctica de todos los actos de ejecución sin que se pro- debieran producir el delito puede dar lugar a la consumación del mis-
duzca la consumación del delito constituirá, pues, frustración. La ten- mo. El disparo efectuado por A para matar a B da en el corazón de este
tativa es, por lo tanto, una figura limítrofe con la frustración, que cons- último, que cae muerto. Las prácticas abortivas realizadas sobre R
tituye una fase de ejecución posterior y de la que debe deslindarse, consiguen la expulsión del feto. Desde siempre se ha considerado la
pero también constituye una figura limítrofe de la consumación, ya consumación del delito como el supuesto «normal» de fase de ejecución
que la práctica de todos los actos puede haber conducido a la com- previsto por el legislador en la Parte Especial del Código.
pleta realización del tipo penal correspondiente. Nuesto Código Penal no nos ofrece un concepto general de consu-
El Código Penal español ha seguido en este ámbito una posición mación a diferencia de lo que sucede con la tentativa y la frustración
distinta a las demás legislaciones. La exigencia de la realización de par- así como con la proposición, provocación y conspiración para delin-
te de los actos ejecutivos y su distinción del delito frustrado son as- quir, definidas en los art. 3 y 4 del Código Penal, respectivamente. Sin
pectos propios de nuestro Derecho, que no se encuentran en todas las embargo, existe acuerdo en definir el delito consumado como la reali-
regulaciones penales. El legislador alemán, por ejemplo, se ha limitado zación de todos los elementos, tanto los elementos objetivos como los
a definir el comienzo de la tentativa sin establecer otro límite que la subjetivos, del tipo del delito previsto en la Parte Especial.5 Por ello,
consumación del delito. De esta forma, todas aquellas acciones que no para saber en cada caso cuándo concurre el delito consumado deberá
han dado lugar a la consumación del delito constituyen una tentativa acudirse a cada una de las distintas figuras delictivas previstas en el
del mismo con independencia del grado de realización alcanzado. Por Código. Sin embargo, de forma un poco más general, puede estable-
consiguiente, bastará tan sólo con la constatación de la no consumación cerse en virtud de las diferentes clases de tipos que se recogen en el
para que un comienzo de ejecución del delito pueda ser considerado Código Penal, que, por ejemplo, los delitos de mera actividad se consu-
como tentativa. man con la sola realización de la conducta prohibida. En los delitos
Tampoco se encuentra esta distinción en el Código Penal español de resultado debe haberse producido, por el contrario, el resultado se-
de 1882, que acogió la descripción de tentativa que hacía el Código Pe- parado espacio-temporalmente de la conducta. En los delitos de lesión
nal francés de 1810.4 La figura del delito frustrado, y con ella la remo- se requiere la lesión del bien jurídico protegido, en los delitos de pe-
delación del concepto de tentativa, no aparece hasta el año 1848, cuando ligro, el peligro actual. Los delitos de omisión propia se entiende que se
se condicionó la existencia de aquélla a que el culpable no prosiguiera consuman en el momento en que el sujeto deja pasar la última posibi-
en la ejecución por cualquier causa o accidente que no fuera su propio lidad de realizar la acción debida.6
y voluntario desistimiento. Posiblemente, una de las consecuencias más importantes que la
La problemática relativa a la terminación del delito intentado se consumación del delito conlleva para el autor 7 sea que cuando el hecho
centra, pues, en la determinación del momento en que deberán consi- ha llegado al estadio de la consumación tanto el desistimiento volunta-
derarse practicados todos los actos de ejecución que deberían producir
5. Así, Jescheck, Tratado, II, pág. 705; Mir Puig, D.P., pág. 295; Rodríguez
Mourullo, Comentarios, I, pág. 70, y Rodríguez Ramos, P.G., pág. 441.
3. Comentarios, I, pág. 69 s. 6. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 79.
7. Sobre la distinta penalidad, véase capítulo VIII.
4. Véase el capítulo IV, apartados I y III.1.
234 235
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

rio de cometer el delito como el arrepentimienteo activo, quedan ex- queda consumado desde el momento en que el culpable se apropia por
cluidos. Aún en esta fase de ejecución el legislador desea, sin embargo, alguno de los medios previstos en la Ley de lo que a otro pertenece,
fomentar la reparación del daño y la persecución judicial. A ello res- poniéndolo fuera del poder y alcance de su legítimo poseedor, es decir,
ponde la atenuante de arrepentimiento activo recogida en el art. 9,9 del desde el momento en que mediante el engaño... consigue el culpable
Código Penal: «La de haber procedido el culpable antes de conocer que quede a su libre disposición la cosa que se propuso obtener,13 pues
la apertura del procedimiento judicial, y por impulsos de arrepenti- entonces es cuando se realiza la defraudación, que es en suma la entre-
miento espontáneo, a reparar o disminuir los efectos del delito, a dar ga que mediante engaño hace, el sujeto pasivo de la cosa, dinero o
satisfacción al ofendido o a confesar a las autoridades la infracción.» 8 efectos, bajo la influencia del error provocado maliciosamente por el su-
jeto activo. Y ello con independencia de que obtenga el lucro que es
B) Consumación formal y terminación la finalidad de la acción, pues tal extremo afecta al agotamiento y no a
la perfección del delito»}*
La consumación del hecho no depende, pues, de sí el autor ha con- También en relación al delito de hurto se sostiene que la consuma-
seguido la meta o resultado propuesto. 9 La consumación es un concepto ción formal del mismo precisa únicamente de un apoderamiento de la
de naturaleza formal que se determina según la respectiva figura legal, cosa, que es la circunstancia que exige el tipo objetivo del mismo, con
con la realización de todas las características objetivas y subjetivas independencia de que el autor logre efectivamente lucrarse o no de la
del tipo penal descrito en la Parte Especial. Por ello se diferencia de la cosa.15 Así lo ha declarado a su vez el Tribunal Supremo, por ejemplo,
consumación formal del delito la terminación del mismo, también de- en la sentencia de 19 de marzo de 1979 (A. 123), en la que señala que la
nominada consumación material 10 y en nuestra doctrina en alguna oca- tesis del recurrente, que sostenía que los hechos no constituían un deli-
sión: agotamiento del delito. to consumado «confunde el delito consumado con el agotado, el cual es
Para terminar la distinción entre consumación formal y termi- concepto distinto que requiere que el delincuente obtenga la plena sa-
nación se ha puesto como ejemplo la estafa, que se consuma for- tisfacción de la finalidad concreta que pretendía lograr con la perpe-
malmente tan pronto como mediante el doloso engaño adecuado se tración del hecho punible de que se trate...».
provoca un perjuicio en el patrimonio ajeno, pero se agota, o termi- La terminación, agotamiento o consumación material del hecho tie-
na, solamente cuando el autor obtiene el beneficio que perseguía.11 Así ne lugar cuando el suceso ha encontrado su verdadera terminación
lo ha considerado también el Tribunal Supremo en la sentencia de (AbschluP) más allá del propio cumplimiento del tipo, en especial cuan-
29 de marzo de 1979 (A. 1437), entre otras,12 en donde señala que «no do se han realizado eventuales intenciones del autor unidas al hecho.16
es condición integrante para la consumación del delito de estafa el que Aquellos delitos en los que la terminación se produce en un momento
el autor alcance o logre el lucro que se propusiera para sí, sino que distinto a la consumación han sido clasificados por la doctrina alemana,
según su estructura, en cuatro grupos distintos:
8. En este sentido, Mir Puig, D.P., pág. 564, y De Sola Dueñas, A.D.P.C.P., a) En gran número de supuestos la razón de la distinción entre la
1971, pág. 430. Sobre la cuestión del desistimiento en los delitos de empresa, así consumación formal y la terminación del delito reside en que, por razo-
como en aquellos tipos que constituyen por su grado de desarrollo simplemente
acciones preparatorias o ejecutivas, véase capítulo VIII. nes político-criminales, en determinados casos el legislador adelanta la
9. Así, en cambio, Ferrer Sama: «Los tipos de la Parte Especial están con- frontera de la punición penal a un momento anterior a la efectiva pro-
figurados, en cuanto a la penalidad señalada por la Ley a los mismos, a base de ducción de aquello que quiere evitar. Jescheck denomina estos supues-
su consumación, es decir, marcando una pena que habrá de imponerse al sujeto tos de consumación anticipada}1 para referirse a los delitos de peligro,
cuando su conducta haya llegado a producir el resultado por él previsto» (Co-
mentarios, pág. 51 s.). 13. El subrayado es de la sentencia. '
10. Sobre ello, ampliamente, Jescheck en Wesen und rechtliche Bedeutung 14. El subrayado es nuestro.
der Beendigung der Straftat, Welzel-Festchrift, pág. 683 ss. 15. Mir Puig, D.P., pág. 295 s.; Muñoz Conde, P.E., pág. 193, y Rodríguez De-
11. Muñoz Conde, P.E., pág. 248; Rodríguez Devesa, P.E., pág. 504, y Rodrí- vesa, P.E., pág. 416.
guez Mourullo, Comentarios, I, pág. 71. 16. Así, Eser, en Schonke/Schróder, antes del § 22, núm. 4, y Rudolphi, SK,
12. Sentencia de 15 de marzo de 1913; 24 de marzo de 1948 (A. 545); 24 de antes del § 22, núm. 7.
noviembre de 1975 (A. 4502) y 19 de octubre de 1978 (A. 3245). 17. Jescheck, Tratado, II, pág. 705.
236
237
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

de emprendimiento, de resultado cortado o mutilados de dos actos. palabras ofensivas. La consumación se produce con la expresión de la
La consumación formal se separa de la terminación en los delitos primera, pero la terminación precisa el total desarrollo de la acción.
de peligro, ya que mientras en los delitos de lesión para el cumplimien-
to del tipo penal se precisa una lesión del objeto de la acción protegido, c) Un tercer grupo vendría compuesto por aquellos casos en los
para los delitos de peligro es suficiente con el peligro de lesión como re- que el resultado final o total del hecho se consigue mediante acciones
sultado de la acción. En tanto que la terminación del delito se produce que no corresponden ya en sentido formal a la descripción del tipo. Por
con la causación de la lesión o bien con la supresión del peligro.18 ejemplo, el ocultamiento del botín en el hurto o la destrucción completa
También se produce un adelanto de la consumación en los delitos del edificio incendiado.25
de empresa. En estos casos se equipara la tentativa a la consumación,
de manera que la acción intentada da lugar ya a la consumación. De d) Y, por último, dentro de un cuarto grupo integra Jescheck los
esta forma se impide aplicar a estas acciones tanto la atenuación de la casos de unidad natural de acción y de delito continuado. La consuma-
pena propia de la tentativa, como el desistimiento voluntario.19 A la ter- ción se produce con el cumplimiento completo del primer tipo incluido
minación no se llega hasta la consecución de la finalidad del autor. en el conjunto. La terminación se produce con la consumación o bien
Los delitos mutilados de dos actos y de resultado cortado se consu- con la terminación del último.26 Eser muestra reparos ante el hecho de
man tan pronto como el autor practica la acción descrita en el tipo, que un retraso del momento de la terminación hasta el último acto pue-
pero sólo se terminan cuando se ha realizado la intención del autor.20 da aceptarse también en relación a los actos aislados precedentes del
delito continuado.27
b) Se ha señalado como nota característica de un segundo grupo, La doctrina alemana concede a la distinción entre consumación for-
en el que la terminación del delito no coincide con la consumación, la mal y consumación material o terminación del delito una significativa
estructura iterativa de los tipos, los cuales se desarrollan progresiva- importancia práctica en relación a diversas cuestiones. Así en orden
mente a través de acciones u omisiones practicadas siempre con el mis- a la participación, puesto que se considera que en este lapso de tiempo
mo dolo.21 Esto se produce, en primer lugar, en los delitos permanentes, intermedio entre ambas cabe aún participación. Además, se determina
a través de los cuales se crea un estado antijurídico, que el autor man- la prescripción, no según la consumación sino la terminación del delito.
tiene y que se desarrolla de forma ininterrumpida a través de la prose- Y también para la fundamentación del concurso ideal constituye la ter-
cución del tipo penal. Estos delitos se consuman con la creación del es- minación del delito un momento decisivo, ya que los delitos cuya termi-
tado antijurídico; en cambio, se terminan sólo con su supresión.22 Así nación y consumación se producen en momentos distintos constituyen
por ejemplo, el delito de detenciones ilegales se consuma con la priva- supuestos de unidad de acción; de tal forma, un entrecruzamiento que
ción de libertad del sujeto pasivo, momento en el cual quedan perfecta- sólo se produzca en esta última fase originará un concurso ideal.28 Por
mente realizados los elementos del tipo.23 último, se ha planteado también si afectan al autor las circunstancias
Vogler24 incluye también en este grupo de casos aquellos supuestos cualificativas del hecho que se desarrollan entre la consumación y la
en los cuales el tipo no se sirve de forma expresa de una descripción de terminación.29
la acción globalizada, pero bajo la conducta descrita puede subsumirse
igualmente el desarrollo repetido de forma equiparable, como una úni-
ca actuación. Por ejemplo, unas injurias realizadas a través de varias

18. Vogler, LK, antes del § 22, núm. 25.


19. Véase capítulo VIII. 25. Jescheck, Tratado, II, pág. 705.
20. Rudolphi, SK, § 22, núm. 7 y Vogler, LK, antes del § 22, núm. 24. 26. Jescheck, Tratado, II, pág. 705.
21. Vogler, LK, antes del § 22, núm. 27. 27. Schonke/Schróder/Eser, antes del § 22, núm. 9. Sobre la consumación del
22. Véase Eser, en Schonke/Schroder, antes del § 22, núm. 9. delito continuado, véase también Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 74 ss.
23. Sobre la consumación en el delito permanente, véase Rodríguez Mouru- 28. Jescheck, Tratado, II, pág. 705 ss. y Schónke/Schróder/Eser, antes del
11o, Comentarios, I, pág. 77 s. § 22, núm. 10.
24. LK, antes del § 22, núm. 9. 29. Schonke/Schróder/Eser, antes del § 22, núm. 11.

238 239
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

so bajo el epígrafe «Del delito frustrado»: «Es preciso no confundir el


2. Cuando la realización de todos los actos que deberían producir conato de delito con el delito que cae en el vacío, y que podría llamarse
el delito dan lugar a la frustración un delito frustrado.» Y posteriormente define éste diciendo: «A fin de
que los lectores no carezcan de una noción exacta que contenga y
A) Origen y evolución del concepto de frustración ofrezca todos los caracteres del delito frustrado, yo lo defino así: la
ejecución razonada y libre de un acto físico externo, simple o complejo,
Según nuestro Código Penal, la práctica de todos los actos de ejecu- del cual deriva, de ordinario, un efecto injustamente nocivo para otro,
ción que deberían producir como resultado el delito puede conducir llevada, en cuanto se pudo, al extremo al cual el accidente, o sea, el
también a la figura del delito frustrado, que tiene lugar siempre que caso, impidió obtener ese efecto; y en cuánto, precisamente falta por
«no se haya producido como resultado el delito». accidente ese mismo efecto nocivo...»31 Romagnosi consideró que para
Como anteriormente se ha expuesto, a diferencia de otras legisla* quien lo ejecuta el delito frustrado se debe considerar como un verda-
ciones en las que se menciona únicamente entre las fases de imperfecta dero delito consumado, exponiendo posteriormente: «Se puede, pues,
ejecución a la tentativa en sus dos modalidades de tentativa acabada e decir que el delito que llamamos frustrado está subjetivamente consu-
inacabada y a la consumación como ejecución perfecta, en nuestro De- mado; es decir, que lo está relativamente al hombre que lo comete, pero
recho se conoce además una tercera figura «excepcional en las legislacio- no lo está objetivamente, es decir, en consideración al objeto contra el
nes penales»,30 que es el delito frustrado. cual iba dirigido y a la persona que habría sufrido el perjuicio.» M La
Al contrario de lo que sucede con las figuras de tentativa acabada concepción del delito frstrado como un delito subjetivamente perfecto
e inacabada, cuyo origen se remonta a la distinción entre conatus proxi- se encuentra también entre los penalistas españoles 35 y en la Jurispru-
mus y conatus remotus y que se recogía ya en algunas legislaciones ante- dencia de nuestro país.36
riores a la codificación,31 la frustración es una figura delictiva de más re- Posiblemente por influencia de Romagnosi, los Códigos Penales ita-
ciente creación. La opinión más extendida considera que fue Romagnosi lianos de su época acogieron la figura del delito frustrado. El primer Có-
el primer autor que estableció diferencias entre el conato perfecto de los digo Penal en el que se encuentra es el Código Penal napolitano, que se-
antiguos criminalistas y el delito frustrado.32 Aquel autor italiano expu- ñaló, en su art. 69: «Cualquiera que a la voluntad de cometer un crimen
reúna tales actos de ejecución que nada le quede por hacer para llegar
30. Quintano, Comentarios, pág. 47. a su complemento; si este complemento no se verifica por causas fortui-
31. El concepto de tentativa creado por la mayoría de glosadores, en espe- tas o independientes de su voluntad, será castigado... salvas las excep-
cial por los más significativos e influyentes, siguiendo el Derecho romano, com-
prendía tanto acciones ejecutivas como acciones preparatorias. En cambio, en ciones previstas por la Ley en algunos casos particulares.» 37 También
relación a la penalidad, en abierta oposición con aquél, graduaron la pena de la
tentativa según la proximidad o lejanía de la acción con respecto a la consuma-
ción, por entender que frente al delito consumado la tentativa constituye una el efecto no tiene lugar. ¿Se le puede considerar como comprendido en el artícu-
menor lesión del Derecho y, por consiguiente, debe ser menos castigada. En la lo 2 del C.p. referente a la tentativa? No hay solamente tentativa, puesto que el
mayoría de delitos la medida de la pena vino a determinarse a través de la dis- hecho en cierto modo ha sido consumado, aunque el tiro haya fallado en su efec-
tinción entre conatus proximus y conatus remotus, sobre cuya delimitación no to. Se concibe que existe un matiz diferente entre las circunstancias que no ha-
existió, sin embargo, acuerdo. La discusión en este punto fue llevada a cabo cen más que suspender la ejecución de una tentativa y aquellas que le hacen
no sólo por los prácticos italianos, sino que se extendió también a juristas alema- quedar absolutamente sin efecto, después de un grado de ejecución mucho más
nes, como por ejemplo, Carpzov y Bóhmer. (Sobre ello, ampliamente, Jiménez de completo. Se sigue de esta observación que es preciso hacer una adición en el
Asúa, Tratado, VII, pág. 461 s., y Schaffstein, Die aügemeinen Lehren, pág. 158.) artículo 2 del C.p., y esta adición consistiría en poner después de las palabras:
32. Juan del Rosal (D.P., pág. 320) considera que la denominación de delito Si no ha sido suspendida, estas otras: o no ha frustrado su efecto.» ,
frustrado ha sido aceptada en nuestro texto legal «por influjo galo». Ciertamente, Debe señalarse, no obstante, que en la legislación francesa, a diferencia de la
el C.p. francés de 1810 añadió, en su artículo 2, al concepto de tentativa aquellos italiana y la española, el delito finstado (delit manqué) no se ha regulado inde-
casos en que «no ha frustrado su efecto», que no se recogían en la redacción pendientemente de la tentativa.
anterior. Esta modificación fue motivada por las siguientes observaciones, que 33. Génesi, pág. 216. (Citado por Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 574 s.)
fueron hechas en la Comisión de legislación, el 29 le diciembre de 1809 y que 34. Citado por Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 574.
recoge en su Tratado (pág. 575, nota 5) Jiménez de Asúa: «Un individuo ha pre- 35. Véase I, 2, B, a) de este capítulo.
meditado matar a otro; le dispara un tiro de pistola y falla: hay ejecución, pero 36. Entre otras, sentencia de 25 de septiembre de 1967 (A. 3563).

240 241
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

se recogió la distinción entre delito intentado y delito frustrado en el supresión de la distinción entre delito intentado y frustrado responde al
Código Penal de las Dos Sicilias M y en el Código Penal toscano.39 Tras pensamiento de la más autorizada doctrina. En efecto, reconocida la
estos precedentes, la distinción entre delito «mancato» y delito «tenta- idoneidad y el carácter unívoco de los actos, toda graduación de éstos,
to», quedó consagrada en el Código Penal italiano de 1889.40 a los fines de un diverso tratamiento penal, no puede ser más que
En nuestra legislación el delito frustrado aparece por vez primera 41 arbitraria, cuando el iter criminis no llega hasta la consumación del de-
en el Código Penal de 1848, por influjo, según ha sostenido la doctrina lito, por causas independientes de la voluntad del culpable».43
penal,42 del Código Penal napolitano. La definición que aquel Código A pesar de que la reforma de 1932 determinó, conforme al art. 52,
español introdujo de frustración mediante la fórmula «cuando el cul- la posibilidad de aplicar la misma pena a la tentativa y a la frustración,
pable, a pesar de haber hecho cuanto estaba de su parte para consu- restando de esta forma gran importancia práctica a la distinción entre
marlo...», dio lugar al que se ha denominado concepto subjetivo de ambas figuras, que en algún caso se ha considerado «superflua»44 y en
frustración. Según este concepto subjetivo, el agente ha de haber ejecu- otros que está llamada quizás a desaparecer en nuestra patria,45 lo cierto
tado todo lo que estaba de su parte para que el resultado se produjera. es que continúa vigente en nuestra Código Penal, lo que ha obligado a la
Frente a este concepto, que no distingue realmente el delito frustrado de Jurisprudencia de nuestros Tribunales a aplicarla y a encontrar los
la tentativa acabada, que se admite en la doctrina alemana, se alza el límites de la misma.46
llamado concepto objetivo. Para que concurra un delito frustrado es
preciso, según éste, que se realicen todos los actos necesarios (no sólo B) Estructura típica del delito frustrado
los necesarios por parte del autor) para la producción del resultado. El
Si bien pudiera considerarse que el análisis del delito frustrado so-
concepto objetivo de frustración se consideró recogido en el Código Pe-
brepasa en cierta medida los límites de este trabajo sobre la tentativa
nal de 1870, que señalaba: «hay delito frustrado cuando el culpable
de delito en el Código Penal español, el paralelismo existente entre am-
practica todos los actos de ejecución que deberían producir como resul-
bas figuras nos conduce a no obviar una breve referencia a los elemen-
tado de delito...» y que ha permanecido invariado, en este aspecto, has-
tos típicos que componen la figura de la frustración.
ta el Código Penal vigente.
En primer lugar, a la parte subjetiva del tipo del delito frustrado
La distinción entre tentativa y frustración desapareció en el Código pertenece la voluntad de cometer el delito, así como los elementos sub-
Penal italiano de 1930, el llamado Código de Rocco. En la «Relazione» jetivos exigidos en cada concreta figura delictiva. En segundo lugar, a
que acompañaba aquel Código se argumentó de la forma siguiente: «La la parte objetiva del tipo pertenece, por una parte, la realización de to-
dos los actos que deberían producir el delito, elemento diferencial con el
37. Citado por Groizard, El Código Penal, pág. 69. delito intentado, así como la no producción del delito consumado, que
38. Aquel Código de 26 de marzo de 1819, distinguía entre la tentativa, que constituye evidentemente la diferencia con la consumación.
denominaba «misfatto tentato» (art. 69), y la frustración, que conocía como «mis- Algunos manuales y comentarios españoles hacen referencia a otros
fatto mancato» (art. 70). (Citado por Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 577.)
39. Mucho más exactamente se establecía en el artículo 45 del C.p. toscano: elementos integrantes del delito frustrado. Así se exige a menudo, ade-
«Si el agente ha ejecutado todo lo que era necesario para la consumación del más de los elementos ya citados, la idoneidad de la conducta realizada
delito dolosamente emprendido, pero el resultado... no se produce por causas in- para producir el resultado delictivo,47 así como la ausencia de un arre-
dependientes de la voluntad y del modo de operar del agente, la tentativa pasa
a ser delito frustrado.» Citado por Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 577 s.)
40. Puig Peña, Frustración, NEJ, X, pág. 188, y Rodríguez Mourullo, Comen- 43. Citado por Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 86.
tarios, I, pág. 86. 44. Antón Oneca, D.P., pág. 412.
41. En el C.p. de 1822 se recogían ambos fenómenos bajo el concepto de ten- 45. Quintano, Comentarios, pág. 47.
tativa de delito. Así el art. 7 señalaba: «Por regla general, y excepto en los casos 46. La sentencia de 23 de febrero de 1983 (A. 1713), señala que «si bien es
en que la ley determina expresamente otra cosa, la tentativa de un delito, cuando cierto que de lege ferenda hay una corriente dominante en pro de la supresión
la ejecución de éste no haya sido suspendida, o no haya dejado de tener efecto de las dos formas de imperfecta comisión y de su unificación, no hay que olvi-
sino por alguna casualidad, o por otra circunstancia independiente de la voluntad dar, que, de lege data, al reconocer nuestro C.p. dos formas, cuales son el delito
de su autor será castigada.» frustrado y el intentado, ha obligado a buscar un sistema de límites...».
42. Antón Oneca, D.P., pág. 412, nota 1, y Rodríguez Mourullo, Comenta- 47. Así, Puig Peña, Frustración, NEJ, X, pág. 188, y P.G., pág. 265, y Rodrí-
rios, I, pág. 87. guez Mourullo Comentarios, I, pág. 94.

242 243
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

pentimiento eficaz.48 La exigencia de la idoneidad de la conducta como siderando que la diferencia se encuentra tan sólo en el aspecto obje-
elemento del delito frustrado, y también ciertamente del delito intenta- tivo del desarrollo del hecho. Rodríguez Mourullo declara a este res-
do, constituye una consecuencia necesaria de la distinción, que parte de pecto: «Esta intención es, como indicó en repetidas ocasiones el Tribu-
la doctrina española lleva a cabo, entre el delito frustrado y la tentati- nal Supremo, idéntica en la tentativa y la frustración.» 52 Y posterior-
va inidónea, como dos figuras independientes.49 En base a ello se exige mente señala que «en el plano cuantitativo el elemento subjetivo del
en la tentativa y en la frustración el concurso de un peligro concreto delito frustrado (y lo mismo sucede en la tentativa) es idéntico al del
para el bien jurídico, es decir, la posibilidad concreta de lesionar el bien delito consumado, pues, como es sabido, los grados consumación, frus-
jurídico, que sólo puede darse si la conducta es idónea para esta lesión tración y tentativa se distinguen únicamente por el estadio alcanzado
y que falta siempre —según se afirma —en el llamado delito imposible. por las realizaciones objetivas, presentando, en cambio, como nota co-
Sobre esta cuestión trataremos ampliamente en capítulo siguiente al re- mún el mismo elemento subjetivo. Tentativa y frustración no suponen,
ferirnos a la figura de tentativa inidónea. en consecuencia, un elemento subjetivo imperfecto en relación con el
En este apartado nos referiremos al elemento subjetivo del delito propio del delito consumado».53
frustrado, así como a la falta de producción del delito consumado. El Esto implica, por una parte, la identificación del tipo subjetivo del
primer elemento del tipo objetivo, es decir, la práctica de todos los delito frustrado y la consumación, y por otra, del tipo subjetivo del de-
actos necesarios que deberían producir como resultado el delito, ele- lito frustrado con el mismo del delito intentado.
mento que nos permitirá precisar el concepto de frustración que acoge En relación a la primera de estas afirmaciones ya Romagnosi con-
nuestro Código y que constituye la característica diferencial en el tipo sideró, como hemos visto, que el delito frustrado constituye un delito
objetivo con la tentativa de delito, será estudiado en el apartado si- consumado en su aspecto subjetivo, por cuanto que el autor ha hecho
guiente. todo lo que subjetivamente era necesario para consumar el delito. La
diferencia reside, pues, en el ámbito objetivo. En el mismo sentido
a) La parte subjetiva del tipo de delito frustrado —exponía Groizard entre otros autores—. «Hay, pues, delito frustrado,
cuando consumada la acción subjetiva del delito, queda, sin embargo,
Al igual que en la tentativa de delito la resolución o voluntad de sin realizar su acción objetiva.» M Y recientemente, explica en su ma-
cometer el delito constituye un elemento esencial del delito frustrado. nual Mir Puig:55 «el tipo subjetivo de la frustración ha de ser el mismo
Ni la doctrina,50 ni la Jurisprudencia 51 han dudado en establecer la vo- del delito consumado... Si el dolo es voluntad y conocimiento de la rea-
luntad de consumar el delito como un elemento implícito de la frustra- lización de la conducta típica (injusto), la frustración requiere el mis-
ción, aun cuando la Ley, al igual que sucede en la tentativa, no lo men- mo dolo que el delito consumado, porque exige la voluntad y conoci-
cione expresamente. miento de la realización de la misma conducta.» *
Como ya se expuso al estudiar la parte subjetiva del tipo del delito Ciertamente, hay que concluir que existe una total identidad en la
intentado, la doctrina tiende a identificar plenamente el elemento sub- parte subjetiva del tipo de ambas figuras, ya que en la frustración el
jetivo de las formas de imperfecta ejecución y de la consumación, con- autor realiza todos los actos que son necesarios para la consumación.
La voluntad de ejecutar estos actos efectivamente manifestada equivale,
48. Así, Ferrer Sama, Comentarios, pág. 59 y 69 s.; Navarro de Palencia, Teo- pues, a la voluntad de consumación. La efectiva producción o no del
ría, pág. 222; Puig Peña, Frustración, NEJ, X, pág. 188 s.; Rodríguez Devesa, P.G., resultado es un elemento que escapa a la total realización de la volun-
pág. 787; Sánchez Tejerina, D.P., pág. 350, y Silvela, D.P., pág. 174. Con relación a
este elemento se plantea la misma cuestión que sobre el desistimiento voluntario
en la tentativa; en el sentido de que es considerado, o bien un elemento del tipo, 52. Comentarios, I, pág. 95.
o bien una circunstancia de exclusión de la pena no relativa al injusto, sino a la 53. Comentarios, I, pág. 95.
punibilidad del hecho. 54. El Código Penal, I, pág. 100. El subrayado es del autor.
49. Véase capítulo I, apartado IV, 2, B. 55. D.P., pág. 295.
50. Ferrer Sama, Comentarios, pág. 59 s.; Mir Puig, D.P., pág. 295; Puig Peña, 56. Mir Puig excluye el resultado de lesión del injusto, por lo que también
Frustración, NEJ, X, pág. 188, y Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 95, en- en el delito consumado se considera suficiente para el dolo, el querer la realiza-
tre otros. ción de la conducta que puede producirlo a conciencia de su concreta capacidad
51. Así, entre otras muchas, la sentencia de 15 de febrero de 1955. lesiva (D.P., pág. 295).
244
245
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

tad delictiva. Ésta se ha realizado ya completamente, al igual que su- supone un menor desarrollo de la acción. Esta diferencia entre ambas
cede en la consumación. No obstante, la solución podría ser distinta si figuras ha sido advertida desde antiguo por gran parte de la doctrina
se parte, no de un concepto objetivo de frustración, según el cual se subjetivista, manteniendo, como se expondrá al referirnos a la penali-
ha de realizar todo lo objetivamente necesario para consumar el delito, dad, una atenuación de la pena para la tentativa con respecto a la frus-
sino de un concepto subjetivo en base al cual basta con que el agente tración. Esta atenuación no sería consecuente desde un punto de par-
haya ejecutado todo lo que estaba de su parte para que el resultado se tida subjetivo si se aceptara el hecho de que la parte subjetiva del tipo
produjera. Desde esta concepción en algunos supuestos sería discutible en la tentativa y en la frustración coinciden plenamente.
afirmar la total identidad —por lo menos en el plano cuantitativo— del Varias de las cuestiones planteadas con respecto al tipo subjetivo
tipo subjetivo de la frustración y de la consumación, cuando aún fal- de la tentativa son, sin embargo, perfectamente aplicables al ámbi-
ten por ejecutar por parte de un tercero o de la propia víctima deter- to de la frustración como sucede con la problemática de la imprudencia
minados actos que aún permanecen en el ámbito del autor. Por ejemplo, en las formas de imperfecta ejecución, la punición por dolo eventual,
A le sirve a B con intención de matarle, una taza de café que contiene la voluntad incondicionada de obrar y la cuestión relativa a la coloca-
una dosis mortal de veneno y se sienta a su lado esperando a que B se lo ción sistemática del dolo.
tome. En este caso existiría ya frustración si se partiera de un concepto De todas formas, la resolución de cometer el delito consumado, ele-
subjetivo de la misma y, en cambio, sería discutible que el hecho pu- mento común a la tentativa de delito, es de gran trascendencia en la esti-
diera considerarse subjetivamente perfecto en el momento en que A le mación de esta figura, porque precisamente en ella se basa en muchas
sirve la taza de café a B, cuando faltan todavía varios actos para lle- ocasiones, al igual que sucede en la tentativa, la distinción con otras
varse a cabo hasta que pueda considerarse que la voluntad del autor se figuras delictivas, cuya realización externa es coincidente. Así por ejem-
ha realizado por completo. plo, se le plantea esta problemática a la Jurisprudencia muy frecuente-
Por otra parte, como se ha expuesto, también se considera coinci- mente en relación al delito frustrado de homicidio y las lesiones con-
dente la parte subjetiva del tipo del delito frustrado con la parte sub- sumadas.59
jetiva del tipo del delito intentado. Ambas coinciden en la no produc- Por último debe señalarse que, al igual que en la tentativa, además
ción del resultado. «El desvalor de la acción es, en efecto, el mismo del dolo es exigible en la frustración la concurrencia de todos los ele-
si, con el propósito de consumar el delito, se practican todos los actos mentos subjetivos que caracterizan la concreta figura delictiva. Así por
de ejecución necesarios o, por causas independientes de la voluntad del ejemplo, la madre que realiza todos los actos de ejecución necesarios
agente, sólo parte.»OTLa diferencia radicaría, pues, sólo en la parte ob- para dar muerte a su hijo sin conseguirlo, cometerá un delito de parri-
jetiva del tipo, en cuanto que la frustración, por hallarse más cerca de cidio frustrado si no concurre el ánimo de ocultar la deshonra, mien-
la consumación representa un plus de peligro respecto de la simple tras que de concurrir éste los mismos actos objetivos darían lugar a un
tentativa.58 delito frustrado de infanticidio.
No obstante, si, como el Código expone, la tentativa constituye la
realización parcial de los actos ejecutivos necesarios para consumar el b) La no producción del delito consumado
delito, mientras que en la frustración dichos actos se han practicado en
su totalidad, no puede afirmarse que la parte subjetiva del tipo de Junto con la resolución de cometer el delito y la ejecución de todos
ambas figuras —por lo menos en su aspecto cuantitativo— coincida por los actos que deberían producir como resultado el delito consumado, la
completo. Ciertamente, el autor de tentativa sólo ha manifestado su ca- no producción del mismo constituye un elemento esencial de la frustra-
pacidad de realizar una parte de la ejecución, en tanto que el autor de ción. En principio, la determinación de esta característica no plantea-
frustración ha practicado la totalidad de la ejecución del delito. No rá más problemas que aquellos que se derivan de la constatación del
sólo en el plano objetivo sino también en el plano subjetivo la tentativa momento de la consumación (formal) de cada delito. Ciertamente, si,
como se ha expuesto, la consumación del delito consiste en la completa
57. Rodríguez Mourullo, Rev. J. Cat., 1980, pág. 14. realización de todos los elementos de la figura típica, lo cual no puede
58. Así, Rodríguez Mourullo, Rev. J. Cat., 1980, pág. 14. En el mismo sentido,
Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 580 s., y Núñez Barbero, ob. cit., pág. 49. 59. Véase, capítulo III, apartado II, 1.
246 247
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

determinarse de forma general sino que deberá hacerse en relación a Sin embargo, la comprensión de este tercer elemento de la frustra-
cada tipo de delito, será preciso examinar en cada caso concreto si se ción como «no producción del resultado delictivo» no permitirá expli-
han realizado en su totalidad los elementos del tipo, o si por el contrario car la punición como delito frustrado o como tentativa de delito de al-
no ha tenido lugar la producción de algunos o alguno de ellos. En este gunos casos en los que el resultado se ha producido realmente. Ferrer
caso, si concurren los restantes requisitos de esta figura delictiva, el Sama, uno de los primeros autores que ha estudiado esta cuestión en el
hecho constituirá frustración. ámbito de la frustración consideró que, a pesar de la producción del re-
El legislador español no ha definido de forma explícita este ele- sultado, procederá la punibilidad sólo a causa de tentativa o de frustra-
mento negativo del delito frustrado al que nos referimos. Sin embargo, ción cuando «no se da la debida conexión causal entre la manifestación
su exigencia se encuentra implícita en la redacción del art. 3,2 al de la voluntad y el resultado, y, por tanto, falta la acción como primer
pedir del culpable que practique «todos los actos de ejecución que de- elemento del delito, respecto a la modalidad consumada».62 Esto sucede,
berían producir como resultado el delito», que no puede ser otro que por ejemplo, cuando alguien dispara sobre otra persona con intención
el consumado, que «sin embargo, no se produce por causas independien- de matarla pero falla el tiro; sin embargo, en el mismo momento, un
tes de la voluntad del agente». tercero dispara sin acuerdo con el primero a la víctima y la mata. En
este caso se ha producido el resultado, pero falta la necesaria relación
a') La no equiparación legal de la producción del delito consumado de causalidad.63 Puig Peña, quien sigue en este aspecto al autor citado,
con la producción del resultado delictivo señala que lo mismo sucede en aquel caso en que un sujeto, con inten-
ción de matar, se dirige a su víctima con un cuchillo, le asesta un golpe
Es importante tener en cuenta que el texto legal español no exige, pero no puede proseguir en su ejecución por impedírselo terceras per-
como a menudo se ha venido considerando,60 la no producción de un sonas. Sólo le causa lesiones leves, pero al ser trasladado el herido al
resultado delictivo, sino la no producción del delito consumado. hospital se produce el vuelco del coche ocasionando la muerte del mis-
Sobre esta equiparación que se ha hecho podría decirse, en primer mo. También aquí se ha producido el resultado pero «tal resultado no
lugar, que no todos los delitos consumados exigen la producción de un puede afirmarse que esté en relación de causalidad con la manifestación
resultado delictivo. Pero, ciertamente, a pesar de la distinción entre de- de voluntad del agresor».64
litos de mera actividad y delitos de resultado, puede afirmarse que en Como se ha señalado, el legislador no exige en el art. 3,2, como re-
todos los casos concurre, también en los delitos de mera actividad, la quisito de la frustración, la no producción, o bien la no causación del
producción de un resultado delictivo. Este resultado, que se produce resultado delictivo, sino la no realización del delito consumado. Deberá
con la misma realización de la conducta delictiva y que no puede sepa- verse, pues, cuándo puede afirmarse que se ha producido dicha forma
rarse espacio-temporalmente de ella, como sucede en los tipos de resul- delictiva. En la actualidad existe cada vez mayor acuerdo en exigir,
tado, consiste en la lesión del bien jurídico. Así por ejemplo, el que como elemento integrante de la parte objetiva del tipo del delito consu-
entra en morada ajena contra la voluntad de su morador, lesiona a tra- mado, no sólo la relación de causalidad entre la conducta y el resultado,
vés de esta conducta de allanamiento de morada recogida en al art. 490 que sólo concurre en determinadas figuras delictivas y que realmente
del Código Penal el bien jurídico inviolabilidad de la morada. La afir- no podría negarse en relación al segundo de los ejemplos citados, sino
mación que hace este sector doctrinal al decir que en el delito frustra- la posibilidad de imputar objetivamente el resultado producido a la con-
do, a pesar de la realización de todos los actos, no se ha producido el ducta realizada por el autor. Para que pueda considerarse que un deter-
resultado delictivo, será, por lo tanto, también extensiva en principio 61 minado comportamiento realiza el tipo objetivo del delito consumado,
a aquellos tipos que no exijan un resultado separado en el tiempo y en no basta con la realización material de dicho tipo, sino que es preciso
el espacio de la conducta prohibida. que dicha realización sea imputable jurídicamente a aquel comprota-
miento. Como elemento integrante del tipo del delito consumado se exi-
60. Ferrer Sama, Comentarios, pág. 61, y Puig Peña, Frustración, NEJ, X,
pág. 188. 62. Comentarios, pág. 61.
61. Sobre la posibilidad de delito frustrado en los delitos de mera actividad, 63. Comentarios, pág. 61 s.
véase el apartado b'). 64. Puig Peña, Frustración, NEJ, X, pág. 189, nota 10.

248 249
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

ge, pues, la llamada imputación objetiva, que en los delitos de resul- estos supuesto a la consumación del delito; de forma que, si no con-
tado consiste en que entre el resultado causado y la acción existe una curren todos los actos necesarios para producir el delito consumado, no
determinada relación de riesgo.65 se habrá llegado todavía a la frustración, y si se han realizado todos,
El resultado no se considera imputable a la conducta, por ejem- deberemos encontrarnos en el ámbito de la consumación.
plo, en algunos supuestos de desviación del curso causal, cuando di- Algunos autores han puesto de relieve al observar esta cuestión
cha desviación destruye la necesaria relación de riesgo entre el resulta- que el delito frustrado no es posible en los delitos formales,68 ya que
do y la conducta. En estos supuestos, entre los que puede contarse el lo característico de estos delitos es que se consumen con la actividad
ejemplo expuesto del herido muerto en accidente de circulación, no o inactividad del autor.69 En este mismo sentido se ha manifestado el
procede imputar el resultado como si el delito se hubiese consumado, Tribunal Supremo en relación, por ejemplo, con el delito de abusos
pero no se excluye la punición a título de tentativa o frustración con deshonestos. Así, en la sentencia de 28 de abril de 1958 declara no admi-
respecto a la conducta inicial.66'67 sible el delito frustrado «puesto que dicho grado en la fuerza física del
En conclusión, puede afirmarse que la no consumación del delito delito de abusos deshonestos es de difícil estimativa, al no requerir,
puede tener lugar, a pesar de la realización de todos los actos necesa- como el de violación, un resultado concreto de yacimiento, sino activi-
rios para la misma, o bien debido a la no producción del resultado, o dades sexuales imprecisas.70 Sin embargo, según lo expuesto anterior-
bien a la falta de imputación objetiva del mismo. mente y como Luzón Domingo señala en relación a esta sentencia, la
Las causas por las cuales no ha llegado a producirse el delito consu- tesis del Tribunal Supremo sería correcta pero insuficiente, ya que la
mado pueden tener también importancia desde una consideración ob- aceptación de este grado en el delito de abusos deshonestos no sólo
jetiva del injusto a efectos de considerar una conducta como constitu- puede considerarse difícil sino imposible, «pues si la conducta y resul-
tiva de frustración. Esta cuestión, muy debatida doctrinalmente, y que tado de los abusos deshonestos se reducen a cualquier conducta lasci-
corresponde al ámbito de la tentativa inidónea, se tratará en el capítu- va, es indudable que toda iniciación del contacto consuma el delito».71
lo siguiente. La misma discusión puede plantearse en relación al delito de vio-
lación. Respecto a este delito no existe ciertamente acuerdo sobre el
b') ¿Imposibilidad de frustración en relación momento en que debe considerarse consumado.72 No obstante, y con in-
a determinadas figuras delictivas? dependencia de cuál sea la solución que se considere preferible con res-
pecto a la consumación del mismo, la figura de frustración será en todo
La posibilidad o imposibilidad de admitir la frustración es una caso difícilmente admisible, puesto que la realización de todos los actos
cuestión que deberá resolverse en relación a cada figura de delito. Sin necesarios para la producción del delito consumado deberá conducir
embargo, la necesidad de ejecución de todos los actos necesarios para necesariamente a éste.JPor ello, con razón, no ha considerado correcta
producir el delito como elemento integrante de la estructura típica del Luzón Domingo la solución admitida por el Tribunal Supremo en di-
delito frustrado, plantea la dificultad de admitir la frustración en to- versas sentencias en el sentido de considerar que concurrían violacio-
dos aquellos casos en los que la consumación del delito se produzca nes en grado de frustración. Así, en la Sta. de 29 de abril de 1950
mediante la simple realización de los actos ejecutivos y no se exija la (A. 653)73 se estimó un delito frustrado de violación en un caso en que
producción de un resultado espacio-temporalmente separado de los
mismos. La realización de los actos ejecutivos necesarios conducirá en 68. Como se ha expuesto (capítulo IV, apartado III, 3, B, a), también se nie-
ga la posibilidad de tentativa en los delitos formales.
69. Así, Luzón Domingo, El Derecho Penal, pág. 49 s.; Rodríguez Mourullo,
65. Sobre la imputación objetiva, véase Mir Puig, D.P., 176 ss., así como los Comentarios, 1, pág. 106, y Del Rosal, D.P., pág. 323, en relación a los que él .de-
autores que allí se citan. nomina «delitos de ejecución simple» o «delitos de expresión», como, por ejem-
66. Véase Jescheck, Tratado, I, pág. 415 s., y Mir Puig, D.P., pág. 214 s. Este plo, las calumnias o las injurias.
problema se plantea normalmente como supuestos de error sobre el curso causal. 70. En el mismo sentido, la sentencia de 30 de enero de 1968 (A. 713).
67. Parte de la doctrina alemana niega también la imputación del resultado 71. Luzón Domingo, El Derecho Penal, pág. 54.
a pesar de haberse producido, cuando el autor, una vez comenzada la ejecución 72. Sobre ello, Muñoz Conde, P.E., pág. 344; Orts Berenguer, El delito de vio-
del delito cae en un estado de inimputabilidad y en este estado prosigue la eje- lación, 1981, pág. 41, y Rodríguez Devesa, P.E., pág. 173.
cución del tipo. (Así, Rudolphi, SK, § 22, núm. 22, y Vogler, LK, § 22, núm. 128.) 73. También la sentencia de 30 de abril de 1958.

250 251
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

el culpable se había arrojado sobre una menor de 12 años «para efec- viola a una mujer de 14 años, que él cree menor de 12, o bien cuando D
tuar el acto carnal necesario para la consumación del coito en los se introduce en la casa de F en la creencia errónea de que carece del
órganos genitales de la ofendida, cuyas heridas por desgarro, consi- consentimiento de aquél. En estos casos la no producción del resultado
guiente a los esfuerzos que realizó el procesado, demuestran clara- delictivo es debida a la falta de uno de los elementos del tipo, no obs-
mente no un principio de ejecución del delito calificado, sino la de to- tante se han realizado todos los actos necesarios para la producción del
dos los actos que lo hubieran producido de no mediar la causa distin- delito consumado. La posibilidad de frustración en los delitos de mera
ta y opuesta a los designios del agente». actividad deberá conectarse, por lo tanto, con la temática relativa a la
Si, como se ha sostenido por algún autor 74 y como recientemente tentativa inidónea, pudiéndose negar aquella punibilidad siempre que
ha mantenido el Tribunal Supremo en algunas sentencias,75 la viola- se considere a ambas instituciones como figuras autónomas.
ción de menores de 12 años puede considerarse consumada cuando se
produce una ligera introducción en la medida en que las condiciones
fisiológicas del sujeto pasivo lo permitan, en este caso el delito de vio- II. LA REALIZACIÓN PARCIAL DE LOS ACTOS EJECUTIVOS
lación ya estaría consumado, como lo demuestra la existencia de des-
garros que ponen de relieve que consiguió una introducción, aunque La no realización de los actos ejecutivos necesarios para consumar
imperfecta, en los órganos sexuales desgarrados.76 Si, por el contrario, el delito constituye, como se ha expuesto en el apartado anterior, la se-
el Tribunal Supremo hubiera considerado necesaria para la consuma- gunda nota diferencial del tipo objetivo de la tentativa de delito. La
ción la total introducción del órgano sexual masculino, el hecho debe- realización de todos los actos necesarios puede dar lugar al delito con-
ría calificarse como tentativa, ya que faltaría aun la realización de sumado o bien al delito frustrado. Sin embargo, hasta este momento
parte de los actos necesarios para consumar el delito. no se ha planteado cuándo deben considerarse ejecutados todos los ac-
Asimismo, en la Sta. de 29 de diciembre de 1959, en la que el pro- tos necesarios para producir el delito, momento a partir del cual se
cesado derribó violentamente a la mujer y tras colocarse sobre ella y ha traspasado ya el estadio de la tentativa. Esta cuestión, a la que nos
rasgarle las bragas tratando de realizar el coito, eyaculó antes de con- referimos a continuación, ha sido objeto de estudio por parte de la doc-
sumar el acto carnal, consideró el Tribunal Supremo que concurría trina penal al plantear la distinción entre el delito intentado y el delito
un delito frustrado de violación. Tampoco es admisible aquí la frus- frustrado.
tración, ya que el procesado no realizó todos los actos necesarios para Existen distintos aspectos que deben ser considerados para delimi-
producir el delito, en cuanto que no consiguió la introducción del ór- tar el momento en que hay que considerar ejecutados todos los actos
gano sexual.77 Sin embargo, la misma posición se sostiene en la reciente necesarios para la consumación del delito. De esta forma se plantea
Sta. de 27 de enero de 1983 (A. 61), en la cual el procesado «no llegó aquí, en dos sentidos distintos, el dilema entre objetivismo y subjeti-
a realizar el coito» pese a sus intenciones y actos conducentes a ello. vismo.78 Por una parte, surge la cuestión de si hay que considerar tan
No obstante, si bien en los casos que acabamos de citar no concu- sólo los actos de ejecución, cuya realización corresponde al sujeto ac-
rre realmente delito de violación frustrada, no es posible dar una res- tivo, o si, por el contrario, deben tenerse en cuenta todos los actos ne-
puesta general a la admisibilidad o no de la frustración en relacTóii a cesarios para consumar el delito, también los actos ejecutados por ter-
estas figuras delictivas, sin tener en cuenta la problemática relativa a la ceras personas. Por otra parte, debe averiguarse desde qué punto de
tentativa inidónea. Si bien esta cuestión será objeto de estudio en el ca- vista, que puede ser a su vez objetivo o subjetivo, se decidirá el mo-
pítulo siguiente, cabe señalar aquí que si aquélla se considera un su- mento en que la ejecución se considera acabada. Por último, algunos
puesto integrante de la frustración, entonces también es jDOsible admi- autores, ante la dificultad práctica que esta distinción ofrece han apar-
tir la frustración en los tipos de mera actividadT Así por ejemplo, si A tado una serie de criterios que se derivan de la interpretación de los
distintos preceptos del Código Penal. Veamos por separado cada uno
de estos aspectos.
74. Luzón Domingo, El Derecho Penal, pág. 53.
75. Sentencias de 7 de abril de 1972 y de 19 de enero de 1974.
76. Luzón Domingo, El Derecho Penal, pág. 53.
77. Luzón Domingo, El Derecho Penal, pág. 54. 78. Mir Puig, D.P., pág. 293.
252 253
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

da.80 No obstante, debe determinarse, por otra parte, a quien corres-


1. ¿A quién corresponde la ejecución de todos los actos ejecutivos ponde juzgar en qué momento deberá considerarse que el autor ha eje-
necesarios para la producción del delito? cutado todos los actos necesarios.
Si se sigue respecto a la frustración del delito un criterio subjetivo,
A menudo se ha venido planteando la distinción entre tentativa y el delito frustrado equivaldría en un principio a la tentativa acabada
frustración simplemente como una respuesta a la cuestión relativa a en Alemania, mientras que la tentativa, según el Código Penal español,
quién corresponde ejecutar los actos necesarios para la consumación se correspondería con la tentativa de aquel país.
del delito. Ante la misma se han aportado dos respuestas diferentes, Al examinar las respuestas doctrinales ante esta cuestión se obser-
que se corresponden con un concepto subjetivo y un concepto objetivo va que los antiguos comentaristas se mostraron partidarios de un con-
de la frustración. Conforme a la primera solución, los actos de ejecu- cepto subjetivo de frustración, al que sin duda alguna parecía condu-
ción se consideran completamente realizados cuando el autor del delito cir del Código Penal de 1848, seguida en el Código Penal de 1850. Al
ha ejecutado todo cuanto a él le correspondía. De ahí la denominación definir la frustración exigía aquel Código Penal que «el culpable, a pe-
de concepto subjetivo, ya que la ejecución se identifica con la actua- sar de haber hecho cuanto estaba de su parte para consumarlo, no lo-
ción del sujeto activo del delito. En cambio, para la segunda solución, gra (ra) su mal propósito por causas independientes de su voluntad». En
o concepto objetivo, será preciso la realización de todos los actos nece- este sentido expuso Pacheco al definir el delito frustrado contrapo-
sarios para la consumación del delito, con independencia de que sea el niéndolo al delito intentado: «No es éste ya uno de los pasos que cons-
mismo autor, un tercero o la misma víctima quien los acabe de ejecutar. tituyen la obra de los criminales: es la obra misma, es el acto entero,
Se observa que en numerosos supuestos ambas soluciones coinci- por lo que a ellos toca) es la consumación de cuanto importaba hacer
den. Así por ejemplo, si A inyecta a B, mientras éste duerme, una dosis para conseguir su punible objeto. Si ese mal propósito no se ha rea-
de veneno mortal con intención de matarle, la ejecución de todos los lizado, o no se ha realizado plenamente, ha sido por causas extrañas,
actos necesarios para consumar el delito coincidirá con los que le co- accidentales, ajenas, opuestas a la voluntad del actor: éste llevó a cabo
rrespondía ejecutar a A. Pero, por el contrario, en ocasiones no coinci- lo que tenía que realizar; su acción fue completa y terminada. Disparó
den. Así por ejemplo, cuando A vierta en la taza de café de B, que el la pistola sobre el pecho de su víctima: echó el veneno en el vaso don-
criado tiene que servirle, una dosis mortal de veneno con intención de de iba a beber, y le consideró impasible mientras bebía... 81 si el tiro
matarle. En este caso, los actos que corresponde ejecutar a A no son no salió; si el veneno no hizo efecto... no ha sido por que el delincuente
todos los necesarios para la ejecución del delito, ya que faltarán aún dejara de hacer cuanto estaba de su parte»^ Como el gran comenta-
los actos del criado de servir el café y los del mismo B, de tomárselo, rista opinaron De Vizmanos y Álvarez para quienes «no hay ni puede
para que pueda afirmarse que se han realizado todos los actos necesa- haber delito frustrado, sino cuando el hecho está ejecutado por parte
rios para la consumación. del agente, cuando el culpable nada dejó por hacer para el logro de sus
Esta distinción se corresponde con la manejada en Alemania entre proyectos...» 83
tentativa acabada e inacabada. En aquel país ambos conceptos se han Posteriormente, Pereda u y Ferrer Sama se han manifestado tam-
utilizado como base para la aplicación del § 24,1,1, que regula el desis- bién partidarios de un concepto subjetivo, «considerando —este úl-
timiento voluntario de la tentativa.79 El criterio de diferenciación entre timo autor— por tanto, como completa, la ejecución de la conducta
ambas figuras que se sigue, coincide con el criterio subjetivo que aca-
bamos de exponer. Es decir, si el autor ha realizado ya todos los actos 80. Jescheck, Tratado, II, pág. 739.
necesarios para la producción de la consumación se habrá alcanzado el 81. Obsérvese como Pacheco extendía la actuación más allá de la realización
estadio de tentativa acabada, en cambio si todavía le quedan por ejecu- activa por parte del sujeto.
tar algunas acciones, el hecho constituirá aún una tentativa inacaba- 82. El Código Penal, pág. 96.
83. Comentarios, pág. 25 s. También en este sentido parecen expresarse De
Castro y Orozco y Ortíz de Zúñiga: «No existe dicho delito, sino cuando suena
el fogonazo de la escopeta del asesino; cuando está ya el veneno dentro del cuer-
79. También se ha concedido relevancia a esta distinción en orden a la pe- po o el vaso en que ha de beber necesariamente la víctima...» (C.P., pág. 16.)
nalidad de estas figuras. (Véase el capítulo VIII.) 84. R.G.L.J., 1942, pág. 273.

254 255
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

delictiva, cuando el sujeto da ésta por terminada, en la creencia de que tentativa y frustración tendría los mismos efectos que la distinción
los actos realizados son de por sí suficientes para lograr el resultado entre tentativa acabada e inacabada respectivamente. Si el autor no ha
propuesto».85 Asimismo Cuello Calón parece inclinarse hacia una dis- hecho todavía todo lo necesario para producir el delito, es suficiente
tinción subjetiva al exponer: «Hay delito frustrado cuando el agente para el desistimiento que deje de realizar la conducta, en cambio si ha
ejecuta todos los actos propios y característicos del delito de modo que realizado ya todos los actos necesarios para la producción del delito,
éste queda materialmente ejecutado, pero sin que el resultado responda de tal forma que la producción del mismo sólo depende del efecto autó-
a la intención de aquél por causas independientes de su voluntad, o, nomo de factores causales o de la actuación de terceras personas, enton-
como dicen otros, cuando el agente ha hecho todo cuanto era necesario ces deberá desarrollar una actividad contraria para evitar el resultado.91
para su consumación sin que ésta llegue a producirse.» M La Jurisprudencia del Tribunal Supremo se ha manifestado en di-
Sin embargo, cuando el Código Penal de 1870 abandonó la fórmula versas ocasiones en un sentido contrario a la posición subjetiva, al
empleada por el Código Penal de 1848, regulándose el delito frustrado considerar como constitutivos de tentativa hechos en los cuales el autor
como en el Código Penal actual, algún autor, como Antón Oneca87 consi- ya había desarrollado toda la actividad necesaria por su parte para
deró que el art. 3,2 viene a establecer un concepto objetivo de frustra- consumar el delito y faltaban por practicar los actos de terceras per-
ción, que exige la realización de todos los actos de ejecución necesarios sonas.
para la producción del delito, con independencia de quien los realice. Se Así en la sentencia de 2 de octubre de 1931 (A. 1656), el autor, que se
manifiesta también en este sentido Rodríguez Mourullo, quien, por una hallaba enemistado con su hermano político y perseguía su muerte,
parte parece inclinarse en este aspecto hacia un criterio subjetivo al había dejado un trozo de pan espolvoreado con estricnina y algunas
afirmar que «según nuestro texto legal el agente... ha de haber practi- cerezas para que aquél lo comiera. El hecho se descubrió antes de que
cado todos los actos de ejecución que deberían objetivamente producir el cuñado se hubiese comido el pan. El Tribunal Supremo, y anterior-
como resultado el delito»,88 si bien acude a una serie de críticas pro- mente la Audiencia, no dudaron en calificar este caso como una tenta-
nunciadas por Carrara claramente contrarias al concepto subjetivo de tiva de asesinato alegando únicamente que «la existencia de tentativa
frustración.89 Rodríguez Ramos, quien manifiesta que la distinción es punible exige que a la intención de cometer determinado delito vaya uni-
puramente objetiva, señala más tarde que hay que tener en cuenta la da la eficacia del medio empleado...», sin entrar a examinar siquiera la
intención del autor y la descripción típica a la que ésta nos conduce y posibilidad de frustración.
de acuerdo con ella «se verá hasta qué punto el autor había hecho Un supuesto de hecho muy parecido al anterior se examinó en la
todo lo que le correspondía hacer para el logro de su propósito crimi- sentencia de 6 de febrero de 1971 (A. 500), en la cual el autor había tam-
nal o, por el contrario, aun no había puesto en práctica todos los ac- bién vertido una sustancia venenosa en la comida de sus víctimas sin
tos de ejecución».90 que éstas llegasen a ingerirla. En este caso, no obstante, la sustancia re-
Ciertamente, el art. 3,2 no afirma que existe delito frustrado cuan- sultaba mortal sólo para la nieta, mientras que en relación a la esposa,
do se practican todos los actos objetivamente necesarios para producir a la hija y al marido de ésta, la sustancia podía considerarse inocua.
el delito consumado, sino «cuando el culpable practica todos los actos Tampoco en este caso ni la Audiencia, ni el Tribunal Supremo duda-
de ejecución que deberían producir como resultado el delito», con lo ron en la calificación del hecho como tentativa de parricidio con res-
cual parece excluirse la posibilidad, en este aspecto, de un concepto ob- pecto a la nieta, y de delito imposible con respecto a los demás.
jetivo de frustración. En atención al desistimiento la distinción entre Por último, tampoco se acoge a un criterio subjetivo la sentencia de
20 de enero de 1965 (A. 60), que castigó como autor de tentativa a quien,
85. Comentarios, pág. 60 s., y La tentativa, pág. 264. Obsérvese que Ferrer
con intención de darle muerte, colocó un explosivo en el coche del
Sama mezcla en este párrafo las dos cuestiones que aquí se plantean separada- marido de su amante, para que hiciera explosión en el momento' de
mente. poner en marcha el coche. El marido pretendió poner en marcha el ve-
86. D.P., pág. 644. hículo sin conseguirlo, entonces advirtió el mecanismo asesino, que en
87. D.P., pág. 412.
88. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 88.
verdad resultó ser insuficiente. La consideración de estos hechos como
89. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 88 s.
90. Rodríguez Ramos, P.G., pág. 240 s. 91. Jescheck, Tratado, II, pág. 739.

256 257
10.
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

de tentativa de asesinato es discutible aun desde el punto de vista ob- En nuestra doctrina se ha inclinado por este criterio subjetivo Fe-
jetivo, ya que puede considerarse que también el instrumento, en este rrer Sama, considerando completa la ejecución de la conducta delictiva
caso la propia víctima, había realizado los actos de ejecución necesarios cuando el sujeto da ésta por terminada, «en la creencia de que los actos
para producir el delito consumado. La discusión sobre si en este caso por él realizados son de por sí suficientes para lograr el resultado pro-
los actos realizados por el tercero son todos los necesarios para la pro- puesto»!* Para Ferrer Sama esta tesis subjetiva encuentra su límite,
ducción del delito consumado o todavía no, nos introduce en la siguien- sin embargo, en la teoría de la tentativa inidónea, del delito imposible y
te cuestión que estudiamos a continuación. del delito putativo, «ya que no existirá frustración por más que el
agente considere completa la ejecución del delito cuando los actos rea-
2. ¿Desde qué punto de vista debe juzgarse la ejecución lizados sean totalmente inidóneos o inadecuados para causar el resul-
de todos los actos que deberían producir como resultado el delito? tado, o éste no pueda producirse por falta de sujeto pasivo o por falta
de objeto o bien aún dándose tal resultado el mismo no esté penado
Mir Puig ha puesto de relieve en nuestra doctrina que la cuestión por la Ley a pesar de creer el sujeto que sí lo está».95
relativa a quien tiene que efectuar todos los actos necesarios para la
producción del delito, no debe confundirse con la relativa a quien debe B) Criterio objetivo
juzgar en qué momento estos actos pueden considerarse producidos,
que precisa una respuesta tanto si se sigue una posición objetiva, como Frente a la posición subjetiva expuesta un criterio estrictamente
una subjetiva en relación al problema anterior.92 También en este as- objetivo basa la distinción entre tentativa y frustración en la realiza-
pecto concurre el dualismo subjetivo-objetivo característico del deli- ción o no de todos los actos realmente necesarios para la producción
to intentado. del resultado, con independencia de la representación del autor del
hecho.
A) Criterio subjetivo En nuestro país este criterio es dominante en la doctrina. Siguen
esta posición Rodríguez Muñoz,96 Córdoba,97 Rodríguez Mourullo,98 Ji-
Si se sigue en esta cuestión un criterio subjetivo la respuesta a ménez de Asúa,99 Cobo-Vives 10° y Rodríguez Ramos,101 quienes conside-
cuándo se ha terminado la parte de ejecución que corresponde al su- ran en general que nuestro Código Penal acoge dicho criterio objetivo
jeto, o bien cuándo se alcanza la total ejecución, según la posición que al hacer referencia a los actos que deberían producir como resultado el
se siga con respecto al problema anterior, vendrá determinada exclusi- delito. Según el art. 3,2 no es suficiente que el autor realice todos los
vamente sobre la base del plan del autor, es decir, según la representa- actos que según su representación deberían producir el delito, sino que
ción del autor del desarrollo de su plan. exige claramente que éste practique todos los actos que de forma ob-
Esta posición, dominante en la doctrina alemana,93 se fundamenta jetiva deberían producir como resultado el delito. Así pues, según nues-
en el hecho de que sólo desde el punto de vista del plan del autor puede tro Derecho positivo, para distinguir entre tentativa y frustración no
determinarse si es exigible una prosecución de la actuación y de qué habrá que acudir a la representación del autor del hecho, sino a la
clase debería ser ésta. Así, según esta posición existirá todavía tentativa estructura del tipo objetivo del delito consumado y atender a los actos
cuando según la representación del autor no se hayan realizado todos que según ésta son necesarios para producir el delito.102
los actos necesarios para la producción del delito, con independencia
de quién deba ejecutarlos. En cambio concurrirá frustración cuando, 94. Comentarios, pág. 60.
según la representación del autor, se han dado todos los pasos necesa- 95. Comentarios, pág. 60. ¡
rios para la consumación. 96. Notas, II, pág. 257.
97. Notas, II, pág. 202.
98. Comentarios, I, pág. 90 ss.
92. D.P., pág. 294. 99. Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 588.
93. Por todos, Eser en Schónke/Schróder, § 24, núm. 12, y Jescheck, Trata- 100. P.G., pág. 607 s.
101. P.G., pág. 240.
do, II, pág. 740.
102. Cobo-Vives, P.G., pág. 607 s. Consideran, además, que a una diferencia-
258
259
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

Frente a esta posición no puede oponerse, como ya ha señalado tentativa. Así como también con el criterio establecido en relación al
Cobo-Vives,103 que si el delito no ha llegado a producirse es porque no comienzo de la tentativa de delito.
se han realizado todos los actos necesarios para ello, ya que de otra
forma se hubiera producido. La Ley opera en un plano abstracto y no D) Posición Jurisprudencial
en el plano concreto en el que se mueve la realización del hecho. De
esta forma podrá hablarse ya de frustración allí donde, a partir de los Las dificultades que se plantean para distinguir entre tentativa de
actos realizados, pueda producirse según las leyes generales, la produc- delito y el delito frustrado se reflejan también en la Jurisprudencia del
ción del delito, aunque en virtud de circunstancias extraordinarias e Tribunal Supremo. En muchas sentencias aquel Tribunal se limita a
impredecibles el curso causal ha seguido un camino irregular y el re- repetir en esta cuestión las definiciones que de frustración y tentativa
sultado no se ha producido.104 aporta el artículo 3,107 mientras que en otros muchos casos señala «como
criterio discriminador el de ejecución de todos los actos en la primera
C) Criterio objetivo-subjetivo (frustración), sin posibilidad de desistimiento, quedando para el segun-
do (delito intentado) todas las formas comisivas imperfectas o inacaba-
A fin de establecer la distinción entre tentativa y frustración ha das».108 «La tentativa es siempre un proceso de ejecución interrumpido
surgido aún una tercera posición mantenida en nuestra doctrina por antes de llegar al final, a diferencia de la frustración que supone una
Mir Puig 10S y Gómez Benítez,106 que combina los puntos de vista obje- realización total de los actos necesarios para que el delito se produzca»
tivo y subjetivo. Esta posición, que considero adecuada, fundamenta (sentencia de 25 de septiembre de 1967 [A. 3563]). O bien «en el delito
la distinción desde un punto de vista objetivo. De esta forma no es el frustrado el resultado no se produce, no obstante, haber realizado cuan-
autor, quien según su representación decide si ha cometido todos los tos actos eran precisos para conseguirlo» (sentencia de 18 de marzo de
actos necesarios para producir el delito, sino que esta cuestión ha de 1967 [A. 1257] ).109
decidirla un espectador objetivo, distinto del autor. Sin embargo, a través de estas expresiones no se pone de relieve
No obstante, al igual que sucede en relación al comienzo de la ten- desde qué punto de vista debe juzgarse cuándo se han de considerar
tativa, en ocasiones sólo sobre la base del conocimiento del plan del ejecutados los actos necesrios para la producción del delito. No sucede
autor, será posible determinar si es exigible una prosecución de la ac- así, sin embargo, en la sentencia de 23 de abril de 1962 [A. 1853]), en la
tuación y de qué clase debería ser ésta. Por lo tanto, éste constituye un cual tras indicar que existen dos fórmulas para solucionar la cuestión
elemento que el observador imparcial deberá tener en cuenta para po- relativa a la distinción entre tentativa y frustración, «una, subjetiva o,
der determinar si el culpable ha realizado ya todos los actos de ejecu- por mejor decir, subjetivista (que) fija el punto de arranque de la di-
ción necesarios para la consumación. El plan del autor nos dará cono- fierenciación en el proyecto ideado por el culpable en cada caso con-
cimiento, en primer lugar, de la intención del autor, sin la cual sería creto, para la ejecución del delito, de modo que habrá frustración (o
imposible determinar si nos hallamos ante la tentativa o frustración de tentativa acabada) cuando el agente ha ejecutado todos los actos que
un determinado delito. Y por otra parte, nos indica las circunstancias tenía que realizar de acuerdo con su detallado proyecto criminal, aun-
en las que el autor piensa desarrollar dicha intencionalidad, de mane- que el resultado no se produzca por causas independientes de su volun-
ra que pueda determinarse la proximidad o lejanía de la ejecución del tad; otra, objetiva (que) adopta como punto de partida la naturaleza
autor con respecto a la total ejecución del tipo.
Esta distinción es coherente con la fundamentación objetivo-sub- 107. Así, las sentencias de 30 de octubre de 1941 (A. 1197); 14 de diciembre
jetiva aquí mantenida en relación al fundamento de la punición de la de 1961 (A. 4210), y 25 de noviembre de 1968 (A. 4867). /
108. Sentencia de 23 de febrero de 1983 (A. 1713). En el mismo sentido, las
ción objetiva entre tentativa y frustración obliga, en general, la concepción de la sentencias de 28 de noviembre de 1889; 16 de junio de 1902; 28 de enero de 1961
antijuricidad que se deduce del Código Penal español. (A. 233); 26 de diciembre de 1974 (A. 4641); 29 de junio de 1981 (A. 2932), y 24 de
103. P.G., pág. 608. octubre de 1981 (A. 3878).
104. Véase también el capítulo VI. 109. En el mismo sentido, las sentencias de 13 de diciembre de 1934 (A. 2276);
105. D.P., pág. 294. 13 de noviembre de 1948 (A. 1351); 22 de marzo de 1956 (A. 804), y 19 de junio
106. D.P., pág. 212 s. de 1958 (A. 2064.

260 261
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

de los actos ejecutados por el autor, de forma que si el culpable prac- E) La realización de todos los actos necesarios cuando se trata
tica todos los actos que, según la experiencia común, eran los adecua- de la ejecución de varios actos repetidos o diversos
dos para causar el resultado, estamos en presencia de un delito frus-
tdado (tentativa acabada o terminada)», se muestra claramente a fa- Muy interesante y problemática resulta la delimitación entre tenta-
vor de la posición objetiva, acudiendo a diversos argumentos. tiva y frustración cuando el autor puede llegar a la consumación del
En primer lugar, expone la citada sentencia, «el texto del art. 3.°, delito a través de la realización de varias acciones delictivas, que pue-
párr. 2.°, que describe la acción frustrada sin hacer la más mínima con- den consistir en la repetición de los mismos actos (por ejemplo, quien
cesión al factor anímico y que con los términos «deberían producir para matar a otro realiza varios disparos, o clava repetidas veces el
como resultado el delito», al par que remite implícitamente la solución cuchillo, o bien golpea con un martillo repetidamente la cabeza de su
del problema al campo de la causalidad material, conecta el modo po- víctima), o bien en la realización de actos diversos (como por ejemplo,
tencial del verbo, no al plan criminal que se trazó el agente, sino a los quien después de dar un golpe con intención homicida en la cabeza de
actos de ejecución en sí, es decir, a sus condiciones ontológicas, apre- otro, piensa en ahogar al agredido). La distinción entre ambas figuras
ciadas impersonal y objetivamente». En segundo lugar: «El contraste en estos casos, ya problemática en general, adquiere especial relevancia
del texto en vigor, procedente del Código de 1870, a través del de 1932, cuando, antes de alcanzarse la consumación, el autor desiste de la pos-
con el correlativo del Código de 1848, reformado en 1850, que al de- terior ejecución del hecho o bien cuando después del fracaso del pri-
cir que "hay delito frustrado cuando el culpable a pesar de haber he- mer medio utilizado, desiste de utilizar otros medios también a su al-
cho cuanto estaba de su parte para consumarlo, no logra su mal pro- cence. A pesar de que este tema nos conduce al desistimiento vamos a
pósito por causas independientes de su voluntad", acentuaba deter- hacer aquí algunas referencias, puesto que, en estos casos es discutible
minados matices subjetivos que se han volatilizado en el vigente.» si ya la realización del primer acto fracasado puede considerarse como
Y por último: «La naturaleza de la norma relativa a la frustración, frustración del delito, con la consecuencia de que no cabrá desistimien-
puesto que ya se la conciba cual una norma jurídica autónoma, como to voluntario, quedando abierto tan sólo el arrepentimiento activo si
quiere cierto sector de la doctrina, o como una de las causas de exten- cabe, o si, por el contrario, todas las acciones dirigidas a la misma
sión de la punibilidad y, por tanto, de la tipicidad, como permite indu- meta delictiva deben ser consideradas como una unidad, con la conse-
cir el art. 3.°, párr. 1.° de nuestro Código, la aceptación de aquella teoría cuencia de que la conducta hasta entonces realizada sólo se vería como
significaría una desorbitada e inadmisible subjetivación del contenido una parte del todo, es decir, como tentativa, admitindose aún el desis-
del injusto, el remitir los grados de la tentativa, entendida ésta en sen- timiento voluntario con el sólo dejar de actuar por parte del autor. So-
tido amplio, a la arbitraria y difícilmente controlable imagen repre- bre esta cuestión se han planteado diversas soluciones.
sentativa del autor sobre el curso causal en cada situación concreta de
las innumerables de la vida real, y lo que es todavía más absurdo, sig- a) Solución de la Jurisprudencia alemana
nificaría fundar el contenido del injusto en un juicio erróneo por defi-
nición, pues es bien sabido que en la acción frustrada el autor siem- La Jurisprudencia alemana se ha remitido, también en estos casos
pre se equivoca acerca del curso regular de la relación causal». al plan del autor. En primer lugar, puede suceder que el autor creyera
Por consiguiente, para establecer esta diferenciación habrá que, poder causar el resultado a través de unas determinadas acciones. En
«por una parte, configurar concretamente el caso enjuiciado, con todas este caso concurre una tentativa acabada cuando éstas se han ejecutado
las circunstancias de medios, modos y formas que rodearon su ejecu- y, por lo tanto, ya no cabrá la posibilidad de desistimiento voluntario,
ción, y por otra, no olvidar que la verificación ha de practicarse tenien- aunque el autor hubiera podido seguir actuando con los mismos o con
do en cuenta tan sólo el curso ordinario y normal de la causalidad, otros medios a su alcance. Si, por el contrario, el autor no había deter-
según el punto de vista de un prudente observador externo, ya que la minado desde un principio su plan de forma exacta y precisa, la
irregularidad fortuita del curso causal y el fracaso de la acción es con- solución dependerá de si al terminar las acciones desarrolladas con-
ceptualmente esencial al delito frustrado.» sidera posible la producción del resultado (en este caso tentativa
acabada) o bien si aquél considera exigible y posible la prosecución de
los actos (tentativa inacabada), con la consecuencia de que si renuncia

262 263
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

a la prosecución de éstas u otras acciones, cabe aún la posibilidad de


desistimiento.110 de la combinación de criterios objetivos y subjetivos. El plan del autor
Como señala Eser m en la práctica esta solución resulta muy favo- continúa teniendo importancia para esta posición puesto que en aque-
rable al autor que desiste, ya que realmente a menudo quien ejecuta el llos casos en los que el autor ha excluido ya desde un principio la po-
hecho no se plantea nada sobre el número de actos que va a realizar y, sibilidad de repetición, o bien el empleo de un medio distinto, si fraca-
por lo tanto, en la duda deberá aceptarse la tentativa inacabada. sa la acción planeada debe entenderse que concurre tentativa acabada
Esta solución puede conducir a resultados insatisfactorios, ya que o frustración y, por lo tanto, ya no cabe la posibilidad de desistimiento.
la punición o impunidad dependerá de la forma de plantear las cosas En cambio, en todos los demás casos en los que entran en considera-
por parte del autor sobre cuestiones que no son posibles de probar. ción varias acciones para la consecución del fin, deberá aceptarse siem-
Quien esté bien aconsejado afirmará siempre que a él el medio emplea- pre una tentativa inacabada cuando los nuevos actos parciales de los
do le era indiferente, lo cual puede representarle la impunidad, mien- que el autor desiste formen una unidad natural de acción con los que
tras que aquel que afirme que él se había propuesto llegar al resultado anteriormente realizó sin éxito.114 Ésta concurre cuando se da una es-
con un único medio o con una única acción de ejecución, será condena- trecha relación temporal de los actos parciales, el aumento sólo cuan-
do con toda seguridad.112 titativo del contenido de injusto por la repetición de los actos de ten-
Por otra parte, y con independencia de la posibilidad real de de- tativa y la persistencia de la situación motivadora unitaria.115
terminar realmente la representación del autor, esta distinción no tiene Puede observarse en primer lugar que esta posición no consigue su-
sentido desde un punto de vista político-criminal. No se comprende perar, como pretende, las críticas que se dirigían a la teoría del Tribu-
por qué aquel sujeto, que sin pensarlo mucho había creído poder consu- nal Supremo alemán. También aquí se favorecerá al que más inteligen-
mar el delito con un medio poco adecuado o con una única acción de temente después de haber fracasado el primer intento alegue que él
ejecución, debe ser tratado peor que aquél, que desde un principio buscaba una concreta posibilidad de proseguir la ejecución y que no
ha previsto la necesidad de una modificación en la ejecución o que la ha utilizado. Las dificultades de prueba, también en este caso, no
aquél, que no se ha planteado nada sobre el medio o sobre el número consiguen superar las críticas de inseguridad y manipulabilidad que se
de acciones ejecutivas. De esta forma se privilegia al delincuente espe- hacían a la teoría anterior.116
cialmente peligroso que desde el primer momento tiene en cuenta todas Tampoco esta posición permite solucionar la crítica que se dirigía
las posibilidades que pueden surgir en el transcurso del hecho, y se a la teoría del B.G.H. en el sentido de que privilegiaba al autor que me-
perjudica al delincuente irreflexivo.113 jor ha planeado la ejecución del delito, posiblemente el más peligroso;
En sí mismo no resulta muy convincente que quien se ha propues- ya que quien haya calculado inteligentemente que, tras el posible fraca-
to matar a su víctima a través de 10 disparos a poca distancia y reali- so de un acto de ejecución, estén a su disposición todavía otras posi-
za 9 sin conseguir su objetivo y antes de realizar el último desiste, bilidades, puede aprovechar el no utilizar estas posibilidades para con-
deba que dar impune; mientras que aquel que se propone realizar un seguir la impunidad. En cambio, el actor que actúa descuidadamente,
solo disparo se le excluya ya con éste la posibilidad de desistir. ya con el fracaso excluye la posibilidad de desistimiento, si no es po-
sible afirmar que concurre una unidad natural de acción.
b) Teoría de la unidad natural de la acción Roxin observa respecto a este último punto, que puede decirse que

La posición actualmente dominante en Alemania quiere distinguir 114. Jescheck, Tratado, II, pág. 741, y Rudolphi, SK, § 24, núm. 14. Véase
la tentativa inacabada de la tentativa acabada en estos casos a través la literatura allí citada. En nuestra doctrina Muñoz Conde, que se ha planteado
esta cuestión, entiende que la solución en estos casos debe lograrse teniendo en
110. Eser, en Schonke/Schroder, § 24, núm. 16; Jescheck, Tratado, II, pági- cuenta, por un lado lo que quería el autor, y no el cómo quería realizarlo, y 'por
na 740, y Roxin, JUS, 1981, pág. 6. otro lo que el autor en realidad hizo y no lo que pensaba hacer. Por consiguiente,
111. En Schonke/Schroder, § 22, núm. 6. carece de relevancia el que el autor haya planeado alcanzar su meta con uno o
112. Burkhardt, Der Rücktritt ais Rechtsfolgebestimmung, 1975, pág. 21, y varios actos. Si desiste de conseguir su meta, aunque pudiera conseguirla todavía
Roxin, JUS, 98, pág. 7. sin gran esfuerzo por su parte, la eficacia impunitiva del desistimiento se ex-
113. Burkhardt, ob. cit., pág. 23 s.; Jescheck, Tratado, II, pág. 740 s., y Roxin, tiende a todo el proceso ejecutivo anterior {El desistimiento, pág. 110).
JUS, 1981, pág. 7. 115. Jescheck, Tratado, II, pág. 741.
116. Burkhardt, ob. cit., pág. 30.
264
265
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

pertenece a la naturaleza de las cosas, no sólo en los casos de acciones posición, los inconvenientes político-criminales a que conducían las po-
repetidas, sino en todo caso que el autor que ha planeado todo más siciones anteriores en el sentido de favorecer al autor que mejor pla-
detalladamente tiene muchas más posibilidades de desistir que aquel nea su ejecución, que posiblemente es más peligroso.
que ya fracasa desde un principio. «Quien quisiera evitar esto tendría No obstante, esta posición tampoco está exenta de críticas. Así se
que suprimir el desistimiento voluntario. Ya que esto no entra en observa que si, por ejemplo, el autor pega a su víctima en la cabeza
consideración es inconsecuente y equivocado no querer aplicar esta con un martillo y le causa una herida de gravedad pero rápidamente
consecuencia evidente de las reglas del desistimiento a las acciones de llama a un médico, que consigue curarle, el autor queda impune gra-
ejecución de varios actos.» m No obstante, Roxin compara situaciones cias a su arrepentimiento activo. En cambio, si el golpe es más leve, o
bien distintas, ya que no es igual el trabajar en la lesión del bien jurídi- bien ni siquiera le toca y por lo tanto no precisa de ninguna ayuda
co y acercarse progresivamente a ella sin haber creado aún un riesgo médica no cabe arrepentimiento activo y el hecho será punible como
de lesión definitivo, que el no causar el resultado mediante un acto que, frustración.119 No obstante esta crítica podría ser dirigida también a
sin embargo, hubiera podido causarlo. las posiciones anteriores en el caso de que el autor haya planeado la
Por último, la posición dominante tampoco consigue convencer en ejecución a través de un único acto.
cuanto a su fundamentación. Aquélla acude a la teoría de la unidad na- Por otra parte, observa Roxin, que si alguien después del primer
tural de acción. Sin embargo, este concepto ha sido desarrollado para golpe o de los primeros golpes se plantea la posibilidad de abandonar
un ámbito muy distinto al de la tentativa, como es el concurso. Las re- el plan, según la teoría que se expone al abandonar la prosecución el
glas del concurso quieren ofrecer una respuesta a la cuestión de la autor debe tener en cuenta que una denuncia de la víctima le compor-
medición de la pena en los casos en que concurren varias ejecuciones tará una pena importante, ya que el hecho se considerará como frustra-
repetidas de un mismo tipo penal realizado por una misma persona. Es do; por el contrario, puede esperar la impunidad si prosigue con el
discutible que la distinción entre tentativa y frustración debe ser deci- plan inicial y, por ejemplo, consigue dar muerte a su víctima. «Una teo-
dida en base a las reglas del concurso.118 ría según la cual la muerte de la víctima sea más beneficiosa para el
autor que lo contrario, no resulta demasiado convincente.» m Pero esta
c) Consideración de los actos aislados misma aguda crítica puede dirigirse a las anteriores teorías en los ca-
sos en que el autor hubiese planeado la ejecución de una forma deter-
Otra corriente distinta propugna atender a los distintos actos minada y haya fallado.
realizados y no a una consideración global del hecho. Según esta posi-
ción concurre una tentativa acabada cuando el autor ha practicado una d) Posición de la Jurisprudencia española
acción de ejecución que según su representación aparecía como adecua-
da para causar el resultado. Según ello existiría una tentativa acabada El Tribunal Supremo español mantiene una posición cercana a la
cuando el autor ha realizado el primer disparo y desiste a pesar de teoría de los actos aislados, pero sin conceder como ésta toda la rele-
la posibilidad de seguir disparando.118". vancia a la representación del autor. Más bien parece que en opinión
Al tener en cuenta cada acto por separado se evitan, mediante esta de nuestro más alto Tribunal, la realización de todos los actos necesa-
rios para la producción del delito se hace depender de criterios de cau-
salidad objetivos. Esta posición es consecuente con el criterio manteni-
117. JUS, 1981, pág. 8. do en la STS de 23 de abril de 1962 (A. 1853), en relación a la distinción
118. Así también, Vogler, LK, § 24, núm. 63.
118a. Una posición parecida mantiene en su doctrina Gimbernat, quien al en general entre tentativa y frustración. Así se expone con claridad en
comentar un supuesto de ocasionamiento de muerte que empieza como asesinato la STS de 23 de enero de Í980 (A. 118), en la que el procesado había
y acaba como homicidio, señala «si se disparó y se falló, el camino de la retira- clavado su cuchillo de 16,50 cms. de longitud y 3,30 cms. de anchura
da hacia la impunidad ha quedado cercado para el delincuente; pues el culpable
ha practicado todos los actos de ejecución que deberían producir como resultado
el delito, y, sin embargo, no lo han producido por causas independientes de la
voluntad del agente, su falta de puntería» (A.D.P.C.P., 1967, pág. 168, nota 8, y 119. Así también, Roxin, JUS, 1981 pág. 8
también en Estudios Penales, pág. 156, nota 8). 120. Roxin, JUS, 1981, pág. 8.

266 267
ELENA PARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

«con gran energía», contra regiones vitales de sus oponentes. «Para que normalmente, es decir, que la solución a este problema particular no
una conducta se juzgue constitutiva de delito de homicidio frustrado tendría que apartarse de la solución aportada para la distinción entre
basta con que, el sujeto activo, se proponga y desee matar y emplee ambas figuras en general, consecuente a su vez con la fundamentación
medios idóneos para ello, sin que obste a esta conclusión que, el refe- del castigo de estos delitos.
rido sujeto, cese en su actividad agresiva sin rematar a la víctima con Según esto no corresponde al autor decidir, según su representa-
nuevos golpes o disparos, puesto que, tal conducta, no constituye arre- ción, si se han producido o no todos los actos necesarios para consumar
pentimiento activo ni desestimiento toda vez que, por una parte, ya el delito. La decisión corresponde a un observador objetivo situado ex
estaban realizados irreversiblemente todos los actos de ejecución que ante y distinto del autor. Constituye, pues, una posición objetiva que
deberían producir como resultado el fallecimiento del ofendido siquie- es coherente con la línea de distinción que el Código Penal español
ra no fuera a ser este instantáneo, y por otra, no consta de ordinario, marca entre ambas figuras en el art. 3,2 al exigir del culpable que haya
como tampoco en el caso presente, si la abstención de administrar el «practicado todos los actores que deberían producir como resultado el
golpe de gracia se produce por considerarlo supelfluo o innecesario el delito» y no que «deberían producir según su representación».
agente, por la intervención de tercero o por libérrima, aunque tardía, Sin embargo, no es posible prescindir del plan del autor, único
decisión postrera del mentado agente.» elemento que nos permitirá conocer con seguridad la figura delictiva
También hay que tener en cuenta que normalmente considera como concreta de que se trate, así como la proximidad o lejanía de los actos
delito frustrado de homicidio, la realización de un único disparo o de de ejecución con la consumación del delito. Hay que tener en cuenta,
varios, cuando el autor tenía aún la posibilidad de seguir disparando. no obstante, que el plan del autor sólo sirve de ayuda para la distin-
Así, entre otras, la STS de 21 de junio de 1982 (A. 3560) calificó como ción, sin que dependa de él exclusivamente la decisión sobre si se han
tal un único disparo que el autor realizó a un metro y medio de distan- realizado o no todos los actos necesarios para la consumación. De ser
cia y dirigido al abdomen de la víctima. La STS de 17 de junio de 1982 así se trataría de una teoría subjetiva y no de una teoría fundamental-
(A. 3543) también calificó como homicidio frustrado el único disparo mente objetiva, como afirmamos.
que hizo sobre su víctima un cazador de piezas mayores. Así como las Así, como por ejemplo, C quiere asesinar a D administrándole va-
sentencias de 27 de febrero de 1980 (A. 504) y de 5 de febrero de 1982 rias dosis de veneno, cada una de ellas insuficiente en sí misma para
(A. 628), en las que el arma utilizada fue una escopeta de cañones re- producir la muerte. Sólo el conocimiento del plan del autor permitirá
cortados a corta distancia y dirigida a la región del cuello de la víctima. al observador objetivo afirmar —tras la observación de los primeros
Contrario a esta posición jurisprudencial se ha manifestado en actos— que no nos hallamos ante una tentativa, o mejor aún, frustra-
nuestra doctrina Rodríguez Devesa, cuando advierte en el Tribunal Su- ción, inidónea, sino que se trataba de una tentativa idónea para consu-
premo una tendencia a ampliar el ámbito de la frustración en detri- mar el delito. Por otra parte, en el momento en que se administre aque-
mento de la tentativa, ya que incluye en aquella supuestos en los que lla dosis de veneno, que, en base a los conocimientos que tiene el autor
no se han realizado «todos» los actos de ejecución del delito, «pues si del hecho, debería —según el juicio de un observador objetivo— pro-
una persona dispara contra otra con intención de matar y el proyectil ducir el resultado, ya se ha penetrado en el campo de la frustración.
no alcanza su destino, claro es que no se ha rebasado el estadio de la El plan del autor es, pues, un elemento importante, pero la base de
tentativa, porque habría que realizar otros actos posteriores para conse- la diferenciación radica en el observador objetivo. Así, por ejemplo, el
guir que el resultado se realizara».121 sujeto activo desea matar a su enemigo agotando todo el cargador de
su pistola sobre aquél y dispara a pocos metros de distancia del mis-
e) Posición personal mo, sin conseguir acertar; el hecho será considerado como frustración
en el momento en que se lleve a cabo aquel disparo que tenía peligro-
En mi opinión la distinción en estos casos entre tentativa y frus- sidad suficiente para producir el resultado.
tración no debe realizarse en forma diferente a como se lleva a cabo

121. P.G., pág. 739.

268 269
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

3. Distinción entre tentativa y frustración basada en el Código Penal III. CONSIDERACIONES FINALES

Algunos autores —siguiendo a Silvela— m acuden a la redacción Antes de terminar las referencias al delito frustrado es interesante
del Código Penal para distinguir entre tentativa y frustración. En base poner de relieve la evolución que esta figura delictiva ha sufrido en
a ello establecen los supuestos siguientes: nuestra doctrina. La innovación que, representó la frustración en rela-
1.°) Puede suceder que él Código Penal dé una verdadera descrip- ción a otras legislaciones en el Código Penal de 1848, fue acogida con
ción del delito, como sucede por ejemplo en el hurto (art. 514) o en el total aprobación por parte de los primeros comentaristas españoles.
robo (art. 500). En estos casos no hay problema. «Sólo aquel que, con Constituye un buen ejemplo de ello Pacheco, quien señala que la distin-
ánimo de lucrarse, haya tomado una cosa mueble de ajena pertenen- ción entre tentativa y frustración «es una división y una teoría que
cia, usando de la violencia o de la fuerza, y no haya por cualquier cau- traen su origen de la naturaleza, y que el buen sentido y la razón y la
sa conseguido su propósito de adquirirla y privar de ella al dueño sa- práctica aprueban como filosófica y como útil. No proceden sólo de un
cándola del poder de éste, podrá ser considerado como reo de robo capricho, ni conducen a resultados imaginarios; sino que son verdade-
frustrado.123 ras en sí, y oportunas en sus aplicaciones».126
2.° Si el Código Penal no da una verdadera definición del delito Normalmente, el sentido de la distinción entre tentativa y frustra-
pero si se determinan los actos mediante los cuales se ejecuta, como ción se había visto en la diversa gravedad de ambas conductas delicti-
como ocurre por ejemplo con la traición (art. 120 ss.), la rebelión vas. Al distinguirlas —consideró De Vizmanos—127 nuestro Código
(arts. 214 ss.). En estos casos si bien no es tan clara la distinción como lleva muchas ventajas al Código francés y a los demás que en esto se
en el supuesto anterior, tampoco existe verdadera dificultad. le parecen, que confundiendo la tentativa y el delito frustrado casti-
3.° Puede suceder que el Código Penal no de una verdadera defini- gan con igual severidady y, por consiguiente, con injusticia, al que en
ción del delito, ni determine los actos mediante los cuales se ejecuta. la ejecución de un crimen no ha dado aún más que los primeros pasos,
En estos casos es donde propiamente se presentan las dificultades, pues y al que nada dejó por hacer para realizarlo».
deberá formarse una definición del delito sin más elementos que los Cuando el Código Penal de 1932 concedió al Juez la posibilidad de
que proporciona el sentido y la inteligencia que el uso común da a la atenuar para la tentativa la pena en uno o dos grados en relación a la
palabra empleada para designarlo.124 consumación, la distinción de ambas conductas en base a su diversa
Estas distinciones no han sido acogidas por la doctrina posterior, gravedad que les conducía a un diverso marco de penalidad, perdió
lo cual encuentra su explicación en la poca o nula eficacia de las mis- gran parte de su fundamentación legal. Si a ello se añade las dificulta-
mas. El mismo Puig Peña admite que «las expresiones del Código, la des prácticas que la distinción entre ambas figuras comporta en deter-
determinación de los actos, el concepto que formemos podrán orien- minados casos, se comprende por qué algunos autores han abogado por
tarnos nada más, pero nunca determinar de una manera firme la solu- su supresión/ 28 si bien puede decirse que la nota dominante ha sido la
ción del problema».125 La consulta a la Jurisprudencia nos pone de de máxima prudencia.129 Sin embargo, esta distinción, que realmente
relieve, por ejemplo, que precisamente los delitos de apoderamiento, radica en la esfera de los hechos, aún adquiere relevancia jurídica en el
en los cuales no deberían plantearse problemas, en cuanto a esta dis- marco de la pena, ya que la atenuación de la tentativa continúa siendo,
tinción, puesto que se hallan descritos en el Código Penal, constituyen aunque facultativamente, de dos grados con respecto a la consumación
uno de los supuestos más problemáticos en los que la Jurisprudencia frente a sólo un grado en la frustración.
no ha sido constante. Algún autor español —Jiménez de Asúa—130 señala que «a lo sumo

126. El Código Penal, pág. 98.


127. Comentarios, pág. 26.
122. Silvela, D.P., pág. 174. 128. Bastero Archanco, Tentativa de delito.
123. Puig Peña, Frustración, NEJ, X, pág. 188. 129. Antón Oneca, DP., pág. 412, la considera «superflua» y Quintano, Co-
124. Puig Peña, Frustración, NEJ, X, pág. 188, y Silvela, D.P., pág. 175. mentarios, pág. 47, «llamada a desaparecer».
125. Puig Peña, Frustración, NEJ, X, pág. 188. 130. Tratado, VII, pág. 581.

270 271
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

podría decirse que sólo puede tener cierta eficacia práctica la distinción ción del delito consumado, que es el elemento que la distingue de la
entre tentativa y frustración en cuanto a la posibilidad de desistimiento consumación. Este elemento concurrirá tanto por la falta de produc-
en la primera y sólo de arrepentimiento en la segunda». Esta posición ción del resultado del delito, como por la falta de imputación objetiva
ha sido adoptada en Alemania en donde la distinción entre tentativa del mismo.
acabada e inacabada constituye la base para la regulación del desisti- La frustración también es posible en los delitos de mera actividad,
miento. La distinción, afirma la doctrina alemana, tiene relevante im- en contra de la posición más extendida en la doctrina, siempre que no
portancia práctica, ya que tanto los presupuestos como las posibilida- se excluya de la frustración los supuestos de tentativa inidónea, ya que
des de impunidad en ambos casos son distintos. En la tentativa inaca- en estos casos faltará alguno de los elementos del tipo, distinto de la
bada basta la simple omisión de seguir actuando, posibilidad que el relación de causalidad.
propio autor tiene en sus manos; en cambio, en la tentativa acabada Por último, en relación a la distinción entre tentativa y frustración,
debe realizar un comportamiento activo y corre, por tanto, con el que determina en el momento en que se consideran realizados por el
riesgo de que no se consiga la evitación del resultado.131 culpable todos los actos necesarios para la consumación del delito, de-
berán examinarse dos aspectos diferentes. En primer lugar, la cuestión
relativa a quién corresponde la ejecución de todos los actos necesarios.
IV. RESUMEN En este aspecto, a pesar de las opiniones contrarias tanto por parte
de la doctrina como de la Jurisprudencia, el art. 3,2 señala que co-
La terminación de la tentativa de delito se determina en el Código rresponde al autor práctica de todos los actos. En segundo lugar, debe
Penal español, a diferencia de otras legislaciones, a través de la reali- plantearse a quién corresponde la decisión sobre cuándo se han reali-
zación de todos los actos ejecutivos necesarios para que se produzca la zado todos los actos ejecutivos necesarios. En este aspecto es preferi-
consumación. La práctica de todos los actos de ejecución puede dar ble una posición mixta que tenga en cuenta el criterio de un observador
lugar, pues, a la consumación del delito, o bien a la frustración del objetivo situado ex ante y conocedor del plan del autor. Esta solución
mismo, figura propia, esta última de nuestro Derecho Positivo. es aplicable también a aquellos casos en que la ejecución se lleva a
La consumación del delito se define como la realización de todos cabo mediante una repetición de actos.
los elementos del tipo de delito previsto en la Parte Especial del Código
Penal, tanto los elementos objetivos del tipo como los subjetivos. De
la consumación (formal) del delito debe distinguirse la terminación.
El delito frustrado se caracteriza por la práctica, por el agente, de
todos los actos de ejecución necesarios para producir el delito consu-
mado, y la no producción de éste por causas independientes de su
voluntad.
En su aspecto subjetivo el delito frustrado puede identificarse con
el delito consumado, si bien en algunos casos esta identificación es dis-
cutible si se sostiene un concepto subjetivo de frustración en base al
cual es suficiente con que el autor haya realizado los actos necesarios
por su parte para consumar el delito. En cambio, en contra de lo ex-
puesto por algunos autores, no puede identificarse con la parte subje-
tiva del tipo de la tentativa, por lo menos en cuanto a la total realiza-
ción de los actos ejecutivos, ya que en esta última todavía no se ha
producido.
El tipo objetivo de la frustración se caracteriza por la no produc-

131. Jescheck, Tratado, II, pág. 739.

272 273
1

TERCERA PARTE

LA TENTATIVA INIDÓNEA Y LA DISTINCIÓN


CON EL DELITO PUTATIVO
CAPÍTULO VI

LA TENTATIVA INIDÓNEA

I. INTRODUCCIÓN

En la actualidad se afirma generalmente que existe una tentativa


inidónea cuando la consumación del delito que se intenta es imposible
debido a la inidoneidad del objeto sobre el que se actúa, de los medios
que se utilizan o de ambos. 1 En opinión de un amplio sector doctrinal,
la inidoneidad también puede fundarse en el sujeto que lleva a cabo
la acción. Éste constituye, no obstante, un supuesto especial que se
estudiará en el capítulo siguiente.
Sin embargo, el hecho mismo de hablar de tentativa inidónea pue-
de inducir a confusión. ¿No demostraría en realidad toda acción inten-
tada, cuya esencia consiste precisamente en la falta de resultado, su
imposibilidad para producirlo y, por lo tanto, debería consilerarse ini-
dónea? La determinación del concepto de tentativa inidónea, así como
los límites de la misma, ha ocupado durante generaciones un lugar
predominante entre los problemas del Derecho Penal. Ya en el año
1908 afirmaba Frank: «Apenas sí existe una cuestión jurídica y, desde
luego, ninguna cuestión criminal sobre la cual se haya escrito tanto
como sobre la penalidad de la tentativa inidónea».2 La siguiente ex-
posición nos permitirá poner de manifiesto que tampoco actualmen-
te, tras casi dos siglos de discusión ha conseguido encontrarse una so-
lución definitiva para este problema. 2 bis '

1. Así, Jescheck, Tratado, pág. 725; Mir Puig, D.P., pág. 296, y Schónke/
Schróder/Eser, § 22, núm. 60.
2. Vollendung und Versuch, V.D.A., pág. 243.
2 bis. En nuestra doctrina no existe acuerdo sobre la denominación de estos
supuestos. Sobre ello, véase III, 2, A.

277
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

El primer jurista que se ocupó en forma general de esta cuestión, además que la acción posea objetiva capacidad de lesionar el bien
enmarcándola en su sistema del Derecho Penal, fue J. A. Feuerbach en protegido. En las acciones inidóneas, la falta de capacidad externa para
su Kritik des Kleins schrodischen Entwurfes (1804), si bien no aportara producir el delito perseguido, impide por completo la intervención
ninguna solución hasta cuatro años más tarde en la cuarta edición de estatal. En ellas se ha puesto de manifiesto que el autor quiere lesionar
su Lehrbuch? Ya con anterioridad a Feuerbach, llegando hasta el De- el bien jurídico, quizás incluso a través de una voluntad peligrosa; sin
recho romano, se había planteado el tratamiento que debía darse a embargo, estos actos deben permanecer impunes ya que lo que el sujeto
determinados casos, como por ejemplo asesinato por envenenamiento, quiere no es objeto del Derecho Penal. Éste se ocupa tan sólo de aque-
aborto, en los cuales se hubiesen empleados medios inidóneos.4 Muy llas acciones que objetivamente lesionen o por lo menos pongan en
poco tiempo después de que Feuerbach suscitara esta cuestión, Titt- peligro bienes jurídicos ajenos. La distinción entre tentativa idónea e
man la estudió desde una perspectiva subjetiva, pero tuvo que recha- inidónea surge como consecuencia de la finalidad de protección del
zarla porque no encontraba ninguna diferencia en relación a la pena- Derecho Penal liberal de los individuos frente al poder del Estado.
lidad entre las acciones inidóneas y las idóneas.5 En realidad, para Los supuestos que normalmente se incluyen bajo la denominación
la teoría subjetiva de la tentativa, que fundamenta la punición de la de tentativa inidónea, no coinciden con los que en este trabajo se con-
misma únicamente en la voluntad delictiva del autor, la discusión en sideran como tales. Como se ha expuesto en el primer capítulo, tenta-
torno a la tentativa inidónea no tiene razón de ser. Para ésta, la exis- tiva inidónea puede considerarse a aquella que examinada ex ante, por
tencia de una tentativa presupondrá únicamente una voluntad exter- un observador objetivo, se demuestre incapaz de producir el resultado
namente manifestada de lesionar un bien jurídico: Si las acciones por y por ello no peligrosa. Esta incapacidad no tiene lugar, sin embargo,
medio de las cuales se exterioriza esta voluntad son objetivamente ade- en todos los supuestos de falta de objeto o de medio inidóneo.
cuadas para producir el resultado querido, es una cuestión irrelevante. Por último, es preciso poner de relieve que en base a nuestro De-
No es un hecho casual en que fuera precisamente un defensor de la recho Positivo no es correcto hablar sólo de la posibilidad de tentativa
ideología liberal, quien diera forma general, por primera vez, al proble- inidónea. Puesto que el artículo 3 distingue entre la tentativa y la
ma de la tentativa inidónea. La estricta separación entre Moral y Dere- frustración, que como hemos visto, se diferencian por el diverso grado
cho, que el liberalismo practicaba se refleja también en este ámbito. de realización de la acción. Ambas figuras delictivas pueden constituir
En tanto que la primera se ocupa de la esfera individual, una reacción a su vez acciones idóneas o inidóneas para conducir al resultado. Por
legal presupone y se encuentra justificada únicamente si el individuo, esta razón creemos más conveniente, aunque nuestro trabajo se limite
contra el cual se dirige ha transgredido objetivamente una esfera de al estudio de la tentativa, el plantear también la posibilidad de frustra-
libertad ajena. No es suficiente, por lo tanto, que el autor quiera lesio- ción inidónea, cuya problemática en general no es posible deslindar
nar un bien ajeno y se dirija externamente a esta lesión, es necesario de aquélla.
Al igual que hemos hecho en relación al comienzo de ejecución,
3. En las tres ediciones anteriores Feuerbach no se había planteado la cues- tratamos en primer lugar la evolución de esta problemática en Alema-
tión de forma general, sí, en cambio, el tratamiento de determinadas acciones
inidóneas (Schüler, Der Mangel, pág. 13 s.), en cuyo caso se inclinaba por su pu- nia desde sus principios hasta la regulación actual. A continuación
nición. Por lo tanto, parecía sostener un punto de vista subjetivo. (Así, Delaquis, analizaremos la forma en que se ha planteado esta cuestión en nuestro
Der untaugliche Versuch, pág. 64.) país, tanto por parte de la doctrina como de la Jurisprudencia y, por
4. Delaquis, Der untaugliche Versuch, pág. 54 ss., y Schüler, Der Mangel, último, analizaremos el tratamiento que considero más correcto para
pág. 10 s.
5. Celichowski, Die Bedeutung, pág. 15, nota 2. Generalmente se atribuye a la resolución de estos supuestos de tentativa.
Feuerbach el haber planteado por primera vez esta problemática en forma gene-
ral. (Así, entre otros, Van Bar, Gesetz una Schuld, II, pág. 521 ss.; Franz, Vollend-
ung und Versuch, V.D.A., pág. 243; Delaquis, Der untaugliche Versuch, pág. 63.)
Sin embargo, Baumgarten (Die Lehre, pág. 236), considera que Feuerbach y Titt-
mann plantearon la cuestión al mismo tiempo. Schüler ha señalado que si bien
Tittmann en la primera edición de su «Handbuch», en 1806, se ocupó de la mis-
ma detenidamente, Feuerbach se había expresado sobre este tema en 1804 (Der
Mangel, pág. 14).

278 279
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRE TREPAT

relativamente inidóneo y objeto inidóneo,10 en ningún caso se admitía la


impunidad de alguno de estos supuestos.
II. TRATAMIENTO DE LA TENTATIVA INIDÓNEA Esta legislación condujo lógicamente, al ser aplicada por los Tri-
EN EL DERECHO PENAL ALEMÁN bunales, a un predominio del subjetivismo también en la Jurispruden-
cia alemana, a excepción de aquellos Estados cuyos Códigos Penales
1. Introducción no habían hecho referencia a esta cuestión.11
Progresivamente, sin embargo, las teorías objetivas habían ido ad-
A principios del siglo xix, poco tiempo después de que Feuerbach quiriendo predominio en la doctrina, sobre todo a partir de la segunda
hubiese iniciado esta cuestión, se encontraban ya bien definidas en mitad del siglo, y se impusieron decisivamente después de la entrada
Alemania una teoría subjetiva, partidaria de la punición de la tentati- en vigor del Código Penal de 1871. En aquel Código, siguiendo también
va inidónea en todos los casos, y una teoría objetiva, que distinguía en esta cuestión la posición del Código Penal prusiano de 1851, no se
para su punición entre distintos supuestos. A pesar del impulso ex- hacía referencia expresa a la tentativa inidónea. Se trataba de una
traordinario que los objetivistas habían dado a su posición, durante la omisión consciente del legislador alemán de regular esta cuestión ante
primera mitad del siglo pasado la teoría subjetiva era dominante. No la controvertida situación que esta problemática planteaba. Así lo po-
sólo la doctrina, que mantenía una viva polémica sobre este tema, se nen de manifiesto las siguientes palabras: «Tampoco debe realizarse la
mostraba mayoritariamente partidaria del subjetivismo, sino también regulación, emprendida en varios Códigos, de la tan discutida cuestión
la legislación y la Jurisprudencia. sobre si, y de qué forma es punible la tentativa con medios y objeto
Los Códigos Penales de los Estados alemanes que se refirieron inidóneo, pues ni en la legislación ni en la Jurisprudencia se ha llegado
abiertamente al tratamiento de la tentativa inidónea —no lo hicieron a una conclusión sobre ello, y parece muy poco indicado querer regular
los de Baviera y Prusia posiblemente por la influencia del Código Pe- aquí esta controversia, ya que incluso la cuestión previa de qué debe
nal francés de 1810, que no hacía mención expresa de esta problemá- entenderse por inidoneidad del medio y del objeto, es igualmente dis-
tica—, se mostraron favorables a la teoría subjetiva,6 si bien estable- cutida.» n
ciendo generalmente limitaciones a la misma. En algunos de ellos se No obstante, el Código Penal alemán ofrecía diversas posibilidades
asimilaban en cuanto a su tratamiento la tentativa idónea e inidónea; 7 de interpretación, como pusieron de manifiesto las distintas posiciones
en cambio, en otros Códigos, se establecía una atenuación obligatoria mantenidas por la doctrina y la Jurisprudencia. En la primera encon-
de la pena pera los supuestos de tentativa inidónea frente a los de traron las teorías objetivas gran número de representantes, en tanto
tentativa idónea 8 y, excepcionalmente,9 se consideraron punibles los que la teoría subjetiva, de la mano de Von Buri, fue aceptada por el
supuestos de inidoneidad únicamente en los delitos más graves. Si Tribunal Supremo alemán y aplicada en numerosa Jurisprudencia,
bien, es cierto que en bastantes de estos Códigos se conocía la distin- no sin ciertas limitaciones con respecto a la tentativa irreal y a la
ción, llevada a cabo por alguna teoría objetiva, entre medio absoluta y tentativa de autor inidóneo.
Tras cien años de ininterrumpida discusión doctrinal, con anterio-
ridad a la entrada en vigor del nuevo Código Penal alemán, la proble-
6. Schüler, Der Mangel, pág. 21.
7. De esta forma, el C.p. de Hessen de 18 de octubre de 1841, art. 67, par. 1
y 2, e igualmente el C.p. para los Estados de Turinga, art. 23, par. 1 y 2, para los 10. Entre medio y objeto inidóneo distinguía el C.p. de Braunschweig, que
supuestos de medio inidóneo; en los casos de objeto inidóneo establecía una pena en el par. 36 decía: «La pena de la tentativa no acabada tiene lugar también
determinada e independiente del correspondiente delito consumado (art. 25). cuando en el objeto, contra el cual se dirige la acción, no puede cometerse el
8. Ley criminal del Reino de Sajonia, de 30 de marzo de 1838, art. 26, p. 1,1 delito, o el autor por error en los hechos ha utilizado un medio inidóneo, o el
y también el C.p. del Reino de Sajonia, de 13 de agosto de 1855, art. 42, par. 1 y 2; medio idóneo en forma insuficiente, o de manera inadecuada.» Igualmente dis-
el C.p. del Reino de Wüttenberg, de 1 de marzo de 1839, art. 72; el Código Crimi- tinguen los Códigos Penales de Sajonia, Wüttemberg, Hessen, Badén y Turinga,
nal para el reino de Hannover, de 8 de agosto de 1840, art. 34, par. 1, 2, y la Ley entre medio absoluta y relativamente inidóneo y objeto inidóneo.
Criminal para el ducado de Braunschweig, de 10 de julio de 1840 (art. 36, 11. Schüler, Der Mangel, pág. 23 y Pinski, Die Rechtsprechung, pág. 85 s.
par. 4 y 5). 12. Reichstagvorlage, 1870, pág. 53. (Citado por Kuhrt, Die Grenzen, pág. 9,
9. Así, el Código Penal del Gran Ducado de Badén, de 6 de marzo de 1846, nota 12.)
par. 110.

280 281
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

mática que tratamos ofrecía un aspecto muy diferente, ya que, princi- a) Posición de Feuerbach
palmente debido a la evolución que había experimentado la concepción
del injusto, que influyó decisivamente en el fundamento de la punición A través de su exposición estableció Feuerbach, por vez primera,
de la tentativa, la teoría subjetiva se impuso también en la doctrina, un criterio objetivo para la determinación de la punición de la tentati-
unificándose así en su tratamiento con la Jurisprudencia del B.G.H., va. Ésta debía considerarse punible únicamente cuando entre la acción
que había proseguido la dirección subjetiva iniciada por el R.G. en realizada con la intención de causar el resultado y este último, existe
esta cuestión. una posible relación causal, que permite afirmar la peligrosidad de la
El nuevo Código Penal alemán, a diferencia del anterior, optó por acción y, por lo tanto, de la tentativa. Claramente expuso en este sen-
regular expresamente la cuestión. A ello le condujo la prácticamente tido: «Una acción exteriorizada dirigida intencionalmente a la produc-
total unanimidad en la doctrina y la Jurisprudencia en el sentido de ción del delito (delito emprendido, conatus delinquendi en sentido am-
considerar punible la tentativa inidónea, a excepción de la llamada ten- plio) constituye ya infracción en sí misma y se castiga... cuando la
tativa irreal y algunos supuestos de autor inidóneo, sobre los cuales, acción misma, según su naturaleza externa, está (indirecta o directa-
ciertamente, no existía acuerdo. Los §§ 22 y 23 han dado lugar, sin mente, poco o mucho) en relación causal con el delito perseguido —es
embargo, en opinión de la doctrina, a una regulación polémica en al- objetivamente peligrosa.» 14
gunos aspectos. La base de esta consideración se encuentra en su concepción del
A continuación se exponen las diversas teorías que han aparecido Derecho Penal y, por lo tanto, de la pena que debe aplicarse únicamen-
en Alemania en relación a la tentativa inidónea hasta la entrada en vi- te cuando existe una acción que externamente contradiga al Derecho.
gor del Código Penal de 1975. Después de que Feuerbach iniciara esta «Una acción es antijurídica cuando lesiona o por lo menos pone en
cuestión surgieron un sinfín de teorías en innumerables artículos y pu- peligro el Derecho. Tan sólo a través de la intención antijurídica ningu-
blicaciones.13 Una exposición exhaustiva carece de interés, por ello, ex- na acción adquiere la característica de antijuricidad. Quien habla del
ponemos únicamente las teorías más importantes. En el apartado si- delito de administrar un supuesto veneno, o bien, de la tentativa de
guiente se tratarán las implicaciones que la nueva regulación ha traído dar muerte a un cadáver, confunde lo moral con lo jurídico, los funda-
consigo. mentos de la Policía de Seguridad con el derecho a la pena, y deberá
considerar también culpable de una tentativa de homicidio al bávaro
que se dirige hacia una capilla en peregrinaje para rogar allí por la
muerte de su vecino.» 15
2. Tratamiento de la tentativa inidónea con anterioridad Feuerbach expresó legalmente su posición en un proyecto para el
al Código Penal de 1975 Código Penal bávaro, que nunca llegó a entrar en vigor, cuyo par. 60
decía: «La tentativa no se castigará cuando la acción exteriorizada no
A) Teorías objetivas tuviera ninguna relación con el delito perseguido, de forma que, según
el curso natural (Lage der Natur), éste no pudiera producirse en ab-
Frente a las teorías subjetivas, según las cuales la punición de una soluto.»16
acción se determina sólo en base a la representación que el autor tiene Se han dirigido a la teoría de Feuerbach numerosas críticas que
de la misma, las teorías objetivas exigen, para declarar su punibilidad, han surgido, sin embargo, de la identificación de esta posición, o bien
el cumplimiento de determinadas características objetivas; es decir, con la teoría de Mittermaier, quien prosiguió el Manual de Feuerbach,
exigen que la acción posea objetivamente y no tan sólo desde el punto o bien con la teoría de la realización parcial del delito.17 De la exposi-
de vista del autor, idoneidad suficiente para causar el resultado. Para
la determinación de la citada idoneidad se utilizan diversos criterios. 14. Lehrbuch, 10.a ed., pág. 33 s. (Para ediciones anteriores, véase Schüler,
Der Mangel, pág. 15, nota 26 y 27) y 14.a ed., anotada por C. J. A. Mittermeier,
§ 42, pág. 71.
15. Lehrbuch, 10.a ed., pág. 34, nota c) y 14.a ed., pág. 72, nota 3.
16. Stopfkuchen, Strafbare, pág. 32 s., y pág. 32, nota 130.
13. Sobre ello, Frank en Vollendung und Versuch, V.D.A., pág. 163 ss. 17. Sobre estas críticas, véase Delaquis, Der untaugliche Versuch, pág. 65 ss.

282 283
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

ción que Feuerbach hizo no parece que pueda deducirse su identidad tan cada uno de ellos una pistola con intención de matar a C, son de-
con alguna de las teorías citadas, a no ser que queramos correr el tenidos por la Policía y sólo más tarde se comprueba que la pistola
peligro de dirigir nuestro «ataque a un contrario que no existe».18 Sus de A estaba descargada sin A saberlo, la aplicación de esta teoría con-
consideraciones sobre la tentativa inidónea aparecían sin duda llenas duce a afirmar que la acción de A no suponía en realidad la realización
de sugerencias, que desarrollaron las posteriores teorías objetivas. parcial del delito de homicidio, ya que la consumación no hubiera sido
posible con una pistola descargada. Esta acción es, por consiguiente,
b) Teorías objetivo-formales impune. En cambio, la acción de B era perfectamente idónea para pro-
ducir el resultado, y por lo tanto, una realización parcial del delito,
Bajo este epígrafe incluimos aquellas teorías que determinaron la un principio de ejecución punible.
inidoneidad de la acción a través de criterios de carácter formal, como Para los partidarios de esta posición la tentativa inidónea no es
la falta de una de las características del delito o del tipo. Cronológica- punible en nigún caso, ya que en estas acciones falta siempre alguno
mente son posteriores a las teorías objetivo-materiales, pero también de los elementos necesarios para producir la consumación. La amena-
dejaron de mantenerse con anterioridad. za penal sólo se justifica —afirman los partidarios de esta teoría—
cuando existe una lesión del Ordenamiento Jurídico, de forma que el
a') Teoría de Binding o de la realización parcial del delito Estado sólo podría castigar el delito consumado. Si además quiere
ampliar la punición a las acciones intentadas, deberá observar que en
a") Exposición estos casos peligre verdaderamente la seguridad del Ordenamiento Ju-
rídico, lo cual sucede únicamente cuando la lesión es posible. Éste no
La teoría de Binding sobre la tentativa inidónea se remonta en sería el caso de la tentativa inidónea. El castigar estos supuestos com-
realidad a una teoría anterior que denominaremos «teoría de la reali- portaría una lesión del principio «cogitationis poenam nemo patitur»,
zación parcial del delito»,19 pues sus partidarios conciben la tentativa es decir, el castigar la voluntad delincuente.21
como la realización parcial del delito consumado. A través de esta ex-
Esta teoría estrictamente objetiva no tuvo excesiva aceptación
presión pretendía ponerse de manifiesto que la tentativa de un delito
entre la doctrina alemana, y fue objeto de críticas, no sólo por parte
es posible sólo en aquellos casos en que la consumación es posible. La
de los representantes de la teoría subjetiva, sino también por parte
acción debe ser concretamente adecuada para conducir a la consuma-
de los objetivistas. La defendieron Geyer,22 Von Rubo,23 Pfenninger24 y
ción. Es decir, entre la acción realizada y el resultado perseguido debe
Temme.25
existir una relación causal concreta. La determinación de los supuestos
Binding fundamentó esta posición en su teoría de las normas, se-
que contienen realmente la posibilidad de producir el resultado, con-
gún la cual el delincuente al cometer el delito no infringe la ley, sino
duce al examen de la acción concretamente realizada, y, sólo en el
que la cumple, pero contradice en realidad la norma conceptualmente
caso de que la misma contenga todos los elementos necesarios para
anterior a la ley. Estas normas poseen una caracterización absoluta-
producirse la consumación, podrá afirmarse la presencia de una «con-
mente objetiva, sin tener en cuenta la intención, o mejor —siempre se-
sumación parcial», «un principio de ejecución», una parte objetiva
gún Binding— la culpabilidad del autor.26 Son prohibiciones de cau-
de la ejecución.20
sación, cuya infracción tiene lugar en un momento muy determinado,
Si suponemos, por ejemplo, que en el momento en que A y B apun- es decir, al comenzar la concreta actividad causal, que técnicamente
llamamos «principio de ejecución». Esta causación prohibida consiste
18. De esta forma rechazaba Cohn (Zur Lehre, pág. 409) las críticas que Lam- en la progresiva realización del tipo de la acción prohibida, que se com-
masch había dirigido a la teoría de Feuerbach.
19. Esta teoría ha sido denominada de forma muy distinta por la doctrina. 21. Así, Pfenninger, SchwZStr, 5 (1892), pág. 409 y Temme, Lehrbuch,
Delaquis hablaba de «teoría objetiva pura» (Der untaugliche Versuch, pág. 67 ss.), 22. ZStW, 1 (1881), pág. 42.
Germann, en cambio, de «Teoría parcial» (Teiltheorie) (Strafgrund, pág. 4 ss.), 23. GS, 17 (1865), pág. 8 ss.
Schüler de «teoría estrictamente objetiva» (Der Mangel, pág. 34) y Celichoswki 24. SchwZStr, 5 (1892), pág. 409.
de «teoría clásica» (Die Bedeutung, pág. 15). 25. Lehrbuch, pág. 122.
20. Delaquis, Der untaugliche Versuch, pág. 68 s. 26. Normen, III, pág. 423.
284 285
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

tiva inidónea, como sus representantes desean, sino más bien a la


pone de la combinación de determinadas características que Binding
impunidad de toda tentativa. En realidad cualquier tentativa de delito
denomina características del delito o de antinormatividad. 27 La causa-
se caracteriza por no haber conducido al resultado en el caso concreto,
ción parcial puede tener lugar, en forma esquemática, a través de la
es decir, por la falta de una relación causal concreta entre la acción
realización de una característica tras otra, aunque es posible igualmen-
y el resultado perseguido por el autor.34 Si la tentativa hubiera sido
te que se trabaje al mismo tiempo en la realización de varias de ellas.
concretamente idónea hubiera terminado en consumación. Esta teo-
Si la causación parcial no llega hasta la causación total, existe un
ría conduce, pues, a imputar al autor únicamente el resultado cuando
delito parcial (Teildelikt), al que nos hemos acostumbrado a llamar
se ha producido. Para evitar esta consecuencia se abstrae, inconse-
tentativa de delito.28 Precisamente a través de la caracterización de la
cuentemente, alguna de las características de la acción.
tentativa como «delito parcial», es la forma en que mejor se expresa
Ya en contra de la teoría de Feuerbach se había puesto de relie-
la esencia de la misma.29
ve que la falta de relación causal en concreto no podía constituir la
Si falta en la acción alguna de las características del delito, ésta causa de la impunidad de la tentativa inidónea, puesto que toda ten-
no puede llegar a la consumación del mismo y no es, por consiguiente, tativa se caracteriza por su falta de concreta relación causal con el
una realización parcial de aquél. Para que la acción sea delictiva debe resultado.35 Sin embargo, la equiparación que Feuerbach hizo de rela-
ser idónea para realizar el delito, y esta «idoneidad debe considerarse ción causal y peligro objetivo permitió a Delaquis deducir que aquel
como concreta idoneidad, la del caso individual».30 Si la acción carece autor no se refería a una relación causal en concreto, sino a una rela-
concretamente de alguna de las características necesarias para causar ción causal potencial.36
el delito, no constituye tentativa. La acción inidónea para consumar el
delito no sólo no es punible, sino que ni siquiera está prohibida por la b') Teoría de la falta de tipo
norma. Toda tentativa inidónea es, según Binding, un delito putativo. 3 '
«Todas las acciones a las cuales les falte tan sólo alguna característi-
Mucha más importancia que la teoría que acabamos de exponer
ca (del delito)... no están prohibidas por la norma.» 32
tiene, en relación a la acogida que ha tenido en la doctrina tanto ale-
mana oomo española, la teoría de la falta de tipo. Al igual que sucedía
b") Valoración crítica con la expresión «realización parcial del delito», la expresión «falta
de tipo» había sido utilizada desde antiguo, si bien en diversos senti-
Después de Binding, la teoría de la realización parcial no tuvo dos. El concepto de falta de tipo se remonta al siglo xvm y surge con
apenas repercusión en la doctrina alemana —ni siquiera aquellos auto- la finalidad de aplicar una pena atenuada siempre que faltase una ca-
res que prosiguieron su teoría de las normas la siguieron sin modifica- racterística esencial del delito o bien no existiera prueba suficiente
ciones—,33 como tampoco la había tenido anteriormente. Político-crimi- de la misma, limitando así la abusiva arbitrariedad judicial existente
nalmente esta teoría amplía demasiado el ámbito de la impunidad. Por en aquel período histórico.37 Este concepto fue desarrollado poste-
ejemplo, es difícil de justificar que alguien deba permanecer impune riormente por Feuerbach.38 Entre la teoría de la falta de tipo de Feuer-
por no haber acertado en la dosis de veneno suficiente para producir
la muerte y, en cambio, sea punible la acción de aquél que ha fallado
34. Delaquis, Der untaugliche Versuch, pág. 70.
el disparo de un arma. 35. Así, Baumgarten, Die Lehre, pág. 249 s.
Pero además la teoría de la realización parcial del delito correcta- 36. Delaquis, Der untaugliche Versuch, pág. 66.
mente aplicada no conduce únicamente a la impunidad de toda tenta- 37. Binding, Normen, III, pág. 488.
38. Feuerbach expuso que la Ley condiciona el grado de la pena «al conjun-
to de cada uno de los presupuestos particulares. A cada presupuesto aislado co-
27. Normen, III, pág. 426. rresponde, entonces, en la idea del legislador, una cierta cantidad de pena ... De
28. Normen, III, pág. 428. aquí se deduce que, cuando no existen completamente las condiciones legales, se
29. Normen, III, pág. 429. debe detraer de la pena conminada tanto como corresponde a las condiciones
30. Normen, III, pág. 431. que faltan». (Citado por Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 742.) Ante las crí-
31. Sobre esto, véase el capítulo VII, apartado II, 1, B. ticas dirigidas a esta teoría por Mittermaier, Feuerbach modificó más tarde su
32. Normen, III, pág. 426. posición. (Sobre esto, véase Binding, Normen, III, pág. 490.)
33. Así, Probst, Die Abgrenzung, pág. 18.
287
286
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

bach y la teoría de la falta de tipo como se entiende actualmente exis- integrante del mismo. En este sentido toda tentativa constituiría una
ten, no obstante, notables diferencias, por lo cual se ha distinguido falta de tipo 41 y, por consiguiente, no sería posible realizar esta dis-
entre una antigua teoría de la falta de tipo, que coincide con la teoría tinción.42
de Feuerbach, y una nueva teoría de la falta de tipo,39 que exponemos a Para poder separar uno y otro concepto es necesario distinguir en-
continuación.40 tre las distintas características del tipo y determinar cuáles son nece-
sarias para que concurra una tentativa de delito. A este efecto se distin-
a") Exposición gue entre el resultado externo, como efecto de la acción y las restantes
circunstancias de la misma. Una tentativa de delito concurre siempre
Esta teoría se caracteriza por distinguir en base al tipo legal, la cuando lo único que falta es la producción del resultado, como «pieza
falta de tipo, supuestos en los que falta alguna de las características final» de la acción,43 que hubiera dado lugar a la consumación. Falta
del tipo, del concepto de tentativa. Tentativa y falta de tipo son, pues, en estos casos únicamente la relación causal. En cambio, en la falta
instituciones distintas. Algunos de sus representantes han advertido, de tipo falta alguna de las restantes características que componen el
sin embargo, que la denominación «falta de tipo», puede inducir a con- tipo objetivo.44 En la tentativa, si el autor prosigue la acción iniciada
fusión, pues toda tentativa se caracteriza por la falta de plenitud del hasta el final se producirá la consumación sin lugar a dudas. En cam-
tipo objetivo, si se considera la producción del resultado como parte bio, en la falta de tipo, aun cuando la acción se haya llevado a térmi-
no, la inexistencia de alguna de las circunstancias del tipo excluye la
39. Así, Schüler, Der Mangel, pág. 41 ss;. y Stopfkuchen, Strafbare, pág. 15 ss. posibilidad de producción del delito. «Una acción consumada no puede
40. Varios autores se refirieron a la falta de tipo sin que haya podido deter- constituir un delito intentado», constituye una afirmación frecuente
minarse exactamente en quién tiene su origen esta teoría. Zachariá, quien dis- por parte de los representantes de esta teoría.45 Rittler argumenta po-
tinguió entre tentativa y falta de tipo, expuso: «Existe falta de tipo y no tenta-
tiva cuando la falta no se refiere al avance o a la terminación de la actividad niendo de relieve que en la tentativa el autor se equivoca sobre algo fu-
delictiva o a la producción del efecto necesario para el concepto de delito, sino turo, sobre la causalidad de su conducta, en cambio, en la falta de
a otra propiedad de éste» (Die Lehre, I, pág. 23). Natorp, al contrario de Schü- tipo el error reside en un hecho actual, en una circunstancia que ya
ler, quien le incluye en la antigua teoría de la falta de tipo (Der Mangel, pág. 46), concurre en el momento de actuar y no sólo puede ser causada a tra-
ha visto en Zachariá uno de los primeros representantes de la moderna teoría
de la falta de tipo, advirtiendo, sin embargo, que éste se refería a «propiedades vés de la conducta.46
del delito» y no a «características del tipo legal» (Der Mangel, pág. 4).
En sentido muy distinto utilizó Kostlin esta expresión, pues su distinción se 41. Así, actualmente, Maurach, A.T., 4.a ed., pág. 493.
movía en el ámbito subjetivo —si bien Frank le incluye entre los primeros re- 42. Por esta razón algún autor ha distinguido entre falta de tipo en sentido
presentantes de la teoría (StGB, § 43, I)—. Kostlin expuso: «La diferencia de la amplio (tentativa) y falta de tipo en sentido estricto (falta de tipo). (Frank, StGB,
tentativa con la falta de tipo no se encuentra en la esfera de la manifestación § 43, I; Graf zu Dohna, Der Mangel, pág. 40; Germann Strafgrund, pág. 162,
externa, sino en la esfera de la subjetividad. Dicha distinción reside simplemente nota 28, y Natorp, Der Mangel, pág. 3.)
en que a la tentativa le pertenece la intención plena, es decir, la intención que 43. Así, Von Liszt/Schmidt, A.T., pág. 298.
abarca el tipo global del delito, mientras que ... en la falta de tipo ... la inten- 44. Así, Allfeld, A.T., pág. 196; Bering, Die Lehre vom Verbrechen, pág. 330;
ción no abarca en sí misma el concepto global de delito.» (Citado por Jiménez Graf zu Dohna, Der Mangel, pág. 49; Frank, StGB, § 43, I; Von Liszt/Schmidt,
de Asúa, Tratado, VII, pág. 744, nota 173). Kostlin hacía referencia a casos perte- A.T., pág. 298 ss.; Kroschel, GS, 41 (1889), pág. 286 y M. E. Mayer, A.T., pág. 265.
necientes al ámbito del delito putativo, como, por ejemplo, creerse adúltero por 45. Graf zu Dohna, Der Mangel, pág. 48 s., y Havenstein, GA, 36 (1888), pág. 35.
yacer con la novia de otro, que también actualmente se excluyen del ámbito de Por ejemplo, A pone la mano en el bolsillo de B, pero no puede coger nada por-
la punición. que está vacío. O bien se adueña de su propio bolso. Pero en estos casos en que
Mucho más cercano a la teoría de la falta de tipo como se entiende actual- la acción se ha realizado hasta el final, no puede hablarse de una consumación
mente, se encuentra Havenstein, que ha sido considerado por Schüler como uno en sentido jurídico. El término consumación se emplea en un sentido distinto.
de sus fundadores (Der Mangel, pág. 48). Aquél consideró supuestos de falta de Actualmente existe unanimidad en afirmar que la consumación supone el cumpli-
tipo los casos en que el objeto es inexistente, ya que en éstos «la acción ... no miento de todas las características del tipo. (Sobre ello, véase capítulo V, apar-
es idónea para el tipo del parágrafo, puesto que falta en ella, desde el principio, tado I, 1, A.) Por ello, en estos ejemplos no existe inconveniente en admitir una
una característica del tipo. A priori se comprende por sí mismo que no puede tentativa, aun cuando la acción se haya realizado hasta el final.
tratarse de una acción punible». (GA, 36 [1888], pág. 40. Lo subrayado pertenece 46. Rittler, Lehrbuch, pág. 256 s. En el mismo sentido, Spendel, Zur Neube-
al autor.) Sobre la teoría de Havenstein, ampliamente, Stopfkuchen, Strafbare, grundung, Stock-estschrift, pág. 105 s. La idea del error como elemento diferen-
pág. 20 ss. ciador entre ambas instituciones se encuentra a menudo entre los representantes

288 289
11.
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

Concurre una falta de tipo, por ejemplo, cuando A toma su propia exclusión de este supuesto, desde un principio, del ámbito de la punibi-
cartera en la creencia de que pertenece a B, o bien en el caso de que lidad.48
C dispare sobre D con la intención de matarle, cuando éste ya estaba Si el error se produce sobre el objeto, que el autor cree que concu-
muerto sin que C lo supiera, pues en estos casos falta uno de los rre cuando realmente falta, existirá sin excepción una falta de tipo im-
elementos exigidos en el tipo legal: la ajenidad de la cosa en el primer pune. Esta solución tan radical no resultaba tampoco satisfactoria a los
caso y el objeto en el segundo. defensores de esta teoría, quienes, matizando las consecuencias de la
La determinación de un supuesto como falta de tipo o como tenta- misma, distinguieron entre la inexistencia y la ausencia de objeto. Si
tiva depende exclusivamente de la forma como esté redactado el tipo éste existe, pero no se encuentra en el lugar supuesto por el autor, tiene
legal. «Debe aceptarse sin más preámbulos que la penalidad de una ac- lugar una tentativa, ya que no se trata de un caso de objeto inidóneo
ción depende de la forma en que esté redactado el tipo legal», por sino de medio inidóneo. Pero si el objeto no existe en absoluto, se pro-
consiguiente «el legislador deberá prestar atención a las consecuencias duce una falta de tipo.49 La claridad de esta distinción no consigue jus-
que en este punto puedan resultar de su actividad».47 Esta sumisión tificar, como pretende M. E. Mayer,50 el diverso tratamiento que recibi-
a la redacción del tipo legal se considera por sus representantes con- ría la acción de A de disparar a la cama vacía de B, en la creencia de
forme con el principio de legalidad y que aporta, por otra parte, que éste se encontraba en aquélla, si B se hilaba en realidad de vacacio-
una gran seguridad jurídica. nes en una crucero en alta mar, o bien había muerto pocos minutos
antes porque el barco se había hundido.51
b") Valoración crítica También es poco convincente esta teoría desde el punto de vista
dogmático, ya que no puede justificar el diverso tratamiento de unas
Mucho antes de la entrada en vigor del nuevo Código Penal alemán, características del tipo con respecto de las otras.52 Hay que tener en
cuyo § 22 excluye legalmente la posibilidad de defender esta teoría en cuenta que cada una de las diversas características de la acción tiene
base al Derecho positivo, existía acuerdo en la doctrina alemana en importancia para la consumación del delito, y todas ellas se recogen
cuanto al rechazo de la misma. en el tipo en cuanto que en éste se describe la acción antijurídica. «El
Esta posición plantea tanto desde un punto de vista dogmático tipo es un anillo legal del injusto del cual no pueden separarse partes
como político-criminal serios inconvenientes. Político-criminalmente aisladas».53 El hecho de que la Ley mencione una determinada caracte-
conduce a resultados insatisjactorios puesto que la distinción entre rística en lugar de otra constituye una cuestión de técnica legislativa,
tentativa y falta de tipo depende exclusivamente —como se ha expues- que no puede afectar ni al contenido del tipo, ni a la estructura de la
to— de la redacción legal. Este hecho, que para los partidarios de esta tentativa. Para la producción de un homicidio, por ejemplo, la concu-
teoría reporta seguridad jurídica, conduce en ocasiones a consecuen- rrencia del objeto de la acción es tan necesario como la existencia de
cias absurdas y, como ya se ha dicho, político-criminalmente inade- una relación de causalidad entre la acción y el resultado: desde el pun-
cuadas. Si alguien cree utilizar equivocadamente un medio que la ley
no describe, está cometiendo una tentativa de delito. Por ejemplo, A
cree utilizar un abortivo cuando en realidad se trata de un medio ino- 48. En este mismo sentido, Stratenwerth, A.T., pág. 201, núm. 689. Y tam-
cuo. En cambio, si el legislador lo ha descrito, como sucede con el ve- bién Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 18 s., y Von Hippel, A.T., II, pág. 434.
neno, el mismo error conduce a una falta de tipo con la consiguiente 49. Así, Graf zu Dohna, Der Mangel, pág. 61 ss.; Frank, StGB, pág. 91, y
M. E. Mayer, A.T., pág. 360 ss.
50. A.T., pág. 361, nota 44.
de esta teoría. Así, Graf zu Dohna considera que la tentativa no es más que un 51. Críticamente, Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 19; Von Buri, 'GS,
caso especial de error (Der Mangel, pág. 38). En ésta el error se produce en re- 20 (1868), pág. 331; Finger, Der Versuch, Binding-Festschrift, pág. 307, y Stopfku-
lación a la causalidad de la acción, mientras que en la falta de tipo, el error se chen, Strafbare, pág. 19.
produce en relación a una de las restantes características del tipo. Por el contra- 52. Bockelmann, Niederschriften, pág. 174; Delaquis, Der untaugliche Ver-
rio, Frank considera que en la tentativa no concurre necesariamente un error such, pág. 118; Finger, Der Versuch, Binding-Festschrift, pág. 293 y 296; Von Hip-
y sí, en cambio, en la falta de tipo, y ésta es, precisamente, la diferencia entre pel, A.T., pág. 434; Probst, Die Abgrenzung, pág. 24 s., y Stopfkuchen, Strafbaren,
ambos (StGB, § 43, I). pág. 17 s.
47. Graf zu Dohna, Der Mangel, pág. 62. 53. Así, Maurach, A.T., pág. 507.

290 291
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

to de vista dogmático es incorrecto extraer de la acción determinadas


características sometiéndolas a un tratamiento distinto. c) Teorías objetivo-materiales
La diferencia entre tentativa y falta de tipo no puede mantenerse
tampoco distinguiendo entre características del tipo actuales y futuras, Normalmente se considera que estas teorías constituyen la conti-
considerando que en la tentativa el autor se equivoca sobre elementos nuación más inmediata de la posición iniciada por Feuerbach. Las teo-
del tipo futuros y en la falta de tipo sobre elementos actuales, ya que rías objetivo-materiales hacen depender la idoneidad o inidoneidad de
el error en la tentativa también puede concurrir sobre un elemento del una acción de la relación causal posible, y no concretamente existente,
tipo actual.54 Si A dispara a B con un revólver, y falla, no se equivoca entre la acción y el resultado perseguido, equiparando generalmente,
con respecto a una característica futura, sino sobre la cualidad de su ha- como había hecho Feuerbach, la tentativa inidónea a la tentativa no
hacer, el creer que apunta en la dirección correcta, y ésta constituye una peligrosa.
característica presente.
Esta concepción comporta —como Maurach ha puesto de relie- a') Antigua teoría del peligro
ve—55 una falsa valoración del injusto que parece encontrar una con-
firmación en la teoría de las normas de Binding.56 Éstas prohiben la La «antigua teoría del peligro» o «antigua teoría objetiva», como
causación de determinados resultados y se encuentran caracterizadas los manuales y comentarios alemanes la denominan actualmente, cons-
en forma completamente objetiva haciendo exclusión de todos los tituye la primera teoría que aportó una amplia construcción sobre la
momentos subjetivos: la norma prohibe matar a un hombre, no a un tentativa inidónea esforzándose por encontrar una distinción exacta
cadáver; coger una cosa ajena, no la propia. Quien realiza estas accio- entre los supuestos punibles y los impunes. A pesar de los inconve-
nes no ejecuta nada prohibido por la norma. En este sentido algunos nientes que, como se expondrá, presenta esta construcción, fue mante-
de los partidarios de la teoría de la falta de tipo han considerado que nida por numerosos autores alemanes durante el siglo xix, sobre todo
estos supuestos constituyen un delito putativo.57 en su segunda mitad en que ocupó un lugar dominante, así como en
Por último debe ponerse de relieve que la teoría de la falta de tipo parte de nuestro siglo. Igualmente tuvo acogida en la doctrina de
no supone una toma de posición con respecto a todos los supuestos de otros países, como la nuestra.
la tentativa inidónea, sino únicamente la exclusión del ámbito de lo
punible de algunos de ellos, generalmente casos de objeto y sujeto ini- a") Exposición
dóneo, cuando estas características se mencionan expresamente. Se
trata tan sólo de una separación previa del concepto de tentativa de Esta posición fue iniciada por Mittermaier, quien al desarrollar la
todas aquellas acciones en las que se ha puesto de manifiesto concreta- teoría expuesta por Feuerbach, exigió para la punibilidad de la tenta-
mente que la característica señalada por la Ley no concurre. Una vez tiva la existencia de una relación causal posible entre la acción y el
determinadas las acciones que pertenecen al ámbito de la tentativa se resultado. Aquel autor advirtió, a diferencia de la teoría de la realiza-
acude, por parte de sus representantes, a diversas teorías para determi- ción parcial del delito, que no podía constituir una característica de la
nar su punibilidad: la teoría antigua del peligro,58 la moderna teoría tentativa inidónea la no concurrencia de una relación causal en el caso
del peligro 59 así como una teoría mixta.60,61 concreto, ya que precisamente, en concreto, toda tentativa se ha ma-
nifestado incapaz de causar el resultado. Para poder considerar la
54. Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 18, y Finger, Der Versuch, Bin- punibilidad de la tentativa atendiendo a la relación causal, no debe
ding-Festschrift, pág. 301 ss. tenerse en cuenta únicamente lo que en concreto «ha ocurrido» sino
55. A.T., pág. 507. aquello que en abstracto «podía ocurrir», de esta forma puede afirmar-
56. Así también, Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 17.
57. Sobre ello, véase el capítulo VII, apartado II, 1, B. se que, si bien la acción no ha causado en concreto el resultado, tenía
58. Beling, Die Lehre vom Verbrechen, pág. 330 s.; M. E. Mayer, A.T., pág. 359, potencialidad suficiente para causarlo, es decir, puede considerarse ob-
y Rittler, Lehrbuch, pág. 257 s. jetivamente peligrosa. En estas consideraciones se fundamenta la dis-
59. Von Liszt/Schmidt, A.T., pág. 312 ss. tinción entre tentativa absoluta y relativamente inidónea, que sería
60. Graf zu Dohna, Der Mangel, pág. 58 ss., y Frank, StGB, pág. 90.
61. Críticamente, Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 19. acogida por la doctrina posterior.

292 293
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

En 1816 señaló Mittermaier que para que una teoría sea cierta hacía merecedores de pena, sin tener que ampliarla a todos ellos,
con respecto a la punición de la tentativa, no debe castigar a causa de como la teoría subjetiva.
la mala intención o la peligrosidad subjetiva, sino sólo en aquellos La distinción entre tentativa absoluta y relativamente inidónea
casos en que la tentativa comporta una infracción de la Ley. Para de- tuvo numerosos seguidores entre los que cabe mencionar a Abbeg,68
terminar si existe una infracción de la Ley deberá tenerse en cuenta Marezoll,69 Heffter,70 Osenbrügge,71 Chop,72 Zacharia,73 Geib,74 Besseler,75
únicamente una medida que sea externamente reconocible, como es la Berner,76 Baumgarten,77 Allfeld,78 Merkel,79 Olshausen.80 M. E. Mayer81
naturaleza adecuada de la acción.62 y Beling.82 Estos autores siguieron en lo fundamental la posición inicia-
Para que la acción sea adecuada para producir el delito deberán da por Mitermeier,83 contribuyendo al desarrollo de esta teoría a través
concurrir en ella todas aquellas características que pertenecen al tipo de la aportación de nuevos argumentos.
de delito, que la misma pretende consumar.63 En este aspecto cabe En algún eso se mantuvo la validez de esta teoría en base a la
distinguir entre objeto y medio del delito. El objeto contra el que se redacción del artículo 178 de la C.C.C., que definía la tentativa como la
dirige la acción, deberá ser adecuado para que el ataque delictivo sea realización de «un acto malo mediante algunas obras externas que
posible. Sin un objeto adecuado, el delito no es imaginable. Un cadá- pueden ser apropiadas para su consumación...». De ello se deducía que
ver constituye, por ejemplo, un objeto absolutamente inadecuado para según aquel artículo la acción emprendida tenía que ser apropiada para
poder realizarse un homicidio. Igualmente adecuado deberá ser el producir el resultado y, por consiguiente, eran impunes aquellas accio-
medio que exige el tipo del delito.64 Por ejemplo, al asesinato perte- nes que no podían producirlo.84 Posteriormente, la redacción del § 43
nece un medio mortal y, si éste falta, falta el delito. No obstante, con del Código Penal alemán de 1871, al exigir un «principio de ejecución»
respecto al medio utilizado debe distinguirse entre medio inidóneos del delito para la concurrencia de una tentativa, trajo consigo, como
«en abstracto» y medios inidóneos «en concreto» para causar el resul- mantuvieron varios autores, un nuevo argumento en favor de esta
tado. Un medio es abstractamente inidóneo cuando no puede causar posición. La tentativa absolutamente inidónea no podía fundamentar
el resultado bajo ninguna circunstancia,65 y concretamente inidóneo ningún «principio de ejecución» del delito, ya que aquello que es ob-
cuando en sí el medio es adecuado para producir el resultado, pero en jetivamente imposible de ejecutarse, también es imposible de empezar
el caso concreto ha sido inadecuado.66 a ejecutarse.85 Ciertamente, este mismo argumento se había utilizado ya
De estas consideraciones extrajo Mittermaier las siguientes con-
clusiones: La tentativa con objeto inidóneo es siempre impune, pues,
68. Lehrbuch des Strafrechts, pág. 54 s.
nunca, ni en abstracto ni en concreto, es adecuada para producir el re- 69. Das gemeine deutsche Criminálrecht, pág. 114 ss.
sultado, mientras que en la tentativa con medio inidóneo debe distin- 70. Lehrbuch, pág. 37.
guirse entre medio abstracto y medio concretamente inidóneo. En el 71. Abhandlungen, pág. 38 s.
primer caso la tentativa será siempre impune, ya que la acción no es 72. Archiv des Criminalrechts., 1842, pág. 540.
adecuada en absoluto para producir el resultado; en el segundo caso, 73. Die Lehre, I, pág. 233 ss., y II, pág, 152 ss.
74. Lehrbuch, pág. 308 s.
será punible porque el medio es abstractamente adecuado para produ- 75. Kommentar, pág. 144.
cir el resultado aunque en concreto no lo haya producido.67 Esta con- 76. Lehrbuch, pág. 140 ss.
sideración de la acción en abstracto permitía extender la punición a 77. Die Lehre, pág. 419.
determinados supuestos de tentativa inidónea, cuyas características les 78. A.T., pág. 175 ss.
79. Lehrbuch, pág. 118 y 130 ss.
80. Kommentar, 9.a ed., § 43, núm. 23.
62. NA. für C , 1 (1816), pág. 168. 81. A.T., pág. 354 ss. /
63. Ob. cit., pág. 169. 82. Die Lehre vom Verbrechen, pág. 330 s.
64. Ob. cit., pág. 171 s. 83. Algún autor introdujo la distinción entre objeto absoluta y relativamente
65. Por ejemplo, pretender envenenar con azúcar o disparar con una pistola inidóneo (Berner, Lehrbuch, pág. 145).
descargada. 84. Así, Abbeg, Lehrbuch, pág. 155; Beseler, Kommentar, pág. 144, con rela-
66. Por ejemplo, emplear una dosis insuficiente de veneno. ción al medio absolutamente inidóneo; Chop, Archiv des Criminalreschts, 1842,
67. NA. für C , 1 (1816), pág. 194 ss.; GS, 11 (1859), pág. 437, y Lehrbuch, pág. 522 ss.; Heffter, Lehrbuch, pág. 66, nota 5.
14." ed., pág. 76 s., nota VIII. 85. Así, M. E. Mayer, DJZ, VII, 1902, pág. 330 ss.

294 295
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

bajo la vigencia del Código Penal prusiano de 1851, que en su § 51 Por otra parte, en ocasiones no puede justificarse el diverso trata-
hablaba de «principio de ejecución», o bien acudiendo al Código Penal miento que concede a supuestos ciertamente no tan distintos, lo cual
francés de 1810.86 Zachariá, por ejemplo, señaló en 1836 que «un prin- le conduce a resultados injustos. Por ejemplo, disparar en la oscuridad
cipio no es imaginable sin un final posible».87 al tronco de un árbol al confundirlo con un enemigo, que en realidad
Por otra parte, los seguidores de Mittermaier dieron relevancia se encontraba junto al tronco, constituye una tentativa absolutamente
nuevamente al concepto de peligro objetivo introducido en esta pro- inidónea, impune por falta de objeto; pero, en cambio, es punible el
blemática por Feuerbach. Punible es únicamente aquella acción capaz disparar a la víctima, que todavía tiene tiempo de apartarse. 89 El dispa-
de causar el resultado, es decir, peligrosa. La tentativa absolutamente rar con una pistola descargada es considerado impune por tratarse de
inidónea, por ser en todo caso incapaz de producir el resultado no un medio absolutamente inidóneo, pero como medio relativamente ini-
puede considerarse peligrosa y consiguientemente deberá permanecer dóneo, se considera una pistola cargada a la que el óxido había imposi-
impune. Por el contrario, la tentativa relativamente inidónea, abstrac- bilitado por completo.90 En realidad, en relación a algunos supuestos,
tamente adecuada para producir la lesión del bien jurídico, aunque ni los mismos representantes de esta posición llegaban siempre a solu-
en concreto no la haya producido, debería considerarse peligrosa y por ciones idénticas. Los casos expuestos de disparar con una pistola des-
lo tanto punible. cargada, o bien disparar sobre alguien que llevase un chaleco antiba-
También posteriormente se introdujo la distinción entre objeto ab- las, eran considerados en ocasiones como tentativa absolutamente ini-
solutamente inidóneo y objeto relativamente inidóneo. Un buen ejem- dónea y en otras como tentativa relativamente inidónea. Pero ello no
plo del primero lo constituye el disparar a un muerto, mientras que hace sino poner de relieve la dificultad de determinación de estos con-
el disparar a alguien que lleva un chaleco antibalas constituiría un ob- ceptos. Los partidarios de esta posición no consiguieron precisar sus
jeto relativamente inidóneo y daría lugar, por lo tanto, a una tentativa presupuestos y, en lugar de ello, en algunos casos, aportaron gran nú-
relativamente inidónea punible.83 mero de ejemplos para suplir su falta de argumentación.
Una de las razones en que se fundamentó la punibilidad de los su-
b") Valoración crítica puestos de tentativa relativamente inidónea, fue el afirmar que en estos
casos, de un medio relativamente idóneo sólo debido a una casuali-
La antigua teoría del peligro es la teoría objetiva que más acogida dad no se produce el efecto deseado.91 Sin embargo, la casualidad
doctrinal ha encontrado a lo largo de la historia de la tentativa inidó- juega también un papel importante en muchos supuestos de tentativa
nea. Tiene el mérito de haber aportado por vez primera, un criterio de absolutamente inidónea, que a pesar de ello se consideran impunes.
delimitación entre los supuestos de tentativa inidónea punibles y los Si A equivocadamente ofrece a B una taza de café con azúcar, en
impunes. Sin embargo, a pesar de su indudable importancia, esta cons- lugar del café mezclado con una dosis de veneno suficiente para produ-
trucción presenta serios inconvenientes en relación a diversos aspectos. cir la muerte, que tenía preparada junto a aquél, debería considerarse
En primer lugar, se ha puesto de manifiesto que esta posición con- impune, ya que el azúcar constituye un medio absolutamente inidóneo
duce a la impunidad de numerosos supuestos, que más bien debieran para matar. En cambio, si alguien en lugar de colocar la dosis suficien-
considerarse punibles conforme al sentimiento jurídico.88 Así sucede, te, mezcla equivocadamente el café con una dosis muy inferior, es pu-
por ejemplo, con el disparar con una pistola descargada cuando el nible de una tentativa relativamente inidónea. Aquél, que por error
autor creía que estaba cargada. A él mismo le sorprenderá después la toma la pistola descargada, en lugar de la cargada, que es idéntica y,
impunidad de su acción, como sostiene esta teoría. O bien el pretender sólo por esta razón, no causa el resultado, es impune, cuando quien
hurtar en un bolsillo, que está vacío. falla el disparo por no calcular la distancia correcta, es punible. Algunos
de los resultados a los que esta teoría conduce fueron considerados in-
86. Así, Berner, Lehrbuch, pág. 44; Beseler, Kommentar, pág. 145; Chop, satisfactorios incluso por sus propios representantes, sin que faltaran
ob. cit., pág. 540; Marezol, Das gemeine deutsche Criminalrecht, pág. 115, y Mit-
termaier, GS, 11 (1859), pág. 425.
87. Zachariá, Die Lehre, I, pág. 247 s.
88. Así, Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 10; H. Mayer, A.T., pág. 286, 89. Así, Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 10.
y Ralis, ZStW, 61 (1942), pág. 31 ss. 90. RáliS, ZStW, 61 (1942), pág. 31.
91. Así, Zachariá, Die Lehre, I, pág. 240.
296
297
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

propuestas de solución, que comportaban, sin embargo, una renuncia prueba sobre la inidoneidad debe realizarse mediante una cierta abs-
a la consecuente aplicación de la misma.92 tracción del caso concreto, en el que el objeto o medio se han demos-
Por otra parte, no sólo los resultados a los que esta teoría conduce trado inidóneos. El problema es determinar, y esta teoría no lo hace,
son inadecuados, sino que también lo es su fundamentación. En pri- en qué medida debe realizarse esta abstracción.99 Si, por ejemplo, se
mer lugar, los argumentos de Derecho positivo a los que algunos auto- examina la acción de disparar a alguien con una «pistola descargada»,
res se refirieron fueron progresivamente rebatidos. Se ha criticado la re- lógicamente se negará la peligrosidad de esta acción, pero si se tiene
misión a la C.C.C. para fundamentar esta posición, argumentando que el en cuenta tan sólo el elemento «pistola», posiblemente la acción se con-
autor de aquella compilación no podía querer dar respuesta a una cues- sidere peligrosa. En realidad sería difícil encontrar un medio que, exa-
tión que no se había planteado en ninguna de las fuentes que utilizó, minado en abstracto, es decir, de forma independiente de las circuns-
sino que, por el contrario, surgió terscientos años más tarde.93 El co- tancias del caso en concreto, fuera inidóneo para producir el resultado.
nocimiento del origen de la Carolina, así como su estrecha relación con El azúcar, por ejemplo, del cual se afirma que no puede servir de
la Jurisprudencia italiana, más bien podría dar lugar a la interpretación veneno, sería idóneo para envenenar a un diabético. Una pistola descar-
contraria. Además se ha señalado que la formulación «pueden ser apro- gada no se considera un medio idóneo para matar, pero sí lo es si lo
piadas» no obligaba a una teoría objetiva, como hubiera sucedido si que se persigue es dar con ella golpes contundentes a la víctima. La
hubiese dicho «son apropiadas», sino que se podía considerar que las idoneidad del medio está en relación con la forma de ser utilizado,100 y
acciones debían ser apropiadas, por lo menos en opinión del autor.94 también está en relación con el objeto al que se dirige.
Igualmente fue rechazada la referencia al «principio de ejecución», Criticable asimismo es que esta posición no pueda aportar una so-
especialmente en relación al C.p. de 1871, cuyo legislador había renun- lución referida al caso concreto, ya que más bien parece que castiga
ciado abiertamente a dar una respuesta a esta cuestión.95 considerando por lo que «hubiera podido suceder» y no por lo que efectivamente «ha
que lo único que a través de esta expresión se pretendía era excluir de sucedido». Ésta es la solución a la que conduce el análisis utilizado
la punición las acciones preparatorias, subsumiendo en la tentativa sólo para la resolución de los casos. Por ejemplo, si A dispara a B con una
las ejecutivas.96 Por otra parte, proyectos de Código Penal en los que se pistola que después se comprueba que estaba descargada, se afirma: el
aceptaba la teoría subjetiva, formulaban también esta misma expre- medio (pistola descargada) ha sido concretamente inidóneo para cau-
sión.97 Por último, algunos autores acudieron al uso natural del lengua- sar el resultado, pero ¿podría haber sido idónea una pistola descarga-
je para demostrar que también puede comenzar una acción, que obje- da en alguna ocasión para producir la muerte?
tivamente nunca llegará a un final, si el autor así lo cree. «Nosotros ha- Un análisis de la situación en concreto no podía ser realizado ex
blamos sin rodeos de un principio de ejecución cuando el autor con- post, punto de vista utilizado por esta teoría, pues, incluso a través
sidera subjetivamente alcanzable la meta que objetivamente es inalcan- de la denominación tentativa absoluta y relativamente inidónea, se
zable y por ello practica acciones típicas.» 98 pone de manifiesto que esta acción que no ha conducido al resultado,
En segundo lugar, la misma distinción entre tentativa absoluta y porque era relativa o absolutamente inidónea, era inidónea para pro-
relativamente inidónea plantea series dificultades. Según esta teoría, la ducirlo, por ello se hace preciso un análisis en abstracto. La imposi-
bilidad de hablar de inidoneidad ex post y en concreto, cuando se co-
92. Sobre estas tentativas, véase Germann, Über die Strafbarkeit, pág. 36 ss., nocen las circunstancias del hecho y se comprueba la imposibilidad de
y RáliS, ZStW, 61 (1942), pág. 32 ss. producción del resultado, fue utilizada por el R.G. para negar la exis-
93. Así, Baumgarten, Die Lehre, pág. 115 s. tencia de un concepto de peligro objetivo,101 centro neurálgico de las
94. Stopfkuchen, Strafbaren, pág. 33. teorías objetivas. Asimismo, advirtió la moderna teoría del peligro o¡b-
95. Sobre esto, véase el apartado II, 1, de este capítulo.
96. Así, Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 8 s.; Havenstein, GA, 338
(1888), pág. 43 s.; Kuhrt, Die Grenzen, pág. 8, y Von Liszt, Tratado, III, pág. 16, 99. Así también, Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 10 s.; Germann,
quien expuso: «Toda invocación que del par. 43 se haga es errónea. Antes bien, Über die Strafbarkeit, pág. 33 ss.; Núñez Barbero, El delito imposible, pág. 9, y
la solución deberá quedar confiada a la ciencia y a la jurisprudencia.» Ráli§, ZStW, 61 (1942), pág. 35.
97. Así lo ha puesto de relieve Stopfkuchen para los Proyectos de 1909 100. Así también, Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 11 s., y Von Gem-
(par. 75) y 1927 (par. 26). (Strafbare, pág. 34.) mingen, Die Rechtswidrigkeit, pág. 101 s.
98. Von Hippel, A.T., II, pág. 417, y Kuhrt, Die Grenzen, pág. 8 s. 101. Sobre ello, véase II, B, a).

298 299
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

jetivo, que el punto de vista ex post era incorrecto para aportar una cuando un espectador objetivo, en la situación del autor y en el mo-
solución en base a la peligrosidad de la acción y en el caso concreto, mento del hecho, que tiene en cuenta las circunstancias generalmente
y por ello consideró necesario trasladar el momento del juicio. conocidas y también las que sólo conoce el autor, considera la acción
como peligrosa. En cambio la tentativa será impune si la acción no
b') Moderna teoría del peligro aparece como peligrosa.106
Una tentativa debe considerarse peligrosa y por lo tanto punible
a") Exposición —según esta posición—, cuando a través de un juicio ex ante, la pro-
ducción del resultado parece posible. Si por el contrario la posibilidad
Mientras que la Jurisprudencia del Tribunal Supremo alemán se de producción del resultado queda excluida, la tentativa no es peligrosa
ratificaba en su posición subjetiva, surgió en la doctrina un nuevo in- y, por lo tanto, es impune. Ciertamente ha observado Von Hippel, que
tento de solución desde el punto de vista objetivo. Esta nueva teoría la posibilidad de que se produzca el resultado pueda variar de 100 %
adoptó un punto de partida que no era en absoluto nuevo, sino que pre- a 0 °/o, y añade este autor, el Derecho sólo puede tomar en considera-
cisamente se remontaba al inicio de la discusión sobre la tentativa ini- ción una posibilidad «seria», que no se puede señalar numéricamente,
dónea, es decir, el peligro existente para el bien jurídico protegido. La pero que se manifiesta de forma natural. Un modo claro de exponerlo
solución que aportaba, y que puede resumirse de la forma siguiente: es imaginando lo que le diría el autor aquel que estuviera observando
La tentativa es punible cuando es objetivamente peligrosa para el bien el hecho: o bien ¡ deja eso!, o bien, ¡qué tontería! 107
jurídico, en tanto que aquella tentativa no peligrosa es siempre impu- Esta teoría conduce a resultados distintos a los de las antiguas teo-
ne; en nada parecía diferenciarse de la teoría anterior. La diferencia rías objetivas, y que se traducen en una notable ampliación del ámbito
consiste únicamente, pero constituye una diferencia fundamental, en el de la punición. Por ejemplo, se considera punible la tentativa de abor-
punto de vista adoptado para determinar la peligrosidad de la acción. to de una mujer supuestamente embarazada, cuyo embarazo en el mo-
En este sentido ambas posiciones son distintas. La moderna teoría del mento del hecho no parecía completamente imposible. O bien el intento
peligro parte de la peligrosidad del hecho en concreto y desde una con- de hurtar en el bolsillo vacío de otro, cuando parecía que podía haber
sideración ex ante y rechaza, por consiguiente, la peligrosidad abstracta algo en él. En realidad, desaparece aquí la distinción entre tentativa
que defendía la posición que se ha expuesto anteriormente, y que relativa y absolutamente inidónea, pues una tentativa relativamente
era considerada ex post. inidónea puede parecer ex ante que no es peligrosa y, por lo tanto,
El partir de la peligrosidad en concreto, significa que para su sería impune (por ejemplo un disparo a tanta distancia que sin duda
apreciación deben tenerse en cuenta todas las circunstancias especiales alguna queda fuera del alcance de la pistola), o bien una tentativa ab-
que acompañan al acto.102 Pero el juicio de peligro debe emitirse ade- solutamente inidónea puede, por el contrario, parecer peligrosa ex ante
más conforme a un «pronóstico posterior»,103 que recibe este nombre (por ejemplo, disparar con una pistola descargada cuando parecía que
precisamente porque el juicio se lleva a cabo en un momento poste- estaba cargada y el autor así lo creía).108
rior al delito, y el juez, quien lo emite, deberá evocar el peligro exis- El primer autor que expuso esta teoría fue Von Liszt,109 pero fue
tente en la situación en el momento del hecho, es decir, teniendo Von Hippel, quien más extensamente la desarrolló dándole un impulso
en cuenta solamente aquellas circunstancias que se conocían en el
momento de cometer el hecho (pronóstico), 104 y no aquellas que se han
conocido con posterioridad.105 Según lo expuesto, la tentativa es punible La relación que existe entre esta teoría y la teoría de la adecuación es evidente y
ha sido puesta de manifiesto en diversas ocasiones (Celichowski, Die Bedeutung,
102. Von Liszt, Tratado, III, pág. 17. pág. 83; Von Gemmingen, Die Rechtswidrigkeit, pág. 91 ss; Engisch, Kausalit'dt,
103. Von Liszt, Tratado, III, pág. 17. pág. 59; Von Hippel, A.T., pág. 430, y Stratenwerth, A.T., 2.a ed., pág. 194, entre
104. Von Hippel, A.T., II, pág. 427. otros).
105. Gimbernat ha señalado que esta expresión fue utilizada por vez prime- 106. Von Hippel, A.T., II, pág. 427, y Von liszt, Tratado, III, pág. 16.
ra por Rumelin, pero en forma distinta a la descrita en el texto, pues Rumelin te- 107. Von Hippel, A.T., II, pág. 428.
nía en cuenta también factores sólo conocidos posteriormente. En el sentido del 108. Von Hippel, A.T., II, pág. 429.
texto fue utilizada por vez primera por Tráger (Delitos cualificados, pág. 30 ss.). 109. Tratado, III, pág. 16 ss.

300 301
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO
110 111 112 3
decisivo. Le siguieron Birkmeyer, Kriegsmann, Von Lilienthal,"
minar por completo el ámbito, en el que los conceptos de peligro y
Von Liszt/Schmidt,114 Henckel,115 Engisch116 y Sauer.117
puesta en peligro tiene una significación jurídico-penal (pero), por el
contrario, en el propio campo de batalla, en el ámbito de la tentativa,
b") Valoración crítica
no resultó victoriosa».122
Von Hippel consideró que el mayor progreso que esta teoría apor-
Esta posición comporta una ampliación del ámbito de la punición taba era la superación del concepto de peligro considerado en forma
en relación a las teorías objetivas anteriores y, en este sentido, condu- abstracta.123 Frente a ello la consideración ex ante permite el examen
ce, desde el punto de vista político-criminal, a resultados más satis- de la peligrosidad de la acción en concreto. A través de esta teoría se
factorios. Sin embargo, por parte de algún autor, se ha considerado introducía, sin embargo, un cambio mucho más radical. El punto de
que la misma resuelve en forma incorrecta algunos supuestos, como vista originariamente pasivo del injusto, como menoscabo del bien
sucede cuando el autor utiliza equivocadamente un medio inadecuado jurídico, se transformaba en una concepción activa; la cuestión que
en lugar del adecuado, que era el que creía emplear. Por ejemplo, el se planteaba ya no era si el bien jurídico había peligrado, sino más
autor entrega a su víctima equivocadamente el café con azúcar en bien si la conducta del autor era adecuada para poner en peligro el
lugar de arsénico. En este caso el juicio de peligrosidad sólo puede bien jurídico.124 Sin embargo, en este cambio de perspectiva se vio un
dirigirse al café azucarado.118 Liszt-Schmidt, quien se ha planteado esta abandono de la teoría objetiva y se puso en duda si puede plantearse
problemática, considera que estos supuestos deben permanecer im- verdaderamente la existencia de un peligro objetivo en los supuestos
punes, ya que la acción no es peligrosa por no existir ninguna posibili- en que esta teoría lo hace.125 Si, por ejemplo, A dispara sobre una
dad de producción del resultado, aun cuando el autor lo haya creído cama vacía en la creencia equivocada de que B se encuentra en ella,
equivocadamente. Esta creencia errónea no es ningún «conocer los he- puesto que en la situación del hecho parecía realmente según la consi-
chos», sino justamente un «desconocer los hechos».119 deración de un observador objetivo, que B se hallaba en la cama, de
Se ha señalado también que esta teoría no consigue aportar una acuerdo con esta teoría, la acción es peligrosa, ya que un disparo sobre
delimitación exacta entre la tentativa peligrosa y la no peligrosa. La una cama, en la cual se cree que descansa una persona, es adecuado
principal dificultad reside en determinar qué conocimientos debe po- para causar el resultado. Se debe cuestionar, no obstante, qué objeto ha
seer el observador objetivo en cada caso. Según cuáles sean sus cono- peligrado aquí? Si en la cama no se encuentra ninguna persona ¿cómo
cimientos se llegará en un mismo supuesto a soluciones distintas.120 puede afirmarse que ha peligrado una vida humana? Por ello, a pesar de
A pesar de las críticas expuestas, sobre las cuales volveremos más que fuera defendida por sus representantes como una teoría objetiva,
adelante,121 es indiscutible que la moderna teoría del peligro constituyó ya que para emitir el juicio de peligro se tiene en cuenta un criterio ob-
un avance frente a la posición expuesta anteriormente. Maurach ha jetivo como es «el saber de la experiencia humana» y no la opinión del
puesto de relieve que «el destino notable de esta teoría ha sido el do- autor,126 algunos autores han visto en ella una teoría mixta: Germann
habló, por ejemplo, de una «teoría del peligro subjetivamente colorea-
lió. A.T., II, pág. 425 ss.; ZStW, 52 (1921), pág. 526 ss., y ZStW, 47 (1927), da»,127 en tanto que otros autores han puesto en duda que pueda con-
pág. 55 ss. tinuar hablándose en algún sentido de una teoría objetiva.128
111. Strafrecht, 1904, pág. 22.
112. ZStW, 30 (1910), 542 y 31 (1911), pág. 694.
113. Grundiss, 1908, pág. 42.
114. A.T., pág. 309 ss.
115. Der Gefahrbegriff, pág. 37 ss. 122. P.G., pág. 193.
116. Kausalitdt, pág. 59. Pero distinto en Unrechttatbestand, DJ.T.-Festschrift, 123. A.T., II, pág. 428 s.
pág. 436 s. 124. Así, Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 14, y Krümpelmann, Ba-
117. D.P., pág. 172. gatelldelikte, pág. 70.
118. Así, Probst, Die Abgrenzung, pág. 29. 125. Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 13 s.; Frank, StGB, pág. 89, y
Von Gemmingen, JW, 1933, pág. 2.772.
119. Liszt/Schmidt, A.T., pág. 313 s., y 314, nota 8.
120. Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 12 s., y Finger, ob. cit., pág. 314 s. 126. Von Hippel, A.T., II, pág. 428.
121. Sobre ello, véase III, 4 B. 127. Germann, Über die Strafgrund, pág. 24, nota 71.
128. Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 14, y Frank, StGB, pág. 89.
302 303
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

sidad de la acción, que no se advertía ex ante.132 Por el contrario no


c') Posición de G. Spendel existe ninguna tentativa punible, pues no se da ningún peligro para el
bien jurídico, cuando una mujer, cuyo médico había diagnosticado
a") Exposición que se hallaba embarazada, realiza prácticas abortivas con un medio
idóneo, ya que no existe ningún objeto, como más tarde se comprue-
También Spendel ve en el peligro para el bien jurídico el funda- ba.133 Tampoco existe tentativa de hurto si el viajero de un autobús
mento de la punición de la tentativa, pero su posición se distingue (A) pone en la mano en el bolsillo de la chaqueta de otro viajero (B),
de las anteriores posiciones en la forma de determinar el juicio de pe- con intención de apropiarse de su cartera u otra cosa de valor, pero B
ligro. En al línea de las críticas que hemos expuesto, este autor obser- no lleva nada encima. Al igual que cuando A penetra en la casa de B
va que, así como la consideración del peligro exclusivamente «ex post», para robar un valioso jarrón, que no se encuentra en ella, puesto que
conduce a la disolución del concepto de peligro, una consideración ex- «una propiedad que no existe no puede peligrar».134 Por el contrario,
clusivamente «ex ante», conduce a la subjetivización del mismo, y, debe considerarse tentativa de hurto la misma acción de A de intro-
por lo tanto, también a la desaparición del concepto de peligro ob- ducir la mano en el bolsillo de B si la cartera o algo de valor se encon-
jetivo.129 traba en otro bolsillo. Igualmente, la intromisión en la casa de B por
Para determinar cuándo concurre un peligro para el bien jurídico parte de A debe considerarse tentativa de robo si el jarrón se hallaba
protegido como consecuencia de la acción realizada por el autor, es en otra habitación, ya que en estos casos la propiedad peligra concre-
preciso llevar a cabo un examen ex ante de la acción, que pondrá de tamente.135
manifiesto la tendencia objetiva de la misma a lesionar el bien jurídi-
co. Sin embargo, aquellas circunstancias del hecho actuales, indepen- b") Valoración crítica
dientes del autor, en especial el objeto de la acción, precisan una con-
sideración ex post. La acción —afirma Spendel— es algo que va sur- Es posible afirmar que a través de su teoría Spendel no consigue
giendo a través de su desarrollo, que se transforma y que, por consi- el objetivo propuesto, es decir, establecer una síntesis correcta entre
guiente, es incierta; en cambio, las restantes circunstancias del hecho, las antiguas y las modernas teorías del peligro. Su solución fracasa
ante todo el objeto de ataque, están ya fijadas en un principio y, por lo por diversas razones. En primer lugar, y desde un punto de vista dog-
tanto, son ciertas, aunque sólo sean constatables posteriormente.130 La mático, no se justifica el diverso tratamiento que recibe el objeto de
consideración ex ante es, pues, necesaria si no no puede comprenderse la acción, de las restantes características del hecho. Mientras que el
el peligro, ni la tentativa peligrosa, pero igualmente necesaria es la primero se determina en base a una consideración ex post, las res-
consideración ex post, ya que si no el concepto de peligro no puede ob- tantes características mediante una consideración ex ante. La afirma-
jetivarse y se disuelve nuevamente.131 ción: el objeto de la acción es una característica del hecho que está
A efectos de una mejor comprensión de esta teoría exponemos los presente ya en el momento de iniciarse éste, aunque sólo puede deter-
ejemplos que Spendel aporta. Por una parte, el hecho puede no parecer minarse una vez realizado el mismo, en tanto que las restantes carac-
peligroso ex ante, pero serlo en realidad, como se comprueba ex post. terísticas de la acción son futuras, a la cual hemos hecho referencia
Éste es el caso en que el autor, con dolo de matar, tan sólo consigue he- anteriormente en relación a la teoría de la falta de tipo, no puede man-
rir mediante una incisión inofensiva a un hemofílico, cuya enfermedad tenerse.136 La pistola descargada sin el conocimiento del autor, o la
no conocía ni era posible conocer objetivamente ex ante, que no falsa dirección en que se apunta, son también características presentes
muere, sin embargo, debido a unas desacostumbradas medidas que se del hecho, que concurren ya en su principio.
emplean en su salvación. En este caso debe castigarse al autor por
tentativa de homicidio, ya que un juicio ex post demuestra la peligro-
132. Ob. cit., pág. 104.
133. Ob. cit., pág. 105.
129. Zur Neubegrundung, Stock-Festschrift, pág. 104 s. 134. Ob. cit., pág. 107.
130. Ob. cit., pág. 105 s. 135. Ob. cit., pág. 107.
131. Ob. cit., pág. 106. 136. Véase II, 2, A, b), b').

304 305
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

sibilidad de producir el resultado.138 El peligro de la acción, fundamen-


Pero esta posición tampoco es convincente desde el punto de vista
to de la punición de la tentativa, es sólo explicable a través de esta ten-
de los resultados a que conduce. Realmente si la punibilidad de la ac-
dencia objetiva de la misma.139 La tipicidad de la tentativa consiste,
ción depende del peligro de la misma ¿qué sentido puede tener conside-
pues, según este punto de vista, en un peligro abstracto, en la determi-
rar impune el hecho de aquella mujer, que, creyendo erróneamente que
nación del cual debemos limitarnos a la esfera del autor y probar si
está embarazada, intenta abortar, cuando todo hacía suponer, incluso
de él puede surgir un impulso peligroso, si no quiere incurrirse de
el diagnóstico médico, que lo estaba realmente; y, en cambio, reputar
nuevo en el antiguo error de la consideración ex post. Decisivo para
punible la acción de aquella otra que estando realmente embarazada
la tipicidad es, únicamente, el autor, es decir, el sujeto y su acción, o
utiliza un medio inidóneo, pero que cualquiera hubiese considerado
bien el medio. El fin de la acción, es decir, el objeto, que de todas for-
idóneo, para ocasionarse el aborto? Desde el punto de vista ex ante
mas no se alcanza en la tentativa, debe excluirse de la consideración.140
ambas acciones parecen igualmente peligrosas, no menos la primera
Partiendo de esta fundamentación afirma Dicke, que en la tentati-
que la segunda si hasta el médico hubiese afirmado el embarazo de la
va de objeto inidóneo existe peligrosidad a causa de la idoneidad del
mujer. Y, en todo caso, qué sentido tendría tratar de forma distinta
sujeto y del medio y es, por lo tanto, punible. La tentativa de sujeto
ambas acciones siendo falso, como se demostrará posteriormente,137
inidóneo no es peligrosa, ya que el autor no se encuentra en situación
que la aplicación de un juicio realizado exclusivamente ex ante conduz-
de enviar un impulso peligroso. Ni tampoco lo es la tentativa con me-
ca —como afirma Spendel— a la subjetivización de la idea de peligro.
dio inidóneo. «Cuando el medio, una parte esencial de la acción es ini-
En realidad, tampoco este autor desea llevar hasta sus últimas
dóneo, falta la causalidad potencial y la tipicidad. Ya que no se causó
consecuencias la impunidad de la tentativa con falta de objeto. Para
ningún daño y no existió nunca un peligro abstracto, falta también el
ello distingue, como ya habían hecho algunos de los partidarios de la
fundamento para la antijuricidad.» 141
teoría de la falta de tipo, dos supuestos distintos: que el objeto no exis-
ta realmente o no se encuentre en el lugar del hecho y que se encuentre
en el lugar del hecho, pero no en el lugar donde el autor lo ha supuesto. b") Valoración crítica
Sin embargo ¿qué argumentos convincentes puede aportar el legislador Esta posición no puede aceptarse por diversas razones. Sin entrar
para justificar la punición de quien penetra en una casa ajena con áni- en la validez de su fundamentación, a la que ya nos hemos referido par-
mo de robar un valioso collar, que no consigue encontrar ya que sus cialmente al exponer el fundamento de la punición de la tentativa y la
dueños el día antes lo han cambiado de sitio, frente a la impunidad de tesis de Oehler, puede ponerse de manifiesto que el desarrollo que
su compañero de oficio que con idénticas intenciones realiza la misma Dicke ha hecho de la misma en relación a la tentativa inidónea es in-
acción, pero tiene la suerte de que la dueña del collar, en contra de correcto. En primer lugar, no se expone la forma en que debe determi-
cualquier previsión, ha decidido lucir el collar aquella noche? narse la finalidad objetiva de la acción. Como se ha señalado la res-
puesta sería distinta si se observa el hecho ex ante, ex post o bien según
d') Posición de C. Dicke los conocimientos que posea quien emite el juicio. Dicke rechaza una
consideración ex post con respecto al objeto, pero la utiliza en el aná-
a") Exposición lisis de la tentativa con medio inidóneo. Por otda parte, no se justifica
porqué el objeto (¡que se identifica con el fin de la acción!), no debe for-
Paralelamente a la aceptación de la teoría subjetiva por parte mar parte del análisis sobre la tipicidad de la misma. Y, por último,
de la doctrina hasta convertirse en la posición dominante, surge aún un desde un punto de vista político-criminal no es justificable el trata-
nuevo intento para fundamentar la punición de la tentativa en base a miento que recibe la tentativa con medio inidóneo. ,
una posición objetiva. Siguiendo a Oehler, mantiene Dicke, que toda
acción posee una finalidad objetiva, que no debe identificarse con la
finalidad perseguida por el autor (subjetiva). La conducta abstracta- 138. JUS, 1968, pág. 161.
mente peligrosa tiene una tendencia objetiva que consiste en su po- 139. JUS, 1968, pág. 160.
140. JUS, 1968, pág. 161.
141. JUS, 1968, pág. 161.
137. Véase sobre ello, III, 4, B.

306 307
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

racterísticas del tipo. En realidad en el establecimiento de una distin-


d) Valoración crítica de las teorías objetivas expuestas ción entre acciones peligrosas y no peligrosas, es decir, entre acciones
punibles e impunes, no siempre se logra la precisión que sería de de-
En primer lugar, ninguna de las posiciones expuestas puede defen- sear, lo que conduce en muchas ocasiones a resultados injustos. Y esta
derse ya desde el punto de vista del Derecho positivo alemán actual, misma dificultad en establecer un límite preciso entre los supuestos
que exige para la tentativa que el autor haya iniciado la ejecución del punibles y los impunes, les conduce al mismo tiempo, a pesar de que
tipo «según su representación». No obstante, con anterioridad a la todas ellas surjan y pretendan imponerse frente a la teoría subjetiva
entrada en vigor del nuevo Código Penal, estas posiciones habían sido como garantía de seguridad jurídica, a una gran inseguridad en su
ya casi totalmente abandonadas también por parte de la doctrina. aplicación.
Aparte de la valoración crítica de que han sido objeto cada una
de estas teorías, en general, puede afirmarse que plantean los siguien- B) Teoría subjetiva
tes graves inconvenientes. En primer lugar, desde el punto de vista
dogmático, se encuentra a faltar generalmente en ellas, la considera- La tentativa se co.ncibe por parte de la teoría subjetiva como
ción, por lo menos de forma expresa, del plan del autor, sin el cual, voluntad delictiva manifestada y únicamente en esta voluntad delic-
sin embargo, la misma comprensión de la tentativa inidónea y aun de tiva se encuentra el fundamento de la puición de la misma. Si dicha
la idónea, resulta difícil. voluntad ha sido manifestada a través de acciones objetivamente idó-
Por otra parte, exclusión hecha de la moderna teoría del peligro, neas para producir el resultado, es una cuestión que, desde el punto
las posiciones expuestas son incompatibles con un Derecho Penal al de vista subjetivo, carece de relevancia jurídica. En realidad toda ten-
que se atribuya una función de prevención, como aquí hemos expues- tativa se caracteriza por no haber producido el resultado perseguido
to. Estas posiciones parten, en mayor o menor medida, de una consi- por el autor; pudiera decirse pues, que la inidoneidad para producirlo
deración del hecho ex post para la determinación del peligro para el constituye una característica de toda tentativa y no puede, por con-
bien jurídico. De esta forma consideran prohibidas sólo aquellas accio- siguiente, ser una característica diferencial de la tentativa inidónea.
nes, que, una vez realizadas, pueden estimarse peligrosas consideradas Quien dispara con una pistola que, sin él saberlo, está descargada, o
de forma abstracta, ya que hubiesen podido producir el resultado. introduce la mano con ánimo de hurtar en el bolsillo de otra persona
Mientras que se niega la peligrosidad de aquellas acciones, que sólo que, sin embargo, está vacío, pone de manifiesto su voluntad de come-
una vez concluidas se advierte la falta de objeto, medio o sujeto en las ter un hecho punible con igual claridad que si se tratara de acciones
mismas. Sin embargo, si el legislador desea evitar las lesiones de los idóneas.
bienes jurídicos a través del envío de normas a los ciudadanos com- Se ha puesto ya de manifiesto que Tittmann, quien planteó esta
peliéndoles a que no realicen conductas que pongan en peligro bienes cuestión poco después de Feuerbach desde una perspectiva subjetiva,
jurídicos, estas normas deberán dirigirse a los mismos en un momen- no vio motivo alguno para plantear esta discusión en torno a la ido-
to previo a la realización de dichas conductas y no cuando ésta ya ha neidad de la tentativa, al no encontrar ninguna diferencia en cuanto
finalizado. ¿Qué servicio podrían prestar a la función de prevención a la punibilidad de la tentativa idónea e inidónea.
unas normas que no pudieran indicar a los ciudadanos en el momento Esta posición fue seguida por varios autores entre los que cabe
de actuar, sino sólo en un momento posterior, si la conducta estaba citar a Jahrcke,142 Bauer,143 Luden,144 Pfotenhauer 145 y Kóstlin. 146 ' w
prohibida o no? Por esta razón el juicio de peligrosidad debe llevarse
a cabo en un momento ex ante. La forma que consideramos correcta
para la realización de dicho juicio se expondrá al final de este capí- 142. Handbuch des gemeinen deutschen Strafrechts, T. I, 1827, pág. 210 ss.
tulo. 143. Lehrbuch des Strafrechts, 2.a ed., 1833, pág. 67 ss. '
144. Abhandlungen, I, pág. 475 s.
En segundo lugar, estas posiciones presentan también inconvenien- 145. Der Einflufi des faktischen Irrtums und der sogenannten Verirrung auf
tes en cuanto a los resultados a que conducen. Por una parte, no con- die Strafbarkeit vors'átzlicher verübter Verbrechen, 1838, pág. 184 ss.
siguen explicar la impunidad de todos estos casos en los que el autor 146. System, pág. 197 y 226 ss.
ha tenido la «suerte» de que no concurriera alguna de las citadas ca- 147. Sobre la posición de estos autores con respecto a la tentativa inidónea,
véase Pinski, Die Rechtsprechung, pág. 59 ss.
308
309
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

Frente a la teoría objetiva estos autores mantuvieron que lo fun- Von Buri reside más bien «en que constantemente y de forma incansa-
damental para el delito y la pena no es la parte material del hecho, ble rebatió los argumentos y los ejemplos aportados por los represen-
sino la voluntad del autor. Introdujeron, además, argumentos cuya de- tantes de la teoría objetiva, consecuentemente con su punto de parti-
fensa persiste hasta nuestros días. Por ejemplo Luden, fue el primero da» 152 subjetivos en numerosas publicaciones sobre este tema. Por otra
en señalar que toda tentativa es inidónea en cuanto que no ha con-
parte, a pesar de que la posición representada por Von Buri tuvo pocos
ducido a la consumación del delito.148 No obstante, los subjetivistas de
seguidores en la doctrina, fue aceptada por el R.G., del cual aquél era
esta primera etapa no aplicaron la teoría subjetiva en toda su exten-
miembro, en gran número de decisiones. Así, por ejemplo, expuso el
sión, ya que la afirmación de que la tentativa de delito se castigaba en
base a la voluntad delictiva del autor regía con excepciones.149 A pesar R.G. en la famosa sentencia de 24 de mayo de 1880,153 en la cual se cas-
del predominio que había adquirido en las legislaciones particulares de tigó por vez primera una tentativa de aborto realizada con medio
los estados alemanes, así como en la Jurisprudencia que las aplicaba, inidóneo, de forma muy clara: en la tentativa la voluntad delictiva es
a mediados del siglo xix tan sólo se mencionaba como representante aquel aspecto contra el cual se dirige la Ley penal, frente al resultado
de la teoría sujetiva a Luden.150 surgido de la voluntad delictiva en la consumación.
Von Buri vio la esencia de la tentativa en que en ésta concurre el
Frente a las teorías objetivas, denominadas en plural, normalmen- tipo subjetivo del delito consumado en toda su extensión, contraria-
te se habla siempre de una teoría subjetiva en singular. Ello es así ya
mente a lo que sucede con el tipo objetivo, al que le falta alguno de
que la misma descansa en una única fundamentación consistente en
sus momentos.154 Esta falta en el tipo objetivo convierte a la realidad
afirmar que si la razón de la pena reside en la voluntad delictiva del
objetiva en absolutamente irrelevante, ya que objetivamente no existe
autor, no habrá motivo para distinguir entre tentativa idónea e inidó-
nea. No obstante, a lo largo de su evolución, esta idea básica sobre la una lesión jurídica completa, ni parcial. Por ello es indiferente que el
que descansa la teoría subjetiva se ha repetido desde diversas perspec- autor se haya servido de medios idóneos o inidóneos para realizar su
tivas, y en base a distintos argumentos. A continuación exponemos voluntad, o que se haya dirigido en contra de un objeto idóneo o ini-
los más característicos. dóneo. Debido a que el fracaso es esencial a toda tentativa, el funda-
mento de la punición de la misma sólo puede encontrarse en la volun-
tad delictiva del autor. En la tentativa la voluntad delictiva es idéntica
a) Fundamento de la teoría subjetiva a la del delito consumado, ya que el resultado de la consumación no
puede cambiar en nada la calidad de la voluntad manifestada.155 Esto
a') Argumentación de carácter lógico no implica —afirmó Von Buri— la punición del sentimiento, porque
la voluntad debe ser cognoscible a través de la acción, es decir, haber-
Después de la entrada en vigor del C.p. de 1871, la teoría subjetiva
se objetivado en la acción.156 Esta objetivación necesaria comporta, por
renació con renovado ímpetu imponiéndose en la Jurisprudencia del
una parte, el evitar la punición del sentimiento y, por otra, el excluir la
Tribunal Supremo alemán. Este resurgimiento se atribuye a la tenaci-
tentativa irreal del círculo de las acciones punibles.157
dad con la que Von Buri, a quien se ha denominado el «refundador» de
la teoría subjetiva,151 defendió su posición. Realmente los subjetivistas La posición de Von Buri y del R.G. se caracteriza, sin embargo,
de la primera mitad del siglo xix habían aportado ya los argumentos principalmente, por haber introducido en la fundamentación de la teo-
básicos de esta posición. Por ello se ha considerado que el mérito de ría subjetiva dos argumentos de carácter lógico: Por una parte, se
negó la posibilidad de distinguir entre tentativa idónea e inidónea,
así como la posibilidad de fundamentar la punición de la tentativa en
148. Ob. cit., pág. 475. el peligro para el bien jurídico, al afirmar el igual valor causal de tpdas
149. Un amplio sector doctrinal defendió la atenuación de la tentativa inidó-
nea frente a la tentativa idónea, lo cual era inconsecuente con su punto de par- 152. Así, Pinski, Die Rechtsprechung, pág. 63.
tida subjetivo. (Sobre ello, véase Schüler, Der Mangel, pág. 19.) Por otra parte,
raramente se consideró extensible la punibilidad a la tentativa irreal. [Sobre 153. R.G., T. 1, pág. 439 ss.
ello, véase II, 2, B, &).] 154. Abhandlungen, pág. 53 s.
150. Así, Mezger, D.P., II, pág. 245. 155. GS, 32 (1880), pág. 329.
156. GS, 19 (1867), pág. 62.
151. Así, Schüler, Der Mangel, pág. 35. 157. GS, 19 (1867), pág. 62, Véase tentativa irreal II, 2, B, b).
310 311
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

las condiciones del resultado. Por otra parte, se argumentó en base a la La teoría de la equivalencia de todas las condiciones, así como la
discutida «conclusión inversa» del par. 59 del StGB de 1871. negación del concepto de peligro objetivo por el R.G. fueron rechaza-
dos por amplio sector doctrinal. Se puso de relieve que aun aceptán-
1.°) Teoría de la equivalencia de las condiciones dose el igual valor causal de todas las condiciones,163 de ello no se des-
prende su igualdad desde el punto de vista valorativo. «Supone ir en
Partiendo de la teoría de la equivalencia de las condiciones, desa- contra de la lógica emocional el equiparar sin más trámites el valor
rrollada también por Von Buri,158 consideró el R.G. que no es posible (desvalor) causal de una determinada acción con el des valor jurídico
distinguir entre tentativa idónea e inidónea, ya que en el caso con- de la misma... la experiencia general (no sólo la obtenida en el caso
creto, toda acción que no ha conducido al resultado se ha demostrado concreto) y la valoración jurídica que en ella se apoya, establecen dis-
absolutamente inadecuada para producirlo. Por lo tanto, puede afir- tinciones, incluso donde la consideración causal, libre de valoración, no
marse que toda tentativa es inidónea.159. «Causal para el resultado no percibe diferencias.» 164 Es decir, en otras palabras, el reconocimiento
lo es nunca una acción que no lo ha producido, la no producción del de la teoría de la equivalencia de las condiciones no comparta en sí
mismo demuestra que no era causal»;160 y puesto que las acciones son mismo de ninguna forma la punición de la tentativa inidónea.165
causales o no causales, pero no «más o menos causales» 161 en relación Con respecto a la negación del concepto de peligro se señaló que
al resultado, si una acción no lo ha causado, es porque era inidónea des- no sólo en la vida diaria, sino también en el ordenamiento jurídico,
de un principio para producirlo. La tentativa, en la cual por definición incluido el Código Penal, e incluso por parte del Tribunal Supremo se
falta el resultado, es, pues, en todo caso inidónea. trabaja con el concepto de peligro,166 con lo cual pretendía ponerse de
Más adelante se afirmó, partiendo de los argumentos citados, que relieve su necesidad y utilidad, así como la posibilidad de determinarlo
el fundamento de la punición de la tentativa no puede encontrarse en objetivamente. Si A, en la práctica de la ruleta rusa, dispara contra B,
el peligro objetivo, puesto que no existe ninguna tentativa objetiva- pero nada sucede porque ningún proyectil sale de la pistola, no puede
mente peligrosa. Toda acción que no ha causado el resultado no hu- afirmarse que la vida de B no ha peligrado. No es correcto examinar
biera podido causarlo en ningún caso bajo las circunstancias concretas la peligrosidad de una acción en relación al resultado producido. Peli-
del hecho. Si la acción no ha lesionado en el caso concreto al bien gro implica una cierta probabilidad de producción de la lesión, por
jurídico, ello constituye una prueba evidente de que, en el caso con- ello no puede examinarse en relación a una acción concretamente rea-
creto, era incapaz de lesionarlo. Así, pues, el bien jurídico no fue lizada. El examen del peligro requiere, o bien el examen de la acción
puesto en peligro en ningún momento a través de la acción.162 La acción antes de producirse —ex ante—, o bien, si ya se conoce el curso que ha
intentada no es, por lo tanto, nunca peligrosa, pues, precisamente lo seguido el suceso, una cierta abstracción en su análisis. El R.G. no sólo
que la caracteriza es que a través de la misma no se ha producido la no consiguió eliminar el concepto de peligro del ámbito de la tentativa
lesión. No sólo en el ámbito de la tentativa, sino en general, no existe y del Derecho Penal en general, sino que muy al contrario, sus críticas
la posibilidad de hablar del peligro como un fenómeno objetivo. Cada ayudaron a delimitar su verdadera configuración.
suceso, cada acontecimiento, no podía suceder en forma distinta de
como ha sucedido. Las condiciones que han producido un resultado de-
bían necesariamente conducir a él. No puede hablarse, pues, o bien
debe hacerse únicamente en un sentido subjetivo, de peligro para el
bien jurídico.
163. Algunos autores concedían distinto significado causal a las diversas con-
158. Sobre ello, Gimbernat, Delitos cualificados, pág. 46 ss. diciones que han intervenido en la producción del resultado, distinguiendo entre
159. GS, 19 (1867), pág. 67 y Beitrage, 1894, pág. 178 y 182. «las más efectivas», «las más decisivas»... y las restantes. Sobre ello, véase el
160. R.G., T. 1, pág. 442. capítulo IV, apartado II, 3, B, a).
161. Así, Schüler, Der Mangel, pág. 35, se refiere a la antigua teoría objetiva, 164. Mezger, D.P., II, pág. 251 s. Igualmente Von Gemmingen, Die Rechtswú
que acepta, que si bien la acción no ha sido causal para el resultado en el caso drigkeit, pág. 107.
concreto, en abstracto puede serlo en algunos casos. 165. Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 24.
162. Von Buri, GS, 40 (1888), pág. 503 ss. También R.G., T. 1, pág. 442, y T. 8, 166. Von Hippel, A.T., II, pág. 422 s.; Mezger, D.P., pág. 252, y Spendel, NJW,
pág. 202. 1965, pág. 1.833 s.

312 313
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

2.°) La «conclusión inversa» del § 59 del StGB de 1871 cunstancias del hecho no existentes, entonces se le imputarán necesa-
riamente. En esta conclusión se observan, pues, dos errores lógicos.
Un segundo argumento que defendió el R.G. para fundamentar la Por una parte, la expresión inversa de «no conocimiento de las circuns-
punición de la tentativa inidónea se basaba en la llamada «conclusión tancias del hecho» sería «conocimiento de las circunstancias del he-
inversa del § 59» StGB a.r.167 Esta argumentación consistía en lo siguien- cho», pero nunca «equivocada suposición de las circunstancias del he-
te: del mismo modo que según el § 59 StGB a.r. se tenía en cuenta a cho no existentes». Por otra parte, se extrae una consecuencia obliga-
favor del autor el desconocimiento de circunstancias del hecho (perte- toria (se le imputarán necesariamente), cuando esta consecuencia ló-
necientes al tipo legal o que aumentan la penalidad) existentes, la gica es sólo posible.176
errónea suposición de circunstancias del hecho no existentes, debía te- Las críticas de Spendel encontraron acogida en la doctrina, pero
nerse en cuenta en su contra.168 no condujeron al abandono de este argumento. Sax puso de relieve
Este argumento también fue rechazado por la doctrina de forma que si bien esta «inversión» podía considerarse lógicamente inacep-
unánime, que lo juzgó como un «error»,169 un «sofisma»,170 una «conclu- table, está fundamentada desde un punto de vista teleológico. A través
sión arbitraria de la teoría subjetiva» m e incluso como un «milagro» de la misma, considera Sax, el R.G. no quiso sino expresar un pensa-
puesto que permite llegar a conclusiones que la ley expresamente no miento jurídico general que podría formularse de la forma siguiente:
menciona,172 y en todo caso un atentado al principio de legalidad, ya cuando el autor considera inexistentes circunstancias del hecho existen-
que esta conclusión conduce a afirmar que en la tentativa inidónea tes, se tiene en cuenta a su favor, ya que demuestra que no posee nin-
existe dolo, sin embargo el § 59 nada dice sobre la penalidad de la guna voluntad delictiva. Igualmente si el autor considera existentes
tentativa.173 circunstancias del hecho no existentes en realidad, debe tenerse en
Una crítica más extensa se ha llevado a cabo posteriormente por cuenta en su contra, ya que aquí ha demostrado una voluntad delic-
Hardwig 174 y sobre todo por Spendel.175 Este último autor se esfuerza tiva.177 No es correcto, pues, deducir la punibilidad de la tentativa
en poner de manifiesto la falsedad lógica que encierra este argumento. inidónea únicamente de esta inversión, ya que la misma nada dice del
El § 59 estaba redactado en la forma de un juicio hipotético, es decir, significado que la voluntad delictiva tiene para la penalidad de la ten-
que a un determinado presupuesto se une necesariamente en los de- tativa; pero en el caso de que previamente se decida esta cuestión en
litos dolosos una determinada consecuencia jurídica. En los términos favor de la teoría subjetiva, la inversión del § 59 puede servir de apoyo
del § 59: cuando alguien en la comisión de una acción punible no cono- en este sentido.178 Posteriormente, un sector doctrinal ha acudido a la
cía las circunstancias del hecho existentes, éstas no le son imputables. conclusión inversa como elemento diferenciador entre la tentativa ini-
Spendel pone de manifiesto, que la única conclusión lógica que puede dónea y el delito putativo.179
extraerse de la inversión de la formulación anterior es la siguiente:
siempre que alguien conocía las circunstancias existentes, entonces, po- b') La teoría subjetiva y la teoría del injusto
siblemente, se la imputarán. Pero en lugar de esta inversión el R.G.
realiza la siguiente: siempre que alguien supone equivocadamente cir- Los argumentos de carácter lógico mantenidos por Von Buri y el
R.G. a pesar de que encontraron cierta aceptación doctrinal, no consi-
guieron justificar la punición de la tentativa inidónea. Estos argumen-
167. Esta denominación se ha extendido en la doctrina. En cambio el R.G.
no ha utilizado nunca el término «conclusión» en este contexto. Así, Probst, Die tos carecían de la validez suficiente para superar el verdadero proble-
Abgrenzung, pág. 39. ma con el que la teoría subjetiva de la tentativa se enfrentaba, al opo-
168. R.G., T. 42, pág. 94; 47, pág. 190; 55, pág. 142; 56, pág. 318; 64, pág. 130; nerse radicalmente a la tradicional teoría del injusto concebida obje-
66, pág. 126, y 72, pág. 112. tivamente. Una antijuricidad referida únicamente al aspecto objetivo
169. M. E. Mayer A.T., 346, Anm. 6.
170. Von Liszt/Schmidt, A. T., pág, 299, Anm. 4.
del hecho, es decir, a su posible carácter causal observado en forma
171. Lobe, en LK, § 43, 5, A (1929). 176. ZStW, 69 (1957), pág. 454.
172. Binding, GS, 85 (1817), pág. 177 y 332 s. 177. Sax, JZ, 1964, pág. 244 s. También en este sentido, Bruns, Der untaugli-
173. Von Hippel, A.T., II, pág. 422, nota 2. che Tdter, pág. 14.
174. GA, 1957, pág. 170 ss. 178. Sax, JZ, 1964, pág. 245.
175. ZStW, 69 (1957), pág. 441 ss. 179. Sobre ello, véase el capítulo VII, apartado IV, 1, C.

314 315
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

completamente objetiva, difícilmente podía compatibilizarse con la teo-


ría subjetiva de la tentativa que fundamenta su punición en la voluntad c') Peligrosidad del autor
delictiva del autor externamente manifestada. La consecuencia a la que
conducía la aceptación de la teoría clásica del delito y la teoría subjeti- Igualmente subjetiva es aquella teoría que, en lugar de referirse a
va de la tentativa, es decir, el considerar la tentativa como un hecho la voluntad del autor contraria al ordenamiento jurídico, acentúa su
culpable pero no necesariamente antijurídico, era inaceptable desde el peligrosidad subjetiva de cometer un delito. Esta posición ha sido
punto de vista de la primera y fue generalmente rechazado.180 mantenida en Alemania 189 por Lange y posteriormente por Stóger en
Lo que hizo posible a la teoría subjetiva imponerse en la funda- relación a la tentativa de autor inidóneo.190
mentación de la tentativa inidónea frente a las teorías objetivas, sin El punto de partida de Lange es la peligrosidad objetiva que crea
abandonar en su estructura la teoría clásica del delito, fue el abandono la acción en el bien jurídico en concreto, sin embargo, el tener en
progresivo de lo que constituía su principal obstáculo, es decir, la cuenta tan sólo la peligrosidad del hecho, lleva consigo el excluir de la
concepción del injusto en forma completamente objetiva.181 En primer punición acciones cuya punibilidad resulta indiscutible. Por ello la idea
lugar, la observación de que el injusto de todos los delitos, entre ellos de la peligrosidad no debe referirse únicamente al hecho, sino también
la tentativa de delito, no podía comprenderse únicamente en base a al autor. Autor y hecho constituyen una indisoluble unidad de senti-
factores objetivos, dio origen a la teoría de los elementos subjetivos do.191 Estas consideraciones le conducen a afirmar la punibilidad de la
del tipo. Fundándose en la misma se defendía que en la tentativa el tentativa siempre que «la acción es peligrosa para el bien jurídico pro-
dolo constituye un elemento fundamentador de la punición, en cam- tegido, o si no, cuando el autor se ha mostrado como un atacante peli-
bio, si el delito se consuma pasa a formar parte de la culpabilidad.182 groso para este bien jurídico».192 A través de esta ampliación, la teoría
Este cambio de posición y de función, en absoluto convincente, fue uno de la asociación —como Lange la denominó— permite castigar los
de los motivos que condujeron a la doctrina, partiendo de fundamenta- supuestos de inidoneidad absoluta, aún cuando en ellos no concurra
ciones diversas, a la introducción del dolo en el injusto también en el ningún peligro objetivo para el bien jurídico protegido.193
delito consumado. La introducción del dolo en el tipo de injusto no Posteriormente, ha intentado Stóger establecer un criterio para
obligaba, por supuesto, a una fundamentación estrictamente subjetiva determinar en qué casos podrá afirmarse que concurre peligrosidad por
de la tentativa, pero sí hacía posible el defenderla sin contradicciones. parte del autor, lo cual constituye sin duda uno de los problemas fun-
En cambio, excluía la posibilidad de fundamentar la tentativa inidó- damentales con los que se enfrenta esta teoría. Decisivo —expone Stó-
nea en una posición exclusivamente objetiva. En favor de la teoría ger— m es el momento del hecho, por ello se ha de tener en cuenta si
subjetiva de la tentativa inidónea se manifestaron, además de los auto- el autor está dispuesto en el momento de cometer el hecho a un nuevo
res citados, Welzel,183 Bockelmann,184 Busch,185 Dreher,186 H. Mayer 187 y
Lackner-Maassen.188 189. Waiblingen mantiene en la doctrina suiza una posición similar al consi-
derar que el fundamento de la punición de la tentativa inidónea se encuentra en
el peligro de que el autor repita el hecho nuevamente con medios u objeto idó-
180. No lo hizo en cambio Nowakosky, quien, como ya se ha expuesto en el neos (ZStW, 699 [1957], pág. 218 s.). En aquellos casos en los que una repetición
capítulo I, siguió defendiendo la teoría clásica del delito de Beling, pero funda- es imposible, ya que el autor quiere limitar su ejecución a un objeto o con un
mentando la punición de la tentativa en la teoría subjetiva, y mantuvo que en medio determinado, y éste es absolutamente inidóneo, el fundamento de la puni-
estos casos concurre una acción culpable sin que necesariamente sea antijurídica. ción se encuentra en la oposición al Ordenamiento Jurídico, considerando el pe-
181. Sobre esto, véase el capítulo I, apartado III. ligro que estos ataques representan para la paz jurídica en general (ZStW, 69
182. Engisch, Unrechtstatbestand, DJ.T.-Festschrift, pág. 435 Mezger, Moder- [1957], pág. 220). Ello le conduce a la punición de la tentativa de objeto inidóneo,
ne Wege, pág. 27; Mezger/Blei, A.T., 14.a ed., 1970, pág. 103 s., y Schónke/Schró- así como de la tentativa con medio inidóneo, excepto en algunos casos que cons-
der, antes del § 43, núm. 6. tituyen supuestos de tentativa irreal o supersticiosa (ZStW, 69 [1957], pág. 221).
183. A.T., pág. 192 ss. 190. Véase el capítulo VII, apartado IV, 3, B, b), b').
184. Niederschriften, T. II, pág. 171 ss. 191. StGB, antes del § 43, III, 2.
185. LK, § 43, núm. 1. 192. Kohlrausch/Lange, antes del § 43, III, 3. También JZ, 1958, pág. 672, y
186. StGB, § 43. anteriormente, en ZStW, 63 (1951), pág. 480.
187. A.T., pág. 278. 193. Kohlrausch/Lange, antes del § 43, III, 4, b).
188. StGB, § 43. 194. Der untaugliche Tater, pág. 64 ss.

316 317
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT
muñeco que lo representa, o el campesino del ejemplo de Feuerbach,
intento. Incluso Stóger admite que ello no es fácil de probar. «La evo- que persigue la muerte de su vecino a través de rezos, deberían ser, de
lución de la moderna antropología nos enseña que el desarrollo del acuerdo con una aplicación consecuente de la teoría subjetiva, punibles,
alma humana está demasiado poco investigado para poder permitir ya que, en todos estos casos se ha manifestado externamente la volun-
prognosis seguras».195 Es necesario, por lo tanto, hacer una generaliza- tad de lesionar un bien jurídico. Sin embargo, muy pocos autores han
ción —a no ser que se desee dejar impune la tentativa inidónea— y aceptado esta consecuencia. Por el contrario, mayoritariamente se ha
ampliar la frontera de la penalidad, de la esfera de la peligrosidad con- negado, acudiendo a diversos argumentos para justificarlo, la puni-
cretamente demostrable a la peligrosidad abstracta. «Abstractamente bilidad de estos supuestos, lo cual ha sido criticado de inconsecuente
peligroso es todo autor que física y jurídicamente tiene la posibilidad con el planteamiento subjetivo.198
de repetir en el futuro el delito intentado con mejores resultados.» m
Esta situación permite explicar el porqué se ha concedido tanta
Al referirnos al fundamento de la punición de la tentativa ya he-
importancia doctrinal a una problemática de tan poca relevancia prác-
mos expuesto los insuperables inconvenientes de carácter político-cri-
tica y sobre cuyo tratamiento, puede afirmarse que existe, además,
minal y de carácter práctico, que esta teoría plantea. Aquí debe seña-
acuerdo. La importancia dogmática de la tentativa irreal reside en
larse que la misma conduce a la punición de la tentativa irreal en to-
cuestionar el sistema en general lógico y cerrado, que ofrece la teoría
dos aquellos supuestos en los que existe la posibilidad de que el autor
subjetiva con respecto a la tentativa inidónea, lo que ha permitido a al-
repita el mismo ataque en el futuro, pero con la utilización de medios
gún autor calificar este tema como «el talón de Aquiles de la teoría
idóneos. Sin embargo, con los conocimientos de que se disponen ac-
subjetiva.199
tualmente este pronóstico es imposible de realizar con seguridad. Por
ello la aplicación de esta teoría dará lugar irremisiblemente a la apli-
a') Punición de la tentativa irreal
cación de la pena por la simple sospecha.
La discusión doctrinal no se centra en la punición de la tentativa
b) La tentativa irreal irreal. Ciertamente, la punición abierta de estos supuestos fue acepta-
da antiguamente por algunos autores como la lógica consecuencia a
Ya en su exposición sobre la tentativa inidónea apuntó Feuerbach que conduce la aplicación de la teoría subjetiva. En forma consecuen-
el problema principal con el que se enfrenta la teoría subjetiva en te con el planteamiento subjetivo, no consideraron esta conclusión tan
relación a la tentativa inidónea, y que es el tratamiento de aquellos su- rechazable «como los objetivistas, puesto que también la tentativa
puestos que se caracterizan por su inidoneidad absoluta para produ- irreal es un atentado contra el ordenamiento jurídico, también en
cir el resultado, conocidos con el nombre de tentativa irreal.197 Debido ella se ha manifestado la voluntad desobediente del autor».200 Pero esta
a que, según la teoría subjetiva, la idoneidad objetiva de la acción no posición era ya entonces, completamente minoritaria.
tiene ninguna relevancia para la determinación de la punibilidad de la
misma en todos aquellos casos en que la acción es subjetivamente idó-
bO Impunidad de la tentativa irreal
nea, es decir, es idónea desde el punto de vista del autor para producir
el resultado perseguido, la tentativa irreal deberá considerarse también
En general ha existido acuerdo en todo momento sobre la impuni-
punible. Aquel que quiere envenenar a alguien con azúcar, sabiendo que
dad de la tentativa irreal. El problema se plantea en torno al funda-
lo es, o bien quién quiere matar a su enemigo clavando agujas en un
mento de dicha impunidad, así como su incompatibilidad con la teoría

195. Ob. cit., pág. 65. 198. Así, Binding, Normen, III, pág. 534; Bockelmann, Strafrechtliche Vn-
196. Ob. cit., pág. 66. tersuchungen, pág. 160, y M. E. Mayer, Versuch una Teilnahmen, en: Reform des
197. A menudo se utilizan indistintamente los términos tentativa irreal y Rechtsstraf gesetzbuchs.
tentativa supersticiosa. Esta equiparación no puede considerarse, sin embargo, 199. Ráli§, ZStW, 61 1942), pág. 29.
correcta, ya que la tentativa irreal no se limita a aquellos casos en que sólo la 200. Así, Eisenmann, ZStW, 13 (1893), pág. 467 s., y Schüler, Der Mangel,
superstición del autor le hace posible creer en la posibilidad de producción del pág. 93, nota 23. También Von Buri, en GS, 44 (1891), pág. 356, si bien su posición
delito, sino que comprenden también —como se verá posteriormente— otros su- es contradictoria.
Rechtsstrafgesetzbuchs.
319
318
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

subjetiva. Algunos autores para poder explicar la falta de castigo en tación, es necesario para ello. Por ejemplo, A clava en un muñeco to-
estos casos, han acudido abiertamente, junto a la fundamentación sub- das las agujas que él cree necesarias para la muerte de B.204 Consciente
jetiva de la tentativa, a criterios objetivos, como la necesidad de una de este hecho considera Schmidhauser que, cuando el autor cree que
relación causal objetiva, o la impresión que el hecho produce en la posee un dominio directo del curso causal, no puede hablarse de sim-
mayoría de las personas. En estos casos, sin embargo, se ha abando- ple deseo o esperanza y no podrá negarse, por lo tanto, su punición.205
nado ya, generalmente de forma consciente, el terreno de la teoría sub-
jetiva y es más adecuado hablar de posiciones mixtas.201 En muchas b'") Falta del elemento intelectual del dolo
ocasiones, no obstante, se ha intentado acudir a una fundamentación
coherente con la teoría subjetiva. Si desde este punto de vista se con- Engisch ha negado asimismo la existencia de dolo en la tentativa
sidera punible aquella voluntad manifestada contraria al ordenamiento irreal. Pero no porque, como afirma la posición expuesta, no concurra
jurídico, o bien que es peligrosa en relación al bien jurídicamente pro- el elemento voluntativo del mismo, sino por la falta del elemento in-
tegido, cuando falten alguna de estas características el hecho deberá telectual. La parte de representación del dolo —expone Engisch—i206
considerarse impune. debe referirse a una peligrosidad existente realmente. La peligrosidad
inherente al hecho es contenido del dolo. Por ello, a pesar de que en
a") Falta de dolo en la tentativa irreal la tentativa irreal concurre una intención (en sentido psicológico) con-
traria al ordenamiento jurídico, a causa de su completa inidoneidad
a'") Falta del elemento voluntativo del dolo para conducir al resultado antijurídico, no está prohibida legalmente.207
A la observación realizada por Engisch ha opuesto Kuhrt,208 que
El primer camino que se emprendió para negar la punibilidad de si se tiene en cuenta la posibilidad objetiva de producción del resultado,
la tentativa irreal desde el prisma de la teoría subjetiva, fue el negar toda tentativa inidónea deberá permanecer impune, porque en el caso
en estos casos la existencia de una voluntad delictiva. El dolo, elemento concreto, según la forma de ejecución, desde un principio es inadecua-
indispensable del injusto de la tentativa, no concurre en la tentativa da para producir el resultado. Sin embargo, la discusión nos remite a
irreal al faltarle el elemento voluntativo. Aquí no puede afirmarse que las teorías objetivas. Con ello se pone de manifiesto que la observación
el autor «quiere» la producción del hecho, sino que simplemente la de Engisch no se mueve en el ámbito de la teoría subjetiva, ya que
«desea» o la «espera».202 Una conducta dolosa presupone, según afirman considera que la norma prohibe tan sólo conductas objetivamente pe-
estos autores— que el autor emplea un medio sobre el cual él puede ligrosas para producir el resultado. Según la representación del autor,
disponer a través de sus fuerzas corporales o psíquicas. Los medios que es la única que desde el punto de vista de la teoría subjetiva tiene
supersticiosos permanecen fuera del ámbito de dominio del autor y de- importancia, la acción que realiza es peligrosa, pues él está convencido
ben sustraerse, por consiguiente, de la actuación dolosa. En la tenta- de la efectividad del medio que utiliza.
tiva supersticiosa el sujeto activo sólo desea causar el resultado.203
Sin embargo, de la absoluta inidoneidad objetiva de los medios b") Falta de prueba del dolo
que el sujeto se ha proporcionado, no puede extraerse la falta de vo-
luntad de causar el resultado. El autor de una tentativa irreal o su- Ante la imposibilidad de negar la existencia de dolo en estos casos,
persticiosa considera que su conducta tiene grandes posibilidades de se ha negado, por parte de un sector doctrinal, que concurra aquí una
producir el resultado y efectúa todo aquello que, según su represen- expresión o manifestación de la voluntad delictiva en el mundo exter-

201. Sobre éstas, véase II, 2, letra C. 204. Así, entre otros, Engisch, Untersuchungen, pág. 168, y Germann, Über
202. Von Bar, Zur Lehre, pág. 18; Von Buri, ZStW, 1 (1881), pág. 205; Dreher, den Grund, pág. 62.
StGB, § 43, núm. 2, B, a); Frank, StGB, § 43, núm. III, 3; Havenstein, GA, 36 205. Schmidhauser, A.T., 15/50.
(1888), pág. 63, y Schmidhauser, A.T., 15/50. 206. Untersuchungen, pág. 168.
203. Schneider, GA, 1955, pág. 266; Treplin, ZStW, 76 (1964), pág. 444, y R.G., 207. Ob. cit., pág. 168.
33, pág. 21. 208. Die Grenzen, pág. 70.

320 321
12.
ELENA FARRÉ TREÍ»AT
LA TENTATIVA DE DELITO

no, o bien, que sea posible probar la existencia de dolo.209 Pero esta que el autor cree poder alcanzar el resultado utilizando sus propias
cuestión, además de no aportar una solución para todos los casos, no fuerzas sobrenaturales.218 No obstante, también estos supuestos debe-
es una problemática que se considere perteneciente al Derecho Penal rán permanecer impunes, porque la voluntad antijurídica fundamenta
material. una responsabilidad penal únicamente cuando el autor ha elegido para
el desarrollo de la misma un suceso dirigible. Esta dirigibilidad vendrá
c") Posición de Kuhrt determinada por parte de un observador objetivo que conozca el plan
del autor.219
En un trabajo sobre la tentativa irreal este autor ha pretendido Este complicado intento de solución de Kuhrt no es tampoco sa-
demostrar la impunidad de la misma desde un punto de vista dogmá- tisfactorio. Aun sin entrar en el hecho de que se asimila sin más la
tico y consecuentemente con la solución subjetiva para la tentativa ini- tentativa irreal a la tentativa supersticiosa, las distinciones que realiza
dónea.210 Kuhrt distingue, dentro de la tentativa irreal, entre aquellos son difícilmente justificables, ya que los supuestos en que el autor cree
casos en los que el autor quiere ejecutar el hecho por sí mismo y por poseer capacidades mágicas y aquellos otros en los que cree dominar
su propia mano, y aquellos otros en los que para lesionar un bien fuerzas naturales, se distinguen con dificultad.220 Por otra parte, el cri-
jurídico se sirve de fuerzas sobrenaturales, porque no quiere mani- terio que aporta en relación a la capacidad de dirección de un suceso
festarse frente a la víctima.211 A la vez distingue entre el autor de ten- es incorrecto desde su punto de vista, no sólo porque es demasiado im-
tativa supersticiosa pasivo y activo. preciso y puede conllevar dificultades en algunos casos, como Stopfku-
Al primer grupo pertenecen aquellos autores que a través de peti- chen pone de manifiesto,221 sino porque es un criterio objetivo incom-
ciones o acciones rituales quieren provocar en los demonios o dioses patible con un intento de solución fundamentado en la teoría subjetiva,
la resolución de que cometan el hecho.212 En este caso se comporta el como este autor se propone.
supersticioso como un inductor. Pero puesto que la inducción, como
acontecimiento psíquico que es, sólo puede comenzar cuando se ha d") Falta de peligrosidad del autor
creado una relación psíquica entre el inductor y el inducido, no podrá
hablarse en estos supuestos de inducción.213 Por último, quienes han fundamentado la punición de la tentativa
Al contrario que el supersticioso pasivo, el supersticioso activo cree inidónea en la voluntad peligrosa del autor de dirigirse, en un nuevo
poder dominar los acontecimientos naturales y servirse de espíritus y ataque, contra el bien jurídico protegido, han puesto de relieve que en
demonios.214 Aquí deben distinguirse dos casos. Si el autor quiere co- estos casos la impunidad está justificada por la falta de peligrosidad
meter el hecho a través de fuerzas sobrenaturales, que él cree poder de la voluntad manifestada. A ello se refería Schróder al exponer: «La
controlar por razón de su fuerza mágica,215 debería considerarse auto- extrema tontería del autor debe ser privilegiada.» m Y en el mismo sen-
ría mediata,216 lo que tampoco es posible por la falta de contacto psí- tido expuso Lange: «Esta conducta (la tentativa supersticiosa) puede
quico entre el autor mediato y el ejecutante, ya que la fuerza natural no poner de relieve malignidad del autor o su falta de escrúpulos, pero no
existe.217 constituye la acción de alguien que se demuestra como un atacante
Los únicos casos que plantean dificultades son aquellos en los peligroso para el bien jurídico.» 223
209. Bauer, Lehrbuch, pág. 76; Von Buri, GS, 19 (1867), pág. 63, y GS, 20
(1868), pág. 330, y H. Mayer, A.T., pág. 281 s. 218. Por ejemplo, el mago perfora, haciendo conjuros, la foto de su enemi-
210. Die Grenzen, pág. 55 ss. go, en la creencia de poder matarle de esta forma. M coloca debajo de la cama
211. Ob. cit., pág. 56. de su amada infiel, una bolsa de estaño «embrujada» para que le cause una en-
212. Ob. cit., pág. 59 s. fermedad a través de las radiaciones.
213. Ob. cit., pág. 60.
214. Ob. cit., pág. 62. 219. Ob. cit., pág. 74.
220. Así, Spopfkuchen, Strafbaren, pág. 70.
215. Por ejemplo, la mujer que para cobrar la herencia de su marido invoca 221. Stopfkuchen, Strafbaren, pág. 70.
al diablo que le mate (R.G., 33, pág. 321 s.). 222. Schdnke/Schroder, § 43, núm. 38.
216. Ob. cit., pág. 64. 223. StGB, antes del § 43, III, 4, b). También Waiblinger, ZStW, 69 (1957),
217. Ob. cit., pág. 65 s. pág. 221.
322
323
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

En contra de esta posición debe señalarse que la falta de peligrosi- autor, la tentativa inidónea no presenta problema alguno en cuanto a
dad del autor no puede ser afirmada como criterio general de caracte- la justificación de su punición. Sin embargo, como se ha señalado, una
rización de estos casos. Aun cuando fuera posible establecer una prog- fundamentación estrictamente subjetiva no consigue demostrar la im-
nosis segura sobre el peligro de repetición mediante una acción idónea punidad generalizada de la tentativa irreal, que constituye en verdad
por parte del autor, ello debería realizarse en cada caso concreto, de- una figura creada por la teoría subjetiva. Y hay que tener en cuenta,
jando abierta la posibilidad de punición de aquellos en los cuales esta por último, que no se trata sólo del problema de fundamentar la im-
repetición fuera de temer. A este criterio responde más adecuadamen- punidad de la tentativa irreal, sino que se plantea también un proble-
te, en lugar de la impunidad en todos los casos de tentativa irreal, la ma de límites. En realidad los subjetivistas, apoyándose siempre en los
posibilidad legal del examen particularizado y de un distinto tratamien- supuestos más claros en uno u otro sentido, no han profundizado ex-
to según las características del caso en particular. Esta idea fue intro- cesivamente en la delimitación entre tentativa inidónea (punible) y la
ducida ya en 1904 por el subjetivista Delaquis, quien advirtiendo la tentativa irreal (impune). No obstante, no es siempre fácil responder
imposibilidad de declarar impune de forma general, desde una perspec- a la cuestión de si un suceso pertenece a uno u otro grupo y, en todo
tiva subjetiva, la tentativa supersticiosa, propuso la introducción en caso, ¿qué justificación habría para ello? Así, por ejemplo, quien intenta
Alemania del planteamiento del Código Penal ruso entonces vigente, envenenar a otro administrándole una dosis ínfima de veneno, ¿comete
que ofrecía al Juez la posibilidad de declarar impunes aquellas accio- según la teoría subjetiva una tentativa irreal o bien una tentativa ini-
nes realizadas «por pura superstición», o por «burdo desconocimien-
dónea punible?
to».224 En aquel momento histórico de predominio objetivista esta so-
lución tuvo pocos partidarios.225
C) Teorías mixtas
c) Valoración crítica de la teoría subjetiva Junto a las teorías objetivas y subjetivas, y debido a que mediante
las mismas no se había conseguido aportar una solución completamen-
Si, como hemos expuesto en el capítulo I, en relación al funda- te satisfactoria para los supuestos de tentativa inidónea, han surgido
mento de la punición de la tentativa, consideramos que el Derecho Pe- una serie de posiciones que combinan ambos puntos de vista. Se trata
nal tiene atribuida una función de protección de bienes jurídicos, que generalmente de teorías que, partiendo de una fundamentación subje-
constituye además, una función inmediata o directa, para que las nor- tiva, desean no obstante reducir los límites de la punición a que aquélla
mas penales lleven a cabo su cometido será preciso que concurra real- conduce y acuden a consideraciones de carácter objetivo para excluir
mente y no sólo en la mente del autor, un cierto peligro objetivo para los supuestos de tentativa irreal del ámbito de lo punible.
el bien jurídico de que se trate. Aquellas conductas que no poseen da-
ñosidad social alguna, expresada en una cierta capacidad de lesión del a) Teoría de la idoneidad objetiva del plan del autor
bien jurídico, le son indiferentes al legislador, que, como no tiene nece-
sidad de evitarlas, tampoco las prohibe. Este punto de partida se pre- a') Exposición
senta ciertamente incompatible con la teoría subjetiva, que funda-
menta la punición en la voluntad delictiva del autor, con independen-
Aunque con esta denominación se haya hecho referencia normal-
cia del peligro de lesión objetivo.
mente a la posición mantenida por Kohler,226 esta fundamentación en-
Desde antiguo se ha elogiado de la teoría subjetiva, frente a las po- cuentra su origen en diversas teorías defendidas en el siglo xix. Ya
siciones objetivas, la enorme claridad en su exposición y la unidad de Kóstin m y Von Bar n& habían exigido para la existencia de una tentati-
criterios y de tratamiento que recibe la tentativa inidónea. Esta afir- va idónea y, por lo tanto, punible, que la actividad en la forma en que
mación es solo parcialmente correcta. Por una parte, es cierto que si el autor se la ha planteado sea idónea para causar el resultado, aunque
se fundamenta la punición de la conducta en la voluntad delictiva del
226. Así, Germann, Über den Grund, pág. 40 ss.
224. Der untaugliche Versuch, pág. 225 ss. 227. Kóstlin, System, pág. 228 s.
225. La acogió Fabián, Abgrenzung, pág. 26, nota 1. 228. Zur Lehre, pág. 19.
324
325
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

en realidad y de acuerdo con las leyes de la naturaleza no lo sea. en la forma en que pretende realizarse, tiene que ser objetivamente
Por el contrario, la tentativa sería inidónea cuando el autor «posea la causal.231
intención de cometer un delito a través de un medio, que si bien él con-
sidera idóneo, es absolutamente inadecuado según las leyes del pensa- b') Valoración crítica
miento y la experiencia diaria para causar el resultado... En este caso
existe un hacer muerto, infructuoso... no existe ninguna intención de- La combinación de los dos criterios: subjetivo —voluntad del
lictiva sino una pura intención inmoral».229 autor— y objetivo —relación de causalidad—, posibilitó a Kohler y a
La exigencia de un nexo causal objetivo en la tentativa idónea, los autores anteriormente citados, ampliar la punición de la tentativa
había sido resaltado asimismo por Hálschner, quien negó la existencia a casi todos los supuestos de tentativa inidónea, excluyendo de ellos la
de una tentativa «cuando el hecho se desarrolla y toma forma confor- tentativa irreal, pues, en estos casos, según esta posición, el autor no
me al dolo, y, sin embargo, no se produce el resultado porque entre «hace» algo inidóneo, sino que «quiere» algo inidóneo. Sin embargo,
la actividad propuesta y el resultado perseguido no tiene lugar ninguna esta teoría conducía también a la impunidad de otros supuestos. Cuan-
relación causal».230 Si alguien se propone envenenar a otra persona con do el autor emplea un medio en cantidad insuficiente o incorrecta para
arsénico pero en el último momento se confunde y, en lugar de mez- producir el resultado, la teoría de la inidoneidad del plan del autor de-
clar arsénico, mezcla azúcar, comete una tentativa inidónea de asesi- bería negar consecuentemente la idoneidad de esta acción y, por lo tan-
nato, pues el plan, en la forma en que había sido ideado, era idóneo to, su punición, aun cuando éste no constituya un resultado deseado.
conforme las leyes de la causalidad natural para producir el resultdo. Si, por ejemplo, A pretende envenenar a B, administrándole ocho cu-
Pero si el autor desea envenenar a una persona con azúcar, su acción charadas de veneno, cuando tan sólo diez pueden producir la muerte
no será punible, pues administrar azúcar es una actividad que, desde de B, deberá aceptarse que la acción de A es impune, ya que su plan
el punto de vista de las leyes naturales, no puede producir el resultado —envenenar con ocho cucharadas— es inidóneo.232 El hecho de que nin-
de muerte. guno de los representantes de esta teoría llegase a esta solución, se debe
El tener en cuenta la causalidad desde una perspectiva objetiva, a que prescindían de determinados elementos del plan. Éste resultaría
permitió a estos autores excluir del concepto de tentativa inidónea idóneo, si, en lugar de tenerse en cuenta el «administrar ocho cuchara-
aquellos supuestos cuya impunidad parecía justificarse, ya que a tra- das de una sustancia venenosa», se tiene en cuenta simplemente «ad-
vés de los mismos el autor había demostrado no tener ni siquiera co- ministrar una sustancia venenosa»; pero esta abstracción es arbitraria.
nocimiento del funcionamiento de las leyes naturales. Sin embargo, la
introducción de una valoración objetiva, difícilmente podía compati- b) Error nomológico y ontológico
bilizarse con una fundamentación subjetiva. La exposición hecha por
Kohler podía resolver esta dificultad, pues según este autor, el funda- a') Exposición
mento de la punición de la tentativa inidónea no debe buscarse única-
mente en la voluntad delictiva manifestada, ni tampoco en el peligro La teoría de la idoneidad del plan del autor no tuvo acogida doc-
objetivo al bien jurídico, sino en la puesta en peligro del ordena- trinalmente, sin embargo, algunas características, que ya se contenían
miento jurídico, con lo que se acercaba a la teoría de la impresión. en ella fueron desarrolladas por posiciones posteriores. La distinción
Para que dicho peligro concurra no es suficiente que el autor quiera entre el error sobre los hechos y el error sobre el proceso causal, que
alcanzar la meta delictiva, además es preciso que su voluntad se ponga ya había sido puesta de relieve por Hálschner, fue proseguida por Fin-
de manifiesto a través de una acción que, si fuera como el autor se ger. En opinión de este autor, para poder determinar si nos encontra-
la representa, sería adecuada para producir el resultado. Es decir, no mos ante una tentativa, debemos partir del conocimiento de los hechos
basta con que concurra una voluntad delictiva, sino que esta voluntad, (conocimiento ontológico) que posee el autor, junto con el saber experi-

231. Kohler, Leitfaden, pág. 60 s. Sobre esta posición, ampliamente, RáliS,


229. Kostlin, System, pág. 228 s. ZStW, 61 (1942), pág. 48 ss.
230. Das germine, pág. 183. 232. Así también, Germann, Über den Grund, pág. 50 ss.

326 327
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

mental (conocimiento nomológico) que la generalidad posee. En base


a ello puede determinarse como acción de tentativa, aquella acción que, b') Valoración crítica
ejecutada conforme al conocimiento ontológico del autor, de acuerdo
con el conocimiento experimental de la generalidad, parece adecuada A pesar de que esta teoría conduce en los supuestos más frecuentes
para causar el resultado.233 La acción de A de pretender matar a B con a resultados satisfactorios, no consigue sustraerse a una serie de crí-
una escopeta que él cree erróneamente, que está cargada, debe consi- ticas importantes. En primer lugar, se ha puesto de manifiesto la
derarse punible, pues, según los conocimientos del autor la escopeta falta de una justificación dogmática que permita distinguir, en cuanto
está cargada y el saber experimental de la generalidad afirmaría que a su tratamiento, los supuestos de error ontológico y error nomológi-
disparar con una escopeta cargada es una acción adecuada para produ- co.241 La falta de aportaciones en este sentido por los representantes de
cir el resultado de muerte. Por el contrario, la acción de la célebre esta posición ha permitido señalar a Von Gemmingen que, detrás de
cocinera de Bohemia de colocar debajo de la cama de su rival unos gra- esta distinción entre ambas clases de error, se encuentra realmente
nitos de pólvora y encenderlos, no constituye ninguna acción punible,234 una fundamentación basada en la peligrosidad del autor, ya que, en
pues el conocimiento de los hechos de la autora es acertado, pero ésta aquellos casos en los que el error se ha producido sobre lo fáctico, ya
se equivoca en cuanto al efecto que su acción es capaz de causar y que sea sobre el objeto, ya sobre el medio, es de temer que en el futuro el
la experiencia causal general calificaría como inidónea. autor repita la misma acción correctamente; en cambio, aquel autor
El fundamento de la punición de la tentativa reside en la volun- que tiene capacidad de apreciación sensorial pero le falta la capacidad
tad del autor de realizar un hecho delictivo; pero no toda manifestación para sacar conclusiones analógicas y, por consiguiente, carece del
de voluntad delictiva se castiga como tentativa, sino únicamente aquella juicio exacto de las leyes de la naturaleza, es, a menudo, inofensivo.242
que posee significación y ésta se encuentra en la peligrosidad de la ac- En cambio Waiblinger, quien fundamenta la punición de la tentativa
ción.235 Un criterio claro para determinar la peligrosidad del hecho lo en la peligrosidad del autor, critica la distinción entre error ontológico
constituye el conocimiento que el autor posee del suceso, en el momen- y nomológico alegando que también en este último caso puede concu-
to de realizarse. Pero si sólo se tuviera en cuenta este factor, se asimi- rrir una voluntad peligrosa, que debería considerarse punible. Aquél,
laría esta teoría a la subjetiva, según la cual la acción es peligrosa cuan- que en el primer ataque ha desconocido las leyes en que se ha desarro-
do el autor la considera peligrosa, aunque objetivamente no lo sea. Por llado el suceso, puede tener en un nuevo ataque mucho más cuidado.243
consiguiente, debe ser introducido un nuevo punto de vista, objetivo, En segundo lugar, también plantea esta teoría inconvenientes en
y éste sería el saber experimental de la generalidad.236 A través de estos cuanto a los resultados a que conduce. Por una parte, su aplicación
criterios claramente determinados, pretendía Finger evitar cualquier Ueva a la impunidad de aquellos casos en que el conocimiento nomo-
posible arbitrariedad en la determinación de la acción peligrosa. lógico del autor es superior al conocimiento experimental de sus con-
La distinción entre error ontológico y nomológico fue acogida por temporáneos. La acción de A de envenenar a B con una sustancia deter-
Dohna w y por Frank,238, quienes la defendieron para los supuestos de minada, cuyo efecto mortal tan sólo él conoce, deberá estimarse impu-
tentativa,239 resaltando, contrariamente a Finger, que la había consi- ne, pues la existencia de una tentativa punible viene determinada, junto
derado un teoría objetiva,240 el aspecto subjetivo. al conocimiento ontológico del autor, por el conocimiento nomológico
de la generalidad, en este caso menor.244 Pero, por otra parte, esta teoría
amplía excesivamente el ámbito de la punición al limitar la impunidad
233. Der Versuch, Binding-Festschrift, pág. 284. a los supuestos de error nomológico. No todos los supuestos de tenta-
234. Ob. cit., pág. 317. tiva irreal consisten en un error sobre el proceso causal, el error puede
235. Ob. cit., pág. 314.
236. Ob. cit., pág. 316 s. 241. Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 38, y Germann, Über den Grund,
237. Mangel am Tatbestand, pág. 61. pág. 46 ss. En contra de la posibilidad de distinguir entre error ontológico y no-
238. StGB, § 43, III. mológico, se ha expresado Von Gemmingen, Die Rechtswidrigkeit, pág. 123.
239. Ambos autores eran partidarios de la teoría de la falta de tipo. 242. Von Gemmingen, Die Rechtswidrigkeit, pág. 134.
240. Finger denominó a su posición: «Teoría objetiva modificada», ob. cit., 243. ZStW, 69 (1957), pág. 218.
pág. 317. 244. Así también, Von Gemmingen, Die Rechtswidrigkeit, pág. 130.

328 329
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

concurrir igualmente sobre un elemento fáctico. Así sucede, por ejem- lictiva manifestada, pero no en forma ilimitada.248 «El punto de vista
plo, si A, molesto por la mirada fija de un maniquí, al que confunde subjetivo parece decisivo y puede serlo... aunque sólo si se deja decidir
con un hombre, le abofetea y aquél cae y se rompe en pedazos. La doc- a un espectador razonable sobre la impresión que el hecho le ha causa-
trina ha puesto de relieve, con razón, que desde el punto de vista legal do. Esto... sólo es viable si se reconoce en un principio la impresión
es indiferente que la tontería del autor se refira al curso causal o a del hecho como un principio independiente, limitador de la penalidad
cualquier otro desconocimiento fáctico.245 de la tentativa.» 249
La posición expuesta fue considerada como «muy sólida» por
c) Teoría de la impresión Frank,250 pero quien le dio un impulso decisivo fue Mezger. Este autor
la planteó en los términos siguientes: «Entonces es presupuesto de la
a') Exposición pena el que la tentativa sea peligrosa en relación al bien jurídico ma-
terial de que se trata. Teniendo en cuenta losfinesdeprevención gene-
La idea de Kohler de fundamentar la punición de la tentativa ini- ral del Derecho punitivo es suficiente en ello que por la impresión que
dónea en el peligro que la acción realizada supone para el ordenamien- el acto causa en otras personas, se produzca una conmoción en la se-
to jurídico, fue desarrollada posteriormente por otros autores hasta guridad del bien jurídico.» 251
conducir a la actualmente denominada teoría de la impresión, a la Maurach se refirió a la exigencia de un peligro abstracto para fun-
que me he referido ya al exponer el fundamento de la punición de la damentar la punición de la tentativa inidónea 252 y puso de manifiesto
tentativa.246 Esta teoría se caracteriza por considerar punible fundamen- que el Tribunal Supremo alemán, si bien había negado la validez del
talmente la manifestación de voluntad contraria al Derecho (elemento peligro concreto, para la fundamentación de la punición de la tentati-
subjetivo), pero no en todo caso, sino tan sólo cuando a través de la va, argumentó en varias ocasiones con el peligro abstracto que, para la
misma se produzca en la mayoría de las personas la impresión de co- paz jurídica, comporta la voluntad manifestada contraria a Derecho.253
rrupción o de conmoción del ordenamiento jurídico; cuando por su La consideración del peligro, no como peligro concreto a un deter-
causa pueda resultar minada la confianza de la comunidad en la vigen- minado objeto de protección jurídica, sino en forma abstracta, a un
cia del orden jurídico y peligrar el sentimiento de seguridad jurídica determinado bien jurídico, permite a estos autores ampliar la punición
(elemento objetivo). a un mayor número de supuestos en los cuales generalmente se afirma
Este pensamiento fue puesto de relieve ya en el año 1900 por Horn, la falta de peligro, para el concreto objeto de protección jurídica. Por
quien expuso: «... queda bien patente la impresión directa que el hecho ejemplo, en base a esta teoría se castigará a una mujer que creyendo
hace, incluso en su fracaso; impresión de intranquilidad que conduce a erróneamente estar embarazada, realiza prácticas abortivas, ya que
la reflexión: la acción hubiera podido tener éxito... esta impresión, que a través de su mal ejemplo ha hecho peligrar el bien jurídico «vida
se arrastra aun cuando el hecho haya salido bien... se encuentra en la humana dependiente» como un todo abstracto.254 En cambio, todos
consideración molesta, intranquilizadora y angustiosa para la paz jurí- aquellos supuestos que, a pesar de revelar también una voluntad delic-
dica y el sentimiento de seguridad jurídica, que constituye el pensar: tiva, son tan absurdos que no pueden crear ningún peligro para el or-
el hecho hubiera podido conducir al resultado... Este hecho puede con- denamiento jurídico ni impresión alguna en la generalidad, deberán
mover la confianza del ordenamiento jurídico..., por lo tanto, debe considerarse impunes.
ser tratado igual que el daño causado por el delito consumado, y ser
colocado en un tipo independiente y bajo una pena especial...» 247
Poco tiempo después se manifestaba en sentido parecido Von Bar, 248. Gesetz und Schüld, II, pág. 488. En cambio en su obra anterior, Zjir
quien consideraba que el Derecho Penal se dirige contra la voluntad de- Lehre, se mostraba partidario de la teoría subjetiva.
249. Gesetz und Schüld, II, pág. 527.
250. Vollendung und Versuch, V.D.A., pág. 266.
245. Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 39; Von Hippel, A.T., II, pág. 438, 251. P.G., II, pág. 248 s.
y Ralis, ZStW, 61 (1942), pág. 52. 252. A.T., § 41, III, B, c).
246. Véase capítulo I, apartado IV, 1. 253. Así, por ejemplo, la sentencia del B.G.H., 11, pág. 324.
247. ZStW, 20 (1900), pág. 342. 254. Stopfkuchen, Strafbaren, pág. 48.
330 331
ELENA FARRÉ TREPAX LA TENTATIVA DE DELITO

abstracción en el primer caso, la punición de los supuestos de error


b') Valoración crítica burdo cuando el error no reside en la causalidad en el segundo y la
dificultad de determinar los supuestos punibles de los impunes en el
La principal dificultad con la que se enfrenta esta posición con tercero, son algunas de ellas.
respecto a la tentativa inidónea es la aportación de un criterio míni-
mamente determinado que permita delimitar los supuestos punibles de 3. Tratamiento de la tentativa inidónea después de la entrada en vigor
los impunes, pues tanto el «peligro al ordenamiento jurídico» como «la del Código Penal alemán de 1975
impresión de la generalidad», son conceptos que precisan concreción.
La solución del caso concreto puede depender de por quién, cómo, Después de casi doscientos años de discusión doctrinal en torno a
cuándo y dónde se realice el juicio, ya que la impresión puede ser la punición de la tentativa inidónea existía, con anterioridad a la entra-
distinta según la formación intelectual, las ideas de carácter religioso da en vigor del Código Penal de 1975, absoluto acuerdo doctrinal en
y moral que posea o bien el círculo social al que pertenezca quien lo favor de la misma, exclusión hecha de los supuestos de tentativa irreal,
emite.255 asimilada por la doctrina a la tentativa supersticiosa, y de autor inidó-
neo. Esta situación impulsó al legislador alemán a regular abiertamen-
d) Valoración crítica de las teorías mixtas expuestas te el tratamiento de la tentativa inidónea, a diferencia del anterior le-
gislador que, como ya se ha expuesto, había preferido omitir conscien-
Bajo el título de teorías mixtas hemos reunido una serie de posi- temente el tratamiento de esta cuestión. «La única misión que tiene el
ciones que se caracterizan por combinar puntos de vista objetivos y legislador alemán es la legalización del Derecho que se ha convertido
subjetivos. En ellas parecen residir puntos de partida subjetivos que en usual», expuso Bockelmann ante la Gran Comisión de reforma
se complementan con criterios objetivos, con la única finalidad de ex- del Código Penal alemán.256 En lo referente a la tentativa inidónea la
cluir de la tentativa aquellas acciones que configuran la tentativa irreal. nueva regulación legal se diferencia, pues, básicamente de la anterior,
Excepto la teoría de la impresión, que es actualmente dominante, estas al manifestarse con claridad en los §§ 22 y 23 en favor de la punición
posiciones no han encontrado apenas seguidores. Este hecho puede de la misma. Ello se deduce claramente del primer precepto citado,
comprenderse a raíz de las dificultades que se plantean en su funda- que exige únicamente para la existencia de tentativa, que el autor haya
mentación. Así, en tanto que la teoría de la idoneidad objetiva del plan dado principio directamente a la ejecución del tipo «según su represen-
del autor no consiguió aportar una justificación sobre la exigencia de tación del hecho». Pero además el § 23 establece una regulación espe-
la idoneidad objetiva, si lo que se consideraba punible era el plan del cial para los supuestos en que el autor, debido a una burda falta de
autor, la teoría de Finger sobre el error nomológico y ontológico, aun entendimiento, no sabía que, por la naturaleza del objeto en el que iba
aceptando que pueda hacerse esta distinción, tampoco logró fundamen- a recaer o del medio con el que fue cometido, el hecho no podía en
tarse. Incluso para la teoría de la impresión, tan extendida, se hace di- ningún caso llegar a la consumación; posibilitando en estos casos al
fícil definir más concretamente en qué consiste dicha impresión, cues- Tribunal atenuar la pena, o incluso prescindir de ella, según su crite-
tión en la que sus representantes no han entrado, de forma que sea po- rio. Esta regulación especial que el § 23 contiene para los supuestos
sible delimitar más exactamente los supuestos punibles de los im- de error burdo por falta de entendimiento del autor, constituye asi-
punes. mismo una confirmación de la punibilidad general de la tentativa ini-
Nacidas para solucionar un problema concreto que plantea la teo- dónea, ya que el prever la atenuación o la impunidad en estos casos
ría subjetiva, como es la punición de la tentativa irreal, las soluciones presupone la punición de la tentativa inidónea en general.257 Discuti-
expuestas suponen en cuanto a los resultados a que conducen, un avan- ble es, sin embargo, si además de declarar la punición general de/la
ce con respecto a las posiciones expuestas anteriormente. A pesar de tentativa inidónea y establecer una regulación especial para los casos
ello y, como ya hemos expuesto, ninguna de ellas se encuentra en este citados, la nueva regulación legal comporta un avance en relación a la
sentido exenta de críticas. La dificultad de determinar el grado de
256. Niederschriften, II, pág. 174.
255. Stopfkuchen, Strafbaren, pág. 48. Ver también el capítulo I, IV, 1, c. 257. Así, Maurach/Gossel, A.T., II, pág. 32 y Roxin, Einführung, pág. 17.
332 333
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

discusión sobre el fundamento de su punición y los límites de la misma,


o si por el contrario, como especialmente Góssel ha señalado,258 a través no pueden conducir a su lesión. Sin embargo, la regulación alemana
del § 23,3 el legislador alemán ha introducido una nueva figura cuyos admite la punición de acciones no peligrosas o, lo que es igual, no
límites aparecen confusos y que contribuye además a confundir la considera impunes todas las acciones no peligrosas. De aquella regu-
frontera que anteriormente parecía clara entre tentativa inidónea puni- lación se deduce más bien —como Stratenwerth expone—264 la conclu-
ble y tentativa supersticiosa impune. En este sentido, la introducción sión inversa, es decir, que excepto en los supuestos de falta burda de
del citado § 23,3 no podría señalarse más que como equivocada.259 La entendimiento, la penalidad de la tentativa no depende en absoluto de
respuesta a esta cuestión comporta un análisis más detenido de los pre- su peligrosidad objetiva. En cambio, la situación en este aspecto sería
ceptos que regulan la tentativa inidónea así como de la interpretación actualmente muy distinta si en lugar de haber aceptado la redacción
doctrinal de los mismos. del Proyecto Oficial, el legislador alemán se hubiese decidido a favor
de la redacción del Proyecto Alternativo, ya que, en aquél se decía ex-
A) Fundamento de la punición de la tentativa inidónea presamente: «La tentativa permanece impune cuando se fundamenta
según la doctrina actual en una burda falta de entendimeinto y por este motivo ya desde el prin-
cipio no esjpeligrosa.»265 Al limitar la impunidad a los supuestos en que
la falta de peligrosidad sea debida a la falta de entendimiento del autor,
La regulación que el StGB hace de la tentativa inidónea se basa se evitaba en el Proyecto Alternativo la discusión sobre cuándo debe
fundamentalmente en la teoría subjetiva de la tentativa como la teoría considerarse la tentativa como peligrosa.
alemana admite de forma unánime. Ésta era ciertamente, como ya se
ha expuesto, la posición absolutamente dominante al iniciarse la ela- La punición de la tentativa inidónea se fundamenta actualmente
boración del nuevo StGB,260 así como la teoría de la que abiertamente en Alemania, en forma totalmente dominante, en la voluntad del autor
partía el Proyecto Oficial cuya regulación con respecto a la tentativa contraria al Derecho, es decir, en forma subjetiva. Sin embargo, la
inidónea se transcribió sin cambios al Código actual. Tanto la defini- teoría estrictamente subjetiva de la tentativa es, como ya se ha expues-
ción del § 22 como la delimitación del § 23 excluyen legalmente la po- to en el capítulo II, minoritaria. Esta posición, según la cual no debe
sibilidad de fundamentar la tentativa inidónea de lege lata en una concederse ninguna relevancia a la idoneidad objetiva de la acción sien-
teoría objetiva.261 La teoría de la falta de tipo, que pretende excluir del do decisivo únicamente para fundamentar la punición de la tentativa,
ámbito de la tentativa los supuestos de falta del objeto, o del medio, que el autor actúe con intención de realizar la conducta típica, es man-
exigidos en la redacción legal262 no se ajusta al Derecho actual, ya que tenida consecuentemente por Armin Kaufmann,266 Zielinski267 y, par-
el § 23,3 no hace en este sentido ninguna distinción considerándolos tiendo de una fundamentación distinta, también por Baumann.268
abiertamente como tentativa. Asimismo, tampoco son compatibles con La posición actualmente dominante en la doctrina alemana es la
_el actual StGB aquellas teorías que exigen para la punición ele la tenta- teoría de la impresión, a cuyos orígenes y exposición se ha hecho refe-
tiva la puesta en peligro objetiva del bien jurídico protegido.263 Todas rencia en el apartado anterior. Esta teoría es concebida unánimemente
estas posiciones conducen a la impunidad de aquellas acciones, ya en la actualidad como una teoría mixta, que fundamenta la punición
sea desde el punto de vista ex post, ya sea desde una consideración ex de la tentativa, al igual que la teoría subjetiva, en la voluntad delictiva
ante, que no son peligrosas para el bien jurídico, en la medida en que del autor, sin embargo, pretende limitar la amplitud de aquélla a través
de criterios objetivos. La voluntad del autor contraria al Derecho no
es considerada como un fenómeno en sí, sino entendida en su efecto
258. Maurach/Góssel, A.T., II, pág. 28; GA, 1971, pág. 227 ss. También Stra- sobre la comunidad. Si quien se ha propuesto seriamente realizar un
tenwerth, A.T., pág. 203. delito grave y ha dado principio a su ejecución, quedara impune, la
259. Así, Gossel, GA, 1971, pág. 227.
260. Como se ha expuesto, tan sólo Spendel y Dicke mantenían en la doc-
trina una posición totalmente objetiva.
261. Así, Eser, en Schónke/Schróder, § 22, núm. 66; Jescheck, Tratado, II, 264. A.T., pág. 201.
pág. 726; Roxin, JUS, 1973, pág. 330, y Stratenwerth, A.T., pág. 200 s. 265. A.E., pág. 62.
262. Sobre esta teoría, véase II, 2, A b) b'). 266. Zum Stand, Welzel-Festschrift, pág. 393 ss.
263. Sobre estas teorías, véase II, 2, A, c), b'). 267. Handlungsunwert, pág. 134, nota 14.
268. A.T., pág. 526 s.
334
335
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

confianza de la comunidad en la vigencia del orden jurídico resultaría aquella teoría subjetiva, que considera punible la voluntad peligrosa
minada. Esta voluntad antijurídica despierta en los conciudadanos la para el ordenamiento jurídico, es decir, la peligrosidad del autor. Así,
impresión de un ataque al orden jurídico, que de no obtener respuesta, aun cuando en el caso de que se juzgue la acción en sí misma no
produciría un menoscabo en el sentimiento de que la paz jurídica está comporte ninguna peligrosidad, deberá afirmarse su punición cuando
asegurada. Mantienen esta teoría Jescheck,269 Rudolphi,270 Esser,271 Ro- a través de la misma pueda descubrirse una voluntad suficientemente
xin,272 Meyer,273 Blei,274 Maurach/Góssel,275 así como el B.G.H. en algu- peligrosa, que en el futuro puede emplear medios adecuados, o ac-
nas sentencias.276
tuar contra objetos idóneos. Ésta es., por otra parte, la fundamen-
La misma fundamentación puede mantenerse, según la posición ex- tación que aportaban los redactores del Proyecto Oficial, quienes pen-
puesta, también en relación al fundamento de la punición de la tenta- saron concretamente en la posibilidad de castigar al autor, que, habien-
tiva idónea, pero en ésta última, junto al peligro al bien jurídico prote- do actuado con una burda falta de entendimiento, poseía una voluntad
gido, concurre además una puesta en peligro del concreto objeto de considerablemente delictiva, que hacía temer en el futuro una repeti-
protección; en cambio, en la tentativa inidónea existe generalmente ción con medios idóneos.279
tan sólo una puerta en peligro del bien jurídico.277 Cuando ni siquie- Una cuestión distinta a la expuesta es, sin embargo, la legitimidad
ra el bien jurídico se pone en peligro, pues la acción es completa- de esta fundamentación.280 En contra de la misma se ha manifestado
mente inadecuada para ello y su desarrollo no produce ninguna impre- abiertamente Stratenwerth, quien advierte que el relacionar la pena en
sión en la comunidad de ataque al ordenamiento jurídico, no existe ne- forma directa con ía inclinación delictiva del autor, sobre la cual se
cesidad de imponer una pena. pueden hacer tan sólo especulaciones generales, se encuentra prohibi-
Los partidarios de esta teoría pretenden, en base a ella, interpretar do en base a un Derecho Penal del hecho.281
la regulación de la tentativa inidónea en el nuevo Código Penal alemán,
introduciendo al mismo tiempo una limitación. Sin embargo, en aque- B) Ámbito de aplicación del § 23,3
llos casos en que debido a la burda falta de comprensión del autor, el
hecho parece completamente inofensivo para cualquier persona, según Junto a la punición general de la tentativa inidónea se admite en
esta teoría, faltará siempre la impresión en la comunidad de perturba- el § 23,3 la posibilidad de atenuar la pena o bien de prescindir de ella,
ción del ordenamiento jurídico indispensable para fundamentar la cuando por la naturaleza del objeto en el que iba a recaer o de los
punición.278 Es decir, la conclusión a la que esta teoría conduce, no es, medios con los que fue cometido, el hecho no podía en ningún caso
como dispone el § 23,3, la posible renuncia a la pena o atenuación de la llegar a la consumación y el autor lo desconocía debido a su burda fal-
misma, sino la impunidad obligatoria en todos los casos subsumibles ta de entendimiento. Esta cláusula, que constituye una innovación en
en aquel parágrafo. Ésta era la solución que aportaba, como se ha ex- la legislación alemana, pero que ya había sido propuesta antiguamen-
puesto, el parágrafo 25, 3 N. 2 del Proyecto Alternativo. te por un sector de la doctrina subjetiva como respuesta a la proble-
En mi opinión, la regulación de la tentativa inidónea en el Dere- mática de la tentativa supersticiosa, pone de manifiesto en qué sentido
cho alemán vigente se puede interpretar más correctamente mediante se ha decidido el legislador con respecto a la fundamentación de la
tentativa inidónea.
269. Tratado, II, pág. 726. Su ámbito de aplicación es sumamente discutido extendiéndolo
270. SK, § 23, núm. 5, y antes del § 22, núm. 13 s.
271. En Schonke/Schróder, § 22, núm. 65. un sector minoritario también a los supuestos de tentativa supesticiosa
272. JUS, 1973, pág. 329 ss. o irreal, en tanto que la posición mayoritaria excluye la tentativa su-
273. ZStW, 87 (1975), pág. 598 ss. persticiosa del ámbito del § 23,3, por considerarla por principio impu-
274. A.T., pág. 208 s. ne. Ciertamente la redacción legal posibilita por completo la inclusión
275. A.T., II, pág. 18.
276. Así, Jescheck, Tratado, II, pág. 726. de la tentativa supersticiosa en la definición que de la tentativa hace
277. Eser, en Schonke/Schróder, § 25, núm. 65; Jescheck, Tratado, II, pág. 726,
y Sax, JZ, 1976 pág. 432 s.
279. Proyecto Oficial, pág. 145.
278. Así, Esser, en Schonke/Schróder, § 23, núm. 18; Jescheck, Tratado, II, 280. Sobre ello, véase el capítulo I, apartado III, 2, c.
pág. 728, y Roxin, Einführung, pág. 20 ss.
281. Stratenwerth, A.T., pág. 203. Le sigue Roxin, Einführung, pág. 21.
336
337
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

el § 22, pues también en estos casos puede afirmarse que el autor da no se hallarían, pues, subsumidos en el ámbito del § 23,3, porque este
principio «según su representación del hecho» a la realización del precepto presupone la existencia de una tentativa inidónea y la ten-
tipo. Asimismo el autor ha desconocido, debido a su «burda falta de tativa irreal o supersticiosa carece realmente del carácter de tentati-
entendimiento» que la tentativa «no podía en ningún caso conducir a va.284 Generalmente se afirma que la existencia de tentativa presupone
la consumación», tal y como presupone el § 23,3. En el mismo sentido que el autor quiere alcanzar la finalidad que persigue, a través de
se manifiesta la fundamentación del Proyecto Oficial, al cual se remon- fuerzas reales o efectivas.285 En cambio, en la tentativa irreal el autor
ta el § 23,3 del StGB, que, sin embargo, es confusa. Los redactores del ha traspasado las fronteras de la realidad, pretendiendo realizar el he-
Proyecto de 1962 exponen en primer lugar, al referirse a este parágrafo: cho que se propone, a través de un medio o bien dirigido a un objeto,
«Se ha pensado menos en aquellos casos en los que el autor desarrolla completamente irreal. Esta acción, basada en representaciones total-
una manía supersticiosa y a través de rezos y embrujos cree poder ma- mente imaginarias, no c^tituye la realización de una acción típica,
tar a un hombre, pues en éstos o en parecidos casos falta ya general- «entre la acción irreal y la realización real del tipo, es necesaria la
mente una tentativa inidónea, porque acciones que contienen una espe- transformación de las fuerzas irreales en efectos reales», por ello esta
ranza o deseo irreal y no un querer jurídicamente relevante, no son su- tentativa no debe incluirse en el § 22.286 Otros autores afirman, como lo
ficientes para el dolo.» Sin embargo, posteriormente, afirma: «Una ten- hacía el Proyecto Oficial, que en estos casos falta generalmente un dolo
tativa puede ser completamente inidónea, incluso estúpida o supersti penalmente relevante.287
ciosa, y, por consiguiente, no comportar ningún peligro para el orde-
namiento jurídico, sin embargo, puede manifestarse en ella una con- b') Después de excluirse la tentativa irreal del ámbito de aplicación
siderable voluntad delictiva, que hace temer que, después del fracaso, del § 23,3, queda abierta la cuestión, para la doctrina mayoritaria,
el autor pretenda realizarla en forma idónea.» 282 referente a cuáles son los supuestos que deben subsumirse en dicho
La inclusión de la tentativa supersticiosa en el § 22 representaría parágrafo. En este sentido, la introducción de este parágrafo no se ha
un cambio de orientación con respecto a la teoría dominante antes de estimado afortunada, ya que a través del mismo vuelve a renacer la
la entrada en vigor del nuevo Código Penal, que, con diversa argumen- discusión, que durante años había ocupado a la doctrina alemana, so-
tación, se mostraba unitaria en afirmar la impunidad de la misma, si bre la distinción entre tentativa idónea e inidónea, y que, a través de
se tiene en cuenta que el § 23,3 permite al juez, de forma únicamente la mayoritaria aceptación de la teoría subjetiva, que no distinguía en
facultativa, atenuar la pena o prescindir de ella. Al mismo tiempo su- su tratamiento entre unas y otras, había dejado de plantearse.288
pondría también una ampliación excesiva de la penalidad, pues en el Ciertamente, la cláusula de «falta burda de entendimiento» conlle-
mencionado parágrafo, ni siquiera se prevé en forma obligatoria una va una nueva diferenciación en el ámbito de la tentativa inidónea, en-
mínima atenuación y sí, en cambio, la posibilidad de aplicar la pena tre los supuestos «normales» de tentativa inidónea, incluidos en el § 22,
en toda su extensión. Esta ampliación ha sido considerada, por un sec- y aquellos otros supuestos que pertenecen al ámbito del § 23,3. «La ley
tor de la doctrina, incompatible con la finalidad limitadora de la puni- —critica Bockelmann— m hace preciso que la praxis distinga entre
ción que caracteriza al § 23,3.283 tentativa inidónea y tentativa todavía más inidónea, lo cual le resultará
todavía más difícil que distinguir entre tentativa idónea e inidónea»
a) Posición mayoritaria
284. Dreher/Trondle, StGB, § 23, núm. 5; Lackner, StGB, § 23, núm. 3 a);
a) La posición mayoritaria prosigue con respecto a la tentativa irreal Blei, A.T., pág. 207, y Schónke/Schroder/Eser, StGB, § 23, 13, a), entre otros.
q_supersticiosa el punto de vista adoptado generalmente por la teo- 285. Roxin, Einführung, pág. 20.
ría subjetiva anterior, que negándole el carácter de tentativa preten- 286. Así, Maurach/Gossel, A.T., II, pág. 32 s., y Góssel, GA, 1971, pág. 233 's.;
día excluirla de la punición. Los supuestos de tentativa supersticiosa Jescheck, SchwZStr 75, pág. 30; Meyer, ZStW, 85 (1975), pág. 618, y Rudolphi, SK,
§ 22, núm. 35.
287. Así, Wessels, § 12, III, 1, y para algunos casos, Jescheck, Tratado, II,
282. Proyecte Oficial, pág. 145. 27,3, que corresponde al § 23,3. pág. 728 s. y Dreher/Trondle, StGB, § 23, núm. 5.
283. Eser, en Schónke/Schróder, § 23, núm. 13, a), y Roxin, Einführung, 288. Así, Roxin, Einführung, pág. 18.
pág. 19 s. 289. A.T., pág. 197.

338 339
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

No obstante, la determinación de los supuestos que la citada cláu- del peligro objetivo, a través de la distinción entre tentativa absoluta
sula comprende sólo puede realizarse a través del análisis de la misma. y relativamente inidónea, había pretendido resolver sin éxito.
Para ello podemos distinguir entre los dos elementos de que está for- Para interpretar esta delimitación objetiva se ha acudido, por lo
mada: uno de carácter objetivo —que la tentativa no puede en ningún tanto, a otros criterios que se remontan a las modernas teorías del pe-
caso conducir a la consumación— y otro de carácter subjetivo —por ligro objetivo. En este sentido Gossel considera decisivo que un hom-
una burda falta de entendimiento. bre con capacidad de juicio pudiera reconocer ante actum, mediante
una prognosis anterior, la irrealizabilidad del hacer prohibido planea-
a") Delimitación objetiva do. j>i Ja tentativa no puede en ningún caso llegar a la consumación
debe ^terminarse, por consiguiente, según la objetiva capacidad de
La doctrina alemana discute la forma en que esta delimitación reconocimiento de un ficticio hombre normal.294 En cambio, Eser ha
debe interpretarse. En opinión de Góssel la intención del legislador es considerado imposible llegar a una delimitación inequívoca a través de
clara y no puede haber sido otra que distinguir e incluir en el § 23,3 de criterios objetivos, puesto que resultará difícil determinar la extensión
entre todos los supuestos de tentativa, que no podían conducir a la de los conocimientos que deben atribuirse al observador en el momen-
consumación, tan sólo aquellos que no podían conducir a la consuma- to del hecho y que es fundamento de su prognosis.295
ción en absoluto.290 El problema se plantea al determinar, y justamente No obstante, una delimitación exacta tampoco es necesaria, pues,
sobre esta cuestión ha discutido la doctrina durante casi dos siglos, como la doctrina afirma unánimemente, la distinción de estos supues-
qué tentativa no era adecuada en absoluto para llegar a la consuma- tos de los de tentativa inidónea normales tan sólo puede realizarse a
ción.
través del elemento subjetivo, es decir, de la falta burda de entendi-
La nueva regulación parece, pues, conducir a un resurgimiento de miento, que forma una unidad con el elemento objetivo.296 De esta for-
Jas antiguas dificultades. Esta opinión se ratifica al leer la fundamen- ma puede considerarse suficiente el juicio de absoluta falta de peligro-
tación que el legislador de 1975 ha aportado en relación a este párrafo: sidad hecho por un hombre prudente, dotado de conocimientos me-
«Existe unidad en la comisión en relación al hecho de que a través de dios, es decir, sin conocimientos especializados, al conocer el plan del
la formulación "en ningún caso podía llegar a la consumación" son autor, en tanto que el autor no puede advertir esta imposibilidad abso-
aludidos únicamente los casos en los que no existe ni peligrosidad con- luta debido a su exquisita falta de entendimiento.297
creta ni abstracta. Peligrosidad abstracta concurre, por ejemplo, cuan-
do un buen tirador quiere cometer un asesinato y se sirve de un arma b") Delimitación subjetiva
de la cual él supone que tiene un alcance de 1.200 m., mientras que
en realidad tan sólo alcanza los 1.000 m. Aquí no debe aplicarse el Según la fundamentación legislativa, como «burda falta de enten-
§ 23,3».291 Sin embargo, incluso en relación a este ejemplo, que cualquie- dimiento» cabe considerar «una representación absolutamente abe-
ra estaría de acuerdo en no subsumir en el § 23,3, podría afirmarse, en rrante de las relaciones causales generalmente conocidas».298 Ésta ha
opinión de Roxin, que debido a la clase del medio empleado, es decir, sido también la posición adoptada por la doctrina,299 que, sin embargo,
una pistola de alcance insuficiente, la acción «no podía en absoluto ha hecho las siguientes matizaciones. En primer lugar, deben incluirse
llegar a la consumación», de forma que el hecho ni siquiera fue abs- en esta delimitación únicamente erroresJD falsas representaciones sobre
tractamente peligroso.292
Un sector de la doctrina reprocha al legislador haber revivido la
distinción entre tentativa abstractamente no peligrosa y tentativa con- 293. Gossel, GA, 1971, pág. 227 ss., y Maurach/Góssel, A.T., II, pág. 28.
294. GA, 1971, pág. 228 s.
cretamente no peligrosa al acudir, como criterio de distinción, a la 295. Eser, en Schónke/Schróder, 20.a ed., § 23, núm. 15.
peligrosidad en abstracto y en concreto 293 y que ya la antigua teoría 296. Jescheck, Tratado, II, pág. 728.
297. Así, concretamente, Jescheck, Tratado, II, pág. 727.
298. Proyecto Oficial, 1962, pág. 145.
290. GA, 1971, pág. 227. 299. Dreher/Trondle, § 23, núm. 6; Jescheck, Tratado, II, pág. 728; Lackner,
291. BT-Dr V/4095, pág. 12. StBG, § 23, núm. 3, d); Roxin, Einführung, pág. 19; Rudolphi, SK, § 23, núm. 7, y
292. Einführung, pág. 18 s. (Schonke/Schroder/Eser, § 23, núm. 17).

340
341
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

leyes causales, en tanto que los errores sobre los supuestos de Jiechp «supersticiosa» se consideraron también incluidos supuestos que no
«ñT aun én~eT caso de que el autor no hubiera podido equivocarse de constituyen propiamente producto de la superstición, como por ejem-
haber prestado la menor atención», 3 0 0 ^ deben considerarse incluidos plo^ pretender envenenar con azúcar, o bien abortar con una infusión
en el § 23,3. Esto sucede por ejemplo, cuando el autor coge del arma- de manzanilla. La^jioctrina se mostraba de acuerdo en la impunidad
rio agua destilada en lugar del ácido que se encontraba a su lado, o de todos estos supuestos, que se denominaban indistintamente tentati-
bien cuando coge una pistola de juguete en lugar de una pistola de va irreal o supersticiosa. A través de la nueva regulación, así como de
verdad. Sin embargo, ésta puede constituir una delimitación excesiva e le interpretación que de ella hace la doctrina dominante, se ha experi-
injustificada de los supuestos incluibles en el § 23,3, ya que, si bien la mentado efectivamente un cambio en relación a la situación anterior.
burda falta de entendimiento se reflejará generalmente en una equi- Por una parte, se ha reducido el ámbito de la tentativa supersti-
vocada comprensión de las relaciones causales, no debe excluirse la po- ciosa o irreal, a la cual se niega el carácter de tentativa. En ella se in-
sibilidad de que no sea así, como puede suceder incluso en el segundo cluyen actualmente tan sólo aquellas acciones en las que el autor cuen-
de los ejemplos citados, si, por el hecho de resultar tan evidente, cual- ta para la realización del hecho con fuerzas sobrenaturales, que no
quier persona hubiera podido reconocer la pistola como un juguete. pertenecen al mundo del ser real,303 como, por ejemplo, conjurar al
En segundo lugar, tampoco deben considerarse incluidos en el diablo, o bien rogarle por la muerte de otra persona. En cambio, se
§ 23,3, según la doctrina penal, todos los supuestos de error sobre la consideran subsumibles en el § 23,3 los supuestos restantes, es decir,
relación causal, es decir, cualquier error nomológico, sino solamente todos aquellos que se fundamentan en un desconocimiento de las le-
aquellos errores burdos e incomprensibles, no ya para un especialista, yes del ser (seingesetzen), como el intento de envenenar a alguien con
sino para cualquier hombre que posea un conocimiento medio del azúcar.
saber experimental. Por ello, no constituye una «burda falta de en- Por otra parte, se ha ampliado el ámbito de la punición al conside-
tendimiento», el supuesto en que un autor considera venenoso e idóneo rar referido el § 23,3 a estos supuestos, ya que si bien por parte de
para producir la muerte un producto químico, que en realidad es ino- la doctrina se pone mayoritariamente de relieve la falta en estos casos
fensivo,301 ya que cualquier hombre medio, que no fuera un especialis- de necesidad de pena, lo que conducirá a considerarlos impunes,304 y
ta, lo hubiera podido considerar como adecuado.302 se critique la falta de coraje del legislador por no haberse decidido en
La doctrina incluye, pues, entre los supuestos que deberían subsu- forma general por la impunidad de todos estos casos,305 lo cierto es
mirse en el parágrafo 23,3, por ejemplo, la tentativa de aborto con una que el parágrafo 23,3 prescribe incluso la atenuación de la pena en for-
infusión de manzanilla, o bien de aquella mujer que se cree emba- ma facultativa. Eser306 y Rudolphi 307 proponen, debido a la escasa
razada con un beso, así como la tentativa de derribar un avión con punibilidad de estos supuestos, así como al hecho de que la ley se
un tiro de pistola. haya referido en primer lugar al «prescindir de la pena», que esta regu-
lación sea interpretada por lo menos en el sentido de atenuación obli-
c) Valoración crítica gatoria de la pena. De cualquier forma la nueva regulación conduce,
según la interpretación que de ella hace la doctrina dominante, a una
Tras el análisis de la posición dominante en Alemania en lo refe- diferenciación entre tentativa supersticiosa o irreal y burda falta de
rente al ámbito de aplicación del § 23,3, es preciso hacer una observa- entendimiento. Si desde un punto de vista teórico esta diferenciación
ción en relación a los supuestos que se incluyen en el mismo. Con tiene realmente razón de ser es una cuestión que puede plantearse. En
anterioridad a la entrada en vigor del Código Penal de 1975, la doctri- este sentido se pregunta Stratenwerth, ¿qué ocurre cuando alguien
na había realizado una extensión de los casos considerados como ten- quiere conseguir a través de medios telepáticos que otra persona tenga
tativa supersticiosa, a la que ya se ha hecho referencia. Bajo el término un accidente? ¿Son utilizados en este caso medios sobrenaturales, o
300. Jescheck, Tratado, II, pág. 728. 303. Así, Eser en Schónke/Schróder, § 23, núm. 13 s.
301. Roxin, Einführung, pág. 19, y Schónke/Schróder/Eser, § 23, núm. 17. 304. Así, Jescheck, Tratado, II, pág. 728.
302. Por supuesto, no pertenecen al ámbito del § 23, 3, los casos en que sólo 305. Así, Roxin, Einführung, pág. 21 s.
la motivación del autor se fundamenta en una burda falta de entendimiento 306. En Schónke/Schróder, § 23, núm. 18.
(Schónke/Schróder/Eser, § 23, núm. 17). 307. SK, § 23, núm. 10.
342 343
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

simplemente se han desconocido las leyes del ser? m Pero además, de- para futuras víctimas.314 Es conveniente, pues, que el juez realice una
biera explicarse por qué ambas clases de supuestos deben recibir un prognosis en cada caso concreto, según la necesidad de prevención es-
tratamiento penal diferenciado, para lo cual no parece haber justifica- pecial para decidir su punición.
ción. En cierta forma éste es también el punto de vista de la posición Ésta es posiblemente la posición que mejor consigue interpretar el
minoritaria, que a continuación se expone. parágrafo 23,3, como anteriormente he señalado.

b) Posición minoritaria C) Resumen

Muy pocos autores, únicamente Armin Kaufmann, Zielinski y Bau- El StGB de 1975 ha recogido legalmente la teoría subjetiva de la
mann, defienden en la doctrina alemana la subsunción también de la tentativa en sus §§ 22 y 23,3, como era de suponer tras la evolución
tentativa supersticiosa en el § 23,3. Según estos autores esta inclusión sufrida en la fundamentación de la tentativa inidónea desde la entrada
está justificada por razones de seguridad jurídica,309 ya que la doctri- en vigor del Código Penal anterior hasta el actual. Las teorías objetivas
na no ha podido encontrar una distinción general válida entre los su- son imposibles de mantener actualmente de lege lata. En cambio, la
puestos de tentativa inidónea punible e impunes. Es imposible aportar teoría dominante en la doctrina, no es tampoco la teoría subjetiva,
un criterio abstracto, que permita indicar de qué forma debe ser el sino la teoría de la impresión, que constituye una posición mixta. Esta
supuesto dominio del hecho del autor, que permita excluir la punición última no aporta, sin embargo, una interpretación completamente con-
en estos casos. La indicación «almedio irreal» y «burda falta de enten- vincente del Derecho vigente, que no excluye la punición de todas
dimiento» ayuda en los casos de «muerte a través de ruegos», pero no aquellas acciones absolutamente inofensivas debido a la burda falta
puede aclarar porqué una pequeña dosis de raticida en la sopa no de entendimiento del autor y que según esta teoría deberían perma-
puede ser tan idóneo como el romero cogido en la luna nueva 31° para necer impunes.
llevar a cabo un homicidio. Aquello que la doctrina no ha sido capaz de La nueva redacción comporta una ampliación de la punición, que
conseguir, lo que el legislador no puede codificar, no debe exigírsele al probablemente no tenga repercusión en la práctica. No sólo en opinión
juez.311 de quienes, más de acuerdo con la redacción legal, consideran subsu-
Consecuentemente con la teoría subjetiva, afirman estos autores mibles en el § 23,3 los supuestos de tentativa supersticiosa —posición
quejio se trata en estos casos de un problema de injusto, ya que «in- minoritaria—, sino también para quienes incluyen en el mismo aque-
cluso la tentativa supersticiosa es injusto» y la solución no debe bus- llos casos en que el autor ha desconocido las leyes de la causalidad
carse, pues, en este ámbito.312 Se trata de un problema perteneciente pero no ha confiado propiamente en fuerzas sobrenaturales. Estos su-
jü ámbito de la punibilidad, la cual puede faltar si no existe necesidad puestos, cuyo tratamiento no se diferenciaba anteriormente del de la
de prevención. En estos casos de representaciones extremadamente tentativa irreal, pueden castigarse actualmente en base al § 23,3.
equivocadas, la necesidad de castigar faltará generalmente, pero no
de forma necesaria.313 Aquel autor, que ha intentado envenenar con ra-
ticida o mediante tabletas para el dolor de cabeza, puede aprender en III. TRATAMIENTO DE LA TENTATIVA INIDÓNEA
el futuro e intentar otra vez con medios idóneos; en cambio quien quie- EN EL DERECHO PENAL ESPAÑOL
re matar con ruegos o con romero cogido en luna nueva no es probable
que aprenda y constituye, por lo tanto, un autor no peligroso también 1. Introducción

Desde 1944 castiga nuestro Código Penal la tentativa inidónea en


308. A.T., pág. 203. el art. 52,2 al imponer la misma pena que a los autores de tentativa
309. Baumann, A.T., pág. 528. en «los casos de imposibilidad de ejecución o de producción del delito».
310. Zielinski, Handlungsunwert, pág. 134, nota 14. Anteriormente nuestra legislación había conocido ya la punición de la
311. Kaufmann, ZStW, 80( 1968), pág. 34 ss.
312. Kaufmann, Zum Stand, Welzel-Festschrift, pág. 403.
313. Kaufmann, Zum Stand, Welzel-Festschrift, pág. 403. 314. Zielinski, Handlungsunwert, pág. 134, nota 14.

344 345
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

tentativa inidónea. No sólo en la ley de 24 de enero de 1941, que refi- taño, reduciendo el ámbito de aplicación del art. 52,2319 y Cerezo Mir,
riéndose únicamente al delito de aborto consideraba punibles los casos atribuyendo a ambos preceptos una fundamentación distinta.320 En cam-
de imposibilidad del delito, tanto en su ejecución por el empleo de bio, negaron la compatibilidad de estas sanciones a través de distintos
medios inidóneos, como en la producción del resultado criminal por argumentos Antón Oneca,321 Del R o s a l m y Núñez Barbero.323 Esta últi-
inexistencia del objeto, y que constituye el más inmediato antecedente ma posición acabó por imponerse a través de la ley Peligrosidad y Re-
del art. 52,2 del Código Penal de 1944,315 sino ya en el Código Penal de habilitación social de 4 de agosto de 1970, que derogó la ley de Vagos y
1928. En el art. 147 de aquel Código se establecía que «en los casos en Maleantes y no previno ninguna medida de seguridad para los supues-
que el delito resulte frustrado, por ser imposible o por emplear en la tos de tentativa inidónea. En la exposición de motivos de esta ley se
ejecución medios inadecuados por su naturaleza, se observará lo dis- justificó la supresión de aquella medida de seguridad por considerarla
puesto en el art. 41...», que regulaba la frustración.316 una inadecuada superposición 324 y con ello se dio fin a la polémica
En ninguno de los Códigos Penales anteriores se hacía, sin embar- citada.
go, referencia expresa a estos casos, lo cual, como se expondrá no im-
pidió a un amplio sector doctrinal manifestarse en favor de su puni- 2. La tentativa inidónea en la doctrina española
ción. Asimismo, tampoco el Código Penal de 1932 se refirió expresa-
mente a la tentativa inidónea, derogando así lo establecido en el an- A) Denominación
terior Código Penal de 1928. Sin embargo, el legislador republicano se
ocupó de la tentativa inidónea en la ley de Vagos y Maleantes de 4 de Antes de introducirnos en la discusión que la doctrina española
agosto de 1933, que en su art. 9 posibilitaba la declaración de estado ha planteado en torno a la tentativa inidónea, es necesario detenernos
peligroso y la consiguiente imposición de una medida de seguridad en en una cuestión previa, pues en nuestro país no es unitaria la deno-
aquellos casos en que «los hechos no constituyan delito por inidonei- minación de los supuestos que hasta este momento hemos estudiado
dad del medio, inexistencia del objeto, no aceptación de mandato o de- con el nombre de tentativa inidónea. Mayoritariamente, estos casos se
sistimiento de la acción emprendida».
A raíz de la introducción en el Código Penal actual del art. 52,2, sin
que, por otra parte, se derogara el citado art. 9 de la ley de Vagos y 319. El art. 52, 2, debería aplicarse en los casos de imposibilidad por falta
de objeto (siempre que no se tratara de casos de falta de tipicidad), así como de
Maleantes, se planteó en la doctrina una viva polémica con respecto imposibilidad por utilización de medios cuantitativamente insuficientes. Mien-
a la posible compatibilidad de ambos preceptos. En sentido afirmativo tras que el art. 9.°, correspondía al tratamiento de los supuestos de «inidoneidad
se manifestó lógicamente Castejón,317 aportando, sin embargo, una so- de medios» (Delito imposible, NEJ, pág. 590).
lución que fue calificada de confusa e insatisfactoria,318 así como Quin- Esta solución no tenía en cuenta, sin embargo, que en el art. 9.° de la Ley de
Vagos y Maleantes se mencionaban expresamente los casos de objeto inidóneo
(Cerezo, Lo objetivo, pág. 38).
315. Castejón, Génesis de C.P. de 1944, pág. 38. 320. El art. 52, 2, se refiere a lo injusto culpable, que concurre cuando exis-
316. Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 717. te un peligro abstracto para el bien jurídico protegido, mientras que la medida
317. Génesis, pág. 38. «El art. 52, 2, debía aplicarse a los hechos culpables, de seguridad se refiere a la peligrosidad del delincuente (Cerezo, Lo objetivo,
mientras que el art. 9° facultaba la aplicación de la medida de seguridad en los pág. 36).
casos de inidoneidad del medio, inexistencia del objeto o no aceptación del man- 321. «La medida fue establecida como remedio a la impunidad y la doble
dato, después de haberse dictado auto de sobreseimiento o sentencia absoluto- sanción no tendría razón de ser» (Antón Oneca, D.P., pág. 417 s.).
ria. En otros supuestos los Tribunales estudiarán la posible compatibilidad de 322. La pena del párrafo 2.° del art. 52 se halla vinculada a la peligrosidad
pena y medida de seguridad y de no ser compatibles, aplicarán sólo pena por del delincuente (Significazione della personalitá nella legislazione spagnola; cita-
venir impuesta en Ley posterior, que, por principio general, reforma o deroga la do, por Cerezo, Lo objetivo, pág. 36). '
Ley anterior.» 323. O bien el art. 52, 2, no era aplicable por carecer de fundamentación en
318. Así, Núñez Barbero, El delito imposible, pág. 168. Si se aplicaba el que apoyarse y en este caso debía aplicarse el art. 9.°, o bien «se entiende que
art. 52, 2, a toda conducta de imposibilidad, ya no habría lugar para el sobre- dicho art. 52 sanciona toda conducta de imposibilidad, en cuyo caso no pueden
seimiento o la sentencia absolutoria, en cuyo caso la medida ya no sería apli- considerarse compatibles ambos preceptos y la medida no tiene razón de ser,
cable. Por otra parte, si se consideraba que el art. 52, 2, derogaba el art. 9° de salvo que se aplicase sin perjuicio de la pena, lo cual sería a todas luces injusto
la Ley de Vagos y Maleantes ya no existía motivo para tener en cuenta este úl- (Delito imposible, pág. 169).
timo artículo.
324. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 235.

346 347
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO
325
conocen como «delito imposible», denominación que tiene la ventaja inadecuadas para conducir a la consumación; pero no son inadecuadas
de contar con una mayor tradición en el Derecho español,326 pero que para constituir un hecho delictivo, como el mismo art. 52,2 viene a
constituye una contradictio in terminis.327 Otros autores distinguen entre poner de relieve. Por ello considero preferible hablar en estos casos de
delito imposible y tentativa inidónea. El primero comprende los su- tentativa inidónea, denominación que consigue expresar lo que carac-
puestos en que la inidoneidad reside en la inexistencia o inidoneidad teriza a esta figura, es decir, la inidoneidad de la acción para producir
del ojeto del delito; la tentativa inidónea comprende los casos en que el delito consumado.
la imposibilidad de consumación se encuentra en el medio empleado.328 Sin embargo, hay que tener presente —como se ha expuesto— que
Esta distinción encontraba apoyo legal en el citado art. 147 del C.p. de las conductas que estudiamos pueden ejecutarse en grado de tenta-
1928, que separaba los casos en que el delito resulta frustrado por ser tiva y también en grado de frustración, según que el autor haya realiza-
imposible, o por emplear en la ejecución medios inadecuados por su do sólo parte o bien todos los actos necesarios para consumar el de-
naturaleza. Sin embargo, el actual art. 52,2 no ofrece base legal para lito. Por ello sería más adecuado hablar en relación a nuestro Derecho
esta distinción. Algún autor ha denominado estos supuestos como ten- positivo de tentativa inidónea y delito frustrado inidóneo, frente al
tativa imposible™ Esta denominación sólo puede sostenerse si se ex- Derecho alemán que conoce únicamente la figura de tentativa inidónea.
cluyen estos casos del término legal de tentativa descrito en el C.p. en Por último, podemos adelantar aquí que bajo estos términos consi-
el art. 3,3, como Del Rosal hace. Por último, otros autores 330 hablan deramos que no deberían incluirse los mismos supuestos que normal-
en relación a estos supuestos, al igual que la doctrina alemana, de ten- mente subsume la doctrina.331
tativa inidónea.
En mi opinión, aun a pesar de la tradición que los términos «de- B) Fundamento de la punición de la tentativa inidónea
lito imposible» tienen en la doctrina española, y que constituye un ar- hasta la entrada en vigor del Código Penal de 1944
gumento importante para proseguir en su utilización, debieran ser
definitivamente relegados, ya que son incorrectos. En efecto, lo que es Al igual que sucedió en Alemania durante la vigencia del C.p. de
imposible en estos casos no es lógicamente la producción del delito, 1871, el silencio de nuestros primeros Códigos Penales con respecto a
sino la producción del delito consumado. Lo que quiere expresarse a la tentativa inidónea, no fue inconveniente para que la mayoría de
través de esta terminología es que las conductas que estudiamos son sus comentaristas se plantearan la punición de estos supuestos.

325. Así, Bernaldo de Quirós y Navarro de Palencia, Teoría, pág. 426; Bustos, a) La posición de la doctrina con anterioridad
D.P., pág. 319 ss.; Ferrer Sama, Comentarios, pág. 67; Gimbernat, Introducción; a la entrada en vigor del Código Penal de 1870
Gómez Benítez, O.P., pág. 250 s.; Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 630 (Acepta
esta denominación si bien le parece preferible el término «Tentativa inidónea»); La doctrina española más antigua se mostró partidaria de posi-
Luzón Domingo, El Derecho Penal del T.S., pág. 80; Núñez Barbero, El delito im-
posible; Rodríguez Ramos, P.G., pág. 239; Rodríguez Devesa, P.G., pág. 741, 8.a ed.; ciones intermedias destacando el aspecto subjetivo del hecho, pero te-
Rodríguez Mourullo, A.D.P.C.P., 1971, pág. 369 ss.; Quintano, El delito imposible, niendo en cuenta también la repercusión social que la comisión del
NEJ, VI, pág. 588; Sánchez Tejerina, D.P., pág. 354 y Suárez Montes, A.D.P.C.P., delito lleva consigo. En este sentido se manifestaron Gómez de la Ser-
1966. na y J. de Montalbán, quienes consideraron el hecho de que si «... por
326. También se encuentra esta denominación en la doctrina italiana (por haberse equivocado el criado echándole nitro en lugar de arsénico...
ejemplo, El reato impossibile, Neppi Modona), así como en la francesa (Le délit
impossible, véase Gero Fischer, Das unvollendete, pág. 141 ss.). no se siguió la muerte proyectada, entonces será el delito frustrado».332
327. Así también, Jiménez Huerta, La tipicidad, pág. 283 (citado por Jimé- Anteriormente habían justificado la punición del delito frustrado tan-
nez de Asúa, Tratado, VII, pág. 630, nota 5). to en atención a la perturbación que éste causa a los intereses sociales,
328. Pereda, RGLJ, 1942, pág. 269 ss.; Pessini, RGLJ, 1929, pág. 47; Puig Peña, como en la perversidad del delincuente.333
D.P., pág. 270 ss., y Quintero, Introducción, pág. 237.
329. Del Rosal, D.P., pág. 317; Cerezo, Lo objetivo, pág. 31, y Cobo-Vives,
D.P., pág. 608 ss. 331. Sobre esto, véase el apartado III, 4.
330. Díaz Palos, El delito de aborto, NEJ, T. II; Mir Puig, Adiciones, II, 332. Elementos, pág. 32.
pág. 733 ss., y también Gómez Benítez, D.P., pág. 252 s. 333. Elementos, pág. 31.
348
349
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

te, la de quienes fundamentan la punición en la perversidad del delin-


Pero fue Pacheco, quien por vez primera vio con claridad la pro- cuente y, por consiguiente, admiten la punibilidad de la tentativa ini-
blemática de la tentativa inidónea, considerándola subsumida en la dónea.
frustración y, por consiguiente, considerándola punible. Al comentar
el delito frustrado se planteó el interés que podría tener distinguir en-
a') Teorías objetivas
tre las diversas causas que habían conducido al fracaso de la acción.
En base a ello distinguió entre dos clases de acciones. Aquéllas «que no Entre los autores partidarios de la primera posición debe dis-
tuvieron consecuencia, porque era imposible que la tuviese, fundándo- tinguirse entre quienes exigen para la existencia de tentativa o frus-
se en un supuesto y partiendo de un principio erróneo» y «aquellos tración la posibilidad de producción del resultado en todo caso y aque-
actos que bien la pudieron tener y que sólo se frustraron por circuns- llos autores que distinguen entre imposibilidad absoluta y relativa.
tancias accidentales».334 Dentro de la primera categoría podían incluir-
se el apuñalamiento de una persona ya muerta, y, por consiguiente, im-
a") Imposibilidad física de producción del resultado
posible de matar; el envenenamiento intentado con una sustancia ino-
cente creyéndola por error ponzoñosa; el robo emprendido en un lugar e ineficacia de los medios
donde no había cosas de valor, o en efectos que se creyesen importantes
Debido al grave peligro que supone el examinar las conciencias
y que en realidad no lo fueran. A la segunda categoría pertenecerían
de los ciudadanos, juzgando los actos internos a través de los externos,
por ejemplo el tiro disparado a quemarropa y que no salió; la puñala-
el gran penalista Groizard concluye la «necesidad de admitir la irres-
da que no penetró en el pecho, porque al golpe con un botón se quebró
ponsabilidad criminal de aquellos que intentan delitos, que no llegan
la cuchilla; y tantos otros casos, en los que sólo un accidente o feliz
a consumarse por imposibilidad física, o por poner en ejercicio medios
casualidad evitó el resultado perseguido. Esta distinción, señala Pache-
ineficaces para realizarlos».337 El utilizar una sustancia inofensiva en la
co, «sería posible, todo este análisis fácil y fructoso, nos ocuparía des-
creencia de que se trata de arsénico, el poner un obstáculo en la vía,
de este mismo instante, sino recordáramos que en este lugar fijamos
con el atroz pensamiento de hacer descarrilar al tren de viajeros, pero
únicamente el principio que hemos de resolver después, y si no advir-
que en realidad es tan insignificante que la máquina lo destruye o lo
tiéramos que es inútil para su comprensión el detenernos en tales expli-
desvía, o bien el disparar a un hombre que se creía dormido pero
caciones. Aquí nos es igual que la frustración del delito proceda de una
que en realidad está muerto, son hechos que no constituyen ni tentativa
u otra causa, siempre que esa causa sea independiente de quien lo em-
ni frustración. Para ser reo de tentativa de homicidio «no basta que-
prendiera».335 El fundamento de la punición se encuentra según Pache-
rer la muerte de un hombre... es preciso que la ejecución de la acción
co en el daño que estos hechos llevan consigo, tanto en la esfera moral,
capaz de producir la muerte comience; que el autor del pensamiento
pues el delito se ha cometido totalmente en la esfera de las intenciones,
pise el camino que al homicidio conduce, que ponga en práctica medios
como en la esfera social.336
adecuados para que su propósito se convierta en realidad y que haya
posibilidad real de producir el resultado o el fin que con la acción
b) La posición de la doctrina con anterioridad quería conseguir».338 Para justificar esta conclusión este autor expone:
a la entrada en vigor del Código Penal de 1944 «No hay más juicio legítimo, jurídicamente hablando, de la intención
criminal, que aquel que se funda en los actos exteriores. Del uso de un
En este segundo período aparecen en nuestra doctrina dos posi- medio ineficaz, no podrá nunca inferirse directamente la intención de
ciones claras. Por una parte, la de aquellos autores que exigen para cometer un delito».339 Cuando los delitos se frustran por la utilización
la existencia de un «principio de ejecución» un cierto valor causal del de medios ineficaces, aparte de que no alarman a la sociedad, no puede
hecho, negando así la existencia de tentativa o frustración en los casos probarse en ellos la verdadera y dañosa voluntad del agente, pues
en que la producción del resultado aparezca imposible. Por otra par-
337. El Código Penal, pág. 96 s.
334. El Código Penal, pág. 97. 338. El Código Penal, pág. 97.
335. El Código Penal, pág. 97. 339. El Código Penal, pág. 97.
336. El Código Penal, pág. 97.

350
351
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

no ofrecen datos seguros a los jueces ni a los poderes públicos.340 La cabo «si bien no deberían producir como resultado necesario el delito,
idea de que en estos casos en los que los medios utilizados son inefica- no era imposible que lo produjera y puesto que cabe delito consuma-
ces o el delito es imposible —según la distinción que inicia este autor—, do, puede tener lugar su frustración.347 Pero el campo propio del deli-
la voluntad del autor no se manifiesta con suficiente claridad, sería co- to frustrado según el Derecho positivo, se encuentra dentro de aquellos
herente con la posición mantenida por Groizard en relación al princi- hechos que no han conducido al resultado por accidente casual o for-
pio de ejecución, en el que se muestra partidario de la teoría del dolus tuito, que no podía preverse y mucho menos evitarse».348
ex re. Por otra parte —añade Groizard— la falta de adecuación entre la La distinción entre imposibilidad absoluta y relativa y la consi-
acción y el resultado hará que «la Ley y los principios vean en el que guiente punición únicamente en la segunda, era, en opinión de Silvela,
así obra, un hombre poco peligroso, algunas veces un demente, nunca la conclusión a la que conducía la correcta interpretación del Derecho
un criminal».341 positivo. Si bien de lege lata no quedaba otra alternativa, esta diferen-
La exigencia de medios adecuados o eficaces para la producción ciación no era aconsejable de lege ferenda. Por ello en la realización de
del delito para la existencia de una tentativa, se encuentra también en un Proyecto al Código Penal llevada a cabo por Silvela en 1884, consi-
Viada342 en relación a la sentencia que cita, en la cual el empleo de deró punibles todos los casos de imposibilidad, porque «dejar impune
medios inadecuados condujo al Tribunal a negar la presencia del de- la intención perversa y el esfuerzo criminal demostrados de un modo
lito.343 indudable por actos exteriores perfectos y notorios es imposible y se-
guramente injusto».349 En el art. 21, párrafo 2.° del citado Proyecto de
b") Distinción entre tentativa absoluta y relativamente inidónea C.p. expuso que existe también tentativa «cuando el culpable, con inten-
to de cometer el delito, ejecuta todos los actos necesarios a su juicio
Las causas por las cuales un delito puede no llegar a consumarse para realizarlo, y éstos no lo producen por ser ineficaces por su natura-
son según Silvela las siguientes: Por imposibilidad absoluta de medio leza para producirlo».350
a fin, que puede ser natural, es decir, porque se opongan las leyes de La distinción entre medios absolutamente y medios relativamen-
la naturaleza a la consumación, o puramente legal, es decir, por con- te inidóneos fue mantenida por Valdés Rubio, considerando punibles
secuencia de las disposiciones del legislador; por cuasi imposibilidad únicamente los segundos.351
o imposibilidad relativa; o por accidente puramente casual o fortuito.344
Los supuestos de imposibilidad absoluta deben considerarse excluidos
del delito frustrado. A esta conclusión conduce, por una parte, el art. 1 c") Valoración crítica
del Código Penal, pues «el que intenta lo que es materialmente imposi-
ble, no ejecuta acción u omisión que esté penada por la Ley, y mucho me- A través de lo expuesto y a pesar de que tanto Groizard como Sil-
nos el que practica lo que el legislador no ha condenado».345 Por otra vela exigían para la existencia de una acción intentada que en la misma
parte, el hecho de que la frustración exija la práctica de todos los concurriera una cierta idoneidad objetiva, es interesante observar que
actos de ejecución que deberían producir como resultado el delito, ya ninguno de estos autores se mostraba partidario de una fundamenta-
que cuando es imposible que los hechos conduzcan a él, es imposible ción objetiva de la tentativa. Claramente en este sentido consideró
pensar que hay delito frustrado.346 Groizard impunes estos supuestos en atención a la imposibilidad que
concurre en los mismos de poner de manifiesto objetivamente una vo-
En cambio, no sucede lo mismo con la imposibilidad relativa, que luntad delictiva, así como a la poca peligrosidad del delincuente (!).
sí se encuentra castigada en el Código, ya que los actos que se llevan a En cambio Silvela se manifestó abiertamente partidario de una posi-
340. El Código Penal, pág. 97 s.
341. El Código Penal, pág. 97.
342. Código Penal, pág. 37 s. 347. D.P., pág. 179.
343. Sentencia de 26 de noviembre de 1879. 348. D.P., pág. 179.
344. D.P., pág. 178. 349. Citado por Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 517, nota 144.
345. D.P., pág. 178. 350. Citado por Navarro de Palencia, Teoría, pág. 227, nota 1.
346. D.P., pág. 178. 351. Derecho Penal, 1903, pág. 181 (citado por Núñez Barbero, El delito im-
posible, pág. 152, nota 47).
352
353
13.
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

ción subjetiva, pero consideró que el Código sólo podía interpretarse conducir, como la Jurisprudencia del Tribunal Supremo había demos-
objetivamente. trado, a considerar impunes a los delincuentes no técnicos y poco ex-
perimentados.358
b') Teoría subjetiva Por último, se negó también que una interpretación objetiva del
art. 3, concretamente de la frustración, fuera la correcta, lo cual se
A diferencia de los defensores en Alemania de la teoría subjetiva ponía de manifiesto en las palabras de Pacheco «alma de la comisión
más antigua, que consideraron punible la voluntad manifestada con- codificadora que dio vida al precepto», quien lo interpretó subjetiva-
traria al ordenamiento jurídico, en España, aquellos autores que reali- mente,359 considerando incluidos en la frustración los supuestos de
zaron una interpretación abiertamente subjetiva del Código Penal en tentativa inidónea.
relación a las formas de imperfecta ejecución, fundamentaron la puni- No obstante, debe ponerse de relieve que tampoco estos autores
ción en la perversidad o peligrosidad demostrada por el delincuente a consideraron punible la tentativa inidónea en todos los casos, sino que
través de su acción. En este sentido se manifestó Aramburu en sus pusieron de manifiesto que los supuestos en que el sujeto utiliza me-
notas a la traducción del Tratado de Pessina: «Si a través del error en dios absurdamente inadecuados, no deben castigarse; si bien no por
la elección de medios (se) descubre clara la perversidad del agente, la inadecuación de los medios sino por el estado mental de perturba-
no dejará de calificarse de criminal.»352 Igual que este autor se mani- ción, de retraso o de inimputabilidad, en que en estos casos se encuen-
festaron Bernaldo de Quirós y Navarro de Palencia,353 así como Salda- tra el delincuente. Así se expresaron Bernaldo de Quirós y Navarro de
ña. Este último, en sus notas a la traducción del Tratado de Von Liszt, Palencia,360 Aramburu,361 Saldaña m y Pereda.363
expuso: «En la tentativa lo que se pena —a falta de daño— es la dili-
gencia criminal...» 354 También Pereda, quien en 1942 se mostró parti- C) Tratamiento doctrinal de la tentativa inidónea
dario de la punición de la tentativa inidónea, ya que en estos supues- con posterioridad a la entrada en vigor del Código Penal de 1944
tos nos encontramos ante «verdaderos criminales de extrema peligrosi-
dad, y de quienes y contra quienes debe defenderse la sociedad con los La introducción en el Código Penal de 1944 del art. 52,2 que de for-
medios más extremos».355 ma unánime se considera referido a los supuestos de tentativa inidó-
Los autores citados criticaron las tesis objetivas y defendieron su nea, ha supuesto un cambio sensible en el enfoque de esta cuestión por
posición en base a distintos argumentos. En primer lugar, niega Aram- parte de la doctrina. La introducción de este precepto, que se encuen-
buru, como lo había hecho la doctrina alemana, la distinción entre tra entre las reglas de aplicación de la pena, no ha sido en general ce-
tentativa idónea e inidónea, cuando afirma que «dado el fracaso que lebrado y muy al contrario, en un sentido o en otro, ha sido objeto de
siempre aparece en el conato nadie puede afirmar que sean nunca discusión. Son varias las cuestiones que se han planteado en relación
idóneos los medios puestos en juego».356 Refiriéndose concretamente a al mismo.
la distinción entre tentativa relativa y absolutamente inidónea expone
que «no hay medios absolutamente suficientes, ni insuficientes absolu- a) Redacción del art. 52,2
tamente: las circunstancias deciden, antes o después, de esa insuficien-
cia, y a fin de cuentas, siempre resulta efectiva la imprecisión o el En primer lugar, se ha señalado con razón que su redacción es in-
engaño del sujeto activo».357 correcta,364 ya que en él se encierra una tautología. No existe posibilidad
La distinción entre tentativa absoluta y relativamente inidónea fue
rechazada también por Bernaldo de Quirós y Navarro de Palencia por
358. Teoría, pág. 223. <
352. Notas, pág. 548. 359. Bernaldo de Quirós y Navarro de Palencia, Teoría, pág. 224.
353. Teoría, pág. 224 s. 360. Teoría, 224.
354. Adiciones, III, pág. 33. 361. Notas, pág. 548.
355. RGLJ, 1942, pág. 277. 362. Adiciones, III, pág. 36. «El delito imposible es algo esencialmente dis-
356. Notas, pág. 548. tinto del delito de tontería.»
357. Ob. cit., pág. 548. 363. RGLJ, 1942, pág. 275 s.
364. Así, Cerezo Mir, Lo objetivo, pág. 30, nota 49.
354 355
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

de distinguir entre imposibilidad de ejecución y de producción, ya que neos para causar el resultado.369 El hecho de que en la frustración la
tanto en un caso como en otro, la ejecución (y la producción del delito) realización de todos los actos ejecutivos no haya conducido al resulta-
son imposibles. d o , demuestra que los actos ejecutivos pueden ser también inidóneos
En cambio, un amplio sector doctrinal ha estimado justificada ex post, pero no ex ante, que es como debe tratarse el problema de la
jesta destinción al considerar que los términos «imposibilidad de eje- inidoneidad de la acción.370 Tratándose los supuestos de delito imposi-
cución» se refieren a la utilización de medios inidóneos, en cambio, los ble de acciones que carecen de inidoneidad para causar el resultado
términos «imposibilidad de producción» se refieren a la tentativa de perseguido, es evidente que no podrán incluirse en el art. 3. Estas con-
objeto inidóneo.365 lista última interpretación, a mi entender injustifi- ductas deberían, por lo tanto, considerarse impunes a no ser que la
cada, que tiene su origen en el art. 5 de la Ley de 24 de enero de 1941, ley declare expresamente lo contrario, cosa que ocurre en nuestro Dere-
jadquiere importancia, como veremos, en relación a la tentativa de cho por la introducción del art. 52,2.371
autor inidóneo.
En (segundo luga£> ha argumentado Rodríguez Mourullo,372 que la
falta de conexión entre el art. 52,2 y el 3 se deduce del art. 52,2 mismo.
b) Naturaleza jurídica del art. 52,2 En este precepto se «establece una equiparación, a efectos de penali-
dad, entre la tentativa de delito y los casos de imposibilidad de ejecu-
Mucho más debatida ha sido la problemática en torno a la natura- ción o producción del delito». Tal equiparación expresa carecería de
leza jurídica del art. 52,2. Sobre esta cuestión, a la que ya he hecho sentido si los supuestos de imposibilidad se comprendiesen ya en el
referencia en distintas ocasiones y que se encuentra dependiente bá- concepto de tentativa de delito a que se refiere el párrafo primero del
sicamente no sólo del fundamento de la punición de la tentativa ini- art. 52.373 Parece, pues, claro —en opinión de este autor— que el art.
dónea, sino también del de la tentativa idónea, existen en nuestra 52,2 se refiere a supuestos que no se hallan comprendidos en el art. 3,
doctrina dos posiciones distintas. por consiguiente, la problemática de la tentativa inidónea deberá plan-
Según un amplio sector doctrinal, el art. 52,2 no constituye única- tearse con independencia del art. 3 del C.p.
mente una norma de aplicación de la pena a supuestos normativamen- No obstante, esta superposición tiene como consecuencia, no sólo
te comprendidos en las definiciones de la tentativa y la frustración, la coexistencia en nuestro Código de principios hasta cierto punto
como considera la posición contraria, sino una «norma materialmente contradictorios, como son el que fundamenta la punición de la tentativa
delimitadora del ámbito de lo punible», es decir, que posee virtualidad y de la frustración por una parte, y el que fundamenta la punición del
normativa material» 366 y conforma, por tanto, un tipo de injusto dis- delito imposible por otra, sino también la creación en la práctica de
tinto. Para este sector doctrinal, la tentativa inidónea no se encuentra diversas dificultades, «algunas de las cuales resultan insuperables»,374
regulada en ningún precepto del C.p. y aparece mencionada por pri- debido a la regulación insuficiente del delito imposible en nuestro Có-
mera vez en el art. 52,2 «un poco como por arte de magia».367 El art. 3, digo.375 Así lo puso de manifiesto Córdoba en relación al desistimiento.
que regula la tentativa, no tiene conexión alguna con el art. 52,2 que re- Puesto que el art. 52,2 no menciona el desistimiento, una consideración
gula la tentativa inidónea. Ambos preceptos se refieren no sólo a insti- aislada de este precepto conduciría a la consecuencia que un principio
tuciones distintas, sino también contradictorias.368 de ejecución imposible del delito seguido de desistimiento propio y
EstaLJÜversa fundamentación se justifica en las razones siguientes.
En primer lugate, el art. 3 se refiere únicamente a actos que posean 369. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 82.
suficiente eficacia causal, o, en otras palabras, actos objetivamente idó- 370. Rodríguez Mourullo, A.D.P.C.P., 1971, pág. 371, quien se opone así a la
posición de Córdoba (Notas, pág. 185), y Suárez Montes (A.D.P.C.P., 1966, pág. 226)
en la forma de interpretar el término «actos ejecutivos» como idóneos e/ in-
idóneos.
365. Así, Cuello Calón, D.P., pág. 657 s.; Luzón Domingo, El Derecho Penal, 371. Rodríguez Devesa, P.G., pág. 788 ss.
pág. 82, y Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 220, 227 y 230. 372. Comentarios, I, pág. 83.
366. Rodrfíguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 222. 373. Así, Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 83, y también Del Rosal,
367. Quintano, Comentarios, pág. 349. D.P., pág. 318 s.
368. Rodríguez Devesa, P.G., pág. 791 s., y Rodríguez Mourullo, Comenta- 374. Quintano, Comentarios, pág. 41.
rios, I, pág. 83. 375. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 84.
356 357
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

voluntario de sujeto debería ser castigado. Se llegaría a la absurda todos los actos de ejecución necesarios para producir el delito y que
consecuencia de que «el sujeto que diluye una dosis mortal de veneno éste no se produzca por causas que no sean su propio y voluntario de-
en un vaso, que más tarde, arrepentido, no ofrece a la víctima, debe sistimiento. La única forma de obtener una definición de tentativa ini-
restar impune, mientras que, en cambio, la misma conducta en relación dónea es conectándola con los preceptos relativos a la tentativa y a la
a una dosis insuficiente de veneno, debe quedar sometida a la penali- frustración.
dad del párrafo 2 del art. 52».376
La solución en estos casos es, según la posición que se expone, c) Fundamento de la punición de la tentativa inidónea
aplicar el art. 3 analógicamente en materia de desistimiento. La utili-
zación de la analogía por ser favorable al reo está permitida en estos Tras la introducción del art. 52,2 se defienden en la doctrina espa-
casos. Por otra parte, se arguye y es cierto, que, este defecto no es ñola diversas teorías que, siguiendo la sistematización utilizada en la
privativo del delito imposible, pues en los actos preparatorios regula- exposición de la doctrina alemana, agrupamos en la forma siguiente:
dos en el art. 4 tampoco se ha previsto el desistimiento y en estos casos
la utilización de la analogía ha sido aceptada por el T.S. en la sentencia a') Teorías objetivas
de 5 de julio de 1948.377
Sin embargo, algunos de los partidarios de esta diversa fundamen- a") Teoría objetivo-formal o de la jaita de tipo
tación de la tentativa inidónea por una parte y de la tentativa y de la
frustración por otra, critican la situación actual y se muestran favora- Varios autores españoles se han mostrados partidarios de la teoría
bles a la introducción de una normativa más completa en relación al de la falta de tipo, a la que ya me he referido al exponer la doctrina
delito imposible. «Una vez que el Código decidió declarar punible el alemana. En base a esta posición pretenden Antón Oneca,380 Quintano,381
delito imposible, debió preocuparse de regularlo con mayor atención Cerezo m y Jiménez de Asúa383, m excluir del ámbito del art. 52,2 aque-
y no limitarse a sentar esa declaración en una regla de aplicación de llos supuestos en los que falta alguna de las circunstancias del tipo ob-
la pena.378 Se echa en falta, no obstante, propuestas de lege ferenda ten- jetivo descrito por la Ley. Disparar contra un cadáver no puede cons-
dentes a evitar la citada contradicción de principios en que incurre tituir una tentativa de homicidio porque falta uno de los elementos
nuestro Código. del tipo de homicidio. Ni tomar una cosa propia tentativa de hurto
La posición doctrinal opuesta considera, por el contrario, que el pues ésta requiere que exista realmente una cosa ajena. Jiménez de
art. 52,2 no posee ninguna autonomía normativa sino que, para su Asúa ha definido la falta de tipo como la falta de objeto, medios o su-
comprensión, es preciso relacionarlo con las definiciones de tentativa jetos que son taxativamente requeridos por el tipo legal.385 La primera
y de frustración. El art. 52,2, constituye simplemente una norma de ocurre cuando el objeto no existe o no se halla presente. «Si el hombre
aplicación de la pena, como su situación en el C.p. indica. De acuerdo a quien se quiere matar es ya cadáver, el objeto no existe in rerum na-
con la fundamentación de la tentativa que aquí se ha expuesto, ésta es tura, pero si se apuñala la cama, donde no está la pretendida víctima,
la posición que debe aceptarse como correcta y a ella conduce asimis- porque ha ido unos minutos antes al contiguo cuarto de baño, aunque
mo, por otra parte, el análisis del art. 52,2. Como Mir Puig ha puesto in rerum natura la víctima deseada (objeto del delito) exista, no es
de relieve,379 no siempre que existe imposibilidad de ejecución del delito menos cierto que al acuchillar la cama no está allí el objeto que la ley
concurre tentativa inidónea, sino que es preciso que el sujeto intente la
consumación y no se limite a constatar la imposibilidad de ejecución.
Es preciso que el autor posea la resolución de cometer el delito, que dé 380. D.P., pág. 417.
381. Curso, I, pág. 232. ,
principio a su ejecución a través de actos externos, que realice parte o 382. Lo objetivo, pág. 33.
383. Tratado, VII, pág. 778 ss.
376. Córdoba, Notas, II, pág. 185. También Mir Puig, Adiciones, II, pág. 719. 384. En mi opinión no se encuentra exactamente entre los partidarios de
377. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 234. esta teoría Núñez Barbero, si bien algunas de sus afirmaciones parecen inclinar-
378. Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 721 s., y Rodríguez Mourullo, Co- se en este sentido. Véase El delito imposible, pág. 158 ss. Sobre su posición,
mentarios, I, pág. 84. véase III, 2, C, c), a'), b"), b'"\
379. Adiciones, II, pág. 719. 385. Tratado, VII, pág. 719 ss.

358 359
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

exige: el hombre.» 386 De esta forma soluciona este autor la inconse- soluta concurre cuando «los medios utilizados o el objeto atacado ca-
cuencia en la que habían incurrido algunos partidarios de esta teoría rezcan por ley natural de actitud para la realización del resultado pro-
al afirmar que cuando el objeto existe pero no está presente, se trata puesto». Por el contrario, idoneidad relativa existe «cuando los medios
de una tentativa de medio inidóneo, punible. En relación a los medios o el objeto tengan en sí mismos una idoneidad general para que el re-
y al sujeto concurre una falta de tipo cuando faltan el medio —por sultado se hubiera efectuado, pero no alcanzarán, debido a las circuns-
ejemplo el veneno—, o el sujeto —por ejemplo la cualidad de funcio- tancias particulares, la virtud suficiente para determinarlo en el caso
nario— exigidos por la ley.387 concreto».390 Tan sólo los supuestos de imposibilidad relativas deben
Al exponer la teoría de la falta de tipo hemos llegado a la conclu- considerarse punibles, pues únicamente en ellos concurre inidoneidad
sión de que la misma no es sostenible por diversas razones que afectan suficiente para causar el resultado, aun cuando en el caso concreto no
tanto a su fundamentación como a sus consecuencias. Por consiguiente, se haya producido. «La tentativa absolutamente inidónea resulta, por
aun si nuestro Derecho positivo permitiera su mantenimiento, esta tanto, impune en el Código Penal español.»391
posición debería rechazarse por incorrecta. Pero lo cierto es que a par- Ello supondría, según señalan los citados autores, la erradicación
tir de la introducción del art. 52,2 no existe duda de que la misma no del C.p. no sólo del llamado delito o tentativa irreales (se emplean me-
puede defenderse en base al Derecho positivo, pues, los casos de «falta dios más que inidóneos imaginarios: daños por embrujamiento), sino
de tipo» pueden ser considerados como casos de «imposibilidad de eje- también de la imposibilidad de delito por inidoneidad absoluta de los
cución o producción del delito». Por ello también quienes rechacen la medios empleados o por inexistencia de objeto material.392 Nuestro
subsunción de estos supuestos en el concepto de tentativa del art. 3, Código permite esta interpretación «si se tiene en cuenta que en las de-
deberán aceptar su punición en base al art. 52,2. finiciones del art. 3 están excluidos los casos de imposibilidad absoluta
o de ausencia de tipo, pero no los de imposibilidad relativa»,393 únicos
b") Teorías objetivo-materiales a los que se refiere el art. 52,2. Esto se justifica por una parte en la vo-
luntad del legislador de rectificar la Jurisprudencia anterior a 1944, que
En forma mayoritaria se ha acudido por parte de los objetivistas había considerado también impunes supuestos de tentativa relativa-
españoles a criterios de carácter material, concretamente al concepto mente inidónea, y también por el deseo de equiparar la pena de estos
de peligro, para fundamentar la tentativa inidónea. La forma de rea- casos a la pena de la tentativa en todo caso, aun cuando por haber
lizar el juicio sobre la existencia de peligro varía de unas posiciones sido realizados todos los actos que según el plan del autor deberían
a otras. producir el resultado, podría considerarse aplicable la pena del de-
lito frustrado.394
a'") Teorías del peligro abstracto La falta de validez de esta posición para explicar la punición de los
supuestos de tentativa inidónea, a la cual ya hemos hecho referencia
a"") Imposibilidad absoluta e imposibilidad relativa anteriormente, ha sido puesta también de relieve por la doctrina es-
pañola. En este sentido señala Núñez Barbero que no puede distinguir-
La antigua teoría que, partiendo de la consideración abstracta de se entre imposibilidad absoluta y relativa, ya que la inidoniedad es un
algunos elementos de la acción, distinguía entre imposibilidad abso- concepto relativo.395 Si tomamos el medio« aisladamente considerado»
luta e imposibilidad relativa ha sido proseguida en España después de llegaremos a un juicio de valor abstracto y, en consecuencia, a solucio-
1944 por Antón Oneca y recientemente por Rodríguez Ramos 388 y Cobo nes inaceptables. El medio puede ser, en relación con las circunstancias
del Rosal y Vives Antón.389 y objeto del delito, tan ineptamente usado que resulte inidóneo en una
Como se ha puesto de manifiesto anteriormente, imposibilidad ab-
390. Antón Oneca, D.P., pág. 413.
391. Así, Cobo/Vives, P.G., pág. 609.
386. Tratado, VII, pág. 781. 392. Rodríguez Ramos, P.G., pág. 239 s., sólo de lege ferenda.
387. Tratado, VII, pág. 784 ss. 393. Antón Oneca, D.P., pág. 417, y Cobo/Vives, P.G., pág. 609.
388. P.G., pág. 239 s., si bien sólo de lege ferenda. 394. Antón Oneca, D.P., pág. 417.
389. P.G., pág. 608 ss. 395. El delito imposible, pág. 88.

360 361
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

y en todas las hipótesis en que pueda operar. Y un medio abstracta- formas de delito si las sustancias empleadas se encuentran en mal
mente inidóneo puede ser utilizado tan hábilmente, de acuerdo con los estado. Un delito imposible puede concurrir también debido a la ine-
conocimientos superiores de una persona concreta, que, teniendo en xistencia absoluta del objeto, es decir, cuando el resultado no hubiera
cuenta todas las circunstancias preexistentes y simultáneas, resulte podido producirse en ningún caso —A dispara contra B, que ha falleci-
eficaz para la producción del resultado. Un medio de por sí no puede do hace poco—. En cambio, no concurre delito imposible cuando la
llamarse idóneo o inidóneo, esta característica resultará del modo en inexistencia es relativa, que puede afirmarse que tiene lugar cuando el
virtud del cual ha sido utilizado.396 Y concluye Núñez Barbero, acerta- autor no ha conseguido el fin perseguido en el momento en que se
damente, que sólo podrá hablarse de acciones idóneas o inidóneas para suspende la acción, pero de no haberla suspendido, aquel objeto se
conseguir un determinado resultado, la acción humana ha de examinar- hubiera encontrado sometido a la acción —A dispara sobre B que se
se en el conjunto de las circunstancias en las cuales se exterioriza.397 encuentra en el teatro—,403
Pero además la redacción del art. 52,2 no propicia el mantenimien- También concurre una tentativa cuando el delito no se produce
to de la distinción entre imposibilidad relativa y absoluta, excluyendo por una excepcional circunstancia que reside en el objeto material
esta última del mismo.398 Crítica esta que vendría a reafirmarse en la re- contra el que se dirige la acción. Por ejemplo, el estar inmunizada la
dacción del art. 5 de la ley de 24 de enero de 1941, fuente inmediata del víctima contra el veneno, o bien ir provisto de una cota de malla que
art. 52,2 y que consideraba expresamente punibles tanto los supuestos le preserva del arma homicida.404 Es decir, cuando el medio es inidóneo
de inidoneidad absoluta como relativa.399 o el objeto es inexistente de modo absoluto, entonces no concurre nin-
gún principio de ejecución del delito, pues no existe ninguna posibili-
b"") Posición de Ferrer Sama dad de lesionar el bien jurídico protegido. Por consiguiente, estos su-
puestos no debieran fundamentar una pena, ya que a través de los mis-
Intentando superar la distinción entre inidoneidad absoluta y rela- mos se pone de manifiesto una tendencia a delinquir, que puede ser
tiva, propuso Manzini la distinción entre inidonieidad e insuficiencia.™ reveladora de la peligrosidad social del sujeto, a la que debería aplicar-
Esta diferenciación ha sido mantenida en España por Ferrer Sama.401 se una medida de seguridad. La incriminación de los mismos en el
El citado autor distingue entre tentativa punible, cuya punición se art. 52,2 «viene a echar por tierra el concepto que de la verdadera ten-
fundamenta en el peligro creado al bien jurídico protegido, y el delito tativa y la propia frustración formula el artículo 3».405
imposible, que debiera permanecer impune puesto que a través del La distinción entre imposibilidad e insuficiencia, a pesar de inten-
mismo nunca puede llegarse a la consumación. tar superarla, coincide substancialmente con la distinción entre tenta-
La imposibilidad del delito puede provenir del medio o del obje- tiva absoluta y relativamente inidónea.406 La insuficiencia es en sí mis-
to. En el primer caso, si la inidoneidad del medio proviene de su pro- ma una subclase de la inidoneidad. La acción no ha conducido al re-
pia naturaleza —se emplea azúcar en lugar de arsénico— nos encon- sultado porque el medio utilizado no se había aplicado en la cantidad
tramos ante un delito imposible; pero si el medio es insuficiente por necesaria. Podrían repetirse, pues, en relación a esta posición, las crí-
ser una razón cuantitativa la que impide que se cause el resultado ticas que se hicieron en relación a la teoría anteriormente expuesta,
—emplear una cantidad insuficiente de veneno— se tratará de una ten- tanto respecto a su fundamentación, como con respecto a sus resulta-
tativa o frustración punibles.402 También nos encontramos ante estas dos. Pero además, la sustitución del término «relativamente inidónea»
por «insuficiente» introduce una limitación en el número de supues-
396. El delito imposible, pág. 87. tos que deberían incluirse bajo esta subcalificación, que asimismo con-
397. El delito imposible, pág. 87.
398. Núñez Barbero, El delito imposible, pág. 157, y Rodríguez Mourullo, duce a resultados todavía más inadecuados. Por último, tampoco esta
Comentarios, I, pág. 217. También lo entiende así Rodríguez Ramos, D.P., pág. 240. teoría es compatible con la redacción del artículo 52,2, como el mismo
399. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 217 s., y A.D.P.C.P., 1971 Ferrer Sama puso de manifiesto.
pág. 370.
400. Trattato di Diritto Pénale, Torino, 1933, pág. 379 s. Sobre la posición de 403. Comentarios, pág. 70.
Manzini, véase Núñez Barbero, El delito imposible, pág. 88 ss. 404. Comentarios, pág. 69.
401. Comentarios, pág. 67 s. 405. Comentarios, pág. 71 y 240.
402. Comentarios, pág. 68. 406. Así también Núñez Barbero, El delito imposible, pág. 90.

362 363
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

ría de la falta de tipo, Cerezo Mir se ha acogido a la conocida fór-


c"") Posición de Cerezo Mir mula de la prognosis posterior, a la que acuden los partidarios de la
moderna teoría del peligro. Esta fórmula no conduce, sin embargo, a
A pesar de la introducción del artículo 52,2 consideró Cerezo Mir considerar como no peligrosas todas las acciones tradicionalmente con-
en su escrito «Lo objetivo y lo subjetivo en la tentativa», que en nues- sideradas como de tentativa inidónea. Supongamos, por ejemplo, que
tro Código el fundamento de la punición de la tentativa, y de la tenta- A dispara a B a muy corta distancia con una pistola, que únicamente
tiva inidónea en particular, no es subjetivo sino objetivo.407 A través después de apretar el gatillo se advierte que estaba descargada y A lo
del artículo 52,2 el legislador «ha excluido únicamente la posibilidad desconocía: Debido a que la circunstancia «pistola descargada» no
de considerar que lo injusto de la tentativa radica en el peligro concre- era conocida por la persona que realizó el juicio en el momento de eje-
to del bien jurídico protegido. Lo injusto de esta figura delictiva en el cutar la acción, deberá admitirse la existencia de peligro. Como inten-
Código Penal español tiene que estar representado por el peligro abs- taré demostrar más adelante, un juicio del hecho realizado estricta-
tracto del bien jurídico protegido».408 ¿Cuál debe ser, sin embargo, la mente ex ante, es decir, sin tomar en consideración factores que sólo
medida de la abstracción? ¿De qué circunstancias del caso concreto pueden conocerse posteriormente, conduce a considerar peligrosas mu-
puede prescindirse para formular el juicio de peligro? Cerezo Mir ex- chas acciones subsumidas tradicionalmente en el concepto de tentativa
plica que excluyendo desde un principio del juicio de abstracción «la inidónea.
falta de un elemento cualquiera que pertenezca al tipo de la tentativa...
(en estos) casos la acción de tentativa no es típica... La medida de b'") Teorías del peligro concreto. Posición de Núñez Barbero
la abstracción ha de venir dada... por las circunstancias que no fueran
cognoscibles en el momento del inicio de la acción ejecutiva por una El principio de ejecución que exige el art. 3,3 comporta, para que
persona inteligente situada en la posición del autor, cuyo saber onto- concurra una tentativa de delito, la existencia de una conducta que
lógico está completado por el especial que pudiera tener el agente y do- ponga causalmente en peligro un bien o interés jurídicamente protegi-
tado del saber nomológico medio». «Ünicamente de estas circunstan- do, es decir, que sea idónea para producir el delito. De acuerdo con
cias cabe hacer abstracción para la formulación del juicio de peligro. los principios fundamentales que mantiene el Código de 1944 las con-
Habrá que admitir, por tanto, la existencia del peligro cuando, tenien- ductas inidóneas deberían permanecen impunes.411 Ahora bien, no basta
do en cuenta todas las circunstancias cognoscibles en el momento del afirmar que la inidoneidad de la acción determina la imposibilidad del
inicio de la acción ejecutiva, por esta persona tipo, el resultado delic- delito. El problema reside en considerar qué conductas han de ser cons-
tivo aparezca posible. La circunstancia que impidió la producción del titutivas de delito imposible.412 Para ello es preciso examinar los crite-
resultado podría existir ya con anterioridad al principio de ejecución, rios que este autor utiliza para determinar la idoneidad de la conducta.
pero no era cognoscible ex ante por la persona tipo mencionada», y, En primer lugar, la inidoniedad se refiere a «la eficacia causal la capa-
sin embargo, concluye que habrá que admitir la existencia del peligro cidad para producir el resultado prohibido por la Ley».413 «El juicio de
cuando, «aunque la producción del resultado aparezca ex ante imposi- la idoneidad debe por ello ser emitido en concreto, en el complejo de
ble a una persona inteligente, dotada del saber nomológico —no me- todas las circunstancias en las cuales la acción se exterioriza. Pero este
dio—, sino de la época».409 Posteriormente, en su curso de Derecho Pe- juicio... debe realizarse «ex ante».414 «En el juicio de peligro el juez
nal español, Cerezo Mir afirma que la tentativa inidónea es precisamen- tendrá en cuenta los conocimientos del hombre medio, completándoles
te la tentativa no peligrosa, y esta peligrosidad ha de ser juzgada ex con los del agente que a estos efectos pueden ser superiores. Es decir,
ante, ya que ex post toda tentativa es no peligrosa.410 con el conocimiento especial del reo en su caso prescindiendo de las
Exceptuando aquellos casos para los cuales tiene en mente la teo- circunstancias no cognoscibles en el momento de la ejecución y de las

407. Lo objetivo, pág. 32. 411. El delito imposible, pág. 7 ss, y 171 ss.
408. Lo objetivo, pág. 33. 412. El delito imposible, pág. 8.
409. Lo objetivo, pág. 34. 413. El delito imposible, pág. 107.
410. Pág. 449, nota 140. 414. El delito imposible, pág. 108.

364 365
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

que se revelen a través del suceso, esto es, que no fuesen constatables gido».423 A estos supuestos debería aplicárseles únicamente una medida
a priori.» 415 de seguridad, en el caso de que revelaran la peligrosidad del delincuen-
Para mejor exposición de este criterio damos un ejemplo citado te, nunca una pena.
por Núñez Barbero: A dispara una escopeta contra B, pero más tarde Las consecuencias a las que conduce el criterio introducido por el
se comprueba que el arma no estaba cargada, o lo estaba sólo con profesor Núñez Barbero, entiendo que debería ser la impunidad de
pólvora, o bien le faltaba el necesario alcance. Estas «circunstancias toda tentativa o frustración y no simplemente de los supuestos re-
que impiden la consecución del resultado son negativas o excluyentes gulados en el artículos 52,2, como pretende, ya que cualquier fase de
del peligro, porque su naturaleza no es de necesaria ignorancia univer- desarrollo del delito se caracteriza por faltar alguno de los elementos
sal, ni se revelan a través del hecho, sino que son constatables, cognos- esenciales de la figura de delito, además del resultado, como es la re-
cibles a priori».416 La inexistencia del objeto es también una circuns- lación de causalidad. La posición de Núñez Barbero conduce funda-
tancia siempre cognoscible a priori. mentalmente a la teoría mantenida por Binding, por lo que me remito
Se observa a través de este ejemplo que Núñez Barbero atribuye a la exposición de la misma.
al juez más conocimientos de los que inicialmente indica, realizando,
por otra parte, una abstracción del caso concreto contrariamente a lo b') Teorías subjetivas
que expone.
Posteriormente abandona el criterio propuesto, de carácter mate- a") Voluntad delictiva y peligrosidad del autor
rial, e introduce una nuevo criterio de carácter formal. El delito impo-
sible sería aquella conducta a la que le «faltan los elementos esencia- Un amplio sector de la doctrina española manifiesta que la puni-
les exigidos por la particular figura delictiva».417 A menudo se ha in- ción expresa de la tentativa inidóneas por el legislador de 1944, no pue-
cluido a este autor entre los representantes de la teoría de la falta de de ser explicada más que desde una perspectiva subjetiva. La introduc-
tipo, pero él mismo ha calificado esta teoría de «insuficiente»,418 «pues ción del artículo 52,2 significó la entrada en nuestro Código Penal de
el tipo pudiera revelarse completo en todos sus elementos, privado una fundamentación subjetiva, que, hasta entonces, opinan los sub-
solamente del resultado, tal y como lo describe la citada teoría y no jetivistas mayoritariamente, no había tenido cabida en el.424 La falta de
por eso podría reconocerse la tentativa...».419 No sólo concurre delito riesgo para el bien jurídico que concurre en la tentativa inidónea
imposible en el disparo sobre un cadáver, en la comisión por quien no pone de manifiesto que su punición puede justificarse únicamente te-
lo es de un delito de funcionarios, en la utilización de una sustancia niendo en cuenta la voluntad delictiva del autor, o la peligrosidad del
inofensiva en lugar de veneno, entre otros,420 como señala la teoría de la agente, que en estos supuestos puede concurrir.
falta de tipo, sino también en el disparo realizado a excesiva distancia, Incidiendo en la voluntad delictiva, afirma Suárez Montes,425 «lo
o bien con una pistola descargada ^ o el disparar contra otra persona, que la Ley exige es que haya un principio de ejecución por hechos ex-
protegida con un chaleco a prueba de balas, o contra un coche blin- teriores y directos de esa resolución de cometer el delito. Se desembo-
dado.422 El delito imposible comprende aquellos supuestos en los que ca así en una concepción subjetiva de la tentativa, según la cual ésta
el resultado es imposible «bien porque falten los elementos o circuns- es la transformación de la voluntad de cometer el delito en hechos
tancias esenciales exigidos por la ley, o bien en todo caso y aun supues- exteriores». También Luzón Domingo y Gimbernat 426 consideran que
tos éstos, faltando sin embargo el peligro para el bien jurídico prote- el art. 52,2 obliga a la punición de la voluntad delictiva del autor. El
primero de ellos expone que, aun cuando en la tentativa inidónea no
415. El delito imposible, Pág. 109 s.
416. El delito imposible, Pág. 111. 423. El delito imposible, pág. 161.
417. El delito imposible, pág. 171 s. 424. Sobre la imposibilidad, según estos autores, de hacer compatible el
418. El delito imposible, pág. 97. art. 3.° y el art. 52, 2, véase III, 2, C, b), y sobre la diversidad de fundamentos en
419. El delito imposible, pág. 97. nuestro Código Penal, véase el capítulo I, apartado IV, 2, B.
420. El delito imposible, Pág. 101 y 159 s. 425. A.D.P.C.P., 1966, pág. 227.
421. El delito imposible, Pág. 101 y 159 s. 426. Gimbernat se pronuncia a favor de la teoría subjetiva en Delitos cua-
422. El delito imposible, pág. 10. lificados, pág. 149.
366 367
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

se ataque ningún bien o interés jurídico concreto, «la voluntad del En algunos casos deberá permanecer impune por constituir un de-
agente ha exteriorizado un propósito de lesión y formalmente, aunque lito putativo. Esto sucede cuando el autor tiene el propósito de produ-
no de manera material, ha atacado el estado de juridicidad del orde- cir un resultado típico, queriendo observar y observando la diligencia
namiento social, en cuanto a las normas que prohiben y sancionan de- debida.434 Puede ser que el agente realice una acción inadecuada para
terminadas conductas ha opuesto una actividad manifiestadora de su producir el resultado, que por no representar riesgo alguno para el
más absoluto desprecio».427 Aquel que intenta matar a una distancia bien jurídico será siempre una acción prudente. Por ejemplo A manda
muy superior a la que alcanza su disparo no puede afirmarse que haya a B a un cine determinado con la esperanza de que éste muera allí a
puesto en peligro la vida de su víctima «pero en cuanto ha exterioriza- consecuencia de un incendio. O bien que realice una acción adecuada
do su voluntad de matar efectuando tal disparo, no puede caber duda o peligrosa, pero permitida. Por ejemplo, A persuade a B para que
de que ha verificado un ataque formal a la norma jurídica que prohi- entre a trabajar en una mina de carbón confiando en que B sea víctima
be y castiga el homicidio».428 de un accidente de trabajo. En todo caso A cree realizar una acción
Otro sector de la doctrina española justifica la punición de estos prohibida, que sin embargo no lo está y comete, por consiguiente, un
supuestos en la peligrosidad del autor. En este sentido ha expuesto delito putativo impune. Únicamente son típicos aquellos comporta-
Cuello Calón: «El que por error se sirve de un medio inidóneo o tien- mientos peligrosos en cuya ejecución haya dejado de observarse el
de a la realización de un hecho imposible de ejecutar por falta de cuidado objetivo exigido por el Derecho.435
objeto, ha manifestado su peligrosidad, el acto en sí no ese peligroso, Aquellos otros supuestos de tentativa supersticiosa que, por cons-
pero revela el peligro que puede provenir del agente... su conducta es tituir acciones adecuadas para la producción del resultado en la forma
punible.»429 También del Rosal fundamenta la punición de la tentativa que el autor las ha imaginado, son acciones típicas, es decir, prohibidas
inidónea en nuestro Código en la peligrosidad del autor, cuya introduc- y deberían considerarse punibles. En estos casos «la imposición de una
ción atribuye a la influencia del Positivismo italiano de corte crimino- pena no es, sin embargo posible por no haber un comportamiento do-
lógico. En la tentativa inidónea «prepondera un módulo valorativo de loso».436 Si bien no falta, como mantiene un sector de la doctrina alema-
índole biológico, cual es la peligrosidad del individuo».430 na, el elemento intencional del dolo sí que falta el elemento intelectual
del mismo. Según Gimbernat, el autor no conoce en estos supuestos las
b") La tentativa irreal circunstancias del hecho, puesto que saber significa un conocimeinto
fundamentado.
La doctrina subjetiva española, si bien no siempre se ha planteado Para determinar si concurre el elemento intelectual del dolo o
la problemática inherente a la tentativa irreal, cuando lo ha hecho ha no, deberá examinarse en qué forma adquiere el agente su representa-
sido para considerarla impune.431 No obstante, la redacción del artícu- ción. «Si las bases que han conducido al convencimiento de que el re-
lo 52,2 no conduce a esta conclusión sin dificultades, como ha puesto sultado se produciría eran sólidas, estaremos ante un auténtico saber,
de relieve Córdoba,432 ya que más bien posibilita su inclusión. pero si la representación ha sido adquirida por medio de sueños, pre-
El único intento por parte de los representantes de la teoría sub- sentimientos, supersticiones, etc.; entonces no ha habido conocimiento
jetiva de la tentativa para justificar la impunidad de estos supuestos, de las circunstancias del hecho.»437 Supongamos por ejemplo, que la
ha sido llevada a cabo por Gimbernat.433 La impunidad de los mismos mujer A quiere envenenar a su marido. En un primer supuesto preten-
se justifica, según este autor, por dos caminos distintos. de hacerlo mediante unas setas, que ha comprado convencida de que
427. El Derecho Penal, pág. 81. eran venenosas, porque la noche anterior ha soñado que las setas que
428. El Derecho Penal, pág. 81. se vendían en la tienda próxima lo eran. En cambio, en el segundo su-
429. D.P., pág. 648. puesto, es el vendedor quien le asegura, sabiendo que no lo son, que
430. D.P., pág. 316 ss. También en Significazione della personálitá nella le-
gislazione spagnola, pág. 296 s. (citado por Cerezo, Lo objetivo, pág. 31).
431. Rodríguez Devesa, P.G., pág. 792, Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, 434. Delitos cualificados, pág. 153.
pág. 233, y Cuello Calón, D.P., pág. 648. 435. Delitos cualificados, pág. 151.
432. Notas, II, pág. 185. 436. Delitos cualificados, pág. 153.
433. Delitos cualificados, pág. 144 ss. 437. Delitos cualificados, pág. 154.
368 369
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

las setas son peligrosas. En este último caso la mujer ha alcanzado su desviación que el párrafo 2 del art. 52 representa, respecto a los prin-
conocimiento por medio de fuentes que ofrecen solidez: «La declara- cipios generales que informan al Código, resultaría aún más intolerable
ción de un tercero que es de suponer que está informado sobre las si se operase con la teoría subjetiva pura».440 De esta forma le es posi-
peculiaridades de los artículos que vende. Por tanto, hay conocimiento. ble a Rodríguez Mourullo defender la impunidad de la tentativa irreal,
Por el contrario, no se puede hablar de solidez de fuentes y tampoco puesto que en estos casos en que «cualquier persona puede apreciar
de conocimiento si han entrado en juego supersticiones u otros senti- inmediatamente la carencia de sentido del intento, nadie se sentirá con-
mientos infundados.»438 movido en su convicción sobre la vigencia del Ordenamiento jurídico,
Esta segunda argumentación no logra, sin embargo, convencer. En si el hecho se deja impune».441
primer lugar, porque no siempre es tan evidente qué fuentes ofrecen
solidez y cuáles no. Supongamos por ejemplo que A, sabiéndose emba-
razada se lo comunica a su madre, quien le propone que tome agua 3. Tratamiento de la tentativa inidónea
destilada para abortar, creyendo que es eficaz porque a su vez se lo ha- en la Jurisprudencia del Tribunal Supremo español
bía oído comentar a su madre. O bien B, quien tras la lectura de un
libro escrito por un convencido creyente de dicha superstición, cree
A) La Jurisprudencia anterior a 1944
que repitiendo tres veces al día unas determinadas palabras se puede
llegar a matar a una persona y decide practicarlo plenamente conven- Con anterioridad al Código Penal de 1944, el Tribunal Supremo es-
cido. En ambos casos el autor ha llegado a su representación a través pañol no mantenía en esta cuestión una posición unitaria. La doctrina
de fuentes, cuya solidez podría mantenerse. Pero por otra parte, en
española que ha estudiado este tema ha llegado a la conclusión de
la tentativa irreal se produce, en este aspecto, el mismo fenómeno que
que «la Jurisprudencia anterior al Código Penal de 1944 siguió un cri-
en cualquier tentativa inidónea, es decir, el autor «desconoce» en estos
terio objetivo, aunque con ribetes clásicos y se pronunció las más de
casos la situación que realmente tiene lugar. Ciertamente en ninguna
tentativa inidónea «conoce» el autor, las circunstancias del hecho en las veces por la no inclusión del delito imposible dentro del art. 3, aun-
el sentido de que sepa cuáles son aquellas circunstancias que concu- que con ciertas oscilaciones, sobre todo, en aquellos casos considera-
rren realmente. Puede afirmarse que el autor desconoce que la cama dos como de imposibilidad relativa».442
está vacía, cuando él dispara porque cree que alguien está en ella dor- El análisis de las sentencias dictadas en aquel período pone, sin
mido, e igualmente desconoce que el arma está descargada y, sin em- embargo, de manifiesto, sobre todo en relación a los supuestos de falta
bargo, la utiliza. Entre el desconocer propio de la tentativa inidónea de objeto, considerados como de imposibilidad absoluta, que esta
y el desconocer o no saber propio de la tentativa irreal no pueden esta- conclusión es un tanto forzada. En tres supuestos de delitos contra la
blecerse distinciones desde el punto de vista de la teoría subjetiva, que propiedad, en los cuales faltaba el objeto de la acción, el Tribunal Su-
prohibe aquellas acciones que el autor considera según su representa- premo no declaró la impunidad, sino que consideró punibles como
ción, adecuadas para la producción del resultado. frustración, las acciones de tomar el cepillo de la Iglesia que, sin em-
bargo, estaba vacío (STS de 13 de diciembre de 1890); abrir un baúl
c') Teoría de la impresión vacío con intención de suestraer su contenido (STS de 10 de mayo de
1899) y entrar en una casa con ánimo de hurtar y sin encontrar en
En nuestra doctrina, fundamenta Rodríguez Mourullo, la punición ella nada de valor (STS de 9 de mayo de 1914). En cambio consideró
de la tentativa inidónea en base a la teoría de la impresión. Esta posi- impune la tentativa de un delito de aborto de una mujer cuyo embara-
ción mixta se considera más de acuerdo con el tenor del Código Penal zo era inexistente (STS del 22 de enero de 1931 [A. 1.445]).
español, al tener en cuenta que nuestro Código concibe la tentativa del También vacilante fue la Jurisprudencia en relación a la tentativa
art. 3 en términos objetivos, y que, en general, mantiene una concep-
ción predominantemente objetiva de lo injusto.439 Por esta razón «la 440. A.D.P.C.P., 1971, pág. 377.
438. Delitos cualificados, pág. 154. 441. A.D.P.C.P., 1971, pág. 377.
442. Núñez Barbero, El delito imposible, pág. 156. En el mismo sentido par-
439. A.D.P.C.P., 1971, pág. 377 cialmente, Puig Peña, La frustración, NEJ, X, pág. 193.
370
371
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

con medio inidóneo. Por una parte, se consideraron punibles dos su- to a su imposibilidad de producirse. Recientemente, en la sentencia de
puestos en los cuales se había intentado envenenar con arsénico, ale- 11 de octubre de 1983 (A. 4.733), el T.S. ha vuelto a ratificar la punición
gando que siendo éste «un tóxico y no una sustancia inofensiva, la fal- en nuestro C.p., de esta figura delictiva en el art. 52,2, así como la cons-
ta de adecuación entre el medio y el fin no es absoluta, sino relativa» tante aplicación de este artículo por la Jurisprudencia. Sin dejar lugar
(sentencia de 30 de junio de 1909 y 1 de febrero de 1943 [A. 166]). En el
a dudas al respecto, el T.S. admite que «aun reconociendo la contro-
mismo sentido se manifestó la sentencia de 15 de enero de 1947
versia doctrinal y los distintos criterios de la legislación comparada
(A. 106), dictada en base al Código Penal de 1932, en la cual se había
sobre la penalización del delito imposible y su tratamiento legislati-
utilizado una cantidad insuficiente de estricnina. Sin embargo, tratán-
dose también de sustancias tóxicas, consideró impune el intento de vo, lo cierto es que con carácter axiomático: a) Que el vigente C.p.
envenenar con beleño (STS del 26 de noviembre de 1879), láudano en el párrafo 2.° de su art. 52, introducido en nuestra legislación por
(STS de 26 de marzo de 1888) y fósforo (STS del 7 de junio de 1890), el Código de 1944, siguiendo el criterio subjetivista del Derecho Penal,
por haberse suministrado en cantidades insuficientes. Asimismo con- sanciona con la misma pena que la tentativa del delito, aquellos casos
sideró impune el empleo de un arma, que no constaba que estuviese de imposibilidad de ejecución o prohibición del mismo (delito imposi-
cargada ni fuera apta para disparar (STS del 6 de junio de 1897). ble); y b) Que la Jurisprudencia de esta Sala de modo reiterado y cons-
tante... ha desarrollado el contenido del delito imposible...» en diversas
De lo expuesto puede deducirse, pues, que no es posible identificar sentencias.
la Jurisprudencia del Tribunal Supremo en este primer período con El T.S. ha rechazado, pues, de forma tácita y expresa la posición de
ninguna de las posiciones que había defendido la doctrina con anterio-
aquel sector doctrinal que defendía la impunidad de todos estos su-
ridad a 1944. No sólo la impunidad de algunos supuestos considerados
puestos, incluso de lege lata, considerando inaplicable el art. 52,2.
como tentativa relativamente inidónea, sino igualmente la punición de
acciones consideradas como tentativa absolutamente inidónea, hablan
en contra de su identificación con la llamada posición «clásica». Tam- a) Concepto de delito imposible en la Jurisprudencia
poco es posible deducir que exista una tendencia general determinada del Tribunal Supremo
en favor de la punición o impunidad de estos supuestos. En mi opi-
nión sólo puede concluirse que la posición del Tribunal Supremo antes La aplicación en cada caso concreto del art. 52,2, que ofrece la po-
de 1944 era vacilante, dando la impresión de apoyarse más en las cir- sibilidad de atenuar la pena en uno o dos grados, frente a la atenuación
cunstancia de cada caso juzgado que no en una teoría previamente acep- sólo en un grado de la pena, que posibilita el art. 51, ha conducido a
tada. la Jurisprudencia del T.S. a un intento, más preciso que el de la doc-
trina, de delimitar los supuestos a los cuales es aplicable este artículo,
B) La Jurisprudencia posterior al Código Penal de 1944 elaborando de esta forma una posición propia con respecto al delito
imposible.
Con la introducción del art. 52,2 la Jurisprudencia española ha En algunas sentencias se han definido aquellos elementos que se-
considerado legalmente resuelta la cuestión sobre la punición del de- gún el T.S. integran esta figura delictiva. Son los siguientes:
lito imposible. En varias sentencias ha considerado el T.S. que sea
cual sea la opinión que se tenga «sobre el tan discutido delito imposi- 1.°) Intención del agente de realizar un acto con tipo delictivo
ble, tiene que subordinarse a la redacción del párrafo 2.° del art. S2»,443 previsto y definido en el Código Penal.
en donde deben considerarse comprendidos todos aquellos supuestos 2.°) Una actividad, exteriorización de tal intención del sujeto, ten-
en los cuales concurre la intención del agente de cometer el delito jun- dente a conseguir el fin antijurídico propuesto.
3.°) Que este fin perseguido no se produzca de modo absoluto.
4.°) Haber empleado medios inidóneos por su propia naturaleza
443. Así, sentencia de 28 de marzo de 1969 (A. 1772). En el mismo sentido, con respecto a dicha finalidad, o porque el autor los creía
30 de diciembre de 1955 (A. 335), 30 de septiembre de 1965 (A. 4021) y 6 de abril idóneos y carecían de aquella actitud natural y necesaria
de 1949 (A. 499).
para conseguir lo apetecido.
372 373
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

5.°) O bien que no pueda producirse lo deseado por carencia ín- punición radica en la voluntad rebelde al ordenamiento jurídico que
tegra y total del objeto del delito.444 manifiesta el autor, es decir, en el principio espiritualista como génesis
6.°) En sentencias más recientes, concretamente en las sentencias de delincuencia, en el Derecho Penal basado en la voluntad, o en la te-
de 24 de mayo de 1982 (A. 2.707) y 11 de octubre de 1983 mibilidad o peligrosidad mostrada por el que trata de realizar un he-
(A. 4.733), el T.S. ha añadido un nuevo elemento del delito cho que resulte imposible».447
imposible. Así junto a la resolución de cometer un delito y No obstante, también en alguna sentencia se ha hecho referencia
a la existencia de una actividad encaminada o dirigida al re- al «peligro y alarma» que estas acciones crean, como fundamento para
sultado propuesto o aceptado, se exige, para que concurra su punición (STS de 18 de mayo de 1976 [A. 2.281]). Aquí, como en
la antijuricidad del delito, junto al dolo de lesión del bien las citadas sentencias de 24 de mayo de 1982 (A. 2.707) y 11 de octu-
jurídicamente protegido «la puesta en peligro que conmueva bre de 1983 (A. 4.733), en las que se exige una conmoción de la so-
la conciencia del ente social» (sentencia de 24 de mayo de 1982 ciedad causada por la puesta en peligro del bien jurídico, es decir, «la
[A. 2.707]), «la existencia de un cierto peligro de lesionar el existencia de un cierto peligro de lesionar el bien jurídico protegido».
bien protegido, con lo que no puede decirse que en la impo- Si bien es cierto que en esta última sentencia no deja de exigirse que
sibilidad de delito se dé una ausencia de la infracción penal «por el sujeto activo del delito, se ponga de manifiesto la rebeldía ante
por inexistencia de antijuricidad» (sentencia de 11 de octubre la norma penal, implicando cierta y determinada peligrosidad, que
de 1983 [A. 4.733]). afecte a la conciencia del ente colectivo...».

Esta última posición constituye un giro importante en la conside- c) Naturaleza jurídica del artículo 52,2
ración del delito imposible por parte del T.S. Por otra parte, difícil de
compatibilizar con la fundamentación subjetiva, que, como se expon- En alguna ocasión se ha expresado el T.S. sobre la naturaleza ju-
drá, mantiene constantemente la Jurisprudencia. rídica del art. 52,2, mostrándose favorable a la posición mantenida por
un amplio sector doctrinal, que lo considera como «un título de incri-
b) Fundamento de la punición de la tentativa inidónea minación propia y autónomo» (sentencia de 14 de diciembre de 1974 [A.
5.202]). En la sentencia de 11 de octubre de 1974 (A. 3.712), expone «que
En relación al fundamento de la punición de la tentativa inidónea el delito imposible, que sin definir acoge el art. 52,2 del C.p., con su
o delito imposible, había existido en nuestra Jurisprudencia hasta las norma extensiva que otorga la propia penalidad de la tentativa a situa-
sentencias que se acaban de citar, absoluto acuerdo en favor de una ciones jurídicas distintas...».
fundamentación de carácter subjetivo. No obstante, las decisiones del En otras sentencias ha considerado, por otra parte, que la tenta-
T.S. se dividen señalándose en alguna de ellas la voluntad delictiva tiva inidónea, que recoge el citado precepto, sirve para fundamentar la
del sujeto contraria al ordenamiento jurídico como fundamento de la reincidencia y la reiteración en posteriores delitos,448 pero no es posible
punición,445 en otras, en cambio, la peligrosidad o temibilidad del agen- la aplicación a la misma de nuevos grados de ejecución por ser ya en
te,446 acudiéndose también a ambos aspectos en algunas sentencias. sí misma uno de tales grados.449
En este sentido expone: por ejemplo, la STS de 11 de mayo de 1977
(A. 2.284) que la fundamentación del delito imposible «difícilmente d) Ámbito de aplicación del artículo 52¿
puede ser objetiva, pues no hay peligro de esa naturaleza para el bien
jurídico concreto contra el que el sujeto dirige su acción, por lo que es Gracias al concepto de delito imposible que el T.S. ha aportado en
más aceptable la teoría subjetiva, según la cual el fundamento de la alguna ocasión, y que ya hemos expuesto, parece claro que cualquier
444. Sentencia de 3 de diciembre de 1975 (A. 4672), 3 de octubre de 1974 447. En el mismo sentido, la sentencia de 26 de diciembre de 1979 (A. 4647).
(A. 3605), 14 de febrero de 1975 (A. 339), 5 de febrero de 1965 (A. 825). 448. Sentencia de 14 de diciembre de 1974 (A. 5202) y 12 de noviembre de
445. Así, la sentencia de 6 de abril de 1949 (A. 499). 1960 (A. 3554).
446. Sentencia de 30 de diciembre de 1955 (A. 35) y 11 de diciembre de 1968 449. Sentencia de 14 de diciembre de 1974 (A. 5202) y 22 de abril de 1953
(A. 5319).
(A. 886).
374 375
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

supuesto que cumpla los requisitos que en él se exigen deberá subsu- haberla surgiría la idoneidad para su generación, aunque fuese relati-
mirse en el artículo 52,2. El estudio de las sentencias pone, sin embar- vamente y quedaría el supuesto al margen del delito imposible». Tam-
go, de manifiesto que la posición del Tribunal Supremo no es en esta bién puede llegarse a esta conclusión a partir de la sentencia de 5 de no-
cuestión todo lo precisa que sería de desear debido a las posibilidades
viembre de 1977 (A. 4.209), que refiriéndose a un supuesto de medio
de atenuar la pena que el artículo 52,2 ofrece, frente al art. 51 y al
inidóneo aplicado en cantidad insuficiente, afirma que existe tenta-
considerar que ambos preceptos se refieren a figuras delicivas distintas.
tiva en las hipótesis de insuficiencia en la cantidad de los medios em-
a) Si bien la temática relativa al autor inidóneo la tratamos en la
segunda parte de este capítulo, es interesante poner de relieve que, al pleados, reservando la calificación de tentativa imposible para los
definir los elementos del delito imposible el Tribunal Supremo se ha casos de confusión de medios —defecto de calidad—, bien porque se
referido expresamente a los supuestos de medio y objeto inidóneo, si- emplea una sustancia inocua creyendo que es administrada otra ve-
lenciando cualquier referencia a la tentativa de autor inidóneo. nenosa, bien porque se atribuye a una sustancia inocua cualidades tó-
xicas de las que en realidad carece.
Por consiguiente, parece que, según la Jurisprudencia, no pertene- En cambio, frente a la posición expuesta el T.S. afirma excepcional-
cen al ámbito del delito imposible dichos supuestos, que por no estar mente en la sentencia de 8 de mayo de 1976 (A. 2.881), que en el art. 52,2
tampoco tipificados en otro lugar, deberían permanecer impunes.
debe considerarse incluida la imposibilidad de medios, así como la de
Por otra parte, no he encontrado ninguna sentencia en la que nues- objeto, «y ambos supuestos abarcan tanto la imposibilidad absoluta
tro más alto Tribunal haya planteado esta problemática con respecto como la relativa, pues la norma no distingue entre ellas...».
a un determinado supuesto.
Para determinar cuándo concurre la inidoniedad absoluta de los
b') No existe acuerdo doctrinal, como ya se ha expuesto, sobre el medios señala el T.S. en la sentencia de 3 de octubre de 1974 (A. 3.605),
tratamiento que debe recibir la tentativa con medio inidóneo. Algunos que para ser considerada como constitutiva de delito imposible la ini-
autores incluyen en el ámbito del artículo 52,2 únicamente supuestos
doneidad de la conducta tiene que ser «tan evidente como susceptible
en que el medio es relativamente inidóneo, defendiendo la impunidad
cuando el medio sea absolutamente inidóneo; en cambio, otros auto- de ser calificada como tal por cualquier hombre de mediana inteli-
res, abogan por la inclusión en dicho precepto de todos los supuestos gencia, o capacidad vulgar». Y, en forma más detallada señala la senten-
realizados con medio inidóneo, con independencia de que se trate de cia de 11 de octubre de 1974 (A. 3.712) «habrá de valorarse judicialmen-
inidoneidad relativa o absoluta. te, por medio de un juicio "ex ante y no ex post"... de acuerdo con un
criterio axiológico circunstancial y relativo y a las normas de conoci-
Frente a estas posiciones el T.S. mantiene, no sin excepciones, una miento y experiencia humana, científica, técnica o vulgar». El T.S. no
tercera posición incluyendo en el ámbito del artículo 52,2 únicamente ha advertido, sin embargo, que estas dos formas de realizar el juicio
supuestos de medio absolutamente inidóneo, relegando para la frus- sobre la idoneidad del medio no comportan ningún criterio aplicable,
tración los restantes. A esta conclusión conducen no sólo la exigencia al no determinarse exactamente qué conocimientos debe poseer aquel
repetida de que los medios tiene que «ser inidóneos por su propia natu- que realiza el juicio.
raleza con respecto al fin perseguido...», para la subsunción de estos su- En algunas ocasiones en que el T.S. se ha referido a la distinción
puestos en el artículo 52,2, han de carecer «de aquella aptitud natural entre frustración y delito imposible ha señalado que ambas institucio-
y necesaria para conseguir lo apetecido»,450 o bien «no tener en abso- nes tienen en común la intención del agente de cometer el delito, así
luto capacidad necesaria o potencialidad»,451 sino también declaraciones como la actividad llevada a cabo por éste para conseguir este fin y que
expresas en este sentido. Así en la sentencia de 11 de octubre de 1974 el mismo no se produzca. La diferencia entre ambos debe buscarse en
(A. 3.712) se pone de manifiesto que para que concurra un delito im- las causas por las cuales no se ha producido el delito. Mientras que
posible no debe «existir posibilidad alguna de ejecución, pues de en el delito imposible falta la idoneidad del medio, en la frustración los
medios son aptos para el logro propuesto.452 El T.S. debiera precisar,
450. Sentencia de 1974 (A. 3605), 30 de septiembre de 1965 (A. 4021), 5 de fe- sin embargo, a qué se refiere cuando afirma que los medios en la frus-
brero de 1966 (A. 825), 27 de junio de 1967 (A. 3415), 6 de febrero de 1971 (A. 500)
y 3 de diciembre de 1975 (A. 4672).
451. Sentencia de 1972 (A.2093). 452. Sentencia de 5 de febrero de 1966 (A. 825), 30 de octubre de 1974
(A. 3605), 3 de diciembre de 1975 (A. 4672) y 11 de octubre de 1974 (A. 3712).
376
377
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

tración son «aptos» para producir el delito. Si se examina el hecho en mente tampoco en dosis mayores— que, con la opinión dominante debe
concreto, cuando ya se ha producido, se observa precisamente que si la ser impune».
frustración ha sido debida al medio, se ha puesto de relieve que el En relación al tratamiento que reciben los supuestos de medio ini-
medio no ha sido idóneo o apto para producir el resultado propuesto. dóneo por parte de la Jurisprudencia del T.S. puede, pues, concluirse
Deberá, pues, hablarse de aptitud en abstracto y en este sentido deter- que nuestro más alto Tribunal incluye en forma general en el ámbito
minarse cuál es la medida de la abstracción si se quiere obtener un del art. 52,2 los supuestos de medio absolutamente inidóneo, sin que,
criterio para distinguir entre delito imposible y frustración. sin embargo, se aporte un criterio preciso para diferenciar estos su-
El análisis de las sentencias referentes al medio inidóneo condu- puestos de aquellos que se consideran incluidos en la tentativa y la
cen, por otra parte, a resultados contradictorios. En relación al delito frustración. El análisis de las sentencias ha puesto de manifiesto por
de homicidio se ha considerado delito imposible el disparar dos tiros otra parte, que la Jurisprudencia no es consecuente con la delimitación
contra otra persona desde una distancia de 17 metros, cuando más tar- previamente establecida. En relación al delito de aborto existe una ten-
de se demostró que, teniendo en cuenta la pólvora que gastaba el arma dencia a declarar la impunidad de los supuestos con medio absoluta-
y la distancia a la que se realizaron los disparos no podía ocasionarse mente inidóneo, al contrario de lo que había sucedido anteriormente,
la muerte (STS de 22 de abril de 1953 [A. 886].) En cambio, se estimó que no se había atendido en absoluto a la idoneidad del medio. En rela-
frustración el disparo realizado con un arma «por cuyo defecto sus ción al homicidio y al asesinato se han subsumido en ocasiones en el
disparos carecían de fuerza vulnerante en grado que impedían absoluta- delito imposible supuestos de medio relativamente inidóneo, conce-
mente su peculiar destino» (sentencia de 5 de febrero de 1966 [A. 825]). diendo, por consiguiente, un diverso tratamiento a casos semejantes.
Así como el disparo realizado con un arma que era vieja aunque en es- c) En relación con los supuestos de objeto inidóneo el T.S., de
tado de funcionamiento y por la humedad de la pólvora (sentencia de forma consecuente con el concepto de tentativa inidónea que ha ex-
febrero de 1973 [A. 625]). El disparo a poca distancia con un arma que puesto en alguna sentencia, ha venido considerándolos constitutivos
tenía el seguro puesto, se ha estimado delito imposible (STS de 18 de de tentativa inidónea o delito imposible subsumibles en el art. 52,2. De
mayo de 1976 [A. 2.281]) y frustración el disparo a corta distancia con esta forma, se muestra contrario a la amplia posición doctrinal que, o
una escopeta cargada, que no dio en el blanco porque en el momento de bien acudiendo a la teoría de la falta de tipo, o bien a la falta de peli-
disparar se desvió el arma (STS de 9 de abril de 1952 [A. 613]). gro abstracto o concreto en estos casos, se manifiesta partidaria de la
En relación al asesinato con utilización de una cantidad de vene- impunidad de estos supuestos.
no insuficiente se ha considerado en alguna ocasión delito imposible La problemática relativa a la falta de objeto se ha planteado gene-
(sentencia de 6 de febrero de 1971 [A. 500]), en cambio, en otra, frustra- ralmente en relación al delito de aborto, en aquellos casos en los que la
ción (sentencia de 5 de noviembre de 1977 [A. 4.209]). mujer intenta abortar creyendo erróneamente que se encuentra em-
Se ha admitido una tentativa inidónea de aborto punible por el barazada. En estos casos el T.S. siempre ha considerado que concurría
art. 52,2 cuando se ha utilizado un «cocimiento de perejil» para produ- un delito imposible de aborto acudiendo a la aplicación del art. 52,2,453
cir el aborto (STS de 14 de junio de 1950 [A. 965]), «medios ineficaces» Es muy interesante en este sentido la sentencia, ya citada, de 12 de
(STS del3 de junio de 1955 [A. 1.820]), medio cuya eficacia no consta, octubre de 1983 (A. 4.733), en la cual se modificó la decisión de la
pero que el autor «creyó que era un abortivo» (STS de 22 de abril de Audiencia de Bilbao de considerar impunes varios supuestos de aborto
1961 [A. 1.352]), «medios en concreto inadecuados» (STS de 22 de en los que no constaba con claridad el embarazo de las mujeres proce-
marzo de 1966 [A. 1.376]), «agua de carabaña y permanganato potá-
sico» (STS de 5 de noviembre de 1966 [A. 4.819]). En cambio, en la 453. En este sentido, sentencia de 30 de diciembre de 1955 (A. 35), 28 ,de
sentencia de 1969 (A. 272), admitió sólo conspiración porque los hechos marzo de 1969 (A. 1772), 30 de septiembre de 1965 (A. 4021), 3 de junio de 1967
que allí se juzgaban «no se pueden considerar integradores de un delito (A. 3047), 28 de febrero de 1973 (A. 891) y 3 de febrero de 1977 (A. 310). El último
imposible de aborto porque el inyectable era en absoluto inidóneo». Así párrafo del art. 411 es aplicable, según ha señalado el T.S., cuando se ha produ-
cido la muerte o las lesiones de la embarazada. En caso contrario es aplicable
como en la sentencia de 14 de mayo de 1977 (A.2.284), en la cual el T.S. el art. 52, 2 (Sentencia de 14 de diciembre de 1974 (A. 5202), 30 de diciembre de
afirma que «se trata de un supuesto límite de imposibilidad absoluta 1955 (1956, A. 35), 30 de septiembre de 1965 (A. 4021), 28 de febrero de 1973 (A. 891)
—el medicamento no era abortivo en las dosis prescritas y probable- y 17 de junio de 1969 (A. 3705).

378 379
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

sadas. La citada Audiencia declaró inexistentes los respectivos delitos pasivo del delito, carecía de dinero (STS de 7 de diciembre de 1970
de aborto, por falta de objeto del delito, solución que ya había man- [A. 5.176]).455
tenido anteriormente en la sentencia de 17 de julio de 1981, que devino También ha admitido el T.S. la punición por delito imposible en
firme al no interponerse contra ella recurso alguno y sobre la que no dos casos de omisión del deber de socorro. En ambas sentencias —16
tuvo ocasión de manifestarse el Tribunal Supremo español. Los casos de noviembre de 1974 (A. 4.607) y 2 de noviembre de 1979 (A. 3.800)—,
de ausencia de objeto o de bien jurídico protegido —argumentó la sen- el automovilista emprendió la huida sin atender al herido, creyéndole
tencia de la Audiencia— suponen supuestos de carencia de tipicidad de aun con vida, cuando en realidad había muerto.
la conducta que se enjuicia que, deben impedir su incriminación, so En cambio, una excepción a la regla de la punición como delito im-
pena de vulnerar el principio de legalidad, lo que convierte el supuesto posible de los supuestos de falta de objeto, la constituye la sentencia de
fáctico en un delito putativo o si se quiere en una tentativa irreal, al 28 de abril de 1951 (A. 1.357), en la que se afirmó que «para los efectos
igual que sucede en los supuestos de yacimiento con una persona ma- sancionados en el párrafo segundo del artículo 52 del C.p., se refiere
yor de edad creyéndola menor, apoderamiento de cosa propia creyén- sólo a los casos de la imposibilidad de los medios puestos en práctica
dola ajena, pretender dar muerte a una persona inexistente... El con- para delinquir...». Claramente se quiso evitar la aplicación del art. 52,2
siderar que en estos casos concurren delitos imposibles de estupro, a este curioso supuesto en el que el autor, víctima de un delito de es-
robo, u homicidio implica una «confusión entre lo imposible y lo puta-
tafa (timo de la estampita), fue acusado a su vez por el Ministerio
tivo, y la ubicación de éste dentro de aquel conlleva una hipertrofia del
Fiscal de un delito imposible de estafa, por pretender sustraer
catálogo de conductas punibles que, además de vulnerar los principios
100.000 ptas. a los dos supuestos subnormales, que llevaron a cabo el
de legalidad, mínima intervención e indubio pro reo que deben guiar
toda interpretación de normas represivas en un estado de Derecho, timo.
desemboca en la práctica en situaciones irritantes próximas al ab-
surdo.» d') Tentativa irreal
Frente a la posición de la Audiencia, la citada sentencia del T.S. se Si bien inicialmente el Tribunal Supremo no había hecho ninguna
manifiesta en forma rotunda a favor de la incriminación de estos referencia a la llamada tentativa irreal, más recientemente han sido
casos como delito imposible de aborto, solución consecuente con la varias las sentencias que se han expresado en el sentido de considerar
posición seguida por el T.S. español desde la entrada en vigor del C.p. impunes estos supuestos.
de 1944. La introducción del art. 52,2 en el citado Código, que com- Consecuentemente con el fundamento de la punición de la tentati-
porta la punición de los supuestos de imposibilidad de ejecución y de va inidónea basado en la peligrosidad del autor, el T.S. ha negado la
producción del delito, incluye por tanto, los supuestos de ausencia de punición en algunos supuestos en los que no puede afirmarse la con-
tipo. De forma que ya no es posible alegar que en estos casos existe currencia de dicha peligrosidad. En este sentido la sentencia de 14 de
una tentativa irreal o delito putativo como pretende la Audiencia. mayo de 1977 (A. 2.284), afirma que, a pesar de que el artículo 52,2 no
En relación a los delitos contra la propiedad también ha conside- los excluye expresamente, en estos casos, «la voluntad rebelde del autor
rado aplicable el T.S. el art. 52,2 a los supuestos de falta de objeto. Así, más que producir preocupación suscita compasión, careciendo de pe-
por ejemplo la sentencia de 8 de octubre de 1974 (A. 3.673), consideró ligrosidad y mostrando tan sólo la estupidez e inanidad del agente...».
tentativa inidónea de robo el forzar un automóvil que no contenía nada Aunque sin aludir a la tentativa irreal, excluyó el T.S. del ámbito del
sustraíble.454 De tentativa inidónea de hurto calificó la sentencia de 24 de delito imposible para considerarlo impune, un caso en el que el autor
enero de 1975 (A. 204), la sustracción de un cheque nominativo que, por había firmado con su propia firma cheques en blanco pertenecientes
consiguiente, «auguraba la legal y normal imposibilidad de hacerlo a un amigo, que previamente había hurtado, pretendiendo cobrarlos.
ejecutivo» y de tentativa inidónea de estafa un caso en el que el sujeto
455. Es interesante la solución a la que llega la sentencia de 3 de octubre
454. Señala la citada sentencia «se trata en el supuesto de un caso típico de 1974 (A. 3605), que condenó como autor de delito frustrado a quien entró en
de imposibilidad —al menos relativa— de ejecución del delito por falta de obje- una casa en la que no había dinero, ya que el autor podía quedarse con otra
to del mismo...». cosa cualquiera.
380 381
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

El T.S. entendió en este caso que «ni tan siquiera es posible en funda- relación a su naturaleza jurídica, generalmente se ha mostrado favora-
mento a la peligosidad del agente, incriminarle como reo de tentativa ble a considerarla como una figura delictiva distinta de la tentativa y
inidónea prevista en el párrafo 2.° del art. 52 (STS de 11 de diciembre de la frustración, elaborando un concepto particular de delito imposi-
de 1968 [A. 5.319]). ble, que se caracteriza básicamente por la intención del agente de
Igualmente la sentencia de 18 de mayo de 1976 (A. 2.281) excluyó realizar el delito, la utilización de medios inidóneos por su propia na-
del ámbito de la punición los supuestos de «imposibilidad absoluta y to- turaleza o porque el autor los creía idóneos y carecían de aquella apti-
talmente irreal por la misma inefectividad de su contenido material tud natural y necesaria para conseguir lo apetecido; la carencia de ob-
—medios supersticiosos absolutamente inofensivos, necedad exquisita jeto del delito y, en sentencias recientes, la concurrencia de cierto pe-
del agente...». Si bien puso de relieve que «posiblemente deba valorarse ligro de lesionar el bien jurídico protegido.
en el caso de inidoneidad absoluta de los medios ejecutivos el agravio o La punición de la tentativa inidónea la ha basado normalmente
atentado a la seguridad humana y social, causado por la singular acción el Tribunal Supremo en la voluntad delictiva del sujeto contraria al
puesta en juego, para incardinarlo sólo de existir alarma, dentro de Ordenamiento jurídico, o bien en la peligrosidad o temibilidad del agen-
dicho artículo 52,2 del C.p.». te, es decir, fundamentaciones de carácter subjetivo. Más recientemen-
La delimitación de los supuestos de tentativa inidónea, sobre todo te alguna sentencia ha acudido sin embargo a la idea de peligro y
de tentativa absolutamente inidónea, e irreal, no es demasiado precisa, alarma para la sociedad que crean estas acciones; e incluso a la exis-
como se pone de relieve en la sentencia citada. En este aspecto el T.S. tencia, además de éste, de un cierto peligro de lesionar el bien jurídico
se ha limitado a establecer principios generales para la determina- protegido, aunque sin dejar de considerarse también la peligrosidad del
ción de la tentativa irreal. Así la sentencia de 11 de diciembre de 1968 delincuente. Mediante la apelación a la alarma que estos hechos crean
(A. 5.319), señala la impunidad del delito «cuando la actuación es abso- en la sociedad, desea también la Jurisprudencia excluir de la tentativa
lutamente carente ni tan siquiera de apariencia de delito de posible efec- inidónea la llamada tentativa irreal, que, más recientemente ha conside-
tividad». Y en la reciente sentencia de 11 de octubre de 1983 (A. 4.733), rado impune. Esta mención del peligro de la lesión del bien jurídico
señala que la tentativa irreal es la «ausencia total de la materia sobre también en la tentativa inidónea, introducido por el T.S., es cierta-
la que recae la infracción penal». Una aplicación de este criterio tam- mente incompatible con la fundamentación estrictamente subjetiva
bién se encuentra en la sentencia de 5 de julio de 1968 (A. 3.586), refe- a la que había aludido constantemente la Jurisprudencia española.
rente a un delito de falsedad en que por «lo grosero y evidente de los Con respecto al ámbito de aplicación del art. 52,2, según el Tribu-
cambios manuscritos... no se llegó a simular un documento de manera nal Supremo, es decir, aquellos supuestos que constituyen supuestos
que indujese a error sobre su autenticidad...». de delito imposible según la Jurisprudencia, el estudio de las sentencias
ha permitido extraer las conclusiones siguientes. Por una parte, el
C) Observaciones sobre la Jurisprudencia del Tribunal Supremo T.S. ha elaborado un concepto de tentativa inidónea al que nos hemos
en torno a la tentativa inidónea referido, en el que se incluyen todos aquellos supuestos en los que se
«han empleado medios inidóneos por su propia naturaleza..., o que el
En primer lugar, en las páginas anteriores se ha demostrado que autor los creía idóneos y carecían de aquella actitud natural y necesa-
con anterioridad al año 1944 el T.S. no había seguido en materia de ria para conseguir lo apetecido».
tentativa inidónea un criterio unitario, La impunidad de algunos su- Parece, pues, deducirse que la Jurisprudencia desea restringir la
puestos de tentativa relativamente inidónea y la punición de acciones aplicación del art. 52,2 a los supuestos de medio absolutamente inidó-
consideradas como absolutamente inidóneas, permiten concluir que neo, relegando la inidoneidad relativa al ámbito de la frustración, es
no se mostró partidario de la teoría subjetiva, ni tampoco de la lla- decir, a la aplicación de la pena del art. 51. Aunque existe alguna senten-
mada teoría «clásica» como en alguna ocasión se ha señalado. cia en la que se expresa favorable a incluir en el art. 52,2 tanto la inido-
Con posterioridad a la entrada en vigor del C.p., de 1944 la Juris- neidad absoluta como la relativa, es ciertamente mayor el número de
prudencia española ha considerado legalmente resuelta la cuestión re- sentencias en las que se exige que los medios sean «inidóneos por su
lativa al sí de la punición de la tentativa inidónea al considerarla sub- propia naturaleza con respecto al fin perseguido», que carezcan «de
sumida en el art. 52,2. Si bien se ha manifestado muy aisladamente en aquella aptitud natural o necesaria para conseguir lo apetecido», etc.

382 383
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

Por otra parte, la sentencia de 11 de octubre de 1974 se manifiesta abier- dada su absoluta tontería, si bien en alguna ocasión también se ha aten-
amente en este sentido, al considerar que si existiera alguna posibilidad dido a la falta de alarma que dichos supuestos producen en la sociedad.
de ejecución el supuesto ya quedaría al margen del delito imposible. Se echa de menos, por otra parte, una referencia por parte de la Juris-
En relación al aspecto verdaderamente decisivo que constituye el prudencia, a los criterios diferenciadores de la tentativa absolutamente
delimitar qué supuestos pueden ser considerados como de inidoneidad inidónea, punible en base al art. 52,2 y la tentativa irreal.
absoluta, el T.S. se muestra impreciso. Así se considera la necesidad
de un juicio ex ante, pero sin determinar qué conocimientos debe po- 4. Posición personal
seer el autor del juicio, por lo que este criterio no es aplicable. En
otras sentencias se exige en la frustración y para distinguirla del delito A) Situación de la problemática en la actualidad
imposible, la aptitud de los medios, pero sin especificar tampoco en
qué debe consistir dicha aptitud. Tras casi doscientos años de discusión doctrinal y jurisprudencial
Esta carencia de principios generales con respecto a la distinción en tono a la problemática de la tentativa inidónea es lógico que esta
entre frustración y tentativa inidónea se manifiesta, por otra parte, en cuestión se presente actualmente con caracteres muy distintos a como
las soluciones concretas que en las distintas sentencias aporta la Juris- surgió inicialmente. En primer lugar, constituye un hecho determinan-
prudencia. En ellas se observa que supuestos de hecho de caracterís- te en el enfoque de la misma, el que se regule de forma expresa en
ticas similares reciben por parte de la Jurisprudencia un tratamiento el Código Penal. Como se ha expuesto, tanto él Código Penal español
jurídico distinto. La cuestión es importante, además del aspecto teó-
rico, por la diversa penalidad que se recoge en el art. 52,2 y en el ar- como el Código Penal alemán se han definido abiertamente en favor de
tículo 51. la punición de la tentativa inidónea.
La incriminación de estos supuestos en el Derecho positivo cierra
Por último, con respecto a los medios inidóneos en el delito de al intérprete la posibilidad de mantener de lege lata una teoría ob-
aborto y en contradicción con la posición expuesta, se ha observado la jetiva que conduzca a la impunidad de la tentativa con objeto o con
tendencia a declarar la impunidad de supuestos con medio absoluta- medio inidóneos, en todo caso.456 Estas posiciones objetivas más ex-
mente inidóneo al contrario de lo que había sucedido anteriormente,
tremas, que en Alemania habían sido abandonadas ya antes de la en-
que no se había tenido en cuenta dicha inidoneidad. Solución, esta úl-
trada en vigor del StGB de 1975, no pueden estimarse tampoco como
tima, por otra parte, más consecuente con la fundamentación básica-
mente subjetiva que sostiene la Jurisprudencia. satisfactorias. Por una parte, la consideración del hecho desde un pun-
to de vista ex post, que éstas realizan, es difícilmente compatible con
Con relación a los supuestos de falta de objeto el T.S. se muestra una norma penal dirigida a la prevención de lesiones de bienes jurídi-
favorable, con una única y curiosa excepción, a su inclusión en el ám-
bito del art. 52,2. Esta solución, sostenida por la Jurisprudencia desde camente protegidos.457 Por otra parte, y como hemos expuesto amplia-
la introducción del art. 52,2, ha sido ratificada recientemente en una mente, estas teorías ofrecen criterios de delimitación imprecisos entre
interesante sentencia de aborto en la que se alude a la imposibilidad de la tentativa punible y la impune, llegando a resultados en ocasiones
acudir, tal como pretende un sector de la doctrina, a la teoría de la difícilmente justificables desde el punto de vista del merecimiento de
falta de tipo, o bien otras posiciones objetivas, que excluyen la puni- la pena.458
ción de los supuestos de falta de objeto, debido a la presencia del ci- La incriminación de la tentativa en el Código Penal se ha considera-
tado precepto 52,2. do normalmente explicable sólo desde una perspectiva que interprete
subjetivamente esta institución. En Alemania, ciertamente, se introdu-
Por último, en relación a la llamada tentativa irreal se observa
jo la punición de estos supuestos como conclusión de un proceso pro-
en la Jurisprudencia una evolución favorable a excluirla del ámbito del
gresivo de subjetivización, tanto en el ámbito de la tentativa como en
art. 52,2. Ciertamente, en un principio no se hacía ninguna referencia
la concepción del injusto en general. En parte debido a lo insatisfac-
a estos supuestos y ha sido más recientemente cuando se ha admitido
la impunidad de algunos casos que pueden calificarse de tentativa
irreal. Para ello se ha aludido, en consecuencia con la fundamentación 456. Véase II, 2, A, y III, 2, B.
subjetiva de la tentativa inidónea, a la falta de peligrosidad del autor, 457. Véase II, 2, A, d), y el capítulo I, apartado V.
458. Véase II, 2, A, d).
384 385
14.
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

torio de las teorías objetivas estrictas en cuanto a la solución de la de la tentativa inidónea no constituye únicamente producto de la ideo-
tentativa inidónea y, en parte, al avance de las posiciones subjetivas logía autoritaria del legislador, sino que, como se ha expuesto,461 estuvo
en materia de antijuricidad, lo cierto es que la punición de la tentativa precedida por las declaraciones favorables de un amplio sector doc-
inidónea en los §§ 22 y 23,3 del StGB supuso el reconocimiento de una trinal, ciertamente muy mayoritario, que no tuvo inconveniente en
práctica jurídica que en realidad ya se había impuesto, puesto que tan- considerarla incluida en el art. 3 y, aún en caso contrario, abogó de lege
to la doctrina como la Jurisprudencia se mostraban de acuerdo con ferenda por su punición.462 En cambio, después de la regulación expresa
una fundamentación subjetiva de la misma. Ya antes de la entrada en de la misma en el art. 52,2 del C.p., numerosos autores, que no conci-
vigor del nuevo C.p. la teoría subjetiva de la tentativa se consideraba ben la punición de la tentativa inidónea sino en base a la peligrosidad
dominante, no sólo en la Jurisprudencia, donde siempre había impera- o temibilidad del autor, han expresado el deseo de apartar de nuestro
do, sino también en la doctrina, en donde paso a paso había avanzado Código dicha fundamentación invocando, mediante una fundamenta-
terreno en perjuicio de las posiciones objetivas inicialmente domi- ción objetiva una interpretación restrictiva del mismo. Sin embargo,
nantes. esta fundamentación aparece desmentida, como ya se dijo, por la vo-
Como se ha expuesto anteriormente,459 quizá sea posible establecer luntad expresa de la Ley "^ puesto que el art. 52,2 comprende sin lugar
un paralelismo entre el avance de la teoría subjetiva y la concepción a dudas los supuestos de tentativa inidónea. Ya que la impunidad de
intervencionista del Estado. Este fenómeno, que se refleja en la tenta- la tentativa inidónea, o bien la aplicación a la misma de una medida
tiva en forma general se hace más patente aún en la tentativa ini- de seguridad,464 o incluso la punición de estos supuestos como una figu-
dónea. Esta institución surge,460 como resultado de la aplicación del ra delictiva independiente,465 sólo es posible de lege ferenda y no en
pensamiento liberal en el campo de la tentativa. Es el deseo de impedir base al Derecho positivo, un amplio sector doctrinal y el Tribunal Su-
que el Estado transgreda su esfera de poder en perjuicio de los ciu- premo en numerosas sentencias han admitido la punición de la tentati-
dadanos en particular, lo que motiva y conduce a la doctrina dominan- va inidónea a través de una fundamentación subjetiva, advirtiendo que
te bajo el imperio del liberalismo, a excluir de la punición aquellos ésta no concuerda con los principios que en general inspiran a nuestro
supuestos en los que la falta de idoneidad de la conducta, comproba- Código en materia de tentativa.
da en un momento posterior, hace pensar en la falta de peligro obje- A menudo los subjetivistas han atribuido a la teoría que represen-
tivo y por lo tanto, de fundamentación de la pena. En un momento tan el mérito de ser la única capaz de explicar lógicamente la punición
posterior el Estado empieza a intervenir en la sociedad de formas de la tentativa inidónea. Además de su simplicidad y sencillez, que la
diversas; en Derecho Penal acentuando de nuevo la lucha contra la distinguía, ya desde un principio, del sinfín de teorías objetivas, que
delincuencia. Las normas penales se conciben como instrumentos para conducen a resultados distintos. En realidad la expresión más conse-
la prevención de delitos. Para evitar la lesión de bienes jurídicos el cuente de la teoría subjetiva aplicada a la tentativa inidónea consistiría
Estado dirige normas a los ciudadanos, que constituyen mandatos o en rechazar cualquier discusión sobre la punición de estos supuestos,
prohibiciones de aquellas actuaciones que posiblemente aparezcan que, desde un punto de vista subjetivo, en nada se distinguen de la
como lesivas para aquellos bienes. Sin embargo, como sólo es posible tentativa idónea. En estos casos el autor ha manifestado su voluntad
evitar aquellas conductas que aparecen al sujeto actuante como peli- contraria al ordenamiento jurídico de forma evidente. Por ello, puesto
grosas, será preciso prohibir todas aquellas conductas que, según la que la punición de la tentativa se fundamenta en esta voluntad antiju-
representación del autor, aparezcan en el momento de actuar capaces rídica, o también en la peligrosidad del autor con respecto al bien
de consumar el delito. Se desarrolla así la teoría subjetiva de la tenta- jurídico protegido, su incriminación estará fundamentada, con inde-
tiva. El Estado intervencionista dio paso en diversos países a formas
totalitarias de Estado. Bajo dichas concepciones del Estado la teoría
subjetiva alcanzó el máximo auge. 461. Véase el apartado III, 2, B.
En nuestro país la introducción en el C.P. de 1944 de la punición 462. Véase el apartado III, 2, B, b), a').
463. Así también, Rodríguez Mourullo, A.D.P.C.P., 1971, pág. 383.
464. En este sentido, Ferrer Sama, Comentarios, pág. 71, y Núñez Barbero,
459. Véase el capítulo I, apartado III. El delito imposible, pág. 172. Véase el capítulo I, apartado IV, 2, A.
460. Véase el apartado I de este capítulo. 465. Véase el capítulo I, apartado IV, 2, C.

386 387
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

pendencia de la adecuación objetiva a la acción para consumar el


delito. B) Fundamento de la punición de la tentativa inidónea
Se observa, sin embargo, que, en general, los partidarios de esta
posición no están dispuestos a mantenerla hasta sus últimas conse- a) Posición de partida
cuencias, estableciendo una nueva diferenciación entre los supuestos
denominados normalmente como tentativa inidónea y la llamada ten- La función que tiene el Derecho Penal en un Estado social, es de-
tativa irreal. Aún no se ha logrado, no obstante, aportar una justifica- cir, la protección de bienes jurídicos a través de la prevención de sus
ción coherente con el punto de vista subjetivo, para fundamentar la posibles lesiones, limitado por las exigencias que impone el Estado de-
impunidad de la tentativa irreal, que no suponga la introducción de mocrático de Derecho, conduce —como Mir Puig ha puesto de mani-
criterios objetivos. Por otra parte, la distinción entre tentativa inidó- fiesto—467 a una determinada concepción de la antijuricidad, que no
nea y tentativa irreal presenta a su vez nuevas dificultades al penalista, puede ser distinta en la tentativa idónea e inidónea. El fundamento
que inducen a pensar que la anunciada claridad de la teoría subjetiva de la punición se encuentra, pues, en todo caso, en la realización volun-
es sólo aparente. taria de una conducta que pone en peligro bienes jurídicamente prote-
Una posición subjetiva minoritaria ha afirmado consecuentemen- gidos. Ésta constituye, como se ha expuesto anteriormente, una posi-
te que la tentativa irreal no constituye un problema de injusto —tam- ción mixta, que tiene en cuenta la voluntad del autor de lesionar el
bién la tentativa irreal es injusto— ^ sino una cuestión de punibilidad. bien jurídico, pero únicamente en la medida en que la manifestación
El problema se traslada de esta forma a otro ámbito del delito, en de voluntad ponga en peligro objetivamente un determinado interés
donde deberá determinarse en cada caso concreto, en base a la peligro- jurídico protegido por el Derecho. La peligrosidad de la acción consti-
sidad del autor, si existen razones para aplicar la pena o no. Esta posi- tuye, pues, un criterio fundamental para la punición de ésta. La acción
ción, que es la que en mi opinión consigue interpretar mejor los §§ 22 capaz de producir el resultado constituye una acción peligrosa y por
y 23 del StGB alemán, se enfrenta con dos graves dificultades. En consiguiente, prohibida. En cambio aquella que, ex ante, parezca in-
primer lugar su misma licitud y, en segundo lugar, la determinación capaz de producirlo deberá permanecer impune, ya que su falta abso-
de la peligrosidad del autor en atención al hecho cometido, la cual luta de peligrosidad en relación al bien jurídico le convierte en una
constituye una prognosis de futuro muy difícil de determinar, que plan- acción permitida por el Derecho.
tea enormes dificultades. La fundamentación de la tentativa, que aquí se sostiene permite,
Paralelamente a la teoría subjetiva han surgido numerosos inten- como se demostrará a continuación, no sólo justificar la punición de
tos de explicar la impunidad de la tentativa irreal, afirmando que no los supuestos que se conocen como tentativa inidónea, sino también
toda voluntad delictiva es peligrosa, sino sólo aquella que crea un concebir esta punición como una consecuencia normal de la aplica-
peligro para el ordenamiento jurídico. Se habla, en estos casos, de la ción de los citados principios objetivos y no como una excepción, que
concurrencia de un peligro abstracto, de una impresión de la gene- no debería tener cabida en nuestra legislación; justificación que pare-
ralidad. Estas posiciones son actualmente dominantes en la doctrina. cía reservada a la teoría subjetiva de la tentativa.
A través de las mismas no se ha conseguido, sin embargo, aportar una Por otra parte, al prohibir las normas penales tan sólo aquellas
frontera precisa entre la tentativa inidónea punible e impune, en ver- conductas objetivamente peligrosas es posible explicar no sólo la im-
dad, se encuentra a faltar incluso un intento serio por parte de alguno punidad de la tentativa irreal, sino también su falta de antijuricidad.
de sus partidarios de delimitar estos supuestos de forma detenida. Nuevamente es preciso señalar que el Derecho Penal de un Estado de-
Ciertamente, los conceptos de «peligro abstracto», o bien de «conmo- mocrático está sometido al límite liberal del fuero interno. No es sufi-
ción del ordenamiento jurídico» o «impresión de la generalidad», son ciente con exigir, como sin duda también hace la teoría subjetiva, 'que
en sí mismos demasiado ambiguos para aportar una frontera pre- la voluntad delictiva se haya manifestado externamente, si a través
cisa. de la actuación no es posible modificar una expectativa social, poner
en peligro un bien jurídico, ya que la norma penal está llamada a re-

466. Véase II, 3, A. 467. Función, pág. 39 ss.

388 389
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

guiar únicamente procesos de interacción social, no voluntades ni ac- en primer lugar, el momento de la realización de este juicio de peligro,
titudes internas.468 Por ello no puede más que afirmarse, en contra de así como los conocimientos sobre los que el mismo debe basarse,
lo que los subjetivistas más consecuentes han manifestado: La tenta- o bien los conocimientos que debe poseer aquel que realiza el juicio,
tiva irreal constituye un problema de injusto y debe ser resuelto en el que lógicamente dependerán del momento en que se lleve a cabo. Tam-
injusto. bién es importante el grado de probabilidad necesario para la afirma-
ción del peligro.
b) Bases para la determinación del juicio de peligro A continuación analizamos cada uno de estos factores que están
íntimamente relacionados entre sí.
Ciertamente, tras exponer las diversas teorías objetivas que funda-
mentan la punición de la tentativa inidónea en el peligro objetivo para a') Momento de realización del juicio de peligro
el bien jurídico protegido y observar que todas ellas llegan a distintos
resultados, constituye un hecho evidente que la afirmación hecha de El momento de la realización del juicio de peligro es fundamental
que la punición de la tentativa se fundamenta en la peligrosidad objeti- para la determinación de la peligrosidad de la conducta examinada.
va y aun en la peligrosidad objetiva ex ante, de la conducta, no puede Éste es un hecho que ha sido puesto muy a menudo de relieve por la
dejarnos satisfechos. Si partimos de la base de que la tentativa punible doctrina penal, que se ha esforzado en precisar si la determinación del
lo es sólo la tentativa peligrosa, entonces se hace preciso aproximarnos peligro ha de hacerse en un momento previo a la realización de la
más a la forma de determinar dicha peligrosidad. conducta, o bien una vez que ésta se haya ejecutado.
Hemos visto anteriormente, al exponer la fundamentación de la La importancia de la delimitación del momento del juicio reside,
teoría subjetiva, que la misma idea de peligro objetivo ha sido ne- fundamentalmente, en que a través del mismo nos va a ser posible pre-
gada por alguno de los partidarios de aquélla. El concepto de peligro, cisar otros factores igualmente decisivos. Así, por ejemplo, los conoci-
se afirmaba, constituye una creación puramente subjetiva, que no mientos que se tienen del hecho no son lógicamente los mismos en el
tiene paralelismo en el mundo real de los procesos causales. Toda ac- momento de realizarse la acción y una vez que ésta se ha ejecutado. En
ción que no ha conducido al resultado es porque no podía conducir al muchos casos sólo una vez terminada la realización de la conducta, el
mismo. Causal con un resultado lo es sólo aquella acción que lo ha pro- mismo autor del hecho va a tener conocimiento de la falta del objeto
ducido; no es posible hablar de acciones más o menos causales. Si la contra el que se dirige su actuación, o bien de la inidoneidad del medio
acción no ha lesionado el bien jurídico en el caso concreto es porque empleado. Por ello es importante establecer previamente cuándo debe-
era incapaz de lesionarlo. No ha existido, pues, peligro para el bien rá juzgarse la conducta en atención a su peligrosidad objetiva y deci-
jurídico en ningún momento, sólo nos lo ha parecido así subjetivamen- dir consecuentemente con la solución adoptada.
te. Esta argumentación concibe el resultado como un producto de la El juicio de probabilidad de producción del resultado a que con-
necesidad y lleva a cabo una observación de la acción cuando se co- duce la realización de la acción puede llevarse a cabo tanto en un mo-
nocen todos los factores que en ella han intervenido, examinada ade- mento anterior a la producción del hecho como en un momento pos-
más de forma concreta. terior. La forma de examen que dominó en la doctrina al plantearse
La determinación de la peligrosidad objetiva de una acción, cuya esta cuestión y que tiene aún un peso importante entre la doctrina es-
existencia se desprende de la observación de la vida social y que es re- pañola actual, fue la observación del hecho una vez que éste ya se ha
cogida expresamente por el legislador penal en algunos preceptos, sólo realizado por completo. La posibilidad de lesión del bien jurídico se
puede establecerse a través de un juicio de probabilidad de la produc- determina cuando ya se ha experimentado que la conducta analizada no
ción del resultado. El peligro constituye en todo caso un juicio sobre ha conducido al resultado previsto por el autor. A partir de este hecho
algo futuro. Puesto que el peligro se plantea como la posibilidad de se analizan los factores determinantes del fracaso de la acción y se dis-
producción de la lesión del bien jurídico, deberán determinarse los tingue según los mismos, entre la tentativa idónea e inidónea, abstracta
factores que influyen en este juicio. Se hace preciso, pues, determinar, y relativamente inidónea, falta de tipo, etc.
La crítica dirigida desde el sector subjetivista relativa a la inido-
468. Mir Puig, Función, pág. 62. neidad de toda conducta de tentativa examinada ex post, no afecta, sin
390 391
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

embargo, a todos los representantes de esta posición. Sólo aquellos que mentó ex ante, es decir, en el momento de ejecución de la misma, no
analizan la conducta en la forma concretamente realizada tienen dificul- importando la peligrosidad resultante ex post.471
tades para distinguir entre tentativa idónea e inidónea,469 ya que una
vez realizada la acción se ha demostrado inadecuada para causar el b') Conocimientos que debe poseer el autor de juicio
resultado en aquella forma concreta en que ha sido ejecutada. Un exa-
men de la conducta ex post y en concreto, es decir, sin dejar de tener La decisión sobre si una conducta es o no peligrosa depende igual-
en cuenta ninguno de los factores que han intervenido en el hecho, nos mente de los conocimientos que posea aquel que realiza el juicio sobre
conducirá a la inidoinead de toda conducta que haya permanecido en el peligro. Ante el mismo suceso real podemos llegar a distintas con-
una fase de imperfecta ejecución. clusiones según cuales sean los conocimiento del juzgador. Si toma-
Para poder realizar un juicio de probabilidad de lesión del bien mos como ejemplo la conducta de A de disparar sobre B, que yace en
jurídico a través de un examen de la conducta ex post, es decir, cuando su cama, al cuestionarnos la peligrosidad de esta acción obtendremos
se tiene ya conocimiento de todos los factores que concurrían en la una respuesta distinta si quien emite el juicio tenía conocimiento de la
misma, es preciso hacer una abstracción intencional de alguno de los repentina muerte de B pocos minutos antes del disparo, producto
factores que han intervenido en la conducta. El peligro «es el resul- de un fallo cardíaco, o por el contrario, desconocía este hecho. El plan-
tado de una consideración causal especial, abstraída de la realidad que teamiento de esta cuestión nos permite obtener a su vez una respuesta
existe independientemente de la concreta causalidad».470 El hecho de sobre la persona que realiza el juicio de peligro, que puede ser el mis-
que el resultado no se haya, en concreto, producido, no demuestra mo autor del hecho o bien un tercero, y, en este último caso, alguien
que no se hubiera podido producir, pero ciertamente siempre que que posee únicamente el conocimiento de la mayoría de las personas,
alguno de los factores que han intervenido en la conducta no hubiera es decir, un conocimiento medio, o bien un experto.
tenido lugar exactamente en en la misma forma. Los objetivistas de- En el apartado anterior se ha puesto de manifiesto que el juicio
sembocan así en la abstracción de diversos factores para determinar sobre la peligrosidad de la acción debe realizarse en el momento de
cuando una conducta puede considerarse idónea frente aquellas que iniciarse la conducta de tentativa, es decir, ex ante. Para poder llevar
habrá que considerar inidóneas, a pesar de que en todo caso la con- a cabo dicho juicio, cuando en verdad la conducta ya se ha realizado
ducta ha fracasado en su objetivo,'Ello comporta la dificultad de decir por completo, será preciso que el juzgador retroceda hasta el momen-
en cada caso en qué medida deberá realizarse la abstracción, cuestión to en que se inició la acción y entonces emita su decisión. Este mé-
decisiva para considerar la acción como peligrosa objetivamente o no todo constituye la conocida «prognosis posterior» iniciada por Von
peligrosa. Liszt, a la que ya hemos hecho referencia.472 Según la misma, el juicio
Si se parte, como aquí se ha hecho, de una concepción de la norma se lleva a cabo en un momento posterior, pero sólo se tienen en cuenta
penal como norma preventiva dirigida al ciudadano para intentar evitar para emitir el pronóstico aquellos factores que concurrían, que eran
la lesión de bienes jurídicos, pretendiendo evitar la realización de aque- conocidos, en el momento de la comisión del hecho.
llas conductas que crean un peligro objetivo para los mismos, es claro Este método, que ha sido frecuentemente utilizado por la doctri-
que el momento en el cual ha de juzgarse la peligrosidad de la conduc- na y la Jurisprudencia, para determinar la peligrosidad de la acción,
ta, es en el de su realización, que es cuando la norma penal pretenderá no ha sido, sin embargo, correctamente aplicado. Existen las siguien-
evitarla y no en un momento posterior. Un Derecho Penal preventivo tes divergencias:
intentará evitar aquellas conductas que, en el momento de ser realiza- a") En ocasiones se ha propuesto tener en cuenta para la reali-
das, aparezcan como peligrosas en relación a alguno o algunos bienes zación del juicio todas las condiciones concurrentes en el momento
jurídicos. Por ello, consecuentemente con el punto de partida que se de la ejecución del hecho, así como alguna o algunas cuyo conocimien-
ha expuesto, la respuesta a esta cuestión es clara en el sentido de que to sólo se obtiene con posterioridad. Es decir, no sólo aquellas que
el análisis de la peligrosidad de la conducta deberá realizarse en un mo- se conocían en el momento de la ejecución, sino también aquellas

469. Véase el apartado II, 2, B, b), a'). 471. Así, Mir Puig, A.D.P.C.P., 1983, pág. 11.
470. Así, Henckel, Der Gejahrbegriff, pág. 14. 472. Véase II, 2, A, c), b').

392 393
^ ^ V ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

que son conocidas en un momento posterior.473 Según esta forma de ser evitadas, de aquellas que el legislador desea evitar por su peligro-
emitir el juicio, la conducta de A de disparar sobre B, que había muer- sidad con respecto al bien jurídico.
to pocos minutos antes no sería peligrosa, puesto que el hecho de dis- * La posición expuesta se distingue, pues, de las anteriores y condu-
parar a alguien que se sabe que está muerto no constituye un hecho ce a distintos resultados. El espectador objetivo se coloca en el lugar
peligroso. del autor en el momento de la realización del hecho, por lo que posee
Esta forma de realizarse el juicio, aunque se afirme realizada en los mismos conocimiento nomológicos y ontológicos que posee el au-
un momento ex ante, merece la misma consideración que el examen tor y además aquellos que él mismo posee, ya que no hay que olvidar
realizado ex post, ya que en realidad es lo que constituye. que se trata de un observador objetivo y no del mismo autor. Por
b") Por el contrario, cabe mantener otra posición extrema y ad- ello, en primer lugar, los conocimientos que tiene el autor del juicio,
mitir para el juicio de peligro el concurso de aquellas circunstancias son todos los que se podrían obtener en el momento de la realización
que sólo son conocidas por el autor en el momento de la realización del ^ás~t^a£cián por parte del autor ¿el_hec¿ó y por el observador que la
hecho. El que realiza el juicio poseerá el conocimiento del autor en el examinará. No entran en consiHieración factores cuyo conocimiento sólo
momento de la ejecución y ninguno de los conocimientos adquiridos se" qbtejadi^^ ~~~
con posterioridad. La conducta de A parecerá, según esta posición, Hay que tener en cuenta que el observador objetivo posee todos
como una conducta peligrosa. los conocimiento que tiene el autor del hecho. Por ello si los conoci-
Esta posición identifica j*LsuJ£ia encargado de juzgar la peligro- miento nomológicos u ontológicos del autor son, por alguna razón, su-
sidad de la conducta, con el autor del hecho. Constituye en realidad periores a los de la mayoría de las personas: por ejemplo, el autor es
una teoría subjetiva extrema, que admitirá como peligrosa toda con- un experto cazador, o bien sabe que su víctima es hemofílico, dichos
ducta que parezca peligrosa a los ojos del autor en el momento de lle- conocimientos también serán tenidos en cuenta por aquel que realiza
var a cabo Tá acción. el juicio en el momento de llevarlo a cabo. Es evidente que si debido a
La interpretación de la «prognosis posterior» que estimo correcta los conocimientos superiores del autor del hecho se crea un peligro
no admitirá en el juicio sobre el peligro, aquellos conocimientos ob- para el bien jurídico, la conducta también debe ser evitada.
tenidos con posterioridad, ya que desde una perspectiva preventiva Puede suceder, en cambio, que los conocimientos del autor sean
sólo tiene sentido que la norma prohiba aquellas conductas que en el inferiores a los de la mayoría, de forma que una determinada conducta
momento de su realización parecen peligrosas. Ni tampoco será co- que el autor estima peligrosa, verdaderamente no lo sea. Puesto que
rrecto, si la norma penal sirve a la función de protección de bienes el observador tiene los mismos conocimientos que el autor pero no se
jurídicos de forma inmediata, que prohiba todas aquellas conductas confunde con aquél, podrá determinar en estos casos la poca, o inclu-
que el autor se representa como peligrosas, ya que entre éstas pueden so la falta, de peligrosidad objetiva de la conducta. Cuando no concu-
concurrir algunas que no pongan objetivamente en peligro el bien ju- rra peligrosidad, estos supuestos constituirán lo que, aplicando la teoría
rídico.474 Entiendo que el juicio deberá realizarse por un espectador ob- expuesta debería denominarse tentativa inidónea, que vendría a coinci-
jetivo, diferente del autor, pero que tenga los conocimiento que tenía dir con la llamada tentativa irreal, siempre que no se identifique a ésta
el autor en el momento de realizar el hecho. A través de este personaje con la tentativa supersticiosa, como en alguna ocasión se ha hecho. Se-
ficticio, que constituye el espectador objetivo, se quiere expresar el jui- rían aquellos supuestos en los que concurre una falta absoluta de_peli-
cio de la sociedad sobre la conducta examinada. Aquél nos servirá para grosidad ex ante y que, por consiguiente, n&bay necesidad de prohibir.
diferenciar las conductas que, por no parecer peligrosas, no precisan %
La inferioridad de conocimientos por parte del autor puede residir
tanto en un error ontológico como nomológico, con respecto al cono-
473. Así, por ejemplo, Núñez Barbero, El delito imposible, quien después de cimiento medio de la época. Este factor carece de la importancia qué en
decidirse a favor de la «prognosis posterior» afirma que, cuando falta el objeto, alguna ocasión se le ha querido dar a efectos de considerar la tentativa
o bien el medio, o bien el sujeto inidóneo, la acción no sería peligrosa. Es claro, como peligrosa o no peligrosa. La distinción podría tener significado si
sin embargo, que en un momento ex ante no siempre puede advertirse la falta se considerase relevante la peligrosidad del autor, apartando así de la
de alguna de estas circunstancias. Sobre la posición de Núñez Barbero, véase III,
2, C, c), a'), b"), b'"). punición a quien no ha conseguido obtener los conocimientos causales
474. Véase el capítulo I, apartado V. de la época y que por ello no puede considerarse un autor peligroso.

394 395
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

Pero, en cambio, no es relevante si aquello a lo que se atiende es a la mación de una tentativa «idónea» punible; mientras que la negativa
peligrosidad del hecho. nos conduce a la tentativa irreal, o «inidónea», impune.
Por otra parte, se hace preciso no atribuir a este ficticio observador Ésta es una cuestión que ha sido debatida doctrinalmente, si bien,
objetivo más conocimientos de los que pudiera tener un hombre cual- por cierto, no tanto en el ámbito de la tentativa como en el de los
quiera, que no fuese un experto en la cuestión de que se trate. La solu- delitos de peligro y la teoría de la adecuación. Se ha definido el peli-
ción será, por supuesto, muy diferente si quien observa la acción posee gro como «posibilidad de lesión», o bien «posibilidad próxima», «seria
conocimientos superiores a los de la mayoría de las personas, o, por el posibilidad», «probabilidad» o «temor de un acontecimiento dañoso»,
contrario, no tiene mayores conocimientos. El hecho, por ejemplo, de etcétera.475 Resulta ciertamente difícil señalar un límite preciso en
pretender envenenar con una dosis insuficiente de veneno, puede ser estos ámbitos, en donde se requiere una cierta probabilidad de pro-
rápidamente catalogado como un hecho no peligroso por un farmacéu- ducción del resultado, es decir, un cierto grado de peligro. Éste consti-
tico, un médico, un químico..., y por todas aquellas personas que sepan tuye el peligro necesario para la imputación objetiva del resultado, en
más que la mayoría sobre sustancias venenosas. El disparar a otro con caso de que el delito llegase a consumarse. En la actualidad se exige
un arma que llevaba el seguro puesto, no pasará desapercibido al ex- para la misma la creación de un riesgo jurídicamente desaprobado.
perto en armas, que considerará esta conducta inocua. No obstante, Se trata de averiguar si la conducta posee capacidad lesiva sufi-
el espectador objetivo que realiza el juicio de peligro no deberá poseer ciente para producir el resultado, o bien si, por el contrario, carece de
conocimientos especiales superiores a los del hombre medio, sobre- ella. Es preciso señalar que este hecho no coincide con la mayor o me-
pasando los conocimientos que tienen la mayoría de las personas. Si nor proximidad temporal del resultado, factor que sin duda alguna in-
este personaje ficticio, que constituye el citado observador, representa fluye notablemente en la peligrosidad objetiva de la acción. Es evidente
el juicio, que la sociedad en general haría de la conducta examinada, que cuando más próxima se encuentra la producción del resultado,
no deberá, pues, atribuírsele más conocimientos que los que poseen la mayor es la peligrosidad de la acción. Pero para que pueda hablarse de
mayoría de las personas. Esto se deduce de la necesidad de prevenir una acción más o menos peligrosa se requerirá previamente que la
todas aquellas conductas que aparezcan a la mayoría de la gente como misma posea capacidad suficiente para producirlo. El autor puede ha-
peligrosas en el momento de su realización. No tendría sentido, a efec- ber llegado hasta el final en la realización de una determinada acción,
tos de prevención general, prohibir tan sólo aquellas conductas que a y, sin embargo, no concurrir peligrosidad alguna dada la incapacidad
un experto le parecen peligrosas, ya que en este caso la sociedad en de la misma para producir el resultado. Por ejemplo, B llega a beberse
general no podría conocer lo que está prohibido y lo que no lo está. incluso el café azucarado, que A le ha preparado creyéndolo un medio
Ciertamente, no siempre resultará fácil determinar cuál es el co- idóneo para envenenarle. No obstante, el diverso grado de peligro, que
nociniieñfo~medio que sobre un determinado hecho se posee, ya que crea el mayor o menor grado de realización de la acción, deberá tener-
el conocimiento de las diversas personas que componen la sociedad se presente al determinar la pena a imponer, como veremos en su
es muy variado. Sin embargo, creo que es posible llegar en cada caso momento.
al establecimiento de este conocimiento representativo de la mayoría Tampoco tiene relevancia para afirmación o negación del peli-
de las personas, que permitirá distinguir entre la tentativa idónea puni- gro la importancia del bien jurídico protegido. A menudo se habla de
ble e inidónea impune. la existencia de un peligro mayor cuanto más valioso es el bien jurídico
protegido contra el que se dirige la acción, pero el grado de valor del
bien jurídico es una cuestión en verdad independiente del grado de pro-
c') Distinción entre acciones peligrosas y no peligrosas babilidad de su lesión. El bien jurídico puede ser de muy poco valor y
el grado de peligro muy elevado y a la inversa. Lo que sí es evidente es
Puesto que la afirmación del peligro reside en una prognosis sobre que cuanto mayor sea la importancia del bien protegido, mayor será
un acontecimiento futuro, se plantea la necesidad de delimitar el_gra-
do de probabilidad que será necesario para poder hablar de peligrosi-
dad"c[éria acción. En el ámbito que aquí estudiamos, la existencia de 475. Albrecht, Der untaugliche Versuch, pág. 98 y Henckel, Der Gefahrbe-
una acción peligrosa, conforme al juicio ya expuesto, supone la afir- griff, pág. 18 ss.

396 397
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

también el deseo del legislador de evitar su lesión, y, por ello, la pena acción, que se considera como un supuesto usual de tentativa inidó- ^
a imponer será también más grave. ñéa. Ya hemos tenido ocasión de exponer las más diversas posiciones y rV
que han surgido sobre estos casos. En general es posible afirmar que,
C) Aplicación de la teoría expuesta a algunos supuestos prácticos no sin excepciones, las .teorías objetivas han mantenido la impunidad <?',\- ?/
de estos .supufisíQS_áT£Íando la falta de ^peligrosidad de la conducta. Si v
A través de lo expuesto anteriormente hemos llegado a la conclu- falta el objeto contra el que se dirige la acción, la producción del deli- v ^
sión de que la tentativa peligrosa, es decir, idónea, concurre siempre íó"es3ñipgsib],e, por consiguiente la tentativa, no es peligrosa. Frente a ; r
;
que un espectador objetivo, que posee los conocimientos de un hombre ellas fa teoría subjetiva se manifiesta en estos casos a favor de la puni- r .
medio, pero también los conocimientos del autor del hecho, situado en ción, ya que tanto la voluntad delictiva como la peligrosidad del autor
un momento ex ante, considere que existe una seria probabilidad de ha sido ampliamente manifestada. En casos como el expuesto, sin
producción del resultado. Cuando la respuesta sea negativa concurrirá, duda, tampoco las teorías mixtas se mostrarían partidarias de su im-
según lo expuesto, una tentativa inidónea impune. punidad.
En primer lugar, hay que observar que la teoría que aquí se man- Si aplicamos a este supuesto los criterios expuestos para determi-
tiene no permite, al contrario de lo que sucede en muchas otras, solu- nar la peligrosidad de la acción según la forma que consideramos co-
cionar los diversos supuestos prácticos de acuerdo con determinadas rrecta, obtendremos la siguiente respuesta. Un observador ficticio, que
conclusiones previas. Así, por ejemplo, no puedejafirmarse que cuando posea todos los conocimientos que posee el autor (A), es decir, que
falte el objeto de la acción la misma jdebe constituir siempre una Tenta- sabe que B se encuentra en la habitación dormido en su cama y que
tiva inidónea, ni tampoco lo contrario. La aplicación '"práctica de esta desconocerpbrTó tanto, que en el momento en que A dispara B se
posición obliga, pues, a un examen detenido de cada caso en concreto; elncueñífa realmente en el armario, ya_que este hecho sólo se conoce
analizando las diversas circunstancias que concurren en el mismo. Para posteriormente, juzgará la acción de A como peligrosa y, por consi-
dar una respuesta sobre la idoneidad o inidoneidad de una determinada guiente, idónea para conducir al resultado. La respuesta que debería
acción, no será posible sustraerse al análisis de los diversos factores darse, pues, a este caso aplicando la posición expuesta, es que el mismo
que aquí se han tenido en cuenta para llevar a cabo el juicio. constituye una tentativa idónea para producir el resultado, ya que ex L .
Por otra parte, y como se ha puesto de relieve ya anteriormente, ante la acción posee peligrosidad suficiente para conducir al mismo.
esta teoría conduciría a un concepto de tentativa inidónea que varía b) El autor A dispara con su escopeta sobre B con intención de V
considerablemente de la concepción más usual de ésta. Lo que consti- darle muerte, desconociendo que la misma ha sido previamente desear- _?
tuiría la consecuencia más importante de este distinto contenido que gada por C. Este constituye un supuesto de la llamada tentativa con z~'r~~-
se atribuiría al citado concepto, es que, según la posición aquí expuesta, medio inidóneo. A diferencia de la tentativa con objeto inidóneo, sobre "
la tentativa inidónea siempre sería impune, ya que coincidiría con la la tentativa con medio inidóneo se ha planteado por parte de las po-
tentativa no peligrosa. siciones objetivas mayor discusión, distinguiéndose —como se ha ex-
Con la finalidad de evitar cualquier confusión, siempre fácil en puesto— entre medios absoluta y relativamente inidóneos. En estos
esta materia, exponemos a continuación el tratamiento que merece- casos, en cambio, la teoría subjetiva afirma que concurre una tentativa
rían, según la posición aquí mantenida, algunos supuestos incluidos inidónea punible.
normalmente en la denominada tentativa inidónea. Según la teoría que aquí se mantiene, también podemos afirmar
a) A, quien se ha asegurado previamente de que B se encuentra en este caso la idoneidad de la conducta, examinada ex ante, para pro-
en su habitación, entra con gran sigilo en la misma con intención de ducir el resultado. Constituye, por lo tanto, una tentativa idónea capaz
dar muerte a aquél, cuando supone que ya estará dormido. Se dirige de producir el delito. A esta conclusión se llega a través del juicio /del
hacia el lecho de B y en la oscuridad reinante en la habitación, sólo ficticio observador, que posee todos los conocimientos que poseía el
puede distinguir un bulto en la cama de aquél, sobre el que dispara va- autor en el momento de llevar a cabo la conducta y no aquellos que
rias veces. B, que sospechaba los planes de A, se encuentra realmente adquiere después, —para el autor la escopeta se hallaba cargada—,
escondido en el armario. así como, los conocimientos de un hombre medio.
Este caso constituye un típico ejemplo de falta de objeto de la Un subgrupo de los casos de medio inidóneo lo constituyen los su-

398 399
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

puestos de medio insuficiente. Aquí la inidoneidad es debida a la can- co es absoluta. El observador objetivo puede incurrir en la misma con-
tidad insuficiente utilizada por el autor para conseguir el resultado per- fusión que el autor, es decir, al observar el hecho considerar que la
seguido. Por ejemplo se pretende envenenar con una cantidad insu- pistola que A ha tomado es la cargada, si esta confusión es fácil. Puede
ficiente de veneno. En relación a estos casos es importante tener en suceder, en cambio, que la confusión se deba a un total desconoci-
cuenta que si los conocimientos del autor no sobrepasan los de la miento del autor, pero que cualquiera que observe el hecho advertiría
mayoría de las personas, el observador deberá realizar el juicio con- rápidamente la equivocación. En estos casos no concurre peligro. Su-
forme al conocimiento medio y no basarse en el criterio de un espe- pongamos, por ejemplo, que una de las dos pistolas fuese de juguete
cialista.476 y correspondiese a una imitación tan burda que sólo el desconoci-
c) A posee dos pistolas idénticas, que guarda juntas en un mismo miento del autor hubiera podido causar la confusión.
estante del armario, una de las cuales está cargada mientras que la d) R es la única persona que sabe que la mezcla de los sustancias
otra está descargada, hecho que A conoce. Sin embargo, al tomar una en sí mismas inofensivas, da lugar a una nueva sustancia que es alta-
de las pistolas con intención de utilizarla contra B se equivoca y, en mente venenosa. Se decide emplearla sobre B.
lugar de coger la pistola cargada, coge la descargada. A no advierte su Estos casos, en los que los conocimientos del autor son superiores
error hasta que no dispara contra B sin resultado. a los de la generalidad, no podrían resolverse satisfactoriamente si se
Estos supuestos, en los cuales el autor utiliza equivocadamente un atribuyese al observador sólo el conocimiento del hombre medio. La
medio inadecuado creyendo que es el adecuado, se habían considerado afirmación de la peligrosidad de esta conducta es la respuesta a la que
como un punto débil de la moderna teoría del peligro, que se veía obli- conduce la teoría que aquí se sostiene, que atribuye al observador, ade-
gada a negar su punibilidad según sus críticos, ya que el observador más de sus conocimientos, también los del autor, en este caso supe-
objetivo, que posee los mismos conocimientos que el autor, pero no riores.
ha incurrido en su error, observará la falta de peligrosidad de la con- é) A pretende envenenar a B administrándole azúcar.
ducta. Liszt/Schmidt, quien se planteó esta cuestión, aceptó que el La aplicación a este supuesto del juicio de peligro de la forma que,
juicio de peligrosidad deberá referirse en estos casos a una conducta como hemos expuesto, consideramos correcta, conduce a negar la
no peligrosa, en nuestro ejemplo el disparar con un arma descargada, peligrosidad de la acción en este caso. El ficticio observador situa-
y por ello, sólo puede afirmarse la impunidad de la misma.477 La solu- do en un momento ex ante, que posee los conocimientos del autor —el
ción del autor citado carece, sin embargo, de sentido desde un punto azúcar es un medio idóneo para matar— y también los suyos propios,
de vista político-criminal. ¿Qué lógica podría tener castigar a aquel negaría en este supuesto la peligrosidad de la conducta.
que guarda dos pistolas cargadas y, desconociendo que su mujer le ha Todos estos supuestos, que examinados ex ante y en la forma in-
descargado una de ellas, toma precisamente ésta para su fin delictivo; dicada, se afirma su falta de peligrosidad objetiva, constituyen, según
y, en cambio, considerar impune la acción idéntica de A? la teoría que aquí hemos expuesto, los casos que mejor se adecúan
Entiendo que la solución que aporta Liszt/Schmidt para estos a la denominación: «Tentativa inidónea», ya que son los únicos que se
casos no es correcta, ya que observando el hecho desde un punto de muestran ex ante inidóneos para conducir al resultado.
vista ex ante, la falta de posibilidad de producción del resultado tampo- Estos supuestos vienen a coincidir, aproximadamente, con la de-
nominada por los subjetivistas, tentativa irreal, sobre los límites de la
cual no existe un absoluto consenso. Es indiferente a efectos de afirmar
476. Un caso discutido en Alemania lo constituye la tentativa de aborto con o negar la peligrosidad ex ante de la acción, que el error del autor ra-
baños de agua jabonosa, sobre los cuales se discute su eficacia para producir
el aborto. El T.S. suizo ha considerado estos supuestos como de tentativa idó- dique en el desconocimiento de los hechos (error ontológico) o de las
nea, ya que amplios sectores de la población e incluso médicos los consideran relaciones causales (error nomológico), siempre que constituya un
adecuados para producir el aborto. Tanto Jescheck {Tratado, II, pág. 728) como error burdo que cualquier persona (representada a través del «obser-
Stratenwerth (A.T., 2.a ed., n. 693) se muestran favorables a esta solución, en vador objetivo») hubiese advertido. Así por ejemplo, no constituye una
tanto que Dreher/Trondle (§ 23, núm. 6) lo incluyen en el § 23, 3, StGB.
Entiendo que, correctamente, nuestro T.S. nunca se ha planteado los baños acción peligrosa el saltar con gran energía para que salga despedido
de agua jabonosa como medios inidóneos. aquél que se encuentra en las antípodas (ejemplo de Graf zu Dohna),
477. Véase II, 2, A, c), V). en la cual el autor demuestra su desconocimiento de las leyes de la na-

400 401
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

turaleza; como tampoco abofetear a un maniquí por confundirlo con este último supuesto la pena puede atenuarse en 1 o 2 grados (art. 52,2),
un hombre (ejemplo también de Graf zu Dohna), en donde se mani- pero no en cuanto a su naturaleza jurídica, ya que todos ellos se en-
fiesta su desconocimiento de los hechos. cuentran recogidos en el art. 3.
Sin perjuicio de las críticas que puedan hacerse a la distinción en- Ciertamente, si ex post y en concreto toda tentativa se demuestra
tre error ontológico y nomológico, no puede hacerse depender de la inidónea, deberá encontrarse el criterio adecuado para distinguir unas
misma la afirmación o bien la negación de una conducta como tenta- y otras acciones. Recientemente se ha aportado como criterio para la
tiva, si ello se basa, como aquí hemos expuesto, en la afirmación de su distinción una vez que se conocen todas las características del hecho, el
peligrosidad objetiva ex ante. delimitar entre aquellas acciones que en un principio eran capaces de
Por último, también es preciso señalar, que la tentativa irreal no la consumación (aunque luego fallen por circunstancias posteriores) y
coincide en todos los casos con la tentativa supersticiosa. Ésta consti- aquellas otras que aparecen como incapaces de lesión desde un primer
tuye un subgrupo de aquélla, que comprende un mayor número de su- momento. Sólo éstas dan lugar a la tentativa inidónea.478
puestos. Es decir, todas aquellas acciones que examinadas ex ante en Menos problemática es la distinción entre tentativa inidónea y ten-
la forma indicada no comportan peligro para el bien jurídico prote- tativa irreal. En la denominada tentativa irreal la falta de peligrosidad
gido. de la acción es debida al error del autor, producto de su burda falta de
entendimiento. El autor no llega en sus conocimientos al saber medio
D) Consideraciones finales en torno al concepto de «Tentativa de la mayoría de las personas, y, por ello, la acción que realiza está ca-
inidónea». Delimitación de la frustración y de «Tentativa irreal» rente de peligro. El confundir la taza que contiene veneno con la que
contiene el azúcar puede ser un error en el que cualquiera puede incu-
Tal como ya se ha expuesto anteriormente al referirnos a la natu- rrir, en cambio, pretender envenenar con azúcar es un error que sólo
raleza jurídica del artículo 52,2, según la posición aquí sostenida, dicho puede provenir de aquel cuyos conocimientos no llegan a los de un
precepto no posee ninguna autonomía normativa, sino que hace refe- hombre medio.
rencia a supuestos ya regulados en el artículo 3. El artículo 52,2 cons-
tituye, como afirma un amplio sector doctrinal, una simple regla de E) Propuesta de lege ferenda
aplicación de la pena que hace referencia a acciones ya prohibidas al
definir las formas de imperfecta ejecución en relación con cada uno A través de las páginas anteriores hemos visto cuan difícil es la
de los preceptos de la Parte Especial. No constituye, pues, una amplia- distinción entre acciones más o menos inidóneas realizada ex post y
ción de la prohibición a supuestos distintos de los recogidos en el ar- a la que obliga la misma existencia del art. 52,2. La introducción de
tículo 3. La introducción de este discutido y discutible precepto se debe este artículo no se halla exenta de críticas. No sólo por parte de aque-
posiblemente al deseo del legislador de castigar también conductas llos autores que defienden la impunidad de estos supuestos y que pue-
cuya inidoneidad se demuestra posteriormente, frente a la impunidad den hacerlo sólo desde la óptica de la reforma del Derecho positivo y
sostenida en ocasiones por la Jurisprudencia. Ciertamente, con anterio- de quienes no los incluyen en el art. 3, que se ven obligados a configu-
ridad a 1944, habían sido numerosos los autores que subsumían dichas rar en el art. 52,2 un tipo penal autónomo, a pesar de los inconvenien-
conductas en la frustración, sin advertir, por otra parte, que también tes que ello plantea. Tampoco quienes defienden la punición de estas
pueden permanecer en grado de tentativa.
Sin embargo, la existencia en nuestro C.p. del artículo 52,2, que 478. Así, Mir Puig, Función, pág. 70, nota 93, y también Gómez Benítez, Teo-
indica una penalidad diferente del artículo 51, para los supuestos que ría Jurídica, pág. 270 s., y El ejercicio legítimo del cargo, pág. 157 ss. y 173 ss.
recoge, ha obligado a la doctrina y al T.S. a distinguir entre las acciones Este autor, siguiendo a Zielinski, señala que existen acciones que tienen poder
para realizar el resultado y otras que no. Este hecho sólo puede constatarse ex
subsumibles en uno y otro precepto. Por ello, no es posible prescindir post y permite diferenciar las formas de imperfecta ejecución, que no tienen
del concepto de tentativa inidónea, tal como lo entiende la doctrina poder de resultado ex post y los delitos consumados, que sí lo tienen. Para dis-
dominante, que sólo se podrá determinar ex post, una vez realizada la tinguir las tentativas y frustraciones idóneas de las inidóneas «hay que decidir
acción. La distinción entre frustración idónea y frustración inidónea si la acción era ex post capaz de realizar el resultado, ya que ex ante toda tenta-
tiva punible (idónea o no) aparece como capaz de realizarlo. Pero sólo la idónea
tiene importancia en relación a la penalidad de estas acciones, pues en es también ex post capaz de haberlo realizado» (Teoría, pág. 270 s.).

402 403
ELENA FARRÉ TREPAT

conductas pueden considerarse satisfechos con la introducción del cita-


do precepto cuya redacción tiene graves inconvenientes. Lo más impor-
tante no lo constituye el hecho de que se repita innecesariamente, sino
que acoja supuestos cuya punición no es en modo alguno deseable; en
concreto, los supuestos de tentativa irreal. Ciertamente en base a la
redacción del artículo 52,2 es difícil sostener la impunidad de algunos
supuestos de «imposibilidad de ejecución o de producción del delito»,
impunidad que se justifica acudiendo al fundamento de la punición de
las formas de imperfecta ejecución del delito.
Los inconvenientes que presenta la redacción del art. 52,2 y la mis- CAPITULO VII
ma existencia de dicho artículo inducen a plantearse su supresión en
una posible reforma del Derecho positivo. La supresión del citado pre- DISTINCIÓN ENTRE DELITO PUTATIVO
cepto no comportaría en modo alguno la consideración de impunidad
de los supuestos de la denominada tentativa inidónea puesto que los Y TENTATIVA INIDÓNEA
mismos se hallan ya incluidos en el artículo 3. Más bien podría seguir
el legislador un procedimiento distinto señalando aquellos supuestos
que no se hallan incluidos en el citado artículo. En este sentido me pa- I. INTRODUCCIÓN
rece convincente, y más conforme con la posición aquí expuesta, la pro-
puesta ofrecida por el Proyecto Alternativo alemán, que solicitaba la La problemática relativa a la tentativa inidónea no puede consi-
impunidad de aquellas acciones que no compartan ningún peligro debi- derarse agotada sin plantear a su vez la delimitación existente entre
do a la burda falta de comprensión del autor. De esta forma, advirtien- ésta y el delito putativo. El delito putativo, llamado también delito
do la impunidad de estas acciones, quedaría sobreentendida la punición imaginario, constituye un delito imaginado por la mente del autor.
de los restantes. Éste conoce la acción que está realizando, pero hace objeto a la mis-
ma de una valoración jurídica incorrecta, creyendo que el ordena-
miento jurídico es más exigente de lo que es en realidad. El autor lleva
a cabo en su mente una extensión del ámbito del ordenamiento jurí-
dico penal más allá del alcance real de éste. Esta extensión puede lle-
varse a cabo creando normas que no existen, o ampliando el ámbi-
to de aplicación de las normas existentes a supuestos que no están in-
cluidos en las mismas. Por ejemplo, A, casada con B, cree que el
mantener relaciones sexuales con C constituye un delito de adulterio
penado por nuestro Código Penal.
En la actualidad el delito putativo y la tentativa inidónea se consi-
deran instituciones distintas, cuya realización comporta muy diversas
consecuencias jurídicas. Ciertamente, junto a la tendencia, ya expues-
ta, de considerar punibles los supuestos de tentativa inidónea, exclusión
hecha de la tentativa irreal, siempre ha existido unanimidad en cuan-
to a la impunidad del delito putativo. Sin embargo, transcurre entre
ambas instituciones una difícil línea de delimitación. La doctrina ale-
mana se ha dedicado durante más de cien años a la tarea de establecer
una frontera precisa entre ambas figuras y, a pesar de ello, puede afir-
marse que «continúa existiendo una considerable inseguridad» al res-
404 405
ELENA PARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

pecto.1 Las claras fórmulas que a menudo ofrecen los manuales y co- Binding, quien incluía bajo ésta denominación todas aquellas acciones
mentarios no sirven sino para delimitar precisamente los supuestos in- en las cuales el autor no ha advertido el delito que comete a través de
discutibles, que a nadie inducen a confusión y esconden, en ocasiones, su acción. A Binding se remonta la teoría del error al revés,4 que aquel
la verdadera problemática que el delito putativo encierra. autor concibió, sin embargo, en forma muy diversa de como se
Es cierto que un análisis en profundidad de esta cuestión no pue- concibe actualmente y a través de la cual expuso su concepción del
de ser abordado aquí, pues el debate sobre el mismo se extiende más delito putativo. En el marco del § 59 del anterior StGB distinguió en-
allá de la teoría de la tentativa y del delito putativo a la teoría del dolo tre «error principal» (Hauptirrtum) y «error secundario» (Nebenirr-
y del error. No obstante, en este apartado expondremos las líneas ge- tum). 5 El primero constituye un error sobre una circunstancia funda-
nerales que sigue la doctrina para distinguir entre ambas instituciones mentadora de la pena, es decir, de «una característica del delito». Pue-
y que, como se pondrá de manifiesto, no rigen sin excepciones. Inicial- de suceder que el autor conozca correctamente las circunstancias de la
mente trataremos el concepto de delito putativo y las razones que con- acción, pero desconozca la prohibición de la misma, o bien que desco-
ducen a su impunidad. nozca alguna de las circunstancias de la acción. El error secundario es
un error sobre una circunstancia del hecho que aumenta la pena
(strafschárfenden) o que la disminuye (strafmilderden). El error prin-
II. CONCEPTO DE DELITO PUTATIVO cipal supone un error sobre la antijuricidad de la conducta y tiene
como consecuencia que no reconoce como delictiva la acción que rea-
1. El delito putativo como error de prohibición al revés liza. Desconoce la prohibición. El error secundario constituye simple-
mente un error sobre un elemento de segundo orden que aumenta o
A) Se ha considerado normalmente que la esencia del delito disminuye la pena.6
putativo reside en la relación existente entre la conducta del autor y Ambas clases de errores pueden también invertirse. La inversión
el juicio de antijuricidad. Aquel cree, erróneamente, que realiza una del error principal constituye el error al revés y da lugar al delito
acción antijurídica, es decir, prohibida, cuando en realidad se trata de putativo. 7
una conducta permitida. Su error se debe a una falsa representación El error al revés comprende —según Binding— los supuestos que
de la norma, ya sea porque considera existente una norma que en actualmente se consideran delito putativo (error al revés sobre la anti-
realidad no existe, ya sea porque amplía su ámbito de aplicación a juricidad), así como los casos de tentativa inidónea (error al revés so-
supuestos que no se encuentran subsumidos en la misma. Por esta bre una característica del tipo). Tanto en un caso como en otro caso
razón, cree realizar una conducta típica, que, sin embargo, sólo lo es el autor cree erróneamente que está prohibida una acción que no lo
en su representación. 2 está, ya sea porque cree que existe una norma que prohibe en general
La figura del delito putativo se identifica de esta forma con el estos hechos, o bien porque cree erróneamente que concurre una ca-
reverso del error de prohibición. Mientras que en este caso el autor racterística que en realidad no concurre. Para Binding los dos supues-
desconoce la prohibición de su conducta creyendo realizar, por tanto, tos son impunes, ya que el error al revés sobre la antijuricidad de la
una acción permitida por el Derecho, en el supuesto del delito putativo acción es irrelevante.8 La creencia de que está prohibido lo que no lo
el autor supone erróneamente que su conducta está prohibida. Por ello está, es irrelevante penalmente y nada puede cambiar en la antiju-
se habla en estos casos de «error de prohibición al revés».3 ricidad del hecho.
El concepto más extenso de delito putativo ha sido mantenido por Esta construcción es consecuente con la fundamentación objetiva
de la tentativa que Binding sostenía, que se deriva de su teoría de las
1. Así, Burhkardt, JZ, 1981, pág. 681.
2. Así, Foth, JR, 1965, pág. 368; Gimbernat, Delitos cualificados, pág. 153; 4. Así, Engisch, Der umgekehrte Irrtum, Heinitz-Festschrift, pág. 185.
Jescheck, Tratado, II, pág. 729; Mir Puig, D.P., pág. 298; Rodríguez Mourullo, 5. Normen, III, pág. 176 ss. y 401 ss.
Comentarios, I, pág. 226; Roxin, Offene Tatbestdnde, pág. 108, y Welzel, A.T., 6. Normen, III, pág. 402.
pág. 194. 7. El error secundario puede también invertirse, pero su tratamiento se
3. Foth, JR, 1965, pág. 368; Jescheck, Tratado, II, pág. 729; Roxin, Offene realiza aparte de la teoría del error al revés (Normen, III, pág. 322 ss.).
Tatbestdnde, pág. 108, y Welzel, A.T., pág. 194. 8. Normen, III, pág. 487 s.

406 407
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

normas y que le conducía a negar la punición de la tentativa inidó-


juzga su conducta correctamente, pero se equivoca sobre el Derecho
nea.9
en la medida en que la considera punible erróneamente. En cambio en
En nuestra doctrina la teoría del error al revés de Binding ha
la falta de tipo el autor cree que concurre una conducta que realmente
sido aceptada por Jiménez de Asúa, quien la ha considerado como una
no tiene lugar. Así se expresan Allfeld 17 y Frank.18
definición válida del delito putativo.10
La misma discusión se encuentra también entre los representan-
Junto a Binding también alguno de los partidarios de la teoría de
tes de la moderna teoría del peligro objetivo. Así, por ejemplo, es-
la falta de tipo, defendieron un concepto amplio de delito putativo in-
cribe Von Liszt-Schmidt: «La peligrosidad de la manifestación de vo-
cluyendo en el mismo tanto los supuestos en que el autor cree actuar
luntad... es esencial al concepto de tentativa. De aquí se deduce que la
contra una norma inexistente como aquellos en que se representa
tentativa no peligrosa (absolutamente inidónea) no es tentativa en el
erróneamente la existencia de una característica del tipo (supuestos
sentido del Derecho Penal, sino delito putativo y, por consiguiente, im-
de falta de tipo).11 En este sentido manifestó Beling que el caso de la
pune».19 En cambio, en sentido contrario se ha manifestado Von Hippel,
falta de tipo constituye la «nada jurídico-penal, un delito putativo»,12 y
para quien el incluir los supuestos de tentativa inidónea impune en el
M. E. Mayer definió estos supuestos como delito putativo fundamenta-
concepto de delito putativo más bien contribuye a una desgarramiento
do como un error de hecho, cuyo tratamiento no debe diferir de aquel
del concepto de tentativa y conduce, por consiguiente, a confusión. La
delito putativo que se fundamenta en un error de derecho.13
diferencia objetiva entre ambos supuestos reside en que «si todo hu-
En nuestra doctrina también se muestra favorable a esta posición
biera transcurrido como el autor pensó en el momento del hecho, exis-
Núñez Barbero.14 Este autor admite que a esta equiparación de ambas
tiría en el caso de la tentativa inidónea un delito consumado, en cam-
clases de supuestos como delito putativo puede oponerse el hecho de
bio en el delito putativo se produciría una acción no conminada con
que en un caso —delito putativo en sentido estricto— lo que el autor
una pena».20
se propone realizar ni siquiera está previsto por la Ley, mientras que en
C) La controversia que se ha planteado en el seno de las teorías
los supuestos en los que falta una característica del modelo legal, aquél
objetivas en relación a la extensión del delito putativo también a aque-
si se encuentra previsto en la Ley como delito.15 Sin embargo, acaba
llos supuestos de tentativa inidónea, que no están comprendidos por la
afirmando Núñez Barbero, «esto no cuenta, pues, como se actúa, como
norma, nos afecta directamente. No es que esta discusión deba limitar-
se realiza de manera concreta, no es un hecho previsto en la Ley como
se únicamente a los partidarios de las posiciones objetivas de la ten-
delito, porque le falta un requisito fundamental, un presupuesto, que
tativa, porque, como se ha expuesto, tampoco los partidarios de la
la Ley supone o expresa de manera tajante».16 Lo correcto sería, pues,
teoría subjetiva de la tentativa incluyen en el concepto legal de tenta-
admitir también estos supuestos en el concepto de delito putativo.
tiva todos los casos en que el autor inicia, según su representación, la
No obstante, también entre los partidarios de la teoría de la
ejecución del tipo, excluyendo normalmente del mismo la tentativa
falta de tipo se encuentran autores que no aceptan la subsunción de
supersticiosa. Sería correcto señalar si la misma debe subsumirse en-
estos supuestos en el concepto de delito putativo. Si bien admiten que,
tonces en el concepto de delito putativo o si, por el contrario, cons-
en ambos casos, concurre un error por parte del autor, consideran que
tituye una categoría distinta y, en este caso, por qué razones.
debe tenerse en cuenta que el error se fundamenta, en el delito puta-
Conforme a la posición que aquí se mantiene de tentativa, aquella
tivo y en la falta de tipo, en bases distintas. En el primer caso el autor
acción que ex ante aparezca como objetivamente inadecuada para cau-
9. Sobre ello, véase el capítulo VI, apartado II, 2, A, b), a'). sar el resultado —supuestos a los que debería limitarse la denomina-
10. Jiménez de Asúa, en «El iter criminis y la tentativa», pág. 238 s. (citado ción de tentativa inidónea y que vendrían a coincidir con la tentativa
por Núñez Barbero, El delito imposible, pág. 133). irreal—, no sólo constituye una acción indiscutiblemente impune sino
11. Sobre esta teoría, véase II, 2, A, b), b'), del capítulo anterior. que —y esto es lo más importante— tampoco es una acción antijurídi-
12. Die Lehre von Verbrechen, pág. 329.
13. A.T., pág. 367, nota 8.
14. Sobre la posición de Núñez Barbero en relación con la tentativa inidó-
nea, véase III, 2, C, a'), del capítulo anterior. 17. A.T., pág. 199, nota 35.
15. Ob. cit., pág. 136. 18. StGB, § 43, I, pág. 85.
16. Ob. cit., pág. 137. 19. A.T., pág. 312.
20. A.T., pág. 436.
408 409
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

ca. Por consiguiente si, de acuerdo con la concepción del delito puta- concurre un error sobre la prohibición, que a diferencia del delito pu-
tivo más frecuente en la doctrina, afirmamos que éste consiste en la tativo, no es un error directo sino indirecto. Hechas estas consideracio-
errónea creencia de la antijuricidad de la conducta, no existirá incon- nes habrá que concluir que no todo error al revés sobre la prohibición
veniente en incluir entre los supuestos del mismo todos aquellos casos constituye un delito putativo.
en los que el autor cree dar principio a la ejecución de un tipo penal,
que realmente existe, cuando objetivamente, sin embargo, por faltar el 2. El delito putativo como un error sobre la penalidad al revés
peligro objetivo no existe ningún principio de ejecución del delito. En
estos casos, como en los de delito putativo en sentido estricto, el autor Un amplio sector doctrinal ha extendido el ámbito de los supues-
cree erróneamente realizar una acción prohibida. Con ello habríamos tos de delito putativo más allá de los casos en que el autor supone erró-
incluido en el concepto de delito putativo dos grupos diversos de ac- neamente que concurre un hecho prohibido, también a los casos en que
ciones, que tienen como común denominador la creencia errónea por el error se refiere a la penalidad de la acción, afirmando que el delito
parte del autor de que están prohibidas. En un primer grupo —delito putativo constituye un error sobre la penalidad de la conducta.23 Por
putativo en sentido estricto— el error del autor sobre el estar prohibi- ello ha sido definido por algún autor como un error sobre la penali-
do del hecho constituye un error directo. El sujeto cree existente una dad al revés.24 De esta forma quedarían comprendidos bajo la denomi-
norma inexistente o bien subsume en una norma existente un supuesto nación de delito putativo aquellos casos en que el autor se equivoca
que la misma no comprende. En cambio, en la tentativa irreal el error tanto en la prohibición como en la penalidad de su acción, todos
sobre la prohibición es únicamente un error indirecto, en la medida aquellos casos en los que el autor atribuye erróneamente una pena a
en que el autor, que se dirige subjetivamente a la ejecución de una una prohibición existente, o equivocadamente cree que su conducta
acción prohibida, se equivoca en la realización objetiva de la misma y está comprendida por una norma penal.24 bis
por este motivo la acción no está prohibida.21 La diferencia fundamen-
tal entre ambas clases de errores es que en el primer caso el autor des-
conoce el ordenameinto jurídico penal extendiendo su ámbito de apli- III. IMPUNIDAD DEL DELITO PUTATIVO
cación más allá de lo que realmente corresponde. En cambio, en el se-
gundo grupo el autor conoce correctamente el ordenamiento jurídico Sobre pocas cuestiones en Derecho penal existe y ha existido siem-
penal puesto que la acción que él cree realizar está realmente prohibi- pre un acuerdo tan absoluto como sobre la impunidad del delito puta-
da, pero no así la acción que él concretamente realiza. Sin embargo, la tivo. Sin embargo, no existe unidad en cuanto a las razones que se alu-
inclusión de ambos supuestos en el concepto de delito putativo induce den para justificarl?..
a confundir, más que a delimitar, dicho concepto, con el cual se quiere A menudo se acude en la doctrina a los preceptos que regulan la
señalar aquellos casos en que el autor es más exigente que el mismo tentativa. Hay acuerdo en afirmar que el tipo subjetivo de la tentativa
ordenamiento, es demasiado sensible en relación a la norma. Por ejem- requiere la resolución de cometer un delito y dicha resolución se equi-
plo, expone Maurach, quien parte del error de prohibición al revés: para mayoritariamente al dolo, que se define como el conocer y querer
«Así el error de prohibición se caracteriza como expresión de la apatía, los elementos del tipo de delito. Aquel que da principio según su re-
de la falta de reacción frente a la existencia de la norma, mientras que presentación a la ejecución de un hecho que no es subsumible en nin-
al contrario el delito putativo representa una especie de hipersensibi- gún tipo penal, no puede afirmarse que dé principio a la ejecución de
lidad frente a la norma...» 22
Por lo tanto es preferible no suhsumir la tentativa irreal en el con- 23. Baumann, A.T., pág. 511 y NJW, 1962, pág. 18; Blei, A.T., pág. 195; ,Von
cepto de delito putativo, aún sin desconocer que también en aquella Hippel, A.T., II, pág. 436; Maurach, NJW, 1962, pág. 717; Probst, Die Abgrenzung,
pág. 78 s., y Schónke/Schróder, § 43, núm. 43. También el R.G. en algunas senten-
cias (véase Probst, Die Abgrenzung, pág. 76 ss.).
21. Generalmente se afirma que el autor conoce correctamente la conducta 24. Probst, Die Abgrenzung, pág. 76 ss.
que realiza y se equivoca, en cambio, en la prohibición, pero como se verá, tam- 24 bis. Probst, Die Abgrenzung, pág. 79.
poco este criterio es efectivo en todos los casos. 25. Así, Cerezo Mir, Lo objetivo, pág. 9; Blei, A.T., pág. 195, y Stratenwerth,
22. NJW, 1962, pág. 769. A.T., pág. 193, núm. 662.

410 411
ELEN/» FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

un delito. No concurre en estos casos ninguna tentativa de delito, capacidad le ha sido reservada al legislador.30 Si la acción no se en-
sino un delito putativo impune.25 La impunidad del delito putativo se cuentra objetivamente prohibida, la errónea creencia por parte del
considera como una exigencia del dolo en la tentativa de delito. autor, de que lo está, no puede crear la prohibición.31 El error del autor
Roxin extrae la impunidad del delito putativo del distinto funda- sobre la antijuricidad no puede fundamentar la antijuricidad misma.
mento de la punición de éste y de la tentativa. En la tentativa el fun- No obstante, en la tentativa inidónea —cuestiona Bockelmann— 32 ¿no
damento de la punición debe buscarse —según este autor— M en una es precisamente el error del autor lo que fundamenta la antijuricidad
doble razón. En primer lugar, la puesta en peligro de un bien jurídico de su acción? ¿Puede afirmarse, pues, que el error del autor no puede
penalmente protegido, en segundo lugar, la voluntad del autor dirigida fundamentar nunca la antijuricidad? Aun sin introducirnos todavía
a la lesión de este bien jurídico. Ambos factores tienen que concurrir en la distinción entre tentativa inidónea y delito putativo hay que tener
conjuntamente para fundamentar la punición del delito intentado. en cuenta que en la tentativa inidónea el error del autor se refiere a un
No es suficiente que concurra sólo el peligro, ya que la tentativa impru- elemento de su conducta. El autor considera existentes uno o una serie
dente no se castiga, pero tampoco que concurriera únicamente la mala de elementos que forman parte del tipo, en cambio, en el delito pu-
voluntad del autor, porque ello conduciría a un Derecho penal del sen- tativo el error se refiere a la norma.33
timiento.27 La impunidad del delito putativo se justifica, sin más, y ésta es
En el delito putativo no concurre ninguna de las razones que jus- la idea que se encuentra detrás de los argumentos expuestos, acudien-
tifican la punición de la tentativa, puesto que, en este caso el autor do al principio «nullum crimen sine lege», mediante lo cual se quiere
pretende mediante su acción lesionar un bien que, o bien ni siquiera expresar que el legislador es el único que determina aquello que es
se encuentra protegido jurídicamente, o bien no se encuentra protegi- objeto de delito y lo que no lo es. Así lo exponen claramente Engisch,34
do en la medida que el autor supone.28 Kriegsman,35 Fabián,36 Rodríguez Devesa,37 Quintano Ripollés,38 Cuello
Foth ha criticado en un escrito dedicado al delito putativo la posi- Calón,39 y Rodríguez Mourullo, quien acude al artículo 1 de nuestro
ción que pretende justificar la impunidad del mismo partiendo de la Código Penal.40
regulación de la tentativa de delito, ya que según este autor ello supone No debe, sin embargo, olvidarse que el principio de legalidad ex-
una continuación de «aquella opinión que pretendía aclarar esta figura presado a través de la frase «nullum crimen sine lege» no encierra
lógico-disyuntivamente a partir del concepto de tentativa», cuando en ninguna verdad jurídica eterna, sino que significa un exponente de la
realidad los preceptos destinados a regular la tentativa no permiten ideología liberal.41 Por ello la impunidad del delito putativo no puede
extraer ninguna conclusión sobre la impunidad del delito putativo.29 considerarse «evidente»42 en el sentido de que no pudiera ser de otra
Las posiciones expuestas pierden su validez, y en ello habría que dar forma. El legislador podría también considerar merecedor de pena la
la razón a Foth, si pretenden deducir la impunidad del delito putativo acción de aquel autor realizada en la creencia de que está infringiendo
únicamente de los preceptos dedicados a la tentativa. Pero, sin embar-
go, consiguen poner de relieve que el delito putativo no puede subsu- 30. Así, Allfeld, A.T., pág. 181; Von Hippel, A.T., I, pág. 195 y 377; Maurach,
mirse en la tentativa de delito. NJW, 1962, pág. 718, y Probst, Die Abgrenzung, pág. 87.
La argumentación clásica a la que se acude para demostrar la im- 31. Hardwig, GA, 1957, pág. 170 s.; Jescheck, Tratado, II, pág. 729 y Welzel,
punidad de estos supuestos es que el autor no tiene capacidad para A.T., pág. 194.
32. Zur Reform, pág. 166.
fundamentar a través de su error la punibilidad de su acción. Esta 33. Así, el mismo Bockelmann, Zur Reform, pág. 166; Baumann, NJW, 1962,
pág. 18, y Probst, Die Abgrenzung, pág. 87.
34. Der umgekehrter Irrtum, Heinitz-Festschrift, pág. 192.
35. Wahnverbr echen, pág. 60. ,
26. Offene Tatbestande und Rechtspflichímerkmale, pág. 158. 36. Abgrenzung, pág. 49.
27. Offene Tatbestande und Rechtspflichímerkmale, pág. 159. 37. P.G., pág. 792.
28. Esta misma idea se encuentra también en Kriegsmann: «El delincuente 38. Comentarios, pág. 51.
putativo amenaza bienes cuya protección sólo tiene lugar en su imaginación; la 39. D.P., pág. 640.
tentativa inidónea, por el contrario, se dirige contra verdaderos intereses jurídi- 40. Comentarios, II, pág. 226.
camente protegidos...» (Wahnverbrechen, pág. 58). 41. Der umgekehrte Irrtum, Heinitz-Festschrift, pág. 192.
29. JR, 1965, pág. 367. 42. Bockelmann, Zur Reform, pág. 165.
412 413
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

una norma penal en realidad inexistente, si en lugar de considerar que la existencia de una norma penal inexistente, o bien amplía el ámbito
su función se limita a la protección de determinados bienes jurídicos, de aplicación de una norma penal realmente existente.49 En cambio
se otorgara como misión el probar la obediencia de los ciudadanos.43 en la tentativa inidónea, a pesar de que conoce la valoración jurídica de
su acción, se equivoca en las circunstancias concretas de la misma.50 La
diferencia entre ambos supuestos puede, pues, reducirse a la fórmula
IV. DISTINCIÓN ENTE TENTATIVA INIDÓNEA error de hecho-error de Derecho.51
Y DELITO PUTATIVO Kriegsmann advierte la dificultad de distinguir en cada caso si se
trata de uno u otro error. La mayor dificultad reside en el hecho de
1. La exposición de las líneas generales de la distinción entre am- que un delito putativo también puede fundarse a través de un error
bas figuras pone de relieve que la misma se ha visto sometida a diver- sobre las relaciones jurídicas en el Derecho extrapenal. Para saber si se
sos cambios desde que fue planteada por primera vez. Las causas no trata de un delito putativo o de una tentativa inidónea todo depende,
se encuentran precisamente en la evolución sufrida por la teoría de la en cierta forma, de descubrir cuál es la base del error. En ocasiones el
tentativa, sino en la evolución sufrida por la teoría del error. A conti- error parecerá de derecho cuando se trata en realidad de un error de
nuación nos referimos a las líneas generales de esta evolución sin intro- hecho. Así, por ejemplo, el heredero de una cosa, que desconoce que la
ducirnos en problemas concretos que estudiaremos a continuación. ha heredado y la hurta, no se equivoca en realidad sobre el derecho
objetivo, sino que su error se base en una falta de conocimiento de las
A) Distinción en base al error de hecho y de derecho relaciones fácticas, es decir, el desconocimiento de la herencia.52 Cons-
tituiría, pues, una tentativa inidónea. El caso contrario, es decir, el
Si bien ya en 1865 se había referido Háberlin a la esencia del delito supuesto error facti que constituye en realidad un error iuris, también
putativo 44 y, por consiguiente, a su especialidad frente a la tentativa puede darse. Supongamos el caso siguiente: El padre de A, viudo, se
inidónea, fue Kriegsmann quien en 1904 se refirió en un trabajo mono- casa con la viuda C, que tiene, de su primer matrimonio, la hija D.
gráfico por vez primera a esta cuestión de forma realmente fecunda. A y D crecen juntos, sus relaciones familiares les son conocidas, a pesar
Al igual que Háberlin señaló Kriegsmann que el dolo en el delito pu- de ello, al practicar relaciones sexuales creen realizar un incesto. En
tativo se dirige a la causación de un «efecto no prohibido». «El autor este caso señala Kriegsmann, parece concurrir un error facti, la equivo-
considera que el resultado que él quiere alcanzar está castigado cuan- cada aceptación de una característica del delito, pero puede recondu-
do en realidad el Derecho lo considera impune».45 Se trata de un dolo cirse a un error de derecho.53
putativo.46 El autor ha conocido correctamente el significado de su Resumiendo, llega Kriegsmann a la conclusión de que el delito pu-
acción, pero la considera erróneamente antijurídica y punible.47 En la tativo constituye siempre un error iuris. Ya sea porque el autor acepta
tentativa inidónea existe un dolo antijurídico al cual acompaña, sin em- erróneamente la existencia de una amenaza penal inexistente, ya sea
bargo, una falsa valoración sobre el significado general de la acción.48 porque se equivoca sobre el derecho extra-penal (aun cuando inicial-
La distinción entre el delito putativo y la tentativa inidónea se encuen- mente pueda parecer un error facti). En la tentativa inidónea el error
tra en el error, pues ciertamente un error reside en ambas figuras, pero es siempre un error sobre los hechos. Ciertamente puede parecer ini-
en un caso y en otro tiene un significado diferente. cialmente un error iuris, pero siempre puede reducirse a un error
El delito putativo constituye un «error de Derecho», ya que re- facti.54
presenta un desconocimiento de las fronteras del Derecho por parte
49. Wahnverbr echen, pág. 51 ss. y también pág. 7.
del autor. Puede adquirir dos formas diversas: O bien supone el autor 50. Debe señalarse, sin embargo, que para Kriegsmann, partidario de la/mo-
derna teoría del peligro objetivo, la acentuación del momento del error en la
43. Así también, Roxin, Offene Tatbestande, pág. 159. tentativa inidónea puede servir a su mejor comprensión, pero para su tratamien-
44. GA, 13 (1865), pág. 43. to jurídico no ofrece ningún apoyo (Wahnverbrechen, pág. 24).
45. Wahnverbrechen, pág. 43. 51. Wahnverbrechen, pág. 53.
46. Wahnverbr echen, pág. 7. 52. Wahnverbrechen, pág. 56.
47. Wahnverbr echen, pág. 50. 53. Wahnverbrechen, pág. 55.
48. Wahnverbr echen, pág. 50. 54. Wahnverbrechen, pág. 59.

414 415
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT
no se consiguió, sin embargo, un criterio más exacto, si se tiene en
En nuestra doctrina la distinción entre tentativa inidónea y delito cuenta que Fabián no puso de relieve lo que debe entenderse por «ca-
putativo en base al error de hecho y de derecho ha sido defendida por racterísticas del delito».61
Antón Oneca. En la tentativa inidónea el error del sujeto versa sobre
los elementos de hecho que hay en la figura de delito, en tanto que en
el delito putativo el error versa sobre el carácter delictivo atribuido C) Distinción a partir de la doble inversión del § 59 StGB
por el orden jerárquico a aquellos.55 La separación entre ambos supues-
tos no es sencilla. En ambos concurre «una voluntad antijurídica (?)
La Jurisprudencia del Tribunal del Imperio alemán (Reichgericht)
y un error», que en un caso versa sobre los hechos, en el otro caso aportó una nueva distinción entre tentativa inidónea y delito putativo
sobre el derecho, lo cual impide que la voluntad antijurídica pueda en base a su teoría del error, así como a la conclusión inversa del
realizarse.56 § 59, a la que ya se ha hecho referencia.62 El Tribunal Supremo alemán
B) Error sobre las características del delito y sobre las consecuencias partía en su tratamiento del error de la distinción entre error de hecho
y error de derecho. Como error de hecho consideraba el error sobre
del delito aquellas circunstancias de hecho del tipo legal, incluidas las circuns-
La diferenciación aportada por Kriegmann fue criticada ya en tancias del hecho justificantes, es decir, aquellas que son de natura-
1905 por Fabián.57 Según este autor la distinción error facti y error iuris leza fáctica. Como error de derecho, en cambio, consideraba el error
conduce a una nueva dificultad que consiste en determinar exactamente sobre los preceptos penales. En este último caso debía distinguirse en-
la frontera entre ambas clases de error. Ésta puede depender en ocasio- tre error de Derecho penal y extra penal, según cual fuera el ámbito
nes de una circunstancia sin importancia, que sería determinante de la del Derecho al que perteneciera la norma que había sido objeto de
punición o de la impunidad.58 Y al mismo tiempo esta distinción con- error. El error de Derecho extra penal comprendía, por una parte,
duce a una restricción injustificada del ámbito de la tentativa. No el error sobre aquellas circunstancias del tipo legal que consisten en
todo error sobre el Derecho conduce, según Fabián, al delito putativo, relaciones jurídicas del ámbito externo al Derecho penal, además el
sino sólo aquel que no tenga como consecuencia la falsa representación error sobre los límites legales de una causa de justificación regulada
de circunstancias del hecho. Así, por ejemplo, el heredero que conoce aparte del Derecho penal y finalmente el error sobre normas de Dere-
correctamente su herencia, así como su derecho a la misma, y supone cho penal que constituyen normas penales en blanco.
erróneamente que precisa aún para ser propietario de una formalidad Mientras que el error de Derecho penal era irrelevante, el error de
jurídica, se equivoca sobre el derecho, sin embargo, también en este Derecho extra-penal fue equiparado al error sobre los hechos, regulán-
caso tenía el autor la representación de tomar una cosa ajena. Debe, dose de esta forma según el art. 59 del Código Penal y concediéndole
pues, castigarse por tentativa de hurto.59 capacidad de excluir el dolo.63
Fabián propone, pues, abandonar la distinción en base al error de La segunda premisa que se ha señalado era la conclusión inversa
hecho y de derecho y distinguir en su lugar entre que el error se refiera del § 59, que consistía en lo siguiente: Así como el error sobre los he-
a las consecuencias del delito —delito putativo—, o bien a las caracte- chos excluye, según el § 59, la culpabilidad (aquí culpabilidad equivale
rísticas del delito —tentativa inidónea—.w Con esta nueva distinción a dolo), también el error inverso, es decir, la creencia equivocada de
que concurre un elemento del tipo no existente, conduce a aceptar el
dolo, es decir, a una tentativa inidónea.64 Y así como el error de De-
55. D.P., pág. 418. recho penal no es adecuado para excluir la culpabilidad, la errónea
56. D.P., pág. 418.
57. Abgrenzung von Untauglichen Versuch und Putativdelikt und Erórter-
ung ihrer Strafbarkeit. 61. Así también, Probst, Die Abgrenzung, pág. 98.
58. Abgrenzung, pág. 37. Así también, Von Bar, Versuch und Teilnahme, 62. Véase el capítulo VI, apartado II, 2, B, a).
pág. 22. Al mismo Kriegsmann le parecía su solución, en algunos casos, «insóli- 63. Probst, Die Abgrenzung, pág. 99. También Maurach, A.T., pág. 388 s.
ta» (Wáhnverbrechen, pág. 57). 64. Véase el capítulo VI, apartado II, 2, B, a).
59. Abgrenzung, pág. 38.
60. Abgrenzung, pág. 39. 417
416 15.
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

creencia del autor de que actúa en contra de un precepto penal inexis-


tente tampoco puede fundamentar la culpabilidad.65 D) Distinción en base al error de tipo al revés y error
La conclusión a la que tenía que llegar el Tribunal del Imperio era, de prohibición al revés
pues, la siguiente: El error al revés de hecho y de Derecho extra penal
conduce a la aceptación de una tentativa inidónea; mientras que el La antigua distinción entre error de hecho y error de derecho ha
error de Derecho penal al revés conduce a un delito putativo.66 Con esta dejado paso a la distinción entre error de tipo y error de prohibición.
argumentación pretendía el R.G. ofrecer un criterio de distinción entre La doctrina actual ha señalado entre estas figuras, la tentativa inidónea
la tentativa inidónea y el delito putativo, a la vez que demostrar la y el delito putativo, una relación inversa, y acudiendo a la invesión del
impunidad de este último. error de que ya había hecho uso el Reichsgericht entiende que la tenta-
El sistema de distinción ideado por el Tribunal Supremo alemán tiva inidónea constituye un error de tipo al revés, en tanto que el de-
fracasó por diversas razones. En primer lugar, la doctrina atacó dura- lito putativo daría lugar a un error de prohibición al revés. Según Ro-
mente la distinción entre error de Derecho penal y extrapenal en cuanto dríguez Mourullo, «existe delito imposible, si la acción que tiende a
a su tratamiento. Fundamentalmente se observó que el error sobre el la realización de un tipo penal, no puede, por razones objetivo-reales
contenido de una norma penal debe ser considerado como un error o jurídicas alcanzar la consumación. Esto es lo que sucede en los casos
de Derecho penal, siendo indiferente donde se encuentre regulado téc- de inidoneidad del objeto, de los medios o del sujeto. El autor admite
nicamente dicho contenido.67 erróneamente la presencia de una inexistente característica del tipo
Pero, por otra parte, la evolución sufrida por la categoría de la objetivo. Por ejemplo, toma a una persona muerta por viva y le dispa-
culpabilidad en la misma jurisprudencia del Tribunal Supremo ale- ra. En definitiva en la tentativa inidónea acepta erróneamente la exis-
tencia de una ausente característica del tipo. Error al revés sobre el
mán, que pasó a considerarse como juicio de reproche al autor por
tipo. En el delito putativo el autor cree erróneamente que su compor-
haberse decidido por el injusto cuando se hubiera podido decidir por el
tamiento cae bajo una norma prohibida, que en realidad no existe.
Derecho, privó de validez a la argumentación hasta entonces soste-
Error al revés sobre la prohibición».70
nida. Presupuesto para la decisión reprochable del autor es el cono-
cimiento del Derecho o del injusto, o por lo menos la posibilidad del Este mismo criterio es utilizado por el Tribunal Supremo alemán
autor de haberlo conocido,68 lo cual comenzó a tenerse en cuenta con- en numerosa Jurisprudencia. Así, por ejemplo, en una de las sentencias
secuentemente a partir del año 1952. Sin embargo, si se tiene en cuenta en las que considera decisiva la distinción entre error de tipo y error de
el conocimiento de la antijuricidad la doble inversión del § 59 ya no prohibición para separar la tentativa inidónea del delito putativo aña-
puede realizarse consecuentemente. Como Bockelmann puso de relieve, de «concurre una tentativa inidónea cuando el autor supone errónea-
si se hubiera proseguido con la técnica de la conclusión inversa se hu- mente la existencia de una característica del tipo que en realidad no
biera llegado a la conclusión de que la equivocada creencia del autor existe, mientras que la suposición equivocada de la prohibición... cons-
de que realiza algo prohibido hubiera fundamentado la pena de la tituye un delito putativo».71 El error de prohibición y el delito putativo
tentativa.69 La relevancia dada al juicio de la antijuricidad vino a pri- se encuentran el uno frente al otro en una exclusiva relación de oposi-
var de validez a la base de la distinción que realizaba el R.G., así como ción, en el sentido de que el delito putativo representa un «error de
a la fundamentación de la impunidad del delito putativo. prohibición al revés» y que la tentativa inidónea constituye la aparición
complementaria del delito putativo. Esto conduce a la consecuencia
65. Véase Bockelmann, Zur Reform, pág. 165 s.; Burkhardt, JZ, 1981, pág. 682,
y Probst, Die Abgrenzung, pág. 100.
66. Burkhardt (JZ, 1981, pág. 682) señala, sin embargo, que el Reichstgericht 70. Comentarios, II, pág. 226. También en este sentido, Bruns, Der untaugli-
no extrajo con claridad esta conclusión en ninguna sentencia. che Tdter, pág. 15; Jescheck, Tratado, II, pág. 729; Maurach, NJW, 1962, pág. pl;
67. Sobre ello, Burkhardt, JZ, 1981, pág. 682, quien se remite a Arthur Kauf- Maurach/Gossel, A.T., pág. 33; Mir Puig, Adiciones, II, pág. 731, y D.P., pág. 298;
mann, Das Unrechtsbewusstsein in der Schüldlehre des Strafrechts, 1949, pág. 59, Roxin, Offene Tatbestdnde, pág. 158; Rudolphi, SK, § 22, núm. 30; Schaffstein,
y H. von Weber, Grundniss des deutschen Strafechts, 1946, pág. 122. Tatbestandsirrtum und Verhotsirrtum, OLG-Festschrift, pág. 182; Schónke/Schró-
der/Eser, § 22, núm. 69 y Welzel, A.T., pág. 187.
68. Probst, Die Abgrenzung, pág. 101, con citas de la Jurisprudencia del T.S.
alemán. 71. Sobre la Jurisprudencia del T.S. alemán, ampliamente, Maurach, NJW,
69. Zur Reform, pág. 166. 1962, pág. 716 ss.

418 419
r
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

siguiente: con independencia de que se trate de un error a favor del la creencia errónea de que concurre pone de relieve su actitud delic-
autor o en su contra, en todo caso el Juez se encuentra frente a una tiva.76 Esta actitud delictiva puede distingirse con claridad de la «ene-
decisión alternativa. En el caso de que el error sea favorable al autor mistad con el Derecho imaginaria» que constituye el delito putativo.
deberá decidirse entre error de tipo y error de prohibición, en el caso Con ello se remonta la inversión del error de tipo y de prohibición a la
de que el error sea en su contra se le plantea la posibilidad de distin- distinción, ya señalada, entre tentativa inidónea y delito putativo. Mien-
guir entre tentativa y delito putativo: «tertium nou datur».72 tras que en la primera concurre una voluntad delictiva puesto que el
Frente a la validez de esta inversión se ha aducido, en alguna autor se derige a la realización de un delito existente, su error no recae
ocasión, que en la tentativa no concurre siempre un error, ya que el sobre la norma, que conoce, sino sobre la conducta; en el delito puta-
autor puede plantearse la posibilidad de que no se produzca el re- tivo el autor se va más allá del Derecho, existe un dolo putativo, cono-
sultado, o bien de que su acción fracase. Pero, hay que tener en cuenta ce correctamente su conducta, pero desconoce, en cambio, el ámbito
que en la tentativa el autor se representa como segura o como proba- de la norma o la norma misma.
ble la realización del tipo que no se produce, lo cual constituye el caso A continuación queremos comprobar hasta qué punto constituye
inverso del error de tipo, en el cual el autor no se lo ha representado la inversión del error un criterio de delimitación válido entre tentati-
o no se lo ha representado completamente. Frente a la falta de tipo va inidónea y delito putativo. Las dificultades con las que el mismo se
objetivo en la tentativa, en el error de tipo concurre una falta de tipo enfrenta no surgen en los supuestos más claros de error, sí, en cam-
subjetivo. En este sentido concurre entre ambos una relación de reci- bio, en relación a una serie de problemas particulares que estudiamos
procidad.73 seguidamente.
En contra de lo que se había argumentado anteriormente, en la
actualidad se acepta generalmente el hecho de que la inversión del 2. La distinción entre tentativa inidónea y delito putativo
error no constituye ningún argumento en favor de la punición de la en el marco de los elementos normativos del tipo
tentativa inidónea, como tampoco de la impunidad del delito putati-
vo.74 El legislador posee la facultad de limitar la punición de la tenta- El supuesto de delito putativo que encontramos normalmente en
tiva al ámbito que considere más conveniente, sin que de la simple los manuales y comentarios de Derecho penal está constituido por la
inversión del error de tipo pueda extraerse en este aspecto una conclu- suposición errónea de la existencia de una norma penal en realidad
sión definitiva. Lo mismo sucede con respecto a la impunidad del deli- inexistente. De este claro supuesto se ofrecen numerosos ejemplos.
to putativo. En realidad —como Bockelmann expuso—,75 si quisiera ac- Así la práctica del lesbianismo,77 el realizar el acto sexual con una so-
tuarse consecuentemente con la teoría del error al revés, el error de brina,78 el hacer una declaración falsa como acusado,79 creyendo en
prohibición al revés, que constituye el delito putativo, debería consi- todo caso que se trata de acciones punibles. Estos supuestos, en los
derarse punible. La invesión del error sirve únicamente a la función de que el autor conoce correctamente la situación, pero la considera pro-
distinguir entre tentativa inidónea y delito putativo. Sax fue el primero hibida por una norma penal, que únicamente existe en su imaginación,
en advertir con claridad el fenómeno que se esconde tras la citada in- no ofrecen a la doctrina penal problema alguno en relación a su deli-
versión señalando que realmente debería hablarse de «una inversión mitación con la tentativa inidónea. Sin embargo —como señala Herz-
del pensamiento jurídico contenido en el § 59 a.r.», que pone de re- berg— K cuando la jurisprudencia se ocupa del delito putativo no trata
lieve la actitud del autor frente al Derecho. Mientras que la suposición casi nunca de estos supuestos, lo cual no es de extrañar teniendo en
de que no concurre una circunstancia del tipo cuando en realidad con- cuenta que el precepto infringido se encuentra tan sólo en la mente del
curre, pone de relieve una falta de actitud delictiva por parte del autor,

72. Maurach, NJW, 1962, pág. 771. 76. Sax, JZ, 1964, pág. 245.
73. Engisch, Der umgekehrte Irrtum, Heinitz-Festschrift, pág. 191. 77. Mezger, D.P., II, pág. 381.
74. Así, Engisch, Der umgekehrte Irrtum, Heinitz-Festschrift, pág. 191; Eser, 78. Dreher/Trondle, StGB, § 22, núm. 31.
en Schónke/Schróder, § 22, núm. 69; Jescheck, Tratado, II, pág. 729, nota 14, y 79. Jescheck, Tratado, II, pág. 729. Este caso corresponde al supuesto plan-
Sax, JZ, 1964, pág. 244 s. teado por OLG Bamberg, expuesto en NJW, 1949, pág. 876.
75. Zur Reform, pág. 166. 80. JUS, 1980, pág. 469.

420 421
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

autor y no en la realidad, por lo que estas conductas no pueden llamar el autor conoce simplemente la realidad aprehensible por los sentidos,
la atención de quienes se ocupan de iniciar un proceso penal. que se encuentra en la base de toda característica. Para el dolo de la
Los supuestos de delito putativo que ofrecen mayor dificultad en falsificación de documentos no es suficiente el puro conocimiento de
su delimitación con la tentativa inidónea no son los casos en que el un determinado escrito en un papel. Quien tan sólo conoce esta reali-
autor se imagina infringir una norma —mandato o prohibición— ine- dad no conoce aún la característica «documento». Pero así como el co-
xistente, sino aquellos en los cuales la norma que el autor cree infrin- nocimiento de esta realidad no es suficiente, tampoco se exige para el
gir existe realmente, pero no en la extensión que éste le atribuye. En dolo que el autor realice una exacta subsunción jurídica. Es decir, el au-
estos casos, el autor realiza una extensión errónea del ámbito de apli- tor no tiene que denominar a sus hechos con la misma terminología
cación de la norma penal y, por consiguiente, cree que su acción está que utiliza el Código; de otra forma, como a menudo se arguye,82 tan
prohibida. Subsume su conducta en un tipo de injusto que realmente sólo podrían delinquir los juristas. Más bien existe acuerdo en exigir
se encuentra previsto por el Derecho Penal, pero no en la extensión para el conocimiento de los elementos normativos del tipo que el au-
que el sujeto le atribuye. Una ampliación del ámbito de la norma penal tor haya comprendido el significado normativo-social de los mismos
se produce cuando el autor, a consecuencia de representaciones jurí- sin que sea necesario que les atribuya una exacta denominación jurí-
dicas equivocadas, cree que concurre un elemento normativo del tipo dica. De esta forma, por ejemplo, el conocimiento de la característica
en realidad inexistente. Así, por ejemplo, quien cree falsificar un «do- «documento» requiere que el autor comprenda el significado de su es-
cumento» o tomar una cosa «ajena», cuando estas características concu- crito; es decir, como corporeización de una declaración que tiene ca-
rren únicamente en su imaginación. El error sobre el ámbito de apli- rácter probatorio en el tráfico jurídico. El conocimiento de la carac-
cación de la norma constituye un delito putativo impune, porque no le terística «ajena» requiere la conciencia de que la cosa pertenece a otra
corresponde al sujeto, sino al legislador, la determinación de lo que persona. Se precisa que el autor haya comprendido, en base a una
está prohibido y de lo que no lo está. Sin embargo, la distinción entre «valoración paralela en la esfera del profano», el contenido de signi-
este error sobre el alcance de la norma y aquel en el que el autor se ficado esencial de la respectiva conducta comprendida por la caracte-
equivoca sobre una circunstancia del hecho y que conduce a una tenta- rística normativa del tipo. Puesto que el dolo requiere únicamente este
tiva inidónea, a pesar de las diversas consecuencias penales que tienen, conocimiento del significado de la característica del tipo, si éste se po-
presentan en el caso concreto grandes dificultades. En los últimos años see, el autor no puede alegar un error de tipo, aun cuando no tenga
la doctrina alemana se ha planteado con frecuencia esta problemática conocimiento de la formulación jurídica de la misma (documento, aje-
sin que, sin embargo, se haya llegado a ningún acuerdo. Muy al contra- na). Si así fuera incurre en un error de subsunción que, en sí mismo,
rio el estudio de esta cuestión pone de manifiesto la existencia de posi- es irrelevante a no ser que conduzca al autor a un error de prohibi-
ciones cada vez más distantes. ción.83
A) Normalmente suele partirse para la delimitación de estos su- Exactamente las mismas reglas rigen en el supuesto inverso. Si el
puestos de la distinción tradicional entre tentativa inidónea y delito pu- autor conoce correctamente su conducta pero cree erróneamente que es
tativo, en base a la inversión del error de tipo y el error de prohibición. subsumible en la formulación legal, concurre un delito putativo. Este
La frontera se encuentra en delimitar si el error se refiere al supuesto supuesto se denomina a menudo error de subsunción al revés. En cam-
de hecho, lo cual daría lugar a una tentativa inidónea, o bien al bio, si el autor atribuye erróneamente a su conducta un significado
ámbito normativo, en base al cual surgiría un delito putativo.81 Así normativo-social que corresponde correctamente a una característica
como el error sobre una característica del tipo, descriptiva o normati- del tipo y, por esta razón, subsume su conducta en dicho tipo penal,
va, excluye el dolo, la errónea suposición de su concurrencia lo funda- concurre un error de tipo al revés que conduce a una tentativa. ini-
menta y da lugar a una tentativa inidónea. No obstante, en la actuali- dónea.84 '
dad no se discute que el conocimiento de los elementos normativos
del tipo, necesario para que exista dolo, no concurre todavía cuando 82. Stratenwerth, A.T., pág. 96., núm. 260. Pero en este sentido, ya Frank,
StGB, § 59, II.
83. Así, entre otros autores, Jescheck, Tratado, I, pág. 421; Rudolphi, SK,
81. Así, Eser, en Schonke/Schróder, § 22, núm. 83 y Jescheck, Tratado, II, § 16, núm. 21 ss., y Stratenwerth, A.T., pág. 96 ss., núm. 258 ss.
pág. 730. 84. Jescheck, Tratado, II, pág. 730, y Rudolphi, SK, § 22, núm. 32. Burkhardt
422 423
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO
Un delito putativo se ha aceptado, partiendo de esta fundamenta-
ción, cuando el autor cree que un papel en el que faltan la firma y la norma, que constituye, por lo tanto, un delito putativo impune y no
finalidad probatoria es un documento en sentido jurídico-penal,85 por- una tentativa inidónea. Cada una de estas dos posiciones serán exami-
que, a pesar de que el autor conoce correctamente el significado social nadas en las páginas siguientes.
de la característica, la subsume erróneamente en el tipo, ampliando de B) La ampliación de la tentativa inidónea también a los su-
esta forma el ámbito de aplicación del mismo. Debe aceptarse, en cam- puestos de error de subsunción al revés ha sido planteada por Traub
bio, una tentativa inidónea cuando el autor cree erróneamente que con- como una aplicación consecuente de la teoría de la valoración paralela
curre un hecho punible y realiza por ello un delito de obstaculización en la esfera del profano en la inversión del error, en su comentario a
de la justicia penal,86 porque aquí el error no se encuentra en el ámbi- la sentencia del Tribunal Supremo alemán, B.G.H. 13, 235, en la cual
to de la norma, sino sobre una característica del tipo que, ya sea por un se había considerado delito putativo la falsificación de un papel en
error de hecho, ya sea por un error de derecho, el autor ha supuesto el que faltaban la firma y la finalidad probatoria. 88
que concurre erróneamente. Consideró este autor que de igual forma que en el supuesto del
El fundamento de esta posición en base a la cual un error al revés error «normal» las falsas representaciones jurídicas del autor son re-
sobre el significado de la característica del tipo puede conducir a acep- levantes y pueden conducir a un error sobre el significado que excluye
tar el dolo de la tentativa inidónea, es el siguiente: Aquel que se equi- el dolo, también en el caso contrario las falsas representaciones jurí-
voca sobre una característica del tipo, cuyo significado no obstante co- dicas deberían conducir a la penalidad, «si la teoría del error al revés
noce, conoce perfectamente el ámbito de aplicación de la norma jurí- quiere tomarse en serio». Es decir, si «se excluye el dolo en el caso de
dico-penal, y su error consiste únicamente en creer que en su caso que el autor no haya comprendido el concepto jurídico por lo menos
concurre la situación prohibida por la norma. Este error no se ve afec- en una valoración paralela en la esfera del profano, entonces también
tado en absoluto por el hecho de que la falsa representación del autor debería conducir la representación de un profano en base a la cual un
se deba a una cuestión «de hecho» o bien a una cuestión «de derecho». «loser Bezugabschnitt» es un documento a una tentativa inidónea pu-
En el supuesto anteriormente citado, el Tribunal Supremo alemán nible».89 Cualquier error sobre el significado debería conducir a una
aceptó una tentativa inidónea del delito de obstaculización de la Jus- tentativa inidónea.
ticia penal porque el acusado había supuesto erróneamente la concu- Esta argumentación, que conduce a una exagerada ampliación del
rrencia de un hecho antijurídico. La tentativa inidónea estaba fuera de ámbito de la tentativa inidónea y, por consiguiente, de la penalidad, no
dudas porque el acusado no había incurrido en una falsa representa- ha sido acogida por ningún autor ni tampoco por el Tribunal Supremo
ción de la norma, sino en un error sobre el supuesto de hecho. Él cono- alemán, sino que, como se ha expuesto se distingue entre el error so-
cía perfectamente su obligación de perseguir «hechos antijurídicos» y bre las características del tipo al revés y el error de subsunción al re-
su error consistió en creer que se encontraba frente a un hecho anti- vés, considerándose este último un error sobre el ámbito de aplicación
jurídico.87 de la norma y, por lo tanto, impune.
Los resultados a los que conduce la diferenciación expuesta han En el marco de la teoría dominante la argumentación de Traub
sido rebatidos desde tres perspectivas distintas. Minoritariamente se no se ha considerado correcta ya que la misma juega —como Blei ha
ha mantenido, en primer lugar, que esta teoría conduce a una res- puesto de manifiesto— w con dos conceptos distintos de «documento».
tricción injustificada del ámbito de la tentativa inidónea. Por otra par- El autor considera como «documento» un escrito cuyo significado no
te, en cambio, se defiende más recientemente que el error sobre el sig- coincide con el «documento» al que se ha referido el legislador en el
nificado conduce en algunos casos, a una ampliación del ámbito de la § 267 StGB, art. 302 ss. de nuestro Código Penal. El concepto de docu-
mento, que maneja el autor, es más amplio que el concepto del legis-
lador y, por consiguiente, lleva a cabo una ampliación del ámbito de
propone que en estos casos se hable de un «error sobre el significado al revés» aplicación de la norma al modificar el significado de una de las carac-
(JZ, 1981, pág. 684).
85. Este supuesto corresponde a la sentencia BGH, 13, pág. 235 ss.
86. Así, BGH, 15, pág. 210. 88. N J W , 1959, pág. 2.173.
87. Así, BGH, 15, pág. 210, en NJW, 1961, pág. 181. Le sigue Maurach, NJW, 89. JUS, 1967, pág. 116.
90. JA, 1973, pág. 146.
424
425
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

terísticas del tipo. Según la posición dominante no todo error sobre el jurídico-normativos a soluciones claras cuando el error afecta induda-
significado al revés constituye una tentativa inidónea sino únicamente blemente a uno u otro ámbito. Así si el error se refiere a hechos (des-
aquel que no implique una ampliación del ámbito de la norma. nudos), que si existieran darían lugar al tipo del delito consumado, con-
La ampliación del ámbito de aplicación de la tentativa inidónea a curre una tentativa inidónea. Si por el contrario el error del autor
los supuestos de error de subsunción al revés ha sido mantenida consiste en atribuir a una situación, que conoce correctamente, el nom-
también por Foth,91 quien, a diferencia de Traub, rechaza en el ámbito bre de una característica del tipo, su conducta no debe considerarse
de los elementos normativos la inversión del error de tipo y de prohi- tentativa inidónea sino delito putativo. Los supuestos que plantean más
bición para diferenciar el delito putativo y la tentativa inidónea. El dificultades son aquellos en los cuales el error del autor se debe al
acudir a esta distinción —considera este autor— no puede fundamen- desconocimiento de normas que se encuentran en un «campo previo»
tarse dogmáticamente, ni tampoco es justificable desde el punto de al tipo penal. En estos casos el autor concede a determinadas circuns-
vista político-criminal. Si se admite que la teoría subjetiva es correc- tancias una relevancia jurídica o social que no poseen.95 En estos su-
ta para fundamentar la punición de la tentativa, entonces en todos los puestos es difícil determinar si el error se encuentra en la esfera de
casos en los casos en los que el autor acepta erróneamente una caracte- la conducta o en el ámbito de aplicación de la norma. Por ejemplo,
rística del tipo, que si existiera daría lugar a un delito consumado y si el autor considera competente para tomar juramento a una autori-
pone, por consiguiente, de manifiesto su voluntad delictiva, no existe in- dad que no lo es.
conveniente en aceptar una tentativa inidónea. Por este motivo algunos autores han introducido una nueva dis-
Un poco en este sentido han apuntado también Engisch 92 y Herz- tinción según que el error de Derecho, en que incurre el autor, recaiga
berg 93 la dificultad de justificar la impunidad de estos supuestos en sobre el alcance del tipo, en cuyo caso daría lugar a un delito putativo,
virtud del principio nullum crimen sine lege, puesto que en base al o bien que recaiga sobre el ámbito anterior (vorfeld), en cuyo caso
concepto de tentativa que ofrece el § 22 sería difícil negar que en estos daría lugar a una tentativa inidónea.96
casos el autor no da comienzo, según su representación, a la realización Esta distinción ha sido fundamentada posteriormente por Herz-
del tipo, cuando él cree falsificar un documento que no lo es realmente. berg.97 El citado autor pone de relieve que en los tipos penales existen
No obstante, debe oponerse que el acudir a la teoría subjetiva conceptos, que él denomina «de remisión», mediante los cuales el le-
para justificar la punición de estos casos, tal como Foth hace consti- gislador une al tipo penal un cierto ámbito del Derecho, que se encuen-
tuye un argumento destinado al fracaso, ya que tampoco la teoría sub- tra aparte de aquél. Así sucede, por ejemplo, con la «ajenidad» de la
jetiva considera punible toda voluntad manifestada de lesionar un bien cosa en los delitos contra la propiedad, que para determinar en qué
jurídico, sino que es imprescindible que se dirija a la realización de casos concurre es preciso acudir al Derecho Civil. De esta forma el tipo
un hecho típico. También, según ésta, la voluntad del autor debe diri- queda abierto a posibles cambios internos, que la legislación penal no
girse a la realización de un tipo legal. controla. Ésta constituye una consecuencia deseada en un Derecho
Penal hasta ciertos límites accesorio y que permite garantizar la protec-
C) Error sobre el alcance del tipo y sobre el ámbito anterior ción de determinados valores a pesar de los cambios que sufre el De-
recho.98 Así, por ejemplo, si fuera posible a través de un cambio en la
Incluso por los partidarios de la posición mayoritaria se admite legislación una efectiva transmisión de la propiedad sin transmisión de
a menudo la dificultad que existe en cada caso particular para distin- la posesión, se produciría al mismo tiempo una ampliación de los casos
guir entre la valoración paralela, que fundamenta el dolo, y el error de en que determinados tipos penales serían aplicados y ello, y precisa-
subsunción al revés.94 Eser ha puesto de manifiesto que la distinción mente aquí radica lo importante, sin que la redacción o interpretación
llevada a cabo por la doctrina dominante entre error de prohibición de estos tipos penales haya sido modificada.99
al revés y error de tipo al revés conduce en el ámbito de los elementos

91. JR, 1965, pág. 366 ss. 95. Eser, en Schónke/Schroder, § 22, núm. 83 ss.
92. Der umgekehrte Irrtum, Heinitz-Festschrift, pág. 197. 96. Así, Blei, en JA, 1973, pág. 604.
93. JUS, 1980, pág. 470. 97. JUS, 1980, pág. 469 ss.
94. Abiertamente en este sentido, Rudolphi, SK, § 22, núm. 32. 98. Herzberg, JUS, 1980, pág. 472.
99. Herzberg, JUS, 1980, pág. 472.
426
427
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

El fundamento de esta posición es el siguiente: Cuando el autor siga este camino, pues de hacerlo los tipos penales serían «extrordina-
considera su hecho erróneamente como delito es porque su visión del riamente complicados y oscuros»,103 pero en todo caso la decisión sobre
Derecho está en contradicción con la redacción vigente de la Ley o con la forma en que el tipo debe ser construido constituye una decisión de
la decisiva interpretación de sus conceptos. El autor que se equivoca técnica legislativa que poco tiene que ver con el problema del error
en el Derecho externo a la redacción del tipo legal, es decir, en el «cam- de Derecho. Sin embargo, si se realizara en alguna medida la susti-
po anterior» al tipo, no se equivoca sobre el ámbito del mismo, por tución de estos conceptos por su equivalente en el Derecho extrapenal,
ello su comprensión del Derecho permanece en el ámbito del tipo legal nos encontraríamos, siguiendo la posición de Herzberg y Blei, con el
que el legislador ha previsto. Si, por el contrario, el error de Derecho siguiente fenómeno. Al sustituir en el tipo el concepto de remisión por
reside en el alcance del tipo, entonces es claro que el autor amplía el su equivalente en el Derecho extrapenal, se ampliaría el ámbito del de-
Derecho más allá de lo que el legislador ha previsto.100 Por ello puede lito putativo en detrimento de la tentativa inidónea. Si, por el contrario,
afirmarse que el error en el «alcance-» del tipo constituye delito putati- se crearan nuevos conceptos de remisión en los tipos penales, el ámbi-
vo, en tanto que el error en el «campo anterior» al tipo constituye ten- to del delito putativo se vería reducido y la posibilidad de comisión
tativa inidónea. de una tentativa ampliada. No parece por consiguiente convincente que
Esta distinción recuerda la distinción practicada por el Tribunal una simple cuestión de técnica legislativa deba tener tanta trascen-
Supremo alemán entre error de Derecho Penal y error externo al De- dencia.104
recho Penal, que se equiparaba al error de hecho que excluía el dolo. Por último, es de observar que esta teoría conduce a una amplia-
Aquella distinción fue discutida por la doctrina y finalmente abando- ción excesiva de los supuestos de tentativa inidónea en detrimento del
nada, sin embargo, en opinión de Herzberg I01 no puede constituir una delito putativo. Esto es así porque su aplicación implica indirectamente
crítica el recordar esta semejanza, sino que, por el contrario, ello in- una ampliación de la norma penal más allá de los límites previstos por
duce a pensar «que la jurisprudencia practicada durante tanto tiempo el legislador. Muchos de los errores que se produzcan en el ámbito de
debe haber tenido un núcleo cierto». remisión de la norma comportarán la subsunción en el mandato o
La posición de Blei y Herzberg, aunque reciente, ha sido ya recha- prohibición legal de supuestos que no se hallan comprendidos por el
zada con críticas convincentes. Por una parte, se ha opuesto que en mismo. Es decir, una ampliación en la mente del autor del ámbito de
muchos casos puede resultar verdaderamente dudoso el determinar si aplicación de la norma más allá de los supuestos a que la misma al-
el error de Derecho en que ha incurrido el autor es sobre un concepto canza.
de remisión —en cuyo caso constituiría delito putativo—, o en el ám-
bito de remisión —punible como tentativa inidónea.102 D) Error sobre el objeto y sobre el concepto
Se ha opuesto también a esta teoría que su aplicación conduciría a
hacer depender la distinción entre delito putativo y tentativa inidónea La distinción dominante entre error de tipo y error de prohibición
de la más pura casualidad. Esta importante crítica se fundamenta pre- para distinguir la tentativa inidónea del delito putativo ha sido mati-
cisamente en el estudio de los conceptos de remisión. Ciertamente, es- zada recientemente por Haft.105 Este autor propone sustiuir el concepto
tos conceptos podrían ser sustituidos de forma que, sin cambio algu- «hechos», que algunos autores utilizan para referirse al error de tipo
no en el ámbito de protección penal, el Derecho que se encuentra fuera al revés, por el concepto «objeto» (Gegenstand). Este último es un
del tipo pasaría a formar parte del tipo. Por ejemplo, el concepto concepto más amplio que puede comprender no sólo hechos, sino tam-
«autoridad competente» podría sustituirse indicando qué autoridades bién valores espirituales, normas o relaciones jurídicas. Por lo tanto,
en qué procesos son competentes. E igualmente el concepto «ajeno» debe distinguirse entre error de tipo, entendido como error relaciona-
podría sustituirse por la exposición de los modos de adquirir la propie- do con el objeto y error de prohibición relacionado con el concepto
dad en la forma más detalla posible. Es lógico que el legislador no (Begriff). De esta forma puede conseguirse una distinción «simple y
103. Burkhardt, JZ, 1981, pág. 687.
100. Herzberg, JUS, 1980, pág. 472. 104. Así, Burkhardt, JZ, 1981, pág. 687, y Eser, en Schónke/Schróder, § 22,
101. JUS, 1980, pág. 473. núm. 87.
102. Así, Eser, en Schónke/Schróder, § 22, núm. 86. 105. JUS, 1980, pág. 591.

428 429
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

decir, el autor cree que las características del tipo concurren en casos
limpia».106 Por ejemplo, aquel que comete perjurio ante un órgano in-
en los que según el ordenamiento jurídico no concurren. El autor está
competente, que él cree competente no se equivoca sobre ningún obje-
utilizando un concepto de la característica más amplio que el ordena-
to, sino sobre el concepto «órgano competente» y actúa en error de
miento. Burhkardt pone de relieve —como ya antes Blei— que en estos
prohibición. Sería distinto si el autor creyera que se encuentra ante un
casos se está haciendo uso de la característica sobre la que el autor se
órgano distinto al que realmente se encuentra y por esta razón lo con-
equivoca en un doble sentido; el ámbito de aplicación de la caracte-
sidera competente, como así sería si realmente se tratase de aquel
rística tal como la entiende el autor es más amplio que el de la caracte-
órgano que el autor considera.107
rística tal como la entiende el ordenamiento. Por ejemplo, el autor
La propuesta de Haft no ha tenido acogida en la doctrina. Se ha
considera como un hecho antijurídico una conducta que según el or-
alegado que en realidad no constituye ningún progreso frente a la si-
denamiento no lo es, y por esta razón cree que esta conducta cae den-
tuación anterior si se tiene en cuenta que el término «objeto» no se
tro de la característica «delito». De esta forma se ha producido una
refiere simplemente a hechos (desnudos) sino también a valores, nor-
ampliación del término delito a supuestos que el ordenamiento no con-
mas o relaciones jurídicas. En el ejemplo propuesto por Haft habría
sidera como tales. Esta representación errónea constituye, pues, una
que tener en cuenta que el término competencia se determina por una
extensión del ámbito de la norma, por esta razón considera Burkhardt
serie de reglas de carácter procesal, por lo tanto —entiende Eser— el
que el error sobre las normas jurídicas sobre las que descansan las
error sobre la «competencia» podría también considerarse como un
características normativas constituye eo ipso la extensión de las ca-
error sobre el objeto, que vendría constituido por las reglas de compe-
racterísticas normativas y, por consiguiente, también del ámbito de
tencia, con la consecuencia de que aplicando esta misma teoría ten-
aplicación de la norma.109 Todo error de Derecho a la inversa —no
dría que aceptarse una tentativa inidónea. Hay que tener en cuenta
importa cuál sea su proveniencia— fundamenta un delito putativo im-
que los planos conceptual y normativo se hallan conectados uno con
pune.1™ La razón de esta impunidad reside en el hecho de que no se
otro de forma que a menudo no se puede advertir fácilmente si se
debe perjudicar al autor porque desconoce el Derecho. Los órganos pro-
trata de un error en el ámbito del objeto o no.108
cesales tienen mejores cosas que hacer que perseguir a personas que
por falta de conocimientos jurídicos creen que su conducta se subsume
E) Delito putativo como error de Derecho al revés
en un tipo penal.111
Hasta aquí se han puesto de relieve las dificultades que la distin-
ción tradicional plantea, así como los intentos de encontrar una «regla F) Consideraciones finales y posición personal
de Fausto» en la aplicación de la misma, que, sin embargo, no se ha Las dificultades de distinción residen en el hecho de que un error
logrado. La fundamentación de la teoría dominante posee una lógica sobre« el campo anterior» al tipo penal, que fundamenta la tentativa
aparentemente irrefutable. Aquel que erróneamente considera su cosa inidónea, puede comportar indirectamente una extensión del ámbito
como «ajena», un órgano incompetente «competente» y una infracción de la norma, como ya hemos indicado. Para evitar esta ampliación que
administrativa como «delito», conoce perfectamente la norma se equi- conduce al delito putativo, habría que tener en cuenta si el error sobre
voca simplemente sobre su conducta. El delito putativo constituye un el ámbito anterior al tipo penal se basa en el hecho de que el autor
error sobre el ámbito de la norma. Por ejemplo, considerar prohibido supone erróneamente los verdaderos presupuestos que cumplen la nor-
el tomar una cosa propia, considerar punible el evitar la persecución ma de prohibición, o si el autor, que tiene un correcto conocimiento de
de una infracción administrativa. los hechos extrae de ellos falsas conclusiones.112 Cuando el autor supo-
La argumentación de la teoría dominante no es, sin embargo, co- ne que concurren los presupuestos de la norma penal, en la forma' en
rrecta, ya que en estos casos la consideración del autor sobre la carac- que verdaderamente éstos han sido establecidos por el ordenamiento
terística va más allá de la consideración del ordenamiento jurídico. Es
109. JZ, 1981, pág. 686.
106. JUS, 1980, pág. 591. 110. JZ, 1981, pág. 681.
107. JUS, 1980, pág. 591. 111. JZ, 1981, pág. 688.
112. Vogler, LK, § 22, núm. 148.
108. Schonke/Schroder/Eser, § 22, núm. 88.
431
430
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

jurídico, no puede hablarse de extensión de la norma penal. En estos los límites previstos por el legislador. Es necesario que aquélla no
casos sí puede afirmarse que conoce la conducta prohibida y que su sobrepase el verdadero ámbito de aplicación de la norma, atribuyendo
equivocación radica en creer que él ha cometido dicha conducta. Estos a las características del tipo un significado o una amplitud que verda-
casos pueden dar lugar, pues, a una tentativa inidónea punible sin que deramente no les corresponde. Si, en cambio, el autor conoce el ver-
tenga relevancia que el error lo sea sobre los hechos o sobre el Derecho. dadero ámbito de la norma y erróneamente cree encontrarse en él,
En el delito putativo el autor conoce correctamente la conducta estaría justificado calificar el hecho como tentativa inidónea.
que realiza, pero la subsume equivocadamente en una característica del
tipo a la que atribuye una amplitud superior a la prevista por el legis- 3. La problemática del autor inidóneo
lador. Su conducta debe permanecer impune, ya que el sujeto da a sus
hechos una significación jurídica penal que la Ley en verdad no les A) Introducción
otorga considerando punibles conductas que el legislador no ha desea-
do castigar. En aquellos delitos denominados delitos especiales en los cuales
En base a ello puede afirmarse, por ejemplo, que cometería una el legislador limita el número de sujetos idóneos para su realización
tentativa inidónea punible de acusación o denuncia falsas quien cree a un determinado círculo de personas, se plantea la cuestión de cómo
denunciar falsamente un hecho que, de haberse producido en la forma debe resolverse el supuesto en el que al autor cree erróneamente per-
que el autor se lo ha representado, constituiría un delito. En cambio, tenecer a ese círculo de sujetos; como sucede, por ejemplo, si alguien
sólo puede considerarse un delito putativo la conducta de quien de- que no es funcionario cree cometer un delito previsto para funcionarios.
nuncia una infracción administrativa creyendo que se trata de un de- Puesto que en estos casos el autor cree erróneamente que concurre
lito. También como delito putativo debería juzgarse la conducta de una característica del tipo, la inversión del error de tipo daría lugar a
aquel que conociendo correctamente el órgano ante el que se encuentra una tentativa inidónea (tentativa de autor inidóneo), como admite un
realiza una denuncia falsa, porque cree erróneamente que se trata de amplio sector doctrinal. Sin embargo, un grupo no poco amplio de
un órgano competente para la persecución de delitos. En cambio, los autores defiende para estos casos, cuya discusión se ha planteado desde
hechos deberían considerarse como constitutivos de tentativa inidónea su origen al margen de los supuestos de medio y objeto inidóneo, la ca-
si el autor supiese que su falsa declaración se lleva a cabo ante un ór- lificación de delito putativo.
gano, que, de ser el que él ha supuesto, sería competente. Aun cuando la falsa suposición por parte del autor de que concu-
En conclusión, puede pues afirmarse que la distinción entre tenta- rre una característica de autoría exigida por el tipo es un supuesto que
tiva inidónea y delito putativo en el ámbito de los elementos normati- surge muy raramente en la práctica, en Alemania ha sido precisamen-
vos del tipo resulta muy difícil de precisar siendo en relación al caso te la Jurisprudencia quien ha dado motivo a este debate,113 que se ha
concreto, en ocasiones, sumamente problemática. La dificultad reside planteado ciertamente mucho más tarde que otras cuestiones de la ten-
en la misma naturaleza jurídico-social de los elementos normativos, tativa inidónea. En el año 1883 se ocupó el R.G. incidentemente de
que en verdad hacen difícil la misma distinción entre error de tipo y esta problemática manifestándose por la impunidad del no funciona-
error de prohibición en los supuestos normales de error, es decir, cuan- rio que tenía la intención de cometer un delito de funcionarios.114 Pos-
do no se efectúa la inversión del mismo. Tras lo expuesto se pone de teriormente siguió esta misma posición en varias sentencias argumen-
relieve que la teoría del error al revés aporta en este ámbito un crite- tando que la pena encuentra su fundamentación en los delitos especia-
rio de delimitación que en líneas generales es válido, pero que, para su les en la característica especial que el autor posee.115 Sin embargo, en
correcta aplicación precisa de alguna matización. Así se observa que el año 1938 el R.G. cambió de orientación decidiéndose a favor de la pu-
no puede realizarse sin más una inversión de todo error sobre el signi- nición de estos supuestos en dos casos juzgados en base a la ley de
ficado, ya que ello conduciría a una ampliación en la mente del autor protección de la sangre (errónea suposición de la cualidad de judío por
del verdadero ámbito de aplicación de la norma. Aun cuando la solu-
ción expuesta puede otorgar en el caso concreto excesiva importancia
113. Bruns, Der untaugliche T'áter, pág. 5.
a determinados errores de derecho, lo importante, a efectos de esta 114. R.G., T. 8, pág. 200.
delimitación, es que la representación del autor se mantiene dentro de 115. B. Lehmann, Die Bestrafung, pág. 111.

432 433
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO
116
parte del autor). Este cambio en la Jurispudencia se ha atribuido pos- Se argumentó para demostrar la punibilidad de estos supuestos
teriormente a la influencia de las tendencias políticas imperantes en acudiendo a la discutida conclusión inversa del § 59, en base a la cual
aquel período,117 lo cual ha contribuido —en opinión de Bruns— a que se mantenía que si el desconocimiento por parte del autor de alguna
apenas hayan sido citadas por los autores. de las circunstancias del tipo que concurren realmente se tiene en
El interés que la doctrina alemana ha demostrado por esta cues- cuenta a su favor para afirmar la impunidad, la suposición de cir-
tión ha ido aumentando progresivamente, sobre todo después del cam- cunstancias del hecho no existentes deberá tenerse en cuenta en su
bio de orientación sufrido por el R.G., así como por el predominio contra.119 Dejando aparte lo discutido de esta argumentación, debe po-
alcanzado por la teoría subjetiva, cuya consecuente aplicación parece nerse de relieve que la misma comporta la previa aceptación de que
conducir a la punición de estos supuestos, sin que sea posible silenciar todas las características del tipo merecen el mismo tratamiento y que
tampoco la gran influencia ejercida por el escrito de Bruns en 1955: no existe justificación alguna para tratar de forma especial a las ca-
El autor inidóneo en Derecho Penal.m En nuestro país esta cuestión racterísticas de autoría de las restantes. Los partidarios de la puni-
ha sido tratada en pocas ocasiones, no obstante es posible encontrar en ción de estos supuestos aportaron a esta cuestión una respuesta posi-
la doctrina dos posiciones diversas. Por una parte, la consideración de tiva afirmando el igual valor de todas las características del tipo y
estos supuestos como tentativa inidónea, por otra parte, la exclusión sometiéndolas, por tanto, al mismo tratamiento. De acuerdo con ello
de los mismos de la redacción del artículo 52,2 sin que se ponga de se puso de relieve que la negación del carácter de tentativa a una
manifiesto si constituyen supuestos de tentativa inidónea que el legis- acción en la cual el autor ha supuesto erróneamente hallarse en pose-
lador ha decidido dejar i^uXines o si ni siquiera constituyen tentativas. sión de una de las características del tipo, concretamente la caracte-
rística de autoría, constituye un retorno a la teoría de la falta de
B) Posibles soluciones con respecto al autor inidóneo tipo.120 La frase a la que haremos referencia, tan a menudo utilizada por
los partidarios de la impunidad de estos supuestos, «la errónea creen-
a) Punición de la tentativa de autor inidóneo cia de la existencia de una obligación, no puede crear la obligación», ha
sido considerada como la última concesión a la antigua teoría de la fal-
A raíz de la conferencia dada por Bruns en 1955, en donde defendía ta de tipo.121
apasionadamente la punición de la tentativa de autor inidóneo, esta po- Los partidarios de la punición de la tentativa con sujeto inidóneo
sición fue ganando adeptos en la doctrina. Básicamente se partía de la han criticado la distinción llevada a cabo por los defefeínsores de su
teoría subjetiva de la tentativa y se afirmaba que, si el fundamento en impunidad entre «verdaderos delicia propia» y «delitos comunes sub-
la punición de la tentativa en general y de la tentativa inidónea en par- jetivamente limitados», crítica que han utilizado como argumento para
ticular debía buscarse en el desvalor de la voluntad delictiva del autor, la punición de la tentativa de autor inidóneo en general. Ciertamente,
la consecuente aplicación de esta teoría debía conducir a la punición de
muchos autores excluyen de la discusión sobre el autor inidóneo aque-
la tentativa de autor inidóneo, a través de la cual el autor ha exteriori-
llos supuestos en los que la inidoneidad del sujeto se fundamenta en
zado claramente su voluntad de lesionar un bien jurídico. Con ello se
una falta o inidoneidad del objeto. Por ejemplo, la tentativa de aborto
daba la razón a quienes criticaban de inconsecuentes a los subjeti-
vistas que, como veremos, a través de diversos argumentos, no extraían de una mujer que no está embarazada, o bien la tentativa de incesto
esta conclusión. con el supuesto hermano, que en realidad no lo es. En este grupo de
casos, se alega, la norma no fundamenta niguna obligación especial,
sino que se describe únicamente una especial relación interpersonal
116. R.G., JW, 938, pág. 798 y 1.105, o bien R.G., 72, pág. 110. como presupuesto del injusto.122 La norma penal se dirige en estos
117. Bruns, en cambio, ha negado esta relación poniendo como ejemplo al casos a todos, pero el tipo penal exige una relación especial del autor
redactor del Preussischen Denkschrift (Klee), quien se mostraba contrario a la
punición en estos casos por considerarlos un «quasi-delito putativo» (Ob. cit.,
pág. 15). 119. Así, Bruns, ob. cit., pág. 14 s., y Maurach, A.T., pág. 512. Sobre ello,
118. Con razón señala Stratenwerth que muy pocas veces ha conseguido un véase el capítulo VI, apartado II, 2, B, a).
autor con un escrito relativamente breve, cambiar la opinión doctrinal en una 120. Bruns, ob. cit., pág. 30 s., y Maurach, P.G., pág. 444.
cuestión dogmática tan importante (Bruns-Festschrift, pág. 59). 121. Bruns, ob. cit., pág. 31.
122. Stratenwerth, A.T., pág. 205, núm. 701.
434
435
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

con el objeto o con otras circunstancias del hecho. Cuando esta rela- cuando la discusión en torno al autor inidóneo adquirió más incremen-
ción falta realmente y el autor supone que concurre, se trata de una to. Los representantes de las teorías objetivas, cuando habían plantea-
tentativa inidónea punible.123 Se ha opuesto, sin embargo, que esta dis- do esta cuestión, se habían mostrado en general partidarios de su im-
tinción no puede sostenerse, ya que la penalidad de la tentativa de punidad. Mittermaier la consideró como un supuesto de objeto inidó-
autor inidóneo no puede depender de que la obligación especial resi- neo 125 y por lo tanto impune.126 También en favor de la impunidad se
da en el oficio o en la profesión del autor o solamente en su relación manifestaron von Hippel127 y Binding 128 y, posteriormente Oehler y
con otra persona.124 Dicke, quienes en forma coherente con su fundamentación de la ten-
A pesar de que parte de la identidad valorativa de todas las cir- tativa inidónea 129 estimaron que cuando el sujeto es inidóneo «no se
cunstancias del hecho, con la consecuencia de que no existen dife- halla en situación de poder enviar un impulso peligroso» para el bien
rencias entre características que pueden ser sustituidas mediante una jurídico y es, por lo tanto, impune.130 Sin embargo, es de agradecer a
errónea representación del autor y aquellas otras en las que esto no una teoría objetiva —la teoría de la falta de tipo— el resaltar la carac-
es posible, de esta equivalencia no debe extraerse la conclusión de que terística de autoría en forma independiente del objeto, el medio y las
todo error del autor conduce a una tentativa inidónea punible. La posi- restantes características de la acción, concediéndole una mayor aten-
ción dominante, que castiga estos casos como tentativa inidónea, dis- ción.131 De acuerdo con sus presupuestos 132 en estos casos, en los que
tingue, por el contrario, entre aquellos supuestos en los que el autor falta una de las características exigidas por el tipo, no puede ha-
supone erróneamente la concurrencia de circunstancias fácueas o jurí- blarse de tentativa sino de falta de tipo impune.133
dicas, que si existieran le convertirían en destinatario de la norma Por el contrario, partiendo de una fundamentación subjetiva de
(error de tipo al revés) y aquellos otros en los que el autor a pesar del la tentativa inidónea se consideró que no podía afirmarse consecuente-
correcto y completo conocimiento de la conducta, considera, a causa de mente la impunidad de estos supuestos,134 ya que también en estos ca-
su falsa subsunción, que la misma cumple el tipo especial (error de sub- sos pone el autor de manifiesto externamente una voluntad delictiva
sunción al revés). Por ejemplo, el encargado de la limpieza de la contraria al Derecho. No obstante, también por representantes de la
prisión creyéndose funcionario comete acciones deshonestas con un teoría subjetiva de la tentativa fue mantenida la impunidad de la ten-
preso. tativa de autor inidóneo en base a diversos argumentos.
La exclusión de estos supuestos del ámbito de la tentativa inidónea
se fundamenta en la distinción entre error sobre las circunstancias del a') Ámbito de validez personal limitado de las normas
hecho al revés, que conduce a la tentativa inidónea, y error de prohibi- penales especiales
ción al revés, del cual el error de subsunción es una subclase, y que
conduce al delito putativo. Las características de autoría no son sino Por parte de un amplio sector doctrinal la impunidad se justifica
características normativas del tipo, por ello todo lo expuesto en el en base al ámbito de validez personal limitado de las normas penales
apartado anterior relativo a aquéllas sería aplicable a éstas.
125. N.A. für C, I, pág. 197.
b) Impunidad de la tentativa del autor inidóneo 126. Sobre la posición de Mittermaier, véase el capítulo VI, apartado II,
2, A, c), a').
Fue a raíz de la revitalización doctrinal de la teoría subjetiva cuya 127. A.T., II, pág. 437.
consecuente aplicación parecía conducir a la punición de estos casos, 128. Normen, III, pág. 551.
129. Véase el capítulo I, apartado II, 4, B, y el capítulo VI, apartado II, 2,
A, c), á'\
123. Así, Von Hippel, A.T., II, pág. 437; Lange, StGB, antes del § 43, VI, b), 130. Dicke, JUS, 1968, pág. 161, y Oehler, Der objektive, pág. 123.
y Welzel, A.T., pág. 195. También el R.G. considera tentativa inidónea la tentativa 131. Así, acertadamente, Bruns, ob. cit., pág. 13.
de aborto de una mujer no embarazada (por ejemplo, en R.G., sentencia T. 8, 132. Véase el capítulo VI, apartado II, 2, A, b), b').
pág. 198) y tentativa de incesto con el supuesto padre (R.G., T. 47, pág. 189). 133. Frank, StGB, § 43, núm. I; M. E. Mayer, A.T., pág. 345, y Schotensack,
124. Bruns, Der untaugliche T'dter, pág. 25 ss.; Busch, LK, § 43, núm. 49; Binding-Festschrift, pág. 93.
Maurach, A.T., pág. 512; Nowakowski, JZ, a1958, pág. 415 s.; Olshausen/Nietham- 134. Binding (GS, 85 [1917], pág. 319 ss.) y Von Listz/Schmidt (A.T., pág. 291)
mer, StGB, § 43, núm. 6, a) pág. 202 s., 12. ed., 1942, y Schónke/Schroder, § 43, consideraron la impunidad de estos casos de tentativa de autor inidóneo por par-
núm. 41. te del R.G. como inconsecuente con su teoría subjetiva.
436 437
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

bargo, a esta crítica de B r u n s , que precisamente el hecho de que t a n t o


especiales. E n relación con el problema del destinatario de la n o r m a ,
el inductor como el partícipe de u n delito especial sean considerados
tan discutido en el Derecho Penal,135 se h a puesto de relieve que, en al-
punibles, constituye u n a r g u m e n t o en favor de su tesis y no u n a críti-
gunos casos, las n o r m a s penales se dirigen tan sólo a u n determinado
ca. Aquel que no puede ser a u t o r sí puede ser castigado, en cambio, por
grupo de personas de forma que únicamente éstas están obligadas a
h a b e r inducido o participado en u n hecho antijurídico, pues puede ser
la ejecución u omisión de la acción típica. Ello es posible p o r q u e el
partícipe quien nunca podía cometer el hecho como autor. 147 No obs-
legislador es soberano de determinar el círculo de personas a las cua-
tante, quien no está cualificado no puede ser castigado como a u t o r me-
les obliga a través de sus n o r m a s . Si de forma excepcional dirige su
diato o como coautor, lo cual habla igualmente en/contra de la crítica
prohibición a u n determinado círculo de personas, es decir, renuncia
de Bruns. 148 - 149
mediante la exigencia de requisitos especiales a la validez general de
la n o r m a , tan sólo quien posea estos requisitos especiales p o d r á ser
destinatario de la m i s m a y consiguientemente infringir la obligación. 147. A.T., pág. 195.
Aquella persona que no se encuentre realmente en posesión de alguna 148. Welzel, A.T., pág. 195.
149. Un camino distinto condujo a Armin Kaufmann y Welzel a negar la pu-
de las condiciones que la Ley exige, es absolutamente inidónea p a r a nición de estos supuestos sin incurrir en contradicción con la teoría subjetiva,
infringir la obligación, así como p a r a intentarlo. La creencia equivo- al concebir dogmáticamente las características de autoría como características
cada de encontrarse en la situación personal prevista p o r la n o r m a es de obligación jurídica, que no formarían parte del tipo.
p o r completo irrelevante desde el p u n t o de vista penal, ya que la sim- Contrariamente a la posición expuesta, llega Kaufmann a la conclusión de
ple suposición de la obligación no puede sustituir a la obligación en que no existen normas que se dirijan a un grupo de individuos determinados,
sino que todas las personas somos destinatarios de todas las normas. «La nor-
sentido estricto, en otras palabras, un error no puede convertir en ma es la forma ideal (Denkform) de la obligación de los hombres, su objeto es
destinatario de la norma a quien no lo es. E n este sentido se expresa- una acción (final). Como forma ideal la norma no puede ser sino abstracta, se-
ron Baumann, 136 Hardwig, 137 Kohlrausch/Lange, 1 3 8 H. Mayer,139 Schmid- parada de cada individuo en particular y de actos concretos... Todos son desti-
háuser, 140 Stratenwerth, 1 4 1 Welzel 142 y recientemente Jakobs. 143 Puesto natarios de todas las normas-» {Teoría de las normas, pág. 165), «también las nor-
que en estos casos el a u t o r cree mediante su e r r o r infringir u n a obli- mas especiales se dirigen a todos» (ob. cit., pág. 177). Sin embargo, no todas las
personas están obligadas por la norma y «lo decisivo no es el destinatario de la
gación penal que realmente no existe, algunos autores afirman que se norma, sino la respuesta a la cuestión de la obligación del individuo por la nor-
t r a t a de u n delito putativo, 144 o bien de u n a situación parecida al delito ma» (ob. cit., pág. 167). Para que se produzca el efecto obligante es preciso que
putativo. 145 la norma se concrete y esta concreción precisa normalmente la capacidad de
Bruns ha señalado que a través de los delitos especiales la Ley o acción, es decir, «la norma se concreta sólo con respeto a los capaces de acción»
(
ob. cit., pág. 185), pero además en las normas especiales la concreción de la
la n o r m a no exige obediencia sólo al círculo de personas cualificadas norma exige que el individuo reúna aquellas condiciones que le definen como
típicamente, pues si así fuera no sólo la autoría mediata sino también sujeto del acto, como por ejemplo que sea funcionario, comerciante, etc. Kauf-
la inducción y la participación de terceros en u n delito especial debe- mann diferencia, pues, dogmáticamente entre las características de la acción y
rían considerarse impunes, lo cual se rechaza en forma general p o r las características de autoría. Las primeras pertenecen al tipo y son comprendi-
das por el dolo, de forma que la errónea suposición de alguna de ellas conduce
considerarse u n a consecuencia insoportable. 146 Welzel opone, sin em- sin excepción a una tentativa inidónea. Las características de autoría no son
características del tipo, sino de la antijuricidad. Para la concreción de la norma
135. Sobre ello, Armin Kaufmann en Teoría de las Normas, pág. 161 ss. es suficiente con que concurran objetivamente sin que se requiera ninguna con-
136. A.T., 8.a ed., 1977, pág. 527. ciencia de ello por parte del autor. Si falta alguna de estas características no
137. GA, 1957, pág. 171. existe un hecho punible, y en el caso en que el autor las suponga erróneamente
138. StGB, antes del § 43, VI, a). puede afirmarse tan sólo la existencia de un delito putativo (ob. cit., pág. 207),
139. A.T., 1953, pág. 288. nunca de una tentativa inidónea. ¡
140. A.T., pág. 494. Esta distinción entre las características de la acción y las de autoría, así como
141. A.T., 1.a ed., pág. 192. la consideración de estas últimas como características de obligación jurídica
142. A.T., pág. 192 s. iniciada por Kaufmann, fue proseguida por Welzel. En un primer momento con-
143. A.T., pág. 597. sideró Welzel, al igual que Kaufmann, que las características de autoría no per-
144. Kohlrausch/Lange, antes del § 43, VI, a), y Welzel, A.T., pág. 194. tenecen a la descripción del hecho, sino que señalan únicamente la obligación
145. Baumann, A.T., pág. 527, y Schmidháuser, A.T., pág. 494. específica o más elevada, que este grupo de personas designado por la norma
146 Bruns, ob. cit., pág. 31. tiene, de omitir la acción descrita en el tipo. Constituyen, pues, características
439
438
LA TENTATIVA DE DELITO
ELENA FARRÉ TREPAT

a la obediencia militar. La prevención especial —expone Straten-


werth—15° debe dirigirse a la prevención de verdaderos delitos, es de-
b') Imposibilidad de fundamentar racionalmente la pena
cir, no de aquellos que tienen que ser inidóneos se deben a una casuali-
en los supuestos de autor inidóneo
dad, en el sentido de que igual que la tentativa ha resultado inidónea
también hubiera podido ser idónea. En cambio, la inidoneidad en estos
La impunidad de los casos que se plantean se ha querido justificar
supuestos que examinamos no es normalmente casual, externa, sino
además desde una perspectiva diferente, es decir, apelando a la imposi-
que se debe a razones en cierta forma constitucionales de los mismos.
bilidad de fundamentar racionalmente la pena en estos supuestos de
La tentativa de dejarse sobornar realizada por aquel que no es fun-
autor inidóneo. Se considera que aún aceptando que pueda hablarse
cionario no tendrá éxito en ninguna de sus repeticiones. Por ello care-
de una tentativa de autor inidóneo, ni desde el punto de vista de la
ce de sentido pretender evitar esta repetición por razones de preven-
prevención general ni acudiendo a la prevención especial cabe la po-
ción especial. Ni tampoco puede constituir la finalidad de la Ley pre-
sibilidad de justificar la punición de estos supuestos.
tender evitar la comisión de otro delito, ya que, si la predisposición de
En primer lugar, y desde la perspectiva de la prevención especial,
lesionar la Ley fuera suficiente motivo para castigar por razones de
cabe plantearse qué sentido tendría pretender motivar al que no es
prevención especial, entonces el delito putativo también tendría que
funcionario a que no se deje sobornar, o bien al que no es soldado
castigarse.151
Partiendo de la peligrosidad delictiva del autor, es decir, de la
de obligación jurídica (JZ, 1952, pág. 208 s.), que no pertenecen al tipo, por lo
que no deben ser comprendidas por el dolo. No obstante, a diferencia de Kauf- posibilidad de repetición con éxito de la acción, como fundamento de
mann afirmó Welzel, que la concurrencia objetiva de las mismas no bastaba punición de la tentativa inidónea, coinciden Schónke y Stóger en la im-
para fundamentar la obligación jurídica, sino que el autor debía conocer —aun- punidad de estos supuestos en general. Cuando alguien por error cree
que no fuera necesaria una conciencia actual, sino un saber en el sentido de pertenecer a un círculo determinado de personas y realiza un tipo, por
conocimiento potencial— la relación vital fundamentadora de la obligación. Tra-
tándose de un elemento de la antijuricidad y no del tipo, su errónea suposición la realización del cual se castiga únicamente a quienes pertenezcan a
debía conducir a un delito putativo (sobre la posición de Welzel, ampliamente, este círculo, existe —así Schónke—152 un delito putativo. Los casos de
Roxin, Offene Tatbestande, pág. 6 ss y 27 ss.). error sobre la idoneidad del sujeto no pueden ser equiparados en su
Posteriormente, Welzel modificó su posición pasando a considerar las caracte- tratamiento a los supuestos de error sobre la idoneidad del objeto.
rísticas de autoría como elementos del tipo. Su conocimiento debe probarse en La razón que justifica este diverso tratamiento es que en los últimos
el tipo subjetivo y no en la antijuricidad, pero no pertenece, sin embargo, al
dolo, que requiere la conciencia actual del hecho, sino aparte de él. Con respec- puede temerse que la voluntad delictiva se dirija la próxima vez contra
to al problema que nos ocupa, al igual que antes, afirmó que su falsa represen- un objeto idóneo, en cambio, cuando el sujeto es inidóneo falta esta
tación conduce a un delito putativo. (Debe ponerse de relieve que a la misma peligrosidad de la voluntad delictiva del autor.
conclusión, es decir, a la negación de una tentativa inidónea, debe conducir la Pero en aquellos casos en que el error sobre la especial cualidad
falsa representación de cualquiera de las características de autoría, de las que
aquí nos ocupamos. También son características de obligación jurídica, según del autor conduce necesariamente también a un error sobre el objeto
Kaufmann, las órdenes oficiales [Amtbefehle] y, según Welzel, la actuación con- del delito, por ejemplo, el coito con una muchacha a la que equivocada-
forme a Derecho en la práctica oficial [Rechtsmássigkeit der Amtsübung], la fal- mente se considera hija, concurre una tentativa inidónea, ya que aquí
ta de autorización, etc.) la inidoneidad del sujeto puede transformarse también en una inido-
La teoría de las características de obligación jurídica como elementos de la neidad del objeto.153
antijuricidad distintos de las características del tipo, ha tenido muy poca acogi-
da doctrinal siendo rechazada también por el B.G.H. Se ha puesto de relieve que La misma posición sigue Stóger, en su monografía sobre el autor
si bien poseen una caracterización especial frente a las restantes características inidóneo, partiendo de la fundamentación propuesta por Lange,154. en
del tipo, una correcta comprensión del tipo y de sus funciones no justifican un base a la cual existe una tentativa punible cuando la acción es objetiva-
tratamiento diferenciado (por todos, Roxin, Offene Tatbestande, pág 1 ss.). En
especial en relación a la distinción realizada por Kaufmann entre características
de autoría y características de la acción, excluyendo a las primeras del contenido 150. Stratenwerth, Der Versuch, Bruns-Festschrift, pág. 60.
del dolo, se han rechazado los diversos argumentos que aquél aportaba (Roxin, 151. Stratenwerth, Der Versuch, Bruns-Festschrift, pág. 60.
Offene Tatbestande, pág. 66 ss. También Bruns, ob. cit., pág. 34, nota 81), con- 152. StGB, § 43, IV.
cluyéndose que las características de autoría son características que pertenecen 153. StGB, § 43, IV.
al tipo y, por consiguiente, deben ser comprendidas por el dolo. 154. Véase el capítulo VI, apartado II, 2, B, a), c').

440 441
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

mente peligrosa para el bien jurídico, o bien el actuante se demuestra estos supuestos, sino más bien lo contrario. Entre el efecto social que
como autor potencial de una lesión típica de este bien jurídico.155 Tam- causa una tentativa de autor inidóneo y otra clase de tentativa inidó-
bién siguiendo a Lange,156 distingue Stóger entre autor absolutamente nea existe en cuanto a su repercusión social una notable diferencia. Si
inidóneo y autor relativamente inidóneo. Alguien es absolutamente ini- por ejemplo, una mujer, que cree estar embarazada aunque realmente
dóneo como autor cuando no se encuentra comprendido por la amena- no lo está, intenta abortar, su acción constituye un mal ejemplo para
za penal, ya sea porque a causa de su falta de potencialidad de lesionar otras mujeres que se encuentran realmente embarazadas; si bien ha-
el bien jurídico ya no es destinatario de la norma,157 o bien porque el bría que añadir que ello sólo sucede si cualquiera hubiese podido in-
legislador no quiere castigar a todos los destinatarios de la norma.158 currir en el error sobre el embarazado de la mujer. A fin de que no se
Un autor es relativamente inidóneo si se encuentra comprendido por la lleven a cabo este tipo de acciones, que ponen en peligro la vida del
amenaza penal, porque hic et nunc,159 o en un futuro próximo,160 en sí feto, el legislador tiene interés en evitar esa clase de intentos. En cam-
mismo es peligroso para el bien jurídico, pero en el caso concreto le bio, el no funcionario que pretende cometer un delito que sólo puede
ha faltado la relación especialmente tipificada con el objeto del hecho ser cometido por funcionarios nunca podrá constituir para ellos un mal
o con otras circunstancias.161 Si el legislador no quiere castigar a todos ejempio. No existe, pues, necesidad de castigar estos supuestos que
los destinatarios de la norma o bien si sólo está comprendida por la socialmente no tienen repercusión.164
amenaza penal la peligrosidad existente hic et nunc o también la peli-
grosidad potencial esperada en un futuro próximo, es cuestión que C) La tentativa de autor inidóneo en el Derecho positivo
depende de la interpretación teleológica de la Ley.162
Aparte de los problemas que plantea con respecto a su licitud esta La discusión doctrinal existente en torno a la punición de estos su-
fundamentación subjetiva, a los cuales ya nos hemos referido anterior- puestos se ha dejado traslucir también en la regulación positiva, ya que
mente, quien como Bruns parta de la punición de la voluntad delictiva tanto el legislador español como el alemán han preferido no referirse
manifestada por el autor, tendrá que considerar incorrecto el dejar expresamente a esta cuestión.
impune a alguien que ya ha realizado un tipo de delito por el hecho En Alemania el antiguo Código Penal no hacía alusión abierta a
de que manifieste una voluntad que no es peligrosa para repetir la rea- estos casos guardando silencio sobre la tentativa inidónea en general.
lización del tipo en el futuro.163 Esta objeción va dirigida realmente al Al redactarse el nuevo StGB no sólo resurgió la polémica sobre la
mismo núcleo de la prevención especial como fundamento de la pena, punición o impunidad en estos supuestos, sino también sobre la con-
sobrepasando la problemática de la tentativa de autor inidóneo. veniencia de que el Código Penal se refiera expresamente a ellos. El
Por otra parte, se ha puesto de relieve que por razones de preven- Proyecto Alternativo proponía la impunidad de la tentativa «cuando
ción general se oponen parecidos reparos a la punición de la tentativa ésta se fundamenta en la equivocada suposición de una especial situa-
de autor inidóneo. La sobornabilidad de aquél que no es funcionario, ción de obligación» (art. 25,3);165 pero la comisión especial encargada
no puede conmover la confianza de la comunidad en la correcta prácti- de la redacción del proyecto definitivo rechazó conscientemente esta
ca de las funciones estatales. Ya Hardwig puso de relieve que la teoría propuesta en base a la dificultad de encontrar para «estos casos una
de la impresión no ofrecía ningún punto de apoyo para la punición de regulación que no comprenda también casos inadecuados (y) puesto
que el supuesto del autor inidóneo en la práctica se produce muy rara-
155. Stoger, Der untaugliche Tdter, pág. 68. mente y la Jurisprudencia, según el convencimiento de la comisión,
156. StGB, § 43, VI, a) y b). aceptará la impunidad aunque no exista una regulación especial».166
157. Por ejemplo, quien no es funcionario para cometer un delito de fun- El resultado final fue el silencio, también del actual StGB, en tor-
cionarios.
158. Por ejemplo, el inculpado en relación al § 153 (falso testimonio). 164. Hardwig, GA, 1957, pág. 174.
159. Por ejemplo, en relación al § 171 (matrimonios ilegales), el viudo que 165. A. Kaufmann puso de relieve que esta expresión permitía la inclusión
no se ha enterado de la muerte de su mujer, de la cual vivía separado. como supuestos de tentativa impunes, todos los casos de delito putativo que na-
160. Por ejemplo, en relación al § 218, la no embarazada. die duda en calificar como impunes y que se caracterizan porque el autor su-
161. Stoger, ob. cit., pág. 80 s. pone equivocadamente el infringir una obligación (ZStW, 80 [1968], pág. 48).
162. Stoger, ob. cit., pág. 80. 166. BT-Dr V/4095, pág. 11.
163. Bruns, Der untaugliche Tater, pág. 36.
442 443
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

no a esta cuestión, solución que se ha considerado, por parte de la Si bien pudiera alegarse en favor de la primera posición, que ya
doctrina, como la más adecuada 167 de cuantas podía adoptar el legisla- en los antecedentes directos del art. 52,2 se encuentra la distinción en-
dor, ya que la polémica continúa abierta y no hubiese sido conveniente tre medio y objeto inidóneo, a la que posiblemente quería hacer refe-
zanjarla a través de las disposiciones legales. Pero, sí cabe señalar que rencia el legislador con muy poca fortuna, hay que admitir que, cierta-
si bien el § 23,3 no se refiere expresamente a la tentativa de autor ini- mente, la inclusión de estos supuestos en base a la redacción del
dóneo por burda falta de comprensión del autor, haciendo mención ex- art. 52,2 es perfectamente posible. Parece, pues, que el legislador espa-
presa únicamente a la inidoneidad del objeto y del medio, parte de la ñol no ha deseado aplicar a los mismos un tratamiento diverso del de
doctrina ha considerado que si se diera el caso este precepto podría los restantes casos de error sobre una de las características del tipo.
ser aplicado analógicamente.168 La solución que corresponde aplicar a los casos de autor inidóneo es,
Desde la publicación del nuevo C.p. ha ido aumentando progresiva- pues, la misma que a los demás supuestos de tentativa inidónea. Es de-
mente el número de partidarios de la punición de estos hechos como cir, que deberá afirmarse la existencia de una acción peligrosa y, por
tentativa pudiéndose considerar esta posición como la actualmente consiguiente, punible, cuando el espectador objetivo situado en el lu-
mayoritaria.169 No obstante, siguiendo el planteamiento que ya Bruns gar del autor y con los conocimientos que él mismo posee, juzga como
propuso, se excluyen del concepto de tentativa inidónea aquellos su- probable la lesión del bien jurídico.
puestos que constituyen un error de subsunción al revés,170 y que dan Como premisa previa a esta conclusión es preciso poner de relieve,
lugar a un delito putativo impune. que la punición de algunos de estos supuestos es coherente con la fun-
En el Derecho español la problemática del autor inidóneo se ha ción de prevención general que corresponde a la pena, al contrario de
planteado de forma diferente al Derecho alemán. Si bien esta cuestión lo expuesto por algún sector doctrinal .Esto sucedería siempre que la
ha sido poco estudiada en nuestro país, aquellos autores que lo han concurrencia de la característica de autoría pudiera parecer posible a
hecho no se han planteado si estos supuestos constituyen una tenta- cualquier persona (representada a través del observador objetivo).
tiva inidónea o bien un delito putativo, sino más bien si los mismos
pueden subsumirse en el art. 52,2. En este sentido se encuentran en 4. La distinción entre tentativa inidónea y delito putativo
nuestra doctrina dos posiciones bien diferenciadas. Rodríguez Devesa,171 en base a la inversión del error de tipo y error
Córdoba 172 y Rodríguez Mourullo 173 consideran que el art. 52,2 excluye de prohibición en el ámbito de la justificación
de forma tácita la punición de estos supuestos de sujeto inidóneo refi-
riéndose únicamente a los casos de medio inidóneo (imposibilidad de El error sobre una causa de justificación, bien porque el autor se
ejecución) y de inexistencia de objeto (imposibilidad de producción). equivoca sobre los presupuestos de la misma —errónea suposición de
La posición contraria pone de relieve que la redacción del art. 52,2 que concurren realmente los presupuestos de una causa de justifica-
posibilita completamente la subsunción de estos supuestos, puesto que ción reconocida legalmente—, o bien porque yerra sobre los límites
—como señala Mir Puig—174 la inidoneidad del sujeto no es más de la causa de justificación extendiéndolos más allá de lo previsto, o
que una forma de imposibilidad de ejecución. Por ello sería también porque cree que le asiste una justificante que en realidad el Derecho
aplicable a nuestro Derecho la distinción entre error de tipo y error de no admite, puede plantearse también al revés. La consideración de es-
subsunción al revés, defendida por un sector de la doctrina alemana. tos supuestos como tentativa inidónea o delito putativo al amparo de
la tradicional inversión del error de tipo y del error de prohibición de-
167. Góssel, GA, 1971, pág. 225 s., y Kaufmann, ZStW, 80 (1968), pág. 34 s. penderá de la situación sistemática que se considere correcta en el es-
168. Góssel, GA, 1971, pág. 236.
169. Dreher, StGB, § 22, núm. 28; Lackner, SíGB, § 22, 2, b), b'); Rudolphi, tudio de las causas de justificación. Sin embargo, así como con res-
SK, § 22, núm. 28, y Schonke/Schróder/Eser, § 22, núm. 76. pecto al error al revés sobre la existencia o sobre los límites de uría
170. Eser, en Schonke/Schroder, § 22, núm. 76; Rudolphi, SK, § 22, núm. 28, causa de justificación se admite considerarlo delito putativo, con res-
y Jescheck, Tratado, II, pág. 732. pecto al error al revés sobre los presupuestos de una causa de justi-
171. P.G., pág. 793. ficación a la «clásica» alternativa entre delito putativo —si se examinan
172. Notas, II, pág. 197.
173. Comentarios, II, pág. 227 ss. los casos de error positivo, es decir, la errónea creencia de que concu-
174. Adiciones, II, pág. 734. rre un presupuesto que realmente no concurre, en la antijuricidad y

444 445
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

por consiguiente se admite un error de prohibición— y tentativa ini- B) Según la teoría estricta de la culpabilidad, el error sobre los
dónea —si se admite que el error sobre los presupuestos de una causa presupuestos de una causa de justificación debe equipararse al error
de justificación constituye un error de tipo puesto que aquellos son sobre la existencia de la norma y constituye un error de prohibición,
un elemento del mismo—, se añaden otras posibles soluciones. La erró- que si es vencible atenúa la culpabilidad.178 La aplicación de la distin-
nea suposición de que no concurren los presupuestos objetivos de ción entre tentativa inidónea y delito putativo en base al error al re-
una causa de justificación cuando realmente concurren puede dar lugar vés de tipo y de prohibición conduciría a la consecuencia de que un
—según un amplio sector doctrinal— a un delito consumado, o bien a error al revés sobre los presupuestos de la causa de justificación, es
la aplicación de una eximente incompleta, como ha defendido recien- decir, la errónea creencia de que éstos no concurren, cuando objetiva-
temente Mir Puig. La respuesta a esta cuestión se hace depender de mente concurren constituye un error de prohibición al revés que daría
factores que no intervienen directamente en la inversión, como es la lugar a un delito putativo. Lógicamente esta consecuencia no ha sido
exigencia del elemento subjetivo de justificación y las consecuencias extraída por los partidarios de la teoría estricta de la culpabilidad, lo
a las que conduce su no concurrencia. cual puede considerarse correcto ya que el autor se encuentra dentro
A) El problema en estos supuestos —estamos pensando por ejem- de los límites del Derecho. En lugar de ello consideran generalmente
plo en el caso de quien dispara a su enemigo con intención de matarle aplicable en estos casos la responsabilidad por delito consumado}19
sin advertir que de no haberlo hecho aquél le hubiese disparado con la Roxin ha comentado que en estos casos los representantes de esta
misma intención en el mismo momento; o bien el médico que realiza un teoría tienen que decidirse entre «la fidelidad a los mandatos de las
aborto punible sin saber que la intervención era necesaria para salvar consecuencias dogmáticas y la necesidad objetiva».180 La necesidad de
la vida de la mujer; o el soldado que dispara en la oscuridad creyendo castigar estos supuestos ni tan siquiera se argumenta. Los autores se
que contra su superior al que odia, cuando se trata en realidad de un limitan a demostrar que no debe castigarse aquí por tentativa inidónea,
soldado enemigo— ni siquiera se plantea para aquellos autores que nie- como el resto de la doctrina defiende, sino por la completa realización
gan toda relevancia al elemento subjetivo de justificación y consideran del hecho delictivo. La pena de la tentativa debe quedar excluida cuan-
suficiente la existencia objetiva de los presupuestos de una justificante. do se ha producido la lesión del bien jurídico perseguido por el autor.
En este sentido se expresaba abiertamente, por ejemplo, von Hippel, La producción del resultado a la que se dirige la tentativa es lo que la
quien, en concreto para la legítima defensa, negó la necesidad de un diferencia de la consumación, por ello, si el resultado se ha producido
elemento subjetivo de defensa y consideró que la necesidad de defen- ya no cabe hablar de delito intentando.181 Incluso lingüísticamente exis-
sa debía examinarse única y estrictamente desde un punto de vista ten argumentos en favor de castigar por el delito consumado, y?, que no
objetivo y ex post. «El fundamento de la posición contraria —exponía tiene sentido hablar de tentativa cuando el resultado se ha producido.
von Hippel17S —se basa tan sólo en una argumentación lingüística, es
decir, en el presunto sentido de la palabra «defensa». Pero defensa pue-
de significar igualmente lo que se reconoce como defensa necesaria embargo, en forma subjetiva, sino que puede extraerse «de la esencia objetiva
de la acción, de su dirección objetiva». Si existe o no una causa de justificación
según un juicio objetivo ex post». En España se muestra partidario no se decide en base a la voluntad de justificación, sino en base a la finalidad
de negar relevancia general a los elementos subjetivos de justificación que se ha corporeizado en la acción (Oehler, Der objektive, pág. 168). En el caso
Rodríguez Devesa176 y admite consecuentemente en estos casos la con- de que A dispare sobre B, desconociendo que éste iba a dispararle en el mismo
currencia de la causa de justificación. Sin embargo, esta posición ha momento, queda, excluida para A la legítima defensa, pero no porque a A le falte
la voluntad de defenderse, sino porque la acción de A no se halla objetivamen-
perdido progresivamente terreno: en Alemania puede afirmarse que te (!) dirigida a la defensa (Oehler, Der objektive, pág. 166).
ha sido prácticamente abandonada.177 178. Véase Jescheck, Tratado, I, pág. 635.
179. Así, Niese, Finalitdt, pág. 17; Welzel, A.T., pág. 83 s., y Zielinski, Haúd-
lungsunwert, pág. 259 ss. Y también Dreher, StGB, § 32, núm. 14; Foth, JR, 1965,
175. A.T., I, pág. 210, nota 8. pág. 396; Maurach, A.T., pág. 304 ss., y Schmidháuser, A.T., 9/17.
176. P.G., pág. 503 s. 180. Offene Tatbestande, pág. 180.
177. Oehler (Der objektive, pág. 165 ss.) y Wegner (Strafrecht, pág. 121) no 181. Hirsch, Die Lehre von den negativen Tatbestandsmerkmálen, 1960,
consideran preciso acudir al elemento subjetivo de justificación, en su lugar exi- pág. 255. Igual se manifiestan Schmidháuser, A.T., 9/17, pág. 292, y Maurach, A.T.,
gen que la acción posea una finalidad de defensa. Esta no debe plantearse, sin pág. 305.

446 447
ELENA FARRÉ TREPAN LA TENTATIVA DE DELITO

Tentativa equivale a querer desarrollar algo que no se ha llegado a al- inversión del error de tipo. La estructura de estos supuestos coincide
canzar.182 con la del delito intentado. Por una parte, existiría una voluntad dirigi-
La razón de fondo por la cual considera aplicable la doctrina ma- da a la lesión del bien jurídico, que conformaría el desvalor de la ac-
yoritaria la pena de la tentativa, es decir, la importancia del desvalor ción y, por otra parte, la ausencia del desvalor del resultado ya que el
del resultado para el injusto, no puede constituir ningún argumento en resultado que se produce está objetivamente justificado. Tanto en la
contra, si se parte de que el injusto se agota en el desvalor de la ac- tentativa como en los casos que aquí se examinan falta uno de los ele-
ción por igual en la tentativa y en la cosnumación. Con claridad y con- mentos que configuran el injusto del hecho, el des valor del resultado.
secuencia ha resaltado Zielinski que si lo injusto del hecho se funda- En la tentativa el desvalor del resultado no concurre porque no ha
menta tan sólo en el desvalor de la acción únicamente podrá hablarse habido lesión del bien jurídico, en estos casos tampoco concurre por-
de exclusión del injusto cuando falte aquél. En los casos que aquí se que el bien jurídico podía lesionarse. Se da, pues, la misma situación
plantean, en donde el desvalor de la acción concurre por completo, no que en la tentativa inidónea en cuanto que el autor persigue la produc-
cabe plantear una exclusión del mismo ni total ni parcial.183 ción de un resultado desvalorado, que, sin embargo, no puede llegar a
C) La solución de los supuestos planteados debería ser diversa producirse, pues el resultado se encuentra objetivamente justificado.
según la teoría de los elementos negativos del tipo, así como la teoría Verdaderamente puede argumentarse, como han hecho los partida-
restringida de la culpabilidad. La teoría de los elementos negativos rios de castigar por el delito consumado, que en estos casos la produc-
del tipo trata las causas de justificación como integrantes del tipo y ción del resultado impide que pueda hablarse de tentativa. Frente a
sus presupuestos como elementos negativos del mismo. El error negati- ello opone Stratenwerth que si bien es cierto que estos supuestos se
vo sobre los presupuestos de una causa de justificación constituye se- distinguen «formalmente» del delito intentado, en el cual falta la pro-
gún esta posición un error de tipo. ducción del resultado, ambos casos coinciden exactamente en cuanto
A una conclusión análoga a la mantenida por la teoría de los ele- a su contenido de injusto. En ambos concurre —como se ha argumen-
mentos negativos del tipo, pero partiendo de una fundamentación tado— el desvalor de la acción y falta el des valor del resultado.186 Pue-
distinta llega la teoría restringida de la culpabilidad. Esta posición no de hablarse, pues, de analogía que por tratarse de analogía en favor del
considera el error sobre los presupuestos de una causa de justificación reo, puesto que si no debería aplicarse el delito consumado, no existiría
como error de tipo, pero por considerar decisiva la analogía de estruc- inconveniente en aceptar.187
tura con el propio error de tipo, aplica en estos casos el precepto D) En nuestro país el profesor Mir Puig ha aportado una cuarta
relativo al error de tipo es decir, excluye el hecho doloso si el error es solución, distinta de las alternativas señaladas hasta ahora, que permi-
invencible.184 El aplicar las reglas de la inversión en este caso tiene te nuestro Derecho positivo. Dicha solución constituye en aplicar en
como consecuencia que el error postivo sobre alguno de los presupues- estos casos le eximente incompleta prevista en el artículo 9,1.
tos de una causa de justificación debería dar lugar a una tentativa, La consideración de estos supuestos como tentativa, señala Mir
puesto que constituye un error de tipo al revés. Puig m es difícilmente admisible en base a la literalidad del artículo 3,
Ciertamente esta conclusión es mantenida como se ha expuesto tanto si se admite como si se rechaza la necesidad del elemento subje-
por un amplio sector doctrinal,185 si bien no como consecuencia de la tivo de justificación. Si se admite, el hecho no estará justificado cuando
falte este elemento, por lo que no podrá decirse que no se haya produ-
182. Hirsch, Die Lehre, pág. 255. cido el delito como exige el artículo 3. Si se rechaza, el hecho estará
183. Handlungsunwert, pág. 262.
184. Jescheck, Tratado, I, pág. 634 s. plenamente justificado aunque esté ausente aquel elemento subjetivo,
185. Frente a esta doctrina, la Jurisprudencia alemana, que parcialmente se por lo que tampoco será punible como frustración. La punición por
ha mostrado partidaria de la teoría restringida de la culpabilidad, no ha sido analogía es admisible, por lo menos para un amplio sector de la doctri-
consecuente y ha castigado en estos casos por la pena del delito consumado. na, ya que sería favorable al reo. Sin embargo, en nuestro Código
Esta solución que podría criticarse de inconsecuente por parte del B.G.H., que
se ha manifestado partidario en repetidas ocasiones de la inversión del error, es
defendida por Maurach, quien recuerda que el error sobre los presupuestos no 186. A.T., pág. 151, núm. 593.
constituye ningún error de tipo, sino que se trata como tal en sus consecuencias. 187. Jescheck, A.T., pág. 264, nota 33.
(NJW, 1962, pág. 773.) 188. Adiciones, I, pág. 457.
448 449
16.
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

Penal se ofrece otra posibilidad que es la aplicación de la eximente in- 2. La impunidad del delito putativo no se ha debatido en ningún
completa prevista en el artículo 9,1. «Si el elemento subjetivo de jus- momento. Si bien se han aportado para ello diversos argumentos, basta
tificación (entendido como mero conocer y querer la situación de justi- acudir al principio «nullum crimen sine lege», mediante el cual se ex-
ficación) cuenta entre los de las eximentes, y su falta no hace desapare- presa que el legislador es el único que puede determinar aquellas con-
cer toda base de éstas, sino sólo una parte (la correspondiente al des va- ductas que son objeto de delito.
lor de la acción), será formalmente posible y materialmente correcto 3. La distinción entre tentativa inidónea y delito putativo se ex-
optar por la vía inmediata del artículo 9,1.» ,89 presa normalmente acudiendo a la distinción entre error de tipo y
error de prohibición. En la actualidad la doctrina dominante señala
que la tentativa inidónea y el delito putativo se encuentran en una
V. RESUMEN relación inversa con el error de tipo y el error de prohibición respec-
tivamente. En el error de tipo y en la tentativa inidónea la equivoca-
El delito putativo y la tentativa inidónea son considerados en la ción del autor versa sobre una característica del tipo, es decir, sobre
actualidad instituciones distintas aunque su delimitación no resulta su conducta, en cambio en el delito putativo, así como en el error de
siempre tan evidente como parece desprenderse de los manuales y co- prohibición el error recae sobre la antijuricidad de la misma. Mientras
mentarios. que en la tentativa inidónea el autor conoce los límites del Derecho,
1. Según la concepción mas extendida de delito putativo, éste pero se equivoca sobre la conducta que realiza en el delito putativo
constituye un error del autor sobre el juicio de antijuricidad de su con- conoce correctamente su conducta, pero se equivoca en cuanto a los
ducta. El autor, que conoce correctamente la conducta que realiza, cree límites del Derecho, que en este caso amplía.
que la misma está prohibida cuando en verdad no lo está. Por ello, se La fórmula de la inversión del error consigue expresar correcta-
ha definido frecuentemente como un «error de prohibición al revés», mente esta idea. Sin embargo, su aplicación debe matizarse en relación
puesto que se amplía el ámbito de lo prohibido por el Derecho. con algunos supuestos.
Consecuentemente, con esta concepción del delito putativo algunos A) Así en el ámbito de los elementos normativos del tipo la teo-
partidarios de fundamentaciones objetivas de la tentativa inidónea han ría del error al revés aporta un criterio de delimitación que en líneas
ampliado el concepto de delito putativo incluyendo en el mismo distin- generales es válido, pero que precisa de alguna puntualización, ya que
tos supuestos de aquella. De acuerdo con la fundamentación de la si simplemente se tiene en cuenta el error sobre el significado de la ca-
tentativa inidónea que aquí se sostiene, en base a la cual no sólo no racterística al revés, se puede incurrir en una ampliación del ámbito
es punible sino que tampoco está prohibida toda acción que ex ante del Derecho no deseada por el legislador. Para evitar esta ampliación
no se puede considerar peligrosa por un observador objetivo, que posee del ámbito de la norma en la mente del autor, que caracteriza el delito
los conocimientos del autor, cabe preguntarse si no cabría considerar putativo, hay que observar si el autor se equivoca en los verdaderos
como delito putativo los casos en que, sin saberlo el autor, falta la peli- presupuestos que cumplen las normas de prohibición (tentativa inidó-
grosidad ex ante y por ende la prohibición de la conducta. Ciertamente nea), o si, por el contrario, tiene un correcto conocimiento de los
en estos casos el autor cree equivocadamente que su conducta se halla hechos, pero extrae de ellos falsas conclusiones (delito putativo).
prohibida, lo que se corresponde con la concepción usual de delito pu-
B) También en relación a los supuestos de error sobre una carac-
tativo, no obstante su consideración como tal conduciría más bien a
terística de autoría se discute por parte de un amplio sector doctrinal
confundir la esencia de esta figura mediante la cual se quiere definir
la validez de la inversión del error. Si se admite que las características
aquellos supuestos a través de los cuales el autor manifiesta su hiper-
sensibilidad con respecto al Ordenamiento jurídico; es decir, no sólo de autoría constituyen una característica del tipo, la falsa suposición/de
se equivoca en la forma de realización de la conducta creyéndola peli- su concurrencia da lugar, según la teoría de error, a una tentativa
grosa cuando no lo es (tentativa inidónea), sino en la misma amplitud inidónea, como sostiene un amplio sector doctrinal, con independen-
del Ordenamiento, creyendo atacar un bien jurídico inexistente. cia de que pueda admitirse su impunidad por otras razones. Otros
autores consideran, sin embargo, que en los delitos especiales la norma
no se dirige a todos, entendiendo, por lo tanto, que cuando el autor se
189. Adiciones, I, pág. 457. equivoca sobre una características de autoría amplía el ámbito de De-
450
451
ELENA FARRÉ TREPAT

recho al creer que infringe una obligación que realmente no concurre.


Estos supuestos constituyen según este punto de vista un delito puta-
tivo. En mi opinión el tratamiento de los mismos no se aparta de los
restantes casos de tentativa inidónea.
C) Por último, en el ámbito de la justificación tampoco se actúa
siempre consecuentemente con la teoría de la inversión del error. El
error sobre los presupuestos de una causa de justificación es considera-
do por algunos autores como un error de tipo al reputar aquellos pre-
supuestos como integrantes del tipo del delito. Por ello la falsa supo-
sición de que no concurren los presupuestos de una causa de justifi-
cación les conduce a calificar el hecho como una tentativa inidónea. En
CUARTA PARTE
cambio, otro sector doctrinal coloca el estudio de las causas de justi-
ficación exclusivamente en la antijuricidad, pero en lugar de admitir
que en estos casos deba aducirse al delito putativo, ya que se trataría
de un error de prohibición al revés, los considera punibles como de- LA PENALIDAD DE LA TENTATIVA DE DELITO
lito consumado por concurrir plenamente el desvalor de la acción.

452
CAPITULO VIII

LA PENALIDAD DE LA TENTATIVA

I. INTRODUCCIÓN

Del tratamiento que nuestro Código Penal hace de la penalidad de


la tentativa se desprenden dos cuestiones, que deben ser examinadas
por separado. La primera de ellas hace referencia al ámbito de la pu-
nición del delito intentando. La segunda cuestión se refiere a la medida
de la pena aplicable a la tentativa en los supuestos en que la misma
se encuentra amenazada con una pena.
En relación a ambas cuestiones nuestro Código Penal reserva para
el delito intentando un tratamiento distinto al del delito consumado.
Así, se observa en primer lugar que en nuestro Derecho positivo no se
castiga la tentativa de toda infracción penal, sino únicamente de
aquellas que constituyen un delito de acuerdo con la distinción que
lleva a cabo el artículo 6. Esta conclusión se desprende del art. 5,1, que
expone: «Las faltas sólo se castigarán cuando han sido consumadas.»
La regla general es, por consiguiente, la impunidad de las faltas frus-
tradas e intentadas. Sin embargo, el art. 5,2, que, como veremos fue
introducido en nuestra legislación posteriormente establece una excep-
ción a dicha regla al determinar la punición de las faltas frustradas
«contra la personas y la propiedad».
También en cuanto a la medida de la punición atribuye nuestro Có-
digo Penal un tratamiento distinto a la consumación y a los actos de
imperfecta ejecución al disponer que se imponga «a los autores de
tentativa de delito... la pena inferior en uno o dos grados, según el ar-
bitrio del Tribunal, a la señalada por la Ley para el delito consumado»

455
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

(art. 52,1), y «a los autores de frustración... la pena inmediatamente


inferior en grado» también a la del delito consumado (art. 51). La pena II. ÁMBITO DE PUNICIÓN DE LAS FORMAS
con la que se castiga a los autores de tentativa y frustración es, pues, DE IMPERFECTA EJECUCIÓN
una pena en todo caso inferior a la del delito consumado. En la Parte
Especial del Código Penal se recogen, sin embargo, algunas tentativas En lo referente a la primera cuestión, es decir, al ámbito de puni-
de delito a las cuales no es aplicable esta regla general.1
ción de las formas de imperfecta ejecución, las legislaciones española y
Estas dos cuestiones planteadas reciben en la legislación alemana alemana aportan soluciones diversas. Antes de exponer mi opinión con
un tratamiento distinto, si bien también en aquélla se establecen para respecto al acierto de nuestra regulación positiva, es preciso conocer
el delito intentado reglas especiales en relación al delito consumado. los antecedentes legislativos de ambos países, así como la fundamenta-
El § 23, que regula la tentativa expone en el primer párrafo: «La ten-
ción que la doctrina ha aportado sobre aquélla.
tativa de un delito grave es siempre punible, la tentativa de un delito
menos grave sólo cuando la Ley lo determine expresamente.» Y en rela-
ción al cómo de este castigo establece el párrafo segundo: «La tentativa 1. Evolución legislativa
puede castigarse menos que el delito consumado.» 2
Las regulaciones penales más antiguas de ambos países hacían ya
A pesar del indiscutible interés teórico y práctico, que acompaña referencia a esta cuestión. Así, por ejemplo, en nuestras Partidas se
a esta problemática, la doctrina al exponer la tentativa de delito le con- castigaba la tentativa únicamente en determinadas infracciones graves,
cede generalmente menor atención que a otras cuestiones.3 Por el con- como la traición contra la persona del Rey, el homicidio, el robo y la
trario se alude con frecuencia, aunque parcialmente, a la penalidad violación.5 Igualmente en la Constitutio Criminalis Carolina, se castiga-
de la tentativa al hacer referencia al injusto, ante todo en relación a la
ba la tentativa únicamente en los delitos más graves.6 El antecedente
problemática del des valor de la acción y del resultado. Esta conexión
más inmediato de ambas legislaciones se encuentra, sin embargo, en
es perfectamente lógica debido a la directa relación que, como se ex-
el Código Penal francés de 1810. En aquel Código se realizó una divi-
pondrá en los apartados siguientes, existe entre ambas cuestiones. Mas
junto al estudio de la antijuricidad del hecho intentado o frustrado y sión tripartita de las infracciones penales en crímenes, delitos y con-
consumado, en la penalidad de las formas de imperfecta ejecución de- travenciones,7, 8 considerando punible la tentativa de crimen en todo
berán estimarse también algunas consideraciones de carácter político- caso y en ningún caso la de contravención. En cuanto a los delitos decía
criminal, que influyen en la punibilidad de la acción antijurídica, per- el artículo 3 de aquel Código: «Las tentativas de delitos no son consi-
mitiendo, como veremos, disminuirla e incluso renunciar a ella.4 deradas como delitos más que en los casos determinados por una dis-
posición especial de la Ley.»9 El peso de esta regulación fue distinto,
A continuación me referiré, pues, a las cuestiones que nuestro Có- como se observará, en ambos países.
digo plantea en cuanto a la penalidad de la tentativa. En primer lugar,
la de los supuestos en que la misma debe considerarse punible. Una
vez determinados, estudiaré la medida en que deben castigarse. Por
último haré referencia a aquellos casos que presentan una regulación 5. Ley 2, Tít. 31, Part. 7.a. (Citado por Groizard, El Código Penal, pág. 67 s.)
especial, así como a la discusión doctrinal existente en relación a la 6. Allfeld, A.T., pág. 190, nota 14.
punibilidad de la tentativa en estos supuestos. 7. El origen de esta forma tripartita de clasificar los hechos punibles se en-
cuentra (Maurach/Zipf, A.T., I, pág. 178 s.) en el Derecho Natural del siglo xvin.
Como delitos más graves (crímenes) se consideraron los ataques a los derechos
naturales de los hombres. Los ataques a los derechos creados por el contrato
1. A estos supuestos me referiré en el apartado IV de este capítulo. social, dieron lugar a los delitos menos graves (delitos) y las contravenciones'al
2. El tercer párrafo del art. 23, que hace referencia a los supuestos de bur- orden, a simples faltas policiales. Al introducirse en el Código Penal la triparti-
da falta de comprensión del autor, ha sido ya estudiado en relación a la tenta- ción perdió, sin embargo, su significado originario, pues no se distinguía ya se-
tiva inidónea. (Véase el capítulo VII, apartado II, 3, B.) gún la dirección del ataque, sino según la gravedad de la pena impuesta.
3. Esta situación fue puesta de manifiesto ya por Sauer (D.P., pág. 162), 8. Esta tripartición tuvo acogida, como se verá, en los Códigos Penales es-
quien la estudió en primer lugar. pañoles y alemanes. Posteriormente fue abandonada en ambos países. En la ac-
4. Así, Mir Puig, Función, pág. 66. tualidad ha sido introducida nuevamente en el Proyecto de Código Penal español.
9. Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 659.
456
457
ELENA FARRÉ TREPAT
LA TENTATIVA DE DELITO

A) Derecho alemán más grave se considerará siempre punible, la de un delito menos gra-
ve,17 únicamente cuando la Ley lo determine en forma expresa.18 Esto
En el Derecho Penal alemán se siguió fielmente el modelo del Có- ocurre, por ejemplo, en el hurto (§ 242 II), las coacciones (§ 240 III),
digo Penal francés. Ya en el Código Penal prusiano fue aceptada la tri- la evasión de presos (§ 120 III), las lesiones peligrosas (§ 223 a II), la
partición,10 y de allí pasó al Código Penal Imperial de 1871, que distin- estafa (§ 263 II) y la falsedad documental (§ 267 II). En las infraccio-
guía (§ 1), entre delitos más graves (Verbrechen),11 delitos menos graves nes administrativas sólo puede castigarse la tentativa cuando la Ley lo
(Vergehen),12 y contravenciones. Siguiendo el modelo francés conside- diga expresamente (§ 13 II OWiG), lo cual sucede sólo excepcional-
raba punible la tentativa siempre en los delitos más graves o crímenes mente.19
y en los delitos menos graves únicamente cuando la Ley lo determinase
expresamente (§ 43,2). Aun cuando no se hacía ninguna referencia ex- B) Derecho español
presa a las faltas, la doctrina dedujo su impunidad en forma unáni-
me.13 Por otra parte, y sin tener en cuenta la crítica que en ocasiones El Derecho Penal español siguió, ya en un principio, tan solo par-
se realizó en cuanto a la elección de los supuestos en que la tentativa cialmente la regulación del Código Penal francés, y la tendencia poste-
de delito menos grave se consideraba punible,14 no se encuentran co- rior ha sido, como se verá, la de apartarse de los principios que en
mentarios doctrinales sobre esta cuestión. esta cuestión dominaban aquel Código. El Código Penal de 1822 no
La nueva regulación legal no supuso en cuanto a este aspecto de hacía mención expresa a esta problemática,20 que encontramos regulada
la penalidad de la tentativa ningún cambio significativo, exclusión he- por vez primera en el Código Penal de 1848. En este Código se aceptó
cha de que, como se puso de manifiesto en la fundamentación del Pro- la división de los hechos punibles,21 en delitos más graves,22 delitos me-
yecto Oficial, la entrada en vigor del nuevo Derecho supondría la puni- nos graves,23 y faltas,24 y en su artículo 5 expuso: «Las faltas sólo se
ción de la tentativa en un mayor número de delitos menos graves, de- castigan cuando han sido consumadas», considerándose, pues, impunes
bido a la transformación de delitos más graves en delitos menos graves las faltas intentadas y las frustradas. El artículo 5 del Código Penal de
proyectada en un considerable número de casos.15 El actual § 23,1 es- 1848, que posteriormente se ha convertido en el artículo 5,1, ha perma-
tablece, al igual que el anterior § 43,2,16 que la tentativa de un delito
las críticas hechas por la doctrina, han adquirido el carácter de delitos menos
graves. Esto sucede, por ejemplo, en los § 248 (anterior § 370, I, núm. 5) y 145
10. Con anterioridad había sido aceptada en el Código Penal bávaro de 1813. (anterior § 360, I, núm. 11), en los cuales no se castiga la tentativa. Una parte
11. Éstos eran en el StGB anterior (§ 1, 1), e igualmente en el actual (§ 12, 1), considerable de las faltas ha pasado, no obstante, a formar parte de las infrac-
hechos antijurídicos castigados con una pena privativa de libertad igual o supe- ciones administrativas, y por último, algunas han perdido todo carácter de in-
rior a un año.
frcción legal. (Eser, en Schónke/Schróder, § 12, núm. 15 ss.)
12. En el Código Penal alemán anterior se definía como tales las acciones 17. Sobre lo que constituye delito más grave y menos grave, véase las no-
castigadas con una pena privativa de libertad superior a seis semanas o una
pena de multa superior a 500 marcos (§ 1, 3). En el StGB actual son delitos me- tas 11 y 12 de este capítulo.
nos graves los hechos antijurídicos castigados con una pena privativa de libertad 18. Este párrafo se regulaba de forma prácticamente idéntica en el Pro-
inferior a un año, o con una pena de multa (§ 12, 2). yecto Oficial (§ 27, 1) y en el A.E. (§ 25, 1), con la única excepción del adverbio
13. Así, Allfeld, A.T., pág. 190, nota 17; Kohlraush/Lange, StGB, § 43, IV; «siempre», que los redactores del Proyecto Alternativo suprimieron por consi-
Mayer, H., A.T., pág. 291, y Mezger E., P.G., pág. 255. Aun cuando no se excluía derar que podía provocar molestias para tener en cuenta la impunidad de los
la posibilidad de que en ocasiones se consideraran punibles con arreglo al De- supuestos de burda falta de comprensión y de desistimiento.
recho particular (Allfeld, A.T., pág. 190, nota 17). 19. Jescheck, H. H., Tratado, II, pág. 710, nota 40.
14. Allfeld calificó la elección de «parcialmente muy inapropiada», pues, por 20. Quintano, Comentarios, pág. 62.
ejemplo, se consideraba punible la tentativa de daños y no, en cambio, la de 21. La influencia del Código Penal francés fue puesta de manifiesto por Pa-
lesiones (A.T., pág. 190. Y en el mismo sentido, Sauer, D.P., pág. 63). Por el con- checo, El Código Penal, pág. 112.
trario, H. Mayer estimó la calificación de aceptable (A.T., pág. 291 s.). 22. Delitos más graves se consideraron aquellos que la Ley castigaba con
15. Proyecto Oficial, pág. 142. penas aflictivas (art. 6.°, 1).
16. Debe ponerse de relieve que la actual regulación penal alemana no com- 23. Como tales se castigaron aquellos a los que se imponía penas correc-
prende las faltas entre los hechos delictivos. La Reforma no ha comportado, sin cionales (art. 6.°, 2).
embargo, su completa desincriminación, ya que un pequeño número, a pesar de
24. Como faltas se consideraron las infracciones a las que la Ley señalaba
458 penas leves (art. 6.°, 3).
459
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

necido invariado en su redacción hasta nuestros días, con la única co- La introducción del párrafo segundo del artículo 5, en el Código
rrección gramatical que modifica el término «castigan» por el de «casti- Penal de 1870, no ha sido nunca criticada por la doctrina, que, sin em-
garán», no obstante, se ha discutido doctrinalmente sobre la necesidad bargo, ha puesto de manifiesto, que, aun cuando la Ley no diga nada
misma de su existencia. La negación de ésta fue mantenida por Groi- al respecto, es evidente que la posibilidad de castigar las faltas frus-
zard, quien sostuvo, que la Ley no tiene necesidad de decir lo que es tradas dependerá en todo caso de la estructura del respectivo tipo de-
justificable, basta con que no le reprima, y ya del artículo 3, puede de- lictivo, es decir, de la posibilidad de que el mismo pueda realizarse en
ducirse que la tentativa y la frustración sólo son punibles cuando se re- grado de frustración.31 Esta posibilidad es discutida en aquellas faltas
fieren a delitos.25 De la opinión contraria han sido De Vizmanos-Álvarez que poseen carácter omisivo, como por ejemplo, las reguladas en los
y Pacheco y en la actualidad Rodríguez Mourullo, para quienes la nece- arts. 584 n.° 14 y 586 n.° 2, carácter culposo, como las reguladas en los
sidad del artículo 5,1 surge de la equivocidad con que el Código emplea arts. 586 n.° 3, 592 y 600, o bien carácter formal.32 Por el contrario, la
la palabra delito, comprendiendo en algunos casos únicamente a las in- doctrina sí ha considerado criticable su ámbito estrecho y arbitrario.
fracciones más graves, en otras a los delitos en sentido estricto y a las En opinión de Ferrer Sama M y Rodríguez Mourullo,34 no resulta justi-
faltas.26 Si el párrafo primero del citado artículo se hiciera «desapare- ficado que permanezcan impunes algunas contravenciones contra el
cer de la Ley... por lo menos sería dudoso si lo dispuesto en el artícu- orden público o cometidas por medio de imprenta, que revisten igual
lo 3, respecto al delito frustrado y a la tentativa era una regla aplica- o mayor trascendencia que determinadas faltas contra la propiedad.
ble a las faltas».27 Estos argumentos pierden significación si se tiene en Ferrer Sama propone, en todo caso de lege ferenda, que el artículo 5,2
cuenta que el actual artículo 5,2 castiga determinadas faltas frustradas, debería poder aplicarse a todas aquellas faltas que «constituyen un ex-
lo cual no tendría ningún sentido si se encontraran ya comprendidas en ponente de la barbarie de sus autores, que nos hace considerarlos tan
el artículo 3. También de la presencia del artículo 5,2 puede extraerse antisociales como pueden serlo los que cometen algunas faltas contra
que la tentativa se considera impune en las faltas, ya que no puede es- las personas o contra la propiedad...». 35 Por el contrario, Rodríguez
perarse que el Código desee castigar la tentativa en todas las faltas y Mourullo ha propuesto un argumento de lege lata en favor de interpre-
la frustración únicamente en algunos casos. En todo caso, y de acep- tar los términos «personales» o «propiedad» del artículo 5, en su «con-
tarse la regulación vigente, siempre puede argumentarse, como ya hizo creto contenido sustancial», y no haciendo referencia a las faltas reco-
Pacheco, que la presencia del artículo 5,1, si bien discutible, «puede gidas en los títulos III y IV del libro tercero, cuyas rúbricas rezan res-
ser útil para evitar una disputa».28 pectivamente «de las faltas contra las personas» y «de las faltas contra
Con el Decreto de 1 de enero de 1871, se introdujo añadiendo un la propiedad».36 Esta interpretación sería, en opinión de Rodríguez
segundo párrafo al artículo 5? una excepción al párrafo anterior al Mourullo, «posible y mucho más adecuada a la voluntad de la Ley», y
considerar punibles «las faltas frustradas contra las personas y la pro- permitiría incluir en el párrafo segundo del artículo 5, faltas compren-
piedad». La razón que impulsó al legislador a modificar la antigua re- didas en otros títulos.37
gulación se encuentra, según Groizard,30 en el mayor ámbito que en el Por último, debe ponerse de relieve que la transformación reali-
nuevo Código habían adquirido las faltas como producto de la trans- zada en el Código Penal de 1932, de la clasificación tripartita de los
formación en faltas de algunos hechos, que antes se habían considerado hechos punibles en una clasificación bipartita de los mismos, en deli-
delitos, pero sin que el legislador aceptara por completo las consecuen-
cias de esta transformación. En el Código Penal de 1932, se sustituyó el
término «personas» por los de «vida e integridad corporal», volviéndose 31. Ferrer Sama, Comentarios, I, pág. 92; Jiménez de Asúa, Tratado, VII,
en 1944 al anterior, que ha permanecido hasta nuestros días. pág. 870, y Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 192.
32. Ferrer Sama, Comentarios, I, pág. 92, y Jiménez de Asúa, Tratado, VII,
25. El Código Penal, pág. 123. pág. 870.
26. Así, Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 191. 33. Comentarios, pág. 92.
27. De Vizmanos/Álvarez, Comentarios, pág. 35. 34. Comentarios, I, pág. 192.
35. Comentarios, pág. 92.
28. Pacheco, El Código Penal, pág. 112. 36. Comentarios, I, pág. 192.
29. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 184. 37. Como, por ejemplo, la falta contenida en el artículo 579, recogida en
30. Groizard, El Código Penal, pág. 184. «las faltas contra los intereses generales y régimen de poblaciones».
460 461
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

tos y faltas, que continúa vigente en la actualidad (art. 6), no afectó en de ciertos delitos menos graves intentados, a diversas argumentaciones.
absoluto la regulación de la tentativa y la frustración, pues las mismas Un importante sector doctrinal ha puesto de manifiesto que la impuni-
se habían considerado punibles con anterioridad en los delitos más dad de estas acciones se debe a la escasa gravedad de la falta en sí, muy
graves y menos graves. poca ya en la consumación y, por supuesto, menor aun en la tentativa.
En este sentido se han expresado De Castro-Orozco y Ortiz de Zúñiga,41
2. Fundamentación doctrinal Sivela,42 Cuello Calón,43 Ferrer Sama 44 y Rodríguez Mourullo.45 Por la
misma razón puede justificarse la punición de la frustración en determi-
La exposición de la evolución legislativa en ambos países ha per- nadas faltas, las cuales, por la mayor importancia de los bienes jurídi-
mitido poner de manifiesto que en ningún Código Penal español o ale- cos protegidos, constituyen hechos de mayor gravedad.46 La doctrina ale-
mán se ha considerado punible la tentativa de una falta. Por el con- mana ha acudido también a este criterio la mayoría de las ocasiones
trario, la regulación es distinta en cuanto a la tentativa en los delitos en que se ha expresado sobre este punto.47 Juntamente con esta consi-
menos graves y en la frustración. La doctrina parece estar de acuerdo, deración aportó Silvela una fundamentación subjetiva al justificar la
como en parte se ha expuesto en el apartado anterior, con esta regula- impunidad de estos supuestos por la «escasa criminalidad que en ellos
ción. Efectivamente, las faltas intentadas han sido consideradas siem- se revela»?* De otra opinión era Pacheco, para quien la impunidad en
pre impunes por aquellos autores que han estudiado esta cuestión, y no estos casos se comprende debida a la levísima e inapreciable alarma
constituye a mi parecer una excepción Groizard.38 Ciertamente, consi- que los mismos pueden causar. De castigar estos hechos «nos expon-
deraba Groizard que las tentativas de determinadas acciones conteni- dríamos a que el remedio tuviera más inconvenientes, o produjera más
das en el capítulo de las faltas reflejaban suficiente inmoralidad y cau- agitación y más considerables perjuicios que el mismo mal».49 En este
saban cierta alarma al cuerpo social que les hacía merecedoras de mismo sentido puede ser interpretada la declaración de Jescheck res-
pena. No obstante, no deseaba establecer excepciones a la regla gene- pecto a la tentativa en los delitos graves. En estos casos la tentativa es
ral, que le parecía acertada, de impunidad de las faltas intentadas, sino punible «porque en ellos ya el dar principio inmediatamente a la reali-
que ponía de relieve que determinadas faltas, como la tentativa de zación del hecho es adecuado para conmover el sentimiento colectivo
hurto cualquiera que sea el valor de la cosa sustraída «reúnen todos, de seguridad jurídica».50 Mayoritariamente, sin embargo, se ha consi-
absolutamente todos, los caracteres determinantes del delito, y no ca- derado que la impunidad de las faltas intentadas se debe a razones
ben dentro de la noción científica de la contravención o falta»,39 re- prácticas. Por una parte, ha alegado la doctrina la imposibilidad en
comendando su introducción en el título, al que por su naturaleza co- muchas ocasiones de considerar las faltas en otro supuesto que no
rrespondían. Las siguientes palabras de aquel autor lo expresan con sea la consumación. Así se manifestaron De Vizmanos y Álvarez,51 Pa-
claridad: ¿Se deduce de aquí que las faltas deben ser castigadas en checo,52 Silvela53 y Cuello Calón.54 Por otra parte de aplicar la pena de
grado de tentativa o de frustramiento?... No. Lo que únicamente revela
es un error en nuestro Derecho positivo... una mala clasificación de la
materia punible; lo que demuestra es que se ha llamado falta... lo que 41. C.P., pág. 22.
es imposible pueda considerarse con arreglo a la ciencia, a los princi- 42. D.P., pág. 184.
pios y al sentimiento público.» * 43. D.P., pág. 662.
44. Comentarios, pág. 91 s.
Si bien ha existido, pues, en la doctrina penal unanimidad en afir- 45. Comentarios, I, pág. 191.
mar la impunidad de las faltas intentadas, no ha existido acuerdo en lo 46. Así, Ferrer Sama, Comentarios, pág. 92, y Rodríguez Mourullo, Comen-
referente a la fundamentación de esta impunidad habiéndose acudido tarios, I, pág. 192.
en la doctrina española, para explicar la impunidad de la tentativa 47. Sauer, D.P., pág. 162 s., y Stratenwerth, A.T., 2.a ed., núm. 695. ,
siempre y de la frustración en algunas faltas, y en la alemana también 48. D.P., pág. 184.
49. El Código Penal, pág. 111.
50. Tratado, II, pág. 710.
38. De otra opinión, Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 191. 51. Comentarios, pág. 35 s.
39. Groizard, El Código Penal, pág. 136. 52. El Código Penal, pág. 111.
40. Groizard, El Código Penal, pág. 136. 53. D.P., pág. 184.
54. D.P., pág. 662.
462 463
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

la tentativa a las faltas se llegaría a una sanción «irrisoria y ridicula»,55 perspectiva ex ante. Es preciso poner de manifiesto que la peligrosidad
y en ocasiones penalmente imposible de valorar «a no ser que se pre- de una conducta no depende de la importancia del bien jurídico prote-
tendiese descender del cómputo criminal diurno al horario».56 gido, en cuyo caso también las faltas intentadas contra las personas
y la propiedad deberían considerarse punibles, sino que debe tenerse en
3. Valoración crítica y posición personal cuenta la forma de ataque, así como la proximidad del mismo a la
efectiva lesión del bien jurídico. El examen de las conductas descritas
El conocimiento de la evolución legislativa española y alemana, así en el título referente a las faltas pone de manifiesto que, aun en su
como de la posición doctrinal, permite observar la siguiente situación. forma consumada, éstas constituyen hechos poco graves. La tentativa
En primer lugar, el hecho evidente de que, aun cuando la doctrina no de las mismas, que supone un grado menor de proximidad a la lesión
sea unitaria en cuanto a su fundamentación, la tentativa de una falta del bien jurídico y en algunos casos también la frustación, constituirán
no se ha considerado nunca punible y tampoco doctrinalmente se ha conductas objetivamente menos peligrosas y, por lo tanto, menos
mantenido su punición.51 El mismo criterio se mantiene en el Antepro- graves. Atendiendo, pues, a la fundamentación de la que hemos partido,
yecto de Código Penal en su artículo 24. En segundo lugar, puede ob- puede afirmarse que el contenido de injusto de las mismas es mínimo,
servarse en el Derecho Penal español y alemán en este aspecto una evo- incluso pudiera decirse, insignificante, y por consiguiente les corres-
lución contraria. En el Derecho Penal español se mantuvo la punición ponderá también una pena muy leve. Sin embargo, siendo punible la
de la tentativa en todos los delitos ya en el Código Penal de 1848, conce- consumación, de la poca importancia de estos hechos no puede dedu-
diéndole por tanto mayor ámbito de punición que el Código Penal cirse sin más su impunidad. Por la misma razón fracasan también las
francés de 1810 y el StGB de 1871. Posteriormente se introdujo la pu- demás fundamentaciones doctrinales que he expuesto. La teoría sub-
nición de las faltas frustradas contra las personas y la propiedad, que jetiva, que afirma en estos casos la manifestación de una menor crimi-
se ha mantenido hasta la actualidad y es recogida por el Anteproyecto nalidad del autor, y la mixta, que se basa en la poca alarma social que
de Código Penal en su artículo 24. Por otra parte, un sector de la doc- el hecho produce, se enfrentan en definitiva con la misma consecuencia
trina actual propone una interpretación amplia del art. 5,2, que per- que la fundamentación objetiva, es decir, la existencia de un hecho an-
mitiría castigar la frustración también en otras faltas además de las tijurídico.58 Por el contrario, se apartaría de estas conclusiones aquella
citadas. A continuación me referiré a estas dos cuestiones en el or- concepción subjetiva que concibe el hecho antijurídico como la sim-
den citado. ple infracción del mandato o la prohibición contenidos en la norma.
En este caso debería aceptarse que el contenido de injusto del hecho,
A) Fundamento de la impunidad de la tentativa en las faltas imposible de graduarse cuantitativamente, sería exactamente el mis-
mo en los delitos y en las faltas. Así fue considerado por un sector de
Como ya se ha expuesto en la introducción de este capítulo el fun- la antigua doctrina alemana.59
damento de la impunidad de la tentativa en las faltas, como la proble- Por otra parte tampoco es aceptable, en la forma en que se ha ex-
mática de la penalidad de la tentativa en general, tan sólo puede com- puesto, la extendida opinión que considera impunes estos supuestos por
prenderse correctamente atendiendo a dos aspectos distintos: En pri- razones prácticas. En primer lugar, porque la tentativa es perfecta-
mer lugar, a la antijuricidad de estos hechos, en segundo lugar, a la mente imaginable en un buen número de los tipos regulados en este
punibilidad, es decir, la necesidad de pena de los mismos. En relación título. En segundo lugar porque, teniendo en cuenta lo dispuesto en el
al primero de estos ámbitos debemos remitirnos a la fundamentación artículo 601 del Código Penal, la pena a aplicar a estos supuestos, aun-
de la tentativa que aquí se mantiene y que tiene por base la prohibi- que desde luego muy leve, no sería, como se ha dicho, imposible de ya-
ción de toda conducta voluntaria objetivamente peligrosa desde una lorar.
58. Por esta razón es erróneo considerar que la punición de estas conductas
55. Así, Silvela, D.P., pág. 184. Le sigue Cuello, D.P., pág. 662. es la consecuencia necesaria a la que debe conducir una teoría subjetiva conse-
56. Quintano, Comentarios, pág. 62. cuente, porque exactamente lo mismo debería afirmarse de las teorías objetivas
57. Me refiero a la tentativa en el sentido en que la define nuestro Código, si sólo se atiende a la antijuricidad del hecho.
es decir, no en el sentido amplio que comprendería también la frustración. 59. Sobre ello, Krümpelmann, Die Bagatellen Delikte, pág. 27 ss.
464 465
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

No obstante, la impunidad de estos supuestos, que no dejan de do sin sufrir alteraciones en lo fundamental hasta nuestros días, y ni
estar prohibidos, es debida en parte a cuestiones de orden práctico. siquiera en el Derecho de Unificación de 9 de mayo de 1935, que se pro-
Dada la importancia y gravedad que encierra cualquier intervención ponía realizar severamente el Derecho Penal voluntarista, se propuso
procesal y penal, y debido a que, como se ha observado, la gravedad de la punición de la tentativa en todos los delitos menos graves.63 Aun-
estos hechos es mínima, el Estado opta por renunciar a la punición, es que no pertenezca directamente al ámbito de las formas de imperfecta
decir, en estas ocasiones estima que la pena no es necesaria.60 En estos ejecución, debe ponerse de relieve que en la todavía reciente reforma
supuestos la aplicación de la pena podría ocasionar más inconvenien- del Derecho penal alemán se ha abolido por completo el capítulo dedi-
tes, más «agitación y más considerables perjuicios que el mismo mal»,61 cado a las faltas; si bien, como ya se ha expuesto (16), alguna de ellas ha
por lo tanto, es conveniente renunciar ella. Por el contrario, la mayor pasado a integrar el capítulo de los delitos y aquellas que no han desa-
importancia del bien jurídico protegido en las faltas contra las perso- parecido de toda regulación legal se encuentran recogidas en la Ley de
nas y la propiedad ha decidido al legislador a no querer renunciar en Infracciones Administrativas.
estos casos al castigo. El fundamento de la impunidad de las faltas La tendencia del Derecho penal alemán se muestra más de acorde
intentadas y también de las frustradas, que nuestro Código considera con él sentido de la Política-criminal moderna, que, si bien concibe el
impunes, constituye, pues, una decisión de política-criminal, que afecta Derecho penal como un derecho protector de bienes jurídicos, conside-
a la punibilidad del hecho y no al injusto del mismo. ra que éste debe aplicarse únicamente en las modalidades de ataque
más peligrosas a los mismos. Esta característica del Derecho penal, que
B) Consideraciones sobre la tendencia seguida por nuestro se conoce con el nombre de «carácter fragmentario», y que pone de
Derecho penal en cuanto al ámbito de punición de las formas relieve que el sistema de protección de los bienes jurídicos que encie-
de imperfecta ejecución rra el Derecho penal no es un sistema exhaustivo, comprensivo de todas
las lesiones y molestias que puede sufrir el bien protegido, sino que
La exposición de la legislación y la doctrina han puesto de mani- entra en relación únicamente con las más importantes, fue sentida por
fiesto una leve tendencia en el Derecho español a ampliar el ámbito de Binding, quien por primera vez la puso de manifiesto, como un «grave
punición de las formas de imperfecta ejección. Con respecto a los deli- defecto del mismo».64 En la actualidad, por el contrario, se considera
tos la tentativa se castigó ya desde un principio en todos los casos, mérito y distintivo de un Derecho penal que corresponda a un Estado
apartándose así del legislador francés y de otros antecedentes históri- liberal de Derecho, el que limite su aplicación a aquellas conductas
cos. En las faltas esta tendencia se pone de relieve con la introducción que por su indudable importancia la merecen. Este cambio de valora-
en el Código Penal de 1870, del artículo 5,2, que modificó la situación an- ción se corresponde, por otra parte, según ha puesto de manifiesto Mir
terior, según la cual se consideraban punibles únicamente las faltas con- Puig,65 con el cambio sufrido por la fundamentación de la pena, de una
sumadas. La punición de algunas faltas frustradas no sólo continúa concepción retributiva a una concepción preventiva, concebida no como
vigente sino que se introduce nuevamente en el Anteproyecto de Código medio para imponer la Justicia, sino para proteger a la sociedad de los
Penal. Un sector de la doctrina contemporánea adelanta un paso más ataques más peligrosos. Por otra parte, el Derecho penal se concibe ac-
en el sentido indicado al proponer una interpretación amplia del artícu- tualmente como «última ratio» en el ordenamiento jurídico, lo cual
lo 5,2, según la cual tendrían cabida en él otras faltas además de las significa que el Estado puede acudir a la pena y a la medida de seguri-
contenidas en los títulos III y IV del libro III. dad únicamente cuando hayan fracasado otros medios menos gravosos
El Derecho alemán ha mantenido una posición más uniforme con- (carácter subsidiario o secundario del Derecho penal).66
siderando impune, ya desde un principio, la tentativa en algunos de- En una futura reforma del Derecho penal español estas considera-
litos menos graves y en todas las faltas.62 Esta situación ha permaneci- ciones también deberían ser tenidas en cuenta. La aplicación de esíos
60. Así, Mir Puig, Función, pág. 67.
61. Pacheco, El Código Penal, pág. 111. 63. Sauer, D.P., pág. 162 s.
62. Debe tenerse en cuenta el sentido más amplio que el término tentativa 64. Jescheck, Tratado, 1, pág. 71.
posee en el Derecho Penal alemán, dentro del cual se incluye lo que en nuestro 65. Introducción, pág. 127.
Derecho constituye una frustración. 66. Mir Puig, Introducción, pág. 125 s.

466 467
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

principios que rigen actualmente la política criminal comportaría una atentado en contra de las personas. A través de esta interpretación las
diversa regulación por lo menos de las faltas en general, lo cual afecta- faltas frustradas serían punibles únicamente en los atentados más
ría a las formas de imperfecta ejecución que aún se consideran puni- graves, lo cual coincide plenamente con la voluntad de la Ley, conside-
bles. Aunque no pueda darse aquí una solución concreta para los diver- rándose excluidas de la punición por ejemplo las faltas recogidas en
sos tipos delictivos, debe ponerse de relieve que la tendencia seguida los artículos 583, 4.°, 5.° y 6.°; 584; 585, 3.°, 4.° y 5.°; 586, 1.° y 2.°; 590;
por nuestro Código y nuestra doctrina en cuanto al ámbito de punición 594 y 596.
de las formas de imperfecta ejecución no se muestra acorde con los
principios expuestos, apartándose así también de otras regulaciones. 4. Criterios para la clasificación de las acciones punibles
Igualmente hay que abogar porque en la reforma del mismo se plantee en delitos y faltas
la posible renuncia a la punición de los llamados delitos de bagatela, así
como también un cambio en la redacción de determinadas figuras tí- Con respecto al ámbito de punición de las formas de imperfecta
picas cuya definitiva penalidad depende de la producción de un resulta- ejecución debe tratarse por último el criterio de clasificación de las
do u otro, condicionado en muchas ocasiones por factores ajenos a la acciones punibles en delitos y faltas, delitos más graves y menos graves
acción realizada por el autor, como sucede en las lesiones y en los de- en el Código Penal alemán. La cuestión tiene mucha importancia para
litos contra la propiedad. Por otra parte, y respecto a la punición de las las formas de imperfecta ejecución, pues, como se ha expuesto, depen-
faltas, han surgido ya en nuestro país autores que se plantean esta si- derá de la consideración de una acción como delito o como falta en
tuación. Recientemente se ha manifestado Muñoz Conde en favor de la el Derecho español, o bien como delito más grave o menos grave en el
transformación de las faltas en infracciones administrativas formando
Derecho alemán, el hecho de que la tentativa o la frustración de las
un todo con éstas. De adoptar este sistema «se conseguiría —expresa
Muñoz Conde—67 una mayor agilización del procedimiento (y con ello mismas se considere punible.
una reducción de los costos) y una revalorización del verdadero Dere- Para dar respuesta a esta cuestión han surgido en el Derecho ale-
cho penal». mán diversos criterios. Junto a dos posiciones extremas (consideración
abstracta y concreta), se ha mantenido una tercera posición intermedia
En atención a las consideraciones expuestas estimo además erró- (consideración especializada). Para la consideración abstracta la clasi-
nea una interpretación extensiva del art. S^.68 Por el contrario, sería ficación de un hecho como delito o falta dependerá de la pena abstrac-
preferible una interpretación restrictiva, que, por otra parte, es posi- tamente señalada al tipo. Con respecto al Derecho alemán deberá ate-
ble. En primer lugar debe tenerse en cuenta que los títulos II y IV, co- nerse al grado mínimo de la misma. Para la clasificación de las accio-
rrespondientes a las faltas contra las personas y la propiedad, incluyen nes punibles serán irrelevantes las circunstancias concretas concu-
una serie de bienes jurídicamente protegidos más amplia que los re- rrentes; no se tendrán en cuenta ni los preceptos de la Parte General,69
cogidos en los delitos contra las personas (título VIII) y contra la ni tampoco los supuestos especialmente cualificados o atenuados. Para
propiedad (título XIII), que protegen la vida, la integridad corporal y la consideración concreta, por el contrario, lo relevante es la pena a
la propiedad. Al igual que Rodríguez Mourullo, creo «posible y mucho aplicar en el caso concreto, es decir, después de considerar todas las
más adecuada a la voluntad de la Ley» una interpretación de los tér- circunstancias que han ocurrido en el mismo e intervienen en la deter-
minos «personas» y «propiedad» del artículo 5,2 conforme a su «con- minación de la penalidad. La pena resultante después de este proceso
creto contenido sustancial» y no referidos formalmente a los títulos determinará la clasificación del hecho en delito o falta. Por último, para
III y IV del libro III. Sin embargo, el contenido sustancial de estos tér- la consideración especializada,70 deben tenerse en cuenta todos los cam-
minos en el Derecho penal debe buscarse a través de los bienes jurí- bios del marco penal, partiendo de los grupos valorativos que se pon-
dicos que el Código les atribuye allí donde más especifica, que es en los
delitos, y no fuera de él, pues en última instancia cualquiera de los 69. Como, por ejemplo, las circunstancias modificativas genéricas, la ate-
ataques recogido en las faltas e igualmente en los delitos, suponen un nuación de la tentativa o la frustración, o de la comisión por omisión en el De-
recho germano.
70. Esta posición ha sido defendida únicamente por Engisch en SJZ, 1948,
67. Adiciones, I, pág. 85. pág. 660, y Die Idee der konkretisierung in Recht und Rechtswissenschaft unserer
68. Sobre esta interpretación, véase II, 3, B. Zeit, pág. 50 ss., y actualmente por Stratenwerth, A.T., pág. 59.
468 469
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

tienen en el tipo. La aplicación de la misma conduciría en el Derecho


alemán, por ejemplo, a considerar un caso menos grave de robo III. MEDIDA DE LA PUNICIÓN DE LA TENTATIVA
(§ 249 II) como un delito menos grave, aun cuando el robo se consi-
dere un delito más grave.71 La segunda cuestión que debe ser planteada en relación a la pena-
En el Derecho alemán las consideraciones concretas y especializa- lidad hace referencia a la medida de la punición de la tentativa. En
das han pasado a tener únicamente interés histórico, pues con la intro- este apartado quiere aludirse a la antigua discusión sobre el marco
ducción del § 12 en el actual StGB se ha acogido la consideración abs- penal que corresponde aplicar el delito intentando, que, como es sabido,
tracta, que anteriormente ya era dominante en la doctrina y la Juris- oscila entre la equiparación del mismo para la tentativa y el delito
prudencia.72 consumado, con la posibilidad de reservar al Juez una rebaja facultati-
En el Derecho penal español esta cuestión ha sido estudiada por va de la pena del delito intentado, sistema seguido por el Código Penal
el profesor Mir Puig,73 quien había puesto de manifiesto que la clasi- alemán, o bien la atribución a la tentativa de un marco penal atenua-
ficación de un hecho punible como delito o falta se realiza en nuestro do en todos los casos, regulación acogida por nuestro Ordenamiento. La
Código en base a una consideración abstracta. Teniendo en cuenta Cuestión que a continuación se plantea se encuentra directamente re-
que el artículo 6 de nuestro Código Penal señala como delitos las in- lacionada con la problemática referente al desvalor de la acción y so-
fracciones que la Ley castiga con penas graves y como faltas aquellas bre todo al desvalor del resultado. No obstante, también aquí deberán
que castiga con penas leves, y debido a la imposibilidad que existe, ser examinadas consideraciones de política-criminal que pudieran de-
aceptada doctrinal y jurisprudencialmente, de que la concurrencia de terminar el sistema a adoptar en un sentido u en otro.
circunstancias concretas determine el paso de una pena grave a una El estudio de esta problemática vamos a iniciarlo, al igual que en
pena leve (art. 74 en relación con el art. 73 y el art. 601), debe extraerse apartados anteriores, con la evolución legislativa de ambos países, así
la conclusión de que la pena señalada en el tipo determinará la clase de como la fundamentación doctrinal de las diversas soluciones aportadas.
infracción punible: delito si la pena que el tipo señala es grave, y falta
si la pena señalada es leve. 1. Evolución legislativa
Sin embargo, en su Manual de Derecho Penal considera este mis-
mo autor que a favor de la posibilidad de rebajar el límite que separa También respecto a esta cuestión se habían manifestado ya las re-
la multa grave de la multa leve podrá alegarse que, al declarar a la gulaciones penales española y alemana más antiguas. Nuestras Parti-
multa de 30.000 a 300.000 ptas. como «la última pena de todas las es- das, posiblemente por la influencia del Derecho romano y de la doctrina
calas graduales anteriores», el art. 74 lo hace sólo para posibilitar la canónica, castigaban las pocas tentativas de delito que consideraban
aplicación de la pena inferior en grado a alguna de las contenidas en punibles,75 «como si lo hubiese cumplido»,76 es decir, como si el hecho
las escalas superiores a la de multa indicada en dicho art. 74. Así se se hubiera consumado. Por el contrario la Constitutio Criminalis Caro-
desprende del art. 76, que prescinde de las escalas graduales del art. 73 lina adoptaba ante estos supuestos un sistema diferente. Para la com-
para determinar los grados superiores e inferiores de la pena de multa. prensión del mismo debe tenerse en cuenta la importancia que en el
«Pues bien, si para obtener los grados superior e inferior de la multa Derecho germánico se había dado al resultado. Si la naturaleza y la
hay que prescindir del artículo 73, no regirá a aquellos efectos la de- gravedad del delito se determinaban en aquél, en principio por su re-
terminación de la pena de multa de 30.000 a 300.000 ptas. como última sultado externo, es lógico que la tentativa se considerase siempre un
pena imponible.» 74 hecho de menor gravedad que la consumación, y por lo tanto, se casti-
gase menos.77 Sin embargo, con la recepción, a finales de la Edad Me-
dia, del Derecho romano, si bien transformado y elaborado por glosa-
dores y postglosadores, se introdujo en el Derecho germánico la consi-
71. Con más detalle sobre este punto de vista, Stratenwerth, A.T., pág. 59.
72. Jescheck, Tratado, I, pág. 77. 75. Véase, II, 1, de este capítulo.
73. A.D.P.C.P., 1973, pág. 346 ss. 76. Ley 2, Tít. 31, Part. 7.a (Citado por Groizard, El Código Penal, pág. 67 s.)
74. D.P., pág. 670 s. 77. Heberle, Aus welchen Grunden, pág. 7 s.
470 471
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

deración del elemento voluntativo del hecho. Se comprende, pues, que pena de la tentativa,84 estableciéndose en algunos un tratamiento dife-
la C.C.C., que representa la reunión de principios contenidos en ambos renciado entre la tentativa acabada, a la cual se imponía mayor pena,
sistemas jurídicos, adoptara en la solución de esta cuestión un sistema y la tentativa inacabada,85 sin embargo, un número reducido de Códi-
hasta cierto punto intermedio, dejando al arbitro judicial el castigar el gos, muy posiblemente influidos por el Código francés, se decidieron
delito intentado «en un caso más duramente que en el otro, atendiendo por la equiparación, aunque concediéndole al Juez la posibilidad de
a las circunstancias y a la forma del hecho» (art. 178). Debe señalarse, atenuar la pena más allá del mínimo impuesto al delito consumado.86
no obstante, que durante la vigencia de la Carolina los Tribunales ale- La solución más estricta fue adoptada por el Código Penal de los Es-
manes al amparo del artículo citado castigaron la tentativa de delito tados prusianos, que otorgó al delito intentado el mismo marco penal
casi siempre con una pena atenuada.78 que al delito consumado.87
La evolución legislativa de ambos países se vio influida, aunque Ante la diversa regulación de los Códigos penales de los Estados
mucho menos que en otras cuestiones del delito intentado, por la codi- alemanes, el Código Penal imperial de 1871, prefirió continuar la tra-
ficación penal francesa. Los redactores de aquellos Códigos, que gus- dición propia del Derecho germánico imponiendo la atenuación obliga-
taron de acudir al Derecho romano normalmente, le concedieron en toria para la pena del delito intentado (§ 44,1). Su elección fue puesta
esta ocasión absoluto predominio. La discutida sentencia romana «in de manifiesto con claridad en la Exposición de Motivos del Código, que
maleficiis voluntas spectatur non exitus»,79 fue interpretada en el sen- justificó la solución adoptada en cuanto a la medida de la penalidad de
tido de atribuir a la voluntad relevancia por encima del resultado. Así, la tentativa, en base a su correspondencia con la conciencia jurídica
cuando en la Ley 22 Prairial del año IV, se introdujo una fórmula co- alemana.88
mún a la tentativa de crímenes,80 se castigó ésta con la misma pena que El paso de la atenuación obligatoria de la pena a la atenuación fa-
si el hecho fuera consumado.81 La misma fórmula se transcribió al ar- cultativa tuvo lugar bajo el Nacional-Socialismo. Ya en el § 4 de la Or-
tículo 2 de Código Penal de 1810, que decía: «La tentativa de crimen... denanza del Delincuente violento de 5 de Diciembre de 1939, se había
será penada como el crimen mismo...» Aún cuando su aceptación no equiparado la pena de la tentativa a la consumación en los crímenes
fuera pacífica, ya que el citado artículo fue duramente criticado duran- violentos, pero fue posteriormente, con la Ordenanza de 29 de mayo
te las discusiones en el Consejo de Estado,82 ha permanecido hasta de 1943, que reformó el § 44,1, cuando se extendió a todos los delitos la
nuestros días, si bien atenuado a través de la Ley de 1832, en el cual se posibilidad de castigar la tentativa igual que el delito consumado. La
ofrece al Tribunal la posibilidad de aplicar una circunstancia atenuante atenuación facultativa para la tentativa, que ciertamente no constituía
en caso de que el hecho permanezca en el estadio de tentativa.83

A) Derecho germánico 84. Así, el Código Penal de Baviera de 1813 (art. 60 y 62); el Código Penal
del Reino de Sajonia de 1838 (art. 25); el Código Penal del Ducado de Braun-
La diversidad de principios existente en el Derecho germánico se schweig de 1840 (§ 36). (Citado por Frank en Vollendung und Versuch, V.D.A.,
reflejó en las soluciones adoptadas frente a esta cuestión por los Có- pág. 222.)
85. Así, el C.p. de Hessen (art. 68); el C.p. de Badén de 1845 (§ 112); el C.p.
digos penales particulares de los Estados alemanes. Cierto es que la de Hannover de 1840 (arts. 36 y 37) y el C.p. de Württenberg de 1839 (art. 62).
mayoría de ellos se mostró favorable a la atenuación obligatoria de la (Citado por Frank en Vollendung und Versuch, V.D.A., pág. 222.)
86. Código Penal de Baviera de 1861 (art. 49) y Novela de Württemberg
78. Heberle, J., Aus welchen Grunden, pág. 9. para el Código Penal de 1849. (Citado por Frank, en Vollendung und Versuch,
79. La interpretación exacta que corresponde dar a esta frase es aun ac- V.D.A., pág. 222.)
tualmente discutida. Sobre ello, Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 595, núme- 87. (§ 332). No obstante se excluyó para la tentativa la posibilidad de apli-
ro 2.166, y Stratenwerth, ScwZStr, 79 (1963), pág. 233. car la pena de muerte y la cadena perpetua (Frank, Vollendung und Versuch,
80. El Código Penal de 1791, que no contenía aún un precepto general de V.D.A., pág. 222).
la tentativa, equiparó la pena de la tentativa de asesinato y envenenamiento, a 88. Se equivocaba Heberle {Aus welchen Gründen, pág. 3) al reprocharle al
la correspondiente a su consumación. legislador su silencio en cuanto a la fundamentación de esta regulación, pues,
81. Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 597. con esta breve indicación, es decir, al hacer referencia a la tradición jurídica
82. Sobre ello, véase Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 597 s. alemana, aceptó también el predominio de la parte objetiva del hecho y del
83. Heberle, Aus welchen Gründen, pág. 10. resultado por encima de la voluntad, para la valoración del hecho.
472 473
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

un hallazgo del legislador alemán,89 fue interpretada por la doctrina pabilidad del hecho, también la penalidad en la tentativa deberá ser
como uno solución intermedia,90 entre la atenuación obligatoria de la menor.94
pena, a la que conducía la tradición germánica y la equiparación total» En resumen la exposición del Derecho alemán en esta cuestión ha
más de acuerdo con la corriente voluntarista de la época. puesto de manifiesto la existencia en el seno del mismo de dos posi-
La atenuación facultativa de la pena permaneció en la legislación ciones opuestas, que se encuentra repetidamente a lo largo de su histo-
alemana con posterioridad a la II Guerra Mundial y se ha impuesto ria. La afirmación de que el Derecho alemán se dirige hacia la equipa-
asimismo en el nuevo StGB de 1975, que en su § 23 expone: «La tenta- ración de la pena de la tentativa y de la consumación,95 puede conside-
tiva puede castigarse menos que el delito consumado.» 91 La razón del rarse cierta únicamente teniendo en cuenta la significación que ha
mantenimiento de esta regulación en el nuevo Código se encuentra, se- tenido y tiene aún la posición contraria.
gún el legislador alemán, en el reconocimiento expreso de la teoría
subjetiva de la tentativa por parte del Código Penal alemán, de la cual B) Derecho español
la atenuación facultativa no es más que su «consecuencia lógica». «Si La solución admitida por el Derecho penal español más antiguo,
según esta posición (es decir, la teoría subjetiva) la voluntad delictiva que coincidía con la posición mantenida más tarde por el C.p. francés
y con ella la peligrosidad del autor constituyen el fundamento de la de 1810, no logró imponerse en la redacción del Código Penal espa-
pena en la tentativa, en cuanto a la medición de la pena no puede ñol de 1822. Ciertamente nuestro Código Penal mantuvo un cambio de
comportar ninguna diferencia fundamental el hecho de que el resulta- orientación en relación a los que constituyen sus directos antecesores,
do se haya producido o bien que, por circunstancias ajenas al ámbito prefiriendo, frente a la equiparación absoluta de la pena, la atenua-
de la voluntad del autor, no se haya producido.» 92 Sin embargo, con- ción de la misma «como regla general». En su artículo 7 se establecía
anterioridad a la publicación del Código Penal la opinión doctrinal ale- que «por regla general..., la tentativa de un delito... será castigada
mana no era unánime respecto a esta cuestión. Ellose puso de mani- con la cuarta parte o la mitad de la pena, que la Ley prescribe contra
fiesto con claridad en los dos proyectos que precedieron aquel Código. el delito que se intente cometer; y si el acto que efectivamente se haya
Por una parte, el Proyecto Oficial ofrecía la posibilidad al Juez de im- cometido, para preparar 96 o empezar la ejecución de este delito, tu-
poner una pena atenuada (§ 27,2), justificándolo en la misma forma viese señalada alguna pena especial, se aplicará ésta también al delin-
que más tarde lo haría el StGB.93 El proyecto alternativo, y con él un cuente».97
importante sector de la doctrina alemana, defendía la atenuación obli- La evolución prosiguió en el mismo sentido, pues en los Códigos
gatoria de la pena (§ 25,2). La razón por la cual la pena en el delito Penales de 1848 y 1850 (art. 61 y 62) y de 1870 (arts. 66 y 67) se estable-
intentado no debe ser la misma que correspondería al mismo delito ció la atenuación obligatoria de la pena de la tentativa, e igualmente
consumado es —según el proyecto alternativo— que «el injusto de un de la frustración frente a la correspondiente al delito consumado. La
hecho se encuentra constituido no sólo por el desvalor de la acción, pena a imponer al delito intentado se fijó en 2 grados inferior a la
sino también por el desvalor del resultado». Al faltar este último en la pena correspondiente al delito consumado, y únicamente 1 grado infe-
tentativa el injusto en la misma será siempre menor que en el delito rior a la pena de la frustración.
consumado, por ello, si se quiere aplicar una pena limitada a la cul-
El Código Penal de 1928 supuso un abandono de la línea empren-
dida por nuestros primeros Códigos, ya que el artículo 138 del mismo
89. En este sentido se había manifestado ya, por ejemplo, el Código Penal dejaba al arbitro del Tribunal la posibilidad de imponer la misma pena
suizo de 1 de enero de 1942, en su artículo 21. u otra inferior a la consumación en los casos de tentativa y frustra-
90. Nagler, GS, 115 (1941), pág. 28 s. Y actualmente Baumann, A.T., pág. 505. ción.98
91. La forma en que debe atenuarse ala pena se regula en el par. 49, 1.
92. Citado por Mezger/Blei, A.T., 14. ed., 1970, pág. 254. 94. A.E., referente al par. 25, apar. 2, pág. 63.
93. Sin embargo, la posibilidad de atenuar la pena parecía aconsejable, pues 95. A. Kaufmann, ZStW, 80 (1968), pág. 50.
«a menudo un hecho que ha permanecido en tentativa exigirá una menor expia- 96. Como se ha expuesto, el C.p. de 1822 consideraba punibles los actos pre-
ción, porque pondrá de relieve una voluntad delictiva más leve, o porque, por paratorios.
otras razones, parecerá inaceptable no tener en cuenta a favor del autor, la fal-
ta de resultado» (Proyecto Oficial, pág. 143). 97. Citado según Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 618.
98. Puig Peña, D.P., pág. 265, nota 14.
474 475
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

La regulación que se encuentra actualmente en vigor es la misma tre las dos anteriores, ha sido considerada doctrinalmente como un
que conoció el Código Penal de 1932 (art. 51 y 52), que se limitó a vol- paso en el camino hacia la equiparación de la pena, en lo cual ha influi-
ver al sistema de los Códigos de 1848 y 1870, aunque otorgando mayor do, sin duda, el hecho de que la decisión haya sido adoptada en ambos
arbitrio al Juez para imponer la pena a la tentativa, en cuanto que la países por legisladores de tendencia voluntarista. En los apartados si-
misma podía rebajarse 1 o 2 grados (frente a los dos grados de los guientes quiere ponerse de manifiesto la necesidad de cuestionar esta
Códigos anteriores), en relación a la pena del delito consumado. El mo- interpretación. Por una parte, porque la teoría subjetiva no ha defen-
tivo de la reforma se encuentra en la atenuación general de las penas dido la equiparación sino excepcionalmente y, por el contrario ha
que tuvo lugar en el C.p. de 1932, lo cual hubiera comportado, de man- mantenido la atenuación obligatoria en un gran número de supuestos,
tenerse la atenuación obligatoria en dos grados para la tentativa, la justificando incluso la atenuación obligatoria en todos los casos. En
imposición a la misma de una multa en numerosas ocasiones.99 segundo lugar, la aplicación de un marco penal atenuado para la ten-
En relación a los delitos puede, pues, observarse en nuestra evo- tativa no constituye la única consecuencia a la que conduce la teoría
lución legislativa, si nos referimos únicamente al Derecho moderno y objetiva y, por último, la atenuación facultativa de la pena tiene plena
sin tener en cuenta el breve intervalo que supuso el C.p. de 1928, un justificación en sí misma sin constituir síntoma de una finalidad pos-
predominio absoluto de la atenuación obligatoria de la pena de la terior.
tentativa y de la frustración frente a la del delito consumado. En la
misma línea se encuentra el C.p. de 1932, aun cuando acercara en un A) Teoría subjetiva
grado la pena de la tentativa a la consumación, en una reforma cali-
ficada por la doctrina como «un paso hacia lo subjetivo».100 Muy distin- a) Exposición
ta es, por el contrario, la regulación respecto a las faltas frustradas a
las cuales atribuye el Código el mismo marco penal señalado a las El fundamento de la punición de la tentativa se encuentra, según
consumadas, ofreciendo al Juez la posibilidad de graduar la pena úni- esta posición, en la voluntad manifestada por el autor de contradecir
camente dentro de este marco (art. 601). la obligación a él dirigida por el Ordenamiento Jurídico. Como se ha ex-
puesto en la fundamentación,102 la antijuricidad de un hecho se agota
2. Fundamentación doctrinal según esta teoría en la contradicción voluntaria de la norma, por lo
tanto el injusto se encuentra constituido únicamente por el llamado
La evolución legislativa en la medida de la penalidad de la tentati- desvalor de la acción y éste es concebido en forma totalmente subje-
va ha puesto de manifiesto la existencia de dos soluciones, en cierta tiva, es decir, como desvalor de la intención. Se ha considerado que el
forma extremas, así como de una solución intermedia. La equiparación desvalor de la acción coincide en la tentativa, frustración y consuma-
de la pena de la tentativa y de la consumación por una parte, y de la ción y que, por lo tanto, la consecuencia lógica a la que conduce la
atenuación obligatoria de la pena en la tentativa, por otra, se han con- teoría subjetiva es la equiparación de la pena en todos estos casos.103
siderado doctrinalmente como consecuencias lógicas de una teoría sub- Sin embargo, la total equiparación de la pena ha sido defendida excep-
jetiva y objetiva respectivamente. En este sentido ha expuesto, por cionalmente por representantes de una teoría subjetiva. Muy al contra-
ejemplo, Jiménez de Asúa: «Desde antiguo se manifestaron encontradas rio la doctrina subjetiva española y alemana ha advertido que, tam-
dos tendencias en cuanto a la penalidad de la tentativa: el régimen lla- bién observando el hecho únicamente en su aspecto subjetivo, corres-
mado objetivo, que postulaba la atenuación, y el que se consideraba ponde dar un tratamiento distinto a la tentativa (tentativa inacabada),
subjetivo, que defendía la equiparación entre las sanciones del delito frustración (tentativa acabada) y consumación, respectivamente.
intentado y del consumado.» 101 Por otra parte la atenuación facultativa La antigua doctrina subjetiva alemana puso de relieve el distinto
de la pena, que sin lugar a dudas constituye una posición intermedia en- tratamiento que con respecto a la penalidad merecen la tentativa ina-
cabada y acabada, posición que se deflejó en algunos Códigos particu-
99. Rodríguez Mourullo, Comentarios, pág. 215.
100. Córdoba Roda, Notas, II, pág. 186. 102. Véase el capítulo I, apartado III, 1, A.
101. Jiménez de Asúa, Tratado, VII, pág. 596. 103. Así, Rodríguez Mourullo, Comentarios, II, pág. 215.
476 477
T

ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

lares. Algunos subjetivistas señalaron que mientras en la tentativa ina- todo aquello que era necesario para la producción del resultado. Estas
cabada el autor aún no ha realizado todo aquello que por su parte era consideraciones han conducido a defender, por una parte, la atenuación
necesario para producir el resultado, en la tentativa acabada la acción de la pena de la tentativa y, por otra, demandar la equiparación de la
se ha llevado a cabo hasta el final; en esta última, si el resultado no se pena de la frustración y la consumación. Si desde el punto de vista
ha producido puede haber sido únicamente un producto de la casua- subjetivo frustración y consumación son idénticas a ambas debe co-
lidad o bien de la menor inteligencia del autor,104 pero siendo la culpa- rresponder, pues, la misma pena, por lo tanto conviene equiparar la
bilidad del mismo en un caso y en otro exactamente iguales considera- pena de la frustración y de la consumación. En este sentido expuso Ra-
ron conveniente defender la equiparación de la pena de la tentativa aca- miro Rueda con claridad: «Si los hechos solamente los apreciamos
bada y de la consumación}®5 Más recientemente esta solución ha sido de- como medio de elevarnos a las intenciones, y éstas nos demuestran, en
fendida por Armin Kaufmann quien mantiene consecuentemente que, si el caso presente (es decir, el delito frustrado), que el culpable hizo
lo injusto del hecho se agota en el desvalor de la acción, cuando éste cuanto de sí dependía para consumar el delito, como reo de delito con-
concurre por completo ya no existirá razón alguna para castigar el he- sumado debe castigarse, desapareciendo por consiguiente del Código
cho con una pena menor que el delito consumado. Cuando el autor haya cuanto con la frustración se relaciona.» m En el mismo sentido se ma-
realizado todo aquello que según su plan era exigible para la produc- nifestaron Navarro de Palencia,109 Francisco Giner y Alfredo Calde-
ción del resultado, el desvalor de la acción, y con él la antijuricidad del rón no y Aramburu, para quien en el delito frustrado «el Derecho queda
hecho, concurrirá por completo. La producción del resultado no puede quebrantado con un quebrantamiento idéntico al que sufre cuando el
añadir nada al desvalor de la acción. Si, por ejemplo, la víctima de un delito se consuma. La anomalía, la perversidad, se evidencian con la
disparo de pistola muere varios meses después en el hospital, esta misma energía, y esto es lo que la pena busca, exije la misma intensi-
muerte nada cambiará en el desvalor de la acción y en la culpabilidad dad punitiva. Las diferencias entre la frustración y la consumación...
del autor, que serían idénticos aun cuando la víctima no hubiera muer- son ajenas a lo jurídico...».111 Igualmente llegó Saldaña a la conclusión
to.106 Por el contrario, si el autor no ha realizado aún todo aquello que de que «sila voluntad temible es materia del Derecho de castigar, del
según su plan era necesario para la producción del resultado, no con- delito frustrado nace un derecho de defensa social igual al que nace
curre un completo des valor en la acción. Esto sucede en la tentativa del delito consumado, ya que el alma de intención es en los dos la
inacabada, en la cual la resolución de voluntad del autor no ha de- misma». La única diferencia con el delito consumado consistiría en
mostrado todavía que posee fuerza suficiente para realizarse hasta el que en aquél —al no concurrir daño material— no habría lugar a res-
final. En sus manos permanecer aún la última decisión sobre el sí del ponsabilidad civil.112 Sin embargo, sorprende que al referirse al daño
hecho, que pudiera no llegar a producirse. Consecuentemente solicita moral del delito frustrado, consistente en la reacción que éste provoca
Kaufmann la atenuación obligatoria de la pena en la tentativa inaca- en la sociedad, en comparación con el que produce el delito consuma-
bada, por ser el desvalor de la acción siempre menor en ella.107 do, se exprese en las siguientes palabras: «¿Cuál es más peligroso y
En el mismo sentido se ha manifestado la doctrina española, que exige más enérgica defensa social? El daño moral de la tentativa fra-
ha puesto de relieve el distinto tratamiento que desde el punto de vista casada es, en una sociedad civilizada, esto es, armada moralmente de
subjetivo corresponde a la tentativa y la frustración con respecto al de- inteligencia y de medios, ciencias y artes, superior al daño moral —pe-
lito consumado. Mientras que en la tentativa la intención criminal aún ligro de siempre, ingenua repetición— del delito consumado. La defen-
no se ha manifestado por completo, en la frustración ya se ha realizado sa preventiva social no debe olvidar esto.» 113 De aquí parece despren-

104. Kahle, Staatslehre, 1846, pág. 356 ss. (Citado por Heberle, ob. cit., 108. Ramiro Rueda, Elementos, pág. 201. '
pág. 16 s.) 109. Bernaldo de Quirós y Navarro de Palencia, Teoría, pág. 221.
105. Hugo Meyer, Lehrbuch des deutschen Strafrechts, 1888, pág. 271. 110. Resumen de Filosofía de Derecho, pág. 228 s. (Citado por Bernaldo de
106. Zum Stand, Welzel-Festschrift, pág. 403, y ZStW, 80 (1968), pág. 50 s. Quirós y Navarro de Palencia, ob. cit., pág. 221.)
107. Zum Stand, Welzel-Festschrift, pág. 404 y ZStW, 80 (1968), pág. 52. La 111. Elementos de Derecho Penal, pág. 329.
atenuación obligatoria de la pena de la tentativa inacabada puede justificarse 112. Adiciones, III, pág. 46.
también desde el prisma político-criminal. 113. Adiciones, III, pág. 48.

478 479
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

derse que la frustración debería castigarse más que el delito consu- también una menor perversidad, por consiguiente es lógico que se cas-
mado. tigue menos.121
La doctrina española ha defendido, por otra parte, la atenuación
obligatoria de la tentativa en base a los argumentos expuestos. Con b) Consideraciones críticas
claridad expuso Groizard que en la tentativa «la perversidad del que no
ejecutó toda la acción es menor .¿Cómo asegurar que la energía y el Desde la más antigua doctrina subjetiva española y alemana se ha
valor con que empezó su obra le hubiera asistido en todos los lances puesto de manifiesto que aún considerando únicamente el hecho en su
y en todos los momentos que necesitaba recorrer hasta llegar a la reali- aspecto subjetivo, es posible y necesario establecer una graduación en
zación de su propósito?... Cuando más el autor se interna en la senda cuanto a la punibilidad de las formas de imperfecta ejecución. Debe se-
que conduce a su deseo, tanto más crece su responsabilidad, tanto más ñalarse que esta graduación no sería posible de tenerse únicamente en
se acentúa su responsabilidad criminal, tantas menos posibilidades hay cuenta la infracción del mandato normativo, que concurre por igual en
de que retroceda en su camino, pero... mientras su acción no esté con- todos estos supuestos. Debería admitirse, en este caso, la equiparación
cluida, faltará siempre lo bastante para poder apreciar con certidum- absoluta de la pena en todos ellos. Por lo general, los subjetivistas han
bre la índole completa de su acción, puesto que siempre quedará un considerado, sin embargo, no sólo la existencia de una voluntad de
espacio suficiente a la voluntad para desistir del mal que se proponía infringir la norma, sino que también han valorado la intensidad y el
realizar o convertirlo en otro menor». La distinción entre tentativa y grado de realización de la misma. Ello ha permitido a un amplio sec-
frustración descansa, pues, en un principio racional, y es lógico que tor mantener la atenuación obligatoria de la tentativa en España y de
ambas penalidades sean distintas.114 El mismo pensamiento se encuen- la tentativa inacabada en Alemania, equiparando a la consumación tan
tra nuevamente en Ferrer Sama,115 Puig Peña 116 y Mir Puig,117 si bien en sólo la frustración y la tentativa acabada.
combinación con criterios objetivos. Sin olvidar que he rechazado la teoría subjetiva ya en su funda-
Un amplio sector de la doctrina subjetiva se ha mostrado partida- mentación, aquí debe ponerse de relieve que las consecuencias que es-
rio de una solución más flexible que permita al Juez aplicar la pena te sector doctrinal extrae de la misma son parcialmente incorrectas,
correspondiente según la culpabilidad del autor y las circunstancias del pues no es cierto que en la tentativa acabada se contenga siempre un
caso.118 La atenuación facultativa de la pena es la solución que rige completo desvalor de la acción. En muchas ocasiones la producción del
en Alemania y ha sido mantenida en la doctrina española por Quinta- resultado requiere, junto a la conducta activa del autor, también una
no 119 y Cuello Calón.120 conducta omisiva por parte del mismo, que a mi parecer debería ser
Por último, debe ponerse de relieve que también desde un punto tenida en cuenta para valorar el completo contenido de desvalor del
de vista subjetivo ha justificado la doctrina española la atenuación obli- hecho. La equiparación de la pena de la tentativa acabada, por lo me-
gatoria de la frustración. En este sentido expuso De Vizmanos-Álvarez nos en la forma en que la define la doctrina dominante, y de la consu-
que el hecho de frustrarse el delito pone precisamente de manifiesto o mación no constituye una consecuencia obligada de la aplicación de
bien que en el último instante le faltó al autor la serenidad y sangre esta teoría.
fría suficientes para asegurar el éxito, lo cual hace presumir siempre Sin embargo, tampoco puede aceptarse la justificación desde un
una menor perversidad, o bien que no supo escoger los medios más se- punto de vista subjetivo de la atenuación obligatoria de la frustración,
guros que le hubieran conducido al fin, y por lo tanto, ha manifestado como algún autor ha mantenido, ya que si bien puede ser cierto que la
falta de consumación sea debida en muchas ocasiones a la inexperien-
114. El Código Penal, pág. 90 s.
cia, inhabilidad, falta de preparación o de sangre fría, lo cual redunda
115. Comentarios, pág. 64. en una menor peligrosidad por parte del autor, esto no tiene carácter
116. P.G., pág. 259. general, es decir, en otras tantas ocasiones la frustación revelará una
117. D.P., pág. 292 s. voluntad tan peligrosa como si el hecho se hubiera consumado y sería
118. Quintano, Comentarios, pág. 348. A favor de dejar la solución al arbi-
trio judicial, también Cuello, D.P., pág. 645.
119. Comentarios, pág. 347 ss. 121. Comentarios, pág. 27 s. Igual se habían manifestado Gómez de la Ser-
120. D.P., pág. 645. na y Juan de Montalbán, D.P., pág. 30 s.

480 481
17.
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

incorrecto para la teoría subjetiva mantener la atenuación en estos propio de la misma». Ya con anterioridad a la teoría clásica se habían
casos. expresado en el mismo sentido diversos autores como, por ejemplo,
Bauer y Geyer ^ en Alemania, y Pacheco126 y Groizard,127 en relación a
B) Teoría objetiva la atenuación del delito frustrado, en España.

Contrariamente a la teoría subjetiva, cuyos seguidores han defen- b) Situación actual


dido diversas posiciones en cuanto a la penalidad de la tentativa, los
representantes de una fundamentación objetiva han concluido siem- El desvalor del resultado como fundamentador de lo injusto del
pre en una misma solución, que ha sido la atenuación obligatoria de hecho ha ido cediendo progresivamente importancia en favor del des-
las formas de imperfecta ejecución frente al delito consumado. Los valor de la acción. En la actualidad la doctrina mayoritaria admite que
objetivistas españoles y alemanes han estimado que ésta es la con- el injusto del hecho se encuentra fundamentado, junto al desvalor del
secuencia lógica y obligada a la que conduce una fundamentación ob- resultado, también por el desvalor de la acción, sosteniendo, por lo
jetiva y, por consiguiente, han considerado un argumento decisivo del tanto, una concepción dualista del mismo. La introducción del desva-
Derecho positivo en favor de la misma el que un Código Penal declare lor de la acción en el injusto constituye la consecuencia de la acepta-
la atenuación obligatoria de las penas de las formas de imperfecta eje- ción del hecho antijurídico como un hecho antinormativo, en el sen-
cución.122 La razón por la que en todo momento se ha considerado que tido de la concepción imperativa de las normas. La teoría clásica que
desde un punto de vista objetivo la tentativa y la frustración deben había concebido el Derecho Penal como un conjunto de juicios de valor
castigarse menos que la consumación, es que en ellas falta en todo caso sobre las acciones realizadas por los ciudadanos, ha cedido ante la
la lesión del bien jurídico y, por consiguiente, lo injusto en las mismas concepción, actualmente dominante, que lo concibe como un conjunto
es siempre menor que en el delito consumado. de imperativos o normas de determinación, dirigidas al individuo en
forma de mandatos o prohibiciones, con la finalidad de motivarlo en el
a) Teoría clásica del delito sentido de que evite la lesión de bienes jurídicamente protegidos. La
concepción del injusto como infracción de la norma supone la intro-
Para la teoría clásica del delito que, partiendo de un concepto de ducción en el mismo del desvalor de la acción, ya que las normas no
antijuricidad completamente objetivo, colocaba la lesión del bien ju- pueden sino dirigirse a la voluntad de los individuos para que éstos
rídico en el centro del injusto,123 el desvalor que comportan la tentati- eviten acciones que comportan el peligro o la lesión del bien jurídico.
va de un delito, sea cual sea el grado de su realización, y la frustra- Junto al desvalor de la acción, sobre cuyo contenido no existe, sin em-
ción había de ser siempre menor que el desvalor que contiene la consu- bargo, acuerdo entre los partidarios de esta posición dualista del injus-
mación, pues únicamente en ésta se produce el mal real que constituye to,128 se mantiene el des valor del resultado, cuyo concepto tampoco es
la lesión del bien jurídico y que es mayor que el mal que constituye
su puesta en peligro. En este sentido expuso M. E. Mayer,124 cuando en 125. Heberle, J., Aus welchen Gründen, pág. 12.
el StGB estaba vigente la atenuación obligatoria de la pena, que «la 126. El Código Penal, III, pág. 380.
fundamentación de aquella atenuación se debía únicamente a que en 127. El Código Penal, pág. 91.
la tentativa en lugar del resultado final se ha producido el resultado 128. Ciertamente, como Gallas ha puesto de manifiesto (Zur Struktur, Boc-
kelmann-Festschrift, pág. 155 ss.), los representantes de esta posición dualista
del injusto se separan ante dos concepciones distintas del desvalor de la acción.
122. En el Derecho español, Cerezo, Lo objetivo, pág. 29 ss., y Rodríguez Un primer sector lo concibe como simple desvalor de la intención, es decir,, lo
Mourullo, Comentarios, I, pág. 81 s. En el Derecho alemán, M. E. Mayer, A.T., equiparan a la resolución de cometer el delito. (En este sentido se han mani-
pág. 368. festado, por ejemplo, Rudolphi en Inhalt und Funktion, Maurach-Festschrift,
123. El injusto fue definido por Mezger (GS, 89 [1924], pág. 245 s.) como la pág. 58 ss., y Samson, en SK, núm. 23, antes del § 32.) Para estos autores es en
«modificación de un estado jurídicamente aprobado o la producción de un es- el desvalor del resultado donde deben tenerse en cuenta las características ob-
tado jurídicamente desaprobado... no la modificación jurídicamente desaproba- jetivas del hecho. En cambio, otro sector doctrinal considera que el desvalor de
da de un estado». la acción se encuentra formado no sólo por las características subjetivas de la
124. A.T., pág. 368. acción típica, es decir, la resolución delictiva y los elementos subjetivos del in-
483
482
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

unitario 129 como fundamentador del mismo. utiliza en un doble sentido. Normalmente, en sentido estricto, se refie-
La consideración de la efectiva lesión del bien jurídico en la anti- re a los presupuestos bajo los cuales el injusto cometido puede ser
juricidad del hecho es defendida por la doctrina acudiendo a diversos reprochado a su autor. En un sentido más amplio comprende además el
argumentos. En primer lugar se ha apelado a menudo al «sentimiento injusto cometido en forma reprochable.134 Por consiguiente, un con-
jurídico» de la comunidad, que, desde luego —se alega—, no reacciona cepto de culpabilidad que se refiera al hecho como un todo, es decir,
igual ante un hecho consumado, que ante un hecho intentado o frus- que comprenda también el injusto típico, se verá afectado en su grave-
trado. Así se había mantenido ya antiguamente,130 y, como se ha expues- dad también por la medida del daño y del perjuicio que se ha ocasiona-
to, esta apelación a la conciencia jurídica de la comunidad, en conso- do, de forma reprochable, en los bienes del afectado.135 En realidad
nancia con la importancia que en el Derecho germánico siempre se ha- —señala Stratenwerth «para una pena relacionada con la expiación—
bía dado al resultado, tuvo un peso decisivo en la redacción del primer no puede regir algo distinto y nunca ha regido algo distinto».136
Código Penal alemán, que mantuvo la atenuación obligatoria de la pena Por último, se ha señalado en favor de la introducción del resulta-
para la tentativa. En la actualidad expone Stratenwerth «nosotros con- do en el injusto, hay que tener en cuenta que la función de protección
sideramos que concurre un injusto más grave cuando un hombre asesi- de bienes jurídicos, que indiscutiblemente corresponde al Derecho Pe-
na realmente o bien cuando a través de su disparo causa una enferme- nal, no se agota sólo en el momento de motivación dirigido a los ciuda-
dad que durará toda la vida, que en aquellos casos en que su ataque a danos encaminados a evitar que delincan, sino que también después
la vida o la integridad física fracasa».131 Así también parece considerarlo de producida la lesión del Derecho (Rechtsbruch), que no se ha podido
el legislador, se alega, que atenúa obligatoriamente la pena, no ya para evitar, corresponden al Derecho Penal funciones esenciales. Junto a la
la tentativa sino también para la frustración. También en Alemania, prevención, que se lleva a cabo a través de las normas de determina-
en donde se sostiene legalmente una atenuación facultativa de la pena ción, el Derecho Penal posee también un aspecto represivo, que con-
para la tentativa, pero que en la práctica se ha convertido «de facto» siste en desaprobar el daño producido y crear en la víctima una cierta
en una atenuación obligatoria, ya que el delito intentado no se castiga idea de reparación.137 Stratenwerth atribuye además a este momento
casi nunca como el delito consumado.132 posterior también una finalidad preventiva ya que a través del mismo
En segundo lugar, ha señalado Stratenwerth que una pena adecua- se refuerza la validez de la norma lesionada, que de otra forma perde-
da a la culpabilidad del hecho deberá ser siempre distinta según que el ría efectividad y al crear en la víctima una cierta idea de reparación
resultado se produzca o no, ya que con la producción del mismo varía evita que éste se tome la justicia por su mano desencadenando nuevas
la medida de la culpabilidad del autor. Ésta depende de la gravedad lesiones jurídicas.138 El examen del daño producido corresponde, pues,
del daño y de la intromisión en los bienes, que el autor ocasiona en el al injusto y no a otro momento del delito, como en ocasiones se ha
otro.133 Hay que poner de relieve que el concepto «culpabilidad» se puesto de relieve. El hecho antijurídico constituye un acontecimiento
social, en el que han intervenido y al que pertenecen, no sólo el autor
sino también la víctima y la sociedad en general. Es preciso, pues, si
justo que eventualmente concurran, sino también por las características objeti-
vas, como pueden ser la forma y el modo de comisión. Para que exista una no se desea que el mismo pierda todo carácter social y objetivo, sufrien-
acción contraria a la obligación es preciso que, junto a la parte subjetiva, con- do una absoluta subjetivización, que se realice un juicio sobre la obje-
curra la parte objetiva de la misma. (Así, Gallas, Zur Strucktur, Bockelmann- tiva dañosidad social del hecho.139
Festschrift, pág. 161; Mylonopoulos, Über das Verhaltnis, pág. 21, y Stratenwerth, De la inclusión del desvalor del resultado en la fundamentación
Zur Relevanz, Schaffstein-Festschrift, pág. 178, nota 9, pero distinto en Hand-
lungs und Erfolgsunwert, SchZStr, 79 [1973], pág. 249.) La acción no constitu-
ye, según está concepción, sólo la parte subjetiva, sino la unión de los elementos 134. Handlungs- und Erfolgsunwert, 79 (1963), pág. 255. ,'
subjetivos y objetivos y el desvalor de la acción, la valoración de esta unión. 135. Handlungs- und Erfolgsunwert, 79 (1963), pág. 254 ss., y Zur Relevanz,
129. Véase Gallas, Zur Struktur, Bockelmann-Festschrift, pág. 156. Schaffstein-Festschrift, pág. 184.
130. Frank, en Vollendung und Versuch, V.D.A., pág. 225, y anteriormente, 136. Handlungs- und Erfolgsunwert, 79 (1963), pág. 255.
Zachariá, Die Lehre, pág. 51 s.
131. Handlungs- und Erfolgsunwert, SchZStr, 79 (1963), pág. 250. 137. Stratenwerth, Zur Relevanz, Schafstein-Festschrift, pág. 185, y Wolter,
132. Stratenwerth, SchZStr, 79 (1963), pág. 251. Objektive, pág. 24 s.
133. Handlungs- und Erfolgsunwert, 79 (1963), pág. 251. 138. Zur Relevanz, Schaffstein-Festschrift, pág. 185.
139. Mylonopoulos, Über das Verhaltnis, pág. 87.
484 485
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

del injusto, puede extraerse que lo injusto de una forma de imperfecta peligrosidad objetiva de la acción aumenta a medida que ésta se acerca
ejecución será, según la teoría dualista, siempre menor que en el delito a la lesión del bien jurídico, pues el peligro objetivo crece con esta pe-
consumado aun cuando se admita que en la tentativa concurre también ligrosidad.146 Por consiguiente, es lógico que la pena de la tentativa
el desvalor del resultado y no únicamente el desvalor de la acción.140 sea menor que la de la frustración, y añaden, que ésta sea menor que
Por consiguiente, la medida de la punición en la tentativa y en la frus- la de consumación.147
tración será también menor que en la consumación y así lo ha enten-
dido la doctrina. Como se ha expuesto, en Alemania ha defendido la c) Valoración crítica
atenuación obligatoria de la pena de la tentativa, por no concurrir en
la misma el desvalor del resultado, el Proyecto Alternativo, que re- A través de lo expuesto se ha puesto de manifiesto la aceptación
presenta un sector importante de la doctrina de aquel país. Sin em- prácticamente total por parte de la doctrina, de la introducción del des-
bargo, se ha mantenido también aisladamente que la importancia del valor de la acción en el injusto. Después de la discusión llevada a
resultado no tiene por qué conducir ineludiblemente a un cambio de cabo durante años por causalistas y finalistas sobre esta cuestión, cu-
marco penal; por el contrario puede tenerse en cuenta que el hecho riosamente lo que en la actualidad se discute seriamente es la necesi-
ha permanecido en tentativa atenuando la pena dentro del marco penal dad de introducir el desvalor del resultado en el injusto. De esta forma,
de la consumación,141 haciéndose compatible, de esta forma, la atenua- aquello que no hace muchos años aparecía como evidente, resulta en
ción facultativa de la pena, que mantiene el Código Penal alemán, con la actualidad discutible e incluso problemático.
la teoría dualista del injusto.142 En el apartado anterior hemos resumido los principales argumen-
En España, la atenuación obligatoria de la pena debida a la rele- tos a los que se acude para justificar la introducción del desvalor del
vancia del desvalor del resultado ha sido puesta de manifiesto entre resultado en lo injusto del hecho. A menudo se afirma —como hemos
otros por Rodríguez Mourullo y Jiménez de Asúa.143 El primero de los visto que la consumación del delito produce en la sociedad mayor con-
autores citados señala que la diferencia de la penalidad entre la tenta- moción que su fracaso. El «sentimiento jurídico» de la comunidad
tiva y la frustración y la consumación «no puede explicarse desde la exige un tratamiento distinto para ambos supuestos puesto que en el
perspectiva del desvalor de la acción, sino desde el punto de vista del primero de ellos concurre mayor gravedad que en aquellos casos en
desvalor del resultado».144 Recientemente se muestra también partida- los que no ha sucedido «nada». Dicha apelación al «sentimiento jurídi-
ria de esta posición Huerta Tocildo.145 dico», que no deja de ser discutible, no aporta, sin embargo, ningún
Por último, los objetivistas se han basado en la mayor o menor argumento decisivo, ya que, nuestro sentimiento jurídico podría perma-
proximidad de la acción con el resultado para determinar una mayor necer anclado en la idea de responsabilidad por el resultado, anticuada
o menor punibilidad de la misma. Ya Zachariá puso de relieve que la y que precisa revisión,148 habiendo sido ya superada en muchas otras
cuestiones del Derecho positivo. Por otra parte, si esta mayor conmo-
140. Así, Quintero Olivares, Introducción, pág. 87 y 233. ción que produce en la sociedad la efectiva causación del resultado
141. Schónke/Schroder/Eser, § 23, núm. 6. debe ser tenida en cuenta, no es en la antijuricidad, siempre que se
142. El Tribunal Supremo alemán se ha decidido en alguna ocasión a favor
del marco penal de la consumación habiendo quedado el hecho en tentativa, ale- conciba ésta de forma preventiva como el objeto de la prohibición.
gando que después de considerar «todas las circunstancias del hecho», aquel Ciertamente, ya se ha dicho que el resultado no puede constituir en
marco era el más adecuado. Esta posición, compartida por un amplio sector sí mismo objeto de prohibición por una norma preventiva, por lo tan-
doctrinal, ha sido criticada por aquellos autores que consideran que la determi- to no puede tampoco integrar el contenido de lo antijurídico. No obs-
nación del marco penal debe hacerse teniendo en cuenta únicamente si el hecho
ha permanecido en tentativa o no y una vez determinado, de acuerdo a ello, el tante, un Derecho Penal protector de bienes jurídicos puede tener en
marco penal aplicable, corresponde estimar las demás circunstancias del hecho. cuenta esta diversa aprehensión de la sociedad de los hechos que rio
Sólo en el caso de que el hecho de haber quedado la acción en tentativa no se han llegado a producir lesión alguna, si no en la antijuricidad, sí al
haya estimado en la primera decisión, podrá tenerse en cuenta en relación a la
segunda, es decir, una vez que el marco penal ya está determinado.
143. Tratado, VII, pág. 617 s., núm. 2.176, y Comentarios, II, pág. 215 s. 146. Die Lehre, T. II, pág. 53 ss.
144. Comentarios, II, pág. 215 s. 147. Así, también Ferrer Sama, Comentarios, pág. 69.
145. Sobre el contenido, pág. 64 ss. 148. Stratenwerth, Handlungs- und Erfolgsunwert, 79 (1963), pág. 251.

486 487
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

tener en cuenta la punibilidad en conjunto de la acción. A esta cuestión bienes jurídicamente protegidos. Por otra parte, esta concepción bidi-
nos referiremos más adelante. mensional del desvalor de la acción parece más conforme con la com-
En relación al segundo de los argumentos aportados relativo a la prensión de la acción en su conjunto, que no se halla conformada sólo
mayor medida de culpabilidad en aquellos casos en los que se ha pro- por un aspecto subjetivo-individual, sino también por un aspecto ob-
ducido el daño que se pretendía evitar, debe señalarse que la certeza de jetivo-social.
esta argumentación se halla condicionada por la afirmación de que el
resultado forma parte del injusto del hecho algo que se da por su- 3. Consideraciones finales y posición personal
puesto, y que es, sin embargo, aquello que precisamente se trata de
demostrar.149 Cuando Stratenwerth afirma que un consepto de culpabi- En el ámbito de la penalidad del delito intentado generalmente se
lidad que se refiera al hecho como un todo, es decir, que comprenda han señalado, como ya hemos visto, dos diversas soluciones atribuidas
también el injusto típico, se verá afectado en su gravedad por la me- a la teoría subjetiva y objetiva. Por una parte, la equiparación de la
dida del daño y el perjuicio que se ha ocasionado de forma reprochable pena de la tentativa, la frustración y la consumación como lógica con-
en los bienes del afectado, presupone aquello que justamente preten- secuencia de la primera; por otra parte, la atenuación obligatoria de la
de demostrar, es decir, que el resultado forma parte del injusto. pena, no sólo de la tentativa sino también de la frustración, como ló-
Desde antiguo han afirmado los subjetivistas que la producción del gica consecuencia de la segunda. Sin embargo, el análisis de la doctri-
daño no afecta a la medida de culpabilidad de la acción. ¿En qué puede na subjetiva en esta materia ha puesto de relieve que no es correcta la
afectar a la medida de la culpabilidad de la acción —se preguntaba, primera de dichas afirmaciones. Ciertamente, la equiparación total de
por ejemplo, Kaufmann—15° el hecho de que el herido muera meses la pena en estas figuras se ha mantenido excepcionalmente por algún
más tarde en el hospital como consecuencia del disparo? autor subjetivista, pero la atenuación de la pena de la tentativa y aun
La exclusión del resultado de la antijuricidad no tiene por qué de la frustración, con respecto a la consumación, es y ha sido en todo
conducir, sin embargo, como se ha afirmado para mantenerlo, a una momento la posición defendida por la doctrina subjetiva mayoritaria.
absoluta subjetivización del hecho antijurídico, que comporta un aban- Dicha exigencia nos ha puesto de relieve un hecho, que es preciso subra-
dono del carácter objetivo y social del mismo como expresión de su yar, es decir, que la teoría subjetiva no se conforma para la medición
efectiva dañosidad. Esto sería cierto de concebirse al desvalor de la de la pena de la tentativa con la concurrencia de una voluntad delictiva
acción en forma totalmente subjetiva, como simple desvalor de la in- manifestada-, si así fuera no habría ciertamente motivo para la atenua-
tención, admitiéndose que concurre cuando el autor se dirige según su ción de la pena del delito intentado, puesto que la voluntad de infringir
parecer a una meta desvalorada jurídicamente «realizando todo aque- la norma se manifiesta por igual en éste y en el delito consumado. Se
llo que era exigible según su plan».151 Sin embargo, dicha subjetiviza- tiene en cuenta no sólo la voluntad antinormativa sino también su in-
ción no tiene lugar si, como se ha señalado 152 se tiene en cuenta en el tensidad y el grado de realización de la misma. De esta forma, es posi-
desvalor de la acción no sólo el aspecto subjetivo del hecho, sino tam- ble y consecuente la defensa de la atenuación obligatoria de la pena de
bién su aspecto objetivo; y éste, no sólo como manifestación externa la tentativa con respecto a la consumación, ya que la misma se caracte-
de la resolución delictiva, sino como peligro objetivo para un determi- riza por la realización sólo parcial de la voluntad delictiva.
nado bien jurídicamente protegido. El desvalor de la acción así conce- Muy discutible es, por el contrario, la segunda consecuencia que
bido posibilita que, aun manteniéndose una posición monista de lo han extraído algunos antiguos subjetivistas españoles exigiendo tam-
injusto, es decir, en la que no se tiene en cuenta junto al desvalor de bién la atenuación obligatoria de la frustración, al entender que la vo-
la acción el des valor del resultado, se mantenga el carácter objetivo y luntad delictiva es en ella siempre menos intensa que en la consuma-
social del hecho, al valorarse su efectiva dañosidad con respecto a los ción, factor que se demuestra por el hecho de haber quedado el delito
en fase de frustración. Dicha afirmación aun siendo correcta en algu-
149. Lüderssen, K., Erfolgszurechnung, Bockelmann-Festschrift, pág. 187. nos casos, no lo es de forma general, ya que la frustración puede ser
150. Véase III, 2, A, de este capítulo. en muchas ocasiones un producto de la casualidad, como puede deno-
151. Kaufmann, A., Zum Stand, Welzel-Festschrift, pág. 403. minarse a aquellos factores imprevisibles. La consecuencia lógica a la
152. Véase el capítulo I, apartado V. que la teoría subjetiva conduce en relación a la penalidad de la frustra-
488
489
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

ción, es la atenuación facultativa de ésta en relación a la del delito dría exigirse una atenuación obligatoria de la pena para la tentativa
consumado, dejando al Tribunal la facultad de atenuar la pena cuando de delito.
la voluntad manifestada no haya sido tan intensa que exigiera la pena La menor peligrosidad objetiva de las acciones intentadas ha sido
de la consumación. puesta de manifiesto desde antiguo, como se dijo, por la doctrina ob-
A la inversa de lo señalado en relación a la teoría subjetiva, los jetiva, que ha defendido siempre la atenuación obligatoria de la pena
partidarios de la teoría objetiva de la tentativa han defendido siempre de las mismas con respecto a la de la consumación, ya sea por la ausen-
la atenuación de la pena de la misma con respecto a la frustración, y cia del desvalor del resultado, ya sea por la concurrencia de un desva-
aun de ésta con respecto a la consumación. La causa de la atenuación lor del resultado (causación de peligro de lesión) menor que el de la
obligatoria de la pena en las formas de imperfecta ejecución reside en consumación (efectiva causación de la lesión).
la importancia concedida al desvalor del resultado, que es considerado La problemática se plantea de forma diversa con relación a las ac-
en la actualidad, generalmente, como cofundamentador del injusto y ciones constitutivas de frustración, ya que en ellas, por lo menos si se
cuya falta determina, por consiguiente, la menor antijuricidad y puni- mantiene un concepto objetivo de frustración, su contenido de injusto
bilidad del hecho. La relevancia del papel del resultado en la antijuri- coincidiría con el de la consumación, si como tal se entiende la proba-
cidad se ha rebatido casi siempre desde posiciones subjetivas, en cam- bilidad de lesión examinada ex ante del bien jurídico protegido.
bio parecía lógico que el mantenimiento de posiciones objetivas llevara Hay que señalar, no obstante, que la solución a aplicar al delito
implícita la concepción dualista de lo injusto. Sin embargo, en nuestra frustrado podría ser distinta para los partidarios de un concepto sub-
doctrina el profesor Mir Puig ha criticado, partiendo de una óptica fun- jetivo de frustración. Efectivamente, si esta posición considera existen-
damentalmente objetiva, la necesidad de mantener el resultado en la te el delito frustrado cuando el autor ha llevado a cabo todo aquello
antijuricidad. Si ésta se halla conformada por prohibiciones o manda- que él mismo tenía que realizar, aun cuando los actos necesarios para
tos, el resultado, que no puede ser objeto de la prohibición, no puede producir el delito no se hubieran realizado por completo, concurriría
integrar el contenido de aquélla.153 La teoría de Mir Puig, a pesar de en algunos casos, tendiendo a la antijuricidad de la acción, la posibili-
fundamentarse en una concepción monista del injusto, basada sólo en dad de atenuar la pena con respecto a la consumación, siempre que la
el desvalor de la acción, no es —como ya hemos expuesto anterior- peligrosidad de la acción no haya alcanzado todavía su grado máximo.
mente— exclusivamente subjetiva, ya que, junto al desvalor de la Así, por ejemplo, cuando el veneno se ha vertido ya en el café, pero
intención, tiene en cuenta el desvalor objetivo del hecho creado por la todavía se encuentra en la cocina para ser servido por el criado, la
peligrosidad que examinada ex ante existe en relación al bien jurídico peligrosidad no es tanta como cuando el criado sirve las tazas o bien
protegido. Si el núcelo de la prohibición reside en las conductas que ex cuando el sujeto pasivo se bebe el café envenenado, que posteriormen-
ante son objetivamente peligrosas, el resultado no tiene, pues, cabida te no consigue producirle la muerte.
en el injusto. Hasta aquí hemos señalado el tratamiento que correspondería
En orden a su grado de antijuricidad es posible establecer en las aplicar a las formas de imperfecta ejecución atendiendo exclusivamen-
formas de imperfecta ejecución algunas distinciones. En primer lugar, te a la antijuricidad de la acción. Sin embargo, al medir la punibilidad
nos referimos a las acciones constitutivas de tentativa, o tentativa ina- global del hecho no es posible sustraerse a ciertas consideraciones de
cabada en Alemania. Estas conductas se caracterizan porque el autor política criminal, en las que se pone de relieve la importancia del re-
no ha practicado todos los actos de ejecución necesarios para produ- sultado. Como Mir Puig ha señalado al hacer referencia a este hecho «la
cir el delito. Puesto que la acción permanece todavía en una fase ante- consideración dogmática derivada de la esencia de la antijuricidad en
rior a su completa realización, el peligro de producción del resultado un Derecho Penal protector de bienes jurídicos, debe acompañarse de
es menor en todo caso que si se hubiese realizado por completo. otras observaciones político-criminales que permiten disminuir o 're-
Es posible, pues, afirmar de forma general que las conductas cons- nunciar a la punibilidad cuando la acción prohibida no produce un
titutivas de tentativa comportan siempre una menor peligrosidad ex resultado».154 En este sentido cabe señalar, como ha sido puesto de
ante. Consecuentemente, atendiendo a la antijuricidad del hecho, po-

153. Función, pág. 66. 154. Función, pág. 66.


491
490
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

relieve repetidamente por la doctrina, que la acción delictiva, que a pe- aquella acción concreta que conteniendo menor probabilidad ex ante
sar de haberse realizado por completo, no consigue llegar a producir la lo ha producido.
lesión del bien jurídico, no causa en la sociedad tanta conmoción En contra de la atenuación facultativa de la pena puede, sin em-
como aquella que ha producido el resultado. Aun pudiendo ser estas bargo, alegarse una cuestión pocas veces tenida en cuenta, pero que a
acciones igualmente peligrosas, lo cierto es que la producción del resul- mi entender subyace en el fondo de la discusión y que es el temor a la
tado creará normalmente en la comunidad mayor inseguridad y aumen- inseguridad jurídica que la atenuación facultativa puede producir.
tará la sensación de que el Derecho debe intervenir, que en aquellos Existe el peligro, ciertamente, de que de admitirse la atenuación fa-
casos en los que «no ha pasado nada». Por ello la necesidad de preven- cultativa de la pena acciones de características similares se juzguen de
ción que cumple la pena, tendente a estabilizar la conciencia jurídica forma distinta al ser juzgadas por distintas personas. La misma acción
general, evitando la producción de nuevos atentados a los bienes jurí- que un juez consideraría merecedora de la pena del delito consumado,
dicos, se hace en estos casos menor. Esto no afecta al injusto, si se un juzgador distinto la podría considerar acreditativa de la atenuación
concibe como prohibición, pero sí a la punibilidad del hecho al estimar propia de la frustración. Posiblemente para evitar estas dificultades
la necesidad de la pena a imponer. Por ello, en los casos en que no se se ha llegado en la práctica alemana a la atenuación constante de la
ha producido la lesión del bien jurídico será conveniente ofrecer al pena.
Juez la posibilidad de atenuar la pena siempre que la aplicación de la En mi opinión esta factor constituye en sí mismo motivo suficien-
pena del delito consumado pueda estimarse innecesaria. te para mantener la atenuación obligatoria de la pena de la frustra-
Podría sostenerse que la falta de resultado debería conducir en ción, puesto que la seguridad jurídica sobrepasa la importancia de la
todo caso a la imposición de una pena menor, exigiéndose así para el dogmática que está a su servicio. Verdaderamente se podría intentar
delito frustrado la atenuación obligatoria de la pena con relación al eliminar este factor de inseguridad realizando un estudio amplio de
delito consumado. Sin embargo, en mi opinión, son muchos los casos las acciones merecedoras de la equiparación, pudiendo los jueces, de
de frustración, que, aun a pesar de no haber causado el daño que se esta forma, a través de una simple comparación, determinar si la ac-
pretendía evitar, causan en la comunidad una gran conmoción debido ción juzgada se encuentra o no entre ellas. Así, por ejemplo, si consi-
a la gran peligrosidad contenida en la acción. En estos casos no estaría deramos que la acción de disparar tres tiros a un metro de distancia a
justificado atenuar la pena del delito frustrado en base a la menor ne- partes vitales del cuerpo humano constituye una acción que no merece
cesidad de pena atendiendo a razones preventivo-generales. la atenuación de la pena, ni tampoco el clavar siete veces un puñal de
De entre los factores que influyen en la atenuación de la pena en- aproximadamente 20 cms. de largo, con gran intensidad dirigido a par-
tiendo que no sería posible apelar al carácter de prueba irrefutable que tes vitales del cuerpo humano, podrá afirmarse que tampoco son me-
puede aportar el resultado sobre la peligrosidad ex ante de la acción, recedoras de atenuación aquellas acciones que se asemejan a éstas en
ofreciéndose la posibilidad de atenuar siempre que éste no se haya pro- cuanto a su gravedad. Por ejemplo, que los disparos se realicen a dos
ducido, alegando que la peligrosidad ex ante de la acción ha sido me- metros de distancia, o que el puñal tenga 19 cms. de hoja, o que el
nor. En mi opinión, el resultado constituye una prueba cierta y, en número de puñaladas sea seis u ocho.
todo caso, de la capacidad, o bien del «poder» en terminología de Gó- Ello, no obstante, hay que conceder que no siempre será posible
mez Benítez, que posee la acción para producirlo. Puede también ad- establecer una comparación tan clara entre las circunstancias de los
mitirse que en muchos casos la no producción del resultado demuestra distintos casos. Ante la dificultad que representa el poder aplicar la
que la acción no era tan peligrosa como parecía ex ante. Pero su efecti- atenuación facultativa de la pena de una forma totalmente equitativa,
va causación no consigue demostrar que la acción que lo ha produci- considero preferible la solución que opta por la atenuación obligatoria
do fuera siempre más peligrosa que la acción que no ha llegado a pro- de la pena también la frustración, y que es la que sigue nuestro Código
ducirlo. Si se entiende el peligro como probabilidad evaluable de pro- Penal.
ducción del resultado y que, por lo tanto, sólo es posible examinar ex Por último, y en relación a la penalidad de la tentativa inidónea,
ante, habrá que admitir que alguna acción determinada que revista cabe hacer las siguientes consideraciones: En primer lugar, el examen
una gran probabilidad de producción del resultado no llegue a pro- de las conductas constitutivas de tentativa inidónea ha puesto de relie-
ducirlo y que, sin embargo, no por ello dejará de ser más peligrosa que ve que, a excepción de la tentativa irreal, en nada se distinguen en or-
493
492
ELENA FARRE TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

den a su antijuricidad de las conductas constitutivas de tentativa y frus- sumación de un hecho.158 En estos casos la tentativa se castiga con la
tración idónea.™ También en estas conductas se afirma la concurren- misma pena que el delito consumado.159 Nuestro Código no conoce nin-
cia de peligrosidad ex ante para el bien jurídico protegido, que consti- guna definición de delito de emprendimiento; pero, sin embargo, recoge
tuye el fundamento de su punición. algunos delitos en los cuales la tentativa y la consumación se castigan
Para poder aplicar correctamente la atenuación facultativa que con la misma pena. Esto sucede, por ejemplo, en los artículos 142,
posibilita el art. 52,2 al establecer la pena a imponer en estos casos, 154 y 391.
será preciso en mi opinión atender a los factores siguientes: Por una El significado de esta regulación especial se comprende por el de-
parte, puede ser que el hecho haya permanecido en el estadio de tenta- seo expreso del legislador de evitar, para estos supuestos de tentativa,
tiva. En este caso la pena a imponer será la correspondiente al marco la atenuación, obligatoria en nuestro Código y facultativa en el StGB,
legal de la tentativa, es decir, la pena inferior en uno o dos grados en a que la regulación normal de la misma conduciría.160 Dejarán de apli-
relación con la consumación. En cambio, si la acción ha permanecido carse, pues, en estos casos los artículos 51 y 52 del C.p. español y
en el estadio de frustración, la pena a imponer será la pena inferior en § 23, 2 del StGB. Ello se expone claramente en el art. 55 de nuestro
grado a la de la consumación, que es la que corresponde aplicar a los Código Penal, que dice: «Las disposiciones generales contenidas en los
supuestos de frustración en general. En este segundo caso cabe atender artículos 51 al 54, inclusive, no tendrán lugar en los casos en que el de-
por otra parte a consideraciones de política criminal para atenuar la lito frustrado, la tentativa ... se hallan especialmente penados por la
pena en los casos de tentativa inidónea en relación a la frustración, Ley.» Es cuestionable la necesidad de la existencia de este artículo,
siempre que se considere que, dadas las características de los mismos, puesto que su contenido parece desprenderse de la especial regulación
la conmoción social que causan es menor y, por consiguiente, también la de estos supuestos, pero en todo caso pone de manifiesto la voluntad
pena a imponer, atendiendo a consideraciones de prevención general. del legislador, que así queda fuera de toda duda.
La adopción por parte del legislador de criterios diferentes para
la regulación de estos supuestos se debe a motivos de política criminal.
En general, debido a la gran importancia de determinados bienes jurí-
IV. SUPUESTOS DE CONSUMACIÓN ANTICIPADA dicos, desea el legislador adelantar su protección, ya que en el con-
junto del ordenamiento los ataques contra los mismos se presentan
La regulación expuesta en el apartado anterior para la tentativa y como altamente peligrosos. Así por ejemplo, en el tipo recogido en el
la frustración no se cumple en una serie de supuestos, en los cuales el artículo 142. En otros casos, sin embargo, la necesidad de adelantar
legislador ha previsto una regulación especial castigando como consu- expresamente la punición castigando así supuestos de tentativa, resul-
madas acciones que materialmente se encuentran aún en el estadio de la ta evidente por sí misma, pues en el caso de que se consiguiera el resul-
tentativa.156 Entre estos supuestos denominados por la doctrina de con- tado perseguido y que se pretende evitar la pena podría perder toda su
sumación anticipada se encuentran los «delitos de tentativa», así como eficacia. Así debe interpretarse, por ejemplo, el artículo 163, y también
los «delitos de emprendimiento». Los primeros constituyen supuestos el art. 135 de nuestro Código.
en los que el legislador ha previsto como delito autónomo un hecho La doctrina alemana se ha mostrado crítica en cuanto al uso, en
que materialmente constituye aún una tentativa de otro delito.157 Esto
sucede en nuestro Código, por ejemplo, en los supuestos recogidos en
los artículos 163 y 165. El delito de emprendimiento comprende, según
la definición del Código Penal alemán (§ 11, 6), la tentativa y la con- 158. En el StGB a. r. la definición de delito de emprendimiento se encon-
traba recogida en el par. 46, a), junto a la tentativa. La nueva redacción lo ¿ha
introducido en el catálogo de definiciones generales. A este cambio de posición
no le atribuye, sin embargo, la doctrina dominante ningún cambio de significado.
155. Véase el capítulo VII, apartado III, 4. <Así, Jescheck, A.T., 2.a ed., pág. 397.)
156. O quizás aún en un estadio anterior, como sucede con algunas accio- 159. Constituyen delitos de emprendimiento en el StGB los § 81, 82, 184, I,
nes preparatorias que, como se ha expuesto [capítulo IV, apartado III, 5, B, b)~\, núm. 4, 8, 9; III, núm. 3; 316, a), y 357 (Eser, en Schonke/Schróder, § 11, núm. 58).
se encuentran expresamente tipificadas en el Código. 160. Así, Eser, en Schonke/Schróder, § 11, núm. 58, y Jescheck, Tratado, II,
157. Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 140. pág. 715.
494 495
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

opinión de algunos autores excesivo, que el legislador alemán ha hecho como verdaderos delitos sui generis. En estos casos no existiría ningu-
de los delitos de emprendimiento.161 na razón para no considerar punible la tentativa de estos delitos.168
Con referencia a los delitos de emprendimiento, a los cuales debe-
1. La tentativa en los delitos de consumación anticipada ría hacerse extensible todo lo expuesto anteriormente, la doctrina se ha
manifestado en forma casi unánime en contra de la aceptación de una
La cuestión más debatida por la doctrina con relación a estos su- «tentativa».169 Una posición distinta es mantenida por Burkhardt, quien
puestos constituye la punibilidad, en el caso en que sea posible, de la considera punible la tentativa de un delito de emprendimiento, porque
tentativa de los mismos. Con referencia a la tentativa en los delitos de no nos encontramos ante una «tentativa de tentativa», sino ante un su-
consumación anticipada existen diversas posiciones. En relación a los puesto normal de tentativa de un «delito de tentativa consumado», y,
«delitos de tentativa» y en los «delitos de preparación» la doctrina se por consiguiente, debe considerarse punible si el delito tiene carácter
ha mostrado dividida. Un sector doctrinal ha considerado inaceptable de delito más grave.170
la punición de la tentativa en estos supuestos.162 Los argumentos apor- La exposición de la situación doctrinal ha puesto de manifiesto
tados por los autores han sido diversos. Por una parte, se ha soste- que el análisis de esta cuestión debe comprender tanto consideraciones
nido que el aceptar una tentativa de la tentativa o bien de la prepara- de carácter formal como también de carácter material.171 A las prime-
ción conduciría a dificultades lógicas insolucionables,163 ya que en estos ras pertenece la división llevada a cabo por la doctrina en cuanto a la
casos nos encontraríamos ante una ejecución de la ejecución, o bien solución de estos supuestos entre delitos sui generis, en los cuales la
ante la ejecución de la preparación, lo cual no es posible. Por otra construcción de la tentativa sería posible, y aquellos en los que el legis-
parte, la punición de la tentativa de la tentativa supondría un doble lador se limita a equiparar la pena de la consumación a supuestos de
castigo, lo cual no es admisible.164 Desde otro punto de vista distinto, tentativa y preparación, pero sin que los mismos adquieran el carác-
algunos de los autores citados consideran formalmente posible la pu- ter de delitos autónomos. La posibilidad de construir una tentativa de
nición de tales supuestos, pero no deseable por razones materiales.165 delito en los delitos sui generis parece evidente teniendo en cuenta que
El castigo de la tentativa en estos casos llevaría demasiado lejos la pu- éstos se caractrizan por poseer un contenido de injusto distinto de los
nición, aún más allá de donde la ha llevado el mismo legislador,166 a delitos de cuyo grupo se han independizado.172 El argumento expresado
acciones que no contienen aún un peligro real para el bien jurídico.167 por un amplio sector doctrinal en el sentido de que la «tentativa de
No obstante, desde otro sector doctrinal se ha expuesto, partien- una tentativa» o «de una preparación» no puede ser posible fracasa
do de una consideración más formal, la necesidad de distinguir en es- en estos casos en los que formalmente ya no puede hablarse de tenta-
tos casos entre dos supuestos distintos. Cuando el legislador se haya li- tiva o de preparación, sino únicamente de consumación. Esto se com-
mitado únicamente a ampliar la penalidad a acciones anteriores pero
sin crear una tipología autónoma, la tentativa no será punible. Por el 168. Así se expresan Allfeld (A.T., pág. 191 y notas 26 y 27), Frank (StGB,
contrario, existen supuestos de acciones que materialmente constitu- § 43, V, 4, pág. 92 s); García-Pablos (Rev. de la Fac. de Derecho de la Universidad
Complutense de Madrid, vol. XVIII, núm. 49, pág. 75); Von Hippel (A.T., pág. 407),
yen una tentativa o una preparación, pero que el legislador ha tratado y Jescheck (Tratado, II, pág. 712).
169. En este sentido, Dreher/Tróndle (StGB, § 11, núm. 34), M. E. Mayer
(A.T., pág. 349), Schmidháuser (A.T., 15/100) y Welzel (A.T., 9.a ed., pág. 188). Pero
161. Así, por ejejmplo, Eser, en Schonke/Schróder, §11, núm. 58. también Allfeld (A.T., pág. 191), Frank (StGB, § 43, V, pág. 92), Von Hippel (A.T.,
162. Así se han expresado Von Liszt/Schmidt (A.T., pág. 308), Maurach (A.T., pág. 408) y Jescheck (Tratado, II, pág. 716).
pág. 490), Mayer, H. (A.T., pág. 292), Mayer, M. E. (A.T., pág. 249 as.), Mezger (D.P., 170. JZ, 1971, pág. 358.
pág. 217 s.), Schmidháuser (A.T., pág. 472), Stratenwerth (A.T., 2. ed., núm. 636) 171. En una consideración de carácter formal fundamentó el T.S. el fallo
y Welzel (A.T., 9.a ed., pág. 188). de la sentencia de 6 de febrero de 1969, en el cual declaró la impunidad de la
163. En este sentido, Von Liszt/Schmidt, A.T., pág. 308. tentativa del art. 3 en las conductas excepcionalmente penadas por la ley y que
164. Así, Welzel, A.T., 9.a ed., pág. 188. ya constituyen en sí mismas tentativas, en base al art. 55. Esta solución no es,
165. En nuestro país se expresa en este sentido Rodríguez Mourullo, Comen- sin embargo, aceptable, porque, como ha expuesto Mir Puig —Adiciones, II,
tarios, I, pág. 140. pág. 724—, el art. 55 sólo se limita a excluir la rebaja de la pena prevista para
166. Stratenwert, A.T., 2.a ed., núm. 636. las formas de imperfecta ejecución.
167. Maurach, A.T., pág. 490. 172. Así, Jescheck, A.T., 3.a ed., pág. 216.
496 497
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

prende si se tiene en cuenta el hecho de que ni el Código Penal español inconsecuencia al afirmar que en el emprendimiento se esconde una
ni el alemán conocen la consumación «natural», sino que, por el con- tentativa y, a la vez, que concurre en sentido técnico un delito consu-
trario, aquello que constituye en cada caso el delito consumado impli- mado, pues los conceptos de tentativa y consumación no sólo se pre-
ca una decisión del legislador al redactar la Parte Especial del Código. sentan en forma antitética, sino que precisamente existe una tentativa
Aquél puede colocar el estadio de la consumación en una acción que cuando aún no existe consumación e igualmente se habla de consuma-
materialmente constituye una tentativa o una preparación. Cuando ción cuando se ha superado el ámbito de la tentativa. No puede, pues,
haya tomado una decisión en este sentido, es decir, declare como con- afirmarse que en un mismo tipo concurra una tentativa y una consu-
sumado un hecho que desde el punto de vista material se encuentra mación en sentido técnico.177 Por consiguiente, debe tenerse presente
todavía en una etapa previa, ya no deberá hablarse formalmente de ten- que en estos casos la tentativa no pierde su carácter de tentativa y que
tativa o preparación, sino de consumación. La tentativa de un delito tan sólo puede hablarse de consumación en cuanto se produce la con-
sui generis es, pues, posible; no importa que el mismo se encuentre sumación prevista en el tipo.178 Se trata únicamente de una excepción
constituido por acciones que materialmente comportarían una prepa- a la regla general que impone la atenuación de la pena en la tentativa.
ración o una tentativa. Ahora bien, su posibilidad no determina sin De todo lo expuesto se deduce que en estos casos no es posible el
más que deba considerarse punible. Para la determinación de los deli- aceptar la existencia, ni siquiera formalmente, de una tentativa más
tos autónomos no existen reglas fijas, sino que se trata de un problema allá del marco de la tentativa contenido en el emprendimiento. La
de interpretación que deberá resolverse ante cada tipo en particular.173 tentativa de una tentativa no será posible en estos casos por las mismas
Por las mismas razones por las cuales es posible imaginar una razones por las que no lo es normalmente.
tentatica en los delitos autónomos, no es posible su construcción en Una vez llegados a este punto se observa, sin embargo, que, a pe-
aquellos supuestos en que el legislador realiza simplemente una equi- sar de considerarse perfectamente posible la construcción de una ten-
paración de la pena de la tentativa y de la consumación. Esto sucede tativa en los delitos sui generis quizá su punición no resulte siempre
en los delitos de emprendimiento con carácter general,174 pero también adecuada. Consecuentemente con un punto de vista formal afirmó, por
en otros supuestos.175 En ellos el legislador se limita a equiparar la ejemplo, Allfeld,179 la punición en todo caso de la tentativa en estos
tentativa a la pena de la consumación estableciendo en estos casos supuestos. Sin embargo, es necesario plantearse, tal como ha hecho la
una excepción a la regla general. La tentativa de un delito de emprendi- doctrina, la impunidad de la tentativa en algunos o en todos los ca-
miento deberá, pues, interpretarse como la tentativa del art. 3,3, ex- sos 18° en base a fundamentaciones de carácter material, pues, si bien es
cepto en lo referente a la penalidad de la misma, pues no hay justifi- cierto que en estos casos formal y técnicamente existe una consuma-
cación alguna para hacerlo de otra forma.176 No obstante, tiene razón ción, desde el punto de vista material la ación no ha perdido su carác-
Burhardt cuando señala que la doctrina dominante incurre en una ter de tentativa o de preparación y, por consiguiente, un nuevo ade-
lanto de la punición más allá de lo que el legislador ha previto puede
aparecer como innecesario. Ésta es una decisión que deberá tomarse
173. Así, Von Hippel, A.T., II, pág. 407.
174. Así se comprende por qué la doctrina, en forma casi unánime, ha con- atendiendo a las características de cada tipo.
siderado imposible la tentativa de un delito de emprendimiento cuando en los En resumen, la posibilidad de tentativa en estos casos en que el
otros casos resulta discutido. legislador ha previsto un adelanto de la punición vendrá determinada
175. Así, por ejemplo, en el supuesto recogido en el art. 143, que no consti- por la existencia de un delito autónomo. Pero, aun en el caso de que
tuye un delito sui generis.
176. Así también lo han entendido en el Derecho alemán Maurach/Góssel ésta pueda afirmarse, su efectiva punibilidad deberá determinarse se-
(A.T., II, pág. 21), Schmidháuser (A.T., núm. 15/100) y Schónke/Schróder/Eser gún las necesidades y las características concreta de cada supuesto.
(§11, núm. 59 s.), quienes establecen un tratamiento distinto para los llamados
delitos de emprendimiento impropios. Una posición excepcional mantiene Burk-
hardt (JZ, 1971, pág. 352 ss.), al interpretar la tentativa contenida en el delito de 177. Así, Burkhardt, JZ, 1971, pág. 352 ss., en especial pág. 354.
emprendimiento no como una tentativa en el sentido del par. 22, sino como una
«tentativa relacionada con la acción que en cada delito de emprendimiento se 178. Será, por lo tanto, incorrecto hablar de consumación anticipada en es-
tipifique. Ésta deberá ser interpretada en un sentido más restrictivo que la ten- tos casos.
tativa del par. 22». 179. A.T., pág. 91.
180. Así, Rodríguez Mourullo, Comentarios, I, pág. 140.
498 499
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

tiones, nuestro Código Penal reserva para el delito intentado un trata-


2. Consecuencias miento distinto al del delito consumado.

Las consecuencias a que conducen las consideraciones hechas hasta 1. El conocimiento de la evolución legislativa española y alemana
el momento se extienden más allá de la posible punición de la tentativa así como de la posición doctrinal, permite observar la siguiente
en los casos en que ésta pueda construirse y, por supuesto, serán dis- situación. En primer lugar, el hecho evidente de que, aun cuando
tintas según que aquélla pueda construirse o no. la doctrina no sea unitaria en cuanto a su fundamentación, la
En los supuestos en que una acción de tentativa sea descrita por el tentativa de una falta no se ha considerado nunca punible y tam-
legislador como un delito autónomo perderá su carácter de tentativa poco doctrinalmente se ha mantenido su punición. En segundo lu-
para convertirse formalmente en una consumación; por ello ya no será gar, se advierte en el Derecho Penal español y alemán en este as-
aplicable a la misma la regulación correspondiente a la tentativa. Por pecto una evolución en sentido contrario, ya que en el Derecho
el contrario, a la tentativa construible en estos casos, y cuando se con- español a la inversa de aquél se amplía cada vez más el ámbito de
sidere punible le serán aplicables las reglas correspondientes al delito lo punible en la tentativa.
intentado. 2. Con respecto a la cuestión relativa al fundamento de la impunidad
Contrariamente, cuando el legislador se haya limitado a elevar la de la tentativa en las faltas deben separarse dos aspectos diferen-
pena a determinadas acciones intentadas, las mismas deberán ser in- tes. En relación a su contenido de antijuricidad puede afirmarse
terpretadas conforme al artículo 3,3 con todas las consecuencias que que, dado que en las faltas el contenido de injusto es ya menor,
de ello deban derivarse con excepción de lo referente a la penalidad pues se trata de hechos poco graves, todavía más leve, podríamos
de las mismas. En este sentido, en cuanto a la distinción entre tenta- decir insignificante, será aquel en las faltas intentadas. Pero su
tiva y preparación deberán aplicarse las reglas normales expuestas para impunidad se fundamenta verdaderamenten motivos de política
la tentativa en general,181 e igualmente la punición o impunidad de la criminal, ya que, debido a la poca importancia penal del hecho y
tentativa inidónea se verá sometida a las reglas expuestas para la ten- ante la gravedad que conlleva cualquier intervención penal, el
tativa en general.182 Estado decide prescindir de la pena en estos casos.
3. La tendencia que existe en nuestro Derecho a ampliar el ámbito
de punición de las formas de imperfecta ejecución, debe señalar-
V. RESUMEN se como contraria al sentido de la política criminal moderna, que
expresándose en determinados principios —carácter fragmentario
En relación a la punibilidad del delito intentado se plantean dos del Derecho Penal, Derecho Penal como última ratio— reserva la
cuestiones distintas. La primera de ellas hace referencia al ámbito de la intervención penal para los supuestos verdaderamente graves de
punición del delito intentado. La segunda cuestión se refiere a la me- ataque al bien jurídico protegido. En base a ello se propone una
dida de la pena aplicable a la tentativa en los supuestos en que la mis- interpretación restrictiva de los términos «persona» y «propiedad»
ma se encuentra amenazada con una pena. En relación a ambas cues- del art. 5,2 acudiendo al uso que de ellos hace al Código Penal
en los delitos.
4. Con respecto a la segunda cuestión planteada, es decir, la relativa
181. De esta forma se pone de manifiesto por la doctrina alemana con una- a la medida de la punición de la tentativa, se han planteado tres
nimidad. Por todos, Eser (en Schónke/Schróder, §11, núm. 60); Jescheck (A.T.,
3.a ed., pág. 426), y Rudolphi (SK, § 11, núm. 24). soluciones distintas: la total equiparación de la pena de la tenta-
182. Así se expresan, Eser (en Schónke/Schróder, § 11, núm. 61) y Rudolphi tiva y de la consumación, la atenuación facultativa de la pena de
(SK, § 11, núm. a24), con relación a los delitos de emprendimiento propios, y la tentativa y la atenuación obligatoria de la pena, con respecto
Jescheck (A.T., 3. ed., pág. 426) sin hacer distinción entre unos y otros. Una po- a la consumación.
sición distinta mantiene Burkhardt, quien al considerar que en estos casos se
trata de un delito consumado, excluye de su mismo concepto aquellas acciones 5. Generalmente se ha considerado que la teoría subjetiva conduce
en las cuales el autor haya supuesto equivocadamente una característica del tipo irremisiblemente a la total equiparación de la pena de la tentativa,
(JZ, 1971, pág. 358). la frustración y la consumación, en tanto que la lógica consecuen-
500 501
ELENA FARRÉ TREPAT LA TENTATIVA DE DELITO

cia de la teoría objetiva es la atenuación obligatoria de la pena las conductas que ex ante son objetivamente peligrosas, el resul-
de las formas de imperfecta ejecución con respecto a la pena de tado no tiene, pues, cabida en el injusto.
la consumación. Sin embargo, la equiparación total de la pena en 7. Así, pues, en relación a su grado de antijuricidad es posible esta-
estas figuras se ha mantenido excepcionalmente por algún autor blecer un tratamiento diversificado de la penalidad de las formas
subjetivista, mientras que la atenuación de la pena de la tentativa de imperfecta ejecución. En relación a las acciones constituti-
y aun de la frustración, con respecto a la consumación, es y ha vas de tentativa, que son estrictamente las estudiadas en este tra-
sido en todo momento la posición defendida por la teoría subje- bajo, puede afirmarse que puesto que la acción permanece toda-
tiva. Esto nos pone de relieve, que la teoría subjetiva no se con- vía en una fase anterior a su completa realización, el peligro de
forma para la medición de la pena de la tentativa con la concu- producción del resultado es menor en todo caso que si se hubiera
rrencia de una voluntad delictiva manifestada; si así fuera no ha- realizado por completo. Es posible, pues, afirmar de forma gene-
bría ciertamente motivo para la atenuación de la pena del delito ral que las conductas constitutivas de tentativa comportan siem-
intentado, puesto que la voluntad de infringir la norma se mani- pre una menor peligrosidad ex ante. Consecuentemente, atendien-
fiesta por igual en éste y en el delito consumado. Se tiene en cuenta do a la antijuricidad del hecho, podría exigirse una atenuación
no sólo la voluntad antinormativa, sino también su intensidad y el obligatoria de la pena parala tentativa de delito.
grado de realización de la misma. De esta forma es posible y con- En cambio la solución podría ser distinta en relación a las
secuente la defensa de la atenuación obligatoria de la pena de la conductas constitutivas de frustración, en las que se ha desarro-
tentativa con respecto a la de la consumación, ya que la misma se llado una conducta capaz de producir el resultado. Por ello podría
caracteriza por la realización sólo parcial de la voluntad delictiva. acudirse en estos casos al marco de la penalidad del delito con-
Muy discutible es, por el contrario, la segunda consecuencia sumado.
que han extraído algunos viejos subjetivistas españoles exigiendo 8. No obstante, la efectiva producción del resultado puede jugar un
también la atenuación obligatoria de la pena de la frustración, al papel importante en relación a lar punibilidad del hecho. Constitu-
entender que la voluntad delictiva es en ella siempre menos in- ye una cuestión aceptada, que en muchas ocasiones la acción que
tensa que en la consumación, factor que se demuestra por el he- no ha conducido a la efectiva lesión del bien jurídico, a pesar de
cho de haber quedado el delito en fase de frustración. Dicha afir- haberse realizado por completo, no causa en la sociedad tanta
mación, aun siendo correcta en algunos casos no lo es de forma conmoción como aquella que ha producido el resultado. Aún pu-
general, ya que la frustración puede ser en muchas ocasiones pro- diendo ser estas acciones igualmente peligrosas, lo cierto es que la
ducto de la casualidad, como puede denominarse a aquellos fac- producción del resultado creará normalmente en la comunidad
tores imprevisibles. mayor inseguridad y aumentará la sensación de que el Derecho
6. Contrariamente, se ha considerado en todo momento que la con- debe intervenir, que en aquellos casos en los que «no ha pasado
secuencia lógica de la teoría objetiva es la atenuación obligatoria nada». Por ello, la necesidad de prevención que cumple la pena,
de la pena de las formas de imperfecta ejecución. Ésta ha sido tendente a estabilizar la conciencia jurídica general, evitando la
efectivamente la posición mantenida por los objetivistas al consi- producción de nuevos atentados a los bienes jurídicos, se hace en
derar, en la actualidad generalmente, el desvalor del resultado estos casos menor. Esto no afecta al injusto, si se concibe como
como cofundamentador del injusto y cuya falta determina, por prohibición, pero sí a la punibilidad del hecho al estimar la nece-
consiguiente, la menor antijuricidad y punibilidad del hecho. sidad de pena a imponer. Por consiguiente, en estos casos en los
En nuestra doctrina mantiene, sin embargo, el profesor Mir que no se ha producido la lesión del bien jurídico sería convenien-
Puig una teoría, que a pesar de fundamentarse en una posición te ofrecer al Juez la posibilidad de atenuar la pena siempre que
monista de lo injusto, basada tan sólo en el desvalor de la acción, la aplicación de la pena del delito consumado pueda estimarse
no es exclusivamente subjetiva, ya que, junto al desvalor de la innecesaria.
intención, tiene en cuenta el desvalor objetivo del hecho creado En contra de esta solución puede alegarse una cuestión que,
por la peligrosidad, que examinada ex ante, existe en relación al a mi entender subyace en el fondo de la discusión, aunque pocas
bien jurídico protegido. Si el núcleo de la prohibición reside en veces se haya tenido en cuenta abiertamente. Me refiero al peligro
503
502
ELENA FARRÉ TREPAT

que existe de que, al admitirse la atenuación facultativa de la


pena, acciones de características similares se juzguen de forma
distinta al ser examinadas por personas distintas. En mi opinión,
este factor constituye en sí mismo motivo suficiente para mante-
ner la atenuación obligatoria de la pena de la frustración, puesto
que la seguridad jurídica sobrepasa la importancia de la dogmá-
tica, que está a su servicio.
9. A los supuestos subsumibles en el art. 52,2 puede aplicarse una BIBLIOGRAFÍA
pena inferior a los contenidos en el art. 51. Esta menor penalidad
se justificaría en atención a la menor punibilidad de los mismos
si se atiende a consideraciones de prevención general. La pena ABBEG, J. Fr. H., Lehrbuch der Strafrechts-Wissenschaft, 1836.
puede parecer menos necesaria a la generalidad en aquellos ca- ALBRECHT, P., Der untaugliche Versuch, 1973.
sos en los que, después de realizado el hecho, se sabe que la pro- ALLFELD, P., Lehrbuch des Deutschen Strafrechts, 1934.
a
ducción del resultado aparecía desde un principio imposible. ALTERNATIV-ENTWURF eines Strafgesetzbuches, A.T., 2. , 1969.
ALWART, H., Strafwürdiges Versuchen, 1972.
10. Por último es preciso señalar que la regulación general de la pe-
ANTÓN ONECA, J., Derecho Penal, Parte General, 1949.
nalidad de la tentativa no se cumple en determinados supuestos, ARAMBURU, Notas a la traducción de «Elementos de Derecho Penal» de En-
denominados de consumación anticipada, y entre los que se en- rique Pessina, 1892.
cuentran los delitos de tentativa y los delitos de emprendimiento. ARTZ, G., Bedingter Entschluss una Vorbereitungshandlung, JZ, 1969,
El significado de esta regulación especial se comprende por el pág. 54 ss.
deseo expreso del legislador de evitar para estos casos de tentativa BACIGALUPO, E., Tipo y error, 1973.
la atenuación, obligatoria en nuestro C.p. y facultativa en el StGB, —, Sobre la tentativa inidónea en el Derecho vigente y en el Proyecto de /
a que la regulación normal de la misma conduciría. La cuestión Código Penal, La Ley, 1981, 2, pág. 969 ss.
más debatida por la doctrina es la punibilidad, en caso de que BAR, L. VON, Zur Lehre von Versuch und Teilnahme am Verbrechen, 1859.
sea posible, de la tentativa en estos casos. En este aspecto la doc- —,Dolus eventualis?, ZStW, 18 (1898), pág. 534 ss.
trina penal se encuentra ampliamente dividida. En mi opinión, el —,Gesetz und Schlud in Strafrecht. Fragen des geltenden deutschen Stra-
análisis de esta cuestión debe comprender tanto consideraciones frechts und seiner Reform. T. II. Die Schuld nach dem Strafgesetze, 1907,
de carácter formal como también de carácter material. En este pág. 485 ss.
sentido, cabe admitir la división entre delitos sui generis, en los BASTERO ARCHANCO, J., Tentativa de delito y delito frustrado: su unificación,
cuales la construcción de la tentativa sería posible, y aquellos ca- 1952.
sos en los que el legislador se limita a equiparar la pena de la BAUER, A., Lehrbuch des Strafrechts, 1833.
consumación a supuestos de tentativa y preparación, pero sin que
BAUMANN, J., Das Umkehrverhaltnis zwischen Versuch Irrtum im Strafrecht,
los mismos adquieran el carácter de delitos autónomos. Aún y así
la punición de la tentativa en los primeros supuestos puede no NJW, 1962, pág. 16 ss.
resultar siempre adecuada atendiendo a consideraciones de polí- —,Strafecht, Allgemeiner Teil, 7.a ed., 1975.
tica-criminal. Esta cuestión deberá ser examinada en cada caso. —, Strafrecht, Allgemeiner Teil, 8.a ed., 1977 (con la colaboración de U.
Weber.
—, Grundbegriffe und System des Strafrechts, 5.a ed., 1979.
BAUMGARTEN, Die Lehre vom Versuche der Verbrechen, 1888.
BECHER, K.-M., Zur Abgrenzung vom Vorbereitung und Versuch, tesis docto-
ral, Münster, 1973.
BELING, E., Die Lehre vom Verbrechen, 1906.
—, Die Lehre vom Tatbestand, 1930.
BERNALDO DE QUIRÓS, C, Derecho Penal, en Derecho Usual, 1921, pág. 409 ss.
505
—, / NAVARRO DE PALENCIA, A., Teoría del Código Penal. Parte General, 1911.
a
BERNER, A. F., Lehrbuch des deutschen Strafrechts, 7. ed., 1895.
BIBLIOGRAFÍA BIBLIOGRAFÍA

BESSELER, Komentar zum preussischen StGB, 1851. la común inteligencia y fácil aplicación de sus disposiciones, T. I, 1848.
BINDING, K., Die Normen und ihre Vbertretung, 1914. (Reedición, 1965). CELICHOWSKI, S., Die Bedeutung der Lehre vom adaquaten und vom zu-
—,Der Umgekehrte Irrtum, GS, 85 (1917), pág. 177 ss. falligen Kausalzusammenhang für die Frage des Versuchs mit unatugli-
BINDOKAT, Zur Frage des doppelten Irrtums, NJce 1963, pág. 745 ss. chen Mitteln, tesis doctoral, Halle-Wittemberf, 1909.
BIRKMEYER, K., Über Ursachenbegriff und Causalzusammenhang im Straf- CEREZO M I R , J., LO injusto de los delitos dolosos en el Derecho Penal español,
recht, GS, 37 (1885), pág. 257 ss. ADPCP, 1961.
—,Die Lehre von der Teilnahme und die Rechtsprechung des Deutschen —,Lo objetivo y lo subjetivo en la tentativa, 1964.
Reichsgerichts, 1890. —, Curso de Derecho Penal español, Parte General, T. I, 2.a ed., 1984.
BLEI, H., Das Wahnverbrechen, JA, 1973, pág. 391 ss., 459 ss., 529 ss. y 601 ss. COBO DEL ROSAL, M., / VIVES ANTÓN, T. S., Derecho Penal, Parte General,
—.Strafrecht, Allgemeiner Teil, 17.a ed., 1977. 1984.
BOCKELMANN, P., Zur Abgrenzung der Vorbereitung vom Versuch, JZ, 1954, C O H N , L. Zur Lehre vom versuchten und unvollendeten Verbrechen, 1880.
pág. 468 ss. CORCOY BIDASOLO, M., Criterios jurisprudenciales en materia de imprudencia,
—,Die jüngste Recht sprechung des BGH zur Abgrenzung der Vorbereitung Tesina, Barcelona, 1984.
vom Versuch, JZ, 1955, pág. 193 ss. CÓRDOBA RODA, J., Notas al T. II del Tratado de Derecho Penal de R. Mau-
—,Zur Reform des Versuchsstrafrechts, Strafrechtliche Untersuchen, 1957, rach, 1964.
pág. 150 ss. —, / RODRÍGUEZ MOURULLO, G., Comentarios al Código Penal, T. I, 1976.
—, Vorbereitung und Versuch, Niederschriften über die Sitzungen der Gros- CUELLO CALÓN, E., Derecho Penal. Parte General. Revisada y puesta al dia
sen Strafrechtskomission, T. II, A.T., 19 Sitzung, 1958, pág. 171 ss. por C. Camargo, 18.a ed., 1981.
—, Strafrecht, Allgemeinter Teil, 2.a ed., 1975. CUELLO CONTRERAS, J., La conspiración para cometer el delito. Interpreta-
BÓRKER, R., Die Milderung der Strafe für den Versuch, JZ, 1956, pág. 477 ss. ción del artículo 4,1 C.P. (Los actos preparatorios de la participación),
BRUNS, H.-J., Der untaugliche Tdter im Strafrecht, 1955. 1978.
—, Strafzumessungsrecht, 2.a ed., 1974. —,La Jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre los actos del artículo 4°
—, Die Strafbarkeit des Versuchs eines untauglichen Subjekts, GA, 1979, del Código Penal: conspiración, proposición y provocación, ADPCP, 1976.
pág. 161 ss. CUERVO PITA, M., Actos preparatorios del delito, N.E.J., T. II, pág. 334 ss.
C H O P , F., Kann ein Verbrechen mit absolut untauglichen Mitteln versucht
VON BURI, Zur Lehre vom Versuche, GS, 19 (1867), pág. 60 ss.
—, Der Versuch des Verbrechens mit untauglichen Mitteln oder am einem und an einem Gegenstande begangen werden, rücksichtlich dessen es un-
untauglichen Objekt, GS, 20 (1868), pág. 325 ss. móglich ist?, Archiv des Criminalrechts, 1842, pág. 519 ss.
DELAQUIS, E., Der Untaugliche Versuch, 1904.
—.Versuch und Causalitat, GS, 32 (1880), pág. 319 ss.
DÍAZ PALOS, El aborto, NEJ, T. II, pág. 84 ss.
—, Über die sogenannten untauglichen Versuchshandlungen, ZStW, 1 (1881), DICKE, D. Chr., Zur Problematik des untauglichen Versuchs, JUS, 1968,
pág. 185 ss.
pág. 157 ss.
—, Über den Begriff der Gefahr und seine Anwendung auf den Versuch, GS, DOHNA, A., Der Mangel am Tatbestand, Gütergock-Festgabe, 1910, pág. 35 ss.
40 (1888), pág. 503 ss. —,Der Aufbau der Verbrechenslehre, 4.a ed., 1950.
—, Versuch, Beitráge zur Theorie des Strafrechts, 1894, pág. 178 s. D R E H E R , E., Was bedeutet Milderung der Strafe für den Versuch, JZ, 1956,
BURKHARDT, B., Das Unternehmensdelikt und seine Grenze, JZ, 1971, pág. 682 ss.
pág. 352 ss. —, Doppelverwertung von Strafzumessungsumstdnde, JZ, 1957, pág. 155 ss.
—, Der «Rücktritt» ais Rechtsfolgebestimmung, 1975. —,Gedanken zur Strafzumessung, JZ, 1968, pág. 209 ss.
—, Rechtsirrtum und Wanhdelikt, JZ, 1981, pág. 681 ss. —, / TRÓNDLE, Strafgesetzbuch und Nebengeretze, 41 ed., 1983.
BUSTOS RAMÍREZ, J., Castigo o impunidad de la tentativa inidónea: un falso EISEMANN, Die Grenzen des strafbaren Versuchs, ZStW, 13, 1893, pág. 454 ss.
dilema, Homenaje a O. Pérez-Vitoria, T. I, 1983. ENGISCH, K., Untersuchungen über Vorsatz und Fahrldsigkeit im Strafrecht,
—, Política criminal y dolo eventual, RJ Cat., 1984, pág. 309 ss. 1930.
—, Manual de Derecho Penal español. Parte General, 1984. —, Die Kausalitat ais Merkmal der strafrechtlichen Tatbestdnde, 1931.
CARRARA, Teoría de la tentativa y de la complicidad o del grado en la fuerza —, Die normativen Tatbestandselemente im Strafrecht, Mezger-Festschrift,
física del delito, traducción, prólogo y notas de V. Romero Girón, 2.a ed., 1954, pág. 127 ss.
1926. —.Bemerkungen zu Theodor Rittlers. Kritik der Lehre von den subjek-
CASTEJÓN, F., Génesis y breve comentario del Código Penal de 23 de di- tiven Tatbestandes und Unrechtselementen. Rittler-Festschrifft, 1957,
ciembre de 1944, 1946. pág. 165 ss.
DE CASTRO Y OROZCO, J., / ORTIZ DE ZÚÑIGA, M., Código Penal explicado para
506 507
BIBLIOGRAFÍA BIBLIOGRAFÍA

—,Der Unrechtstatbestand im Strafrecht, DJ.T.-Festschrift, T. I, 1960, homicidio, ADPCP, 1967, pág. 195 ss., y Estudios de Derecho Penal, 1976,
p6g. 401 ss. pág. 153 ss.
—, «Der umgekehrte Irrtum» und das Umkehr prinzip. Heinitz-Festgabe, —, Delitos cualificados por el resultado y causalidad, 1966.
1972, pág. 185 ss. —.Introducción a la Parte General del Derecho Penal español, 1979.
ENTWURF eines Strafgesetzbuches mit Begründung. Bundestagsvorlage, 1962. GÓMEZ BENÍTEZ, J. M., El ejercicio legítimo del cargo, 1980.
FABIÁN, Abgrenzung von untauglichem Versuch und Putativdelikt, und Erór- —, Teoría jurídica del delito, Derecho Penal, Parte General, 1984.
terung ihrer Strafbarkeit, 1905. GÓMEZ DE LA SERNA / MONTALBÁN, J. M., Elementos de Derecho Cicvil y Penal
FERRER SAMA, A., La tentativa como especial tipo penal, Estudios Jurídicos, de España, 1865.
III, 1941, pág. 251 ss. GÓSSEL, K. H., Zur Strafbarkeit des Versuchs nach dem 2 Strafrechtsreform-
—, Comentarios al Código Penal, T. I, 1946. gesetz, GA, 1971, pág. 255 ss.
FEUERBACH, J. A., Lehrbuch des peinlichen Rechts, 14.a ed., 1847, anotado —, Über die Vollendung des Diebstahls, ZStW, 85, 1973, pág. 645 ss.
—, Über den fehlgeschlangenen Versuch, ZStW, 87, 1975.
por C. J. A. Mittermaier.
—,Anmerkung zu BGH 26, pág. 101 ss., JR, 1976, pág. 249 ss.
FIEDLER, Vorháben und Versuch im Strafrecht, 1967.
GROIZARD, A., / GÓMEZ DE LA SERNA, Código Penal de 1870, T. I, 1870.
FINGER, A., Lehrbuch des Deutschen Strafrechts, 1904. GREVE, F., Der Entschlup in 43 StGB ais subjektives Unrechtselement, tesis
—, Begriff der Gefahr und Gemeingefahr im Strafrecht, Rv. Frank-Festgabe,
doctoral, Hamburgo, 1935.
1930, pág. 230 ss. HABERLIN, Über Rechtswahn und Wahnverbrechen, GA, 13, 1865, pág. 233 ss.
—, Der Versuch und der Vorententwurf zu eniem Deutschen Strafgesetzbuch, HALSCHNER, H., Das gemeine Deutsche Strafrecht, T. I, 1881.
Binding-Festschrift, 1974, pág. 257. HALL, Über das Mi Ungen. Eine anthropologisch-strafrechtliche studie über
FISCHER, G., Das unvollendete Verbrechen im deutschen und franzósischen Versuch und Farhlássigkeit, Wolf-Festschrift, 1962, pág. 454 ss.
Recht, tesis doctoral, Freiburg a B., 1970. HALL, K. A., Die Abgrenzung von Versuch und Vorbereitung im Willensstra-
FOTH, H., Neuere Kontroversen um den Begriff des Wahnverbrechens, JR, frecht, GS, 110, 1937, pág. 95 ss.
HARDWIG, Der Versuch bei untauglichen Subjekt, GA, 1957, pág. 170 ss.
1965, pág. 366 ss.
HAVENSTEIN, Zur Lehre vom untauglichen Versuch, GA, 36, 1888, pág. 33 ss.
FRANK, R. V., Das Strafgesetzbuch für Deutsche Reich nebst dem Einfüh-
HAU, Die Beendigung der Straftat und ihre rechtlichen Wirkungen, 1974.
rungsgesetz, 18 ed., 1931. HEBERLE, J., Aus welchen Gründen ist der beendete Versuch stets geringer
—, Vollendung und Versuch, Vergleichende Darstellung des Deutschen und zu strafen ais das vollendete Verbrechen?, tesis doctoral, Biberach, 1896.
auslándischen Strafrecht, Allg. Teil, T. V, 1908, pág. 163 ss. HEFFTER, A. W., Lehrbuch des gemeinen deutschen strafrechts mit Rücksicht
GALLAS, W., Tatstrafe und Tdterstrafe, insbesondere im Kriegsstrafrecht, auf altere und neuere Landesrechte, Braunschweig, 1857.
ZStW, 60, 1941. HEGLER, A., Subjektive Rechtswidrigkeitsmomente im Rahmen des allgemei-
—,Zur Struktur des Strafrechtlichen Unrechtsbegriffs, Bockelmann-Fest- nen Verbrechensbegriffs, Frank-Festgabe, 1930, pág. 251 ss.
schrift, 1979.
^ GARCÍA PABLOS, A., Tentativa y frustración en el delito de asociación ilícita. HEINITZ, Streitfragen der Versuchslehre, JR, 1956, pág. 248 ss.
Rev. Fac. de Derecho Univ. Complutense, vol. XVIII, núm. 49, pág. 59 ss. HENCKEL, H., Der Gefarbegriff im Strafrecht, 1930.
GEIB, G., Lehrbuch des deutschen Straf rechts, 1861. HERZBERG, R. D., Das Wahndelikt in der Rechtsprechung des B.G.H., JUS,
GEILEN, G., Zur abgrenzung zwischen beendetem und unbeendeten Versuch, 1980, pág. 469 ss.
JZ, 1972, pág. 335 ss. HIPPEL, R. VON, Die allgemeinen Lehren vom Verbrechen in den Entwürfen,
GEMMINGEN, H. D. V„ Die Rechtswidrigkeit des Versuches, 1932. ZStW, 42 (1921), pág. 525 ss.
—, Willenstrafrecht oder Gefahrdungsstraf recht?, Eine Bemerkung zur Denk- —, Die allgemeinen Lehren vom Verbrechen im Strafgesetzenentwurf von
schrift des preu$ischen Justizministers, «Nationalsozialistiches Straf-
recht», JW, 1933, pág. 2371 ss. 1925, ZStW, 47, 1927, pág. 18 ss.
—, Deutsches Strafrecht, T. I y II, 1930.
GERLAND, Deutsches Reichsstrafrecht, 2.a ed., 1932.
HUERTA TOCILDO, S., Sobre el contenido de la antijuricidad, 1984.
GERMANN, O. A., Über den Grund der Strafbarkeit des Versuchs, 1914. J A H R , H. C , Die Bedeutung des Erfolges für das Problem des Strafmilderung
—,Das Verbrechen im neuen Strafrecht, 1942. beim Versuch, 1981.
GEYER, A., Über die sogennante untaugliche Versuchshandlungen, ZStW, 1,
1881, pág. 30 ss. JAKOBS, G., Die Konkurrenz von Tótungsdelikten mit Kórperverletzungsde-
GIMBERNAT ORDEIG, E., Autor y cómplice en Derecho Penal, 1966. likten, 1967.
—, El ocasionamiento de muerte que empieza como asesinato y acaba en —.Strafrecht, A.T., Die Grundlage und die Zurechnungslehre, 1983.
508 509
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA
LAMPE, E. J., Das personóle Unrecht.
JESCHECK, H. H., Niederschriften ¿iber die Siízungen der Grofien Strafrechts- LAMPE, Genügt für den Entschlufi des Taters in 43 StGB sein bedingter Vor-
kommision, T. II, 1958, pág. 194. satz?, NJW, 1958, pág. 332 ss.
—,Aufbau und Stellung des bedingten Vorsatzes im Verbrechensbegriff, LANGER, W., Das Sonderverbrechen, 1972.
Wolf-Festschrift, 1962, pág. 473 ss. —,Zum Begriff der «besonderen persbnlichen Merkmale», Lange-Festschrift,
—, Wesen und rechtliche Bedeutung der Beendigung der Straftat, Welzel-
1976, pág. 241 ss.
Festschrift, 1974, pág. 683 s. LEHMANN, B., Die Bestrafung des Versuchs nach deutschen und amerika-
—,Lehrbuch des Strafrechts, A.T., 3.a ed., 1978. nischen Recht, 1962.
—,Tratado de Derecho Penal, Parte General, T. I y II, 1981, traducción y LESS, G., Genügt bedingtes wollenzum strafbaren Verbrechensversuch?, GA,
notas de los profesores S. Mir Puig y Francisco Muñoz Conde. 1956, pág. 33 ss.
a
JIMÉNEZ DE ASÚA, La ley y el delito, Principios de Derecho Penal, 4. ed., a
LEIPZIGER KOMMENTAR zum Strafgesetzbuch, 9. ed., 1974, y 10 ed., 1978.
1963.
LISTZ, E. v., Die Lehre vom Versuch, ZStW, 25 (1905), pág. 24.
—, Tratado de Derecho Penal, 2.a ed., 1977.
JOERDEN, J. C, Der auf die Verwirklichung von zwei Tatbestdnden gerichtete LISZT, F. v., Tratado de Derecho Penal, traducido por L. Jiménez de Asúa y
Vorsatz, ZStW, 95, 1983, pág. 565 ss. adiciones de Quintiliano Saldaña, 3.a ed.
J O H N , R. E., Entwurf mit Motiven zu einem Strafgesetzbuch für den Mord- —, / SCHMIDT, Lehrbuch des deutschen Strafrechts, 26 ed., 1932.
deutschland, 1968. LUDEN, H., Abhandlungen aus dem gemeinen deutschen Strafrechte über den
KAUFMANN, A., Die Dogrnatik im Altemativentwurf, ZStW, 80 (1968), Versuch des Verbrechens nach gemeinen deutschen Rechte, T. I, 1836.
pág. 34 ss. LÜDERSSEN, K., Erfolgszurechnung und Kriminálisierung, Bockelmann-Fest-
—,Tatbestandsmassigkeit und Verursachung im Conterganverfahren, JZ, schrift, 1979, pág. 181 ss.
1971, pág. 569 ss. LUMPE, A., Das Mafi der Willensbetatigung im Versuchs strafrecht, tesis doc-
—,Zum Stand der Lehre vom personales Unrecht, Welzel-Festschrift, 1974.
—, Teoría de las normas. Fundamentos de la dogmática penal moderna, toral, Hamburgo, 1938.
1977. LUZÓN DOMINGO, M., Derecho Penal del Tribunal Supremo, Parte General,
KLEE, Die Grenze zwischen Versuch (Unternehmen) und Vorbereitung, DStr., T. II, 1964.
1934, pág. 283 ss. MAREZOLL, T., Das gemeine deutsche Criminalrecht ais Grundlage der neue-
KÓHLER, A., Deutsches Strafrecht, A.T., 1917. ren deutschen Strafgesetzgebungen, 1847.
MAURACH, R., Die Beitrage der neueren hóchstrichherlichen Rechtssprechung
KOLZ-OTT, M., Eventualvorsatz und Versuch, 1974.
KÓSTLIN, R., System des deutschen Strafrechts, 1855.
zur Bestimmung des Wanhverbrechens, NJW, 1962, pág. 716 ss. y 767 ss.
K O H L E R , J., Leitfaden des deutschen Strafrechts, 1912. —,Tratado de Derecho Penal, traducción y notas del profesor J. Córdoba
K O H L R A U S C H , E., / LANGE, R., Strafgesetzbuch, 43 ed., 1961. Roda, 1962.
—.Strafrecht, Allgemeiner Teil, 4.a ed.
KRIEGSMANN, N.-H., Wahnverbrechen und untanglicher Versuch, 1904. —, / ZIPF, H., Strafrecht, Allgemeiner Teil, T. I, 5.a ed., 1977.
KROSCHEL, Versuch und Mangel am Tatbestand, GS, 41 (1889), pág. 273 ss.
—, / GÓSSEL, K.-H., Strafrecht, Allgemeiner Teil, T. II, 5.a ed., 1978.
KRÜMPELMANN, J., Die Bagatelldelikte, Untersuchungen zum Verbrechen ais
MAYER, H., Das Strafrecht des deutschen Volkes, 1936.
Steigerungsbegriff, 1966. —,Zur Abgrenzung des Versuch von der Vorbereitungshandlung, JZ, 1942,
K Ü H L , K., Grundfdlle zu Vorbereitung, Versuch, Vollendung und Beedigung, pág. 172.
JUS, 1979, pág. 718 ss., 874 ss.; JUS, 1980, pág. 120 ss., 273 s., 506 ss.; JUS, —, Strafrecht, Allgemeiner Teil, 1953.
1981, pág. 196 ss., y JUS, 1982, pág. 110 ss. y 189 ss. —, Strafrecht, Allgemeiner Teil, 1967.
KÜSTER, Der Begriff der Ausführungshandlung, tesis doctoral, Gotinga, 1927. MAYER, M. E., Der Allgemeine Teil des Deutschen Strafrechts, 1923.
K U H R T , J., Die Grenzen der Strafbarkeit wegen untauglichen Versuchs, ins- MERKEL, A., Lehrbuch des Deutschen Strafrechts, 1889.
besondere im Himblick auf aberglaubisch motiviertes Verhálten, tesis MEYER, D., Abgrenzung der Vorbereitung vom Versuch einer Straftat, BGH
doctoral, Bamberg, 1968. St, 26, pág. 201; JUS, 1977, pág. 19.
KULAWY, Die Abgrenzung von Vorbereitung und Versuch «unter besonderer MEYER, J., Kritik an der Neuregelung der Versuchsstrafbarkeit, ZStW, 87
Berücksichtigung der Rechtsprechung des Reichsgerichts», tesis doctoral, (1975), pág. 598 s.
Kóln, 1938. MEYER, H., Der Anfang der Ausführung, 1892.
—.Lehrbuch des deutschen Strafrechts, 1895.
LACKNER, K., Strafgesetzbuch, 15 ed., 1983.
LADEMANN, Der dolus eventualis in deutschen Strafrecht, tesis doctoral, Ber- MEZGER, E., Derecho Penal, Parte General, traducción y notas de Rodríguez
lín, 1899. Muñoz.
511
510
BIBLIOGRAFÍA BIBLIOGRAFÍA
"1
—,Die Subjektiven Unrechtselemente, GS, 89 (1923), pág. 208 ss.
ORTS BERENGUER, El delito de violación, 1981.
—, Vom Sinn der strafrechtlichen Tatbestánde, Trágers-Festschrift, 1926.
—, Moderna Wege der Strafrechtsdogmatik. Eine erg. Betrachtung zum Lehr- —.Consideraciones sobre la fase interna y los actos preparatorios del delito,j
buch des Strafrechts in seiner 3. Auf., 1950. CPC, 1982, n.° 18, pág. 483 ss.
—, Wandlungen der strafrechtlichen Tatbestandslehre, NJW, 1953, pág. 2 ss. OSENBRÜGGEN, E., Abhandlungen aus dem deutschen Strafrecht, T. I, 1857.
OTTO, H., Grundkurs Strafrecht, Allgemeiner Strafrechtslehre, 1976.
M I R PUIG, S., Los términos «delito» y «falta» en el Código Penal, ADPCP,
—, Zur Abgrenzung der Vorbereitung vom Versuch, NJW, 1976, pág. 578.
1973, pág. 319 ss.
PACHECO, J. Feo., El Código Penal concorcado y comentado, T. I, 1867.
—, El delito de matrimonios ilegales, ADPCP, 1974, pág. 433 ss. PEREDA, J., Un caso de punición del delito imposible y de la tentativa inidó-
—, Introducción a las bases del Derecho Penal, 1976. nea (Alrededor del art. 5 de la Ley sobre el aborto de 24 de enero de
—, Adiciones al Tratado de Derecho Penal de H.-H. Jescheck, V. I y II, 1981. 1941), RGLJ, 1942, pág. 268 ss.
—, Función de la pena y teoría del delito en el Estado social y democrático PESSINI PULIDO, A., El nuevo Código Penal. El delito de tontería, RGLJ,
de Derecho, 2.a ed., 1982.
—, Lecciones de Derecho Penal, ed. offset, 1973. T. 155, pág. 46.
PETTERS / PREISENDANZ, Strafgesetzbuch, 30 ed., 1978.
—,La perspectiva «ex ante» en Derecho Penal, ADPCP, 1983, pág. 5 ss. PFENNINGER, Die Grundlagen eines einheitlichen Strafrechts, SchZStr, 5
—.Derecho Penal, Parte General, 2.a ed., 1985.
MITTERMAIER, C. J. A., Beitráge zur Lehre vom Versuche der Verbrechen, (1982), pág. 406 ss.
Neues Archiv des Criminalrechts, I (1816), pág. 163 ss. PINSKI, D., Die Rechtsprechung des Preuftischen Obertribunals zum untaugli-
—, Über den Anfangspunkt der Strafbarkeit der Versuchshandlungen, Neues chem Versuch und die Gründe für de Aufgabe deser Rechtsprechung,
Archiv des Criminalrechts, II (1818), pág. 602. tesis doctoral, Frankfurt a. Main, 1969.
—, en FEUERBACH, J. A., Lehrbuch des gemeinen in Deutschland gültigen PONSCH, F., Die Abgrenzung von Vorbereitung und Versuch eines Verbre-
Peinlichen Rechts, 14 ed., 1847. chens, tesis doctoral, Bonn, 1941.
—, Der Versuch von Verbrechen, bei denen es zu dem erforderlichen Ge- PROBST, M., Die Abgrenzung zwischen Wahndelikt und untauglichen Versuch
genstande des Verbrechens mangelt, und der Versuch mit untauglichen beim Ungekehrten Irrtum über normative Tatbestandsmerkmale, tesis
Mitteln, geprüft, GS, 11 (1859), pág. 403 ss. doctoral, Munich, 1969.
—, Die Rechtliche Bedeutung des Ausdrucks: Anfang der Ausführung, GS, PUIG PEÑA, F., Derecho Penal, Parte General, 1969.
11 (1859), pág. 197 ss. —frustración, NEJ SEIX, T. X, pág. 189 ss.
MONER, J. M. DE, La clasificación de la responsabilidad en tentativa, frustra- QUINTANO RIPOLLÉS, A., Derecho Penal de la culpa, 1958.
ción y consumación ¿procede de un principio político o se deriva de un —.Comentarios al Código Penal, 2.a ed., 1966.
principio moral?, Rev. de Legislación, V. L i l i , 1878, pág. 422 ss. —, Delito imposible, NEJ SEIX, T. VI, pág. 588 ss.
MUÑOZ CONDE F., El desistimiento voluntario de consumar el delito, 1972. QUINTERO OLIVARES, G., Introducción al Derecho Penal, Parte General, 1981.
—, Derecho Penal. Parte especial, 5.a ed., 1983. RALIS, Der Begriff und die Strafbarkeit des Versuchs, ZStW, 61 (1942),
MYLONOPOULOS, Ch., Über das Verhaltnis von Handlungs- und Erfolgsunwert pág. 1 ss.
im Strafrecht, 1981. RAUCH, H., Die klassische Strafrechtslehre in ihrer politischen Bedeutung,
NATORP, H., Der Mangel amb Tatbestand, 1921. 1936.
NOWAKOWSKI, F., Zur Lehre von der Rechtswidrigkeit, ZStW, 63 (1951), REDSLOB, R., Versuch und Vorbereitung, auf der Grundlage des deutschen
pág. 287 ss. und franzósischen Strafrechts, 1908.
—,Das ósterreichische Strafrecht in seinen Grundzügen, 1955. REMY, W., Zur Frage ob den EntschluP des Táters in 43 StGB bedingter
—, Besprechung von Welzel. Das deutsche Strafrecht, JZ, 1958, pág. 415. Vorsatz genügt, NJW, 1958, pág. 700 ss.
NÚÑEZ BARBERO, R., El delito imposible, 1963. R I G H I , E., Problemas sistemáticos de la punibilidad de la tentativa inidónea,
OEHLER, D. Das objektive Zweckmoment in der rechtswidrigen Handlung, Homenaje a Jiménez de Asúa, 1970, pág. 215 ss.
a
1959. RITTLER, T., Lehrbuch des osterreichischen Strafrechts, A.T., 2. ed., 1954¿
a
OETKER, F., Der Versuch und die schweizerischen Strafgesetzentwurfe, ZStW, RODRÍGUEZ DEVESA, J. M., Derecho Penal español, Parte General, 8. ed.,
17 (1897), pág. 53 ss. 1981.
—, Vorbereitung und Versuch, Beihilfe und Deliktsabwendung, GS, 88, —.Derecho Penal español, Parte General, 9.a ed., revisada y puesta al día por
pág. 86. por A. Serrano Gómez, 1985.
OLSHAUSEN, J., Kommentar zum Strafgesetzbuch, 11 ed., 1927, y 12 ed., RODRÍGUEZ MOURULLO, G., La punición de los actos preparatorios, ADPCP, ,
1942. 1968, pág. 277 ss.
512 513
18.
BIBLIOGRAFÍA BIBLIOGRAFÍA

—, Delito imposible y tentativa en el Código Penal español, ADPCP, 1971, SAX, W., Zum Logischen und sachlichen Gehalt des sogenanten «umkehrsch-
pág. 369 ss. lusses aus 59 StGB», JZ, 1964, pág. 241 ss.
—, Las fases de ejecución del delito, Rev. J. Cat., núm. extra, 1980. SCHAFSTEIN, Tatbestandsirrtum und Verbotsirrtum, OLG, Celle-Festschrift,
—, / CÓRDOBA RODA, J., Comentarios al Código Penal, T. I (Comentario al pág. 175 ss.
art. 3 y al 4), T. II (Comentario al art. 51 y al 52), 1976. —,Die allgemeinen Lehren vom Verbrechen in ihrer Entwicklung durch die
RODRÍGUEZ MUÑOZ, Notas al Tratado de Derecho Penal de Mezger, T. II, Wissenschaft des gemeinen Strafrechts, 1930 (reedición de 1973).
1957. S C H M I D , W., Bedingter Handlungswille beim Versuch und im Bereich der
RODRÍGUEZ RAMOS, L., El «resultado» en la teoría jurídica del delito, CPC, strafbaren Vorbereitungshandlungen, ZStW, 74 (1962), pág. 48 ss.
1977, pág. 49 ss. —, Über Feuerbachs Lehre vom «Mangel am Tatbestand», Schróder-Gedácht-
—, Compendio de Derecho Penal, Parte General, 2.a ed., 1985. nisschrift, pág. 19 ss.
a
ROEDER, H., Erscheinungsformen des Verbrechens, im Spiegel der subjek- SCHMIDHAUSER, E., Strafrecht. Allgemeiner Teil, 1970, 2. ed., 1975.
tiven und objektiven Strafrechtstheorie, 1953. —, Strafrecht. Allgemeiner Teil. Studienbuch (unter Mitarbeit von H. Al-
\ ROMERO, G. N., La problemática de los autores inidóneos y el delito puta- wart), 1982.
tivo, Homenaje a Jiménez de Asúa, 1970, pág. 233 ss. SCHNEIDER, E., Über die Behandlung des alternativen Vorsatzes, GA, 1956,
ROSAL, DEL, Derecho Penal español, 1960. pág. 257 ss.
ROXIN, C , Offene Tatbestande und Rechtspflichmerkmale, 1959 (traducción SCHNEIDER, Der ábergldubischer Versuch, GA, 1955, pág. 265.
española de E. Bacigalupo: Teoría del tipo penal. Tipos abiertos y ele- SCHÓNKE-SCHRÓDER, Strafgesetzbuch, 17 ed., 1974; 22 ed., 1985.
mentos del deber jurídico, 1979). SCHOETENSACK, V erbrechensversuch und deutscher Strafgesetz- vorentwurf,
—,Der Anfang des beendeten Versuchs, Maurach-Festschrift, 1972, pági- Binding-Festschrift, 1911, T. II, pág. 375 ss.
na 213 ss. —, Verbrechensversuch, Frank-Festgabe, T. II, 1930, pág. 55 ss.
—, Unterlassung, Vorsatz und Fahrlassigkeit, Versuch und Teilnahme im SCHRÓDER, J., Die Unternehmensdelikte, Kern-Festschrift, 1968, pág. 457 ss.
neuen StGB, JUS, 1973, pág. 197 ss. y 329 ss. —, Der Bedingte Tatenschlufi. Ein Beitrag zur Lehre vom Vorsatz und zur
—, Über den Tatentschlufi, Schróder-Gedachtnis, 1979, pág. 145 ss. Lehre vom Versuch im Deutschen Strafrecht, tesis doctoral, Hamburg,
—.Tatentschlufi und Anfang der Ausführung beim Versuch, JUS, 1979, 1969.
pág. 1 ss. SCHUELER, C, Der Mangel am Tatbestand, 1914.
—,Der fehlgeschlagene Versuch, JUS, 1981, pág. 1 ss. SYSTEMATISCHER KOMMENTAR zum StGB, Rudolphi, Horn, Samson y Schrei-
—, / STREE / ZIPF / JUNG, Einführung ... in das neue Strafrech, 2.a ed., 1975. ber, T. I, 2.a ed., 1977; 3.a ed., 1981.
RUBO, E. T. VON, Über den Versuch mit untauglichen Mitteln oder an einem SENF, M. R., Vorbereitung und Versuch, GS, 67 (1906), pág. 243 ss.
untauglichen Objekten, GS, 17 (1865), pág. 1 ss. SILVELA, L., El Derecho Penal estudiado en principios y en la Legislación
RUDOLPHI, H.J., Die Strafbarkeit des versuchten unechten Unterlassungsde- vigente en España, 1879.
liktes, MDR, 1967, pág. 1 ss. SOLA DUEÑAS, DE, LO subjetivo y lo objetivo en la circunstancia atenuante de
—, Inhalt und Funktion des Handlungsunwertes im Rahmen der personalen arrepentimiento, ADPCP, 1971, pág. 417 ss.
Unrechtslehre, Maurach-Festschrift, 1972, pág. 51 ss. SPENDEL, G., Zur Notwendigkeit des Objektivismus im Strafrecht, ZStW, 65
—, Zur Abgrenzung zwischen Vorbereitung und Versuch - OLG Celle, NJW, (1953), pág. 519.
1972, pág. 1823 ss. —,Der sogenannte Umkehrschlufi aus par. 59 StGB nach der subjektiven
—,Zur Abgrenzung zwischen Vorbereitung und Versuch, JUS, 1973, pági- Versuchstheorie, ZStW, 69 (1957), pág. 441 ss.
na 20 ss. —, kritik der subjektiven Versuchstheorie, NJW, 1965, pág. 1881 ss.
—,Anmerkung zu Hans OLG Hamburg, JR, 1981, pág. 159 ss. —, Zur Neubergründung der objektiven Versuchstheorie, Stock-Festschrift,
RUEDA, R., Elementos de Derecho Penal, 1898. 1966, pág. 89 ss.
SALDAÑA, Q., Adiciones a la traducción del Tratado de Derecho Penal de —, Zur Kritik der subjektiven Versuchs- und Teilnahmetheorie, JUS, 1969,
Von Liszt, T. III, 3.a ed. pág. 314. '
SALM, K., Das versuchte Verbrechen, 1957. —,Gegen den «Verteidigungswillen» ais Notwehrerfordernis, Bockelmann-
SÁNCHEZ TEJERINA, I., Derecho Penal español, 1945. Festschrift, 1979, pág. 245 ss.
SAUER, G., Derecho Penal, Parte General. Traducción y notas de J. del Ro- SPOTOWSKI, A., Erscheinungsformen der Straftat im deutschen und polni-
sal y J. Cerezo, 1956. schen Recht, 1979.
SAUERMANN, Der Versuch ais «deliktum sui generis», Strafrechtliche Abhand- STACKELBERG, Niederschriften über die Sitzungen der Grossen Strafrechts-
lungen, 227, 1927. kommission, T. II, A.T., pág. 181 ss.
514 515
BIBLIOGRAFÍA

STECHMANN, P., Entwicklung und Bedeutung des Satzes «cogitationis poe-


nam nemo patitur», tesis doctorial, Hamburgo, 1979.
STÓGER, F., Versuch des untauglichen Tdters (Zugleich ein Beitrag zur straf-
rechtlichen Lehre vom Versuch), 1961.
STTOB, C, Dolus eventualis und Gefdhrdung, ZStW, 15 (1895), pág. 199 ss.
STOPFKUCHEN, M., Strafbare und nicht strafbare Falle des untauglichen Ver-
such, tesis doctoral, Friburgo, 1972.
STRATENWERTH, G., Die Fakultative Strafmilderung beim Versuch, Festgabe
zum Schwezerischen Juristentag, 1963, pág. 247 ss.
—, Handlungs- und Erfolgsunwert im Strafrecht, SchwZStr, 79 (1963), pági-
na 232 ss.
—, Zur Relevanz des Erfolgsunwert es im Strafrecht, Schaffstein-Festschrift,
1975, pág. 177 ss.
—,Der Versuch des untauglichen Subjekts, Bruns-Festschrift, 1978, pági-
na 59 ss.
—, Strafrecht, Allgemeiner Teil, 2.a ed., 1976; 3.a ed., 1981.
STURM, Das unvollendete fáhrldssige Delikt, ZStW, 59, pág. 31 ss.
SUÁREZ MONTES, J., El delito imposible de aborto en la Jurisprudencia del
Tribunal Supremo, ADPCP, 1966, pág. 215 ss.
TEMME, J. D. M., Lehrbuch des Gemeinen Deutschen Strafrechts, 1876.
TRAUB, Die umgekehrte «Parallelwertung in der Laiensphare» - Wahndelikte
oder untauglicher Versuch?, JUS, 1967, pág. 113 ss.
TREPLIN, Der Versuch, ZStW, 76 (1964), pág. 441.
VIADA, S., Código Penal reformado de 1870, 4.a ed. T. I, 1890.
VICENTE Y CARAVANTES, J., ¿Son punibles los actos ejecutados para cometer
un delito que no dan resultado criminal? ¿Qué actos constituyen tentati-
va o delito frustrado de los delitos de robo, homicidio, etc.?, RGLJ, 44,
1874, pág. 30 ss.
VIZMANOS, T. S., / ÁLVAREZ MARTÍNEZ, C, Comentarios al Código Penal, T. I,
2.a ed., 1853.
WACHENFELD, Lehrbuch des deutschen strafrechts, 1914.
WAIBLINGER, M., Die Abgrenzung des strafbares Versuchs von der straflosen
Vorbereitungshandlung, SchZStr, 72 (1957), pág. 121 ss.
—, Subjektivismus und objektivismus in der neueren Lehre und Rechtspre-
chung vom Versuch, ZStW, 69 (1957), pág. 189.
WALDER, H., Straflose Vorbereitung und strafbarer Versuch, SchZStr, 99
(1982), pág. 225 ss.
WELZEL, H., El nuevo sistema del Derecho Penal. Una introducción a la doc-
trina de la acción finalista, 1964.
—, Das deutsche Strafrecht, 11 ed., 1969.
WESSELS, J., Strafrecht, Allgemeiner Teil, 12 ed. 1982.
WOLTER, J., Objektive unr persónate Zurechnung von Verhalten, Gefahr und
Verletzung in einem funktionalen Straftatsystem, 1981.
ZACHARÍA, Die Lehre vom Versuch des Verbrechens, T. I, 1963; T. II, 1939.
ZIELINSKI, D., Handlungs- und Erfolgsunwert im Unrechtsbegriff, 1973.
ZIMMERL, L., Die Tatbestandsmassigkeit des Versuchs, GS, 98 (1929), pági-
na 387 ss.

516
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

6401804805

Vous aimerez peut-être aussi